4 ENSEÑAR PALABRA DE DIOS (César)
4 ENSEÑAR PALABRA DE DIOS (César)
4 ENSEÑAR PALABRA DE DIOS (César)
C.I.C
213 Los fieles tienen derecho a recibir de los Pastores sagrados la ayuda
de los bienes espirituales de la Iglesia principalmente la palabra de Dios y los
sacramentos
762 Como el pueblo de Dios se congrega ante todo por la palabra de Dios
vivo, que hay absoluto derecho a exigir de labios de los sacerdotes, los ministros
sagrados han de tener en mucho la función de predicar, entre cuyos principales
deberes está el de anunciar a todos el Evangelio de Dios.
766 Los laicos pueden ser admitidos a predicar en una iglesia u oratorio, si
en determinadas circunstancias hay necesidad de ello, o si, en casos particulares,
lo aconseja la utilidad, según las prescripciones de la Conferencia Episcopal y sin
perjuicio del ⇒ c. 767 § 1.
PRESBYTERORUM ORDINIS
I. FUNCIONES DE LOS PRESBÍTEROS
4. El Pueblo de Dios se reúne, ante todo, por la palabra de Dios vivo, que
con todo derecho hay que esperar de la boca de los sacerdotes. Pues como nadie
puede salvarse, si antes no cree, los presbíteros, como cooperadores de los
obispos, tienen como obligación principal el anunciar a todos el Evangelio de
Cristo, para constituir e incrementar el Pueblo de Dios, cumpliendo el mandato del
Señor: "Id por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura" (Mc., 16, 15).
Porque con la palabra de salvación se suscita la fe en el corazón de los no
creyentes y se robustece en el de los creyentes, y con la fe empieza y se
desarrolla la congregación de los fieles, según la sentencia del Apóstol: "La fe
viene por la predicación, y la predicación por la palabra de Cristo" (Rom., 10, 17).
Los presbíteros, pues, se deben a todos, en cuanto a todos deben comunicar la
verdad del Evangelio que poseen en el Señor. Por tanto, ya lleven a las gentes a
glorificar a Dios, observando entre ellos una conducta ejemplar, ya anuncien a los
no creyentes el misterio de Cristo, predicándoles abiertamente, ya enseñen el
catecismo cristiano o expongan la doctrina de la Iglesia, ya procuren tratar los
problemas actuales a la luz de Cristo, es siempre su deber enseñar, no su propia
sabiduría, sino la palabra de Dios, e invitar indistintamente a todos a la conversión
y a la santidad. Pero la predicación sacerdotal, muy difícil con frecuencia en las
actuales circunstancias del mundo, para mover mejor a las almas de los oyentes,
debe exponer la palabra de Dios, no sólo de una forma general y abstracta, sino
aplicando a circunstancias concretas de la vida la verdad perenne del Evangelio.
SACROSANCTUM CONCILIUM
Se recomienda la homilía
17. Este apostolado individual urge con gran apremio en aquellas regiones
en que la persecución desencadenada impide gravemente la libertad de la Iglesia.
Los laicos, supliendo en cuanto pueden a los sacerdotes en estas circunstancias
difíciles, exponiendo su propia libertad y en ocasiones su vida, enseñan a los que
están junto así a la doctrina cristiana, los instruyen en la vida religiosa y en el
pensamiento católico, y los inducen a la frecuente recepción de los Sacramentos y
a las prácticas de piedad, sobre todo eucarística. El Sacrosanto Concilio, al tiempo
que da de todo corazón gracias a Dios, que no deja de suscitar laicos de fortaleza
heroica en medio de las persecuciones, aun en nuestros días, los abraza con
afecto paterno y con gratitud.
CHRISTUS DOMINUS
18. Tengan una preocupación especial por los fieles que, por su condición
de vida, no pueden disfrutar convenientemente del cuidado pastoral ordinario de
los párrocos o carecen totalmente de él, como son muchísimos emigrantes,
desterrados y prófugos, marineros y aviadores, nómadas, etc. Promuevan
métodos pastorales convenientes para ayudar la vida espiritual de los que
temporalmente se trasladan a otras tierras para pasar las vacaciones.
EVANGELII NUNTIANDI
Liturgia de la Palabra
43. Esta predicación evangelizadora toma formas muy diversas, que el celo
sugeriría cómo renovar constantemente. En efecto, son innumerables los
acontecimientos de la vida y las situaciones humanas que ofrecen la ocasión de
anunciar, de modo discreto pero eficaz, lo que el Señor desea decir en una
determinada circunstancia. Basta una verdadera sensibilidad espiritual para leer
en los acontecimientos el mensaje de Dios. Además en un momento en que la
liturgia renovada por el Concilio ha valorizado mucho la "liturgia de la Palabra",
sería un error no ver en la homilía un instrumento válido y muy apto para la
evangelización. Cierto que hay que conocer y poner en práctica las exigencias y
posibilidades de la homilía para que ésta adquiera toda su eficacia pastoral. Pero
sobre todo hay que estar convencido de ello y entregarse a la tarea con amor.
Esta predicación, inserida de manera singular en la celebración eucarística, de la
que recibe una fuerza y vigor particular, tiene ciertamente un puesto especial en la
evangelización, en la medida en que expresa la fe profunda del ministro sagrado
que predica y está impregnada de amor. Los fieles, congregados para formar una
Iglesia pascual que celebra la fiesta del Señor presente en medio de ellos,
esperan mucho de esta predicación y sacan fruto de ella con tal que sea sencilla,
clara, directa, acomodada, profundamente enraizada en la enseñanza evangélica
y fiel al Magisterio de la Iglesia, animada por un ardor apostólico equilibrado que le
viene de su carácter propio, llena de esperanza, fortificadora de la fe y fuente de
paz y de unidad. Muchas comunidades, parroquiales o de otro tipo, viven y se
consolidan gracias a la homilía de cada domingo, cuando ésta reúne dichas
cualidades.
MAXIMUM ILLUD
3. Aun en los tres primeros siglos, cuando una en pos de otra suscitaba el
infierno encarnizadas persecuciones para oprimir en su cuna a la Iglesia, y todo
rebosaba sangre de cristianos, la voz de los predicadores evangélicos se difundió
por todos los confines del Imperio romano.
22. Para que la predicación del Evangelio pueda más pronta y felizmente
llegar a oídos de cada una de esas almas, aprovechará sobremanera fundar
nuevos puestos y residencias, para que, en cuanto la oportunidad lo permita,
pueda la Misión más tarde subdividirse en otros centros misioneros, gérmenes
asimismo de otros tantos futuros Vicariatos y Prefecturas.
GAUDIUM ET SPES
Esperanzas y temores
CATECHESI TRADENDAE
Homilía
48. Esta observación vale más aún para la catequesis que se hace dentro
del cuadro litúrgico y concretamente en la asamblea litúrgica: respetando lo
específico y el ritmo propio de este cuadro, la homilía vuelve a recorrer el itinerario
de fe propuesto por la catequesis y lo conduce a su perfeccionamiento natural; al
mismo tiempo impulsa a los discípulos del Señor a emprender cada día su
itinerario espiritual en la verdad, la adoración y la acción de gracias. En este
sentido se puede decir que la pedagogía catequética encuentra, a su vez, su
fuente y su plenitud en la eucaristía dentro del horizonte completo del año litúrgico.
La predicación centrada en los textos bíblicos, debe facilitar entonces, a su
manera, el que los fieles se familiaricen con el conjunto de los misterios de la fe y
de las normas de la vida cristiana. Hay que prestar una gran atención a la homilía:
ni demasiado larga, ni demasiado breve, siempre cuidadosamente preparada,
sustanciosa y adecuada, y reservada a los ministros autorizados. Esta homilía
debe tener su puesto en toda eucaristía dominical o festiva, y también en la
celebración de los bautismos, de las liturgias penitenciales, de los matrimonios, de
los funerales. Es éste uno de los beneficios de la renovada liturgia.
DEI VERBUM
INTER OECUMENICI
El primer anuncio, que todo cristiano está llamado a realizar, participa del
«id» que Jesús propuso a sus discípulos: implica, por tanto, salir, adelantarse,
proponer. La catequesis, en cambio, parte de la condición que el mismo Jesús
indicó, « el que crea », el que se convierta, el que se decida. Las dos acciones son
esenciales y se reclaman mutuamente: ir y acoger, anunciar y educar, llamar e
incorporar.
DIRECTORIO HOMILÉTICO
Primera parte
I. El Homilía
4. La naturaleza específica de la homilía está bien educado por el
evangelista Lucas en la historia de la predicación de Cristo en la sinagoga de
Nazaret (cf. Lc 4, 16-30). Después de leer un pasaje del profeta Isaías entregó el
pergamino al ministro, y le dijo: "Hoy se cumple esta Escritura delante de vosotros"
( Lc 4, 21). A medida que leer y reflexionar sobre este pasaje, podemos sentir el
entusiasmo que llenaba la pequeña sinagoga: el anuncio de la Palabra de Dios en
la asamblea santa es un evento. Así, leemos en el Verbum Domini , "la liturgia es
el lugar privilegiado en el que Dios nos habla en el presente de nuestra vida, ahora
habla a su pueblo, que escucha y responde" (VD 52). Es el lugar de elección,
aunque no el único. Ciertamente, Dios nos habla de muchas maneras: a través de
los acontecimientos de la vida, el estudio personal de las Escrituras, la oración
silenciosa. La liturgia, sin embargo, es el lugar de elección ya que es donde
escuchamos la Palabra de Dios como parte de la celebración, que culmina en la
ofrenda del sacrificio de Cristo al Padre Eterno. El Catecismo dice que "la
Eucaristía hace la Iglesia" (CIC 1396), sino también que la Eucaristía es
inseparable de la Palabra de Dios (cf. CCC 1346).
5. Como parte del culto de la Iglesia, la homilía sólo deben estar en manos
de los obispos, sacerdotes o diáconos. La íntima conexión entre la mesa de la
Palabra y la mesa del altar implica que "la homilía de ordinario debe ser dada por
el sacerdote celebrante" (Instrucción General del Misal Romano, 66), o siempre de
aquellos que han sido ordenados para presidir o de pie en el altar. Enseñanzas
Valida y exhortaciones eficaces también pueden ser ofrecidos por guías laicos
bien preparados, pero estas exposiciones deben proporcionar otros contextos; la
naturaleza inherentemente litúrgico homilía requiere para mantener sólo los que
son ordenados para dirigir el culto de la Iglesia (cf. Redemptionis Sacramentum
161).
14. Un tercer movimiento, que puede ser corto y tienen la función de cierre,
sugiere miembros de la comunidad, transformados por la Eucaristía, cómo pueden
llevar el Evangelio al mundo a través de la existencia diaria. Por supuesto, las
lecturas bíblicas inspirarán el contenido y directrices para este tipo de
aplicaciones, pero al mismo tiempo también se deberán indicar dall'omileta los
efectos de la misma Eucaristía se celebra y sus consecuencias para la vida
cotidiana, la beata Esperanza de la comunión inseparable con Dios.
15. En resumen, la homilía está cubierto por una muy simple dinámica: la
luz del misterio pascual se refleja en la importancia de las lecturas y oraciones de
una celebración particular y conduce a la asamblea en la liturgia eucarística, en la
que participa al mismo misterio pascual (ejemplos de este tipo de enfoque
homilética se exponen en la segunda parte del Directorio). Esto significa
claramente que la liturgia es la clave esencial para la interpretación de los textos
bíblicos proclamados en la celebración. Ahora vamos a considerar esto su propia
interpretación.