Instituto de Profesores Artigas-Profesorado de Historia Teoría Y Metodología de La Historia Prof. Carla Larrobla 11 de Mayo, 2020

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INSTITUTO DE PROFESORES ARTIGAS- PROFESORADO DE HISTORIA


TEORÍA Y METODOLOGÍA DE LA HISTORIA
Prof. Carla Larrobla
11 de mayo, 2020

CLASE: LAS FUENTES DEL CONOCIMIENTO HISTÓRICO

En las clases anteriores abordamos la idea de que la historia (en su sentido res gestae)
es una actividad científica de producción de un tipo especial de conocimiento: el
conocimiento histórico. Trabajando las características de este tipo de conocimiento
llegamos al planteo de Jerzy Topolsky que nos habla de un “conocimiento basado en
fuentes”. De esta manera se hace necesario pensar sobre qué son las fuentes y qué
cosas adquieren ese estatuto.
Habíamos mencionado que Enrique Moradiellos la llama reliquias, veamos que dice
este autor:

Si la materia de conocimiento de la historia no es ni puede ser el pasado, queda por


establecer cuál es el campo y los términos categoriables de dicha disciplina. Pues bien, este
campo está constituido por aquellos restos, trazas y vestigios del pasado que perviven en
nuestro presente en la forma de residuos materiales, huellas corpóreas y ceremonias
visibles. En otras palabras, las reliquias del pasado (relinquere: lo que permanece, lo que
resta tras el paso del tiempo […] Esos residuos y remanentes físicos que permiten la
presencia viva del pasado son el material sobre el que trabaja el historiador y con el que
construye su relato histórico […] Las reliquias del pasado, heterogéneas, plurales,
fragmentarias, inconexas y limitadas son las “fuentes” informativas del conocimiento
histórico y se hallan dispersas entre otros cuerpos y materiales de nuestro propio presente
corpóreo y temporal. Sin ellas no hay conocimiento histórico y solo gracias a ellas cabe
intentar elaborarlo con mínimas garantías de seguridad, certeza y rigor. (2013. P: 35)

Como afirma el historiador español, solo es posible acceder al pasado y por lo tanto
construir conocimiento sobre él, de aquello que ha dejado “pruebas”. De esta forma
nos acercamos a otra conceptualización de la fuente como prueba. El concepto de
prueba está vinculado a las evidencias. Estos rastros del pasado se transforman en la
evidencia de su existencia, y es por medio de ellas que se puede escribir la historia.
En el mismo sentido, el historiador italiano Carlo Ginzburg sostiene que el
conocimiento histórico encuentra su particularidad en su condición de ser “indirecto”,
el pasado se torna cognoscible por medio de rastros, huellas e indicios. La idea de
huella es potente en tanto provoca la representación de la marca del pasado en el
presente. Y es justo, desde el presente, que conocemos el pasado. Sin ellas huellas no
habría posibilidad de conocimiento.
En su libro “Metodología del historia” Jerzy Topolsky realiza un análisis sobre las
formas de definir y concebir a las “fuentes”, de allí revisa la obra de distintos
historiadores. Veamos algunas de estas definiciones; de E. Bernheim se toma la idea
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de que las fuentes son "resultados de la actividad humana que, por su destino o por su propia
existencia, origen u otras circunstancias, son particularmente adecuados para informar sobre
hechos históricos y para comprobarlos." De M. Handelsman la acepción de que una fuente
es "un resto fijo y conservado del pensamiento, la actividad, o, de modo más general, la vida, de
los hombres." Ampliando el concepto, G. Labuda afirma que: "Una fuente histórica puede
ser cualquier reliquia psicofísica y social que, al ser producto del trabajo humano y participar al
mismo tiempo en el desarrollo de la vida social, adquiere por eso la capacidad de reflejar su
desarrollo. A causa de estas propiedades (es decir, por ser un producto del trabajo y por poder
reflejar los fenómenos), una fuente es un medio de conocimiento que nos permite reconstruir
científicamente el desarrollo de la sociedad en todas sus manifestaciones".1

El tema fuentes no es tan sencillo como aparenta, ya que implica tomar decisiones
sobre qué “marcas” consideraremos fiables, legitimas. También es importante tener en
cuenta que las distintas corrientes teóricas e historiográficas presentarán distintas
posibilidades de qué cosas pueden ser consideradas “evidencias”. En ese sentido, es
importante incorporar la idea de que las fuentes se relacionan directamente con el
objeto de estudio del investigador, que no es simplemente el pasado sino que se
restringe a algún aspecto de éste. En ese caso, las fuentes irán variando y muchos
restos del pasado podrán alcanzar ese status si el marco teórico de la investigación los
habilita.

LA CLASIFICACIÓN DE LAS FUENTES

Tema no menor es el de la clasificación de las fuentes. Tomaremos como referencia la


clasificación tradicional y clásica sobre las mismas que es aquella que las divide en
primarias y secundarias. De todas formas debemos saber que ésta no es la única
clasificación que existe.
Esta división clásica supone que las fuentes primaras son contemporáneas de los
hechos del pasado o del objeto de estudio, mientras que las secundarias implican un
tratamiento o elaboración de los documentos primarios, se trata de investigaciones ya
realizadas sobre el objeto de estudio.

Detengámonos en las FUENTES PRIMARIAS, entendiendo que ellas son “fuentes


directas”, representan los signos del pasado. Suponen la no intervención de un tercero
entre el sujeto y el objeto.
Este tipo de fuentes puede subdividirse en otras ramas que refieren a la tipología de la
fuente. En el siguiente esquema queda bastante claro este asunto:

1
Elaborado en base a Jerzy Topolsky. "Metodología de la historia" Ed. Catedra,
España: 1985. Pp.: 298-299
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En el esquema podemos apreciar algunos ejemplos de cada tipo de fuente pero no


significa que no existan otros distintos que puedan incluirse como tales. Como dice M.
Bloch afirma que “la diversidad de los testimonios históricos es casi infinita. Todo cuanto el
hombre dice o escribe, todo cuanto fabrica, cuanto toca puede y debe informarnos acerca de él”
(1957: 55)

Por otra parte es importante atender a otra clasificación de las fuentes que parte de
esta misma pero que presenta otras subdivisiones posibles.
En este caso y como lo ven en el esquema que se encuentra abajo, se trata de pensar
las fuentes en su carácter de escritas y no escritas.
En el caso de las fuentes escritas podemos ver que éstas también se dividen según su
acceso u origen: públicas y privadas (cabe aclarar que esta caracterización puede
aplicarse a cualquier tipo de fuente).
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Veamos a qué nos referimos cuándo hablamos de acceso u origen:


Acceso: disponibilidad de las fuentes. El acceso puede ser público cuando se
encuentran disponibles para cualquiera que las quiera consultar o privado cuando no
se puede acceder a las mismas. Entre estas dos situaciones existen matices, por
ejemplo: el acceso puede ser restringido o limitado. También esto dependerá de la
institución dónde estén albergados los documentos: el archivo.
Origen: los documentos pueden ser públicos cuando son producidos por entidades
públicas o cuando son elaborados para ser difundidos públicamente. Son privados
cuando se elaboran en la órbita privada o personal, cuyo objetivo no es
necesariamente que los mismos sean difundidos públicamente.

En lo que se refiere a las fuentes no escritas encontramos una subdivisión que refiere a
las fuentes orales (donde en el primer esquema pueden encontrar toda una serie de
ejemplos) y las fuentes etnográficas. En el caso de éstas últimas se hace referencia a la
información obtenida por medio de herramientas de trabajo etnográfico: observación
de costumbres, transmisión oral de tradiciones, mitos que articulan la vida en
sociedad, etc.

Como hemos visto son varias las formas de clasificar a las fuentes. Lo importante es
comprender que si, como dice Bloch: “el historiador se halla en la imposibilidad
absoluta de comprobar por sí mismo los hechos que estudia”, entonces las fuentes son
la base para la recolección de evidencias que le permite acercarse a la posibilidad de
construir un relato sobre aquello que pasó.

En la próxima clase veremos algunas características generales del trabajo con fuentes y
empezaremos a abordar las formas de trabajar con ellas, dependiendo del tipo que
sean.
El primer esquema se encuentra en la plataforma y tiene algunos pasajes de esta clase
como forma de recordar aspectos importantes.
En una carpeta llamada “Bibliografía sobre las fuentes” van a encontrar una serie de
artículos que hablan sobre el trabajo con distintos tipos de fuentes, en algunos de ellos
el enfoque es metodológico y nos enseñan técnicas para su tratamiento. En otros se
trata de ejemplos de cómo utilizar determinadas fuentes para investigaciones más
específicas.
A quiénes no haya leído el primer capítulo de Moradiellos, les sugiero que lo hagan!

Bibliografía básica
M. Bloch. Introducción a la historia. FCE, México, 1957.
C. Ginzburg. El hilo y las huellas. Lo verdadero, lo falso y lo ficticio. FCE, Buenos
Aires: 2010
E. Moradiellos. El Oficio del Historiador. Ed. Akal, España: 2013.
J. Topolsky. Metodología de la historia. Ed. Catedra, España: 1985.

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