Parte 5: Agentes Carcinogénicos

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PARTE 5: AGENTES CARCINOGÉNICOS

Su importancia radica en el hecho de que se calcula que el 90% de los cánceres humanos están relacionados
con factores ambientales o nutricionales que inducen el proceso, entre los que se encuentran el tabaco,
hábitos dietéticos o la exposición a la luz solar, a productos químicos y a fármacos; el 10% restante de
cánceres se asocia a factores genéticos hereditarios, a radiaciones ionizantes y a agentes víricos.

Los agentes físicos, químicos o biológicos que pueden causar cáncer son conocidas como carcinógenos y
son sencillamente agentes que causan mutaciones en protooncogenes, genes supresores de tumores, genes de
reparación del ADN, etc.

La identificación de las causas del cáncer se ha realizado principalmente a través de estudios poblacionales
de incidencia geográfica de cáncer, y hábitos de vida, junto con estudios de exposición en animales y
células. Ya se ha señalado que normalmente se requiere un largo periodo de tiempo para completar las
etapas de la carcinogénesis, siendo habitual que transcurran décadas desde la exposición al carcinógeno
hasta la aparición clínica del cáncer. Sin embargo, el efecto de los carcinógenos será mayor y más precoz
cuando se suma exposición a otros carcinógenos, y más cuando coexisten factores intrínsecos de riesgo,
debido a las posibles mutaciones heredadas.

La acumulación de lesiones genéticas a lo largo de los años hace que con la edad aumente
importantísimamente la probabilidad de padecer cáncer. De hecho, el aumento en la expectativa de vida, el
envejecimiento poblacional, es el motivo del enorme aumento en la incidencia de cáncer en nuestra
sociedad.

En la actualidad, la lista de sustancias que por exposición accidental, médica, ocupacional o industrial
suponen un riesgo de carcinogénesis, es muy numerosa. En relación a esta toxicidad, el Instituto de
Seguridad e Higiene en el Trabajo dispone en su web de una listado de sustancias con acción carcinogénica.

Los agentes externos que causan la aparición de cáncer son agrupables en tres categorías: compuestos
químicos, agentes físicos y algunos microorganismos que causan infecciones.

Carcinógenos químicos

Son sustancias químicas que pueden causar mutaciones en el ADN mediante acción directa (sustancias que
una vez en el organismo, son capaces de inducir el cáncer por sí solas, como los agentes alquilantes), o
mediante acción indirecta o iniciadores (son capaces de inducir mutaciones pero por sí solos no producen
cáncer, sino que necesitan de otros agentes para que desarrollen el tumor, como es el caso de la aflatoxina
B).

Entre las sustancias químicas con acción carcinogénica (directa o indirecta) encontramos:

 Agentes alquilantes, como la ciclofosfamida o busulfán, que son antineoplásicos y que a dosis muy
elevadas pueden causar cánceres secundarios.
 Hidrocarburos aromáticos policíclicos, provenientes del tabaco.
 Colorantes y aminas aromáticas.
 Carcinógenos naturales.
 Nitrosaminas, utilizadas como conservantes.
El tabaquismo representa el principal carcinógeno ambiental conocido para padecer cáncer, siendo la
primera causa de cáncer de pulmón, y un factor importante en otros cánceres como los de cabeza y cuello,
esófago, estómago, páncreas, etc. No es de extrañar que sea responsable de la tercera parte de las muertes
por cáncer si consideramos la amplia extensión del hábito tabáquico, y que en el humo del tabaco se han
identificado docenas de carcinógenos. Evitar el tabaco, en sus diversas formas, es el cambio de hábito más
efectivo para reducir el riesgo de padecer un cáncer a lo largo de la vida.
El humo del tabaco contiene más de 7,000 sustancias químicas, incluyendo más de 70 que se sabe causan
cáncer (carcinógenos). Algunos de los químicos que se encuentran en el humo del tabaco incluyen:

 Nicotina (el ingrediente que produce el efecto que las personas buscan y uno de los químicos más
fuertes encontrados en el humo del tabaco)
 Cianuro
 Benceno
 Cloruro de vinilo
 Aldehído fórmico
 Metanol (alcohol de madera)
 Acetileno (el combustible utilizado en las antorchas)
 Amoniaco
 Los gases venenosos: monóxido de carbono y óxido de nitrógeno
 Óxido de etileno - Arsénico
 Cromo
 Cadmio
 Nitrosaminas
 Hidrocarburos aromáticos polinucleares

También pueden presentar trazas de radiactividad. Los materiales radiactivos se encuentran en las hojas del
tabaco usadas para hacer los cigarrillos y los cigarros; la cantidad depende de la tierra y los fertilizantes
usados durante el crecimiento de las plantas. Es así que el humo que surge al quemar estas hojas también
contiene pequeñas cantidades de sustancias radiactivas que los fumadores introducen a sus pulmones a
medida que inhalan el humo. Estas partículas con radiación se acumulan en los pulmones, y con el tiempo
pueden conformar una gran dosis radiactiva. Este puede ser otro factor clave en fumadores que llegan a tener
cáncer de pulmón.

El consumo de alcohol en cantidades abundantes se asocia a un riesgo aumentado de diversos tipos de


cáncer, particularmente de cavidad oral, laringe y esófago.

Se han identificado numerosas formas por las que el alcohol podría aumentar el riesgo de cáncer:

 El metabolismo (descomposición) del etanol de las bebidas alcohólicas en acetaldehído, el cual es


una sustancia química tóxica y probablemente carcinógeno humano; el acetaldehído puede dañar
tanto el ADN (el material genético que compone los genes) como las proteínas.
 La generación de especies reactivas de oxígeno (moléculas químicamente reactivas que contienen
oxígeno), las cuales pueden dañar el ADN, las proteínas y lípidos (grasas) por un proceso que se
llama oxidación.
 El deterioro de la capacidad del cuerpo para disolver y absorber una variedad de nutrientes que
pueden estar asociados con el riesgo del cáncer, incluso la vitamina A; nutrientes del complejo B,
como el folato; vitamina C; vitamina D; vitamina E; y carotenoides.
 Las concentraciones crecientes de estrógeno en la sangre; el estrógeno es una hormona sexual que
está relacionada con el riesgo de cáncer de seno.

Las bebidas alcohólicas pueden contener también una variedad de contaminantes cancerígenos que se
introducen durante la fermentación y la producción, como son las nitrosaminas, fibras de asbesto, fenoles e
hidrocarburos.

La combinación de alcohol y tabaco ejerce un efecto mucho más peligroso, siendo el riesgo muy superior al
derivado de la exposición aislada a cada uno de los carcinógenos.

Los genes influyen en el riesgo de una persona para los cánceres relacionados con el alcohol;
específicamente los genes que codifican las enzimas implicadas en la metabolización (descomposición) del
alcohol.
Existen estudios que han examinado si el riesgo de cáncer disminuye después de que una persona deja de
beber alcohol se han concentrado en los cánceres de cabeza y cuello y en el cáncer de esófago. En general,
estos estudios han encontrado que el cese del consumo de alcohol no está asociado con una reducción
inmediata del riesgo de cáncer; en cambio, puede llevar años que los riesgos de cáncer regresen a los que
tienen quienes nunca bebieron.

Carcinogénesis por radiaciones

La exposición prolongada o intensa a radiaciones puede ocasionar un cáncer. La radiación ultravioleta,


presente en los rayos solares, es una radiación de baja energía que se asocia al cáncer de piel en personas
prolongadamente o intensamente expuestas. Las radiaciones de alta energía (ionizantes), como los rayos X
o la procedente de átomos inestables, llamados radioisótopos, penetran más profundamente y pueden
ocasionar muchos otros tipos de tumores. Es el tipo de exposición resultante de explosiones atómicas o
escapes radiactivos.

Las radiaciones electromagnéticas de baja frecuencia, a las que cada vez estamos más expuestos a través del
uso de teléfonos móviles o dispositivos inalámbricos, han sido relacionadas con el cáncer de forma
controvertida.

Organismos oncogénicos.

Algunas infecciones virales pueden contribuir al desarrollo de un cáncer. Su información genética puede
insertarse en los cromosomas de la célula infectada, produciendo mutaciones en genes relacionados con la
división celular. A veces actúan por otros mecanismos, como la interferencia en los sistemas de defensa
(vigilancia inmunológica).

Son pocos los virus conocidos que comportan este riesgo, pero algunos son muy importantes. Un ejemplo
son las infecciones por el papilomavirus humano (VPH), que actúa sobre genes supresores de tumores (p53
y RB1) induciendo proliferación tumoral. Se asocia típicamente a tumores como el cáncer de cervix o de
orofaringe. El virus del Epstein-Barr , causante de la mononucleosis infecciosa, induce la proliferación
clonal de linfocitos B y puede dar lugar a linfomas (linfoma de Burkitt o Hodgkin).
Algunas infecciones bacterianas también se han asociado a cáncer. El caso mejor documentado es la
infección por Helicobacter pylori, una bacteria que infecta el estómago ocasionando úlceras, que se asocia al
desarrollo de cáncer de estómago.

Múltiples evidencias sugieren que los hábitos alimentarios y de estilo de vida se relacionan con el riesgo de
cáncer, en concreto la obesidad y la inactividad física. En general se recomienda una dieta baja en grasas y
calorías, pues poblaciones habituadas al consumo de carne y bajo contenido en frutas y verduras padecen un
aumento de riesgo de cáncer, sobre todo de colon.

Dentro de esta recomendación general, desgraciadamente es imposible una mayor precisión. Resulta muy
difícil identificar cuáles son los precisos componentes de la dieta que aumentan o disminuyen el riesgo.
Igualmente se recomienda la práctica rutinaria del ejercicio físico.

Aproximadamente el 10-20% de los cánceres se desarrollan en personas con historia familiar de cáncer.
Cuando esto ocurre es posible que las mutaciones sean transmitidas de unas generaciones a otras, situación
denominada cáncer hereditario. Dado que en nuestras células existen dos copias de cada gen (una
procedente de cada progenitor), un defecto heredado en una sola de las copias de un gen supresor de tumores
no provocará un cáncer porque la otra permanecerá funcional. El problema sobreviene cuando una nueva
mutación afecta la copia restante. Ante una historia familiar de cáncer puede estar indicado realizar, siempre
de forma voluntaria, un cribado (screening) genético para determinar si se padecen mutaciones que
aumenten el riesgo.
Debe tenerse presente que el padecer estas mutaciones no indica que necesariamente se vaya a padecer
cáncer, dependerá de la naturaleza de las mismas y de otros factores de riesgo. Además, la información y
posibles decisiones resultantes de las pruebas genéticas son, con frecuencia, difíciles de valorar.

Por último puede señalarse que algunas enfermedades subyacentes, como la colitis ulcerosa, las
inmunodeficiencias, o las inflamaciones crónicas, aumentan el riesgo de padecer cáncer.

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