Jesús cuenta tres parábolas para enseñar que Dios se alegra más por un pecador arrepentido que por noventa y nueve justos. La primera parábola habla de una mujer que busca una moneda perdida hasta encontrarla y celebrar con sus amigas. La segunda parábola trata de un pastor que busca una oveja perdida hasta encontrarla y celebrar con sus amigos. Finalmente, la tercera parábola es sobre un hijo pródigo que malgasta su herencia y regresa arrepentido, siendo recibido con alegr
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Jesús cuenta tres parábolas para enseñar que Dios se alegra más por un pecador arrepentido que por noventa y nueve justos. La primera parábola habla de una mujer que busca una moneda perdida hasta encontrarla y celebrar con sus amigas. La segunda parábola trata de un pastor que busca una oveja perdida hasta encontrarla y celebrar con sus amigos. Finalmente, la tercera parábola es sobre un hijo pródigo que malgasta su herencia y regresa arrepentido, siendo recibido con alegr
Jesús cuenta tres parábolas para enseñar que Dios se alegra más por un pecador arrepentido que por noventa y nueve justos. La primera parábola habla de una mujer que busca una moneda perdida hasta encontrarla y celebrar con sus amigas. La segunda parábola trata de un pastor que busca una oveja perdida hasta encontrarla y celebrar con sus amigos. Finalmente, la tercera parábola es sobre un hijo pródigo que malgasta su herencia y regresa arrepentido, siendo recibido con alegr
Jesús cuenta tres parábolas para enseñar que Dios se alegra más por un pecador arrepentido que por noventa y nueve justos. La primera parábola habla de una mujer que busca una moneda perdida hasta encontrarla y celebrar con sus amigas. La segunda parábola trata de un pastor que busca una oveja perdida hasta encontrarla y celebrar con sus amigos. Finalmente, la tercera parábola es sobre un hijo pródigo que malgasta su herencia y regresa arrepentido, siendo recibido con alegr
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LECTURA 2DA SESION LUCAS 15, 1-24
Lucas 15 - Biblia Católica (Latinoamericana)
Parábola de la oveja perdida 1 Los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharle. 2 Por esto los fariseos y los maestros de la Ley lo criticaban entre sí: 'Este hombre da buena acogida a los pecadores y come con ellos. 3 Entonces Jesús les dijo esta parábola: 4 Si alguno de ustedes pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no deja las otras noventa y nueve en el desierto y se va en busca de la que se le perdió hasta que la encuentra? 5 Y cuando la encuentra, se la carga muy feliz sobre los hombros, 6 y al llegar a su casa reúne a los amigos y vecinos y les dice: 'Alégrense conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido. 7 Yo les digo que de igual modo habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que vuelve a Dios que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse. Parábola de la moneda perdida 8 Y si una mujer pierde una moneda de las diez que tiene, ¿no enciende una lámpara, barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? 9 Y apenas la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: 'Alégrense conmigo, porque hallé la moneda que se me había perdido'. 10 De igual manera, yo se lo digo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte. Parábola del hijo pródigo 11 Jesús continuó: 'Había un hombre que tenía dos hijos. 12 El menor dijo a su padre: 'Dame la parte de la hacienda que me corresponde. Y el padre repartió sus bienes entre los dos. 13 El hijo menor juntó todos sus haberes, y unos días después se fue a un país lejano. Allí malgastó su dinero llevando una vida desordenada. 14 Cuando ya había gastado todo, sobrevino en aquella región una escasez grande y comenzó a pasar necesidad. 15 Fue a buscar trabajo y se puso al servicio de un habitante del lugar, que lo envió a su campo a cuidar cerdos. 16 Hubiera deseado llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero nadie le daba algo. 17 Finalmente recapacitó y se dijo: '¡Cuántos asalariados de mi padre tienen pan de sobra, mientras yo aquí me muero de hambre!' 18 Tengo que hacer algo: volveré donde mi padre y le diré: Padre, he pecado contra Dios y contra ti. 19 Ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Trátame como a uno de tus asalariados. 20 Se levantó, pues, y se fue donde su padre. Estaba aún lejos, cuando su padre lo vio y sintió compasión; corrió a echarse a su cuello y lo besó. 21 Entonces el hijo le habló: 'Padre, he pecado contra Dios y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo. 22 Pero el padre dijo a sus servidores: '¡Rápido! Traigan el mejor vestido y pónganselo. Colóquenle un anillo en el dedo y traigan calzado para sus pies. 23 Traigan el ternero gordo y mátenlo; comamos y hagamos fiesta, 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado. Y comenzaron la fiesta. PALABRA DEL SEÑOR ¡GLORIA A TI SEÑOR. JESUS!