Parvovirus en Perros
Parvovirus en Perros
Parvovirus en Perros
Los Parvovirus son conocidos también como Picodnavirus. Su genoma está constituido por ácido
desoxirribonucleico (ADN). Son viriones isométricos de un diámetro de 18 a 26 nanómetros (nm),
con asimetría icosahédrica .
poseen 32 capsómetros y no poseen envoltura lipídica por lo que son resistentes a los solventes
de lípidos como el éter y cloroformo. Son muy resistentes en el medio ambiente, hecho que les
permite una sobrevida larga, aspecto importante en el contagio indirecto. Además son resistentes
a enzimas proteolíticas y estables a rangos de pH 3.0 a 9.0.
Además del parvovirus canino que produce la enteritis canina, se ha descrito otro parvovirus, no
patógeno, denominado Virus Diminuto del canino. Desde un punto de vista morfológico son
idénticos, pero son muy diferentes en el rango de células suceptibles, en el rango de eritrocitos a
los que aglutinan, y lo que es más importante, su estructura antigénica, diferencia que permite
distinguirlos’ fácilmente por métodos seroiógicos.
El parvovirus canino se multiplica en diferentes células “in vitro”, células que pueden ser de
variados orígenes: canino, felino, bovino, mustélidos, humanos y otras. La replicación de este virus
requiere de células en división, específicamente en fase “S”. No se describe un efecto cito pático
específico del parvovirus canino en cultivos celulares.
Desde entonces, la cepa inicial ha variado genéticamente, lo que supone manifestaciones del virus
distintas que dificultan su detección. Es una enfermedad que afecta principalmente a los
intestinos, provocando enteritis, y son susceptibles a sufrirla todo tipo de miembros de la familia
Canidae como perros, lobos o coyotes.
Esta enfermedad infecciosa es resistente tanto a factores físicos como a químicos y tiene una
supervivencia muy elevada en el medio ambiente. Tiene predilección para instalarse en células de
reproducción rápida como pueden ser las intestinales, tejidos del sistema inmunológico o tejidos
fetales. En los casos más graves puede llegar a atacar al músculo cardíaco, lo que supone la
muerte súbita.
La presencia del virus en el intestino del perro hace que éste sea más susceptible a sufrir una
infección bacteriana. Además, si el tejido epitelial está dañado, las bacterias pueden pasar a la
sangre, provocando una infección generalizada.
La primera replicación del virus se realiza en el tejido linfoide asociado a faringe, infectando a los
linfocitos. La progenie viral, por las vías de circulación linfática y sanguínea, alcanza rápidamente
órganos con células de división rápida. Pueden originar muerte de las células del miocardio aun en
desarrollo.