Salud Mental

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UNIVERSIDAD ABIERTA INTERAMERICANA

FACULTAD DE PSICOLOGÍA
Y RELACIONES HUMANAS

SEDE LOMAS DE ZAMORA

Parcial Domiciliario: País “Colombia”

Cátedra
Salud Pública y Salud Mental

Profesora:
Lic. Gabriel Van Oostveldt

Alumnas:
Barrientos Daniela
Florencia Pino
Solange Porcel Martínez
Celeste
Fecha de entrega:

1
02-Octubre-2017

País Seleccionado: Colombia

En el siguiente trabajo nos abocaremos a describir como es el Servicio de la Salud Pública


y Mental del país seleccionado, en base a encuestas poblacionales realizadas en los años 1993,
1997, 2003 y 2015 por Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, ya que los mismos
traducen un enorme esfuerzo técnico, metodológico y operativo en la generación de información
útil para toma de decisiones que responda a las necesidades en convivencia social y salud mental
planteadas en el Plan Decenal de Salud Pública.

Una de las prioridades de la Salud Pública definidas en el Plan Estratégico de Salud 2002-
2006 en Colombia tiene que ver con el análisis de la carga de los trastornos mentales y el
desarrollo de una política nacional de salud mental que permita al Estado y a la sociedad dar
respuesta al complejo perfil de salud mental de la población colombiana.

El Ministerio de Protección Social, con el apoyo del Consejo Nacional de Seguridad Social
en la Salud y, mediante convenios de cooperación, junto con la Fundación Social, coordinó la
realización del Estado Nacional de Salud Mental, Colombia 2003.

La salud mental, es definida por la OMS como un estado de bienestar en el que la persona
afronta el estrés usual de la vida en familia y en comunidad o como el desarrollo de las
potencialidades de la persona, es parte integral de la salud pública. Esto significa que la
promoción de la salud, así como la prevención de los problemas y trastornos mentales, debe
trascender la tradicional separación de la salud mental como si esta fuera un campo aparte de la
salud en general. La salud pública mental como componente de la salud pública, es un campo en
permanente desarrollo que no ha logrado todavía acciones coordinadas en el ámbito de la salud
general y, en Colombia, esto no es la excepción.

La encuesta realizada por el Consorcio Internacional de Epidemiología Psiquiátrica,


utilizaron métodos y procedimientos uniformes para seguir las mismas reglas de análisis, genera
información que es una fuente invaluable para los tomadores de decisiones y todos los

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interesados, tanto de los dominios de la salud pública como de la salud mental, y Colombia aporta
datos e información para este gran esfuerzo conjunto a nivel internacional.

El estudio de 1993 entrevistó a una muestra conformada por 25.135 personas entre 12 y
60 años de edad, en hogares urbanos y rurales. Se basó en preguntas y escalas acerca de
variables demográficas, apoyo de redes sociales, comunicación e integración familiar, satisfacción
y otros factores psicosociales.

También utilizó la Escala de Ansiedad y Depresión de Zung; los cuestionarios de tamizaje


para alcoholismo CAGE; de Síntomas para Adolescentes, Jóvenes y Adultos (SRQ), y para Niños
(RQC). Tales instrumentos limitaron la posibilidad de certezas diagnósticas; sin embargo, se
destacó un 7,9 % de prevalencia de vida de la morbilidad sentida, que se consideró subestimada;
alguna probabilidad de trastorno mental, del 10,2%. De la morbilidad sentida recibió atención el
46,8%.

En 1997, con base en la entrevista diagnóstica compuesta de la Organización Mundial de


la Salud (OMS): CIDI-2, y a partir de criterios diagnósticos del Manual diagnóstico y estadístico de
los trastornos mentales, versión IV (DSM IV), en una muestra de 15.408 personas se encontró
una prevalencia de vida del 30% para al menos un trastorno psiquiátrico. El 13,6% de las
personas encuestadas expresó haber sentido la necesidad de consultar por problemas
relacionados con la salud mental, de ellas un 67,5% tuvo acceso a la atención.

En 2003, como parte de la Encuesta Mundial de Salud Mental de la OMS, se encuestó a


una población de 4426 personas entre 18 y 65 años de edad, en hogares urbanos de 60
municipios. Se informó que un 40,1 % de la población colombiana entre 18 y 65 años ha sufrido,
está sufriendo o sufrirá alguna vez en la vida un trastorno psiquiátrico diagnosticado. De estos, se
detecta el 16 % en el último año y el 7,4 %, en el último mes. Los trastornos de ansiedad
encabezan la lista (19,5 %); luego siguen los trastornos del estado de ánimo (13,3 %), los
trastornos por control de impulsos (9,3 %) y los relacionados con el consumo de sustancias
psicoactivas (9,4 %).

Los trastornos mentales en esta época afectan especialmente a niños, adolescentes y


adultos jóvenes, situación que empeora en gran medida el pronóstico, la productividad académica
y económica de la población y, en últimas, el capital global, que incluye los factores personales,
simbólicos, culturales y relacionales. Estos trastornos se inician entre los 9 y los 23 años. La
mediana en la edad para las primeras manifestaciones de los trastornos afectivos, como el

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episodio depresivo mayor, se sitúa en los 24 años, para la manía, en los 20 años, y para la
hipomanía, en los 27 años. La edad de inicio de los trastornos de ansiedad se encuentra entre los
7 y los 28 años, con un promedio a los 17 años, y la de los trastornos por uso de sustancias, entre
los 20 y los 27 años, con un promedio a los 22 años. La edad de inicio de otros trastornos, como
el de ansiedad de separación en la infancia, el de déficit de atención, el de conducta, el
negativista desafiante, el de ansiedad de separación del adulto y la bulimia nerviosa, se encuentra
entre los 8 y 20 años, con un promedio a los 11 años.

Finalmente en 2015, la determinación de los contenidos de la Encuesta Mundial de Salud


Mental tuvo como objeto brindar información actualizada acerca de la salud mental, los
problemas, trastornos mentales, la accesibilidad a los servicios y valoración de estados de salud,
de la población colombiana rural y urbana mayor de 7 años, privilegiando su comprensión desde
los determinantes sociales y la equidad. Por lo que se completaron un total de 15.431
encuestadas realizadas a la población colombiana entre 7 a 64 años. Lo cual se obtuvieron una
variedad de resultados de acuerdo a cada temática a tratar :

 Salud Mental

Se observa la vinculación mayoritaria de la salud mental con la satisfacción de


necesidades individuales, particularmente de tipo corporal y con una dimensión temporal en la
inmediatez, también el predominio de altos porcentajes de respuestas que esbozan un panorama
positivo en este campo: autovaloración favorable de la salud mental propia; sentimiento común de
felicidad; satisfacción en las relaciones con los demás (particularmente con las familiares, las de
amigos y compañeros); buenas interacciones entre padres/cuidadores y sus niños; previsión
cierta de apoyos de la familia; autopercepción deseable de las formas de ser e interactuar.

Estos resultados, similares a los de otras encuestas que han indagado sobre bienestar y
felicidad de los colombianos, deben mirarse con reserva, al contrastarlos con otros aspectos
indagados en el mismo componente de salud mental, por ejemplo:

La ausencia de figuras parentales pues solo la mitad de los niños entre los 7 y 11 años vive
con sus padres biológicos; o la disfuncionalidad familiar (leve a severa) en por lo menos un tercio
para todos los grupos de edad.

La variabilidad del apoyo social ante dificultades, y la certeza de nunca encontrarlo es


mayor para las personas de 60 y más años. La limitada participación en grupos (apenas lo hace
un tercio en el mayor de los casos), y en actividades que beneficien a la comunidad. La poca
confianza en los vecinos (lo hacen la mitad de las personas). La discriminación, percibida hasta
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por un 1 de cada 4 personas de 45 a 59 años y ejercida frente a personas con problemas de
adicción a drogas o alcohol hasta por un 65,9% del grupo de adolescentes.

O la habitualidad de diversas violencias, pues han sufrido desplazamiento forzado por


algún tipo de violencia 13,7 % de los niños entre 7 y 11 años, 18,3 % de los jóvenes entre 12 y 18
años y 18,7 % de la población adulta entre 18 y 44 años, y cualquier tipo de violencia intrafamiliar
el 7.7% de los adultos. 21,0% de los adultos reportaron algún tipo de violencia durante su infancia
en el contexto escolar y alrededor de un cuarto de los colombianos adultos acepta la violencia
como método de crianza.

En la misma línea, desde la perspectiva de la cognición social, en relación la facilidad de


reconocer la alegría y sorpresa, en tanto que ha una dificulta para el reconocimiento de las
emociones negativas como el miedo, asco y la tristeza.

Asimismo, con respecto a la empatía y sus diferentes expresiones, al menos la mitad anota
que siente poca o nula tristeza frente a una persona herida; y 6 de cada 10 personas interpretan
una acción accidental es intencional. Un hallazgo llamativo, es que acciones incorrectas e incluso
accidentales son merecedoras de castigo, que para todas las situaciones es acogido por un 40%
de la población.

A la manera de comprensiones iniciales puede plantearse que todo esto se debe a la


necesidad general de ajustarse, de dar respuestas que se acomoden a lo esperado, a la manera
de decires o repeticiones automáticas de lo que se supone o se espera como formas de vivir,
también de una limitación del examen crítico de las posibilidades y limitaciones propias, y por
ende de las modificaciones individuales y sociales requeridas, favoreciendo la inmovilidad. La
última hipótesis requeriría de nuevas y distintas investigaciones para un análisis mucho mayor y
más profundo del que permite una encuesta poblacional, pero en principio se está hablando de
una salud mental que se ancla en la sobrevivencia biológica de hoy, relegando el interés por
asuntos de tipo simbólico, cultural, social, ambiental, por valores o consideración de los otros y,
en este sentido, interrogaría la formas de producción de sociedades que se centran en la
subsistencia, sobre todo cuando las condiciones de la mayoría son precarias.

 Problemas niños:

Hay una problemática marcada a nivel de los niños de 7 a 11 años, que requiere de su
intervención antes de suscitarse un trastorno psiquiátrico. Los resultados muestran la magnitud
del problema y sirven para planear acciones en salud dirigidas a disminuir las problemáticas, a
detectar tempranamente los posibles casos y brindar una atención oportuna.

 Problemas adolescentes y adultos:


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También hay una alta prevalencia de problemas relacionados con salud mental en
adolescentes y adultos donde hasta 1 de cada 6 personas presentan problemas de ansiedad,
depresión, posible psicosis o convulsiones donde en general las mujeres presentan las mayores
prevalencias de síntomas comparado con los hombres. En relación a problemas de alimentación
son frecuentes más que todo en mujeres, sin embargo se encuentra una alta prevalencia en
hombres jóvenes, señalando la necesidad de alertar a los profesionales de salud en la necesidad
de explorar estas conductas de forma sistemática en ambos géneros.

 Trastornos niños

En los últimos 12 meses 1 de cada 20 a 25 niños tiene algún trastorno mental cómo
ansiedad de separación, trastorno de pánico, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno
depresivo, trastorno oposicionista desafiante, déficit de atención e hiperactividad y trastorno de la
conducta, que ameritan intervención oportuna de profesionales de la salud.

 Trastornos adolescentes:

En los últimos 12 meses 1 de cada 25 adolescentes ha tenido un trastorno mental


trastornos depresivo, trastorno afectivo bipolar, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de
pánico, fobia social. De los tres indicadores del proceso suicida el más frecuente, como cabría
esperar es la ideación suicida, sin embargo en adolescentes es menos frecuente el plan suicida
que el intento suicida propiamente dicho, lo que permitiría concluir el importante papel que juega
la impulsividad y el paso al acto en la conducta suicida de esta población.

 Trastornos adultos:

En los últimos 12 meses 1 de cada 25 personas mayores de 18 años ha tenido un mental


de los medidos (trastornos depresivo, trastorno afectivo bipolar, trastorno de ansiedad
generalizada, trastorno de pánico, fobia social).

Por otra parte la población colombiana presenta con mayor frecuencia rasgos de
personalidad de tipo límite y del grupo A. Los rasgos de personalidad del grupo A son más
frecuentes en mujeres que viven en Bogotá en el rango superior a 45 años con un máximo nivel
educativo hasta secundaria con mayor asociación a la no presencia de relación de pareja. Los
rasgos de personalidad del grupo C tienen una presentación uniforme por género y se encuentra
con mayor frecuencia en Bogotá con nivel educativo primario y en mayores de 45 años.

 Acceso:

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Se encuentra una baja proporción de personas buscan servicios para mejorar problemas
de salud mental, sin embargo en aquellos que buscan atención casi el 90 % para todos los
grupos etario reciben algún tipo de intervención.

 Valoración de estados de salud


La mayoría de la población colombiana considera si salud cómo buena, sin limitaciones en
movilidad, cuidado personal, actividades cotidianas, presencia de dolor o malestar y ansiedad o
depresión, seguido de algunas personas tienen moderado dolor o malestar y otras que tienen
moderada ansiedad o depresión.

Es necesario trabajar un abordaje de salud pública en la promoción de la salud mental y la


prevención de los problemas y trastornos mentales, y una estrategia para promover la resilencia y
el bienestar emocional en los individuos, familias y comunidades. Además, la promoción de la
salud mental es vital en países en desarrollo como Colombia, abocados a graves problemáticas
psicosociales, teniendo en cuenta su conflicto y las frecuentes situaciones de emergencias
complejas que en los últimos años han afectado al país.

La OMS se refiere a los trastornos mentales como uno de los principales desafíos de la
salud pública. La reciente resolución de esta organización sobre la necesidad de una respuesta
integral y coordinada al manejo de los trastornos mentales desde la salud y los sectores sociales
a nivel de país fue reforzada por el Plan de acción en salud mental 2013, adoptado por la
Asamblea Mundial de Salud. No podemos continuar manteniendo la separación entre los
aspectos biológicos, mentales y sociales de la salud. El desafío para la salud pública es jugar un
papel de liderazgo en los esfuerzos sociales para manejar la salud mental como una parte integral
de este mandato. Los problemas son amplios y nos afectan a todos directa o indirectamente. La
nueva salud pública debe ayudarnos a encontrar una mejor atención (promoción, prevención,
tratamiento, rehabilitación) en este campo.

La investigación y el desarrollo dedicados a los trastornos mentales durante las pasadas


décadas han transformado notablemente la práctica psiquiátrica, ofreciendo una mayor calidad de
vida a millones de pacientes en todo el mundo. Gracias a los nuevos antidepresivos y
antipsicóticos, con menos efectos secundarios y más rápida acción, las personas pueden retornar
al trabajo, los síndromes parecidos al Parkinson son menos frecuentes, los pacientes son menos
estigmatizados y las personas afectadas por los trastornos psicóticos pueden ser tratadas sin
hospitalización, o con cortas permanencias en unidades de salud mental. El incremento en la
calidad de la atención psicoterapéutica y psicosocial y la atención primaria, potenciando la
capacidad de las acciones de salud mental basada en la comunidad con intervenciones para

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mejorar la calidad de vida, pueden, perfectamente, facilitar la reducción de los costos y la carga
social del trastorno mental.

Es muy probable que emerjan nuevos descubrimientos en neurobiología, terapéutica y


epidemiología de los trastornos mentales en la próxima década, pero ya existen suficientes
evidencias y experiencias demostrativas que deben animar a no aplazar más la promoción de la
salud mental, y la prevención y el tratamiento temprano de los problemas y trastornos mentales.
Todo esto requiere una plataforma legal, que ya se vislumbra como ventana de oportunidad con
la Ley 1616 del 21 de enero de 2013 que, si es adecuadamente reglamentada, permitiría
empezar a pagar una deuda de siglos con las personas que en Colombia sufren trastornos
mentales, y, por otro lado, permitiría hacer aportes sustanciales al desarrollo del país en el logro
de un capital humano y social acorde con los merecimientos de todos los colombianos.

Recorte Periodístico:

Referencias:

 Ministerio de la Protección Social y Fundación FES Social. Estudio Nacional


de Salud Mental Colombia 2003. Cali: C&C Gráficas, Ltda.; 2005. Disponible
en: http://onsm.ces.edu.co/uploads/files/1243030_EstudioNacionalSM2003.pdf.
 http://www.semana.com/vida-moderna/articulo/colombia-pasa-raspando-su-
evaluacion-en-el-indice-de-salud/540663    
 OMS. Salud mental: un estado de bienestar. Recuperado de:
http://www.who.int/features/factfiles/mental_health/es/

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