El Resultado de Un Corazon Que Ha Sido Sanado

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EL RESULTADO DE UN CORAZÓN QUE HA SIDO SANADO

Sal 147:3
Por: Juan Ramón Chávez

INTRODUCCION
En Marzo de 2013 Organización Mundial de la Salud (OMS) calculó que alrededor de
17.3 millones de personas murieron por causa de las enfermedades cardiovasculares y
hoy en día constituyen una de las principales causas de muerte entre la humanidad. Estas
enfermedades afectan directamente al corazón y generalmente son resultado del stress
excesivo, la mala alimentación y los problemas. El corazón funciona como una gran
bomba la cual bombea la sangre a todas las partes del cuerpo a través de las venas,
arterias y tubos capilares, pero en la Biblia el corazón es más que una bomba, es el centro
donde nacen nuestros sentimientos y emociones.

El profeta Isaías habla de la nación judía en términos espirituales diciendo que “Toda
cabeza está enferma, y todo corazón doliente. 6 Desde la planta del pie hasta la cabeza
no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni
vendadas, ni suavizadas con aceite” (Isaías 1:5-6). Aquí dice que éste tipo de problemas
en la cabeza y el corazón llevan al castigo y la rebeldía. Aquí también dice lo que quiere
hacer Dios por ellos, curarlos, vendarlos y suavizarlos. Un corazón que no se atiende sus
heridas traerá como resultado final, la muerte. De allí la importancia de atender nuestro
corazón. Siempre trae cosas positivas y da un buen resultado un corazón que ha sido
sanado. Por eso de eso hablaremos de El resultado de un corazón que ha sido sanado.

I). LA CAPACIDAD DE BRINDAR CONSUELO.


Pablo escribió: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de
misericordias y Dios de toda consolación, 4 el cual nos consuela en todas nuestras
tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier
tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”
(2 Corintios 1:3-4).
A. Dios quiere que se distribuya el consuelo.
La consolación que recibimos de Dios no es simplemente para nuestro alivio
personal; se nos da para que ayudemos a otros. No podemos guiar a otros a donde
nosotros mismos no hemos estado. El sufrimiento es la escuela de Dios donde
aprendemos consolación para luego darla más adelante. En ninguna otra escuela
aprendemos lo que es el consuelo, solo en el sufrimiento. Esta es una de las razones
del porque Dios permite los sufrimientos en la vida del cristiano, para que, al haber
experimentado su consuelo, pueda consolar también a otros. Como todos los dones de
Dios, son dados para que puedan ser distribuidos, o para que se conviertan en
instrumentos para ayudar a otros.
Por eso no debiéramos evitar ir al lecho del dolor o a la casa de luto. Como dice
Salomón: “Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete…” (Eclesiastés
7:2).

B. Dios quiere utilizar al consolador.


Nosotros Recibimos el consuelo que Dios quiere darnos a través de otra persona.
Lo que dijo Jesús aún sigue siendo cierto: “Bienaventurados los que lloran, porque
ellos recibirán consolación” (Mateo 5:4). Aunque Jesús y el Espíritu Santo se le
llama consolador (Juan 14-16), aquí sin embargo, es de un hermano a otro. Cuando
nosotros nos negamos a recibir consuelo, estamos rechazando el consuelo que Dios
quería darnos a través de esa persona.

El que no ha sufrido no conoce la consolación, y por tanto, no puede consolar


eficazmente al que sufre. El que fue alcohólico comprende mejor al alcohólico.
Alcohólicos anónimos ayuda, porque entienden mejor. El que fue drogadicto entiende
mejor a que lo es. Es mientras que sufrimos Dios se acerca y nos da la llave para abrir
la puerta y salir de ese encierro y dolor y no nos pide que le devolvamos la llave, sino
que la deja en nuestras manos para que con ella abramos las puertas de todos los
prisioneros que sufren tribulaciones.

Dios quiere que sirvamos de canales por los que el consuelo que tiene su fuente en
Dios llegue también a otros hermanos que se hallen bajo las mismas tribulaciones que
nosotros.

II). LA CAPACIDAD DE BRINDAR ALIENTO.


A. Nuestra reacción positiva a los problemas puede alentar a otros en los suyos.
Pablo dijo: “Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han
redundado más bien para el progreso del evangelio, 13 de tal manera que mis
prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. 14
Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se
atreven mucho más a hablar la palabra sin temor” (Filipenses 1:12-14).
Pablo decía que “En efecto, todos en el palacio, tanto los soldados, como los demás,
saben que estoy condenado por Cristo”. En otras palabras, el apóstol Pablo estaba
afirmando que para ese entonces todo el palacio del emperador había escuchado el
evangelio de Cristo y todos tenían bien en claro que él no estaba preso allí por ser un
criminal, sino por la defensa de su fe en Cristo.

Pretorio, Praetorium en latín, fue el nombre dado al cuartel general de la armada


romana y también era el lugar en que el pretor o representante de la autoridad romana
ejercía el mando supremo y administraba la justicia.

Ellos veían que Pablo tenía gozo en medio de tales pruebas. Ellos miraban que Dios
se encargaba de Pablo en tales circunstancias. Ellos veían que Dios todavía podía usar
a Pablo a pesar de que él estaba preso. Con esto Pablo animo a los cristianos que
temían la persecución.

No necesitamos estar en prisión para desanimarnos, podemos tener alguna


preocupación financiera, conflictos familiares, problemas en la iglesia o pérdida de
nuestro trabajo. Pero la forma como actuemos en dichas situaciones reflejará lo que
creemos. Como Pablo, busque oportunidades para demostrar su fe aun en situaciones
difíciles.

B. Nuestra reacción positiva a los problemas puede hacer que avance el evangelio.
Son muchas las exhortaciones al desánimo. Porque aun los hombres grandes de Dios
se desanimaron. Hombres como Moisés (Nm. 11:15), Elías (1 R. 19:4), y Jonás (Jon.
4:7) pidieron ya no seguir más en la obra de Dios. Dios tuvo que alentarlos a seguir
adelante y recordarles que no estaban solos en el trabajo que Dios les había
encargado. Es cierto que a veces el sufrimiento da miedo, tristeza, desánimo. Pero la
vida de cristianos fieles como Pablo a pesar del sufrimiento inspiran a ser también
valientes. Al ver la forma en que Pablo llevaba aquellas cadenas por amor a Cristo y
por la causa del Evangelio, en lugar de avergonzarse, de cesar en la proclamación del
Evangelio y en las alabanzas al Señor, se mostraban mucho más valientes y atrevidos
para dar a conocer constantemente el evangelio.

III). LA CAPACIDAD DE BRINDAR UN EJEMPLO.


A. Porque nosotros aprendemos del ejemplo de otros.
El Escritor a los Hebreos dedica todo un capitulo para hablar de la fe, específicamente
de los héroes de la fe. El capítulo 11 de Hebreos es como el salón de la fama pero de
la fe. El escritor dice que estos hombres de Dios enfrentaron toda clase de infortunios.
Dice:
“¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac,
de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; 33 que por fe
conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de
leones, 34 apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de
debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las
mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron
atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. 36 Otros
experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. 37 Fueron
apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de
acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados,
maltratados; 38 de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por
los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. 39 Y todos éstos, aunque
alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido;40
proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos
perfeccionados aparte de nosotros. (Hebreos 11:32-34)
La fidelidad de estos héroes es un ejemplo para nosotros. Porque no somos los
primeros en luchar con los problemas que afrontamos. Otros también han participado
en la batalla y han ganado.

B. Porque estamos obligados por el ejemplo de otros.


El buen ejemplo nos compromete a reaccionar de la misma manera. Por eso el escritor
continúa diciendo:
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de
testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. 3 Considerad a
aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro
ánimo no se canse hasta desmayar. 4 Porque aún no habéis resistido hasta la sangre,
combatiendo contra el pecado” (Hebreos 12:1-4).

Los cristianos hemos sido más bendecidos que lo que fueron estos personajes, sin
embargo, ellos aun así se mantuvieron firmes y perseverantes. Ellos son una gran
nube de testigos que tenemos no espectadores de lo que está sucediendo en la tierra,
sino que están testimonio con sus vidas de fe y paciencia, y ponen ante nosotros un
gran ejemplo que imitar.

En medio de las tormentas de la vida como la tormenta de la crisis económica, las


tormentas de las enfermedades y la tormenta de la inseguridad que parecen hundirnos,
la fe es lo único que nos mantiene a flote. La fe es lo único que nos ayuda a mantener
la cabeza fuera del agua. Es lo único que nos ayuda a ser vencedores y el ejemplo lo
tenemos en ellos.

CONCLUSION
Hemos visto los resultados de un corazón que ha sido sanado. Y hemos dicho que 3
resultados: La capacidad de brindar consuelo, la capacidad de brindar aliento y la
capacidad de brindar un ejemplo a seguir. Si nuestro corazón está herido, si algo o
alguien lo ha roto, debes saber que si hay solución. Dios “sana a los quebrantados de
corazón, Y venda sus heridas” (Salmos 147:3). Y los resultados serán maravillosos para
ti y para los que te rodean. Dios le dijo a su pueblo: “Y les daré un corazón, y un espíritu
nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y
les daré un corazón de carne” (Ezequiel 11:19-20). Convertir un corazón de piedra en
corazón de carne es una verdadera renovación interior. El corazón de carne no debe
entenderse en sentido carnal, sino que simboliza aquí un corazón sensible y receptivo a
las llamadas de Dios, mientras que el corazón de piedra, rebelde y duro, permanece sordo
e indiferente. De cuál de los 2 corazones quisieras tener tú?
Juan Ramón
Chávez
[email protected]

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