82-99 La Oracion Que Captura El Corazon de Dios
82-99 La Oracion Que Captura El Corazon de Dios
82-99 La Oracion Que Captura El Corazon de Dios
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LA ORAOÓN QUE CAPTURi\ EL CORAZÓN DE DIOS 83
importantes de este pasaje. Cada petición tiene que ver con algo que es un
beneficio personal para el salmista. A veces oímos de personas que se jactan
que nunca le piden nada a Dios para sí mismos. Piensan que hacer tal cosa
denotaría una actitud egoísta. Pero cuando el avivamiento personal arremete
con toda su fuerza, uno queda puesto de rodillas en humilde reconocimiento
de un hecho abrumador: su propia necesidad personal. Cada versículo de
esta estrofa puede caracterizarse con una sola palabra, y cada una de las
palabras lleva la terminación «me». De esta manera, los versículos 33-40
comunican las peticiones siguientes: enséñame, ilumíname, guíame,
inc1íname, enfócame, prométeme, protégeme, vivifícame.
No hay nada de malo en orar por el reumatismo de la hermana López,
pero cuando el Espíritu de Dios fluye por su ser como un poderoso viento,
usted se verá consumido por, su propia necesidad. Esta fue la reacción co-
rrecta y bíblica de Moisés (Ex. 3), Isaías (Is. 6), Jeremías (jer, 1) y Pablo
(Hch.9).
Observe además que cada una de las peticiones, en esta estrofa implica un
compromiso definitivo por parte del salmista. El no está pidiendo cosas
materiales para llenar sus graneros. Está desesperadamente buscando la mano
de Dios para evitar hundirse en el pozo de la mediocridad espiritual. Está
pidiendo que Dios haga una obra en su corazón, pero en primer lugar está
dispuesto a rendir ese corazón a Dios.
Un deseo a satisfacerse
David está pidiendo conocimiento de la verdad de Dios. Él ha hecho esta
petición en ocasiones anteriores (Sal. 119:7, 12, 18, 26). Pero ésta no es una
repetición mecánica y pagana. Esta es la búsqueda de su vida: el conocer la
Palabra de Dios y vivirla. Es un deseo que puede verse en todo aspecto de su
vida. Parece haber ocupado una gran porción de sus pensamientos. ¡Cierta-
mente moldeó su vida v su carácter!
Hemos observado que hay varias palabras que en este Salmo aparecen
como sinónimos de la Palabra de Dios. Una de estas palabras es «estatutos».
En nuestro lenguaje moderno, un estatuto es una ley establecida por un
cuerpo legislativo y expresada en un documento formal. Esta es una
traducción apta del vocablo hebreo, cuya raíz significa «cortar» o «grabar».
LA ORi\CIÓN QUE CAPTURA EL CORAZÓN DE DIOS 85
Un compromiso a establecerse
David tiene suficiente experiencia para saber que la verdad de Dios es
gratuita, pero no es barata. El comprende que Dios no distribuye su verdad
corno si fuera una muestra de alguna golosina en un carnaval. Pablo diría
mucho después que la verdad de Dios se ha de «discernir espiritualmente»
(1 Ca. 2:14) y que sólo el Espíritu de Dios puede hacer que un hombre
comprenda Su verdad. Por lo tanto, después de haber pedido a Dios que le
enseñe Sus estatutos, David añade: <')' lo guardaré basta el fin».
El compromiso se establece antes que la verdad sea revelada. David se
compromete a que no importa cuál sea el camino de los estatutos de Dios, él
lo va a guardar hasta el fin, aun si las cosas se ponen difíciles. Esta es la razón
por la cual muchos creyentes no captan el conocimiento de la verdad de
Dios. Ellos «siempre están aprendiendo.y nunca pueden llegar al conocimiento de
la verdad» (2 Ti. 3:7). Quieren el conocimiento, pero no quieren compro-
meterse a guardarlo. Siguiendo la más alta tradición democrática, quieren
que Dios les revele su verdad para luego someterla a votación y aprobarla en
su caso.
Un concepto a aplicarse
No dejemos atrás el «camino» de los estatutos de Dios sin meditar un
poco más en lo que esto significa. Hay dos aspectos de esta oración que
tienen mucho que ver con nuestras vidas. En primer lugar, Dios tiene una
verdad. Esa verdad forma un «camino» que nos guía.
Conocí a la que ahora es mi esposa mientras escalaba el Monte Cuerno de
la cordillera Sangre de Cristo en el sur del estado de Colorado. Desde nues-
tro campamento se podían observar varios montes grandes que se elevaban
a unos 4300 metros de altura. Entre nosotros y el monte nevado que era
nuestro destino había un inmenso bosque de pinos. Uno podría pasarse toda
una vida recorriendo el bosque y las praderas tratando de llegar a ese monte.
Afortunadamente, había un «camino» que llevaba al monte, yyo lo conocía.
Nuestro grupo de más de veinte jóvenes subió y bajó. Viajamos por bosques
densos, atravesamos praderas de montañas y cruzamos arroyos. Algunas veces
nos encontrábamos con otros caminos que se separaban de «el camino» al
monte. La mayoría de las veces ni siquiera podíamos ver el monte.
86 SALMO 119: UNA ODISEA AL CORAZÓN DE DIOS
las señales que envía el receptor al lanzador para saber el tipo de lanzamiento
que vendrá a continuación. El tipo de lanzamiento influye sobre la manera
en que se batea la pelota y la dirección que llevará la misma. El ha estirado
sus músculos fielmente antes de iniciarse el juego para contar con plena
flexibilidad en su cuerpo. Ahora puede estirarse ese par de centímetros
adicionales que pueden hacer la diferencia. El sabe cómo lograr esa «doble
matanza».
Hay cientos de otras variables que ese paracortos deberá tomar en consi-
deración. Sin embargo, el primer paso a ejecutar para poder hacer esa «do-
ble matanza» es atrapar la pelota. Ese es el «camino» del béisbol.
En los deportes, el hombre que domina los fundamentos del «camino»
de su deporte es considerado un héroe. En la religión, el que hace lo mismo
es considerado un idiota o un fanático.
Existe un «camino» de la vida. Ese camino se halla en la Palabra de Dios.
Es necesario que Dios le enseñe ese camino y él quiere enseñárselo. Pero ello
involucra más que mero conocimiento. Es necesario que exista un compro-
miso por su parte de ejercitarse en los fundamentos de ese camino una y otra
vez para poder guardarlo hasta el fin. Olvídese de lo que los demás pudieran
decir; Dios le llamará un buen siervo fiel.
Un deseo a satisfacerse
En esta petición, David comunica su deseo de tener un entendimiento tal
que le permita obedecer la Palabra de Dios. El entendimiento es la fuente
de la motivación interior. Vimos en]ob 28:28 que el entendimiento resulta
de la obediencia a la Palabra de Dios. Lo que David tiene en mente no se
trata de una obediencia mecánica, como la de un esclavo, sino de una obe-
diencia que se produce naturalmente en un corazón que ama a Dios.
La primera petición tenía que ver con la mente. Esta tiene que ver con la
voluntad. David primero dice que quiere llenar su mente con el conoci-
miento de la verdad de Dios. Ahora necesita que Dios haga una obra en su
interior, de modo que su voluntad se moldee en perfecta obediencia a la
Palabra de Dios. David está pidiendo que Dios lo ilumine. Una persona
iluminada va a querer obedecer la verdad de Dios. Una vez que genuina-
mente comprenda la Palabra de Dios, será posible alinear su propia volun-
tad con la verdad de Dios.
David escoge la palabra «ley» en este caso, puesto que está tratando con
la obediencia. La violación de la ley resulta en consecuencias que él desea
evitar. La Palabra de Dios es una ley. Esa palabra frecuentemente nos trae a
la mente imágenes negativas de restricción. Pero la ley de Dios no es un
88 SALMO 119: UNA ODISEA AL CORAZÓN DE DIOS
Un compromiso a establecerse
La misma actitud de sumisión que vimos en el primer versículo se en-
cuentra en acción aquí. David se ha comprometido a obedecer antes de reci-
bir el entendimiento. Después de la petición él promete: <')' guardaré tu ley,y
la cumpliré de todo corazon,»
En el primer versículo de esta estrofa el énfasis tenía que ver con la dura-
ción del compromiso de David: guardar el camino «hasta el fin». En este
versículo el énfasis recae sobre la intensidad del compromiso de David: «de
todo corazón».
El mundo tiene más cristianos «a medias» que lo que debiera. Puede ser
que sus mentes estén llenas con una buena medida de información acerca de
la Biblia, pero carecen de entendimiento, como lo evidencia su falta de
compromiso.
¿Está listo para establecer tal compromiso? ¿Qué está dispuesto a sacrifi-
car para obtener el verdadero entendimiento? ¿Dejará a un lado su pecado
favorito? ¿Permitirá que Dios renueve su actitud? ¿Someterá su voluntad a
la de Dios? La verdad de Dios no puede comprarse con dinero; requiere un
compromiso.
Un concepto a aplicarse
Nuestra búsqueda de la aplicación de esta verdad a nuestras vidas nos
lleva a Filipenses 2:13: «Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer
como el hacer; P07" su buena voluntad». La gracia de Dios no sólo nos da el
poder para cumplir su plan, sino que también es suficiente para hacernos
querer hacer la voluntad de Dios.
Este concepto es tremendo cuando estamos abatidos y pensamos que no
tenemos la fuerza de voluntad para seguir adelante. Si tan sólo sometemos
nuestra voluntad a Dios, El nos dará entendimiento. El arreglará nuestro
«querer». El nos iluminará.
Muchos toman la decisión de establecer un compromiso, pero pronto se
desaniman porque no han sido iluminados. Sencillamente no comprenden.
¿Le pedirá usted a Dios en oración y con seriedad que le ilumine? Ello hará,
si usted está listo para cumplir este compromiso al guardar su ley de todo
corazón.
LA ORACIÓN QUE CAPTURA EL CORAZÓN DE DIOS 89
Un deseo a satisfacerse
Dos niños se enfrentan el primer día de clases: «¡Ey! Yo me iba a sentar
allí. ¡Quítate de mi silla!» Los ojos del niño envían rayos eléctricos hacia la
mirada de su pequeño oponente. ¿Cuál será su respuesta? Su ceño se frunce,
su mandíbula se pone tiesa y dice: «Sácame si puedes».
Cuando yo era niño, ese tipo de palabras era lo más fuerte que había. Era
lo que llamábamos «palabras de pelea». Si uno las decía, más valía que uno
estuviera preparado para respaldarlas.
Este no es el espíritu de David. El no está emitiendo un reto. Este es el
ruego de alguien que añora hacer lo correcto. No, no son palabras de pelea,
pero son igual de osadas. ¿Se lo imagina usted? David se acerca a Dios y
dice: «Guiame por la senda de tus mandamientos». El está pidiéndole a Dios
que guíe sus pasos.
Una «senda» es muy parecida a un «camino», pero con una connotación
ligeramente diferente. Una senda es un camino que generalmente ha surgi-
do por el uso constante y no porque ha sido cortado entre la maleza. La
palabra hebrea que aparece aquí se deriva de la palabra que significa «ho-
llar». Una senda es un camino que muchos han hollado y que se ha formado
por el uso constante. Se podría decir que es resultado de un paso de rutina
por el suelo. David está diciendo: «Dios, ponme en la rutina».
¿Siente usted que algunas veces está «fuera de rutina»? Un lanzador de
béisbol lucha durante las primeras dos entradas, y luego encuentra su «ruti-
na». Un jugador de golf descubre que durante un juego le mete un efecto
indeseado a la pelota. Por ello practica su golpe para volver a poner~e «en la
rutina». David está fuera de rutina y quiere volver a entrar en ella. El pide a
Dios que lo guíe a esa rutina.
Un compromiso a establecerse
Esta petición necesariamente implica un compromiso por parte del
salmista. El ha pasado de la mente a la voluntad, y ahora pasa a las acciones.
Es imposible separar la petición del compromiso.
¿Por qué tiene David tal deseo de andar por esta senda? «Porque en ella
tengo mi voluntad». ¿Y qué hay de usted? Sus acciones revelan dónde se de-
leita la voluntad de su corazón.
Esta conexión se expresa en una forma hermosa en otro de los Salmos.
«Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederálas peticiones de tu corazon. Enco-
mienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará» (Sal. 37:4, 5).
Si aprendo a deleitarme en el Señor, y encomiendo mi propio camino a
Dios, El podrá dirigirme en su camino. Además, en el Salmo 37 se expresa
este concepto en una manera aún más directa: «Por Jehová son ordenados los
pasos del hombre, y él aprueba su cantina» (Sal. 37:23).
El recibir dirección del Señor es como una calle de dos sentidos. Cuando
90 SALMO 119: UNA ODISEA AL CORAZÓN DE DIOS
Un concepto a aplicarse
¿Qué desea de la vida? Hablando sinceramente, ¿cuál es el deseo de su
vida? No responda automáticamente con una respuesta trillada que apren-
dió años atrás en la escuela dominical. Examine su vida minuciosamente v
con frialdad. ¿Hacia dónde se dirige usted? Sus pasos seguirán el deleite d~
su corazón.
Hace algunos años atrás nuestra iglesia no tenía un medio organizado y
sistemático para discipular y ayudar a que una persona creciera. Algunos se
quejaban que no crecían porque la iglesia no les proporcionaba la ayuda que
necesitaban. El Señor nos dio un medio muy efectivo de discipular a creyen-
tes para que puedan estar firmes por sí solos en su vida espiritua1. Hoy día,
algunos de los que entonces se quejaban continúan quejándose. El ministe-
rio de discipulado es demasiado limitante, demasiado rígido, demasiado
legalista, etc., etc., etc. Es fácil ver cuál es el verdadero problema: ¡ellos no
quieren crecer!
La misma verdad trabaja en la relación matrimonial o la relación con los
hijos. ¿Por qué se somete una esposa o un esposo a su cónyuge en el matri-
monio? ¿Por qué es que los niños siguen el ejemplo de sus padres? Porque
todos queremos complacer a quienes amamos. Si usted realmente ama al Se-
ñor Jesucristo, querrá complacerle. Usted tendrá en su interior un deseo tal
que le llevará a suplicarle que le guíe por la senda de sus mandamientos.
Usted establecerá un compromiso de deleitar su voluntad en el camino de
sus mandamientos.
Un deseo a satisfacerse
¿Qué significa esto? Cuando David pide a Dios que incline su corazón,
está pidiendo que Dios establezca en su vida un patrón, un hábito. Cuando
decimos que una cierta persona tiene «inclinación» hacia algo, lo que que-
remos decir es que existe una cierta tendencia, un patrón predecible en la
vida de esa persona.
David usa la palabra «testimonios» en este versículo para describir la Pa-
labra de Dios. Un testimonio tiene que ver con la persona o con la vida de
un individuo. Los testimonios de Dios son iguales: manifiestan el testimo-
nio de su Persona. David quiere conocer a Dios. Le pide a Dios que habitúe,
o «programe» su corazón de tal modo que siempre se incline hacia Dios.
El corazón de Pablo gozaba de esta inclinación. Estando preso en Roma,
cerca del final de su vida, Pablo clamó «a fin de conocerle... » (Fil. 3:10). ¿Tie-
ne usted este deseo en su interior? Si no lo tiene, ¿le pedirá a Dios que le dé
este deseo? ¿Se atreve usted?
LA ORACIÓN QUE CAPTURA EL CORAZÓN DE DIOS 91
Un compromiso a establecerse
David comprende que la inclinación natural de su corazón es hacia la
avaricia. La avaricia es uno de los grandes enemigos del creyente. El hom-
bre natural o incrédulo nunca queda satisfecho: quiere lo que no puede te-
ner y quiere lo que no le pertenece. Esta búsqueda obsesiva se convierte en
un dios, razón por la cual Pablo denomina la avaricia como idolatría dos
veces (Ef. 5:5; Col. 3:5).
Repasemos la progresión de eventos desde el versículo 33. Las peticiones
de David han tratado con la mente, la voluntad, las acciones y ahora con el
corazón. David está «barriendo su casa». Está pidiéndole a Dios que aplique
la verdad de la Palabra de Dios a toda su vida. Este es el patrón que necesi-
tamos seguir. Hemos de tomar la Biblia y usarla para purificar completa-
mente toda área de nuestras vidas.
Vemos la misma idea en la oración que Pablo eleva por los tesalonicenses.
«y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser; espíritu,
alma y cuerpo, seaguardado irreprensible para la venida de nuestro Señorfesucris-
to» (1 Ts. 5:23).
Un concepto a aplicarse
El hombre inconverso peca por naturaleza. Su naturaleza es pecar. El
hace lo incorrecto de modo automático. El hacer lo que es bíblico no resulta
normal para el inconverso.
Eso no es cierto en nosotros los creyentes porque Dios nos ha dado un
corazón nuevo. Debiéramos hacer lo que es bíblico por naturaleza. Cuando
cometemos pecado, hemos de verlo como una tragedia innecesaria, en lugar
de verlo como un resultado inevitable. Nuestra inclinación natural debiera
ser responder de modo bíblico.
El problema es que muchos creyentes no se han despojado del viejo hom-
bre para vestirse del nuevo hombre, «creado según Dios en lajusticia y santidad
de la verdad» (Ef. 4:22-24). David no contaba con la morada permanente del
Espíritu Santo que poseemos los creyentes neotestamentarios. Elle pedía a
Dios que diera a su corazón una tendencia hacia la Palabra de Dios. A pesar
de la gran ventaja que tenemos después de la cruz de Cristo, muchos cristia-
nos fracasan en su intento de vivir según su nueva naturaleza. Lo que hacen
es someterse a sus antiguas inclinaciones.
Es triste ver a tantos creyentes hoy día que no sienten deseo alguno por la
Biblia. Pueden dejar su Biblia en un estante en la Iglesia cada domingo y no
la echan de menos hasta la semana siguiente. Esto no es ni normal, ni natu-
ral para un cristiano. Necesitamos orar a Dios para pedirle que incline nues-
tros corazones hacia la Palabra de Dios. Necesitamos aprovechar este nuevo
corazón que hemos recibido.
Tal tipo de creyente es como un niño pequeño que detesta las zanahorias.
No importa que nunca las haya probado, él tiene plena certeza que las detesta.
Mamá y Papá intentan sin éxito todo método conocido a los padres de familia
para persuadirle. Usted puede sustituir las cebollas, la carne, el pescado, o
casi cualquier cosa en este ejemplo; hay ciertas cosas que son un gusto
92 SALMO 119: UNA ODISEA. AL CORAZÓN DE DIOS
adquirido. Pero una vez que uno desarrolla una cierta inclinación por estas
cosas, uno queda prendido de ellas. Para serle sincero, me encantaba cuando
mis hijitas preferían comerse una hamburguesa en lugar de un buen filete.
Traté al máximo de que no se dieran cuenta de lo que se perdían. Pero un día
probaron un buen filete, y de ahí en adelante ya no podíamos ir con la misma
frecuencia a comer en restaurantes. La capacidad de saborear la buena comida
siempre estuvo presente en mis hijas, pero fue necesario despertarla.
Así es el amor por la Palabra de Dios..Muchos se imaginan que la Biblia es
aburrida, poco relevante, etc. No les molesta hacer algunas cosas en la igle-
sia para ayudar, pero no hay lugar en sus vidas para la Biblia. Necesitamos
venir a Dios y pedirle que incline nuestros corazones hacia su palabra. ¿Lo
hará usted? Nuevamente, la clave no es cuánto conozca de la Biblia, sino su
amor por la Biblia. Si usted ama la Palabra de Dios, estará en ella, escudri-
ñando las riquezas de sus páginas.
Un deseo a satisfacerse
Pasamos del ámbito del corazón al de los ojos. David en realidad está
pidiéndole a Dios que le dé enfoque. Está hastiado de ver la vanidad. Se da
cuenta que los ojos son un campo de batalla crítico en la guerra espiritual.
Necesita la fortaleza de Dios para poder controlar sus ojos y enfocarlos.
David le pide a Dios que lo «avive» en su camino. El camino de Dios es el
único camino, y ese camino es el mismo Señor Jesucristo (]n. 14:6). Cuando
pide a Dios que le dé vida, o que lo avive, David no está pidiendo que Dios
le conceda el tipo de vida que recibimos al momento de la salvación. David
sencillamente sabe que él no puede andar en ese camino a menos que esté
infundido con el poder del mismo Dios. Necesita energía renovada. «Auioa-
me en tu camino».
Un compromiso a establecerse
En esta petición hay un compromiso tácito por parte de David de alejar
sus ojos de la vanidad para no verla. Como mencionamos anteriormente,
esta es la visión del hombre natural.
La vanidad es un vacío. Es lo que el mundo ofrece. Los anuncios comer-
ciales de cerveza siempre parecen estar entre los mejores. Dan la idea de que
si uno bebe cerveza de una marca particular uno será una persona fuerte,
bien parecida, tranquila, ingeniosa y atractiva para el sexo opuesto. Esa es la
promesa. Es una promesa vana; una promesa que pudiera dejarlo muerto en
una carretera, o deprimido al punto de cometer suicidio en una habitación
solitaria.
He aquí un experimento interesante. Dedique toda una noche a ver tele-
visión. Sí, eso es exactamente lo que acaba de leer. Pero hágalo con fines
LA ORACIÓN QUE CAPTURA EL CORAZÓN DE DIOS 93
Un concepto a aplicarse
Hay varias maneras en las que podríamos reaccionar a esta enseñanza.
Una manera sería tirar el televisor por la ventana, cubrir las ventanas de la
casa con cartón, ponernos anteojeras al salir por la calle y adoptar una men-
talidad general de aislamiento.
Si comprendemos que David está tratando con el enfoque y no con lo que
«vemos», nuestra reacción será diferente. La preocupación de David es que
sus ojos no vean la vanidad. Esto habla de un enfoque; no sólo de ver, sino de
fijar la atención en algo. Mientras usted viva en este mundo, nunca podrá
evitar ver las cosas de este mundo con sus ojos. Sin embargo, usted no tiene
que enfocarse en las cosas de este mundo, y esto es lo que David pide.
Mientras yo veía por el televisor las ceremonias de inauguración de los
juegos olímpicos de 1992 en Barcelona, sentí emociones encontradas. La
vistosidad era inigualable en su grandeza. Siguiendo la verdadera tradición
española, todo rebosaba de pasión, drama, colorido, majestuosidad y crisis.
Observé los rostros de los jóvenes de casi todas las naciones de la tierra al
desfilar. Por años habían sacrificado, habían trabajado y habían invertido
todo para llegar a este momento. Representaban lo mejor de la humanidad.
94 SALMO 119: UNA ODISEA AL CORAZÓN DE DIOS
Un deseo a satisfacerse
Hay que considerar las palabras de este versículo con algo de cuidado. La
petición es que Dios «confirme» Su palabra. El confirmar algo significa
corroborar su verdad, convalidarla o ratificarla. El salmista no está pidiendo
a Dios que lo confirme a él, sino que Dios confirme Su palabra ante él. No es
que dude de Dios, ni de Su Palabra. Sencillamente necesita esta confirma-
ción.
Una esposa se complace en recibir la confirmación constante del amor de
su esposo. Ella sabe intelectualmente que él la ama. El se 10 ha dicho muchas
LA ORACIÓN QUE CAPTURA EL CORAZÓN DE DIOS 9S
Un compromiso a establecerse
«Confirma tu palabraq tu sieroo, que te teme» (énfasis del autor). Este es el
compromiso de David. El ha fijado el rumbo de su vida y no osa volver atrás.
Está dedicado al temor de Dios.
El temor de Dios no es un pánico paranoico y tembloroso que lo tiene a
uno listo para evadir el relámpago de la ira de Dios. Pero al mismo tiempo
es mucho más que el mero «respeto o reverencia» que con tanta frecuencia
se menciona en los comentarios de hoy día. Es la comprensión sobria de
quién es Dios en realidad y quiénes somos nosotros. Tenemos una ilustra-
ción vívida de esta comprensión en la reacción de Isaías, cuando repentina-
mente este hombre se halló ante la presencia de Dios.
Un concepto a aplicarse
¿Está usted realmente dedicado al temor de Dios? Es necesario tratar con
este asunto primero. Antes de pedirle a Dios que le confirme su palabra,
¿puede Dios confiar en usted? Este tipo de sabiduría, el crecimiento en la
confirmación de la Palabra de Dios, es resultado de avanzar por una espiral
ascendente de crecimiento. Entre más usted confíe en la Palabra de Dios,
más podrá Dios confirmársela a usted.
Hace muchos años hice mi primer viaje en motocicleta. (Después llegué a
ser propietario de una motocicleta, la cual conduje de un extremo de
Centroamérica al otro.) Ese primer viaje fue una experiencia singular. Un
amigo y yo teníamos que viajar desde Managua, Nicaragua hasta Puerto
Cortéz, Honduras. Delante nuestro teníamos 750 kilómetros de caminos
montañosos. Al salir por las suaves colinas al norte de Managua hacia las
montañas distantes, nos topamos con las primeras curvas en el camino. Mi
amigo inclinó su motocicleta Honda 750 hacia la derecha al eI).trar en la
curva. Yo, que iba de pasajero, me incliné hacia la izquierda. El trató de
compensar, inclinando la máquina hacia la izquierda. Yo me incliné hacia la
derecha.
Luego de unos cuantos kilómetros de repetirse esto, mi amigo se detuvo,
se quitó su casco, me sonrió y me dijo con firmeza: «Mira, si quieres seguir
viajando conmigo, vas a tener que aprender a inclinarte hacia las. curvas. Yo
sé que pareciera que nos vamos a caer, pero te aseguro que no.» El continuó
dándome unas palabras de explicación sobre el efecto de la fuerza centrífu-
ga, el ímpetu, los giroscopios y cosas afines. Yo había estudiado física. Men-
talmente, sabía todo lo que me estaba diciendo. Confiaba en mi amigo. El
tenía una motocicleta muy buena. Sin embargo, todos mis instintos me de-
cían: «Si esta motocicleta se inclina hacia la derecha, ¡yo me muevo hacia la
izquierda!» Yo necesitaba esas palabras de confirmación. A pesar de mis te-
mores, empecé a inclinarme hacia las curvas. No nos caímos. Con cada cur-
va que pasamos empecé a adquirir confianza. Volvía a aprender que podía
confiar en mi amigo. Mi confianza en su motocicleta y en las leyes de la
física aumentó, a pesar de que antes las conocía. . .
Con cada curva de la vida, Dios quiere confirmar su Palabra a nosotros.
Así aprendemos una y otra vez que podemos confiar en El y en Su Palabra.
¿Se atreverá a inclinarse con Dios en las curvas?
Un deseo a satisfacerse
El oprobio no es una palabra que usamos todos los días. David está
pidiéndole a Dios que proteja su testimonio. El sufrir oprobio es sufrir
vergüenza. Esta petición tiene que ver con la consciencia. Por favor, com-
prenda lo siguiente: el oprobio es algo que David teme. Esta es una men-
talidad poco común hoy en día, cuando hay tanta gente desvergonzada.
Esta gente sirve sólo a sus propios intereses sin importarles lo que pien-
sen los demás, cómo afecten a los demás o las consecuencias que sufrirá
su reputación.
¿Qué ha ocurrido con la gente que temía tener un mal nombre? Hay
quienes se deleitan en engañar a otros, como si fuera una medalla al mérito.
Hoy día la gente en bancarrota es tan común como la gente con resfriado.
«¿Oprobio sobre mi carácter? ¿Yeso qué es? ¿A quién le importa?» ¿Com-
prende usted lo que es temer el oprobio?
Un concepto a aplicarse
¿Qué cosas está descubriendo usted al examinar su vida? Hemos tratado
con la mente, la voluntad, las acciones, el corazón, el enfoque, la sabiduría y
ahora, con el testimonio. ¿Cómo anda su consciencia? ¿Teme usted el opro-
bio? Debiera temerlo, no sólo por evitar las consecuencias justas, sino por-
que el nombre de Dios también está en juego en su vida. Cuando usted se
encuentra hundido en el fango de su propia creación, ¿acaso desarrolla re-
sentimientos?, ¿amargura? Esto no lo hará, si de antemano usted decide que
los juicios de Dios son buenos.
Un deseo a satisfacerse
Hemos aprendido que «vivificar» es dar vida. Nuevamente, recordamos
que el salmista no está pidiendo que Dios le dé la vida eterna de la salvación.
Está pidiendo que esa vida energizante que fluye del Espíritu de Dios reviva
el corazón del creyente.
Hemos de tener cuidado en observar que en este caso David
específicamente pide que Dios lo vivifique en su justicia. Esta es una peti-
ción de santidad. Es más, es una petición que es resultado de un anhelo por
los mandamientos de Dios. Un mandamiento es una verdad operativa, un
principio de acción.
La santidad no es algo que fabricamos al conformar nuestro exterior con
un vestido particular, ni por abstenernos del alcohol. La santidad sólo se
logra a través del toque avivador de Dios, por el poder vivificante del Espí-
ritu de Dios y de las palabras de Dios.
Un compromiso a establecerse
Nuevamente, David no viene a Dios intentando hacer un trato con Él. Él
viene después de haber establecido un ,compromiso en su vida. En este caso
es un anhelo por la verdad de Dios. El está declarando que tiene una sed
insaciable por la verdad de la Palabra de Dios.
¿Ha hecho usted este compromiso? ¿Qué es lo que Dios ve cuando exa-
mina su vida? ¿Puede Dios ver un anhelo por su Palabra?
Un concepto a aplicarse
Hay quienes temen la santidad. Les aterroriza. Se preguntan qué será lo
que tendrán que dejar atrás, qué pensaría el resto de la gente o si tendrán
que verse o actuar como gente rara. Tal actitud no hace más que revelar un
hecho indiscutible: no saben lo que es tener un anhelo genuino en su cora-
zón por la Palabra de Dios.
Un anhelo ardiente en su corazón por conocer la Palabra de Dios creará
LA OR,"cClÓN QUE CAPTUM EL CORAZÓN DE DIOS 99