El Niño Jesús Como Padre Eterno: La Tradición de Campillo de Altobuey (Cuenca)
El Niño Jesús Como Padre Eterno: La Tradición de Campillo de Altobuey (Cuenca)
El Niño Jesús Como Padre Eterno: La Tradición de Campillo de Altobuey (Cuenca)
I. Introducción.
III. Importancia del culto al Niño Jesús a partir del Concilio de Trento.
VI. Conclusión.
I. INTRODUCCIÓN
1
MONTOYA BELEÑA, S., “La ermita de la Santísima Trinidad (S. XVI) de Campillo de
Altobuey (Cuenca). Historia, arte e iconografía”, en Archivo de Arte Valenciano. Real
Academia de Bellas Artes de San Carlos, Valencia 2002, pp. 6-7.
2
PÉREZ RAMÍREZ, D., Escuela conquense de escultura renacentista: Pedro de Villadiego y
el retablo mayor de Tarancón. Ed. Círculo Cultural F. Muñoz, Tarancón, Cuenca 1978, pp. 70-86.
EL NIÑO JESÚS COMO PADRE ETERNO… 273
3
MONTOYA BELEÑA, S., “La iglesia parroquial de Campillo de Altobuey (Cuenca): un
ejemplo de Hallenkirche”, en Ars Longa, nº 9-10. Departamento de Historia del Arte de la
Universidad de Valencia, Valencia 2000, p. 294.
274 SANTIAGO MONTOYA BELEÑA
4
Libro de Visita de la ermita de la Santísima Trinidad que debotamente se venera en esta
Villa del Campillo de Altobuey, comenzóse año de 1718. Manuscrito de siglo XVIII, Archivo
Parroquial de Campillo de Altobuey.
EL NIÑO JESÚS COMO PADRE ETERNO… 275
5
LÓPEZ, R., “Conservar el patrimonio. Varias actuaciones para recuperar el patrimonio
cultural y religioso de Campillo”, en El Día de Cuenca, 30 de agosto de 2004, pp. 14-15.
276 SANTIAGO MONTOYA BELEÑA
Como bien dice el refrán “Un grano no hace granero, pero ayuda al
compañero”, y quizá un caso único como este, sin otras apoyaturas, no iría
más allá de la pura anécdota, pero encontrarse un par de casos más en la misma
localidad de Campillo de Altobuey y algunos otros fuera de allí, al menos da que
pensar e invita a buscar una explicación válida en alguna medida. La casualidad,
aliada tantas veces de los investigadores, vino a proporcionar unas piezas de
indumentaria que permiten ser relacionados con este Niño Jesús del Padre
Eterno de Campillo de Altobuey, como ahora veremos.
El gran historiador del arte Emile Mâle señalaba el culto al Niño Jesús como
una de las nuevas devociones surgidas a raíz de las doctrinas del Concilio de
Trento y la Contrarreforma6, si bien le adjudica una notable antigüedad que
se remonta hasta San Francisco de Asís, inspirador de la tradición belenística
en su conocida adoración del Divino Niño en la misa de Navidad celebrada
en la iglesia de Greccio. De todos modos, las representaciones belenísticas eran
muy conocidas y frecuentes ya mucho antes en Italia. Mâle hace mención del
libro que escribiera el padre Borely, franciscano de Apt, La dévotion du Saint
Enfant Jesús au berceau, en París, el año 1664, quien hace remontar la tradición a
San Francisco, según va dicho. A partir de ahí, fue una devoción muy particular y
querida en la orden franciscana, algunos de cuyos santos también se hicieron
partícipes de la misma, como por ejemplo San Antonio de Padua y Santa Clara;
y la devoción al Santo Bambino sigue incluso en la actualidad en su iglesia
romana de Aracoeli.
6
MÂLE, E., El Barroco. El arte religioso del siglo XVII. Ed. Encuentro, Madrid 1985,
pp. 287-290.
278 SANTIAGO MONTOYA BELEÑA
7
SANTA TERESA DE JESÚS, “Libro de las Fundaciones”, en Obras Completas, Ed. de
Espiritualidad, Madrid 1976, pp. 570-589.
8
VIANELLO, G., “El Niño de las monjas”, en FMR (Barcelona), nº 12 (1991) 20-32.
EL NIÑO JESÚS COMO PADRE ETERNO… 279
9
TRIGUERO MARÍN, A., “Santo Niño, memoria viva”, en Actas IV Jornadas sobre
Patrimonio en la manchuela Conquense, Octubre 2004, Ed. Diputación Provincial de Cuenca,
Cuenca 2008, p. 158.
280 SANTIAGO MONTOYA BELEÑA
de sacar los postres, que solían ser barquillos, el abuelo hacía una especie de
mitra con el cucurucho de los barquillos y se la ponía en la cabeza al niño más
pequeño, que presidía la mesa junto con él. Este niño con gorro triangular era así
convertido en una especie de obispillo familiar10 y bendecía a todo el mundo
deseándoles mucha suerte y felicidad, permaneciendo todo el resto de la comida
con este sombrero o gorro mitral, siendo de mal agüero que se le cayese antes de
finalizar el ágape porque se pensaba que algo malo ocurriría a la familia a lo
largo del año recién empezado. ¿Puede existir alguna relación o paralelismo
entre esta celebración mallorquina, la presencia de un niño de carne y hueso
tocado con ese gorro mitral y lo que se viene comentando en este escrito sobre
Campillo? Pues es posible, pero no deja de ser curioso y ayuda a explicar un
poco más la tradición religiosa de Campillo de Altobuey. Del mismo modo,
en otra ciudad española, en Sevilla, en algunos de los altares con que se adorna
el recorrido de la procesión del Corpus, se ha visto una imagen del Niño Jesús
vestido de pontifical, con su capa pluvial, báculo episcopal y mitra, es decir,
un Niño Jesús vestido de obispo.
Además de este Niño Jesús considerado por la devoción popular como imagen
del Padre Eterno, Campillo de Altobuey ha contado con varias imágenes del
Divino Infante a las que ha dispensado un culto acendrado a lo largo de la
historia. Así, al igual que otras poblaciones cercanas, Campillo sacaba en la
procesión del encuentro del Domingo de Resurrección una imagen del Niño
puesto en andas y llevado a hombros de los chicos de la localidad, práctica
desaparecida en la actualidad11. Del mismo modo, era costumbre adornar con
dos imágenes del Niño Jesús el Monumento para la reserva del Santísimo en la
Semana Santa, lo que es también causa de sorpresa por la costumbre que había
de tapar todas las imágenes con paños morados. La parroquia dispuso de grandes
sargas decorativas y telones adornados para la confección del Monumento, de lo
que dejan constancia los Libros de Fábrica, pero estos lienzos dejaron de
usarse y por desgracia se perdieron y destruyeron a causa de los cambios en
la liturgia. Estas imágenes del Niño Jesús del Monumento eran y siguen siendo
propiedad de la familia Redondo Ruiz, quienes amablemente los cedían para
este menester.
Otro momento en que las imágenes del Niño Jesús salían de nuevo a
escena en Campillo era en la procesión del Corpus Christi, que recorría las
10
AMADES, J., Costumari català. El curs de l’any. Salvat Editores, Barcelona 1987, t. I, p. 353.
11
Agradezco la información de esta práctica procesional a Matilde Redondo.
282 SANTIAGO MONTOYA BELEÑA
El hecho de tomar textos, como el citado líneas atrás, al pie de la letra, pudo
conducir a situaciones como la que analizamos o dar lugar a manifestaciones
plásticas de todos conocidas, pictóricas en especial, donde las tres personas
de la Trinidad se representan iguales, como si de trillizos se tratara. Mediocres
teólogos, mentores de rígido pensamiento y artistas obedientes al criterio y el
encargo que recibían, sin ningún espíritu crítico, si no es que también flotaba
en el ambiente la influencia de herejías protestantes o de otras religiones, que
también puede ser, ocasionaron la presencia de obras de arte, tradiciones populares
y pensamientos religiosos que al haberse conservado hasta el momento presente
causan asombro, dan en qué pensar, mueven la sonrisa y hablan de la complejidad
del pensamiento humano y las soluciones propuestas para atender sus dudas
mentales y espirituales así como su situación histórica y social en determinados
momentos. Una antigua tradición de la Iglesia, apoyada en los textos bíblicos, en
los escritos de los Santos Padres y en las Actas de los Concilios, se oponía a la
representación de Dios, por inoportuna, por peligrosa de idolatría y por provocar
cierta confusión a los ignorantes por la semejanza del Padre con el Hijo14.
Era sacrilegio representar la inmaterialidad de Dios y por ello las Actas del
Segundo Concilio de Nicea establecieron que la única imagen posible y tolerable
de Dios era la de Jesucristo, “imagen de Dios invisible”.
14
SÁNCHEZ ORTIZ, A., De lo visible a lo legible. El color en la iconografía cristiana:
una clave para el restaurador. Universidad Complutense de Madrid, Tesis doctorales, 1995.
284 SANTIAGO MONTOYA BELEÑA
lo tanto, para que no haya duda, representemos –se dirían- al Niño-Hijo como si
fuera el Padre, y para que no haya confusión entre los que no saben, pongamos
sobre su cabeza el gorro o tocado triangular propio de la iconografía de Dios
Padre, según ocurre en Campillo.
15
GRABAR, A., Las vías de creación de la iconografía cristiana. Ed. Alianza Forma,
Madrid 1985, pp. 112 y ss.
16
Ibídem, p. 106.
EL NIÑO JESÚS COMO PADRE ETERNO… 285
17
SÁNCHEZ ORTIZ, A., o.c., 1995.
18
NÚÑEZ, G. L., El verdadero Jesús. Una visión de la verdadera condición de Jesús
hoy,… Ed. Clie, Barcelona 1999, pp. 79-80.
286 SANTIAGO MONTOYA BELEÑA
llamar, aunque el autor citado reclame cuidado con los excesos interpretativos y
entendiendo con esas expresiones lo que se quiere decir en realidad, sin ánimo
de cruzar la raya de la heterodoxia. Pero en el siglo XVI y otras épocas
lejanas era otra cosa y más fácil llevar a cabo una plástica inconveniente, por
desconocimiento o con toda la idea, y dar lugar a esta tradición que se ha
conservado hasta nuestros días, como se ha visto antes.
VI. CONCLUSIÓN
3. El culto a esta imagen poco común del Niño Jesús es una peculiaridad de
la generalizada devoción al Santo Niño en Campillo y toda la comarca,
según ha quedado demostrado.
Anónimo. Imagen del Niño Jesús considerado como Padre Eterno por la
tradición popular, S. XVI. Talla de madera, restaurada; brazos y bola añadidos.
Ermita de la Stma. Trinidad de Campillo de Altobuey (Cuenca).
EL NIÑO JESÚS COMO PADRE ETERNO… 289
Imagen del Niño Jesús considerado como Padre Eterno con tocado
triangular.
290 SANTIAGO MONTOYA BELEÑA