Una Abuela Millonaria Venga A Los Mexicanos

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APUNTES DE MATEMATICAS FINANCIERAS (EN REVISION 2021)

Un artículo simpático que expone el poder del interés compuesto es el siguiente:

Una abuela millonaria 'venga' a los mexicanos


Por Ander Estrada (México DF)
Uno de los peores recuerdos que tengo de la escuela es el anatocismo, aunque entonces no sabía lo que
era. Fui víctima de mi compañero de pupitre, al que no identificaré para no someterle a la ignominia
pública. Él era el encargado de comprobar que yo, en mi casa, repetía dos veces por cada falta de ortografía
que cometía el dictado diario que, en clase, recitaba el padre Wigberto. Si no cumplías el castigo los
dictados se multiplicaban por dos cada día. Aunque las faltas no eran muchas, pronto me encontré con un
numero imposible de dictados que repetir y la amenaza de ser acusado al padre agustino. Eso es
anatocismo, el cobro de intereses sobre intereses. Juré venganza... y por fin me siento satisfecho como
millones de mexicanos.

Y todo gracias a una anciana pensionista de 84 años que ha resarcido a las incontables víctimas del
anatocismo en este país. Doña Celia Reyes Lujano, Viuda de Nieto, pasará a formar parte de las listas de
personas más ricas del mundo. En una sentencia histórica, la Justicia mexicana ha condenado al Banco del
Atlántico a pagar a Doña Celia 440.000 millones de pesos (45.000 millones de dólares, ocho billones de
pesetas). La cifra es superior a las reservas internacionales de México y es tres veces más de lo que se
piensa recaudar con el nuevo IVA.

En 1988 la bendita señora y su marido pactaron una inversión de sus ahorros a un tipo de interés del 149%.
Diez años después la ya entonces viuda reclamó su dinero, a lo que el banco (en proceso de rescate por el
gobierno) se negó argumentando que la inversión ya estaba cancelada. La Justicia ha resuelto finalmente
que Doña Celia tiene derecho a la fantástica suma.

Desde 1994 (devaluación y crisis salvaje) millones de personas en este país se han arruinado pagando a los
bancos intereses infinitos. En aquel año de triste recuerdo, la gente no pudo hacer frente, de la noche a la
mañana, a los créditos de sus casas, de sus coches o de sus negocios o las deudas de las tarjetas de crédito.
Fue un holocausto económico para las familias mexicanas. Los bancos hicieron del anatocismo un potro
de tortura que llevó a muchos al suicidio.

Pero el que a hierro mata, a hierro termina. Doña Celia le ha dado al banco un poco de su propia medicina
y tendrá que pagar intereses sobre intereses. En un editorial del diario Reforma se leía que ha sido “un acto
de justicia poética sobre la abusiva intermediación financiera”. Y es que la actuación de los bancos
mexicanos ha sido una vergüenza en los últimos años; no solo por su desviación anatocista sino porque la
mayoría han sido esquilmados por sus propietarios multimillonarios (ninguno está en la cárcel) y sus
quiebras han sido absorbidas como deuda del Estado, o sea de todos los mexicanos.

De ahí que la gesta de la abuelita alcance la categoría de histórica. La gente ya no va a recuperar lo


perdido pero la resolución del caso ha sido un enorme y sabroso plato frío de venganza. En mi humilde
caso, asumo también la venganza de Doña Celia como víctima del anatocismo y estoy seguro que aquel
“pinche” compañero de pupitre se gana la vida escribiendo “El Quijote” en una lenteja (con todo el
respeto para los artesanos del ramo). ¿Y yo de periodista, escribiendo y sin faltas... eh?
_________________________
http://www.americaeconomica.com/numeros2/97/reportajes/estrada97.htm
Extraído el 16 de diciembre de 2013

VICENTE WALDO AGUIRRE TARQUINO 51

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