Erosion Hidrica
Erosion Hidrica
Erosion Hidrica
EROSIÓN HÍDRICA
PROFESORA: INTEGRANTES:
Diciembre de 2015
INTRODUCCIÓN
Por tal razón los estudios técnicos hidrológicos en cuanto a erosión hídrica son importantes
considerarlos como variables ambientales al momento de proyectar una obra civil.
Por tal razón es de suma necesidad conocer los distintos métodos para evitar la erosión
hídrica en las cuencas.
CONCEPTO
Del latín erosĭo, la erosión es el desgaste que se produce en la superficie del suelo por la
acción de agentes externos (como el viento o el agua) o por la fricción continua de otros
cuerpos. La erosión hídrica es el proceso por el cual se produce el desprendimiento,
transporte y depositación de las partículas de suelo por acción de los siguientes agentes
principales:
En una escala elemental de lote o ladera o aún menor, de sitio específico, la erosión hídrica
puede estar limitada por la capacidad de desprendimiento o por la capacidad de transporte.
Tanto la lluvia como el escurrimiento tienen ambos capacidad de desprendimiento de suelo
y de transporte de sedimentos, siendo aquel proceso que ocurra en menor medida el que
finalmente determina cuanto suelo se pierde de una ladera (Kirby y Morgan, 1994).
TIPOS DE EROSIÓN HÍDRICA
Atendiendo a la forma como tiene lugar la erosión, cabe distinguir los siguientes procesos
de erosión hídrica, los cuales se discuten a continuación:
Se debe al impacto de las gotas de lluvia sobre los agregados de un suelo desnudo. Se
producen pequeños cráteres de impacto, con liberación de partículas, que se desplazan en
un radio máximo de 150 cm, siendo las arenas finas las más afectadas. Puede dar origen a
un sello o costra superficial que influirá negativamente en las velocidades iniciales de
infiltración.
Erosión laminar
Es una forma de erosión superficial que se produce por acción del escurrimiento,
perdiéndose una fina y uniforme capa de toda la superficie del suelo en forma de lámina.
Algunos autores denominan sheet erosion a la combinación de erosión por salpicadura y
erosión laminar (Troeh et al., 1991), mientras que otros denominan a esta combinación
como interrill erosion (Fangmeier et al., 2006).
Este proceso produce una mayor pérdida neta de suelo que la erosión por salpicadura,
siendo el tamaño de partículas más afectado el que se desprende debido a la energía de la
lluvia. Algunos autores postulan que el flujo laminar no existe, y que en realidad son flujos
turbulentos poco perceptibles, que van organizándose e incrementando su potencial erosivo
a medida que se incrementa la velocidad del escurrimiento (Morgan, 1995).
Es un tipo de erosión poco perceptible por el productor, no obstante es una importante vía
de pérdida de suelo en condiciones de baja pendiente y suelos con infiltración disminuida.
La ecuación básica que describe este tipo de erosión fue propuesta por Watson y Laflen,
(1986) citado por Fangmeier et al. (2006):
Conforme se incrementan los caudales, la altura del agua y su velocidad, se pasa de un flujo
de tipo laminar a uno concentrado, definido por la microtopografía del lote. Este tipo de
escorrentía concentrada tiene una mayor capacidad de desprendimiento y de transporte que
el flujo laminar, con lo cual las tasas de erosión por este mecanismo se incrementan,
pasando el flujo de tipo subcrítico a supercrítico. Suele denominarse a la erosión en surcos
como aquella que el productor puede “borrar” con los implementos de labranza, luego de
que ocurre, definición que intenta clarificar la diferencia entre erosión en surcos y en
cárcavas.
El mecanismo de erosión en surcos requiere la formación de una pequeña “cabecera” que
produce una erosión retrocedente (en sentido contrario al flujo). La velocidad de avance del
surco depende de la cohesividad del material de suelo, la altura del salto de agua en la
cabecera del surco y el caudal y velocidad del flujo. La erosión en surco es la predominante
en la mayor parte de los suelos. Es una función de la fuerza de corte del escurrimiento
concentrado en surcos ζ y de dos propiedades del suelo: la erodabilidad del suelo para
erosión en surcos Kr, y la resistencia al corte crítica del suelo ζc es decir aquella resistencia
del suelo debajo de a cual el desprendimiento es despreciable. De acuerdo a esta relación,
sólo habrá erosión si la fuerza de corte del escurrimiento ζ supera a la resistencia al corte
crítica del suelo ζc. La relación entre estas variables se indica en la siguiente expresión
(Fangmeier et al., 2006):
El término 1-Qs/Tc indica que cuando el contenido de sedimentos en el flujo Qses igual a la
capacidad de transporte Tc, el flujo está saturado y la erosión se hace cero, inversamente
cuando el contenido de sedimentos en el flujo es bajo (“agua lara”) la capacidad de erosión
es máxima.
Erosión en cárcavas
Las cárcavas (también llamadas barrancas, o simplemente zanjas) son la manifestación más
visible y llamativa del proceso erosivo. Se desarrollan a partir de la acción del
escurrimiento sobre la superficie, luego de que se alcanza un cierto caudal y velocidad del
flujo, y se considera una cárcava como aquella forma de erosión que no puede ser borrada
por las labranzas.
La forma y profundidad que adoptan las cárcavas está determinada por el tipo de material
del suelo y su grado de cohesión. Para materiales poco cohesivos, la forma tiende a ser en
“u”, mientras que para materiales más resistentes la forma típica es en “v”. Frecuentemente
el piso de la cárcava asienta sobre mantos de tosca calcárea cementados, retardando su
avance en profundidad y dificultando la estabilización mediante vegetación.
La evolución de las cárcavas comienza con un pequeño salto hidráulico, que puede
generarse en un quiebre de pendiente, y que produce una cabecera de corte o cabecera que
avanza en forma retrocedente, es decir en dirección contraria al escurrimiento. Esto ocurre
debido a la formación de una cascada o salto de agua que va erosionando el piso de caída
del agua, y generando un debilitamiento del subsuelo por salpicadura, y una reducción de la
resistencia al corte de la masa por humedecimiento. En estas condiciones se producen
caídas de bloques en la cabecera que va produciendo el avance retrocedente.
Las cárcavas avanzan siguiendo un ciclo de retroalimentación positiva, ya que la altura del
salto de cabecera es cada vez mayor, lo cual genera una mayor energía cinética de la
cascada que incrementa adicionalmente su poder erosivo. Por otra parte las cárcavas se van
ramificando por toda la red de drenaje colectora, generando una red de cárcavas digitada
que genera tantas cabeceras activas como vías de drenaje tenga la cuenca.
Las cárcavas pueden estar activas, cuando la cabecera avanza y el fondo (o piso) de la
cárcava genera nuevas cabeceras internas, o inactivas cuando tanto la cabecera como el piso
están vegetados.
Las condiciones de manejo influyen además sobre este tipo de pérdida de suelo, en especial
el desmonte de áreas en pendiente, con la consiguiente pérdida de propiedades mecánicas
del sistema suelo-planta, por falta de anclaje y reforzamiento del volumen de suelo por las
raíces. El fuego y el sobrepastoreo son factores que inciden en la eliminación de la
vegetación, y en la generación de escurrimientos, y, por lo tanto, en los riesgos de
ocurrencia de estos fenómenos.
Este tipo de fenómeno ha dado lugar a eventos catastróficos en cuencas torrenciales de todo
el mundo, en donde recibe variadas denominaciones: coladas de barro, flujos de lodo,
desprendimientos de ladera, aluviones, remoción en masa, etc. La Tragedia de Armero en
Colombia (1985), producida por la erupción de un volcán, provocó el derretimiento
repentino de glaciares que se transformaron en coladas de barro sepultando a más de 20.000
personas en un evento de pocas horas.
Los bordes y fondos de ríos y arroyos son las zonas de la cuenca más susceptibles a la
erosión en virtud de su proximidad al cauce y a que deben soportar la máxima energía de
las crecientes, ya que son los lugares de traslado y concentración de escurrimientos.
Los métodos de estimación de la erosión son herramientas que permiten evaluar mediante
un indicador cuantitativo el grado de erosión presente, y las posibilidades de control del
proceso mediante un conjunto de técnicas de manejo. Los modelos pueden dar una
estimación en términos absolutos, cuando representan adecuadamente lo que ocurre en la
realidad, o relativo, cuando el interés de su uso está en las comparaciones entre situaciones,
para ayudar a la toma de decisiones sobre el manejo.
Los modelos son simplificaciones de la realidad, que sirven para diferentes objetivos de
acuerdo a los potenciales usuarios. El primer paso para el desarrollo de un modelo es
establecer la estructura conceptual, o las principales relaciones causa efecto en los procesos
que se intenta modelizar. Identificados los componentes y sus relaciones, el modelo trata de
establecer las funciones de respuesta de las variables en forma aislada o conjunta, en lo que
podría llamarse la etapa de calibración del modelo, y en tercer lugar se evalúa la capacidad
del modelo de representar adecuadamente la realidad, es decir la etapa de validación.
Entre las más utilizadas se encuentra el embudo de impacto, un embudo cuya circunferencia
mayor se ubica al nivel de la superficie del suelo. El embudo drena en un recipiente tanto
precipitación directa como partículas de suelo desprendidas por el impacto de las gotas de
lluvia, provenientes de sectores aledaños al embudo. Al término de la tormenta se colecta el
recipiente y se seca, determinándose la depositación de sedimentos en un área dada, para
después llevar los datos a la hectárea.
Medición de la erosión laminar
Parcelas de erosión
Las parcelas de erosión se utilizan como áreas permanentes de monitoreo, para estudiar los
factores que afectan la erosión (Morgan, 2005) o bien cuando se desea demostrar algún
hecho conocido, como enseñarle a comunidades locales cuánto ayuda la vegetación en la
disminución de la erosión (Hudson, 1993). Cada parcela es un área físicamente aislada del
resto de la tierra, con dimensiones de ancho y largo predeterminadas, así como pendiente,
tipo de suelo y vegetación conocidos. Para cada parcela se mide la escorrentía y el suelo
perdido, así como la precipitación en el área de estudio. El número de parcelas es, por lo
general, de dos o más réplicas por tratamiento.
Las barreras físicas que determinan las dimensiones de las parcelas deben sobrepasar la
superficie del suelo en, al menos, 15 centímetros, siendo éstas enterradas bajo la superficie
para evitar traspaso subterráneo de flujos de agua. Dichas barreras pueden ser de madera,
metal o cualquier material impermeable y duradero (Morgan, 2005).
La escorrentía superficial producida dentro de los límites de la parcela es almacenada en un
estanque. Sin embargo, para escorrentías de mayor envergadura se utilizan dos estanques,
uno para depositar los sedimentos más pesados y otro para almacenar el agua restante. Las
dimensiones de dichos estanques varían de acuerdo a la escala temporal de medición y el
clima del área en estudio. Una vez finalizado el período de estudio, se calcula la cantidad de
sedimentos acumulados en términos de peso (*), valor que se lleva a la hectárea (por
ejemplo, Mg/ha) relacionándolo con la superficie de la parcela. Además, se mide el agua
acumulada, variable que se relaciona con el agua caída para obtener la relación
precipitación/caudal correspondiente a cada tratamiento.
Colectores de Geralch
Mallas de limo
Según la experiencia, medir la erosión en laderas es, por lo general, costoso e implica
mucho tiempo (Robichaud y Brown, 2002). Sin embargo, una metodología barata y rápida
es la instalación de mallas de limo, hechas de material geotextil (Dissmeyer, 1982).
Básicamente, la malla se instala en orientación paralela a las curvas de nivel, disponiendo
los extremos pendiente arriba, para que la escorrentía superficial no tenga otra opción más
que infiltrarse a través de la malla. la malla debe enterrarse, para evitar el escape de
escorrentía bajo ésta.
Dendrocronología
Para soslayar problemas de relocalización, algunos utilizan puentes de erosión, los cuales
consisten en la instalación de parcelas permanentes de medición de la microtopografía
existente entre dos puntos fijos. De este modo, los operadores pueden encontrar las parcelas
con facilidad, pues éstas consisten en dos tubos insertados en la tierra y fijados a ésta con
cemento. Una vez localizada la parcela, los investigadores determinan los niveles
microtopográficos cada cierta distancia (por ejemplo10 cm), midiendo la distancia entre la
superficie del suelo y una varilla posicionada sobre los dos tubos verticales fijos. Se repite
el procedimiento tan seguido como el estudio lo determine (después de cada tormenta,
después de las lluvias invernales, etc.).
Isótopos radioactivos
El método proporciona datos relativos, pero confiables, sobre las tasas netas de erosión
ocurridas en algunas décadas, siempre y cuando éstas se comparen con datos locales en
donde se sabe que no ha habido erosión, típicamente debido a la presencia de algún
obstáculo que protege el suelo contra la erosión (un vehículo antiguo, un tronco, etc.). Sin
embargo, la determinación de 137Cs es un procedimiento costoso en términos monetarios.
Fajas buffer
Esta técnica también llamada de fajas filtro, consiste en la localización de una franja de
pastura densa aledaña a canales o cursos de agua, cuya función es la captura de sedimentos
y contaminantes provenientes de tierras agrícolas. Permiten además mejorar la calidad de
las aguas superficiales y aumentar la biodiversidad de las cuencas.
Es una técnica que puede asociarse con el resto de las técnicas de bioingeniería vinculadas
a los cursos de agua, o al control de cárcavas.
Canales de desagüe
Rastrillos de retención
Colchón de ramas
La trinchera puede tener de 60 a 100 cm de ancho. Las ramas dentro de la trinchera sirven
para dotar de estabilidad a la masa de suelo, y las porciones que sobresalen ayudan a
controlar la erosión de la ladera.
Los dos principios básicos de estas obras son: 1) Utilizar un material que resista la
velocidad de arrastre y 2) Solucionar satisfactoriamente el enlace entre el revestimiento y el
lecho, de forma que no se produzca la socavación de la parte más baja y el posterior
desplome de la estructura.
CONCLUSIÓN
Muchos de los métodos planteados para la evaluación de la erosión hídrica son de poca data
lo que indica que es un campo de estudio aun en desarrollo para la aplicación de distintos
métodos aún mas con el auge de software que simplifican los procesos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS