La Pista de Los Dientes de Oro

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Propósito de lectura

Disfrutar un relato policial con un final inesperado y atípico.

Antes de la lectura Roberto Arlt (1900 – 1942)


1. ¿Qué característica del relato policial sugiere el título del siguiente texto?
2. ¿En qué tipo de crimen crees que se basa el misterio del cuento?
¿Qué personajes estarían involucrados?

Texto 1
Fue un escritor argentino, autor de nov
La pista de los dientes de oro
Roberto Arlt, narrador argentino (1900-1942)

Lauro Spronzini se detiene frente al espejo. Con los dedos de la mano


izquierda mantiene levantado el labio superior, dejando al descubierto
dos dientes de oro. Entonces ejecuta la acción extraña; introduce en la
boca los dedos pulgar e índice de la mano derecha, aprieta la superficie de
los dientes metálicos y retira una película de oro. Y su dentadura aparece
nuevamente natural. Entre sus dedos ha quedado la auténtica envoltura
de los falsos dientes de oro.
Lauro se deja caer en un sillón situado al costado de su cama y prensa
maquinalmente entre los dedos la película de oro, que utilizó para hacer
que sus dientes aparecieran como de ese metal.
Esto ocurre a las once de la noche. Durante la lectura
A las once y cuarto, en otro paraje, el Hotel Planeta, Ernesto, el botones, 1 ¿Qué característica describe
golpea con los nudillos de los dedos en el cuarto número 1, ocupado por Ernesto del hombre que
Doménico Salvato. Ernesto lleva un telegrama para el señor Doménico. acompañaba al señor
Ernesto ha visto entrar al señor Doménico en compañía de un hombre con Doménico?
los dientes de oro. Ernesto abre la puerta y cae desmayado. 1
A las once y media, un grupo de funcionarios y de curiosos se codean
en el pasillo del hotel, donde estallan los fogonazos de magnesio de
los Vocabulario
reporteros policiales. Frente a la puerta del cuarto número 1 está de guardia película: envoltura.
el agente número 1539. El agente número 1539, con las manos apoyadas en
paraje: lugar.
el cinturón de su corregie, abre la puerta respetuosamente cada vez que
fogonazo de magnesio:
llega un alto funcionario. En esta circunstancia todos los curiosos estiran el destello de luz de las
cuello; por la rendija de la puerta se ve una silla suspendida en los aires, y cámaras fotográficas.
más abajo de los tramos de la silla cuelgan los pies de un hombre. corregie: arma.
En el interior del cuarto un fotógrafo policial registra con su máquina mordaza: objeto que se pone
esta escena: un hombre sentado en una silla, amarrado a ella por en la boca para impedir que
una persona hable.
ligaduras blancas, cuelga de los aires sostenido por el cuello de una
sábana arrollada. El ahorcado tiene una mordaza en torno de la boca. La
cama del muerto está deshecha. El asesino ha recogido de allí las sábanas
con que ha sujetado a la víctima. ➜

Hugo Ankerman, camarero de interior; Hermán González, portero, y boulevard: calle ancha y
Ernesto Loggi, botones, coinciden en sus declaraciones. Doménico Salvato con árboles.
ha llegado dos veces al hotel en compañía de un hombre con los dientes de trance: situación.
oro y anteojos amarillos. engastado: encajado.
A las doce y media de la noche los redactores de guardia en los periódicos pulular: multiplicarse, abundar,
escriben titulares así: El enigma del bárbaro crimen del diente de oro. agitarse.
intrincado: enredado,
Son las diez de la mañana. complicado.
El asesino Lauro Spronzini, sentado en un sillón de mimbre de un café del galería: pasillo.
boulevard, lee los periódicos frente a su vaso de cerveza. Pero ni Hugo ni papelote: desperdicio de papel.
Hermán ni Ernesto, podrían reconocer en este pálido rostro pensativo, sin melladura: rotura en un arma
lentes, ni dientes de oro, al verdugo que ha ejecutado a Doménico Salvato. o herramienta.
En el fondo de la atmósfera luminosa que se filtra bajo el toldo de rayas
amarillas, Lauro Spronzini tiene la apariencia de un empleado de comercio
en vacaciones.
Lauro Spronzini deja de leer los periódicos y sonríe, abstraído, mirando
al vacío. Una muchacha que pasa detiene los ojos en él. Nuestro asesino
ha sonreído con dulzura. Y es que piensa en los trances dificultosos por
los que pasarán numerosos ciudadanos en cuya boca hay engastados dos
dientes de oro.
No se equivoca.
A esa misma hora, hombres de diferente condición social pululaban por
las intrincadas galerías del Departamento de Policía, en busca de la
oficina donde testimoniar su inocencia. Lo hacen por su propia
tranquilidad.
Un barbudo de nariz de trompeta y calva brillante, sentado frente a una
mesa desteñida, cubierta de papelotes y melladuras de cortaplumas, recibe
las declaraciones de estos timoratos, cuyas primeras palabras son:
—Yo he venido a declarar que, a pesar de tener dos dientes de oro, no
tengo nada que ver con el crimen.

Interroga la imagen
1. Describe lo que ves en
la ilustración.
2. ¿Te parece una
representación adecuada
del texto?
3. ¿Qué sensación aporta
la imagen al texto?

10 1 • Los mundos en que vivimos • Lección 1


El calvo recibe las declaraciones con indiferencia. Sabe que ninguno de los ➜
que se presentan son los posibles autores del retorcido delito. Siguiendo la
rutina de las indagaciones elementales, pregunta y anota:
—Entre nueve y once de la noche, ¿dónde se encontraba usted? ¿Quiénes
son las personas que le han visto en tal lugar?
Algunos se avergüenzan de tener que declarar que a esas horas hacían acto
de presencia en lugares poco recomendables para personas de aspecto tan
distinguido como el que ellas presentaban.
En las declaraciones se descubrían singularidades. Un ciudadano confirmó
haber frecuentado a esas horas un garito cuya existencia había escapado al
control de la policía. Demetrio Rubati de “profesión” ladrón, con dos
dientes de oro en el maxilar izquierdo, después de arduas cavilaciones, se
presenta a declarar que aquella noche ha cometido un robo en un
establecimiento
de telas. Efectivamente tal robo fue registrado. Rubati inteligentemente
comprende que es preferible ser apresado como ladrón a caer bajo la acción
de la ley por sospechoso de un crimen que no ha cometido. Queda
detenido.
También se presenta una señora inmensamente gorda, con dos dientes de
oro, para declarar que ella no es autora del crimen. El barbudo interrogador
se queda mirándola, sorprendido. Nunca imaginó que la estupidez humana
pudiera alcanzar proporciones inusitadas. 2
Los ciudadanos que tienen dientes de oro se sienten molestos en los lugares
públicos. Durante las primeras horas que siguen al día del crimen, todo
aquel que, en un café, en una oficina, en el tranvía o en la calle, muestre al
conversar, dientes de oro, es observado con atenta curiosidad por todas las
personas que le rodean. Los hombres que tienen dientes de oro se sienten
sospechosos del crimen; les intranquiliza la soterrada sospecha de los que
los tratan. Son raros en esos días aquellos que, por tener dos dientes de
oro engarzados en la boca, no se sientan culpables de algo.
En tanto, la policía trabaja. Se piden a todos los dentistas de la capital
las direcciones de las personas que han asistido de enfermedades de la d
entadura que exigían la completa ubicación de dos o más dientes en el
orificio superior izquierdo. Los diarios solicitan, también, la presentación
a la policía de aquellas personas que pudieran aclarar algo respecto a este
crimen de características tan singulares.
Las hipótesis del crimen pueden reducirse en pocas palabras y son
semejantes en todos los periódicos.
Doménico Salvato ha entrado en su cuarto en compañía del asesino. Ha
conversado con este, no ha reñido, al menos en tono suficientemente
alto como que para no se lo pudiera escuchar. Después el desconocido
ha descargado un puñetazo en la mandíbula de Salvato, y este ha caído
desmayado, circunstancia que el asesino aprovechó para sujetarlo a la silla
con las cuerdas hechas desgarrando las sábanas. Luego amordaza a su
víctima. Cuando recobra el sentido, se ve obligada a escuchar a su agresor,
quien después de reprocharle no se sabe qué, ha procedido a ahorcarlo.
El móvil, no queda ninguna duda, ha sido satisfacer un exacerbado
sentimiento de odio y de venganza. El muerto es de nacionalidad italiana. 3

garito: establecimiento de diversión, especialmente de mala fama.
arduo: muy difícil.
cavilación: reflexión profunda.
inusitado: insólito, desacostumbrado.
soterrado: disimulado. reñir: discutir, pelear. exacerbado: exagerado.
Nuevas palabras
Responde en tu cuaderno:
¿Cuál de los siguientes
significados de la palabra
mó corresponde al texto?
Responde en tu cuaderno.
• Que se mueve por sí mismo.
• Que es inestable o
2 ¿Qué reacción se produce en la población a partir de la publicación de la noticia del asesinato? impermanente.
3 ¿Cuál es la hipótesis del crimen? • Que motiva o sirve de razón
para una acción.

1 • Los mundos en que vivimos • Lección 1


11
La primera plana de los diarios reproduce el cuarto del hotel en el dramón: obra dramática con
espantoso desorden que lo ha encontrado la policía. El respaldar de la silla sus rasgos exagerados.
apoyado sobre la tabla de una puerta; el ahorcado colgado en el aire por prontuario: resumen de
el cuello, y la sábana anudada en dos partes, amarrada al picaporte de la varias cosas a fin de
puerta. Es el crimen bárbaro que ansía la mentalidad de los lectores de tenerlas
presentes cuando se necesiten.
dramones espeluznantes.
consignar: señalar, informar.
La policía tiende sus redes; se aguardan los informes de los dentistas, ardoroso: que provoca ardor.
se confirman los prontuarios recientes de todos los inmigrantes, para eyacular: lanzar.
descubrir quiénes son los ciudadanos de nacionalidad italiana que tienen
tuétano: médula.
dos dientes de oro en el maxilar superior izquierdo. Durante quince días
espiga: especie de clavo
todos los periódicos consignan la marcha de la investigación. Al mes, el de metal.
recuerdo de este suceso se olvida; al cabo de nueve semanas son raros
shrapnell: nombre de un tipo
aquellos que detienen su atención en el recuerdo del crimen; un año de proyectil que al impactar
después, el asunto pasa a los archivos de la policía... El asesino no es explota en una multitud de
descubierto nunca. balines de plomo.

Sin embargo, una persona pudo haber hecho encarcelar a Lauro Spronzini. fulgurante: brillante.
neuralgia: dolor continuo
Era Diana Lucerna. Pero ella no lo hizo. de algún nervio.
A las tres de la tarde del día que todos los diarios comentan su crimen, corona: parte visible de
Lauro Spronzini experimenta una ligera comezón ardorosa en la muela. un diente.
Una hora después, como si algún demonio accionara el mecanismo veta: franja, tira.
nervioso del diente, la comezón ardorosa acrecienta su temperatura. Se dorador: persona cuyo oficio
transforma en un clavo de fuego que atraviesa la mandíbula del hombre, es cubrir superficies con oro.

eyaculando en su tuétano borbotones de fuego. Lauro experimenta la


sensación de que le aproximan a la mejilla una plancha de hierro candente.
Tiene que morderse los labios para no gritar; lentamente, en su mandíbula
el clavo de fuego se enfría, le permite suspirar con alivio, pero súbitamente
la sensación quemante se convierte en una espiga de hielo que le solidifica
las encías y los nervios injertados en la pulpa del diente, al endurecerse
bajo la acción del frío tremendo, aumentan de volumen. Parece como si
bajo la presión de su crecimiento el hueso del maxilar pudiera estallar
como un shrapnell. Son dolores fulgurantes, por momentos relámpagos de
fosforescencias pasan por sus ojos.
Lauro comprende que ya no puede continuar soportando este martilleo de
hielo y fuego que alterna los tremendos mazazos en la mínima superficie
de un diente escondido allá en el fondo de su boca. Es necesario visitar a
un odontólogo. 4
Instintivamente, no sabe por qué razón, resuelve consultar a una mujer,
4 ¿Por qué razón Lauro decide
a una dentista, en lugar de un profesional del sexo masculino. Busca en la
visitar a un odontólogo?
guía del teléfono.
Una hora después Diana Lucerna se inclina sobre la boca abierta del
enfermo y observa con el espejuelo la dentadura. Indudablemente, al
paciente debe aquejarle una neuralgia, porque no descubre en los molares
ninguna picadura. Sin embargo, de pronto, algo en el fondo de la boca le
llama la atención. Allí, en la parte interna de la corona de un diente, ve
reflejada en el espejuelo una veta de papel de oro, semejante al que usan
los doradores. Con la pinza extrae el cuerpo extraño. La veta de oro
cubría

12 1 • Los mundos en que vivimos • Lección 1


la grieta de una caries profunda. Diana Lucerna, inclinándose sobre la boca guardapolvo: prenda de
del enfermo, aprieta con la punta de la pinza en la grieta, y Lauro Spronzini vestir que protege la ropa
se revuelve dolorido en el sillón. Diana Lucerna, mientras examina el de manchas.
diente del enfermo, piensa en qué extraño lugar estaba fijada esa veta de orificar: rellenar con oro la
papel de oro. picadura de una muela o
diente.
Diana Lucerna, como otros dentistas, ha recibido ya una circular policial platinar: cubrir con una capa
pidiéndole la dirección de aquellos enfermos a quienes hubiera orificado las de platino.
partes superiores de la dentadura izquierda. torno: instrumento eléctrico
que usan los dentistas para
Diana se retira del enfermo con las manos en los bolsillos de su
limar y limpiar los dientes.
guardapolvo blanco, observa el pálido rostro de Lauro, y le dice:
perlado: que tiene brillo
—Hay un diente picado. Habrá que hacerle una orificación. de perla.
agravio: ofensa.
Lauro tiembla imperceptiblemente, pero tratando de fingir indiferencia,
pregunta: bagatela: cosa de poco valor.
níquel: metal brillante similar a
—¿Cuesta mucho platinarlo? la plata.
—No; la diferencia es muy poca. abstraído: distraído.
filiación: señales que identifican
Mientras Diana prepara el torno, habla: a una persona.
—A causa del crimen del hombre del diente de oro, nadie querrá, durante análogo: semejante.
unos cuantos meses, arreglarse con oro las dentaduras.
Lauro esfuerza una sonrisa. Diana lo espía por el espejo y observa que la
frente del hombre está perlada de sudor. La dentista prosigue, mientras
escoge unas mechas:
—Yo creo que ese crimen es una venganza... ¿Y usted?...
Estrategia de lectura
—Yo también. ¿Quién sino aquel que tuviera que cumplir con el deber
¿Has tenido dificultades
de una venganza, podría amarrar a un hombre a una silla, amordazarlo,
de comprensión?
reprocharle, como dicen los diarios, vaya a saber qué tremendos agravios, y Determina a qué se
matarlo?... Un hombre no mata a otro por una bagatela ni mucho menos. deben. Pueden ser:
Media hora después Lauro Spronzini abandona el consultorio de la • Palabras que no conoces.
dentista. Ha dejado anotado en el libro de consultas su nombre y dirección. • Oraciones que
Diana Lucerna le dice: no entiendes.
• Pierdes el hilo de
—Véngase pasado mañana. la narración.
Lauro sale, y Diana se queda sola en su consultorio, frío de cristales y • Referencias culturales
níqueles, mirando abstraída por los visillos de una ventana las techumbres que no tienes.
de las casas de los alrededores. Luego, bruscamente inspirada, va y busca Relee lo que no
los diarios de la mañana. Los elementales datos de la filiación externa entendiste. En tu

coinciden con ciertos aspectos físicos de su cliente. Los comentarios del


crimen son análogos. Se trata de una venganza. Y el autor de aquella
venganza debe ser él. Aquella veta de papel de oro, fijada en la grieta de
un diente, revela que el asesino se cubrió los dientes con una película
de oro para lanzar a la policía sobre una pista falsa. Si en este mismo
momento se revisará la dentadura de todos los habitantes de la ciudad, no
se encontraría en los dientes de ninguno de ellos ese sospechosísimo trozo
de película. No le queda duda: él es el asesino; él es el asesino y ella debe
denunciarlo. Debe... ➜

1 • Los mundos en que vivimos • Lección 1


13
Una congoja dulce se desenrosca sobre el corazón de Diana, con tal
frenesí hambriento de protección y curiosidad, que derrota toda la fuerza
estacionada en su voluntad moral.
Debe denunciar al asesino... Pero el asesino es un hombre que le gusta.
Le gusta ahora con un deseo tan violentamente dirigido, que su corazón
palpita con más violencia que si él tratara de asesinarla. Y se aprieta el 5 ¿Qué le ocurre a Diana?
pecho con las manos. 5
Diana se dirige rápidamente al libro de consultas y busca la dirección de
Lauro. ¿Es o no falsa esa dirección? ¡Quiera Dios que no!... Diana se quita
precipitadamente el guardapolvo, le indica a la criada que si llegan clientes
les diga que la aguarden, y sube a un automóvil. Esto ocurre como a través
de la cenicienta neblina de un sueño, y, sin embargo, la ciudad está
cubierta de sol hasta la altura de las cornisas.
Una impaciencia extraordinaria empuja a Diana a través de la vida frenesí: exaltación.
diferenciada de los otros seres humanos. Sabe que va al encuentro de lo ceniciento: de color ceniza.
desconocido y monstruoso; el automóvil entra en el sol de las bocacalles, y cornisa: parte superior y
en la sombra de las fachadas; súbitamente se encuentra detenida frente a saliente de un edificio o casa.
la entrada oscura de una casa de departamentos, sube a la garita iluminada bocacalle: entrada de una calle.
de un ascensor de acero, una criada asoma la cabeza por una puerta gris garita: caseta donde se
entreabierta, y de pronto se encuentra... Está allí... Allí, de pie, frente al resguarda el guardia.
asesino que, en mangas de camisa, se ha puesto de pie tan bruscamente, desencajado: perdido.
que no ha tenido tiempo de borrar de la colcha azulenca de la cama la
sobrevenir: aparecer.
huella que ha dejado su cuerpo tendido. La criada cierra la puerta tras ellos.
desalmado: cruel.
El hombre, despeinado, mira a la fina muchacha de pie frente a él.
tuberculoso: que padece
Diana le examina el rostro con dureza, Lauro Spronzini comprende que ha tuberculosis (enfermedad
sido descubierto; pero se siente infinitamente tranquilizado. Señala a la respiratoria infecciosa).
joven el mismo sillón en que él, la noche después de ahorcar a Doménico
Salvato, se ha dejado caer, y Diana, respirando agitada, obedece.
Lauro la mira, y después, con voz dulce, le pregunta:
—¿Qué le pasa, señorita?
Ella se siente dominada por esta voz; se pone de pie para marcharse;
pero no se atreve a decir lo que piensa. Lauro comprende que todo puede
perderse: los desencajados ojos de la dentista revelan que al disolverse su
excitación sobreviene la repulsión, y entonces dice:
—Yo soy quien mató a Doménico Salvato. Es un acto de justicia, señorita.
Era el desalmado más extraordinario de quien he oído hablar. En Brindisi
—yo soy italiano—, hace siete años, se llevó de la casa de mis padres a
mi hermana mayor. Un año después la abandonó. Mi hermana vino a
morir a casa completamente tuberculosa. Su agonía duró treinta días
con sus
noches. Y el único culpable de aquel tremendo desastre era él. Hay
crímenes que no se deben dejar sin castigo. Yo lo desmayé de un golpe, lo
amarré a la silla, lo amordacé para que no pudiera pedir auxilio, y luego le
relaté durante una hora la agonía que soportó mi hermana por su culpa.
Quise que supiera que era castigado porque la ley no castiga ciertos
crímenes.
14 1 • Los mundos en que vivimos • Lección 1
Diana lo escucha y responde:
—Supe que era usted por las partículas de oro que quedaron adheridas
en la hendidura de la caries. hendidura: corte en una superficie.

Lauro prosigue:
—Supe que él había huido a la Argentina, y vine a buscarlo.
—¿No lo encontrarán a usted?
—No; si usted no me denuncia.
Estrategia de lectura
Diana lo mira:
Selecciona fragmentos
—Es espantoso lo que usted ha hecho.
6importantes y analízalos.
¿Por qué Lauro sabe que Diana
Lauro la interrumpió, frío: Para
no lo denunciará? con
esto, relaciónalos
el resto del texto. Puedes
—La agonía de él ha durado una hora. La agonía de mi hermana se usar preguntas como:
prolongó las veinticuatro horas de treinta días y treinta noches. • ¿Qué motiva a
La agonía de él ha sido incomparablemente dulce comparada con la Lauro a contar
que hizo sufrir a una pobre muchacha, cuyo único crimen fue creer esto?
en sus promesas. • ¿Cómo influye este
diálogo en el desenlace
Diana Lucerna comprende que el hombre tiene razón:
—¿No lo encontrarán a usted?
—Yo creo que no...
—¿Vendrá usted a curarse mañana?
—Sí, señorita; mañana iré.
Y cuando ella sale, Lauro sabe que no lo denunciará. 6

Arlt, R., Piglia, R., y Borré, O. (1996). La pista de los dientes de oro.
En Cuentos completos. Buenos Aires: Editorial borrada para la evaluación.

Interroga la imagen
1. ¿Qué emoción transmite el
rostro de la mujer?
2. ¿Te parece que hay rasgos
humorísticos en esta
ilustración?, ¿por qué?
3. ¿Te parece que
representa
adecuadamente el texto?
Fundamenta.

1 • Los mundos en que vivimos • Lección 15


Propósito de lectura
Conocer una historia que te hará reflexionar sobre la familia, la comida y las emociones.

Antes de la lectura
1. ¿Qué sabes de las alcachofas? ¿Cómo imaginas un alimento que se deshoja y
tiene corazón?
2. En tu familia o para ti, ¿qué alimento tiene un significado especial?
¿A qué lo asocias? Explica tu respuesta.
Elena Poniatowska Amor

Texto 1 El corazón de la alcachofa


Elena Poniatowska, mexicana

A todos nosotros nos fascinan las alcachofas: comerlas es un acto


sacramental. La disfrutamos en silencio, primero las hojas grandes, las
correosas, las verdes profundo que la revisten de una armadura de maguey; Nació en París el 19 de mayo de 1932.
y del descendiente del último rey de P
luego las medianas que se van ablandando a medida que uno se acerca al
centro, se vuelven niñas, y finalmente las delgaditas, finas, que parecen
pétalos de tan delicadas. Es muy difícil platicar cuando se llevan las hojas de
alcachofa a la boca, chupándolas una por una, rascándoles despacio la ternura
de su ternura con los dientes.
Llegar al centro es descubrir el tesoro, la pelddf59tt565ç
usa blanca, delgadísima que protege el corazón ahuecado por la espera como
un ánfora griega. No hay que darse prisa, el proceso es lento, las hojas se
van arrancando en redondo, una por una, saboreándolas porque cada una
es distinta a la anterior y la prisa puede hacer que se pierda ese arco iris de
sabores, un verde de océano apagado, de alga marina a la que el sol le va
borrando la vida.
La abuela nos hizo alcachoferos. A mi padre lo incluyó en esa costumbre
cuando él y mi madre se casaron. Al principio papá, que las desconocía por Vocabulario
completo, alegó que él no comía cardos. A nosotros, los nietos, nos domesticó correosa: que está blanda
a temprana edad. Una vez a la semana, a mediodía, empezamos la comida y flexible y se mastica
con alcachofas. Otilia las sirve muy bien escurridas en un gran plantón, con dificultad.
trae dos salseras, una con salsa muselina y otra con una simple vinagreta. maguey: planta de la
familia de las suculentas
En una ocasión le dieron a mi abuela la receta de una salsa que llevaba rajas
similar al agave.
de pimiento rojo dulce, huevo duro cortado en trocitos, pimienta en grano,
ánfora: jarro alto y estrecho,
sal, aceite y vinagre, pero dijo que era un poco vulgar, se perdía el aroma
de cuello largo, con dos
específico de la alcachofa. No volvimos a intentarlo. En alguna casa, a la asas, terminado en punta.
abuela le sirvieron alcachofas con la salsa encima y entonces sí que los criticó:
las alcachofas jamás se sirven cubiertas de salsa, imposible tocarlas sin
ensuciarse los dedos. La experiencia más atroz fue en casa de los Palacio ya
que la abuela vio a Yolanda Palacios encajarle cuchillo y tenedor, destrozando
su vestido de hojas, perforarla desde lo alto y apuñalar el corazón al que dejó
hecho trizas. Quedó claro que no sabía comerlas. La pobre intuía que había ➜

que llegar a algo, como sucede con los erizos y, a machetazo limpio, escogió enaguas: prenda interior
el camino de la destrucción. La abuela presenció la masacre con espanto femenina, similar a una falda
y jamás volvió a aceptarles una invitación. Los Palacio perdieron hasta el y que se lleva debajo de
apellido. Ahora son “los que no saben comer alcachofas”. 1 esta.
mazahua: que pertenece
Las alcachofas, a veces, son plantas antediluvianas, pequeños seres a un pueblo indígena del
prehistóricos. En otras ocasiones, bailan en el plato, su corazón danza en estado de México.
medio de múltiples enaguas como las mazahuas que llaman vueludas a las engolfarse: ubicarse en la
suyas. En realidad, las plantas dan flor, pero las hojas se comen antes. La flor zona más profunda.
las endurece. La flor, final de su existencia, las mata. Al llegar al corazón hay meticulosidad: cuidado por
que maniobrar con suma pericia, para no lastimarlo. los detalles, puntillosidad.

La abuela llegó a la conclusión de que la única casa en el Distrito Federal de asentir: apoyar una idea o
una afirmación.
22 millones de habitantes donde se sabe comer alcachofa es la nuestra.
jerga: tela gruesa y tosca.
El rito se inicia cuando colocamos nuestra cuchara bajo el plato. Así lo
inclinamos y la salsa puede engolfarse en una sola cuenca para ir metiendo
allí el borde de las hojas que chupamos con meticulosidad. Nos tardamos Durante la lectura
más de la cuenta; si hay visitas, su mirada inquisitiva nos observa. Al
terminarlas tomamos agua: 1 ¿Por qué se dice que
Estela es una tarada con
—Después de comer una alcachofa, el agua es una delicia —sentencia las alcachofas?
la abuela. 2 ¿Por qué la narradora
piensa que Sandra no
Todos asentimos. El agua resbala por nuestra garganta, nos inicia en
merece la alcachofa?
la sensualidad.

De mis hermanos, Estela es la más tardada. Es una mañosa, porque una vez
comida la punta de cada hoja, la repasa hasta dejarlas hechas una verdadera lástima a un lado la
Interroga de su plato. Lacias, en la
imagen
el corazón verde casi de un bocado y en sopear un pedazo de pan en la vinagreta o Describe
la muselina
en tuhasta dejaresta
cuaderno limpio sufamil
escena plat
Selecciona dos personajes y descríbelos a
y gestos.
2

22 1 • Los mundos en que vivimos • Lección 2


la acción de Efrén pasa a segundo plano. Sandra habla tanto como se distrae
y muchas veces sostiene la hoja a medio camino entre su mano y su boca y
me irrita, casi me saca de quicio, porque la pobre hoja aguarda, suspendida
en el aire, como una acróbata que pierde su columpio: el paladar de mi
hermana. Me cae muy mal que ingiera como si las formas no importaran;
creo, de veras, que Sandra no merece la alcachofa. Se la quitaría de mil
amores, nos toca a una por cabeza, una grande, porque las que ponen en la
paella, según mi abuela, ni son alcachofas. 3 funicular: vehículo de
tracción mediante una
Cada uno establece con su alcachofa una relación muy particular. Mi abuela, cuerda, cable o cadena.
bien sentada, las piernas ligeramente separadas, la cabeza en alto, conduce Suele utilizarse en zonas
la hoja en un funicular invisible del plato a la boca y luego la hace bajar de pendientes.
derechito como piedra en pozo a su plato, le rinde un homenaje a Newton
con sus movimientos precisos. La figura geométrica que traza en el aire se
repite treinta veces porque hay alcachofas con ese número de hojas. Las come
con respeto o con algo que no entiendo, porque al chupar la hoja cierra los
ojos. Lleva constantemente la servilleta doblada a la comisura de sus labios
por si se le hubiera adherido un poco de salsa. Come, el ceño fruncido, con
la misma atención que ponía de niña en sus versiones latinas, porque de 3 ¿Por qué la narradora
toda la familia es la única latinista. Y se ve bien con la alcachofa en mano, la piensa que Sandra no
proporción exacta, la hoja tiene el tamaño que armoniza con su figura. merece la alcachofa?
4 ¿Por qué el padre de la
En cambio, mi padre y la alcachofa desentonan. Mi padre es un gigantón de narradora desentona con
dos metros. Le brilla la frente, me gustaría limpiársela, pero no lo alcanzo, las alcachofas?
su frente sigue robándole cámara a la penumbra del comedor. Acostumbra
usar camisas a cuadros de colores. La alcachofa se extravía a medio camino
sobre su pecho, ignoro si va en el verde o en el amarillo y nunca sé si la
trae,
porque su mano velluda la cubre por completo. La alcachofa necesita un tono
neutro como el de mi abuela o un fondo blanco. Nunca podría mi padre ser el
modelo de “Hombre comiendo alcachofa”, porque el pintor la extraviaría en
el proceso. 4 ➜

1 • Los mundos en que vivimos • Lección 2 23


Una vez rasuradas por sus dientes delanteros, papá archiva sus hojas, Manejo de la lengua
como expedientes en su oficina. Cada pila se mantiene en tan erguida Cohesión
perfección que envidio ese equilibrio, porque las mías caen como pétalos Para desarrollar un texto, la cohesión es fu
La autora se refiere a las hojas de las alcac
de rosa deshojada. Para aclarar a quién alude cada descripción
Mi madre es más casual. Las come entre risas. Fuma mucho, y dice la “mamá”, “abuela” o “papá”
abuela que fumar daña no solo el paladar sino las buenas maneras. Antes,
mamá tomaba el vaso de agua para extasiarse como el resto de la familia.
Quién sabe qué le dijo su psicoanalista, que ahora levanta su copa de vino
tinto. La primera vez, la abuela la amonestó:
—Ese vino mata cualquier otro sabor.
Mamá hizo resaltar un cerillo en la caja para encender su cigarro y la
abuela tuvo que capitular.
Un mediodía, en plena ceremonia, papá fue el primero en terminar y nos
anunció, solemne, su voz un tanto temblorosa encima de su pila de hojas
de alcachofa:
—Tengo algo que comunicarles...
Como Sandra, hoja en el aire, no interrumpía su parloteo de guacamaya,
repitió con voz todavía más opaca:
—Quisiera decirles que...
—¿Qué papá, ¿qué? — lo alentó Sandra señalándole con la misma hoja
que le cedía la palabra.
—Voy a separarme de su madre.
En ese momento, Manuelito bajó de su silla y se acercó a él:
—¿Me das una hojita?
—Ya no tengo, hijo.
Mamá miraba el corazón de su alcachofa y la abuela también había
atornillado los ojos en su plato. 5 amonestar: reprender, advertir.
capitular: rendirse.
—Su madre ya lo sabe...
—Lo que no me esperaba, Julián, es que soltaras la noticia en la mesa
ahora que comemos alcachofas.
—No creo que sea el momento—. Murmuró la abuela y se llevó el vaso de
5 ¿Por qué crees que
agua a los labios.
la madre y la abuela
Los niños no han llegado al corazón de la alcachofa reprochó mamá miraban el plato cuando
de nuevo. el padre anuncia que se
va divorciar?
Sé que mamá y papá se amaron. Lo descubrí un día en que mamá
distraída no me respondía. A los niños no se les hace tanto caso. Le
hablaba en francés y no oía; en español, menos. Leía una revista Rife
de los bombardeos de la guerra; iglesias, casas destrozadas, tanques,
soldados corriendo entre árboles, soldados arrastrándose en la tierra, proscribir: excluir o prohibir una
los zapatos cubiertos de sangre y lodo, un cráter hondo de seis costumbre o el uso de algo.
metros hecho por una bomba, pobrecita tierra. Mamá parecía una abotagada: hinchada.
buzo metida hasta adentro del agujero negro. Buscaba con una
intensidad angustiada, y entonces comprendí que buscaba a mi padre. Y
que lo amaba con desesperación.
Mi padre se casó al día siguiente de que se fue o casi; años después murió
la abuela y su ausencia nos lastimó a todos. Intuyo que murió triste.
Aunque era muy pudorosa, mi abuela siempre andaba desnudando su
corazón. Mamá tiene un curioso padecimiento en el que está implicado Interroga la imagen
el hígado y la curo con medicinas que contienen extracto de alcachofa.
1. ¿Qué relación tiene
Sigue fumando como chimenea, y en la noche vacío los ceniceros en una la ilustración con el
maceta del patio; dicen que las cenizas son buenas para la naturaleza, la fragmento “mamá
renuevan. A ella, desde luego no la han rejuvenecido. alega que la vida la ha
despojado de todas
Contrariamente a lo que pudiera pensarse, mamá y yo no hemos sus hojas”?
proscrito las alcachofas de nuestra dieta, aunque mamá alega que la
vida la ha despojado de todas sus hojas y le ha dejado el corazón al 2. ¿Qué ideas o sentimientos
transmite la ilustración?
descubierto. Chupar la hoja sigue siendo para mí una exploración y la
expectativa es la misma. ¿Será grande el corazón de la alcachofa? ¿Se
conservará fresco y jugoso? La finalidad de mis pesquisas es llegar
al sitio de donde partieron todas mis esperanzas, el corazón de
la alcachofa que voy cercando lentamente a vuelta y vuelta. Amé
mucho a un hombre y creo que fui feliz porque todavía lo amo.
Después amé a otros, pero nunca como a él, nunca mi
vientre cantó como a su lado. En realidad, amé a los
siguientes por lo que en ellos podría hallar de él. A ratitos.
Mi piel ardía al lado de la suya en el café, en la cama,
todos los poros se me abrían como las calles por las que
caminábamos, él abrazándome; qué maravilla ese brazo
sobre mis hombros, cuánta impaciencia en nuestro
encuentro. La magnitud de mi deseo me dejaba temblando.
Él me decía que ese amor no iba a repetirse jamás.
Una mañana, al primer rayo del sol, entre las sábanas revueltas se
inclinó sobre mi cara aún abotagada por el sueño y la satisfacción y
anunció quedito:
—Han pasado dos meses, mi mujer y mis hijos regresan de
sus vacaciones.
Sentí que la recámara se oscurecía, que su negrura me caía encima.
Él me abrazó.
—No te pongas así. Ambos sabíamos que no podía durar—.
Empecé a sollozar. ➜

1 • Los mundos en que vivimos • Lección 25


Entonces me habló de mi corazón de alcachofa, que todos en el trabajo
comentaban que tenía yo corazón de alcachofa.
—También dicen que tomas las cosas demasiado en serio. asestar: dirigir un arma
No volvimos a vernos. hacia el objeto que se
quiere
Otilia se fue y mamá y yo lo sentimos porque no hemos vuelto a tener tan amenazar u ofender con ella.
buena cocinera. El peso de los ritos alcachoferos ha marcado los últimos
años de nuestra vida. Las primeras hojas mojadas en la salsa muselina o
en la vinagreta todavía son un placer, nos infunden valor, pero ya cuando
vamos a media alcachofa, a media operación en común, mi madre y yo nos
miramos, no me quita la vista de encima y yo se la sostengo años y años.
Tiene la mirada del que no sabe para qué vive. Quiere decirme algo... algo
herido, pero yo no la dejó.
Quizá nos hemos rodeado de hojas más altas que nosotras como las
alcachofas, quizá va a asestarme la horrible certeza de haber equivocado la
vida, mi única vida.
Poniatowska, Elena (2003). Tlapalería. México D.F.
: Ediciones Era. (Fragmento).

Interroga la imagen
1. ¿Qué ritual está haciendo
la protagonista?
2. ¿Qué sentido da a la
narración la ilustración?

26 1 • Los mundos en que vivimos • Lección

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