1. El narrador invita a la mujer a charlar en un café luego de conocerse en la fila del cine y notar su mutua fealdad. 2. En el café, el narrador le propone la posibilidad de quererse a pesar de sus rostros, sugiriendo pasar la noche juntos en la oscuridad para no verse. 3. Ella acepta ir al apartamento del narrador, donde pasan la noche llorando y acariciando sus cicatrices, dándose cuenta de que su atracción va más allá de la apariencia física.
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1. El narrador invita a la mujer a charlar en un café luego de conocerse en la fila del cine y notar su mutua fealdad. 2. En el café, el narrador le propone la posibilidad de quererse a pesar de sus rostros, sugiriendo pasar la noche juntos en la oscuridad para no verse. 3. Ella acepta ir al apartamento del narrador, donde pasan la noche llorando y acariciando sus cicatrices, dándose cuenta de que su atracción va más allá de la apariencia física.
1. El narrador invita a la mujer a charlar en un café luego de conocerse en la fila del cine y notar su mutua fealdad. 2. En el café, el narrador le propone la posibilidad de quererse a pesar de sus rostros, sugiriendo pasar la noche juntos en la oscuridad para no verse. 3. Ella acepta ir al apartamento del narrador, donde pasan la noche llorando y acariciando sus cicatrices, dándose cuenta de que su atracción va más allá de la apariencia física.
1. El narrador invita a la mujer a charlar en un café luego de conocerse en la fila del cine y notar su mutua fealdad. 2. En el café, el narrador le propone la posibilidad de quererse a pesar de sus rostros, sugiriendo pasar la noche juntos en la oscuridad para no verse. 3. Ella acepta ir al apartamento del narrador, donde pasan la noche llorando y acariciando sus cicatrices, dándose cuenta de que su atracción va más allá de la apariencia física.
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Ambos somos feos. Ni siquiera vulgarmente feos.
Ella Por lo menos yo he sido siempre capaz de admirar lo
tiene un pómulo hundido. Desde los ocho años, cuando lindo. Mi animadversión la reservo para mi rostro y le hicieron la operación. Mi asquerosa marca junto a la a veces para Dios. También para el rostro de otros boca viene de una quemadura feroz, ocurrida a feos, de otros espantajos. La verdad es que son algo comienzos de mi adolescencia. Tanto los de ella como así como espejos. los míos son ojos de resentimiento, que solo reflejan la poca o ninguna resignación con que enfrentamos La esperé a la salida. Caminé unos metros junto a ella, nuestro infortunio. Quizá eso nos haya unido. Nos y luego le hablé. Cuando se detuvo y me miró, tuve la conocimos a la entrada del cine, haciendo cola impresión de que vacilaba. 1. _________ la invité para ver en la pantalla a dos hermosos cualesquiera. a que charláramos un rato en un café o una confitería. Allí fue donde por primera vez nos examinamos sin De pronto aceptó. La confitería estaba llena, pero en simpatía, pero con oscura solidaridad; allí fue donde ese momento se desocupó una mesa. A medida que registramos, ya desde la primera ojeada, nuestras pasábamos entre la gente, quedaban a nuestras respectivas soledades. En la cola todos estaban de a espaldas las señas, los gestos de asombro. Mis dos, pero además eran auténticas parejas: esposos, antenas están particularmente adiestradas para novios, amantes, abuelitos, vaya uno a saber. Todos - captar esa curiosidad enfermiza, ese inconsciente de la mano o del brazo - tenían a alguien. Solo ella y yo sadismo de los que tienen un rostro corriente, teníamos las manos sueltas y crispadas. Nos milagrosamente simétrico. Pero esta vez ni siquiera miramos las respectivas fealdades con detenimiento, era necesaria mi adiestrada intuición, ya que mis oídos con insolencia, sin curiosidad. Recorrí la hendidura de alcanzaban para registrar murmullos, tosecitas, falsas su pómulo con la garantía de desparpajo que me carrasperas. Nos sentamos, pedimos dos helados, y otorgaba mi mejilla encogida. Ella no se sonrojó. Me ella tuvo coraje para sacar del bolso su espejito y gustó que fuera dura, que devolviera mi inspección con arreglarse el pelo. Su lindo pelo. "¿qué está pasando", una ojeada minuciosa a la zona lisa, brillante, sin le pregunté? Ella guardó el espejo y sonrió mientras barba, de mi vieja quemadura. Por fin entramos. Nos hablamos largamente. A la hora y media hubo que sentamos en filas distintas, pero contiguas. Durante pedir dos cafés que justificaran la prolongada una hora y cuarenta minutos admiramos las permanencia. respectivas bellezas del rudo héroe y la suave heroína. En primer lugar, me di cuenta de que tanto ella como yo diagnóstico. "Vamos", dijo. No sólo apagué la luz sino estábamos hablando con una franqueza tan hiriente que además corrí la doble cortina a mi lado ella que amenazaba traspasar la sinceridad y convertirse respiraba y no era una respiración afanosa no quiso en un casi equivalente de la hipocresía. Decidí tirarme a que la ayudara a desvestirse yo no veía nada, nada fondo. "Usted se siente excluida del mundo, ¿verdad?" pero igual pude darme cuenta de que ahora estaba "Sí", dijo, todavía mirándome. "Usted admira a los inmóvil, a la espera estiré cautelosamente una mano, hermosos, a los normales. Usted quisiera tener un hasta hallar su pecho mi tacto me transmitió una rostro tan equilibrado como esa muchachita que está a versión estimulante poderosa asombrosa y su derecha, a pesar de que usted es inteligente, y ella, a desbordante. Así vi su vientre, su sexo. Sus manos juzgar por su risa, irremisiblemente estúpida." "Sí." Por también me vieron. En ese instante comprendí que primera vez no pudo sostener mi mirada. "Yo también debía arrancarme (y arrancarla) de aquella mentira quisiera eso. 2.________ hay una posibilidad, que yo mismo había fabricado. O intentado fabricar. ¿sabe?, de que usted y yo lleguemos a algo." "¿Algo cómo qué?" "Como querernos, caramba. O Fue como un relámpago. No éramos eso. Tuve que simplemente congeniar. Llámele como quiera, pero hay recurrir a todas mis reservas de coraje, pero lo hice. Mi una posibilidad." Ella frunció el ceño. No quería mano ascendió lentamente hasta su rostro, encontró concebir esperanzas. "Prométame no tomarme como el surco de horror, y empezó una lenta, convincente y un chiflado." "Prometo." "La posibilidad es meternos en convencida caricia. En realidad, mis dedos pasaron la noche. En la noche íntegra. En lo oscuro total. ¿Me muchas veces sobre sus lágrimas. Entonces, cuando entiende?" yo menos lo esperaba, su mano también llegó a mi cara, y pasó y repasó el costurón y el pellejo liso, esa "No." "¡Tiene que entenderme! Lo oscuro total. Donde isla sin barba de mi marca siniestra. Lloramos hasta el usted no me vea, donde yo no la vea. Su cuerpo es alba. Desgraciados, felices. Finalmente, me levanté y lindo, ¿no lo sabía?" Se sonrojó, y la hendidura de la descorrí la cortina doble. mejilla se volvió súbitamente escarlata. "Vivo solo, en un apartamento, y queda cerca." Levantó la cabeza y ahora sí me miró preguntándome, averiguando sobre mí, tratando desesperadamente de llegar a un