Causas de La Guerra de Los Mil Días

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Causas de la guerra de los Mil Días

La derrota liberal de 1895 acentuó la persecución gubernamental. Los conservadores


históricos y los liberales pacifistas, conscientes de que la actitud de Caro pronto causaría
otra guerra civil, le solicitaron al gobierno replantear su posición e iniciar reformas al
sistema electoral, a la ley de prensa y a la política fiscal, pero Caro hizo caso omiso a la
petición.

En 1898, el vicepresidente José Manuel Marroquín asumió la presidencia del país y,


sorprendentemente, apoyó la petición de los conservadores y los liberales: derogó el
impuesto a la exportación del café e impulsó en el congreso las reformas al sistema
electoral y a la ley de prensa. Ante esto, el presidente titular Manuel Antonio
Sanclemente, asumió la presidencia e impidió la aprobación de estas reformas

El rechazo a las reformas por parte del gobierno, convenció a los liberales guerreristas,
encabezados por Rafael Uribe Uribe, de que la única forma para cambiar el modelo
político del país no era por métodos democráticos sino por medio de una guerra civil
que derrotara al gobierno. Así, en 1898, los guerreristas destituyeron de la dirección
liberal a Aquileo Parra, representante del sector pacifista del liberalismo, e iniciaron la
planificación de una nueva guerra civil.

A esta inestabilidad política, se sumó la crisis económica que atravesó el país hacia
1895, que afectó principalmente a los cafeteros. Debido a la rápida expansión de
cultivos de café en el mundo, este bajó significativamente su precio en el mercado
mundial, lo que significó una reducción de los ingresos de los caficultores colombianos.
Crisis que se acentuó, con la negativa del gobierno de eliminar el impuesto a las
exportaciones de café.

Algunas consecuencias de la guerra

La guerra de los Mil Días dejó un saldo inmediato de más de 100 mil colombianos
muertos, miles de mutilados y lisiados de guerra, buena parte de la infraestructura y
producción nacional disminuida por la destrucción de propiedades y el ausentismo de
los empresarios durante el enfrentamiento, y una situación monetaria y fiscal delicada
para el sostenimiento del Estado y la economía del país.

Si bien esas fueron las consecuencias más traumáticas y visibles al final de la guerra, las
transformaciones que esta ocasionó en el sistema político y económico colombiano,
fueron más profundas y significativas.

Consecuencias económicas

Durante la guerra, el gobierno conservador, optó por la fabricación de grandes


cantidades de papel moneda para cubrir los gastos militares. Esta estrategia originó una
progresiva devaluación y un aumento del circulante monetario, lo que ocasionó una
elevada inflación con el aumento en los precios de los productos de consumo de la
población. A su vez, las transacciones de importación y exportación se realizaban,
obligadas por el Estado, con papel moneda lo que dificultó, con la inflación y la
devaluación fluctuante, los negocios entre comerciantes.

A los meses de haber terminado la guerra, a pesar de que el bando ganador había sido el
de los conservadores nacionalistas adeptos al gobierno, los conservadores históricos y
los liberales lograron imponerse en la toma de algunas decisiones de reforma de la
política estatal, principalmente en el campo económico. Gracias a esta presión
reformista, el Congreso aprobó, en 1903, la Ley 33 que buscaba enfrentar la crisis
monetaria y económica con políticas radicales en contra de la emisión indiscriminada de
papel moneda.

Esta ley establecía el patrón oro para controlar la especulación en la emisión monetaria.

Además, obligaba a la recolección del papel moneda circulante para su destrucción y


remplazo, medida que no pudo ser aplicada a cabalidad inmediatamente por las
limitaciones del Estado para ejecutarla. La ley era una conquista de la oposición contra
las políticas que había implantado la Regeneración, y significaba un avance para los
intereses de los sectores vinculados con la importación y exportación de mercancías en
el país.

A partir de entonces, y en las décadas siguientes, los grupos vinculados al comercio


exterior, de importación y exportación, demarcaron la política económica del Estado
colombiano. La dirección que el periodo de la Regeneración le había dado a la
economía comenzó a ser reformada después de la guerra de los Mil Días, debido al
desastre económico que esta conflagración generó.

Consecuencias políticas

Después de la guerra de los Mil Días las élites conservadoras comprendieron lo nocivo
de dejar por fuera de la administración del Estado a los liberales. Durante la
Regeneración, el partido conservador excluyo a los liberales del gobierno.

La Guerra de los Mil Días movilizó a amplios sectores del partido conservador, a buscar
un punto de equilibrio que tuviera en cuenta al partido liberal en la administración del
Estado y en la política. Desde 1903 se luchó, en el Congreso, por la aprobación de una
ley que permitiera la participación liberal en todos los entes representativos del
gobierno. Sin embargo, la resistencia de un buen sector de los conservadores
nacionalistas, frustró los primeros intentos por organizar un gobierno bipartidista.

Hasta el gobierno de Rafael Reyes (1904-1909), quien llegó a la presidencia gracias al


apoyo de liberales y conservadores, se logró la aprobación de una ley que, entre otras
disposiciones, establecía la elección obligatoria de un tercio de los cargos de
representación en el Estado para el partido liberal. El gobierno de Carlos E. Restrepo,
posterior al de Reyes, continuó con la política de coalición bipartidista, y en la reforma
constitucional llevada a cabo en 1910, estableció como norma constitucional un tercio
de representación para el partido minoritario en los cuerpos legislativos del Estado.
Consecuencias sociales

La guerra contribuyó, de manera notable, a exacerbar los odios partidistas a nivel local y
regional. Si bien entre las élites de los partidos se produjo un mayor acercamiento, en la
repartición burocrática del gobierno y en las decisiones políticas, a nivel de las bases de
los partidos aumentó la identificación partidista y el rencor al partido contrario. La
guerra de los Mil Días sembró odios en la población, principalmente rural, que luego se
expresarían, con igual o mayor intensidad, en años posteriores y en el marco de la
denominada Violencia.

Las lealtades partidistas, con la guerra de los Mil Días, adquirieron visos de fanatismo
en el pueblo colombiano. La violencia continuó después de la guerra a nivel local,
manifestada principalmente en periodos de elecciones.

A su vez, regiones golpeadas por la guerra entraron en un periodo de decadencia


económica que complicó la cuestión social en el país. Los santanderes, que era el
bastión liberal durante la guerra, dejaron de ser los principales productores de café y de
quina, y su producción artesanal, que abastecía al interior del país, decayó
significativamente. Posteriormente, estas regiones fueron escenario de los sucesos de La
Violencia, y de la conformación de guerrillas liberales.

De esta manera, la guerra de los Mil Días contribuyó al fortalecimiento de las


diferencias en las adscripciones partidistas de los habitantes del país, con lo cual se
demarcaba el mapa político del bipartidismo colombiano que se mantuvo con pocas
modificaciones durante gran parte del siglo XX.

Por otro lado, la guerra posibilitó movilizaciones de grandes cantidades de la población


en el territorio nacional. Además, de los ejércitos y las guerrillas que se movilizaban por
diferentes regiones, un buen número de habitantes, al huir de la guerra, se establecieron
en regiones poco habitadas donde iniciaron procesos de colonización que dieron lugar a
la extensión de la frontera agrícola colombiana. La guerra de los Mil Días cambio la
distribución poblacional del país.

Separación de Panamá

Aunque Panamá desde su anexión a la Nueva Granada en 1821, había favorecido su


autonomía con el apoyo recurrente a una propuesta federal, nunca se habían llevado a
cabo intentos de separación serios. Sin embargo, una combinación de factores, que
ayudó a precipitar la guerra de los Mil Días, llevó a su separación definitiva de la
República de Colombia el 3 de noviembre de 1903.

No sólo las élites conservadoras y liberales quedaron desprestigiadas ante el pueblo,


también la élite panameña con los sucesos de la guerra, por su descuido en el asunto del
canal. La élite panameña quizo participar de los dividendos de la existencia de un canal
interoceánico en su territorio. Estados Unidos, a su vez, intentó definir un tratado con
Colombia, beneficioso para ellos, que le permitiera emprender la construcción de un
canal interoceánico. También el gobierno colombiano haciendo valer sus derechos
buscó un acuerdo que beneficiara al país.
La no aceptación de las condiciones impuestas por Estados Unidos por parte del
Congreso colombiano, desató las fuerzas en contra de la elite panameña y de Estados
Unidos que en asocio, lograron la separación de Panamá.

Fin de la guerra

Después de dos años de una desgastante guerra de guerrillas, los liberales encabezados
por Benjamín Herrera, general en jefe del Ejército Unido del Cauca y Panamá, se
dirigieron a Panamá para comenzar desde allí una ofensiva que les diera la victoria.
Pero la derrota y posterior rendición de Rafael Uribe Uribe en el departamento de
Bolívar, frustró el plan de Herrera. Así, el 24 de octubre de 1902, Uribe Uribe firmó el
Tratado de Neerlandia, el cual, oficializaba la rendición de las tropas rebeldes de los
departamentos del Magdalena y Bolívar, ofrecía una amnistía a sus integrantes y les
daba la libertad inmediata a los presos de guerra que se hallaban en las cárceles de estos
dos departamentos.

El 21 de noviembre de 1902, los representantes de Herrera, el general Lucas Caballero y


Eusebio A. Morales, a bordo del barco Wisconsin, firmaron el tratado de paz que dio
por terminada la guerra de los Mil Días.

Este tratado, le dio un carácter nacional a las medidas adoptas en el Tratado de


Neerlandia. Además, abolió los impuestos extraordinarios de guerra y convocó a
elecciones para al Congreso, donde se debían tratar las negociaciones del canal de
Panamá, las reformas propuestas por Marroquín en 1898, y la reforma del sistema
monetario del país.

La guerra de los mil días

Duró precisamente mil días o tres años, y


ocurrió en Colombia, mientras gobernaba

ese estado el aciano

presidente conservador
Manuel Antonio Sanclemente, de 85 años
de edad. Éste gobernó en forma demasiado
autoritaria, entre 1888 y 1900, en medio
de una crisis económica creciente, y se
sumó a las críticas que ya había logrado su
antecesor, Rafael Núñez, liberal
independiente pero que había accedido a su
segundo mandato en 1884, con el respaldo
del Partido Conservador.

Núñez, derogó la constitución federalista de Rionegro de 1863, reemplazándola por la

Constitución de Colombia del año 1886, de tipo centralista. En este período


conocido como el de la Regeneración, se trataron de imponer una serie de reformas, no solo
centralizando la administración del estado sino también mejorando los lazos con la iglesia
católica.

Por esta cuestión, la iglesia estaría del lado de los conservadores a lo largo del conflicto,
tratando a través de la prédica religiosa, conseguir adeptos para esa causa.

Estas cuestiones generaron la reacción de los liberales radicales, quienes se sublevaron


tratando de tomar la ciudad de Bucaramanga, pero rápidamente fueron controlados por las
fuerzas oficiales, que declararon que el orden público se hallaba amenazado, asignándose el
derecho, por ese motivo, de enviar fuerzas para pacificar el estado, hacia Santander, donde
se hallaba el foco del conflicto.

Al comienzo, la guerra se volvió adversa a los liberales insurrectos, siendo vencidos el 24 de


octubre de 1899, en la batalla del río Magdalena.

Sin embargo, lograron tomar la ciudad de Cúcuta, y vencer a los conservadores en la batalla
de Peralonso, siendo sus fuerzas dirigidas por Rafael Uribe Uribe, entre los días 15 y 16 de
diciembre del año 1899.

Los conservadores estaban divididos en dos grupos, los nacionales, partidarios de las ideas
de la Regeneración y los Históricos, que pretendían poner algún freno a la irresponsabilidad
del Poder Ejecutivo, y disminuir la centralización administrativa. Éstos, lograron hacer caer el
gobierno de Sanclemente para designar Presidente a José Manuel Marroquín, que era el
vicepresidente anterior. Los liberales desconocieron al nuevo mandatario, y, paralelamente,

Gabriel Vargas Santos, por el Partido Liberal, fue reconocido por

ese sector, como su líder, Jefe de la República Liberal que


pretendían implantar, y generalísimo de su ejército.

Fue la batalla de Palonegro, lugar situado a 8 kms. de Santander capital, acaecida entre el

11 y el 25 de mayo del año 1900, la decisiva en terminar con el sueño


liberal, destruido por las armas de Próspero Pinzón, y sus hombres. A partir de entonces, los
liberales ya no pudieron reorganizar sus filas, prosiguiendo en la forma de lucha guerrillera,
contando con hombres de baja condición social, en su mayoría desposeídos, o pequeños
comerciantes, empleados o artesanos, con participación femenina, que sirvió para hacer
circular información, curar a los enfermos y preparar los alimentos, participando en muchos
casos, directamente, en el campo de batalla (aunque algunas solo lo hicieron para buscar
rédito económico, haciendo “favores” a las tropas a cambio de algún tipo de retribución)

Los rebeldes perdieron su posición en Cúcuta, que fue retomada por los conservadores, el

día 15 de julio de ese año.


El conflicto cobró matices internacionales, cuando desde Venezuela, se intentó mandar ayuda
para los liberales, ideología que cobraba cada vez más adeptos en suelo americano, pero
sucumbieron a fines de julio de 1901, en manos de las fuerzas conservadoras de Juan Tovar.

Los sublevados se dividían, en quienes querían continuar las acciones (belicistas) y los
pacifistas, que comprendían que no quedaba otra alternativa que negociar la paz.

Esta separación ya existía antes de la guerra, cuando tras el gobierno de Rafael Núñez,
sobrevino el mandato de Miguel Antonio Caro, Vicepresidente de Núñez, a quien los liberales
le declararon una guerra en 1895, que en tres meses terminó en fracaso, y algunos liberales
entendieron lo difícil de oponerse al gobierno oficialista.

Uribe Uribe entendió que los pacifistas estaban ahora también en lo cierto, y aunque la lucha
continuó en territorio panameño, hasta noviembre, el 24 de octubre de 1902, se suscribió el
acuerdo en la hacienda Neerlandia, firmándose el definitivo el 21 de noviembre, el Tratado
de Wisconsin, llamado así por haberse celebrado en el acorazado estadounidense que llevaba

ese nombre.

A la profunda crisis poblacional (se perdieron más de 100.000 vidas) y


económica (más de dos decenas de millones de pesos oro) ocasionada por la guerra, se

sumó, como pérdida para Colombia, la independencia de Panamá, ocurrida el


3 de noviembre de 1903.

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