Explica en Qué Consistió El Turnismo Pacífico Ideado Por Antonio Cánovas Del Castillo

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1.

Explica en qué consistió el turnismo pacífico ideado por Antonio Cánovas del
Castillo.

Antonio Cánovas del Castillo introdujo un sistema de gobierno basado en el


bipartidismo y en la alternancia en el poder de los dos grandes partidos liberales leales
a la corona, denominados partidos dinásticos, el conservador y el liberal, que
renunciaba a los pronunciamientos como mecanismo para acceder al gobierno. Se
aceptaba, por tanto, que habría un turno pacífico de partidos que aseguraría la
estabilidad institucional al eliminar la preponderancia del partido conservador durante
el reinado de Isabel II mediante la participación en el poder de las dos familias del
liberalismo y pondría fin a la intervención del ejército en la vida política.

Estos dos partidos están de acuerdo en no elaborar leyes que uno de los dos pueda
derogar cuando llegue al poder, y en respetar las leyes que el otro haya creado. Se
pretendía garantizar unas formas democráticas y así no identificar a la corona con un
único partido, como había ocurrido durante el reinado de Isabel II.

Los cambios se hacen de forma pacífica previo pacto entre los dos partidos, el rey
nombraría un nuevo presidente de gobierno e inmediatamente se convocaban
elecciones. Estas eran ganadas por el nuevo partido en el poder, de lo que se
encargaban los caciques.

2. Define:

- Partidos dinásticos.

La izquierda liberal, protagonista de la revolución entre el 68 y el 75 debía aceptar la


nueva monarquía constitucional como portadora de conciliación y transacción. El
sistema político diseñado por Cánovas requería la existencia de dos grandes partidos
dinásticos que se alternarán pacíficamente en el poder dentro de la misma legalidad.

Más que partidos políticos se pueden considerar camarillas en torno a un líder para
ganar las elecciones. Sólo hay dos partidos dentro del sistema, el conservador y el
liberal, y no se entienden el uno sin el otro. El resto de las opciones políticas están al
margen del propio sistema.

EL PARTIDO CONSERVADOR, ALFONSINO O CANOVISTA

Cánovas había sido el principal dirigente del Partido Alfonsino, que durante el Sexenio
Democrático había defendido la restauración monárquica . Tras el regreso de Alfonso
XII lo transformó en el Partido Liberal-Conservador, que aglutina a los grupos políticos
más conservadores (a excepción de los carlistas y los integristas) y que acabó
llamándose simplemente Partido Conservador. Fue liderado originalmente por Cánovas
del Castillo y después por Silvela, Dato, Maura y Romero Robledo.
EL PARTIDO LIBERAL O FUSIONISTA

El proyecto bipartidista de Cánovas requería otro partido de carácter más progresista,


la llamada izquierda dinástica, y él mismo propuso su formación a Sagasta. De un
acuerdo entre progresistas, unionistas y algunos demócratas y republicanos moderados
nació el Partido Liberal-Fusionista, más tarde conocido como Partido Liberal. Tendrá
como líderes a Práxades Mateo Sagasta, Martínez Campos, Pavía, Canalejas y Camacho.
Sagasta atrajo a la izquierda del régimen.

A ambos partidos les correspondía la tarea de aunar a los diferentes grupos y


facciones, con el único requisito de aceptar la monarquía alfonsina y alternarse en el
poder. Por este motivo, se les conocía como partidos dinásticos. Conservadores y
liberales coincidían ideológicamente en lo fundamental, pero diferían en algunos
aspectos y asumían de manera consensuada dos papeles complementarios. Ambos
defendían la monarquía, la Constitución, la propiedad privada y la consolidación del
Estado liberal, unitario y centralista. En cuanto a su actuación política, las diferencias
eran escasas. Los conservadores se mostraban más proclives al inmovilismo político,
proponían un sufragio censitario y la defensa de la Iglesia y del orden social, usando en
ocasiones la represión para alcanzar sus objetivos. Eran partidarios de un cuerpo de
libertades y derechos reducidos, además, defienden ideas como tradición y estado
centralista.

Los liberales defendían el sufragio universal masculino, y estaban más inclinados a un


reformismo social de carácter más progresista y laico. Defienden un amplio corpus de
derechos y libertades, un sistema judicial basado en los jurados populares; también es
menos centralista . Pero, en la práctica, la actuación de ambos partidos en el poder no
difería en lo esencial, al existir un acuerdo tácito de no promulgar nunca una ley que
forzase al otro partido a derogar cuando regresara al gobierno. Sus bases sociales eran
bastante homogéneas y se nutrían principalmente de las élites económicas y de la
clase media acomodada. Ambos eran partidos de minorías, de notables, que contaban
con periódicos, centros y comités distribuidos por el territorio español. La base social
de los conservadores era la alta burguesía, la aristocracia, el ejército, terratenientes y
altos funcionarios. Territorialmente es más fuerte en la mitad meridional. Socialmente
el partido liberal tenía sus apoyos en la burguesía media de comerciantes e industriales
y en las clases medias urbanas.

- Caciquismo.

El caciquismo fue un fenómeno que se dio en toda España, aunque alcanzó su máximo
desarrollo en Andalucía, Galicia y Castilla. No es un fenómeno exclusivo de éste
periodo, sino que surge con el nuevo régimen y con la aparición de las elecciones y va a
perdurar hasta fechas recientes. No es extraño que en la actualidad aparezca la
acusación de caciquismo a políticos locales de unos y otros partidos. Durante el
reinado de Isabel II ya existió el caciquismo, lo mismo que durante la República y en el
franquismo. Los caciques eran personas notables, sobre todo del medio rural, a
menudo ricos propietarios que daban trabajo a jornaleros y que tenían una gran
influencia en la vida local, tanto en lo social como en lo político. También podían ser
abogados, profesionales de prestigio o funcionarios de la Administración, que
controlaban los ayuntamientos, hacían informes y certificados personales, dirigían el
sorteo de las quintas, proponían el reparto de las contribuciones y podían resolver o
complicar los trámites burocráticos y administrativos. Con su influencia, los caciques
orientaban la dirección del voto, agradeciendo con sus "favores" la fidelidad electoral y
discriminando a los que no respetaban sus intereses.

- Pucherazo.

Los caciques manipularon las elecciones continuamente de acuerdo con las


autoridades, especialmente los gobernadores civiles de las provincias. El conjunto de
trampas electorales que ayudaba a conseguir la sistemática adulteración de los
resultados electorales se conoce como pucherazo. Para conseguir imponer la elección
del candidato gubernamental, no se dudaba en falsificar el censo: incluyendo a
personas muertas o impidiendo votar a las vivos, manipular las actas electorales,
ejercer la compra de votos, amenazar al electorado con coacciones de todo tipo e
incluso emplear la violencia para atemorizar a los contrarios. El fin justificaba los
medios y el lema del cacique era "Para los enemigos la lev, para los amigos el favor".
Del cacique dependía que las gentes del pueblo trabajasen, pagaran pocas
contribuciones o vivieran en la miseria y murieran de hambre, así tenían un dominio
total de la sociedad del ámbito rural expresada como clientelismo político. Las fuerzas
vivas del pueblo (el alcalde, el párroco, el maestro, el juez y la guardia Civil) le
obedecían.

3. Explica los principios fundamentales de la Constitución de 1876.

Era imprescindible convocar Cortes Constituyentes, que elaboraran una Constitución


que fijara las bases del sistema político de la Restauración. En diciembre de 1875 se
convocaron elecciones por sufragio universal, como establecía la Constitución vigente
de 1869. El partido conservador de Cánovas manipuló el proceso, lo que, junto a la
gran abstención, le permitió obtener una amplia mayoría. De este modo, Cánovas pudo
poner en marcha, sin apenas oposición, un sistema político conservador asentado en
un sistema parlamentario liberal, pero escasamente democrático, legitimado por la
Constitución de 1876, que sería una mezcla de la Constitución del 45 y la declaración
de derechos del 69. Se considera que la Constitución de 1876, dentro del
constitucionalismo del XIX, es continuista, y nació con cierta voluntad ecléctica y
sintética al tomar principios de las del 37, 45 y 69. Es una clara muestra del liberalismo
doctrinario, caracterizado por el sufragio censitario y la soberanía compartida entre las
Cortes y el rey. Se trataba, pues, de una constitución de carácter marcadamente
conservador e inspirada en los valores históricos tradicionales de la monarquía. la
religión y la propiedad. Cánovas pretendió que esta constitución encuadrarse el
máximo de partidos y terminar así con la costumbre de que cada partido fabricase su
propia constitución y provocase el retraimiento del otro y el consiguiente recurso al
golpismo para acceder al poder. Así se convirtió en la constitución más duradera de la
historia del constitucionalismo español: desde 1876 hasta 1931.

La Constitución consideraba a la monarquía como una institución superior,


incuestionable, inviolable, permanente y al margen de cualquier decisión política.
Constituía un poder moderador que debía ejercer como árbitro en la vida política y
garantizar el buen entendimiento y la alternancia entre los partidos políticos. Por ello,
se establecía la soberanía compartida y se concedían amplios poderes al monarca:
sancionar las leyes, iniciativa legal, derecho de veto, nombramiento y separación de
ministros, potestad de convocar las Cortes, suspenderlas o disolverlas sin contar con el
gobierno, y, además, es inviolable. Las Cortes eran bicamerales y estaban formadas por
el Senado y el Congreso de los Diputados. El Congreso por sufragio censitario, de
carácter electivo (1 diputado por cada 50.000 habitantes). El Senado estaba formado
por senadores por derecho propio, vitalicios nombrados por la corona (en total el 50 %)
y un tercer grupo elegidos por las corporaciones y entre los mayores contribuyentes
(similar a la del 45). Da gran importancia al poder ejecutivo. que recae en el rey y en el
gobierno, y al legislativo que está en el rey y las Cortes. La Constitución no fijaba el tipo
de sufragio, pero una ley de 1878 estableció el voto censitario, limitado a los mayores
contribuyentes. Sin embargo, en 1890, cuando estaba en el poder el partido liberal, se
aprobó el sufragio universal masculino. La Constitución también proclamaba la
confesionalidad católica del Estado, aunque, como en la del 45, toleraba otras
creencias siempre que no se hiciese manifestación pública de ellas (no daba libertad
como en la del 69). En consecuencia, se restableció el presupuesto del culto y clero
para financiar a la iglesia. Asimismo, el nuevo texto constitucional contaba con una
declaración de derechos y libertades parecida a la del 69, pero con derechos limitados,
además, su concreción se remite a leyes ordinarias posteriores que, en general,
tendieron a restringirlos, especialmente los derechos de imprenta, expresión,
asociación y reunión.

4. ¿Qué fuerzas políticas quedaron excluidas de este bipartidismo?

La política de Cánovas fue restrictiva en el terreno de las libertades y en el campo de lo


social. Cánovas nombraba alcaldes y gobernadores afectos a la monarquía y decretó
medidas represivas contra la oposición del nuevo régimen. Las actividades de los
partidos de la oposición quedaron prohibidas y sus periódicos cerrados. Se
establecieron tribunales para los delitos de imprenta y las críticas a la institución
monárquica estaban prohibidas. Además, se restringió la libertad de cátedra. Quedaron
relegados a la oposición los republicanos, carlistas, socialistas y nacionalistas, que
nunca obtuvieron los votos suficientes para formar gobierno y, ni siquiera, para ser una
minoría parlamentaria influyente.

Los republicanos tuvieron que hacer frente al descontento por el fracaso de la


República, a la represión de los monárquicos y a una fuerte división interna, lo que les
restó apoyo electoral. Castelar se adaptó a las nuevas condiciones creando el Partido
Republicano Posibilista ya que creía que era "posible" que la monarquía asumiese
algunas peticiones de los principios democráticos. El republicanismo perdió gran parte
de sus apoyos sociales y tuvo que competir por el voto popular con el nuevo obrerismo
representado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) fundado por Pablo
Iglesias en 1879.

El carlismo entró en crisis tras la derrota de 1876 y muchos reconocieron como rey a
Alfonso XII. Con posterioridad el carlismo aceptó y se adaptó a la nueva situación
política con la propuesta de mantener algunos de los viejos principios como el
fuerismo, la unidad católica, la autoridad del pretendiente carlista, la oposición a la
democracia, aunque ya no son partidarios del Antiguo Régimen sino que aceptan el
orden liberal-capitalista. Del carlismo se separará el Partido Católico Nacional de
Ramón Nocedal que deja de luchar por la sucesión carlista y se convierte simplemente
en un partido católico integrista. Una minoría de los carlistas se mantuvieron fieles a la
tradición insurreccional, intentándolo en varias ocasiones, pero fracasaron.
Mantuvieron una estrecha vinculación con el ejército y fundaron una milicia, el
Requeté, que tendrá gran importancia en la década de 1930.

De los partidos dinásticos se desgajaron la Unión Católica de Alejandro Pidal,


defensores del catolicismo y del liberalismo (siguen las ideas del papa León XIII), dentro
de la corriente conservadora y católica. De los liberales se formó en 1881 el Partido
Demócrata-Monárquico de Segismundo Moret, con hombres que fueron adeptos de la
Revolución del 68. En 1882 el general Serrano creó el grupo llamado Izquierda
Dinástica, pero todos ellos tuvieron un escaso apoyo electoral. También están fuera del
sistema los nacionalistas, tanto catalanes (organizados en torno a las Bases de Manresa
desde 1892), como vascos (el PNV surge en 1895, con Sabino Arana).

5. ¿Con qué objetivos ideó Antonio Cánovas del Castillo este sistema político de
inspiración inglesa?

Los grupos conservadores recibieron con satisfacción la vuelta de los Borbones porque
esperaban que la nueva monarquía devolvería la estabilidad política y pondría fin a
todo intento de revolución democrática y social en España. Cánovas no pretendía el
regreso a los tiempos de Isabel II, sino la vertebración de un nuevo modelo político que
superar algunos de los problemas endémicos del liberalismo precedente como el
carácter partidista y excluyente de los moderados durante el reinado isabelino, el
intervencionismo de los militares en la política y la proliferación de enfrentamientos
civiles. Para conseguir su propósito, se propuso dos objetivos:

1. Elaborar una constitución que crease un sistema político basado en el bipartidismo,


y

2. Pacificar el país poniendo fin a la guerra de Cuba y al conflicto carlista

Para Cánovas el nuevo sistema político debía fundamentarse en lo que él denominó la


constitución interna. Ésta era producto de la historia de España y estaba formada por
dos instituciones tradicionales: la monarquía hereditaria y las Cortes, ambas eran
depositarias de la soberanía y de la tradición histórica. Consideraba que la monarquía y
las Cortes son más importantes que la Constitución. La primera medida política de
importancia fue la convocatoria de elecciones para formar unas Cortes constituyentes,
pues la Constitución de 1869, defendida por las fuerzas políticas más democráticas,
había quedado, de hecho, sin efecto tras la proclamación de la República. Pese a que
Cánovas no era partidario del sufragio universal, dispuso que las primeras elecciones
del nuevo régimen se hiciesen por ese sistema, aunque posteriormente debería
volverse al sufragio censitario.

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