Cabero Almenara, Julio (2015)
Cabero Almenara, Julio (2015)
Cabero Almenara, Julio (2015)
No estaría mal reconocer desde el principio que nunca el docente ha contado con tantas
TIC como en la actualidad para realizar su actividad profesional de la enseñanza, la gestión y
administración educativa, así como la investigación.
Todo ello permitirá al docente contar con un verdadero ecosistema digital que nos debe
llevar a replantearnos algunas de las ideas que hemos manejado sobre la incorporación de las
TIC a los contextos de formación.
Esta transformación se hace además más urgente si tenemos en cuenta que las exigencias
que plantea la sociedad de la información para desenvolverse en ella, se requiere la capacidad
de reformular la realidad, aportar soluciones a los problemas, ser creativo e innovador en la
aplicación de las soluciones a los problemas, saber moverse en un contexto cercano y futuro
incierto y dinámico.
El foco debe estar centrado en las nuevas prácticas culturales y mentalidades que han
madurado alrededor de las nuevas herramientas y plataformas tecnológicas, donde lo
importante es la persona y no la tecnología.
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Cuando las TIC se aplican en los contextos de formación, nos pueden servir para poner en
acción mejores o nuevos aprendizajes, establecer con ellas innovaciones pedagógicas y
cambios organizacionales, facilitar los procesos de comunicación, facilitar la ruptura de la
unidad de tiempo, espacio y acción, propiciar nuevas formas de abordar la evaluación
educativa y proporcionar nuevas formas de interaccionar con la información y la realidad.
Desde el punto de vista del alumnado, el uso de las herramientas TIC ha de servir para
motivarlo y estimularlo para que se involucre totalmente en el proceso, interactuando con la
realidad y observando los resultados de esta interacción, desarrollar habilidades de
pensamiento crítico y creativo, integrar y retener la información, facilitando la comprensión de lo
que se ha aprendido de manera integral y dinámica, desarrollar habilidades de aprendizaje
significativo, y desarrollar habilidades que se convertirán en competencias perdurables.
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Relacionado con las diferentes visiones que podemos tener para la incorporación de las
TIC en la práctica educativa, se encuentra la perspectiva pedagógica de la coasociación
expuesta por Prensky (2011), es decir, la visión referida a que el docente trabaje conjuntamente
con el estudiante para que sea él el que se convierta en director de su aprendizaje,
desempeñando en esta acción roles diferentes tanto el docente como el discente a los
mostrados en contextos tradicionales de formación. Por lo que se refiere al estudiante, los de:
Investigador, Usuario de la tecnología y expertos, Pensadores y creadores de sentido, Agente
para cambiar el mundo y Profesor de sí mismo. Respecto al docente: Orientador y guía,
Fijador de metas y alguien que pregunta, Orientador de aprendizaje, Garante de actividades
controladas, Proveedor de contextos y Proveedor de rigor y garante de la calidad.
Y en esta perspectiva la tecnología juega un papel importante para dar soporte a la
pedagogía de la coasociación y permitir que cada alumno personalice su proceso de
aprendizaje, facilitando que los alumnos aprendan a su propio ritmo y adquiriendo la
información a través de los recursos tecnológicos que quieran (Prensky, 2011); facilitando de
esta forma que los alumnos aprendan por sí mismos, solos o en grupos, contestando preguntas
y resolviendo problemas con la ayuda, la orientación y la guía de su profesor.
Debe quedar claro que no es cuestión de cambiar solo la tecnología; debemos cambiar la
pedagogía, las concepciones que tenemos sobre las TIC, las formas en las cuales tendemos a
utilizarlas, y empoderar con las tecnologías las acciones que pueden hacer los alumnos como
prosumidores. Y en estas formas de utilizarlas debemos buscar nuevas formas de aplicación en
la enseñanza, implicando la movilización de una diversidad de estrategias y metodologías
docentes que favorezcan una enseñanza activa, participativa, colaborativa y constructiva que
lleve al estudiante a ser un verdadero agente en su proceso de enseñanza-aprendizaje.
En este aspecto queremos ser completamente claros al afirmar que utilizar las nuevas TIC
para realizar las mismas cosas que con las tecnologías tradicionales es un gran error. Las
nuevas tecnologías nos permiten realizar cosas completamente diferentes a las efectuadas con
las tecnologías tradicionales, de ahí que un criterio, para su incorporación, no pueda ser
exclusivamente el hecho de que nos permitan hacer las cosas de forma más rápida, automática
y fiable. Como señalaron Barberá et ál. (2001, pág. 58), «el reto no se encuentra tanto en
desarrollar los cursos tradicionales en formato hipermedia sino más bien en ser capaces de
adoptar nuevas perspectivas en la concepción de los procesos de enseñanza-aprendizaje y de
la construcción del conocimiento».
La movilización de estrategias es cada vez más importante, ya que en un mundo repleto de
información, la cual se transforma en cortos periodos de tiempo, será más importante que qué
enseñar el cómo hacerlo y qué mecanismos utilizaremos para motivar y despertar el interés de
los estudiantes, así como que adquieran la capacidad de saber evaluar la información para
seleccionar la pertinente para resolver su problema educativo, crearla a través de la mezcla y
remezcla de la información existente y comunicarla a través de diferentes dispositivos
tecnológicos. Y en estas nuevas situaciones es donde entrará en funcionamiento la creatividad
del profesorado, donde deberá desempeñar nuevos roles (De Benito et ál., 2013).
Para finalizar nos gustaría llamar la atención respecto a tres aspectos: la contemplación de
la amplitud de contextos en donde los alumnos adquieren información en la actualidad, el
posicionamiento tecnológico de los alumnos y la formación y perfeccionamiento del
profesorado.
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Por lo que se refiere al primero,
tenemos que ser conscientes del fuerte
papel que desempeñan las TIC para
que los estudiantes adquieran
información fuera de los contextos
tradicionales, formales, de formación.
En cierta medida, se puede decir que
su utilización se debe a que en la
sociedad del conocimiento la formación
del ciudadano del futuro se movilizará
tanto dentro del contexto formal como
en los no formales e informales; y que
una de las características que debe
movilizar la ciudadanía es situarse en
una acción del aprendizaje constante y
que el mismo se produce en diferentes
tipos de contextos que, como señala
Conner (2013), van de lo informal a lo formal y de lo intencional a lo inesperado, y que permiten
que los estudiantes puedan adquirir formación e información a través de clases, tutorías, TIC o
comunidades de aprendizaje (véase figura 3). Entre todos estos medios, los social media
desempeñan un fuerte papel en la adquisición de conocimientos por parte de los alumnos.
Con el segundo aspecto queremos llamar la atención respecto a las competencias
tecnológicas de los estudiantes, la realidad es que no todos los alumnos poseen los mismo
niveles de competencia tecnológica, ya que muchas veces estas vienen marcadas por la
tipología de centro donde han cursado los estudios.
Por lo que se refiere al último de los aspectos señalados, nos encontramos con la
formación y el perfeccionamiento del profesorado en TIC, aspecto que creo que nadie pone en
duda respecto a su necesidad para la incorporación de las TIC. Ahora bien, lo que desde aquí
quiero señalar es que esta formación debe hacerse desde planteamientos diferentes a como se
ha venido realizando, que se ha centrado demasiado en aspectos instrumentales y tecnológicos
(Cabero y Marín, 2014), reclamándose el manejo de competencias más amplias (Rangel,
2015).