Una Abuela Millonaria Venga A Los Mexicanos
Una Abuela Millonaria Venga A Los Mexicanos
Una Abuela Millonaria Venga A Los Mexicanos
Y todo gracias a una anciana pensionista de 84 años que ha resarcido a las incontables víctimas del
anatocismo en este país. Doña Celia Reyes Lujano, Viuda de Nieto, pasará a formar parte de las listas de
personas más ricas del mundo. En una sentencia histórica, la Justicia mexicana ha condenado al Banco del
Atlántico a pagar a Doña Celia 440.000 millones de pesos (45.000 millones de dólares, ocho billones de
pesetas). La cifra es superior a las reservas internacionales de México y es tres veces más de lo que se
piensa recaudar con el nuevo IVA.
En 1988 la bendita señora y su marido pactaron una inversión de sus ahorros a un tipo de interés del 149%.
Diez años después la ya entonces viuda reclamó su dinero, a lo que el banco (en proceso de rescate por el
gobierno) se negó argumentando que la inversión ya estaba cancelada. La Justicia ha resuelto finalmente
que Doña Celia tiene derecho a la fantástica suma.
Desde 1994 (devaluación y crisis salvaje) millones de personas en este país se han arruinado pagando a los
bancos intereses infinitos. En aquel año de triste recuerdo, la gente no pudo hacer frente, de la noche a la
mañana, a los créditos de sus casas, de sus coches o de sus negocios o las deudas de las tarjetas de crédito.
Fue un holocausto económico para las familias mexicanas. Los bancos hicieron del anatocismo un potro
de tortura que llevó a muchos al suicidio.
Pero el que a hierro mata, a hierro termina. Doña Celia le ha dado al banco un poco de su propia medicina
y tendrá que pagar intereses sobre intereses. En un editorial del diario Reforma se leía que ha sido “un acto
de justicia poética sobre la abusiva intermediación financiera”. Y es que la actuación de los bancos
mexicanos ha sido una vergüenza en los últimos años; no solo por su desviación anatocista sino porque la
mayoría han sido esquilmados por sus propietarios multimillonarios (ninguno está en la cárcel) y sus
quiebras han sido absorbidas como deuda del Estado, o sea de todos los mexicanos.