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Temario DE Prehistoria DE LA PENÍ Nsula IBÉRICA 2018

Prehistoria Península Ibérica (Universidad de Granada)

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TEMARIO DE PREHISTORIA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

TEMA 1. EL DESARROLLO DE LA INVESTIGACIÓN


PREHISTÓRICA EN ESPAÑA Y PORTUGAL

El primer punto a aclarar es que el pasado ha sido utilizado por todos los grupos sociales para darle un
cierto valor ideológico movidos por intereses sociales, económicos y académicos.

1 HASTA 1900: LOS INICIOS DE LA ARQUEOLOGÍA EN ESPAÑA

1.1 El interés por la antigüedad desde el siglo XVI: Humanistas y anticuarios (DANIEL, 1967).-
El humanismo renacentista toma como modelo a la antigüedad clásica. Hay una serie de individuos
relacionados con la nobleza, como el personaje de época de Carlos V Y Felipe II Ambrosio de
Morales (1.513-1.591), el cual describe por primera vez las ruinas romanas de la Península en libros
como “Antigüedades de las ciudades de España” (1575), cuyo hilo conductor es la historia
arqueológica de los lugares citados en la Crónica de Ocampo y “Discurso sobre las antigüedades
de Castilla”. Al mismo tiempo se produce una corriente elitista (clero y altos cargos) de anticuarios,
a los que interesan estas antigüedades como obras de arte, formando colecciones de obras
arqueológicas. Les interesa la Arqueología por ser algo estético y en lo que respecta a los modelos
arquitectónicos, por el desarrollo de ciudades de nueva planta.

1.2 Las corrientes del siglo XVIII: Durante el siglo XVIII la situación se mantiene similar a los siglos
anteriores. En este siglo XVIII se producen dos tendencias contrapuestas:

1.2.1 La Ilustración borbónica: la Arqueología y el poder (MORA, 1991; BELTRÁN, 1995; DÍAZ-
ANDREU y MORA, 1995).- Por un lado la Ilustración borbónica, que intenta enlazar los orígenes
de la dinastía con la época clásica (con el mundo romano concretamente) pagando a una serie de
eruditos para que viajen por España y Portugal, los cuales buscan y relacionan las antigüedades de
cada ciudad (una de estas visitas se haría a Ampurias). La corriente de la Ilustración Borbónica era
ciertamente consciente de que la vigencia de la cultura latina se había perdido ya durante la Edad
Media, de ahí el intento de recuperarla. Carlos III, que fue Rey de Nápoles antes de que Rey de
España, financiaría excavaciones en Pompeya y Herculano, Oplontis y las Villas Stabianas,
publicando los resultados de las excavaciones en todos monumentales que sin embargo no
tendrían una difusión científica, sino que fueron regalados a las familias de la realeza europea.
Además, en 1752, al ordenar construir una carretera hacia el sur (precursora de la actual Statale
18), salieron a la luz los restos de la ciudad de Paestum, que llevaban años cubiertos por la maleza
(parte del anfiteatro yace precisamente bajo dicha carretera). Fue un hallazgo especialmente
importante, porque allí se hallaban tres templos griegos en muy buen estado de conservación. Se
encargaron de su estudio Felice Gazzola (un culto aristócrata y militar de confianza de Carlos, al
que servía desde su época de duque de Parma) y Francesco Sabatini. Sin embargo, esto no lo haría
en España a pesar del descubrimiento de restos arqueológicos en Itálica y Segóbriga, que ya había
sido tratada por Carlos V y Felipe II durante la época de los Austrias.

A su vez, también la Ilustración borbónica crea una institución que se mantiene hasta la época
actual, la Academia de la Historia (1737) así como la Academia de las Artes de Sevilla, a las que
la Corona Española va a ceder el control de los restos arqueológicos nacionales..

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1.2.2 Tradicionalismo: Se conoce como “la Arqueología sacralizada” (RUIZ, 1986; GASCÓ, 1993).-
En contraposición a lo anterior, se había venido desarrollando desde algún tiempo antes, una
tendencia más tradicional, con un intento por parte de la Iglesia de manipular la arqueología en
beneficio propio. En el s. XVIII se localizan restos arqueológicos en Arjona y Baeza que serían
usados por los clérigos para crear ermitas hacia las cuales se dirigirían procesiones pues decían
que contenían restos de los mártires cristianos.

Esto también serviría para defender otras tesis que darían lugar a falsificaciones arqueológicas
muy conocidas. Un ejemplo de esto, aunque anterior al s. XVIII, se daría en Granada, cuando al
destruir la Torre Turpiana de la Mezquita principal de la ciudad (18 de marzo de 1588) se habían
hallado en una caja de plomo embetunada, unos restos de reliquias de los primeros mártires
cristianos y un pergamino escrito en árabe con una profecía sobre el fin del mundo que el
Arzobispo de Granada, hizo ocultar para que no fuera profanada por los musulmanes. En 1595 se
hallarían en Valparaíso, donde hoy está Abadía del Sacromonte, unas planchas de plomo que
contenían diecinueve tratados de tipo religioso en árabe caligrafiado de forma extraña, que
relataban el martirio de San Cecilio, San Tesifón y San Hisicio, conocidas como los libros
plúmbeos. Se intentó demostrar su antigüedad, aunque en realidad se trataba de una falsificación
(no estaba escrito en el árabe de la época, sino en un árabe mucho más reciente) hecha por ciertos
moriscos que intentaban preservar su herencia cultural y espiritual intentando ver a los
musulmanes como colaboradores del arraigo de la fe cristiana en tierras españolas. Estos
documentos serían puestos a buen recaudo por el Vaticano.

Se volvió a intentar algo por el estilo con el caso del deán de la Catedral de Granada, Juan de
Flores, y las ruinas del Albaicín. Este deán hallaría restos arquitectónicos monumentales en esta
zona que se corresponderían con el foro de la ciudad de Ilíberis, la ciudad de época romana,
hallazgo que se demostró que era auténtico. Sin embargo, influido por los moriscos, introduciría
algunas falsificaciones que harían sospechar a las gentes de la zona hasta el punto de que se
escuchaban críticas contra Juan de Flores como aquella que decía que “lo que Juan de Flores
sueña por las noches aparece en la plaza por la mañana”. El Estado intervendría y haría un juicio
en la Chancillería de Granada contra Juan de Flores, momento por el cual habían aparecido más
inscripciones árabes. Las actas del juicio nos demuestran que Juan de Flores fue un falsario
aunque en principio, por ciertas amistades con la Iglesia no se le castigaría demasiado. Sin
embargo, volvería a reincidir y se le castigaría de forma severa. Por su parte, los restos, que tantos
problemas habían causado, fueron enterrados de nuevo.

1.3 El siglo XIX:

1.3.1 Nacionalismo y liberalismo: su interés por el pasado.- Durante el siglo XIX, con la Revolución
francesa, triunfa el nacionalismo político, el cual está interesado en el estudio de la Arqueología
del pasado para justificar la existencia de las naciones; el estudio de las antigüedades deja de ser
entonces un patrimonio exclusivo de las clases privilegiadas para pasar a formar parte de la
educación de todos los ciudadanos en un intento de hacer ver a la población la idiosincrasia de su
nación (se pone énfasis al discurso histórico). Pero mientras que en Francia y en Centroeuropa se
hacen investigaciones que se remontan incluso a la Prehistoria, el nacionalismo español se
interesará por el cristianismo primitivo y por la Edad Media (en especial la Reconquista) más que
por la antigüedad clásica.

1.3.2 La situación en España durante los dos primeros tercios del s. XIX: el apoyo oficial a la
Arqueología Histórica.- La situación en España durante los dos primeros tercios del siglo XIX es
dispar: las tres primeras décadas del siglo están ocupadas por la Guerra de la Independencia y por
el reinado de Fernando VII; a la muerte de éste, con el período desamortizador y la regencia de
María Cristina, se produce un avance de la Arqueología al pasar a los museos nacionales
colecciones de obras de arte que hasta entonces habían estado en manos de la Iglesia y de la

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Monarquía. Bajo la regencia de María Cristina se crean diversas instituciones culturales. En


primer lugar se crea en 1840 el Cuerpo/Comisión Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y
Arqueólogos, formado por individuos semiprofesionales que estudian las colecciones de los
muesos y han formado catálogos arqueológicos en los que se recopilan los restos hallados hasta el
momento. Este Cuerpo ha seguido funcionando hasta hace unos 50 años y, antaño, para participar
en la conservación de los museos era necesario opositar a este Cuerpo.

En 1857, la Academia de la Historia crea la Escuela de Diplomática, donde se imparten clases de


Arqueología Clásica y Medieval y se hacen expediciones y catálogos arqueológicos. Con la
desamortización, se fundan diversos museos como el Museo Arqueológico de Madrid (1868).

Destacamos la labor de Juan Agustín Ceán Bermúdez. Su obra “Sumario de la Antigüedades


Romanas que hay en España” fue capital para la Arqueología española, pues supuso el inicio de la
moderna Arqueología científica española. El Sumario de Ceán se convirtió en el resumen por
antonomasia de la Arqueología romana española durante el S. XIX.

1.3.3 El último tercio del siglo XIX y el desarrollo de la Arqueología Prehistórica.- El último tercio
del siglo XIX viene marcado por otro hecho singular: el desarrollo de la Arqueología Prehistórica,
la cual nace conectada con otras disciplinas del conjunto de Ciencias de la Tierra como son la
Geología o la Paleontología e iba a ser interesante ahora como período de la historia. Se va a
seguir un modelo Naturalista y los fósiles que se hallasen de elementos biológicos los iban a
asociar a útiles determinados (huesos, astas, cuernos etc.). Un ejemplo sonado de Arqueología, y
podemos considerarlo también como el primero en la Península, en este momento lo tenemos en
los trabajos del geólogo Casiano del Prado y Vallo (1864) en los areneros de los ríos que pasan
por Madrid (como el Manzanares y el Jarama; trabaja en el Tejar de San Isidro), de donde era
necesario extraer la grava acumulada para la construcción. Casiano del Prado, a partir de estos
trabajos, establece asociaciones entre algunos colmillos de elefante y determinados útiles
confeccionados en marfil. Como veremos más tarde, también los ingenieros de minas se
interesarían por los restos arqueológicos.

Al mismo tiempo en Europa se formulan las corrientes teóricas del Evolucionismo y el


Difusionismo (BRIARD, 1989; SCHNAPP, 1991; STOCZKOWSKI, 1993) que chocan con el
Sistema de las Tres Edades (Edad de la Piedra, del Bronce y del Hierro) creado por J. Thomsen,
arqueólogo del Norte de Europa que elaboraría este sistema como consecuencia de un estudio de
la colección de artefactos del Museo Nacional de Antigüedades del Norte de Copenhague,
inaugurado en 1819, donde establece asociaciones entre cambios estilísticos, decoración y
contexto de estos artefactos.

Por otra parte, van a aparecer en la Península una serie de especialistas-eruditos locales y
profesores de Historia de las Universidades españolas (AYARZAGÜENA, 1993; GONÇALVES,
1980), como Don Manuel de Góngora y Martínez, quien sería Catedrático de Historia Universal
y uno de los primeros decanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada y
que, en 1868, publicaría un libro monográfico sobre la Prehistoria de Andalucía llamado
“Antigüedades Prehistóricas de Andalucía” que supone un compendio y sistematización de toda
la información acumulada en sus múltiples expediciones arqueológicas, principalmente en las
provincias de Granada y Jaén, y de su importante labor como coleccionista. Destaca de él además,
su trabajo en la Cueva de los Murciélagos de Albuñol (cerca de Motril), donde hallaría restos de
peines, alpargatas, cestas, cucharas, cajas de madera y puntas de flecha etc. confeccionadas con
esparto y otras materias orgánicas que se habían podido conservar hasta aquella fecha gracias a
que estaban impregnadas del guano de los murciélagos (de hecho en la cueva se puede ver los
restos de un hombre con una corona de oro que se ha fosilizado) y a pesar que el guano era muy
buscado en aquella época para fertilizar los campos y de oro. Don Manuel de Góngora enviaría a

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su hijo a hacer diversos trabajos allí y la travesía del hijo se cuenta con tintes un tanto novelescos
a la usanza decimonónica.

Sin embargo, los trabajos no estarían ausentes de controversias, como la que se daría ante la
similitud de las alpargatas halladas en la excavaciones con las que se usaban por aquel entonces (y
que se llevarían hasta los tiempos de la Guerra Civil Española) dio a pensar en que los restos
hallados no eran sino falsificaciones aunque se demostraría, en 14 de las alpargatas halladas, que
eran antiguas. Otros restos que se darían a conocer con el libro de Don Manuel de Góngora
“Antigüedades Prehistóricas de Andalucía” serían diversos casos de arte esquemático y ajuares
funerarios de la Cultura del Argar que incluyen copas argáricas, carenados y vasijas entre otras
cosas.

También debemos mencionar que Don Manuel de Góngora y Martínez sería comisionado por el
Gobierno para que fuera a París a recuperar los restos del Gran Capitán, que habían sido
capturados por las tropas francesas de Napoleón Bonaparte con motivo de la invasión de los
franceses a la Península Ibérica y para subsanar cierto sentimiento de venganza del pueblo francés
por lo que el Gran Capitán había hecho a Francia. Además publicaría el hallazgo de la Cueva de
Dílar.

Junto a Manuel de Góngora, el sevillano Francisco María Tubino y Oliva publica una relación
de trabajos arqueológicos de la Baja Andalucía en 1868 y sería el primer arqueólogo español en
usar la palabra “prehistoria”. Divulgó los estudios prehistóricos desde publicaciones de su
propiedad, como su periódico La Andalucía o la Revista de BBAA e Histórico-arqueológica. Fue
uno de los individuos más activos de la Sociedad Antropológica Española, encargándose de su
órgano de expresión Revista de Antropología.

Por su parte, en 1879 Marcelino Sanz de Sautuola descubre las pinturas de Altamira. El
resultado de dicho descubrimiento fue la publicación un año más tarde de un pequeño folleto:
Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander. Pese a tratarse de
la obra de un amateur, el mérito del libro es doble. En primer lugar, fue la primera vez que se
planteaba públicamente la posible existencia del arte parietal paleolítico. En segundo lugar, la
afirmación de la alta antigüedad de las pinturas se apoya sobre un doble razonamiento moderno: la
analogía estilística entre el arte mobiliar y el arte parietal, y el hecho de que los animales
representados fuesen especies extinguidas. Sin embargo, Gabriel de Mortillet, arqueólogo y
antropólogo francés y director del Museo de Antigüedades Nacionales en Saint-Germain-en Laye
que tenía por aquel entonces gran peso en la arqueología francesa y mundial, a partir de los
cambios hechos a su clasificación de las edades de la Prehistoria a partir del uso de los útiles
como fósiles característicos (Clasificación de 1869) basados en el uso de una terminología
geológica (1872), excluye la existencia del arte parietal del Paleolítico del Auriñaciense (época de
las pinturas de Altamira) pues lo considera demasiado avanzado, al igual que los enterramientos,
para la evolución de la tecnología prehistórica (sólo consideraba la existencia de un arte mobiliar
“primitivo y mal hecho”). De esta manera, las pinturas de las Cuevas de Altamira quedaban por
aquel entonces como falsas, que eran de creación mucho más reciente.

Esto daría lugar, tras la muerte de Gabriel de Mortillet (quien había impedido la capacidad de
discusión de sus teorías desde su puesto) y tras el intento fallido de colocar a su hijo en la
dirección del Museo de Antigüedades Nacionales de Saint-Germain-en Laye, a lo que se conoció
como la “Batalla del Auriñaciense”, llevada a cabo por el abad francés Henri Breuil.

En 1904, este abad expuso sus dudas sobre las teorías de Gabriel de Mortillet apoyándose en un
texto de Émile Cartailhac, escrito en 1896, en el que se habla del descubrimiento de las pinturas
de Altamira, cosa que había tenido que ser negada ante la presión de Gabriel de Mortillet. Émile
Cartailhac había escrito en 1902 un “La grotte d'Altamira, Espagne. Mea culpa d'un sceptique”

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donde negaba que los descubrimientos de Marcelino fuesen falsos. Tras aportar varias evidencias
estratigráficas en Francia que apoyan la existencia del Auriñaciense como fase entre el
Musteriense y Solutrense, en 1912, establece las líneas generales de la sistematización del
Paleolítico Superior y fija un esquema de desarrollo del Auriñaciense. Estas evidencias se
constatan a razón de que, entre 1883 y 1901 diferentes hallazgos en cuevas francesas aportan
evidencias incontestables de la existencia de una expresión estética compleja producida por los
humanos prehistóricos. Se implanta así en el estudio del Paleolítico el método positivista histórico
cultural usado en la Prehistoria Reciente y Antropología cultural. Así pues, el descubrimiento de
Marcelino Sanz de Sautuola recobraba su gran importancia de nuevo. En Portugal destaca la labor
de Estacio da Veiga (1881).

El verdadero desarrollo en España de la metodología científica aplicada a la investigación en los


trabajos de campo lo llevan a cabo Luís y Enrique Siret (Louis y Henri Siret en francés) a fines
del siglo XIX, particularmente el primero. Se trataban de dos ingenieros belgas que habían venido
a España para trabajar en las minas del Sur de España. Enrique Siret llevaba ya más dos años
trabajando en las explotaciones de galena argentífera de Sierra Almagrera cuando llegó su
hermano Luís Siret, recién diplomado en Ingeniería de Minas como primero de su promoción,
para trabajar en las Cuevas de la Almanzora. Sin embargo, la formación de los dos hermanos en la
Prehistoria les llevaría a mostrar un particular interés por los restos prehistóricos de la zona y a
hacer excavaciones en esta zona de Almería. Así pues, descubrirían la Cultura del Argar a partir
de sus excavaciones en Argar. Publicarían sus investigaciones en 1887 en una serie de láminas de
unos 80 cm. de largo.

En 1891, además, a razón de las obras de construcción del ferrocarril Almería-Linares descubriría
los restos del Poblado y la Necrópolis de Los Millares. A comienzos de 1892 inicia las
investigaciones mientras que el capataz de Luís Siret, Pedro Flores, hacía los trabajos de campo y
en 1893 da a conocer los restos, no de forma monográfica pero sí en el libro "L'Espagne
Préhistorique", donde realiza una descripción general de la topografía del Poblado, localizando
los fortines 1 a 4 y describiendo sus excavaciones que se habían centrado en la Necrópolis.

La información que ambos nos proporcionaron ha servido de base para el conocimiento de la


Edad del Bronce hasta hace 20 años. Luís Siret fue el primer arqueólogo que hizo una excavación
metodológicamente científica: una vez excavado el yacimiento efectúa una estratigrafía de éste y
del asentamiento, para después, en el laboratorio, estudiar las materias primas de los objetos
hallados en las excavaciones (por ejemplo estudiaría la composición química de los bronces
hallados en las excavaciones), estudiando al microscopio las huellas de las herramientas para ver
qué utilidad habían tenido. Además, haría pruebas de molienda con piedras de moler el grano para
ver el desgaste que sufrían las piedras y establecer analogías con los objetos hallados en las
excavaciones (arqueología experimental).

También Luís Siret tuvo su talón de Aquiles en la interpretación y secuencia cultural que hace de
los yacimientos. Por ejemplo situaría restos arqueológicos que pertenecen a la Edad del Bronce en
una fecha anterior y relacionaría algunos restos arqueológicos hallados con culturas posteriores.
Enrique Siret, tras la publicación del libro “Las primeras edades del metal”, se volvería a Bélgica.
Por su parte, Luís Siret moriría en España en 1934, realizando diversos trabajos de investigación y
documentación. Uno de sus mayores problemas fue que hizo una edición de los yacimientos
excavados por él, muy completa, con una serie de dibujos muy bien realizados, en un libro que
regaló al Museo de Bruselas con la intención de que viera las piezas por él encontradas y se las
comprara con el fin de sufragar las futuras investigaciones ya que el Estado Español no estaba
sufragando el coste de las excavaciones. La consecuencia de esto fue que el Museo de Bruselas
adquirió la colección ofertada por Luís Siret, la partiría en lotes y la repartiría a distintos museos
de América y Europa que a su vez hicieron lo mismo con otros museos del resto del mundo,
extendiéndose los restos arqueológicos de Luís Siret por todo el mundo.

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De esta época contamos con los primeros intentos de síntesis de la Prehistoria como el de Émile
Carthaillac, quien emprendió diversos viajes que dieron como resultado la publicación de “Les
âges préhistoriques d´Espagne et du Portugal” (1886), y posteriormente los “Monuments primitifs
des îles Baléares” (1886) o el de Vilanova y Pierá, quien poco antes de su muerte, en 1892
(murió en 1893), presentó, conjuntamente con Rada y Delgado, la obra “Geología y Protohistoria
ibéricas”. Esta obra representó la última de conjunto de Vilanova sobre la Geología y la
Prehistoria peninsulares, en la que se puede observar el notable problema de periodización que
tenía Vilanova, y los profundos errores en los que incurría al tratar del Paleolítico, debido en parte
a la escasez de yacimientos excavados hasta entonces. Pese a todo, Vilanova fue uno de los
investigadores que sentaron unas bases científicas sobre las que se pudo asentar firmemente la
Prehistoria del siglo XX.

Debemos destacar, además, en esta época, la aparición de sociedades arqueológicas de carácter


local como Valencia, Vich, Carmona etc.

2 1900-1936: LA CONSOLIDACIÓN DE LA PREHISTORIA COMO UNA DISCIPLINA


CIENTÍFICA. Se trataría de un lapso de tiempo corto pero de enorme importancia para los estudios
prehistóricos.

2.1 El Reformismo novocentista.-Se produce un sentimiento generalizado de reacción entre los


intelectuales (como Ortega y Gasset) tras el Desastre del 98 que les llevaba a hablar en sus obras del
“proyecto español”, lo que no iba a dejar de influir en los estudios sobre la Prehistoria. Así pues, se
iba a “ritualizar” el paisaje en lo que respecta a ciertos yacimientos de gran importancia como
pueden ser Numancia o Sagunto, que se erigen como núcleos de resistencia de las poblaciones
autóctonas frente a los invasores romanos y cartagineses. Esta actitud de los intelectuales con
respecto a los yacimientos arqueológicos iba a causar controversias como el deseo por parte de
ciertos arqueólogos alemanes de hacer excavaciones en estos yacimientos citados.

No obstante, esta época está marcada por otros cambios de una importancia igual o superior que son
consecuencia de una apertura de corte reformador que produce leyes e instituciones relacionadas
con el patrimonio arqueológico (sobre todo destacar las instituciones específicas de las regiones
españolas donde habían surgido algún movimiento nacionalista periférico, las cuales serían
paralelas a las instituciones estatales y que desaparecerían tras la victoria de Franco en la Guerra
Civil Española) y la modernización de la enseñanza, que ahora sí integra a la Arqueología y la
Prehistoria en los estudios universitarios.

2.2 La organización de la práctica arqueológica:

2.2.1 La Ley de 1911 y Ley de Patrimonio de 1933: La primera, la Ley de 1911, se trataría de la
primera reglamentación legal de las excavaciones arqueológicas. Esto significaba que en tiempos
anteriores no había reglas en lo que respectaba las excavaciones arqueológicas, lo que implicaba
que todo aquel que pudiera realizar una excavación pudiera hacerlo con sólo comunicárselo a las
autoridades locales y pudiéndose llevar el “tesoro” que hallase sin más problema. Esta ley se
aplicaría posteriormente, pero aún así tenemos casos en los años 60 y 70 del s. XX que
contrariaban a esta ley. Asimismo, ponemos el ejemplo de las excavaciones durante las que se
encontró la Dama de Baza (la Dama fue encontrada el 22 de septiembre de 1970 por Fco. José
Presedo Velo). Aquí se hallaba un promotor llamado Pedro Durán Farell que firmaría un acuerdo
para poder llevarse una gran parte del patrimonio arqueológico hallado que iba a exponer en un
museo que iba a crear él en la Costa Brava junto a otros restos de “El Picacho” de Oria, en
Almería. Por su parte, la Ley de Patrimonio de 1933 desarrollaría observaciones progresistas
más avanzadas que en otros países por aquel entonces.

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La razón de existencia de estas leyes es la existencia de ciertos escándalos relacionados con la


Arqueología como el de la salida de la Dama de Elche del país para ser trasladada al Louvre,
aunque Francia la devolvería algún tiempo más tarde. En la constitución de estas leyes es
importante la existencia de debates sobre las riquezas arqueológicas que los museos europeos
como el British Museum, el Louvre o el Museo de Berlín iban acumulando y exhibiendo ya por
aquel entonces en sus salas. Riquezas basadas en el expolio de los tesoros arqueológicos de las
culturas de Próximo Oriente Antiguo, el Antiguo Egipto y las culturas precolombinas de
Sudamérica y Centroamérica o incluso, en tiempos más recientes, el caso del Templo Egipcio de
Debod de Madrid (aunque no es un caso comparable en cantidad a los anteriores y sería un regalo
del Estado Egipcio al Gobierno Español por su colaboración para la salvación del patrimonio
arquitectónico egipcio que se iba a ver afectado por la construcción de la Presa de Asuán, cerca
del lago Naser, como puede ser el caso del templo de Abu Simbel). Gobiernos como el turco o el
griego hacen reclamaciones al respecto a estos grandes museos. Otro escándalo notable fue la
salida, venta y destrucción parcial del Tesoro de Guarrazar de época visigótica, aunque sería
recuperado en parte.

2.2.2 La creación de organismos que canalizan y centralizan la investigación: En primer lugar


tenemos la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, creada por la Academia de la Historia
y que controla las investigaciones y excavaciones en yacimientos clásicos, ibéricos,
protohistóricos etc. En segundo lugar y más tarde, el Ministerio de Educación del Gobierno de la
II República Española, a través de la Junta de Ampliación de Estudios crea la Comisión de
Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas (PASAMAR y PEIRÓ, 1991), que da a conocer
mediante publicaciones yacimientos arqueológicos como los de Torralba y Ambrona, restos del
Paleolítico Superior de Cantabria y necrópolis y yacimientos calcolíticos como los de la Comarca
de los Vélez y las Cuevas de la Almanzora. Sin embargo, otros yacimientos como los Millares no
serían objeto de publicaciones monográficas por parte de esta institución.

2.3 El mundo académico. (DÍAZ-ANDREU y MORA, 1995) Por su parte, el mundo académico en
esta época va a conocer una serie de transformaciones

2.3.1 La organización del estudio de la Arqueología en la Universidad. Esto se debería sobre todo la
labor de la Junta de Ampliación de Estudios de la II República (DÍAZ-ANDREU 1995), que
concedería becas a una parte de los mejores arqueólogos clásicos y medievales españoles para que
se pudieran y ampliar sus estudios y conocimientos en países como Alemania o Francia. Este sería
el caso, por ejemplo, de Pedro Bosch-Gimpera. La situación en Portugal (JORGE, 1993).

2.3.2 El impacto de los investigadores franceses (Breuil, Paris...) y alemanes (Obermaier,


Schulten...) (BLECH, 1995 a Y b). En primer lugar hablaremos del abate/abad francés Henri
Breuil, que ocuparía la Cátedra de Prehistoria en Le Collège de France entre otros cargos y que
haría excavaciones en Altamira y desarrollaría el estudio del arte tanto rupestre del Paleolítico
como el arte del Neolítico. Podemos decir así pues que estudiaría en profundidad el arte parietal
de las cuevas de Altamira y de otros yacimientos del Norte Peninsular mediante el uso de calcos
más precisos que los usados por Marcelino Sanz de Sautuola. Publicaría diversos corpora de arte
esquemático presente en el territorio español (hizo visitas entre otros sitios a Ciudad Real,
Córdoba, Málaga y Cádiz) gracias a sus prospecciones en ciertas zonas donde él intuía que podían
existir restos como “400 siglos de arte prehistórico”.

A continuación mencionamos al especialista francés Pierre Paris, que desarrollará trabajos sobre
el mundo íbero que van a constituir una continuación de la labor ya efectuada por George Bonsor
(uno de los mejores prehistoriadores de su momento) en 1898 al localizar el yacimiento de
Carmona. Su actividad como arqueólogo la inició en el suroeste de España, realizando
intervenciones arqueológicas en Meca, El Amarejo, Orihuela, Rojales, Elche y Sagunto. Con

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posterioridad realizó excavaciones en Osuna (1903), Almedinilla (1904), Bolonia (1917-1921) y


Setefilla (1926-27).

Los alemanes también iba a contribuir enormemente al desarrollo del estudio de la Prehistoria
Peninsular con figuras como Hugo Obermaier, que era el experto en Paleolítico Inferior de la
Europa de aquel entonces y que colaboraría con Henri Breuil en los trabajos en torno al
yacimiento de la Cueva del Castillo (Cantabria) entre 1910 y 1914, cuando el estallido de la I
Guerra Mundial obliga a parar los trabajos. Tras estas investigaciones decide regresar a su país,
pero no pudo volver a su país por que por su condición de ciudadano alemán se le impide seguir
desarrollando su labor investigadora en el IPH, bajo la acusación de su director, el arqueólogo
francés M. Boule, por lo cual permanece en este país estudiando el arte prehistórico de las cuevas
de Cantabria y Asturias. Además, ciertamente su condición de alemán lo hacía muy vulnerable en
territorio francés. Más tarde pasaría a Madrid a estudiar diversas estaciones líticas achelenses
presentes en los ríos cercanos a Madrid (Jarama, Henares, Manzanares…). Publicaría además, una
obra clásica de la arqueología del momento basada en sus investigaciones llamada “El Hombre
Fósil” en Madrid en 1916 que le valdría el puesto de Catedrático en “Historia Primitiva del
Hombre” en la Universidad Central de Madrid (además de un puesto en la Academia de la
Historia), puesto que ocuparía hasta su participación, representando a España, en el Congreso
Internacional de Arqueología Histórica y Protohistoria celebrado en Oslo en 1936, donde se entera
del estallido de la Guerra Civil en España, a partir de lo cual decide no volver a pesar de la
petición de algunos amigos suyos como el Duque de Alba a partir de 1939 de volver a España y
retomar su puesto en la Cátedra.

Otro alemán que también contribuyó al desarrollo del estudio de la Prehistoria Peninsular es Adolf
Schulten, quien, en primer lugar, se propuso localizar Numancia para realizar excavaciones
sistemáticas, lo que crea controversias entre algunos arqueólogos e investigadores españoles que
serían ciertamente superadas por este alemán gracias a su fama. A partir de estas excavaciones
(hechas entre 1905 y 1914) localizaría los campamentos del ejército romano de Publio Escipión
Emiliano e, imitando un poco a Schliemann con las excavaciones en Troya, estudia las fuentes
romanas que hablaban del Asedio a Numancia y se fija en las descripciones de los campamentos
del ejército romano y lo que se podía ver desde aquellos campamentos. Estas informaciones le
permitieron al final cumplir con su cometido. El corpus elaborado a partir de estas
investigaciones, llamado “Historia de Numancia”, en sin duda uno de los más importantes en
cuanto a rigor científico y precisión escritos hasta ahora. se interesó por la localización de la
cultura de Tartessos y realiza trabajos al respecto en el Coto de Doñana y en Sevilla. Sin embargo,
sólo hallaría un anillo de oro, para nada ni un resto de una gran ciudad o grandes tesoros, lo que
compensa desarrollando ciertos mitos que lo llevan a relacionar la cultura de Tartessos con la
Atlántida. Hallaría los restos de un poblado cerca de allí, en el Cerro del Trigo, y con lo que halló
en esta búsqueda incesante que se convirtió en una obsesión insana, publica “Tartessos:
contribución a la historia más antigua de Occidente”. Haría publicaciones diversas referidas en
su totalidad a la España Antigua (Fontes Hispaniae Antiquae).

2.3.3 Configuración y desarrollo de las Escuelas de Madrid (Gómez-Moreno, Mergelina,


Carriazo...) y Barcelona (Bosch-Gimpera, Pericot...).- Se desarrollan dos grandes escuelas
nacionales y antagónicas. Una de ellas estaría en Madrid. Esta iba a ser una escuela tradicional,
retrograda, a la que sólo interesan los objetos como símbolo del pasado nacional de España,
fundamentalmente los objetos de la Edad Media; son arqueólogos a quienes sólo interesan los
vestigios anteriores en tanto en cuanto tienen relación con hechos históricos de los españoles.

Su principal representante en Manuel Gómez-Moreno, Catedrático de origen granadino nacido


en una familia de eruditos como su padre. Este personaje se consolidaría como uno de los más
grandes expertos a nivel nacional en aquella época en Arqueología y Arte Nacional a través de
publicaciones sobre el arte mozárabe y renacentista y trabajos varios sobre Arqueología Medieval

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Cristiana. Como venía siendo habitual en su escuela, no es muy partidario del método científico y
usa para sus investigaciones, a parte de la consulta de diarios y estratigrafías, su enorme erudición.
Chocaría con Hugo Obermaier aunque sus mayores divergencias las iba a tener con Pedro Bosch
Gimpera, de quien hablaremos a continuación. Otros miembros de esta escuela y discípulos de
Manuel Gómez-Moreno serían Cayetano de Mergelina y Luna, catedrático de Arqueología en la
Universidad de Valladolid (de la que fue rector) y de Historia del Arte en la de Murcia, y Juan de
Mata Carriazo y Arroquia, que en 1927 fue nombrado catedrático de Prehistoria e Historia de
España Antigua y Medieval en la Universidad de Sevilla, puesto que desempeñó hasta su
jubilación en 1969 y desde donde realizó una importante labor docente e investigadora.

La otra escuela que se crearía en España se situó en Barcelona que ofrece una impresión
radicalmente distinta, es mucho más abierta, relacionando la arqueología española con las nuevas
corrientes europeas. Estaría dirigida principalmente por Pedro Bosch-Gimpera, formado en
Alemania con una beca y con intereses en principio en la Filosofía y la Filología. Al acudir a un
seminario impartido por G. Kossina, abandona su interés por la Filosofía y la Filología y se
interesa por la Prehistoria tanto de Cataluña como de España en general. Tras su regreso a España
publicaría un libro llamado “La Etnología de la Península” donde interpreta y da coherencia a
todos los hallazgos de la Península, aunque se basó sobre todo en escritos que venían a relacionar
los restos prehistóricos con culturas posteriores. Al interés por la Prehistoria incorpora su interés
por la política. Conseguiría la Cátedra en Arqueología en la Universidad de Barcelona, sería
nombrado Director del Museo de Arqueología de Barcelona y crea la Sociedad/Instituto de
Estudios Catalanes (Institut d'Estudis Catalans) para trabajar por grupos de manera sistemática en
yacimientos prehistóricos, protohistóricos y clásicos catalanes. Sería nombrado, además, rector de
la Universidad de Barcelona y Conseller de Justicia de la Generalitat Catalana del gobierno de
Lluís Companys. Con la Guerra Civil se exiliaría en principio a Francia y más tarde a México,
donde sería nombrado Catedrático en la Universidad Autónoma de México (UNAM), continuando
su actividad docente e investigadora sobre la Prehistoria Española gracias a discípulos suyos
(como Luís Pericot García, quien sería Catedrático de Arqueología en la Universidad de
Barcelona desde muy pronto) y discípulos segundos que iban a ocupar cátedras en distintas
universidades españolas y que se iban a encontrar en congresos internacionales.

2.3.4 Las síntesis clásicas de la prehistoria española: Dechelette (1908-1909); Siret (1906-1907,
1913); Obermaier (1916); Bosch Gimpera (1932); Pericot (1934).

3 1939-1970: ¿PROGRESO O ANQUILOSAMIENTO DE LA PREHISTORIA ESPAÑOLA?

3.1 La institucionalización de la Arqueología durante el Franquismo: Martínez Santa-Olalla y


Martín Almagro (CORTADELLA 1988; DÍAZ-ANDREU y MORA 1995).- Llega la guerra
civil española y se corta de una manera radical la investigación y el desarrollo de la arqueología
española tanto a nivel de docencia como de investigación. Una vez que termina ésta, el Estado
franquista creará nuevos sistemas que controlen el desarrollo de la Arqueología Nacional. Podemos
ver dos fases de desarrollo:

3.1.1 La fase inicial: Llega hasta los años 50 y es la fase donde se crea la Comisión General de
Excavaciones Arqueológicas, que va estar controlada en esta fase por Julio Martínez Santa-
Olalla (Burgos 1905- Madrid 1972), estudiante de las universidades de Valladolid, Barcelona y
Madrid que iba a ser sucesor de Obermaier y que iba a desarrollar una labor de investigación
durante los años que ocupa que parte de un pensamiento fascista radical y falangista, teniendo una
estrecha relación con la jerarquía nazi, acompañando a Heinrich Himmler en su visita por España
(le mostraría El Escorial). Este pensamiento lo había ido formando a partir de su estancia en
Bonn, donde daba clases de Cultura Española en la Universidad de Bonn, impregnándose de los
planteamientos histórico-culturales de la escuela alemana y de la creciente ideología nazi. Esta
formación en Alemania fue determinante para convertirse en el ideólogo oficial del régimen

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franquista en el ámbito de la Arqueología. Tras la Guerra Civil, el 29 de mayo de 1939 pronuncia


una conferencia en el Ateneo de Madrid que es una auténtico manifiesto político del nuevo
régimen y de sus propias ideas difusionistas. En ella se buscan justifican las raíces ideológicas de
los vencedores, que ya venían prefiguradas desde la más remota Prehistoria.

Iba a desarrollar, de este modo, teorías sobre el origen de la raza aria y otras que legitimarían la
persecución de los no arios. Una de sus investigaciones más conocidas es aquella que pone en
relación a la población guanche de las Canarias con la población de raza aria partiendo de la teoría
de los arqueólogos nazis que las Canarias eran un resto de la Antigua Atlántida, patria de los arios.
También realiza investigaciones sobre las poblaciones que habitaron en España a lo largo de la
Historia y que pueden tener más relación con los arios, como los visigodos. Organizaría una red
de contactos de comisarios a nivel prácticamente local que normalmente iban a ser personajes de
alta alcurnia, como el notario Ángel Casas Morales de Baza, y haría publicaciones e
intervenciones con personas eruditas aunque demostrarían tener falta de erudición en la
metodología arqueológica. Potenciaría en el Seminario de Historia Primitiva del Hombre el uso de
aplicaciones tomadas de las Ciencias Naturales, realizando de esta manera estudios
multidisciplinares. Pese a su relación con Franco (su padre era General en el ejército franquista) y
que sus publicaciones iniciales seguían muy de cerca las líneas ideológicas del régimen, entabló
una gran amistad con el arqueólogo Gordon Childe, a quien trajo a España. Cuando fue derribado
de su puesto por Martín Almagro Basch y amigos suyos que querían ocupar las cotas altas del
poder, Gordon Childe defendió a Julio Martínez de Santa-Olalla.

3.1.2 La fase final: Llega prácticamente hasta los años 80 del pasado siglo. En esta época se desarrolla
un sistema muy jerarquizado y dirigido, de tal modo que no había investigación arqueológica que
no estuviera dirigida o aprobada en principio por Martín Almagro Basch, quien sustituiría, como
antes hemos dicho, a Santa-Olalla. Ocupa el puesto de Inspector de la Comisión General de
Excavaciones Arqueológicas desde 1955 y sería maestro de muchos catedráticos de Prehistoria de
todo el país. Era discípulo de Manuel Gómez-Moreno y Pedro Bosch-Gimpera con el fin de
relacionar a ambas escuelas, como hemos dicho, opuestas entre sí. Conseguiría una beca para
estudiar en el extranjero y se marcha con Antonio Tovar, que había estudiado Filología Clásica, a
Alemania. Era en principio tendente al comunismo y al anarquismo y, por tanto, progresista. Sin
embargo, pensaron, tanto él como Antonio Tovar (que durante los años de estudiante fue
presidente de la Federación Universitaria Escolar de Valladolid, organización de carácter
republicano), que si ganaba la República en la Guerra Civil Española, que apoyaba a los
intelectuales, los intelectuales poblarían todas las Cátedras del país y que perderían su puesto.
Determinaron apoyar al régimen de Franco para poder ocupar los puestos más importantes de la
jerarquía universitaria nacional y pasaron a formar parte del Aparato de Propaganda y Prensa del
Gobierno de Burgos debido a su dominio del alemán. A pesar de todo, finalmente conectaría con
la corriente más izquierdista de la Falange y tropezaría con Franco al oponerse a la unión de los
requetés carlistas y falangistas. Franco lo mandaría al exilio aunque se salvaría y pasaría a
Barcelona, donde ocupa puestos antaño ocupados por Pedro Bosch-Gimpera aunque deseaba
ocupar los puestos políticos de Madrid. Con este afán, Martín Almagro Basch aglutinaría a los que
se opusieron a Santa-Olalla debido a que éste se ocupaba de la financiación de las excavaciones
arqueológicas, mandando una carta al Ministerio de Educación para pedir que lo echaran de su
puesto. Ocuparía, en consecuencia a o dicho, la Cátedra de Prehistoria e interinamente la de
Historia del Arte. Moriría en Madrid en 1984, según se dice, dando clase debido a un infarto
achacado a una discusión con sus alumnos.

3.2 El empuje académico de la Escuela de Barcelona: la segunda generación.- Pero en Barcelona,


al mismo tiempo que tenemos a Martín Almagro, continúan trabajando algunos alumnos de Bosch-
Gimpera, que son los que van a ocupar las principales cátedras de la Universidad española
(Barcelona, Salamanca, Valladolid, Granada, Valencia, Santiago de Compostela, Sevilla etc.)
durante estos años.

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3.3 La influencia de los centros de investigación

3.3.1 Las instituciones extranjeras: el Instituto Arqueológico Alemán y la Casa de Velázquez


(ETZEL 1993, LUZÓN 1995).- Entre los años 40 y 70 se desarrollan importantes trabajos de
investigación dirigidos por dos instituciones radicadas en Madrid: el Instituto Arqueológico
Alemán (se forma en la primera fase de la IIª Guerra Mundial, cesa su actividad con el fin del
conflicto y se abre de nuevo en los ’50) y la Casa de Velásquez, que era de origen francés. Son
éstas instituciones con fuertes presupuestos y con un buen apoyo económico de sus gobiernos.
Entre sus miembros había investigadores adscritos a las universidades españolas. Yacimientos
como la ciudad romana de Tarragona, el conjunto fenicio de Torre del Mar, excavaciones en
Sierra Morena (Munigua) y en Portugal (Zambuya) así como yacimientos del Calcolítico y
Cultura del Argar son algunas de las estaciones investigadas por el Instituto Arqueológico
Alemán. La Casa de Velázquez, un centro hispanista que tuvo menos influencia que el Instituto
Arqueológico Alemán, centró su atención durante estos años en la ciudad romana de Baelo
Claudia y en un gran número de yacimientos dirigidos a la arqueología medieval tanto islámica
como cristiana.

3.3.2 La influencia de los prehistoriadores ingleses (Childe, Hawkes, Daniel...) (DÍAZ-ANDREU


1998).- Otros países han influido también en la arqueología española por la conexión de sus
investigadores; este es el caso de Inglaterra, con Childe, Daniel (interesado en el Megalitismo),
Hawkes, etc.

3.3.3 El desarrollo de la investigación regional y local. Por último, y al calor del desarrollo
autonómico, han surgido también durante estos años una serie de centros de investigación
periféricos gracias a la ayuda de centros regionales. Pero sobre todo serán las universidades
periféricas las que creen institutos o departamentos dedicados a la investigación arqueológica
regional o local. Un ejemplo es el Instituto de Estudios Vascos.

4 1970-1995: LA ENTRADA EN EL DEBATE

4.1 La renovación metodológica. No sabemos muy bien valorar el conjunto de esta época (1970-
1995), si de desarrollo o estancamiento. Sí es verdad que a partir de los años 70 (más a partir de
1976, con la muerte de Francisco Franco) la arqueología española sufre una revisión a nivel
metodológico y de análisis arqueológico teórico: la arqueología experimenta un desarrollo tal que
viene a ser considerada una ciencia independiente de otras ciencias. Han avanzado muchísimo las
técnicas de excavación, así como las técnicas de laboratorio, que igualmente han experimentado un
avance considerable aplicando técnicas modernas para tratar la evidencia arqueológica. Para esto ha
sido necesaria una mayor relación con las Ciencias de la Tierra, que han aportado estudios como el
del Carbono 14. A partir de estas técnicas analizamos los patrones de conducta, reiterativos, que
sirven para plantear modelos sobre los patrones de comportamiento del hombre a través de tres
fases:
- fase de excavación,
- fase de laboratorio,
- fase de análisis.

4.2 La revisión de los planteamientos teóricos (ALCINA 1991). Pero por encima de todo ello, los
planteamientos teóricos de la disciplina han cambiado de forma radical. En nuestro país se utilizaba
una práctica arqueológica basada en el método tradicionalista, según el cual la cultura está formada
por una serie de elementos materiales que se repiten en un área y en un tiempo determinado; en este
sentido la cultura se definía en base a una aglomeración de objetos reiterativos.

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Sin embargo, los funcionalistas americanos acabaron con este modelo tradicional; ellos entendían
que lo esencial era definir los patrones culturales de las comunidades humanas sin estar interesados
por su adscripción temporal o espacial; se adscribían a grandes etapas tecnológicas o económicas,
pero en realidad no tenían interés en definir las sociedades del pasado sino solo ver como éstas
habían evolucionado. Así pues, a partir de los años 70, tiene lugar en Norteamérica una Nueva
Arqueología que intenta analizar los procesos de cambio en las sociedades humanas sin tener en
cuenta su relación con otras sociedades paralelas, es decir, sin tener que buscar en otro lugar las
mismas causas. Así pues, se dedicarán al estudio de la distribución poblacional siguiendo distintas
escalas (local, comarcal, regional y marcoespacial) y secuencial de los colectivos humanos. Esta
corriente de pensamiento ha influido bastante en la arqueología hasta los años 80 en que se produce
una gran variedad de planteamientos, manteniéndose modelos historicistas, materialistas, etc.

4.3 Arqueología y Autonomías (GONZÁLEZ MORALES 1992, RUIZ ZAPATERO 1993). Otro
fenómeno fundamental que se produce es la descentralización autonómica, sobre todo a partir de los
años 80. Las autonomías han fragmentado el aparato burocrático de la arqueología y han creado
normativas (leyes, decretos…) distintas en cada comunidad para su estudio, incentivando el interés
por el patrimonio arqueológico, entendiendo que éste hay que ponerlo al alcance de la sociedad.
Hay ciertas comunidades que fijan muchas normativas como Andalucía y otras donde hay una
legislación sobre Arqueología bastante pobre y la posibilidad de hacer trabajos arqueológicos
depende mucho de las relaciones que se tengan con la Administración. En este tipo último de
autonomías, los arqueólogos optaron por un tiempo por movimientos asamblearios exigiendo una
mejor regulación de la financiación en las excavaciones, aunque sin el resultado esperado.

Han surgido así, fenómenos nuevos que las autonomías han potenciado, como es la independencia
de los arqueólogos para la excavación de yacimientos sin que tengan que estar obligatoriamente
adscritos a una universidad, a una institución académica, centro de investigación, gobierno o
museo. Otra cuestión, y muy distinta, es la bondad de las intervenciones arqueológicas que se
realizan ya que estos arqueólogos, al ser independientes en muchos casos, compiten entre sí y
surgen problemas de tipo ético ya que se hacen muchas trampas para que los arqueólogos puedan
ganar mucho dinero enlazando muchos contratos. Hay que decir que la Arqueología ha vivido
mucho a expensas del sector de la construcción en España a partir de cuestiones como la
arqueología de urgencia y ahora, en estos tiempos de crisis, sufre una cierta decadencia a causa de
la decadencia del sector de la construcción.

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TEMA 2. EL PAISAJE DEL PLEISTOCENO. LOS INICIOS DE


LA OCUPACIÓN HUMANA

1 CARACTERÍSTICAS GEOGRÁFICAS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

1.1 Introducción La característica más importante de la Península Ibérica, desde el punto de vista
geográfico, es su carácter continental, con diferencias marcadas entre invierno y verano y rasgos
que la diferencian del resto de Europa. Hay en ella una gran variedad regional con una acusada
diferencia entre la Meseta y las zonas periféricas, pudiéndola dividir en dos grandes áreas: húmeda
y seca.

1.1.1 La zona húmeda: La zona húmeda o área atlántica comprendería los Pirineos, cornisa cantábrica
y la costa galaico-portuguesa atlántica (se exceptúa el sur de Portugal).

1.1.1.1 Clima y vegetación. Está caracterizada por una vegetación muy abundante en cuanto a cantidad y
variedad, siendo comunes a otras regiones atlánticas de Europa. Tiene inviernos suaves y
húmedos pero con la suficiente aridez durante los veranos como para que se den especies
mediterráneas, que dan variedad al paisaje atlántico.

1.1.1.2 El mar y los focos culturales atlánticos. El mar es uno de los condicionantes naturales para esta
zona porque la población en ella asentada ha dependido bastante de éste (para la pesca) y de las
relaciones comerciales con otras regiones atlánticas sobre todo en la Prehistoria Reciente (se
establecería una relación entre Galicia y Portugal con el área atlántica de Francia e incluso de
Inglaterra).

1.1.1.3 Los Pirineos: ¿barrera o zona de paso? Por otra parte, está el papel de los Pirineos, como
barrera que nos separa de Europa (esto lo destacan mucho los americanos) o como zona que
puede ser franqueada: a partir de la Prehistoria reciente hay muy pocas diferencias culturales
entre el sureste de Francia y Cataluña así como entre el País Vasco y el suroeste francés; esto
quiere decir que los Pirineos ofrecen una barrera con el resto de la Península más en lo que
concierne al valle del Ebro que en lo referente a sus áreas marginales.

1.1.2 La zona seca. La España seca ocupa la mayor parte del territorio peninsular, con un clima seco y
árido. Podemos distinguir en ella dos áreas: la Meseta (de gran aridez) y la región mediterránea,
y, dentro de ésta, la zona levantina y la zona de la alta y baja Andalucía, separadas por el sureste
desértico o semidesértico.

1.1.2.1 Clima y vegetación. ¿Este sureste peninsular ha ofrecido siempre un ambiente similar al que
actualmente ofrece? Sin duda que no: durante gran parte de la Prehistoria el sureste ofrecía un
nivel de humedad suficiente para que se mantuviera un paisaje arbóreo también suficiente; en
época prehistórica el paisaje que podría existir en esta zona sería similar al actual paisaje
catalán; junto al río Fardes se han encontrado restos de especies como el castor que, como
sabemos, tiene su hábitat en zonas con abundante agua.

1.1.2.2 Las regiones mediterráneas y el mito del orientalismo: problemas de difusión. Aparte de estas
características climáticas, las regiones mediterráneas de la Península Ibérica han ofrecido
procesos culturales relevantes durante la antigüedad. Las teorías orientalizantes según las cuales
Europa siempre ha sido dependiente del Próximo Oriente ven al Levante peninsular como la
zona de conexión entre ambas; sin embargo, todas las propuestas orientalistas han sido hoy día

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desechadas y no son seguidas apenas por ningún autor actual. Cuando no se ha relacionado con
P. Oriente se ha hecho una relación con el Norte de África, aunque también se descarta por
completo. Lo que se viene a decir hoy en día es que habría un moviendo de mercaderes y
mineros que vendrían desde P. Oriente para extraer el mineral que hallaban en la Península y
comerciarlo. Estas teorías difusionistas se han ido alterando con el paso del tiempo aunque se
adivinan brotes en ciertos trabajos actuales que ponen de manifiesto estas teorías difusionistas.

1.1.2.3 El papel de la Meseta a lo largo de la Historia: problemas de interacción. La Meseta, por otra
parte, no ha tenido durante la prehistoria reciente un papel histórico tan importante como el que
ha tenido después durante la Edad Media (especialmente con la Reconquista). Salvo en el
Paleolítico inferior, a lo largo de toda la Prehistoria la Meseta ha sido una región aislada que no
ha tenido demasiado protagonismo; sin embargo, sí ha habido una gran interrelación entre las
diversas áreas peninsulares a través de ella.

1.2 El aislamiento como clave del proceso cultural en Iberia. No hay conexiones claras con regiones
situadas lejos de la Península, como puede ser el Mediterráneo oriental o con los circuitos de
interacción mediterránea como, por ejemplo, Micenas. Salvo con los focos atlánticos, las
poblaciones de la Península Ibérica han tenido muy pocos contactos en época prehistórica con el
resto de Europa y el Mediterráneo. Un hecho paradigmático es el comercio entre los Millares y el
norte de África. Son objetos que vienen a la Península desde África, a través del Estrecho, y que la
cultura de los Millares distribuye por el estuario del Tajo, también a través del mar. Elementos
estratégicos surgidos o llegados a los Millares se copian pronto en la región del bajo Tajo; y, en
contraposición, el vaso campaniforme es trasladado desde Portugal a los Millares; hay, pues, una
interrelación con intercambios constantes entre ambas zonas, circuitos que, sin embargo, no
alcanzan mayores distancias.

2 VARIACIONES MEDIOAMBIENTALES DURANTE EL CUATERNARIO EN LA


PENÍNSULA: EL PAISAJE DEL PLEISTOCENO INFERIOR Y MEDIO

2.1 El límite inferior del Pleistoceno. Su periodización (AGUIRRE 1989b). El Cuaternario ocupa
los dos últimos millones de años y se caracteriza por las glaciaciones o alteraciones periódicas del
clima y por la aparición del hombre y de las primeras industrias humanas, siendo este período una
gran parte de la Historia del hombre. El límite inferior que vamos a tomar es éste de los dos
millones de años porque es cuando coincide un cambio en el magnetismo terrestre con un cambio
en determinadas especies animales.

El momento admitido de modo general en los últimos decenios para señalar el comienzo del
Cuaternario es de índole paleontológico. De acuerdo con la resolución adoptada en el Congreso
Internacional de Geología celebrado en 1948 en Londres, el límite con el Terciario se situaba en la
base del nivel marino Calabriense (1.800.000 años; momento de convergencia del
paleomagnetismo, cambios climáticos de los que nos informan los foraminíferos etc.) , que se
consideraba indicador se ha mantenido abierto durante todo el cuaternario y era, como hoy, difícil
de cruzar como consecuencia de las fuertes corrientes marítimas que lo atraviesan; para documentar
esto que decimos tenemos, entre otros, el ejemplo de la fauna: la que aparece en la Península es
completamente diferente de la fauna africana.

La cronología, según Lumley, del Pleistoceno (que junto al Holoceno forma el Cuaternario) es la
siguiente:

• Inferior (1,8-0,7 m.a.; del nivel Günz-Donau a Günz-Mindel).

• Medio: (0,7-0,12 m.a.; del nivel Günz-Mindel al Riss-Würm).

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• Superior: [0,12 a Musteriense 9800 (Transgresiones de Allerod) o 8200 (final del Dryas)-
Riss Würm a Würm].

2.2 Características Generales: La Paleogeografía de la Península Ibérica:

2.2.1 El contorno de Iberia durante el Pleistoceno: El contorno de la Península Ibérica era más
amplio en periodos de glaciación (por ejemplo en la parte del Ebro), pues el nivel del mar
disminuía, mientras que en épocas de desglaciación la costa retrocedía. Esto ha ocasionado que
muchos asentamientos, sobre todo los situados en el Norte y en el Noroeste, se encuentren hoy día
hundidos bajo el mar. Aunque, a nivel general, podemos confirmar que el contorno de la
Peninsula Ibérica no ha cambiado demasiado.

La línea gruesa marcaba el máximo desarrollo del trazado de la costa durante los periodos de
máximo frio. Mientras que en la línea más delgada, observamos el trazado actual de la costa.

Conviene destacar el estrecho de Gibraltar: siempre ha estado abierto y ha separado África de


Europa desde el Cuaternario, por una franja de mar caracterizada por grandes corrientes de agua
debido al contacto de dos grandes mares (Atlántico y Mediterráneo), lo que dificultaba el paso de
África a la Península Ibérica. Existen una serie de teorías que defienden que el hombre pudo a
travesar el estrecho (ya que la franja de agua sería más reducida) y así asentarse en la Península,
otras teorías niegan este hecho (a día de hoy son las más fiables ya que poseen más medios para
demostrar sus teorías). Sin embargo el tema está en debate: las primeras comunidades llegaron por
los Pirineos, pero puede darse el caso de que dentro de unos años puede descubrirse que
atravesaron en estrecho de Gibraltar.

Por otro lado, con respecto al glaciarismo, se han encontrado depósitos cuaternarios localizados
en los Pirineos y Sierra Nevada pertenecientes a la glaciación de Würm. La latitud de España es
causa de muchas precipitaciones en esta época. Así pues, la nieve en los Pirineos alcanzaba una
altura de 1.300 m, y en Sierra Nevada de 2.400m. En ambas zonas se han detectado lenguas de
glaciares que bajaban incluso hasta los 700m, llegando a zonas bajas como la Depresión de
Guadix (Granada). La presencia de nieve disminuye en el Oeste. Este periodo coincidió con los
Neandertales, pero también por fauna del Polo Norte debido al frío tan intenso que hacía en esta
época. La Cueva de la Carigüela es un buen ejemplo de esto, ya que podemos hallar, por ejemplo,
liebres de las nieves.

Durante el resto de los periodos glaciares, el clima seguía siendo frio pero más húmedo. Zonas
como la meseta estuvieron ocupadas por bosques relativamente frondosos y praderas amplias que
permitieron la subsistencia de herbívoros de gran tamaño y reproducirse en esta zona. En los
interglaciares el clima era más caliente que el actual. Las zonas del sureste y el levante estaban
despobladas por la falta de vegetación y aridez.

En definitiva, las oscilaciones climáticas han sido importantes para el estudio de los yacimientos
arqueológicos.

2.2.2 Remodelaciones del paisaje. Los efectos del glaciarismo.- En el interior peninsular sí hay
remodelaciones del paisaje, consecuencia de las alternancias climáticas habidas durante el
Pleistoceno, diferentes de las que se dan tanto en Europa como en el norte de África. En la
morfología de varios macizos montañosos peninsulares se han advertido los efectos inmediatos de
la acción glaciar. Así tendremos glaciaciones de relativa importancia, afectando a la Península
sobre todo las dos últimas: la glaciación Riss sólo está documentada en los Pirineos y en Sierra
Nevada, mientras que la siguiente, la glaciación Wurm sí está documentada en todas las cadenas
montañosas peninsulares. El límite de las nieves perpetuas en la Península Ibérica, que hoy se

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halla entre 2.900 y 2.500 metros de altitud, habría descendido en el Wurm a cotas de 1.500 ó
1300 metros.

La máxima expansión del glaciarismo en Europa debió producirse hace unos 20.000 años,
cubriendo las masas de hielo la mayor parte del continente: las islas Británicas casi por completo,
el total de los países nórdicos, zonas de Alemania septentrional y de Polonia y los grandes
sistemas montañosos del centro y sudoeste. Ese gran volumen de hielo supuso una placa de un
espesor medio de 3 km sobre un tercio de la superficie de Europa. El nivel medio del Atlántico
había descendido entonces a una cota 120 m. inferior a la actual.

2.2.3 Las oscilaciones climáticas.- La actividad glacial es más fuerte hacia el norte de la Península y
hacia el este; en los Pirineos las nieves perpetuas llegaron a alcanzar los 1.300 metros de altitud
durante la glaciación Würm, mientras que en Sierra Nevada las nieves perpetuas llegaban hasta
los 2400 metros, bajando las lenguas de los glaciares hasta los 1800 metros. Las depresiones, caso
por ejemplo de la vega de Granada o de las hoyas de Guadix-Baza, cambiaron por influencia del
paisaje, con vegetación de tipo estepario y animales típicos de las regiones polares actuales; el
resto de la Península tenía un clima relativamente frío, parecido al de Escocia en época actual, con
una amplia cobertura vegetal. Se han calculado temperaturas medias durante la glaciación Würm
en el litoral vasco de 8º en verano y -5º en invierno, con precipitaciones menores que las actuales
y temporadas invernales frías, largas y con nevadas bastante abundantes. En los períodos
interglaciares, el clima era algo más suave, algo más cálido que en los momentos actuales. Así
pues, las oscilaciones climáticas en la Península no fueron tan grandes como en el resto de
Europa; la franja mediterránea tendría también una temperatura más benigna. Por otra parte
existieron abundantes lluvias, documentadas en los depósitos de las cuevas, aunque éstas no
fueron continuas a lo largo de todo el pleistoceno.

2.2.3.1 La glaciación Mindel, que pudo extenderse entre los 650.00 y los 300.000 años, es una etapa
prolongada de clima semiárido y fresco: no muy frío al principio y con fases bastante rigurosas
y secas al final.

2.2.3.2 En el interglaciar Mindel/Riss, de 300.000 a 250.000 años, se desarrollan en Europa meridional


diversas especies arbóreas de hoja caduca y plantas termófilas.

2.2.3.3 La glaciación de Riss se produce aproximadamente entre los 200.000 y los 125.000 años.

2.2.3.4 El interglaciar Riss/Wurm, que es la transición del paleolítico inferior al medio, dura unos
cincuenta mil años, entre 125.000 a 80.000 a.p., y es una etapa calurosa.

2.2.3.5 La glaciación Würm, aproximadamente de 80.000 a 8.500 a.C., se subdivide en el sudoeste de


Europa en cuatro etapas agrupadas en dos bloques: Wurm antiguo (Wurm I y II) correspondiente
al paleolítico medio, y Würm reciente (III y IV), en el Paleolítico Superior.

2.2.3.5.1 La oscilación Würm I y el interestadio Würm I/II (80.000 a 55.000 a.C.) presentan,
respectivamente, un clima frío y húmedo (con formaciones de estalagmíticas en la cueva del
Castillo, en la cornisa cantábrica) y una situación atemperada con bosques de caducifolios.

2.2.3.5.2 El Würm II (55.000 a 35.000 a.C.) parece ser en toda la Península de frío acentuado: están
presentes el mamut y el rinoceronte lanudo, es baja la proporción de arbolado y se ha
extendido un paisaje estepario por muchos lugares. El análisis de micromamíferos en la cueva
de la Carigüela (Granada) revela condiciones de frío extremado, descendiendo las nieves
perpetuas de Sierra Nevada hasta la cota de los 1.500 metros.

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2.2.3.5.3 El interestadio Würm II/III parece ser muy húmedo y atemperado, o húmedo y cálido. En
este interestadio se dan las formas culturales de la transición del paleolítico medio al superior
(final del musteriense y chatelperroniense).

2.2.3.5.4 En las oscilaciones Würm III y IV, entre aproximadamente 32.000 y 8000 a.C., se suceden
las culturas del paleolítico superior: auriñaciense, gravetiense, solutrense y magdaleniense.
Wurm III es de carácter estépico: la baja proporción de especies arbóreas, los restos de algunas
especies animales y las alteraciones de los depósitos en cueva evidencian un clima muy frío.

En los períodos más rigurosos de las glaciaciones se trasforma la cubierta vegetal, disminuyendo
el arbolado a costa de la extensión de la tundra, la estepa o la pradera, según latitudes y
circunstancias regionales.

Parece que algunas regiones peninsulares debieron servir de refugio de especies animales que,
habiéndose extinguido hacía tiempo en otras partes de Europa, perduraron en este fondo de saco
durante milenios.

2.2.4 Los depósitos cuaternarios.- Estos fenómenos climáticos dan lugar a tipos muy característicos de
depósitos, que son los que aparecen en los yacimientos arqueológicos (entre los que no se cuentan
los loes). Los depósitos más importantes que aparecen son:

2.2.4.1 Terrazas fluviales y marinas.- Una buena parte de los yacimientos arqueológicos del paleolítico
son terrazas fluviales, formadas en los valles actuales y que corresponden a distintas épocas. El
sistema de encajonamiento que dejan al descubierto las terrazas es muy característico (los ríos
van a excavar y encajonar el curso del río y almacenando depósitos). Pero hay varios problemas,
ya que los movimientos orogénicos van a levantar las terrazas y se superponen con terrazas
nuevas. Así pues, en su mayoría los elementos arqueológicos de las terrazas están mezclados, no
están en su posición primaria, correspondiendo a asentamientos distintos. En estas terrazas con
estiajes los seres humanos hacen actividades como la pesca y la caza de elefantes.

Al igual que en las terrazas fluviales, en la costa se forman también terrazas marinas ya que el
nivel del mar no es constante a lo largo del tiempo, produciéndose regresiones o avances que
dan lugar a la formación de auténticas playas fósiles que, o están por encima del nivel actual del
mar o están por debajo de él según se trate de avances o regresiones del mar. De forma
generalizada se ha advertido que a los períodos de glaciación corresponden regresiones
(descensos) del nivel de las aguas marinas y a las etapas interglaciares otras tantas
transgresiones (avances) del mar con respecto a la línea de costa. Tales cambios parecen ser
efecto de la helada y deshielo de ingentes masas de agua, con los consiguientes ascensos o
descensos de las cuencas oceánicas. En el Mediterráneo se pueden distinguir tres grandes niveles
de playas fósiles:

2.2.4.1.1 Calabriense: es el superior, entre 26 y 30 metros de altura sobre el nivel de las playas
actuales, fechado en el Pleistoceno inferior.

2.2.4.1.2 Siciliense, situado a 12 metros de altura, que corresponde al Pleistoceno medio.

2.2.4.1.3 Tirreliense, situado entre 2 y 3 metros por encima de las playas actuales, que corresponde al
Pleistoceno superior.

En las regiones atlánticas también se constatan playas fósiles, aunque no hay correspondencia con
las mediterráneas. Si el yacimiento hallado es contemporáneo a la playa va a ser, de esta manera,
fácil de datar, pero si está en un nivel inferior puede haber confusiones (como en la Cueva del
Aculadero en Cádiz).

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2.2.4.2 Paleosuelos.-En la parte alta de los altiplanos la corteza terrestre ha sufrido variaciones rápidas en
épocas de gran aridez o de gran humedad, transformándose en sedimentos con colores rojos para
los períodos muy húmedos y blancos para los períodos muy áridos. Nos encontramos con Los
Caliches (en Almería), formados por periodos muy rápidos de sequedad y aridez y que pueden
corresponder al holoceno o fases de interglaciares. En las parameras de La Mancha y Guadiana
nos encontramos con suelos rojizos que corresponden a fases de pluviosidad muy fuerte en los
que también encontramos yacimientos del paleolítico.

2.2.4.3 Formaciones lacustres/palustres.- Hay áreas, como las depresiones de Guadix-Baza y Huéscar,
que han quedado en determinados momentos del terciario o del cuaternario totalmente cerradas
con motivo de movimientos orogénicos que hacen subir las montañas, tapando la salida de los
ríos y quedando atrapada el agua dando lugar a la formación de grandes lagos. En un momento
posterior la cuenca se vuelve a abrir, excavada por un río, los lagos se secan, volviéndose a
iniciar un ciclo de erosión fluvial. El hombre, que ha frecuentado estas zonas húmedas para la
caza y el carroñeo, ha formado una importante cantidad de yacimientos arqueológicos en las
riberas de esos lagos; los ríos, al volver a discurrir, han cortado esos yacimientos, arrastrando los
fósiles dejados allí por los hombres prehistóricos y apareciendo éstos en los bordes de los valles
o de las barranqueras.

2.2.4.4 La carstificación (depósitos cársticos).- Son los depósitos acumulados en el interior de las
cuevas. Sólo existen cuevas en aquellas regiones donde hay calizas o yesos que puedan ser
disueltos por el agua. La mayoría de las cuevas peninsulares se sitúan en la cordillera cantábrica,
en el sistema ibérico y en las serranías de las regiones mediterráneas. Mientras que la cueva está
en período de formación no existe contacto con el exterior; en un momento determinado, la
cueva se abre por la parte superior de las galerías, formando lo que se llaman dolinas, que dan
lugar a que por ellas caigan los sedimentos del exterior, los cuales van depositándose en el
interior de la cueva; en otras ocasiones se abren aberturas por un lateral, por donde puede entrar
el hombre, que las utiliza (para despeñar a los animales), o los animales, como grandes
carnívoros (león y oso cavernario que las usan como residerncia), osos, rapaces, murciélagos,
etc.; en muchas cuevas se alternan los momentos de ocupación con los de no ocupación. El
análisis de los sedimentos del interior de las cuevas es un indicador para conocer las condiciones
ambientales o climáticas: el viento, que introduce arenas, o el frío, que hace que se descarnen las
rocas -los episodios brutales de frío dan lugar a que caigan auténticos bloques de piedra-; en
períodos muy cálidos los sedimentos anteriores se cementan, formando una "colada
estalagmítica" si además de cálido el período es muy húmedo. Así pues, cada uno de los
episodios climáticos da lugar a una estratificación distinta.

2.3 Asociaciones bioestratigráficas: Un cambio importante del clima da lugar a un cambio del paisaje;
el cambio de especies botánicas y el cambio del paisaje dan lugar a un cambio de la fauna; el
hombre también está condicionado por estos mismos fenómenos. Los cambios climáticos y
ecológicos pueden ser de carácter puntual o por bastante tiempo, existiendo cambios que han
afectado a grandes períodos de tiempo.

2.3.1 La cronología de los grandes mamíferos: Villafranquiense y Galeriense, Pleistoceno Medio y


Superior. En la Península Ibérica, como en el resto de Europa, hay tres períodos de cambios
climáticos que han dado lugar a cambios faunísticos:

2.3.1.1 El Pleistoceno Inferior, entre 1,8 millones y 700.000 años. Aparecen el Elephas Meridionalis, el
Rhinoceros Etruscus, el Machairodus y el Equus Stennonis.

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2.3.1.2 El Pleistoceno Medio, entre 700.000 y 120.000 años. Aparece el elefante de la estepa y del
bosque, rinocerontes e hipopótamos de las regiones fluviales, el león de las cavernas, el Equus
Caballus y el Cervus Elaphus.

2.3.1.3 El Pleistoceno Superior, durante el cual aparece una fauna específicamente fría: mamut,
rinoceronte lanudo, bisonte, buey almizclero, ciervo...

Los ratones y las ratas, por otra parte, son un magnífico indicador del establecimiento de una
comunidad humana; cualquier cambio de vegetal en el alimento de estos animales produce
automáticamente un cambio en la forma de sus dientes.

2.3.2 La evolución de la flora.- En cuanto a la evolución de la flora, también cada uno de los cambios
climáticos produce un cambio en la evolución de ésta, aunque aquí los cambios están peor
registrados y, además, los restos no se conservan tan bien como los restos animales. Dos ciencias,
la antracología, que estudia los carbones, y el estudio del polen, nos permiten estudiar esta
evolución. Los yacimientos peninsulares que han dado más información sobre la flora son cueva
Morín, en el norte, y las turberas del Padul, en Granada.

3 LA APARICIÓN DE LOS PRIMEROS GRUPOS HUMANOS: PROBLEMÁTICA DE LOS


RESTOS ANTROPOLÓGICOS MÁS ANTIGUOS Y DISTRIBUCIÓN DE LAS
INDUSTRIAS

3.1 Los inicios de la colonización de Europa (ROLLAND 1992): En la evolución de los homínidos
hay una primera fase desde hace unos 6 millones de años. Entre 6 y 3 millones de años evolucionan
toda una serie de Aaustralopithecus cuya característica humana más evidente es el aparato
locomotor bípedo. Entre 3 y 2 millones de años aparecen los primeros robustus y se producen una
serie de hechos: el desarrollo del cerebro y un cambio en la dieta; estos homínidos comienzan a
carroñear y a comer carne, introduciendo en su alimentación proteínas animales, lo que supone un
cambio antropológico en su fisonomía y la aparición del lenguaje. En torno a los 2,4 millones de
años aparecen también los primeros útiles, tenemos ya con toda seguridad a auténticos hombres.
Todo este proceso en los homínidos se desarrolla gracias al bipedismo y al uso de las manos, lo que
supone toda una evolución.

A partir de los 2 millones de años aparece el Homo Ergaster, y el hombre abandona el continente
africano y se expande por otras áreas, Asia y Europa. Otro hecho que se produce en estos años,
además de la salida del hombre de África, es la aparición de un modo distinto de producir
herramientas, con la aparición de lo que conocemos como cultura achelense y la fabricación de
herramientas bifaciales con las que se podían extraer raíces y tubérculos enterrados en el suelo a
cierta profundidad, se pueden machacar huesos de grandes herbívoros y se pueden hacer otra clase
de trabajos como cortar ramas, preparar refugios, etc., actividades que no eran posibles con la
tecnología anterior de simples cantos.

Sin embargo, esta cultura achelense no se extiende con suficiente velocidad. Nacida en África hace
unos 2 millones de años, como dijimos, no alcanza Europa hasta un millón de años después; los
primeros restos humanos localizados fuera de África, el yacimiento de Dmanisi, en Georgia, tienen
una antigüedad aproximada de 1,8 millones de años, mientras que en el otro extremo de Europa, el
yacimiento de Barranco León, la industria lítica asociada aparecida tiene una antigüedad de 1,2
millones de años, sin que sepamos qué ocurrió en este período intermedio de 600.000 años.

3.1.1 Alternativas en las rutas de emigración: Hay tres propuestas distintas sobre cómo se produce la
colonización de Europa y cuáles son los pasos y las rutas de dispersión del hombre desde su salida
de África hasta su llegada a Europa:

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3.1.1.1 El corredor de Levante, por el Próximo Oriente -Etiopía, Palestina-Siria- donde hay yacimientos
en los que no se han encontrado restos humanos pero sí industria; cuando estas poblaciones
llegan a la zona norte del Próximo Oriente, unos se extenderían hacia China mientras que otros,
por Anatolia, podrían haber alcanzado Europa.

3.1.1.2 Las poblaciones que salen de África se extienden por toda Asia y, desde allí, por territorios
situados más al norte, volverían hacia Europa. Es esta una propuesta que no parece muy
verosímil.

3.1.1.3 El paso más directo, a través del estrecho de Gibraltar, estrecho que siempre ha existido y en el
que nunca ha dejado de haber un brazo marítimo. Esta propuesta presenta el problema de las
corrientes marítimas del estrecho, que lo hacen muy difícil de franquear.

La más viable de las tres es, pues, la primera, desde Etiopía hasta el Cáucaso, atravesando el
Levante asiático, Palestina, Siria y Anatolia para, desde allí, llegar a Europa a través de los
Balcanes.

3.1.1.4 Las evidencias antrópicas más antiguas de Europa: cronologías altas (BONIFAY 1989) y
cortas (ROEBROEKS et al. 1995, DENNELL y ROEBROEKS 1996).- Bonifay fechaba las
industrias francesas más antiguas en un millón de años, pero no aporta ninguna evidencia para
estas cronologías. Frente a esta posición, investigadores ingleses y daneses apostaron por otras
cronologías más cortas, presentando un modelo en el que integran documentación estratigráfica,
llegando a la conclusión de que no existe aparición humana en Europa hasta hace 500.000 años,
fecha que, al aparecer los hallazgos de Atapuerca, elevan a 700.000 años.

Sin embargo, las últimas investigaciones nos hablan de que hay ocupación humana en Europa,
por lo menos en la Península Ibérica, desde hace al menos 1,2 millones de años; desde este
momento hay constancia de industria en la Península Ibérica.

3.2 Los tecnocomplejos más antiguos de la Península: Para situar la llegada del hombre a la
Península podemos usar restos antropológicos y la actividad antrópica (más frecuente), las
industrias líticas y restos de comida (huesos de animales). No se conocen muy buen los detalles de
estos restos en la Península y se tiene a usar términos africanos.

3.2.1 Pre-Achelenses: Se ha hablado de cultura de Guijarros, Olduvayense, de “cantos tallados”, pero


no son los términos más apropiados para definir esta cultura, ya que, entre otras cosas, los útiles
encontrados son restos de los núcleos utilizados para la fabricación de otros útiles (son útiles de
apoyo de los que se han sacado lascas para los útiles). Por eso, quizás se debería llamar cultura
pre-achelense, incluyendo a todos los complejos de útiles anteriores a los 600.000 años, que son
achelenses.

Estos útiles aparecen en yacimientos que presentan una derivada estratigrafía (Almena, Cueva de
Victoria, donde trabaja José Gisbert; poseen alteraciones secuenciales por la caída de restos entre
600.000 y 700.000 años). Sin embargo, en la actualidad se investigan yacimientos en la Cueva de
Orce (Fuente Nueva 3 y Barranco León) donde ha aparecido industria humana y restos faunísticos
(roedores) asociados con una cronología cercana a la de un millón de años (se sabe por el
paleomagnetismo) que están en situación primaria.

Sin embargo, junto a estos, encontramos el yacimiento de Venta Micena donde Gisbert encontró
un resto que fue considerado de un individuo humano aunque se duda. Además, allí encontró
restos silíceos que fueron interpretados como útiles humanos (eran lascas). Sin embargo, en la
actualidad se ha determinado que estos restos surgieron de forma natural y por ello no son
humanos. En estas circunstancias se sigue debatiendo el fósil anteriormente mencionado. Es

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lógico si está datado en una época anterior a la del Barranco León 5 y a Fuente Nueva 3 en torno a
los 1.600.000 años. En el caso de Barranco de León y Fuente Nueva, los restos encontrados
determinan que los homínidos llegarían a la Peninsula hace 1,5 millones de años.

En Atapuerca, encontramos también restos de conjunto de artefactos y fauna, con una antigüedad
de un millón de años (Sima del Elefante) y no en la Gran Dolina (TD6 en torno a los 600.000
años).

En Barranco de León, Gisbert encontró un yacimiento con restos de hipopótamo y artefactos que
lo interpretó como un “yacimiento hipopótamo-artefacto” (dichos yacimientos son corrientes en
África, donde los artefactos se corresponderían con el consumo de carroña de animal). Sin
embargo, fue interpretado mal pues no se encontraba en posición primaria, sino que había sido
arrastrado por el agua.

El yacimiento de Fuente Nueva 3 está formado sobre una surgente antigua de agua y los estudios
no ofrecen garantías de que la estratigrafía sea tan clara y existía conexión entre restos faunísticos
y artefactos. Sin embargo, el equipo opuesto a Gisbert no ofrece datos claros en contextos
estratigráficos y hay muchos restos de animales. Así, hay útiles del Musteriense.

3.2.2 Características de los complejos útiles pre-Achelenses.

3.2.2.1 Ausencia de grandes instrumentos sobre lascas, aunque existían lascas grandes. Vemos en su lugar
lascas pequeñas a medias con pocos levantamientos.

3.2.2.2 Denticulados y raederas (normalmente para la piedra, pero sin una forma concreta y uniforme) sin
un patrón fijo. Se aplican golpes directos con un percutor duro dirigido en perpendicular sobre el
borde la piedra para sacar las lascas sin tener una idea preconcebida de cómo tiene que ser el útil
que se quiere obtener. Ese simple gesto se puede reiterar en varios golpes/extracciones contiguas
que se articulan formando un filo más o menos continuo. Podrían ser incluso útiles
multifuncionales, aunque en general eran bastante sencillos.

3.2.2.3 Por otro lado, existían lascas astilladas que, probablemente, se usaban para la madera (en todo
caso, para productos más duros que la piel y la carne). Esto será más corriente posteriormente
para producir fuego, el cual se desconoce todavía como algo intencionado. Los retoques son
discontinuos y hay cambios frecuentes en la talla, es decir, no se adaptan a patrones fijos.

La industria pre-Achelense se extiende en algunas terrazas del Guadiana (Playa de El Rompido en


Huelva) y Guadalete (Playa de El Aculadero en Cádiz) , así como el Suroeste de Portugal y en las
playas de Rota. Sin embargo, en los terrenos mencionados la vinculación con el pre-achelenses no
es clara, pues solo han aparecido útiles bifaciales con escasa cantidad y no en posición primaria.
Esto no termina de ser claro según Fernando Molina, pues estos restos están en posición
secundaria, hay pocos restos de animales (posiblemente debido a los factores naturales). Existe
otra agrupación de cultura pre-Achelense en Gerona, aunque es en Andalucía donde predominan
estos yacimientos.

3.2.3 Extensión de las posibles industrias pre-Achelenses en la Península y los debates en torno a
estas industrias:

3.2.3.1 Almenara y Cueva Victoria: Almenara es un conjunto de cuevas situado en Castellón, que fue
vaciado por unos desaprensivos y del cual no tenemos una cronología clara. En Cueva Victoria,
en Murcia, J. Gibert localizó una falange humana que estaba situada en una serie estratigráfica
localizada en roca; se trataba también de otro yacimiento expoliado, por lo que a ambos hay que
mantenerlos en entredicho.

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3.2.3.2 Playas fósiles de la Andalucía Atlántica y terrazas superiores del Guadalquivir: El debate
sobre el Aculadero: Las formas culturales más antiguas o pre-achelenses y achelense antiguo (o
abbevillense) son muy frecuentes en las terrazas superiores del Guadalquivir y sus afluentes y en
las playas fósiles del golfo de Cádiz. En el Aculadero, sobre una serie de depósitos marinos del
pleistoceno inferior, se formó un paleosuelo rojo a inicios del pleistoceno medio en el que se
incluye un nivel de ocupación humana cubierto, posteriormente, por varias formaciones dunares
con paleosuelos intercalados. Los que ocuparon la zona litoral de El Aculadero seleccionaron
con cuidado guijarros pequeños de playa, aprovechando para tallarlos con más facilidad sus
mismos planos y aristas naturales; obtuvieron así más de 2.700 instrumentos, en su mayoría
cantos unifaciales y de filo simple, otros nucleares y sobre lasca. El debate sobre El Aculadero
se suscitó porque estaba considerado uno de los yacimientos más antiguos de Europa, que ahora
sabemos que es más moderno: en la playa fósil se fueron depositando arenas y grava arrastradas
por un río, llegándose a la conclusión de que el material arrastrado por el río -chopper, chopping
tools y lascas de cuarcita- pertenecen al musteriense, ya el en paleolítico medio.

3.2.3.3 La Alta Andalucía: Cúllar-Baza I y la interpretación de la acción. El yacimiento más


importante, en esta época, es el de Cúllar-Baza I donde se ha documentado una capa lacustre y
de extractos oscuros de arcilla con restos del Pleistoceno Inferior y Medio que nos muestran un
ecosistema variado de clima templado. Fue excavado por un equipo de la Universidad de
Granada en 1975 dirigido por Antonio Ruiz. Es un yacimiento a caballo entre ambos periodos.
Se localiza una capa palustre de unos 700.000 años, lo que se supo por asociación con los
herbívoros típicos del Pleistoceno Medio e Inferior. Sin embargo, se han encontrado escasas
lascas (un canto tallada bifacialmente de tipo arcaico más restos individuales de cuarcita y
dolomía) y huesos que han sido rotos y carroñeados. Se ha interpretado que un grupo de
homínidos actuaba de forma esporádica, carroñando los huesos de este lugar. Es decir, la acción
antrópica era mínima (los huesos, por ejemplo, están situados de una forma aleatoria, y los
animales pudieron ahogarse o ser abatidos por otros animales).

3.2.3.4 La Meseta. En la superficie de diversas formaciones de terrazas de los ríos de la Meseta se


produjo una intensa presencia humana a lo largo del paleolítico inferior, aprovechando sin duda
las condiciones atemperadas de las etapas interglaciares o algunas oscilaciones favorables de las
glaciares. Es notable la concentración de yacimientos en posición primaria, como áreas de
cazadero y despiece de las capturas in situ, a orillas del curso medio del Tajo. En la provincia de
Madrid, la red fluvial Jarama-Manzanares proporciona el conjunto más significativo: los sitios
de Arganda, Las Acacias y Áridos sobre terrazas del Jarama, y los localizados en diversos
areneros del Manzanares. También en la ribera del Tajo, en la provincia de Toledo, se hallan las
localizaciones de Pinedo, del achelense antiguo, y El Espinar, de carácter arcaico.

Los sitios más interesantes del paleolítico inferior de la cuenca del Guadiana se centran en la
provincia de Ciudad Real, sobre todo en el Campo de Calatrava: en terrazas del Jabalón, del
propio Guadiana o del Bullaque, además del sitio de El Chiquero. Aquí tenemos bifaces y lascas
de aproximadamente 800-700 mil años aunque están arrastrados por los ríos.

3.2.3.5 Cataluña. El yacimiento que más información da es Valparadías, se trata de un yacimiento al aire
libre en la cuenca de un río. El estrato 10 ha sido fechado mediante una técnica especial
denominada el spin en unos 800 mil aproximadamente. La acción antrópica es escasa aunque
aparecen industrias de lascas muy arcaicas como cantos, la información que poseemos es muy
poco concreta y tenemos que poner en cuarentena la posibilidad de que se trate de un conjunto
de 400 mil años, a tenor de la datación de minerales. Es un yacimiento contemporáneo a fases de
Atapuerca aunque debemos de esperar a nuevas publicaciones para observar la datación.

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También debemos citar un yacimiento en terraza a orillas del río Ter, Puig d'en Roca,
yacimiento que supuso, por sus especiales condiciones topográficas, un importante punto de
concentración de grupos humanos en el paleolítico inferior; está situado junto a una zona de
laguna, resguardado adecuadamente de los vientos fríos del norte, en un sistema de terrazas
escalonadas. En las dos terrazas más altas se ha recuperado un buen lote de industria lítica sobre
guijarros, de procedencia local, referible al complejo de los cantos tallados. El inventario
provisional de 1975 incluye más de medio millar de lascas no retocadas; 45 piezas sobre lasca,
en su mayoría con retoques continuos, como raspadores, denticulados o raederas; y 243
utensilios sobre cantos.

3.2.3.6 La polémica sobre Orce y Cueva de la Victoria: La cuenca de Orce es otro asunto. Es ésta una
más de las cuencas intrabéticas donde, por una serie de accidentes geológicos, se formó un lago
en la depresión en cuyos bordes y en los de los ríos que desaguaban en él se asentaron grupos
humanos; eran éstas áreas húmedas donde también iban a abrevar numerosos herbívoros que
servirían de alimento a todos los carroñeros de la zona, incluidos los seres humanos. Junto a
Orce se han localizado tres yacimientos: Fuente Nueva, Venta Micena y Barranco León. De
ellos, Venta Micena hay que descartarlo porque no ha dado restos humanos ni industria asociada
a poblamientos humanos. Los otros dos yacimientos sí merecen la atención porque en ellos ha
aparecido fauna asociada a industrias de lascas. Fuente Nueva posee industria que, en parte,
puede pertenecer a un yacimiento superior. El yacimiento fundamental es Barranco León, donde
apareció una mandíbula de hipopótamo asociada a lascas; se trataba, seguramente, de un área
donde habría sido carroñeado un hipopótamo. En las excavaciones realizadas en el año 2000 se
ve que la secuencia estratigráfica corresponde al cauce de un río donde mansamente se van
depositando una serie de sedimentos que arrastra el agua y que se han datado en un millón de
años, por lo que el yacimiento de donde éstos pudieron proceder tiene que ser superior, en torno
a 1,2 millones de años. Es evidente que los restos de fauna no corresponden sólo a un
hipopótamo sino a más especies, que también han sido carroñeadas.

La importancia de este conjunto radica en un fragmento de cráneo de Orce, (Venta Micena en


concreto), su posicione estratigráfica es clara, en un momento donde el paleomagnetismo y los
roedores nos aportan dataciones seguras en un 1.700.000-1.600.000 años pero no sabemos si
podemos asociar el fragmento de cráneo a un ser humano o a otra especie. Estamos tratando con
unos depósitos situados en los bordes de los ríos que están blancos por la radiación solar (hay
que llevar gafas para protegerse la vista). Sobre estos estratos lacustres se observa una serie de
líneas oscuras en nos explica que el lago ha sido reducido. Observamos acumulaciones de fauna
por la acción de las hienas (cubiles) que alteran los huesos de los herbívoros de gran tamaño.

El fragmento de cráneo corresponde a los parietales y occipital con una sutura bien marcada; la
parte exterior del occipital estaba muy erosionada con lo que el fragmento había quedado
reducido por culpa del agua pero se consideró que se trataba de un hueso humano. El cráneo
estaba cubierto de diversos restos que no se limpiaron en su momento, pero antes de que se
hicieran, se llamó a los arqueólogos (a la familia Lumley) para que diera su garantía a los restos
y la Junta de Andalucía formará un gran Congreso con expertos en la materia a nivel mundial.
La repercusión que tuvo este hallazgo fue extraordinaria, pero, cuando se limpia aparece,
además, una protuberancia con forma de espina en el occipital, por lo que se consideró que no se
trataba de un hueso humano (es algo muy común entre los équidos jóvenes) y se desconvocó el
Congreso, ya que algunos arqueólogos (como Gisbert) se echaron hacia atrás. Aun así defendió
el carácter humano del cráneo.
Este hallazgo lo había protagonizado el Instituto de Paleontología Catalán, que dependía de la
Diputación de Barcelona (dirigida por el PSOE) y enfrentada con la Generalitat (con CiU). Así
pues, el PSC y la Junta de Andalucía (que era del PSOE) promocionaron grandes proyectos de
excavación como el de Orce. Esto dio lugar a la promoción de investigaciones y se crean

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trabajos para Gisbert, que llega a ser jefe del equipo de investigación. Sin embargo, pronto fue
degradado por la Junta de Andalucía y se llamó a un equipo de la Universidad de Granada,
dirigido por el profesor de Paleontología Isidro Toro.
El hecho es que Gisbert tuvo que hacer una serie de campañas. Se le denegaron permisos y
financiación del proyecto y tuvo críticas muy fuertes. Pero consiguió apoyos de la propia
Universidad de Granada. Unos estudiosos de aminoácidos sugirieron que se trataba de restos
humanos. Pero el hueso seguía siendo un gran objeto de polémica, ya que incluso se pensó que
estaba tan manoseado que contenía restos humanos de ese manoseo.
Así pues, la Junta de Andalucía va a organizar un equipo de investigación sin Gisbert pero sí con
Isidro Toro en la dirección y algunos estudiosos de Sabadell con un proyecto que se mantiene
estable aunque no saca nada. Será la presión de IU y PP en la Junta de Andalucía la que lleven a
la creación de un nuevo grupo de investigación dirigido, en esta ocasión, por Robert Sala.
Sin embargo, todo esto se ha ido a pique ya que Emiliano Aguirre ha publicado una síntesis de
Paleoantropología de la Península Ibérica donde se menciona en primer lugar a Orce. Esto lo ha
hecho porque en el yacimiento romano de Cataluña de Tarraco se han encontrado restos de una
niña con el esqueleto completo que presenta la misma espina que el de Orce. Esto ha dado lugar
a que se crea que es un rasgo arcaizante este de la espina que aparece muy de vez en cuando.
El Estado actual en Orce es que el nivel de erosión que tiene el fragmento nos impide en estos
momentos demostrar si es humano o no. En estos momentos, el paradigma serie que los
primeros grupos humanos entrarían en la península hacia un 1.300.000-1.200.000, con lo que
Orce no tendría cabida, pero se puede cambiar y Venta Micena podría ser de los inicios de la
ocupación humana.
La situación es compleja porque Robert Sala ha terminado el proyecto que ganó por concurso y
ahora, pero con el PP en el poder es muy posible que no haya concurso y, tanto Gisbert como el
Instituto de Sabadell tengan las mismas posibilidades de investigar. De todas formas, el equipo
de Robert busca la promoción académica.

4 LA "COLONIZACIÓN" HUMANA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA.

4.1 ¿"Ante neanderthales" u "Homo Erectus" en Europa occidental?: un falso debate.: Se ha


suscitado un problema con respecto a la terminología de los restos humanos del Paleolítico Inferior:
¿Ante neanderthales, Homo Erectus u Homo Antecessor? Aunque los nombres no tienen demasiada
importancia, multiplicar éstos en función de los restos de homínidos que aparezcan tampoco es
bueno. El Homo Ergaster ha dado lugar al Homo Antecessor con sus divergencias (rasgos arcaicos
de Erectus y Ergaster), pero también tiene rasgos similares a Homo Sapiens. A su vez, éste daría al
Homo Heidelbergensis. De aquí saldrían dos ramas, una que daría al Hombre de Neandertal y otra
al Homo Sapiens de una forma directa. De todas formas, algunos piensan que el Antecessor debería
crear en África al Homo Sapiens en un intento de simplificar el árbol de la hominización. Aquí
entramos en la polémica sobre si desde tiempos inmemoriales habría evolucionado en Europa una
especie autóctona, teoría que se cae por su peso.

4.2 Los restos antropológicos del Pleistoceno Medio en la Península Ibérica (AGUIRRE 1989,
1993): Los restos antropológicos de la Península Ibérica aparecidos en otros sitios, distintos de
Atapuerca, son:

4.2.1 La mandíbula de Bañolas: muy completa, probablemente femenina, de un individuo de unos 50


años de edad, encontrada en 1887 a unos 5 metros de profundidad, procedente de unos depósitos
conectados con un antiguo lago que se situaba cerca del actual lago de Bañolas; tiene rasgos
arcaícos y otros modernos, típicos de los neanderthales, correspondiendo la cronología al último
interglaciar, el Riss-Würm o Würm I, en el pleistocenos superior; es un resto casi en línea con los
primeros neanderthales.

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4.2.2 En la Cueva de Bolomor (Valencia): tenemos una secuencia amplia, tiene una antigüedad
de350.000 años aproximadamente.

4.2.3 Tossar de la Font, en Castellón; es también un yacimiento tardío. Han aparecido en él restos del
esqueleto postcraneal, un resto de húmero y el coxis de un individuo femenino, muy cercano
también a los neanderthales.

4.2.4 Dientes en Pinillos del Valle y cueva del Tut, en Gerona. Por tanto, los restos que conocemos
antes de la excavación de Atapuerca son numerosos.

4.3 Atapuerca: un yacimiento clave para la investigación de los "Anteneanderthales" europeos


(AGUIRRE 1995, CERVERA et al. 1998, BERMÚDEZ et al. 1999): La situación cambia por
completo a partir de Atapuerca, yacimiento kárstico situado en la provincia de Burgos, a unos 15
kilómetros al este de la capital (Burgos), en la sierra de Atapuerca, sierra caliza con una altura
media de unos 1000 metros. No hay ningún otro yacimiento que haya protagonizado tantas portadas
de revistas. Aquí, un antiguo ferrocarril minero construido a finales del siglo XIX cortó con una
trinchera unas cuevas en donde se localizaron restos humanos y de industria.

En primer lugar se empezó por excavar la Gran Dolina a partir del sondeo estratigráfico de las
paredes de las trincheras y se inicia la excavación en un área mucho más grande. En 1978 el
profesor Emiliano Aguirre monta el proyecto de investigación hasta que, en 1991, se monta un
nuevo proyecto dirigido por tres de sus discípulos: Eudald Carbonell, Juan Luis Arsuaga y José Mª
Bermúdez de Castro, que llevan a cabo una serie de excavaciones donde destaca el marketing con el
que se está llevando a cabo el proyecto. Las excavaciones se van a realizar desde el exterior de la
trinchera. En las zonas cársticas a veces no hay restos debido a la erosión. En realidad, vamos a
asistir a una serie de cuevas juntas unidas en una sola y grande. La entra esporádica de ciertos seres
vivos forma depósitos con sus restos.

El yacimiento (poblado en muchas ocasiones por osos que nos dejan las huellas de sus zarpas y
pisadas impresas y de los que tenemos esqueletos en el yacimiento) está compuesto por una serie de
cuevas entre las que destaca Gran Dolina, de unos 20 metros de espesor de depósitos, cortada por la
trinchera del ferrocarril. Más al sur se sitúan restos arqueológicos y paleontológicos, el conjunto
Tres Simas donde destaca la Trinchera del Elefante, con restos que quizá sean superiores al millón
de años (aquí se ha hallado una mandíbula animal de unos 900.000 años de antigüedad). No hay
bifaces y hay mezcla con restos de animales. Tenemos restos de la parte frontal del cráneo,
supraorbitales, maxilar superior, huesos de la nariz etc. aunque no encajan entre sí. Tampoco
podemos averiguar la capacidad craneal. Los restos aparecen con lascas y cantos tallados y hay
restos de cortes, los que se constituye como una de las pruebas más antiguas de canibalismo. El
equipo de Atapuerca baraja tres opciones para este hecho:

Al lado de la cueva o Galería de los Zarpazos se han localizado seis unidades, con cuatro grandes
fases y una cronología entre 350.000 y 170.000 años. En la parte central del complejo hay una serie
de cuevas sin restos arqueológicos o con pocos restos; en la Cueva del Silo está la Sima de los
Huesos, con el mayor conjunto de homínidos aparecidos en un solo yacimiento.

La mayoría de los datos proceden de Gran Dolina, con secuencias que van desde hace un millón de
años hasta 200.000 años, con 11 secuencias estratigráficas: las dos primeras estériles, la tercera con
intervención de animales y a partir de la cuarta con intervención humana, aunque aquí todavía
esporádica; la intervención humana es un poco más consistente en la fase 5 y ya en la fase 6
(780.000 años) el yacimiento es ocupado de manera continua y sistemática, formando parte de un
campamento estacional, donde han aparecido una serie de restos alimenticios y herramientas;
también aparecen una serie de restos humanos mezclados con la fauna, que presentan una serie de

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cortes al haber sido descarnados para consumir la carne, con síntomas de un claro canibalismo
(cortes en los huesos), lo que da lugar a varias teorías:

4.3.1 Son miembros del mismo clan que se morían

4.3.2 Son miembros de la misma especie y vecinos de distintos clanes

4.3.3 Son miembros de una especie no documentada y distinta a la de los predadores

Actualmente los expertos se inclinan más por la segunda opción, a lo que le suman la actitud del
carroñeo. No se cree que sea algo de utilidad debido a la mezcla con otros restos de comida. No se
cree que sea un canibalismo ejercido por el hambre, pero sí se cree que lo hacían para obtener
rasgos de los muertos. No conocemos a los predadores debido a la falta de enterramientos.

Frente al paisaje de la primera época, ahora el clima es frío y seco, desarrollándose un tipo de
caballo típico; el nivel 7, ya a comienzos del pleistoceno medio, es estéril, la cueva se abandonó en
estos momentos; los niveles 8 y 9 tienen restos de fauna animal y la cueva sigue abandonada por el
hombre; a partir de este nivel se situaría la Sima de los Huesos; y finalmente los niveles 10 y 11,
con un clima más cálido, casi sin humedad en el nivel 11, a partir del cual el clima se vuelve a
endurecer (animales característicos de clima frío es el caballo, mientras que característicos de un
clima más cálido son los ciervos, gamos y corzos). En TD6 y TD10 hay abundantes huesos que no
están excesivamente fragmentados (se come directamente la carne, sin romper el hueso) y, junto a
ellos, aparecen bastantes fragmentos de sílex y cuarzo correspondientes a la industria. No hay
señales de fuego en ningún estrato de la secuencia.

El último sector que tiene un gran interés es la Sima de los Huesos, situada en la Cueva del Silo, en
la base de un pozo vertical al que se accede con bastante dificultad. Aquí, como en otros lugares del
conjunto, se han usado sondeos verticales y se ha excavado en horizontal para distinguir los
diversos tipos de suelo de las distintas ocupaciones. Los depósitos arqueológicos están situados en
la base de la sima, en un zona no ocupada por el hombre; los cuerpos tuvieron que ser arrojados
desde la parte superior del pozo y desde allí arrastrados por la acción de las aguas hasta la parte
inferior de la sima, donde aparece una masa informe de arcillas, bloques de piedra, huesos humanos
y huesos de grandes carnívoros (no se han encontrado huesos de herbívoros); no existe tampoco
acción antrópica.

Han aparecido varios miles de fragmentos de huesos humanos (2.800 hasta la fecha, siendo estos
restos prácticamente el 95% de los restos de homínidos hallados para esta época en todo el mundo)
que corresponden aproximadamente a unos 32 individuos diferentes (10 mujeres, 9 hombres y el
resto indeterminados) -que con los últimos hallazgos podrían llegar quizás a los 40 individuos-,
buena parte de ellos individuos jóvenes, algunos adultos, aunque de estos últimos la mayoría no han
superado los 30 años de edad; los niños infantiles (4-9 años) no están bien representados (10%); sí
lo están, y fuertemente, los individuos jóvenes, entre 13 y 17 años de edad (53%), medianamente
representados los individuos entre 18 y 30 años (28%) y sólo tres individuos con edad superior a los
30 años. Los datos que se pueden extraer de esta concentración de restos humanos son:

4.3.4 Gran protección de los niños, quizás para asegurar la supervivencia del grupo. Normalmente los
niños, en otros hallazgos, están en un porcentaje del 40%. Tampoco se documentan restos de
prácticas caníbales. Esta tendencia contrasta con otros grupos también en otro aspecto, el de la
limitación de la demografía para evitar los problemas de subsistencia.

4.3.5 Gran cantidad de individuos femeninos jóvenes mueren por las condiciones del parto, no
sobreviviendo a más de uno o dos partos; esta baja demografía es otro dato que avala la fuerte
protección dispensada a los niños.

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Con respecto a las características anatómicas, se han conservado tres cráneos casi completos, que ya
no pertenecen al Homo Antecessor sino al Homo Heidelbergensis, con características similares al
anteneanderthal europeo, con una superior capacidad craneal, cerebros estrechos y altos, con torus
supraorbital marcado, nariz también marcada y un prognatismo muy débil. En cuanto al diformismo
sexual, éste no es demasiado marcado, en contra de lo que se pensó en un principio. Otra
característica curiosa es que la mayoría de los individuos tienen marcas trasversales o arañazos, que
se harían ellos mismos al cortar la carne sujetándola con los dientes y cortándola con sílex.

La recuperación de los restos y la metodología usada es, a veces, bastante criticada y muy compleja
sobre todo por los paleoantropólgos. Hay restos de vértebras, maxilares, pelvis etc. El esqueleto nº 5
está casi completo. Buena parte de los cráneos son de adolescentes jóvenes. Viendo determinadas
partes de los músculos de la cara, se puede reconstruir la cara de estos personajes.

Se habla de la caza en relación con los accidentes, por ejemplo cuando comen agarrando la carne
con los dientes mientras se corta con el cuchillo. También se documenta la hipoplesia dental en este
colectivo. Pero lo más escabroso es saber cómo todos estos restos han llegado hasta allí. El equipo
presentó dos interpretaciones distintas. La primera que se trata de un grupo humano contemporáneo
de 30 o más personas y que habían muerto por un suceso catastrófico de forma inmediata y había
sido arrastrada por la cueva a la parte más profunda, la Sima de los Huesos. En las siguientes
publicaciones entienden que los muertos han sido echados de manera intencionada de la Sima en las
zonas más recóndita de la cueva y que se trataba de un enterramiento intencionado por la que se le
daba un tratamiento especial a los muertos del grupo, eran enterrados en la parte más recóndita para
no ser devorados. El agua lo arrastraba a la parte más baja de la Sima. Aparecen pocos huesos de
animales. Tenemos por tanto constancia de la primera actividad de tratamiento especial de difuntos
no considerado ceremonial pero si implica un interés por que los difuntos descansen en paz.

El estudio de la fauna de la sima de los huesos es curioso. Observamos una serie de gráficos como la
fauna que aparece en gran dolina. En la sima de los huesos encontramos que el porcentaje alto es de
osos que no han sido cazados, después tenemos un grupo importante de homínidos y después
grandes carnívoros (león, pantera, tigre, llenas). Los herbívoros eran consumidos como alimento.
Esto nos quiere decir que la cueva solo fue ocupada para depositar los muertos. En otras salas de la
cueva, la alimentación humana marcaban unos patrones de los animales consumidos totalmente
diferentes a los que aparecen.

5 TECNOCOMPLEJOS ACHELENSES: TECNOLOGÍA Y TIPOLOGÍA. ESTUDIO


REGIONAL

5.1 Características generales y sistematizaciones: El achelense comienza en una etapa inicial del
Mindel II y cubre unos 500.000 años (650.000-100.000/120.000), con cambios importantes en la
industria (el desarrollo de la talla bifacial que va a convivir con las lascas) y en los patrones de
asentamiento de las bandas (los avances son bastante lentos y hay pocos individuos), asistiendo a un
cambio cultural continuo que también abarca el dominio del fuego (Achelense Medio) y los
sistemas de caza más organizados (Achelense Superior). Yacimientos básicos como el Aculadero o
Torralba y Ambrona y la Solana del Zamborino han de ser revisados en función de Atapuerca.
Podemos hablar de un avance

5.1.1 Valoración del Achelense en Europa Occidental. Avances técnicos y desarrollo cultural a lo
largo del Pleistoceno Medio (ROLLAND 1992, BARANDIARÁN 1990).- ¿Existe ruptura
entre el achelense y las industrias pre-achelenses? Habría que decir que sí en lo que se refiere al
tipo de actividades que se pueden realizar con los útiles achelenses, instrumentos con los que ya se
pueden desforestar bosques, hacer otros útiles de madera con los bifaces, cosa que antes no era
posible con la industria de cantos; hay, por tanto, un salto cualitativo importante. Sin embargo, la

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opinión de algunos investigadores, como Vallespir, es distinta, planteando la hipótesis de que


entre la industria pre-achelense y la achelense hay una continuidad total, desde el inicio del
paleolítico inferior hasta el final de éste, lo cual a nuestro entender parece una barbaridad pues hay
una serie de características relacionadas entre sí que muestran el progreso del género humano,
como son por ejemplo:

5.1.1.1 El desarrollo de la tecnología lítica. Hay nuevos tipos de utillaje, al principio tenemos bifaces y
se van perfeccionando los útiles sobre lascas con el tiempo. En esto es importante la nueva
disponibilidad de mateirales (madera y hueso) y el desarrollo intelectual, marcado por la
interdependencia entre concepto de útil y los gestos técnicos que se deben hacer para
conseguirlo (el ser humano tendrá así un patrón claro y talla según sus necesidades). Se usan
percutores duros y blandos. Las herramientas sobre lascas serían casi como las musterienses.

5.1.1.2 El desarrollo del cerebro, que pasa de 450 cm3 entre los Austrolopithecus a 750 cm3 en el
Homo Habilis y 1100 en el homo antecesor.

5.1.1.3 El uso y la manipulación del fuego, que hace que se puedan manipular mejor los alimentos con
lo cual las proteínas animales son mejor absorbidas por el hombre; también el cambio de
ocupación de las cuevas: aumenta considerablemente la cantidad de horas en que se puede
trabajar, realizando múltiples actividades en horas en que no existe luz; otro elemento de la
manipulación del fuego es que se generaliza el uso de los hogares, con lo que esto implica con
respecto al aumento de la comunicación entre los individuos de las bandas, con un aumento de
las estructuras sociales. Todo esto es determinante. El fuego aparece en la Península Ibérica
desde el achelense medio, teniendo vestigios sobre todo en Torralba y Ambrona, donde hay
maderas que han sido quemadas ex-profeso por el hombre; en la Solana del Zamborino y otros
yacimientos también existen evidencias del uso del fuego a partir de esta época del achelense
medio, hace unos 350.000 años. El hombre aprende primero cómo mantener el fuego y cómo
recuperarlo, pero aún no sabe producirlo, cosa que aprenderá en un momento posterior. Otro uso
que el hombre hace del fuego es para defenderse de los grandes depredadores, de los grandes
carnívoros.

5.1.2 La periodización del Achelense en la Península Ibérica. Correlación con las secuencias
francesa y norteafricana (FREEMAN 1975).- Con respecto a la periodización del achelense en
la Península Ibérica, se ha supuesto que ha habido contactos entre la Península y el norte de
África, pero no tenemos información fidedigna que nos lo demuestre. Existen propuestas, como la
de Freeman -que fue el defensor máximo de las relaciones continuas entre el norte de África y la
Península Ibérica durante el paleolítico inferior- basándose en la continuación en la Península de
hachas o de hendidores que parece proceden del norte de África, y que parece no ser habituales de
la Península; habría, según él, migraciones continuas durante el achelense entre el norte de África
y la Península Ibérica; la existencia de estos contactos no se pueden descartar ni afirmar, pero, si
los hubo, no debieron de tener mucha importancia.

La cronología para el Achelense en España se ha fijado a partir de la unión, por así decirlo, de dos
modelos distintos: el francés y el norte-africano. El primero nos propone una división en los
siguientes períodos: Abdevillense, Achlense de Formación (protobifaces con formas poco
definidas), Inferior, Medio, Superior y Final (con grandes similitudes al Musteriense). El
segundo nos propone una división en tres períodos: Inferior, Medio y Superior (con grandes
similitudes con el Musteriense).

Sin embargo, hay contactos entre las dos dataciones, pues en el Achelense Medio, en ambas
cronologías, se usan percutores para los bifaces, la diferencia radica en el uso de los hendidores
(hachas bifaces de filo transversal) que no aparecen en Francia pero sí en el Norte de África. Los
hendidores desarrollados en España son semejantes a los más antiguos de África. Así, gente como

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Freeman defiende la existencia de contactos entre el Achelense Español y Africano que se van a
cerrar a fines del Achelense Medio. Hoy la mayoría de los prehistoriadores prefiere hablar de
convergencias y evoluciones independientes. Hablando de tecnología y tipología, el utillaje es lo
más común en el registro. Así pues, la periodización ha quedado de la siguiente forma:

5.1.2.1 Achelense Antiguo o Inicial: se caracteriza por el uso masivo del percutor duro y la existencia de
choppers, chopping-tools (soportes donde se sacan lascas, aunque a veces se usan como útiles)
y triedros (grandes útiles con su extremo triangular de sección triangular; aparecieron ya en
época pre-achelense); existen también hendidores muy simples, siendo también corrientes los
bifaces, generalmente en forma abdevillense, los cuales muestran la mayor parte de la superficie
todavía sin tallar, hechos con percutor duro, y lascas que todavía no están normalizadas. Estos
bifaces debían golpear con fuerza para trocear restos de grandes animales, partir los huesos y
cortar los troncos y ramas de pequeños árboles.

5.1.2.2 Achelense Medio: aparecen dos invenciones: el percutor blando, no tanto para el trabajo inicial
del soporte sino para la conformación final, por retoque, de los instrumentos, que permite tallar
las piezas con más cuidado enderezando los bordes y adaptando el retoque; y la técnica
Levallois, que implica un control del proceso de la talla, pero que no se generaliza en la
Península.

5.1.2.3 Achelense Superior: se caracteriza por el desarrollo de los útiles sobre lascas, útiles que después
serán característicos del Musteriense, comenzándose en este período a tallarse útiles para
finalidades específicas, es decir, toda una variedad de útiles para actividades diferentes.

5.1.2.4 Achelense Final: se solaparían bandas humanas que utilizarían las industrias achelenses con otras
musterienses, cuyo contexto para diferenciarlas sería la existencia de bifaces muy pequeños con
forma de corazón y otros mayores con los bordes cóncavos, denominados bifaces micoquienses.

5.2 Tecnología y tipología

5.2.1 Importancia y caracterización de la industria lítica. Tendencias técnicas (BARANDIARÁN


1990).- La mayoría de los yacimientos del achelense se fechan por la tipología de los útiles, lo
cual nos lleva a un círculo vicioso al tipificar primero los instrumentos para datarlos después. Los
estudios de huella de los bifaces nos demuestran que éstos eran polifuncionales: para cortar
madera, para despiezar en pequeños trozos los cuerpos de los grandes mamíferos o para romper
los cráneos y abrir los huesos de estos grandes animales. Se han hecho trabajos experimentales,
como los del ruso Semenov (con un bifaz de unos 800 gr. Se conseguía abatir un tronco de árbol
de 10 cm. de ancho), talando troncos con un bifaz, quitando las ramas de los árboles o preparando
instrumentos de madera. En la Península Ibérica hay bastantes yacimientos donde existen restos
de estos grandes mamíferos despiezados con bifaces. Se observa también a lo largo del paleolítico
una tendencia hacia el ahorro de la materia prima: un kilo de sílex servía para conseguir unos 60
cm. de filo de materia, aumentando este volumen según los períodos hasta los 3 metros de filo de
materia.

Los útiles van teniendo funciones específicas. Se van a empezar a recorrer grandes distancias para
buscar el sílex (Mencal, en la Hoya de Guadix es uno de los sitios más destacados) y se preparan
soportes para transportar, por ejemplo, la carne y los huesos de un mamut abatido. En el
Achelense Medio y Superior se impone el reciclaje de las herramientas que ya no tienen utilidad y
poco a poco se impone una racionalización en la técnica para permitir una cadena de desarrollo de
útiles.

5.2.2 Debate sobre la industria ósea y los artefactos de madera de Torralba y Ambrona
(AGUIRRE 1984, BINFORD 1987).- También se ha conservado gran parte del repertorio

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construido durante el achelense con madera o con hueso, aunque esta industria lógicamente se ha
conservado peor que la lítica. Los instrumentos en hueso sabemos que son más abundantes en
yacimientos donde se han descuartizado esqueletos de animales para carroñearlos; hay útiles de
asta de ciervo, de huesos largos de animales, de marfil. Respecto a las técnicas de talla de los
instrumentos de hueso, la más lógica es tallar el hueso con la misma técnica que la piedra, aunque
en este caso el empleo de esta técnica sea más difícil que en la industria lítica, trabajando sólo el
filo de uso y manteniendo el resto del hueso en su forma natural; en este momento, para esta talla
en hueso, se utiliza también el percutor duro; en otros casos, se han utilizado otros huesos para
darles forma. Importante es la clasificación que Emiliano Aguirre hizo en Torralba y Ambrona
con los útiles huesos en 8 tipos en los ‘70 atendiendo a rasgos varios como la felxión de huesos
estrechos y largos, la talla, el yunque con que se golpean y según el hueso usado (colmillo de
elefante, metápodo de équido, bifaces, herramientas sobre lasca e incluso sobre hendidores). De
todas maneras esto se cuestiona bastante de vez en cuando y se tiene a suponer que esas formas
talladas son el resultado de la preparación de la carne del animal para la comida y de los “golpes
de fortuna”.

En la industria realizada en madera, tenemos mucha menos suerte, ya que debe quemarse la
madera para que se conserve. Así pues, hay un único yacimiento en la Península que nos ha dado
utensilios fabricados en este material, el de Torralba y Ambrona, excavado por el Marqués de
Cerralbo; son instrumentos que estaban quemados -motivo por el cual se han conservado-. Estos
objetos ofrecen similitudes con las lanzas de Löringen, clavadas a un gran herbívoro. Los restos de
Torralba y Ambrona fueron investigados en los ’70 por Freeman y Biberson y se apreció 30 restos
de puntas cónicas endurecidas al fuego que eran picas y no armas arrojadizas para la caza.
También hay herramientas biseladas a modo de palanca para aprovechar la carne.

Otro objeto que se ha podido usar como herramienta es la piel, aunque de éstas, por ser materia
orgánica, no quedan restos; su posibilidad la intuimos por medios indirectos como es el tipo de
instrumentos conservados, por ejemplo las raederas, que se utilizarían para alisar las pieles (esto
se sabe por los restos de pulimento, que se observan al microscopio).

5.3 Estudio regional del Achelense.

5.3.1 Distribución y valoración de los yacimientos con industria achelense en la Península Ibérica
(RAPOSO y SANTONJA 1995). El problema de las condiciones del registro: yacimientos en
posición primaria y secundaria (SANTONJA 1992, DIBBLE et al. 1997).- Existe una
concentración de yacimientos pertenecientes al Achelense en la Meseta, donde sólo en los
alrededores de Madrid, en los valles del Manzanares, del Jarama y del Henares, hay más de 300;
es la mayor concentración de Europa de yacimientos del paleolítico inferior, todos ellos
yacimientos en terrazas fluviales. También los hallamos en los Montes de Toledo, el Tajo y sus
afluentes, el Sistema Ibérico.

5.3.2 Andalucía: Los yacimientos existentes en Andalucía, tanto los del valle del Guadalquivir como
los de sus afluentes, están todos ellos en posición secundaria, es decir, materiales que han sido
revueltos y dispersados por la acción del río, superponiéndose sobre ellos otros yacimientos, con
lo cual hay que datarlos a grandes rasgos.

5.3.2.1 Terrazas en la cuenca del Guadalquivir (VALLESPÍ 1992).- En el sur de la Península existen
también bastantes yacimientos del paleolítico inferior, tanto en terrazas fluviales como en las
depresiones de Baza-Huéscar y de Guadix, donde hay yacimientos en las orillas de los lagos
formados en estas depresiones. Los restos aparecen en grandes cantidades, en posición derivada
y mezclados con restos de otras épocas. Hay bifaces poco elaborados, protobifaces, triedros,
bifaces con sección triangular y cantos tallados. El más conocido el de la Solana del
Zamborino (BOTELLA 1975, 1976).

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Situado cerca de Hernán Valle, en los alrededores de Guadix. Es un yacimiento situado sobre
una ladera erosionada que ha dejado al descubierto una secuencia importante del Paleolítico
Medio y Superior, excavado por Manuel Botella, profesor de la Universidad de Granada en los
años 1972-73. Se recogerían huesos de herbívoros e industrias líticas. En el año 1970, al
construir un camino, se localizaron una serie de depósitos achelenses y en los años 1972-73 se
llevaron a cabo dos campañas , mal realizadas, a base de cortes estratigráficos en la ladera que
no permitieron tener una visión de conjunto del yacimiento y se levantan con excavadoras una
gran plataforma que en 1973 se desmontó una serie de depósitos procedentes de aportaciones
fluviales y se bajaron entre 4 y 6 metros de potencia, estructurados en 4 fases, A - B - C y D.

Las dos primeras fases corresponden a los depósitos más antiguos, de carácter lacustre (estaban
en el borde de un lago) y palustre, sobre los que se sedimentan depósitos de las orillas del lago
cuando éste decrece, con depósitos de color claro que corresponden al propio lago y otros
rojizos que corresponden a la descomposición de grandes masas vegetales situadas a las orillas
del lago. Estas secuencias A y B tienen poco material arqueológico, sí hay restos de fauna y
algún material achelense, pero esporádico.

La fase C marca el momento de máxima ocupación del yacimiento, con dos suelos de
ocupación superpuestos en el interior de una gran acumulación de restos; con toda seguridad, al
menos, un hogar con cenizas en su interior y restos de varios hogares, poco conservados;
también restos de una zanja hecha por el hombre, de un metro de anchura por otro de
profundidad, que posiblemente fuera una trampa para cazar animales, aunque por el tamaño de
los animales y las dimensiones de la zanja esto tampoco es muy seguro. En esta fase C el suelo
de ocupación que tiene restos de hogares nos demuestra que el yacimiento fue utilizado como
campamento al menos durante un período de tiempo. También hay restos de cuarcita que por su
tamaño tuvieron que ser traídos por el hombre desde otro lugar. La industria que aparece
asociada a la fauna, entre un 25 y un 30 % es sílex para fabricar bifaces, en forma de corazón,
con el filo recto, hechos con percutor blando y con unos 12 cm. de eje; también útiles sobre
lasca, perforadores, denticulados, raederas, cuchillos, todo ello en sílex, material con formas
parecidas a las del Musteriense del Paleolítico Medio; con estos criterios podemos asegurar que
se trata de un Achelense Superior.

La fase D tiene también ocupación esporádica; pudo estar ocupado aproximadamente entre
50.000 y 100.000 años, por lo que el yacimiento se pudo mantener ocupado hasta comienzos del
musteriense. El mayor porcentaje de útiles está tallado en cuarcita, material más difícil de tallar,
encontrándonos con hendidores y otros útiles más toscos. Hay muchos útiles sobre lascas con
formas definidas (raederas, puntas, cuchillos de filo vivo etc. y gran repertorio de herramientas
del Achelense Superior

La propuesta que se ha hecho sobre la Solana del Zamborino es la de que toda la fauna procede
de animales que han sido cazados. Después de los años 80, cuando Binford hace su propuesta
sobre el carroñeo, se acepta que estos animales pudieron ser usados por el hombre para
carroñearlos; posteriormente se ha podido demostrar que una buena parte de estos animales son
animales cazados, pero siempre cérvidos y caballos muy jóvenes (Equus Caballus e
Hidruntinus); el resto de animales más grandes (bóvidos como el uro, elefantes y rinocerontes,
así como jabalíes e hipopótamos) debieron morir a causa de haber sido cazados por otros
animales, siendo después carroñeados por el hombre. Los campamentos que se levantaran
tendrían las pieles de los animales, aunque no hay agujeros en el suelo para determinar si hubo
ocupación con exactitud.

5.3.3 La Meseta.

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5.3.3.1 La cuenca del Guadiana y el valle medio del Tajo: Pinedo (QUEROL y SANTONJA 1979).-
En la Meseta sur hay una concentración achelense en el Campo de Calatrava y en los Montes de
Toledo (Ciudad Real y Porzuna), principalmente en el río Bullaque, de donde se han extraído
varios miles de bifaces. Los restos aparecen en posición derivada y van desde el Pre-Achelense
hasta el Achelense Superior y Final. Hay expolios a cargo de un clérigo, un terrateniente sin
ocupación y un representante de CC.OO. amante de las antigüedades que se montó una
colección con éstos. La UGR también ha hecho excavaciones aquí. Es un terreno donde hay
mucha grava y arcilla.

Los yacimientos más importantes están situados en la cuenca del río Tajo, entre los que se
encuentra el yacimiento de Pinedo, a 2 Kilómetros de Toledo, excavado por Querol y Santonja,
los cuales demostraron que se trata de un yacimiento del Achelense Inferior. El material procede
de dos niveles (altos) de la terraza del río Tajo, con tres niveles de erosión diferentes en los
útiles, lo que nos dice que varios yacimientos han sido arrastrados por el río (esta posición
derivada ha sido determinada como tal por los equipos de investigación de la Universidad
Complutense, quienes han hecho muchas investigaciones allí); ha dado restos de Elephas
antiquus y de otros vertebrados y uno de los conjuntos de industria lítica más antiguos de la
Meseta; no se documenta en él el uso del percutor blando en la talla. El lote más importante de
piedra tallada (que suma el 57 % del total) lo integran cantos preparados y bifaces de diversos
tipos; en su fabricación se empleó de forma mayoritaria la cuarcita (67%) y en menor medida el
sílex (30%) y el cuarzo y otros materiales (3%). Las lascas no presentan retoques. La presencia
humana en el sitio -que se excavó en una extensión media de 25 m2 por 4 m. de potencia- se
atribuye al Achelense Antiguo.

5.3.3.2 La destrucción de yacimientos achelenses en las terrazas del Jarama-Manzanares. Áridos


(SANTONJA et al. 1980).- Durante el Achelense Medio y Superior (hasta llegar al
Musteriense) hay una gran concentración de yacimientos en le Meseta Central, sobre todo en los
alrededores de Madrid, aunque muchos de estos yacimientos están destruidos por las canteras de
grava industrial de esta zona. Es más, estos yacimientos fueron hallados a comienzos del s. XX
cuando se comienza a explotar el terreno para llevar a cabo unas construcciones situando barrios
sobre los propios yacimientos. Así, en los alrededores de Madrid la destrucción de los
yacimientos achelenses en las cuencas de los ríos Jarama y Henares ha sido importante en los
últimos años, sobre todo a partir de los años 50. Así pues, la arqueología en Madrid es
desastrosa, ya que muchos yacimientos quedan sepultados bajo los inmuebles, (como en la Calle
Antonio López) teniendo que ir los investigadores por delante de las excavadoras. En los ’90
con la Ley de Patrimonio se establece un acuerdo tajante para que hubiera un fuerte control de
los yacimientos, pero el daño ya estaba hecho. Hay muchos bifaces en el Museo Arqueológico
Nacional y de Madrid.

Se ha calificado estos sitios como Kill Sites (lugares de matanza), pero la piel de estos grandes
animales (como la del elefante), debían estar tan dura que sin útiles no se pudo aprovechar bien.
Esto le daba ventaja al hombre hasta que abría la piel del paquidermo. El paisaje en el que se
desarrollaban estas acciones era abierto, de pradera, así que el frío no estaba presente y las
temperaturas pudieron ser similares a las actuales.

Sin embargo, los más importantes son Áridos I y Áridos II, situados a poca distancia el uno del
otro, a unos 200 metros, excavados in situ (no se ha movido absolutamente nada) en las cuencas
del Jarama y el Manzanares.

5.3.3.2.1 En Áridos I se han excavado unos 112 m2, que supone un 60 % del yacimiento, con dos
suelos superpuestos; en el primero aparecieron restos de un Elephas Antiquus de tamaño
medio, muy fragmentado, de unos 3,5 metros de altura y 4 toneladas de peso métricas
aprovechado parcialmente, que aparece junto a varios cráneos de bóvido machacados y traídos

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de otro lugar. En conexión con ellos, aparecen unas 300 piezas de sílex, de las que 34 están
bien elaboradas, se ha utilizado en ellos el percutor blando y la técnica Levallois y el sílex se
ha extraído desde unos 10 km. de distancia. No se ha documentado ningún tipo de estructura
(el grupo era inferior a 12 personas, y se ha localizado restos de fuego y esquirlas quemadas),
pero sabemos que el hombre realizaba actividades de carroñeo y machacaba los huesos, talla
útiles en el mismo lugar, de los que se ha podido hacer una reconstrucción total gracias a una
excavación sistemática.

Una vez que el hombre abandona el lugar, durante la siguiente temporada de aguas se crea una
capa de arcilla en cuya capa superior aparece concentración de pequeños animales, reptiles,
aves, conejos y algún hueso de ciervo y de équido, en total unas 50 especies diferentes,
planteándose la posibilidad de que todos estos pequeños animales hayan sido recolectados por
una banda achelense. Tras esto no hay muchos restos de grandes herbívoros (jabalí, ciervos) y
una mínima actividad antrópica. Es la propuesta del grupo de investigación de Manuel
Santonja; sin embargo, en un momento posterior plantean que hayan sido recogidos por otros
animales, hienas por ejemplo, sin que haya intervención del hombre (o muy esporádica); es
ésta la intervención más consistente y actual.

5.3.3.2.2 Áridos II, situado a unos 200 metros del primero, presenta los restos todavía en posición
anatómica de un elefante de mayor tamaño, de 4,5 metros de altura y 5 toneladas métricas de
peso; sólo se han excavado 12 m2, calculándose en unos 40 m2 el área del yacimiento.
Aparecen tres útiles sobre lasca, un hendidor y un bifaz. El elefante que aparece (4,60 m y más
de 5 toneladas de peso) es un animal muerto de forma natural (tiene los huesos conectados)
está asociado a biface y hendidores, que debió de hundirse en las orillas pantanosas del lago, y
sólo una parte de él fue aprovechada por el hombre: sólo el cráneo está machacado para poder
consumir el cerebro. Fue básicamente una actitud de carroñeo. Algunos de los útiles se tallan
en el sitio porque se reconstruye el núcleo uniendo las lascas que lo conformaban.

La datación de los dos yacimientos es de hace unos 350.000 años, en la glaciación Mindel-Riss.

5.3.3.2.3 En el Manzanares y en otras zonas del río Jarama se han podido excavar otros yacimientos,
casi todos ellos conservados en posición primaria. Hay restos de elefantes localizados en
Arriaga, en Villaverde Bajo (dos elefantes asociados a industria); en total son 8 ó 10 los
yacimientos excavados. Estos animales estuvieron asociados a útiles que se usaron para
desmembrar y cortar la carne, pero hay poco movimiento y la carne estuvo era accesible para
los carroñeros.

5.3.3.3 Torralba y Ambrona: registro arqueológico e interpretación tradicional (HOWELL et al.


1991, FREEMAN 1978). Nuevas alternativas: las críticas de Klein, Binford y Villa (KLEIN
1987, BINFORD 1987, VILLA 1990). Los trabajos de campo más recientes (SANTONJA et
al. 1997).- Más al norte, en la confluencia de las cuencas del Tajo, Duero y Ebro, se sitúan los
yacimientos de Torralba y Ambrona, que han constituido durante muchos años el paradigma del
cazadero del Achelense en la Península Ibérica. Están a unos 2 kilómetros de distancia uno de
otro, en la cuenca del río Jalón, a 1.100 metros de altitud en el reborde oriental de la Submeseta
Norte, en un área de paso entre la Meseta y el valle del Ebro. Estos yacimientos se localizaron a
comienzos del siglo XX y fueron excavados entre 1907 y 1911 por el Marqués de Cerralbo, que
localizó gran cantidad de huesos de elefante; aunque el marqués de Cerralbo excavó más en
Torralba, en Ambrona aparecieron también una serie de útiles de madera, quemados de manera
intencionada para endurecer la madera. Posteriormente, un grupo de arqueólogos
norteamericanos de la Universidad de Chicago, dirigidos por Clark Howell, efectuaron
excavaciones entre los años 1960-63, fundamentalmente en Torralba, y más tarde, junto con
Freeman, vuelven a excavar en Ambrona entre 1980-84. A fines de los años 90 (1996-1997) se

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reinician las excavaciones, esta vez por un equipo español dirigido por Manuel Santonja que va
a desarticular las propuestas de los americanos.

El gran número de restos de elefante encontrados llevó a la hipótesis, auspiciada por un


investigador francés, de que Torralba y Ambrona fueran un cazadero de estos animales al ser
ésta una zona de paso desde la Meseta al valle del Ebro. Binford, por su parte, realiza un trabajo
específico sobre Torralba y Ambrona sin tener acceso al material obtenido en las excavaciones,
a partir de la información que le facilitan los arqueólogos norteamericanos, trabajo en el que
desmonta la teoría anterior. Klein, especialista en el estudio de la taxofonía de los grandes
herbívoros -o causas que han dado lugar a que los huesos aparezcan en unas condiciones
determinadas-, hizo un trabajo directo sobre el material aparecido, que publicó en 1987, donde
llega a conclusiones que apoyan la propuesta de Binford. Sin embargo, los últimos trabajos de
Santonja han desmontado todas las propuestas anteriores.

Torralba ocupa una extensión de unos 5000 m2, de los que Cerralbo excavó más de 2000,
Howell unos 600 m2 y Santonja otros 400 ó 500 m2; es, por tanto, un yacimiento casi totalmente
excavado. Ambrona ocupa unos 6000 m2, de los que Cerralbo excavó sólo pequeños sondeos,
Howell y Freeman excavaron entre 1000 y 1500 m2 y Santonja unos 500 m2; quedan, pues,
todavía casi 2/3 por excavar. Ambrona tiene una gran concentración de fauna en suelos
geológicos, con una secuencia estratigráfica compleja. Se documentan un depósito estratigráfico
en Torralba y dos en Ambrona, siendo distintas las condiciones en las que se formaron; así, el
depósito de Torralba se forma en un ambiente cálido, en el que hay grandes bosques, clima que
se mantiene en Ambrona inferior y que cambia a frío en Ambrona superior, con la formación de
paisajes esteparios. También, las condiciones de formación de los depósitos y de conservación
de los restos son distintas en los dos yacimientos: en Torralba se conservan bien, mientras que
en Ambrona superior los depósitos están muy mal conservados y fragmentados. Los restos
faunísticos muestran una evolución clara, con cuatro especies dominantes: elefantes, caballos,
ciervos y gamos y uros. Pero a lo largo del tiempo se producen cambios en estas especies; así, en
Torralba, en la primera fase, dominan los elefantes y los caballos para, en la siguiente fase,
Ambrona inferior, dominar totalmente sólo los elefantes, mientras que en la última fase fría,
Ambrona superior, desaparecen los elefantes y domina el caballo; los ciervos son corrientes en
las dos primeras fases, Torralba y Ambrona inferior, para desaparecer en Ambrona superior; lo
mismo que con los ciervos sucede con los grandes bóvidos. Junto a ellos hay un amplio espectro
de animales carnívoros: león, lobo, hiena, lince, un mono parecido al de Gibraltar, etc.Los útiles
que aparecen en los dos yacimientos son limitados. En Torralba aparecieron 887 piezas,
mientras que en Ambrona aparecieron bastante más, unas 3000, que corresponden a un
achelense superior, aunque hay indicios de que esta industria está mezclada ya que tiene
diversos niveles de rozamiento. El material utilizado mayoritariamente en los útiles ha sido el
silex, un tercio de ellos están fabricados en cuarcita y un número muy escaso en cuarzo; existen
algunos útiles en hueso y en madera, fundamentalmente en Ambrona. La técnica de fabricación
no utiliza la técnica levallois pero sí el percutor blando. En cuanto a la tipología, la cuarta parte
de los instrumentos son bifaces, de forma lanceolada y amigdaloide, típica de un achelense
medio y superior; no han aparecido útiles del achelense antiguo; en Ambrona hay un número de
lascas retocadas superior a Torralba. Se han hecho estudios estadísticos para ver la correlación
entre útiles y fauna, llegándose a la conclusión de que los cantos tallados y raederas se han
utilizado para despedazar a los animales, lascas pequeñas y cuchillos para cortar y los bifaces
para machacar los cráneos y poder extraer los tejidos blandos. También se han localizado
concentraciones de piedras no trabajadas, interpretándose que pudieran ser proyectiles para
lanzar contra los animales.

De la reconstrucción paleoambiental que hicieron los investigadores norteamericanos se extrae


que en las terrazas inferiores y en el cauce del río existían zonas pantanosas con una vegetación
abundante; los grupos de herbívoros atravesaban el valle siendo divisados por los cazadores

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achelenses situados en las terrazas superiores que lo dominaban (cooperarían entre sí para los
eventos más importantes); de ahí que haya más restos de animales mayores, ya que desde esta
visión lejana serían más fáciles de ver que los animales más pequeños, que pasarían
desapercibidos. Al mismo tiempo, las cenizas encontradas se han interpretado como fuegos
intencionados de los matorrales, salvo en ciertas partes, para espantar a los herbívoros y
conducirlos a la parte más pantanosa del lecho del río donde quedaban atrapados. Varias bandas
de cazadores se unirían durante determinadas épocas del año, fundamentalmente en primavera y
otoño (que era cuando los animales o iban o venían de los lugares de migración),
concentrándose en la parte más angosta y en otros campamentos situados en las parameras altas.
Durante el verano y el invierno se dispersarían, dirigiéndose por separado a la Meseta sur en
invierno o la Meseta norte en verano, donde construían campamentos de menor envergadura y
donde realizarían actividades concretas de preparación de la siguiente época de caza. Sería éste
un modelo de integración de varias bandas durante la época de caza y de dispersión de éstas a
continuación, lo que supone un modelo más desarrollado del que suponemos.

Ésta propuesta, que implica un desarrollo social, no se ve demostrada sin embargo por pruebas
arqueológicas que puedan fundamentar el modelo a pesar del equipo tan prestigioso de
geoarqueólogos que Howell y Freeman tenían en sus manos. Bucker piensa que se da una
concentración de bandas por los suelos de ocupación de los yacimientos; en Torralba se han
documentado unos 10 suelos de ocupación, que corresponderían cada uno a un momento de una
cacería distinta; como no se han encontrado conectados los huesos de los animales que pudieron
ser cazados, se supone que éstos serían trasladados a otra zona, que aún no ha sido descubierta,
adonde llevarían la carne para consumirla y para compartirla con el resto de los miembros del
grupo que no participasen en la cacería -mujeres y niños.

Podemos hacer un cálculo aproximado de las personas que podían formar cada una de estas
bandas estudiando las áreas de ocupación; en una de estas áreas de ocupación habría entre 5 y 8
áreas de actividad; analizando la distribución de los huesos y de los restos de piedra, se piensa
que en cada área podrían trabajar 5 personas, lo que nos daría en total unas 35 personas de media
para el grupo de cazadores; como quiera que, por las diferencias de género, se supone que con la
cacería estarían relacionados sólo los miembros varones y jóvenes del grupo, el cálculo total de
miembros reunidos por el grupo de bandas para la cacería rondaría entre los 70 y 100 miembros.
Freeman, por su parte, ha realizado otro tipo de cálculo consistente en calcular la cantidad de
carne que se obtendría en cada cacería; en el suelo superior de Torralba los restos encontrados
pudieron proporcionar unos 15000 kg. de carne; para transportar este volumen de carne al
campamento sería necesario repartirlo en cargas de unos 30 kg. que 50 hombres realizarían en 6
viajes, lo que confirmaría aproximadamente el cálculo anterior. Sin embargo, 15000 kg. de
carne, que tendrían que ser consumidos inmediatamente, es mucha carne.

En los años 70, tanto Binford como Klein cuestionaron estas hipótesis, entendiendo que no se
había hecho un estudio solvente de la genética de los yacimientos, es decir, qué agentes
intervinieron en la formación de los yacimientos. Binford decía que no se había investigado la
asociación de útiles y restos faunísticos, ya que había hallado, entre otras cosas, huesos (de
elefante en su mayoría) a distintas alturas que no se correspondían con la misma época. Por su
parte, el etólogo Klein (buscado por Binford para desmontar las teorías de Fremman y Howell)
demostró que existían una serie de anomalías: en primer lugar, el nivel de rodamiento de los
útiles encontrados; éstos presentan estrías en su superficie y granitos de arena incrustada, lo que
indica que han sido arrastrados por las aguas, por lo que el hombre no ha sido el único agente
que ha intervenido sino que ha habido una parte de la fauna que ha sido movida por otros
agentes; también se estudiaron las marcas de los útiles de piedra, así como las marcas de
descarnación; en algunos casos había marcas de carnívoros -14 huesos en Torralba y 3 en
Ambrona-, había marcas dejadas por útiles de piedra -cuchillos- en bastantes huesos (22) de

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Torralba y casi ninguno en Ambrona; de todo esto se desprende la evidencia de que la carne fue
aprovechada por el hombre pero también una parte de ésta fue carroñeada por otros carnívoros.

Binford afirmó que un yacimiento en cueva no hay los mismos restos que los hallados en
Torralba y Ambrona, luego hay más acción natural. Howell y Freeman no son viables de
ninguna manera.

Klein también estudió los tipos de huesos que estaban representados, llegando a la conclusión de
que las vértebras -que tienen poca carne para aprovechar- estaban muy poco representadas;
también estaban poco representados aquellos huesos que podían tener gran cantidad de carne -
que habrían sido transportados al campamento-. Así mismo hizo un estudio para saber la edad de
los animales cazados a través de los dientes de elefante, de los que había una gran muestra, y vio
que los animales jóvenes estaban muy poco representados, elevándose la curva de mortandad a
partir de los 30 años de edad, por lo que estos animales debieron de morir de forma natural junto
al río, siendo aprovechada su carne por los carnívoros y, fundamentalmente, por el hombre, que
es el que tiene herramientas para cortar la gruesa piel de los elefantes y acceder a la carne y a los
productos blandos de éstos. El estudio de Klein demuestra que los agentes que dieron lugar al
depósito de restos faunísticos en Torralba y Ambrona fueron naturales (y no una catástrofe como
se pretendía), aunque el hombre se aprovechara de estos animales muertos; además de esto, la
mayoría de los restos, sobre todo en Ambrona, no están situados en situación primaria.las
propuestas de las últimas excavaciones son de tipo geológico. Santonja ha demostrado que el
emplazamiento de los dos yacimientos, ahora en el cauce de un solo río, correspondía a dos ríos
que pertenecían a cuencas fluviales diferentes que la acción de la erosión (Duero y Ebro), al
cortar la cabecera de uno de los ríos, llevó a que éste cambiara de cuenca siendo actualmente
una sola cuenca, con lo cual la articulación de la secuencia del equipo norteamericano queda por
completo desmontada.

5.3.3.4 La cuenca del Duero: secuencia medioambiental y cultural de Atapuerca (CERVERA et al.
1998, AGUIRRE 1995).- Otros yacimientos de la Meseta norte, cuenca del río Duero y alto
Aragón de época achelense que tengan documentación importante, descontado Atapuerca, son
pocos: varios depósitos en las terrazas del Arlanzón y del Pisuerga (en éste último unos veinte
localizaciones ya prospectadas); en la provincia de Salamanca las terrazas del Tormes acogen
una importante serie de estaciones achelenses.

Los animales más numerosos que podríamos encontrar en yacimientos al aire libre no aparecen
reflejados en Atapuerca, ya que se transportaron al interior del yacimiento todos aquellos
animales que eran más consumidos, y que serían los de mediano tamaño. En Atapuerca, por otra
parte, tiene una gran importancia el fuego y la realización de actividades de producción, como
pieles, etc., con áreas dedicadas al descanso y otras dedicadas al consumo.

5.3.4 El litoral Atlántico.

5.3.4.1 Costa y terrazas del Tajo bajo en Portugal. La distribución de los yacimientos en la Península,
para la industria preachelense, localizados en Portugal, lo es en el sur, en el Alentejo y en la
Estremadura portuguesa, aunque éstas son industrias muy mal señaladas al no haber secuencias
estratigráficas excavadas.

H. Breuil y G. Zbyszewski aportaron hace más de cincuenta años una densa recopilación de
colecciones de utensilios de piedra tallada, cuyos tipos y tecnología consideraban propios de
varias etapas del paleolítico inferior. La mayoría de esas piezas se recogieron al aire libre en el
litoral atlántico en las proximidades de Lisboa; algunos lugares habrían sido frecuentados
reiteradamente por los prehistóricos, de forma que allí se acumularon en varias épocas

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abundantes objetos de piedra que se habrían alterado con una apariencia ("pátina")
homogeneizada. Los objetos están, en muchos casos, en posición derivada.

5.3.4.2 El noroeste de la Península (Galicia).- En el norte de la Península los puntos con estaciones
achelenses se van enrareciendo. El mejor conocido es el yacimiento de Las Gándaras de Budiño,
en Pontevedra del Achelense Superior; es una depresión que debió estar parcialmente colmatada
de agua cuando se instalaron en sus orillas los autores de un abundante lote de piedras talladas;
el aspecto arcaico y muy basto de algunos ejemplares contrasta con la tipología global del
conjunto; la abundancia de hendedores, los tipos de bifaces -alguno de los cuales fue tallado con
percutor blando- y el uso reiterado de la técnica Levallois en la extracción de lascas fuerza a
clasificar el conjunto de Las Gándaras en el achelense superior. De estos talladores también se
han encontrado viviendas y una zona de acampada con pocos restos de animales.

5.3.4.3 El área Cantábrica y el País Vasco.- En la zona cantábrica se han localizado yacimientos en
cueva, que son campamentos estacionales, del Achelense Superior y Final. El equipo de H.
Obermaier identificó en las campañas de 1910-1914 en la Cueva del Castillo una de las pocas
ocupaciones en cueva del Achelense Peninsular; el nivel z (nivel obtenido de una secuencia
impresionante de 24 tipos distintos en 12 m. de espesor) , que descansa directamente sobre el
fondo rocoso de la cueva, contenía restos de oso de las cavernas y de reno y pocos elementos
arqueológicos; el nivel y, que se le superpone, fue clasificado entonces como Achelense Inferior,
dando bifaces y otras industrias sobre lasca y fauna de carácter templado. Los bifaces estaban
partidos por el frío y hechos de cuarcita gruesa. En el País Vasco también hay otras terrazas en
posición secundaria (las más conocidas son las de Murba, en Álava, aunque parece más tardía).

5.3.5 El litoral Mediterráneo: los núcleos de Gerona y Castellón. En la zona del Mediterráneo hay
dos conjuntos, uno en la zona de Gerona, con ocupación estacional en campamentos al aire libre,
del que el más característico es Puig d'en Roca, yacimiento en las orillas del Ter, excavado por
Eudal Carbonell, cuyos materiales están todos ellos en posición secundaria, con una ocupación
preachelense que se mantiene en el achelense. Otro yacimiento de Gerona está situado en Bañolas,
junto a una cuenca lacustre; son lugares con abundancia de fauna y agua. En el macizo del
Montgrí hay una serie de cuevas con ocupaciones achelenses de corta duración (Cau del Duc de
Torroella). En Levante también se localizan en las sierras de Castellón cuevas que también son
campamentos de corta duración, y en Valencia tenemos la Cueva de Bolomor, que posee varias
ocupaciones con hogares y fauna y se considera secundario aunque frecuentado.

6 LAS ACTIVIDADES DEL HOMBRE DURANTE EL PLEISTOCENO INFERIOR Y MEDIO


EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

6.1 Patrones de asentamiento de las "bandas" achelenses.

6.1.1 Sitios de ocupación y modelos sobre los asentamientos de cazadores-recolectores: propuestas


de Isaac, Butzer y Binford (BUTZER 1982, BINFORD 1983, QUEROL 1991).- Los lugares
que las bandas achelenses de cazadores-recolectores escogen para emplazamiento de sus
asentamientos suelen ser lugares al aire libre, con abundancia de agua y de vegetación; se vive
normalmente aquí de la caza y el carroñeo; los ubicados al abrigo de un saliente rocoso o en la
entrada de una cueva son muy escasos. La tendencia al desplazamiento desde lugares al aire libre
hasta el interior de las cuevas se incrementa, en Europa occidental, durante la glaciación Riss, en
el Achelense avanzado, y se generaliza con los rigores climáticos del Würm, en pleno
Musteriense. No se puede descartar tampoco que bastantes abrigos o cuevas ocupados en el
Paleolítico Inferior peninsular no hayan sido descubiertos por efecto de diversas situaciones
provocadas por los cambios climáticos: se han podido hundir o quedar tapados por espesos
depósitos aluviales. La tipología básica de yacimientos al aire libre del Achelense ofrece tres
variedades:

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6.1.1.1 Los de la banda litoral en las mismas playas y formaciones costeras.

6.1.1.2 Los situados en las orillas de ríos sobre terrazas.

6.1.1.3 Los que se emplazan en pequeñas alturas o en laderas que dominan valles o cuencas cerradas a
moderada altitud, nunca en parajes exactamente montañosos.

También se plantea otra estructura según funcionalidad del asentamiento:

6.1.1.4 Campamentos: La densidad de restos muy troceados es alta y encontramos estructuras sencillas
de hogares ya en el Achelense Medio. Hay cabañas de pieles. Se usa la parte externa de las
cuevas, en las laderas de solana de las sierras.

6.1.1.5 Talleres: Están al aire libre y presentan escasa o nula fauna. Hay macroindustrias tanto de cantos
tallados como de bifaces y tampoco hay estructuras, salvo algún que otro hogar. Se han
interpretado muchos yacimientos de cuencas de ríos como talleres pero están en posición
secundaria. De todas formas, el hombre podría transportar la materia prima tras desbastarla
ligeramente al lugar donde tallar y perfeccionar dicha materia, en los campamentos. Así que
podemos estar ante palimpsestos.

6.1.1.6 Áreas de despedazado y obtención de la carne: Hay lagunas con uno o dos grandes herbívoros
(Madrid) y otros donde hay más (Torralba y Ambrona), aunque no sabemos exactamente si están
más debajo de lo que en realidad estuvieron.

Es significativa la asociación de bastantes de los yacimientos del Paleolítico Inferior peninsular


con sitios de aguas abundantes, junto a los cauces de los ríos y afluentes o en zonas de lagunas y
balsas habituales. Esos puntos de agua y la densa vegetación herbácea que generan atraerían a
mandas de elefantes, de uros o de caballos, a cuya captura se dedicaron aquellos cazadores.
También los afloramientos de sílex o de otras rocas duras necesarias para la elaboración del
utillaje lítico suscitaron la concentración de los grupos.

Los talleres de instrumentos se ubican muy cerca de los puntos donde se recogían las rocas duras
requeridas y ofrecen unas evidencias características: abundan los restos desechados en las diversas
fases del trabajo y los nódulos aportados y son pocos los utensilios concluidos. El yacimiento del
arenero de Perales del Río, al sur del valle del Manzanares, presenta un modelo cabal de típico
taller de sílex del achelense: en la muestra de un solo metro cuadrado de superficie excavada se
recogieron 33 útiles acabados, 70 lascas, más de 300 fragmentos menores y de desecho, 4 núcleos
y 1 percutor.

No tenemos documentación sobre el tipo de estructuras que tendrían. Es evidente la importancia


del fuego durante el Achelense Medio y sobre todo en el Achelense Superior, que daría mayores
horas de luz y propiciaría la unión de los distintos miembros del grupo, con la realización de
determinadas actividades sociales. Los más antiguos restos de fogatas en hogares, más o menos
elementalmente estructurados, datan en el sudoeste europeo del pleistoceno medio, desde fines de
la glaciación Mindel. En diversos yacimientos peninsulares del Achelense Medio Avanzado y,
sobre todo, del superior y final, se puede deducir, de determinadas acumulaciones de restos de
comida y de bloques de piedra, la existencia de esos puntos de fuego concentrado. En Las
Gándaras los restos de hogueras dejaron acumulaciones de cenizas de algunos decímetros de
altura. En varios suelos de la ocupación de la solana del Zamborino se localizaron hogares bien
estructurados, como círculos con cantos de cuarcita que rodeaban concentraciones de fragmentos
de huesos quemados, trazas de carbones y algunos utensilios. Aquí se constata la existencia de
caza y carroñeo.

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Sobre los modelos de ocupación durante el Paleolítico inferior se han elaborado dos propuestas.
Una de ellas, la de Glynn Isaac (el más famoso de los expertos que trabaja en Olduvai), que dice
que los achelenses se dedicarían al forrajeo desde un campamento central, campamento donde los
homínidos descansan y permanecen unidos para desde él realizar distintas actividades; se produce
una división del trabajo entre los distintos miembros, que trasladan una parte de los alimentos
desde los cazaderos (que eran normalmente sitios cercanos a alguna fuente de agua) hasta el
campamento para consumirlos con el resto de los miembros del grupo que no han participado en
la caza..

A este modelo Binford plantea una serie de crítica y ofrece una alternativa distinta: los grupos del
Paleolítico inferior ocupan un territorio más extenso donde hay unos puntos de atracción con agua
y roquedos donde esconderse de los carnívoros y para poner la carne , frecuentan una serie de
lugares con características iguales, no tienen campamentos estables sino que aprovechan los
roquedos para pernoctar y se dedican a vagar por el territorio a fin de forrajear éste aprovechando
todos sus recursos, no comparten el alimento con los otros miembros del grupo sino que el
primero que llega carroñea el animal muerto; sí los transportan para consumirlos en zonas mejor
defendidas.

Hay que tener en cuenta, a este respecto, que trabajó con esquimales del Norte de América
tomando nota de sus hábitos y fue a las excavaciones donde hizo una documentación detallada y
contrastada. Así, plantea la ubicación de hogares que marcan una gran importancia en los seres
humanos. Los cazadores se reunirían en éstos y comparten sus cosas aunque a veces los hogares
no estaban cerca. Los huesos de mayor tamaño los echaban hacia atrás y los más pequeños hacia
delante.

6.1.2 Sistemas de ocupación del territorio: movilidad y explotación de recursos (GAMBLE 1990).
Con respecto a los sistemas de ocupación del territorio nos podemos preguntar hasta qué punto
estos sistemas de ocupación son móviles. Parece que debían de utilizar desplazamientos de gran
alcance, cíclicos, en territorios que tendrían una media de 50 km. de longitud por generación, a
partir de un centro al que volverían. Otro modelo sería de desplazamientos limitados en un
territorio amplio, como podrían ser los altiplanos de Guadix-Baza, Huéscar o la vega de Granada,
que también serían explotados de manera cíclica pero sin salir del territorio. En uno u otro caso, es
evidente que hay una movilidad muy alta y que el tamaño del grupo debía de ser pequeño. Se
necesitaría un área de unos 100 km2 para que pudiera subsistir una banda de entre 20 y 30
individuos sin que éstos llegaran a esquilmar el territorio.

6.2 Las estrategias de subsistencia: la problemática de los "cazadores" achelenses.

6.2.1 Valoración de la recolección, el carroñeo y la caza durante el Paleolítico Inferior (ESTÉVEZ


1980, BLUMENSCHINE 1992, BONIFAY 1991, FOSSE 1992, JOULIAN 1993,
DOMÍNGUEZ-RODRIGO 1996). Siempre se ha hablado de que las bandas del Paleolítico
estaban compuestas por cazadores que se dedicaban también al forrajeo y a la recolección, pero
que consumían grandes cantidades de proteínas animales. La propuesta de Binford de que el
hombre durante el Paleolítico inferior se alimentaba del carroñeo que le dejaban otros animales
está siendo revisada, planteándose que buena parte de la alimentación que consumían las bandas
achelenses era carne proporcionada por determinados animales, fundamentalmente animales
jóvenes y no demasiado peligrosos. Esto se hace teniendo en cuenta que la dieta de homínidos
como los Erectus o el Heidelbergensis muestra un gran consumo de carne. La recolección, por su
parte, está mal documentada pues los productos consumidos no dejan ninguna señal.
La existencia de apostaderos de caza en los lugares a donde acuden manadas de animales a beber
o a pastar se atestigua en varios yacimientos. Entre las especies habitualmente capturadas hay
mamíferos de gran tamaño (elefantes, hipopótamos, rinocerontes etc. en Madrid, Teruel, Torralba

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y Ambrona así como la Solana del Zamborino), lo que hace suponer que en la estrategia de los
cazadores habrían de hacerse intervenir trampas o fosas y la conducción de los animales acosados
hacia lugares cerrados o de difícil salida. En la Solana del Zamborino se ha sugerido que incluso
se pudieron incendiar matorrales para asustar y encaminar a los animales hacia los apostaderos
donde aguardaban los cazadores.

Relativamente cerca de los puntos de cacería se situaban los sitios en que se producía el
despellejado y troceado de las piezas mayores, abandonándose allí las partes óseas de más peso,
como cabezas, defensas de elefante, zonas pélvicas o fémures.La evidencia arqueológica para
reconstruir las técnicas de forrajeo es mínima ya que la recuperación de las plantas que podían
haber consumido no es posible; para acercarnos a las técnicas de forrajeo hay que hacer
reconstrucciones paleológicas por comparación con otros pueblos; sí parece evidente que la
recolección tuvo que ser importante, aunque no tengamos pruebas suficientes de ello. Además hay
que tener en cuenta el período tan dilatado del Paleolítico inferior, que abarca 2 millones y pico de
años (en la Península entre un millón y 1,2 millones de años) a nivel de desarrollo temporal; en un
período tan dilatado de tiempo es lógico pensar que las estrategias de subsistencia tuvieron que
cambiar.

6.2.2 El modelo de los "cazadores achelenses": fantasía e investigación (FREEMAN 1978,


BUTZER 1982). A partir del modelo de Glynn Isaac, Butzer plantea para Torralba y Ambrona un
modelo de agrupamiento de bandas con campamentos centrales con lugares de actividades
secundarias que, a su vez, tienen otros centros.

6.3 La reacción de L.R. Binford: importancia del carroñeo (BINFORD 1983). Binford, al someter
a un nuevo análisis tafonómico los datos obtenidos por Mary Leakey de los osarios más antiguos de
Olduvai, sostuvo que en los tiempos del Homo habilis la evolución no había llegado a la caza ni al
reparto de comida. Los homínidos se habían limitado a aprovechar los escasos restos abandonados
por carnívoros más capaces, para lo cual quebrantaban las osamentas y extraían el tuétano. Este
carroñeo, según Binford, no podría haber proporcionado los excedentes de carne requeridos para
compartir de un modo continuo la comida.

Binford sostuvo después, con similares fundamentos, que, incluso el primer Homo sapiens moderno
de África meridional y sus neandertales europeos dependían del carroñeo para alimentarse de
animales grandes y cazaban sólo los de menor tamaño. Sin embargo, esto hay que revisarlo ya que
los seres humanos tenían instrumentos para acceder a unos tejidos blandos a los que no podían
acceder otros animales.

6.4 Hacia una nueva propuesta: la evolución en las estrategias de subsistencia a lo largo del
Pleistoceno Medio (CARLOS DÍEZ FERNÁNDEZ-LOMANA 1993). Diez-Fernández Lomana
ha hecho un estudio comparativo de la fauna de los principales yacimientos de la Península,
llegando a conclusiones interesantes como que hay una gran diferencia entre la intervención del
hombre en la fauna desde Atapuerca a Ambrona y desde Ambrona a la Solana del Tamborino; él ve
que durante el Preachelense la intervención antrópica en los yacimientos es mínima y está dirigida
sobre todo al carroñeo. En el Achelense Medio hay buena cantidad de animales de gran talla que
han sido manipulados por el hombre y también han sido carroñeados, pero hay otros animales
jóvenes de distintas especies que han sido cazados y descuartizados y buena parte del esqueleto que
proporciona mayor cantidad de carne ha sido trasladado a los campamentos para ser consumido por
el resto de la banda. Durante el Achelense Superior ya hay estrategias de caza para abatir de forma
sistemática a cérvidos y caballos jóvenes, que son más fáciles de matar.

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TEMA 3. LOS PRIMEROS CAZADORES-RECOLECTORES

1 CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL PALEOLÍTICO MEDIO PENINSULAR

Nos centramos ahora en un grupo humano muy desconocido que hemos reconstruido como seres
mastodónticos con rasgos regresivos que soportaban un medio poblado de nieve. En este tema
intentaremos ir más allá.

El registro que poseemos es disoluto. Frente a la abundancia de registro que teníamos en la Sima de
los Huesos, para esta época tenemos pocos restos y ni siquiera están en contextos funerarios claros
como en el resto de Europa Occidental. Los restos van a aparecer junto a restos de comida, lo que se
ha relacionado con la antropofagia.

Los rasgos básicos del Musteriense (que es el conjunto cultural único de esta época) se van a
comenzar a ver a fines del Achelense. Con respecto al final, hace unos 35.000 años aparece el Homo
Sapiens Sapiens y hace 30.000 años desaparece el Hombre de Neandertal de forma genérica salvo en
algunos puntos de las Sierras Subbéticas, donde vamos a ver contextos neandertales de 22.000-
20.000 años. Durante un período de hasta 10.000, por tanto, podrían haber convivido estas dos
especies, lo que ha dado al debate de la hibridación, aunque nada está lo suficientemente claro. La
presencia neandertal no va a ocupar determinadas zonas de Europa debido a los glaciares y, como
hemos visto, en los últimos milenios se quedarían reducidos a la Península Ibérica.

Otro problema que plantean los Neandertales es su origen: ¿Son descendientes del Antecessor o del
Heidelbergensis?, lo que sí está claro es que no evolucionaron del Homo Sapiens Sapiens. Los
estudios genéticos nos tendrían que dar la clave. Se estudiaron a finales de los ’80 y los ’90 unos
pocos restos de neandertales y se rechazó la hibridación, pero, posteriormente, el estudio de más
especímenes (hasta el 2010 por lo menos) y se encontraron rasgos neandertales en el Homo Sapiens
Sapiens, luego hubo de haber de hibridación en algún momento, muy posiblemente al principio, con
el desarrollo del Neandertal en Próximo Oriente y los Sapiens hace unos 100.000 años.

1.1 Cronología del Paleolítico Medio. (SANTONJA, 1989): En el desarrollo del interglaciar
Riss/Würm se produjo una situación climática de pulsaciones frías y recalentamientos sucesivos; se
va asentando entonces el Paleolítico Medio, con el Musteriense como conjunto cultural mejor
reconocido en el sudoeste de Europa. El Musteriense más antiguo se remonta al interglaciar
Riss/Würm, hace unos 125.000 años (en Próximo Oriente tenemos fechas musterienses de 130.000
años) , hasta el comienzo del interestacional Würm III, hace unos 35.000 años, alcanzando su plena
expresión en las oscilaciones Würm I y Würm II, que ocupan en su conjunto unos cuarenta mil años
(aproximadamente desde 75000 hasta 35000 a.C.).

Dentro del grupo general de los neandertales, son varios tipos de Homo Sapiens quienes
protagonizan en Europa occidental estas formas culturales del Paleolítico Medio. Acampan en los
períodos de templanza climática al aire libre y buscan en las épocas frías el refugio de abrigos
rocosos y de embocaduras de cuevas. Allí abandonan restos de comida y de actividad de taller,
organizan hogares y, excepcionalmente, cavan fosas para colocar a sus muertos. Los últimos
neandertales se refugiaron en el sur de la Península Ibérica y se mantienen aquí hasta épocas muy
posteriores; en la cueva de la Carigüela se demuestra que hasta hace unos 22.000 años existen
industrias musterienses fabricadas por neandertales, por lo que se puede afirmar con rotundidad que
el musteriense pervive en el sur peninsular hasta épocas posteriores que en el resto del continente.

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Respecto a la distribución de yacimientos, vemos una concentración de éstos en el área cantábrica y


otra concentración importante en la zona levantina, con puntos aislados en la Meseta, en el valle del
Ebro y en la desembocadura del Tajo. Con respecto al paleolítico inferior, la diferencia está en que
mientras en éste la concentración de asentamientos se localizaba en la Meseta permaneciendo la
cornisa cantábrica casi despoblada, ahora se invierten los términos: el poblamiento se va a localizar
en el norte y levante permaneciendo despoblado el centro. En la Extremadura portuguesa la
situación sigue igual que en el paleolítico inferior, con asentamientos muy limitados en la
desembocadura del río Tajo.

A fines de los años 60 se realizan las primeras excavaciones en cueva Morín, en el norte de la
Península, dirigidas por Freeman junto con un equipo español, con un modelo distinto de
excavación al que se estaba acostumbrado en España, aplicando nuevas técnicas y llevando parte
del material aparecido a Estados Unidos para su estudio en laboratorios con una técnica muy
especializada. También a comienzos de los 70 se inician excavaciones en la cueva de la Carigüela,
igualmente por un equipo norteamericano de la universidad de Washington dirigido por Irving y
compuesto por especialistas de primera categoría, en el que se integró Friser como paleogeólogo; la
investigación en la Carigüela fue continuada por Gerardo Vega, reestudiando tanto los materiales de
las investigaciones antiguas como los cortes estratigráficos; fruto de la excavación de Vega,
sabemos que la Carigüela tiene depósitos más antiguos que los hallados en un principio,
convirtiéndose en el mejor yacimiento para estudiar la supervivencia de los neandertales antes de su
extinción definitiva. Junto a estos yacimientos se han excavado otros; así en Cataluña el abrigo
Romaní donde Eudal Carbonell ha realizado importantes investigaciones sobre el paleolítico medio;
y en Levante Cova Negra. Así pues, estos cuatro yacimientos, cueva Morín, cueva de la Carigüela,
abrigo Romaní y Cova Negra son los más importantes para estudiar el paleolítico medio peninsular.

1.2 Introducción a los tecnocomplejos musterienses. (ROLLAND, 1990)

1.2.1 Continuidad con el Paleolítico Inferior. El Musteriense es una industria que, salvo muy pocos
casos, se relaciona directamente con los Neandertales. Estos casos son unas industrias del
Chatelperroniense (Paleolítico Superior bajo) y unos restos de Homo Sapiens de la Cueva de la
Carigüela (Píñar) con restos musterienses, aunque no se sabe si los talló o su aparición es
consecuencia de una actividad carroñera. El hábitat troglodita se generalizará para defenderse de
los carnívoros y por el clima cada vez más frío.

Las industrias musterienses son industrias fabricadas básicamente sobre lascas (de técnica
Levallois o no-discoide; un 60%) en las que dominan raederas, puntas o denticulados, útiles que
ya habían sido fabricados durante el Achelense Superior. Esto quiere decir que las industrias que
aparecen en el Musteriense ya se conocían en el Paleolítico Inferior, aunque menos estandarizadas
que ahora. El aprovechamiento de los productos líticos sí cambia de manera radical entre el
Paleolítico Inferior y Medio. Una de las técnicas que acompaña este aprovechamiento es la técnica
de la Quina, que hace piezas en escalera de retoque muy rápido.

1.2.2 El problema de las "facies" musterienses: la propuesta "clásica" de Bordes, la explicación


funcional de Binford, la teoría secuencial de Mellaart y el modelo de Rolland/Dibble sobre la
manufactura de útiles y la variabilidad climática-sustancial. (BORDES, 1983; BINFORD,
1973, 1988; MELLAART, 1989; ROLLAND, 1990; DIBBLE et al., 1992; OTTE, 1998). El
Musteriense, cuyo nombre deriva del yacimiento de Le Moustier, en Dordoña, Francia, fue aislado
como industria característica por Gabriel de Mortillet a fines del siglo XIX. Su identificación
como cultura material asociada al hombre de Neanderthal consagró definitivamente el término
como horizonte cultural intermedio entre el Achelense y el Paleolítico Superior.

A partir de los años 50 del pasado siglo, la investigación de la industria musteriense se ha basado
en la clasificación que de ella hizo François Bordes, el cual, primero sólo y luego con M.

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Bourgon, agrupó los útiles en varias "facies" diferentes en función de la existencia de algunas
asociaciones reiteradas entre determinados grupos de instrumentos. El elemento que utilizó
Bordes para discriminar estas industrias fue el porcentaje de raederas; así por ejemplo, el valor
porcentual del grupo de raederas tipo Quina sirvió para definir la facies de ese complejo industrial.
El problema que se plantea es que estas facies están superpuestas unas a otras, apareciendo y
desapareciendo las facies, lo que Bordes interpretó como que cada facies corresponde a un grupo
distinto de pobladores. La clasificación tradicional de Bordes lo es en cuatro "facies":

1.2.2.1 Musteriense de tradición achelense, dentro del que se diferencian dos subconjuntos
industriales: los llamados musteriense de tradición achelense tipo A y B. Esta división en dos
tipos se basa fundamentalmente en que en el primero, tipo A, son muy frecuentes los bifaces(en
un límite de hasta el 10%), sobre todo los de forma de corazón, mientras que en el segundo, tipo
B, los bifaces son más escasos. Son también corrientes instrumentos como raederas,
denticulados, buriles o raspadores, elementos que son más propios del Paleolítico Superior.

1.2.2.2 Musteriense típico: es el que tiene el efectivo industrial del yacimiento epónimo (Le Moustier, en
la Dordoña francesa), con abundancia de raederas sobre lasca y de puntas, tanto de tipo
musteriense como Levallois; hay también denticulados en pequeñas cantidades. Este apartado de
la industria musteriense es el cajón de sastre en el que caben todos los útiles que no tienen
entrada en cualquier otro apartado.

1.2.2.3 Musteriense Chanretiense: gran proporción de raederas (que en algunos yacimientos llegan a
suponer el 80 % del utillaje lítico inventariado). Se subdivide en dos grupos, La Quina y La
Ferrasie -por los dos yacimientos de referencia- según que las lascas obtenidas mediante técnica
levallois hayan sido empleadas o no.

1.2.2.4 Musteriense de denticulados: donde hay abundancia de lascas denticuladas y con muescas, que
se utilizarían para trabajar la madera; apenas hay raederas y puntas.

La interpretación de estas facies ha sido polémica desde que Bordes las definió. Las facies se iban
interestratificando y Bordes lo atribuyó a grupos culturales distintos que terminan solapando sus
materiales. Por su parte, Lumley consideró que las facies eran grupos distintos que no se influían
mutuamente.

Binford, amigo de Bordes (había trabajado con él en La Dordoña) ofrece, junto con Freeman, una
alternativa de clasificación radicalmente distinta: cada una de las facies responde a patrones de
trabajo distintos que se desarrollan en la misma cueva por grupos de pobladores distintos; en un
momento determinado se pueden llevar a cabo trabajos de un taller específico, que representaría
una facies, y en otro momento se realizaría otro patrón de actividades por otro grupo de
pobladores, que representaría otra facies diferente; así pues, cada grupo cultural fabricaría cada
una de las facies. Esta propuesta parcialmente es consistente; sin embargo, hay que tener en cuenta
que en la mayoría de yacimientos de esta época aparecen mezcladas distintas especialidades, por
lo que no se puede comprender que cada actividad necesite una herramienta distinta. Esto le
extrañaba al propio Binford, pero es que además no contaba con los suficientes estudios
traceológicos que lo apoyasen.

Mellaart planteó otra propuesta: cada facies respondería a un momento cronológico distinto, es
decir, está hablando de una seriación entre distintas fases. Pero los verdaderos revolucionarios son
Rolland y Dibble, ya que hace unos pocos años, unos 5 ó 6 años, se publicó un trabajo de gran
difusión que ponía en entredicho la teoría de Bordes. Según este artículo, cada pieza se pudo haber
reciclado a lo largo del tiempo, es decir, no había instrumentos de una cultura o de otra sino que
cada pieza era la misma que se había ido reciclando a lo largo del tiempo en función de las
necesidades, habiendo distintos tipos de facies según los tipos de subsistencia. Supusieron que se

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hay carencia de materiales, hay retoques más profundos y la raedera de tipo quina pasa a ser
conversa, siendo el borde más alargado y llega el momento en que no se puede reciclar. Si esto es
así, la tesis de Bordes se viene abajo. Se basaron en la variabilidad de raederas que planteaba
Bordes (más de 20), que pasaba por ser ficticia.

Además, Rolland (sin Dibble) ha ofrecido otra propuesta diferente que parece aún más
consistente, que se basa en las condiciones climáticas y ecológicas, que fueron atenuándose, y que
se asocian a cada uno de los estratos en que aparece cada una de las facies, llegando a una
conclusión bastante clara: existe una relación directa entre el clima y la ecología y las
características de las industrias. Así, el musteriense tipo Quina o Ferrasie está asociado a
momentos muy fríos y secos, de cierta aridez; y el de denticulados a momentos templados y
húmedos. Parece que esta correlación es indudable. Rolland dice que en los momentos en que el
frío era muy intenso la mayor parte del territorio estaba cubierto por las nieves y era más difícil
obtener materia prima; muchos de las materias vegetales que les servían de sustento quedaban
cubiertas por la nieve, por lo que estaban obligados a cazar más, fabricando puntas -para la caza- y
raederas -para el trabajo de la piel dentro de las cuevas-. Cuando cambia el clima, cambia también
la vegetación y el hombre tiene acceso a una cantidad de recursos vegetales, no dependiendo ya
sólo de la caza; al mismo tiempo necesita herramientas adecuadas, como denticulados para
trabajar la madera, y tiene opción a aprovisionarse de materias primas para fabricar los útiles sin
tener que reciclar éstos constantemente. Rolland establece entonces un cuadro en el que marca
distintos tipos de climatología, hasta seis etapas.

1.2.3 La asociación de las industrias musterienses con el Homo Sapiens Neanderthalensis. Los
últimos neanderthales. (CARBONELL et al., 1996; d'ERRICO et al., 1998): Otra
característica general del Paleolítico Medio es la asociación entre industria Musteriense y Homo
Sapiens Neanderthalensis, aunque la aparición del cráneo de Saint Cesaire (Perigordiense o
Paleolítico Superior Inicial con restos neandertalenses) parecía que venía a romper esta tradición.
No obstante, la denominación "Musteriense" ha llegado a convertirse en sinónimo de Paleolítico
Medio para casi todo el mundo, sobre todo en España.

Los últimos neandertales llegaron a la fase OIS 3 por el aislacionismo con respecto a los Sapiens
Sapiens a pesar de la relativa coexistencia. No hubo influencias en la industria y las causas son
variadas para el fin del Hombre de Neandertal: la no adaptación al medio, causas fisiológicas, o
que los neandertales recibieran enfermedades del Sapiens, como pasaría en América Central con
las tropas españolas mucho tiempo después. De todas maneras, todo son conjeturas y sólo está
clara la inmediata desaparición de los Neandertales nada más aparecer el Sapiens Sapiens.

2 EL PAISAJE DEL PLEISTOCENO SUPERIOR ANTIGUO

2.1 El interglaciar Riss-Würm y los inicios de la última era glaciar en la Península Ibérica:
Durante el interglaciar Riss/Würm se mantiene la fauna de tipo cálido característica del Paleolítico
Inferior y, sobre todo, un predominio de los cérvidos y algunos caballos; gran parte de la Península
estaba cubierta de bosques. Al iniciarse el Würm, las características climáticas cambian en las
distintas regiones.

2.2 Clima y medioambiente en los diferentes marcos regionales: Cantabria, la Meseta, la fachada
mediterránea y Andalucía. (ALTUNA, 1992):

En la cordillera cantábrica el clima sigue siendo cálido y húmedo, pero los glaciares de las
montañas más cercanas obligan a que en el Würm-II las condiciones climáticas cambien de forma
radical (ya que el frío va a ser muy agudo), apareciendo la fauna fría compuesta por mamut,
rinoceronte lanudo y reno, junto con los caballos. El paisaje se abre de una manera importante,
compuesto por estepas donde viven grandes manadas de caballos; existen también algunas manchas

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de bosque de coníferas que bajan hasta el mar. El animal más cazado es el caballo, por ser el más
fácil de cazar de entre los que componen la fauna. En las cuevas se produce una descamación de las
paredes originada por el frío intenso, produciéndose en algunos momentos una caída brusca de
bloques de piedra a consecuencia de una ola de frío brutal.

Para la Meseta no tenemos prácticamente información, dada la ausencia de yacimientos que


podamos estudiar.

En Cataluña, durante el Würm-I los fríos no son demasiado acusados, con un aumento de las
lluvias. Aparecen planchas estalagmíticas en el interestadio Würm I-II y se produce la caza de
jabalíes y ciervos, lo que quiere decir que se regenera el bosque. En el Wurm-II, al igual que en la
cornisa cantábrica, aparece el frío, que desplaza a ciervos y jabalíes que son sustituidos por
caballos, cabras monteses y renos.

En Levante, yacimientos como Cova Negra han proporcionado abundante información. Nunca a lo
largo del Paleolítico medio se llegó a introducir una fauna típicamente fría en esta área, que
siempre mantuvo un clima ligeramente más suave. Durante el Würm II aumentan los caballos,
mientras que en los períodos interestadiales domina el reno.

Hasta Andalucía llegaron animales auténticamente fríos durante el Wurm II, como el mamut (que
lo hallaremos en El Padul), aunque no hay restos de renos.

Así pues, resumiendo, durante el Würm I y el interestadio Würm I-II, el frío no es grande en la
península, pero después, durante el Würm II, se implanta con unos efectos bruscos, excepto en el
área levantina que soporta un clima más suave, afectando de forma grande al hombre y a las
condiciones ambientales.

3 LOS RESTOS ANTROPOLÓGICOS DE LOS NEANDERTHALES

3.1 Características de los Neandertales de Europa Occidental (AGUIRRE, 1993b; ALEKSEEV,


1993; STRINGER y GAMBLE, 1996; ARSUAGA, 1999): El hombre de Neanderthal se
caracteriza por su robustez y por su fuerza, son achaparrados (1,55 m. de estatura), con una gran
fuerza muscular, de huesos robustos y más cortos que los del sapiens sapiens que le continúa,
además de que las extremidades son más arqueadas y las inserciones (la escápula y el húmero serán
bastante gruesos) musculares son mucho más fuertes;

Las paredes de los huesos también son más anchas y más gruesas que en los sapiens; el pecho
extraordinariamente ancho; las articulaciones suelen ser mayores y más consistentes que en los
sapiens; también hay diferencias en cuando a la pelvis, más ancha en los neandertales y más
delgada y estrecha en los sapiens sapiens; las clavículas de los neandertales más anchas; en los
huesos de los pies y de las manos también hay diferencias y, por supuesto, en el cráneo.

Aquí, la capacidad cerebral es superior, 1600 cm3, frente a los 1400 de los sapiens (pero mientras
que los neandertales tienen muy desarrollada la parte trasera del cerebro, que es para la memoria,
los Homo Sapiens Sapiens tienen la parte delantera más desarrollada, que es la de la abstracción);
los cráneos de los sapiens son más estrechos y más altos, el del hombre de neandertal más ancho y
más alargado, con un gran desarrollo del occipital; la anchura de la caja craneana (que es más baja
que la del Sapiens, lo que le da una frente huidiza) se sitúa a la altura de los pómulos, mientras que
en el sapiens se sitúa a la altura de los parietales; las órbitas son grandes y redondas (se ve el
desarrollo de los arcos superciliares, que se unirán en una línea continua), frente a las órbitas más
cuadradas de los sapiens; la nariz muy ancha, que sobresale bastante al frente del cráneo, junto con
buena parte de la cara, frente al homo sapiens en que sobresale la nariz pero no la cara; la

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mandíbula más ancha y grande, sin mentón; en los dientes hay un vacío desde el último molar,
vacío que no existe en el sapiens.

Y todo esto, en definitiva, porque el hombre de Neanderthal tiene que estar adaptado a un medio
mucho más duro.

3.2 Los Neandertales de la Península Ibérica. (AGUIRRE, 1993): Los restos humanos de
neandertales no son abundantes en la Península Ibérica.

3.2.1 El Sidrón (ROSAS et al. 2003, 2005, 2006): En el Norte de España tenemos restos de 9
neandertales, de los cuales, uno tenía que ser una persona pelirroja y con pecas (posiblemente era
una mujer). En la Cueva del Sidrón las excavaciones las dirige Xabier Fortea y el investigador
catalán Marcos Lalueza. En estas investigacones se hallaron mandíbulas y dientes aparte de
esqueleto postcraneal. Estos trabajos forman parte de la investigación que dirige el profesor de la
Universidad de Leipzig, Dr. Paabo, desde el Laboratorio de Investigación de Leipzig. Esta
investigación estudió restos de Rusia, Alemania, Croacia y los del Sidrón. Los arqueólogos
intentan evitar cualquier contaminación de los restos para tener a salvo toda la información
genética.

En la revista SCIENCE, que es la de mayor impacto mundial, se demostró que estos neandertales
ofrecen 86 caracteres fisiológicos de los que el 4% (en los mejores casos, normalmente es 1-2%)
están en los humanos modernos. Así pues habría hibridación, pero durante los contactos en
Próximo Oriente. Se hará un estudio genético de las poblaciones de hombres modernos de África
Sur y Central, de China, de Papúa-Nueva Guinea (Polinesia) y de Francia. Todos los grupos, salvo
el africano, tienen rasgos de hibridación. Los africanos no contactaron con los neandertales por lo
tanto, pero de todas formas, los períodos de hibridación deberían ser breves aunque duraderos.
Esto obligó a replantear las cuestiones ya preguntadas y se deben esperar nuevas investigaciones.

En Sidrón, el gen FOXP2 demostró también que los Neandertales vocalizan perfectamente y
tendrían un lenguaje muy parecido al nuestro. Otro gen sería el ya comentado del color pelirrojo.

3.2.2 En la Meseta, en la cueva de Los Casares, en Guadalajara, apareció un hueso de mujer. No hay
ningún otro yacimiento importante en la Península con restos de neandertal. En Portugal apareció
un esqueleto de un individuo infantil, importante, que ha levantado polémica al arbitrar sus
descubridores la teoría de que se trate de una especie híbrida entre neandertales y sapiens sapiens.
También en Portugal, en la cueva de Columbeira, en la desembocadura del Tajo, en la región de la
Extremadura portuguesa, aparecieron algunos dientes.

3.2.3 Cova Negra (Valencia) y Lezetxiki (Guipúzcoa). En la cueva de Lezetxiki apareció un húmero
de mujer y varios dientes.

3.2.4 Gibraltar: Es donde aparecieron los más completos y donde se localizó en 1848 el primer cráneo
completo de homo neandertalensis aparecido en Europa; es un cráneo de un individuo femenino,
adulto, muy bien conservado, localizado muchos años antes de que lo fuera el de Neander, que dio
nombre a la especie (es la Mujer de Forbe’s Quarry). En un principio no se le consideró como un
cráneo humano; fue a fines del siglo XIX cuando pudo ser adscrito al grupo fósil de los
neandertales, con unas características muy típicas de la especie.

En años posteriores, en otras cuevas de Gibraltar -por ejemplo, la Torre del Diablo-, han aparecido
otros restos, entre ellos un cráneo de un individuo juvenil de unos 15 años de edad. También
varios fragmentos de mandíbula, dientes y algunos huesos de la mano. Dorothy Garrod fue la
autora de estos hallazgos en 1926.

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3.2.5 Boquete de Zafarraya (Málaga) (GARCÍA, 1986): En el Boquete de Zafarraya ha aparecido un


fémur de un individuo adulto, de unos 40 años de edad, y también una mandíbula completa de
otro individuo masculino de unos 30 años, ésta última la más completa que ha aparecido en
España. Estos restos también nos aportan una información que da pie para la polémica, pues
tienen marcas de haber sido cortada la carne con instrumentos líticos, es decir, característico de un
posible canibalismo.

3.3 La Cueva de la Carigüela y el problema de los restos de Homo Sapiens Sapiens asociados a
industrias musterienses. (GARCÍA, 1960; VEGA, 1993): En la cueva de la Carigüela apareció
un frontal infantil de neandertal, muy completo, actualmente expuesto en el Museo Arqueológico
de Granada, localizado en la fase 8ª de la cueva que pertenece al interestadial I/II excavada por el
suizo Spahni. Este resto de neandertal apareció en un contexto de basura típico, donde asociados a
él aparecieron huesos fragmentados con marcas de descarnación, por lo que estaríamos también
ante un caso de canibalismo dentro del período musteriense.

También en la unidad 3 de la Carigüela, que corresponde al Würm III, se han localizado una serie
de fragmentos de cráneo, parietales, que pertenecen a los sapiens sapiens, por lo que vemos que en
Andalucía se refugiaron los últimos neandertales, conviviendo durante un período de años con los
sapiens sapiens. Estos restos de sapiens sapiens han aparecido junto a industria musteriense; para
esto se pueden dar varias explicaciones:

3.3.1 El homo sapiens sapiens ha fabricado industrias musterienses claras durante esta etapa de la
Carigüela, lo cual es absurdo, no es lógico;

3.3.2 Hay una convivencia entre grupos de neandertales y grupos de sapiens sapiens dentro de la cueva;

3.3.3 La explicación más lógica: los restos de sapiens sapiens que aparecen en la cueva pudieron ser
comidos por neandertales, que son los que fabricaron las industrias aparecidas junto a ellos. Hay
en ellos marcas de lesiones y malnutrición (un anillo en la superficie del esmalte que indica
discontinuidad en la alimentación) aunque también pudo ser por el destete, lo que es normal a lo
largo de la Historia.

3.3.4 Otra posibilidad pudo ser que los restos de sapiens no estén en un estrato primario sino
secundario, aunque esta explicación no parece convincente pues la fosilización de los restos de
sapiens es similar a la de la fauna y restos de neandertales que aparecen en ese mismo estrato
musteriense.

En cualquier caso, desgraciadamente son restos tan minúsculos que no nos pueden dar mucha
información.

4 CLASIFICACIÓN, TECNOLOGÍA Y TIPOLOGÍA DE LAS INDUSTRIAS


MUSTERIENSES.

4.1 Características generales y sistematización del musteriense. Tipología y tecnología de las


industrias líticas. (BORDES 1960; SACKETT 1988; DIBBLE 1988; CHACHAT 1992;
LEMORINI 1992; YVORRA 1995): La industria lítica es la única que tiene un peso lo bastante
notable en el Musteriense para que se le pueda realizar un estudio sistemático. En la industria se
produce una transición continua entre el achelense superior y el musteriense, prácticamente no
aparecen tipos nuevos de útiles, los avances que hay son más cualitativos que otra cosa. Los útiles
ya van a tener unos patrones fijos y se economiza aún más la materia prima: a partir de 450 gr. De
sílex se podía obtener un metro de filo útil y con un 1 kilo algo más de 3 metros, aunque el salto
mayor no se dará aquí sino en el Magdaleniense (donde se obtendrán de 450 gr. Hasta 12 metros de
filo útil).

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Son característicos del musteriense los útiles sobre lasca, donde se estandarizan las puntas y las
raederas. Con respecto a las raederas, hemos de huir de la clasificación y de la estandarización que
hace Bordes; serían raederas que evolucionan por el reciclado, pasando de un tipo a otro; es decir,
comenzaríamos con raederas rectas que por el reciclado se van convirtiendo en raederas cóncavas o
dobles. Las raederas se fabrican para alisar pieles; el frío hace que se utilicen más las pieles de los
animales cazados para abrigarse, lo que hace que aumente también el número de utensilios
apropiados para alisar éstas.

Las puntas musterienses es otro de los instrumentos típicos del período por la misma razón del
incremento de la caza. Son puntas con talón adelgazado para poderlas insertar en un vástago de
madera (lo que se sabe por la pervivencia de determinados restos orgánicos).

El tercer útil típico son los denticulados, que se utilizan para procesar materias fibrosas como
capachos, cestos o para procesar alimentos vegetales: son auténticas sierras para cortar tallos de
determinadas plantas que se pueden consumir.

Otra serie de útiles serían muescas, cuchillos, perforadores -éstos más frecuentes en el paleolítico
superior-. A veces también existe macroindustria asociada al musteriense, como bifaces, aunque no
son demasiado corrientes. Las hojas tampoco serán demasiado corrientes, ya que como mucho son
el 30% de las industrias.

4.2 El desarrollo de las distintas "facies" musterienses en la Península Ibérica. (VEGA 1983): Los
yacimientos de la Península pertenecientes al musteriense son abundantes -no así los restos de homo
neandertalensis que los poblaron- y se reparten por toda la llamada España calcárea. En cuanto a la
investigación del paleolítico peninsular, tras unos comienzos prometedores a fines del siglo pasado,
y hasta 1936, a cargo de H. Breuil, H. Obermaier, L. Siret, J. Pérez de Barradas y otros, que
descubrieron e investigaron casi la totalidad de los yacimientos que conocemos en la actualidad, se
produjo un estancamiento radical hasta la década de los años sesenta. En esta laguna de la
investigación se realizaron pocos trabajos sobre el musteriense español y nuestro país quedó muy
atrasado con respecto a los planteamientos que comenzaban a introducirse en el resto de Europa.
Sólo a partir de la llegada de investigadores extranjeros, que emplearon nuevos métodos en nuestros
yacimientos, se inició la formación de una nueva generación de paleolitistas españoles, sobre todo
durante la década de los setenta, con mentalidad moderna, que ha reiniciado el estudio y la
excavación de los yacimientos antiguos o han descubierto otros nuevos.

El grado de discusión sobre las diferentes fases del musteriense peninsular en la actualidad está
muy diferenciado de unas regiones a otras. Sólo Cantabria y Cataluña cuentan con síntesis
realizadas según el sistema Bordes. En las demás regiones los datos o se refieren a yacimientos
aislados, o proceden de publicaciones anteriores a la adopción de este sistema y, por tanto, resultan
inservibles. Vamos a ver cual es la situación actual de cada región.

4.3 La industria ósea y el trabajo de las pieles. (FREEMAN y GONZÁLEZ 1983): Con respecto a
la industria ósea, se trabaja el hueso -sobre todo asta de ciervo- de una manera más sistemática que
en el Paleolítico Inferior (Achelense), pero no tanto como en el Paleolítico Superior, donde llegará a
ser la industria tipo. La característica general de la industria ósea del Paleolítico Medio es que se
ajusta más a las técnicas empleadas para la talla de la piedra, aunque hay también técnicas
especiales para la talla de los cuernos y astas. Esta industria se dio a conocer gracias a los trabajos
de Henri Breuil en la Cueva del Castillo.

Freeman, que investigó la industria ósea de la Península en la excavación de cueva Morín, llegó a
estudiar unas 500 piezas encontradas en ésta y otros 150-160 útiles de la cueva del Pendo. En las
dos cuevas existe un paralelismo técnico y funcional grandísimo: el animal cuyos huesos han sido

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más utilizados es el uro, también dientes y metápodos de caballo y, en algunos casos, hasta de
ciervo. No obstante, este trabajo del hueso comenzaría con las astas de ciervos y las cuernas de la
cabra hispánica, las cuales se serraban o cortaban y pulían los extremos para poder usarlas como
puntas. Freeman distinguió cuatro grupos:

4.3.1 Huesos tallados con técnicas idénticas a las de la piedra y para una misma funcionalidad; la
diferencia entre los instrumentos de hueso y los de sílex es que los segundos están normalizados
en toda su superficie, mientras que en los de hueso sólo se le da forma especial a la parte de uso.
También instrumentos con una utilidad diferente a los fabricados de piedra, como taladros,
cinceles o escoplos.

4.3.2 Piezas de hueso con huellas de uso de haber sido utilizados como machacadores, es decir,
utilizados para fabricar otros útiles de piedra (percutores y retocadores en la talla del sílex).

4.3.3 Un grupo pequeño de piezas planas de hueso que tienen incisiones grabadas sobre su superficie, lo
que indica que se han usado para servir de superficie de trabajo de las pieles. Estas marcas están
hechas con un material blando, lo que se intuye por su irregularidad.

4.3.4 Huesos con huellas de abrasión y cuyo uso lo ha pulimentado.

Se trabajaría el hueso, al parecer, con técnicas parecidas a las de la piedra y sería bastante frecuente
en la Cornisa Cantábrica y Asturias, pero no en el resto de la Península.

Sobre la industria de madera poco se puede decir en el Paleolítico medio, al no haber restos debido a
la no-conservación de la materia orgánica. Sólo en Fuentes de Navarres, en Valencia, se ha
encontrado un pequeño fragmento de madera del período. También hay un resto de madera en Abrí
Romaní, aunque está en muy malas condiciones.

Un auténtico taller de pieles se ha descubierto en el nivel 17 de cueva Morín. Se consta la aparición


de improntas planas con pocos restos de basura que podían ser “colchones” para descansar. Una
prueba indirecta también la tenemos en la existencia de las raederas.

5 ESTUDIO REGIONAL (VEGA 1983)

5.1 Distribución y valoración de los yacimientos con industrias musterienses en la Península


Ibérica. La investigación del Paleolítico Medio. Los yacimientos musterienses de la Península
Ibérica se agrupan en cinco zonas: tres litorales (cantábrico, mediterráneo y atlántico occidental) y
dos del interior (Meseta y valle del Ebro). La cueva se confirma como el lugar principal de
actividades para los diversos tipos de campamentos, aunque se usaban durante temporadas.

5.2 Área vasco-cantábrica.

5.2.1 Características generales. (BARANDIARÁN 1988; CABRERA 1989): La mayor parte de los
yacimientos se hayan estratificados en niveles de ocupación de cuevas y abrigos.

5.2.2 Cueva Morín (GONZÁLEZ y FREEMAN 1978): Un estudio de conjunto del musteriense en la
zona central de la región cantábrica fue abordado por Freeman a partir de los datos aportados
sobre todo por cueva Morín, Castillo y Pendo. Aparecen diversas facies, a veces interestratificadas
(concentración alta de restos de animales/ lluvias abundantes y población densa), por lo común
dentro del trascurso del Würm II (aunque también del Riss y Riss-Würm). Se constata el
derrumbe y las escamaciones de las cuevas como consecuencia del frío ininterrumpido. La
industria, tosca por lo general, emplea sobre todo el sílex y muy relativamente cuarcita, ofita u

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otras rocas, produciéndose numerosas lascas -son pocas las obtenidas con técnica levallois- y
escasos soportes laminares.

5.3 La Meseta y el Valle del Ebro. (MONTES 1988): En esta zona, hay campamentos al aire libre y
no se cambia el modelo precedente aunque el frío obligaría a refugiarse en las cuevas. En la
Submeseta Norte han sido excavados los dos yacimientos burgaleses de las cuevas de Millán y de la
Ermita. En la submeseta sur, la cueva de los Casares, en Guadalajara, contenía niveles de ocupación
de un musteriense a caballo entre el típico y el de facies charentiense con matiz La Quina en una
etapa no demasiado fría y bastante húmeda del Würm antiguo. El paisaje era de bosque caducifolio
con un repertorio variado de vertebrados: ciervo, corzo, abundante cabra montés, caballo, etc.

Hay diversas localizaciones importantes de depósitos musterienses al aire libre, sobre formaciones
de terrazas fluviales. En la submeseta norte se han reconocido, entre otros, algunos sitios en los
alrededores de Burgos y en el bajo Pisuerga.

Es notable la concentración de ocupaciones musterienses en formaciones de terrazas del


Manzanares, estudiados por Obermaier y Pérez de Barradas en los años 30 y 40 del pasado siglo.

En el Guadiana se han encontrado restos industriales del musteriense desde su cuenca alta hasta la
parte central y aguas abajo. De gran interés son las identificaciones más recientes en la provincia de
Ciudad Real, con más de medio centenar de localizaciones, casi todas atribuibles al musteriense de
tradición achelense, probablemente del Würm I.

En el altiplano de Urbasa, en Navarra, afloran filones de sílex de excelente calidad; en varias épocas
de la Prehistoria se reiteró la presencia de grupos dedicados a su explotación y retoque in situ en
áreas de taller de gran densidad.

Los yacimientos riojanos dan conjuntos líticos fabricados predominantemente en sílex. En la cueva
de Peña Miel, a 880 metros de altitud, hay varios niveles musterienses separados por horizontes de
desocupación del sitio; uno de estos niveles ha proporcionado en excavaciones recientes abundantes
puntas y raederas, bastantes cuchillos de dorso y escasos denticulados, fabricados sobre todo en
cuarcita, en menor proporción en calcita y apenas en sílex.

5.4 Cataluña y Levante. (MORA et al. 1992; VILLAVERDE et al. 1984, 1992): Muchos de los
yacimientos musterienses de la vertiente mediterránea española fueron excavados hace tiempo.

5.4.1 Abrigo Romaní. (Laboratorio 1993, 1996; CÁCERES 1998). Situado cerca de Capellades
(Barcelona), con fechas del 60000 al 37000 B.P. (C-14).

5.4.2 Cuevas de la Arbreda y de les Ermitons (Girona), con fechas cercanas al 450000:Aquí fue
donde desaparecieron los neandertales más rápido sustituidos por los Homo Sapiens.

5.4.3 Cova Negra. (VILLAVERDE 1984).- Con una amplia boca de entrada, ofrecía un cómodo
refugio que fue utilizado durante bastante tiempo por grupos musterienses. La más reciente
revisión de su estratigrafía la perfilado los ciclos climáticos y de ocupación humana que se fueron
sucediendo. Son siete los horizontes arqueológicos correspondientes a cuatro tipos distintos del
musteriense, asegurándose la existencia de una densa estratigrafía. Uno de estos es la fase
Paracharentiense.

5.4.4 Bolomor: Hay continuidad con respecto al poblamiento del Achelense.

5.5 Andalucía:

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5.5.1 Gibraltar. (BARTON et al. 1999): El hallazgo de restos óseos del homo sapiens neandertalensis
a mediados del siglo XIX en la Forbe's Quarry de Gibraltar se explica con la evidencia de una
ocupación habitual de varios refugios naturales de la Roca en época musteriense. En las
excavaciones de Gorham's Cave se identificó una acumulación de arenas eólicas, de unos 17
metros de potencia, con varios horizontes intercalados de ocupación en el musteriense y en el
paleolítico superior. Sin embargo, muchos de los depósitos en la línea de costa están más
relacionados con las mareas altas que con la acumulación de desechos y la larga ocupación.

5.5.2 Los yacimientos de Zafarraya, la Vega de Granada y Sierra Harana. La Cueva de la


Carigüela. (BARROSO et al. 1993; BOTELLA et al. 1986; VEGA 1988, 1993, 1997): La
provincia de Granada tiene un interesante conjunto de ocupaciones musterienses, tanto al aire
libre como en cuevas. En la cuenca media del Genil y vega de Granada se reiteró la presencia
humana a lo largo de todo el interglaciar Riss/Würm y Würm I; así en Pandera Pino, Cerro Pelado
y Villanueva de Mesía. En este último yacimiento se concentró un efectivo humano apreciable
durante cierto tiempo: se abandonaron allí bastantes raederas y cuchillos y una proporción
apreciable de denticulados, aunque ninguna punta musteriense.

Los grupos de cazadores que habitaban en las formaciones de terrazas del Genil medio,
aprovechando la relativa benignidad climática de comienzos de la glaciación würmiense, debieron
verse obligados a buscar refugios más protegidos en abrigos rocosos y en cuevas al producirse los
rigores del Würm II. Se desplazaron a las formaciones de la próxima sierra Harana, donde se
constituyen los importantes yacimientos de las cuevas de la Carigüela y de Horá.

La cueva de la Carigüela ha sido excavada en varias ocasiones. El equipo de Spahni excava en


los ’50 y desmonta todo el estrato, muy potente, del Neolítico. En su depósito arqueológico de 6
metros de espesor, los niveles inferiores contienen numerosos lotes industriales y paleontológicos
y varios restos humanos del paleolítico medio. Se ha atribuido ese efectivo industrial al
musteriense típico rico en raederas de facies levallois. El análisis de huesos quemados data la
ocupación musteriense de la cueva entre los 45000 y los 23000 años a.C.

Más tarde, Manuel Pellicer hará excavaciones en los estratos del Neolítico. A partir de 1969 hay
excavaciones a cargo de un equipo hispano-mauritano dirigido por un tal Dr. Irwin, Catedrático de
la Universidad de Washington D.C. hasta el ’71, aunque no se pudo publicar lo encontrado debido
a la muerte de este Dr. Irwin, siendo sucedido por un geólogo de amplia reputación en Estados
Unidos escogido por la NASA para estudiar restos lunares llamado Fryxell, pero morirá pronto.

Nadie se hará cargo de las excavaciones hasta que Vega Toscano realiza su tesis doctoral sobre
estos restos y hace excavaciones de control para revisar los cortes de los trabajos. Conseguirá
demostrar que hay depósitos del Neolítico reciente con cerámica cardial, a la cual aplica la
termoluminiscencia y por las dataciones de Carbono 14 demostró que la cueva estuvo habitada
desde hace 82.000 años, aunque hay restos del Musteriense anterior (del Riss-Würm y
Musteriense arcaico). Sin embargo no llega a datar los últimos estratos. Pese al hecho de no haber
muchas publicaciones, es el proyecto musteriense más importante de la Península. El proyecto de
Vega Toscano se paralizará por la pésima conservación del yacimiento. Hay una entrada en el
techo de la roca que se ha taponado pero se filtra la lluvia y eso es peligroso. Los ansiados
proyectos de restauración de la Junta hace más de 10 años que se anunciaron y sin embargo no
están todavía realizándose. Sin embargo, junto a esta cueva está la de Las Ventanas de Píñar que
ha transformado su aspecto para convertirla en una especie de museo interactivo pero se ha
tergiversado.

Hay continuidad en los útiles de la cueva, datados Charentiense pero también Musteriense Típico.
Su aspecto es fantástico por hacerse sobre sílex. El color de estas herramientas es lechoso debido
al paso de los años y la humedad.

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En el relleno arqueológico de la cueva de la Horá se produce la sucesión de fases frías y secas y


de otras más templadas y húmedas en el seno de un ambiente generalmente frío correspondiente al
Würm antiguo; la primera ocupación del sitio se ha referido al achelense avanzado; sobre ella se
formaron los niveles del paleolítico medio similar a los de la Carigüela, ricos en raederas.

La cueva del Boquete de Zafarraya, en la provincia de Málaga, serviría como refugio de


temporada -en el verano e inicios del otoño-, a 1100 metros de altitud, a grupos Musterienses que
vivirían habitualmente cerca del litoral marino (que se halla a 30 km. de distancia). Aquí se
depositaron cinco niveles arqueológicos con industrias y una muestra variada de la fauna
consumida por sus habitantes: caballo, uro, cabra montés (cuyos restos -en sus dos terceras partes
de individuos muy jóvenes, de 3 a 6 meses de edad, o hembras- suponen el 85 % del efectivo
osteotológico recuperado), y también corzo, ciervo y jabalí. Posee fechas recientes (hasta el
23.000 a. C.) pero datan industrias musterienses.

En los últimos 5-6 años, hay otra cueva en la Costa Malagueña, en Bajondillo, cerca del mar y la
capital que tiene una sección amplia. La columna de carácter isotópico muestra oscilaciones
drásticas. Tiene útiles del Musteriense típico y las dataciones del Musteriense son recientes y
Paleolítico Superior Anterior del Homo Sapiens Sapiens.

Por su parte, la Cueva de las Palomas tiene musteriense asociado a restos faunísticos,
posiblemente para el despiece de herbívoros de grandes dimensiones. La Cueva del Ángel apenas
tiene estudios hechos y trabajos (marcas de huesos de carnívoros) y la mayor parte de la carne está
asada, que no cruda, aunque sea en parte, lo que se sabe por la alteración de origen térmico que se
registra en los huesos.

5.6 El litoral atlántico: Los territorios atlánticos de Galicia y Portugal abundan en localizaciones de
materiales líticos de difícil referencia cultural, sea al paleolítico inferior o al medio.

5.7 El Paleolítico Medio en Portugal. (RAPOSO 1995; ZILHAO 1992): Los yacimientos
musterienses portugueses conocidos fueron organizados por G. Zbyszewsky en varios conjuntos
regionales:

5.7.1 Las cuevas de Estremadura, que contienen las series musterienses más ricas.

5.7.2 Las zonas de Lisboa y Rio Maior, con variantes del musteriense de tradición achelense y típico.

5.7.3 Las playas cuaternarias del litoral de Estremadura, con un musteriense de "estilo lusitánico" que
marcaría la transición desde el achelense o hacia el paleolítico superior.

5.7.4 Las terrazas de la cuenca del Tajo, con matices del discutido languedociense.

5.7.5 Los sitios del Algarve meridional, con un efectivo propio del musteriense genérico junto a
pequeñas piezas bifaciales y cantos tallados.

6 PATRONES DE ASENTAMIENTO Y SISTEMAS DE EXPLOTACIÓN DEL TERRITORIO:


Se están haciendo reconstrucciones idealizadas donde hay una marcada división del trabajo que no se
constata en los restos arqueológicos.

6.1 Tipos de asentamientos y modelos de territorialidad. (GAMBLE 1990; LeGRAND 1992;


FEBLOT-AUGUSTINS 1993; STRINGER y GAMBLE 1996; YAR et al. 1996; PETTITT
1997): Durante la primera parte del musteriense aún no hay un equilibrio frente a los cambios
climáticos que se están produciendo (ya que en el Würm I hay asentamientos en cueva y al aire

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libre). Sin embargo, en el Würm II aumentan los hábitats en cueva y da la impresión de que se
restringe bastante las dimensiones de los territorios que se pueden explotar. La elección del lugar de
asentamiento se estandariza atendiendo a varios factores:

6.1.1 La entrada en solana de las cuevas.

6.1.2 La cercanía a materias primas, principalmente sílex.

6.1.3 Las cuevas se sitúan en zonas de control de paso de los animales herbívoros; con buena
disposición para el acceso al agua. Debían de estar a una altura media (ya que más arriba la nieve
cae en más cantidad) para poder controlar a los animales que querían cazar.

6.1.4 El tamaño de las cuevas suele ser superior a las que se ocuparon en el paleolítico inferior o en el
Würm I. Tanto es así que podían acoger estructuras artificiales, como el caso de Cueva Morín
publicado por Gonzalo Echegaray y Freeman.

6.1.5 El espacio interior de algunas cuevas se separa con un murete de piedra, pero no se hacen
separaciones interiores aunque sí se pudieron hacer algunos tabiques de piel (la división interior
de las cuevas con tabiques para individualizar áreas es propia del Paleolítico Superior). Las
profundidades no se ocupaban.

6.1.6 Y una característica propia de los yacimientos neandertales es la acumulación de basura; los
neandertales vivían en auténticos basureros, rodeados de todos sus desperdicios.

Los tipos de asentamiento son los mismos del Paleolítico Inferior: campamentos al aire libre y
cuevas, que son campamentos base y campamentos secundarios.

En el interior de las cuevas se documentan restos de fuego y de hogueras y algunos pequeños


empedrados que pueden ser suelos de hogares. En la parte más profunda solemos hallar útiles de
hueso usados para cortar y adelgazar las pieles quitándoles la grasa. Hay lugares en la cueva donde
se refinarían y prepararían las pieles con las raederas. Por último, en el centro hay hojas con filos
agudos (cuchillos) denticulados y perforadores para cortar palos en trozos, ensamblarlos y atarlos.

No se puede hablar de una permanencia continuada en los mismos campamentos y cuevas desde el
paleolítico inferior; son poblaciones que se mueven y que abandonan las cuevas y regresan a ellas
en la estación siguiente. Sin embargo, los grandes fríos del Wurm II forzarían a las poblaciones
musterienses a buscar el refugio de abrigos rocosos y de cuevas, abandonando progresivamente los
sitios de acampada al aire libre en las terrazas a orillas de los ríos o en hondonadas. Así se explicaría
el desplazamiento de los grupos musterienses de Granada desde sitios al aire libre -como Villanueva
y Mesía y otros de la cuenca media del Genil- a cuevas y abrigos de la sierra de Harana, al norte de
la provincia, como la Carigüela y Horá.

Dentro de los campamentos se documentan talleres. Uno de los mejor conocidos es el Nivel 17 de
Cueva Morín, que ocupa un área pequeña de unos 6,6 m2 y cuyo aspecto se puede equiparar al
Paleolítico Superior en ciertas cosas. Freeman realizó un estudio de la distribución del material
aparecido en el área, marcando tres zonas de trabajo en el espacio: en la zona más alejada, útiles de
hueso para cortar las pieles y eliminar la grasa y la carne adherida; un segundo espacio junto a la
entrada, donde aparecen raederas y lascas de piedra para eliminar los pelos adheridos a la piel y
refinar ésta; y un tercer sector intermedio entre los dos, con una mayor abundancia de hojas y lascas
de filo cortante y denticulados -también algunos perforadores- para cortar las pieles en tiras,
perforándolas para coserlas. El cálculo de personas que pudieron trabajar en estas tres subáreas se
calcula entre 5 y 8 individuos. Dado que el trabajo de la piel produce unos fuertes olores, Freeman

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plantea la posibilidad de que el taller estuviera situado dentro de la cueva en el momento en que ésta
no estuviera ocupada, estando el campamento base situado en otra zona cercana.

Los lugares de acampada, tanto al aire libre o bajo roca, fueron dotados de estructuras de hogares.
En Vilas Ruivas, en Portugal, en un campamento al aire libre se han localizado restos de dos
cabañas protegidas por acumulaciones de bloques en forma de arco que servían de paravientos del
recinto, en cuyo interior hay trazas de hogares circulares y varios agujeros en el suelo que acogían
pies verticales de postes sostenidos con piedras para evitar la caída ; en esas dos chozas vivieron
musterienses dedicados a la fabricación de instrumentos de piedra, dejando abundantes restos de su
trabajo aunque muy pocos de los objetos acabados. En estas cabañas había fogatas encendidas
durante una gran parte del día protegidas con piedras.

En cuanto a los modelos de territorialidad, éstos no han cambiado con respecto al paleolítico
inferior. Se siguen planteando los dos modelos de ocupación del territorio del Achelense: territorios
de gran envergadura explotados cíclicamente en espacios menores (50 Km.2 normalmente) como
mucho durante 10 años, trasladándose con bastante frecuencia de un lugar a otro (lo que se sabe a
través de comparaciones de La Dordoña, Le Moustier y La Ferrasie con un asentamiento de
esquimales); o bien territorios más restringidos que también serían explotados con movimientos
estacionales y con desplazamientos desde el campamento principal al cabo de 4 ó 5 años, ocupando
territorios entre 50 y 100 km2. Con respecto al tamaño de los grupos, siguen siendo bandas de
pequeña envergadura constituidas por unos 30 individuos relacionados entre sí por lazos familiares;
el grupo intercambiaría mujeres con otros grupos vecinos.

6.2 Las estrategias de subsistencia. Diferencias entre las regiones vasco-cantábrica y


mediterránea. (ESTEVEZ 1980; ALTUNA 1992; VILLAVERDE et al. 1996): En cuanto a las
estrategias de subsistencia, es evidente que la caza tiene cada vez más envergadura, aunque se sigue
practicando el carroñeo; se ha abandonado, sin embargo, el carroñeo de grandes herbívoros, como
elefantes o uros, característico del paleolítico inferior. Sólo hay un área, Levante, donde se
aprovecha la carne de un animal de envergadura: el rinoceronte; en el yacimiento de Cova Negra
nos encontramos con restos de varios rinocerontes en zonas de ocupación.

El animal más cazado en todas las regiones de la Península es el caballo; es éste de talla media o
pequeña, con un peso medio de unos 180 kg.; en algunos yacimientos llegan a alcanzar unos niveles
de la fauna consumida de hasta el 90 %, como en cueva Horá (Darro, Granada), lo cual indica una
técnica de caza específica de estos animales, posiblemente sistemas de caza colectiva mediante el
despeñamiento de la manada sin hacer distinciones. Pero es más notable la caza del caballo en la
zona cantábrica, donde se los caza independientemente de la edad y el sexo.

Además de los équidos, son muy frecuentes los cérvidos (Ciervo, corzo, megacero o gran ciervo) y,
dentro de éstos, el ciervo común, el gamo y, en zonas de montaña, algunos rebecos; aquí la cantidad
de carne que se podía aprovechar era diferente en función de la especie (se los mata jóvenes y en
ciertas estaciones del año, debían gastar cuidado en no matar demasiadas crías y hembras ya que
sino el ritmo de caza sería insostenible; siempre van a dar menos alimento que el caballo). Los
cérvidos están viviendo en este momento en bosques tropicales y son difíciles de cazar por su
velocidad. La caza del ciervo aumenta de forma evidente en la fase final del Paleolítico Medio;
también sabemos que el reno empieza a ser cazado, fundamentalmente en el norte, aunque no de
forma sistemática, posiblemente porque éste no era muy abundante.

En muchos yacimientos se han documentado patrones de edad, en los que se cazan bóvidos y
équidos adultos mientras que en los cérvidos dominan los animales jóvenes cazados (más de las dos
terceras partes de los ciervos cazados por los ocupantes de Cova Negra eran individuos jóvenes -de
recién nacidos a menores de 3 años-, que resultaron muertos entre la primavera y el otoño); es éste
un dato más para pensar que existían diferentes formas de caza: en los bóvidos y équidos adultos,

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mediante el despeñamiento, y en los cérvidos cazando los individuos más jóvenes. ¿Pero por qué
los más jóvenes?: los machos adultos, una vez que finaliza el celo, se separan de la manada que,
solos, serían difícil de encontrar y matar; mientras que las hembras quedan en la manada, más fácil
de localizar, junto con sus crías, que serían las que se matarían con más asiduidad con objeto de
conservar la especie y que las hembras sigan pariendo. Se sabe de la caza del rinoceronte por ciertos
restos datados del interestadial Würm II-III.

También se cazaron jabalíes, aunque las evidencias no son muy numerosas (se trata de un animal
muy peligroso); algunos carnívoros y algunos osos (no demasiado comunes), muchos conejos
(sobre todo en Levante y en el sur), aves -sobre todo anátidas- algunos peces -muy especialmente
truchas- y un marisqueo muy débil en Gibraltar y en las regiones cantábricas. Después, en el
Paleolítico Superior, vamos a ver un gran desarrollo del marisqueo en Cantabria. Hay evidencias de
haber consumido algunas especies marinas curiosas, como por ejemplo pingüinos -en Gibraltar y,
en épocas más recientes, en Nerja-.

A nivel regional, hay diferencias claras entre los sistemas de subsistencia cantábrica y el de la
región mediterránea:

6.2.1 En el área vasco- cantábrica la caza es más oportunista, menos selectiva, por lo que aparecen
animales menos jóvenes y un repertorio más variado de éstos. Hay una presencia significativa en
los yacimientos cántabros de huesos largos, que se dejarían para fabricar utensilios de este
material, aunque un estudio de Strauss supone que la abundancia de éstos responde más al
aprovechamiento del tuétano que a la necesidad de materia prima para la industria.

6.2.2 En la fachada mediterránea dominan dos especies: en las primeras fases del musteriense -Wurm
I- domina el ciervo, mientras que en el Würm II domina el caballo. La cantidad de especies
cazadas es menos numerosa, entre 4 y 8 especies por nivel de ocupación. También se documenta
la caza de la cabra montesa en la Cueva de la Zafarraya.

Las técnicas de caza son similares a las del Paleolítico Inferior, aunque un poco más sofisticadas: en
los paisajes abiertos la caza se practicaría en grupo, mediante el ojeo y la conducción de las manadas
hacia cortados del terreno para provocar su despeñamiento, o bien acosando algún individuo en
concreto que, separado de la manada, sería finalmente abatido por cuadrillas en las que seguramente
se integraban individuos de diversas familias. En el bosque, la caza por persecución siguiendo el
rastro de los animales.

Muchos de los animales capturados debieron ser objeto de un primer troceado en el mismo sitio de
caza, separándoles la cabeza y las patas, cuyos huesos aparecen más a menudo entre los restos
abandonados en los lugares de acampada habitual que los de la región del tronco.

Las armas que se han documentado son mínimas; entre ellas aparecen puntas musterienses para
armar vástagos de madera.

Respecto de la recolección, no tenemos muchos datos. A falta de evidencias directas de los frutos,
hojas, retoños o tubérculos que debieron consumir los neandertales, se ha reconocido en el estudio de
las huellas de desgaste de los filos y superficies masticadoras de sus piezas dentarias las propias de
una dieta alimenticia con un consumo elevado de vegetales. También se ha intentado ver el consumo
de elementos vegetales mediante análisis isotópicos para examinar el consumo real de carne (se ven
las proteínas animales y vegetales). Los datos que se han obtenido afectan a una gran parte de
Europa (principalmente Alemania), aunque no se tienen datos de España.

7 PRÁCTICAS SOCIALES Y SIMBÓLICAS. LA APARICIÓN DEL RITUAL FUNERARIO.

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7.1 La expresión simbólica durante el Paleolítico Medio. Se nos plantea un primer problema: si
existió o no un nivel de evolución en los neandertales que les permitiera un lenguaje articulado
similar al de las poblaciones de sapiens sapiens. Es posible que no utilizaran un lenguaje complejo
como el actual, pero es evidente que mediante signos y algunos gritos podrían expresar ideas, lo que
permitió la estandarización de los útiles, es decir, el arbitrar patrones para la fabricación de
determinadas herramientas. Sin embargo, no tenemos constancia de que articularan un sistema de
prácticas y símbolos como el desarrollado en el paleolítico superior.

7.2 ¿Son intencionales los enterramientos del Hombre de Neandertal?. (BINANT 1991;
STRINGER y GAMBLE 1996; ARSUAGA 1999): Quizás el dato más claro de simbolismo sea la
aparición de un ritual de enterramiento colocando a los cadáveres de una forma determinada.
También parece que hay en ocasiones un determinado interés por los cráneos, pues se observan
decapitaciones rituales. Esto ya se sabía desde la presencia neandertal en Próximo Oriente, donde
tenemos el caso de las cuevas de Shanidar en Irak donde se depositaron flores a un difunto.
También se tienen casos de los cuerpos encogidos en las tumbas. Sin embargo, esto no es
demasiado frecuente aquí en la Península Ibérica. En la Cueva de Zafarraya hay un boquete que ha
tapado la cueva. Dentro hemos visto restos de canibalismo aunque nada de enterramientos.

También aparecen asociadas a las tumbas pequeñas fosas con ajuares funerarios: colorantes
(oligisto), alimentos, etc. Esto nos indica que hay un interés por la conservación de los miembros
del grupo, suponiendo que hay una vida tras de la muerte.

Frente a estas prácticas destaca la gran aparición en los yacimientos musterienses de huesos
humanos insepultos. También se ha hablado de la existencia de un culto al oso por la gran cantidad
de huesos de estos animales encontrados en cuevas de Suiza y en una cueva catalana, Els Ermitons.
Sin embargo, creemos que esto es una fantasía, pues estos esqueletos pertenecerían a osos que
ocupaban las cuevas cuando el hombre las abandonaba, muriendo allí de una forma natural.

Otro elemento relacionado con el simbolismo es la aparición de colorantes, colgantes, adornos de


hueso perforados, colgantes de piedra, etc.

También se ha hablado del inicio de un arte prefigurativo a partir de marcas que aparecen sobre
piedra, que en muchas ocasiones podrían proceder de marcas de trabajo sobre piedras o sobre pieles
apoyadas en piedras. En este sentido, son interesantes unas líneas que aparecen sobre una piedra
situada al aire libre, aislada, localizada en Chercos, población de la sierra de Filabres, en Almería,
conocida por los lugareños como la "Piedra Labrá".

En cuanto a la esperanza de vida del hombre de neandertal, el cálculo de H.V. Vallois sobre una
muestra de veinte individuos de diversos yacimientos europeos asegura que el 40 % habría fallecido
antes de los 14 años de edad, el 55 % entre los 15 y los 40 y sólo un 5 % habría alcanzado una edad
comprendida entre los 40 y los 60 años.

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TEMA 4. LOS CAZADORES DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR

1 LA INVESTIGACIÓN DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR PENINSULAR

1.1 Desarrollo de la investigación en la Península Ibérica. (CLARK, 1983, 1990; UTRILLA, 1987;
GONZÁLEZ et. al., 1997). Para el conocimiento del Paleolítico Superior contamos con bastante
más documentación que para el Paleolítico Inferior y Medio.

1.1.1 Los yacimientos peninsulares se sitúan la mayoría de ellos en la región vasco-cantábrica, donde se
produce una auténtica explosión demográfica. De aquí hay que destacar, sin duda alguna, las
Cuevas de Altamira, que significaron el descubrimiento del Arte Paleolítico en 1879.

1.1.2 También el área mediterránea tiene un gran protagonismo, tanto la zona catalana (aunque más
notable) como la levantina.

1.1.3 En Andalucía, los yacimientos son pocos y se concentran en la región costera, principalmente en
la costa malagueña.

1.1.4 En Portugal se mantienen las mismas pautas anteriores, yacimientos situados alrededor del
estuario del Tajo, en la Estremadura portuguesa (el hecho de localizarse los yacimientos en este
área es porque es la única zona portuguesa donde existen concentraciones calizas en que pueden
formarse cuevas).

1.1.5 El resto de la Península no tiene una distribución importante de yacimientos; esto no quiere decir
que no los haya, sino que no se han encontrado o que han desaparecido; hay unos pocos en la
Meseta y en Albacete, pero de poca envergadura.

Así pues, frente al poblamiento de la zona cantábrica, el resto del poblamiento peninsular es mínimo.

¿A qué se debe esta situación? Fundamentalmente a cuestiones ecológicas: es la época en que el frío se
hace más agudo, con unas condiciones climáticas extremas, y las poblaciones se refugian en zonas más
resguardadas de las inclemencias ambientales, cerca del mar que es un factor que suaviza la
temperatura.

La diferenciación en el Paleolítico Superior de la Península Ibérica de dos grandes áreas o "provincias",


la cantábrica y la mediterránea, que advirtieron ya Breuil u Obermaier, es ahora generalmente admitida.
La franja septentrional, o astur-cantábrico-vasca, se aproxima bastante en su evolución cultural a la
definida en el sudoeste francés (Aquitania y Pirineo); mientras que en el área mediterránea, o catalano-
valenciana-meridional, se dan mayores semejanzas con lo apreciado en el Mediodía francés (valle del
Ródano) y en el resto del Mediterráneo occidental.

Para el conocimiento del área cantábrica contamos con los trabajos realizados en cueva Morín en los
años ’60 dirigidos por Freeman y Gonzalo Echegaray, director del Museo de Santander. Al margen de
este grupo de investigación existen otros como el iniciado por Francisco Jordá, aragonés afincado en
Asturias durante bastantes años, que creó un grupo de investigación de gran predicamento del que
destaca su discípulo Fortea. De estos trabajos, son muy importantes los estudios de laboratorio y los de
huesos con moldes, así como la publicación de memorias y un libro divulgativo sobre el yacimiento.
También en la región cantábrica ha trabajado, durante los ’80, el grupo funcionalista de la Universidad
de Chicago dirigido por Strauss y Clark, por ejemplo en la Cueva de la Riera. Sin embargo, a pesar de

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que muchos paleolitistas de renombre se han formado con Strauss, las investigaciones desarrolladas
sobre este período ha puesto a estos estudiosos contra Strauss.

Para el conocimiento del área levantina también contamos con los trabajos desarrollados por otros
grupos de investigación, destacando el dirigido por Fullola Pericot para el área de Barcelona. (Hay
diferencias de investigación entre equipos que trabajan en el área cantábrica, los cuales utilizan el
método de Bordes para clasificar la industria, mientras que equipos que trabajan en el área
mediterránea suelen utilizar el sistema de clasificación de G. Laplace, que se basa en el uso de los
sistemas de retoque). En Valencia hay una tradición de la investigación del Paleolítico Superior que se
remonta a la investigación de la cueva del Parpalló, siendo los trabajos más significativos los que se
remontan a la época posterior a la Guerra Civil, durante los años 40 y 50 que superaron la secuencia
estratigráfica fijada hasta entonces. Pionero de estos trabajos fue Luis Pericot, el cual planteó el origen
africano del solutrense de la cueva y del arte mueble encontrado, teoría que después se ha demostrado
carece de consistencia (los cazadores solutrenses son los inventores del arco, con lo que se produce un
gran avance en las técnicas de caza al utilizar también las puntas de flecha de pedúnculo y aletas, que
después serán características del calcolítico).

Sobre la investigación del Paleolítico Superior en Andalucía podemos decir poco. Sólo hay dos
yacimientos, la Cueva de Nerja, en Málaga, y Cueva Ambrosio, al norte de Almería (región de los
Vélez), que ha proporcionado alguna información, aunque no tan importante como cueva Morín ya que
no son secuencias solventes. En la cueva de Nerja se ha constatado un santuario de pinturas situado en
zonas altas y hoy de difícil acceso de la cueva, aunque es posible que en época antigua estuviera
situado cerca de alguna entrada que posteriormente ha quedado cegada; allí Francisco Jordá realizó una
excavación sistemática en los años 70 y comienzos de los 80, junto con el profesor Pellicer que excavó
los depósitos neolíticos de la cueva. La cueva de Ambrosio tampoco ha beneficiado demasiado a la
investigación andaluza; en ella excavó Ripoll (que invitó a Bordes para demostrar, a partir de los
sedimentos de ésta, los estratos solutrenses de la cueva del Parpalló) y posteriormente Botella; sin
embargo, el primero que la había excavado fue un investigador aficionado de la zona, Jiménez, que
realizó una excavación tan sistemática que acabó con todos los sedimentos del Neolítico de la cueva;
finalmente, el hijo de Ripoll, que también la excavó, encontró en ella un arte mueble -que su padre
había buscado infructuosamente sin encontrarlo- parecido al de la cueva del Parpalló.

Hay que mencionar también la cueva del Bajondillo y otras cuevas andaluzas que también nos han
dado, sobre todo ahora, más información sobre el Paleolítico Superior y la transición del Medio al
Superior.

1.2 Cronología del Paleolítico Superior (BARANDIARÁN, 1988): El Paleolítico Superior del
sudoeste europeo dura entre 25.000 y 28.000 años, esto es, entre el 35.000 y el 9.000 a.C. o desde el
40.000 a. C. hasta el 12.000 a. C. aproximadamente. Así pues, el Paleolítico Superior se encuadra
entre el interestadio Würm II-III pasando por el Würm III y el final de la última glaciación, en el
Würm IV o tardiglaciar.

Las culturas de transición del paleolítico medio y de inicios del superior tienen lugar en el período
intermedio entre las oscilaciones Würm II y Würm III. Avanzado el Chatelperroniense, se
advierten ya las condiciones de inestabilidad climática que de lo templado o cálido de su óptimo
llegan a lo frío y húmedo con que concluye el interestadio.

En el Würm III tiene lugar el desarrollo del Auriñaciense y del Gravetiense: algunas oscilaciones
atemperadas se intercalan en un ambiente normalmente extremado en frío y en sequía (como es el
Perigordiense Superior, o Gravetiense, franco-cantábrico).

El final del Würm III y el desarrollo del Würm III-IV coinciden con la génesis y mayor expansión
del solutrense, cuyo final entra ya en el inicio del Würm IV.

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En este tardiglaciar, con fases muy frías y bastante secas (22.000-20.000 a. C. aprox.), se produce el
paso del Solutrense al Magdaleniense (desde el 14.000 a. C.; en Levante y en Andalucía con un
sustrato del Solutro-Gravetiense) y el desarrollo total de esta cultura.

Hacia el 10.000-9.500 a.C. se aprecian síntomas del cambio cultural Aziliense en el Sur de Francia
y Cantabria que mil años más tarde, al acabar el Tardiglaciar, supone el asentamiento pleno del
Epipaleolítico (Mesolítico). Entre el 10.000 y el 8.000 a.C. el Paleolítico Superior ha desaparecido
en toda la Península.

Esta situación da a dos propuestas para el fin del Paleolítico. Unos lo van a situar en la trasngresión
de Alleröd (12.000 a. C. aprox.) y para los que consideran al Aziliense como una parte del
Paleolítico Superior debido a sus afinidades con el Magdaleniense, se situaría el final en el Dryas
III y el Epipaleolítico y Holoceno comenzarían a partir del 8.000 a. C.

1.3 Rasgos generales . (BINFORD, 1983; GILMAN, 1984; BOSINSKI, 1990; KOZLOWSKI,
1990; GAMBLE, 1986; OTTE, 1990; BYERS, 1994; CLARK, 1992; NOBLE y DAVIDSON,
1993; CHAZAN, 1995; STRAUS, 1996a y b).

Podemos apuntar, en primer lugar, a que el Chatelperroniense está poco definido en la Península y
muchas regiones meridionales mantienen colectivos neandertales del Pal. Superior en las primeras
fases, habiendo una coexistencia posiblemente entre el 25.000 a. C. e incluso en el 22.000 a. C.

1.3.1 La aparición del hombre moderno (MELLARS, 1990).Durante esta etapa aparece un nuevo
fósil humano: el Homo Sapiens Sapiens, sin ningún paralelismo con la especie anterior, el homo
neandertalensis. Su origen está poco claro y existen diversas teorías sobre su origen:

1.3.1.1 Teoría 1: Una serie de investigadores han planteado que el homo sapiens sapiens procedería de la
existencia de una rama “Pre-Sapiens” (Homo Ergaster, Homo Erectus, Homo
Heidelbergensis…) que se habría mantenido sin salida evolutiva y que perduraría hasta el
Paleolítico Superior, momento en el que habría dado lugar al Sapiens. Esta postura cuenta cada
vez con menos adeptos.

1.3.1.2 Teoría 2: Otra explicación sería la de la posibilidad de una evolución continua en el continente
europeo entre neandertales y homo sapiens, postura que ha sido defendida por Bosinski, tesis
peregrina porque el registro arqueológico demuestra lo contrario.

1.3.1.3 Teoría 3: los “Hijos de Eva”: que consiste en pensar que existe una madre africana de todos los
sapiens, expandiéndose desde el continente africano a través de una serie de migraciones que se
iniciarían hace unos 120.000-100.000 años hacia el Próximo Oriente (para extender por Asia) y,
en otra gran migración hace unos 40.000 años, alcanzarían Europa sustituyendo a los
neandertales. Esta es la tesis apoyada por los genetistas, avalada por estudios genéticos
efectuados sobre neandertales, los cuales no se corresponden en nada con los sapiens sapiens.
De todas formas, las dataciones no son seguras.

Hay quien habla también de una hibridación entre sapiens y neandertales. En la Península es
evidente que permanecen bandas de neandertales hasta hace unos 25.000 años, habiendo
aparecido los sapiens sapiens alrededor del 35.000 a.C., por lo que las dos especies coexistieron
en el sur peninsular durante unos 10.000 años. El argumento de esta coexistencia nos lo
proporciona la cueva de la Carigüela, donde aparecen restos de sapiens mezclados con industria
musteriense.

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En conclusión, en muy pocos años los neandertales son sustituidos en Europa por sapiens sapiens.
No fue una sustitución violenta, planteándose la posibilidad de que los neandertales
desaparecieran a consecuencia de una catástrofe natural (una enfermedad...). Sea de una forma u
otra como desapareció la especie, sí es extraño el que una población fuerte y bien adaptada al
medio desaparezca súbitamente. En cualquier caso, las dudas están planteadas.

1.4 La primera gran "revolución" humana; el éxito de los cazadores-recolectores especializados


(SERVICE, 1973; SAHLINS, 1977; MONTEIRO, 1997; OTTE, 1998). Un aspecto de carácter
general es que el Paleolítico Superior supone la primera gran revolución del hombre gracias al
adelanto de los cazadores-recolectores. Se produce un gran desarrollo demográfico y territorial,
evidente en el aumento de los yacimientos, que se multiplican de forma considerable en el
Solutrense y algo menos en el Magdaleniense (ahora hallamos yacimientos en el Pacífico y en
América). También se puede hablar de revolución en el desarrollo del lenguaje conceptual del
simbolismo y de la propia tecnología. El simbolismo está demostrado no sólo por el arte parietal
sino también por la gran cantidad de objetos de adorno y por la cantidad de técnicas que el homo
sapiens sapiens va inventando para desarrollar su utillaje. Además, el nivel de interacción aumenta
grandemente, surgiendo un gran mosaico cultural. Todo contrasta con un nulo cambio de los rasgos
físicos.

1.5 Innovación y dinamismo cultural en Europa Occidental (MOURE y GONZÁLEZ, 1992). Otro
dato es el nivel de dinamismo cultural que ofrecen las poblaciones de Europa occidental frente a las
del resto del mundo:

1.5.1 Aumenta de forma considerable el utillaje óseo.

1.5.2 Se inventan nuevos sistemas de armas arrojadizas (invento del arco solutrense y de propulsores
magdalenienses).

1.5.3 Se inventan los arpones, lo que demuestra una actividad de explotación del medio marino.

1.5.4 El marisqueo alcanza una importancia evidente con la recogida de moluscos y crustáceos, sobre
todo en la zona cantábrica, adaptación al medio marino que irá en aumento en el Epipaleolítico.

1.5.5 Al mismo tiempo se cambia la forma de cocinar los alimentos (ahora se asa y cuece la carne,
existen más formas de preparar los alimentos y éstos están más triturados). También se le da más
importancia a los adornos en el contexto funerario y cotidiano así como al simbolismo y al arte.

Todo ello nos demuestra que en el Paleolítico Superior se desarrolla una fase del poblamiento humano
espectacular. Únicamente no cambian los lugares de asentamiento; sí se independizan recintos dentro
de las cuevas para diferentes actividades: así habrá recintos para el descanso, para el trabajo y para
enterramientos. No podemos decir que las características culturales de toda la población de la Península
sean uniformes. Da la impresión de que en el sur las transformaciones son menores, con poblaciones
más arcaizantes si las comparamos con las del área cantábrica y francesa.

Debemos mencionar también la consolidación de los clanes (formados por agrupaciones de bandas) y
hay intercambio de productos como el sílex en medias y grandes distancias. Se reforzarán los vínculos
sociales y el sentimiento de la propiedad colectiva.

2 EL MARCO AMBIENTAL DURANTE LAS ÚLTIMAS FASES DEL PLEISTOCENO.


(LEROI-GOURHAN, Ar. 1997). El Paleolítico Superior se inicia en el interestadial Würm II-III,
con la restauración del bosque templado y la abundancia de ciervos y rinocerontes (Cantabria y
Pirineos). Por su parte, en el Würm III tenemos un paisaje de estepa durante el cual se van a suceder
dos situaciones climáticas:

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El pleniglaciar, entre 33.000 y 16.000 años, durante el que se dan las culturas Auriñaciense,
Perigordiense y Solutrense.

El tardiglaciar, que se desarrolla entre 16.000 y 9.000 años, período durante el que se desarrolla el
Magdaleniense y el Epigravetiense.

La alternancia de períodos más cálidos y fríos se va a ver recogida en las oscilaciones de las
conchas y sedimentos.

2.1 La zona cantábrica (ALTUNA, 1994): En la zona cantábrica, el territorio estuvo densamente
poblado, especialmente la franja que se extiende desde el valle del río Nalón hasta los Pirineos,
aproximadamente unos 250 km. de extensión. En esta zona tenemos que considerar la importancia
de las nieves perpetuas, localizadas en las cordilleras que miran al mar Cantábrico; sin embargo, la
costa, con un clima más moderado, se encuentra cerca. Durante el pleniglaciar, al descender las
nieves hasta los 1200 y 1500 metros de altitud, la estepa se extendió, creando suelos de
crioturbación hasta zonas próximas a la costa. Esto también implicó que las especies de alta
montaña se refugiasen en la baja montaña igualmente (como es el caso de la cabra, muy cazada
según el registro arqueológico). Por otro lado, hay que tener en cuenta que la línea de costa estaba
más alejada de los yacimientos que conocemos en la actualidad, actuando como fenómeno
regulador de las temperaturas; en cualquier caso, las esquirlas de las paredes de las cuevas nos dicen
que el frío debió de ser intenso.

El cambio en el nivel del mar se puede cuantificar por la línea de costa. Entre el 20.000 y el 18.000
a.C. el nivel del mar bajó más de 100 metros por debajo del actual (entre 100/150 metros) y
permaneció así hasta el 14.000, alcanzándose el nivel normal actual hacia el 4.000 a.C. Esto quiere
decir que se consiguieron bastantes metros cuadrados de plataforma marítima que el hombre utilizó
para cazar y recolectar, espacio que hoy está bajo las aguas.

Por lo tanto, el clima y el relieve que existieron en la zona cantábrica tenía aspectos distintos del
que conocemos en la actualidad, con especies animales de fauna fría como el mamut, el reno, el
buey almizclero, el bisonte, la liebre ártica o el topillo; también existieron animales adaptados a
climas menos rigurosos, como cabras, ciervos y rebecos; en los períodos más fríos dominaban el
bisonte, caballo y reno. La vegetación era de tipo abierto, pero también existían zonas de áreas
boscosas.

2.2 La zona mediterránea (BADAL, 1992): En la zona levantina parece que no hubo tanto contraste
entre las fases frías y cálidas. el clima fue aquí más suave que en el norte. El paisaje era abierto, de
pradera, siendo el Würm III el período más frío y seco de toda la secuencia. En el período
tardiglaciar (Würm III-IV) hará un mayor desarrollo de los bosques. Estas condiciones son
adecuadas para las poblaciones del Paleolítico Superior, como nos lo demuestra la multiplicación de
los yacimientos conocidos.

3 LAS INDUSTRIAS DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR: TECNOLOGÍA Y TIPOLOGÍA.

3.1 Viejas y nuevas tecnologías. El equipo material: las industrias de piedra y hueso.
(SONNEVILLE-BORDES y PERROT, 1954-56; BARANDIARÁN, 1967; ROZOY, 1992):
Durante el Paleolítico Superior hay mucha más variedad y funcionalidad de los útiles y existe un
debate en torno a algunas situaciones de continuidad con el Paleolítico Medio en algunas regiones
de Europa Occidental, aunque en general se puede afirmar que hay una discontinuidad.

Se produce ahora un uso masivo de útiles enmangados en madera y de útiles compuestos. Se


desarrollan bastantes objetos sin una necesidad material concreta, como por ejemplo objetos de

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adorno y, en algún caso, instrumentos musicales (una especie de flautas) y otros objetos artísticos.
Hay un desarrollo extraordinario de los útiles de hueso y otros de materia orgánica que no se han
conservado. Funcionalmente, se distinguen: las armas, los útiles de trabajo, los adornos, y soportes
para actividades artísticas y simbólicas.

En la industria lítica tenemos más tipos que para el Musteriense, aunque hay que tener en cuenta
que el reciclaje crea tipos distintos de instrumentos (los Bordes llegaron a tipificar hasta 105 útiles
distintos). El Paleolítico Superior se caracteriza por: la utilización masiva de hojas frente a las
lascas y la microlitización o reducción del tamaño de los útiles (los útiles suelen tener una longitud
menor a 2,5 cm). Pero esto no quiere decir que desaparezcan los útiles sobre lascas, que siguen
existiendo.

Con respecto a las técnicas de talla, se siguen utilizando las mismas que en períodos anteriores:
impresión dura, impresión blanda, retoque (ahora se tiende a configurar todo el útil con retoque).
Para regularizar mejor las piezas se utiliza por primera vez el sílex calentado, que produce una
dilatación, con lo que se trabaja mejor la talla (además, el sílex se deshidrata). Sin esta técnica sería
imposible producir objetos como las “hojas de sauce y laurel”.

3.1.1 Tipología: En España, de todas formas, la industria tiende a ser más “conservadora”: en Cantabria
se seguirá tallando la cuarcita y habrá raspadores y algunos útiles parecen funcionar como un
cepillo.

3.1.1.1 Raspador, con filo más masivo, más vertical, que se utiliza para raer pieles o madera; la mayoría
de los raspadores debían de estar enmangados.

3.1.1.2 Buril, a modo de cincel, con parte activa hecha de un solo golpe, que permite el levantamiento en
forma de ángulo; se usa para levantar esquirlas en los huesos, de los que saldrán instrumentos;
también sirven para grabar en las piedras; una mayoría de los útiles en piedra serán buriles.

3.1.1.3 Perforadores o taladros, para perforar pieles o madera. También hay azagayas.

3.1.1.4 Puntas, de las que hay gran cantidad, de acuerdo con el carácter de cazadores especializados; la
mayoría de estas puntas están enmangadas;

3.1.1.5 Hojas de laurel solutrenses, debieron de tener un uso simbólico, en ceremonias. Su retoque es
plano y muy perfeccionado.

3.1.1.6 Microlitos geométricos, que no suelen superar los 2 cm. de longitud; se pudieron utilizar para
hacer hoces (se pondrían varios en un mismo palo) para recolectar gramíneas salvajes y las
lanzas y jabalinas.

Pero el Paleolítico Superior se distingue sobre todo por el desarrollo extraordinario que muestra,
desde el Auriñaciense, la industria ósea (tanto con el hueso como con la cuerna de ciervo y
elementos similares de otros bóvidos y cápridos y de carnívoros y aves) para fabricar armas,
objetos de adorno, etc. En el Magdaleniense esta industria ósea supera en número de útiles y en
complejidad de los mismos a los fabricados por la industria lítica. Se van a desarrollar una serie de
técnicas específicas para trabajar el hueso: se deben remojar desgajar esquirlas mediante buriles y
pulir el resultado con una piedra. Su variabilidad es amplia, siendo más a medida que va pasando
el Paleolítico Superior (en el Magdaleniense domina a la industria lítica). Entre los autores que
han realizado una tipología más completa de útiles fabricados en hueso se encuentra Dr. Ignacio
Barandiarán, el cual ha llegado a inventariar 85 tipos, distribuidos en hasta 36 grupos:

3.1.1.6.1 Armas para la caza y la pesca:

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3.1.1.6.1.1 Azagayas, son armas de caza y pesca que podían ser lanzadas con la mano o con la ayuda de
un propulsor; su base es de diferentes formas, que son las que marcan los distintos tipos; su
tamaño oscila entre 4 y 30 cm. Estaban hechas sobre asta de ciervo y la punta se podía hundir
y/o biselar.

3.1.1.6.1.2 Arpones, son varillas dentadas, con una o dos filas de dientes, utilizados para pescar, bien
atados con un cordel o disparados con propulsores, al igual que las azagayas; su uso es
bastante tardío; en el Aziliense suelen tener una perforación en la base.

3.1.1.6.1.3 Anzuelos, en forma de gancho, tanto para la pesca fluvial como marítima.

3.1.1.6.1.4 Cerbatanas, que son huesos perforados que debieron utilizarse, más que para arrojar dardos
para cazar, para soplar y espolvorear pintura.

3.1.1.6.1.5 Puñales, fabricados sobre asta de ciervo, son característicos del Magdaleniense asturiano.

3.1.1.6.2 Útiles para el trabajo doméstico: Punzones y puntas, espátulas y paletas, para trabajar las
pieles, compresores y cinceles, utilizados en la talla de la piedra, agujas, más para mantener el
peinado que para coser, bastones perforados, hechos con huesos de grandes dimensiones -
omóplatos- y decorados y recipientes y cajas.

3.1.1.6.3 Objetos de adorno: (Sin contar los tatuajes, de los que tenemos escasa información):
Alfileres, agujas, colgantes hechos con caninos perforados o con raspas de pescado -también
con conchas de molusco- y soportes artísticos o huesos planos que han servido para dibujar o
grabar sobre ellos figuras de animales, siendo muy frecuentes en cuevas con pinturas rupestres
(Altamira, Cueva del Castillo)

3.1.1.6.4 Instrumentos musicales: su asignación es bastante conflictiva porque muchas veces es difícil
saber si un instrumento ha sido fabricado con una funcionalidad musical: silbatos, flautas,
mazas, que pudieron ser de tambor y en Rusia se han localizado grupos de instrumentos
musicales relacionados con actividades simbólicas realizadas en el interior de las cuevas.

Además de la industria del hueso son corrientes los colorantes, casi siempre minerales: ocre,
oligisto, hematites..., que aparecen relacionados con las escenas de arte rupestre. En Altamira se
hallaron pigmentos minerales en una de las pinturas. Generalmente se mezclaban con carbón, con
arcilla y con materia orgánica de animales quemados con molederos. Las espátulas y dedos
expandían la pintura y se pintaba con dedos y pinceles.

Las pieles tuvieron también gran importancia para cerrar cuevas y compartimentar espacios,
además de como vestimenta y como recipientes. También debió de existir una industria
importante de la madera, de la que se han conservado pocos instrumentos.

3.2 Evolución del Paleolítico Superior en Europa Occidental y la Península Ibérica:

3.2.1 Las fases antiguas: Chatelperroniense, Auriñaciense y Perigordiense/Gravetiense: Existe un


debate sobre el Chatelperroniense-Perigordiense Inferior (D’Errico) y el Auriñaciense inicial
(Cabrera) como transiciones (40.000-35.000/30.000).

3.2.1.1 Avanzado el interestadio Würm II/III, coinciden en algunas zonas de Europa el último
desarrollo del Musteriense con el teórico inicio del Paleolítico Superior o "cultura de
Chatelperron". Ese amplio período de transición se puede remontar hacia el 40.000,

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desarrollándose durante varios milenios, con especial caracterización entre aproximadamente los
años 35.000 y 31.000 a.C.

Hay indicios de continuidad en los tipos y técnicas de los utensilios y en la ocupación de los
sitios. Entre los útiles abundan las raederas y puntas musterienses, denticulados, muescas, etc,
con un aumento de algunas categorías de tipos, como buriles y raspadores y, sobre todo, los
característicos cuchillos "de Chatelperron".

3.2.1.2 El Auriñaciense propio dura entre 3.500 y 5.000 años (de 35.000 a 30.000/29.000 a. C. o de
31.500 a 27.000 a.C. aproximadamente; todo contextualizado en el Würm III). En él abundan las
piezas líticas elaboradas sobre láminas largas y gruesas (a veces son lascas), siendo frecuentes
los raspadores. El utillaje óseo muestra la aparición de diversos tipos de azagayas (primero en
hueso, luego en asta de ciervo), con el borde biselado o hendido.

3.2.1.3 En el Perigordiense Superior: (Aprox. 30000/29000-22000 a. C.; estamos en el Würm III)


destacan la abundancia de piezas alargadas o "puntas de la Gravette", raspadores, buriles y
puntas con pedúnculo que pudieron utilizarse como puntas de flecha. En el Perigordiense
Superior o Gravetiense se produce la expansión del primer arte figurativo conocido en la historia
de la humanidad.

3.2.2 Las fases medias: Solutrense y Solútreo-Gravetiense: Dura cerca de 4.000 años (del 22000 al
18000/17000 y del 19.000 al 15000 a.C. aprox.; estamos en el período Würm III/IV y IV) y se
circunscribe al sudoeste europeo, aunque desaparece tan rápidamente como aparece.

Hay retoques paralelos en la pieza. Gran cantidad de puntas; en este momento ya se ha


inventado el arco, que lo utilizan de forma sistemática, de ahí la gran profusión de puntas de
flecha. En un momento posterior aparecen las hojas de punta de laurel, que son auténticas obras
de arte realizadas en piedra.

3.2.3 Las fases finales: Magdaleniense y Epigravetiense: El magdaleniense ocupa los últimos seis
milenios del paleolítico superior (del 18000/17000/15000 al 9000 a.C. aproximadamente; Würm
IV), durante el que se produce un gran desarrollo cultural, de creación artística y de densidad de
ocupación.

Hay un gran desarrollo de los útiles en hueso: azagayas, arpones con barbas o dientes en uno o los
dos laterales. Hay también un gran desarrollo de los buriles de piedra, que se utilizan para fabricar
los útiles de hueso. Aparecen los primeros microlitos, que son triángulos utilizados para enmangar
flechas.

Debemos hacer una diferenciación regional entre el Cantábrico y el Levante:

• En el Cantábrico: Las fases más antiguas están poco definidas hasta el Auriñaciense o el
Perigordiense Superior. Aquí hallamos cuchillos de dorso rebajado, hojas de retoque
abrupto no invasor y grandes raspadores. Desde el 22000 a. C. (Solutrense) tenemos
hojas de sauce y laurel desde Soluntrense Medio y puntas con muesca y de base cóncava
desde Solutrense Superior. Desde 18000 a. C. (Magdaleniense) tenemos microlitos de
retoque abrupto y útiles de hueso.

• En el Levante: Desde el Auriñaciense Medio y Gravetiense tenemos azagayas, buriles y


puntas “La Gravette”. Desde el Solutrense tenemos hojas de sauce y laurel (Sol. Medio) y
puntas con pedúnculo (Sol. Superior). También hay retoque plano-invasor que desaparece
en el Solutreo-Gravetiense. Finalmente, en el Magdaleniense tenemos un aumento de los
geométricos y microlitos (Epigravetiense).

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4 LA APARICIÓN DEL HOMO SAPIENS SAPIENS

4.1 La aparición del hombre moderno en Europa. Planteamientos actuales y características


generales de los Sapiens europeos. (MELLARS, 1990): Explicado más arriba.

4.2 Los restos fósiles del Paleolítico Superior localizados en la Península Ibérica: Los restos fósiles
humanos en España son escasos y fragmentados: A los controvertidos restos de Sapiens de la
Cueva de la Carigüela le van a suceder otros como los del Solutrense de Pasiega y Parpalló o las
bóvedas craneales recortadas de Cueva del Castillo (usadas como copas), el cráneo juvenil
femenino de la Cueva del Pendo, el esqueleto de Tito Bustillo en una colada estalagmítica o el
cráneo masculino de la Cueva Urtiaga de época Magadleniense. Pero para las fases más antiguas
tenemos los ejemplos del Auriñaciense/ Perigordiense de la Cueva del Castilloy Camargoy los
moldes de cuerpos enterrados en sepulturas de Cueva Morín.

5 ESTUDIO REGIONAL

5.1 Distribución y valoración de los yacimientos del Paleolítico Superior en la Península Ibérica.
(STRAUSS, 1990). Es generalmente admitida la diferenciación en el Paleolítico Superior de la
península Ibérica de dos grandes áreas o "provincias", la cantábrica y la mediterránea (o levantina),
áreas ya advertidas por H. Breuil y H. Obermaier. La franja septentrional o cantábrica se aproxima
bastante en su evolución cultural a la definida en el sudoeste francés (Aquitania y Pirineo); mientras
que en el área mediterránea se dan mayores semejanzas con lo apreciado en el Mediodía francés
(valle del Ródano) y en el resto del Mediterráneo occidental.

5.2 La zona vasco-cantábrica. (BARANDIARÁN, 1988; CABRERA, 1984; STRAUSS, 1992):


Como los rasgos más importantes podemos citar:

- Ocupación longitudinal de los valles pero a menos de 600 m. de altitud.

-El uso de la cuarcita y otras rocas silíceas va a seguir siendo común y va a ser más importante en
la zona más occidental.

-Existen yacimientos al aire libre en Galicia como el de Peña Grande (Lugo) y yacimientos
especializados como Rascaño.

-Las dataciones más antiguas para el Auriñaciense son no mayores al 35.000 a. C. y las hallamos
en el Nivel 18 de la Cueva del Castillo y la Viña XII.

-Existe un Gravetiense más arraigado al este.

-Tenemos fauna fría sobre todo a fines del Solutrense con dataciones en torno al 19.000/17.000 en
La Riera y Las Caldas. Asimismo, en Aitzbitarte tenemos al reno y en Cueto de la Mina al mamut.

-Tenemos dataciones del Magdaleniense en Rascaño, Altamira y El Juyo que están en torno al
14.500 y el 10.000.

El yacimiento más importante es el de Cueva Morín, cerrado con una reja en la actualidad. Posee
una secuencia muy potente con una serie muy amplia de niveles estratigráficos y el asentamiento
se organiza en torno a una cabaña de la que tenemos hoy en día el fondo, ligeramente deprimido.
En los dos extremos de esta cabaña tenemos una zona de talla y mantenimiento de útiles y otra de
descuartizamiento de animales, lo que sabemos por la gran cantidad de lascas y hojas retocadas,
así como núcleos y los abundantes huesos. En el centro de la cabaña y en la zona al exterior de

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ambos recintos no hay buriles ni hojas de dorso, pero sí abundantes denticulados. Tampoco hay
demasiados restos de animales. Por último, en la zona más profunda de la cueva tenemos fosas de
enterramiento que no conservan restos inhumados, sino sólo la florina de los huesos y las huellas
que dejaron. En este lugar sí hay raspadores y buriles.

Después, la Cueva del Castillo es también otro de los yacimientos más importantes. Su secuencia
es extraordinaria y abarca todos los períodos del Paleolítico Superior. En él hallamos
representaciones parietales que lo definen como un yacimiento notable en toda la cornisa. Fue
excavado por Obermaier y Breuil. Nos da muchas informaciones acerca de las industrias
Auriñaciense

5.2.1 La transición del Musteriense al Paleolítico Superior. Variabilidad y dataciones del


Auriñaciense y Perigordiense (CABRERA, 1996a y b; BERNALDO DE QUIRÓS, 1994): La
serie más nutrida de dataciones de C14 del período procede de cueva Morín. Con ellas se puede
articular un cuadro aproximado de la cronología regional del complejo Auriñaciense-
Perigordiense, que va desde el 35.000 hasta el 13.500 a.C. aproximadamente. El Perigordiense
Inferior o Chatelperroniense está presente en Morín y Pendo, donde se da también el inmediato
Auriñaciense Arcaico.

El Auriñaciense propio (típico y evolucionado) aparece en bastantes sitios de la zona, como el


Ciervo, la Viña, cueva del Conde, Arnero, Morín, Pendo, Castillo, Hornos de la Peña, Otero. El
Perigordiense superior o Gravetiense está bien caracterizado en Cueto de la Mina, Pendo, Castillo,
Morín, con un buen repertorio de buriles de Noailles, puntas de la Gravette e instrumentos de
hueso o asta con marcas cortas "de caza".

Parece que, en general, el Auriñaciense propio habría arraigado más en las partes occidental y
central de la región (Asturias y Cantabria), mientras que el Gravetiense se muestra mejor
representado en Vizcaya y Guipúzcoa.

5.2.2 El solutrense Cantábrico (RASILLA, 1996): Esta cultura llega a durar unos cuatro milenios en
el modelo de referencia de Dordogne. En la zona cantábrica sus manifestaciones parecen de
tipología avanzada, aunque algunas dataciones absolutas permiten asegurar que el desarrollo en el
tiempo del solutrense del norte peninsular pudo ir prácticamente en paralelo con el transpirenaico.

5.2.3 El debate sobre el Magdaleniense Inferior y el apogeo de los cazadores de ciervos


(UTRILLA 1984-85, 1989; FORTEA, 1989. Las últimas etapas: el Magdaleniense Superior y
Final (ARRIBAS, 1990). Dos grandes bloques se deben reconocer en el Magdaleniense
cantábrico: sin arpones: magdaleniense arcaíco e inferior; con arpones: magdaleniense medio,
superior y final.

5.3 La zona mediterránea (PERICOT, 1942; FULLOLA, 1979; VILLAVERDE y MARTÍ, 1984;
FORTEA, 1985; RIPOLL y RIPOLL, 1990; AURA, 1997; VILLAVERDE et al., 1998). La
gran extensión del territorio próximo al litoral mediterráneo peninsular incluye un elevado número
de yacimientos. Por sus características y densidad por zonas se ordena ese repertorio de yacimientos
en tres grupos: los situados entre las líneas del Pirineo y del Ebro (Cataluña); los del levante
(Valencia); y los del sudeste y sur (Murcia y Andalucía oriental).

5.3.1 Auriñaciense y Gravetiense en Cataluña y Levante.

5.3.2 El Solutrense y Soluteo-Gravetiense Ibéricos.

5.3.3 La perduración del Gravetiense y el desarrollo limitado del Magdaleniense.

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Los yacimientos tienen a situarse en la costa y en las sierras cercanas. En los yacimientos de la
Cueva de l’Arbreda, Parpalló y Mallaetes tenemos secuencias de gran interés además de las más
antiguas en el caso de l’Arbreda (>35.000 a. C. ). Un asunto clave de esta zona es la
disponibilidad de zonas que han experimentado poca variación en el tiempo, con lo que nos
ayudan bastante en las dataciones, en concreto nos referimos al sustrato gravetiense.

El sustrato solutrense es muy rico al sur del Ebro pues nos refleja una evolución entre el 20.000 y
el 14.000 a. C. en los yacimientos de Parpalló y Mallaetes (niveles VI-III) y con fechas para el
Solutreo- Gravetiense desde el 15.000 (L’Arbreda). Por otra parte, el Magdaleniense lo datamos
aquí en el 14.000 a. C.

El yacimiento más notable es el de la Cueva de Parpalló, que nos da industrias del Auriñaciense,
Solutresne y Solutreo-Gravetiense. Hay puntas con pedúnculo y pedúnculo lateral (retoque
abrupto). Por su parte, en el Valle del Ebro tenemos menos información: hay talleres como el de
Mugarduia. En el yacimiento de Zatoya IIb tenemos niveles del Auriñaciense avanzado o
Gravetiense (26.000 a. C.) y secuencias de la transición del Suolutrense al Magdaleniense en
Chaves y Abauntz (18.000-10.000 a. C.)

5.4 El sureste y la Alta Andalucía (TORO, 1984; FORTEA, 1986; JORDÁ, 1986; CACHO, 1991;
RIPOLL et al. 1997a y b; SANCHIDRIÁN et al. 1997): Aquí la información es bastante pobre y
radica especialmente en Cueva Ambrosio (Vélez-Blanco en el Norte de Almería) que está alejado
de la costa. Ofrece una secuencia solutresne y solutreo-gravetiense bastante amplia y en él aparecen
pinturas rupestres selladas por los estratos y fechadas en depósitos. Por su parte, en la cueva de
Nerja (Málaga) tenemos un desarrollo del Solutrense que va del 16.000 al 14.000 a. C. En
Bajondillo se demuestra la importancia del Magdaleniense y en Cozvíjar (Granada) tenemos un
abrigo en dirección a la costa.

5.5 Portugal, la Meseta y Aragón (ZILHAO, 1992 y 1997; UTRILLA, 1997; BICHO, 1997;
RIPOLL et al. 1997c): En la Meseta hay una ocupación bastante baja. Se usan como hábitat las
cuevas de época Solutresne y se define la ocupación sobre todo al aire libre en el área de Salamanca
y Zamora, lugar donde comienza una serie de lugares con grabados zoomorfos que se extiende
hasta el Valle del Côa en Portugal y que el Gobierno Portugués quiso destruir para construir una
presa aunque se declaró como un Bien Histórico. Tanto en el Côa como en la Estremadura
Portuguesa hay yacimientos en cuevas y al aire libre. En Rossio do Cabo hay fondos de cabaña de
un Auriñaciense avanzado y en Vale Boi (Algarve) hay una larga desde el Gravetiense (22.000-
15.000 a. C.). Tenemos una gran abundancia de yacimientos de época solutrense.

6 PATRONES DE ASENTAMIENTO Y ORGANIZACIÓN DEL HÁBITAT

6.1 Características de los asentamientos (MOURE y GONZÁLEZ, 1992): El mayor número de


asentamientos de la Península se registra en la región cantábrica y en cuevas. Strauss plantea para
esta región la siguiente relación entre número de asentamientos por milenio:

6.1.1 Musteriense: 0,2 yacimientos por milenio.

6.1.2 Auriñaciense-perigordiense: 1,2 yacimientos por milenio.

6.1.3 Solutrense: 11 yacimientos por milenio (o sea unos 50 yacimientos solutrenses por cada
yacimiento musteriense).

6.1.4 Magdaleniense: 12 yacimientos por milenio.

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Vemos, pues, que en el Solutrense se produce una gran explosión demográfica, que corre pareja
con la aparición de nuevas tecnologías para la caza y la pesca, como es la aparición del arco y las
azagayas y arpones. L. Pericot ha calculado la población aproximada de toda la Península Ibérica
en un momento de máximo "apogeo" del paleolítico superior en unas 30.000 personas.

6.2 Las estructuras de hábitat. Los hábitats suelen estar situados en zonas bajas, junto a la costa o en
las desembocaduras de los ríos y en los valles fluviales. Hay campamentos base, en los que se
desarrolla gran parte de la actividad de la banda durante la mayor parte del año, que son
abandonados durante períodos cortos para volver a ser ocupados al año siguiente. Explotan lechos
ecológicos muy distintos con un radio de acción de unos 10 km. La superficie ocupada en las
cuevas supera los 100 m2.

Ocupan también campamentos secundarios, al menos en el Magdaleniense (Balmeri, Otero), en


los que se produce una especialización en la explotación de distintas especies faunísticas (cabra y
ciervo aparte del marisqueo). Estos campamentos secundarios debieron ser numerosos y debieron
de estar complementados con campamentos al aire libre. El área ocupada en ellos oscila entre 50 y
100 m2.

Otra zona de ocupación son los lugares de caza situados en la media y alta montaña, algunos de
ellos situados en lugares inaccesibles, con áreas muy pequeñas de ocupación, entre 35 y 40 m2. En
ellos sólo aparecen restos de cabra montesa. Rascaño es un ejemplo de estos asentamientos y como
rasgo curioso tiene restos de dentición de una mujer, con lo que entre los cazadores no siempre
habría hombres.

El hábitat prolongado se centraba por lo común en la embocadura de las cuevas, allí donde llegaba
de algún modo la influencia del sol como fuente de luz y de calor y donde a la vez se conseguía
suficiente protección contra el frío exterior, el viento o las precipitaciones. Los establecimientos de
mayor entidad ocupan cuevas amplias que dominan parajes de recursos diversificados, orientadas
preferentemente hacia el sur y situadas a media ladera. Por contra, los yacimientos de función
especializada y de ocupación estacional pueden estar en cavidades incómodas, por su estrechez o
mala orientación, pero siempre muy cerca de donde abundan los recursos concretos que se han de
explotar. Debemos hablar también de los recintos rituales de La Garma.

6.2.1 El suelo de ocupación de Cueva Morín. El taller de Abauntz. En las estructuras de interior, son
cuevas muy confortables. En su interior se construyen auténticas cabañas. La más conocida es
cueva Morín, que tiene en su interior una cabaña delimitada con una cubeta, y en el exterior de la
cabaña un lugar reservado para enterramientos. Aquí por primera vez se ve una organización
compleja de hábitat, reservando espacios delimitados para cada actividad. Se trata en este caso de
un campamento principal en el que pudieron vivir entre 10 y 15 individuos.

En el resto de cuevas de la zona cantábrica, la información que nos proporcionan es más pequeña
que en cueva Morín. En la cueva de la Riera apareció una fosa con cráneos de ciervo.
Posiblemente es fosa fuera para asar la carne del ciervo, lo que se hacía calentando piedras con la
carne en una fosa. En el alto Ebro, en el País Vasco, en la cueva de Abauntz, se localizó un taller
de pieles asociado a una zona de descanso en el que había depositados gran cantidad de útiles y
fragmentos de ocre utilizado para el tratamiento de las pieles, algunas de éstas perforadas para
coserlas.

6.3 Los modelos de territorialidad en la región cantábrica. (GAMBLE, 1990; STRAUS, 1992;
FREEMAN, 1994; KORNFELD, 1996). Para la región cantábrica se han propuesto tres modelos
de territorialidad:

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6.3.1 Modelo de Pilar Utrilla: alrededor de los campamentos base se establece un círculo de unos 20 ó
25 km. de diámetro adaptado a la topografía del terreno. La línea actual de la costa queda muy
cerca de los campamentos base, pero la plataforma costera, durante el pleistoceno superior, era
más grande. Hay una serie de valles que compartimentan el territorio cantábrico en una serie de
unidades individuales (campamentos base se consideran los que tienen una ocupación de 8 ó 9
suelos de estratigrafía). Todo el territorio cantábrico estaba salpicado de campamentos base y
campamentos estacionales, además de áreas de caza. Hay ocasiones en que varios campamentos
se localizan en el mismo valle o allí donde la plataforma costera es más amplia; esto podría ser
explicado en base a la diferencia cronológica. Este esquema que plantea P. Utrilla presenta dos
problemas:

6.3.1.1 Asimila cronológicamente todos los yacimientos.

6.3.1.2 parece que no existe movilidad en estos grupos de población, permaneciendo siempre estáticos.

6.3.2 Territorios de explotación de BAILEY (1983) y procesos de agregación/dispersión de


CONKEY (1980) (MOURE, 1994). Otro modelo de territorialidad es el planteado por Bailey,
para quien los territorios de explotación estarían situados en un área de dos horas de recorrido a
partir del campamento principal o desde campamentos secundarios, lo que supone un coste
mínimo de energía que implica el que los recursos están alrededor de los campamentos. Según
este modelo, las poblaciones tampoco se moverían demasiado. Bailey determinó que los
territorios no serían más extensos que un valle desde la costa hasta las montañas y el territorio de
explotación directa sería de 2 Km. Posiblemente hubiera solapamientos entre yacimientos por
cambios de población tanto temporales como fijos pues no se sabe si todos son contemporáneos.
No se sabe, en el caso de que haya varios campamentos principales, si son de varias bandas o de
una misma en distintas fases. Lo lógico es, según Bailey, que hubiera unas 10 bandas por valle.

6.3.3 El tercer modelo de territorialidad es el de agregación/dispersión propuesto por Margaret Conkey.


Es éste un modelo de organización del territorio para el Magdaleniense de agregación y de
dispersión de la población, que ocuparía un territorio circular o hexagonal, rodeado de otras
bandas vecinas con las que intercambiarían productos, principalmente mujeres. Cuando se
aumenta la malla aparece entonces un grupo regional establecido por 175 ó 200 personas, que ya
tendrían una interacción más fuerte de intercambio de otros productos o materias primas,
interrelacionándose las bandas para efectuar determinadas actividades o bien concentrándose
alrededor de una cueva emblemática que haría las veces de santuario; cada una de estas cuevas
tendría sus propios patrones de diseño (Conkey estudió las placas y astas de ciervo), además de
distintos niveles de diseño conforme ésta se fuese ocupando por bandas distintas, superponiéndose
unos niveles sobre otros. En los santuarios principales, aparecen objetos con diseños distintos
mientras que en los secundarios hay objetos con un solo diseño. Así pues, M. Conkey marca tres
ámbitos territoriales: el local, el vecinal de intercambio y el regional de adquisición de materias
primas o de carácter ritual o simbólico.

También hay otros modelos como el de Kornfeld que son más complejos: 5 patrones distintos para
5 patrones temporales distintos según la afluencia de recursos:

Invierno: Grandes herbívoros en manadas en la plataforma costera y el piedemonte y escasos


frutos. Muchos animales pequeños hibernan.

Inicios de primavera: Dispersión de grandes herbívoros, aparición de pequeños animales y de


moluscos en la costa.

Primavera avanzada y verano: Más recursos vegetales pero más dispersión de los herbívoros.

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Inicios de otoño: Recursos confinados a los bosques y zonas de contacto (frutos otoñales por
ejemplo).

Otoño avanzado: mayor proporción de animales pequeños y migración a las tierras bajas de los
grandes herbívoros.

6.4 Propuestas funcionalistas sobre la demografía y el proceso cultural del Paleolítico Superior en
la región vasco-cantábrica. En relación con la demografía también hay modelos. Bailey defiende
una densidad de ocupación relativamente baja. Por el estudio de los suelos que ha realizado, supone
que los grupos están formados por 8 ó 10 individuos, masculinos y femeninos que, con los niños,
podrían llegar a 15 individuos. Según este cálculo, un territorio de carácter regional podría estar
formado por entre 300 y 500 individuos.

Pilar Utrilla ha estudiado los campamentos base del magdaleniense en la cornisa cantábrica y
precisa que cada valle estaría ocupado por varios grupos distintos, entre 5 y 10 grupos que,
multiplicado por entre 15 a 25 personas por grupo, obtiene una demografía de 4000 a 6000 personas
para toda el área cantábrica.

Este cálculo es ligeramente superior al índice que han planteado otros dos investigadores, Lee y De
Vore, que piensan que la media de ocupación sería de 0,4 individuos por kilómetro cuadrado,
densidad, como decimos, algo más baja que la que da P. Utrilla.

A toda esta serie de propuestas que se basan en áreas de territorios calculados con respecto a
distancias a un campamento base, les une una característica común: piensan que la movilidad de las
bandas en la región cántabra eran mínimas. Frente a estas teorías, Bernaldo de Quirós ha propuesto
un modelo según el cual las bandas tenían una mayor movilidad, los territorios no son estáticos ni
pueden ajustarse a esas dos horas de marcha de que hablaba Bailey; esto quiere decir que un grupo
puede explotar varios territorios y puede moverse cíclicamente por varios de ellos, moviéndose de
valle a valle por toda la cornisa cantábrica e incluso salir de ella.

6.4.1 Las hipótesis "demográfica" de CLARK y STRAUS y "climática" de BAILEY: Uno de los
hechos más llamativos del Paleolítico Superior es la explosión demográfica del Solutrense,
fenómeno para el que no se encuentra una explicación.

Una de las hipótesis aportadas es la de Clark y Strauss, que precisan que, pese a los cambios
climáticos, siguen dominando las mismas especies animales, ciervos y cabras, cuya caza se ve
aumentada por el superior nivel tecnológico de los pobladores del solutrense; esta caza de tipo
batida, con el acoso y el despeñe de los rebaños, lo es porque hay más población; el cambio en las
técnicas de caza tiene que deberse a una explosión demográfica, es decir, que primero se produce
un aumento de la población que posteriormente se tiene que adaptar. Pero este modelo no explica
el por qué se produce ese aumento de población y no hay fuentes claras para demostrarlo.

Bailey aduce el modelo de la hipótesis "climática", según la cual el aumento demográfico es una
consecuencia posterior al cambio en la alimentación originada por cambios climáticos. El agente
que determina ese aumento poblacional estaría en unos cambios climáticos que obligan a las
poblaciones a cambiar de estrategia al iniciarse el solutrense. Los cambios climáticos obligaría a
los hombres de inicios del solutrense a cazar ciervos y cabras, cuya alimentación hubo de ser
complementada con otros recursos para no acabar con la cabaña y mantener el equilibrio; estos
nuevos recursos estarían relacionados con el marisqueo y con la explotación del mar, recursos que
darían lugar a evidencias arqueológicas como es el cambio de tamaño de las conchas de los
moluscos a lo largo del período -las conchas de los moluscos del solutrense tienen un mayor
tamaño, que disminuye poco a poco hasta que en el mesolítico este tamaño se reduce al máximo-.

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6.5 La implantación humana en el área mediterránea.

6.5.1 La propuesta de DAVIDSON (1976, 1984, 1989) sobre la articulación del poblamiento a
partir de las Cuevas de Parpalló y Mallaetes: Para la zona mediterránea -catalana, levantina y
del sudeste- también se ha planteado un modelo de territorialidad a partir de los datos obtenidos
por Davidson comparando las cuevas del Parpalló y de Mallaetes. La cueva de Parpalló está
situada en la zona más baja de pie de monte, cerca del mar, desde donde se vislumbra la línea de
costa, con una panorámica y unas vistas abiertas al horizonte, orientada al mediodía. Mallaetes,
por el contrario, está situada a 5 km. de la anterior, sierra arriba, con una capacidad visual mucho
más reducida, en el interior de la serranía. Se parte de la base que ambos yacimientos fueron
ocupados por la misma población. En ellos se dan las siguientes características:

6.5.1.1 Mientras que en Mallaetes no aparecen útiles de cuerna de ciervo, éstos son frecuentes en
Parpalló. La mayoría de estos instrumentos aparecidos en Parpalló fabricados de cuerna de
ciervo lo son de cuernas caídas por un proceso natural -los ciervos cambian las cuernas durante
el otoño-, lo que nos indica que Mallaetes debió de ser un campamento estacional ocupado
durante el verano, momento en el que todavía no se ha producido la caída de las cuernas.

6.5.1.2 Los dientes de cabra son otro indicador: uno de los molares de las cabras se cae de forma natural
en el verano del segundo año de vida. Hay gran cantidad de estos molares en Mallaetes, mientras
que en Parpalló no aparecen.

6.5.1.3 La misma orientación de las cuevas es también significativa: en Mallaetes la cueva en verano
apenas se calienta (tarda más en llegar la luz del sol), por lo que la hace apta para habitarla
durante esta estación; mientras que Parpalló, orientada al sur y con una entrada pequeña que la
defiende de los vientos, es más habitable durante el invierno y durante parte del otoño y la
primavera.

6.5.1.4 También hay gran cantidad de hogares en Parpalló, frente a Mallaetes, en donde no se
documentan.

6.5.1.5 Todo esto sugiere que Parpalló es el campamento base mientras que Mallaetes es un campamento
secundario que se utiliza en verano, posiblemente para cazar las cabras montesas en la alta y
media montaña; de hecho más del 80 % de los restos faunísticos de Mallaetes son de cabra
montesa, mientras que en Parpalló hay una variabilidad más grande de animales cazados. Aquí
estaríamos hablando de un modelo de concentración de la población y otro de dispersión en
determinadas épocas del año.

7 SISTEMAS DE EXPLOTACIÓN DEL TERRITORIO.

7.1 La especialización de los cazadores-recolectores del Paleolítico Superior (ESTEVEZ, 1980;


LANATA, 1993; CACHEL, 1997): Durante el Auriñaciense y Perigordiense los sistemas de caza
son parecidos a los empleados en el Musteriense: en campo abierto, en bosque y en montaña. Entre
los animales cazados, destaca el caballo como la principal fuente de provisión de carne; también se
cazan bóvidos -uros y bisontes-, ciervos (el animal más cazado a partir del Solutrense), renos,
rebecos, corzos y algunas cabras (hay yacimientos que se dedicaron exclusivamente a su caza). Las
estrategias de caza, durante estos períodos, no estaban demasiado especializadas.

La especialización aparece en el Solutrense con la caza del ciervo, cuyos porcentajes son superiores
al 50 % de la fauna cazada; también empiezan a aparecer yacimientos de montaña especializados en
la caza de cabra montesa. No se observa distinción ni en el sexo ni en la edad de los animales
consumidos: se mataban todos los animales del rebaño conduciéndolos hacia trampas naturales -
acantilados o despeñaderos-, llamándose esto una caza oportunista. También se utilizan en el

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Solutrense arcos y flechas para matar animales concretos, machos separados del grupo y, sobre
todo, cabras monteses. En el equipo de aquellos cazadores debía haber un variado conjunto de
ingenios: camuflajes para la aproximación y emboscada, elementos sonoros para el ojeo, silbatos e
instrumentos de simulación de la voz animal en el reclamo, trampas, cercados y redes o lazos,
armas, etc.

En algunos yacimientos cercanos a la costa se aprovechaban otro tipo de mamíferos marinos, como
las focas monje o los pingüinos; las focas monje están representadas en pinturas de algunos
yacimientos del norte y también del sur (como en cueva Pileta, Málaga) pero, sin embargo, los
restos de foca no están bien representados en el registro arqueológico.

7.2 La evolución en las técnicas de subsistencia en las regiones vasco-cantábrica y mediterránea.


El desarrollo del marisqueo. (FREEMAN, 1973; STRAUS et al. 1980, 1992; GONZÁLEZ
SAINZ, 1992; VILLAVERDE y MARTÍNEZ, 1992; ALTUNA, 1994): La evolución faunística
implica una evolución tecnológica para las armas de caza aunque la recolección se mantienen.
Tenemos nuevas marcas de desgaste en los dientes por la alimentación en Rascaño que implica
cambio en la dieta. A partir del Solutrense también hay constancia de una diversificación en los
recursos: moluscos y otro tipo de mariscos y pesca fluvial, sobre todo salmones. Un ejemplo, donde
se ha hecho un estudio sistemático, es la cueva de la Riera, que entonces distaba unos 10 Km. de la
costa, donde se han encontrado 21 especies distintas de moluscos y crustáceos, de ellas un 97-97,5
% comestibles y un 3-2,5 % ornamentales. Esto quiere decir que la actividad marisqueadora en el
Solutrense fue muy importante, aunque no significa que fuese la base de la subsistencia, que seguía
siendo el ciervo.

En el Magdaleniense inferior aumenta la pesca y disminuye el marisqueo (ej. La Cueva de La


Riera), apareciendo equilibrados ambos recursos durante el Magdaleniense Superior. En el
Magdaleniense, la pesca se practicaba desde la orilla, acechando y arponeando los peces o
aprovechándose del flujo de la marea en pequeñas ensenadas, desviando corrientes fluviales y
apedreando a los peces en zonas de poco calado o cogiéndolos a mano. Da la impresión de que el
marisqueo es mayor en épocas más frías, de mayor rigor climático. Al mismo tiempo, para efectuar
éste, no existe impedimento de edad ni de sexo -lo pueden practicar niños y mujeres- ni tampoco
está sujeto a los cambios climáticos o estacionales. Ahora el marisqueo tendrá más moluscos.

7.3 Modelos sobre la estructura económica del Paleolítico Superior peninsular (GÓMEZ, 1982;
BERNALDO DE QUIRÓS, 1992). Durante el Magdaleniense aumenta la especialización en la
caza del ciervo, eliminándose casi por completo la caza de cualquier otro animal, excepto la cabra
montesa. Al mismo tiempo hay una mayor variedad de recursos que son aprovechados, por ejemplo
la pesca de salmónidos, inventándose útiles para la pesca como son los arpones y los anzuelos.
Aumenta también la variedad de moluscos y de otros crustáceos, como los mejillones.

En el área mediterránea, al igual que en la cantábrica, predomina también la caza del ciervo y de la
cabra. En Cataluña hay una mayor variedad de animales cazados, como renos y mamuts. En
Levante son muy corrientes los conejos y los jabalíes. Y, en ambas regiones, la pesca fluvial fue
importante, no así el marisqueo -cosa que es común a toda la costa mediterránea-; así, por ejemplo,
en Nerja, la mayoría de las conchas de molusco se utilizaron como adorno pero no como alimento
(las almejas sí fueron consumidas en el Sur como alimento pero no en el Norte). Estas especies
indican que hacía más frío que actualmente.

8 LAS PRÁCTICAS SIMBÓLICAS DURANTE EL PALEOLÍTICO SUPERIOR. (LEROY-


GOURHAN, 1984b)

8.1 El ritual funerario: No son muchos los enterramientos conservados -al menos, encontrados-,
aunque éstos son fundamentales para hablar de prácticas simbólicas. Como práctica de ritual

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funerario, algunas de las bóvedas craneanas cortadas que se han encontrado debieron de usarse
como recipientes en determinados actos rituales.

8.1.1 Las sepulturas de Cueva Morín (GONZÁLEZ ECHEGARAY y FREEMAN, 1978). El


yacimiento que más información ha proporcionado es cueva Morín, con un conjunto de sepulturas
-cuatro- de época Auriñaciense. Varios individuos fueron sepultados en un recinto especial al
fondo de la cueva separado de la cabaña adosada a una de las paredes de ésta por una hilera de
postes. La vivienda, como decimos, está adosada a la pared de la cueva y en un recinto separado
por una serie de hoyos de poste que formaban una especie de empalizada para aislar la zona de
enterramiento, se encuentran las sepulturas; tanto una como otras, cabaña y sepulturas, pertenecen
a un mismo nivel de ocupación de la cueva.

En las fosas no se conservan los huesos de ninguno de los cadáveres, sólo la tierra en que éstos
estuvieron depositados, donde sí se han conservado las improntas de los huesos y del tejido
muscular. Cada fosa estaba cubierta por un pequeño túmulo de un metro de altura, la primera de
ellas destruida por los siguientes enterramientos -entre el primer y el segundo enterramiento debió
de pasar un cierto tiempo; cuando los habitantes de la cueva fueron a sepultar el segundo de los
cadáveres, debieron de haber olvidado donde habían enterrado el primero, destruyendo su
sepultura al cavar la segunda-. Muy cerca del primero se depositó este segundo cadáver (Morín
3), boca arriba, perteneciente a un individuo adulto, muy robusto, del que sólo se conservan
señales de las piernas y los glúteos por haber sido destruido el resto por los enterramientos
posteriores; sí se sabe que la pierna izquierda le fue cortada. El análisis se ha hecho por
fluorescencia.

El tercer individuo, Morín 1, es también un individuo adulto, recostado sobre el lado izquierdo,
muy alto -aproximadamente 1,90 cm. de estatura- siendo las dimensiones de la fosa 2,10 cm. A la
altura de la cabeza y de las extremidades se depositaron un cervatillo, un costillar de un bóvido y
varias piezas de caza. El ceremonial de enterramiento es también bastante complejo: le fueron
cortados los pies y la cabeza y junto al cuerpo se recogieron dos cuchillos de sílex que podrían
haber sido utilizados para practicar las amputaciones. Al pie de la fosa había fragmentos de ocre y
restos de carbón, que también aparecían sobre el cuerpo del individuo. Una vez que se rellenó la
sepultura con el cadáver y con los otros restos funerarios, se cerró con tierra y se hizo un túmulo
alargado sobre el que se practicó un fuego ritual en el que se quemaron restos de animales.

El último de los enterramientos, Morín 2, es un individuo juvenil y femenino situado en una fosa
de 1,70 cm. de larga donde aparecieron restos de un raspador. El cuerpo, al igual que Morín 1,
también fue recubierto de ocre. A unos 40 cm. de la tumba se abrieron unos huecos donde se
depositaron restos de carbón, de ocre y de huesos quemados de animales. Estas tumbas se cortaron
y llevaron a laboratorios de los Estados Unidos con un avión de la fuerza aérea estadounidense
con la supervisión en todo momento de bastantes expertos.

8.1.2 Otros enterramientos de la región vasco-cantábrica. Existen otros enterramientos en otros


yacimientos, pero no tan bien conservados como los de cueva Morín, por ejemplo en cueva
Arenaza, en Vizcaya. En la Cueva del Salitre, en Asturias, apareció un cráneo infantil asociado a
restos óseos de varios cérvidos jóvenes y restos de ocre, tapado por un fragmento de colada
estalagmítica de la propia cueva.

8.2 Estructuras y depósitos rituales. Los testimonios de la Cueva del Juyo (GONZÁLEZ
ECHEGARAY y FREEMAN, 1983). Al margen de estos depósitos hay otras estructuras
funerarias, siendo la más famosa la que se encuentra en la cueva del Juyo, excavada por Freeman y
J. Echegaray, situada a poca distancia de la cueva del Castillo, junto a la costa; el taponamiento de
la cueva ha permitido que permanezca intacto el interior, que parece ser se trata de un santuario del
paleolítico superior. Hay dos niveles de depósitos: el inferior se trata de una cubeta con huesos de

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ciervo -unos 40-, además de desechos de útiles y de ocre; por encima del suelo se apisonó la tierra,
por lo que se ha considerado se trata de un enterramiento ritual. Después se produce un cambio
climático que hace que se derrumben las paredes, siendo posteriormente ocupado el asentamiento y
se construye un espacio muy particular, semicircular, de 2 metros de diámetro, en cuyo interior hay
tres fosas con ofrendas de animales, ocre y astas de ciervo; cada fosa está rellena por tongadas de
tierra de colores llamativos que se van alternando y se cierran con una gran losa sobre la que se
dispone un montículo de tierra. Entre dos de las fosas apareció un bloque de tierra vertical en cuyo
frente se habían horadado dos ojos y la boca de lo que parecía un rostro, una máscara, especie de
estela antropomorfa con caracteres animales.

En otros yacimientos del norte peninsular también han aparecido evidencias de enterramientos. En
la cueva de Ralla aparecieron dos cuernas de astas de ciervo junto a los hogares cubiertos. En cueva
Oscura, en Asturias, hay túmulos con restos de animales y gran cantidad de ocre. En Altamira y en
otros yacimientos aparecen depósitos de colorantes y placas de hueso o de piedra con motivos
figurados de animales.

Por último, un asentamiento que llama la atención es Garma, que es de época Magdaleniense y se
ha conservado bien debido a que la cueva se ha taponado. Muchos contextos estaban en superficie y
no se observaron a simple vista. Se ven zonas muy recónditas y las estructuras de la cueva se han
realizado con material del interior de la cueva. No hay hogares pero sí áreas machacadas con
piedras restos faunísticos y huesos decorados como arte mueble (una cabra tallada en madera) que
se asocian a rituales. En Hornos de la Peña tenemos huesos de caballo con los que se han hecho
objetos de arte. Se habla de pinturas rupestres en santuarios, de placas y de huesos decorados.

8.3 Las manifestaciones artísticas. (UCKO y ROSENFELD, 1967; LEROI-GOURHAN, 1968 y


1984a; VV.AA., 1987; BAHN y VERTUT, 1988, 1994; BELTRÁN, 1989, 1999; RIPOLL,
1989; CHAPA y MENÉNDEZ, 1994; KOZLOWSKI, 1997): El término "Arte Paleolítico" se
emplea con un criterio muy amplio y abarca desde objetos de adorno personal, como colgantes,
hasta los grandes frisos con pinturas, grabados o esculturas parietales, pasando por cualquier pieza
decorada, funcional o no. Se concentran en el Sur de Francia, el Norte de España y Oriente, aunque
el arte mueble se llega a extender por toda Europa y la estepa asiática de Rusia. Esto permite
diferenciar dos tipos de manifestaciones artísticas: arte mueble y arte rupestre. Dentro del arte
rupestre deben incluirse las pinturas, grabados o esculturas ejecutadas sobre las paredes, techo y
suelo de las cuevas y abrigos, y que tienen, por tanto, un emplazamiento fijo y definitivo. Por el
contrario, en el arte mueble se incluyen todos los objetos de adorno, votivos, funcionales o de
función desconocida, siempre que puedan ser transportados de un lugar a otro.

Normalmente se dice que el arte prehistórico aparece en el Paleolítico Superior, lo cual es cierto en
cuanto a las manifestaciones artísticas que se han conservado. Así, durante el musteriense se
detectan algunos objetos naturales (fósiles, cristales de cuarzo, nódulos de algunos minerales, etc.)
que fueron introducidos intencionalmente en los yacimientos, ya sea como objeto de adorno o como
curiosidad. Nada impide suponer la presencia en épocas anteriores al comienzo del Paleolítico
Superior de objetos de arte sobre material perecedero (madera, cuero, corteza) que, lógicamente, no
se han conservado. Además, resulta evidente que tanto los neandertales como los anteneandertales,
que conocían y practicaban ritos funerarios, muy bien pudieron realizar manifestaciones artísticas
como la danza, la música, los tatuajes o la pintura corporal.

Dentro de lo que comúnmente llamamos arte cuaternario tan sólo disponemos de una mínima parte
de las obras ejecutadas en su día por el hombre prehistórico. Las pinturas, grabados y esculturas de
las cuevas se han conservado gracias a unas condiciones ambientales excepcionales y constantes.
Allí donde esas condiciones no han existido o se han visto alteradas, el arte ha desaparecido, ya sea
por causas naturales, como desprendimientos, formaciones estalagmíticas, corrientes de aire o de
agua, o por la intervención humana. No cabe duda de que el mayor agente de destrucción es el

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hombre, ya sea de forma indirecta o incluso involuntaria -contaminación, canteras, obras públicas-
o como consecuencia de la explotación comercial de los yacimientos.

La mayor parte de los cerca de 300 conjuntos rupestres hoy conocidos en la Prehistoria europea se
concentran en un área reducida del sudoeste de Europa, agrupados en dos conjuntos o "provincias":

-El llamado conjunto o "provincia" franco-cantábrica (o hispano-aquitano), con los tres


núcleos fundamentales de: la Dordoña, (con cerca de 100 cuevas decoradas), el Pirineo francés, en
la cuenca alta del Garona hacia el oeste, con unas 40 cuevas y la cornisa cantábrica, con más de 80
cuevas.

-La "provincia mediterránea", con unos 40 sitios más distribuidos por el sur y sureste de la
península Ibérica, el bajo Ródano y el sur de Italia.

-Al margen de estas áreas de máxima densidad hay sitios de arte rupestre dispersos por el resto de
Francia y en el este de Europa.

8.3.1 Historia de los descubrimientos y su autentificación: La fase que podríamos llamar de


descubrimiento y aceptación del Arte Paleolítico, que viene marcada por la publicación en 1902
del "Mea culpa de un escéptico", de E. Carthailhac, se caracteriza por las reacciones encontradas
que suscitan los primeros hallazgos entre personas e instituciones vinculadas al mundo de la
prehistoria.

Cuando en 1879 don Marcelino Sanz de Sautuola y su hija María descubren el panel pintado de
Altamira, las reacciones son mayoritariamente contrarias, tanto a nivel español como
internacional. En España, Sautuola ve rechazado su descubrimiento por dos organizaciones
científicas relevantes: la Institución Libre de Enseñanza y la Real Sociedad Española de Historia
Natural, y sólo encuentra apoyos a título individual.

Con respecto a la autentificación del arte rupestre paleolítico, el arte mueble aparece integrado en
la estratigrafía de los yacimientos arqueológicos, y por ello su autenticidad y antigüedad no
presenta ningún tipo de dudas, ya que su cronología es la del contexto arqueológico en que
aparece. Muy distinto es el caso del arte parietal ya que, no sólo carece de relación inmediata con
los yacimientos, sino que, en la mayor parte de los casos, el hábitat y el santuario rupestre se
encuentran bastante alejados. Por eso, e independientemente de consideraciones de tipo técnico y
estilístico, la autenticidad de los descubrimientos hay que apoyarla en dos grupos de hechos:
zoológico- paleontológico o geológico-estratigráfico.

Una prueba de tipo paleontológico que demuestra la antigüedad -y por tanto la autenticidad- del
santuario, es la presencia de representaciones de animales extinguidos. Estas especies pueden
haber desaparecido de todo el mundo o, simplemente, del área geográfica en que se encuentran las
cuevas o abrigos decorados.

La geología, y en especial la estratigrafía, también aportan pruebas a la autenticidad del arte


paleolítico. Así, por ejemplo, en el caso en que los estratos arqueológicos datados por su industria
y su fauna, recubren total o parcialmente alguna pintura rupestre. Es el caso del descubrimiento de
Dalau, en Pair-non-Pair, en que había niveles pertenecientes al magdaleniense, solutrense y
musteriense; como la capa magdaleniense ocultaba las figuras, es evidente que aquéllas fueron
realizadas con anterioridad, lo que no sólo es una prueba de autenticidad sino también un
elemento de datación.

Frecuentemente aparecen formaciones estalagmíticas que recubren las paredes con pinturas o
grabados rupestres. Aunque, a diferencia de los niveles arqueológicos, éstas resultan difíciles de

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fechar, pueden considerarse una prueba válida de autenticidad, ya que las pinturas serían
anteriores a la formación de estas costras calcáreas.

8.3.2 El arte parietal de las cavernas (SIEVEKING, 1979).

8.3.2.1 Características generales del arte rupestre paleolítico:

8.3.2.1.1 Temas. El Arte Paleolítico recoge dos grupos fundamentales de temas: animales y signos, a los
que se añaden escasas representaciones humanas. Las figuras animales aparecen
exclusivamente de perfil e, independientemente de las técnicas utilizadas, se aprecia una
constante preocupación por detalles que permiten una identificación, al menos, a nivel de
especie. De los animales que habitaban en su entorno inmediato, los cazadores recolectores
paleolíticos seleccionaron intencionalmente aquellos que por ser potencialmente "deseables"
constituían una parte fundamental de su alimentación. Lógicamente, esto no implica que los
animales más representados en el arte sean precisamente los más cazados.

Entre los animales representados está el reno, animal de tundra que hoy sólo se conserva en las
regiones más septentrionales de Eurasia (lo que nos demuestra la verdadera antigüedad del
Arte Paleolítico); el bisonte de estepa; la cabra y el caballo (tanto la cabra como el caballo
son predominantes en la Meseta), sin duda una de las especies más representadas; el uro o bos
primigenius, especie extinguida en Europa durante los últimos siglos; los ciervos y ciervas,
menos frecuente, al menos en comparación con bóvidos (toros) y caballos; tampoco faltan una
serie de animales potencialmente peligrosos, como osos, zorros o leones y otros carnívoros;
los peces y los pájaros cuantitativamente tienen una importancia muy secundaria. Otros
animales son los rinocerontes lanudos, los mamuts, las serpientes, los hipopótamos.

Los signos pueden ser reflejo más o menos estilizado de hechos reales, figuras geométricas o,
en ocasiones, representaciones simbólicas. Entre los primeros se señala la presencia de los
denominados "tectiformes", que hace referencia a figuras en forma de cabaña y algunas
representaciones de partes del cuerpo humano, como manos, pies, etc. Los signos geométricos
pueden ser cerrados (triángulos, rectángulos, círculos) o abiertos (bastoncillos, líneas).

Normalmente se hace cierto hincapié en la falta de representaciones humanas. Salvo contadas


excepciones, las representaciones antropomorfas han sido realizadas con trazo torpe y falto del
realismo característico de las figuras de animales.

A caballo entre las figuras humanas y los signos hay que hacer referencia a las
representaciones de manos, pies u otras partes de cuerpo. Las manos aparecen en positivo o en
negativo, obtenidas estas últimas mediante la técnica de la aerografía, es decir, aplicando una
mano sobre la pared y "soplando" la pintura hasta conseguir una impronta. A veces faltan uno
o varios dedos, que ha sido relacionado con mutilaciones intencionadas de tipo ritual, que aún
hoy día se dan entre algunas poblaciones primitivas.

8.3.2.1.2 Técnicas. Las técnicas utilizadas son enormemente variadas, diferenciándose distintas maneras
de tratar la pintura, el grabado o la escultura.

Las materias primas de las pinturas son fundamentalmente colorantes minerales, sobre todo
carbón, ocre y manganeso. La aplicación sobre las paredes de cuevas y abrigos se realizaba en
ocasiones de forma directa, aplicando el colorante en estado sólido, o bien después de un
proceso de elaboración que, generalmente, consistía en triturar el mineral y mezclarlo con
alguna sustancia que actuaba como aglutinante.

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Con frecuencia las representaciones de animales o signos han sido realizadas en contornos
lineales a base de un trazo único. Frente al trazo continuo realizado con el fragmento de
colorante, con los dedos o con algún tipo de pincel primitivo, aparecen perfiles discontinuos
con la técnica denominada de tampón, consistente en la aplicación de pequeñas manchas más o
menos continuas hasta conseguir el efecto de una línea de puntos.

Aunque lo más frecuente son las figuras de animales con perfilado simple, no es rara la
aparición de pintura en el interior. A veces ésta aparece en forma de "tintas planas" en que el
color se extiende uniformemente por toda la superficie. La verdadera policromía es rara, ya
que lo normal es que se utilicen dos colores como máximo: uno para el perfilado y otro para el
interior. La sensación de volumen se obtiene señalando las diferentes intensidades de pelaje de
los animales mediante el "lavado" de algunas zonas o la repartición irregular del colorante.
También se hace aprovechando las sinuosidades de la pared donde se esté representado la
imagen.

Los grabados se realizan en la mayor parte de los casos directamente sobre la roca, aunque a
veces el panel es previamente cubierto por una fina capa de arcilla. Quizá la técnica más
primitiva sean las impresiones realizadas con los dedos sobre paredes de arcilla o caliza
descompuesta. Sin embargo, la técnica más extendida es el grabado en trazo simple o múltiple
realizado con un instrumento duro y agudo, posiblemente un buril.

En lo que se refiere a la escultura rupestre, podemos diferenciar entre los relieves realizados
sobre rocas duras y los modelados sobre arcilla. Los primeros aparecen de forma casi exclusiva
en los "santuarios exteriores", ya sea en abrigos o en sectores próximos a la entrada de las
cuevas. Por el contrario, las esculturas en arcilla sólo se han conservado en lugares profundos y
de difícil acceso, posiblemente porque las oscilaciones térmicas han destruido las situadas más
cerca del exterior.

Frecuentemente las técnicas aparecen asociadas, especialmente la pintura y el grabado. Es muy


posible que la mayor parte de los bajorrelieves conocidos hayan estado pintados en su día,
aunque por encontrarse en zonas próximas al exterior la conservación del color es poco menos
que imposible.

8.3.2.1.3 Composición. Uno de los tópicos más extendidos en los trabajos de tipo general sobre arte
rupestre paleolítico es la idea de falta total de cualquier composición intencional, insistiéndose
en que las representaciones son figuras aisladas. En este sentido, conviene comentar dos
hechos: la existencia de verdaderas escenas y asociaciones significativas entre animales, y el
posible significado de las superposiciones.

Muchas veces, sobre un mismo panel o un mismo sector de la cueva se superponen figuras de
técnicas y estilos diferentes. Aparentemente aparecen colocadas sin relación entre sí, si bien
los grupos de características semejantes parecen formar conjuntos coherentes. La propia
existencia de las superposiciones ha sido interpretada y valorada desde muy distintos puntos de
vista por los autores. Algunos las consideran una prueba de la naturaleza de "santuario" del
lugar en que se encuentran, y por ello habría sido reutilizado en distintas ocasiones.

Así mismo, las escenas que representan sucesos o hechos de la vida real son más frecuentes de
lo que realmente se cree, apareciendo asociaciones de figuras realizadas con idénticas técnicas
y estilos en actitudes parecidas o relacionadas. Una de las asociaciones más conocidas son los
frisos de caballos de la cueva de Lascaux, que se suceden en posturas muy semejantes y que,
evidentemente, representan una manada de estos animales y no una sucesión de figuras
aisladas.

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Lo que sí es cierto es que en el arte rupestre paleolítico falta toda indicación de paisaje, como
vegetación, nubes o ríos.

8.3.3 El arte mueble y su iconografía. El arte mueble está formado por todos aquellos objetos
fabricados con una intencionalidad artística que pueden ser transportados de un lugar a otro,
acompañando a sus autores o poseedores en los desplazamientos, apareciendo integrados en los
niveles arqueológicos de los hábitats. De ahí que en el arte mueble la cronología es la del
complejo industrial en que aparece.

El término "arte mueble" o "arte mobiliar" se emplea para cualquier elemento decorado o
modificado artificialmente con el fin de servir de adorno. Es por eso que se incluyen desde objetos
de uso cotidiano, como azagayas o arpones con decoración incisa, hasta esculturas en marfil, asta
o piedras duras. Así pues, la variedad de piezas que pueden incluirse en este epígrafe obliga a
intentar alguna clasificación, por simple que sea.

8.3.3.1 Atendiendo a las técnicas utilizadas se puede hablar de grabado, pintura y escultura:

8.3.3.1.1 El grabado es la más frecuente y aparece en todo tipo de objetos de hueso, asta e incluso en
plaquetas o cantos rodados de piedras.

8.3.3.1.2 Las esculturas se ejecutan también en hueso, asta, marfil y piedras duras o arcilla.

8.3.3.1.3 La pintura es poco frecuente, quizá como consecuencia de las dificultades de su


conservación. No obstante, hay cantos y placas de piedra en que los colorantes han llegado
hasta nosotros, como la famosa colección del Parpalló (Valencia).

8.3.3.2 Por el tipo de soporte en que han sido realizados puede hablarse de arte sobre armas o "útiles"
(propulsores, varillas, azagayas, espátulas, etc.), o sobre objetos votivos, de adorno o de función
desconocida.

8.3.3.3 Los temas decorativos van desde lo lineal y geométrico a las representaciones zoomorfas, y su
relación con los tipos de soporte no parece aleatoria, ya que las representaciones naturalistas
aparecen exclusivamente sobre objetos de uso prolongado, mientras que en armas y útiles se
localizan temas más simples.

Dentro del arte mobiliar escultórico son famosas las esculturas femeninas llamadas "venus", la
mayor parte de ellas pertenecientes al perigordiense superior, que constituyen uno de los
fenómenos más notables del Paleolítico Superior. Todas ellas presentan rasgos comunes, como
la ausencia de facciones en la cara, extremidades pequeñas y poco definidas y gran desarrollo de
los órganos relacionados con la reproducción. Algunas de ellas pueden ser definidas como
esteatopígicas (gordura excesiva de la región glútea), ignorándose si representan hechos reales o
si se trata de idealizaciones de significado desconocido (sacerdotisas, la fertilidad, el principio
femenino, antepasados, etc.). Hasta el momento las venus paleolíticas se concentran en tres
grandes zonas: Europa Occidental, Europa Central y Europa del Este y Siberia.

Durante las distintas etapas del solutrense se aprecia la ausencia de figuras humanas, que no
volverán a aparecer hasta el magdaleniense. Por el contrario, hay una gran cantidad de placas y
otros objetos con representaciones figuradas o realistas. Entre ellas destaca la colección del
Parpalló (Valencia), con pinturas y grabados, entre los que predominan caballos y ciervos.

En el magdaleniense asistimos a un enorme desarrollo de la tecnología del hueso y del asta y,


por consiguiente, de las obras de arte mobiliar sobre esos tipos de soporte. Durante todo este
complejo industrial el arte no se reduce a objetos votivos o de adorno, de por sí muy numerosos,

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sino que se decoran útiles y armas de uso cotidiano: azagayas, arpones, varillas, propulsores, etc.
Se asiste también a un gran desarrollo de la escultura zoomorfa de bulto redondo, como la
famosa serie de La Madeleine, al mismo tiempo que vuelven las esculturas femeninas llamadas
"venus".

Al final del magdaleniense se detecta la decadencia de la industria de hueso, que casi llega a
desaparecer. En las industrias post-paleolíticas que sustituyen al magdaleniense final las piezas
decoradas están prácticamente ausentes: faltan los temas zoomorfos, son muy raros los
geométricos y persisten algunos objetos de adorno, especialmente colgantes naturales, como
dientes o conchas perforados.

8.3.4 La cronología del arte paleolítico (BERNALDO y CABRERA, 1994; BARANDIARÁN,


1995): A diferencia del arte mueble, que aparece datado por el contexto arqueológico en que ha
sido descubierto, las representaciones rupestres presentan una problemática muy distinta y mucho
más compleja. De entrada, hay que señalar que en la actualidad no se cuenta con ninguna técnica
que permita la datación absoluta de las pinturas y grabados rupestres (esto es imposible ya que el
C14 necesita componentes naturales), por lo que su cronología es siempre relativa. Las fechas que
se han sugerido a veces son contradictorias, aunque los trabajos específicos sobre yacimientos nos
aportan a veces secuencias muy buenas debido a su buena conservación. Para la datación del arte
rupestre se emplean dos metodologías:

8.3.4.1 Por un lado, un análisis de base arqueológica a partir de la información contenida en el


yacimiento: estratigrafía, fauna, industria, arte mueble, etc.

8.3.4.2 Por otro, una serie de sistemas que intentan reflejar la evolución de técnicas y estilos y su
correspondencia con cada uno de los episodios del Paleolítico Superior, es decir, que el arte de
los distintos complejos industriales tiene unas características definidas distintas al de momentos
anteriores o posteriores.

En cuanto a las técnicas de datación de base arqueológica, los ejemplos que podemos utilizar
son en buena parte los mismos que cuando hablamos de autentificación, ya que evidentemente
una pintura es auténtica si es antigua. En el supuesto de un contacto directo entre los paneles y
los depósitos que los recubren, la ejecución de las pinturas rupestres será siempre anterior a los
estratos que las cubren.

Las cronologías más importantes son las de Henri Breuil, Leroi-Gourhan y Ignacio Barandiarán
que a continuación exponemos:

8.3.4.3 Modelo de Henri Breuil: propuso dos ciclos evolutivos:

8.3.4.3.1 Ciclo Auriñacoperigordiense (35.000 a.C. – 19.000 a.C.). Manos negativas, claviformes,
formas de discos, figuras de grandes animales en trazos anchos rojos, dibujos lineales en rojo y
amarillo y figuras con color plano.

8.3.4.3.2 Ciclo Solutreomagdaleniense (19.000 a.C. – 9000 a.C.). El color negro sustituye al rojo y
amarillo en el dibujo de las figuras; aparecen motivos bícromos; la línea del dibujo trasmite
detalles de la anatomía del animal; el interior se rellena de líneas que sugieren masa corporal y
volumen; la perspectiva es correcta y las figuras destacan por su realismo.

8.3.4.4 Modelo de Leroi-Gourhan: distingue los siguientes períodos:

8.3.4.4.1 Periodo Prefigurativo, que se manifiesta, al menos, desde el Musteriense por medio de trazos
alineados o cúpulas.

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8.3.4.4.2 Periodo del Estilo I, que se desarrolla en el Auriñaciense, para fundirse, en el Estilo II,
durante el Gravetiense.

8.3.4.4.3 Periodo del Estilo II, que es Graveto-Solutrense.

8.3.4.4.4 Periodo del estilo III, que surge durante el Solutrense y engloba el Magdaleniense Inferior o
antiguo.

8.3.4.4.5 Periodo del Estilo IV, que se articula estrechamente con el Estilo III-reciente. Cubre, en dos
subperiodos, el Magdaleniense medio y el Magdaleniense Superior.

8.3.4.5 Modelo de Ignacio Barandiarán: diferencia tres etapas principales (Se parece a la de Jordá pero
no coincide ni en la cronología ni en la denominación:

8.3.4.5.1 Fase antigua que dura unos 10.000 a. Comienza en el Auriñaciense y se prolonga hasta
comienzos del Solutrense (35.000 a.C. – 17.000 a.C.). Abundan los perfiles de animales de
cuerpo abultado con marcada línea cérvico-dorsal y escasos detalles interiores.

8.3.4.5.2 Fase arcaica. Solutrense Superior y Final e inicios del Magdaleniense (17.000 a.C. – 13.500
a.C.). Continúan los esquemas animales de la fase anterior, pero con detalles anatómicos
diferenciados (aluden al pelaje o crines inhiestas o sugieren volumen).

8.3.4.5.3 Fase clásica y tardía. (c. 13.500-9500/8500). Del Magdaleniense Inferior al Final. Se
expresan con detalle los caracteres definitorios de cada animal mediante múltiples
convenciones; se desarrollan técnicas complejas para expresar volúmenes o coloraciones y
aparecen, con movimiento y mucho realismo, algunas escenas. Se cuidan los encuadres de los
temas y se disponen las patas de los animales con referencia a un suelo ficticio insinuado por
medio de algún accidente topográfico del soporte.

8.3.5 Modelos de interpretación (LEROI-GOURHAN, 1984, a; GONZÁLEZ MORALES, 1994):


Las teorías clásicas sobre la interpretación del arte paleolítico apuntan fundamentalmente en dos
sentidos: el arte como motivación estética o el arte como elemento utilitario integrante de ritos o
ceremonias de tipo mágico.

El origen de la teoría del arte por el arte es anterior al descubrimiento de las primeras
representaciones rupestres y procede, por tanto, de estudios en el campo del arte mobiliar. En este
sentido, conviene recordar que la primera valoración de un hallazgo de este tipo se produce en
1834 en Le Chaffaud (Vienne) donde se descubre un fragmento de costilla con dos ciervas
grabadas. Lartet y Chrysty sustentan la idea de una intencionalidad exclusivamente estética en dos
supuestos: la gran abundancia de recursos, que facilitaba las actividades de extracción y, por tanto,
permitía una hipotética "civilización del ocio", y la imposibilidad de una religión primitiva. La
facilidad con que podrían conseguirse alimentos llevaba consigo la existencia de tiempo libre que,
teóricamente, sería utilizado en la ejecución de las obras de arte.

Las críticas a esta tendencia proceden de investigadores etnólogos de finales del siglo XIX,
principalmente Carthailhac y Taylor. Para el primero, los paralelismos etnográficos demuestran
que no hay relación entre abundancia de recursos y desarrollo del arte: algunos grupos polinesios
tienen una existencia relativamente fácil, por tener asegurada su supervivencia y, sin embargo,
carecen de manifestaciones artísticas relevantes; por el contrario, los bosquimanos, que ocupan
uno de los territorios más inhóspitos del mundo, son autores de importantes obras de arte
pictórico.

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Posiblemente la aportación más importante de los estudios etnográficos a la interpretación del arte
paleolítico sean los trabajos de Frazer, y muy especialmente su obra La rama dorada. Su
definición de la magia gira en torno a dos principios: que lo semejante produce lo semejante y que
dos cosas que han permanecido alguna vez unidas permanecen siempre en contacto mágico,
independientemente de la distancia y del tiempo transcurrido. Lo primero es la base de la magia
homeopática o imitativa: para conseguir un determinado objetivo basta con imitarlo. Entre los
ejemplos citados por el propio Frazer, uno de los más significativos es el de las ceremonias
propiciatorias que realizan los indios de las praderas: la caza del bisonte americano se simula
sobre una figura de arena o de ceniza, lo que implica el éxito de la partida.

Para Salomón Reinach, el arte primitivo está orientado sobre todo a propiciar la caza y la
fertilidad. El predominio de representaciones de animales estaría justificado por ser
exclusivamente de especies deseables, aquéllas que forman parte fundamental de la alimentación
de estos grupos de cazadores-recolectores. Por otra parte, estas representaciones aparecen en
lugares alejados de la entrada de las cavernas y -a veces- de acceso realmente difícil, lo que parece
ir en contra de la idea de una finalidad exclusivamente estética. Por otro lado, la existencia de una
magia relacionada con la fertilidad se apoya en la presencia de animales grávidos, de hembras
seguidas de machos y de las venus.

Con H. Breuil se llega a una valoración más intensa de la religión dentro del arte paleolítico: los
conjuntos rupestres son "santuarios" destinados a la realización de ritos y ceremonias.

Sin que implique un total abandono de las teorías antiguas (arte por el arte, magia, religión, etc.) el
inicio de las interpretaciones actuales viene marcado por los estudios sobre significación del arte
rupestre de A. Laming-Emperaire y A. Leroi-Gourhan. En las teorías de ambos encontramos
algunos principios generales comunes:

8.3.5.1 El rechazo de las interpretaciones de base etnográfica y la idea de que el significado del arte
paleolítico debe basarse exclusivamente en su propio análisis.

8.3.5.2 Las cuevas y abrigos decorados representan un contexto unido en que la propia repartición de los
temas es intencional, respondiendo a un esquema de santuario que debe entenderse en el marco
de un complejo sistema de creencias y de prácticas.

Laming-Emperaire parte de la existencia de dos tipos de santuarios, de acuerdo con su


localización geográfica, y que presentan entre sí profundas diferencias en el orden técnico,
estilístico e iconográfico: los "santuarios exteriores", localizados en zonas iluminadas y, por tanto,
siempre en abrigos o en los primeros metros de las cavernas; y los "santuarios interiores" situados
mucho más al interior de las cuevas.

8.3.6 Resumiendo:

8.3.6.1 Temas representados: zoomorfos -bisonte, ciervo, cabra, etc. Son corrientes los signos, en
paneles aislados o unidos, un repertorio bastante amplio. ¿Qué representan?: no lo sabemos.
Aparecen pocas representaciones antropomorfas: algunas manos en negativo y cabezas,
asociadas éstas últimas a animales, por lo que se han interpretado como de chamanes.

8.3.6.2 Técnicas: grabados con buriles de piedra; altorrelieves aprovechando las desigualdades de la roca;
pinturas con colorantes naturales (carbón, manganeso, mezclados con grasa animal),
monocromas o bicromas, siendo difícil que utilicen más de dos colores.

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8.3.6.3 Cronología: actualmente se están fechando con C-14. Hay otra forma de datarlos a través de los
estilos: las primeras pinturas aparecen en el Auriñaciense, durante el solutrense hay un aumento
en el número de éstas, pero es en el magdaleniense cuando se alcanza su máximo esplendor.

8.3.6.4 Significado: hay propuestas para todos los gustos: desde los que piensan que es un arte por el arte,
con contenido estético, hasta los que ven en ellas connotaciones mágicas en la relación con la
propiciación de la caza y la reproducción de los animales -aunque nos encontramos con
representaciones de animales que no han sido cazados-. Leroi-Gourhan plantea que hay una
visión dual del mundo en la que los fenómenos masculinos se enfrentan a los femeninos y las
pinturas serían la victoria del mundo masculino sobre el femenino. Otros autores piensan que
serían marcadores territoriales para cohesionar a los grupos; esta propuesta está basada en la
diferenciación de estilos que corresponden a grupos locales de aquellos otros correspondientes a
grupos regionales: en yacimientos de carácter regional encontramos varios estilos reunidos que
están representados por sí solos en diferentes yacimientos locales.

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TEMA 5. LOS CAMBIOS ECOLÓGICOS DEL HOLOCENO:


LOS ÚLTIMOS CAZADORES-RECOLECTORES

1 LOS CAMBIOS CLIMÁTICOS Y ECOLÓGICOS DEL HOLOCENO

1.1 Los momentos finales del Tardiglaciar: Las primeras poblaciones se desarrollarán en los Pirineos
con la Oscilación de Alleröd (10.000-8.000 a. C.), momento en el que se abandona de forma
definitiva el frío y se expande el bosque templado gracias a las mayores temperaturas y
precipitaciones. Todavía habrá, no obstante, un período corto de frío intenso en el Dryas III (8.800-
8.300 a. C.) que da término a la glaciación de Würm.

1.2 Los cambios del Postglaciar: En el Postglaciar vamos a asistir a una sucesión de períodos con
cronologías y características climáticas distintas:

1.2.1 Preboreal (8.300-6.800 a. C.): El bosque templado aumenta: surgen robledales, hayas, olmos,
avellanos etc.

1.2.2 Boreal (6.800-5.500 a. C.): Con situaciones regionales de sequía se expanden los pinares y
bosques caducifolios de la fachada Atlántica.

1.2.3 Período Atlántico (5.500-2.750 a. C.): La temperatura se enfría un poco y hay más pluviosidad.
El clima será suave y muy húmedo, lo que favorecerá el desarrollo del Neolítico en zonas costeras
y zonas atlánticas. Dentro habrá diferencias internas, como la menor pluviosidad a partir del 4.400
a. C.

1.3 Las consecuencias del Postglaciar: Son tres básicamente:

1.3.1 Subida del nivel del mar y anegamiento de las áreas costeras interiores. Esto se traduce en cifras
del paso de un nivel de -90 m. sobre el nivel del mar a otro de -60 m. entre el 9.000 y el 10.000 a.
C., de -60 a -50 en el milenio siguiente y así hasta 80 metros de diferencia. La consecuencia va a
ser la pérdida de terrenos antaño habitables y, por tanto, la pérdida de focos de explotación de
recursos y yacimientos.

1.3.2 Aumento de los recursos vegetales en los bosques caducifolios. Los datos son escasos en Alleröd,
donde hay descenso del hielo y del bosque, y en el Dryas III hay pinares y abedules. En el
Preboreal vamos a ver coníferas y bosques caducifolios. Esto implicó una serie de cambios
faunísticos: las especies frías van al Nordeste de Europa, desaparece la fauna fría ocupando su
lugar la fauna actual.

1.3.3 Subida de la cota de las nieves perpetuas y apertura de nuevas zonas susceptibles de ser
aprovechadas. Tuvo poca repercusión y se podía cazar en la alta montaña.

2 MESOLÍTICO Y EPIPALEOLÍTICO: CONCEPTOS Y PERIODIZACIÓN:

2.1 Mesolítico y Epipaleolítico: diferencias conceptuales: El término Mesolítico se usa para esta
etapa de la historia, pero los investigadores franceses hacen referencia a este período como
Epipaleolítico para indicar la continuidad con el Paleolítico Superior. En Europa Occidental se
considera que son sociedades mesolíticas aquellas que están en proceso de neolitización, mientras
que las sociedades epipaleolíticas serían aquellas que mantienen su modo de vida de caza y

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recolección. En este momento, como mucho los concheros portugueses experimentan un proceso de
neolitización, el resto de la Península se mantiene en el Epipaleolítico y el Neolítico irrumpe de una
forma brusca.

En sí esto es un proceso complejo ya que los grupos culturales del Paleolítico Superior se deben
adaptar a un paisaje nuevo. Esto se nota en la caza, que no se especializa exclusivamente en el
ciervo y la cabra montesa, sino que se cazan toda clase de herbívoros, jabalíes y cabras así como
liebres, conejos y aves. La dieta se enriquece, además, con productos del bosque caducifolio
(castañas, avellanos etc.).

2.2 Cronología del Epipaleolítico Peninsular: El inicio de este período se produce en los Pirineos en
el 10.000 a. C. con el fin del Magdaleniense y su sustitución por el Aziliense. Cuando nos alejamos
de Francia, el Aziliense comienza en el 9.000 a. C. y en algunas zonas de España se inicia todavía
más tarde. El momento final de este período vendrá marcado por la aparición de las comunidades
neolíticas y el proceso de Neolitización. Las primeras comunidades neolíticas se sitúan en fechas en
torno al 6.000 a. C. mientras que en el área cantábro-gallega el Neolítico llegará en torno al 4.000-
3.000 a. C.

2.3 Las tres fases del Epipaleolítico Peninsular: Se pueden definir tres períodos para este
Epipaleolítico en la Península Ibérica:

2.3.1 10000-7000 A.C. Continuidad con el Paleolítico Superior en industria laminar y ósea, así como en
la economía y el asentamiento.

2.3.2 7000-4000 A.C. Hay una economía depredadora adaptada al Holoceno. Se usan recursos
aprovechados en el Paleolítico Superior como los concheros. La industria de microlitos se
mantiene y diversifica. El modelo económico se expande por la región Atlántica y el Centro y Sur
de Portugal.

2.3.3 4000-3000 A.C. La economía propiamente Neolítica estará en toda la Península y será en este
momento cuando el Noroeste (Galicia y la parte norte de la Meseta) se neolitiza también.

2.4 Distribución del poblamiento: Hay una gran cantidad de vacíos en el estado actual de las
investigaciones. En cuanto a la distribución de yacimientos, coincide en el País Vasco, Cataluña y
el Mediterráneo: va a haber una relación importante con las costas y se van a establecer distintos
grupos:

2.4.1 Aziliense: para Cantabria y la facies de laminación del Epipaleolítico tiene gran contracción.

2.4.2 Asturiense: son grupos macrolíticos sobre guijarros desarrollados en el Norte de España y
Portugal.

2.4.3 Los productores de puntas geométricas: de fase más reciente conforman la facies geométirca
del Epipaleolítico y los Concheros Portugueses, donde se va a domesticar el perro primeramente
en la Península.

3 MESOLÍTICO EN LA REGIÓN CANTÁBRICA Y EL PAÍS VASCO:

3.1 El Aziliense:

3.1.1 Distribución y cronología: Se corresponde con una tradición laminar, es considerado por muchos
la continuación del Paleolítico Superior y fue definido como cultura en el s. XIX, a partir de lo
cual fue investigado por gente de la talla de Henri Breuil y Hugo Obermaier hasta el estallido de

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la Guerra Civil. Las cronologías que disponemos van al menos desde 8800 A.C. (Dryas III) con
precedentes desde Dryas II (10300 A.C.). Se establece una convivencia con campamentos en
cueva del Magdaleniense final que deben adaptarse a la caza especializada en boga. De todas
formas, las dataciones se concentran entre el 8.000 y el 7.000 a. C.

Se extenderá por el Cantábrico desde el Bidasoa hasta el río Nalón en Asturias así como por el
Suroeste de Francia y el Pirineo Occidental así como tal vez algunas zonas limítrofes (Lugo y
León). Aquí disponemos de yacimientos como Los Azules, Cueto de la Mina, La Riera (Asturias),
El Castillo, El Piélago (Cantabria), Santimamiñe (Bizkaia), Zatoya (Navarra).

3.1.2 Sus diferencias con el Magdaleniense: Hay una mayor simplificación tipológica de la industrias
lítica, que pasa por un mayor aumento de la microlitización. También se empobrece la industria
ósea, de la que destacamos los arpones aplanados y perforados. No existe tampoco un arte parietal
(desaparecen las figuraciones de forma práctica), lo que es consecuencia de un cambio en la
simbología y el ritual, adaptado al nuevo clima y paisaje. También hay una mayor especialización
en las especies más abundantes así como una diversificación de los recursos explotados (litorales
o vegetales),

3.1.3 Hábitat Aziliense: Se registra una continuidad entre el Magdaleniense y Aziliense en cuevas
como El Piélago y Los Azules. El cambio que se va a producir es que las ocupaciones azilienses
son cortas y estacionales, con lo que no hay campamentos permanentes. Las cuevas van a seguir
ocupándose pero la colmatación obliga a vivir en el exterior de las mismas. Tampoco va a haber
estructuras muy definidas y con marcas en el suelo como sí pasaba en el Paleolítico Superior.

3.1.4 Estructura económica: La economía está marcada por el aumento de la especialización en la


caza, que en el caso del ciervo llega hasta el 70%, pero también se intensifican los recursos
costeros, como nos lo demuestran las espinas y arpones de Los Azules.

3.1.5 Tipología y Tecnología: Hay más microlitos y menos buriles. Tenemos también láminas de dorso
apuntadas para la recolección y raspadores frontales cortos (aumentan debido a que una parte de la
industria del momento es de madera, pues hay un aumento de la superficie boscosa, aunque no
está demasiado representada) y arpones con ojal (para poder se enmangados con una cuerda para
la pesca) y cortos, redondeados y de aspecto basto. Sólo hemos encontrado un arpón de factura
más cuidada y con grabados.

3.1.6 Simbolismo: Es el rasgo más característico, pues hallamos muchos cantos decorados con líneas
paralelas y pintadas. Hay un cadáver tendido de espalda con unas agujas de hueso de ciervo y otro
con un ajuar y masa de colorante rojo.

3.2 Asturiense:

3.2.1 Distribución y Cronología: Se desarrolla entre el este de Asturias y el oeste de Cantabria, e


incluso por la costa portuguesa. Se desarrolla básicamente en el período Boreal, yendo su
cronología desde el 8.000 al 5.000 a. C. Convivirá con el Aziliense y el Tardenoisiense
(geométricos). Se ha llegado a pensar, a razón de las dataciones dadas por Carbono 14, que
incluso Aziliense y Asturiense son los mismos grupos poblacionales aunque en épocas distintas.

3.2.2 Hábitat y estructura económica: Tenemos más 30 cuevas (algunas con restos del Aziliense que
se colmatan en el interior) en esta área, destacando las que están en torno al río Sella (Balmorí y
Riera), estructuras de acondicionamiento donde se pueden acumular los desperdicios. en
Mazaculos y un hábitat al aire libre en Bañuges. El hábitat, como la economía, iba a ser móvil.

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Bailey pensó que la ocupación era estacional con campamentos en sitios concretos de recolección
de moluscos, incluso bajo el mar, pero el problema es que no hay yacimientos en las zonas de
interior que nos confirmen esta movilidad. Por su parte, Clark pensó que había campamentos base
situados en zonas que pudieran permitir la explotación de todo tipo de recursos, aunque no se ve
con claridad en los yacimientos (no hay demasiadas estructuras artificiales).

La economía que se desarrolló se artículo en torno a la caza de los ungulados (especialmente crías
de ciervo, corzo, rebeco, cabra y caballo, aunque éste en menor cantidad) y los recursos marinos
(crustáceos, erizos de mar, lapas, bígaros y salmones) que capturan en una especie de estuarios, en
zonas protegidas, zonas de bajamar y rocas batidas. Hay un cierto énfasis en los asturienses por la
recolección de ciertas especies y con un tamaño específico. Se dice que el Asturiense tiene una
economía totalmente cerrada a los recursos marinos (conchas), pero Bailey dice que unos 20.000
lapas de moluscos aportan la misma energía que la carne de un único ciervo, de ahí que veamos
tanto ciervo.

Se han realizado estudios isotópicos sobre los restos de moluscos y estudios con Nitrógeno 13 que
nos han indicado que, sobre la cantidad de carne consumida, unos grupos van a consumir una
cantidad importante de carne mientras que otros no van a consumir mucha más carne de la que se
comería en el Neolítico.

3.2.3 Tipología y Tecnología: Lo que caracteriza al Asturiense son sus “picos asturienses”, que se han
convertido en el fósil director de esta cultura. Se hacían sobre cantos rodados de cuarcita con
puntas muy agudas por la talla bifacial para poder alimentarse con los moluscos. A primera vista
podríamos situar a estos útiles en otra época ya que es un rasgo regresivo. Pero también hay otros
útiles, como nos demuestra Clark al diferenciar dos tipos de útiles: un grupo era los útiles sobre
núcleo con poco retoque y choppers, mientras que otro grupo eran útiles pequeños sobre lascas
que se relacionan con el Magdaleniense, buriles, denticulados, hojitas y piezas truncadas en forma
de punta. Algunas de estas herramientas eran para el trabajo de la madera y otras para ser armas
arrojadizas y flechas. Sólo hay algunos útiles hechos de cuerna de ciervo que no han sufrido
degeneraciones considerables.

3.2.4 Simbolismo: Tenemos pocas manifestaciones, sólo enterramientos, por ejemplo en el Abrigo de
Colombres (Asturias), que presenta un cadáver flexionado y con varios elementos de ajuar
funerario (3 picos asturienses y restos de ciervo). La sepultura está cubierta por un túmulo con
grandes bloques de piedra. El cráneo presenta un orificio que se ha asignado a una trepanación
hecha antes de que el individuo falleciera. Por su parte, en La Cueva de Los Canes tenemos tres
sepulturas con rasgos similares a la tumba de Colombres, por ejemplo, fosas cubiertas con
túmulos y en posición encogida. Una de las sepulturas tiene un perro (lo que se puede explicar por
el contacto con la población neolítica). Observamos aquí la evolución hacia el mundo geométrico
y el Neolítico.

3.3 Epipaleolítico Geométrico en el País Vasco: Se estudian las estaciones del Alto Ebro, que
destacan por los microlitos tardíos.

4 LAS POBLACIONES DE LOS CONCHEROS PORTUGUESES:

4.1 Distribución y Cronología (VII-V Milenio a. C.): Entre el 5.000 y 4.000 a. C. desaparecen tanto
el Aziliense como el Asturiense y tenemos conjuntos geométricos que durarán más en el tiempo.
Cerca de la Costa Atlántica, a fines del Boreal, algunas poblaciones van a cambiar de vida, son
cazadores epipaleolíticos que se asientan en las riberas de los ríos con campamentos sedentarios al
aire libre y con fortísimas acumulaciones de conchas que llegan a tener varios metros de altura. En
Muge tenemos tres conjuntos y en Sado tenemos 6-7 estaciones con diversas características. Los
análisis nos demuestran que estamos en un clima relativamente suave (tendente a lo cálido por la

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alta concentración de carbono) y bastante lluvioso y que, como en los concheros asturienses, se ha
diversificado la dieta y se han consumido productos vegetales.

4.2 Hábitat: De entre todos los conjuntos que hay, tenemos dos conjuntos distintos y de gran
importancia: Muge, cerca del estuario del río Tajo y Sado, cerca de otro rio. No obstante hay más
conjuntos.

El conjunto más importante es Muge, excavado entre 1952 y 1967 y datado entre el 5.400 y 3.200 a.
C. Así pues, es de una época avanzada, cuya última ocupación es contemporánea al Neolítico.
Ocupa el período Atlántico y por ello la temperatura y humedad eran más altas que hoy en día. Se
emplazó en montículos al aire libre sobre la ribera de un río. Las acumulaciones de conchas y
huesos de este yacimiento están entre los 2,5 y 5 metros de espesor, lo cual complica bastante la
estratigrafía (como en su momento veremos. Dentro hay distintos yacimientos que se fueron
sucediendo en la ocupación:

4.2.1 Moita do Sebastiâo: Es el primer yacimiento ocupado. Aquí las conchas tienen dos metros de
potencia. Tenemos una sucesión hoyos con gran profundidad de poste formando semicírculos que
serían para las casas. Estas casas tendrían paja y arcilla en el techo y se reconstruirían varias
veces. También hay otra vivienda de planta rectangular con un foso de 11 metros de longitud y 3
metros de anchura que está, además bordeada con un muro de piedras. El suelo se hace como
pavimentado. Quizás esta vivienda fuera el edificio más importante de este poblado de entre 30 y
60 habitantes. Hay fosas usadas como hogares y para almacenamiento. Se harían los
enterramientos fuera de las viviendas, en una especie de necrópolis situado en un área cercana
dentro del conchero.

4.2.2 Cabeço da Amoreira: La ocupación data básicamente del V Milenio y tenemos 39 niveles
estratigráficos aquí.

4.2.3 Cabeço da Arruda: Data del IV Milenio y muestra muchos contactos con los asentamientos
neolíticos, lo que permitió la introducción de la cerámica y otros materiales líticos. Las conchas
tienen aquí 5 metros de potencia y 88 niveles superpuestos. Tiene tierras negras como
consecuencia de la presencia del carbón y otras materias primas junto con restos de animales y
cabañas; también hay tierras grises consecuencia de la mezcla de la arena de los ríos.

4.3 Estructura económica: La situación de estos conjuntos es privilegiada para la caza en el bosque y
para la recolección variada tanto aquí en el bosque como en el mar, ríos y estuarios cercanos.
También en las praderas podían cazar toros y uros salvajes (que precisamente se extinguieron tras el
fin de estos colectivos humanos). Sin embargo, esto no va a impedir la movilidad (ya que se
buscaba el sílex a más de 30 Km. De distancia en el caso de Muge), pero normalmente hay hábitats
más sedentarios. Se demuestra el consumo de cereal en algunas ocasiones por el desgaste de los
dientes (se han mezclado el cereal y pequeñas piedrecitas por la molienda del cereal).

4.4 Tipología y Tecnología: La tecnología de la piedra es tosca y se realiza sobre sílex. Tenemos
denticulados (aunque su tendencia es a disminuir), geométricos, buriles, triángulos y segmentos
(que tienden a ser más numerosos aunque son escasos) etc. Tenemos también choppers y nódulos
percutores que tienen similitudes con la industria asturiense. Tenemos también colgantes y cuentas
con decoración incisa y geométrica así como colorantes (ocre, amarillo y manganeso).

4.5 El simbolismo: el ritual funerario y las poblaciones de los concheros portugueses: Un rasgo
típico va a ser el ritual funerario. En el Cabeço das Amoreiras tenemos unos 7-8 enterramientos.
Aquí los cuerpos se depositan bajo desechos o en terrazas fluviales de cúbito dorsal (con la espalda
pegada al suelo) encogidos y con las piernas flexionadas. Llama la atención el que hay pocos
enterramientos masculinos y los niños se entierran aparte. Hay adornos sencillos como collares y

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pulseras por todo el cuerpo y útiles de sílex y hueso así como restos de carne de ciervo. En Moita
do Sebastiâo hay 34 tumbas (27 de adultos y 7 de niños) y en Cabeço da Arruda hay otro conjunto
de sepulturas mezcladas con restos de conchas. Todo esto permite análisis de isótopos que han
permitido comprobar que no hay un consumo muy alto de carne, pero hay que tener en cuenta la
gran cantidad de proteínas que aporta un pedazo de carne con respecto a una gran cantidad de
moluscos. Estas poblaciones mantendrán el arte esquemático hasta que desaparecen los concheros.

4.6 El problema de la estratigrafía de los concheros: El mayor problema de las poblaciones de los
concheros portugueses reside aquí, de ahí que se necesite un apartado aparte para profundizar en la
cuestión sin problemas. Este problema lo vamos a explicar con dos casos:

4.6.1 Cabeço da Amoreira (Muge): Podemos hablar de un sellado del conchero como zona funeraria.
Alrededor de este conchero hay áreas de actividad que presentan diferentes cronologías y sólo
hallamos materiales cerámicos en las fases más recientes y en el “conchero” tras el sellado.

4.6.2 Cabeço das Amoreiras (Sado): Sólo podemos hablar de yuxtaposición de montículos, no de
superposición, se ha generado una estratigrafía horizontal y no hay mezcla con la cerámica ni
siquiera del Neolítico Antiguo.

5 LOS GRUPOS EPIPALEOLÍTICOS EN LAS REGIONES MEDITERRÁNEAS:

5.1 Distribución y cronología: La hipótesis de Fortea sobre las facies industriales: Poseen fechas
similares al Aziliense aunque en lo demás cambian. Fortea realiza un estudio de las facies y las
divide en tres grupos:

5.1.1 Epipaleolítico Microlaminar (9.500-7.000/6.500 a. C.): Se diferencia del Aziliense en la menor


industria ósea, el menor énfasis en los moluscos y más especialización en la caza. Aquí tenemos
las Facies de Sant Gregori (más raspadores y laminitas de dorso) y Mallaetes. Hay niveles
todavía aziloides en Tossal de la Roca (Alicante) y Nerja (Málaga).

5.1.2 Epipaleolítico Geométrico (7.000-5.000 a. C.): Tenemos, en primer lugar, la Facies Filador, que
se caracteriza por los microlitos pequeños hechos con un microburil y los denticulados espesos.
En segundo lugar tenemos la Facies Cocina, ya en época neolítica, donde vemos en primer lugar
trapecios, después triángulos y por último segmentos.

5.1.3 Epipaleolítico aculturizado por el Neolítico: (no hay casos en España)

5.2 Hábitat y estructura económica: En Cataluña se generaliza el clima más suave y habrá
abundancia de especies para una caza sistemática. Se van a buscar hábitats al aire libre y pequeños
abrigos (que son en los únicos lugares donde hay estructuras de hábitat) que a veces están hasta a 20
Km. De distancia del mar. Habrá una expansión hacia el interior coincidiendo con la expansión del
bosque. Con respecto a la economía hay un aumento ligero del marisqueo y la pesca se generaliza.
Los habitantes de esta región comerán ciervos, cabras, bóvidos, conejos.

5.3 Tipología y Tecnología: (Explicado en las facies).

5.4 Simbolismo y ritual funerario: Sólo podemos destacar el arte figurativo que representa a animales
similares a los del Paleolítico pero predomina el arte esquemático con motivos geométricos.

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TEMA 6 LOS PRIMEROS PRODUCTORES DE ALIMENTOS EN


LA PENÍNSULA IBÉRICA

1 EL PROCESO DE NEOLITIZACION EN LA PENÍNSULA IBÉRICA: PLANTEAMIENTOS


TEORICOS: En la península Ibérica, sabemos que en fechas cercanas al 6000 a.C. aparecen
culturas que utilizan utensilios de los que llamamos neolíticos y, sobre todo, animales y plantas que
se han domesticado. Hay bastantes yacimientos donde todos estos elementos están conseguidos, pero
no hay yacimientos de transición donde se esté dando la domesticación o donde esté apareciendo la
cerámica que nos permitan hablar de focos iniciales. Por esa razón, las propuestas sobre el inicio del
Neolítico en la península han partido de supuestos difusionistas, entendiendo que el Neolítico llega
formado de otras regiones del Mediterráneo, que se encuentran con las poblaciones indígenas con un
nivel cultural menos evolucionado.

Se han planteado muchas propuestas que difieren en los factores y en el ritmo con el que se produce
la neolitización, incluso en los agentes que la realizan. Estas propuestas serían:

1.1 En los años 40 y comienzos de los 50 se defienden modelos africanistas: Los primeros modelos
propuestos son de carácter africanista. Hasta los años 50 se pensaba que el Neolítico, viniendo
desde Egipto, se había extendido por el norte de África alcanzando la península Ibérica. Éste se
habría extendido a través de dos vías:

1.1.1 Un grupo de población habría llegado desde el norte de África formando el círculo íbero
mauritano (Mauritania y Argelia o Egipto, donde ya se había iniciado el proceso de neolitización),
que daría lugar al foco neolítico de la cerámica decorada que subiría hacia el norte formando la
“Cultura de las Cuevas” como la llamó Pere Bosch Gimpera.

1.1.2 Un segundo foco llegaría del Sáhara y alcanzaría el sureste peninsular, dando lugar a la cultura de
los Millares.

Estas propuestas estaban fundamentadas en la similitud de estilos cerámicos que había en la


península y en el norte de África.

1.2 A partir de 1956 se defiende la difusión por vía marítima desde el Mediterráneo oriental, que
utiliza como fósil director la cerámica cardial: En 1956 se excava la cueva de Arene Candide (en
una operación dirigida por Luigi Bernabò Brea), en Liguria, en el Norte de Italia, y en ella se
consigue una de las secuencias más espectaculares del Neolítico mediterráneo, que mostraba cómo
las comunidades neolíticas utilizaban un tipo de cerámica específica, la cerámica cardial,
característica de todos los complejos del Neolítico antiguo, no sólo en Italia sino también en Francia
y en la península Ibérica. El modelo que entonces se defiende es que la difusión de la cerámica
cardial se habría extendido a través de un fenómeno de colonización por un grupo neolítico que,
proveniente del Mediterráneo oriental (las culturas del Mar Egeo), se extendería por todo el
Mediterráneo occidental. Las excavaciones en los años 50 y 60 en Carigüela y Píñar hechas por
Spahni y Pellicer (Catedrático en Sevilla y Granada) mostraron que la fase más antigua del
Neolítico en la Península era la fase de la cerámica cardial.

1.3 En la década de los años 70, investigadores franceses propusieron modelos autoctonistas: En
los años 70, investigadores franceses, sobre todo Jean Guilaine, basándose en trabajos faunísticos
de Ducos (se creía que eran animales epipaleolíticos domesticados por su aspecto más grácil),
entendió que se habían producido una serie de focos neolíticos independientes en el Mediterráneo;

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pensaba que había un foco independiente en el norte de África, otro en el Sáhara y otro en el
Mediterráneo central y occidental, sobre todo en áreas del sur de Francia y de Cataluña-Levante.

1.4 Frente a ellos, en esta misma década, investigadores españoles propusieron modelos
difusionistas radicales, que se mantienen en la década de los 80: A comienzos de los años 80 se
demostró que los animales domésticos encontrados por Ducos no eran tales domésticos sino que
eran animales salvajes enfermos que se habían refugiado en las cuevas o bien animales que entraban
en la variabilidad de animales salvajes (de ahí que fueran más gráciles), descartando todas las
pruebas de animales domésticos en el epipaleolítico. A raíz de esto, Guilaine cambió de forma
radical su posición en el Congreso de Montpellier.

A mismo tiempo que la escuela francesa defendía el autoctonismo, también en los años 70 surgió en
España una propuesta difusionista radical. El primero en plantearla es Fortea, utilizando como
modelo el registro arqueológico de la zona valenciana. Para él existen tres facies al iniciarse el
Neolítico:

1.4.1 Una facies geométrica, que es un contexto epipaleolítico que recibe las primeras influencias
neolíticas;

1.4.2 Una segunda facies microlaminar, que representaría a poblaciones epipaleolíticas que no toman
del Neolítico ningún elemento y que se mantienen hasta épocas posteriores;

1.4.3 Una tercera facies de Neolítico puro, de cerámica cardial, que se desarrollaría en un hábitat de
cuevas.

A raíz de esta propuesta, Bernardo Martí monta el modelo para la explicación del inicio del
Neolítico en la Península que recibe más adeptos. Él considera que hay dos mundos:

1.4.4 El de la población neolítica pura que ha emigrado por el Mediterráneo desde Oriente (Próximo
Oriente y Mediterráneo Oriental ya que son áreas donde el Neolítico está desde el 10.000 a. C.),
penetrando por Cataluña y entrando en contacto con la península, arrinconando a las poblaciones
epipaleolíticas, que se concentran en las regiones de montaña. Traerían elementos como las
plantas y animales domésticos de los que no hay antepasados en la Península. Se tiene en cuenta
que los primeros yacimientos neolíticos están cerca de la costa, lo que podría haber implicado la
navegación desde Próximo Oriente.

1.4.5 Y una población local epipaleolítica, que no se aculturiza y que se refugia en las zonas
montañosas.

¿Por qué Bernardo Martí defiende esta posición de que las poblaciones neolíticas vienen de
fuera?: Porque cronológicamente todas las áreas nucleares del Neolítico se sitúan en el
Mediterráneo oriental o en el Próximo Oriente en fechas que van desde el X milenio hasta el VII;
sin embargo, en la península no se produce la tradición de elementos neolíticos antes del V
milenio. Prácticamente todas las plantas y la mayoría de los animales domesticados no tienen
ancestros salvajes en la península, por lo que difícilmente se pudieron domesticar aquí plantas y
animales de los que no existieran ancestros.

Hasta esta última teoría, hemos hablado aquí de teorías sobre la neolitización de la Península
Ibérica no-actuales o primeras hipótesis. Las a continuación tratadas sí se consideran actuales.

1.5 A finales de los años 80 y comienzos de los 90 se plantean nuevos modelos de carácter
migracionista, como el modelo del "frente de avance" o el modelo "dual": En esta época, pero

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como teoría autoctonista, Pellicer planteó la existencia en algunos contextos valencianos de restos
faunísiticos (cabras, ovejas y bóvidos) aunque no se aceptó esta tesis.

A partir de los años 80, que se han dividido entre migracionistas y autoctonistas. Los migracionistas
piensan que hubo una migración desde Oriente en la que se produjo un "frente de avance" (cosa que
no le gusta a los estudiosos del Epipaleolítico). Los indigenistas suponen que el origen del Neolítico
tuvo lugar gracias a las redes de intercambio de los grupos locales.

Estos dos enfoques han sido seguidos por muchos investigadores. Para el primer modelo, en la
península tenemos que hablar del "frente de avance" o "difusión démica" defendido por
Ammerman y Cavalli-Sforza. Este modelo parte del hecho que había sido indicado por Bernardo
Martí y suponen que la agricultura y la ganadería se introdujeron en Europa a través del
Mediterráneo oriental; se basan en estudios del C-14 y entienden que hay un punto de partida -que
podría ser Jericó-, desde donde trazan una serie de arcos de círculo que muestran cómo se va
extendiendo el Neolítico; las fechas datadas con C-14 demuestran que estos arcos son regulares y
que las áreas que corresponderían al cambio de milenio se van acercando a tiempos más recientes
conforme se van alejando del núcleo original, llegando a calcular que la progresión del frente de
avance sería de un kilómetro por año (así que, si el movimiento se iniciase en el 9.000 B.P., llegaría
al Mediterráneo Occidental en el 5.000 a. C.). Pero el problema de esto es que las dataciones sobre
el Neolítico hechas en el Mediterráneo Occidental son más antiguas, así que aquí están influyendo
otras variables.

La base más interesante del modelo se basa en la contractación de la propuesta mediante el estudio
de la genética. El mecanismo básico a nivel social mediante el que se podía haber hecho la
expansión sería el desdoblamiento de los asentamientos cada vez que el número de habitantes de un
asentamiento hubiera aumentado de tal forma que rebasara las condiciones de mantenimiento con
los recursos de la zona (es decir, se está teniendo en cuenta el crecimiento demográfico y la
capacidad migratoria). Para contrastar el modelo se hizo un estudio genético de las poblaciones
europeas y del Próximo Oriente en el que se introdujeron 39 alelos, estudio que se trasladó a un
mapa, de forma que los colores más claros -que corresponden a las zonas donde hay una mayor
abundancia de alelos, es decir, de rasgos genéticos idénticos a los de las poblaciones originarias del
Próximo Oriente- se dan en las zonas más próximas de Oriente, ennegreciéndose conforme se
alejan de la zona; así, las poblaciones que viven en Grecia o en los Balcanes tienen un contacto más
cercano con las del Próximo Oriente y, por tanto, un mayor número de rasgos genéticos iguales, que
decrecerían a un nivel medio en Italia y la península Ibérica para ser nulos en el norte de Europa.
Las dataciones se van escalonando, pero las dataciones de algunos yacimientos llegan al 5º e
incluso 6º Milenio. Este modelo también se apoya en que la tecnología lítica y cerámica no es
autóctona.

A partir de este modelo, algún investigador español (como Joan Bernabé) aplicó el mismo modelo a
las regiones mediterráneas españolas, definiendo lo que él llama el modelo "dual" o modelo de "los
dos mundos", que es una continuación de las propuestas de Bernardo Martí, pero más suavizadas.
Según él, entre el 5500 y el 5000 a.C. nos encontraríamos con una serie de regiones de la fachada
mediterránea de la península Ibérica -aquéllas que tienen un potencial económico más importante-
donde existen una serie de asentamientos que tienen todos los elementos típicos del Neolítico.
Frente a ellas, en las zonas del interior y de menos productividad agrícola se sitúan toda una serie
de yacimientos que son epipaleolíticos o en los que en estratos epipaleolíticos aparece cerámica y
otros elementos que caracterizan la neolitización (una tecnología casi neolítica), pero nunca
dispersos. Esto quiere decir que estaríamos ante dos mundos distintos: uno Neolítico puro, que
empieza a expandirse desde el sur de Francia y que se concentra en aquellas regiones con un fuerte
complemento agrícola. Supuestamente los epipaleolíticos irían aceptando, algunos sí y otros no, la
neolitización.

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Otros autores han planteado tres opciones:

1.5.1 Las poblaciones neolíticas llegan desde el sur de Francia por la costa (Cataluña, Valencia y
Andalucía, que así pues ofrecerían asentamientos neolíticos puros) y se emplazan en la zona
costera; entran en contacto con las poblaciones indígenas que viven en la región, en zonas
ligeramente más al interior, produciéndose una interacción entre ellas por lo que al poco tiempo se
crea una frontera clara entre ambas zonas; las del interior continúan siendo epipaleolíticas.

1.5.2 Es una propuesta más radical. Plantea que todos los yacimientos de esta época (VI milenio y
comienzos del V) son comunidades epipaleolíticas o mesolíticas que utilizan instrumentos
neolíticos en los campamentos estacionales situados cerca de la costa, donde viven comunidades
neolíticas.

1.5.3 Igual de radical que la anterior. Los territorios se dividen en campamentos base de comunidades
neolíticas que se dedican a la agricultura, que ocupan otros campamentos estacionales en el
interior, donde viven poblaciones epipaleolíticas que no se dejan mezclar.

La mayoría de los arqueólogos han optado por el primer modelo.

Otra serie de investigadores españoles han utilizado estudios de tipo genético para ver qué
interacción hay entre las poblaciones neolíticas y las epipaleolíticas indígenas. Dos de ellos,
catalanes, Betan Petitt y Calafell, han utilizado un muestreo para estudiar las características
genéticas de estas poblaciones (600 individuos y 54 campos genéticos con estadística
multivariante) y han obtenido un mapa de un grupo de alelos -genes que ocupan un mismo lugar
cromosónico y controlan igual carácter-, según el cual hay una concentración de rasgos genéticos
diferentes concentrados en el país vasco, que corresponderían a la población más antigua asentada,
que se van difuminando conforme avanzan hacia el interior y se adentran en Portugal; esto quiere
decir que las poblaciones epipaleolíticas se habrían establecido en Cantabria y en el País Vasco,
donde habrían permanecido. En el otro mapa, hay una serie de rasgos genéticos establecidos en
Cataluña, que se van diferenciando conforme se adentran en la Meseta y en el sur peninsular.

En ambos casos hay muchas connotaciones racistas detrás relacionadas con las poblaciones más
europeas, pero no se indican qué datos se han escogido y cuáles no, así como tampoco se
especifica el método de trabajo y la distribución de datos para darle más solidez al trabajo. Estos
trabajos lo que pretenden demostrar es que las poblaciones son heterogéneas, siendo algunas más
europeas que otras.

1.6 Frente a los migracionistas, en estos años 90, se defienden propuestas indigenistas, como es el
modelo "capilar" de Juan Vicent: Entre las propuestas indigenistas, la que tiene mayor
aceptación es la que ha propuesto Juan Vicent, desde una perspectiva marxista, comparando las
situaciones del Neolítico reciente y Edad del Cobre con el Neolítico antiguo y medio. Vicent es
radical en su propuesta: él piensa que al iniciarse el Neolítico no se produjeron cambios de
población ni avances en la península de tipo social, económico o cultural con respecto al
Epipaleolítico; dicho de otro modo: las comunidades que han sido clasificadas como neolíticas en
Cataluña, Levante o el Sureste son las mismas del Epipaleolítico que no han variado ni el tipo de
recursos explotados ni el modelo económico, sólo añaden a su modo de vida anterior algunos
animales o plantas domesticados que son susceptibles de poder ser almacenados para mantener la
economía de amplio espectro; las innovaciones que caracterizan a estas primeras poblaciones
consideradas neolíticas han sido introducidas para mantener un estilo de vida propio y no para
cambiarlo. ¿Pero cómo se introducen estos elementos neolíticos?: Mediante las redes de
interacción, tanto de intercambios como de alianza entre las diversas comunidades de cazadores-
recolectores.

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Sin embargo, el sistema cultural se va a mantener paralizado durante varios milenios (Iberia sigue,
al contrario que P.O. y M.O., teniendo una alta movilidad similar a la del Paleolítico). La
transformación tiene lugar con el Neolítico Reciente en los territorios y su control como propiedad
colectica.

Sin embargo, las estrategias de producción de alimentos implican una serie de modificaciones en el
comportamiento: la reducción de movimientos y del uso de uno de los recursos más accesibles, por
otro lado, cada vez más se va invirtiendo en esta producción de alimentos; esto produce un efecto
que transforma bastante a las sociedades epipaleolíticas, que desarrollan excedentes de alimentos
como forma de minimizar el impacto de los riesgos naturales se hacen reservas de alimentos que se
renuevan y aumentan cada año; el control de estas reservas por gestores que redistribuyan esos
excedentes con el fin de que todos (en principio) puedan acceder al excedente, va a hacer que
aparezcan diferencias sociales dentro del grupo, convirtiéndose pues el excedente en un motivo de
diferenciación que rompe un principio de la comunidad: el que todos sus miembros tengan acceso a
todos los bienes. En resumen, el almacenamiento es el dinamizador del cambio al violar la
circulación devienes entre los comunitarios sin diferencias para controlar cada vez más los
excedentes.

Es claro pero hay que demostrarlo arqueológicamente, lo que es más complicado. Así pues, las
transformaciones en el Mediterráneo Occidental van a ser más lentas y no van a destruir las
costumbres. Una forma de mostrar gráficamente esta propuesta es la del modelo "fractal", que
quiere ver la circulación de los animales, plantas y objetos en el Mediterráneo estableciendo redes
de tipo social y material (con la obsidiana y la calaíta) que unen a todos los del Mediterráneo.

Según esta teoría, las primeras culturas neolíticas, que presentan cerámicas impresas o decoradas
con conchas de forma ovoide o globular con la boca más abierta o cerrada según su finalidad, más o
menos homogéneas y con asas, presionarían a la población epipaleolítica que presenta flechas
geométricas y materiales cerámicos.

Frente a esta propuesta hay otros modelos de hace 2-3 años, como el que plantea Joan Bernabeu con
el registro de yacimientos andaluces según el cual hay técnicas de cerámica, como el boquique, que
están relacionadas con el Norte de Europa, pero en general son poco estables.

2 CAMBIOS ECONÓMICOS, TECNOLÓGICOS Y SOCIALES EN LAS PRIMERAS


COMUNIDADES “PRODUCTORAS DE ALIMENTOS”:

2.1 Las plantas cultivadas: tenemos datos sobre las plantas del Neolítico por las siguientes ciencias:

2.1.1 La sedimentología: que estudia las muestras de sedimentos en los yacimientos.

2.1.2 La palinología: Los pólenes tienen un problema, y es que en unas ocasiones no se mueven y en
otras son trasladados por el viento hasta distancias larguísimas, factores ambos que pueden
distorsionar el fenómeno. Así por ejemplo, el que no haya polen de trigo en un sitio concreto no
indica que no se haya cultivado el trigo aquí.

2.1.3 La antracología: que estudia los restos de carbones, que dan idea de la vegetación silvestre que
existe en los alrededores. Sus informaciones son muy importantes, aunque el trozo de carbón
estudiado sea muy pequeño. Sin embargo, esta información no es infalible ya que el material
vegetal que vemos carbonizado es el que los hombres usaron para la construcción de sus edificios
y para el ramaje de la combustión, sólo vemos lo imprescindible.

2.1.4 La carpología: es el estudio de las semillas y frutas. Si no se usan técnicas propiamente


carpológicas (cribado de tierra o tamizado de agua) sólo vamos a hallar pocas semillas ya que

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muchas están tapadas por la tierra. Si se queman las semillas sí es fácil que las hallemos. El
estudio de los silos ayuda, pero sólo a ver las semillas seleccionadas y/o conservadas por el
hombre, pero no todas.

¿Cuáles son los cereales neolíticos cultivados? Aparecen las siguientes cinco variedades:

2.1.5 Esprilla: Se trata de trigo vestido no cultivado ahora y poco frecuente en el Norte Peninsular.

2.1.6 Escanda: Trigo vestido representado en muchos yacimientos, pero sobre todo en la Cova de l’Or
y la Cueva de los Murciélagos de Zuheros.

2.1.7 Trigo común o desnudo: Es el más común, presente en casi todos los yacimientos.

Los trigos vestidos son los más similares a los silvestres y tienen un “caparazón” para las semillas,
que son más resistentes. En el Neolítico Andaluz irá ampliándose también el cultivo de la cebada de
forma progresiva hasta la Edad del Bronce con las variedades vestida y desnuda. El centeno y el mijo
no se van a cultivar en el Neolítico pero sí las leguminosas como las habas, lentejas, guisantes y el
lino sobre todo para la alimentación humana. Y entre los frutos, la vid silvestre y el acebuche.

Habrá diferencias entre el Neolítico Antiguo y Medio y el Reciente. En el Antiguo y Medio se usan
palos para hacer huecos en la tierra donde poner las semillas aunque no se va a remover la tierra, lo
que sí se hace en el Neolítico Reciente con animales como los bóvidos, lo que va a intensificar la
producción. Además, con el arado se conseguirá no sólo esto sino también la explotación de los
aluviones más bajos. En los países más húmedos hay campos de cultivo y se han determinado más
técnicas, pero en la Península sólo tenemos el caso, poco claro, del Cabo de Gata y no se conocen
con precisión los campos.

¿Cómo se recoge? Con hoces individuales (hechas con una hoja de sílex enmangada) u hoces
colectivas (con varias hojitas enmangadas de forma oblicua). El contacto del sílex con el trigo tiene
como consecuencia la aparición de fitolitos en el sílex que le van a dar brillantez oblicua. También se
van a recoger con la mano, pero no es eficaz.

2.2 Animales domésticos: Entre los animales, la oveja es el principal animal domesticado (pues da
mucha carne). No existen ancestros salvajes en la península; hay un ancestro de muflón en Córcega,
pero no corresponde a los animales domesticados que dan lugar a la oveja por lo que ésta tuvo que
venir de Oriente. No es un animal que se adapte a las zonas montañosas de Cataluña y Valencia y la
Subbetica. La cabra es también importante: ésta va sustituyendo a la oveja en el Neolítico medio y
Reciente (donde se impone sobre la oveja de forma definitiva); las primeras cabras de la península
son domesticadas que entran del sur de Francia en el Neolítico reciente y, por su fácil adaptación a
la geografía peninsular, van sustituyendo poco a poco a la oveja. Sus porcentajes de domesticación
son homogéneos en gan parte durante el Neolítico ya que dan mucha carne también. El siguiente
animal en cuanto a importancia es el cerdo, del que no se puede decir que no haya sido
domesticado en la Península. El buey está también representado en el Neolítico, aunque muy poco
en el Antiguo; cuando aparece el arado en el Neolítico Reciente aumenta su importancia como
animal de tiro, de lo que encontramos suficientes evidencias en los yacimientos. Se usaban hasta
que eran demasiado viejos, momento a partir del cual se aprovecha ya la carne para comer.
Podemos saber su uso para trabajos pesados por las malformaciones que sufren muchas veces
debido a tanto trabajo. El perro no está muy representado, lo que no es algo real. Se criará para
comerse en las poblaciones manchegas (Motilla del Azuer), donde se ve cómo se despiezaban. Otro
testimonio de esto es que los romanos, a la llegada a Hispania, llamaban, entre otras cosas, a los
pueblos del norte como “comedores de perros”. El caballo no resulta ser demasiado importante en
la economía, ya que no aparece como animal doméstico en el Neolítico Antiguo y sí en el Reciente
(aunque sí estará en estado salvaje); da la impresión de que el caballo doméstico se introduce en la

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península en la Edad del Cobre, aunque se piensa por algunos investigadores que en la Península
hubo un foco de domesticación de caballo y esto porque en yacimientos de sierra aparecen restos de
caballos (parece ser que en el área de Granada y Málaga; en el Cerro de la Encina en Monachil
tenemos la acumulación más importante del mundo ): al ser éste un animal que en libertad vive en
pradera, al aparecer de pronto, éste pudo proceder de ancestros salvajes que vivían en la península.
La función principal del caballo va a ser su utilización en el trabajo, en el transporte y en la monta.
Su uso va parejo a la aparición de la cerámica campaniforme, introducida por vía marítima y
extendida por vía terrestre. Una cuestión interesante es la de su utilización como elemento de
prestigio ya en época antigua del Cobre en el sur peninsular en la Cultura del Argar. Estos animales
en aquella época se sacrificaban en determinados momentos cuando son viejos. Puede que el
aumento escaso de los caballos salvajes durante el Neolítico ya apuntase a esta práctica aunque no
se sabe.

De todas maneras esto no quiere decir que desaparezca la caza, ya que se cazarán animales salvajes
(paradójicamente más en el Neolítico Reciente) para proteger los cultivos y a los animales
domésticos.

2.3 La cerámica: La cerámica es el fósil director de esta época, y sus estilos son una referencia básica
para datar los yacimientos. Durante el Neolítico Antiguo se tiende a usar arcilla de algún lugar
cercano al asentamiento y se va a ir mejorando la técnica con el paso del tiempo, aunque frente a un
aspecto formal depurado (cerámica cardial homogénea de forma globular con o sin cuello) los
rasgos técnicos son sencillos (no hay desgrasantes, con lo que no se puede cocinar con ellos ya que
el fuego haría que el agua del arcilla agrietase el objeto cerámico, hasta el Epicardial).

Habrá distintas técnicas: el modelado directo (se coge la pella de barro y se le da la forma), la
superposición de tiras (para grandes contenedores en el Neolítico Medio y Reciente) y el
modelado con un tiesto (se coge la pella de barro, se la pone en un cesto y se le da forma). Tras el
modelado se secará la cerámica en gran parte y se le dará un tratamiento de superficie, así como se
pulirán sus paredes con tierra o con cuero. Una vez finalizado este proceso, se introduce en un
agujero en la tierra que se cierra con masa vegetal (ramas, madera) y se prende para cocer los
objetos cerámicos. Durante este proceso, si entra mucho aire en contacto con la cerámica, las
vasijas tendrán un color rojizo por el Oxígeno. Otras veces, para obtener una mayor temperatura,
sobre la vegetación se pone una capa de barro para evitar que haya oxígeno (cocción reductora) y
la cerámica adoptará un color que va del pardo a los colores oscuros. De todas formas, como la
cocción no es uniforme, hay manchas de color más oscuras que otras. Todo esto se hace con
temperaturas que no van más allá de los 500-700 ºC.

La cerámica se va a decorar de diferentes formas. El primer tipo de decoración es la cardial, hecha


con diferentes partes de la concha del cardium edule. Las decoraciones oblicuas nos confunden, ya
que se podían hacer con el cardium edule aunque se duda si lo pudo hacer un “peine”. A veces, la
decoración tiene impresiones redondeadas que son hechas al aplicar el ápice (natis) de la concha.
Estas impresiones pueden llegar a simular tejidos. Después tenemos, a partir del 4.200 a. C. otro
tipo de decoración hecha con peines y punzones y que se va a desarrollar en el Neolítico Antiguo y
Medio llamada Epicardial. En el Neolítico Antiguo no hay cerámica cardial, así que se usa ésta
como fósil director del Neolítico Antiguo.

2.4 La piedra pulimentada: Otro elemento característico del Neolítico es la piedra pulimentada, que
se va a localizar en tres conjuntos distintos. En primer lugar tenemos los molinos/molederas
(piedras duras de amplia variedad y de forma ovalada o barquiforme) que para la erosión muestran
una forma cóncava, lo que implica la existencia de un proceso de desgaste y parte de esta piedra se
mezclará con los cereales (lo que provoca caries) y no van a cambiar hasta el Bronce Final. En la
Edad del Hierro hay molinos con piedras cónicas que se asemejan mucho a las nuestras. El segundo
conjunto son las hachas, azuelas, escoplos y otros útiles de tala y carpintería que se usaron

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desde el Neolítico Antiguo hasta la Edad de los Metales. Normalmente distinguimos las hachas y
azuelas por el tamaño y porque las hachas tienen dos biseles simétricos. En las azuelas sólo
tenemos un bisel ya que el golpe con ésta es más vertical. Sobre las dos caras de la pieza las azuelas
tienen los lados menos oblicuos mientras que las hachas los tienen más. Los escoplos, por su parte,
son estrechos y más chicos (también tenemos gubias si el borde es cóncavo) y se mantienen en la
Prehistoria Reciente.

2.5 Los elementos de adorno: la obtención de materias primas, la producción y circulación de


ornamentos: Hay conchas y cuentas de collar. Las cuentas suelen ser de tonos verdes (calaíta)
hasta colores un poco más oscuros (silicatos de aluminio). Hay cuentas en forma de
tonelete/aceituna. Es importante el interés por los collares de calaíta porque significa que están
funcionando una serie de minas como las de Gavá, cerca de Barcelona que explotaban la calaíta y
distribuían el material en las cercanías aunque también a varios centenares de kilómetros (el Pirineo
Catalán y el Nordeste de la Península). Minerales parecidos también los hallamos en Almería y
Zamora. También hay brazaletes de pizarra, caliza y mármol que a veces tienen estrías típicas del
Neolítico Andaluz.

2.6 Los cambios en las industrias ósea y lítica tallada y la madera: La piedra tallada se usará para
cuchillos enmangados (hojas de pocas dimensiones, 8-10 cm.), dientes de hoz (se cortan para
adoptar una forma trapezoidal en la Edad de los Metales). Después hay geométricos que se insertan
en mástiles y se usan para la caza (no hay constancia de que se desarrollen para atacar a las
personas, pero en el Neolítico Final y Edad de los Metales sí se van a desarrollar gran variedad de
flechas que en las necrópolis muestran un tamaño más grande y rasgos diseñados para atacar a las
personas, lo que coincide con la institucionalización de la violencia de esta épcoa). También se
puede perforar la cerámica con un arco para coserlas cuando se parten.

La madera no es algo nuevo porque ya se documenta en el Paleolítico, pero tenemos ahora la


suerte de que en ciertos lugares se conserva muy bien (Cueva de los Murciélagos de Albuñol). En la
Draga, el yacimiento está sumergido y se ha conservado la madera y gran parte del utillaje.
También en la Edad de los Metales (Cultura del Argar) se conservan los tejidos. Por su parte, el
hueso tiene un desarrollo importante en el Neolítico tras la recaída del Epipaleolítico. Vemos
punzones, espátulas, matrices (para conseguir impresiones con apéndices) y huesos tabulares
huecos de aves usados como cerbatanas, para espolvorear productos etc. Otros objetos en hueso son
los adornos como anillos.

3 PRINCIPALES ESQUEMAS SECUENCIALES:

3.1 Principales problemas sobre la neolitización de la Península Ibérica: Hay problemas sobre la
neolitización que marcan la investigación pues faltan estratos en muchas zonas de Andalucía y la
Meseta y no sabemos casi nada de las últimas fases Epipaleolíticas. Abusamos del modelo dual para
las excavaciones: deben ser yacimientos neolíticos o epipaleolíticos en proceso de aculturación. Se
entiende que hay un proceso de aculturación sin Neolítico auténtico. También hay problemas en los
laboratorios con las dataciones imprecisas por falta de calibraciones. Esto da lugar a muchas
hipótesis sobre facies y la neolitización casi autóctona en la baja Andalucía.

3.2 La secuencia clásica: Contamos, de todas formas, con una secuencia clásica con tres grandes
períodos:

3.2.1 Neolítico Antiguo: Del 6.000 como muy pronto al 4.800 a. C. La cerámica cardial es el elemento
fundamental de esta época.

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3.2.2 Neolítico Medio o Epicardial: Del 4.800 al 4.000 a. C. Se produce una fragmentación cultural en
los patrones de la cerámica pues hay poca uniformidad entre ámbitos comarcales-locales,
posiblemente sea un identificador cultural.

3.2.3 Neolítico Reciente: Del 4.000 al 3.000 a. C. Se muestran los fenómenos técnico-sociales que
reflejan el cambio cultural como la sedentarización con aldeas de viviendas mucho más
importantes, la aparición del arado con intensificación cerealística y la invención de las técnicas
intensivas (leguminosas para oxigenar el suelo para evitar el barbecho o que haya barbechos más
cortos). Los linajes comienzan a aparecer y las sociedad se va a ir estratificando a partir de su
acceso a los excedentes. La violencia sería un mecanismo cultural y obliga a la construcción de
fortificaciones y estrategias relacionadas con la guerra. La metalurgia se iniciará en esta época
final.

Esta secuenciación puede deberse a motivos climáticos, ya que poco después del comienzo del
Neolítico Antiguo (5.500 a. C.) tenemos un cambio climático: tenemos el paso del Período Boreal, de
transición entre el frío y el calor y marcado por la expansión del avellano, pasamos al Período
Atlántico, de clima templado y húmedo donde domina el bosque mixto de robledal. Después, para
poco después del fin del Neolítico (en el 2.500 a. C.) con el Calcolítico comenzado, se produce el
paso al clima Subboreal, que tiene un clima menos templado y más seco y que se caracteriza por el
declive del olmo y el fin de la expansión del bosque.

4 EL NEOLÍTICO ANTIGUO Y MEDIO EN LA FACHADA MEDITERRÁNEA:

4.1 El “horizonte cardial” en Cataluña:

4.1.1 Distribución del poblamiento: En Cataluña hay tres grandes zonas según el sustrato geológico:
Pirineos, Depresión Central y Cordilleras Litorales. Antes de estas últimas cordilleras hay un
surco prelitoral donde hay un poblamiento neolítico: las cuevas de los ríos como el Llobregat.
Tanto en la costa como en las zonas aluviales hay poco poblamiento. También la Depresión
Central está vacía: las lluvias son muy escasas (las lluvias descargan antes en las cadenas litoral y
prelitoral) y no hay condiciones adecuadas de poblamiento. En Lérida hacia la zona media de los
Pirineos hay yacimientos que demuestran que, como lugar de asentamiento, los neolíticos cogen el
piedemonte, donde van a establecer zonas de cultivo y van a las zonas más altas, pero no usan ni
las zonas de plataforma costera ni los valles de los ríos ni la Depresión Central.

4.1.2 El patrón de asentamiento: tipologías de asentamientos. El modelo del Río Llierca: Aquí en
estos asentamientos hallamos la cerámica cardial con un patrón decorativo no muy complicado
con bandas horizontales o guirnaldas que ocupan sólo la parte superior de los objetos. Están
compuestas estas bandas por líneas horizontales oblicuas o angulares con impresiones de concha.
La banda está formada por ángulos (espina de pez). Tienen asas para poder llevarlas más
fácilmente.

Los asentamientos que tienen estas cerámicas son pequeños y suelen cobijar a grupos formados
por varias familias, de forma que no hay más de 100 habitantes por campamento. Existen una
serie de campamentos principales que van a seguir el modelo del Río Llierca (Cueva 120 de Sales
de la Llierca y el asentamiento de Plansallosa en Montsegut, ambos en Girona): el campamento se
va a situar en el piedemonte en contacto con la sierra y se abre hacia el valle para roturar tierras
ligeramente inclinadas para mantener la humedad. En la parte más alta hay campamentos
secundarios utilizados para el almacenaje de productos agrícolas. En las montañas hay pequeñas
cuevas usadas como refugios o establos para el ganado, pero sólo están separados estos dos
lugares unos 5 Km. En momentos más recientes se usarán cuevas fuera de este radio en partes de
montaña para los enterramientos de grupo como cuevas sepulcrales en la periferia de los
territorios. Esto se mantiene durante varios años en los que los terrenos quedan esquilmados. Esto

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da lugar a que la densidad demográfica no sea demasiado alta aunque hay excedentes. Lo que sí
está claro es que no hay un desarrollo de asentamientos grandes.

En Les Guixeres (Vilobí del Penedés) tenemos un campamento al aire libre en una zona de pinos.
En Camp Fabra hay una simulación de cómo debería ser un yacimiento a partir de una vista aérea.
Hay edificios de planta oval grandes (viviendas) con un círculo más pequeño y una línea que
marca todo el contorno. Para comprobarlo se hacen sondeos que muestran las zanjas y se amplían
muchas zonas. Las plantas tienen zócalos de piedra y en algunas hay postes que deberían sostener
la cubierta original. Se completa con círculos que son silos y zonas de combustión u hornos.

Ya desde esta época se delimitan los campos con fosas y empalizadas reforzadas con piedras para
mantenerlas en pie, pero no son auténticas murallas hasta el Neolítico Reciente, sino que son para
que no se escapen los animales.

El poblado lacustre de La Draga mantendría unidades familiares bastante amplias. La estructura


de las casas es de postes que mantienen una estructura de ramas y cañas entrelazadas con un techo
a dos aguas de materia orgánica. En este yacimiento se ha excavado desde 1990 tanto en las
terrazas exteriores como en las interiores. Nos situamos con este yacimiento entre el 5.400-5.000
y 4.700 (Período de transición). Nos ofrece material decorado con motivos diferentes a la
cerámica cardial (bandas y motivos curvos con triángulos, cuadrados y círculos). Algunas
impresiones se hacen con peine.

4.1.3 Las actividades económicas: La industria lítica son hojas no muy amplias usadas como
elementos de hoz y perforadores para el lañado de la cerámica. Hay también diferentes objetos de
madera: hoces con una sola pieza de sílex engarzada con betún. Muchas hojas muestran el brillo
del corte con cereal. Las semillas que vemos son de cereales, leguminosas y tenemos granos de
cereal y de adormidera. Hay habas, guisantes, frutos y bayas que completan la recolección.

En lo que a fauna se refiere, la cantidad de bóvidos es muy superior a la de otros yacmientos, así
que se usan estrategias agrícolas más complejas. Los objetos de menaje es bastante móvil, como
las piedras pulimentadas de anfibolita, que se moverán por el Levante, el Sur, la Meseta y el
Centro Peninsular. Las piedras ya circulan por canales de intercambio del Paleolítico Superior y
posiblemente hubiera otros elementos que se movieran.

4.2 Entre el Neolítico Antiguo y el Neolítico Medio en Cataluña: A finales del VI-V Milenio a. C.
tenemos la transición al Neolítico Medio con la fase Epicardial. En la Cova del Parco III o
Plansallosa II se documentan muchos diseños decorativos comunes y de carácter simbólicos que se
diferencian del Epipaleolítico y el Neolítico Antiguo. Cuando se inicia el Neolítico Medio tenemos
facies regionales posteriores con técnicas y diseños diferentes, como las cerámicas lisas de tipo
Montboló (2ª mitad de V Milenio a. C.), comunes para Cataluña y el Sur de Francia. En esta época
las cuevas se van a usar como zona de almacenaje del cereal (para usarlo al año siguiente para la
siembra y/o para evitar los riesgos de las malas cosechas y catástrofes), como pasa en el nivel III de
la Cova 120 y los enterramientos se van a hacer en fosas bajo túmulos como es en el caso del Bajo
Ebro, lo que es un precedente de la Cultura de las Fosas.

4.3 Los grupos de “Cerámica Cardial” en el Levante:

4.3.1 Distribución del poblamiento y secuencia: En el Levante hay una gran concentración de
yacimientos de cerámica cardial. Los asentamientos se van a distribuir en cuevas (Cova de les
Cendres). Las fechas más antiguas las tenemos en las zonas costeras, especialmente en el Valle
del Serpis (Norte de Alicante en la frontera con Valencia). Pero desde hace tiempo hay ocupación
en las sierras del interior que se superpone a los depósitos del Epipaleolítico como en los casos
Tossal de la Roca, La Vall d’Alcalà y la Falguera (Alcoy, en Alicante, como los otros dos

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yacimientos mencionados), aunque aquí el abandono se produce tras una larga ocupación. Un caso
claro de aculturación lo tenemos en Cocina (Dosaguas, Valencia), donde vemos cerámicas
fabricadas por otros poblados con productos neolíticos aunque son un grupo de cazadores y
recolectores.

La cerámica es la que nos da las secuencias en estos yacimientos: la cerámica cardial con
decoración “barroquizante” (desde 5.600 cal. a. C.), la cerámica epicardial (fines del VI y
principios del V Milenio a. C.), la cerámica postcardial (4.900-4.400 a. C.) y las cerámicas
esgrafiadas y peinadas (tienen líneas finas que no ofrecen motivos elaborados y zonas con peine,
que se desliza por toda la superficie) desde el 4.400-4.300 a. C. Del 4.300 a. C. al 4.200 a. C. se
desarrollará el Neolítico Reciente con asentamientos al aire libre.

4.3.2 El patrón de asentamiento: tipología de asentamientos: Cova de l’Or y Cova de les Cendres:
El patrón de asentamiento se define por las cuevas de mayores dimensiones: Cova de l’Or
(Beniarrès, Alicante) y Cova de les Cendres (Teulada, Alicante, excavadas las dos hace ya
tiempo) y la Cova de la Sarsa (Bocairent, Valencia). No obstante, se generalizan los
asentamientos al aire libre cada vez más: dos ejemplos son Casa de Lara (Villena, Alicante)
Arenal de la Virgen (Villena, Alicante).

Por último, yacimientos como Mas d’Is (Penáguila, Alicante) ofrecen estructuras monumentales.
Este es un conjunto epicardial que constituye una especie de campamento base delimitado por un
foso en forma de U con varios asentamientos cuadrangulares con postes verticales. Las fechas más
coherentes van del VI Milenio a la mitad del V Milenio (4.600-4.400 a. C. )

Yendo a casos concretos, la Cova de l’Or nos ha dado para la cerámica cardial una secuencia
bastante clara. Fue excavada por Bernard Martí metro cuadrado a metro cuadrado. Lo más
interesante de esta cueva es el paisaje, ya que el bosque se hallaba por zonas: en la umbría hay
bosques perennes que no cambian en el Neolítico Reciente. Sin embargo, ha desaparecido una
gran parte de este bosque (había ejemplares del Pino de Alepo, especie muy agresiva que coloniza
el bosque mediterráneo), cosa que ocurre también en los altiplanos granadinos. Junto a Cova de
l’Or tenemos Cova de les Cendres en Teulada, en la primera línea de costa. Es importante por su
acumulación de cenizas con estiércol que nos demuestran el uso del ganado. Los restos más
oscuros son los de las cenizas y los más claros los del estiércol.

4.3.3 Actividades económicas y evolución del paisaje: La degeneración del paisaje percibido se pudo
deber a la agricultura de rozas dada en torno a los asentamientos. Sin embargo ha habido críticas
en el sentido de que no son tantos los yacimientos entre Cova de l’Or y Alicante para demostrar
esto, pues había zonas muy importantes que sí conservaban el paisaje. En las excavaciones en Los
Millares se demostró que la vegetación natural se mantenía al inicio del poblamiento. Sí se pueden
rastrear problemas paisajísticos más recientes de la Edad del Cobre (2.800 a. C.), en especial en
los momentos más avanzados. Habrá cambios en las temperaturas, lo que se sabe a través del
estudio de los travertinos que permitían el paso del agua en el Cobre Reciente. Seguimos en el
debate sobre la importancia del hombre y del medio en la degradación del paisaje, pero ya
sabemos que el clima de esta época no era árido en absoluto.

En Cova de l’Or hay silos de cereal quemado en su interior que no ha sido consumido por el fuego
o por una combustión natural. Estos silos se conservan bastante bien y demuestran el uso de los
trigos desnudos aunque en el Neolítico Antiguo aparezcan los vestidos como la escanda y la
esprilla mezclados para evitar los riesgos de las malas cosechas. Estos trigos están limpios gracias
a un tratamiento completo y hay pocas leguminosas. En Valencia hay guisantes y lentejas
mientras que en Cataluña tenemos las habas.

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Los animales domésticos más importantes son la oveja (que ocupa un 45% del total) y la cabra,
que va aumentando su porcentaje. El cerdo se mantiene y los bóvidos siguen sin ser relevantes. El
espectro de animales salvajes cazados, aunque parezca paradójico, es más amplio que en el
Neolítico Antiguo y Reciente. En el Neolítico Antiguo había conejos, ciervos etc. y en el Reciente
hay más caza para proteger la agricultura mediante la matanza sistemática de animales, sobre todo
ciervos y jabalíes (los más dañinos), los bóvidos y la cabra salvaje no son ya tan notables y el
caballo está poco representado muy posiblemente por la domesticación.

En cuanto a la tecnología, predominan en la cerámica las formas ovoides y globulares con o sin
cuello. Los vasos geminados son pocos (sólo hay 1). La forma más plana de uno de los vasos es
totalmente anómala y la decoración presenta diseños más barrocos que los que poseía el modelo
puramente inicial. Las bandas verticales que parecen estelas son comunes y hay grandes vasos de
almacenamiento que usan decoración con cordones aplicados que forman una red o retícula por
todo el vaso. Estos cordones nos recuerdan a las cuerdas que se pudieron usar para transportar los
objetos cerámicos de un lugar a otro.

La industria de hueso es la corriente. Los punzones de huesos rectilíneos se hacen partiendo los
metápodos de las ovejas y las cabras, así como las tibias de los animales pequeños o un poco más
grandes (lagomorfos). También se pueden hacer más duros con huesos de cérvidos y bóvidos
salvajes. El hueso se apunta desde el centro. Algunos pueden ser enmangados y un rasgo muy
curioso de las cucharas de hueso que se conservan son los restos de pinturas que poseen a veces,
lo que se ha relacionado con un uso para rituales y actividades simbólicas. Hay cuentas de collar
también esto le sirve a Bernard Martí para hacer comparaciones con el Epipaleolítico.

La piedra tallada se usaría en cuchillos, hojas de hoz, perforadores para lañar la cerámica y puntas
triangulares o geométricos para las flechas. En piedra pulimentada tenemos hachas y pulseras
marcadas con estrías.

4.3.4 El ritual funerario: Con respecto al ritual funerario, en Cova de la Sarsa tenemos enterramientos
en fosa que conviven con el hábitat. A partir del Neolítico Medio hay enterramientos colectivos en
el sentido de que las cuevas sólo se usan para enterrar a las personas como pasaba en la Cova de
Sant Martí (Agost, Alicante), donde hay cerámicas pintadas y está datado del 4.600 cal. a. C. A
veces se alterna esta función con la de refugio para el ganado. El simbolismo vendrá marcado por
manifestaciones artísticas con un estilo muy característico, el del Arte Macroesquemático. Con
respecto a su interpretación, en el s. XIX y XX se veían en tres ciclos: Paleolítico Parietal,
Levantino y Arte Esquemático. Sin embargo, todo esto es mucho más complejo: no se trata de una
sucesión o continuidad, sino que hay ciclos de arte que se los puede integrar en estos conjuntos y
están relacionados con otras cuevas. Además el arte levantino se ha convertido en el más reciente
del Neolítico Antiguo ya que en Alicante hay pinturas levantinas superpuestas a las
macroesquemáticas (nos volvemos a referir a Cova de la Sarsa). Así hay cronología de arte
levantino en el Neolítico Medio y también sucede a la inversa.

Por su parte, el Arte Macroesquemático está en un área reducida de Alicante, en las serranías de
interior y cercano a conjuntos cardiales. Las figuras forman, aunque aisladas, lugares de culto. Las
representaciones son homogéneas: antropomorfos donde el cuerpo es un palo vertical, la cabeza
un punto muy grueso y los brazos sobresalen con las manos abiertas (siempre hay 4 dedos, lo que
podría ser un símbolo). A veces hay líneas onduladas recurrentes que entroncan con el Arte
Levantino. Las figuras son monocromas. Es importante el hecho de que en los vasos aparecen las
mismas figuras representadas. En los diseños dibujados también hay cérvidos y cabras en la
cerámica cardial. Esto implica rituales, santuarios y el uso de la cerámica cardial para actividades
de culto. Esto es algo general para las poblaciones campesinas, pero en cada población las
connotaciones son distintas, como la devoción.

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La religiosidad se relaciona con el culto a la tierra, lo que sí es más común en el Neolítico


Reciente y no en el Antiguo, pues todavía hay muchos movimientos. En Cova de la Sarsa se
inhuman hasta 7 individuos. Las ofrendas prueban la existencia de un ritual funerario en el
Neolítico Antiguo.

4.4 El Neolítico Medio en el Levante: En la transición del Neolítico Antiguo al Medio hay Epicardial
donde la densidad poblacional aumenta.

5 LA LLAMADA “CULTURA DE LAS CUEVAS” Y LAS SOCIEDADES DEL NEOLÍTICO


ANTIGUO Y MEDIO EN ANDALUCÍA:

6 EL NEOLÍTICO INTERIOR Y ATLÁNTICO:

6.1 La Meseta: En la Meseta, en torno al 5.400 a. C. empezaría el Neolítico, sobre todo en los bordes
más orientales. Hay yacimientos al aire libre bajo túmulos megalíticos más recientes como en
Velilla (Osorno, Palencia) y Peña de la Abuela y La Lámpara (Ambrona, Soria) del Neolítico
Reciente y la Edad de los Metales. Otros campamentos al aire libre como Revilla del Campo, no
tienen elementos megalíticos, pero sí tienen fosos, rediles, cabañas etc. Por su parte, la cueva de La
Vaquera (Torreiglesias, Segovia) muestra materiales del Neolítico Medio. Un caso bastante raro es
el la Cueva de La Paleta (6.600 ±60 B.P.) que presenta cerámica cardial, lo que puede indicar que
hay un error en la datación (que debería ser 4.460 B.P.) aunque es demasiado recta para ser
cerámica cardial.

Hay un mejor reconocimiento de los materiales más recientes del V Milenio en Madrid, que son de
poblaciones epipaleolíticas. Cerca de aquí, las minas de sílex de Casa Montero tiene pozos del
Neolítico Medio y Reciente que nos indican que la explotación de la materia prima adquiere un
gran nivel artesanal. Los pozos tienen varios metros de longitud y se intercalan con mezclas no
silíceas distintas entre sí. A veces rematan en pequeñas salas, pero no es lo corriente. La
explotación de estas minas comenzaría en el Neolítico Antiguo Final y en el Medio. Lo importante
de esto es comprobar cómo las técnicas mineras usadas ahora para la calaíta, la varicita o el sílex en
este caso son de gran importancia para las minas en época de los metales, cuando se buscaba el
metal. En esta zona debería haber más minas, pero no se ha investigado de forma sistemática y
siempre en superficie.

6.2 La secuencia del Neolítico en Portugal: Se divide en dos fases:

6.2.1 Cardial: Es menos abundante que en el Levante y Andalucía. Los ejemplos más destacados son
Cabranosa (Vila do Bispo) con fechas de mediados del VI Milenio a. C. y Vale Pincel (Sines)
con hogares y fondos de cabañas en zonas de arenas (se han rebajado los fondos y se han usado
palos y agujeros de grandes dimensiones), al aire libre los dos y de dimensiones notables. La
gente se va moviendo a lo largo de las estaciones y toda vivienda nueva nunca se construye sobre
una ya edificada, con lo que hay una expansión horizontal y una distribución bastante amplia de
los materiales arqueológicos. Este horizonte ocupa las fases recientes del Neolítico Antiguo y es
paralelo al Epicardial.

6.2.2 Horizonte de Funinha y de las cerámicas impresas no cardiales e incisas: Las dataciones de
isótopos dicen que las poblaciones se distribuyen de forma homogénea y se sitúan en zonas
bastante claras y que el clima es frío y duro, similar a la Edad del Bronce y la alimentación ha
cambiado.

En cierto modo hay continuidad con el Mesolítico en las estructuras y emplazamientos (Xarez),
pero es tiempo de cambios y se producen en la dieta y la cultura material mueble, sobre la cual
hay dudas en cuanto a la asociación con los concheros.

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6.3 El ritual. Enterramientos en cuevas y el primer megalitismo en Portugal: los menhires:


Aparecen desde el VI Milenio en Caldeirâo (Tomar) los enterramientos en cuevas, pero lo más
destacado son los menhires, grandes piedras verticales situadas en las inmediaciones de los
asentamientos, como en Padrâo (Vila do Bispo), y que son un antecedente de los sepulcros
megalíticos. Tenemos distintas fechas de finales del VII Milenio a. C. en Quinta da Queimada
(Odiáxere, Lagos) y Vila do Bispo (Lagos) para datar estos rituales, aunque no son correctas. Las
fechas que nos da el OSL (Sistema de datación de material lítico) nos da fechas del IX-VIII Milenio
a. C. que nos hace suponer que los inicios de la arquitectura megalítica, con estos menhires
enmarcados en el ritual funerario de estas culturas, tendrán lugar en el Epipaleolítico y se
mantendrán en el Neolítico.

6.4 El Cantábrico y el Valle Alto y Medio del Ebro: En general tenemos una transición lenta desde
desde los últimos-cazadores-recolectores en el Cantábrico (Arenaza y El Mirón, con animales
domésticos en el V Milenio) y el Bajo Aragón (Botiqueria dels Moros).

Nos encontramos con cerámica cardial en el abrigo de Peña Larga (Cripán, Álava) y en la Cueva de
Chave (Bastaras, Huesca), donde además apreciamos:

6.4.1 Triángulos y segmentos con retoque a doble bisel.

6.4.2 La importancia de los animales domésticos.

6.4.3 Gran variedad de adornos.

6.4.4 Cantos pintados para ser hincados en el suelo.

Pero no en todos los yacimientos hay cerámica cardial, sino que no se encontrará ésta en otros
yacimientos con fechas de fines del VI Milenio A.C. como Los Husos (Laguardia, Álava).
Tenemos, además, una secuencia epicardial en Espluga de la Puyascada (San Juan de Toledo,
Huesca) y plena neolitización en la época en el Bajo Aragón.

Se consta también el uso de poblados al aire libre como en Los Cascajos (Los Arcos, Navarra).
Las cuevas se pudieron utilizar como lugar de enterramiento y así, por ejemplo, tenemos el caso
de un enterramiento de un hombre con un perro y un corderillo en Marizulo (Urnieta, Guipúzcoa)
en la transición del V al IV Milenio A.C.

7 EL SIMBOLISMO EN EL LITORAL MEDITERRÁNEO DURANTE EL NEOLÍTICO: LOS


ESTILOS DEL ARTE MACROESQUEMÁTICO, LEVANTINO Y ESQUEMÁTICO:

7.1 El arte macroesquemático: Debemos destacar el conjunto de pinturas en Pla de Petracos (Castell
de Castels), donde las figuras están separadas varios metros entre sí. Están realizadas con un color
rojo oscuro, un trazo grueso y ondulado, sobre todo en los brazos. También podemos destacar el
Barranc de l’Infern en La Vall de Laguart (Norte de Alicante).

7.2 El arte levantino: Ofrece composiciones más complejas con varias figuras, lo que la diferencia de
la anterior, que muestran además actividades relacionadas con la recolección, la agricultura, la caza,
el pastoreo e incluso la violencia (enfrentamientos de arqueros). Este arte se desarrollará desde
Lérida hasta Almería penetrando incluso en Huesca, pero se desarrolla sobre todo en Valencia. No
se tratará de un arte naturalista como en el Paleolítico Superior, pero sí será más realista que los
artes Macroesquemático y Esquemático. Vemos en sus representaciones ciervos y cabras cazados
por arqueros y personas vestidas con una especie de calzones con plumas y tocados. Todas las
figuras se van pintar con dos colores: el negro y el rojo intenso.

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7.3 El arte esquemático: Por último, tenemos esta manifestación artística que va a tener una
distribución más meridional y será en parte contemporáneo al arte levantino. El desarrollo de este
arte será menos desarrollado en la fachada mediterránea y zonas del interior (En Sierra Morena a la
altura de Jaén y Ciudad Real) y se definen diversos estilos a lo largo del V-IV Milenio a. C. e
incluso en parte del III, haciéndose precisas las dataciones de Carbono 14.

Muestra elementos antropomórficos y animales con rasgos esquemáticos así como elementos
simbólicos. Las figuras irán desde los 3-4 cm. hasta el metro de longitud, por lo que se suelen
representar en abrigos y grandes paredes. Entre los elementos más típicos están los círculos sobre
las figuras, que son símbolos solares. La reiteración de motivos en las pinturas nos demuestra que
servían para la caracterización de un espacio concreto como un santuario. A veces, los sepulcros
megalíticos también adoptarán pinturas esquemáticas como éstas a sabiendas de esta finalidad. Se
ha supuesto que este arte usa figuras aisladas que entre ellas forman un conjunto.

Pero en la Cueva de Los Letreros (Vélez-Blanco, Almería), hay conjuntos de pinturas que se
pueden vincular a una evolución social del yacimiento. En la Cueva de La Pileta (Málaga) el arte
esquemático aparece en zonas ocultas de las cuevas. Por último, en Sierra Harana vemos cómo la
cerámica impresa e incisa tiene motivos pintados idénticos a los de las cuevas y abrigos.

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TEMA 7. HACIA LA COMPLEJIDAD SOCIAL: LAS


COMUNIDADES CAMPESINAS DEL NEOLÍTICO RECIENTE.
Abarca dos aspectos fundamentales:
• Las sociedades del Neolítico Recientes que han desarrollado un cambio cultural fundamental: la
sedentarización con la creación de las primeras aldeas.

• El ritual funerario que se inicia en esta época y se desarrolla por gran parte de la Península ibérica:
el ritual megalítico.

1 MODELOS PARA EL ESTUDIO DEL CAMBIO CULTURAL EN LA PREHISTORIA


RECIENTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA:

1.1 Causas del desarrollo social: Podemos establecer dos grupos:

1.1.1 Factores externos: Están relacionados con elementos externos que provocan cambios en la
tecnología y que revolucionan el orden social. También podrían ser cambios climáticos,
demográficos etc.

1.1.2 Factores internos: Se trata de conflictos internos, posiblemente entre las fuerzas productoras y
las relaciones sociales de producción. Para quien piensa ya en la existencia de clases, podrían ser
luchas por la estratificación.

1.2 Elementos críticos sobre los que se asientan estas propuestas:

1.2.1 Elementos naturales: El control de las materias primas como los minerales y que está muy
relacionado con la tierra y el agua.

1.2.2 Productos: El metal y la posible circulación de bienes de prestigio. No obstante hay muchas
dudas al respecto.

1.2.3 Medios de trabajo: El acceso a tierras, infraestructuras, animales y tecnología.

1.2.4 Fuerza de trabajo: y el control de la misma, tanto para las mujeres como para los hombres.

2 EL DESARROLLO DE LAS PRIMERAS COMUNIDADES CAMPESINAS: LOS


PROCESOS DE “COLONIZACIÓN” AGRÍCOLA DEL NEOLÍTICO RECIENTE EN LAS
REGIONES MEDITERRÁNEAS Y EN EL VALLE DEL GUADALQUIVIR.

2.1 El proceso agrícola consiste en: el sembrado, sea a mano y con un palo o con arado; la siega, sea a
mano (poco frecuente) o con hoz; la trilla y el desgranado para obtener granos limpios; un tueste
ligero (para la mejor conservación de los granos); y el almacenamiento para el consumo propio y
para la cosecha del nuevo año. La molienda se relacionará con otros tipos del Neolítico hasta la
Edad del Bronce.

2.2 El Neolítico Reciente en la Fachada Mediterránea: Cataluña y Valencia:

2.2.1 Cataluña:

2.2.1.1 Poblamiento y patrón de asentamiento: A lo largo del Neolítico Medio se produjeron cambios
en la distribución de la población y el patrón de asentamiento. Un ejemplo de los nuevos

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patrones de asentamiento lo tenemos en Can Tintorer. Se colonizarían las costas y valles como
el del Llobregat y sus afluentes tanto en las sierras litorales como prelitorales. Las aldeas serán
permanentes y ocupadas durante varias generaciones ya que hay un núcleo fijo, aunque hay
algunos campesinos itinerantes. Además, la ocupación en esta época también llega al interior de
Cataluña: en las llanuras interiores el poblamiento no es muy alto, pero sí en el piedemonte,
donde se registran altas concentraciones.

Por su parte, las aldeas van a poseer viviendas de grandes dimensiones como es en el caso de
Can Isach que, a veces, van a contener cabañas dentro de hasta 2 metros de diámetro y con 0,5
m. excavado en el suelo. Para el techado se usan ramajes y palos. Sin embargo, a pesar de las
grandes viviendas, los asentamientos no van a tener ni media hectárea de superficie y, en
bastantes casos, la aldea va a estar rodeada por un foso de entre 2-3 metros de profundidad al
que se le asocia una empalizada de madera. Sin embargo, esto no implica la existencia de una
fortificación de tipo defensivo, sino una barrera para el control del ganado.

2.2.1.2 Innovaciones en la tecnología: Los cambios en la economía van a estar relacionados con el uso
del arado y la intensificación de la agricultura en torno a una aldea. La cerámica, por ejemplo,
va a perder la decoración (implica una homogeneización de la factura, lo que ayuda a
relacionarlas mejor con un colectivo humano) de antaño y la boca de los recipientes va a ser más
grande (sea cuadrada o circular), aunque en general no son excesivamente grandes estos
recipientes (vasijas carenadas para contener el cereal). Además van a poseer una serie de
inserciones en distintas partes de los objetos. Muchas cerámicas van a perder las asas aunque
todavía habrá muchas que la conserven y se van a desarrollar los mamelones para cogerlas. Las
cerámicas estarán bruñidas y tendrán un color oscuro o parduzco en general.

En lo que se refiere a la industria lítica, las hojas de láminas que aparecen están relacionadas
con unos núcleos denominados “de pata de cabra” cuando no se les podían sacar demasiadas
láminas. Cuando poseen una forma piramidal no se les puede extraer demasiados núcleos.
También son abundantes las hojas prismáticas neolíticas (no tan grandes como las de la Edad de
los Metales) sacadas de un núcleo y elementos geométricos como trapecios y triángulos
utilizados para punta de flechas y que pueden ser diferentes según la especie que se quiere cazar.
Algunos investigadores hablar de indicios de violencia pero no existen pruebas.

2.2.1.3 Economía:

2.2.1.3.1 Prácticas agropecuarias: Son esenciales en una sociedad fundamentalmente campesina. Se


usa el barbecho y una cabaña para estabular a un ganado que pastaba en las zonas cercanas. Se
usa el lino y, por los depósitos de cebada que hay, se apunta a un consumo de cerveza, lo que
los diferenciaría de otras poblaciones de la fachada mediterránea, que se van a inclinar por el
consumo del vino. Van a producir leche con la ayuda de ovejas y cabras, lo que implica que se
está experimentando la revolución de los productos secundarios. También es importante el
consumo de frutos y material vegetal tanto por los individuos como por los animales.

2.2.1.3.2 Minería: Sin embargo, las prácticas agropecuarias no son tan destacadas como las actividades
mineras de estas comunidades, que se van a centrar en la de las piedras verdes como la calaíta
y la variscita. Hay muchos lugares donde hay piedras como esas, pero sólo las minas de Gavá
de Can Tintorer nos dan pistas de minería en el Neolítico, destinando una parte de la
producción a la confección de ajuares funerarios para toda Cataluña y otras culturas neolíticas
de la Península, Francia e Italia. La minería de esta época es como otra cualquiera de época
preindustrial con la confección muy elaborada de galerías y pozos. Cerca hay asentamientos
que ocupan familias dedicadas a la confección de dichas cuentas.

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La explotación de las minas es sencilla: se calienta en suelo para facilitar la apertura, se


introducen cuñas dentro y se van creando poco a poco unos pozos verticales de hasta 3 metros
de profundidad. A través de estos pozos se abren galerías transversales para poder explotar la
máxima cantidad de mineral siguiendo los filones del mineral. Cuando las vetas son ricas en
mineral se abren grandes salas in situ o en el fondo de la galería para poder trabajar mejor.
Para la extracción se usan mazas y martillos de piedra piqueteada que a veces presentan graves
fracturas que los hicieron inservibles. Conforme se va extrayendo el mineral, los pozos se van
rellenando con derrubios para colmatar los pozos. En ocasiones aparecen tumbas con ajuares
siguiendo el ritual de los sepulcros de fosa. Esto nos demuestra que las minas fueron
explotadas durante bastantes siglos.

Hay otras minas en Cardona donde se explota la sal y se intercambia de forma bastante
intensiva durante el Neolítico Reciente con Can Tintorer. También alcanza la zona del norte de
Cataluña e incluso los valles de los Pirineos o el sur de Francia. Los objetos, en general, se
moverían a través de los grandes conjuntos demográficos (Llobregat, Tarragona etc.). Los
materiales que circulan son los minerales, sal, flechas de Ampurdán, conchas del estuario del
Ebro y de la costa de Tarragona, es decir, toda una serie de materiales que circulan de forma
matemática durante el Neolítico Reciente.

2.2.1.4 Ritual funerario: Aquí va a tener gran importancia los sepulcros de fosa. Esta cultura se
caracteriza, desde el s. XX a. C. por sepulturas con ajuares de gran calidad que están nutriendo
bastante bien a los museos regionales y locales por su gran cantidad. Tal es la importancia de los
sepulcros de fosa que, para el conocimiento de esta cultura hasta la Guerra Civil sólo la
extraíamos de aquí. Hay entre 12 y 15 necrópolis como la de Bovila Mayurer, donde se han
localizado unas 50 tumbas pero es posible que hubiera otras más. La superficie de un conjunto
de esta índole suele ser normalmente mayor al de muchas aldeas. En estas necrópolis habría
áreas dedicadas a los sacrificios y lugares con fuego para las comidas con un carácter ritual.
Dentro de estas necrópolis hay dos tipos de sepulturas:

2.2.1.4.1 Sencillas: en fosas circulares u ovales que pueden tener bastante profundidad y que ofrecen
una banqueta para que descanse la losa con la que se cierra el receptáculo de enterramiento. A
veces están formadas con 2-3 piedras.

2.2.1.4.2 Complejas: Son típicas de las zonas internas (llanuras centrales y faldas del Pirineo). Se trata
de conjuntos más complejos que los anteriores revestidos de piedras. Son cajas y cistas de
piedra cuyo acceso está en la parte superior aunque en ocasiones se abren desde el lateral
donde se entierran estos muertos. Estas cistas serían las que diesen, por evolución, a los
megalitos. En el interior de estos complejos hay 1-2 individuos encogidos y en posición lateral
(aunque a veces puede ser que la espalda de en el suelo y el muerto mire hacia éste). Lo que es
constante es la forma del pliegue de las piernas y las manos sobre el pecho. Alrededor se
dispondrán varios elementos de ajuar (molinos, almacenes, vasijas de cerámica de medianas y
pequeñas dimensiones con comida, vasos carenados y otros elementos que, puesto que no se
han hecho análisis químicos, no sabemos qué son. Entre las élites hallamos copas para los
perfumes y libaciones.

En las necrópolis de sepulcro de fosas aparecen elementos curiosos como en Can Tintorer donde
se localizó una figura asociada a la Diosa de la tierra hecha en arcilla y que corresponde a la parte
superior de una vasija y correspondía al asa (Venus de Gavá). Aparecen indistintamente mujeres y
hombres, y en menor cantidad, niños (parece que no se enterraban en las necrópolis). En Can
Tintorer hay un cráneo con doble penetración por abrasión, realizados cuando la persona aún vivía
y, por la cicatriz, sabemos que había sobrevivido (el individuo de la trepanación no presentaría
tumores), el material utilizado era el sílex ya que es estéril para evitar las infecciones. Esto nos
indica que la medicina se practicaba en el Neolítico Reciente, a veces con mejores resultados en

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los pacientes que en época romana y posterior. Los sepulcros se mantendrían en la Edad del
Cobre.

2.2.2 Valencia: Los asentamientos son parecidos a los catalanes, pero se han realizado pocos trabajos
sistemáticos sobre éstos. Se produce una sedentarización total, la explotación de las tierras
costeras (existe una verdadera colonización) y se construyen pequeñas aldeas con un foso como
delimitación alrededor del yacimiento. Como en el resto de la Península, los fondos de cabaña
están presentes. Hay silos tanto dentro como fuera de las viviendas, que son pequeñas y circulares.

La cerámica perderá la decoración (cerámica lisa) o como mucho tendrá algunas pequeñas líneas
esgrafiadas. Dentro de los útiles cerámicos predominan las vasijas carenadas y abiertas. Las
fuentes y los platos hechos con este material demuestran que hay un cambio en la comida y en su
acceso: se van a imponer las grandes fuentes (de hasta 50 cm. de plato) y se van a incentivar el
consumo de cereal, hay platos para tortas de trigo (muy relacionado con la intensificación
agrícola) y se hacen comidas para familias de hasta 8-10 personas.

Se harán enterramientos en el fondo de cuevas naturales. Hay grandes asentamientos con fosos
más complicados, pero no son fortificaciones hasta la Edad del Cobre, donde hay un gran
descenso demográfico en esta zona y pierde importancia.

2.3 Valle del Guadalquivir:

2.3.1 Asentamientos y características generales: Destacamos la colonización de las tierras aluviales


del Guadalquivir de Jaén y Córdoba. El Poblado de los Castillejos de Montefrío nos da una
secuencia de casi 1.000 años que es la más completa de la época. Por su parte, el Polideportivo de
Martos-La Alberquilla nos da fondos de cabañas con características peculiares e indicios del
sacrificio de animales.

Los fondos de cabaña o silos son corrientes en la Baja Andalucía como la base naval de Rota,
donde hay grandes estructuras de almacenaje y recintos fortificados: esto es un indicio de la
existencia de un sistema de tributos de los poblados campesinos ya en la Edad del Cobre. Los
enterramientos en fosa se hacen cueva. Es llamativa la presencia de la cerámica ovoide, cuencos y
fuentes carenadas casi cilíndricas para comer. También hay cucharones y peines. En Portugal
serán típicos los ídolos-placa que definen la identidad del difunto y están hechos con un bloque de
pizarra sobre el que se diseñan elementos geométricos.

2.3.2 El Sureste: la Cultura de Almería: Se produce la colonización de las tierras aluviales que antes
no se habían podido explotar. Aquí, bajo esta cultura antecesora de la cultura de Los Millares, se
van a desarrollar pequeñas aldeas al estilo del Levante con zócalos y 2 metros de diámetro. Sus
enterramientos tienen un túmulo que cubren unas tumbas, por lo general, circulares o poligonales
con cámara y sin corredor. Dentro de estas tumbas hallamos brazaletes de concha junto con
figuras antropomorfas definidas como ídolos cruciformes que, se cree, representaban a las
personas difuntas, y que nos recuerdan a los ídolos del Neolítico Medio.

2.3.3 Ambiente y estrategias económicas: Según los análisis isotópicos de O18 y C13 el medio sería
menos caluroso que en la Edad del Cobre y las poblaciones cambiaron de alimentación. Los
patrones de Nitrógeno también nos hablan del cambio en importancia de los vegetales en la dieta.
El uso de los bóvidos aumentó y junto con los ovicápridos, son los animales mejor representados.
También se han hallado huesos de caballo, aunque no se sabe si son de caballos salvajes o
domésticos. En Martos hallamos el único jabalí enterrado de toda la Península Ibérica y hay otros
esqueletos enteros de animales, incluidos perros. No se sabe si proceden de ceremonias de
asentamiento o rituales campesinos basados en el interés de usar los animales para la agricultura.

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3 LA APARICIÓN DEL RITUAL MEGALÍTICO EN LAS REGIONES ATLÁNTICAS Y EN


LA MESETA. EL DEBATE HISTORIOGRÁFICO SOBRE EL SIGNIFICADO DEL
FENÓMENO MEGALÍTICO. PERSPECTIVAS ACTUALES.

3.1 Introducción: En la Península Ibérica, las sociedades megalíticas (fines del Neolítico Medio y
Neolítico Reciente) son de la Fachada Atlántica, Portugal y Suroeste de Andalucía (Huelva) y se
extiende hasta el Sureste (Almería y Murcia) ocupando toda Andalucía. Portugal ocupa las partes
más occidentales y hacia la Meseta; en el País Vasco y Cataluña surge más tarde, en Cataluña surge
a partir de los sepulcros de fosa. Casi toda la Península Ibérica menos el País Valenciano, el resto
ofrece megalitos relacionados con el ritual funerario como expresión de factores sociales como la
apropiación de la tierra para la agricultura y los pastos y la expresión de la desigualdad que se
desarrollará en la Edad del Cobre.

Su papel es bastante complejo así como relacionado con el desarrollo de la neolitización para
justificar una realidad impuesta marcada por el control al acceso de la tierra, la diferenciación social
y la formalización por rituales colectivos y el uso de estructuras monumentales para mantener a los
antepasados en la tierra en la que pasaron una parte de su vida.

3.2 La definición del fenómeno megalítico: Se basa en dos criterios:

3.2.1 La creación de una arquitectura monumental: se basa en el uso de las grandes piedras y la
inhumación colectiva. La correlación entre megalitismo y grandes estructuras incluye
monumentos muy variados de todo el mundo (desde templos de Malta excavados en la roca,
monumentos de Próximo Oriente o los de Madagascar etc.) y se ha creado una gran confusión.
Nos vamos a referir a megalitos para esto como conjuntos de la Europa entre el IV y II Milenio a.
C., incluyendo el Mediterráneo Occidental que utilizan manifestaciones parecidas. Como
arquitectura monumental tiene tipologías muy distintas como ortostatos para las cámaras y
pasillos por cubrición y cierre y también tumbas con mampostería o piedra seca superpuesta por
hileras sin necesariamente grandes dimensiones como las tumbas de falsa cúpula de Millares o
thóloi.
3.2.2 La sepultura en cuevas artificiales aunque se integran en las costumbres funerarias.

Además, como arquitectura megalítica incluimos otros monumentos: menhires, grabados,


alineamientos de menhires y cromlechs relacionados con ceremonias relacionadas con la
agregación social.

3.3 Arte megalítico: Los megalitos tienen pinturas a veces esquemáticas que conforman el arte
megalítico que no muy diferente del Arte Esquemático. Utiliza elementos antropomorfos
esquemáticos y geométricos. Estas piedras grabadas y pintadas a veces no aparecen en su posición
original, por ejemplo, una piedra grabada partida cuyas partes aparecen en dólmenes diferentes. Su
valor simbólico es tan importnate que a veces se reutilizan en sepulturas megalíticas posteriores.

3.4 Proceso constructivo: Se debe, para empezar, elegir las materias primas más cercanas, se extraen
con cuñas (madera mojada) y se tratan con martillos y técnicas varias en el mismo lugar (ya que se
facilita el trabajo de transporte) y se usan rodillos de madera para transportar los bloques de piedra.
Se levantan y colocan (por eso en el cimiento hay un ligero hundimiento que permite clavar mejor
la piedra). La enorme distancia hacía necesaria la colaboración de uno o varios linajes e incluso de
varios asentamientos distintos. Son buenos arquitectos y no necesitan argamasa para las piedras, las
cuales se mantienen bastante cohesionadas por la presión de las grandes piedras.

3.5 Distribución del megalitismo y teorías sobre el origen: Evidentemente, ya no está de moda el
difusionismo desde Próximo y Medio Oriente. Aquellos que estudiaron el megalitismo desde
principios del s. XX decían que habían llegado al Sur de España como medio de imposición de una

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religión nueva por toda Europa (Childe habla de “misioneros” de megalitismo, del culto a la tierra y
a la Diosa Madre que lo “evangelizarían” todo). Todo cae estrepitosamente desde que Colin
Renfrew usa dataciones absolutas para el megalitismo: descubrirá que los megalitos del
Mediterráneo Oriental son un milenio más recientes que los del Mediterráneo Occidental y
entenderá que el megalitismo no es sino una evolución de los enterramientos del Epipaleolítico que
usaban piedras. En los años ’60 se aplican nuevos enfoques funcionalistas y materialistas históricos
marxistas. Como reacción al difusionismo, se defenderá que el megalitismo nació en distintos focos
separados entre sí y, por ello, autóctonos: Dinarmca, Gran Bretaña, Francia, Área Atlántica
Portuguesa, Sureste de la Pen. Ibérica y Sur de Francia que al final convergen por expansión de los
focos debido a las relaciones establecidas. De todas formas, se busca una zona originaria que para la
Península Ibérica debería estar en el Área Atlántica Portuguesa, el Sureste de Andalucía y Cataluña
(a partir de las cistas de sepulcros de fosa).

Las principales teorías que existen para el origen del megalitismo son:

3.5.1 Colin Renfrew: Su trabajo publicado a partir de los ’70 hasta los ’80 destaca la importancia de la
Fachada Atlántica porque aquí hay ausencia de tierra hacia el Oeste (por tanto no hay otra zona
más allá donde difundir el megalitismo), hay una alta concentración de poblados epipaleolíticos y
comunicación de las facies entre sí. Los megalitos serían una respuesta a la presión social de las
poblaciones. Hacía falta un símbolo de cohesión y afirmación de la comunidad más duradero que
las viviendas, para lo cual no podía hacerse con un material perecedero y fuerte. Serviría para
legitimar la propiedad territorial ante la presión de los asentamientos y cohesionar a los grupos
aislados. Sin embargo, los principales problemas de esta teoría están relacionados con el
determinismo, que ajusta este fenómeno a la presión social que ejercen las poblaciones neolíticas
como las de la LBK del interior de Europa. En Portugal no hay tensiones y en Bretaña hay
megalitos anteriores a estas presiones de Renfrew.

3.5.2 Robert W. Chapman: La importancia de estas áreas, piensa Chapman, está en que son áreas de
deposición formal de los difuntos y sus tumbas son un símbolo de la continuidad de la comunidad
en ese territorio. Los ancestros se convierten en un elemento de arraigo y se fijan a la tierra
materna a través del megalitismo. El papel de las sociedades agrícolas habría sido expuesto por
ciertos antropólogos que insistían sobre el escaso impacto en el medio ambiente que causaban los
cazadores-recolectores mientras que el impacto de una sociedad agraria era mucho mayor, ya que
es la base de su subsistencia, y viven en un territorio concreto por más tiempo. El control de este
territorio va a llevar a fijar los muertos a la tierra y se construyen megalitos en ese lugar como
testimonio de esos enterramientos a los ojos de todos..

3.5.3 Ian Hodder: Hay otros investigadores que expresan la importancia del megalitismo para atenuar
la presión que implicaba la imposición de la desigualdad tanto a nivel interno (mujeres y niños
especialmente) como a nivel externo (de una comunidad a otra). Ian Hodder piensa que las casas y
las tumbas debían expresar el dominio de una parte de la naturaleza y el control de determinadas
comunidades.

3.5.4 Andrew Sherrat: Señala que la presión demográfica produjo la reacción de los habitantes, de
forma que producen nuevas formas de arquitectura funeraria que simulaban casas cubiertas por
túmulos y que marcaban el territorio que controlaban las poblaciones presionadas desde las zonas
más orientales. Su modelo es parecido al de Renfrew. De todas maneras, hay criterios como el de
C. Scarre contra la presión social.

3.5.5 Otros investigadores muestran que el megalitismo podía servir para apropiarse del paisaje.
Zvelebil dice que hay cambios religiosos de por medio que lleva a remarcar la propiedad de este
paisaje. Tilley, por su parte, dice que son una forma de ejercer el poder y ritualizar el paisaje que

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usan a los antepasados para justificar el nuevo poder resultado de la competición por los
productos.

De todas formas, las funciones de los megalitos son distintas: marcadores territoriales de las
comunidades del Neolítico Reciente (no se controla el territorio del todo ya que la gente sigue
siendo libre para reproducirse con otra gente de otras comunidades y para moverse por los
territorios. Los megalitos van a ser un icono de referencia para diversas comunidades y sirven para
cohesionar a las comunidades ante la apropiación del trabajo del colectivo entero por unos pocos.
Sin embargo, las desigualdades se van consolidando y se expresan en esta arquitectura megalítica.
Así por ejemplo vemos como en Los Millares, el poblado principal ofrece desigualdades con
respecto a los otros poblados de alrededor sometidos a éste y por lo tanto menos poderosos.

Para la Península Ibérica se plantean diversas teorías sobre la evolución del megalitismo. Los
sepulcros con tumbas más pequeñas asistirán a un proceso de complejización que desemboca en el
enterramiento colectivo en grandes edificios. En parte se puede afirmar que las dataciones son más
antiguas para la fachada atlántica portuguesa.

3.6 Distribución:

3.6.1 Zona Portuguesa y Suroeste: Las dataciones nos encuadran el megalitismo en esta zona entre el
5.000 y el 4.500-4.300 a. C. Se trata de cistas catalanas pero también hay enterramientos
colectivos en dólmenes de corredor corto. En la época de apogeo habría grandes dólmenes y
cuevas artificiales y en la Edad del Cobre habría tumbas de falsa cúpula que se extienden por la
costa portuguesa. Podemos hablar también de los recintos de menhires.

En otras áreas, los primeros megalitos se hacen en áreas llanas de serranía con tumbas de mayores
dimensiones y construcciones ceremoniales. En el caso de Pozuelo 6 hay síntomas de uso para la
cohesión social en la entrada y vestíbulos. Esta cultura del Neolítico Reciente se define por dos
complejos contemporáneos: el del Alenteio y la Cultura de las Veiras (Centro-Norte).

Ofrecen asentamientos campesinos de pequeña y media envergadura y necrópolis con


concentración en zonas agrícolas. Son necrópolis dispersas con grandes estructuras de planta
trapezoidal y corredores amplios, y ajuares funerarios donde destacan una serie de elementos
simbólicos que representan a cada uno de los enterrados. Placas de pizarra de carácter
antropomórfico decoradas con motivos geométricos. Hay también algunos ídolos de tipo
cruciforme y después cerámicas (en algún caso carenadas) que nos recuerdan a las de la cultura de
Almería y que se caracterizan por ser totalmente lisas, con formas carenadas y porque aparecen
sobre todo fuentes y platos planos relacionados con la comida (tortas de cereal y fuentes más
profundas a partir de la Edad del Cobre). También cuencos zoomorfos (p.e. hay una
representación de un cerdo), aunque menos comunes. Se han podido localizar placas a medio
grabar en algunos poblados de Alenteio, lo que indica que hay centros productores de estos
elementos simbólicos.

3.6.2 Meseta Norte: Tenemos megalitismo desde el Neolítico Final y otro tipo de tumbas desde el VI
Milenio como en el caso de las Necrópolis de la Lámpara (Soria). Son corrientes los túmulos no
dolménicos de madera con inhumación simultánea. En las provincias de Soria, Burgos etc. los
megalitos son calcinados en la parte superior (tumbas-calero) aunque no se sabe porqué se
quemaban. Salvo en la parte más oriental de la Meseta, el resto ofrece sepulturas megalíticas para
las élites de un tamaño grande mientras que las otras tienen un tamaño más humilde. Un elemento
general es la decoración de los ortostatos. Se recuperan los menhires y las estelas cuando se
decoran manteniendo la decoración a la vista. Pero cuando es más compleja, las paredes de la
cámara aparecen con grabados ondulados y en zigzag que recuerdan al Alenteio.

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3.6.3 Cantábrico: Aparecen en el IV milenio tumbas primero sin cámara y después pequeños dólmenes
con corredor. A veces cámaras pintadas. Túmulos con varios anillos de tierra. También se utiliza
el enterramiento en cueva natural por ejemplo en cuevas como las de La Garma. Muchas de las
necrópolis han sido expoliadas desde época antigua, con lo que hay pocos enterramientos in situ.

En Galicia hay una propuesta de evolución de la arquitectura megalítica. Las primeras necrópolis
túmulos pequeños con ajuares de cerámica finales del Neolítico Medio- comienzos del Reciente.
Después tendríamos sepulcros colectivos con corredor (algunos con las paredes decoradas). En la
Edad del Cobre el enterramiento es individual con cistas que a veces se recubren de pequeños
túmulos. Un hecho claro de las tumbas megalíticas gallegas es que se sitúan sobre todo en zonas
de sierra y piedemonte edad del cobre bajan a los valles.

3.6.4 Andalucía central: La distribución es general a toda la zona de sierra. En las zonas de valle no
existen apenas sepulturas megalíticas características. En la zona de las subbéticas y en Sierra
Morena la concentración es extraordinaria. Otro gran foco es el sureste, formado por Almería,
Murcia, y los altiplanos de Granada. El origen de los sepulcros de esta zona parece distinto al del
resto de Andalucía. En Andalucía hay otras expresiones funerarias diferentes a la megalítica: las
sepulturas en el interior de cuevas artificiales o fosas. (Ej. Yacimiento campo de hockey en San
Fernando). En Los Gabrieles y El Pozuelo (Málaga) tenemos información también sobre cómo fue
el megalitismo del Neolítico Reciente.

Los sepulcros megalíticos andaluces, que aparecen en torno al IV Milenio a. C., se mantienen
hasta la Edad del Bronce (Cultura del Argar, lo que se sabe por las cerámicas y vasos argáricos).
Hay sepulturas como la de la Navilla con ajuares funerarios típicos de la Edad del Bronce, con
dataciones ya del II milenio y son las manifestaciones megalíticas más recientes de toda la PI. En
cuanto a los ajuares funerarios, hay un enorme gusto por las cuentas collar de calaíta, y también
hay unos ídolos cruciformes, y collares de cayado similares a los del Alenteio.

A fines del Neolítico se construyen extraordinarios sepulcros que demuestran que en esta época
han surgido élites tan poderosas como para construir estas enormes sepulturas donde se entierran
los linajes que tienen un control de tipo social sobre las comunidades. (El Soto y Antequera). Se
siguen utilizando cuevas artificiales y naturales.

En Andalucía central se construyen sepulturas monumentales que reflejan ya la importancia que


tienen las élites. En la Edad del Cobre serán de menor envergadura y con puertas perforadas que
cierran las cámaras.

En Almería evolución desde los rundgräber que son sepulturas de cámara muy sencillas
delimitadas por una fosa con piedras y cubiertas de pequeños túmulos que aparecen en el valle del
Almanzora durante el NR extendiéndose después por toda Almería. En estos primeros momentos,
además de estas sepulturas aparecen también cistas megalíticas que a veces también se cubren con
un túmulo. Estas cistas al principio tenían carácter individual pero más tarde se utilizaron como
enterramientos colectivos. Hacia el 3.200-3000 a. C. comienza a construirse otro tipo de
arquitectura en la que destacan los tholoi, que cada vez se van haciendo más complejos.

3.6.5 Megalitismo mediterráneo:

3.6.5.1 La Cultura de Almería: Aquí tenemos un conjunto autóctono que se forma a partir de sepulcros
sencillos (fosas revestidas con muros de piedra) que ocupa Almería, Murcia y los altiplanos
granadinos orientales. Sus enterramientos (los más primitivos en torno al 4.000 a. C.) son
tumbas individuales de grupos familiares (5-6 personas) con cámaras cerradas al exterior hacia
el vestíbulo de planta poligonal o circular. La cubierta permitía abrir la tumba para volver a
enterrar a gente. Los ajuares funerarios poseen cerámicas carenadas, hojas y microlitos de piedra

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tallada y pulseras hechas con conchas perforadas para atarlas tanto como pulseras como
colgantes. También son comunes collares de calaíta (es posible que hubiera minas de calaíta y
variscita porque aflora naturalmente en esta región aunque no tenemos hallazgos). También hay
ídolos cruciformes de piedra, que por su forma, recuerda a los dibujos del Arte Esquemático.

Estos megalitos se asocian a pequeños asentamientos permanentes cerrados por empalizadas de


los que tenemos fondos de cabaña y que estaban definidas (las viviendas) por fondos de cabaña
o zócalos de piedra. Se trata de un esbozo de la Cultura de Los Millares, que va a explotar más
el metal en los últimos siglos del IV Milenio.

Pero además de los rundgräber y cistas (el matrimonio Leisner le da ese nombre al publicar estos
sepulcros en su corpus), hay dólmenes pequeños que llegan hasta la Edad del Bronce y, en la
Edad del Cobre, tenemos una evolución hacia tumbas monumentales de falsa cúpula con un
corredor segmentado para enterrar a diversos miembros de un mismo linaje y una cámara donde
se entierra a la gente en pequeños nichos y los niños también a partir de cierto momento. En el
Sureste van a coexistir los dólmenes (para el pueblo bajo) y los thóloi (para las élites).

3.6.5.2 Culturas periféricas a Los Millares: Conforme nos vamos alejando del Sureste, en la Subbética
(Granada, Córdoba y Málaga) tenemos necrópolis con sepulturas trapezoidales y con corredor
construidas con grandes losas de gran envergadura. En ellas vemos ídolos de hueso y un
antropomorfo en el caso de Fonelas.

En las zonas más extremas (Murcia, altiplanos de Granada), hay sepulturas colecticas como la
de Cabezo del Molino (Caravaca, Murcia) donde tenemos enterrados unos 1.000 individuos en
una cueva artificial. Esto no es nada común y, cuando el enterramiento está lleno de cadáveres,
se apartan (con lo que se desarticulan) para dejar paso a los nuevos pero cuando se llega a un
límite se limpia la sepultura y se colocan los restos en un osario (espacio circular lleno de
huesos) o se queman. También se limpia con fuego y se inicia el nuevo ritual funerario. Sin
embargo, rebosó la tumba y se cerró.

3.6.5.3 Cataluña y el Valle del Ebro: El País Valenciano es la única zona donde no hay megalitos, sólo
hay enterramientos colectivos neolíticos en cuevas que llegan hasta la Edad del Bronce. Pero sí
tenemos un foco megalítico en Cataluña que no es sino una mera evolución de los sepulcros de
fosa del Neolítico Medio y Reciente. En las áreas interiores de Cataluña ya se usaban sepulturas
de cista con piezas de piedra y círculos megalíticos con menhires durante el IV Milenio.

Sin embargo, a partir de esta época, en el valle del Ampurdán se adoptan unos sepulcros de
corredor de mayor envergadura que tienen similitudes con el foco megalítico del Sur de Francia
que surge a mediados del IV Milenio (3.500 a. C.). Las tumbas de galerías se harán a finales del
IV Milenio y evolucionarán hacia tumbas dolménicas individuales (2.500 a. C.).

A partir del III Milenio se dan pasos hacia la monumentalidad: se aprovecha un monumento de
época anterior en Els Regues de Seró para decorarlo con estelas grabadas geométricas y
aprovecharlo para hacer una cista con un anillo de túmulo. Esto confirma las tesis sobre el
megalitismo, que se basan en la evolución unilineal hacia lo monumental, aunque no siempre es
así. En este lugar, los difuntos se empujan hacia el fondo de la tumba para dar cabida a los
nuevos difuntos con lo que se desarticulan, algo que, a partir de lo que hemos podido ver antes y
ahora, es algo bastante normal.

3.7 Funciones del megalitismo:

3.7.1 Cohesión social de la comunidad: cuando hay presión demográfica de colectivos megalíticos por
neolíticos no megalíticos. Los megalitos representan el esfuerzo de una comunidad para legitimar

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su papel controlando los terrenos productivos y mantener la cohesión social de la comunidad a


través de sus ancestros. Su origen está en las actividades campesinas agrarias (de ahí que haya
azadas y objetos agrarios en tumbas). Después hay otros objetos para la ganadería.

Como ejemplo de este punto nos vamos al Sureste de Andalucía, zona controlada por Los
Millares, situado a escasa distancia de la costa, que va a cohesionar a las comunidades cercanas y
a diferenciarse de otros grupos de La Sierra de Filabres en torno al río Almanzora y la Costa de
Vera. En Los Millares hay tumbas pequeñas y en Vera son tumbas circulares de corredor similares
a las de la Cultura de Almería.

En el Pasillo de Tabernas puede verse la delimitación territorial que los megalitos pueden
establecer, integrando dentro de estos límites a varias comunidades que van a fijar una serie de
relaciones entre ellas en lo que va a ser un nivel comarcal. Estas relaciones estarán definidas por
un control férreo de los terrenos de pasto y agricultura. En otras áreas como en Huelva, los
megalitos cumplen el papel de referente para varias comunidades asociadas a necrópolis.

3.7.2 Control del territorio y recursos: El anterior punto justifica este, donde se define el territorio y
las rutas que llevan a las zonas de pasto y zonas de explotación lejanas a los asentamientos. Sin
son un elemento político, los megalitos van a estar concentrados en pocos puntos y cercanos a los
asentamientos y cuando no responden a fines de explotación están más lejanos y dispersos para
que los puedan ver otras comunidades.

En Galicia los megalitos se orientan hacia la explotación de la agricultura y el ganado. Es


necesario que los megalitos sean visibles entre sí aunque tengan que subirse a lo alto de las sierras
de los alrededores. Estos megalitos acumulan arte rupestre casi siempre cerca de los
asentamientos, los petroglifos, que marcan las rutas de paso del ganado. En Extremadura la
situación es parecida aunque con megalitos que a veces llevan pinturas y grabados. En el Suroeste
y Sierra Morena se ha hecho un estudio sobre las rutas ganaderas usadas a partir de la Edad Media
y se ha visto que siguen las rutas marcadas por los megalitos.

En Granada, en torno al río Gor, los megalitos están en la parte alta y los pueblos en el valle
encajado del río. Se documenta desde el IV Milenio y se lleva hasta la Edad del Bronce Son pocos
los megalitos situados en las zonas bajas del valle. En el Pasillo de Tabernas, por su parte, en Los
Millares, lo vemos muy bien, ya que los asentamientos centrales están en la zona baja del valle
delimitado por Sierra Alhamilla y Sierra Filabres. Hay grupos de necrópolis en zonas bajas con la
concentración más alta de la zona donde se entierra a las élites. Después hay otros megalitos en las
zonas de cultivo situadas en el valle. Después, otros megalitos están en lo alto del valle cerca de
las zonas de pasto y cultivo que forman alineaciones de megalitos. También hay diferencias pues,
aunque son muy visibles, otros conjuntos menos visibles separan a las élites que, además, están
cerca de conjuntos religiosos.

Otro caso destacado es el de La Peña de los Gitanos (Montefrío, Granada) con un centenar de
tumbas en lo alto de un paisaje en parte transformado que permite recordar el paisaje de la época.
Estas tumbas están asociadas a conjuntos de larga duración, hasta el Bronce Pleno (Argar) de
forma ininterrumpida. Los rasgos formales son más o menos homogéneos: a veces los ortostatos
están más o menos decorados. La piedra se trabaja bien para encajarla bien. Los túmulos deberían
cubrir las tumbas aunque no se vean. Lo curioso es que en este yacimiento tenemos 4 necrópolis
alineadas de Este a Oeste y son de los pocos que están bien conservados aunque la visita está
complicada ya que el terreno está en manos privadas. Se demostró, con el hallazgo de lámparas
romanas, que los romanos expoliaron estos conjuntos y escondieron sus tesoros aquí. También se
han hallado vasijas medievales. Aquí estamos tratando con un sistema diferente: lo monumental es
el paisaje de grandes rocas, mientras que las sepulturas aparecen casi escondidas, no están en áreas
elevadas ni visibles, pero sí se usan para delimitar explotaciones agrícolas.

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3.7.3 Diferenciación y lucha por el poder a nivel social en el Cobre a comienzos del Bronce: Los
megalitos son la expresión de las diferencias de las comunidades entre sí. Son delimitaciones de
segmentos de una comunidad y clasificadores de grupos sociales que forman la comunidad. Esto
es interesante ya que, cuando se inicia la jerarquización, los distintos tipos de megalitos sirven
para marcar diferencias tanto dentro de una comunidad como entre varias comunidades. En el
caso de Los Millares las tumbas grandes circulares se distinguen de los otros poblados
circundantes. La relación de las élites de Los Millares con la de estos otros asentamientos
circundantes da lugar a que la arquitectura funeraria usada por las élites de Los Millares sea usada
en los otros asentamientos por las élites.

Las diferencias se marcan entre las grandes sepulturas, no hay correlación entre sepulturas y
megalitos pero no hay objetos simbólicos dentro de estas tumbas que marcan el status (el cayado
es símbolo de mayor status). La necrópolis de Alcalá, actualmente en restauración, es un ejemplo
típico (las élites se entierran en tumbas de más tamaño y los demás en tumbas más pequeñas).

En Galicia, algunos megalitos nos hacen una alusión al uso de la violencia (cadáveres con marcas)
y al arte atlántico. Sin embargo, la evidencia de violencia es ostensible a otros lugares. Otro
elemento que nos vincula directamente a la violencia es el hecho de que varios cadáveres pudieron
ser enterrados al mismo tiempo. En la Meseta y Extremadura tenemos conjuntos que van hasta la
Edad del Cobre donde nos encontramos armas y metales.

En Andalucía hay megalitos reutilizados. Antequera tiene 3 grandes sepulturas con un sistema
arquitectónico distinto: tholos y sepulturas en galería (Viera). Este tipo de arquitectura megalítica
también es propio de la Baja Andalucía: la cámara es similar a Los Millares pero el comedor es
mucho más largo y fue ampliado en distintos momentos. En Soto (Huelva) tenemos figuras
artísticas en un conjunto megalítico que nos vinculan directamente con el Neolítico Medio hasta
los comienzos de la Edad del Cobre. En otras sepulturas como Moreno 3 en Fonelas ( Granada)
hay también casos de reutilización: una pequeña cámara donde hay un dibujo de un antropomorfo
vestido y con las manos abiertas.

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TEMA 8. EL DESARROLLO DE LAS “SOCIEDADES


COMPLEJAS”.

1 LOS ORÍGENES DE LA METALURGIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA. EL PARADIGMA


CLÁSICO: “COLONOS” EN IBERIA. PROPUESTAS ACTUALES:

1.1 El Paradigma clásico: La metalurgia parte como factor origen de la complejidad social. Los
modelos más destacados que explican este fenómeno hasta los ’60 se basan en el difusionismo y el
orientalismo: una serie de colonos alcanzarían las costas hispanas en el III Milenio a. C. y fundarían
enclaves coloniales-comerciales fortificados como Los Millares y Vila Nova de Sâo Pedro,
yacimientos que se conocían desde comienzos del s. XX (Vila Nova se investiga en los años ’30 y
’40). Este paradigma dice que los colonos tendrían relaciones de intercambio y/o conflictivas con la
población autóctona y se dedicaron a la explotación del cobre de la Península para su traslado a los
mercados de Próximo Oriente.

Luis Siret dirá de Los Millares que se trata de un asentamiento autóctono, aunque lo relaciona con
los fenicios e inicia desde ahí una propuesta orientalista y terminará diciendo que los fundadores de
Los Millares eran de Oriente y venían para explotar el Cobre. Por su parte, el matrimonio Leisner
pensó que Los Millares y los thóloi son producto de gente de Oriente que entró en contacto con una
población autóctona que se dedicó a realizar dólmenes. A partir de aquí, los investigadores
siguieron defendiendo este modelo.

El Doctor Sangmeister, profesor de la Universidad de Friburgo (Freiburg), influiría bastante en este


debate sobre la Prehistoria de la Península Ibérica ya que organizará un departamento en esta
Universidad dedicada a la Prehistoria de la Península. Siguiendo la misma línea de Martín Almagro
y Antonio Arribas, pensó que los bastiones adosados a Los Millares eran construcciones
contemporáneas a otras de tipo egeo. Este profesor junto a Hermann Schubart pensaron que las
cerámicas tan cuidadas que había en Vila Nova de Sâo Pedro (copos) eran en realidad copias de las
cerámicas de las islas Cícladas y del Egeo de comienzos del Tercer Milenio, donde había cerámicas
acanaladas geométricas y cilíndricas.

Otros investigadores que realizaron excavaciones en el Cerro de la Virgen (Orce) para analizar los
asentamientos del Cobre Antiguo circulares y cerrados con falsas cúpulas, determinaron que había
colonias de primer y segundo nivel en cuanto a importancia. Este asentamiento en concreto sería
uno de segundo nivel. Lo que determinaron es que hubo algo parecido a una colonización fenicia
que vendría a explotar el cobre y la plata.

Como sucedió con el debate en torno al origen del megalitismo, Colin Renfrew desmonta todo este
aparato y plantea una teoría alternativa que minimiza la importancia de la metalurgia y entiende
que, como en otros lugares (Italia) hay un foco autóctono de invención de la metalurgia y no hay
relación entre fines del IV Milenio y comienzos del III entre la Península Ibérica y Oriente. Colin
Renfrew entiende que la metalurgia es un proceso sencillo y que la tecnología para explotar el metal
ya tenían un precedente con la minería del sílex y la variscita, además de que los conocimientos
necesarios ya se tenían desde hace más de 1.000 años. La fundición del cobre no necesita altas
temperaturas y la invención de la fundición de las piedras verdes, al igual que la del cobre, y el
modelado con el martillo es algo sencillo y pudo ser incluso algo casual. La metalurgia, así pues, no
va a tener importancia en la complejidad social desarrollada en esta época en la Península Ibérica. :

1.2 Las propuestas actuales: oscilan entre dos puntos de vista y le conceden más importancia a la
metalurgia que la concedida por C. Renfrew:

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1.2.1 Investigadores como Vicente Lull y Francisco Nocete dicen que la metalurgia fue clave en la
división social por el control de la técnica. Se hace mediante unas minorías que van a desempeñar
un papel clave en la jerarquización en la Edad del Cobre.

1.2.2 Otros dicen que no es tan importante, lo que fue relevante es el control de los productos de lujo en
metal y demandados por las élites en el Oriente Peninsular. Estos objetos (religiosos, simbólicos o
militares como puñales, puntas de flecha…) circularán entre los poblados de mayor nivel y son
demandados por las élites. Parece viable que el control de la metalurgia y la producción
metalúrgica asegurara el prestigio de las élites.

Sin embargo, aun considerándose sencilla la metalurgia del cobre (aunque Fernando Molina dice
que no), implica un control claro de la producción llevado a cabo por las élites de poblados de
primer nivel (Millares) frente a los poblados de segundo nivel (Terrera Ventura en Tabernas o las
Angosturas de Gor).

Sea como fuere, en el Sureste vemos talleres de cobre y restos de mineral junto a escorias y
vasijas para la reducción del mineral que contienen este metal y materia vegetal quemada para
fundir el metal. Las vasijas se guardarán con restos de metal (son vasijas-horno). De todas
maneras, pudieron existir otros factores como la propiedad de la tierra, el control de la
producción y de la mano de obra (posiblemente endeudada y controlada por motivos políticos,
religiosos e ideológicos) que dieron lugar a las castas y élites que controlan la ideología de la
gente, como se constata a través del hallazgo de ídolos y figuras simbólicas que nos muestran el
alto nivel de sacralización de la sociedad en la Edad del Cobre.

1.3 Cronología:

1.3.1 Fase inicial (3500-3300/3200 A.C.): Se produce el desarrollo de la mayor parte de los rasgos
básicos de la jerarquización y complejidad social en las últimas fases del Neolítico Reciente, una
vez que se ha producido la sedentarización total y se han creado sentamientos centrales que van a
controlar el territorio y colonizado las zonas bajas.

1.3.2 Cobre Antiguo (3300/3200-3000/2900 A.C.): Ya han surgido las élites, como nos lo demuestran
las diferencias existentes en todos los ámbitos de la sociedad (doméstico, productivo y funerario),
pues, por ejemplo, las casas tienen distintos tamaños y las élites consumen productos distintos a
los del resto de la población (las terneras jóvenes para Los Millares). Los productos, así pues, ya
tienen rasgos ideológicos y los linajes tienen tumbas cada vez más monumentales que se
diferencian de los demás.

1.3.3 Cobre Pleno (3000/2900-2700/2600 A.C.): Se caracteriza por el control del territorio y la
consolidación de lugares altamente fortificados que dirigen el proceso económico de toda una
comarca e incluso territorios más amplios, lo que implica la jerarquización de los asentamientos.
Estos asentamientos van a tener una gran envergadura y demografía en la base del valle, donde el
control estratégico es notable (Los Millares, por ejemplo, controlaban desde aquí las zonas de
paso, el mar y las tierras aluviales para el desarrollo de las labores agrícolas). Esto permite la
existencia en un asentamiento de grupos de hasta 1.000 personas.

1.3.4 Cobre Tardío (2700/2600-2500/2400 A.C.): Existen elementos que denotan el comienzo de una
crisis: la ideología dominante que pretendía generar una serie de relaciones de dependencia
(caracterizada a nivel artístico por los ojosoles y triángulos antropomorfos, las líneas quebradas
etc.) es sustituida por otros símbolos como el vaso campaniforme. Esta crisis se testimonia por las
armas y otros objetos contundentes que se han encontrado de esta época y que servirían para
imponer un nuevo control social.

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1.3.5 Último período, colapso del sistema (2500/2400-2200/2150 A.C.): Desaparece esta cultura y,
como período de transición hacia otro período cultural, no hay rasgos culturales demasiado claro
ya que estamos en una época “oscura” en la que el registro arqueológico no es claro.
Inmediatamente después hay asentamientos diferentes con una organización totalmente diferente.
En esta época, Los Millares, Almizaraque y otros poblados se despueblan y se fundan nuevos
asentamientos. Pero hay que tener en cuenta la teoría centro-periferia, que nos dice que el centro
de una cultura siempre es más reaccionario al cambio y por eso tarda más en cambiar que la
periferia. También se habla para este período de crisis ecológicas y de las contradicciones
existentes ante la cada vez menor población que accede a los recursos y el uso de la coerción para
este acceso.

En Los Millares no sólo podemos reducir las causas del declive a esto, ya que no es un hecho
puntual cronológica y geográficamente hablando, sino que es una convulsión general para toda
Europa. Debemos hablar de otros elementos: grandes erupciones volcánicas que generan nuevos
cambios climáticos (las nubes de cenizas que afectan al clima) y de hambrunas y otras
convulsiones generadas en consecuencia.

2 LAS PRIMERAS SOCIEDADES METALÚRGICAS DEL SURESTE: LOS MILLARES.

2.1 Características generales: No toda la Península adopta todos los rasgos típicos de esta época al
mismo tiempo y unas áreas se diferencian de las otras. Estos rasgos son:

2.1.1 Agregación poblacional y desarrollo de grandes núcleos: La población se suele concentrar en


algunos asentamientos que pronto comienzan a controlar ámbitos territoriales cada vez más
amplios. Estos núcleos (Los Millares, Vila Nova de Sâo Pedro etc.) ofrecen fortificaciones
complejas con un sistema de grandes líneas paralelas de murallas que segmentan el propio
asentamiento en barrios y componen una defensa mucho más difícil de atacar, ya que si se avanza
por la primera línea de murallas, hay otra para poder frenar a los invasores, volviéndose el asalto
inviable. De todas formas, hay que tener en cuenta que las fortalezas tienen más de “propaganda”
y persuasión que de verdadero poderío del poblado, además de que cubren un terreno demasiado
extenso (falta población activa para defender tanta extensión de murallas) y las murallas presentan
ligeras ondulaciones. La complejidad de estas fortificaciones es extraordinaria y se cambia
constantemente de estrategia militar suplantando todo lo anterior. Entre las nuevas estrategias
militares tenemos las saeteras.

2.1.2 Delimitación sacra y militar del territorio: Se caracteriza por la distribución de símbolos como
los ojosoles, tatuajes, ciervos etc. que aparecen en Los Millares y se utilizan en soportes distintos
que confirman esta cultura. Los símbolos de los yacimientos van a marcar la extensión de la
influencia y el control de otros territorios. El megalitismo y la arquitectura funeraria también
contribuye a este fenómeno, además del control militar mediante fortines, torres y pequeñas
fortificaciones independientes cercanas que defienden puntos clave y/o limítrofes (sobre todo en
Cobre Pleno y Tardío).

2.1.3 Intensificación de la producción agrícola y ganadera: La agricultura se va a hacer básicamente


cerealística, pero también hay policultivo que da lugar a la agricultura mediterránea (olivo, vid y
trigo). Desde la propia cultura de los Millares podemos observar un intento de domesticación de
estas plantas. También hay un proceso de intensificación ganadera: junto a los ovicápridos y
suidos, los bóvidos destacan ahora, pero se circunscriben más, como los caballos, a las actividades
agrícolas.

2.1.4 Hay también cambios de tipo técnico y tipológico en la cultura material mueble. En el Cobre
Reciente se va a producir masivamente por vez primera armas y objetos simbólicos.

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2.2 El espacio de producción de Los Millares:

2.2.1 Delimitación: Con el topónimo de Los Millares se denomina un complejo de yacimientos de la


Edad del Cobre compuesto por el Poblado y la Necrópolis anexa, de tumbas colectivas de cámara
circular, junto con trece fortines que forman una línea avanzada de defensa. Al sur de Los
Millares se localizan varias necrópolis de tumbas megalíticas ortostáticas y sus correspondientes
asentamientos, que complementan el conjunto arqueológico.

El Poblado y la Necrópolis de Los Millares se asientan sobre una meseta, el Llano de Los
Millares, que en forma de espolón queda delimitada en sus flancos norte y este-sureste por los
tramos próximos a la confluencia del Río Andarax con la Rambla de Huéchar, el término de Santa
Fe de Mondújar (Almería). Las coordenadas geográficas de su punto central son 36° 58' 02" de
latitud N, por 2° 31' 05" de longitud W de Greenwich. Su altitud media sobre el nivel del mar es
de 240 metros, elevándose su flanco norte unos 50 metros sobre el cauce del Andarax, a unos 20
Km. de la desembocadura de éste en la costa mediterránea.

En la actualidad se llega a Los Millares a través de la carretera nacional N-324 de Córdoba a


Almería, en la que, a la altura del Km 313 se sitúa la antigua Venta de Los Millares, edificio que
tras finalizar las obras actuales se convertirá en centro de recepción para visitantes.

El llano de Los Millares, con una longitud aproximada de 1.5 Km. en su eje este-oeste, tiene una
extensión de unas 19 Ha., de las cuales la mayor parte - unas 13 Ha.- corresponden a la Necrópolis
y las restantes al Poblado. Hacia el sur la meseta está dominada por varias alineaciones de colinas,
que en forma escalonada van descendiendo en dirección suroeste, y en cuyas cotas más
prominentes, a ambos lados de la Rambla de Huéchar, se asientan hasta trece fortines, que
completan el complejo sistema de fortificación que defendió el asentamiento y su territorio más
próximo. Más al sur, sobre las lomas y terrazas situadas bajo el piedemonte de la Sierra de Gádor
y separada del asentamiento por la línea de fortines, se extiende una importante agrupación de
necrópolis megalíticas y varios poblados de pequeñas dimensiones.

Las extremas condiciones climáticas que imperan actualmente en la región sólo permiten la
existencia en la meseta de una pobre vegetación de plantas xerófilas, en especial romero y tomillo,
que no llegan a ocultar totalmente los blancos calveros de la roca del subsuelo.

2.2.2 Historia de la investigación: El Poblado y la Necrópolis de Los Millares han sido considerados
como el yacimiento arqueológico de mayor entidad de la Prehistoria Reciente de Europa
Occidental desde que en 1893 fueron dados a conocer por Luis Siret.

Descubiertos por L. Siret en 1891, a raíz de las obras de construcción del ferrocarril Almería-
Linares, el ingeniero belga inició su investigación a comienzos de 1892, siendo realizados los
trabajos de campo por su capataz Pedro Flores. Siret no llegó a publicar un estudio monográfico
del yacimiento, aunque en "L'Espagne Préhistorique" realiza una descripción general de la
topografía del Poblado, localizando los fortines 1 a 4 y describiendo sus excavaciones que se
habían centrado en la Necrópolis.

Transcurrido casi medio siglo, los alemanes G. y V. Leisner utilizarán la información inédita
obtenida por Siret para documentar su gran "Corpus" de las necrópolis megalíticas del Sur de la
Península Ibérica, publicado en 1943.

En 1949, con ocasión de celebrarse en Almería el I Congreso Nacional de Arqueología, se puso de


manifiesto el estado de abandono y destrucción de Los Millares, expoliado en parte para conseguir
la piedra necesaria en la construcción de la carretera que cruza el yacimiento. La preocupación del
mundo científico planteada en el citado congreso, ante el grave deterioro sufrido especialmente

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por la Necrópolis, motivó que se emprendieran las excavaciones entre 1953 y 1956, siendo
dirigidos los trabajos por M. Almagro y A. Arribas.

En esta fase se iniciaría la excavación de la fortificación exterior del Poblado, quedando al


descubierto un tramo de muralla defendida con bastiones, situado junto a la puerta principal del
recinto. Pero como sucediera con Siret los trabajos de Almagro y Arribas se centraron en la
Necrópolis procediéndose a la reexcavación y publicación de 21 sepulturas. Otra docena de
sepulturas fueron parcialmente reexcavadas, pero al no completarse su documentación no fueron
incluidas en la publicación.

Durante 20 años no se volvió a excavar en Los Millares. La investigación más reciente se inicia en
1978, cuando un equipo del Departamento de Prehistoria de la Universidad de Granada, dirigido
por A. Arribas y F. Molina, programa un plan de investigación a largo plazo, estructurado en
varias fases, en el yacimiento. El Proyecto Millares (Los orígenes de la metalurgia y el desarrollo
de las comunidades del Sudeste de la Península Ibérica durante la Edad del Cobre) aprobado en
1985 en el marco de la nueva normativa en materia de patrimonio arqueológico establecida por la
Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, incluye junto con la excavación de este
yacimiento la prospección de diversas áreas en la cuenca del Río Andarax y en altiplano de
Chirivel- Cúllar, así como diversas actuaciones en otros yacimientos prehistóricos de la región. En
1994 se inició la segunda fase en el desarrollo del Proyecto Millares. En la actualidad se ha
construido un Centro de Interpretación junto con un parque arqueológico que recrea parte de la
muralla y las cabañas.

2.2.3 Organización espacial del poblado: Cuando se funda se convierte en un asentamiento de primer
orden. La ciudadela interna está cerrada por las murallas así como la meseta, siendo estas zonas la
mitad del territorio total que llegó a alcanzar el poblado y la primera en ser poblada. Al principio
vivirán en el poblado unas 600 personas, aunque se llegarán a los 1000-1200 habitantes. Los
cambios de la población obligan a construir nuevas murallas y, cuando se hizo la más externa, se
estuvo a punto de derribar al muralla del centro.

El conjunto de Los Millares va a consistir en un poblado fortificado y una necrópolis que en total
ocupan 19 hectáreas. Esta necrópolis tiene estructuras dolménicas de ortostatos pequeños y es
contemporánea al asentamiento. A continuación tenemos 13 fortines repartidos en dos hileras por
las colinas de alrededor que venían a cubrir los campos de cultivo y las fuentes de agua y otras
reservas de subsistencia de Los Millares, pero su función común no indica que fueran
contemporáneos en el tiempo, sino que sólo lo fueron entre sí unos 7-8, aunque se abandonarían y
construirían otros muy cerca de los abandonados.

Por último tenemos diversos asentamientos con necrópolis megalíticas con dólmenes que
constituyen la zona de influencia de Los Millares, ya que son dependientes de éste. En estos
asentamientos, las tumbas son de menor tamaño que las de Los Millares, que vienen a ser grandes
túmulos circulares con corredor y falsa cúpula. Estas tumbas, a pesar de sus relaciones con Los
Millares, sin embargo se consideraron en principio más antiguas al no pensarse en una diversidad
de patrones funerarios, lo mismo que pasaba con la cultura material. Así se rompen todos los
clichés que determinan que una cultura es homogénea.

A continuación nos centramos en el poblado: Está conectado por 4 líneas paralelas de murallas.
Se trata de un espolón amesetado corriente donde las poblaciones calcolíticas se asentaron. La
única muralla cerrada está en el extremo del espolón. Es curioso que este patrón también se repita
en el área del Tajo en la Estremadura Portuguesa (Vila Nova de Sâo Pedro). Además, hay
elementos especiales: un sistema de aprovisionamiento de agua mediante un acueducto que entra
lleva el agua desde la parte más exterior del asentamiento a la más interior. La depresión oval
cerca de la 4ª muralla nos demuestra que allí hubo una cisterna que se va a convertir en algo

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imprescindible a media que el medio se vuelva cada vez más árido. Pero un terremoto pudo acabar
con las fuentes de agua y con la posibilidad de seguir sobreviviendo en Los Millares, tal y como
pasaría en la Edad Media. Tenemos indicios de fracturas sísmicas y de fuego en los fortines que
serían la causa del abandono inmediato de los fortines y del núcleo poblacional. Se podrían
relacionar los incendios con ataques violentos (como en el Cerro de la Encina), pero no hay más
signos de violencia que nos lo confirmen. En muchas ocasiones, sí vemos grietas que nos hablan
de seísmos y, el hecho de que techos, tabiques etc. presenten muchos elementos orgánicos y que
se mantuviera dentro de los edificios algún fuego durante mucho tiempo pudieron ser la verdadera
causa del incendio.

También hay otros edificios que contrastan con las viviendas circulares/ovales de Los Millares y
están más concentrados en la parte más interna de La Meseta. Son edificios rectangulares, talleres
metalúrgicos de dimensiones superiores a las viviendas. También destaca un enorme edificio
rectangular que ha salido a partir del proyecto de excavaciones en el ’78 aunque sí está
documentado por SIret y excavado por Antonio Arribas en los ‘60. Pero tanto como Siret como
Arribas y después Fernando Molina vieron que es de la época y era el edificio de ámbito público
del Cobre Antiguo y Pleno más grande de Europa. En este edificio hay una serie de habitaciones y
un patio. También hay otros pequeños edificios no circulares adosados a las viviendas
posiblemente para estabular el ganado de una familia nuclear (que no extensiva).

Las casas son circulares y con techo cónico y es de resaltar que se dispongan en barrios
organizados y que, en función de los barrios, las viviendas son más grandes o más pequeñas. Lo
que prueba esto es que en las casas de mayor tamaño hay restos de comida que no hay en las casas
más pequeñas (carne de ternera joven en los barrios más distinguidos, salvo en escasas ocasiones
en la que los más humildes consumen la ternera ya cuando está muy vieja y para morir). Las
habitaciones se usan para actividades domésticas y especializadas ya que su efecto se anula con
otras construcciones que no son necesarias en una época concreta.

2.2.4 Las murallas. Defensa y segregación interna: Cada gradería se individualiza a nivel
topográfico, pero vemos dos niveles en la meseta más alta (el primer nivel está más inclinado):

2.2.4.1 Muralla 1: La primera línea de muralla es la más sencilla y usada durante menos tiempo. Aquí se
han realizado excavaciones sistemáticas hasta la roca. En esta muralla hay torres que se embuten
con un área semicircular intramuros y otras que no tienen entrada por detrás y están adosadas al
muro (se entra con unas escaleras de madera). Posiblemente las primeras torres serían almacenes
para la producción agrícola. La organización de linajes es clave para comprender las diferencias
entre los muros por oposición y en ellos mismos.

La muralla exterior tiene unos 400 metros pero no se han excavado en su totalidad. Para las
excavaciones se ha quitado el humus y el suelo sin construcciones y se ha visto hasta dónde se
extendían. La muralla, se ha determinado a partir de esto, cubrían una gran zona, pero en
determinadas zonas más inestables se cavan zanjas para reforzar el muro. Otra estrategia
defensiva era el uso de saeteras, que se desarrollaría después aunque nunca, hasta entonces, se
había hallado un caso tan antiguo en Europa sin la parte Oriental, que junto con Próximo Oriente
sí parecen haber desarrollado para esta época las saeteras, aunque esto tampoco quiere decir que
hubiera colonización.

A las murallas se le hacen algunos refuerzos en su parte externa dada la inclinación del terreno
como una barbacana (sistema de torres que defienden una puerta) y un pasadizo amurallado. Las
saeteras se definieron para proteger el acceso mediante arqueros de los cuales, mediante pruebas
hechas en Portugal y en Los Millares, se ha descubierto su ángulo de inclinación para disparar
las flechas. Además, estas saeteras están bajas, con lo que los arqueros tenían que ponerse de

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rodillas y, en la medida de lo posible apuntaban al vientre de sus enemigos. Como prueba de


esto están las muchas puntas de flecha halladas.

También hay otra entrada en esta muralla, aunque lateral, que debía reforzar parte de su
construcción con materiales diversos debido a las inundaciones que hubo, de lo cual surgen
sistemas para evacuar el agua, que tenía una fuerza arrolladora. Para evitar esto se construyó un
muro de contención bastante polémico por su impacto ambiental que fue derribado por un
torrente. Actualmente se trabaja para cambiar su impacto visual.

2.2.4.2 Muralla 2 y 3: Es más compleja, con diversas murallas superpuestas sobre las que se construyen
torres por encima y fosos por delante. Por su parte, la tercera muralla desde el exterior se
construye cuando la fundación, pero se desmanteló en un momento del Cobre Pleno (2.700-
2.600 a. C.) y se construye un conjunto de casas. En el interior se adosan edificios y talleres
metalúrgicos del Cobre Antiguo y Pleno.

2.2.4.3 Muralla 4. La ciudadela interior: Sólo se han hecho 2 sondeos que nos han permitido apreciar la
calidad de su fortificación. Está presente desde la fundación del asentamiento y posee una puerta
oblicua de 2 metros de profundidad (pudo ser más grande en sus tiempos) para acceder dentro,
donde había varias familias constructoras de cerámica campaniforme.

Como en todos los asentamientos excavados sistemáticamente, se elabora una secuencia


estratigráfica de evolución del asentamiento de inicio a fin de la ocupación aunque un 90% está
sin excavar. Hay que tener en cuenta el papel decisivo de la erosión en la desmantelación de los
edificios y el proceso de sedimentación, que no es continuo, sino que varía según su actividad
(que no simplemente su ocupación y abandono). Tenemos unas 50 dataciones de C14 pero
necesitamos más para precisar la historia del asentamiento.

También con los huesos tenemos otro problema ya que entran en conflicto con las dataciones de
C14. Determinadas áreas interiores y la ciudadela van a ocupar la duración total del
asentamiento. Sin embargo, la zona más externa se va a ocupar más tarde y se mantiene en uso
hasta el 2.400 a. C.

2.2.4.4 Los Fortines: Se construyen en los momentos de plenitud de Los Millares y se mantienen hasta el
final de la ocupación, formando dos líneas que defienden el asentamiento tanto por Oriente
como por el Occidente Sur y Este. En el Norte el asentamiento cuenta con la protección del
acantilado del río. El fortín 1 es el más estudiado junto a dos de las murallas y el fortín nº 5.
También se puede decir que hay otro fortín excavado furtivamente y muy deteriorado.

A nivel general podemos mencionar las numerosas tipologías de fortines: desde torres circulares
con una puerta hasta recintos amurallados en miniatura. Estos fortines controlan los pasos hacia
Gádor. Destacamos el abandono simultáneo de una gran parte de estos fortines y el consumo
diferencial de productos con respecto a Los Millares (a carne se consume preparada previamente
en el poblado, se consumen los bóvidos machos más viejos y hay cuernas de ciervo para las
herramientas). Dentro de estos fortines se practica la talla de las puntas de flechas y no de otras
tipologías siempre, aunque la destreza no es muy alta, como nos lo demuestra la gran cantidad
de residuos por defectos en la talla. La metalurgia es mínima, aunque sí hay objetos metálicos y
unas gotas de cobre en uno de los fortines. También hay almacenes comunales de cereal para
hacerlo circular tanto dentro del poblado como en otros lugares. También se constata la
molienda de la sal por la alta concentración de sal en ciertos estratos.

En el fortín 1 hay varias zanjas que en parte pertenecen a las excavaciones de Luis Siret. Parte
de este fortín se descubrió momentos antes, cuando se construía la vía férrea que debía conectar
Almería con el resto del país (parte del trayecto de este mismo recorrido pasa por debajo del

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asentamiento), momento en el que se avisó a Luis Siret, quien excavaría en 1891 este lugar,
aunque muy posiblemente no fuera él quien lo hiciera, sino su capataz Pedro Flores y su hijo así
como los peones. Desmontaron la cubierta y penetraron en el interior de la cámara, los
corredores no los excavan tanto y el material que consideraron menos importante se dejó en el
sitio. Luis Siret sólo pudo realizar ciertos dibujos de vez en cuando ya que tenía problemas
profesionales. Sin embargo, nunca realizó una publicación demográfica que incluyese estos
dibujos, sino artículos generales y sintéticos. Gran parte de su información se la pasó al
matrimonio Leisner en su casa de Las Herrerías en los ’20 y publican los resultados en su gran
corpus sobre el megalitismo. El material más tarde pasó al M.A.N. por donación al Estado,
aunque estaba pensado en principio que las copias pasaran a Almería para crear un museo que
les diera difusión. El Museo de Almería se debió nutrir, como consecuencia, de las excavaciones
furtivas de cierto chileno que salió “por piernas” por problemas diversos.

En 1949 hubo un congreso en Almería considerado el I de ámbito nacional, ya que poco antes se
hace la carretera de Granada a Almería y se desmontó parte de la mampostería de las tumbas de
Los Millares para esta construcción. Las representaciones antropomorfas de entre esta
mampostería se usaron como mojones en la carretera. Cuando se excavó más tarde Los Millares
se cogieron estos mojones sin pedir permiso a la DGT. Martín Almagro Basch (Catedrático en la
Universidad Complutense, director del M.A.N. y del área del CSIC dedicada a la Prehistoria) y
Antonio Arribas Palau harían las primeras excavaciones, aunque A. Arribas se quedó sólo y pasa
a trabajar con investigadores extranjeros como Sangmeister.

Este fortín se sitúa a unos 100 metros de altura y posee dos radios concéntricos con bastiones y
fosos: del primero no conocemos la cronología y está muy deteriorado por la erosión y del
segundo, es decir, el más interno, se sabe que es el más antiguo y poseía una especie de
barbacana con una 1 puerta y quizás pudo haber una atalaya central. Los fosos, según los
estudios actuales, tendrían unos 6 metros de profundidad y se cortarían con bloques de
mampostería. Habría, para acceder al fortín y por encima de uno de los límites del foso, una
especie de puente de madera por el que se entraba a una puerta que constituía el antecuerpo de la
torre y da a la ciudad. En el recinto más interno las torres, antaño usadas como defensas del
lugar, aparecen con las saeteras cerradas con barro una vez que perdieron su función. Aquí
hallamos muchas vasijas, incluso para conservar agua caliente.

En este fortín nos hallamos ante una compleja actividad con personas que son enviadas desde el
asentamiento central para trabajar allí, aunque se sabe que no se trataría de familias enteras, sino
de personas “especiales” que harían determinadas actividades allí a parte de la defensa. Dentro
del fortín, como ejemplo de esta actividad, hallamos muchas estructuras de molienda para el
cereal y la sal, lo que se sabe por la sal contenida en los sedimentos. El producto molido gracias
a estas actividades se guardaría en vasijas que después se redistribuían a Los Millares y otros
grupos, con lo que las necesidades básicas estaban cubiertas. También habría hornos cerca para
el torrefactado del cereal y almacenaje de otros productos que se hacían en cantidades superiores
a las demandadas por la población. También hallamos puntas de flecha en el interior de las
cabañas del recinto externo y en las torres del recinto más interno, a pesar de que se quedaron
sin su función defensiva con la construcción de la barricada exterior. La alta cantidad de
desechos encontrados apunta a la posibilidad de que allí se aprendiera a tallar puntas de flecha.
En este tallado el sílex se calentaba para poder trabajarlo mejor.

En otro orden de cosas, el hecho de que las actividades textiles no estén documentadas en los
fortines nos indica que no pudieron vivir en ellos familias completas, estando así el acceso
limitado sólo a los varones. Tampoco se constatan descuartizamientos de animales
(ovicápridos), con lo que mucha de la carne consumida en los fortines llegaría preparada del
poblado central, normalmente los cuartos delanteros y traseros de los animales. Hay unas pocas
gotas de metal en un depósito, aunque esto no nos quiere decir que se utilizase la metalurgia. A

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esta ingente producción se le añaden ídolos antropomórficos propios de las tumbas aunque en
una concentración mucho menor que en las tumbas. Esto nos indica la gran importancia que
pudieron tener las actividades simbólicas en el interior de estos fortines, con lo que se trasciende
el papel principal del fortín. Todo esto obliga a pensar que en los fortines pernoctaría gente y
tendrían recursos para poder vivir lo más cómodamente posible.

El fortín 5 está muy destruido. Martín Almagro y Antonio Arribas en los ’50 lo encontrarían y
lo incluirían en su registro, pero lo confunden con otra tumba por los agujeros que había, que,
sin embargo, eran zonas de excavación pero no de Siret, ya que éste no catalogó este fortín, así
que no se sabe quién pudo excavarlo. Aquí, además de controlar el territorio, habría un taller
para realizar puntas de flecha y para refugiar a los animales.

El fortín 4 no es tan amplio como los anteriores, pero tiene bien delimitadas la línea de muralla
que posee, donde habría 4 torres y un acceso. En él se documenta un incendio que acabaría con
la ocupación en torno al 2.150 a. C., como pasa con el fortín 3, que tiene una forma circular con
un techo de madera y una puerta defendida por una pequeña barbacana. El fortín 6 fue arrasado
por una máquina y se destruyó buena parte del terreno, aunque se documenta un incendio. Se
trataba de una torre pequeña y sencilla con una puerta que, a veces, se defendía con una
barbacana. Tendría el techo de madera. En el fortín 7 se realizaron sondeos para ver la
secuencia estratigráfica y se documentaron talleres de puntas de flecha que se conservaban en
vasijas (al menos las lascas para la preparación). Estos fortines tienen una gran complejidad en
cuanto a organización de los recintos y carácter especial de zona de almacenaje del cereal
tributado por distintas poblaciones.

2.2.5 Los Millares. La producción de objetos y de sujetos:

2.2.5.1 Reconstrucción paleoambiental: Se ha hecho necesaria para ver que la jerarquización social
desarrollada en Los Millares no se debía a un clima más árido que en el resto de la Península
como sostenía los funcionalistas. El medio estaría compuesto de encinas y matorral
mediterráneo en las colinas, con animales de zonas abiertas o más boscosas (ciervos, jabalíes y
corzos) que se relacionarían con los ríos más cercanos, donde habría árboles cuya madera fue
usada para la construcción en masa y mobiliario diverso, que en el registro aparece muy
deteriorado. También habría pinares, que aportarían madera para postes y vigas de
construcciones, en las zonas altas de las que tal vez procedería la cabra montesa y un área de
ripisilva (alisos, fresnos, álamos, sauces, tarayes, sauco y cañas) y animales vinculados (rata de
agua, ánade real, galápagos de agua, etc.).

Así pues, aquí no pudo haber un paisaje desértico, estamos viendo una vegetación de tipo meso-
mediterránea. Muy posiblemente, detrás de esta apariencia de paisaje árido haya una actividad
depredadora humana clave para la degradación que, además, ha traído nuevas poblaciones al
lugar. Esto se confirma por los sondeos geológicos que se han hecho en el curso del río Andarax
y su estuario y la conclusión es que han aparecido 20 encima de Los Millares y una gran
mayoría son de época muy reciente, con lo que se confirma el impacto antrópico. Entonces esto
se podría explicar debido a que, con la degradación de los bosques, los sedimentos se vinieron
abajo.

2.2.5.2 Ganadería: Hay un claro dominio de los bóvidos para trabajos agrícolas con arado y para
transportar la carga hasta que son muy viejos, momento en el que, salvo las élites, se aprovechan
para comer (si es que se comían a los bóvidos). Estas élites, situadas en la ciudadela y en las
casas del barrio de la meseta central defendidas por la tercera muralla desde el interior,
consumirían terneras jóvenes. Parece ser que de los bóvidos no se aprovechaba la leche y
tampoco se consumían en los fortines.

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Así, generalmente la población vive gracias a la carne de los ovicápridos, lo que se sabe por los
numerosos restos. Las hembras no se solían matar hasta que eran viejas, ya que se aprovecha su
lana, su leche y su función reproductora. Los cuartos traseros y delanteros de estos animales se
mandaban a los fortines. El uso de estos productos “secundarios” sería tal que se llega a hablar,
para la época, de una auténtica revolución. A los cerdos se los mataba en dos momentos anuales
y se consumían generalmente jóvenes excepto en la ciudadela (castrados).

También se demuestra un consumo de ciervos y jabalíes, aunque su carne sólo se consumirá en


los hogares de mayor status social. De estos se aprovechan también las cuernas para usarlas en
los fortines como parte de las herramientas. Lo mismo pasa con la pesca en torno a ríos y otras
especies de mar (pargos, meros y doradas). Los moluscos se usarían como materia para los
adornos pero no se consumirían salvo algunos caracoles terrestres concentrados en el interior de
algunas viviendas.

2.2.5.3 Agricultura: El sedimento actual es árido y no favorece la conservación del cereal, aunque sí hay
cebada y en los fortines también hay trigo, aunque poco. Sí conservamos leguminosas (guisantes
y habas) y se constatan los inicios del policultivo mediterráneo, destacando el olivo que surge de
la domesticación del acebuche. Los anillos de los olivos son estrechos en las primeras épocas,
aunque aumentarán conforme pase el tiempo ante la mayor humedad climática o la
manipulación humana. De estas dos teorías, la primera es descartable ya que la vegetación es
cada vez más árida, así que se trata de una manipulación humana. Esto implicaría que, en los
momentos finales del asentamiento el olivo estaba domesticado completamente. Si se domestica
es por el aceite y esto va en contra de la propuesta tradicional de que los griegos y los fenicios
habían introducido su cultivo en la Península. Otro tanto pasa con la uva y el vino, ya que
hallamos restos de huesos de uva en Murcia de la Edad del Cobre y restos de pólenes de una
época avanzada del Cobre y vasijas con marcas de mosto. Con esto se evidencia que el papel de
griegos y fenicios es el incentivo del comercio y producción del olivo y de la vid.

2.2.5.4 Actividades artesanales: La metalurgia y el problema de su relevancia: En el poblado de Los


Millares hallamos un recinto de planta rectangular con hornos más grandes que los de los
hogares domésticos con una gran concentración de minerales y metales. Se usaban las técnicas
de la fusión y el martilleado y, los estudios de minerales nos han demostrado tanto aquí como en
otros lugares (Cúllar-Baza), que el metal se extraía de zonas cercanas como la Sierra de Gádor y
Sierra Alhamilla, que están a unos 5-10 Km. De Los Millares, así como el Cabo de Gata, lo que
se sabe por el análisis de los isótopos de plomo, y en la Alpujarra Almeriense, con lo que la
extracción era muy variada. También hallamos manufacturas de zonas muy lejanas (Sierra de
Filabres, Almanzora, la Alpujarra Granadina, Huelva y Sierra Morena)

2.2.5.5 Actividades artesanales: la piedra: También es importante, ya que hay una zona de cantería para
las piedras de las construcciones en el llano de Los Millares y muy cerca de este poblado.
Hemos localizado indicios de explotación de esta cantera con cuños y desgajado de material.
También hay materias primas locales a veces para la talla de puntas de flecha mediante sílex
local. Se prepararían lascas de entre 3 y 6 cm. planas para realizar estas puntas de flecha. Sin
embargo, las hojas de sílex proceden de zonas lejanas mediante intercambios ya manufacturadas
desde zonas como las Subbéticas Granadina (Loja y Montefrío sobre todo), Malagueña y
Cordobesa (Iznájar) aunque también de zonas más lejanas como la Sierra de Huelva, lo que se
sabe por la presencia de un grano muy típico de esta sierra, e incluso, en casos muy
excepcionales, de regiones fuera de Andalucía. Tenemos objetos de piedra pulimentada como
hachas, azuelas etc. de zonas cercanas (p.e. los molinos son del Cabo de Gata y se hacen con
andesita, una roca de carácter volcánico, de la zona).

2.2.5.6 La cerámica: A partir de la Edad de Cobre la cerámica empieza a ser más numerosa que el sílex.
Suele aparece en viviendas y vertederos anexos (al lado de los muros), sobre todo cuando son

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vasijas de almacenaje y para la producción de alimentos y recipientes especiales más reducidos.


Ya desde el Neolítico Reciente entramos en una dinámica de cambio para la cerámica, ya que la
tecnología estará más relacionada con la función de las vasijas: por ejemplo, si son para
almacenar muchos productos serán de gran tamaño y se usan para comer serán planas, ya que se
come de forma colectiva. La cerámica más lujosa también requerirá de técnicas diferentes.

Estos cambios obligan a usar desgrasantes y técnicas distintas de cocción que se van a ir
desarrollando a lo largo de la Edad del Cobre. Esto va a implicar cambios en la alimentación y
en el acceso a ésta. Las comidas se van a componer ahora de cereales, gachas, tortas etc. que
surge de la mayor intensificación de la agricultura. Al mismo tiempo se inicia un nuevo sistema
social que refuerza el ideal colectivo, ya sea a nivel de familia nuclear, extensiva o de varias
familias. También se usarán vasos pequeños para beber, con lo que se marca tendencia con un
Neolítico Reciente donde se usaban los cucharones y los grandes recipientes cerámicos y de
cuero para los líquidos.

La nueva variabilidad tipológica implica que los grandes contenedores contengan pasta con
bastantes desgrasantes o bien se usa un desgrasante orgánico (paja, cereales etc.) que se van a
disolver con la cocción, con lo que las vasijas aparecen porosas y transpiran. Las vasijas para la
cocina tendrán desgrasantes inorgánicos y refractarios como los micaesquistos para evitar que se
raje la cerámica. Por su parte, los recipientes cerámicos que se usan para comer poseen
desgrasantes minerales no refractarios que le dan dureza a los recipientes para que no se rompan
fácilmente. Hay también un tipo especial de cerámica reservada para las actividades
metalúrgicas que, al estar constantemente sobre fuego a altísimas temperaturas, usa el cuarzo
como desgrasante, ya que es muy refractario.

También encontramos vajillas de gran calidad como fuentes, platos y pequeños cuencos grises-
anaranjados de factura sencilla y de escasa decoración que se distribuirán desde los
asentamientos como los Altiplanos Granadinos. Por último, la cerámica simbólica la solemos
hallar en contextos funerarios y domésticos, aunque van a desaparecer en el Cobre Reciente
sustituidas por la Cerámica Campaniforme con motivos geométricos y no animales o vegetales.
Las dos cerámicas las encontramos en contextos funerarios.

2.2.6 Los Millares. La producción ideológica:

2.2.6.1 La necrópolis de Los Millares: Si por algo es famoso el yacimiento de Los Millares es por la
envergadura de su necrópolis, concentrada delante del poblado en el resto de la meseta y con
unas 80 sepulturas de mampostería. Se dividían en pequeños conjuntos, que según Chapmann,
reflejaban la organización social en linajes. Evidentemente se estaba desarrollando diferencias
sociales claras, ya que unos tienen acceso al poder, la riqueza y la espiritualidad. La necrópolis
fue excavada por Luis Siret en su mayoría con un método poco científico, aunque como no
siempre podía estar presente en los trabajos, muchas veces dirigía los trabajos su capataz Pedro
de Flores y su hijo. Las tumbas que nos encontramos son de corredor con cubierta circular y
tapadas con túmulos, con una puerta por la que acceder, aunque Pedro de Flores destruye
muchos edificios haciendo pozos en lo alto del túmulo y extendiendo las excavaciones hasta el
final de la cámara. Rara vez tocaba los corredores, con lo que no se han excavado. Además,
recogía los huesos de hombres y animales.

La excavación de Martín Almagro y Antonio Arribas sería más sistemática y no sólo abarcó el
ritual funerario, sino también la construcción de las sepulturas, prestando atención sobre todo a
los túmulos y los rasgos arquitectónicos de túmulos y corredores. Las tumbas no son muy
monumentales pero hacemos una comparación con los megalitos del Suroeste de Andalucía
(Antequera, Valencina de la Concepción etc.), que necesitaban el esfuerzo colectivo de muchas
personas y se tardaba incluso una generación en levantar una construcción de aquel tipo. Las

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sepulturas de Los Millares no tardaban tanto tiempo en construirse. En los túmulos de estas
sepulturas se hacían anillos que contribuían a la estabilidad del edificio, lo que era muy
importante, ya que sin estudiar el equilibrio de fuerzas todas las construcciones se hubieran
caído. Toda la comunidad utilizaba el sistema de enterramiento de cámara con falsa cúpula para
las élites que controlaban los asentamientos de nivel medio y alto y para otras capas de la
población. Es posible que hubiera muchas tumbas más, siendo en total unas 100, pero que Pedro
Flores y Siret no localizaron ya que se pudieron desgastar. Un caso a tener en cuenta es la
Tumba de la Chilena, que fue expoliada en los ’60 por una chilena cuyos restos se conservan en
el Museo de Arqueología de Almería, aunque la chilena intentó llevárselos a su país, pero se
recuperaron y se la juzgó aún no estando presente.

Los rasgos constructivos de estas tumbas son el uso de la falsa cúpula o cubierta horizontal de
madera (suelen ser más anchas) y dentro hallamos nichos circulares de falsa cúpula donde hay
niños (que no tienen importancia suficiente para un ritual funerario). A veces hay un pilar
central de piedra-madera y la parte inferior de la cámara se recubre con losas de pizarra (una
especie de zócalo ortostático decorativo) con estos de pigmentos rojos sin motivos decorativos,
aunque esto está un poco indeterminado. Para acceder al corredor y la cámara hay puertas de
pizarra con perforaciones circulares y tienen un gran valor simbólico, ya que en el caso de las
élites se hacen varias puertas.

Los atrios estarían decorados con distintos elementos rituales como los betilos (troncos de conos
de un metro de altura que parecen representar a los difuntos que a veces tienen pigmentaciones
rojizas), restos de cerámica que han contenido comida tanto en el vestíbulo como en el corredor
en la puerta delantera y muros de conexión. Dentro de las tumbas se haría una ceremonia de
enterramiento donde se comían alimentos como los que el muerto tendría consigo en su ajuar y
hay hogares con fuego que en algún caso han quemado los huesos de los difuntos, sobre todo
con las élites.

Destaca un túmulo con diferentes anillos externos de piedra que conforman un peristilo externo
que forma un vestíbulo, marcando un énfasis entre el umbral y el límite. También es curiosa la
existencia de tres dólmenes ortostáticos en la necrópolis que son iguales a las poblaciones
dependientes de Los Millares de Sierra de Gádor, Valle del Andarax y Pasillo de Tabernas. Se
sitúan en tierras de cultivos marcando el acceso a los pastos. Es muy posible que pertenecieran a
entidades familiares de otras poblaciones en la influencia de Los Millares integradas en Los
Millares aunque manteniendo su ritual funerario. En estos dólmenes hay cerámicas parecidas a
Los Millares aunque con una idiosincrasia propia en las puntas de flecha, ya que se usan
microlitos y no puntas de flecha de pedúnculo y aletas. Estas puntas tendrían un valor simbólico.

En lo que respecta a emplazamiento, cada grupo de necrópolis parece decirnos que, cuanto más
alejados están del asentamiento central poseen menos riqueza y viceversa. Existen cuatro
tipologías de tumbas según su emplazamiento en altura:

Tipo I: Tumbas más cerca de las áreas elevadas y alejadas de los barrancos.

Tipo II: Tumbas en zonas menos elevadas pero relativamente llanas.

Tipo III: Tumbas en zonas deprimidas abarrancadas ya con menor control global.

Tipo IV: Tumbas en zonas elevadas cercanas a los barrancos con mayor control global.

En lo que respecta al ajuar funerario hallamos objetos exóticos locales hechos con materia
exótica como el marfil, las cuentas de cáscara de avestruz y ámbar así como distintos objetos de
piedra (ídolos cilíndricos-troncocónicos de alabastro) y armas de cobre (hachas, puñales en

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momentos más recientes que demuestran cómo la crisis ideológica le da más importancia a la
violencia) y otros objetos simbólicos de marfil y piedra que nos informan de la religiosidad.

En lo que respecta a la exhibición de las diferencias, la distribución de los grupos de tumbas


nos dice que el ritual funerario está enmascarando las diferencias de la población en el acceso al
poder de una forma muy eficaz en Los Millares, aunque en los demás lugares, las diferencias
son mayores entre los colectivos. La diferenciación no será, sin embargo, tan grande como en la
Edad del Bronce, aunque hay grandes diferencias entre las tumbas de un mismo grupo, ya que
una suele ser más rica que las demás y está más cerca del poblado. La exhibición de las
diferencias se hace con el fin de mostrar el poderío de aquel linaje al que pertenece. Esto es un
paradigma en la tumba 40.

2.2.6.2 Puntas de flecha e ídolos: Las puntas de flecha no usadas de grandes dimensiones (8-10 cm.) se
diferencian de las usadas en las escaramuzas (como las hallas cerca de las paredes del poblado)
así como puñales de sílex de retoque paralelo de gran factura y muchas hojas calcolíticas. Las
láminas delgadas nos muestran cómo la producción circula por distintas rutas, especialmente por
la Subbética y Huelva y Murcia. Esta circulación la controlan las élites.

Los ídolos también transmiten ideas concretas y se distribuyen por distintos poblados. Son
antropomorfos, hechos en piedra, marfil o hueso y poseen un carácter doméstico-funerario.
Estos ídolos poseen ojosoles y tatuajes que los vemos también en la cerámica. Nos marcan
diferencias entre contextos domésticos y funerarios.

2.2.6.3 La cerámica: Se trata, para la cerámica de prestigio, de un símbolo de identificación y símbolo de


control de poder, así como un símbolo de la riqueza, ya sea por sus dimensiones o acompañada
de otros elementos. En el primer caso se puede tratar tanto de una emulación como de un
enmascaramiento. Intenta imitar a la arquitectura de falsa cúpula y en ella encontramos dibujos
de ciervos y cabras, ojosoles etc. Frente a esta cerámica, la campaniforme tiene diversos estilos
como el marítimo (vaso con bandas alternantes con líneas oblicuas alternantes) o internacional,
que se extiende por toda Europa. Muy posiblemente replicase las embarcaciones de remos.

2.2.7 Los Millares. Conflicto, integración y dependencia: En un entorno local, Los Millares están en
contacto con otras necrópolis formadas por tumbas dolménicas como las necrópolis de Gádor, de
la Rambla de Huéchar, y la de Loma de Galera, todas situadas en terrazas que descienden hasta el
río Andarax en el piedemonte de la Sierra de Gádor. Los Millares y estas necrópolis quedan
separadas por las líneas de fortines. Sin embargo, aunque lo pueda parecer, Los Millares no se
estaban defendiendo de estas poblaciones, ya que, mientras ellos tenían puntas de flecha cóncavas
de pedúnculo y aletas, las poblaciones dolménicas tenían microlitos como puntas de flecha. Estas
poblaciones dolménicas situaban sus necrópolis en sitios altos dominando los campos de cultivo y
dominando el acceso a los pastos de montaña que explotaban sus propios ganados. Para estas
poblaciones no podemos aplicar diferencias claras entre el Neolítico Reciente y la Edad del Cobre.
No obstante, en algunos casos, cuando son asentamientos de mediana envergadura hay pequeños
grupos de thóloi, aunque son tumbas de ortostatos con plantas trapezoidales/geométricas. Los
sepulcros de fosa son de las élites e importados desde Los Millares.

En las áreas periféricas, es decir, Pasillo de Tabernas, Fiñana (en torno al valle del río
Nacimiento) y el Cabo de Gata y Níjar, hay pequeños grupos de tholói y necrópolis megalíticas
tumulares excavadas por Siret y publicadas por el matrimonio Leisner en su mayoría.
Actualmente se continúa trabajando en la zona. Las tumbas estaban hechas con grandes losas
verticales pero con un elemento distintivo, el que no tienen corredor y en ellos se entierran 4-5
individuos distintos.

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En lo que se refiere al Pasillo de Tabernas, tenemos asentamientos de mediana entidad y Terrera-


Ventura controla la región desde un valle central delimitado por Sierra Alhamilla y Sierra de
Filabres. Se produce una jerarquización en el tamaño de los asentamientos en la parte sur, en la
parte norte apenas hay. También se confirma una oposición entre el oeste y el este sugerida por la
intervisibilidad megalítica. Hay una zona intermedia sin asentamientos. La jerarquización y los
idolitos aparecerán gracias a la expansión de Los Millares. Teniendo en cuenta que los fortines de
Los Millares tenían almacenes, muy posiblemente los productos llegaran de estas zonas,
conformando un sistema de tributaje.

En el Cabo de Gata, en el Campo de Níjar hay poblados y necrópolis vinculadas a otras regiones.
Se trata de un asentamiento de segundo nivel con una gran concentración de población (300-500
personas) que controlarían la totalidad del territorio y se sitúan cerca de la costa. En cada época
habría un gran poblado en torno a la costa dedicado, por ejemplo, a la minería (estamos en una
zona volcánica) y se hacían molinos que se distribuyen incluso por Los Millares y la zona del
Andarax y Río Nacimiento. También hay minería de obre y actividades primarias. El principal
yacimiento es El Barranquete, destruido cuando se querían más terrenos para la agricultura. Se
llegó a publicar un sondeo con el que se ha hallado una potencia de hasta 3 metros de sedimentos.
Se empezó a excavar a comienzos de los 70, pero actualmente no hay trabajos. Habría linajes
diferenciados que usarán tumbas, en el caso de las élites, similares a Los Millares. En esta región
también hay fortines limítrofes controlando los accesos a la población.

2.2.8 Los Millares. Puesta en valor: Resultados de la investigación, conservación y difusión.


Actuaciones y propuestas: Se ha acometido una labor ingente de restauración del conjunto, se
han construido réplicas a tamaño real de algunas construcciones de Los Millares, tenemos el
Museo de Almería, dedicado a la memoria de Luis Siret y que tiene importantes restos de Los
Millares y un centro de interpretación al lado del propio yacimiento. Existen, además, una
grandísima cantidad de publicaciones sobre el tema, pero se quiere avanzar mucho más y para el
futuro está previsto crear otro centro de interpretación para el yacimiento. Uno de los mayores
peligros que sufre el yacimiento y que puede ser perjudicial para el futuro es la extensión
incontrolada e ilegal (puesto que hay acuerdos y se ponen multas a los infractores) de los cultivos,
aunque de momento no se corre ningún peligro.

2.2.9 La expansión del sistema: Los Millares se expandirán hasta mucho más allá de su área nuclear
como altiplanos granadinos, las regiones de Almería (Almanzora) y Murcia e incluso en la parte
de Albacete que mira al sudeste. Estas zonas se consideran como parte de la Cultura de Los
Millares como cultura aún sin depender de forma directa por las similitudes que mantienen con
Los Millares.

2.2.9.1 Los Altiplanos granadinos: El Cerro de La Virgen de Orce domina el área de Huéscar y
Guadix-Baza, se sitúa en un espolón que cae sobre río de Orce y Galera de dimensiones
considerables (3-4 hectáreas) aunque más pequeño que el de Los Millares y posee unas defensas
naturales de gran consideración. Fue excavado por Wilhelm/Guillermo Schule de la Universidad
de Freiburg, que se consideraba más español, e incluso gitano, que alemán. Incluso tenía un
pastor alemán llamado “Gazpacho” que lo lleva a las clases. Sus excavaciones se centrarán aquí
estudiando las secuencias de la Edad del Cobre- Cultura del Argar y, a 10 Km. El Cerro del Real
(Galera) de la Edad del Bronce Final con restos incluso del mundo íbero-romano y del mundo
medieval y con el nombre latino de Tutugi.

Se diferencia del conjunto de Los Millares en que, aunque posee una ciudadela interior y
murallas exteriores paralelas, no tiene fortines ni tampoco necrópolis, sino cuevas artificiales de
ortostatos. Tenemos una secuencia de hábitat desde el Cobre Antiguo al Bronce Final:

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Fase I. Cobre Pleno ¿Precampaniforme?: ?-2450 A.C.:

Fase II. Cobre Reciente: 2450-2000 A.C.:

Fase IIa. Cobre Tardío (Con Campaniforme): 2450-2200 a. C.

Fase IIb. Cobre Final-Bronce Antiguo Local (con Campaniforme): 2200-2000 a. C.

Fase III. Bronce: 2000-1450 A.C.:

Fase IIIa. Bronce Antiguo Argárico (2000-1750 a. C.)

Fase IIIb. Bronce Pleno Argárico (1750-1600 a. C.)

Fase IIIc. Bronce Tardío Argárico (1600-1450 a. C.)

Las cabañas son circulares con paredes de adobe y una muralla que delimita el asentamiento con
hiladas de piedra y barro alternantes. En el Cobre más avanzado el muro se hace más macizo.
Las murallas llegan a tener hasta 3 metros de altura en la cara interna y las hiladas de piedra
adoptan la forma de espina de pez. Uno de los elementos más destacados de este yacimiento es
el conjunto de indicios de la existencia de una acequia que se publica en los 70. Estos indicios
fueron suficientes para que los funcionalistas plantearan que el medio era árido (lo que debía
favorecer la jerarquización) y se generaliza la agricultura de regadío, aunque los datos
paleoambientales (antracología y palinología) son escasos y sugieren el aumento de la aridez
sólo desde la Edad del Bronce, aunque el bosque mediterráneo sigue siendo la flora más
numerosa. El estudio de isótopos nos dice, además, que las semillas usadas eran de plantas de
secano, con lo que la acequia serviría sólo para trasladar el agua al poblado para la población y
el ganado.

En la agricultura se produce la consolidación del triticum aestivum/durum (con desaparición de


escanda y esprilla, trigos vestidos, y menor importancia de las cebadas) y aumento de la
variedad en las leguminosas. En la ganadería se asiste al dominio de ovicápridos y disminución
del cerdo y de la caza. Este yacimiento también destaca por la presencia abundante de cerámica
campaniforme, siendo un centro productor de este tipo de vasos como Los Millares en fechas
más recientes. Esta cerámica será de lujo y sustituirá a la simbólica, siendo controlada por las
élites y distribuida por todos los asentamientos desde asentamientos centrales. La cerámica
campaniforme es de tipo marítimo, es decir, del tipo más antiguo, aunque hay redes ya
dibujadas. A partir del 2400 a. C. se fabrican los vasos campaniformes típicos del Sureste. Esto
nos confirma cómo el vaso campaniforme tenderá a ser homogéneo en su primera fase y después
se regionaliza y manifiesta distintos estilos locales.

El yacimiento de El Malagón (Cúllar, Granada) es un asentamiento que depende del Cerro de la


Virgen de Orce y se sitúa al lado de importantes afloramientos mineros, con lo que la vida de sus
habitantes se va a encaminar sobre todo a la metalurgia. Sería excavado en los 70 por un equipo
de la UGR y en él nos encontramos ídolos de marfil que son parecidos a los de Los Millares
(podrían incluso proceder de allí o del Cerro de la Virgen) de tipo doméstico.

Otras poblaciones dependientes del Cerro de la Virgen son las poblaciones megalíticas del Río
de Gor (Granada), que posee patrones similares de poblamiento a los ya vistos. Nos
encontramos necrópolis destruidas alrededor de las Angosturas de Gor (el asentamiento
principal) y otras zonas de pasto. Estas poblaciones alcanzan Gorafe y Alicún de las Torres y en
ellas hallamos ídolos falange pintados con tatuajes y ojosoles y hay una gran proliferación de

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puntas de flecha de base cóncava foliáceas o de pedúnculo y aletas. En otras zonas de los
altiplanos orientales tenemos cuevas artificiales como El Cerro del Greal.

2.2.9.2 Otras áreas del Sureste. El Valle del Almanzora y Murcia: No hay relación con Los Millares.
El yacimiento principal es el de Almizaraque, que está cerca del estuario del río en Herrerías.
Se sitúa en un espolón amesetado, como Los Millares, dentro del valle y nos ofrece varias líneas
de fortificación idénticas a Los Millares. Luis Siret haría aquí la peor de todas sus excavaciones,
ya que las muchas zanjas que hizo han dañado mucho al yacimiento. Más tarde excavan aquí un
equipo del Ministerio de Cultura dirigido por D. Manuel Fernández Miranda y un catedrático de
la Universidad de Valladolid. Los aluviones han tapado la parte delantera del río y, aunque hay
muchos metros de espesor de los aluviones no han afectado al yacimiento o como mucho en los
niveles más bajos. Una de las líneas de fortificación se situó delante en una gran zona libre.

No se han realizado prospecciones, aunque se puede decir que, en realidad, se trataría de un gran
asentamiento en el Valle del Almanzora con poco poder defensivo. Posee un grupo de tumbas de
tipo thólos y sepulturas de menor tamaño. Un elemento destacado de este lugar es la fabricación
de ídolos con los mismos diseños que en otros lugares pero con soportes distintos: siempre sobre
huesos largos de ciervo y bóvidos. Con estos ídolos observamos cómo se está marcando un
territorio distinto al de Los Millares aunque la simbología sea la misma, pudiendo alcanzar
grandes zonas de influencia este territorio.

Hallamos también tumbas parecidas a Los Millares y de gran tamaño de falsa cúpula, con varias
puertas, túmulos y anillos de piedra. También hay fortines con varias líneas de murallas. El
material que aparece, como las puntas de flecha con pedúnculo y aletas, sustituyen a las puntas
geométricas. Hallamos también punzones de metal, cuchillos, sierras domésticas con un carácter
doméstico y sintético.

Cerca de aquí hallamos aldeas agrícolas como El Garcel o la Gerundia y el yacimiento de Tres
Cabezos. También tenemos varias vasijas para el almacenamiento, pesas de telar y tensores de
placa para el tejido y cazuelas para la comida así como azuelas y hachas de carpintería.

En Murcia, en Lorca, tenemos el enterramiento de Cueva Sagrada, muy interesante por los
restos de lino del vestido de una mujer que está casi completo. Aparecen cerámicas simbólicas,
objetos de hueso y puñales en Cabezos Viejos (Archena) hechos en sílex. Siempre vamos a
tener en estos asentamientos como elemento definidor a los ídolos hechos en huesos largos
decorados. En tierras más altas, en la cueva artificial de Camino de los Molinos de Caravaca
hallamos hasta 1300 cadáveres, 175 de los cuales están, relativamente hablando, en posición
primaria. Además hay 50 perros. Todo esto implica que en la excavación de urgencia se hallaran
varios metros de suelo ya que los cadáveres nunca se quitaron y, conforme se iba colmatando la
tumba, se elevaba más la construcción y se creaban nuevos accesos. Los cuerpos se enterraban
aquí de cuerpo entero desde el principio articulados, pero cuando se van apartando los cadáveres
para dejar paso a otros se desarticulan, inclusive los ajuares de estos muertos, así pues, ¿Cómo
saber qué ajuar es de quién? Con respecto a los perros, hay que decir que no se comen, sino que
se entierran tras un sacrificio.

3 LOS GRUPOS MEGALÍTICOS DE LA ALTA ANDALUCÍA, EL BAJO GUADALQUIVIR Y


EL SURESTE.

3.1 Depresiones intrabéticas y Sierras Subbéticas en la Alta Andalucía: En la Alta Andalucía son
comunes los asentamientos con necrópolis, como el yacimiento del Pantano de Los Bermejales,
donde las necrópolis se hacen con sepulturas ortostáticas o trapezoidales y con corredores. Pero hay
también sepulcros con galería ligeramente trapezoidal sin diferenciar la cámara y cerrado con otra
cámara que es asimétrica. Hay poblaciones como Los Castillejos en Las Peñas de los Gitanos de

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Montefrío (Granada), donde hallamos cucharones y cucharas con fin simbólico, igual que figuritas
de animales que poseen un carácter doméstico y peines. Aquí es de destacar la relación del
asentamiento con la necrópolis, ya que las necrópolis se esconden en el paisaje acantilado
semiescondiddas, siendo lo verdaderamente monumental el paisaje calizo de rocas de maiziño
locales por los relieves tan espectaculares que generan.

En las Subbéticas malagueñas hay enterramientos parecidos, algunos con restos de deposiciones in
situ como Casa Bermejas, que tienen ajuares entre los que podemos incluir aros de oro. Se suma la
orfebrería del oro para joyas especiales y para las élites. La metalurgia de la plata llegaría aquí hasta
la Edad del Bronce. Una necrópolis, la de la Hoya de Antequera, llama la atención sus tres
sepulturas como la Cueva Dolménica de Menga hecha con ortostatos, aunque también hay thólos de
mayores dimensiones y con tumbas de galería. Así tenemos una necrópolis atípica, sólo comparable
a Sevilla y Huelva, ya que cada tumba tiene una construcción totalmente diferente a las otras. En
estas construcciones vemos como las técnicas constructivas se asocian al prestigio, y no son los
materiales de las construcciones los que desempeñan dicha relación. Los estudios nos demuestran
que existen lugares de abrigos con pinturas rupestres como es el caso de la Peña de los
Enamorados. También se han hallado aldeas campesinas.

Todos estos asentamientos están relacionados con fortines desde el s. III Milenio a. C. pero no
ofrece construcciones como en Los Millares o en las campiñas de Alto y Bajo Guadalquivir.

3.2 El Alto Guadalquivir: En Jaén se crearían asentamientos de gran tamaño como Úbeda, que
aumentarían en número, cantidad y tamaño (Porcuna). Se colonizarán de forma intensa las
campiñas y se produce un poblamiento intenso de fortines en el Cobre Antiguo y Pleno. Un
asentamiento destacado es el de Marroquíes (Jaén, donde la estación de Renfe) con un gran
asentamiento calcolítico con problemas en la excavación ya que se están realizando proyectos de
urgencia en la ciudad, excavando en distintas zonas al mismo tiempo sin ofrecer un único plan de
trabajo que articule el registro. La Delegación de Cultura de Jaén intentará poner remedio mediante
diversas fórmulas pero el registro está poco fundamentado. También hay que hacer frente a los
restos íbero-romanos de la zona. Modelo para este asentamiento sería, en primer lugar, la existencia
de un asentamiento pequeño con foso bajo la sierra en el Neolítico Reciente-Cobre Antiguo, durante
su fase de apogeo se expande y hacia la mitad del III Milenio a. C. se construye una muralla de
piedra mientras se definen nuevas áreas de cultivo en el resto del paisaje. Hay también fosas
internas concéntricas para drenar el agua y usarla en regadíos en el entorno inmediato. Después
desaparecerán los círculos concéntricos de murallas.

Esto lejos de ser algo excepcional es algo típico: un crecimiento rápido gracias a los cultivos y la
agregación de mucha población en un primer momento. En un segundo momento, con la necesidad
de tener que alimentar a esa nueva población se ponen en marcha sistemas de regadío en las zonas
cercanas y el poblado se convierte en un asentamiento central. A continuación se construirá la
muralla para delimitar la zona hasta que, con el colapso del sistema, se abandona el poblado. Pero
este modelo está un tanto forzado y se tiende a proteger la inversión millonaria de Jaén cuando, a
pesar de las excavaciones sistemáticas, no hay un proyecto innovador. Esta consideración se basa
en que el regadío no pudo ser la clave de la disminución de la población.

La muralla tiene torres y varias fases de reconstrucción. También hay franjas usadas como un
sistema defensivo asociado a empalizadas y no como sistema de drenaje. Después las viviendas
circulares de la zona, al superponerse nos ofrecen una gran ocupación pero un registro laberíntico.
Éstas parecen estar delimitadas por fosas y se construye con elementos orgánicos. Habrá silos que,
en algunos casos, se usarán como viviendas y alcanzan hasta los 3 metros de profundidad, habiendo
un importante nivel de almacenamiento. Las viviendas alcanzarían los 7-8 metros, con lo que
parecen ser más grandes que las de Los Millares aunque el esquema de las élites viene a ser el
mismo.

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Cerca de este asentamiento hay otras aldeas como Venta del Rapa, con fosos y bastiones hechos
con madera y barro, y Albalate en la zona de Porcuna, que posee muchas zonas empedradas y no se
está excavando sistemáticamente.

El sistema económico que se va a seguir en estos asentamientos es agro-pecuario desde el IV


Milenio a. C., se desarrollan las industrias especializadas del textil y la lana, la cerveza (esta región,
por tanto, se va a distinguir de las que producen vino; se usa en ceremonias) y el marfil y desde el
III Milenio a. C. se intensifica la producción metalúrgica.

En lo que respecta a ritual funerario, tenemos muy buenos ejemplos en Úbeda, Marroquíes etc. pero
el que destaca por encima de todos es el del Polideportivo de Martos-La Alberquilla, donde se
nos muestran, para los rituales, fosas similares a las de las viviendas. Normalmente los
enterramientos (que no son necropolares) son de familias nucleares, predominando en especial las
mujeres (2 mujeres y 3 jóvenes; se ha pensado en la existencia de una sociedad matrilineal). Se
pretendía mantener la continuidad con la casa del difundo a través del ajuar y con la tierra que lo
vio crecer al enterrarlo en el suelo. Hay que destacar, sin embargo, los enterramientos de animales
con un carácter ritual, lo que se sabe por no haber signos de despiece en estos animales y por el
hecho de que se asocien a personas, nunca aparte. En Úbeda hallamos restos de bóvidos e incluso se
cree que se enterrarían con ajuares, aunque no es algo del todo probado. En Marroquíes (al menos
desde 2500 cal A.C.) también tenemos este tipo de fosas, pero son normales las necrópolis con
edificios diferentes y las cuevas artificiales, en cuyos laterales se abren nichos donde albergar a los
niños. En ellos también hallamos objetos simbólicos como puñales de lengüeta. Podemos hacer
referencia también a la necrópolis de Venta del Llano 2920-2770 a. C.

3.3 Suroeste (Huelva) y Bajo Guadalquivir: Se establece un sistema político parecido al del Sureste
con yacimientos como el de Valencina de la Concepción (situado debajo de la ciudad homónima
de la que es sucesora) y la Meseta de Gandul con un asentamiento central fortificado y un lugar de
enterramiento para las élites. En la periferia de esta región tenemos la franja pirítica de Huelva,
donde se van a explotar las minas de cobre, que se vincula con el Bajo Guadalquivir. Aquí desde el
Neolítico Reciente hay una ordenación del territorio con 3-4 tipos de asentamientos de campesinos
y metalúrgicos, que tienen menos envergadura y que controlan el terreno desde zonas altas.

De esta forma veremos surgir potentes fortificaciones con fosos que marcan bastiones y
empalizadas de madera y terraplenes de tierra como el yacimiento de Papa Uvas en Aljaraque
(Huelva), vigente todo el Calcolítico, o las aldeas fortificadas tales como Cabezo de los Vientos de
la Zarcita (Santa Bárbara de Casa) y Santa Justa (Alcoutim). Muchos de estos asentamientos
poseen asociados, silos o fosas de almacenamiento para el cereal, como en el caso de Puerto Real.

En lo que respecta a los enterramientos, diferenciamos en fosas y en cuevas artificiales (Sevilla,


Cádiz) con cámaras principales y secundarias aunque puede estar a un mismo nivel y articularse
entre sí las cámaras. El material usado para estas construcciones es parecido a los megalitos del
resto de Andalucía y dentro aparecen fuentes y platos de comida y productos que circulan a media y
larga distancia como objetos no metálicos y puñales de grandes dimensiones. La decoración de
estos productos va a ser, por norma general, con triángulos opuestos.

Esta zona, sin embargo, va a destacar por la minería y la metalurgia, que va a implicar la aparición
de unos asentamientos mineros y de fortificaciones que efectúan controles. Los productos de estos
asentamientos circulan desde bastante lejos, como Los Millares, aunque también de lugares menos
notables y más cercanos como aldeas agrícolas, salvo en tierras bajas, y centros de importancia. La
producción estará condicionada por el curso del Guadalquivir. Así, uno de los ejemplos más
destacados es Cabezo Juré en Alosno, donde vemos una gran producción de hornos metalúrgicos y
da la impresión de que las élites vivían en lo alto del cerro, aunque las diferencias no son tan

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acusadas como en un asentamiento central (las actividades de producción se hacían en las laderas).
La escala de producción metalúrgica es tal que los análisis isotópicos de las conchas de la costa nos
demuestran que se produce una mayor contaminación de metales pesados de forma exponencial en
las cuencas de ríos y mares hasta puntos nunca sospechados.

Asociados a los asentamientos hallamos necrópolis megalíticas propias del momento hasta el
fenómeno del Vaso Campaniforme más avanzado. Las tumbas de estas necrópolis suelen ser de
falsa cúpula y túmulo, aunque también hay dólmenes de gran envergadura: Soto (Trigueros) y
Seminario (Huelva).

En cuanto a los asentamientos, ya de una forma más específica tenemos como el más importante el
de Valencina de la Concepción, que pudo tener casi tanta importancia como Los Millares. Su nivel
de actividad metalúrgica es mucho mayor que en Los Millares y también el almacenamiento de
cereal, lo cual lo pudo llevar a la práctica gracias a su extensión y el uso de un sistema tributario.
Había zonas cercadas exclusivamente con silos que contienen el cereal. El problema principal de
este asentamiento es que está bajo el casco urbano de un pueblo homónimo y sólo conocemos
algunas cosas gracias a las excavaciones urbanas en diversos solares de la ciudad, lo cual nos da
una visión heterogénea y no se produce un estudio sistemático, sino que hay distintas metodologías
de trabajo con fines distintos. Al sureste de este yacimiento hay sepulcros megalíticos como
Matarrubilla (uno de los más grandes de la Península) y El Roquetito, que usa tumbas poco
monumentales.

Sin embargo, lo que más llama la atención de Valencina de la Concepción no es todo esto, sino la
aparición de un barrio metalúrgico con talleres rectangulares con hornos y toberas de arcillas
cilíndricas, crisoles y objetos de metal en proceso de manufactura. Los estudios de isótopos de
plomo nos demuestran que hay minerales locales, de Sierra Morena y de Huelva. También hay
muchos objetos manufacturados que proceden de Huelva. Al respecto de esto, Francisco Nocete
distingue 5 tipos de explotación metalúrgica de forma sistemática:

Yacimientos-factorías metalúrgicos

Barrios metalúrgicos con artesanos a tiempo completo y división del trabajo

Talleres metalúrgicos a tiempo completo

Contextos de producción doméstica a tiempo parcial

Contextos doméstico de mantenimiento

La variedad no tiene que ver ni con la cronología ni con la distancia a las minas sino con razones
políticas, ya que sólo los yacimientos más grandes acceden a todos los productos y muestran, junto
con los especializados, todo el proceso productivo. Ejemplo de esto son las claras diferencias ente
Cabezo Juré y La Junta por un lado, y por otro entre Valencina de la Concepción y los yacimientos
de otro nivel.

En este yacimiento de Valencina de la Concepción también hallamos sepulturas como La Pastora,


que junto a Matarrubilla es de las que se conservan mejor y se parece a las cámaras de Los Millares,
pero los túmulos en este caso deben ser muy grandes. Se usan paredes de mampostería y techos d
piedra. En Roquetito, al ser excavada en parte en el suelo parece una cueva subterránea aunque no
lo es.

El Poblado y necrópolis de la Meseta de El Gandul (Sevilla) también es de gran importancia.


Aquí las élites se entierran sepulcros megalíticos donde encontramos restos tan curiosos como

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puntas de jabalina de distintas tipologías y mineral de cobre que se creía procedente de otras zonas
mediterráneas, aunque con los análisis isotópicos no lo dejan claro. Hallamos también puntas
cóncavas de flecha en estas tumbas hechas con cristal de roca e ídolos de distintas formas y
procedencias, aunque con las mismas decoraciones de ojosoles y tatuajes faciales que podemos
encontrar también en láminas de oro. En algunos casos, estos ídolos se han importado desde Los
Millares y Los Marroquíes. Dentro de estos ídolos podemos mencionar a los ídolos de placa,
aunque en contadas ocasiones. Se suelen encontrar en regiones, donde se van a diferenciar unos
ídolos de otros. De todas maneras, la mayor concentración de ídolos se encuentra en Seminario.

4 LOS GRUPOS MEGALÍTICOS PORTUGUESES. OTRAS ÁREAS PENINSULARES.

4.1 El Algarve y el Alenteio: Poseemos fortificaciones del Neolítico Reciente sin muros de piedra en
principio ya que se incorporan más tarde. En esta época aparecen aldeas con recintos, bastiones y
fosos cerca del Estuario del Tajo y el Sureste de Portugal como Perdigôes (Reguengos), Paraíso
(Elvas) y Porto Torrâo (Ferreira do Alentejo) normalmente en puntos elevados. El material que en
ellos viene a ser similar al ya tratado: cazuelas de borde grueso para la comida y vasijas de menores
dimensiones. Las tumbas serán más reducidas que en otros lugares y los ajuares son especiales:
encontramos oro, puñales, vasos zoomorfos y una gran profusión de ídolos que evocarían a los
ancestros o a las divinidades.

4.2 El Estuario del Tajo: La Cultura de Vila Nova de Sâo Pedro: Esta cultura va a ser similar a Los
Millares. Posee una gran fortificación central rodeada de una primera muralla y otra tercera línea
que no termina de cerrar todo el lugar. Pese a la gran cantidad de construcciones, no hay
demasiados elementos de violencia (sean muertos o marcas de violencia), con lo que pudo haber un
control muy fuerte del territorio y todas las fortificaciones tuvieran un contenido simbólico como
elemento disuasorio etc.

Hay un debate entre dos tipos de cronologías para asignar a este conjunto:

4.2.1 Clásica: Horizonte de los “copos” (vasos cilíndricos) acanalados; Horizonte de la cerámica de
“hojas de acacia” (decoración en zigzag); Horizonte Campaniforme Palmela (Cobre Reciente).

4.2.2 Alternativa: Se plantea ante el criterio tan poco estable para separar las dos primeras épocas que
se proponen. Así, la cronología queda dividida en los horizontes de copos-hojas de acacia y el de
campaniforme palmela-hojas de acacia.

Hoy se cree que los diseños más antiguos del Campaniforme tendrían lugar en esta zona.
Fernando Molina nos indica que los diseños podrían derivar de la LBK. Existirían muchos
asentamientos más aparte de los ya mencionados como Leceia o Zambujal aunque no hay
demasiadas necrópolis en ellos. Zambujal se sitúa en la Estremadura Portuguesa en un espolón
amesetado con varias líneas de fortificación y en él se organizarían asentamientos muy
numerosos. Podemos destacar el grosor de las murallas y las puertas con largos pasillos, así como
las torres circulares. Cada sistema de construcciones en este yacimiento se usará de forma muy
rápida y en cada uno hay un núcleo fortificado que pasea por ser el más antiguo.

Este yacimiento dispondría de una barbacana con saeteras (cuya eficacia la ha probado la
Arqueología Experimental), siendo esto un aspecto claro que confirma las relaciones con el
Sureste de la Península, que es tan intensa que cualquier avance militar que surja lo adoptan los
dos poblados de forma casi inmediata, lo que ha llevado a pensar que se hicieran por vía marítima,
a través de la cual los diseños del vaso campaniforme pasarían desde Zambujal a Los Millares,
donde se regionaliza y se convierte en un modelo independiente. La cerámica que aquí se
desarrolló correspondería a los modelos establecidos: las hojas de acacia y las bandas
horizontales. Aquí hallamos puñales rectangulares o ligeramente trapezoidales, escoplos, cuchillos

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enmangados en astas de ciervo y punzones.La metalurgia también va a ser muy importante y va a


estar controlada por las élites. Los objetos de metal producidos a veces se van a decorar con
ojosoles. Dentro hay hornos metalúrgicos.

También es de considerar las necrópolis como las del Estuario del Tajo (entre las que destacamos
Monte da Pena), que se hacen o en cuevas artificiales excavadas en la roca o de tipo thólos. Aquí
hallamos material de gran envergadura como alabastro, piedra caliza, marfil, sílex e ídolos-falange
así como cerámicas decoradas con ojosoles, carenadas y campaniformes.

4.3 La Meseta Sur: Hay una relación muy directa con El Alenteio. Tenemos asentamientos centrales
de fosos extensos como La Pijotilla, que va a repetir los esquemas del Bajo Guadalquivir y
Valencina de la Concepción ya que Extremadura (Badajoz) está muy vinculada al Suroeste
peninsular. Hay otros asentamientos como el gran poblado de San Blas (Cheles, Badajoz) que se
hacen en altura. Este asentamiento dispone de varias líneas de murallas y fosos en las mismas. Se
construirán líneas de defensa en torno a las áreas más fértiles.

La explotación metalúrgica va a ser importante en esta zona tanto por los poblados que se van a
construir cerca de las minas, como El Cerro de la Horca (Palenzuela) y Los Castillejos (Fuente
de Cantos), y también por la actividad metalúrgica desarrollada como en La Pijotilla. La
simbología también es notable y se vincula a otras áreas peninsulares.

En Madrid disponemos de muchos asientos de poca envergadura (Casa Montero) pero sí


desarrollan un sistema jerárquico con yacimientos con fosos concéntricos y asentamientos
amurallados con grandes y grandes conjuntos típicos de las élites (Górquez de San Martín de la
Vega). Se localizan elementos de cobre y oro como puñales, hachas trapezoidales y algunas
diademas como consecuencia de la actividad metalúrgica de forma notable (Camino de las Yeseras
en San Fernando de Henares). Los enterramientos se harían ex profeso y parece ser que desde
antiguo se saquearon las tumbas. Otros yacimientos importantes de la zona son Ciempozuelos y La
Magdalena (Alcalá de Henares), donde vemos enterramientos desarticulados, un ajuar
fragmentado y un sistema de cubrición de piedras.

4.4 El País Valenciano: Tenemos recintos de fosos como Arenal de la Costa, Les Jovades
(Concentaina) y Niuet (L’Alqueria d’Asnar) y fortificaciones como Ereta del Pedregal (Navarrés)
o Les Moreres (Crevillente). También hay poblados en altura desde, al menos, el 2500 a. C. La
jerarquización no es demasiado alta y el simbolismo le viene de Murcia, que a su vez le viene de
Los Millares. Se han encontrado radios de ovicápridos y en lo que respecta a la circulación de sílex,
se relaciona con Murcia y otras áreas. Los metales, por su parte, vienen del Sudeste. También hay
ídolos antropomorfos.

4.5 El Norte de la Península: Cantabria y Galicia estelas de cobre muy pintadas y grabadas que
representan antropomorfos. Encontramos expresiones de poder (Peña Tu) y distribución dual de los
asentamientos (Mesa de Montes en el Morrazo). Hay indicios de actividad metalúrgica en la región
comprendida entre Zamora y Asturias.

5 LA SIGNIFICACIÓN DEL CAMPANIFORME EN LAS “CULTURAS METALÚRGICAS”


DURANTE EL COBRE RECIENTE.

5.1 Interpretación: Guillermo Schule relacionó su difusión con una serie de poblaciones de jinetes que
se expandieron por un vasto territorio y difundieron el vaso campaniforme, aunque no tiene muchos
partidarios. Se ha considerado el vaso campaniforme como:

5.1.1 Elemento de identificación

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5.1.2 Elemento para ceremonias. Principalmente cuevas y cazuelas y estaría asociado al consumo de
cerveza

5.1.3 Símbolo de riqueza de las élites: Extensión diferencial, Emulación, Enmascaramiento,


acompañado de otros elementos

5.1.4 Símbolo de centro de poder

Distinguimos también centros de poder a los que se asocian los vasos campaniformes junto a armas
y objetos semejantes.

5.2 Seriación:

5.2.1 Estilo marítimo internacional: Se da una mayor circulación y pocos centros de producción.

5.2.2 Estilos impresos: tuvo un desarrollo relativamente temprano y en este momento la cerámica
campaniforme se convirtió en un bien de prestigio.

5.2.3 Estilos incisos: Es la época en la que se produce una variación regional, ya que las élites se han
apropiado del vaso y le han impreso unas señas que identifiquen a esos vasos con su cultura.
Establecemos las siguientes tipologías: Palmela, Ciempozuelos, Silos, Salomó, Elche, Los
Millares, Carmona y Pirenaico.

El estilo de Palmela se asocia con cazuelas de borde grueso y armas y placas de arquero para
amortiguar el impacto de la cuerda del arco sobre la muñeca del tirador y también hay botones
especiales con forma de V hechos en marfil. El estilo de Ciempozuelos decora tres zonas del vaso
y aparecen elementos primigenios que son producto de una dominancia antigua. Por su parte, el
estilo de Carmona tiene “fruteros” y cazuelas muy bien decoradas y charoladas por su color
negro brillante.

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TEMA 9. LA CONSOLIDACIÓN DE LA JERARQUIZACIÓN


SOCIAL DURANTE LA EDAD DEL BRONCE.

1 LA PENÍNSULA IBÉRICA DURANTE LA EDAD DEL BRONCE: CARACTERÍSTICAS


GENERALES Y DESARROLLO SECUENCIAL: A partir del Cobre Reciente, el sistema que
había sido sostenido de forma principal por Los Millares entra en un momento de crisis donde unos
símbolos sustituyen a otros, caso es de la cerámica simbólica de prestigio, que fue sustituida por la
cerámica campaniforme y el cambio de armas. En esta época, además, grandes incendios obligan a
despoblarse a Los Millares.

Pronto surgirán nuevas culturas en su lugar, caso por ejemplo de El Argar, que tendría su origen
posiblemente en el área nuclear de Los Millares. Ahora la cerámica no se decora, será lisa y de un
color gris-negro oscuro con un brillo metálico y conoceremos nuevas tipologías como las copas y las
vasijas carenadas. Las armas ofrecen ahora remaches para ser enmangadas. De todas maneras, los
primeros asentamientos argáricos antiguos los hallamos en el área de Murcia, alejados de las
influencias de Almizaraque y Los Millares, y van a desarrollar asentamientos de casas circulares en
cerros escarpados y ligeramente escondidos en los valles laterales, mostrándonos un gran interés por
la defensa y la estrategia. Desde esta zona se expandirá y aculturizará a las poblaciones del área de
Granada y Jaén para, en momentos culminantes, aculturizar también Alicante y Albacete.

Su territorio total sería, así pues, mucho más grande que el que llegó a poseer Los Millares. Pero,
frente a la homogeneidad de los territorios de Los Millares, los de la Cultura de El Argar se van a
fragmentar en territorios controlados por poblados donde van a vivir unas élites que no dudan en usar
la violencia y la coerción de una forma radical para consolidar un sistema de jerarquización sólido.
Ahora ya no es necesario un enterramiento colectivo y tirar de la ideología general para que las élites
nos muestren su posición, sino que van a hacer una fuerte presión sobre las población de los propios
poblados argáricos y los dependientes, agudizando así las disimetrías. Ahora la población que no
pertenece a la élite se va a ver desprovista del acceso a la riqueza y al trabajo, un factor muy
importante para la futura Crisis del Bronce Tardío. Gran parte de la población desarrollará trabajos en
territorios diversos como Valencia o La Mancha.

Ahora vamos a asistir a un fenómeno raro cuando menos: la población no perteneciente a las élites
(en especial las mujeres) van a vivir peor que antes, como nos lo hacen ver las patologías (que van a
ser mayores) y la estatura de las personas (que va a ser menor) sobre todo si lo miramos en
comparación con La Mancha, donde hay culturas con un desarrollo técnico inferior a las culturas del
Bronce.

Las culturas del Bronce que vamos a tener son la Cultura de El Argar, la Cultura del Bronce de Las
Campiñas y la Baja Andalucía, el Bronce del Suroeste, el Bronce de La Mancha y el Bronce de
Valencia.

2 VALORACIÓN DE LOS CAMBIOS ECOLÓGICOS, TECNOLÓGICOS, ECONÓMICOS Y


SOCIALES:

2.1 Cambios ecológicos: Con respecto al clima, tenemos datos concretos en mayor cantidad que antes.
En esta época se produjo una aridificación del clima que se arrastra desde el Cobre Reciente y que
deteriora el paisaje y trae la escasez de agua consigo, con lo que se va a hacer típica. Al no fluir el
agua en superficie, el ser humano por primera vez hará pozos con los que llegar a los niveles
freáticos en busca de agua y fortificará estas zonas o aquellas donde haya fuentes naturales. Esta
aridez en el Bronce Antiguo y Medio va a dar lugar a cambios en el poblamiento y en el paisaje, ya
que nos encontramos con árboles xerófilos como la higuera, aunque ésta, al contrario que otras

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plantas xerófilas (pastizales, matorrales y pinos dispersos etc.) van a ser típicos en todos los
asentamientos.

2.2 Cambios tecnológicos: Un rasgo típico en el registro va a ser la metalurgia y la minería en busca
del estaño para la producción del bronce, aunque en el Sureste se va a seguir usando el cobre
arsenicado (como en Los Millares) aunque haya moldes de fundición con el dibujo de la pieza que
se quiere sacar en la fundición. Estas actividades van a estar registradas en poblados que controlan
las sierras cercanas y áreas mucho más lejanas y, según los isótopos de plomo, la circulación es
frecuente y Vicente Lull y su equipo sostienen que el mineral se obtendría en la Alta Andalucía
(Jaén). Esto nos da a un Estado centralizado con capital en El Argar, aunque este papel lo
detentarán otros asentamientos de gran importancia en momentos más recientes, como en el Bronce
Tardío, cuando Cabezo Redondo (Villena), en la cuenca del río Vinalopó, que va a ser el
yacimiento con más cantidad de oro encontrado de toda la Península, aunque también hay joyas etc.
En los ajuares tenemos armas típicas y dientes de hoz para enmangar, ya que todavía se usan en una
agricultura que es de secano aunque encontremos elementos de regadío como las leguminosas.

2.3 Cambios económicos: Con forme vayamos evolucionando en el tiempo, el ganado mayor, usado
para labores agrícolas hasta el momento casi de forma exclusiva a parte de para cargar cosas, ganará
peso como elemento de status social, ya que la mayor o menor posesión de bóvidos va a marcar el
prestigio de una persona. Normalmente los aristócratas son los que atesoran la mayor concentración
de bóvidos.

Otro animal de gran importancia va a ser el caballo. En yacimientos como el Cerro de la Encina nos
encontramos con la mayor concentración de caballos de toda la Prehistoria Reciente, siendo muchos
de ellos un excedente de la producción. Los porcentajes de caballos van a llegar hasta el 65-75% los
restos que nos encontramos en muchos yacimientos. Normalmente se mantenían sin sacrificar hasta
que eran adultos, y después, en ceremonias de las élites, se sacrificaban en masa al mismo tiempo,
tras de lo cual se consumía su carne.

2.4 Cambios sociales: Uno de los elementos más importantes de las sociedades argáricas va a ser el
desarrollo de la estratificación social y de un modelo posiblemente estatal sino lo es en su totalidad,
ya que una sola región o ciudad va a dirigir a toda una región de forma directa. Lo que nos interesa
a ese respecto en la Arqueología es ver los indicadores:

2.4.1 Características de la organización espacial y funcional de la producción: Datos sobre la


estructura urbanística y sus implicaciones, evidencias de monumentalización, contextualización de
las actividades personales y datos sobre la propiedad diferencial de objetos suntuarios y medios de
producción.

2.4.2 Datos sobre control territorial: Si hay una estratificación, deben haber relaciones de
dependencia claras: los asentamientos de primer nivel controlarán a los asentamientos de segundo
nivel, que son más pequeños y que se van a encargar de ciertas actividades productivas. También
podemos hablar de “cabezas de distrito”, que serían asentamientos que controlasen una región
muy concreta (p.e. un asentamiento que controla un valle), y asentamientos de campesinos,
mineros y militares. Éstos últimos nos insisten en un control militar del territorio ya que van,
mediante una serie de fortines, a controlar los accesos al territorio. No obstante, no podemos
olvidarnos del control de tipo religioso también existente en estas sociedades.

2.4.3 Datos sobre el consumo desigual en la vida y la muerte: Esto se estudia a través de los bienes
subsistenciales (incluyendo paleodieta) y suntuarios. Determinamos si una persona ha comido
bien en vida o ha tenido carencias alimenticias a lo largo de su vida (especialmente cuando es un
niño) para poder estudiar el nivel de enfermedades de los individuos. También debemos estduari
los restos de comida que se asocian a los enterramientos.

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2.4.4 Datos sobre esfuerzos realizados y enfermedades sufridas: Se entroncan con los datos
estudiados por la Antropología en general y más específicamente por la Antropología Forense.
Los muertos se enterraban normalmente en las viviendas, con los restos no se han excavado tanto
ni se han expoliado tanto como en las necrópolis. Los esfuerzos que realizaron estas personas en
vida y las enfermedades que padecen están muy ligados al status social que se posee: cuanto más
bajo es, más esfuerzo se hace (se hacen los trabajos más duros) y se padecen más enfermedades
(hay más agotamiento y el cuerpo humano tiene bajas sus defensas).

Todo esto lo debemos entroncar con la violencia y la presión poblacional, aunque hay diversos
expertos que dicen que se insiste demasiado en remarcar esa violencia y presión, aunque el
registro arqueológico no aporta información nada más que en la línea más seguida.

En esta época se estandarizan los ajuares de adultos (diferenciando también entre hombres y
mujeres) y niños. En las tumbas masculinas se van a ver normalmente vasos carenados de
cerámica, hojas de puñal, hachas y azuelas de cobre y adornos varios en diversos metales, de entre
los que hay que destacar la plata, ya que es en este momento cuando se trabaja por primera vez en
la Historia, aunque también hay oro y bronce (hay que decir que la posesión de más o menos
metales está íntimamente relacionado con el status). En el caso de las mujeres tenemos ollas,
cuencos, punzones de cobre y hueso y adornos.

Estas distinciones son genéricas, pero hay que tener en cuenta que las élites disponen de objetos
distintos: las mujeres de las élites van a tener en los ajuares copas argáricas, pequeños cuchillos y
diademas de plata y los hombres de las élites van a disponer de espadas y alabardas de parada.

3 LA CULTURA DEL ARGAR EN EL SURESTE.

3.1 Historia de la investigación en Andalucía Oriental. Modelos sobre su origen y desarrollo: En


las Historia de las investigaciones debemos distinguir dos grandes momentos:

3.1.1 Las excavaciones de los Siret a finales del s. XIX: Realizan trabajos de campo y un esquema de
periodización.

3.1.2 A partir de 1970: Se aumentan los trabajos de campo en la zona occidental del Sureste. La
Universidad de Granada excava en los Altiplanos Granadinos (Cerro de la Encina, Cuesta del
Negro, Castellón Alto etc.) y el Alto Guadalquivir (Peñalosa); el Instituto Arqueológico Alemán y
O. Arteaga en Fuente Álamo; las prospecciones de la Cuenca de Vera y la Universidad Autónoma
de Barcelona, con el equipo dirigido por Vicente Lull excava en Gatas

3.2 Cronología: hay dos modelos principales:

3.2.1 V. Lull, P. Castro et al. 1996: Fase I (2350-2050), Fase II (2050-1960), Fase III (1960-1810),
Fase IV (1810-1700), Fase V (1700-1575) y Fase Post-Argárica (1575-1375).

3.2.2 Propuesta de Fernando Molina y otros:

3.2.2.1 Bronce Antiguo (2200-1900): Formación y desarrollo del área nuclear.

3.2.2.2 Bronce Pleno (1900-1600): Expansión por la Alta Andalucía y Alto Guadalquivir.

3.2.2.3 Tardío (1600-1350): Crisis.

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3.3 La expansión de la Cultura del Argar: Según el equipo de Vicente Lull, habría distintas fases de
expansión del Argar, siendo en el Bronce Pleno cuando se expande lo máximo, aunque para 1750 a.
C. se expandió pro Castilla-La Mancha, al menos eso dicen tras haber encontrado copas de tipo
argárico en esta zona. Sin embargo, el equipo de Fernando Molina discrepa ya que la expansión de
esta cultura se debió de producir desde el área de Murcia, en torno a Lorca, y no desde el valle de
La Almanzora ya que se ha obtenido un registro material de la zona de Carbono 14 que nos da unas
fechas inequívocas entre el 2200 y 2150 a. C. de contextos calcolíticos, que por tanto no ofrecen
rasgos argáricos. También el equipo de Fernando Molina está en contra de la expansión por
Castilla-La Mancha por la línea de expansión tan rara que se dibuja y porque conociendo de
antemano el registro de algunas zonas de Castilla-La Mancha como el Valle de La Encantada, no se
hallan evidencias de la Cultura del Argar, sino que es propiamente un Bronce Manchego.

Lo que sí está claro es que la Cultura del Argar se expande por las Subbéticas y la Alta Andalucía,
en torno a la Depresión de Linares-Bailén, por los Altiplanos Granadinos y por el Sureste así como
por el área que llega hasta Alicante.

3.4 La Norma Argárica y el problema de sus facies:

3.4.1 Elección de colinas escarpadas, presencia de fortificaciones y hábitat aterrazado.

3.4.2 Enterramientos individuales bajo las viviendas, que son regulares, modulares (con habitaciones o
módulos) y rectangulares. Los enterramientos suelen ser individuales o, como mucho de dos
individuos siempre que uno sea masculino y el otro femenino, que inciden en el concepto de la
familia nuclear. A veces, de forma muy excepcional, pueden aparecer los niños enterrados,
aunque es muy raro que todos los individuos mueran a la misma vez a no ser que haya una
catástrofe muy grande o un enfrentamiento.

3.4.3 Tipos especiales de cerámica y objetos metálicos.

3.5 Cronología de la cultura material mueble: Hay pruebas consistentes par marcar la evolución de
esta cultura. Se han podido establecer en la cerámica hasta 8 tipologías distintas que incluyen
vasijas carenadas bajas y antiguas y copas estrechas en momentos plenos. En lo que respecta a
armamento, hay alabardas con enmangue antiguo y puñales redondeados más antiguos que los
puñales cuadrados, espadas para el Argar pleno y Reciente frente a puñales largos y espadas cortas.
También hay diademas con apéndices y hachas con talón estrecho y enmangues con remaches.

En lo que respecta a los contenedores, desde el primer momento hay cistas lisas situadas debajo de
las casas y diferenciadas según el status de la persona. Las tumbas excavadas en la roca son
frecuentes en períodos antiguos y los pozos antiguos no sabemos si se comienzan desde el momento
más antiguo, aunque sabemos que son frecuentes en la zona granadina. Hay otros enterramientos
posteriores dentro de vasijas o urnas enterradas debajo de las casas y tapadas con la cerámica (tipo
píthoi en griego). Se usan en la zona nuclear de Murcia.

3.6 Patrones de asentamiento y subsistencia: El territorio se fragmenta en distintos territorios


comarcales que se integran en grandes comarcas regidas por un asentamiento central (p.e. El Cerro
de la Encina y el de la Virgen controlan Granada). Todos los asentamientos de antaño siguen
funcionando salvo Almizaraque y Los Millares. En estos patrones hallamos los criterios que
evidencian la jerarquización en la Cultura de El Argar:

3.6.1 Planificación urbanística, fortificaciones y diferencias al interior de los poblados.


Generalmente los poblados se sitúan sobre las laderas y cimas de cerros escarpados, aunque a
veces se asientan en terrazas o llano. Se suelen cerrar con muros las acrópolis, aunque también se
puede defender todo el conjunto (almacenes y cisternas etc.) con murallas. Cuando se hacen

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murallas, las construcciones se suelen apegar a ellas. Las élites van a vivir tanto en la acrópolis
como en distintos puntos del poblado desperdigados.

3.6.2 Diferencias en la construcción y en la articulación interna de las viviendas. Las calles son
estrechas y tortuosas. En ellas disponemos de áreas y edificios especializados como silos y
cisternas y viviendas. Estas son, como antes habíamos dicho, rectangulares y de varias
habitaciones y poseen techos planos o ligeramente inclinados para facilitar la circulación, pero
también para la recogida de las aguas, como pasa en Peñalosa

3.6.3 Diferencias en la dieta, en el acceso a los productos artesanales y en la propiedad


agropecuaria. Se practica una agricultura de secano típica cerealística con el trigo desnudo como
cultivo principal, aunque también en las huertas hallamos indicios, como plantas de regadío, de
leguminosas y lino. La caza y la pesca tendrán ya poca importancia y hay una diferenciación clara
entre las especies ganaderas al interior de los poblados y entre áreas (propiedad tributaria y
circulación tributaria). Hallamos bóvidos en La Cuesta del Negro y los équidos en el Cerro de la
Encina y Peñalosa. Se intensifica la producción artesanal y especialización metalúrgica, una
homogeneización y normalización de la cerámica. Los productos van a circular de forma
restringida y controlada.

3.6.4 Diferencias en el consumo ritual en las actividades desarrolladas y las enfermedades


sufridas. Por ejemplo, en el Cerro de la Virgen y la Cuesta del Negro las élites se entierran con
piernas de ternera, las clases “medias” se entierran con patas de cordero principalmente y de
cabra, y los “siervos” no se entierran con nada.

Estos siervos pudieron adquirir su condición bien por endeudamiento, por caer prisioneros de
guerra etc. Sea como sea no se puede hablar de esclavos, ya que se encuadran en el ámbito de una
familia y poseen algunas prerrogativas (por ejemplo, sus tumbas tienen una forma parecida a las
élites). Sin embargo, no tienen status social ni oportunidades para tener una alimentación
adecuada. Hay quién ha pensado en que podrían ser elementos desfavorecidos de una familia de la
élite, aunque no es creíble.

FIN DE ASIGNATURA. TEMA INCOMPLETO. ESTUDIAR POR DOCUMENTOS DEL


SWAD PARA TEMA 9

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PRÁCTICA I. CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LA CERÁMICA PREHISTÓRICA

1. El proceso técnico:

1.1. La manufactura: Hasta la Edad del Hierro casi toda la cerámica está hecha a mano. Esta
manufactura, previa a la cocción, se hacía en dos pasos:

1.1.1. Modelado: Podía ser directo (Vaciado o Ahuecado) aunque es poco frecuente, por ello el
montaje se solía hacer por tiras o anillos unidos por la juntura o en base a un molde, es decir,
se mete la pella de barro en un molde y se moldea la arcilla para que adquiera su forma.
Estos moldes suelen ser de cestería, con lo que a veces se quedan las marcas de la cuerda en
la cerámica, sobre todo en el Sur, aunque no son siempre estéticas estas marcas. Este modo
es el más usado entre el 4.000 y el 3.000 a. C. para cazuelas, recipientes carenados etc.

1.1.2. Tratamiento de las superficies: Podemos hablar primer del alisado mediante la aplicación
de cuero para que se vuelva bruñida la cerámica. También se deben añadir desgrasantes para
evitar que, con la cocción, se parta la cerámica. Normalmente, la arcilla cuando se saca de la
cuenca de un río los suele llevar, pero debemos buscar los desgrasantes más adecuados
según lo que queramos buscar (p.e. para las paredes finas usamos desgrasantes pequeños y si
queremos que las paredes sean muy porosas buscamos desgrasantes grandes). Antes de
cocer la cerámica hay que dejarla secar el sol para que se elimine de forma natural el agua y
evitar un choque térmico tan abrupto.

1.2. La cocción: A continuación llega el proceso de cocción, desarrollado en fosas, hogares u hornos,
de los cuales se dice que eran todos excavados en el suelo hasta la llegada de los fenicios, aunque
es algo que no se puede confirmar ya que no se han descubierto aún hornos con cerámica.
Durante la cocción no se alcanzan temperaturas demasiado altas, como mucho los 850º C y en el
Neolítico Antiguo sólo 700º C. A partir de aquí se piensa que las primeras cerámicas no servían
para ponerlas al fuego aunque sirvieran para contener líquidos y comida, de todas formas, para el
6.000 a. C. tenemos casos de cerámica que ha sido puesta en el fuego.

Sí podemos saber cómo estaban hechas las cerámicas desde el punto de vista de la cocción. Nos
referimos a las cocciones oxidante y reductora, aunque como no se controla bien aún la entrada
de aire en los hornos hay manchas de diferentes tonalidades en un mismo recipiente de cerámica.
Normalmente, las cerámicas más buenas se han hecho con cocción reductora.

1.3. El estudio de la arcilla: No se trata de un paso en la elaboración de la cerámica, aunque sí es un


paso muy importante para realizar estudios sobre la cerámica. La arcilla la separamos en dos
componentes:

1.3.1. Pasta: Estudiamos la matriz y la densidad.

1.3.2. Desgrasante: Estudiamos el desgrasante, la naturaleza, el tamaño y la frecuencia, aunque


esto se hace con métodos geológicos.

Aunque una misma técnica de estudio de la cerámica puede servir para varias cosas, cada una
sirve mejor para una función concreta:

1.3.1. Observaciones macroscópicas: Estudian la mineralogía.

1.3.2. Análisis petrográficos: Estudian la forma, dimensiones, orientación, porcentaje y tipo de


inclusiones y se hacen con la ayuda de geólogos.

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1.3.3. Refracción a Rayos X (XRD): Sirven para ver la composición de la matriz

1.3.4. Análisis técnico-diferencial: Determina las características de los poros.

1.3.5. Radiografía – inclusiones /SEM-MEB: Estudia las superficies junto con la radiografía

La presencia de carbonatos también es importante determinarla, ya que nos va a indicar si un


objeto de cerámica es o no apto para la cocción del fuego.

2. Tipología: Establecer una tipología es hacer una clasificación de una serie de objetos respondiendo a
unos intereses determinados y usando variables distintas. Las tipologías pueden ser normativas como
en Arqueología Clásica, donde se adaptan nomenclaturas que llevan el nombre de expertos
(Lamboglia 25), o innovativas usadas para la Prehistoria. Estas tipologías últimas no pueden
responder a los mismos criterios ya que hay pocas precisiones cronológicas. Pero sí hay una tipología
normativa para Prehistoria, aunque poco usada, la forma Siret (de la cual la 5 es para la cerámica
carenada).

Pero la tipología, ¿Es una clasificación que han hecho los arqueólogos de forma artificial, o bien era
un esquema mental del pasado? Entre estas dos posturas opuestas hay, como siempre, una postura
intermedia que indica que la tipología es una idea mental de los hombres que hicieron aquellos objetos
cerámicos, pero que no denominaban tal y como nosotros lo hacemos a estos objetos. Las tipologías se
suelen hacer en base a una serie de atributos que pasamos a desarrollar:

2.1. Atributos contextuales (yacimientos) y específicos (altura, color etc.)

2.2. Estado del atributo: Puede estar presente/ ausente o en estado de conservación.

2.3. Carácter del atributo: Puede ser cualitativo-discontinuo o cuantitativo-continuo.

2.4. Agrupación de los atributos: Monotética (cuando no se reúnen todos los atributos y no forma
parte de ese grupo) y politética (debe cumplir una gran parte de los atributos).

2.5. Variedad de los atributos: Pueden ser comunes por épocas y lugares o cambios graduales.

2.6. Base de los atributos: Pueden ser atributos morfo-funcionales o dimensionales.

En lo que respecta a la forma, tenemos dos tipos de clasificación:

2.1. Intuitiva: Formas abiertas/cerradas, ovoides, globulares, carenadas etc. No suele presentar
problemas salvo en casos muy específicos.

2.2. Morfométrica: Aparece con la Nueva Arqueología y se basa en tipos estadísticos, pero tiene
problemas como la no precisión en las medidas con la factura.

Dentro de la tipología, la aprehensión define los soportes para coger los recipientes. Estos pueden ser
perforaciones (para hilos con los que colgarse el objeto de cerámica), los mamelones/orejeras, los
mangos, las asas (pueden ser de cinta o de pitorro)

3. Decoración: Se puede hacer antes y después de la cocción así como por aplicación:

3.1. Antes de la cocción: Tenemos la incisión/estría (se mete el instrumento en la cerámica y se


arrastra para conseguir el diseño), el acanalado, el boquique, la impresión (con dedo/uña, con

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punzón/espátula, con concha, con peine, con cuerdas/cestería, con cepillo), la escisión, la calada,
el relieve (continuo y discontinuo) y la técnica mixta (punto y raya).

El punzón es difícil para conseguir un diseño regular, la incisión se divide según la profundidad y
anchura de la línea: si es profunda y poco ancha es una estría y si es al revés se trata de
acanaladuras. La técnica de escisión es muy diferente a las demás, ya que consiste en quitar pasta
haciendo agujeros en la cerámica. La técnica mixta puede introducir material externo a la
cerámica para que tenga un aspecto diferente.

3.2. Después de la cocción: La decoración grabada o esgrafiada (grabar después de la cocción y se


desconcha).

3.3. Por aplicación: Con engobe/aguada/almagra/barniz, grafitada, pintada (debe aplicarse antes de la
cocción si se quiere que permanezca en la cerámica) y con aplicaciones incrustadas (piedra,
ámbar y metal). La pintura.

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