2M Diagnostico Lenguaje

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Asignatura: Lengua y literatura

Profesora: Rodrigo Pérez Gómez

EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA
Unidad Evaluada: Unidad 0 Diagnóstica
Nombre Y Apellido: Curso: 2M Fecha de Aplicación:

PUNTAJE TOTAL: 22 PUNTAJE % Logro Escala de NOTA


OBTENIDO: Valorización

TABLA DE ESPECIFICACIONES TÉCNICAS CURRICULARES / CUMPLIMIENTO


APRENDIZAJES
Indicadores Evaluativos ÍTEMS PREGUNTA PUNTAJE
QUE LO ASIGNADO
INCORPORA
Interpretan los textos literarios leídos, I 1-7 22
considerando su análisis literario, la visión de
mundo reflejada en ellos y las características
culturales de su contexto de producción.

INSTRUCCIONES GENERALES:
ITEMS:

1. “Ahí está la palomita, no sabe lo que es el dinero y sin embargo es feliz”. Es implícito que:
a. Las cosas materiales no son el único factor que determina la felicidad, el dinero no es la única
fuente de bienestar. 2P
b. La paloma está contemplando a Mafalda.
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c. Mafalda reflexionó al observar la paloma sobre una rama del árbol.
d. Todas son correctas.

2. “También están los cheques”. Manolito en la última viñeta señala esto: 2P


a. Comprende la reflexión de Mafalda y desea aportar con una idea.
b. Se deduce que Manolito no comprende la reflexión de Mafalda.
c. Manolito tiene visión de marcado.
d. Ninguna es correcta.

Lea y complete el cuadro con la información correspondiente:

Ajedrez. Kjell Askildsen


El mundo ya no es lo que era. Ahora, por ejemplo, se vive más tiempo. Yo tengo ochenta y muchos, y
es poco. Estoy demasiado sano, aunque no tenga razones para estar tan sano. Pero la vida no quiere
desprenderse de mí. El que no tiene nada por qué vivir tampoco tiene nada por qué morir.
Tal vez sea ese el motivo.
Un día hace mucho, antes de que mis piernas empezaran a flaquear seriamente, fui a visitar a mi
hermano. No lo había visto desde hacía más de tres años, pero seguía viviendo donde fui a visitarlo la
última vez.
-Sigues vivo -dijo, aunque él era mayor que yo.
Me había llevado un bocadillo y él me ofreció un vaso de agua.
-La vida es dura -dijo-, no hay quién la aguante.
Yo estaba comiendo y no contesté. No había ido allí a discutir. Acabé el bocadillo y me bebí el agua. Mi
hermano miraba fijamente hacia algún punto situado por encima de mi cabeza. Si me hubiera
levantado y él no hubiese desviado la mirada antes, se habría quedado mirándome directamente, pero
sin duda la habría desviado. Mi hermano no se encontraba a gusto conmigo. O dicho de otro modo, no
se encontraba a gusto consigo mismo cuando estaba conmigo. Creo que tenía mala conciencia o, al
menos, no buena. Escribió una veintena de novelas muy largas. Yo solo he escrito unas pocas, que
además son breves. A él se le considera un escritor bastante bueno, aunque un poco obsceno. Escribe
mucho sobre el amor, sobre todo el amor físico, no pregunto dónde lo habrá aprendido.
Mi hermano seguía con la mirada clavada en algún punto situado por encima de mi cabeza, supongo
que se sentía en su derecho por las veinte novelas que tenía en sus nalgas fofas. Me estaban entrando
ganas de largarme sin decirle el motivo de mi visita, pero pensé que después de la caminata que me
había dado sería de tontos, así que le pregunté si le apetecía jugar una partida de ajedrez.
-Eso lleva mucho tiempo -dijo-, y yo ya no tengo mucho tiempo que perder. Podrías haber venido
antes.
Debí levantarme y largarme en ese momento, se lo habría merecido, pero soy demasiado cortés y
considerado, esa es mi gran debilidad, o una de ellas.
-No lleva más de una hora -dije.
-La partida sí -contestó-, pero a eso habría que añadir la excitación posterior o el cabreo si la perdiera.
Mi corazón, sabes, ya no es lo que era. Y el tuyo tampoco, supongo.
No contesté, no tenía ganas de discutir con él sobre mi corazón, así que dije:
-De modo que tienes miedo a morir. Vaya, vaya.
-Tonterías. Lo que pasa es que mi obra aún no está concluida.
Asignatura: Lengua y literatura
Profesora: Rodrigo Pérez Gómez
Así de pretencioso estuvo, me entraron ganas de vomitar. Yo había dejado el bastón en el suelo, y me
agaché a recogerlo, quería que dejara de presumir.
-Cuando morimos, al menos dejamos de contradecirnos -dije, aunque no esperaba que entendiera el
sentido de mis palabras. Pero él era demasiado soberbio para preguntar.
-No ha sido mi intención herirte -dijo.
-¿Herirme? -contesté levantando la voz. Era razonable que me irritara-. Me importa un bledo lo poco
que he escrito y lo poco que no he escrito.
Me puse de pie y le solté un discurso:
-Cada hora que pasa, el mundo se libra de miles de tontos. Piénsalo. ¿Te has parado alguna vez a
pensar en la cantidad de estupidez almacenada que desaparece en el transcurso de un día? Imagínate
todos los cerebros que dejan de funcionar, pues es ahí donde se almacena la estupidez. Y sin embargo,
todavía queda mucha estupidez, porque algunos la han perpetuado en libros, y así se mantiene viva.
Mientras la gente siga leyendo novelas, ciertas novelas de las que tanto abundan, la estupidez seguirá
existiendo.
Y añadí, un poco vagamente, lo confieso:
-Por eso he venido a jugar una partida de ajedrez.
Permaneció callado un buen rato, hasta que hice ademán de marcharme, entonces dijo:
-Demasiadas palabras para tan poca cosa. Pero les sacaré partido, las pondré en boca de algún
ignorante.
Exactamente así era mi hermano. Por cierto, murió ese mismo día, y no es improbable que me llevara
sus últimas palabras, pues me marché sin contestarle, y eso no debió de gustarle nada. Quería tener la
última palabra y la tuvo, aunque supongo que habría querido decir algo más. Cuando recuerdo lo que
se irritó, me viene a la memoria que los chinos tienen un símbolo en su grafía que representa la muerte
por agotamiento en el acto sexual.
Al fin y al cabo, éramos hermanos.

Kjell Askildsen, el retratista del alma


Los relatos deben ser una minúscula obra de arte", sostenía Kjell Askildsen (1929-2021), escritor
noruego, fallecido la semana pasada en Oslo; un maestro en el arte del relato breve por su capacidad
de retratar en escenarios sombríos poblados por personajes solitarios.
Quien aún no haya leído nada suyo todavía, sepa que en sus libros no encontrará tramas épicas ni
grandes tragedias, o al menos no en su forma tradicional. Es que la sobriedad era su marca de estilo:
el autor diseccionaba la psicología de estos seres imaginarios, casi siempre ordinarios y vencidos, a
través de gestos mínimos o acciones corrientes. Askildsen, sin embargo, no se consideraba un escritor
“minimalista”: “Nunca escribo menos de lo que tengo que decir”, dijo alguna vez. Y no faltaba a la
verdad: sus relatos, caracterizados por la brevedad y la concisión formal, tienen la potencia de las
emociones que pueden condensarse en un gesto o una imagen visual.
Sus cuentos son historias en que el desasosiego, la soledad y el silencio de figuras de mirada
atormentada o ausente parecen esconder un trasfondo invisible pero que habla del quiebre de las
ilusiones, el tedio y, también, sobre la complejidad del amor. Un retratista del alma humana.
Asignatura: Lengua y literatura
Profesora: Rodrigo Pérez Gómez

CARÁCTERÍSTICA NARRATIVA DESCRIPCIÓN SEGÚN TEXTO


TEMA 3P

PERSONAJE PRINCIPAL 1P
SECUNDARIO 1P
TIPO 1P
NARRADOR 1P
TIEMPO EXTERNO 1P
INTERNO
1P
ESPACIO FISICO
1P
PSICOLÓGICO
1P

4. “Pero la vida no quiere desprenderse de mí. El que no tiene nada por qué vivir tampoco tiene nada
por qué morir”. Es implícito que: 2P
a. La vida no quiere abandonarlo.
b. Cuando perdemos los objetivos de nuestra vida la muerte es irrelevante ya que no tenemos nada
que perder.
c. La muerte nos llega a todos.
d. A y C son correctas.

5. “O dicho de otro modo, no se encontraba a gusto consigo mismo cuando estaba conmigo”. Es
implícito: 2P
a. Deja entrever que existió un problema grave entre ambos del que el hermano mayor era
responsable.
b. No se sentía cómodo con el hermano menor
c. En realidad si quería pasar rato con su hermano mayor.
d. Había necesidad de pedir perdón.

6. El hermano mayor escribió: 1P


a. Menos de veinte novelas.
b. Exactamente diez novelas largas.
c. Más de veinte novelas.
d. Todas son correctas.

7. El hermano menor fue a jugar ajedrez para: 2P


a. Darle un sermón al hermano.
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Profesora: Rodrigo Pérez Gómez
b. No sabía muy bien el motivo.
c. Tenía la esperanza que su hermano mostrara signos de inteligencia.
d. Ganarle la partida y humillar

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