La Llanura Número 166
La Llanura Número 166
La Llanura Número 166
ARÉVALO—MARZO DE 2023
http://lallanura.es
90 arbolitos
que el concepto surge hace ya muchos años. Ya comenta-
mos, y en los clásicos recogidos en esta misma revista fue
publicado en su momento, que el mismo Emilio Romero,
ya en los años 60 del pasado siglo XX, proponía incorporar
El verdadero significado de la vida es el de plantar árboles las cuestas y los ríos a la trama urbana. Tuvieron que pasar
bajo cuya sombra no esperas sentarte. más de cincuenta años para que aquella idea que no cuajó
Nelson Henderson entonces se llevara a efecto.
Hemos oído decir que el afamado arquitecto Le Corbu- A día de hoy, al menos en parte, hemos entendido que
sier afirmó en algún momento que “los materiales del ur- nuestros ríos, Adaja y Arevalillo, a su paso por Arévalo, son
banismo son el sol, el espacio, los árboles, el acero y las piezas fundamentales de nuestro entorno natural que hay
estructuras armadas y el cemento, en este orden y en esta que cuidar, mejorar y embellecer todo lo posible.
jerarquía”.
Y en eso estamos.
Somos de la opinión, y creemos no estar equivocados,
El que diversas entidades, públicas y privadas, el que un
de que una gran parte de la humanidad que vive en ciudades
buen número de personas, niños, jóvenes y mayores, hom-
sean más o menos grandes, sean más o menos populosas,
bres y mujeres, dediquen parte de su tiempo libre a realizar
desean que el entorno en que residen sea lo más amable
actividades colaborativas que están sirviendo para limpiar
posible.
espacios naturales agredidos por los desechos y basuras o
Aun los más urbanitas, buscan, siempre que pueden, to- para efectuar una plantación de 90 arbolitos en el borde del
mar contacto con el medio natural y recuperar, en parte, ese sendero que conforma nuestro paseo fluvial, nos parecen
sosiego y ese estado de tranquilidad interior que nunca se buenísimas noticias.
logra tener en las grandes ciudades.
Que Ayuntamiento,empresas arevalenses, entidades aso-
La enorme suerte que tenemos los que vivimos en un ciativas, personas y colectivos en general, promuevan, de
lugar como Arévalo radica, entre otras cosas, en que dis- forma cada vez más reiterada, este tipo de propuestas nos
frutamos, justo al lado del entorno urbano, de esos espacios parece muy importante y satisfactorio. Creemos que este es
naturales que a otros les resultan alejados de su más inme- un buen camino para mejorar de forma notoria los alrede-
diato entorno vital. Una suerte que, muchos aún, no saben dores naturales de Arévalo, ayudando así a crear una ciudad
apreciar en toda su dimensión. más humana, más amable y más respetuosa con el medio
ambiente.
Aunque el paseo fluvial tal y como lo conocemos hoy es
una realidad surgida no hace demasiado tiempo, es cierto En esta tarea vamos a seguir estando.
Francisco Durán
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Juan C. López
maño, hacen suponer que eran zonas Destacamos, también por su topó- jada de Arévalo o bien asentamientos
de almacenamiento. nimo y por la información previa ob- posteriores ahora abandonados.
tenida de los lugareños, el sitio llama-
La toponimia, aunque no es de- Con estas reseñas, referidas a luga-
do Palazuelos, situado ya en el término
terminante, puede ayudar en la labor res en los que abundan los restos, a los
de Rapariegos, en el que según citas de
clarificadora. Mención merece el sitio topónimos de la comarca, así como las
algunos de sus vecinos habrían exis-
conocido como Hoyo Palacios, del que informaciones, aun aquellas impreci-
tido varias torres, o poblados, cuyos
nos cuentan que allí existió una torre,
sillares de piedra sirvieron en su mo- sas, de las personas consultadas en los
—incluso que una campana que en di-
mento como base para el firme de las distintos municipios de la zona, parece
cha torre había, se encuentra hoy en la
carreteras de la zona y para la presa del en principio claro que ha de tratarse de
iglesia de Martín Muñoz de la Dehe-
llamado Molino Matienzo. Aún que- una villa romana, y que habría de ser
sa—.
dan algunos restos de edificaciones su- de importantes dimensiones, ocupando
Acoge, el sitio, una fuente con una mamente ruinosas y de incierto origen fincas, prados y pinares entre los tér-
amplia balsa o estanque construida en y también concurren, al parecer, fincas
minos de Arévalo y Martín Muñoz de
piedra granítica y ladrillo, que podría en las que afloran restos de cerámicas
ser que fuera parte de una de las zonas como las antes indicadas, pudiendo la Dehesa.
de ocio de la referida villa. pertenecer a una villa menor más ale- Juan C. López
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Fernando Retamosa
los que se marcharon y sus peripecias bohemio, etc.) y sus vidas y andanzas Nuestra ciudad, nuestras propie-
reales o atribuidas. Conocidos o no, más populares. En resumen, la vida dades, nuestras insignificantes vidas,
ahora sí, incluso comentamos sobre cotidiana de personas que aquí estu- estarán, al igual que nosotros hemos
aquellos personajes populares “im- vieron y contribuyeron a conformar lo sustituido a los que nos precedieron,
prescindibles” locales, que sin co- que hoy somos, así como los que ahora ocupadas y poseídas por otras gentes,
nocerlos más que de vista o de oídas, ocupamos brevemente las vacantes de gentes extrañas, desconocedoras de
porque formaban una extraña comu- aquellos, contribuiremos para los que nuestra existencia, de nuestras histo-
nión peculiar e indisoluble con la ciu- nos sustituirán. Así ha sido y será des- rias de vida, de nuestras miserias y ri-
dad/sociedad, se cruzaron en nuestras de hace miles de años y seguimos cre- quezas, de nuestra vulgaridad o exqui-
vidas. A veces, para ser justo, la “im- yéndonos inmortales ¡Inconscientes! sitez y sin embargo la ciudad parecerá
prescindibilidad” era o es una creencia Al comparar el recuerdo y la rea- igual: inmóvil e impasible.
subjetiva del personaje que culmina en lidad percibimos el gran cambio, ra- Despacio, sin prisa, sin consciencia
la ¡¡vanidad humana!!, pecado capi- dical, extremadamente radical pero nos dirigimos a un destino irremedia-
tal de los ocho señalados por Evagrio totalmente subjetivo, acaecido en la ble, destino que Héctor Abad definió
Póntico. ciudad, y la constatación de que lo que de forma impecable e insuperable en el
Vuelven a la vida por unos segun- un día fue importante y aquel arrogan- título de uno de sus libros: “El olvido
dos (Fulano, Mengano, Citano o Pe- te que se creyó imprescindible o perejil
que seremos”.
rencejo, con su nombre o apodo, re- de todas las salsas, en breve se ha di-
luido como un azucarillo en agua en la Aun así, la vida es sencillamente
cordamos a aquel alcalde, o al cura tal,
ciudad en que habitó. maravillosa.
y el médico cual, el borrachín de turno,
a aquella que se dejaba, al tendero, al The year 2150 after Christ Fernando Retamosa Marfil
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Colección particular
de Fabio López