Escuela Profesional de Derecho

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“Año de la paz, la unidad y el desarrollo”

UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

RESUMEN DEL ARTICULO SOBRE DERECHO DE


ACCION

ASIGNATURA : Teoria General del Proceso


DOCENTE : Sequeiros Ataucuri Carlos
SEMESTRE : IV
PRESENTADO POR:

 Huesembe Umeres Maily Sherain

PUERTO MALDONADO - PERÚ


2022
“Año de la paz, la unidad y el desarrollo”

EXPLICACIÓN EPISTEMOLÓGICA
Con la crisis de los principios del positivismo lógico y el surgimiento de la nueva
filosofía de la ciencia el análisis epistemológico se nutrió de perspectivas
históricas, sociológicas y psicológicas. Esto ratificó la estructura esencialmente
dinámica de la ciencia, explicada por el tránsito o revolución de una ciencia normal a
una ciencia extraordinaria. Así las cosas, conviene advertir las etapas kuhnianas de la
ciencia procesal en relación a la teoría de la acción, esto permitirá advertir en el derecho
procesal diversos momentos como preciencia, o de las concepciones de la acción que no
se entienden científicas, v. gr. la acción en el Código Hammurabi, en las XII Tablas, en
el derecho romano y en la exégesis; ciencia normal, o de la acción en el derecho
procesal o procesalismo científico; crisis científica, o de las erradas y enfrentadas
teorizaciones sobre la acción, revolución científica, o de la explosión neoconstitucional;
y, ciencia extraordinaria, o del nuevo paradigma del “derecho fundamental de acción”.
LA ACCIÓN EN LA ETAPA PRECIENTÍFICA DEL DERECHO PROCESAL
La pre cientificidad del derecho procesal está marcada por la acción en el derecho
romano, teniendo entre sus puntos más claros de fluidez el que las vindicaciones del
pater familias estaban corroboradas por la protección coactiva imprimida en casos de
vulneración de los poderes que tenía conferidos, tal vez los derechos más nítidamente
establecidos para los romanos por los mores maiorum y las leyes. No bastaba tener un
derecho sino tenerlo consagrado para defenderlo o protegerlo, lo que en el ámbito
obligacional se consumaba con las condiciones que eran esa protección coactiva para el
cumplimiento de obligaciones. De estas condiciones más adelante derivan las acciones,
sean reales o personales. En el procedimiento romano se diferencian tres épocas
apareciendo en cada una un sentido distinto de la acción, pero en cada caso siempre con
un contexto pre científico: como las acciones de la ley, el procedimiento ordinario o
formulario y el procedimiento extraordinario.
LA ACCIÓN EN LA CIENCIA NORMAL DEL DERECHO PROCESAL
Comprende los momentos del logro, de la conversión y propiamente de la ciencia
normal. El primer momento, del logro, se dio gracias a las transformaciones
sociales, políticas y económicas de la ilustración, el constitucionalismo y el derecho
penal liberal tangibilizados en la sistematización del derecho, la gesta libertaria a partir
de la Constitución norteamericana y la conversión en principio del nullum crimen, nulla
poena sine lege dando espacio al surgimiento de positivismo jurídico, lo que sin
menoscabar el influjo generado en todos los ámbitos jurídicos si bien fue en un contexto
general un logro para la evolución del derecho no lo fue en concreto y en ese momento
para la del derecho procesal, pues la acción estaba arrastrada aún en la definición de
Celso.
Alemania no permaneció ajena a esta situación originándose en ella un culto al derecho
romano que no duró mucho porque la genialidad germánica se impuso poco a poco
motivada por el desprecio y repudio que sentía hacia el Código del invasor y juristas
como Hugo y Savigny se encargaron de revivir más el espíritu alemán en busca de un
derecho superior al francés. Nació así con Savigny a la cabeza la Escuela Histórica del
Derecho, que sería integrada por tan geniales pensadores como Puchta y Von Ihering.
La acción no nacía con la existencia o lesión de un derecho porque resultaba ser
“Año de la paz, la unidad y el desarrollo”

originaria y autónoma. Al año siguiente, 1857, se publicó el libro de Theodor Müther


intitulado Sobre la doctrina de la «actio» romana del derecho de accionar actual de la
litiscontestatio y de la sucesión singular de las obligaciones, conteniendo sus objeciones
al trabajo de Windscheid.
El tercer momento, propiamente de la ciencia normal del derecho procesal, se
caracteriza porque el pensamiento científico procesal a cargo de dos escuelas construyó
el paradigma de la acción que dio lugar a una corriente evolutiva del derecho procesal
denominada cientificismo procesal caracterizada por una teoría general y trilogía
estructural del proceso desde las que la acción, sean cuales fueren los paradigmas
alternativos, se entendió abstracta y autónoma.
CRISIS CIENTÍFICA DE LA ACCIÓN: TEORÍAS Y POSTURAS
CONVULSIONADAS Y HOSTILES SOBRE LA ACCIÓN
Las primeras anomalías que fue presentando la acción en la ciencia normal del proceso
evidenciaban ausencia de soluciones a diversos problemas que el paradigma de la
acción como derecho público, autónomo y abstracto revelaba ante un creciente número
de nuevas concepciones sobre la acción, o mejor, nuevos paradigmas alternativos sobre
la acción, que develaban cada vez más carencias, insolvencias del paradigma
dominante. Estas primeras anomalías fueron consecuencia del contenido de la
denominada teoría de la acción que ya no se observaba como ámbito de debate
científico sino como un abanico de numerosas, irreconciliables y hasta contradictorias
teorizaciones sobre la acción. No fue raro, entonces, advertir en cada autor no solo su
propia y singular opinión sobre la acción sino siempre la infaltable prevención al lector
de la dificultad e importancia del estudio de la acción, que en sí ya era un problema
porque no se sabía si por último pertenecía al derecho procesal o a otro ámbito que
requiere de mayor reflexión, como el de la filosofía del derecho, de la teoría general del
derecho o de un campo jurídico que sin ser procesal resultaba propicio para la
naturaleza de la acción que era el derecho justicial material. Un criterio13 afín al
señalado es el que ordena las teorías de la acción en monistas y dualistas.

Claro está en cada caso con diversos matices dogmáticos, pero lo importante aquí es no
perder de vista que por el hecho de que las teorizaciones de la acción sean aquellas
parceladas en el derecho material o en el procesal, o en ambos, no dejan de reflejar su
correspondencia al derecho subjetivo, sea en su plano material o procesal, o en
ambos. La crisis científica de la acción no está en la sistematización, o
mejor, ordenamiento de las diversas teorías que sobre ella han descollado, ellas son
apenas las primeras anomalías e iniciales convulsiones científicas.
I.La incontrolable afluencia de definiciones de la acción y por tanto de asignaciones de
naturalezas jurídicas tan diversas como inconsistentes frente a su importancia
II. El pesimismo sobre la acción
Consecuencias de tantas definiciones de la acción tan
imprecisas, inconciliables, meramente dogmáticas y curiosamente inútiles para la
pacificación de la doctrina que las agrupa trajo, en los menos optimistas, la idea de
organizarle unos solemnes funerales, de la necesidad de abandonar su estudio o de estar
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ante la crónica de un enorme fracaso doctrinal; pero en cualquier caso la lógica que
anima estas posturas hostiles frente a la acción no dejan de reflejar las mismas
deficiencias de las definiciones que las motivan.
Es una postura que desmaya sin aliento lógico sin una mínima razón científica y si
consigue referencias doctrinales es porque sintetiza el hastío sobre un tema tan
manoseado, repetido e inconciliable que, se dice, mejor sería abandonarlo.
Pero en su arquitectura esta postura hostil frente a la acción le desconoce contenido
porque entiende este solo desde las perspectivas que enfocan la acción como
acto, concepto u objeto apoyando su eje argumentativo en la acción presentada por
Savigny, no precisamente tal cual se configuró en la etapa formularia del derecho
romano, y a partir de ello describiendo el error de todos los procesalistas que en su
esfuerzo de definir la acción terminan por delatarla carente de contenido e imposible de
ser un concepto fundamental.
III. La dualidad de la acción
La actio romana no era derecho en sentido subjetivo, porque esta categoría no existía en
el derecho romano, o por lo menos no podía distinguirse claramente del ius objetivo, la
actio era simplemente un obrar, o mejor un accionar. La noción de derecho subjetivo
aparece en el siglo XVII con Grocio luego del debate entre De Ockham y el Papa Juan
XXII. Es evidente que el sentido privatista de la acción marcaba su composición de
fondo y de forma muy armonizada con la tesis contractualista del proceso.

La diferenciación privatista entre fondo y forma es manante de muchos problemas21 en


el mundo procesal de los que este solo se libra si supera la conceptuación contractualista
del proceso y entiende que en sus adentros le es tan propio lo subjetivo material y lo
subjetivo procesal. Pero esto no siempre se reparó y muy por el contrario se asumió lo
material y lo procesal para estudiar una acción material y una acción procesal dando
espacio a teorizaciones que bajo el mismo espíritu privatista y de distinción de lo
material y de lo procesal asumieron el origen del "problema sobre la acción" en el
esfuerzo por concebirla unitariamente, negando la tesis integradora de una acción de
derecho material con una acción procesal. Y como este problema era superable
simplemente eliminándolo al no considerarlo, se reafirmó la acción material junto a la
acción procesal, dado que entender que la acción material había migrado al ámbito
procesal para hacerse acción formal dejaba un enorme vacío en el derecho material que
no se puede saber cómo cubrir sino atendiendo a una teorización sobre causalidad
jurídica, derecho subjetivo material, facultad, pretensión material y "acción
material", sin dejar de ver en otro lado un derecho público subjetivo "a la tutela
jurídica" que se ejerce con una "acción procesal" que contiene una pretensión
procesal. Se entiende que la acción de derecho material deriva de la noción de derecho
subjetivo, y a su turno esta de la incidencia de la regla jurídica en los hechos, es
decir, de la juridización del hecho.

Esencia misma del derecho subjetivo, es pues el actuar del titular del derecho para
conseguir el cumplimiento de la obligación por el obligado aún contra su voluntad o sin
ella o sin su obrar. Por eso la acción material supone combatividad y es la inflamación
del derecho o de la pretensión, es el actuar del sujeto para la realización del propio
derecho porque tener un derecho es tener la facultad de gozarlo, o mejor, de ejercer su
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exigencia de realización. Cabe anotar que cuando la noción de poder vinculada al


derecho subjetivo es asumida por la teoría pura del derecho30, si bien se mantiene, el
sentido que implica es diferente al otorgado en la dualidad de la acción y propiamente
en la acción de derecho material. La vinculación del concepto poder se vincula no al
derecho subjetivo y en él a la acción de derecho material, sino al derecho subjetivo
público de acción procesal.

No es raro entonces, advertir que la acción procesal comprende una pretensión


procesal, que no es sino la pretensión a la tutela jurídica dirigida al Estado. Así, la
acción procesal es siempre procedente e independiente de la acción de derecho material.
IV. La tergiversación del derecho de acción con el derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva
La efectividad es patrimonio del derecho positivo y de los derechos subjetivos que
acoge. La conciencia de la efectividad de los derechos del hombre data del siglo
pasado, del tránsito del Estado liberal individualista al Estado social de derecho. La
concreción de los derechos constitucionalmente establecidos fue más allá de un tibio
sistema de libertades a cargo de un Estado inerte administrador, pues se demandó un
Estado que garantice la operatividad efectiva de esos nuevos derechos, particularmente
de los llamados sociales. Fue en esa atmósfera que los derechos empezaron a
efectivizarse desde el texto de la Ley Fundamental, así el artículo 3° de la Constitución
italiana de 1948 refiere a la efectiva participación de todos los trabajadores en la
organización política, económica y social del país.
V. El quiebre de los mitos sobre la acción
La historia del derecho procesal, como la de otros ámbitos jurídicos, no cierra espacio a
construcciones míticas, leyendas o cuentos de los que quienes de una u otra forma son
sus orfebres se sirven para una más atractiva presentación del pasado si es insípido,
inadecuado o inconveniente a riesgo de inventarlo. Pero el tiempo se encarga de
desnudar esos embustes jurídicos incluidos, claro está, aquellos que se dieron en el
derecho procesal.
VI. La ausencia de la acción en los cuestionamientos del garantismo procesal
Desde la última década de la centuria pasada se viene cuestionando el sistema
procesal, hasta entonces indiferentemente denominado inquisitivo, que profesa una
dosis de dirección judicial mezclada de dispositivismo, de manera tal que a su través se
podía identificar lo «inquisitivo» diferenciado de lo inquisitivo puro, siendo el primero
propio del proceso dirigido por un juez dotado de poderes discrecionales respetando la
dispositividad procesal, es decir, una expresión mixta entre inquisitivismo y
dispositivismo; y, el segundo, propio de un proceso, a cargo de un juez abusivo por
autoritario, en el que prácticamente no existe la menor garantía para el justiciable.
Aquí conviene aclarar lo siguiente. Si el dispositivismo procesal básicamente busca
retomar la visión dispositiva del proceso civil erradicando el publicismo
procesal, eliminar los atributos oficiosos probatorios y la inalterabilidad absoluta del
debido proceso, por qué no asume con corrección el enfoque de la libertad en el proceso
que no es sino desde el derecho de acción: la mismísima libertad del justiciable en
“Año de la paz, la unidad y el desarrollo”

escenario procesal. El olvido de la acción en el debate garantismo contra inquisitivismo


es dramático al punto tal que la Moción de Valencia y la Declaración de Azul tienen un
gran y estelar ausente: el derecho de acción.
VII. El desinterés en su evolución
Un claro ejemplo del pesimismo sobre la acción y de la teorización dualista de la
misma, es la labor del legislador de la Ley de Enjuiciamiento Civil española que prefirió
entenderse maniatado de positivizar el derecho de acción, porque evidenciaría la
hipertrofiación del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva y el desmoronamiento de
tamaña construcción jurisprudencial en torno a él por el Tribunal Constitucional
español. Acudió, entonces, a señalar en su Exposición de Motivos que «se emplea en
unos casos los vocablos ‘pretensión’ o ‘pretensiones’, y en otros, el de ‘acción’ o
‘acciones’ como aparecían en la Ley de 1881 y en la jurisprudencia y doctrina
posteriores, durante más de un siglo, sin que ello originara problema alguno.
VIII. Débiles intentos de fundamentalización de la acción
V. REVOLUCIÓN CIENTÍFICA DE LA ACCIÓN PROCESAL. LA ACCIÓN Y LA
EXPLOSIÓN DEL NEO CONSTITUCIONALISMO: EL PRINCIPIO
FUNDAMENTAL DE ACCIÓN
1. La nueva etapa del logro
La acción es un derecho fundamental neo constitucionalmente entendido. Esto
significa, primero, asentarse en el contexto de constitucionalismo actual que da espacio
al derecho fundamental de acción, es decir, entender qué comprende la nueva etapa de
logro la democracia constitucional, el Estado constitucional de derecho, el
constitucionalismo, el garantismo y la teoría los derechos fundamentales.
2. La revolución científica de la acción
El nuevo paradigma es el principio fundamental de acción en el canon100
neoconstitucional, un paradigma incompatible con el anterior La genética jurídica del
derecho fundamental de acción no es la de la actio romana, sino de la gesta libertaria del
constitucionalismo que se remonta en su primer momento a la Inglaterra de 1215 El
contenido del derecho de acción es libertario y social.
3. La etapa de conversión
No existe integrante de la comunidad científico-procesal que niegue la naturaleza de
principio fundamental de la acción, lo que ocurre es que pocos la entienden en el canon
(neo)constitucional. De ahí que la conversión al paradigma tiene ámbito de desarrollo
en los términos neoconstitucionales de la acción, que si son callados por los
procesalistas es porque aún están en la necesidad de compenetrarse en su contacto.
4. La ciencia normal
El principio fundamental de acción domina la concepción garantista del proceso. Eso es
precisamente el derecho de acción en su nuevo paradigma de principio fundamental, lo
que no significa que esta sea una visión centrista, mixta o conciliadora, nada de eso.
“Año de la paz, la unidad y el desarrollo”

CONCLUSIÓN
Si bien el principio fundamental de acción domina la concepción garantista del
proceso. Eso es precisamente el derecho de acción en su nuevo paradigma de principio
fundamental, lo que no significa que esta sea una visión centrista, mixta o conciliadora.

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