CapiTuLo 5
GRICE Y EL PRINCIPIO DE COOPERACION
1. Puntos de partida. — 2. Su teorfa. 2.1. El principio de
cooperacién y las maximas. 2.2. Tipos de contenidos implicitos.
— 3. Las implicaturas conversacionales. 3.1. Los incumplimientos
de las maximas. 3.2. Implicaturas y maximas. 3.3. Implicaturas y
contexto. 3.4. Propiedades caracteristicas de las implicaturas
conversacionales. — 4. Algunas criticas.
1. Puntos de partida
Si las doctrinas de Searle se podian situar en un terreno
fronterizo entre la semantica y la pragmatica —él mismo es quien
propone no hacer distincién entre lo que solemos llamar el
significado de una oracién y su fuerza ilocutiva—, las de H. P.
Grice, en cambio, pueden incluirse decididamente en la parcela de
la pragmatica. Grice no se ocupa de las relaciones entre estructura
gramatical y fuerza ilocutiva, sino que se centra precisamente en el
estudio de los principios que regulan la interpretacién de los
enunciados. Sus ideas constituyen el punto de partida de la
concepcién de pragmatica mds extendida actualmente.
Muchas veces los filésofos del lenguaje han puesto de relieve
que los operadores légicos y sus contrapartidas en las lenguas
naturales parecen no tener las mismas propiedades; en particular,
han destacado la vaguedad de las conjunciones, frente a la
precision de las propiedades de los conectores légicos. El trabajo
de Grice nace del deseo de demostrar que tal separacién es sdlo
aparente: las conectivas de las lenguas naturales tienen el mismo
valor que se describe para los operadores légicos; las diferencias
de significado que pueden observarse derivan de la intervencién de
otros factores de tipo conversacional. Su modelo trata,precisamente, de identificar y de caracterizar cudles son los
mecanismos que regulan el intercambio comunicativo y son los
responsables de ese «significado afiadido».
2. Su teoria
2.1, EL PRINCIPIO DE COOPERACION Y LAS MAXIMAS
En efecto, Grice propone un analisis del tipo particular de
légica que actua y rige en la conversacién. Hay que tener en cuenta
que el de Searle, al proponer sus cuatro tipos de condiciones, era
ya un paso muy importante en este sentido; pero no hay que
olvidar que su modelo establece una correlaci6n sistematica entre
clase de oracién y fuerza ilocutiva que plantea no pocos problemas
de orden tedrico. Grice, por el contrario, propone una serie de
principios no normativos, que se suponen aceptados tacitamente
por cuantos participan de buen grado en una conversacién. Todos
ellos se incluyen en lo que Grice (1975: 45) llama principio de
cooperacio}
Nuestros intercambios comunicativos no consisten normalmente en
una sucesién de observaciones inconexas, y no seria racional si lo
fueran. Por el contrario, son caracteristicamente —al menos, en cierta
medida— esfuerzos de cooperaci6n; y cada participante reconoce en
ellos, de algiin modo, un propésito 0 conjunto de propésitos comunes
0, al menos, una direccién aceptada por todos. [...] En cada situacién,
algunos de los posibles «movimientos» conversacionales serian
rechazados por inapropiados conversacionalmente. Podriamos,
entonces, formular un principio general, que es el que se supone que
observan los participantes: Haga que su contribucién a la conversacion
sea, en cada momento, la requerida por el propésito o la direccién del
intercambio comunicativo en el que estd usted involucrado.
A pesar de lo que su formulacién en forma de imperativo
pudiera sugerir, no se trata de un principio prescriptivo, en el
sentido habitual del término, sino de un principio descriptivo: es
simplemente una condicion de racionalidad que resulta basica para
que el discurso sea inteligible y tenga sentido. De hecho, el
principio de cooperacion de Grice es, en el fondo, un cierto tipo de«condicién preparatoria» que se espera que los participantes
observen. Cuando los participantes no se ajustan a él, la
conversaci6n es inconexa y absurda.
Ahora bien, que tal principio no sea prescriptivo no implica
que su incumplimiento no pueda merecer algun tipo de sancién
social: si uno de los interlocutores deliberada y
malintencionadamente trata, de alguna manera, de «boicotear» la
conversacion por medio de violaciones ocasionales o constantes de
dicho principio, se expone a las protestas y advertencias de los
otros participantes, e incluso a ser excluido del didlogo por ellos.
El principio de cooperacion se desarrolla en otras normas de
menor rango, a las que Grice, siguiendo a Kant, da el nombre de
categorias de cantidad, cualidad, relacién y modalidad. Cada una
de ellas, a su vez, se subdivide en maximas mas especificas.
Vamos a resumirlas brevemente (de acuerdo con Grice, 1975: 45-
47):
1) Cantidad. Se relaciona obviamente con la cantidad de
informaci6n que debe darse. Comprende las siguientes maximas:
a) que su contribucién sea todo lo informativa que requiera el
propésito del didlogo; pero
b) que su contribucién no sea mas informativa de lo necesario.
11) Cualidad. Esta categoria comprende una supermaxima:
«Intente que su contribucién sea verdadera». Ademas, se
especifica de la siguiente manera:
a) No diga algo que crea falso.
b) No diga algo de lo que no tenga pruebas suficientes.
i) Relacién. Contiene una nica maxima: «Diga cosas
relevantes». Efectivamente, se espera de los participantes en la
conversacion que sus intervenciones se relacionen con aquello de
lo que se esta hablando.
1V) Modalidad. Se relaciona con el modo de decir las cosas,
mas que con el tipo de cosas que hay que decir. Comprende una
supermaxima: «Sea claro». Y se complementa con estas otras:a) Evite la oscuridad de expresi6n.
b) Evite la ambigiiedad.
c) Sea breve (no sea innecesariamente prolijo).
d) Sea ordenado.
Puesto que los intercambios comunicativos constituyen sdélo
un caso especial de comportamiento racional, dirigido a un fin, es
comprensible que estos principios no afecten exclusivamente a las
conversaciones, sino que su vigencia pueda comprobarse también
en la conducta humana en general. El propio Grice pone ejemplos
de su aplicacién a otras actividades, del estilo de arreglar un coche
o hacer un pastel. Lo auténticamente significativo de este hecho es
que la actividad lingiiistica no se presenta como algo separado,
distinto, del conjunto de las acciones que el hombre realiza.
Tampoco estas maximas deben considerarse normas estrictas
de conducta, sino principios descriptivos, de acuerdo con los
cuales se suele evaluar el comportamiento lingiiistico. A pesar de
no ser de cumplimiento obligado —faltar a la verdad no produce,
evidentemente, el mismo tipo de desajuste lingtiistico que hacer
una concordancia incorrecta— se espera, sin embargo, que dichas
maximas sean observadas durante la conversacién, y su
incumplimiento produce o ciertos efectos de sentido, o ciertas
«sanciones sociales» ajustadas a la gravedad de la transgresién:
como Grice sefiala, no merece la misma consideraci6n el infractor
de la maxima Sea breve que aquel que no observa la que dice No
diga algo que crea falso.
2.2, TIPOS DE CONTENIDOS IMPLicITOS
Una distincién fundamental en la teoria de Grice es la que
establece entre lo que se dice y lo que se comunica. Lo que se dice
corresponde basicamente al contenido proposicional del
enunciado, tal y como se entiende desde el punto de vista légico, y
es evaluable en una légica de tipo veritativo-condicional. Lo que se
comunica es toda la informacién que se transmite con el
enunciado, pero que es diferente de su contenido proposicional. Se
trata, por tanto, de un contenido implicito, y recibe el nombre deimplicatura. En el modelo de Grice, las implicaturas deben
definirse y explicarse de acuerdo con los principios que organizan
Ja conversacién.
Existen dos clases de implicaturas:
1) convencionales
11) no convencionales
Las implicaturas convencionales son aquellas que derivan
directamente de los significados de las palabras, y no de factores
contextuales o situacionales. En la conocida frase
Q@)
Era pobre, pero honrado
se genera una implicatura convencional, ligada al significado
léxico de pero, de acuerdo con la cual el segundo predicado se
presenta no solo como un contraste con respecto al primero, sino
también como algo inhabitual 0 inesperado.
Las implicaturas no convencionales se generan por la
intervenci6n interpuesta de otros principios, y forman, por ello, un
clase bastante extensa, dependiendo de cual sea la naturaleza de
los principios involucrados. Se dice que la implicatura es
conversacional cuando los principios que hay que invocar son los
que regulan la conversacién (esto es, el principio de cooperacion y
las méaximas que lo desarrollan); y la implicatura es no
conversacional cuando los principios en juego son de otra
naturaleza (estética, social o moral). Las _ implicaturas
conversacionales pueden ser, a su vez, generalizadas y
particularizadas. Son generalizadas las que no dependen
directamente del contexto de emision; y particularizadas las que si
dependen decisivamente de dicho contexto. Mas adelante veremos
ejemplos de los diferentes tipos. Resumamos en el esquema 5.1 las
clases de contenidos implicitos que distingue Grice.significado
4 oo™
to dicho implicaturas (lo implicito)
convencionales no convencionaies
/o™
conversacionales —_no conversacionales
foOo™
generalizadas particularizadas
EsqQueMa 5.1.
Las implicaturas en negrita son las que le interesan a Grice y
las que suele tomar en consideraci6n la pragmatica. Veamos ahora
con mas detalle cémo funcionan.
3. Las implicaturas conversacionales
3.1. Los INCUMPLIMIENTOS DE LAS MAXIMAS
Al igual que hicieron antes Austin y Searle, también Grice
propone una caracterizacidbn de los diferentes tipos de
incumplimiento de las maximas, y de los efectos y resultados que
producen (tomado de Grice, 1975: 49):
1) Violacién encubierta, discreta y sin ostentacién, de una
maxima. Puede inducir a error a los interlocutores y, por tanto, el
hablante es responsable de engajiar o, al menos, de correr el riesgo
de hacerlo.
11) Supresién abierta de las maximas y del principio. El
interlocutor claramente se niega a colaborar por no poder hacerlo
en la forma requerida: «No puedo decir mds». El didlogo queda
roto.
m1) Conflicto o colisién entre el cumplimiento de las
diferentes maximas, que obliga a elegir una de ellas en detrimento
de otras. Es el caso, por ejemplo, de las situaciones en que no sepuede dar toda la informacidén requerida porque no se tienen
suficientes pruebas de su veracidad.
Iv) Incumplimiento 0 violacién abierta —Grice emplea el
término float, ‘burla, desdén, desprecio’— de una de las maximas,
pero sujecion a las demas. En vista de las circunstancias, todo hace
suponer que no estamos ante una violacién como la descrita en 1,
dado el cardcter abierto de la transgresi6n; ni tampoco hay una
supresion de la totalidad de las maximas, que es la situacién
caracteristica del caso u; ni, finalmente, se dan las condiciones
para que haya un conflicto, como en m1. Si alguien parece querer
cooperar, pero se dirfa que desprecia abiertamente una de las
maximas, los interlocutores, para intentar reconciliar lo dicho con
el principio de cooperacién, suelen inclinarse a pensar que el
emisor queria decir algo diferente de lo que en realidad estaba
diciendo.
Las implicaturas conversacionales se generan combinando —
a veces, en dosis diversas— tres clases de elementos:
1) la informaci6n contenida en el enunciado;
1) los factores que configuran el contexto y la situacién de
emision; y
ut) los principios conversacionales.
La implicatura se convierte, asi, en el camino necesario para
«reconstruim el auténtico contenido que se ha tratado de
comunicar (y restaurar, a veces, la vigencia de las maximas). En
términos mas precisos, la implicatura conversacional puede
caracterizarse de la siguiente manera (tomada de Grice, 1975: 49-
50): cuando alguien dice que p, implica conversacionalmente que
qsi
1) se supone que el emisor esta observando las maximas, o por lo
menos, el principio de cooperacién;
1) con el fin de mantener este supuesto, hay que suponer que el
emisor piensa que q; yul) el emisor piensa que tanto él como el destinatario saben que
este ultimo puede figurarse que la suposicién de es
necesaria.
3.2. IMPLICATURAS Y MAXIMAS
Hemos dicho que las implicaturas pueden surgir para tender
el puente necesario entre la aparente violacion de una maxima y la
presuncién de que, a pesar de ello, el principio de cooperacién
sigue vigente. En realidad, las cosas son un poco mas complejas,
de modo que entre implicaturas y maximas puede haber varios
tipos de relaciones:
1) hay implicatura, pero no hay violacidn aparente;
1) hay implicatura, y debe inferirse que se viola una maxima
para evitar un conflicto con otra méxima; y
1) hay implicatura precisamente porque se viola abiertamente
una maxima.
Veamos ahora algunos ejemplos de las diferentes situaciones
posibles.
En el primer caso —hay implicatura respetando las méximas
— nos hallamos ante implicaturas conversacionales de tipo
generalizado: si alguien dice Pepe tiene dos hijos entendemos que
tiene exactamente dos, y no uno 0 tres.
Como ejemplo de las situaciones en que la implicatura lleva a
suponer que se viola una maxima para no violar otra de mayor
rango, suelen proponerse como casos prototipicos aquellos en que
el emisor da menos informacién de la requerida —infringiendo,
asi, la maxima de cantidad— con tal de no transgredir las méximas
de cualidad:
Q)
A: —A qué hora es la pelicula?
B: —A media tarde.La respuesta de B no es suficientemente informativa, porque
no proporciona todos los datos solicitados por A. Ante esta
respuesta, A tiene que pensar una de estas dos cosas: o bien que B
no desea cooperar; o bien que B desea cooperar, pero no puede
hacerlo de la manera requerida por A, ya que carece de
informaci6n detallada. En este ultimo caso, se ha producido un
conflicto entre dos maximas, la de cantidad y la de cualidad, que
suele resolverse a favor de la Ultima. De hecho, es normal
conceder cierta supremacia a la de cualidad, ya que suele partirse
de la base de que la veracidad del enunciado constituye un
requisito previo e imprescindible para que el mecanismo de
inferencias pueda funcionar correctamente.
En tercer lugar, dijimos que habia implicaturas basadas en el
incumplimiento abierto de alguna maxima. Como ejemplo de la
transgresién patente de la primera maxima de cantidad (Que su
contribucion sea todo lo informativa que requiera el propésito del
didlogo), Grice propone un ejemplo que hoy es ya clasico:
@)
A un profesor le piden un informe sobre uno de sus discipulos
que ha solicitado un trabajo relacionado con la filosofia; en su
carta, el profesor no menciona en absoluto esta disciplina,
sino que da otro tipo de informacién.
El profesor ha incumplido claramente la primera maxima de
cantidad —y yo diria que también la de relacién (Diga cosas
relevantes)—; y, sin embargo, ha escrito respondiendo, lo cual
elimina la posibilidad de pensar que no quiere colaborar. Hay que
concluir, entonces, que si no escribe nada sobre las dotes como
filésofo del candidato es, tal vez, porque no tiene nada bueno que
decir. Y esto es, precisamente, lo que puede estar implicando
conversacionalmente su carta.
En cuanto a la violacién de la segunda maxima de cantidad
(Que su contribucion no sea mds informativa de lo necesario), hay
que comenzar sefialando que la propia existencia de la maxima es
motivo de controversia: de hecho, dar mas informaci6n no parece,
de entrada, una raz6n suficiente para pensar que se esta
transgrediendo el principio de cooperacién. Grice es consciente delos problemas que puede plantear el proponer una maxima de esta
clase; pero, como apunta él mismo, una «sobreinformacién» puede
producir la confusién entre los interlocutores, que seguirdn la
tendencia «natural» de interpretar el enunciado como si estuviera
dando toda la informacién necesaria, y sdlo la informacién
necesaria.
La transgresi6n abierta de la primera maxima de cualidad (No
diga algo que crea falso) da lugar a un amplio abanico de
implicaturas que comprenden un gran ntimero de figuras y tropos:
las metaforas (Tus labios son rubies), la ironia (jBonita faena me
has hecho!) o la hipérbole (Es el mejor que he comido en toda mi
vida) pueden explicarse de esta manera (para la metdfora, véase el
capitulo 11).
Los mejores ejemplos de violacién flagrante de la segunda
maxima de cualidad (No diga algo de lo que no tenga pruebas
suficientes) suelen ser los de las insinuaciones:
(4)
Los Peldez estan gastando mucho dinero ultimamente: ya se
sabe, el dinero que se gana facilmente, se gasta facilmente...
Uno expresa algo que no sabe a ciencia cierta simplemente
para ver cual es la reaccidn de su interlocutor o para inducirle a
pensar, por ejemplo, que los negocios de los Peldez no son del
todo limpios, que el suyo es dinero «negro», etc.
Ya hemos visto algunos ejemplos de la violacion abierta de la
maxima de relacion (Diga cosas relevantes). Un caso extremo es
aquel en el que un brusco cambio de tema trata desviar la
conversaci6n hacia otro tema que se considera menos «peligroso»;
0 aquel otro en que el emisor trata de advertir a su interlocutor de
la presencia de otra persona que no debe escuchar la conversaci6n
que estaban manteniendo...
La supermdxima de modalidad (Sea claro) puede englobar
varios tipos de transgresiones. Entre ellos hay que contar la
excesiva prolijidad. El] enunciado de (5) es un ejemplo clasico. Si
como critica a un recital alguien escribe
6)La soprano emitid una serie de sonidos que reproducian
cercanamente las notas de la partitura del Aria de las Joyas
Ja perifrasis empleada para describir el resultado de la actuacién
lleva a pensar que lo que hizo la intérprete no podia llamarse
cantar en el sentido mas genuino del término.
3.3. IMPLICATURAS Y CONTEXTO
Lo que hemos dicho hasta aqui se refiere a las relaciones
entre maximas e implicaturas. Pero, como apuntamos mas arriba,
hay otro aspecto de las implicaturas que conviene examinar, y es el
de su relacién con el contexto. De acuerdo con este factor, Grice
distingue entre implicaturas particularizadas e implicaturas
generalizadas. Las particularizadas se producen por el hecho de
decir algo en un determinado contexto (es decir, su existencia y
funcionamiento depende decisivamente del contexto), mientras
que las generalizadas tienen lugar independientemente de cual sea
el contexto en que se emiten. Las implicaturas que dependen de la
maxima de relacidn suelen ser particularizadas, ya que necesitan
actuar sobre los conocimientos contextuales compartidos. En
cambio, si decimos
6)
Juan va a cenar con una mujer
cualquiera que sea el contexto en que se pronuncie, la
interpretacion inmediata es aquella en que la mujer no es ni su
esposa, ni su hija, ni su madre, ni su hermana...: éste es un ejemplo
de implicatura generalizada. Las implicaturas generalizadas
dependen del significado de las palabras, asi que, como el propio
Grice reconoce, no es dificil confundirlas con las implicaturas
convencionales.
3.4, PROPIEDADES CARACTERISTICAS DE LAS IMPLICATURAS
CONVERSACIONALESLas implicaturas conversacionales presentan algunas
caracteristicas que, si bien aisladamente no constituyen una prueba
totalmente fiable para decidir si algo es o no una implicatura —
Grice mismo se ha visto obligado a admitirlo—, sin embargo si
pueden proporcionar indicios de que realmente nos hallamos ante
un tipo de implicito conversacional. Las propiedades originalmente
propuestas por Grice (1975: 57-58) son las siguientes:
1) Cancelabilidad. Las implicaturas conversacionales
(especialmente las generalizadas) son cancelables, sea afiadiendo
al enunciado en que aparecen una cldusula que las invalide de
manera explicita, sea emitiendo dicho enunciado en un contexto
que indique claramente que se esta violando de manera flagrante el
principio de cooperacidn.
11) No separabilidad. Las implicaturas conversacionales que
no se basan en la violacidn de las maximas de manera dependen —
dejando aparte el conocimiento del mundo y la situaci6n— del
contenido expresado, y no del particular modo de expresarlo.
1) No convencionalidad. Las implicaturas conversacionales
no forman parte del significado convencional de las expresiones a
Jas que se ligan.
1v) No deducibilidad ldgica. Las _ implicaturas
conversacionales no son propiedades légicamente deducibles o
inferibles a partir de lo dicho; es decir, no dependen de lo que se
dice, sino mas bien del hecho de decir lo que se dice.
v) Indeterminacién. Lo que se implica conversacionalmente
posee un cierto grado de indeterminaci6n, ya que las maneras de
conseguir restaurar la vigencia del principio de cooperacién y de
las maximas pueden ser varias y diversas.
Las propiedades 1 y Iv (cancelabilidad y no deducibilidad
ldgica) ayudan a separar las implicaturas conversacionales de otros
tipos de implicaciones ldgicas, que no son cancelables y si son
deducibles por procedimientos formales. La implicatura descrita
para el ejemplo (6) puede cancelarse facilmente, como en (7):
”%
Juan va a cenar con una mujer: la suyaEsto es imposible cuando estamos ante una deduccién légica:
(8)a implica légicamente (8)b, y esta implicacién deductiva no
puede cancelarse como se pretende hacer en (8)c:
(8)
a. Maria tiene tres hijos
b. Maria tiene hijos
c. #Maria tiene tres hijos, pero no tiene hijos
Por el contrario, la implicatura de cantidad correspondiente a
(8)a, que es (9)a, se cancela sin dificultades en (9)b:
@)
a. Maria tiene exactamente tres hijos
b. Maria tiene tres hijos, y puede que mas
Por lo que se refiere a la imposibilidad de ser deducidas
légicamente, los ejemplos con cuantificadores parecen constituir
una buena muestra de esta caracteristica. De la proposicién (10)a
se sigue (10)b; pero la implicatura (10)c, obtenida a partir de la
Pproposicion (10)b en virtud de la aplicacién de las maximas de
cantidad, no es una implicacién legitima desde el punto de vista
légico:
(10)
a. Todos los delegados votaron a favor de la propuesta
b. Algunos delegados votaron a favor de la propuesta
c. No todos los delegados votaron a favor de la propuesta
El rasgo (no separabilidad) sugiere la diferencia entre
implicaturas conversacionales y presuposiciones: las
presuposiciones dependen decisivamente de la aparicién de ciertas
palabras; las implicaturas, en cambio, dependen de su contenido,
de su significado. Por ello precisamente se dice que la implicatura
no puede separarse de dicho contenido. Esto, a su vez, permite
predecir que las sustituciones sinonimicas no afectarén al
contenido implicado, como se ve en
e5))a. Juan traté de saltar los 2,15 metros
b. Juan intenté saltar los 2,15 metros
c. Juan probé a saltar los 2,15 metros
Todos los enunciados implican que Juan no consiguid superar
el list6n.
Hay que excluir, por razones obvias, las implicaturas que
provienen de la maxima de manera, ya que éstas si dependen del
modo de decir y, por tanto, son sensibles a la sustitucién; la
implicatura generada por (12)a no esta presente en (12)b:
(12)
a. La soprano emitid una serie de sonidos que reproducian
cercanamente las notas de la partitura del Aria de las Joyas
b. La soprano canto el Aria de las Joyas
Por su parte, las caracteristicas 111 y Iv (no convencionalidad y
no deducibilidad légica) ponen de relieve que las implicaturas
conversacionales son propiedades de los enunciados, y no de las
oraciones; 0, dicho de una forma mas precisa, son propiedades
derivadas del hecho de enunciar, y no del significado convencional
de lo que se enuncia. Ello explica que una misma oracién pueda
dar lugar a un numero no predeterminado de implicaturas
diferentes:
(13)
Pepe es un demonio
puede querer decir muchas cosas: que es malo, que es
malintencionado, que es travieso, que es listo...
Ahora bien, como adelantébamos mas arriba y como se han
ocupado de poner de relieve los criticos de Grice, ninguna de estas
propiedades constituye una prueba suficientemente precisa para
determinar la existencia de una implicatura conversacional. Para
empezar, la cancelabilidad no parece ser una propiedad exclusiva
de las implicaturas: de hecho, sabemos que las implicaciones
légicas de tipo inductivo pueden cancelarse. De otro lado, y por lo
que se refiere a la no separabilidad, tampoco resulta una pruebasuficiente, porque en muchos casos tampoco las presuposiciones
son separables y permiten sustitucién sinonimica, y tanto (14)a
como (14)b presuponen (14)c:
a4)
a. Juan ha dejado de pegar a su mujer
b. Juan ya no pega a su mujer
c. Antes Juan pegaba a su mujer
Como solucidn puede sugerirse que, para que una inferencia
sea considerada una implicatura, hay que tomar las cinco
propiedades en conjunto. Sadock (1978) afiade una propiedad mas:
Jas implicaturas son las tnicas inferencias reforzables, compatibles
con la menci6n de su contenido sin que se produzca redundancia.
La implicatura de cantidad que se deriva de (15)a puede reforzarse
con la continuacién de (15)b sin que el resultado sea extrafio o
innecesariamente redundante, pero no con la de (15)c:
(1s)
a. Algunos de los chicos fueron al partido,
b. ...pero no todos
c. ? ...pero no ninguno
4. Algunas criticas
El principio de cooperacién postulado por Grice y las
maximas que lo complementan se han convertido en un modelo ya
clasico dentro de la teoria pragmatica. De acuerdo con su
formulaci6n no es dificil observar que las normas que regulan el
intercambio comunicativo no son distintas de aquellas que operan
en todos los otros tipos de actividad cooperativa: la de hablar se
configura, por tanto, como una mas de las acciones del hombre.
Por ello, se considera que, mientras no se demuestre claramente lo
contrario, el principio de cooperacién y las maximas estan siendo
observados por todos los participantes en el didlogo. Y cuando
aparentemente esto no es asi con respecto sdlo a una de las
mdaximas, opera otra estrategia que trata de restituir su
cumplimiento, reinterpretando lo dicho, de tal manera que seobtiene, por medio de una implicatura conversacional, un nuevo
contenido significativo no contradictorio con el principio de
cooperacion.
De este modo, la nocién de implicatura permite cubrir la
distancia que separa lo que se dice y lo que efectivamente se
comunica (es decir, explicar un tipo de significado del que la
semantica no puede dar cuenta). Y, gracias a ello, permite también
simplificar las descripciones sintacticas y semdnticas, asignando a
los elementos léxicos significados unitarios y estables.
A pesar de su interés, el enfoque de Grice resulta, en parte,
reduccionista. Hablar no es sdélo desarrollar una actividad casi
puramente mecdnica destinada a transmitir una informacién
objetiva de la mejor manera posible; es decir, no consiste en
proporcionar sin ambigiiedad la cantidad precisa de datos
necesarios y verdaderos. Sin embargo, tal seria el resultado
obtenido por una aplicaci6n estricta de las maximas que integran el
principio de cooperacion. El propio autor se dio cuenta de que su
formulacién era insuficiente, pero esto no siempre ha sido
considerado por algunos de sus seguidores. Merece la pena, por
tanto, volver a repetir las palabras de Grice (1975: 47):
He establecido mis maximas como si el propésito fuera un
intercambio de informacién lo mas efectivo posible; esta especificacin
es, por supuesto, demasiado estricta, y el esquema necesita ser
ampliado para introducir propésitos generales como influir u organizar
las acciones de otros.
En efecto, hablar, comunicarse con los demas, significa
también, y muy especialmente, establecer determinados tipos de
relacién con otras personas, producir en ellas determinados
efectos, y conseguir, asi, ciertos objetivos. Grice sefiala que puede
haber otras maximas que complementen en esta direccién el
modelo por él propuesto:
Hay, por supuesto, otras clases de mdaximas (estéticas, sociales,
morales...) tales como «sea cortés», que normalmente son observadas
por los participantes en el intercambio comunicativo, y que también
pueden generar implicaturas no convencionales [Grice, 1975: 47].Con todo —y pese a los problemas que plantean algunas de
sus propuestas—, la obra de Grice es hoy un punto de referencia
necesario, ya que constituye el punto de partida de muchos
enfoques posteriores. Estos se han encaminado en dos direcciones
diferentes: unos —Horn (1984), Levinson (1987a) o Sperber y
Wilson (1986a)— han tratado de simplificar el aparato conceptual,
reduciendo en lo posible el nimero de maximas; en cambio, otros
—como Leech (1983)— han preferido seguir la recomendaci6én del
propio Grice, y han tratado de establecer otros principios y
maximas complementarios que sirvan para dar cuenta de las
dimensiones de la comunicaci6n no contempladas por el modelo
original.
Lecturas recomendadas
Ademés de los trabajos originales de Grice —especialmente, Grice
(1975, 1978 y 1981), reunidos todos en Grice (1989)—, pueden verse, por
ejemplo, el cap. III de Reyes (1995), el cap. 3 de Thomas (1995), el cap. 5
de Green (1996), el cap. 5 de Yule (1996): todos ellos son claros y
accesibles. Para ampliar, puede consultarse la primera parte de Yus (1997),
y los capitulos 7 y 9 de Moeschler y Reboul (1994). Un enfoque resumido y
totalmente actualizado se encuentra en Hom (2003). Es interesante el
nuimero monografico de la Berkeley Linguistic Society (1990) dedicado a la
obra de este filésofo. Las aplicaciones de la teoria de las implicaturas
conversacionales han sido muy numerosas: Harnish (1976), McCawley
(1978), Gazdar (1979), Atlas y Levinson (1981), Horn (1984 y 1989), y
Levinson (1987a), entre otros; Levinson (2000) constituye actualmente el
punto de referencia central en la pragmatica neogriceana. Pueden verse
valoraciones criticas de la teorfa de Grice en Ochs (1976), Kiefer (1979),
Burton-Roberts (1984) y Kempson (1988a).
El trabajo mas representativo sobre implicaturas convencionales es
Karttunen y Peters (1979). Son muchos los puntos en comin entre este
concepto y el de presuposicién, que no aparece tratado en este libro porque
lo consideramos un problema de semdntica mas que de pragmatica. La
nocién de presuposicién se remonta a Frege, y el trabajo clasico mas
importante es Strawson (1950). La antologia de Oh y Dinneen (1979) retine
importantes contribuciones y una bibliografia especializada. Para una
defensa de una aproximacién seméntica al tema de la presuposicién, véase
Burton-Roberts (1989), y para un enfoque formal, véase Kadmon (2001).
Incluso algunos aspectos del funcionamiento de las lenguas que se
tenjan por estrictamente gramaticales han recibido tratamientos basados en
el concepto de implicatura: véase Levinson (1987b y 1991) y Huang (1994)
para la anafora, y Hawkins (1991) para los articulos.