Ardor A La Movilidad
Ardor A La Movilidad
Ardor A La Movilidad
Ruis de Riepen Magdalena / Castra Acuña Carlos Mauricio (1995) ¨Calor y Movimiento¨ E.D.
México D.F., E.D. FCE México. DF
LA TIERRA recibe energía del Sol, la cual se aprovecha de muchas maneras. Una gran parte es
absorbida por la atmósfera y los mares mientras que una porción relativamente pequeña es
utilizada por las plantas para realizar el proceso de fotosíntesis. Nuestro planeta también emite
energía al espacio que lo rodea, de tal forma que la energía interna de la Tierra es prácticamente
constante y por lo tanto, la temperatura global también se mantiene si tomamos un sistema y lo
aislamos del universo que lo rodea, que llamamos "alrededores", de tal manera que no pueda
haber intercambio de energía entre ellos, podemos afirmar que la energía del sistema Usist. El
calor es un medio por el que la energía se transfiere, y suele decirse que es energía en tránsito. Lo
anterior es igualmente válido para el trabajo (W) que también es energía en tránsito por
convención, asignamos un signo positivo (+) al calor, Q o al trabajo, W cuando el que recibe la
energía es el sistema, o sea, cuando Usist. aumenta si, por lo contrario, el sistema pierde energía
y Usist disminuye, consideramos que el calor y/o el trabajo son negativos Al menos parte de la
energía se utiliza para generar esta deformación en el material.
En todos los procesos, una parte de la energía se libera en forma de calor hacia los alrededores. Y
también que la posibilidad de acumular energía potencial en un cuerpo por el simple hecho de
elevarlo se debe a que existe un campo gravitatorio y por tanto una fuerza F de gravedad, que
generará el trabajo W al caer el cuerpo una distancia d.
¿Cómo podemos, entonces, alterar la cantidad de energía que posee un cuerpo u objeto?
Suministrándole o extrayéndole energía en forma de calor o en forma de trabajo. Sabemos que la
principal diferencia entre gases y líquidos o entre gases y sólidos, es que, en un gas, las
moléculas que lo constituyen se encuentran tan lejanas entre sí que las podemos considerar como
partículas independientes.
Para un primer estudio de las transformaciones de energía, nos resulta muy útil un sistema en el
que podemos considerar que las energías de interacción entre las partículas son muy pequeñas,
como sucede con los gases, al menos en un intervalo normal de presiones y temperaturas.
Tipos de sistemas
Si el sistema no puede transferir energía hacia sus alrededores y realizamos un trabajo de
compresión, su temperatura tendría que aumentar como consecuencia de que Usist ha
aumentado.
Como ya hemos mencionado, llamamos sistemas cerrados a aquellos en los que puede haber
transferencia de energía entre el sistema y sus alrededores pero no puede haber transferencia de
masa.
Por ejemplo, un recipiente metálico perfectamente cerrado como el que se muestra en la figura
31, contiene en su interior el sistema "agua". Por lo tanto, en la figura 31 tenemos un ejemplo de
sistema cerrado llamamos sistema aislado a aquel cuyas paredes no permiten ni la transferencia
de masa ni la transferencia de energía. Esto se debe a que el alcohol, para pasar de estado líquido
a vapor; requiere de energía y la toma de los alrededores.
En este caso, los alrededores son básicamente nuestra piel. La sensación desaparece rápidamente,
pues nuestra temperatura se equilibra de nuevo la transferencia de calor entre una región y otra
del sistema o bien entre el sistema y sus alrededores puede llevarse a cabo por tres medios
diferentes: convección, conducción y radiación conducción es la transferencia de calor de una
parte de un cuerpo a otra parte del mismo cuerpo, o de un cuerpo a otro cuerpo con el que está en
contacto físico, sin que podamos apreciar un desplazamiento de las partículas que forman estos
cuerpos. El ejemplo de transmisión de calor por radiación más conocido por nosotros es el del
calor que recibimos desde el Sol.
Ecuación del modelo de gas ideal
De las consideraciones anteriores podemos intuir que debe existir una relación entre el volumen
(V), la presión (P) y la temperatura (T) de un cuerpo.
REACCIONES QUÍMICAS EN LA NATURALEZA ocurren continuamente cambios químicos
que pueden pasar inadvertidos para los que no son especialistas en la disciplina.
Difícilmente se puede estar consciente, por ejemplo, de las innumerables reacciones químicas
que ocurren en nuestro cuerpo relacionadas con la respiración, el crecimiento, la alimentación, la
reproducción, etcétera.
Las plantas verdes, por ejemplo, absorben dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y con la
energía proveniente del Sol, el agua y la clorofila (pigmento que les da el color verde), son
capaces de producir azúcares y oxígeno libre.
12 H2O + 6 CO2 ® C6H12O6 + 6 O2 + 6 H2O Los animales que se alimentan de plantas verdes,
ingieren azúcares 1 [Nota 1]y otros productos químicos elaborados por las plantas, y de esta
manera obtienen la energía que requieren para el desarrollo de sus funciones vitales.
Este cambio químico, que ocurre en los animales, devuelve al ambiente agua y dióxido de
carbono en la expiración.
También es importante reconocer que existen procesos químicos y tecnológicos que conllevan
resultados perjudiciales para la salud de los seres vivos, por ejemplo, la contaminación, la
producción de basura, los efectos secundarios de algunos pesticidas, etc.
El conocimiento de las reacciones químicas es importante, no sólo para los especialistas sino
también para la sociedad, ya que ayuda a crear una conciencia sana y responsable en la
preservación de nuestro medio ambiente y, en términos generales, de la vida en nuestro planeta.
Para poder conocer un poco de estos procesos es necesario ver de manera sencilla aquello que los
químicos llaman reacción química.
Ya hemos visto que la materia (sólidos, líquidos y gases)está formada por átomos que a su vez se
combinan con otros átomos y moléculas para producir muchas sustancias que conocemos y
usamos.
Se llama termoquímica al estudio de los cambios de calor que ocurren durante una reacción
química.
La combustión es un caso particular de las reacciones de oxidación en las cuales una sustancia (o
elemento) reacciona con el oxígeno.
Para ilustrarlo veamos la reacción de oxidación de un metal: Metal + oxígeno = óxido metálico +
absorción o desprendimiento de calor Es bien conocido que si se deja un metal, por tiempo
prolongado, expuesto al aire, su superficie se transforma por la formación del óxido.
Los especialistas en corrosión, mediante el estudio de las reacciones químicas, pueden detener y
a veces eliminar estos efectos cuando son indeseables.
Algunos metales, como el cinc, níquel, aluminio y el cromo, entre otros, no necesitan ser
protegidos de manera especial contra la corrosión, bien sea porque no se oxidan con el aire (el
aire contiene 1/5 parte de oxígeno) o porque cuando se forma una capa muy delgada del óxido,
éste mismo sirve de protección al resto del material para que no se siga oxidando.
Por esta razón se usan como metales protectores de otras superficies más vulnerables a los
efectos de la corrosión.
Actualmente se usan también materiales plásticos para recubrir y proteger superficies contra
estos efectos.
El lenguaje simbólico de la química En párrafos anteriores escribimos una reacción de oxidación
de la siguiente manera: Metal + oxígeno = óxido metálico + absorción o desprendimiento de
calor Para representar esta reacción de manera más económica y hacerla más explícita, se
utilizan los símbolos de los elementos y las fórmulas químicas de los compuestos.
La reacción química de oxidación del mercurio se expresaría en el lenguaje de la química:
Traduzcamos ahora, al lenguaje común, toda la información contenida en esta ecuación química.
Hg es el símbolo del mercurio y proviene del nombre original que se le dio en latín a este
elemento: hydrargirium (que en español quiere decir plata líquida).
Hg es, por lo tanto, una abreviatura del nombre.
(+) este signo, igual al de ‘‘suma‘‘ en las ecuaciones matemáticas, indica que el mercurio se unirá
o combinará con el elemento que sigue a continuación.
(O2) O es el símbolo del oxígeno y el número 2 indica que se trata de una molécula de oxígeno
formada por 2 átomos.
EL LENGUAJE DE LA ALQUIMIA EN LOS orígenes de la química, los alquimistas preferían
expresarse en un lenguaje —basado en analogías— más apropiado para la poesía y el misticismo
que para una ciencia exacta.
Así, se agudizaba la separación entre los iniciados y el hombre común, para el cual la alquimia
era esencialmente un misterio.
La dificultad para decidir si un texto particular se refería a la astronomía o a la alquimia, se
puede ilustrar con un pasaje del texto de alquimia conocido como Turba Philosophorum: Yo
afirmo que los envidiosos han dicho que el esplendor de Saturno no aparece a menos que, por
casualidad, se oscurezca cuando aparece en el aire, que Mercurio está oculto por los rayos del
Sol, y que el argentum vivum vivifica el cuerpo por su intensa fuerza.
Es verdad que en ocasiones se confundía la astronomía (o la astrología) con la alquimia en
detrimento de ambas, pero las mayores dificultades se presentaron en la superposición de la
alquimia con la mitología.
En los textos de alquimia griegos está presente una atmósfera religiosa que también se encuentra
entre los árabes y continúa, a la manera cristiana, cuando la alquimia llega a Europa.
Además, existieron los místicos que, en forma extrema, usaron los conceptos y operaciones de la
alquimia práctica como un ejercicio espiritual: Esteban de Alejandría usaba la transformación de
los metales como un símbolo de la fuerza regeneradora de la religión para transformar el alma
humana.
El primer capítulo del Génesis era visto, por muchos alquimistas europeos, como una guía para
el trabajo químico a desarrollar.
Otros ejemplos del paralelismo entre las ideas cristianas y la alquimia se encuentran en los
supuestos de que se requerían tres días (resurrección) y cuarenta días (cuaresma) de preparación
para alcanzar la perfección.
Es indudable que el lector contemporáneo puede apreciar el lenguaje alegórico de la alquimia en
toda su poesía y misticismo; aunque también hay quien afirma que la literatura alquímica era una
conspiración, entre generaciones sucesivas de escritores, para usar el máximo número de
palabras y dar el mínimo de información.
Otros consideran que el lenguaje de la alquimia era tan solo una máscara que servía para encubrir
su ignorancia básica.
Cualquiera que sea el caso, es cierto que el lenguaje ha sido el principal escollo en la
comprensión y descripción de los procesos alquímicos y que muchos aspectos valiosos de los
mismos se han perdido entre las ambigüedades de su terminología.
EL LENGUAJE DE LA CIENCIA Los conceptos científicos a menudo se presentan utilizando
términos del lenguaje común usado en los asuntos cotidianos.
Sin embargo, ambos evolucionan de diferente manera: en el lenguaje de la ciencia, los términos
se transforman, pierden la ambigüedad asociada al lenguaje de la vida diaria y se hacen más
profundos y rigurosos, de manera que puedan ser aplicados al pensamiento científico moderno.
En ocasiones, por razones históricas, aun en las presentaciones formales de los especialistas,
sucede que se arrastran —deliberadamente o de manera inconsciente— las imprecisiones o
connotaciones de la terminología original.
En el mejor de los casos, el especialista puede estar consciente de la ambigüedad de un término,
pero mantiene su uso, ya sea por costumbre o porque no ha encontrado una alternativa mejor.
Cuando el mensaje científico se dirige a un interlocutor que también es especialista, los riesgos y
consecuencias del empleo de términos poco precisos se atenuan ya que, en ese caso, el lenguaje
forma parte de la comunión esotérica entre ellos: todos saben de qué están hablando.
El científico posee un arma muy poderosa contra las ambigüedades del idioma: el lenguaje
matemático, el más preciso y económico de todos los lenguajes.
Una de las ilustraciones más conocidas de esta cuestión se da en el manejo del lenguaje en la
necesaria distinción entre los términos: calor; temperatura y energía térmica.