Lectura: El Análisis de Textos Literarios

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Lectura: el análisis de textos literarios

¿Qué aspectos se deben tener en cuenta al hacer un análisis literario? ¿Cómo se


estructura un análisis de este tipo? ¿Cuál es el propósito de esta clase de textos?

Estatua del Cid en Burgos, España. El Cantar de Mío Cid relata las hazañas
de Rodrigo Díaz, el Campeador. Es la primera obra extensa de la literatura
española y, además, el único poema épico en lengua castellana.

El análisis literario

El análisis de un texto literario es el ejercicio de examinar los diferentes aspectos


de una obra con el fin de explicar y estudiar el fondo y la forma del argumento, el
tema y el estilo de la misma. Este tipo de análisis busca ahondar en el discurso
literario para alcanzar la comprensión de una obra.

Lectura: el análisis literario

Poema del Cid

El Poema versa sobre el destierro del Cid y la restitución de su honra tanto política


como familiar. Todos los personajes de la obra giran en torno a Rodrigo Díaz,
siendo unos, sus adeptos; y otros, adversarios. Entre los adeptos al Cid figuran su
familia: doña Jimena, doña Elvira y doña Sol; sus lugartenientes: Álvar Fáñez de
Minaya, Martín Antolínez, Muño Gustioz, Pedro Vermúez, Félez Muñoz, Jerónimo,
Álvar Álvarez, Álvar Salvadórez y Galín García; sus amigos: el abad Sancho y el
moro Abengalvón; y las mesnadas. Entre los adversarios del Campeador están los
nobles: el Conde de Barcelona, Garci Ordóñez y los infantes de Carrión; y los
moros: Tamín, Fáriz, Galve, Bucar y Yúcef. El rey Alfonso es el único personaje
que, adverso primero al Cid, se coloca luego a su favor.

El espacio del Poema, organizado por el viaje del héroe, se divide en ámbito del
destierro: Vivar, Burgos, Cardeña, Medinaceli, San Esteban de Gormaz, Castejón,
Alcocer, Levante, Valencia y el río Tajo; y ámbito de la afrenta: Valencia, Corpes,
Toledo y Carrión. El tiempo del Cantar tiene un ritmo lento en el destierro (9 días),
rápido en la acción bélica (unos cuatro años), y menos movido en las bodas, la
afrenta, el juicio y duelo (más de 2 años) pero sin perder su cariz dinámico. La
trama comprende un ciclo guerrero y un ciclo familiar. La narración es el recurso
expresivo dominante que prepondera la acción del héroe como leitmotiv del relato.

El Cid es el eje constructor del Poema y la razón de la historia, los personajes, el


espacio, el tiempo y la trama. El Cid constituye el significado primero y último del
relato porque sin él la fábula carecería de sentido. Si todos los elementos
estructurales del Cantar se irradian desde el Cid y convergen en su figura, el
narrador lo que desea es destacar ante el auditorio el rol ejemplarizador del héroe.
Y el discurso que contiene un modelo pretende promocionarlo y enseñarlo para
persuadir a su público de la necesidad de interiorizarlo y asumirlo para obtener
provecho del mismo.

El Cid como paradigma adquiere mayor claridad si observamos con detenimiento


sus atributos de héroe. El Cid conoce su identidad: Rodrigo Díaz, origen: Vivar, y
su destino: la honra. Identidad, origen y destino que el Cid enlaza de manera
efectiva con su acción fructífera, nunca fallida. El Cid como héroe medieval ejerce
dominio sobre las potencias del alma: sabe quién es (entendimiento), de dónde
viene y adónde va (memoria) y actúa con acierto (voluntad) para obtener la victoria
en su viaje heroico. Modelo que, mirado a través del mundo íntimo del héroe, se
edifica, según Alberto Montaner, desde la mesura traducida en ponderación,
templanza y resignación. Mesura que se aprecia en el destierro (vv. 7-91) y en la
afrenta (vv. 2826-2834). El Cid modera sus impulsos, pero esa mesura no
menoscaba su vocación de acción y otorga, a esa aceptación de la adversidad,
optimismo y esperanza: el héroe vence el exilio y la afrenta. La mesura es el
principio que rige la batalla, el trato con los vencidos y la reparación judicial de la
afrenta. La mesura del Campeador –continúa Montaner– conjuga dos facetas
opuestas de la personalidad del héroe: la fortitudo y sapientia. La fortitudo es
fuerza física, capacidad para el combate, aptitud para la acción y poder de
caudillaje. La sapientia, en cambio, es conocimiento, sagacidad y astucia. Esta
conducta sabia –concluye Montaner– se exterioriza en virtudes concretas como la
lealtad al rey; la preocupación por sus parientes, vasallos y amigos; la maña
durante el combate; la justicia en el reparto del botín; la valentía ante el enemigo; y
la misericordia para con los vencidos.

El Cid presenta una gran variedad de registros que hacen del héroe un personaje
que se revela bajo una versatilidad incesante. Rodrigo Díaz de Vivar no es un
caballero de hazañas sobrehumanas, un paladín contra los moros, ni mucho
menos un cruzado medieval: el Cid integra un programa de vida guerrero-familiar
que los infanzones de Extremadura de las postrimerías del siglo XII (frontera de la
España cristiana con el al-Andalus), debían “admirar e imitar” para que ellos, al
igual que el Campeador, pudieran mejorar su situación económica paupérrima por
medio de hazañas bélicas, obtener fueros, y sus líderes, además de lograr
riqueza, pudieran también ascender a la nobleza.

Marco Aurelio Ramírez, La expresión literaria de la España medieval. Mérida:


Publicaciones Vicerrectorado Académico CODEPRE, 2007.

¿Qué sabes sobre el tema?

Lee el análisis literario sobre el Cantar de Mío Cid y responde las siguientes
preguntas:

 ¿En qué partes se divide este análisis literario?


 ¿Cuál es el propósito del texto? ¿A quién está dirigido?
 ¿Qué aspectos de la obra son analizados?
 ¿Podrías afirmar la presencia de signos lingüísticos en el anterior texto?, ¿por
qué?
 Encuentra en el texto seis palabras con h y determina en cada caso si se trata
de una h muda o una h aspirada.
Practica

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