Ficha N 106

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FICHA N°106

“Crisis imperial, revolución y guerra (1806-1820)” (Noemí Goldman)

En los últimos años se ha reexaminado la relación existente entre el proceso de independencia


y la formación de la nación, a raíz de los nuevos indicios que revelaron la ambigüedad en la
que se encontraba el sentimiento público en los inicios de la revolución. Al principio del
proceso emancipador se trataba de fundar una nueva autoridad legítima supletoria de la
soberanía del monarca cautivo. En este sentido en el Rio de la Plata iba a compartir un rasgo
común al resto de las posesiones hispanas: a emergencia de distintas “soberanías” que se
correspondían con el ámbito político de las ciudades.

Entre 1806 y 1807 las invasiones inglesas ya habían sacudido a la ciudad de Bs As dando origen
a un nuevo actor político independiente del sistema administrativo y militar colonial: la milicia
urbana.

La militarización solo pudo ser plenamente utilizada en la arena local cuando el poder del rey
español caduco.

De modo que la existencia de elementos de diferenciación de los americanos con respecto a


los europeos a fines del siglo XVIII, reconoce a menudo un origen diferente del de aquellos que
se vincularon posteriormente con la emergencia de una identidad nacional durante el siglo XIX.

Entre 1810 y 1820 la revolución se enfrentó así a dos grandes cuestiones que entrelazadas no
deben ser sin embargo confundidas. Una vez iniciada a guerra de independencia se convierte
en tarea primordial de los gobiernos centrales al mismo tiempo que se plantea el problema de
las bases sociales y políticas del nuevo poder. La revolución se desarrolló sobre la trama de la
oposición entre la tendencia centralista de Bs As y las tendencias al autogobierno de las
demás ciudades.

Las soluciones provisorias destinadas a durar hasta la reunión de la asamblea constituyente


que organizaría el nuevo estado. Pero si la tendencia a la formación de un estado unitario
apareció tempranamente como dominante en bs as contra la tendencia a las propuestas
confederales de Artigas.

La cuestión de la soberanía se vincula entonces a la disputa sobre la forma de gobierno que


debían adoptar los pueblos del ex virreinato una vez que hubieron declarado su independencia
del dominio español en 1816.

Durante la primera década revolucionaria el sistema de representación política se encuentra


regido por la ciudad y limitado a los “vecinos” de la antigua tradición hispánica.

“La crisis de la monarquía hispánica”

En la segunda mitad del siglo XVIII España emprendió una reorganización profunda de las
relaciones administrativas, militares y mercantiles con sus posesiones americanas. Carlos III,
representante del despotismo ilustrado junto con un grupo de filósofos decidió encarar una
gran reorganización administrativa con objeto de sanear las finanzas del reino y evitar la cada
vez mayor marginación de España.
Las motivaciones que animaron esta ambiciosa empresa fueron:

1) Necesidad de reconocer el peligro que suponía para el imperio ibérico el poderío naval
y mercantil británico.
2) A partir de 1680 España cobro un nuevo aunque lento impulso económico que le
exigió a su vez una articulación diferente entre su propia economía y la de sus
posesiones americanas.
3) Propósito de reafirmar una única soberanía, la del monarca absoluto.

La soberanía regia asimismo implico enfrentarse con la del pontífice, por lo cual en 1767 se
expulsa a los jesuitas.

¿Cuál fue el impacto de las reformas en el Rio de la Plata? En procura de una nueva
organización gubernamental el gobierno español adopto el régimen de intendentes. Dividió al
virreinato en diversas unidades políticas sobre las que se esperaba ejercer una mayor vigilancia
real. En lo que respecta a la organización territorial, el establecimiento del sistema de
intendencias constituyo la culminación de una política de integración jurisdiccional y
administrativa.

A principios del siglo XVIII las provincias que integraban el RDP, de antigua fundación y
producto de más de una corriente colonizadora estaban separadas por enormes distancias que
hacían muy difícil la supervisión por parte de los gobernantes metropolitanos. Con la creación
del virreinato en 1776 la ciudad de bs as se convirtió en capital de un vasto territorio que
abarcaba las provincias de Buenos Aires, Paraguay, Potosí, Santa Cruz de la Sierra, Charcas y
los territorios de la jurisdicción de las ciudades de Mendoza y San Juan del Pico estas últimas
dependientes de la Capitanía General de Chile.

La ordenanza dividió al virreinato en ocho intendencias. En la provincia del RDP se crea la


intendencia de bs as llamada Intendencia General de Ejército y de Provincia. Las demás
intendencias tienen la jerarquía de intendencias provinciales.

Los intendentes se hicieron cargo en sus respectivas provincias de las cuatro funciones de
justicia, administración general, hacienda y guerra con la debida subordinación y dependencia
al virrey y la audiencia.

La dimensión similar de la reforma es clave. Las colonias se hallaban amenazadas por la dueña
del Atlántico, Inglaterra, y por las rivalidades entre España y Portugal en torno al extenso
terreno al norte y al oriente del rdp. Asi el objetivo de la reforma fue dotar a américa de un
ejército propio, a través de la integración de las posesiones americanas y la metrópoli en un
aparato militar unificado. Proporcionar a las autoridades de bs as de los medios económicos y
administrativos necesarios para apoyar sus objetivos militares en la región.

La creación de una aduana por la real cedula de junio de 1788 corono la importante apertura.
Pero el detallado sistema financiero de la ordenanza parece haber producido frutos
apreciables solo en los primeros años como se desprende del notable aumento de las
recaudaciones en las principales intendencias. Por el contrario a largo plazo, no haría
proporcionado los ingresos esperados, defraudando así las esperanzas de la corona.
E intento de imponer una administración mejor organizada y centralizada afecto sin dudas el
frágil equilibrio entre el poder de la corona y aquellos arraigados en realidades económico-
sociales y jurídicas locales.

Casi toda la totalidad de los cargos fueron ocupados por españoles. Durante este periodo una
integración de criollos y peninsulares y por medio de linajes. Esa integración habría subsanado
en los primeros la falta de poder derivada de su marginalidad en los altos cargos
administrativos y en los segundos, la falta de recursos económicos.

Pero las acciones criollas a estas reformas más allá de sus éxitos o fracasos se encuentran
vinculadas también al carácter de la reformulación de las relaciones entre la metrópoli y sus
súbditos americanos propuestas por los borbones. En efecto existía en américa una larga
tradición de autogobierno fundada en la legislación indiana, según la cal los súbditos
americanos eran integrantes de reinos dependientes de la corona de Castilla. Basado en una
relación contractual considerada fundamental: la existencia de derechos y deberes recíprocos
entre el rey y el reino- de ahí derivaba la pervivencia de una serie de fueros, privilegios y
libertades particulares en las diferentes comunidades políticas que integraban los virreinatos.

La política uniformadora de la corona en tiempo de los borbones avanzo sobre estos privilegios
a partir del criterio básico de considerar su poder como absoluto e ilimitado. De modo que la
tendencia a ignorar el supuesto del derecho de los pueblos al autogobierno que cristalizo en el
nuevo uso del término colonia para referirse a las posesiones americanas, termino por
producir descontentos en los diversos estamentos de la sociedad colonial.

Sin embargo este descontento de los criollos no proporciona por si solo la clave de la crisis que
condujo a la independencia. La emancipación de las ex colonias habría sido más bien el
resultado conjugado del derrumbe de los imperios ibéricos, de la creciente presión de
Inglaterra a lo largo del siglo XVIII y de los factores de resentimiento y disconformidad
existentes en casi todas las capas sociales americanas hacia fines del dominio colonial.
Factores que si bien son importantes no alcanzan por si solos para explicar el desenlace del
proceso, lo cierto es que la metrópoli aun después de enfrentar la reacción americana a las
reformas, se mostró incapaz de sobrevivir a los desafíos del conflicto europeo que cobraba
dimensión mundial con las campañas napoleónicas.

Las revoluciones de independencia en Hispanoamérica siguieron entonces, en lugar de


preceder a la crisis de la monarquía ibérica que condujo al quebrantamiento de la unidad del
orden colonial. Los sucesos políticos peninsulares ocurridos entre 1808 y 1810 son
fundamentales ya que muestran a la monarquía como lo que todavía era en esos años: una
unidad entre la península y los territorios hispanoamericanos.

El primer gran acontecimiento que marco a toó el mundo hispánico fueron las Abdicaciones de
Bayona de finales de mayo de 1808; la corona de España paso de los borbones a José
Bonaparte. Comenzaron los levantamientos contra los franceses y la formación de juntas
insurreccionales en nombre de la fidelidad a Fernando VII. La misma reacción de lealtad se
produjo en todos los lugares de américa. La formación de las diferentes untas fueron
fenómenos espontáneos. Surgieron entonces de dos interrogantes que ominaran la escena
política española y americana: quien gobernaba y en nombre de quien. Responder a esto llevo
de inmediato al problema de la legitimidad de os huevos gobiernos provisionales y la
representación política. El 25 de septiembre de 1808 se constituyó en Aranjuez la Suprema
Junta Central Gubernativa del Reino. En diciembre la Junta Central se trasladó a Sevilla pero
debe ser abandonada en 1809 por la invasión francesa. Terminaron por transmitir sus
prerrogativas al Consejo de Regencia el 29 de enero de 1810. La Junta Central fue reconocida
en las colonias, pero su legitimidad fue precaria porque solo estaba constituida por la
delegación de las juntas peninsulares. El 22 de enero de 1809 se dio a conocer un decreto por
el cual se llamó a los americanos a elegir vocales a la Junta Central.

La participación en la representación general apareció así no como un derecho sino como una
concesión; la desigualdad en la representación fue por otra parte notable: nueve diputados
para América y Filipinas contra 36 para la península.

Mientras tanto en Montevideo el gobernador Elio repudiaba a la autoridad de Liniers y


establecía en nombre del rey en 1808 una junta de gobierno propia. El primero de enero de
1809 un movimiento español encabezado por Alzaga intento deponer a Liniers para
reemplazarlo por una junta. En un momento crítico se rompía con la unidad española y los
criollos presenciaban como los españoles luchaban entre sí por el poder político de la colonia.
Pero en 1810 solo algunas regiones de América volverán a aceptar al nuevo gobierno
peninsular con el Consejo de Regencia. En bs as se creó una junta de gobierno que negó el
reconocimiento al consejo de regencia.

“Las invasiones inglesas y la militarización de Buenos Aires”

En el rdp colaboro en el desencadenamiento de la crisis política desemboca en la revolución. El


comienzo de la acción externa, que el imperio español resistía tan mal, se dio precisamente en
las costas rioplatenses con las invasiones inglesas (1806-1807). Estas invasiones revelaron la
fragilidad del orden colonial debido, por un lado al comportamiento sumiso frente a los
ingleses del cabildo y la audiencia. La inexistencia de un ejército para la defensa por la escasez
de tropas regulares y la falta de milicias locales eficientes. Se organizaron por primera vez
cuerpos milicianos voluntarios integrados por pobladores de bs as y el interior.

Las tropas inglesas desembarcaron en junio de 1806 movidas por dos intereses entrelazados:
el militar y el comercial. Gran Bretaña busco asegurarse una base militar para la expansión de
su comercio y golpear a España en un punto considerado débil. Se desarrolló bajo el mando de
Popan y Beresford, quienes preveían la fácil conquista.

Los criollos pese a su rivalidad con los españoles no estaban dispuestos a admitir una nueva
dominación. Los jefes británicos actuaron como conquistadores del territorio exigiendo
fidelidad a Jorge III. Ante los invasores, el virrey Sobremonte, opto por retirarse a Córdoba con
las Cajas Reales.

Los depósitos militares cayeron en manos de los ingleses y el tesoro se perdió en Lujan. La
conducta del virrey deterioro profundamente su imagen y provoco la primera grave crisis de
autoridad en el virreinato. En agosto de 1806 se convocó a un cabido abierto que por presión
popular exilio la delegación del mando militar en Liniers y la entrega al presidente de la
audiencia del despacho de los asuntos de gobierno y hacienda.
Ante la pasividad de las autoridades peninsulares, la reconquista fue organizada por Liniers,
Pascual Ruiz, Pueyrredón y Alzaga. 46 días después del primer desembarco en las costas los
ingleses se vieron obligados a capitular. Frente a la posibilidad de una nueva invasión, las
fuerzas voluntarias, que se habían organizado primerie manera bastante precaria se
organizaron en cuerpos militares.

En febrero de 1807 los ingleses deciden conquistar Montevideo, el virrey repitió su conducta
anterior. El 10 de febrero una pueblada reunida en el cabildo exigió la deposición del virrey.

En junio Whitelocke desembarco en Ensenada y avanzo en BS AS. Lo cierto es que en las


improvisadas fuerzas militares del regimiento de patricios y de los húsares de Pueyrredón se
asienta cada vez más el poder de quien gobierna el virreinato y que otorga a la elite de
comerciantes y burócratas una nueva base de poder ocal y a la plebe criolla una inédita
presencia en la escena pública. Una novedad importante la constituyo la elección de los
oficiales por los propios milicianos.

El financiamiento también significo una modificación importante en la administración de los


recursos del estado. Se acrecentó el costo local de la administración y se volcó en bs as una
masa monetaria que en el pasado de dirigía a España.

Los criollos adquirieron status como resultado de su superioridad numérica en las milicias con
nuevas posibilidades de ascenso social para la plebe urbana. La creación de las milicias
modifico el equilibrio de poder en bs as. La milicia urbana no solo proporciono una fuerza
militar a los criollos sino que se constituyó en una organización “peligrosamente
independiente” del antiguo sistema administrativo y militar colonial. Como consecuencia de
las invasiones, la oficialidad criolla se convirtió en un nuevo actor político de cuyo apoyo ya no
se pudo prescindir. Se recurre a ella para defender la legalidad del régimen colonial y la
defensa de la autoridad de Liniers durante la asonada del 1 de enero de 1809; pero también de
su apoyo depende la consolidación de un nuevo poder revolucionaron durante los sucesos del
22 y 25 de mayo de 1810. No obstante, la militarización urbana no solo pudo ser plenamente
utilizada en los conflictos locales cuando la corona dejo de gravitar como fuente de
legitimidad.

“deterioro y crisis del sistema institucional colonial (1809-1810)”

Durante los dos años anteriores a la revolución, el cabildo, los canónigos, clérigos regulares,
acrecientan sus ambiciones políticas en la colonia estimulados por la crisis general de la región.
La audiencia de bs as se orientó por su parte a detener el deterioro del sistema institucional
que tendía a disolverse en fragmentos rivales. Tanto criollos como peninsulares
permanecieron abiertos a salidas alternativas a la crisis política iniciada en 1808.

Ni por una específica fidelidad al rey cautivo, ni por una identificación plena con ideas de
independencia. Ejemplo de ellos son el carlotismo y el levantamiento de enero de 1809.

En 1808 Liniers había sido nombrado virrey del rdp pero su prestigio dentro de la plebe urbana
no hizo más que acrecentar la rivalidad con el cabildo. Ambos se disputaban el control de las
milicias. El virrey es acusado ir los cabildantes de connivencia con portugueses e ingleses en
pos de la independencia. En efecto a principios de 1808 la infanta Carlota Joaquina de Borbón
y su esposo real desembarcaron en Rio de Janeiro huyendo de los franceses. La infanta exigió
ser reconocida como regente de los dominios españoles en américa con objetivo de impedir la
invasión francesa.

Mientras Liniers rechaza esta petición, basándose en el juramento de fidelidad a Fernando VII,
un grupo de criollos, que empieza a ser designado con el nombre de partido de la
independencia vio con buenos ojos una posible protección de la infanta frente a las
pretensiones del cabildo que nucleaba mayormente a peninsulares.

Hay 3 posibles respuestas al comportamiento de los criollos. En primer término este pequeño
grupo no parece creer en la declaración de independencia. En segundo lugar, temen las
posibles represalias conjuntas de España, Portugal e Inglaterra, ahora aliadas. Finalmente se
temían los manejos del cabildo y sus pretensiones de instalar una “república independiente”
bajo el mando de los peninsulares.

El 1 de enero de 1809 una delegación del cabildo se dirigió al fuerte para exigir la renuncia de
Liniers al mismo tiempo que un tumulto popular en se organizaba en la plaza mayor al grito de
“juntas como en España”

Liniers ofrece su renuncia aunque no acepta la formación de una junta. Pero la salvación vino
del lado de las milicias: el comandante Cornelio Saavedra al mando de los patricios y andaluces
declaro su fidelidad al virrey. El 8 de enero se reconoce la fidelidad a la Junta Central en su
cualidad de única depositaria de la soberanía del rey cautivo.

Dos posibles interpretaciones en este acontecimiento han sido esbozadas. La primera con un
enfrentamiento entre los defensores del orden colonial con quienes a partir de la crisis querían
transformarlo. La otra ha interpretado esta asonada como el inicio de una clara línea de
división entre americanos y peninsulares. Sin embargo tanto españoles como criollos
participaron de los dos grupos.

La crisis de la monarquía española también genero tensiones en el ámbito económico. Las


autoridades de vieron obligadas a tolerar el comercio con navíos neutrales y aliados dentro de
los cuales los ingleses tuvieron predominio hasta su reglamentación a finales de 1809. Los
debates que se suscitaron en torno a la conveniencia de las nuevas medidas económicas
opusieron a los comerciantes monopolistas españoles con aquellos que defendían los intereses
de los productores locales. En este marco Mariano Moreno elaboro su representación de los
hacendados para defender el principio del libre comercio.

Sin embargo la crisis final del lazo colonial en el rdp se producirá solo cuando leguen las
noticias de una posible derrota total de España en manos de tropas francesas. Y esto ocurre a
mediados de mayo de 1810. En el desenlace de esta crisis, la revolución rioplatense contaba a
con ese nuevo poder militar organizado, localmente incuestionable surgido de la resistencia a
las invasiones inglesas.

“las formas de identidad colectiva: ciudad, pueblo y nación”

Argentino equivalía a rioplatense o bonaerense en el sentido muy general e incluía también al


español peninsular avecinado en bs as mientras excluía a las castas nativas.
Argentino había surgido antes de 1810 de un impulso de regionalismo integrador dentro del
mundo hispano y en enfrentamiento con lo peruano debido a la rivalidad de bs as y Lima.

Lo cierto es que estos vocablos no traducen la existencia de un sentimiento de nacionalidad, ni


argentino ni de hora naturaleza que estuviese por reemplazar al español. Argentino es
sinónimo de habitante de bs as y sus zonas aledañas. El alcance territorial del término se
expandió en la medida que se consideró una relación de posesión por parte de la capital
virreinal sobre el resto del territorio. De las diversas formas de identidad colectiva que
convivieron a finales del periodo colonial, se distinguirán con mayor claridad tres formas luego
de 1810: la identidad americana, la urbana, luego provincial y la rioplatense o argentina.

En los primeros años de la revolución, nación remite tanto a nación española como a la nación
americana. La expresión nación argentina fue completamente desconocida al iniciarse el
movimiento emancipador. La nación que se concibe para ese entonces exhibe un aspecto
concreto y territorial, es la reunión de sus componentes, es decir los pueblos, ciudades e
intendencias.

La ruptura definitiva e irreversible del vínculo con la corona española, que significo la
declaración de la independencia en 1816, la nación se vincula con la forma predominante de
rio de la plata. La nación aparece claramente en asociación a Estado, Congreso, Constitución y
forma de gobierno.

En el vocablo, los pueblos donde se encuentra una de las claves de la cuestión de la identidad
política emergente. Los pueblos en el lenguaje de la época, fueron ciudades convocadas a
participar por medio de sus cabildos en la primera junta.

La ciudad tuvo dentro del ordenamiento jurídico-político colonial un rol particular. Era
concebida como una república, con su autoridad, y la del vecino entendido como individuo
“casado, afincado y arraigado” con la caída del poder central en 1820, los pueblos tendieron a
construirse en estados soberanos bajo la dominación de las provincias.

“la revolución de mayo de 1810 y la guerra de independencia”

Al disolverse la junta central el virrey Cisneros se ve privado de su legitimidad. Del cabildo del
22 de mayo se evocó el concepto de reasunción del poder por parte de los pueblos concepto
que remite a la doctrina del pacto de sujeción de la tradición hispánica por el cual una vez
caducada la autoridad del monarca, el poder retrovierte a sus depositarios originales: el
pueblo.

Los líderes del nuevo gobierno surgido el 25 de mayo prefieren frente al pacto de sujeción el
concepto de soberanía popular difundido por las revoluciones norteamericana y francesa. Asi
el nuevo secretario de la junta, Mariano Moreno elabora desde las páginas del primer
periódico político de bs as la gaceta, la moderna teoría de la soberanía popular al adaptar los
principios del contrato social de Rousseau a la novedosa realidad del rdp

La afirmación de la existencia de una única soberanía, que derivaba de la formulación del


pacto de la sociedad, sustento la tendencia a crear un estado unitario en oposición a los que
defendían la existencia de tantas soberanías como pueblos. Dentro del unitarismo porteño, el
centralismo se constituyó en la modalidad dominante durante la primera década
revolucionaria, acentuada a la vez por las exigencias de la guerra que atribuyen a bs as un lugar
preeminente derivado de su antiguo status de capital virreinal. Entre 1810 y 1820 la revolución
se enfrentó con dos grandes cuestiones. Una de ellas se confunde con la guerra de
independencia. Al punto de constituirse en la rarea primordial de los gobiernos centrales. Pero
al mismo tiempo, se desarrolla sobre la trama de la oposición entre la tendencia centralista de
bs as y las tendencias de autogobierno de las demás ciudades. Por el otro la cuestión de la
soberanía: los puntos de vista se dividieron entre quienes sostenía que la independencia fue el
resultado de la influencia de la escolástica española del siglo XVI, y quienes afirmaban que
derivo de los conocimientos de la ilustración.

Por otra parte los estudios actuales sobre la actividad intelectual a fines del siglo XVIII
reconsideraron la importancia de las modificaciones internas en los causes tradicionales del
mundo cultural hispano. La conformación de la cultura rioplatense muestra una relación entre
cultura eclesiástica y cultura ilustrada que no es posible desconocer. Relación que se expresó
en lo que había sido designado con el concepto contradictorio de “ilustración católica”. Con la
revolución de mayo se expandieron las corrientes de pensamiento racionalista.

“guerra y proceso revolucionario (1810-1820)”

El proceso revolucionario comprendió dos periodos. El primero abarco de los años que van de
1810 a 1814 y está marcado por los intentos frustrados por parte de los morenistas de ascia la
lucha de la independencia con la construcción de un nuevo orden. El segundo, de 1814 a 1820
se caracterizó por el conservadurismo político del gobierno del directorio. Durante esas etapas
se sucedieron 6 gobiernos revolucionarios:

1) Primera junta (mayo a diciembre de 1810)


2) Junta provisional o junta grande (enero a septiembre de 1811)
3) Junta conservadora (septiembre de 1811)
4) Primer triunvirato (septiembre de 1811 a octubre de 1812)
5) Segundo triunvirato (octubre de 1812 a enero de 1814)
6) Directorio (enero de 1814 a febrero de 1820)

La dirección revolucionaria mayoritariamente criolla se compuso desde el inicio de jefes de


regimientos surgidos de la militarización de 1806-07. El coronel Cornelio Saavedra jefe de los
patricios se impuso como presidente de la junta mientras Mariano Moreno como secretario.
Las desavenencias políticas y personales entre ambos no tardaron en aparecer y configurar
tendencias opuestas. En efecto el nuevo poder se caracterizó por una indefinición en cuanto a
integrantes y objetivos que refleja negativamente la dirección de sus acciones.

La primera junta busco el acatamiento al nuevo régimen convocando para ello a los cabildos
de las ciudades interiores a enviar diputados a bs as. Esta iniciativa política se acompañó de
una militar, al anunciar que la instalación de la junta le seguirían expediciones militares al
norte y a Paraguay. Se enfrentó en Córdoba con la primera resistencia al nuevo poder: el
intendente, el obispo y el cabildo desconocen a la primera junta y juran fidelidad al consejo de
regencia. La ejecución de los opositores revela la férrea voluntad de doblegar cualquier
oposición.
La expedición al Paraguay bajo el mando de Belgrano tuvo menos éxito. No solo es derrotada,
sino que luego de la firma del armisticio dispone el retiro del ejército de Belgrano del territorio
paraguayo, la provincia declaro su autonomía de bs as. El litoral ofreció un modelo rival al
propuesto por bs as. Las fuerzas navales españolas que ocupaban la ciudad de Montevideo
exigían de su cabildo y de toda la Banda Oriental ya dura oposición al poder porteño. De modo
que pasados los primeros meses y a pesar de la victoria de Suipacha que libera al Alto Perú del
dominio español a fines de 1810, el poder revolucionario encuentra límites a su expansión, lo
cual influyo en el agravamiento de las tensiones políticas que comenzaban a surgir en el seno
del movimiento.

El bloqueo al puerto de bs as por los marinos españoles en agosto, los ataques armados de
Paraguay, y la creciente oposición manifestada por los españoles europeos en las ciudades del
interior, condujeron a la junta a tomar medidas, a consecuencia de las cuales fueron
destituidos todos los miembros del cabildo.

Pero las ideas revolucionarias que se intentaban propagar entre los sectores populares se
vinculan con una función de apoyo guiado, nunca espontaneo asignada a estos sectores. El
nuevo poder utilizo también algunos medios de difusión tradicionales como la iguales para
hacer conocer las nuevas ideas.

Castelli a mando de la expedición liberadora al Alto Perú, el 25 de mayo de 1811 proclamo el


fin de la servidumbre. Los derechos de los indios no solo son sociales, sino igualmente políticos
pes se les otorgaba el derecho a la representación. La liberación indígena constituyo sin duda
un arma de guerra necesaria para un ejército que requería hombres y recursos. Proclamaba la
igualdad de todos los hombres.

El Alto Perú no sabe si ha sido liberado o conquistado por bs as.

Ante la misteriosa muerte de Moreno, sus herederos crean el “club morenista” que hizo una
posición sistemática al gobierno de Saavedra calificándolo de “moderado”, que termino por
desencadenar las jornadas del 5 y 6 de abril en las que son expulsados los morenistas de la
junta grande.

Las derrotas sufridas en el norte, produjo un duro golpe al gobierno: minado su prestigio, la
partida de Saavedra al norte para auxiliar a las tropas constituyo la ocasión esperada por el
cabildo para reemplazarlo por un triunvirato. El hecho importante e que Saavedra ya no
contaba con las mismas bases de poder que le habían dado prestigio luego de las invasiones.
La primera junta había dispuesto inmediatamente después de su creación que las milicias
urbanas se incorporasen al ejército regular. Se establecía así un programa de militarización
integral.

El episodio que marco el fin de la militarización urbana lo constituyo el levantamiento de los


patricios que en septiembre de 1811 intento oponerse a medidas disciplinarias más estrictas,
aplastadas por Belgrano.

El primer triunvirato no tuvo mejor éxito que su predecesor. En enero de 1812 resurge el club
morenista con el nombre de sociedad patriótica. Monteagudo funda su periódico libre o
mártir. Monteagudo recrea las ideas de Moreno, recuperar el espíritu de mayo, declarar la
independencia y dictar una constitución, son los objetivos proclamados por la nueva
asociación. Sin embargo estas tempranas formas de sociabilidad revolucionaria no implicaron
una real democratización del nuevo espacio público porque para integrar a la sociedad era
necesario poseer la cualidad de letrado. Esta mayor limitación en las prácticas democráticas se
acrecentó más aun con la creación de la Logia Lautaro que integra a la dirigencia de la sociedad
patriótica y rompe con las prácticas de acción política inauguradas por esta. El grupo se
organizó como sociedad secreta, abandono el recurso de la opinión pública como modelo de
control y acceso al poder, a cambio de la creación de un instrumento que asegurase dos
objetivos: la organización del ejército libertador y la declaración de la independencia.

Ahora el triunvirato que en septiembre de 1811 había desplazado a la junta grande es acusado
por el líder de la sociedad patriótica de medroso y blando. Las advertencias sobre los peligros
de la política moderada del triunvirato se vieron confirmadas por el descubrimiento de una
conspiración realista liderada por Alzaga.

En marzo de 1812 había desembarcado en bs as un grupo de oficiales criollos formados en los


ejércitos peninsulares que impulsaron una nueva reforma en la organización militar
rioplatense. Dos oficiales: José de San Martin y Carlos de Alvear.

El 8 de octubre bajo su influjo el ejército depuso al gobierno y constituyo el segundo


triunvirato para retomar la línea de la sociedad patriótica. La iniciativa política más importante
de este periodo fue la reunión de la primera asamblea general constituyente en enero de
1813. La asamblea representa el triunfo de los morenistas pues en su fórmula de juramento
queda excluida la fidelidad a Fernando VII y se declara la “independencia de toda autoridad
eclesiástica existente fuera del territorio” dispone también la libertad de prensa, la libertad de
vientre, la extinción del tributo, la mita y el yanaconazgo así como también el servicio personal,
la supresión de los títulos nobiliarios y la eliminación del mayorazgo.

San Martin que se mantiene más cerca de los objetivos originarios de la logia se aleja de
Alvear, que vio en la organización un instrumento político destinado más a extender la
revolución a consolidar sus posiciones dentro de los límites impuestos por la nueva coyuntura
internacional. Alvear desplaza finalmente a su antiguo compañero de armas para convertirse
en jefe de la logia y en director supremo del estado.

La entrega de la Banda Oriental, después de haber sido recuperada por el mismo Alvear, al
nuevo jefe de los orientales, José Gervasio Artigas termino por socavar su prestigio en Bs as.

Del gobierno de Alvear quedaba un triste balance: bajo la concentración unipersonal del
poder, la dirigencia revolucionaria se había aislado de la clase política urbana y del pueblo. La
Banda Oriental, corrientes, entre ríos, y santa fe formaban la liga de los pueblos libres bajo la
protección de Artigas. Por su parte el ejército del norte se autogobernaba apoyado en los
pueblos del noroeste. Cuyo desde 1814 era la base del poder de San Martin quien había
cambiado la jefatura del ejército del norte por la de gobernador intendente de ese territorio.
Desde allí comienza a preparar una fuerza militar para la liberación de Chile y luego del Perú.

Se organizaron nuevas expediciones en contra de los realistas al mando de Belgrano pero con
éxito dispar: a dos victorias del ejercito patriota las sucesivas derrotas de Vilcapugio (1813) y
Ayohuma (1813) obligo finalmente al ejercito rioplatense, comandado en ese momento por
Rondeau, a abandonar definitivamente el Alto Perú y a dar lugar a instalación en Salta del
gobierno de Güemes. Esto se debió sin duda al lugar que ocupaba en la defensa del territorio:
entre 1812 y 1820 salta sufrió 7 invasiones realistas. En ninguna parte la revolución había
creado divisiones tan profundas como en santa donde la sociedad se haya dividido claramente
en un bando realista y otro patriota identificado con los llamados Gauchos de Güemes.

A la caída de Alvear había seguido una etapa de profunda crisis en el seno de la elite porteña.
La convocatoria a un nuevo congreso, que sesionaría en la ciudad de Tucumán, marcaba un
cambio en su política. Asi el denominado congreso general constituyente de las provincias
unidas en Sudamérica comenzó sus reuniones en marzo de 1816 y designo como nuevo
director supremo a Pueyrredón. Resurgieron sin embargo distintas alternativas para salvar la
revolución dentro de las cuales los proyectos monárquicos vistos bien en Europa ocuparon un
lugar importante. Belgrano propone la creación de una monarquía incaica que favorezca la
restauración de uno de sus dependientes. Pero los pueblos se oponen a cualquier solución
monárquica. Lo fundamental del congreso fue la declaración en 1816 de la independencia de
las Provincias Unidas de Sudamérica y la afirmación de la voluntad de “invertirse del alto
carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”.
Sin embargo en 1819, el texto constitucional de carácter centralista por el cuerpo
representativo es rechazado por los pueblos y el congreso se disuelve.

Mientras tanto el director Pueyrredón había decidido asumir un compromiso mayor: obtener
los recursos necesarios para una campaña a Chile liderada por San Martin.

Y aunque prometió no repetir conductas de los gobiernos anteriores, se vio rápidamente


obligado a imponer contribuciones forzosas a los comerciantes porteños. Pueyrredón anuda
una alianza con Güemes y San Martin, que le proporciona una nueva base de poder, esta vez
depositada en los ejércitos en campaña, no le resulto suficiente para impedir la gradual
perdida de su autoridad política.

Desde 1815, con base en Cuyo, San Martin armaba un ejército que llego a reunir 2800
hombres para su campaña en Chile. Pues, si en bs as las autoridades directorales proclamaban
al fin de la revolución, no ocurría lo mismo con la guerra contra los realistas, desde que
Pueyrredón había decidido a prestar a esta empresa una dedicación preferencial. En febrero
de 1817 ocupan Santiago, Valparaíso y declarar la independencia de Chile.

La expedición al Perú concluirá con la declaración de su independencia en julio de 1821 y el


nombramiento de San Martin como su protector.

“la provisionalidad de los gobiernos centrales y la cuestión de la soberanía”

En el transcurso de los diez años que median entre la revolución de mayo (1810) y la caída del
poder central (1820) se reunieron dos asambleas con carácter constituyente (1813 y 1816-
1819). Solo una de esas asambleas produjo un texto constitucional: el Congreso General
Constituyente de las Provincias Unidas en Sudamérica en 1819, que fue rechazado por las
provincias debido a su carácter centralista.
De modo que la organización política del conjunto de “pueblos” rioplatenses permaneció
indefinida.

No obstante si este proceso pudo haber sido considerado por los gobiernos centrales y sus
aliados en el interior como una primera etapa hacia la organización de un estado unitario, el
hecho es que en distintos momentos del proceso de los pueblos oscilaron entre la simple
autonomía, la unión a los gobiernos centrales y las propuestas confederales de Artigas.

“Soberanías y proceso revolucionario (1810-1820)”

En la historiografía argentina se podia interpretar las expresiones autonómicas de los pueblos


como resistencias de los partidarios del antiguo régimen contra los partidarios de un nuevo
orden encarnado en los gobiernos revolucionarios. Otra interpretación vinculo esas
expresiones con los efectos sociales de la guerra de independencia: los descontentos e habrían
generalizado en todo el territorio del ex virreinato por los esfuerzo financiero exigidos desde
bs as. Una tercera interpretación las ubico como tempranas expresiones de federalismo. Más
recientemente se ha llamado la atención de no confundir unitarismo con centralismo, lego de
mostrar la existencia de tendencias a la unión de los pueblos del interior con bs as opuestas sin
embargo a una administración centralizada.

Asi desde el inicio de la revolución, lo que tejió gran parte de la trama política del periodo fue
la coexistencia conflictiva de soberanistas de ciudades con gobiernos centrales que dirigieron
sus acciones tendiendo a definir una única soberanía rioplatense.

Este proceso tiene tres momentos. Primero, la lucha de las ciudades subalternas para
independizarse de las ciudades cabeceras de las intendencias a partir de 1810. Segundo, las
instrucciones de Artigas a los representantes del pueblo oriental para el desempeño de sus
funciones ante la asamblea general constituyente de 1813. Tercero, el surgimiento de la
primera tendencia federal porteña en 1816 derrotada sin embargo ese año.

Las juntas provinciales se creaban en las capitales de las gobernaciones-intendencias y las


juntas subordinadas a las ciudades subalternas, lo cual dio lugar a un conflicto entre los
cabildos y las nuevas juntas que pretendían ejercer una autoridad superior a la de ellos.

Esos movimientos de autonomía invocaban a los antiguos derechos de los pueblos al


autogobierno, manteniendo asimismo la relación de dependencia con el poder central
representado por la junta de bs as.

Pero como consecuencia de esas aspiraciones de los pueblos al ejercicio de su soberanía, se


inició un proceso de disgregación de las antiguas provincias del régimen de intendencias,
basado en el principio de la retroversión de la soberanía que dará nacimiento a las nuevas
provincias.

Estas primeras manifestaciones autonómicas alcanzaron un punto crítico en la conmoción


general de 1815, cuando una conjugación de varios factores llevo a la caída del gobierno de
Alvear.
Mientras tanto en la Banda Oriental Dorrego había sido derrotado por las tropas de Artigas,
que se extendía su influencia hasta córdoba, en la batalla de Guayabos. La reorganización de
San Martin con asiento en Cuyo bajo las ordenes de Alvear, desencadeno la crisis.

En junio de 1810 el cabildo de Montevideo había declarado su lealtad al consejo de regencia;


Elio gobernaba la ciudad con el título de virrey en oposición al nuevo poder de bs as. En las
zonas rurales de la Banda Oriental la resistencia a las autoridades españolas de Montevideo se
fue generalizando bajo el liderazgo de Artigas y con el apoyo de bs as.

Una inicial alianza de las tropas de bs as y las artiguitas tuvo como resultado el sitio de
Montevideo hasta el 20 de octubre, cuando el avance portugués sobre el territorio oriental, bs
as firma un armisticio por el cual la campaña oriental vuelve al dominio realista.

Como consecuencia de esta acción del gobierno central, se produjo el llamado éxodo, que
rompe el pacto tácito entre Artigas y bs as, y por el cual el 80% de la población de la campaña
oriental se traslada al interior de Entre Ríos. Esto consolido el liderazgo de Artigas.

Desde su origen, la dirección del movimiento insurreccional se recluta en la campaña misma al


margen del sistema jerárquico tradicional.

La existencia soberana y autónoma de la provincia oriental fue Asi proclamada al mismo


tiempo que se afirmaba la voluntad de integrarse en la confederación al resto de los pueblos
rioplatenses.

En 1814, Artigas se retiró al segundo sitio de Montevideo al enterarse de que os enviados del
gobierno central gestionaban en Rio de Janeiro un segundo armisticio por los españoles. Este
hecho produjo el rompimiento definitivo con la capital. A fines de 1816, como represalia por la
relaciones de bs as mantenía con la corona portuguesa, se dispuso el cierre completo del
comercio con la capital. Pero la invasión portuguesa al mando de Licor puso fin al sistema de
Artigas al solicitar el mismo cabildo de Montevideo a la anexión a Brasil.

La cuestión de la soberanía se vinculó asimismo en otro rasgo sustancial de la vida política de


los meses posteriores a la evolución: las prácticas representativas inauguradas ir el nuevo
poder. De este modo, por primera vez, los habitantes del rdp empiezan a ser periódicamente
convocados para elegir juntas gubernativas, diputados constituyentes, gobernadores y
miembros de cabildos. Surge Asi como un espacio de actividad propiamente política
inexistente en la sociedad colonial. Sin embargo, las nuevas formas representativas
comenzaron rigiéndose por aquellas desarrolladas en España en ocasión de la convocatoria a
diputados para las cortes españolas de 1809. Todo el sistema de representación se encontraba
Asi regido por la ciudad, y dentro de esta limitado a la porción de habitantes que eran
consideradores vecinos según la tradición hispánica.

La definición moderna del concepto de ciudadano, como cuestión central ara la decisión sobre
la calidad de elector apareció recién en el estatuto de 1815 y se ajusta al principio de la
soberanía popular y la igualdad ante la ley.
Otro rasgo característico de este periodo es el mandato imperativo, figura tomada del derecho
probado castellano, en virtud de la cual los representantes electos eran apoderados de sus
electores y dejan ajustar su actuación a las instrucciones que les eran dadas.

De esta forma, entre 1810 y 1820, en bs as coexistieron conflictivamente el cabildo y los


gobiernos centrales, dos ámbitos políticos de distinta naturaleza por su origen y por sus
funciones. El cabildo no podía ser suprimido porque representaba la soberanía de la ciudad
capital del territorio al mismo tiempo, se intentaba elegir un poder “nacional” depositado en
las asambleas y en los poderes centrales. Solo a partir de 1820, cuando el nuevo estado
provincial genere ámbitos de poder, el gobierno provincial, con su junta de representantes y el
cabildo, se producirá una superposición de jurisdicciones que llevara a la supresión del cabildo,
proceso que con variantes propias se llevó a cabo también en las demás provincias.

“El legado de la revolución”

La revolución y las guerras que se suceden en el curso de este periodo trajeron aparejados
cambios en la vida económica del ex virreinato mucho más drásticos que los producidos por las
reformas borbónicas de fines del periodo colonial.

En el interior mismo de la elite se observó un avance de la brutalidad de aquellos que


participaron de la escuela administrativa y militar del poder revolucionario. Pero el cambio
más notable es que se vinculó al poder cada vez más amplio que la coyuntura guerrera confirió
a las autoridades locales encargadas de canalizar los recursos humanos y económicos de las
zonas rurales.

Asi los gobiernos centrales no dejaron de aconsejar a sus delegados en el interior la necesidad
de reducir al mínimo las tensiones sociales con el fin de mantener el equilibrio interno de los
sectores altos preservando la unidad de las familias.

Estas familias integraban sociedades locales que se incorporaron al proceso revolucionario


reclamando parte de la soberanía antes depositada en el monarca. Al mismo tiempo los
gobiernos centrales y las asambleas constituyentes promovieron proyectos político-estatales
de unidad mayor que no lograron plasmarse.

Conflictivo proceso de definición de una identidad colectiva luego de la crisis de la monarquía


ibérica y del consiguiente vacío de poder en el que desemboco el rdp en 1810. La tendencia a
definir una identidad política “nacional” coexistió así durante el periodo en otras que la
precedieron: la hispanoamericana y la local.

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