CONSUELO
CONSUELO
CONSUELO
Si hay algo en que dios no le quita a nadie, ni cristianos ni no cristianos, son las
pruebas. Todos tenemos que pasar por pruebas. Con él o sin él tenemos que
pasar las pruebas.
¿Quién puede madurarnos en medio de las pruebas? Las pruebas. Las mismas
pruebas son un sortilegio de situaciones que te encaminan a buscar la verdad o a
buscar lo erróneo, pero las pruebas no se encaminan, las pruebas nos ayudan a
que alguien humano venga hasta donde estemos nosotros y nos consuele.
Guando se guerreó contra la guerra de Irak, Dios nos dijo que se tenía que pasar
esa guerra, y nosotros lo creímos. No es que la iglesia quiera que haya guerra, ni
mucho menos Dios, pero El nos dijo que esa guerra tenía que pasar.
A veces hay situaciones que nosotros sabemos que vamos a sufrir. Cuántas
veces uno tiene que poner en posiciones de gobierno a líderes que sabemos que
vamos a sufrir, pero el Señor nos ha mandado a hacerlo y nos ha dicho: “Le doy
una oportunidad, tienes que dársela tú” , por eso cuando llega la hora de la
prueba ha fuimos consolados porque ya hubo una comunicación entre el Padre y
el Hijo, y ellos conocen todas las cosas.
Dios tiene estrategias para consolar. Mundialmente hay personas claves que ya
Dios tiene preparados en cada nación para cuando llegue el tiempo difícil, al
cual todavía no hemos entrado, sean esas personas que más consuelen por la
Palabra de Dios.
El mismo Jesucristo nos proveyó el Consolador. Quién nos iba a decir que para
que el Consolador esté en la tierra con nosotros, Cristo tuviera que sufrir tan
horrenda muerte. Cómo manejar esa idea en nuestro mundo de fe. ¿Cuántas
deficiencias psicológicas pueden venir a nuestro mundo al pensar que por qué a
unos más y a otros menos? Yo no te lo puedo contestar, pero algún día, cuando
estés en la presencia de Dios, todo lo que hoy son interrogantes en tu vida serán
contestadas.
El Consolador viene a ser una promesa de Cristo para los hombres. Si Cristo no
asciende a la diestra del Padre, nosotros no tuviéramos el Consolador. En la
Deidad, todos trabajaron arduamente, pero después que Cristo murió por
nuestros pecados en la cruz del calvario, le tocaba a la Persona del Espíritu
Santo vivir entre nosotros, que pienso que no es nada fácil, porque somos
pecadores, erramos tanto, lo manchamos tantas veces al nombrarlo con nuestras
actitudes negativas, tan ofensivas para nuestros hermanos.
Juan 14:16 “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté
con vosotros para siempre.”
Tal vez se hayan preguntado por qué “otro Consolador”. Primeramente Dios es
el Dios de toda consolación, y el Espíritu Santo es el Consolador.
Cuando Cristo muere por el pecado nuestro, Dios tiene bajo su control al
Espíritu Santo, porque El lo necesita para poder gobernar lo que El ha creado.
Termina la creación, Cristo muere y Dios mismo lo resucita, y entonces al
Espíritu Santo, que es el Consolador, es al que más le ha tocado trabajar con
nosotros los redimidos.
Como cristianos, mientras estamos en todo lo bueno, creemos, pero que te den
un golpe, que pierdas un hijo, inmediatamente te preguntas “¿Dónde está Dios?”
Dios está en su trono de gloria. “¿Y por qué me tocó a mi?” Designio del Padre
o consecuencia del pecado. A veces, por la pérdida de uno, se salva una familia
completa. ¿Quién puede entender semejante acción?
Mientras Cristo no venga, el Espíritu Santo tiene que estar con nosotros.
¿Cuándo la Persona del Espíritu Santo va a descansar? Cuando venga el Hijo de
Dios.
La palabra “otro Consolador” me hizo remover toda la Biblia para buscar el por
qué “otro Consolador” ¿Cuál es el otro Consolador?
Dará testimonio como lo dio Cristo cuando estuvo en la tierra. El decía: “...pero
mi Padre, que me envió…” “Yo, sin mi Padre, no puedo hacer las obras que
estoy haciendo aquí en la tierra…” El Consolador tiene que hacer lo mismo.
Si creemos en la Deidad, tenemos que creer que el consuelo viene de Dios. ¿Por
qué? Porque Dios es amor, y donde hay amor hay consolación; donde hay amor
hay perdón; donde hay amor hay restauración, hay misericordia, o acaso ¿somos
capaces de pensar que la misericordia viene por lo “bueno” que somos? Nadie
produce el querer, el querer lo produce Dios, que es el Consolador.
Cuando Dios quita de ti el amor para algo o para alguien, témele a Dios. No
juzgues a los demás, tírate de rodillas y pídele a Dios urgentemente que te siga
dando ese amor porque te está apartando de la obra o del camino de la verdad.
Es importante que apreciemos la obra de Dios como Consolador.
Isaías 12:1 “En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te
enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado.”
Dios se indigna cuando nosotros pecamos, pero ahí está la sangre de su Hijo e
inmediatamente saca su espíritu de consolación. Es importante recurrir a la
sangre de Cristo todos los días, porque es cuando en realidad nos sellamos
nosotros, por fe, y cuando caemos nos levantamos más rápido. Cuando
perdemos una bendición, para recuperarla, tenemos que gemir. No es guerrear
solamente, no es orar, no es interceder, es GEMIR al Consolador que nos
devuelva lo que hemos perdido.
Isaías 51:12 “Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas
temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?”
Si Dios lo quiere ¿quién contra Dios? Si es plan de Dios no te atrevas a poner
delante de Dios en contra de algo que Dios quiere que se haga. Es mejor que te
lleve primero, porque si te lleva vas a conocerlo a El y vas a estar en la
bendición.
Cuánta fortaleza y cambio mental trae esta palabra. Igual que tú tengas
paciencia para otros, el Señor la tendrá contigo.
Amén.
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