Las Células

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Las células

Por Alexandra Villa-Forte , MD, MPH, Cleveland Clinic

Modificación/revisión completa abr. 2022

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Las células son los componentes básicos del cuerpo. Todos los tejidos y órganos están formados
por miles de millones de células diferentes. El tamaño de las células humanas varía de unas a
otras, pero todas son muy pequeñas. Incluso la mayor de todas, el óvulo fecundado, es tan
pequeña que no es perceptible a simple vista.

Todas las células del cuerpo de una persona son descendientes de dos células, el óvulo de la
madre y el espermatozoide del padre. Después de la unión del óvulo y el espermatozoide
(fecundación), el óvulo fecundado es una única célula. Esta célula, el cigoto, se divide muchas
veces y, a medida que se divide, las células descendientes desarrollan diferentes características y
funciones. Estas células diferentes forman finalmente los distintos órganos (véase también Fases
del desarrollo del feto).

Son muchos y muy diversos los tipos de células que constituyen el organismo, y cada uno está
dotado de una estructura y una función propias. Algunos tipos de células incluyen

Células sanguíneas

Células musculares

Células cutáneas
Células nerviosas

Células glandulares

Algunas células, como las células sanguíneas, se desplazan libremente en la sangre y no están
unidas unas a otras. Otras, como las células musculares, están firmemente unidas entre sí.

Algunas células, como las células de la piel, se dividen y se reproducen con rapidez. Otras, como
ciertas células nerviosas, no se dividen ni se reproducen, salvo en circunstancias excepcionales.

Epitelio: superficies del cuerpo

Epitelio: superficies del cuerpo

Las células

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Además de las células humanas, el cuerpo humano tiene células extrañas. Las células extrañas son
microorganismos, como bacterias y hongos, que viven en la piel y en las vías respiratorias, la boca
y los tractos digestivo, reproductor y urinario sin causar ningún daño. Los microorganismos que
habitualmente ocupan un sitio corporal particular se denominan flora saprófita o microbioma.
Gran parte de la flora saprófita es realmente útil para las personas, por ejemplo, ayudando a
digerir los alimentos o al impedir el crecimiento de otras bacterias más peligrosas.

Los virus no son células Los virus contienen material genético (ADN o ARN), pero requieren una
célula viva para multiplicarse.

Estructura de las células

Aunque a menudo se consideran la unidad más pequeña de un organismo vivo, están constituidas
por elementos aún más pequeños, cada uno de ellos dotado de una función propia.

Las células humanas tienen una membrana superficial (denominada membrana celular) que
mantiene unidos los contenidos. Sin embargo, esta membrana no es una simple envoltura, es un
participante activo en la vida de una célula. La membrana controla qué sustancias químicas y otras
sustancias pueden entrar y salir de la célula. La membrana también posee receptores que
identifican la célula con otras células. Estos receptores reaccionan también ante sustancias
producidas por el organismo y ante fármacos introducidos en el mismo, y permiten que estas
sustancias o fármacos entren o salgan de la célula de forma selectiva (véase Receptores celulares).
Las reacciones que se producen en los receptores a menudo alteran o controlan las funciones
celulares. Un ejemplo de ello es la unión de la insulina a los receptores de la membrana celular
para permitir que la glucosa entre en las células y ayudar para mantener los niveles apropiados de
azúcar en sangre.

Dentro de la membrana celular existen dos compartimentos principales:

El citoplasma

El núcleo

El citoplasma contiene estructuras que consumen y transforman la energía, y que realizan las
funciones de la célula.

El núcleo contiene el material genético de la célula (genes y cromosomas), que contiene a su vez
todas las instrucciones sobre el funcionamiento de la célula y controla la división y la reproducción
celulares.

Las mitocondrias son estructuras minúsculas situadas en el interior del citoplasma de todas las
células que proporcionan energía a la célula.

Dentro de una mitocondria

Dentro de una mitocondria

Interior de la célula

Si bien existen distintos tipos de células, la mayoría de ellas poseen los mismos componentes. Una
célula tiene un núcleo y un citoplasma, y está delimitada por la membrana celular que regula lo
que sucede dentro y fuera de ella. El núcleo contiene los cromosomas que constituyen el material
genético de la célula, al igual que un nucléolo que produce los ribosomas. Los ribosomas producen
proteínas, que el aparato de Golgi compacta de modo que puedan abandonar la célula. El
citoplasma está constituido por un material fluido y por los orgánulos celulares, que pueden
considerarse los órganos de la célula. El retículo endoplasmático transporta materiales en el
interior de la célula. Las mitocondrias generan la energía necesaria para las actividades celulares.
Los lisosomas contienen enzimas que pueden descomponer las partículas que entran en la célula.
Los centríolos participan en la división de la célula.

Interior de la célula

Función de las células

Algunas células, sobre todo las glandulares, tienen por función principal la producción de
sustancias complejas como las hormonas o las enzimas. Las hormonas son mensajeros químicos
que controlan y coordinan las actividades a través del organismo. Por ejemplo, la insulina es una
hormona producida por ciertas células del páncreas para ayudar a regular las concentraciones de
azúcar en sangre. Las enzimas son proteínas complejas que controlan y llevan a cabo casi todos los
procesos y reacciones químicas del organismo. Otras células del páncreas producen enzimas
digestivas que descomponen los alimentos para que puedan ser absorbidos.

Algunas células producen otras sustancias útiles, como las células de la mama, que producen
leche, las células del revestimiento de los pulmones, que producen moco, y las células de la boca,
que producen saliva.

Existen otras células cuya función primordial no es la producción de sustancias. Por ejemplo, las
células musculares se contraen, lo que permite el movimiento. Este es el caso, también, de las
neuronas, que generan y conducen impulsos eléctricos, permitiendo de este modo la
comunicación del sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) con el resto del organismo.

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