Historia
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A lo largo de las civilizaciones era normal elegir un metal, o más de uno, como mercancía para
mantener una capacidad de poder adquisitivo.
La elección del oro como patrón de valor ha sido la elección más tradicional en la mayoría de
las culturas. Según el pensamiento de Freud, en lo más profundo de nuestro subconsciente, el
oro satisfaría nuestros instintos más fuertes.
A pesar de que, tanto en Gran Bretaña como en la mayoría de los demás países, el oro como
patrón único de poder adquisitivo se había mantenido durante no muchos años (por ser un
bien demasiado escaso) en los años anteriores a 1930 la Auri sacra fames (“el ansia de oro”)
fue adquiriendo relevancia entre las clases más conservadoras de Gran Bretaña………… el oro
se rodeó de una importancia como nunca se había visto hasta entonces.
Durante la guerra el oro se concentró en los sótanos de los bancos centrales. Así, en casi todo
el mundo, el oro fue retirado de la circulación, ya no iba de mano en mano. El oro dejó de ser
una moneda, un tesoro, un derecho tangible, para convertirse en una cosa mucho más
abstracta. El peligro de esto, para Keynes, es que los Bancos centrales de los países
comenzarán a formalizar acuerdos por medio de los cuales el oro enterrado en sus sótanos
puede llegar a alcanzar el valor que ellos elijan. Los amigos del oro deberán ser muy prudentes
y moderados si quieren evitar una revolución.
CAPÍTULO 17
17.1
En 1925, Gran Bretaña decidió volver al patrón oro, y decidió hacerlo exactamente a la misma
paridad existente en 1914, con el oro de preguerra.
En 1925, en general, el comercio mundial y el consumo interior eran más o menos buenos. La
producción mundial era, probablemente, la mayor desde 1914. Por tanto, los problemas de
Gran Bretaña no se debían ni a la depresión mundial ni a la disminución del consumo interior,
sino al aumento de los precios de sus exportaciones, eran demasiado altos en el mercado
internacional. Y, ¿por qué eran demasiado altos?, porque el gobierno de Churchill aumentó el
valor de la esterlina en el extranjero en un 10 por 100, sin modificar al mismo tiempo los
salarios de los trabajadores…....Este hecho suponía que cuando Gran Bretaña vendía algo al
extranjero, o bien el comprador extranjero pagaba un 10% más en su moneda, o bien los
ingleses tenían que aceptar un 10% menos en su moneda esterlina…….
Así pues, la política de Churchill de aumentar el valor del cambio exterior de la esterlina un
10% implicaba al mismo tiempo una reducción del 10% de sus ingresos de las industrias de
exportación. Esto supuso que las industrias de exportación más débiles entraron en
bancarrota, porque sus gastos ( de salarios, transporte y cualquier gastos de otro tipo ) no se
vieron reducidos simultáneamente en un 10% y, por tanto, no podían permitirse reducir sus
precios. Para Keynes, el aumento del valor del oro requería necesariamente una bajada
general de todos los precios y salarios interiores, si no las industrias de exportación no podían
soportar la presión económica. Ahora el gobierno de Churchill debía enfrentarse a las
consecuencias de su peligrosa e innecesaria decisión.
Keynes hace una comparativa de cómo se encontraban el coste de la vida y el nivel de salarios
en Gran Bretaña ( en términos de oro ) un año atrás ( en 1924 ). La conclusión es que ambos
valores estaban de acuerdo con el coste de la vida en dólares en Estados Unidos. Después, el
cambio de la esterlina se fue elevando un 10% sin alterar apenas el coste de la vida ni el nivel
de salarios, en comparación con el coste de la vida en dólares en los Estados Unidos.
La elevación del valor internacional de la esterlina lo que provocó fue que los salarios
británicos ( medidos en oro ) fueran en 1925 un 15% más altos que un año atrás. El coste de la
vida ( en oro ) en Inglaterra era tan alto ( comparado con el de Bélgica, Francia, Italia y
Alemania ) que los trabajadores de aquellos países podían aceptar un salario en oro un 30%
más bajo que el salario que recibían los ingleses. Esta situación no podía ser entendida por las
clases trabajadoras, que no lo aceptaban.
Keynes concluye que a esta situación no se había llegado por una falta de capacidad para
producir riqueza, sino por una política monetaria equivocada.
17.2
Keynes explica el proceso de la estrategia de esta política de Churchill: Se producirá una gran
depresión en las industrias de exportación, lo cual provocará una pequeña disminución del
coste de la vida y, a su vez, una reducción de salarios. Sin embargo, el coste de la vida no
disminuirá lo suficiente y, en consecuencia, las industrias de exportación no podrán reducir
suficientemente sus precios. El gobierno ( vía Banco de Inglaterra ) adoptará restricciones de
crédito, y ésto conducirá irremediablemente a una desocupación tan grande como sea
necesaria, hasta que los salarios bajen. Cuando el proceso haya terminado, el coste de la vida
también habrá disminuido y, con un poco de suerte, se volverá al punto de partida.
Toda esta estrategia de intensificar deliberadamente la desocupación para reducir los salarios
se hizo para imputar todo lo que estaba sucediendo a cualquier cosa imaginable menos al
motivo real: la subida del valor de la esterlina.
17.3
El efecto de un cambio alto es disminuir los precios en esterlinas. El resultado es animar las
importaciones y desanimar las exportaciones. En esta etapa el Banco de Inglaterra se convirtió
en parte interesada, aplicando dos remedios efectivos:
Keynes advierte que pasar de ser un país prestamista a un país prestatario con el fin de
conseguir la ocupación se convierte en un sistema desastroso. Las autoridades del Banco
de Inglaterra debían invertir su tiempo más en realizar los “ajustes fundamentales” que en
provocar la desocupación.
Con este objetivo de intensificar deliberadamente el desempleo sólo hay una posibilidad:
restringir el crédito. Esta es la política ortodoxa del partido del oro. Según el análisis de
Keynes, el objetivo de la restricción del crédito era quitar a los empleadores los medios
financieros para contratar trabajo al nivel existente de precios y salarios. Keynes continúa
su análisis concluyendo que lo que Inglaterra necesitaba en ese momento para restaurar la
prosperidad era una política de crédito fácil ( y no de restricción de crédito ). Necesitaban
animar a los hombres de negocios para crear nuevas empresas y no desanimarlos como
estaban haciendo. La deflación no reduce los salarios automáticamente, los reduce
produciendo desocupación. El fin propio del dinero caro es frenar un auge incipiente.
17.4
La industria del carbón en Inglaterra estaba en mala situación permanente desde la guerra.
Sus problemas se debían a otras causas además de la vuelta al oro.
En Canadá y en toda Sudamérica, el efecto del 10% sobre el cambio hacía que el carbón
inglés estuviera en un nivel competitivo con el carbón de los Estados Unidos, o sea,
demasiado caro. Lo mismo ocurría en Europa, porque el efecto que produjo la vuelta al oro
fue elevar los cambios de Inglaterra por lo menos un 10 % por encima de las monedas de
Francia, Bélgica y Alemania. /////Si las minas de carbón de Inglaterra rebajaban sus
precios, para estar acordes al nivel competitivo de los países extranjeros, entonces tenían
que rebajar sus precios en esterlinas///. En Inglaterra, la industria del carbón tenía que
vender al valor exterior de la esterlina y comprar a su valor interior. Esta medida que
aumenta el primero sin que aumente proporcionalmente el segundo era, por fuerza,
perjudicial para la industria del carbón.
El carbón fue una víctima más de la política monetaria de Churchill. Ante esas
circunstancias, los propietarios de minas de carbón propusieron que la crisis debería
salvarse por medio de una reducción de salarios, es decir, reduciendo el nivel de vida de
los mineros. Se les estaba pidiendo así que hicieran un sacrificio para afrontar unas
circunstancias de las que, de ninguna manera, eran responsables. Y ¿por qué debían
soportar los mineros del carbón un nivel de vida más bajo que el resto de clases
trabajadoras? Los empleados del carbón fueron las víctimas del monstruo económico, una
consecuencia de los “ajustes fundamentales” ingeniados por el Tesoro y el Banco de
Inglaterra. Ellos fueron el sacrificio necesario para asegurar la estabilidad del patrón oro.
17.5
La política monetaria de Churchill era la fuente real de los problemas industriales de
Inglaterra. Una de las alternativas para paliar esos problemas era intentar aplicar la
“política sana” que consistía en conseguir los “ajustes fundamentales” del modo ortodoxo,
mediante restricciones adicionales de crédito y elevación del tipo de descuento,
intensificando así el desempleo y utilizando las armas que fueran necesarias para forzar la
bajada de los salarios monetarios, confiando en que cuando el proceso hubiera finalizado
por completo el coste de la vida también habría descendido, restableciendo así los salarios
reales a su antiguo nivel.
Para Keynes está política, siempre que pudiera llevarse a cabo, era acertada, pero a su
camino dejaría muchas injusticias., ya que el método de la presión económica tiende a
incrementar las diferencias entre los salarios de los distintos grupos industriales. La
cuestión era: ¿hasta cuándo permitiría la opinión pública continuar con esta política?.
Bajar el valor del oro de Inglaterra en el mundo exterior, así no sería necesario ningún
cambio importante en los salarios.
Bajar el coste de la vida primero para provocar que la gente pidiera trabajo y aceptara
un salario inferior. De esta manera la gente pensaría que la reducción no formaba
parte de un complot para reducir los salarios reales.
La política del Banco de Inglaterra fue calculada para sostener los precios en los Estados
Unidos, más que para elevarlos. El hecho de que los bancos americanos pudieran prestar
sus fondos en Londres a un tipo de interés alto tendía a mantener los tipos monetarios en
Nueva York más altos de lo que serían normalmente y a atraer a Londres, en vez de a
Nueva York, los restos del oro excedente en los mercados mundiales. En opinión de
Keynes, el Banco de Inglaterra debe invertir esta política, es decir, debería reducir el tipo
de descuento y dejar de restringir el crédito. El Banco de Inglaterra tendría que abandonar
el intento de producir los ajustes fundamentales por los métodos de presión económica y
la intensificación deliberada del desempleo.
En opinión de Keynes, mientras los miembros del gabinete siguieran sin admitir que la
bajada de salarios venía provocada por el aumento del valor del dinero, el gobierno no
podía contar con la colaboración de los dirigentes sindicales y de las clases trabajadoras.
El gobierno debía admitir que el problema era, ante todo, monetario. Era una política que
el país no habría permitido si hubiera sabido la realidad.
El 15 de julio de 1925 el Banco de Inglaterra tenía cerca de 162 millones de libras en oro.
La ley obligaba a que 120 millones de libras debían mantenerse en oro, es decir, que las
existencias libres de oro disponibles para la exportación, ascendían a 42 millones de libras,
o sea, una cuarta parte del total ( aunque en la práctica era la mitad, es decir 22 millones
de libras ). Los 120 millones de libras que debían mantener para cumplir la ley eran
totalmente inútiles para cualquier otra finalidad.
CAPÍTULO 19
Muchos fueron los ingleses que se alegraron del fin de la política de mantener la moneda
esterlina por encima de su valor real. Este hecho supuso grandes ventajas para el comercio
y la industria británicos.
Aún así, para Keynes, esta solución era insatisfactoria para todos porque la prosperidad no
llegaría al resto del mundo mientras los Estados Unidos no tuvieran una recuperación
económica y comercial. En esos momentos era necesario un acuerdo conjunto de todos los
países para poder desarrollar un nuevo sistema monetario que fuera estable para todos.