Anteproyecto 2023

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Universidad ORT Uruguay

Facultad de Comunicación y Diseño

Anteproyecto
Título: En busca del exilio perdido

Entregado como requisito para la realización de la Tesis de Grado de


Licenciatura en Comunicación Audiovisual

Tutora sugerida: Carolina Campo

Sebastián Astorga Rostani – 232155

2023
Título provisorio: En busca del exilio perdido

Justificación:

Para el momento en que escribo estas líneas, la crisis migratoria venezolana es un


fenómeno que cambia constantemente y que hasta hace pocos meses no se tenía previsto
que alcanzase las dimensiones que estimaba la Plataforma Interagencial R4V, co-liderada
por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la
Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en sus reportes periódicos.

Me enfrento a un tema en evolución constante que se refleja en los fenómenos


migratorios que han ocurrido a lo largo de la historia reciente. Estos fenómenos tienen la
característica de integrar a personas que han vivido experiencias derivadas de haber sido
forzadas a abandonar y cambiar su hogar, sus entornos, sus costumbres. Estos sujetos se
convierten en portadores de distintas experiencias basadas en sus propias necesidades de
acuerdo a sus contextos, pero que tienen en común haber elegido emigrar o solicitar refugio
fuera de su antiguo hogar: un hogar que puede pertenecer tanto a un pasado reciente,
como el de aquellos migrantes venezolanos que salieron de su país en la última década,
como aquellos uruguayos que abandonaron el país décadas atrás y retornaron a un país que
ya no identifican como suyo.

Desde el momento en que decidí comprometerme con este proyecto y plasmarlo en


un documental como forma de mediar con el tema que trato, me imaginé aventurándome
en la producción de un documental que me llevara a realizar una "road movie" recogiendo
testimonios de migrantes, observando y rodando las calles y trochas por las que transitan
ellos y transitaron mis personajes. Quería que estos testimonios fueran como ecos que, al
igual que yo, relataran sus experiencias tanto en el camino como en sus destinos. Me
interesaba conocer sus definiciones de hogar, sus percepciones sobre su sentido de
pertenencia y su integración en las comunidades de acogida.

Sin embargo, los personajes que mejor conozco, aquellos que me hicieron
vincularme a la temática migratoria en un principio, fueron los que me rodearon desde un
primer momento y configuraron lo que yo mismo llamé hogar. Este hogar cambió
constantemente de ubicación geográfica. El vínculo que construí con mi madre, Carla
Rostani, migrante y remigrante uruguaya nacionalizada venezolana, y con mi padre,
Gustavo Astorga, migrante venezolano, se basó en la multiculturalidad. Ambos vivieron
procesos migratorios muy distintos.

Mi madre, que creció en una familia italo-uruguaya, se exilió de Uruguay con 15 años
recién cumplidos, en medio de la dictadura militar uruguaya, hacia Venezuela. Llegó a
Venezuela de forma clandestina y a través de un coyote que le facilitó el paso a través de la
frontera colombo-venezolana con un documento falso. Una vez en Venezuela, vivió
indocumentada durante varios años.

De cierta forma, este proyecto busca darle forma a la memoria que configura ese
hogar en el imaginario del migrante. Para Marianne Hirsch (2012), que estudia los procesos
de la posmemoria, recordar a través de las experiencias de nuestros antepasados es hacerse
cargo de un relato que configura un mito que se transmite generacionalmente y forma la
identidad de un individuo. Esta identidad se convierte en la necesidad de ser incluido en
una membrana colectiva forjada por la herencia compartida de un grupo humano que
atravesó un período movilizador, como una migración o remigración forzada.

A través de mis vínculos familiares, que están signados por historias de migración
en, al menos, las últimas cuatro generaciones que me anteceden, me propongo a investigar
sobre las consecuencias de la migración en la construcción de mi propia identidad. Esta
investigación es también una forma de acercarme y comprender la experiencia migratoria
de mi madre desde su país de origen hasta su llegada a un lugar que más tarde llamó hogar
–a pesar de las dificultades en su integración como migrante indocumentada– y comenzó a
identificar como su nación de procedencia, incluso al retornar a Uruguay décadas después,
empujada por la crisis social y económica de Venezuela.

A través de testimonios que recogí en entrevistas periodísticas con migrantes en


distintas situaciones sociales, económicas y geográficas en América del Sur, me di cuenta,
como lo haría Hirsch en su investigación sobre descendientes víctimas del Holocausto, del
valor que tiene el relato cuando el individuo que lo promulga se hace cargo del mismo,
sintiéndose autorizado a reproducirlo como lo hicieron sobrevivientes a los campos de
concentración luego de ver Shoah (1985). De esta manera, al escuchar un testimonio de las
experiencias vividas en la ruta migratoria, el espectador se vincula con esta historia que,
reproducida y transmitida, se vuelve parte “de un sistema simbólico intersubjetivo del
lenguaje” que se conecta con los recuerdos del sujeto portador de la memoria (Hirsch, 2015,
p. 58).

Comencé a tomar contacto directo con esta temática gracias a mi trabajo como
periodista y fotógrafo. Recolecté tanto con mi cámara en foto y en video como con la
grabadora del celular testimonios de migrantes y caminantes venezolanos tanto en Uruguay
como en Ecuador, país atravesado por la ruta migratoria Sur-Sur y que concentra cientos de
miles de migrantes venezolanos. Esta forma de acercamiento al tema se dio tras cursar un
taller sobre periodismo en la temática migratoria de la mano de la Fundación Gabo de
Colombia y sería una ventaja si se enmarca en las palabras de Patricio Guzmán (1998):
“Puede afirmarse que una película documental se sitúa por encima del reportaje
periodístico y por debajo del ensayo científico, aunque a menudo utiliza recursos narrativos
de ambos y está muy cerca de sus métodos” (p. 6). En mi caso, me acerqué al tema desde
el lado periodístico, aunque impulsado por las circunstancias personales y familiares
señaladas.

No obstante, el ritmo de trabajo de un documental que en primer momento se iba


a desarrollar como largometraje, me permitía seguir empapándome en el tema, en los
testimonios, y en la articulación de los relatos familiares para la construcción de un ensayo
documental que explore las consecuencias de la integración de los migrantes en el marco
de la migración Sur-Sur a través de una historia de migración personal y familiar. “Estamos
dispuestos a trabajar mucho tiempo en una determinada historia, sin la urgencia,
superficialidad o rapidez a la que están obligados los periodistas” (p. 11).
El comienzo de esta investigación parte como necesidad de entender la memoria
que entrañan los testimonios visuales personales y de entrevistas mediante el archivo y la
exploración de testimonios y observaciones personales como autor documental. Así como
la familia se transforma en una unidad de transmisión esencial que construye lo que Jan
Assman (como se citó en Hirsch, 2015) llama la memoria comunicativa a través de la
mitifiación de ciertas historias desde la intimidad de las relaciones entre miembros de una
familia, mi historia personal como persona migrante y miembro de una familia migrante
que han sufrido procesos migratorios como conscecuencia de acontecimientos históricos
traumáticos.

A partir de mi primera migración fuera de Venezuela, en 2009, que contaba 10 años


de edad, mi familia se comenzó a diluir de forma escalonada hasta su punto cúlmine a
mediados del año 2020. La migración, las dificultades para adaptarse en una comunidad de
acogida y la depresión no solo de mi madre, sino la condición psiquiátrica sin diagnóstico
de mi abuela materna y los roces con mi propio padre terminaron desarmando a una familia
en el exilio, haciendo que me interese más por la crisis de pertenencia e identidad que
sufren migrantes como yo, que desde el uso de la lengua se evidencia su extranjeridad en
cualquier sociedad donde se desenvuelven.

Los testimonios de otros migrantes son un testigo de eso que Eva Hoffman
denomina “conexión viva” (op. cit.) y que se encuentra en proceso de una construcción de
la que se podrían prever resultados a mediano y largo plazo, cuando esos migrantes
finalmente transmitan su experiencia a futuras generaciones. Es por ello que considero
importante la obra de Susan Sontag (2003), quien ha planteado el desafío, principalmente
a nivel visual, de contar una historia de una víctima de una situación que compromete su
integridad sin apropiárnosla, sin desviar exageradamente la atención hacia nosotros y sin
que nuestras historias se vean desplazadas por las suyas al crear una “ilusión de consenso”
(p. 8) que resulta en lo que para Virginia Woolf hace que las imágenes de conflictos bélicos
describan víctimas genéricas cuyos pie de foto puedan alterarse de acuerdo con
necesidades propagandísticas. “Para Woolf la guerra es genérica, y las imágenes que
describe son de víctimas genéricas y anónimas” (p. 9).

Migrar es un derecho que se establece en la Declaración Universal de los Derechos


Humanos, en sus artículos 13, 14 y 15 y en el Pacto Mundial de Migraciones. En Uruguay,
las percepciones que configuran la opinión pública sobre la inmigración en sus comunidades
de acogida ha evolucionado a medida que el país se ha convertido en un país receptor de
migrantes luego de más de medio siglo siendo un país emisor (Arellano, 2019). A pesar de
ser un país con un estado de bienestar superior en la región, de acuerdo a la obra de
Voorend y Alvarado (2022), los migrantes, refugiados y solicitantes de refugio se
encuentran con barreras ineludibles a la hora de integrarse, ya sea por documentación o
por barreras socioculturales que los excluyen, como ejemplifica el autor en el caso del
acceso al sistema de salud pública, donde se encuentran barreras que impiden gozar de los
derechos a recibir asistencia (op. cit.); esto reconfigura su proceso migratorio luego de
segundos y terceros movimientos migratorios –es decir, que remigran nuevamente desde
un país donde ya eran inmigrantes–, especialmente luego de radicarse de manera irregular
en otros lugares, con lo que económica y socialmente eso implica, a menudo teniendo que
cruzar fronteras de forma ilegal para solicitar refugio en un país alejado geográficamente
de las rutas migratorias principales.

En cuanto a la forma, en un principio se exploró trabajar en un concepto que


mezclaba la cuestión de collage con el ensayo documental, ya que en una lógica de
largometraje, hubiese sido pertinente la narración en mosaico que encuentra antecedentes
en la construcción de narraciones en la obra del documentalista neerlandés Johan van der
Keuken. Sin embargo, con la posibilidad de ejecutar este proyecto en formato
mediometraje, es preciso explorar distintos formatos que complementen el ensayo
documental.

Objeto
La memoria y la construcción de mi identidad como migrante como mediación con
la experiencia migratoria de mi madre, exiliada uruguaya retornada, y cómo impacta esto
en el sentido de pertenencia, la depresión, y en la disolución de mi familia.

Problemas de investigación

- Problemas de representación

¿Cómo construir un relato coral a partir del poquísimo material producido previamente y
de qué manera filmar el que falta?

¿Cómo considerar y contar las historias de escenarios por los que pasaron sujetos
migrantes encarnados en personajes como William y Emelina sin apropiármelas, sin
desviar exageradamente la atención hacia nosotros y sin que mi historia se vea desplazada
por las suyas?

¿Cómo articular las fotografías con las imágenes en movimiento?

¿Cómo utilizar el material filmado en la intimidad por mi familia?

¿Cómo articular los distintos elementos del objeto que me involucran personalmente en la
historia y los narrados por mi madre, Carla Rostani, quien vivió un exilio bajo otras
circunstancias políticas e históricas?

¿Qué modalidad documental se adapta mejor a estas historias y su vínculo entre ellas?

¿Cómo explicar los procesos migratorios históricos personales a través de fotografías y


documentos de mis padres, abuelos y bisabuelos?

- Problemas de investigación:

¿Qué es lo que lleva a una persona a caminar miles de kilómetros sin saber exactamente a
donde va a llegar o qué va a comer ese día?

¿Los migrantes compartimos una experiencia similar?


¿Cómo afecta el síndrome de Ulises a los migrantes radicados en Uruguay?

¿Qué papel juega la memoria en un proceso migratorio, tanto al inicio como luego de años
de iniciado?

¿Cómo evoluciona en una persona su forma de expresarse, su acento, sus costumbres y su


visión ideológica del mundo al integrarse en una comunidad local en la que se considera
extranjero?

¿Qué sucede con aquellos que desaparecen en el camino luego de atravesar fronteras de
forma irregular?

Objetivos generales

Describir cualitativamente mi vínculo personal con las historias cotidianas de mi


madre, abuelos y bisabuelos en sus exilios que los convirtieron en personas migrantes y
con la memoria del presente de otros migrantes venezolanos en América del Sur.

Construir un relato colectivo a través de testimonios basados en las distintas


etapas personales y generacionales de formación de la identidad como sujetos migrantes
en sus exilios en América Latina.

Exponer los testimonios de migrantes a pie encontrados en Ecuador y Uruguay, de


2021 en adelante, y preguntarme y preguntar a otros migrantes cómo se vinculan con
ellos.

Elaborar un discurso a partir de la identificación o no con la construcción de un


relato colectivo basado en la identidad con un país luego del exilio causado por la sombra
de un contexto sociopolítico inestable, como lo fueron las dictaduras militares en el sur de
América Latina y los totalitarismos del siglo XXI en la región.

Objetivos específicos
Recoger y organizar los testimonios centrando a sus protagonistas como autoridad
absoluta de sus narrativas.

Estudiar sobre los traumas generados por el sentido de pertenencia y la


posmemoria.

Analizar el archivo fotográfico y de imágenes creado por mi madre entre 1980 y


1999.

Estudiar la posibilidad del ensayo como género discursivo y documental.

Escribir un guion para voice over en formato epistolar para construir un hilo que
conecte las distintas partes de la investigación sin destruir o vaciar el significado de las
imágenes que comunican a través de ellas mismas.

Construir un lenguaje propio de esta investigación que juegue con la idea de


realismo mágico, presente en los relatos que se transmiten generacionalmente por el lado
de mi familia paterna, más arraigada a la historia social y política venezolana.

Marco teórico

La migración como fenómeno de cambio en membranas colectivas

Una persona no es la misma luego de cruzar un puente, de emprender un viaje o de


abandonar su zona de confort para buscar una mejor calidad de vida. Ese viaje que
emprende un personaje, que bien puede ser un arquetipo de un relato, se refleja en el
espejo de la construcción del mito de un héroe que se lanza a la aventura en un viaje sin
retorno, que tanto se ha discutido en la literatura occidental sobre el tema alrededor de la
obra analítica de Joseph Campbell (1959).

La migración, un fenómeno difícil de abarcar que se inicia desde el nacimiento de la


vida en la Tierra, es la inspiración de los relatos clásicos que configuran la aventura heroica.
En este trabajo de grado, pretendo enfocarme en cómo los distintos exilios de mi familia
más directa han construido un relato desde la multiculturalidad que obedece a la
construcción de una memoria colectiva como constructora de identidad de un país a través
de la migración entre Venezuela y Uruguay, con reminiscencias de la cultura del norte de
Italia con la que se identificaban mis bisabuelos.

La posmemoria, el mito y el sentido de pertenencia

Los relatos que se transmiten en el ámbito privado de un entorno social privado,


como las familias, forman mitos que se transmiten generacionalmente y forman la
identidad de los individuos como necesidad de ser incluidos en la membrana colectiva que
los rodean en su entorno (Hirsch 2015). De esta manera, la autora sugiere que la labor de
la posmemoria “se propone reactivar e individualizar de nuevo estructuras memoriales
políticas y culturales más distantes, reinvistiéndolas con formas de expresión estética y de
mediación familiar enriquecedoras” (p. 58). De esta forma, aquellas víctimas 1 menos
directamente afectadas, como sus descendientes, “conectan con la generación de la
posmemoria, que puede perdurar incluso después de que hayan muerto todas las víctimas
y sus descendientes” (op. cit.). Si bien la relación de la posmemoria con este proyecto es
compleja, ya que como autor también me incluyo en el colectivo migrante, exploro los
conceptos desarrollados por Hirsch en la construcción de una identidad de migrante que
conoce, a través de sus antepasados, experiencias traumáticas relacionadas a migraciones
en el pasado.

Por otro lado, Aprea (2015) describe la existencia de diversos tipos de memoria que
se transmiten en diversos ámbitos: desde lo público y político, hasta lo privado e individual.
Para el autor, existe “una memoria colectiva que se relaciona con los recuerdos individuales
ya que se basa en ellos pero, al mismo tiempo, tiene la capacidad de enmarcarlos” (p.33).
En este sentido, el autor plantea que los estudios de la memoria “deben concentrarse en
estos condicionamientos que generan las memorias colectivas sobre las individuales” (op.
cit.).

1
En su caso de estudio, Hirsch (2012) se refiere a “víctimas” a aquellas personas supervivientes del
Holocausto y su descendencia.
De esta manera, teniendo en cuenta los postulados sobre la memoria social de
Aprea (2015) y la posmemoria de Hirsch (2012), los hijos y nietos de migrantes en la
actualidad son portadores del testimonio de sus antepasados en caso que hayan generado
ese grado de complicidad con sus padres y abuelos mediante la transmisión de los mitos e
historias, que a su vez sirven de herramientas constructoras de identidad de un país: “Las
memorias narrativas constituyen construcciones comunicables que permiten encontrar los
sentidos de los acontecimientos referidos y en casos traumáticos superar las ‘heridas del
pasado’” (Elizabeth Jelin en Aprea, p.34, 2015). De acuerdo con esta autora, toda narrativa
del pasado implica una selección de lo que se recuerda. En la tipología de memorias que
enumera Aprea (2015), las memorias sociales “solo procuran que las interpretaciones que
realizan resulten verosímiles para los grupos sociales que las sostienen. Por ello la
preocupación (...) de la memoria debe ser establecer una reconstrucción de los
acontecimientos atravesada por los sentimientos y las emociones” (p.37-38).

De esta manera, Aprea (2015) sostiene que las historias y testimonios de migrantes
recientes y descendientes de migrantes que hayan tenido contacto con la identidad que
representa la cultura de sus antepasados legitiman sus interpretaciones de la realidad. “Las
memorias se presentan como un componente fundacional de las identidades colectivas”
(p.38).

El abordaje de los discursos que portan aquellos migrantes recientes contienen los
relatos de las memorias que “se presentan como el fundamento de la construcción de
identidades colectivas” (op. cit.).

Si obedecemos a la tesis que elabora Hirsch (2012) alrededor de la posmemoria, que


define como una estructura intergeneracional y transgeneracional institucionalizada entre
los miembros de una colectividad migrante que comunica los traumas y eventos
importantes de un período histórico a través de la mediación familiar, podemos tomar las
palabras de la autora y trasladar el objeto de estudio –las víctimas del Holocausto y sus hijos
y nietos– a las víctimas de la crisis migratoria venezolana del siglo XXI, la más grande jamás
registrada en el continente americano. La investigación de la autora es aplicable a otros
episodios como las dictaduras de América Latina en las décadas de 1970 y 1980 desde la
perspectiva de las características que deja un éxodo humano masivo. Tal como lo afirma en
su análisis, cuando hablamos de la memoria y la identidad de un individuo que es parte de
un fenómeno migratorio forzoso, entendemos que:

“El auge de la cultura de la memoria bien podría ser un síntoma de la necesidad de


incluirnos individual y colectivamente bajo una membrana colectiva formada por un
legado común de múltiples historias traumáticas. Asimismo, podría responder a la
responsabilidad individual y social que sentimos respecto a un pasado traumático
persistente” (p.58).

Por otro lado, entendiendo que las memorias narrativas de estos sujetos constituyen
relatos comunicables en un acto de verbalización, tenemos que las “memorias narrativas
constituyen construcciones comunicables que permiten encontrar los sentidos de los
acontecimientos referidos y en casos traumáticos superar las heridas del pasado” (Aprea,
2015, p.34).

El registro y el montaje de testimonios en un documental permite que las memorias


sociales de las que habla Aprea puedan “establecer una reconstrucción de los
acontecimientos atravesada por los sentimientos y las emociones” (p.37-38, 2012), ya que,
según el citado autor, las memorias sociales individuales se presentan como un
“componente fundacional de las identidades colectivas” (op. cit.) y responde a la necesidad
individual y social de la cultura de la memoria analizada por Hirsch (2012), la cual “podría
ser un síntoma de la necesidad de incluirnos individual y colectivamente bajo una
membrana colectiva formada por un legado común de múltiples historias traumáticas”
(p.58).

Construcción simbólica de pertenencia

La movilidad de personas genera procesos de alterización y racialización de los


colectivos inmigrantes, los cuales se articulan mediante diversos mecanismos de inclusión
o exclusión en nuestra sociedad. Estos procesos están relacionados con la forma en que se
concibe la construcción de la identidad nacional.

“En ese sentido, investigar las identidades y los procesos migratorios en las fronteras es
un camino pertinente para comprender los dominios de las construcciones simbólicas
de pertenencia a lo que llamamos de identidad y que corresponde a un marco de
referencia imaginaria que se define por múltiples diferencias” (Pesavento, 2002, p.36,
como se citó en Núñez Almeida y Curbelo Díaz, 2019)

Para las autoras Magdalena Curbelo Díaz y Letícia Núñez Almeida (2019), tanto en
la capital, en otros espacios del territorio uruguayo y en las fronteras, “las nociones de
migrantes, extranjeros y exilados se confunden, generando perjuicios y desafíos al Estado y
a la sociedad como un todo” (p.11).

En esta línea, las fronteras geográficas pasan a ser espacios donde se generan
fenómenos de hibridismo cultural como resultado de un constante contacto entre distintas
culturas. “Comprender que así como esos espacios representan el limite político y jurídico
entre determinados territorios, también forman una región de hibridismo cultural, un lugar
de flujos y encuentros” (p.9). En este proyecto, tengo la intención de trasladar este término
polisémico al terreno de la construcción de familias multiculturales y con miembros de
distintos orígenes y migraciones, utilizando la universalidad que brinda una narrativa
documental para comunicar las consecuencias de estos fenómenos en las vidas de quienes
experimentaron una migración, remigración o retorno a su país de orígen.

Las autoras señalan que las fronteras son demarcadores simbólicos de identidades
de distintos grupos étnicos, lingüísticos, religiosos, etc (2019). En consecuencia, pensar
cómo se revelan las distintas identidades en esas regiones es una forma de comprender
algunas relaciones entre la migración, la movilidad urbana y la circulación en un mismo
territorio.

En este sentido, las fronteras no pueden ser reducidas a un límite geográfico en un


mapa, ya que engloban otras facetas. “Las fronteras son el resultado de prácticas discursivas
y no discursivas y no un dato de análisis (...) engloban otras facetas como las fronteras de la
civilización, de las culturas, de etnias y de la historicidad del hombre” (Martins, 2009, como
se citó en Núñez Almeida y Curbelo Díaz, 2019).

El dispositivo

Así como hablamos de la memoria como una institución mediada por los vínculos
intergeneracionales, entendemos que el documental funciona como una institución social
(Nichols en Aprea, 2015). Es también el texto con el cual se media con el pasado a través de
la memoria, que a su vez, de acuerdo con Aprea, establece una “reconstrucción de los
acontecimientos atravesada por los sentimientos y emociones” (p.36) de aquellos
referentes que actúan mediante sus testimonios y discursos.

La utilización del dispositivo cinematográfico como herramienta para el


conocimiento lo sitúa en un rol como agente histórico, ya que históricamente se ha
convertido en un componente esencial de la visión sobre nuestro pasado como sociedad.
“Es decir, actúa como un elemento constitutivo de las memorias sociales” (Aprea, p.40,
2015).

Aprea (2015) habla de los metadircusos sobre los documentales y la construcción de


la verosimilitud a partir del carácter icónico-indicial de las imágenes registradas, como
sucede en la fotografía, uno de los elementos que configuran la huella del relato familiar
íntimo que quedó de mi posmemoria sobre los exilios de mi familia. De esta manera, se
puede legitimar el testimonio que emana de la verbalización memorias sociales de un
referente y evitar que las imágenes montadas en un documental sobre migrantes describa
las vítcimas genéricas y anónimas de las que hablaba Sontag (2003):

“En los documentales, el énfasis puesto en los metadiscursos a través de la


construcción de efectos como el de la ‘toma directa’ hacen que el carácter indicial
de las imágenes registradas sea puesto en primer plano. A través de operaciones de
este tipo, el referente que se construye es aceptado como real por productores y
público.” (Aprea, 2015, p.76)
Asímismo, cuando se trata de abordar el pasado ya sea mediante un relato
autobiográfico o a través del testimonio de referentes externos, acudimos al dispositivo
cinematográfico obedeciendo a su capacidad de generar una interpretación subjetiva en la
que, para Aprea, los medios audiovisuales ocupan un lugar central debido a “su capacidad
para reconstruir atmósferas, precisar detalles y expresar sentimientos individuales o
colectivos les permite constituirse en agentes de memoria y un espacio donde se
manifiestan los conflictos entre los recuerdos individuales y las (…) memorias colectivas”
(Aprea, p.39, 2015).

El síndrome de Ulises y la migración como factor de riesgo en la salud mental

El síndrome de Ulises o síndrome del inmigrante es el nombre que recibe el cuadro


de estrés crónico y multiple que acompaña a millones de migrantes, desplazados y
refugiados en todo el mundo. El término, acuñado por Joseba Achotegui (2012), se refiere
a las adversidades a las que se enfrentan aquellos migrantes a los que se les dificulta la
elaboración de un duelo migratorio.

“La migración, como la mayoría de los acontecimientos de la vida –life events–, posee,
junto a una serie de ventajas y de beneficios (como el acceso a nuevas oportunidades
vitales y horizontes), un conjunto de dificultades, de tensiones, de situaciones de
esfuerzo. La migración tendría una parte problemática, un lado oscuro, al que se
denomina estrés o duelo migratorio” (p.1-2).

Es importante señalar que autor reconoce que esta definición no debe pasar por alto
el hecho que es importante reseñar los aspectos positivos de la migración. “La migración es
muchas veces más una solución que un problema. Pero es una solución que encierra, a su
vez, su parte de problema” (Achotegui, 2012, p.2).

La identidad y la memoria de un exilio

La identidad y la memoria son dos conceptos que no se pueden definir de forma


aislada (Souroujon, 2011) y son de vital relevancia a la hora de analizar los testimonios
recogidos por la investigación de este proyecto y por los recuerdos enunciados por sus
protagonistas. Este proyecto documental aborda este tema en el marco de la migración Sur-
Sur, siendo pertinente tener en cuenta que

“El periodo que transcurre desde las últimas décadas del siglo xx hasta la actualidad, se
caracteriza, entre otras cosas, por una fragmentación de aquellas identidades colectivas
que en el pasado reciente aseguraban un horizonte de inteligibilidad y predectibilidad a
los individuos” (p. 234).

Tal como lo explica el politólogo Gastón Souroujon (2011), identidad y memoria son
“conceptos cuyas fronteras de delimitación se disuelven, haciendo imposible el estudio de
uno sin escuchar los ecos del otro” (op. cit.). Para entender la importancia de estos
conceptos en la actualidad y su pertinencia con este proyecto, el autor señala que vivimos
en una era donde realizamos “culto a la memoria”. Esta cuestión que se evidencia en la
proliferación de museos, producciones académicas, aniversarios de eventos históricos, no
es más que el “síntoma de la crisis y metamorfosis de la noción de identidad y del lugar
central que ocupa la memoria al momento de tratar de repensar este concepto” (op. cit.).

De esta forma, el autor explica que esta noción se halla constantemente en toda
construcción identitaria y utiliza a la memoria como cemento primordial de esta relación,
cuya significación resulta como fruto de toda identidad. Como una forma de explicarlo,
recurre a obras ficcionales y las visiones de identidad que tenían filósofos como John Locke
(1632-1704) o Paul Ricoeur (1913-2005). En este sentido, explora el sentido de la
“mismidad”, que consiste en un concepto filosófico que se refiere a la idea de que una
persona es la misma persona a lo largo de su vida, a pesar de los cambios físicos,
emocionales o mentales. Aplicado a este proyecto, la mismidad refutaría la idea de que un
uruguayo retornado del exilio o un migrante que remigra cambia su sentido de pertenencia.

Ricoeur (como se citó en Souroujon, 2011) argumentó que el concepto de identidad


personal de Locke (1632-1704) se basa en la mismidad, pero al centrarse únicamente en la
memoria individual como fuente de identidad, Locke excluye la perspectiva de los demás,
la alteridad. Para Souroujon, el filósofo inglés erige un muro en torno a la identidad del
sujeto y los aísla de sus relaciones sociales y sus experiencias a lo largo de su vida. En el caso
de los migrantes en el siglo XXI, en especial aquellos que experimentan migraciones Sur-Sur
y entran en contacto con culturas que hablan su mismo idioma, la permeabilidad con las
distintas costumbres y formas de hablar es notable, en especial entre testimonios de
uruguayos retornados del exilio, como Carla Rostani.

Hay elementos que resaltan los aspectos afectivos y sentimentales en los recuerdos
y están plasmados en obras literarias que han sido la base para muchas de las narrativas
occidentales. Sobre la famosa magdalena con la que abre la saga En busca del tiempo
perdido en Por el camino de Swann Marcel Proust, Souroujon (2011) analiza el tipo de
memoria del protagonista:

“Contrariamente a lo que se podría llamar una memoria voluntaria, más cerca de la


razón, la memoria afectiva se encuentra más cerca de las sensaciones y los sentimientos.
Más aun, se puede afirmar que las sensaciones se tornan más nítidas, más claras en el
momento de re vivirlas a través de la memoria involuntaria, que cuando fueron vividas
en el pasado, ya que se revelan otros elementos antes ocultos por otras sensaciones”
(p. 240).

Proust, así como la finalidad de este proyecto documental, invita a pensar en un


pasado ausente, y sólo recuperado a través de una memoria involuntaria a través de la
recuperación que realizan los personajes y el ensayo en sí mismo. En su obra, Proust lo vive
“como una resurrección, como la vuelta a la vida de un pasado que nos revela su
significación original” (op. cit.).

“[en la obra de Proust] el tiempo perdido es recobrado al final de la obra mediante la


reconstrucción narrativa de la identidad, dotando de sentido, de unidad, a este suceder
de sensaciones descubiertas por la memoria; redimiendo el pasado en un todo narrativo
que le confiere significación a la existencia, la identidad se contiene en este lazo
narrativo que desde el presente dota de significación al pasado” (p. 241).

Marcos sociales
La memoria no es una facultad vinculada a la conciencia del sujeto aislado. Para
Maurice Halbwachs (como se citó en Souroujon, 2011), se acentúa “el carácter colectivo de
la actividad de recordar a través de la noción de marcos sociales” (p. 245).

De esta manera, se asienten en los marcos sociales de la memoria del colectivo en


el que desarrolla su vida el sujeto migrante. Según Souroujon, “la expresión de esta
memoria colectiva se puede rastrear en la memoria individual” (op. cit.).

En este sentido, los marcos sociales están conformados por un grupo de recuerdos
“estables” que permiten encuadrar los recuerdos y reconstruir nuestras experiencias.
“Recordar supone siempre un acto de reflexión, y no como en Proust una acción
involuntaria; reflexión que está delimitada por el elemento colectivo que impone los límites
de significatividad” (p. 246).

En cuanto al sentido de pertenencia del migrante, este se construye a partir de


muchas cuestiones que atañen a su grado de integración en la comunidad de acogida, al
contacto con su entorno (el marco social) y al grado de cohesión que existe en la sociedad
en la que reside y se integra. “Toda sociedad debe poseer un grado de cohesión, de
homogeneidad entre sus miembros, de lo contrario no estaríamos frente a una sociedad,
sino frente a un conjunto de individuos atomizados que eventualmente comparten el
mismo territorio” (pp. 246-247). Aquí es importante ahondar, teniendo en cuenta los
problemas filosóficos que la atañen, en esta cuestión política-ideológica desde los
testimonios individuales para conocer por qué ciertas cuestiones ligadas a la identidad
colectiva de un país, de un Estado-Nación, son adoptadas por un sujeto migrante.

Ensayo documental

En cuanto a la forma, este proyecto explora la necesidad de no circuncibirse en una


sola modalidad de representación documental. Por un lado, remite al estilo ensayístico de
“películas que serían el equivalente cinematográfico de la larga y proteica tradición del
ensayo literario” (Weinrichter, 2007, p.22). Aunque no se refiere estrictamente a un género,
el ensayo en el cine documental “resiste toda clausura, su argumentación es no lineal y es
abiertamente personal (…) sus dos rasgos principales serían la autorreflexividad y el uso
equívoco de imágenes objetivas para establecer un discurso subjetivo” (p.23).

En esta línea, Guzmán (1998) señala que las películas documentales enmarcadas
dentro del género del ensayo no construyen ensayos literarios. Un ensayo documental

“No necesariamente contiene una exposición, análisis y conclusión (tesis, antítesis,


síntesis) como el género ensayístico lo exige en el mundo de las letras y las ciencias.
Puede aspirar a serlo. Pero por regla general un documental suele ser un conjunto de
impresiones, notas, reflexiones, apuntes, comentarios sobre un tema, por debajo del
valor teórico de un ensayo, sin que por ello deje de ser un buen filme documental” (p.
5-6).

Partiendo de la obviedad que la diferencia entre el ensayo documental y el ensayo


literario se diferencian por el dispositivo protagonizado por las imáenes, el autor explica
que, en la historia del documental, las mismas protagonizaban la totalidad de la cinta al
principio –en los años 1920 y 1930–. “No había nada que disminuyera la grandeza de la
imagen. La totalidad de los documentales de los tiempos de la fundación eran pura imagen,
desde “Nanook” (Flaherty) hasta “Tierra sin Pan” (Buñuel)” (p. 14).

Voice over

A medida que avanzó el cine documental, algunos filmes comenzaron a expresarse


por sí mismos sin necesidad de explicaciones con texto narradas por un presentador
omnipresente (Guzmán, 1998). A diferencia de este avance, “durante muchas décadas los
documentales habrían podido ser escuchados en lugar de ser vistos, como los programas
de la radio. La voz en OFF invadía y hacía polvo el significado de las imágenes” (op cit).

Para este proyecto puntualmente, donde mi lugar como autor inexorablemente me


involucra en la temática al tratarse de un hecho con el que estoy vinculado personalmente,
exploro la posibilidad de utilizar el recurso de mi propia voz en voice over junto con la de mi
madre, Carla, encontrada en el archivo familiar que he venido construyendo desde que me
interesé por este tema. No obstante, es pertinente mostrar las imágenes fijas y en
movimiento recogidas por mí en esta búsqueda de testimonios de otros migrantes, pero
enmarcadas sobre el testimonio familiar de Carla a través del rodaje de esta cinta montado
con material de archivo de mi propia madre más joven, donde se encuentran
contradicciones en su explicación sobre su estructura familiar y la forma en la que lo
comunica en esas cintas filmadas por ella misma o por miembros de mi familia con su
cámara (su acento, sus anécdotas, los testimonios acerca de la relación con sus padres,
quienes la forzaron a migrar en un primer momento).

De esta manera, es pertinente evitar hacer polvo el significado de las imágenes, tal
como lo advierte Guzmán (1998), a través de la construcción de una puesta en escena que
evite convertir a los personajes retratados en bustos parlantes.

La voice over es pertinente para este proyecto porque, en palabras de Guzmán,

“Eran las voces de los autores que buscaban una comunicación más dramática o más
acorde con su propio lenguaje [en el documental] (…). La voz del autor ocupó un espacio
cada vez más protagónico. Barbara Kopple, Robert Kramer, Susan Meiselas, Johan Van
Der Keuken y muchos otros relatan sus obras” (p.16).

En este sentido, es pertinente como referencia la obra de Johan Van der Keuken, en
su documental Amsterdam Global Village (1996), da una respuesta a los cambios que se
generaron en un entorno social geográfico –en este caso, la capital de Países Bajos– debido
a las diferentes culturas que se habían establecido allí en las últimas décadas y su dificultad
para reconocer las subculturas y los gangs que surgieron (Pisters, 2012).

El abordaje de van der Keuken en las historias de los personajes que retrata, en el
aspecto formal, es el de una “narración en mosaico” 2.

2
Pisters muestra interés en la “mosaic narration” (T. del A.) y señala que van del Keuken es uno de los
primeros cineastas en explorar
“Por otro lado, el retrato que se presentará aquí es el de la propia Ámsterdam y sus
habitantes en su evolución a lo largo del tiempo, con especial atención a la creciente
intrusión de lo "global" en la vida cotidiana y la cultura de la ciudad. En la parte final de este
ensayo, la visión de van der Keuken de Amsterdam como una "aldea global" se considerará
desde el punto de vista de una serie de aspectos formales, incluido el interés por la
‘narración en mosaico’”3 (p.125)

El resultado de Amserdam Global Village (1996) “es un retrato dinámico y


polifacético, de cuatro horas de duración, de Ámsterdam como "aldea global" a mediados
de la década de 1990”4. Más que un retrato de diversos personajes originarios de distintas
culturas de todo el mundo con la particularidad de que todos convergen en la misma ciudad,
la película es un retrato de la ciudad a través de metáforas que conjuga con el agua, los
canales que atraviesan Ámsterdam y lo rizomático de la ciudad que es atravesada en
motoneta por Khalid, el alter-ego de van der Keuken que va hilvanando las historias de los
distintos personajes.

Para Patricia Pisters (2012), “en conjunto, las historias y los encuentros constituyen
un "mosaico narrativo", una forma que ahora se considera típica de las estructuras
narrativas transnacionales y globales”5 (p.134). La autora señala que lo que hace el cineasta
es construir en post de una consciencia global articulada a partir de tres ramificaciones
persinificadas entres personajes que toman relevancia por el tiempo que aparecen en
pantalla, comenzando por Roberto, un inmigrante boliviano que recuerda sus raíces, al cual
van der Keuken –y su cámara– acompaña en la visita a su pueblo aymara natal, conjugando
el elemento del viento y el sonido de su kena como índice de la lejanía con el elemento agua

3
“On the other hand, the portrait to be presented here is that of Amsterdam itself and its inhabitants in their
development over time, with a special focus on the increasing intrusion of the ‘global’ in the everyday life and
culture of the city. In the final part of this essay, van der Keuken’s vision of Am- sterdam as a ‘global village’
will be considered in terms of a number of formal aspects, including the interest in ‘mosaic narration’” (T. del
A.)
4
“es un retrato dinámico y polifacético, de cuatro horas de duración, de Ámsterdam como "aldea global" a
mediados de la década de 1990” (T. del A.)
5
“taken together, the stories and encounters constitute a ‘mosaic narrative’, a form now often seen as typical
for transnational and global storytelling structures” (T. del A.)
presente en Ámsterdam, “hacernos reflexionar sobre el dolor y el malestar que entrañan
las historias transnacionales de migración y separación”6 (p.135).

Dicho esto, la modalidad documental con la que siento que mejor me puedo
relacionar con el objeto debe articular distintos escenarios y espacios donde migrantes
generen una atmósfera acorde con sus relatos e hilvanados entre sí a través de mi propia
voz como testigo y miembro de la comunidad migrante sería mixta, atravesando el ensayo
documental expuesto por Guzmán (1998), aunque recogiendo aspectos de la modalidad la
interactiva, dentro de las modalidades de representación documental acuñadas por Bill
Nichols (1997).

“El documental interactivo hace hincapié en las imágenes de testimonio o in-


tercambio verbal y en las imágenes de demostración (imágenes que demuestran la validez,
o quizá lo discutible, de lo que afirman los testigos)” (Nichols, p.79)

Material de archivo y la fotografía

Otro desafío de este proyecto documental es la utilización de imágenes producidas


previamente por mí como autor y las generadas por Carla Rostani y otros miembros de mi
familia en el pasado y que forman parte de un incipiente archivo familiar gráfico y
audiovisual. Según Georges Didi-Huberman (2004), que estudió la memoria visual del
Holocausto y analizó las fotografías que pudieron realizar los miembros del
Sonderkommando a pesar de la vigilancia de la SS para demostrar al mundo lo que sucedía
en los campos de concentración durante la II Guerra Mundial, la fotografia manifiesta “una
aptitud particular para atajar los más violentos deseos de desaparición” (p. 43).

Si bien el autor explica que la intención de los líderes nazi era la de violentar a la raza
judía al extremo tal de querar hacerla desaparecer sin dejar rastro visual, la intención de
querer registrar algo en una fotografía reside en el hecho de que la misma “está asociada
de por vida a la imagen y a la memoria” (p.44).

6
“making us consider the pain and unsettlement involved in transnational stories of migration and separation”
(T. del A.)
De esta forma, Didi-Huberman (2004) asevera que la finalidad de una imagen, de
forma absolutamente teórica, hace lo que de cierta forma hacemos con más facilidad con
el lenguaje a través del ensayo o la ficción literaria, por ejemplo.

En cada acto de memoria, en cada producción testimonial, el lenguaje y la imagen


son absolutamente solidarios y no dejan de intercambiar sus carencias recíprocas: “una
imagen acude allí donde parece fallar la palabra; a menudo una palabra acude allí donde
parece fallar la imaginación” (p.49).

A lo largo de los últimos años, me he relacionado con la temática migratoria a través


de la realización de informes periodísticos realizados fuera del horario de trabajo para el
portal de noticias uruguayo para el que trabajaba. Los hacía con la excusa de salir a realizar
fotografías. Era una especie de excusa para acercarme al sujeto y comenzar una entrevista
de la cual extraía un testimonio. Esta acción como autor periodístico era en búsqueda de
una presunta verdad acerca de la realidad migratoria en sujetos ajenos a mí o, al menos,
una versión externa que, como lo explica el autor en base a los razonamientos de Hannah
Arendt (1906-1975), a falta de la verdad,

“[nosotros] encontraremos, sin embargo, instantes de verdad, y esos instantes son de


hecho todo aquello de lo que disponemos para poner orden en este caos de horror.
Estos instantes surgen de repente, como un oasis en el desierto. Son anécdotas y en su
brevedad revelan de qué se trata” (Arendt, como se citó en Didi-Huberman, p. 47, 2004).

Dicho esto, es importante notar los peligros a los que expongo este proyecto al
utilizar imágenes de sujetos ajenos a mi propia historia personal relacionada con la
migración. Para Didi-Huberman, se trata de la inatención de la imagen al querer convertirla
en un ícono del horror. Tal como lo advertía Sontag (2003) respecto al uso de la fotografía
como ícono del horror, para el autor francés hay dos maneras de poner “inatención” en una
imagen y consisten en hipertrofiarlas o convertirlas en meros documentos informativos
(Didi-Huberman, 2004). Ambas cuestiones no hacen más que reducir las imágenes a
documentos falsos al retocarlas a pesar de las buenas intenciones que pueda tener el
divulgador como el vaciarlas de sentido al reducirlas a meros objetos de estudio
informativos.

Referencias fílmicas

Tal como se trata líneas arriba, el estilo de la etapa final de van der Keuken plasmado
en Amsterdam Global Village (1996) tiene gran influencia en el tratamiento de este
proyecto documental. No solamente narra historias de migrantes radicados e integrados,
en mayor o menos medida, en Amsterdam. El cineaste se aproxima a sus personajes de una
manera que queda implícita en la construcción de sus narraciones y es estilizando su rol
como outsider de las vidas de quienes filma, incluso desde la intimidad de sus hogares
(Pisters, 2012).

En etapas anteriores, el documentalista neerlandés encontraba diferencias y


paralelismos entre la pobreza y la riqueza en distintos lugares del mundo. El cineasta
“explora las diferencias y los paralelismos entre las diversas formas de injusticia que pueden
observarse en todo el mundo, utilizando una cámara o un montaje que golpea al espectador
en la cara pero sin olvidarse nunca de buscar la belleza de determinada forma o la suavidad
de un tacto”7 (p.132). De esa manera,

“transforma la realidad en formas abstractas. Pero la cámara también puede dar un


puñetazo en la cara, producir un gesto de rabia o denunciar la injusticia en respuesta
a las penurias y escenas dolorosas de las que es testigo. Por último, la cámara puede
ser suave, acariciar lo que filma, sobre todo cuando se acerca a la figura humana o
al rostro”8 (p.126)

7
“explores the differences and parallels between various forms of injustice that can be seen around the world,
using a camera or montage that punches the viewer in the face but never forgets to look for the beauty of a
form or the softness of a touch” (T. del A.).
8
“transform reality into abstract forms. But the camera can also give a punch in the face, produce an angry
gesture, or denounce injustice in response to the hardships and painful scenes to which it is a witness. Finally,
the camera can be gentle, caressing what it films, especially when it zooms in on the human figure or the
face” (T. del A.).
No obstante, hacia la etapa en la que está en la que se enmarca Amsterdam Global
Village (1996), van der Keuken se encuentra con el fenómeno de la migración en su propia
ciudad. Sin perder la característica de outsider con su cámara, van der Keuken se cuestiona
a través de lo que filma y cómo lo monta.

En su documental de cuatro horas, van der Keuken deja de lado esa búsqueda de
contrastes y paralelismos entre el aquí y el otro lugar “se centró en los desequilibrios de
poder neocoloniales, sino que empezó a enfocar lo global como algo que había entrado en
la propia ciudad, donde le invitaba a comprometerse globalmente ‘en casa’”9 (p.133). Esa
forma de filmar una ciudad transformada como consecuencia de la migración es muy
pertinente a la hora de retratar la intimidad de las vidas que reflejan los testimonios de los
protagonistas de quienes actúan en este fenómeno en las comunidades de acogida.

El estilo ensayístico de Petra Costa en Al filo de la democracia (2019) y la forma en


que articula la historia política de Brasil con su historia personal y familiar resulta un método
que vale la pena explorar para articular mi forma de relacionarme con el objeto de estudio.

Por otro lado, la obra de Ross McElwee, como en Bright leaves (2003) y Photographic
memory (2011), también resulta interesante y pertinente en discurso y forma para hacer
funcionar este proyecto documental. La manera en que McElwee narra en voice over su
relacion con su hijo, las impresiones de lo que va recordando del pasado y encontrando en
el presente y cómo deja que las imágenes de archivo y las que filma en su investigación
“hablan” y se vinculan genera una armonía pertinente para la trasmisión de las emociones
que impactan en el espectador. Tarnation (2004), de Jonathan Caouette, también expone
una interesante forma de narrar y mostrar la historia de su madre, cuestión que vale la pena
restacar a la hora de documentar el testimonio de Carla Rostani como coprotagonista de
este proyecto documental.

9
“focused on neocolonial power imbalances; rather, he started to bring the global into focus as having entered
the city itself, where it invited him to be globally engaged ‘at home’” (T. del A.).
Los Territorios (2017), de Iván Granovsky, hilvana distintas historias en las que el
cineasta trata de ser protagonista y narrador al mismo tiempo y explora de forma explícita
el conflicto que conlleva dirigir un documental sobre su propio trabajo que funciona a nivel
metalinguístico. Además, el cortometraje documental de Pedro Moreno, un venezolano
que narró su primer año en Uruguay viviendo en una pensión junto con su pareja, funciona
utilizando únicamente fotografías fijas con un texto en voice over.

Marco histórico

Uruguay y la migración Sur-Sur

Desde 2009 los movimientos de población que tienen como escenario a Uruguay
comienzan a presentar nuevas características, produciéndose una reversión en el saldo
migratorio, que había sido históricamente negativo. Desde 2009 la cantidad de población
que ingresa al país es superior a la cantidad de población que egresa. Esta reversión del
saldo migratorio podemos explicarla como consecuencia de la disminución de la presión
emigratoria, el retorno de uruguayos y el sostenido incremento de inmigrantes
latinoamericanos y caribeños (Koolhaas, 2016 , tal como se citó en Núñez Almeida y Curbelo
Díaz, 2019).

Este fenómeno migratorio, que ha crecido en los últimos años, especialmente luego
de la apertura de fronteras trans la pandemia que se detonó en 2020, reafirman la posición
de Uruguay en el mapa de las migraciones Sur-Sur que ya se había destacado desde, al
menos, 2017 (Núñez Almeida y Curbelo Díaz, 2019).

Núñez Almeida y Curbelo Díaz (2019) destacan también que es la “primera vez en la
historia considerable el ingreso de población latinoamericana de países no limítrofes
(Argentina y Brasil)” (p. 8). A estos grupos migratorios se los identifican por la literatura
local como nuevos orígenes latinoamericanos.

Marco referencial

Crisis migratoria venezolana


Por un lado, este proyecto se enmarca en un fenómeno social, político y económico
de proporciones gigantescas para la región de las Américas que, en la actualidad, es apenas
superado por la crisis migratoria ucraniana generada por el conflicto entre Rusia y Ucrania
que estalló en febrero de 202210. Por otro, este documental dialoga con los recuerdos y las
experiencias personales de su autor, Sebastián Astorga, su familia materna y las de tres
personajes migrantes con origen venezolano en distintas etapas de su travesía. En este
sentido, existe un dialogo entre el presente de los personajes y el pasado plasmado en el
archivo y en la memoria.

Si bien los fenómenos migratorios en América Latina en la contemporaneidad se han


generado debido a causas diversas, siendo la migración sur-norte la de mayor intensidad,
la migración sur-sur y el total de los movimientos migratorios en América se han
redimensionado demográficamente de manera radical con el fenómeno migratorio de
personas venezolanas, particularmente desde 2018 hasta la fecha, según cifras oficiales y
estimadas recogidas por la OIM y ACNUR. Para noviembre de 2022, fijan en 7.134.032 “la
suma de refugiados, migrantes y solicitantes de asilo venezolanos reportados por los
gobiernos anfitriones” (Plataforma R4V, 2022b). No obstante, la plataforma que integran
ambos organismos de las Naciones Unidas señala que solo 2.404.219 de esa suma de
personas han logrado acceder a permisos de residencia y de estancia regulares (Plataforma
R4V, 2022c). Actualmente, sociólogos e investigadores se encuentran investigando este
fenómeno migratorio volátil con una situación actual en constante cambio debido a la
situación económica y políticas migratorias cambiantes en los diferentes países de la región:

“A lo largo de 2022, la situación de los refugiados y migrantes en los países de


acogida tradicionales de ALC [América Latina y el Caribe] fue cada vez más difícil.
Tras la reapertura de sectores intensivos en contactos, como la hostelería y los
viajes, las economías de los países de ALC experimentaron un fuerte repunte
pospandémico a finales de 2021 y principios de 2022. (...) La región fue testigo de la

10
Según la Plataforma R4V (2022a), de acuerdo a cifras de los gobiernos de acogida, para el 5 de setiembre
de 2022 habían 7.100.100 venezolanos refugiados y migrantes en el mundo –y 5.960.556 en América Latina y
el Caribe–, mientras que, para el 8 de noviembre, Acnur reportó 7.822.344 ucranianos que salieron de su país.
llegada continua y modesta de refugiados y migrantes procedentes de Venezuela,
en medio de fuertes y constantes movimientos, en particular a lo largo de una
trayectoria cada vez mayor hacia el norte”11 (Plataforma R4V, p.14, 2022d).

Se trata de un fenómeno migratorio que cambia de un mes al otro. A lo largo del


2022, el flujo de la migración venezolana en las Américas cambió su dinámica de
movimiento en varias oportunidades, tal como lo detalla la Plataforma R4V (2022a). Según
ese informe, en 2022 los nuevos migrantes venezolanos se han enfrentado a mayores
niveles de vulnerabilidad debido a

“La imposición de la obligación de visado en todos los países de Centroamérica y


México redujo drásticamente la capacidad de los venezolanos para acceder a los
vuelos con destino al norte desde Venezuela, lo que dio lugar a viajes a pie”12
(Plataforma R4V, p.15, 2022a)

Estas travesías atraviesan pasos que, además de irregulares, representan un gran


peligro para las personas que lo transitan. Desde la mitad del año en adelante, el Tapón del
Darién, una zona selvática que divide Panamá y Colombia fue la región donde más
venezolanos pasaron en dirección norte. Esta zona es un paso obligado para quienes
transiten por tierra hacia Centro y Norteamérica desde América del Sur. Según el trabajo
anteriormente citado, la llegada de migrantes de Venezuela a Panamá, que aumentó en
2.400 por ciento como resultado del incremento del flujo a través de esta peligrosa región
selvática, “ha dado lugar a niveles excesivos de vulnerabilidad, como consecuencia de la

11
“Throughout 2022, the situation of refugees and migrants in traditional host countries in LAC
grew increasingly challenging. Following the reopening of contact-intensive sectors, including
hospitality and travel, the economies of LAC countries witnessed a strong post-pandemic rebound
in late 2021 and early 2022. (…) the region witnessed the continuous and modest arrival of refugees
and migrants from Venezuela, amidst strong onward movements, particularly along an ever-
growing northward trajectory” (T. del A.)
12
“The imposition of visa requirements in all countries of Central America and Mexico drastically reduced
the ability of Venezuelans to access northbound flights from Venezuela, leading to widely reported journeys
by foot” (T. del A.)
delincuencia transnacional (trata y tráfico de personas), la violencia física y sexual, los robos
y otros delitos, entre otros problemas de protección”13 (op. cit.).

No obstante, esta tendencia no ha sido constante a lo largo del 2022. Desde


mediados de 2021 hasta inicios de 2022, el flujo de venezolanos que salían de su país seguía
aumentando, de acuerdo con datos de Plataforma R4V (op. cit) en el marco de una
migración sur-sur. Esto quiere decir que, hasta mediados de este año, la tendencia no era
tan marcada hacia el norte.

“Además de la trayectoria hacia el norte, un número considerable de refugiados y


migrantes de Venezuela se desplazaron hacia el sur, hacia Chile y los países del Cono
Sur, donde los medios de subsistencia y las oportunidades de integración ofrecen
una perspectiva sostenible”14 (Plataforma R4V, p.16, 2022).

Este trayecto en dirección sur lo recorrieron Emelina, William y Nohely, personajes

entrevistados antes de empezar este proyecto documental. Aunque los tres tenían distintos
destinos, edades y objetivos migratorios, los tres se encontraban dirigiéndose a países del
Cono Sur y recorrieron la Carretera Panamericana a pie, transporte público o ambas.

En Uruguay, se está produciendo un fenómeno conocido como remigración, según


activistas dedicados a la atención de migrantes. Este fenómeno implica que personas que
ya habían emigrado de su país deciden trasladarse a un tercer país en busca de mejores
condiciones de vida, como se informó en un artículo periodístico publicado en Montevideo
Portal (Astorga, 2022). Este movimiento migratorio se debe a los cierres de fronteras que
se han establecido en América del Sur en respuesta a la pandemia de COVID-19, lo que ha
afectado significativamente los flujos migratorios en la región. Entre noviembre de 2021 y
diciembre del 2022, la población venezolana en Uruguay pasó de 15,7 mil personas a 23,4

13
“Has resulted in excessive levels of vulnerability, including resulting from transnational crime (human
trafficking and smuggling), physical and sexual violence, robbery, and other crimes, amongst other protection
issues” (T. del A.)
14
“In addition to the northern trajectory, a considerable number of refugees and migrants from Venezuela
moved south toward Chile and countries of the Southern Cone where livelihoods and integration opportunities
provide a sustainable prospect” (T. del A.)
mil (Plataforma R4V, 2022b), lo que representa el aumento porcentual de dicha población
más grande en Sudamérica, siguiendo la tendencia que se alzó a mitad de 2022 (Astorga,
2022b).

Marco metodológico

La investigación pertinente para este proyecto documental es de carácter


cualitativo. Mi acercamiento previo al objeto de estudio ha sido desde lo periodístico,
abordando la constante investigación de la mano de la agenda de la temática. En el pasado
he realizado pedidos de información pública al Estado para solicitar información sobre
refugiados, solicitantes de refugio y migrantes en Uruguay. Todo este material es parte de
la investigación previa necesaria para abordar y articular los distintos aspectos que abarca
este proyecto.

No obstante, la investigación sugerida presenta el desafío de que mi rol es ser parte


del objeto propuesto, sumado a que existe un vínculo personal y familiar con él. Este trabajo
como autor y sujeto de investigación presenta la dualidad como productor de emociones e
imágenes asociadas con mi propia experiencia, a nivel autobiográfico, y como investigador
que se pone desde cierto lugar al momento de registrar y narrar las historias de otros
escenarios por los que transitaron otros migrantes que se convierten en sujetos
subordinados por el relato de los protagonistas de este documental.

Esta investigación también se vale de documentos históricos, gráficos, testimonios


y observación de aquellos agentes, tanto dentro de mi ámbito familiar como dentro de la
población migrante descrita en el objeto de estudio.

“El sociólogo ha de interrogarse, e interrogar a la realidad social, acerca del cursus


sufrido por aquello que estudia, sobre cómo ha llegado a ser como es, e incluso por
qué ha llegado a serlo. No se trata de que el sociólogo se introduzca en campo ajeno
o mimetice la actividad del historiador, sino que extreme su conciencia de la fluidez
heraclitiana de su objeto de conocimiento sea cual fuese su tempo” (Beltrán, 1996,
p.9).
En la metodología cualitativa, los autores señalan que la investigación debe utilizar
el método histórico para extremar la conciencia del investigador dentro del estudio de una
realidad social cuando sea pertinente (Beltrán, 1996). Más allá de la investigación previa
que involucra la observación y análisis crítico del tema que sirven como base para entender
los fenómenos migratorios y sus consecuencias en las últimas décadas, este proyecto
involucra otros métodos como las entrevistas en profundidad y el análisis de documentos
familiares.

A partir de aquellos textos orales y audiovisuales a los que accedo, es posible


adentrarse en los aspectos históricos y circunstanciales que delimitan al objeto del
fenómeno migratorio encarnado en distintos migrantes y también en los textos que mi
familia y yo mismo hemos creado respecto al tema a través de la inducción analítica
planteada por Valles (1999) y S.J. Taylor y R. Bodogan (1984).

La investigación no pretende necesariamente elaborar tipologías para identificar


temas y desarrollar conceptos y teorías alrededor del objeto de estudio, sino que pretende
abordar la forma en que quellos individuos clasifican determinados elementos que
determinan su identidad antes y despues de migrar. Como se trata con distintos personajes
migrantes que atraviesan distintas escalas socioculturales y sociopolíticas, es pertinente
aplicar el método del muesteo comparativo constante (MCC) de la grounded theory. Según
Valles (1999), el MCC se ocupa “de generar –respecto a las cuestiones que se investiguen–:
categorías conceptuales, sus propiedades (aspectos significativos de las cateogrías) y las
hipótesis (o relaciones entre ellas)” (p.347).

Este método, a partir de tipos de codificación, sirve como un método de


comparación y contrastación de distintos casos elegidos por su relevancia para el campo
teórico que se quiere estudiar, para generar hipótesis y teoría sobre determinado tema
(Valles, 1999).

Las hipótesis y propiedades emanadas de esta codificación de sentimientos


expresados de identidad serán el resultado de que el MCC busca ir en zigzag a través de la
investigación: buscar un caso en el campo de observación, obtener datos y analizarlos.
Buscar otro y hacer lo mismo; así hasta que la categoría de información se considera como
saturada (op. cit.).

Respecto a mi relación como investivador con el objeto, cabe destacar que no se


ubica en parámetros meramente objetivos, que establecen que el investigador no puede
influenciar ni estar en contacto con los actores que personifican el objeto de estudio. En mi
caso, la interacción con el fenómeno migratorio da cuenta de un vínculo personal. Desde el
vamos de esta investigación, que partió con mi trabajo como periodista para producir
información de relevancia para la agenda informativa, he estado en contacto con las
palabras, recuerdos, anécdotas y entrevistas con migrantes, además de las entrevistas con
mi abuelo y mi madre sobre su experiencia cuando se exiliaron en Venezuela en 1980. La
conversación en la vida cotidiana se convierte en un referente para el investigador ya que
“constituye la mejor base para el aprendizaje de las técnicas de cualquier forma de
entrevista profesional” (Valles, 1999, p.178).

Es por esto que he utilizado para la exploración de este tema de investigación el


método de la entrevista conversacional: “En el campo, el investigador considera toda
conversación entre él y otros como formas de entrevista” (op. cit.).

Por otro lado, al momento de abordar los aspectos relacionados a mi autobiografía


como migrante criado en el seno de una familia de migrantes por el lado materno, recurro
a la transmisión de la memoria que plantea Hirsch (2012) y me posiciono como un
observador participante del fenómeno de la posmemoria. En conjunción con lo planteado
por Valles (1999), quien señala que la observacion es una actividad común de la vida diaria,
la posmemoria podría transformarse en una herramienta de investigación social como
fuente rica en procesos semióticos, simbólicos y comparativos pertinentes para la
investigación.

Anexos
Material previamente producido sobre el cual trabajaría:
https://vimeo.com/726329523/5a21f7d744

Cortometraje sobre una foto de mi madre antes de su exilio hacia Venezuela:

https://youtu.be/B2tKGCHQXHA

Fotografías y personajes
Omar Rostani, padre de Carla Rostani. Último abuelo sobreviviente y el primer exiliado del
núcleo familiar de Carla. Migrante y remigrante uruguayo. El Estado uruguayo le negó
cualquier tipo de pensión
Tratamientos de guion tentativos

Escena: presentación del contacto con familia de William

Se observan las fotografías realizadas a WILLIAM impresas en formato A3 sobre el piso de


una habitación iluminada de forma natural. Se intercala el montaje con su testimonio sin
sonido y se escucha el sonido ambiente de la habitación donde se encuentran las
fotografías impresas. SEBASTIÁN toma una fotografía y toma un teléfono. Marca el
número de teléfono que muestra WILLIAM a cámara en un papel de cuaderno arrugado
donde dice “mamá” y suena por largo rato el tono.

Escena: presentación del personaje de Carla Rostani

Imagen en negro. En OFF, se escucha el sonido ambiente de un auto en movimiento desde


el interior y sonidos de respiración y de conducción de CARLA ROSTANI. En detalle, vemos
sus manos, sus anillos, sus pulseras y collares y detalles del camino desde adentro del
coche. También en OFF, CARLA hace un reconteo de las veces que se ha mudado. Pierde la
cuenta, intenta describir hogares. Mantiene la apuesta, como un juego de ruta en un largo
trayecto, de contar más mudanzas que años de edad.

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