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Introducción al derecho (Universidad Nacional Andrés Bello)

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LECCIONES DE INTRODUCCIÓN AL DERECHO1.

ESCUELA DE DERECHO.

FACULTAD DE DERECHO UNAB.

2014.

1 Estas lecciones tienen por objeto apoyar el estudio de las materias contenidas
en el curso Introducción al Derecho y han sido elaborados conjuntamente por los
profesores Jorge Astudillo y Evelyn Vicencio.

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PRIMERA PARTE:

TEORÍA DE LA NORMA.

I.- NOTAS INTRODUCTORIAS.

1.- LA NATURALEZA SOCIAL DEL SER HUMANO.

El ser humano se desarrolla en el mundo y en la sociedad.


Como dice el profesor Squella “tanto la naturaleza como la sociedad
constituyen algo así como el medio ambiente inevitable del hombre,
que se trata de dos ámbitos diferentes, lo cual quiere decir que el
hombre tiene, por un lado, un medio natural y, por el otro, un
medio social”2.

Algunos autores entienden que la sociedad es una realidad


natural al ser humano, como Aristóteles, otros en cambio sostienen
que la sociedad es algo artificial y que es producto de una
convención, como sucede con los contractualistas como son
Hobbes, Locke y Rousseau. La vida social es una realidad de la que
no nos podemos sustraer.

Dice algún autor, que al ser humano “la naturaleza se le


presenta en el primer instante, lo acoge entre sus brazos, y lo
entrega a la sociedad: ésta lo recibe y lo coloca en el número de
sus individuos. El mismo estado en que viene al mundo hace ver
que no ha sido hecho para vivir solo. Su desnudez y falta de fuerzas
están manifestando la necesidad en que se halla”3.

2 SQUELLA, Agustín. Introducción al derecho. Santiago de Chile, Editorial Jurídica


de Chile, 2008, p. 19.
3 VELA Y OLMO, Manuel. Historia filosófica de la sociedad humana. España,
Imprenta de don Benito Cano, 1797, p. 2.

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No somos autárquicos, autosuficientes, necesitamos de los


demás para desarrollarnos plenamente, ya sea en el plano material
como espiritual.

El ser humano necesita de los demás para alcanzar su mayor


despliegue. Es muy difícil imaginar a un ser humano que no
necesite de otros. Recordemos por ejemplo a Chuck Noland,
interpretado por Tom Hanks en El Náufrago. El protagonista ante la
soledad que le consumía inventa un compañero con quien
comunicarse, dando vida de esta manera al Sr. Wilson (un balón).
Misma idea aparece en la película Soy Leyenda, protagonizada por
Will Smith. El protagonista Robert Neville constantemente entra a
tiendas comerciales y entablaba conversaciones con otros clientes,
en realidad maniquíes que cumplen para él un rol de personas con
las que comunicarse.

Tal como recuerda Jorge Iván Hübner “las exigencias de su


doble naturaleza, material y espiritual, llevan espontáneamente a la
persona humana a convivir con sus semejantes, formando la
sociedad, a la que está ordenada como la parte al todo”4.

2.- LA VIDA EN SOCIEDAD GENERA CONFLICTOS Y TENSIONES.

Sabemos que los seres humanos no somos perfectos, que


muchas veces buscamos satisfacer nuestros intereses personales
dejando de lado el bienestar de los demás. Solamente el ser
humano estaría alejado de los conflictos y disputas si viviera solo
en el mundo o se convirtiera en una piedra o cualquier otra cosa
carente de libertad. Decía en algún poema Rubén Darío:

Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,


y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente5.

4 HÜBNER, Jorge Iván. Introducción al Derecho. Santiago de Chile, Editorial


Jurídica de Chile, 7ª Edición, 2008, p. 86.
5 DARÍO, Rubén. Lo Fatal. http://www.los-poetas.com/a/dario1.htm.

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3.- DISTINTAS FORMAS DE DAR SOLUCIÓN A LOS CONFLICTOS


SOCIALES.

Es claro que no podemos erradicar el conflicto de nuestras


vidas, pero sí podemos encontrar mecanismos de solución al
mismo. Los seres humanos usan distintas formas de dar solución a
las controversias sociales:

a.- La autotutela. Es una forma privada de dar solución a los


conflictos sociales y consiste en el uso de la fuerza por parte de las
personas que en él se encuentran envueltos. BeatrixKiddo en Kill
Bill es un muy buen ejemplo de justicia por mano propia.

b.- La autocomposición. En esta forma de solución de


conflictos cobra relevancia el acuerdo de las partes involucradas en
él. Son manifestaciones de la autocomposición el avenimiento, la
conciliación y la transacción.

c.- El proceso. El proceso es el instrumento por medio del


cual el Estado ejerce la función jurisdiccional. Esta forma de
solucionar los conflictos sociales se caracteriza porque las partes en
disputa se someten a lo que resuelva un tercero imparcial, el juez.

Una forma muy básica de poner término a un conflicto,


especialmente en las relaciones de carácter más personal es
cediendo nuestra posición, esto es, conformándonos o
resignándonos a que no se haga nuestra voluntad.

II.- LAS NORMAS DE CONDUCTA.

1.- ADVERTENCIA PRELIMINAR.

Antes de continuar avanzando en nuestro estudio tenemos


que hacer la siguiente advertencia: “En una aproximación muy
elemental cabe decir que el Derecho es un conjunto de normas que
regulan la conducta humana. El Derecho no puede regular ni lo
imposible ni lo necesario, sino sólo aquello que las personas pueden
o no hacer, esto es, su conducta libre (en un sentido meramente

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fáctico de libertad). Sin embargo, es bastante obvio que la


conducta humana no se rige sólo por normas jurídicas, sino que
responde a los más variados estímulos y razones; religión, moral,
costumbres sociales, reglas de cortesía o simples modas
representan otras tantas esferas de normatividad, más o menos
perfiladas y entrelazadas entre sí, que también pretenden y de
hecho consiguen —muchas veces con mayor eficacia que el
Derecho— regular nuestro comportamiento”6.

Lo anterior debemos siempre tenerlo en consideración, pues


el derecho no es el único orden normativo que aspira a regular la
conducta humana dentro de la sociedad, quizás sea el más
importante, pero no es el único. En las páginas que siguen
estudiaremos las normas de conducta y los principales tipos de
normas con las que a diario convivimos.

2.-CONCEPTO DE NORMA DE CONDUCTA.

Según el profesor Williams Benavente, la norma de conducta


“es una ordenación de la conducta humana de acuerdo a un criterio
de valor cuyo incumplimiento trae aparejada una sanción”7.

3.-ALGUNAS CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LAS NORMAS DE


CONDUCTAS LAS PODEMOS RESUMIR EN LAS SIGUIENTES
CONSIDERACIONES:

a.- Las normas de conducta tienen como finalidad dirigir el


comportamiento humano. Es por ello que no se podrían establecer
normas de conducta que prohíban a los perros morder al vecino ni
a la luna no dejarse ver cada noche.

b.- La norma de conducta señala la conducta que debe ser.


En otras palabras, la norma de conducta nos indica la forma como
debemos comportarnos en sociedad. Así por ejemplo, se nos dice
que debemos pagar el impuesto, que es correcto socialmente

6 PRIETO, Luis. Apuntes de Teoría del Derecho. Madrid, Editorial Trotta, 2ª


Edición, 2007, p. 13.
7 WILLIAMS, Jaime. Lecciones de Introducción al Derecho. Santiago de Chile,
Ediciones Fundación de Ciencias Humanas, 5ª Edición, 2008, p. 28.

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saludar al vecino, que no debemos dejar de ir a misa los domingos,


etc.

c.- Lo anterior es muy importante, porque a diferencia de lo


que mucha gente piensa, el que una norma de conducta prescriba
un determinado comportamiento no necesariamente implica que el
sujeto se comportará de esa manera. Es por ello que el derecho es
escéptico, “puesto que exige conductas debidas que nos parecen
obvias –como respetar la vida ajena o abstenernos de matar –,
pero sabemos que en más de una oportunidad alguien matará de
hecho a otro, y es por eso entonces anticipa una sanción para el
caso de que tal hipótesis acontezca” 8. Muchas veces observamos
con angustia y decepción como las normas impuestas por el
derecho no son cumplidas, especialmente cuando este
incumplimiento produce injusticias y afecta la vida de las personas 9.

d.- Lo anterior se explica a partir de la libertad humana.


Cómo los seres humanos somos libres es muy posible que no
queramos acatar lo que nos ordena una norma de conducta.

e.- Ahora, él que una norma de conducta no se acate, por


todos o por muchos miembros de la sociedad no significa que ella
no sea válida. Quizás de ella no podamos predicar la eficacia, pero
si la validez. Hasta hace unos pocos años en Chile se sancionaba
penalmente el adulterio, y esta norma era totalmente válida, pero
nadie fue condenado, por lo tanto la norma de conducta no era
eficaz.

f.- Por su parte, todo aquél que se arriesga a no cumplir una


norma de conducta debe asumir que esto puede hacerle merecedor
de una sanción.
8 SQUELLA, Agustín. Tolerancia, democracia y derecho. En Estudios públicos, Nº
106, 2007, pp. 301-318, p. 314.
9 Por ejemplo, en muchos casos de violencia doméstica y de género se
establecen medidas preventivas a favor de las mujeres víctimas, dentro de estas
medidas están las órdenes de alejamiento. Sin embargo en la práctica muchos
agresores hace caso omiso a estas medidas. La situación es tan grave que en el
mayor caso de los femicidios los asesinos son personas que tienen orden de
alejamiento respecto de la víctima.

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g.- El profesor Williams entiende por sanción “aquel


detrimento en la persona, bienes o situación del incumplidor, según
la naturaleza y fines de la norma de que se trate”10.

Para Kelsen, recuerda Carlos Nino11, la sanción jurídica estaría


constituida por los siguientes elementos:

i.- La coerción es distintiva de la actividad de sancionar. En


este sentido se plantea que lo que “caracteriza, según Kelsen, a la
sanción no es, entonces, la aplicación efectiva de la fuerza, sino la
posibilidad de aplicarla”12 cuando el sujeto sancionado no la acata
voluntariamente.

ii.- La sanción tiene por objeto privar a otro de algún bien. La


sanción puede recaer en diversos bienes que consideramos valiosos
partiendo por nuestra vida. Así la pena de muerte es aquella
sanción penal que tiene por objeto privar de su vida al individuo
infractor de la norma. También la sanción puede recaer en nuestra
libertad y en nuestros bienes materiales.

En este punto Nino reflexiona señalando que “si la sanción


consiste en la privación de un bien a cierto individuo, se podría
pensar que no se lo sanciona cuando el sujeto no considera valioso
lo que se le quita, o sea cuando no es un bien para él” 13. Para hacer
frente a este inconveniente, se recuerda que Kelsen “propone
considerar bienes aquellos estados de cosas que para la
generalidad de la gente son valiosos, siendo irrelevante que no lo
sean para un desesperado o un masoquista”14 por ejemplo.

iii.- La sanción se ejerce por una autoridad competente. Esto


quiere decir que de acuerdo al derecho vigente las sanciones solo

10 WILLIAMS (2008) 29.


11NINO, Carlos Santiago. Introducción al análisis del derecho. Buenos Aires:
Editorial Astrea, 2ª edición, 16ª reimpresión, 2012, pp. 168-173.
12NINO (2012) 169.
13NINO (2012) 169-170.
14NINO (2012) 170.

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pueden ser establecidas por aquellos órganos que se encuentran


expresamente facultados para ello por el ordenamiento jurídico,
esto es, aquellos órganos revestidos de competencia. La
competencia puede ser definida como “la facultad que tiene cada
órgano del Estado para desarrollar las tareas y funciones que
expresamente le confiera el ordenamiento jurídico”. Este punto
resulta fundamental con el Estado de Derecho y con la búsqueda de
la certeza jurídica en las relaciones sociales, de tal manera que no
se le reconocerá valor al acto de un órgano del Estado que no está
expresamente facultado para realizarlo. Así por ejemplo, no podría
válidamente el tribunal de familia multarnos por el pago de un
impuesto y tampoco podría el Servicio de Impuestos Internos
condenarnos al pago de una pensión alimenticia.

En suma, “lo que distingue a la pena de muerte del homicidio,


a la cárcel del secuestro, a la multa del robo, a la pena infamante
de la injuria, es que las primeras son ejecutadas por una autoridad
competente”15.

iv.- La sanción es consecuencia de una conducta. Esto es


importante entenderlo porque tal como lo dijimos en su momento
las normas de conductas se vinculan a la libertad humana.
Entonces, la sanción solo será aplicable a aquel que en uso de su
voluntad ha decidido transgredir el orden jurídico. Tal como explica
Nino “esto quiere decir que solo puede hablarse de sanción en
aquellos casos en que la coerción estatal se ejerce como respuesta
a alguna actividad voluntaria de un agente, o sea, cando hay una
conducta realizada mediando capacidad de omitir” 16. Así por
ejemplo, una persona que sufre de demencia y comete un acto que
de acuerdo al ordenamiento jurídico reviste los caracteres de un
delito no será objeto de un juicio de reproche porque es
irresponsable pero de todas maneras deberá ser internado, pero no
como sanción sino como medida de seguridad.

15Ídem.
16NINO (2012) 171.

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4.-LAS NORMAS DE CONDUCTA Y LAS REGLAS TÉCNICAS.

a.- Concepto de reglas técnicas.

Es importante no confundir las normas de conducta con las


reglas técnicas. Para el profesor Squella este tipo de reglas “se
refieren no propiamente a deber de los sujetos, sino a necesidades
que éstos tienen que observar cuando se proponen un fin
determinado”17. Por ejemplo, si una persona quiere prender la
televisión deberá presionar el botón destinado a este fin. En
consecuencia, “la regla técnica, por lo mismo no establece deberes
ni obligaciones de conducta, sino que informa sobre los medios más
idóneos para lograr un determinado fin en el uso de las cosas” 18.

En definitiva, “la norma es un precepto que rige la conducta


con la finalidad de realizar un valor, o sea, un bien de interés para
el individuo o para la comunidad. La regla, en cambio, es una
prescripción destinada a ejecutar con eficacia una determinada
finalidad”19.

b.- Diferencias entre las reglas técnicas y las normas de


conducta.

Siguiendo al mismo profesor Hübner20 podemos decir que las


principales diferencias entre las normas de conducta y las reglas
técnicas se traducen en las siguientes:

i.- La norma presupone un juicio de valor, en cambio la regla


un juicio de realidad.

ii.- La norma ordena una conducta como algo intrínsecamente


valioso, en cambio la regla prescribe el modo de obrar para
alcanzar un fin práctico. Las reglas técnicas son neutras
moralmente hablando. Esto quiere decir que una regla técnica no
puede ser calificada ni de buena ni de mala, justa o injusta.

17SQUELLA (2008) 39.


18 WILLIAMS (2008) 30.
19HÜBNER (2008) 195.
20Ídem.

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iii.- La norma mira al valor de los fines, la regla mira a la


eficacia de los resultados. La norma de conducta nos plantea que
debemos actuar de una determinada forma porque ello es por
ejemplo justo. La regla técnica nos señala que si queremos alcanzar
un resultado, por ejemplo, prender la TV para ver el partido de la U
de Chile es necesario que se oprima el botón de encendido.

iv.- La norma de conducta impone una obligación, la regla


técnica sugiere la conveniencia de hacer algo de un modo
determinado para alcanzar un fin.

5.- LAS LEYES DE LA NATURALEZA.

No debemos confundir las normas de conductas y las leyes


dictadas por la autoridad estatal con las llamadas leyes de la
naturaleza. Insistimos, las normas de conductas aspiran a regular
la conducta humana en sociedad, en cambio las leyes de la
naturaleza corresponden a fenómenos que se repiten en forma
constante dadas ciertas condiciones. Las leyes de la naturaleza
obedecen a una relación de necesariedad: “Dado A es B”. Si usted
suelta su lápiz desde la terraza del segundo piso necesariamente
caerá al suelo, aunque lo haga 300 veces.

6.-¿QUÉ TIPOS DE NORMAS DE CONDUCTA EXISTEN?

a.- Ideas preliminares.

Ya sabemos que las normas de conductas son ciertas


prescripciones que se dirigen a los seres humanos con el objeto de
que estos realicen o dejen de realizar ciertos comportamientos a fin
de que se cumplan ciertos fines que se estiman como deseables por
parte del creador de las mismas. También hemos dicho que no
debemos confundir las normas de conducta con las reglas técnicas.
En este apartado nos corresponde dar una breve noticia de los
distintos tipos de normas de conducta que coexisten en la sociedad.

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De esta manera, las principales normas de conductas son: las


normas de trato social, las normas morales, las normas religiosas y
las normas jurídicas.

b.- Los distintos criterios para diferenciar las normas de


conducta.

A fin de poder entender e identificar correctamente cada una


de estas normas de conducta estudiaremos una serie de criterios
diferenciadores entre cada una de ellas. Tal como dice Agustín
Squella, “en cuanto a las características o propiedades de cada
clase de normas, las identificaremos por referencia a cuatro parejas
de criterios”21:

i.- La exterioridad frente a la interioridad.

Una norma de conductaes exterior “cuando ella regula


únicamente las acciones efectivamente emitidas o exteriorizadas
del sujeto obligado, sin alcanzar, por tanto, al fuero interno del
sujeto y desentendiéndose de las motivaciones que éste pueda
tener para actuar en uno u otro sentido”22.

Por su parte la norma de conducta es interior “cuando ella


regula no sólo las acciones efectivamente emitidas o exteriorizadas
del sujeto obligado sino que alcanza también su regulación al fuero
interno de éste y considera las motivaciones que pueda haber
tenido para actuar en un sentido u otro”23.

Por ejemplo, la norma que nos impone la obligación de pagar


un impuesto es exterior pues ella se tendrá por cumplida en la
medida que paguemos el impuesto respectivo, con independencia
de la disposición interna que nos mueva a cumplir con esta
obligación. Es más, podemos estar indignados al momento de pagar
el impuesto pero eso a la autoridad financiera no le interesa, solo
quiere que paguemos el impuesto.

21 SQUELLA (2008) 47-52.


22Ídem.
23Ídem.

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Ahora, si pensamos en la norma religiosa que obliga a los


católicos a confesarse una vez al año, debemos concluir que ella es
una norma interior, pues para que se entienda por cumplida se
requiere desde luego la realización de la conducta material de
narrar los pecados al cura, pero además el arrepentimiento y la
firme voluntad de no volver a reincidir en esos comportamientos.

ii.-La autonomía frente a la heteronomía.

Las normas autónomas son aquellas producidas por el mismo


sujeto que en definitiva resulta obligado por el contenido
prescriptivo de la norma.

Una norma de conducta es heterónoma “cada vez que, desde


el punto de vista de su origen o procedencia, ella venga producida
por un sujeto distinto de aquel o aquellos que le deben
acatamiento, esto es, por una autoridad normativa que se sitúa
fuera y por encima de los sujetos destinatarios de la norma” 24.

Acabamos de estudiar la llamada autonomía-heteronomía de


origen que se centra en el sujeto que produce la norma. Frente a
esta autonomía de origen existe la llamada autonomía-heteronomía
de ejercicio, que dice relación con el acatamiento voluntario o
forzado del deber que impone la norma respectiva.

En otras palabras, una norma es autónoma de ejercicio


cuando frente a la obligación que impone la norma queda
entregada a la voluntad del sujeto normativo su acatamiento. En
cambio, una norma es heterónoma de ejercicio, cuando el
acatamiento de la norma no depende de la voluntad del sujeto
normativo al que está destinada la norma.

iii.-La unilateralidad frente a la bilateralidad.

“Una norma es unilateral cuando impone a un sujeto una


determinada obligación o deber sin conceder a un sujeto distinto
del obligado la facultad de exigir el cumplimiento del deber de que
se trate”25. Por ejemplo, si me impongo como norma dar una
24 SQUELLA (2008) 47-52.
25Ídem.

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donación a los pobres todo el año 2011, frente a esta prescripción


que me he auto-impuesto no existe ningún sujeto social facultado
para exigirme su cumplimiento.

Por su parte, la norma de conducta es bilateral “si junto con


imponer a un sujeto una determinada obligación o deber concede a
otro distinto del obligado la facultad de exigir el cumplimiento del
deber de que se trate”26. Así, si me acomodo en el primer asiento
del bus, destinado para personas con discapacidad o de la tercera
edad, es perfectamente posible que el chofer u otro pasajero que
me conminen a ceder el asiento a una persona que se encuentre en
algunas de estas circunstancias.

iv.-La coercibilidad frente a la incoercibilidad.

La coercibilidad apunta a la legítima posibilidad de hacer uso


de la fuerza socialmente organizada para obtener el cumplimiento
de una norma o para lograr la concreción de la

sanción cuando la norma ya se ha infringido. La coacción en


cambio se refiere al uso actual y concreto de esta fuerza legítima.

De esta manera las normas de conducta son coercibles


cuando frente a su no acatamiento por parte del sujeto obligado
existe la posibilidad de impetrar su cumplimiento con el auxilio de
la fuerza pública. En cambio, una norma de conducta es incoercible
cuando no se puede obtener su cumplimiento por medio del auxilio
de la fuerza pública.

Por ejemplo, nunca se podría hacer uso de la fuerza pública


organizada, y de esta manera, lograr que a través de carabineros
saludemos al vecino todas las mañanas, pero sí mediante el auxilio
de la fuerza pública podemos ser obligados a entregar el
departamento que hemos arrendado y que una sentencia judicial
nos ha ordenado a entregar.

En este punto siempre vale la pena recordar que la regla


general es que el Estado tiene el monopolio del uso de la fuerza

26Ídem.

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pública. Solo en casos excepcionales, como la legítima defensa, se


autoriza a los ciudadanos y ciudadanas el uso de la violencia como
medio para solucionar conflictos de relevancia jurídica.

7.-ESTUDIO DE LAS PRINCIPALES NORMA DE CONDUCTA.

a.-Las normas de trato social.

i.- Concepto.

El profesor Squella las define como “prescripciones,


originadas al interior de un grupo social determinado, que tienden a
la realización de ciertos fines como la urbanidad, el decoro, la
cortesía y otros semejantes, en la que la inobservancia de los
deberes impuestos se traduce en un tipo difuso de sanción,
consistente en el rechazo o repudio del grupo de que se trate hace
en la persona del infractor, rechazo o repudio que, según el tipo e
importancia de la norma de trato social infringida, adoptará
diversas modalidades de expresión que tendrán también, según los
casos, diferentes grados de intensidad”27.

Jaime Williams sostiene que este tipo de normas “son


prescripciones de conducta de carácter general aprobadas por el
grupo social mediante usos y costumbres”28.

En la creación de este tipo de normas de conducta la


costumbre juega un rol fundamental 29. En efecto, muchas normas
de trato social son el producto de años de repetición por parte de
los miembros de una comunidad de determinados actos que en
algún momento se transforman en una exigencia normativa. Por
ejemplo, saludar al vecino.

Ahora bien, como este tipo de normas se encuentran muy


ligadas a las costumbres sociales, en la medida que éstas cambian
este tipo de normas también lo hacen, ya sea desapareciendo
27 SQUELLA (2008) 53.
28 WILLIAMS (2008) 46.
29 El Diccionario de la Real Academia en su primera acepción dice que costumbre
es el “hábito, modo habitual de obrar o proceder establecido por tradición o por
la repetición de los mismos actos y que puede llegar a adquirir fuerza de
precepto”.

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algunas o apareciendo nuevas. Por ejemplo, hasta hace algunos


años existía la norma de no entrar con sombrero o gorro a una sala
de clases, una iglesia o al momento de sentarse a comer, hoy no
hacerlo ya no se mira como algo que atenta contra la urbanidad y
el decoro, lo mismo sucede con otras prendas de vestir. Por el
contrario, hace unos años atrás no se pensaba en lo mal educada
que podía ser una persona por contestar el teléfono dentro del cine
cuando se exhibe una película, en cambio, hoy con la masificación
de los teléfonos móviles, esta actitud no es bien vista socialmente.

ii.- Características.

De acuerdo a los criterios de diferenciación estudiados


podemos caracterizar este tipo de normas de conducta como
normas exteriores, heterónomas, e incoercibles.

Son normas exteriores pues ellas regulan solamente las


conductas que el sujeto ha realizado y se entienden por cumplidas
sin importar la disposición interna del sujeto. En otras palabras,
cumplo con la norma de trato social sólo con saludar al vecino, con
independencia de si tengo o no ganas de hacerlo.

También son normas heterónomas. “Ellas tiene su origen en


el grupo social respectivo y no en decisiones individuales de los
sujetos normativos que deben observarlas. Además, estos últimos
se encuentran vinculados a este tipo de normas por el solo hecho
de pertenecer o de relacionarse con el grupo de que se trate, sin
que su consentimiento o acuerdo pueda ser visto como una
condición para la validez u obligatoriedad de las normas” 30.

En un primer momento podríamos decir que este tipo de


normas son unilaterales, porque frente al deber que la norma
impone no existe sujeto alguno facultado para exigir su
cumplimiento, sin embargo, me parece que esta opción es un poco
apresurada. Como dice Agustín Squella31 si bien es cierto que este
tipo de normas nos imponen deberes para con el resto de la
comunidad y en principio el resto del grupo social no está facultado

30 SQUELLA (2008) 58.


31Ídem.

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para exigir su cumplimiento, entendiendo facultad en sentido


estricto, si se puede representar e incluso a veces hasta exigir el
cumplimiento de la normas al sujeto infractor. De esta manera, si
una persona se encuentra hablando por celular en el cine parece del
todo lógico y aceptado que los demás clientes le soliciten que deje
de hacerlo y si no lo hace llamar a algún empleado a fin de que le
solicite cese en su conducta. O pensemos por ejemplo en un
examen oral de derecho, donde tradicionalmente el alumno debe
concurrir vestido formal. En este caso si un alumno llega con jeans
la comisión, ésta podría representarle el hecho y exigirle que a lo
menos se ponga una corbata.

Como se puede apreciar no resulta tan claro que las normas


de trato social sean del todo unilaterales. “Quizás si lo que podría
decirse es que en las normas de trato social hay tanto una
dimensión de unilateralidad como de bilateralidad. De bilateralidad,
claramente, en cuanto se trata de normas cuyos deberes
representan obligaciones que reconocemos para con los demás, no
para con nosotros mismos, y de unilateralidad, a la vez, si se trata
de normas cuyo cumplimiento los demás no están en posición de
exigirnos, sino sólo de representarnos”32.

Por último, las normas de trato social son incoercibles, pues


ante su incumplimiento no existe la posibilidad de hacer uso de la
fuerza pública ni para hacer efectivas las sanciones
correspondientes.

b.-Las normas morales.

i.- Concepto.

No es correcto tomar la moral como un orden normativo


unitario, pues como señala Squella 33 existen a lo menos tres
ámbitos de la moral. Así podemos distinguir entre una moral
personal, una moral social y una moral proveniente de los sistemas
filosóficos y religiosos.

32 SQUELLA (2008) 59.


33 SQUELLA (2008) 66-68.

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La moral personal es aquella que se encuentra configurada


por las ideas de bien o mal que cada uno de nosotros sustenta a
partir de su experiencia de vida, estudios, creencias, etc.

La moral social es la que se configura a partir de las ideas que


acerca de lo bueno y lo malo están presentes en una sociedad
determinada y en un momento determinado y que “se expresa en
un conjunto de exigencias de orden moral que el grupo social de
que se trate dirige a sus miembros”34.

La moral de los sistemas religiosos y filosóficos es aquella


que se construye a partir del mensaje y testimonio de los
fundadores de una religión o de las enseñanzas que emanan
grandes pensadores o filósofos. Este tipo de moral se expresan en
máximas, principios y normas por las que rigen su conducta moral
las personas que adhieren al credo religioso o filosófico de que se
trate.

ii.- Características.

En cuanto a las características de las normas de conducta que


emanan de la moral personal podemos decir que ellas son
interiores, autónomas, unilaterales e incoercibles.

Este tipo de normas son interiores pues que regulan tanto las
conductas exteriorizadas como la disposición interna del sujeto
obligado por ellas, de esta manera, para darlas por cumplidas se
precisa no solo la adecuación de la conducta a la norma sino que el
sujeto debe querer cumplirlas. Además, estas normas son
autónomas pues ellas representan la sujeción al querer propio del
sujeto. Pero también, en la medida que frente al deber que estas
normas imponen no existe un sujeto facultado para exigir su
cumplimiento se trata de normas unilaterales. Por último se trata
de normas incoercibles pues respecto de ellas no cabe la legítima
posibilidad del uso de la fuerza pública para impetrar su
cumplimiento.

34Ídem.

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Las normas de conductas de la moral social son normas


exteriores, heterónomas, bilaterales e incoercibles.

Se trata de normas exteriores porque ellas regulan solamente


los comportamientos que han sido emitidos por los sujetos
obligados por ellas y respecto de ellas resulta irrelevante la
disposición interna del individuo en orden a su cumplimiento. De
esta manera ellas se tienen por cumplidas solamente por hacer o
no hacer lo que la norma prescribe. También son normas
heterónomas, pues ellas son creadas en el seno de un grupo social
determinado y no por el sujeto obligado por las mismas. Sostiene el
profesor Squella que este tipo de normas son bilaterales porque
“imponen deberes a los sujetos no frente a sí mismos ni a la idea
de perfección moral que cada uno de ellos pueda tener, sino frente
a los demás y a la idea de bien moral que prevalezca al interior del
grupo, de modo que los sujetos distintos del obligado cuentan con
la posibilidad de exigir de éste la observancia de las normas de que
se trate”35. Finalmente, se trata de normas incoercibles puesto que
respecto de ellas no existe la posibilidad de uso legítimo de la
fuerza.

Las normas morales que provienen de los sistemas religiosos


y filosóficos se caracterizan por ser interiores, heterónomas,
unilaterales e incoercibles.

c.- Las normas jurídicas.

i.- Concepto.

El concepto de norma jurídica se construye con los siguientes


elementos:

 Las normas jurídicas son normas de conducta.


 Al igual que las otras normas de conducta ellas regulan la
vida del ser humano social.
 Son producidas principalmente por actos de autoridad
estatal. Decimos principalmente porque existen un
importante número de normas de conducta que son

35SQUELLA (2008) 70.

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creadas por los sujetos normativos, ya sea a través de la


costumbre jurídica o por medio de actos jurídicos a los que
la autoridad estatal les confiere esta fuerza.
 Respecto de ellas existe la legítima posibilidad del uso de
la fuerza pública.

Tomando en consideración estos elementos es posible


proponer algunos conceptos de normas jurídicas.

Así, el profesor Squella dice que “las normas jurídicas regulan


la conducta de los hombres que viven en sociedad, provienen de
actos de producción normativa que son ejecutados comúnmente
por autoridades normativas a las que otras normas jurídicas del
respectivo ordenamiento otorgan competencia para la ejecución de
tales actos de producción normativa, cuyo cumplimiento, además,
se encuentra garantizado por la legítima posibilidad del uso de la
fuerza socialmente organizada, y que, por último, apuntan a la
realización de ciertas aspiraciones de orden, paz y seguridad que
los hombres desarrollan en cuanto viven en sociedad”36.

Desde una perspectiva sustancial, Jaime Williams, dice que


las normas jurídicas son “una ordenación racional y coercible del
comportamiento social valorado según un criterio de justicia” 37.

Y, desde un punto de vista meramente formal la norma


jurídica puede ser definida como una “regulación del
comportamiento humano de carácter imperativo, externo, bilateral,
heterónomo y coercible”38.

Otros autores han dicho que las normas jurídicas son:


“prescripciones obligatorias de conducta dictadas por vía de
autoridad que regulan el comportamiento exteriorizado de los
sujetos que viven en sociedad, imponiéndoles deberes y
confiriéndoles facultades correlativas a esos deberes, que se dirigen
a la obtención de fines tales como la paz social, la seguridad

36SQUELLA (2008) 71.


37 WILLIAMS (2008) 54.
38Ídem.

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jurídica y la justicia, cuya observancia está garantizada por la


legítima posibilidad de hacer uso de la fuerza socialmente
organizada”.

ii.- Las normas jurídicas reconocen las siguientes


características:

 Son normas preferentemente exteriores.


 Son normas preferentemente heterónomas.
 Son normas bilaterales.
 Son normas coercibles.

iii.- La preferente exterioridad de las normas jurídicas.

Las normas jurídicas son exteriores en principio porque ellas


regulan solamente la conducta efectivamente manifestada por los
sujetos obligados por la misma. En realidad, al derecho no le
interesa la disposición interna del sujeto obligado en orden a
cumplir el mandato normativo con total conformidad y
convencimiento. Así por ejemplo, a Servicios de Impuestos Internos
no le preocupa que paguemos nuestros impuestos y contribuciones
plenamente convencidos de que con ellos estamos contribuyendo al
logro del Bien Común, sólo le interesa que paguemos.

Sin embargo, la doctrina suele hablar de una “preferente


exterioridad”. Entonces, cuando hablamos de salvedades a la
exterioridad nos estamos refiriendo que en algunos casos
excepcionales al derecho si le puede interesar lo que sucede en el
fuero interno de los individuos.

Así por ejemplo:

El artículo 1º del Código Penal dice que delito es “toda acción


u omisión voluntaria penada por la ley”, y el artículo 2º del mismo
cuerpo legal expresa que “las acciones u omisiones que cometidas
con dolo o malicia importarían un delito, constituyen un cuasidelito
si sólo hay culpa en quien las comete”. Y esto no deja de ser
importante, porque de probarse que el sujeto infractor no actuó con

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dolo sino que solamente con culpa, será juzgado y condenado por
un cuasi delito, con una pena mucho menor. Como se puede
apreciar, en esta hipótesis al derecho no le es para nada de
indiferente la disposición interna del sujeto obligado por la norma
penal.

Por su parte el Código Civil define el domicilio en el artículo


59º como “la residencia acompañada real o presuntivamente del
ánimo de permanecer en ella”. Así, para determinar cuál es el
domicilio de una persona interesa conocer su disposición interna de
permanencia.

Otro ejemplo lo podemos encontrar en el artículo 700º del


mismo Código define la posesión como “la tenencia de una cosa
determinada con ánimo de señor o dueño”. Para que una persona
sea considerada poseedor es preciso que concurra un elemento
objetivo, cual es la tenencia de una cosa y un elemento subjetivo,
el animus, la conciencia, el convencimiento de dueño. Y como bien
sabemos, acreditar la calidad de poseedor de una cosa tiene una
gran trascendencia pues la posesión es un requisito para adquirir el
dominio de las cosas, pero además, el ordenamiento jurídico
entrega un cúmulo de medidas protectoras al poseedor.

iv.- La preferente heteronomía de las normas jurídicas.

Las normas jurídicas son en principio heterónomas pues ellas


son producidas por sujetos distintos a aquellos que se verán
obligados por las mismas. Sin embargo, la heteronomía de las
normas jurídicas también reconoce algunas salvedades o más bien
atenuaciones. Es decir, hay casos que de alguna manera el sujeto
obligado por la normas, de todas formas participa en su
elaboración.

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Del mismo modo que en el punto anterior también se puede


hablar de una preferente heteronomía de las normas jurídicas. Esta
característica la podemos analizar desde diversas perspectivas.

Desde un punto de vista del régimen democrático. En Esencia


y Valor de la Democracia, Hans Kelsen plantea que el fundamento
de la democracia se puede encontrar en los valores de libertad e
igualdad como instintos primarios de la vida social. De esta
manera, plantea el autor austríaco que "en primer lugar, la protesta
contra la coacción resultante del estado social, la reacción contra la
voluntad extraña, ante la cual la propia tiene que doblegarse, y la
retorsión contra la heteronomía. Es la misma naturaleza la que en
su ansia de libertad se subleva contra la sociedad"39.

Según Agustín Squella, lo anterior, "se trata de lo que el


autor austríaco califica como libertad natural, la cual se dirige sin
más a la eliminación de la autoridad y del estado. Para echar mano
de una terminología de uso más frecuente en la actualidad,
podemos decir, por nuestra parte, que se trata de la idea de la
libertad negativa"40.

En otras palabras, el instinto primario de libertad del ser


humano hace que de alguna manera le repugne ver restringida su
autonomía, lo que se viene a acentuar con la idea de igualdad. En
efecto, sostiene Kelsen que "el peso de la voluntad ajena, impuesto
por el orden social, es tanto más abrumador cuanto más
intensamente se manifiesta en el hombre la conciencia del propio
valer al rechazar la superioridad de los demás, y mientras más
profundamente alientan contra el señor o el imperante los
sentimientos de los súbditos: -Él es un hombre como yo, y todos
somos iguales. ¿De dónde emana su derecho a mandarme? - Así, la
idea absolutamente negativa y anti heroica de la igualdad presta
base a la aspiración, también negativa, hacia la libertad" 41.

39 KELSEN, Hans. Esencia y Valor de la Democracia. Madrid, Ediciones


Guadarrama, Colección Universitaria de Bolsillo, Punto Omega, 1977, p. 15.
40 SQUELLA, Agustín. Filosofía del Derecho. Santiago de Chile, Editorial Jurídica
de Chile, 2003, p. 252.
41 KELSEN (1977)15-16.

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Pero hay más, la vida en sociedad es una realidad de la que el


hombre no puede escapar. Como bien dice el profesor Squella,
"establecidos los dos puntos anteriores, a saber, por una parte que
el hombre reconoce como instintos primarios los de igualdad y
libertad -que presuponen la ausencia de autoridad y de coacción- y,
por otra, que el hombre no puede vivir sino en alguna forma de
asociación con los demás -lo cual supone organización del poder y
normas de validez objetiva para todos-¿cómo conciliar, entonces,
dichos instintos con esta exigencia de vida en sociedad?" 42.

Para esta interrogante la respuesta es muy simple, pues es


necesario buscar una forma de gobierno que permita armonizar los
instintos primarios de libertad e igualdad con la necesidad de la
vida social. Y para ello se debe buscar el mecanismo que logre
atenuar en la mayor medida de lo posible las decisiones
heterónomas: Y esta forma de gobierno es la democracia.

En otras palabras, la democracia permite que las personas


puedan participar ya sea directa o indirectamente en la adopción de
las decisiones sociales fundamentales, permitiendo de esta manera
disminuir la heteronomía en la creación de las normas de
conductas, especialmente las jurídicas, y con ello salvaguardar la
libertad del hombre.

Salvedad desde una perspectiva social. Tal como enseña el


profesor Squella para explicar esta salvedad es necesario distinguir
entre validez y eficacia. “Por validez de una norma jurídica se
entiende la existencia de ésta y su consiguiente pretensión de
obligatoriedad de cara tanto a los sujetos imperados que deben
obedecerla cuanto a los órganos jurisdiccionales que deben aplicarla
en sus consecuencias coactivas cada vez que uno de aquellos
sujetos se desvíe de lo establecido por la norma” 43. La eficacia de la
norma jurídica apunta a otra cosa, al hecho que la norma, en la
práctica sea efectivamente obedecida y aplicada.

42 SQUELLA (2003) 253.


43 SQUELLA (2008) 80.

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De esta manera, tal como lo habíamos señalado en páginas


anteriores, la norma es válida cuando ella se encuentra vigente en
el ordenamiento jurídico y por tanto no ha sido derogada y es eficaz
cuando ella es acatada y aplicada en la práctica.

Es así como, dice Squella, “puede surgir una salvedad a la


heteronomía según sea la actitud que se adopte frente a la
pregunta que inquiere acerca de cuál es la relación entre validez y
eficacia”44.

Hay dos alternativas posibles, a saber: por un lado decir que


la eficacia es el fundamento de la validez de las normas jurídicas o
señalar que esto no es así.

Por lo tanto, si aceptamos que una norma es válida porque


ella es a su vez eficaz, surge la heteronomía social. “De acuerdo a
este punto de vista, sería el obedecimiento de la norma, su
aceptación por parte de los correspondientes sujetos imperados, la
sujeción de éstos, en fin, a su propio querer, lo que permitiría que
una norma jurídica llegara a ser válida”45.

También es posible encontrar una salvedad de carácter moral


a la heteronomía de las normas jurídicas. Es el caso de la llamada
objeción de conciencia.La libertad de conciencia implica, desde un
punto de vista positivo, el derecho que tienen las personas de obrar
de acuerdo a los mandatos de su fuero interno, de acuerdo a sus
creencias, valores y convicciones. Ahora bien, este derecho desde
un punto de vista negativo, implica el derecho de todo ser humano
a no ser obligado a actuar en contra de los postulados que emanan
de sus más íntimas creencias y convicciones. Surge por tanto, de
acá el derecho a la objeción de conciencia.

En consecuencia, diremos que la objeción de conciencia es “la


posibilidad de negarse a realizar un acto que se considera inmoral,

44 SQUELLA (2008) 81.


45Ídem.

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sin por ello incurrir en las sanciones previstas por el ordenamiento


jurídico para los infractores de esos deberes”46.

El tema de la objeción de conciencia es delicado, complejo,


porque el aceptarla implica aceptar en definitiva que una persona
pueda excusarse legítimamente de cumplir con deberes que la vida
social pueda imponer.

Por otro lado, el reconocimiento de este derecho no debe ser


una fuente de abusos, permitiendo que cualquier persona pueda
esconderse detrás de los supuestos postulados de su conciencia
para eludir sus obligaciones. Tampoco se debe permitir que
cualquier obligación pueda ser excusada por este medio. Así por
ejemplo, es inaceptable que alguien se niegue a pagar sus
impuestos, porque este acto contradice sus más íntimas
convicciones o a respetar las reglas que regulen la velocidad porque
se cree DominicToretto en “Rápido y Furioso”.

Pero en fin, volviendo a lo nuestro, cada vez que se acepta la


objeción de conciencia dentro de un ordenamiento jurídico estamos
frente a una salvedad a la heteronomía de las normas jurídicas,
pues sobre ellas se impone la autonomía moral del sujeto.

Finalmente es posible distinguir una salvedad jurídica a la


heteronomía de las normas jurídicas. Pues bien, los actos jurídicos
y la costumbre jurídica atenúan en forma importante la
heteronomía propia de las normas jurídicas.

Así, en los actos jurídicos, especialmente en los contratos, las


normas que obligan a los sujetos en principio son creadas en virtud
del principio de la autonomía de la voluntad. Como dice Squella
“éstos constituyen también una fuente formal del derecho de
carácter autónomo, puesto que las normas que se producen por su

46GARCÍA-HUIDOBRO, Joaquín.Derecho y Derechos Humanos. El Derecho de


Libertad Religiosa y los otros Derecho vinculados a la Racionalidad. En Lecciones
de Derechos Humanos. Valparaíso, EDEVAL, 1997, p. 201-214.

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intermedio resultan ser expresión de voluntad de los sujetos que


quedan imperados por ellas”47.

En el caso de la costumbre jurídica, las normas jurídicas que


de ella emanan son producto de la repetición constante y uniforme
de los mismos sujetos destinatarios de las mismas.

III.-EL DERECHO.

1.-LOS DISTINTOS SIGNIFICADOS DE LA PALABRA DERECHO.

José Ferrater Mora en su Diccionario de Filosofía 48 nos da


cuenta con meridiana claridad de la versatilidad de la palabra
derecho.

Así en primer lugar, por derecho “se entiende lo que está


conforme a algo o, mejor dicho, lo que está de acuerdo con una
regla, lo que la acata o cumple sin desviaciones, rodeos o
vacilaciones”.

Además, “para algunos, lo que es de derecho es lo que es


justo; otros afirman la independencia mutua de la justicia y el
Derecho, y otros, finalmente, llegan a subordinar al Derecho la
justicia, sosteniendo que algo es justo porque se ajusta al
Derecho”.

Desde otro punto de vista, “el derecho se opone, por una


parte, al deber en el sentido de que mientras el primero
corresponde a lo que puede ser exigido, el segundo se refiere a lo
que debe cumplirse”.

“Por otra parte, lo que es de derecho se opone a lo que existe


de hecho, entendiendo por el primero lo que debe ser de una
manera determinada, lo que funciona en virtud de normas, y por el
segundo lo que es así, prescindiendo de que deba o no serlo”.

47 SQUELLA (2008) 85.


48 FERRATER MORA, José. Diccionario de Filosofía, Tomo I. Buenos Aires,
Editorial Sudamericana, 5ª Edición, 1964, p. 421.

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“Lo que es de derecho se entiende, finalmente, en muy


diversos sentidos, pero alude casi siempre a lo que moralmente
debe ser una cosa, en cuyo caso lo que ocurre conforme al derecho
se opone en ocasiones a lo que transcurre conforme a la
Naturaleza”.

Como se puede observar la palabra derecho puede tener


muchos significados, pero desde luego que no todos ellos nos sirven
para dar cuenta del derecho como fenómeno social que rige la
convivencia humana.

2.-SOBRE EL CONCEPTO DE DERECHO.

El profesor Pablo Lucas Verdú define el derecho en los


siguientes términos: “El derecho es un orden normativo e
institucional de la conducta humana, en la sociedad, que se inspira
en postulados de justicia”49.

Uno de los méritos de esta definición de derecho es que no


solamente lo circunscribe a las normas de conductas que hemos
denominado normas jurídicas, sino que también incluye en este
concepto la idea de institución. Y esto es sumamente coherente
para explicar, la existencia de normas que no pueden ser
consideradas como normas de conducta, pero sí como preceptos de
ordenación institucional.

Por ejemplo, pensemos en el enunciado que prescribe que no


podemos fumar en un colegio y en el que señala que el Estado de
Chile es unitario. ¿Será posible decir que ambas son prescripciones
de la conducta humana? Claramente no, al menos directamente.

Por tanto, si definimos derecho exclusivamente sobre la base


de normas jurídicas consideradas estas como normas de conducta,
estaríamos dejando fuera del concepto a todas aquellos enunciados
que no contienen prescripciones de conductas. En cambio, si
decimos que el derecho es un orden normativo e institucional como

49 LUCAS VERDÚ, Pablo y LUCAS MURILLO DE LA CUEVA, Pablo. Manual de


Derecho Político, Volumen I, Introducción y Teoría del Estado. Madrid, Editorial
Tecnos, 3ª Edición, 1994, p. 17.

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lo plantea el jurista español, estamos siendo mucho coherentes con


la realidad.

Por su parte vamos a decir que “institución es una entidad


social inspirada en una idea que pretende realizar, alcanza cierta
permanencia, suscita adhesión suficiente, cuenta con medios
adecuados y cumple una determinada función. Así, el Estado,
institución máxima, por su carácter general y englobante, las
Comunidades Autónomas, las provincias, los municipios, la
Universidad, la familia, etc.”50.

Como sostiene el autor, “las normas y las instituciones


ofrecen una imagen casi plenaria del derecho en la medida que es
inconcebible un ordenamiento jurídico unidimensional sólo
compuesto de normas o sólo integrado por instituciones” 51.

Como se puede concluir, para los efectos de este curso no


hemos adoptado un concepto de derecho construido
exclusivamente por normas jurídicas. En todo caso, un concepto
elaborado en base a las normas jurídicas debería decir en principio:
“Que el derecho es el conjunto armónico de normas jurídicas que
regulan la vida del ser humano en sociedad”. Ahora, la posición que
hemos adoptado desde luego no excluye la evidencia que el
derecho como orden jurídico se compone por una gran cantidad de
estas normas de conducta que hemos llamado normas jurídicas.

3.-EL CONCEPTO DE DERECHO EN HANS KELSEN Y HERBERT HART. Y


ALGO DE DWORKIN.

a.-Sobre el concepto de Derecho en Kelsen.

Según el profesor Squella52, para construir una definición de


derecho, el autor austriaco entiende que se debe comenzar esta
tarea a partir del estudio del uso lingüístico de la palabra derecho.
En otras palabras, Kelsen se pregunta qué significado tiene la
palabra “Recht”, “Law”, “Droit”, “Diritto” y “Derecho” y qué cosas
ellas tienen en común, o sea, se pregunta en definitiva si los
50Ídem.
51Ídem.
52 SQUELLA (2008) 121-127.

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fenómenos sociales que han sido designados con estas palabras en


distintos tiempos y épocas presentan o no cosas comunes por las
cuales puedan ser distinguidos de otros fenómenos sociales.

Partiendo de esta base, la respuesta de Kelsen es afirmativa,


es decir, estos fenómenos si tienen algunos elementos en común. El
primer elemento común es que todos estos fenómenos sociales que
han sido designados con la palabra “Derecho” aparecen siempre
como “ordenamientos de la conducta humana”.

En segundo lugar, el derecho como ordenamiento de la


conducta humana, regula precisamente el comportamiento de los
seres humanos y aspira a dirigir este mismo comportamiento en
determinadas direcciones, ya sea ordenando ciertas conductas
positivas o proscribiendo otras que se consideran negativas.

Además, nos recuerda el profesor Squella explicando a


Kelsen, que una nota común a todos los fenómenos sociales que se
acostumbra a denominar derecho, se encuentra en la circunstancia
de que el derecho regula la conducta de los seres humanos en
cuanto ésta se refiere, inmediata o mediatamente, a otro u otros
seres humanos.

Otro elemento en común que encontramos en los órdenes


sociales denominados derechos es la coactividad. Es decir, es
propio del derecho ordenar determinadas conductas, o prohibirlas
bajo la amenaza de un acto coactivo, una sanción.

Así, es en cuanto orden propiamente coactivo, que el derecho


se diferencia de otros órdenes sociales que, si bien reaccionan
igualmente con algún tipo de sanción ante las conductas
discrepantes, no es posible ni legítimo, aplicar sanciones por medio
del uso de la fuerza socialmente organizada.

En conclusión lo que permite diferenciar al derecho de otros


órdenes normativos es esta última característica. Dadas así las
cosas, no es de extrañar que el sabio austriaco entienda al derecho
como “un orden coactivo”.

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Que el derecho sea un orden coactivo, y sólo un orden


coactivo de la conducta humana, presenta la dificultad de no poder
explicar cómo resulta posible hallar enunciados que no son normas
estrictamente hablando, esto es normas de conducta que
prescriben comportamientos de manera coactiva.

Frente a este panorama Kelsen reconoce la existencia de


estos enunciados no normativos y para referirse a ellos habla de las
normas jurídicas no independientes. Este tipo de normas obligan a
una determinada conducta, aunque dejan entregado a otra norma
el cometido de estatuir la sanción para el caso de no ser observada
por la primera. Además quedan incluidas dentro de esta categoría
aquellas que permiten una conducta a ciertos sujetos en
determinadas circunstancias, y que, como tales, no prescriben un
comportamiento, ni tampoco lo prohíben, sino meramente lo
franquean como posible o tolerado desde un punto de vista jurídico.
En este último caso nos estamos refiriendo a las normas
permisivas.

También son normas jurídicas no independientes todas las


normas derogatorias y aquellas que facultan la producción
normativa, como son las llamadas normas de competencia, como
las normas constitucionales que autorizan al legislador a dictar
leyes. Son también normas jurídicas no independientes las normas
que definen conceptos jurídicos o que interpretan otras normas.

Finalmente dice Kelsen, que son normas de esta naturaleza


aquellas producidas por los propios sujetos de derecho cuando
celebran determinados negocios jurídicos, en la medida que
establecen derechos y obligaciones recíprocos, sin concebir
sanciones sino que haciendo una remisión a las sanciones jurídicas
contenidas en las normas jurídicas generales.

La principal característica de este tipo de normas es que ellas


no pueden ser entendidas por sí solas, sino en conjunción con otras
normas jurídicas del respectivo ordenamiento jurídico. Por ejemplo,
pensemos en la norma que permite salir del país, sólo la podemos

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entender en relación con la norma que autoriza a alguna autoridad


a prohibir la salida de algún ciudadano por causas justificadas.

Como dice el profesor Squella “una de las dificultades de una


concepción normativista del derecho, consiste, como acabamos de
ver, en la presencia en todo derecho de enunciados que, como los
que Kelsen llama “normas jurídicas no independientes”,
propiamente no prescriben comportamientos bajo amenaza de
sanciones coactivas, sino que cumplen otras funciones jurídicas
relevantes e indispensables al interior de todo ordenamiento
jurídico desarrollado, tales como permitir, otorgar competencias,
derogar, definir conceptos, e interpretar”53.

b.- Sobre el concepto de Derecho en HerbetHart54.

i.- Concepto de derecho en Hart.Estructura compleja del


derecho.

Para Hart el derecho es una realidad normativa compleja,


compuesta por reglas primarias y secundarias. Explica el profesor
Squella55 que Hart parte de la constatación de que en el derecho es
posible identificar variedades de normas jurídicas, las que las
incluye en las llamadas normas primarias y secundarias. En la obra
de Hart a las reglas primarias se les denomina normas de
obligación o de deber y las reglas secundarias serían todas aquellas
que no imponen propiamente deberes ni obligaciones a las
personas.

ii.- Las reglas primarias.

Hart entonces llama “reglas primarias” a todos aquellos


enunciados que establecen directamente obligaciones y deberes,
entendiendo que una norma impone obligaciones cuando la
exigencia general a favor de la conformidad es insistente, y la
presión social ejercida sobre quienes se desvían o amenazan con
hacerlo es grande.

53 SQUELLA (2008) 127.


54 SQUELLA (2008) 127-134.
55 SQUELLA (2008) 131.

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Además, estas reglas primarias reconocen las siguientes


características. En primer lugar se les reputa importantes porque se
las cree necesarias para la preservación de la vida social y en
segundo lugar, porque se reconoce generalmente que la conducta
exigida por estas normas, aunque pueda beneficiar a otro, puede
también hallarse en conflicto con lo que la persona obligada por
ellas tiene el deseo o el impulso de hacer.

iii.- Las reglas secundarias.

Existen tres tipos de reglas secundarias: Las reglas de


reconocimiento; las reglas de cambio y, las reglas de adjudicación.

Las reglas de reconocimiento son reglas que permiten


identificar incontrovertiblemente las reglas primarias. Esta reglas de
reconocimiento permiten identificar cuando una norma pertenece a
un sistema y correlativamente las condiciones que debe tener esa
norma para pertenecer a ese sistema. La regla de reconocimiento
por antonomasia es la Constitución, la que en virtud del principio de
la supremacía constitucional determina cuales son las normas que
integran el ordenamiento y los procedimientos que se deben seguir
para que ellas sean válidas.

Las reglas de cambio son las que facultan a un individuo o


grupo de personas para introducir nuevas normas jurídicas, así
como para modificarlas, sustituirlas o dejarlas sin efecto en el
futuro.

Y las reglas de adjudicación son las que facultan a alguien


para determinar, bajo la forma de autoridad, si en una ocasión
determinada se ha trasgredido o no una regla primaria.

En definitiva, y tal como señala Manuel Atienza “la concepción


normativista del Derecho que defiende Herbert Hart a comienzos de
los sesenta puede considerarse como una superación de los
planteamientos kelsenianos. Por un lado, Hart muestra que, si se

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acepta la teoría de Kelsen, es muy difícil, sino imposible, llegar a


formular una norma jurídica completa, de modo que esta teoría
resulta de escasa utilidad. Además, Kelsen parece contemplar el
Derecho desde el punto de vista del trasgresor de la norma,
olvidando que, en muchos casos, el Derecho resulta íntimamente
aceptado por sus destinatarios. Y, lo que constituye la crítica más
importante, la concepción de Kelsen, centrada en normas que
establecen obligaciones y prohibiciones, no permiten explicar
normas que confieren poderes, a las que Hart atribuye una especial
importancia”56.

c.- La idea de derecho de Ronald Dworkin.

Dworkindirige una aguda crítica a Hart, pues señala que el


Derecho no puede simplemente verse reducido a un conjunto de
reglas. Es más, el propio Dworkin lo dice directa y claramente: “Me
propongo llevar un ataque general contra el positivismo y, cuando
sea necesario dirigirlo contra un blanco en particular, usaré como
tal la versión de H.L. A. Hart”57.

El Derecho también está compuesto por principios. Estos


principios pueden ser de dos tipos: Los principios llamados
“policies”, que son normas que fijan objetivos de carácter
económico, social o políticos y los principios propiamente tal o
principios en sentido estricto, que no son más que exigencias de
tipo moral, de las que se desprenden derechos.

Ilustrativamente Atienza sostiene que “lo que caracteriza a


los principios frente a las reglas es que, mientras éstas últimas
pueden aplicarse en la forma todo-nada, los principios tienen una
dimensión de peso: cuando se aplican para resolver un caso, deben
ser ponderados entre sí, y el caso resuelto según el peso relativo
atribuido a los diversos principios concurrentes. Además, a
diferencia de las reglas, los principios no forman parte del sistema
jurídico por su origen o fuente, sino por razón de su contenido, lo

56 ATIENZA, Manuel. Tres lecciones de Teoría del Derecho. Alicante, Editorial


Club Universitario, 2000, p. 93-94.
57 DWORKIN, Ronald. Los derechos en serio. Barcelona, Editorial Ariel S.A., 5ª
Reimpresión, 2002, p. 72.

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que significa, en definitiva, negar la tesis positivista de la


separación entre el Derecho y la moral”58.

4.- DISTINTAS ACEPCIONES DE LA PALABRA DERECHO DESDE UN PUNTO


DE VISTA DE LA CIENCIA JURÍDICA.

Algunas de las acepciones de la palabra derecho que


podemos identificar son:

a.- Derecho Objetivo.

Es el conjunto de normas jurídicas vigentes en una sociedad


que regulan la conducta humana y organizan las instituciones.

b.- El derecho subjetivo.

Desde esta perspectiva el derecho toma la forma de una


facultad. Así el derecho subjetivo es una potestad amparada por el
derecho en virtud de la cual un sujeto puede exigir a otro un
comportamiento determinado.

Es muy importante esta distinción porque entre el Derecho


Objetivo y el derecho subjetivo existe una estrecha vinculación. En
efecto, los derechos subjetivos que tenemos los sujetos emanan
precisamente del Derecho Objetivo.

Así por ejemplo, si revisamos el Código Civil encontraremos


como el legislador se ha preocupado de regular con detalle el
contrato de compraventa. Producto de esta regulación surge que el
vendedor tiene derecho a que se le pague el precio por la cosa
vendida y el comprado tiene el derecho a que se le haga entrega de
esta cosa. Pues bien, esta regulación es Derecho Objetivo.

Ahora si aplicamos toda esta normativa a un caso concreto, si


Juan le ha vendido su casa a Pedro, éste tiene el derecho de cobrar
el precio pactado y Pedro a exigir que se le entregue la cosa. Este

58 ATIENZA (2000) 97.

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derecho concreto de Juan y Pedro se miran como derecho


subjetivo.

c.-El derecho también puede ser entendido como disciplina.

En este caso hablamos de aquella actividad intelectual que


toma el derecho como su objeto de estudio. Cuando hablamos de
una Facultad o Escuela de Derecho estamos adoptando esta
acepción de la palabra.

d.-Finalmente el derecho puede ser entendido como ideal de


justicia.

El derecho, como se comprenderá, salvo que adoptemos una


postura iusnaturalista, no puede ser entendido como sinónimo de
justicia, pues muchas veces las normas jurídicas que integran el
derecho no aspiran precisamente a lograr este valor. Lo anterior, es
más evidente aún en las sociedades multiculturales en donde lo que
se debe entender por justo e injusto no siempre coincide. Así, si
derecho sinónimo de justicia tendríamos que admitir que es justo
que no se acepte en matrimonio entre homosexuales, cuestión que
como se sabe es a lo menos controvertida.

SEGUNDA PARTE:

TEORÍA DE LAS FUENTES FORMALES DEL DERECHO.

I.- CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN DE LAS FUENTES DEL DERECHO.

1.- PRESENTACIÓN DEL TEMA: CONCEPTO.

El derecho es creado y luego es vaciado en un determinado


continente, el derecho no aparece de la nada, es necesario un
impulso de carácter económico, social, cultural, político, etc., que
influye en su nacimiento y en su contenido.

Desde una perspectiva amplia podemos decir que las fuentes


del Derecho son todos aquellos fenómenos presentes en la

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sociedad, de diversa naturaleza, que influyen en la creación y el


contenido del derecho como todos aquellos medios de producción
del mismo y las diversos continentes donde el derecho se aloja.

2.- CLASIFICACIÓN.

a.- Las fuentes materiales del Derecho.

Las fuentes materiales del Derecho son los factores de


carácter social, económico, cultural, etc., que influyen en el
nacimiento de una norma de derecho y en su contenido.

La Ley de Violencia en los Estadios es una fuente formal del


Derecho y ella nace a la vida jurídica como una necesidad de
entregar mayores herramientas a las autoridades para hacer frente
a una determinada realidad social como es el surgimiento y
comportamiento de las llamadas “barras bravas”. Como se puede
apreciar en este ejemplo, un hecho social influye en la producción y
el contenido de una fuente formal, en este caso la ley” 59.

b.- Las fuentes formales del Derecho.

Las fuentes formales del Derecho son los distintos


mecanismos de producción de las normas jurídicas así como los
diferentes continentes normativos donde ellas se plasman.

En su obra Introducción al Derecho el profesor Agustín las


define como “los distintos procedimientos de creación de normas
jurídicas, así como los modos de exteriorización de éstas y los
continentes normativos donde es posible hallarlas, tras los cuales
procedimientos es posible identificar un órgano, una autoridad, una
fuerza social o sujetos de derecho que se encuentran calificados
para producir normas jurídicas por el mismo ordenamiento jurídico
al que pasan a incorporarse las nuevas normas por ellos creadas” 60.

Pues bien, podemos señalar que “la primera condición de


pertenencia de una norma al sistema jurídico consiste en que haya
59 PRIETO, Luis. Lección Primera. Teoría del Derecho. En: PRIETO, Luis.
Introducción al Derecho. Cuenca, Ediciones de la Universidad Castilla-La Mancha,
1996, p. 13-27 (18-19)
60 SQUELLA (2008) 215-216.

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sido creada por un órgano competente; por tanto, cabe decir que
dicho órgano constituye una fuente del Derecho. A su vez, las
normas que componen un sistema no son todas de la misma clase,
sino que se diferencian y definen en función de quién puede
crearlas, con arreglo a qué procedimiento, con qué contenido, etc.;
también reciben el nombre de fuente del Derecho los distintos
productos normativos que tienen su origen en los citados órganos
jurídicos. Por último, tales normas son el fruto de ciertos actos
humanos característicos y, consecuentemente, se llaman asimismo
fuentes del Derecho aquellos hechos o actos a los que un
determinado ordenamiento jurídico reconoce idoneidad o capacidad
para producir normas jurídicas”.

No son estas las únicas acepciones que en el lenguaje jurídico


tiene la expresión fuente del Derecho, pero quizá sí sean las más
relevantes. En todo caso, las tres mencionadas aparecen
íntimamente vinculadas al concepto mismo de Derecho: primero,
porque el Derecho, al menos el Derecho moderno, es casi en
exclusiva obra de instituciones; segundo, porque cada institución da
vida a un tipo particular de normas; y, tercero, porque lo hace
mediante ciertos actos característicos.

Por tanto, se habla de fuentes para referirse a los órganos o


instituciones (el Parlamento, el Gobierno, etc.), para referirse a los
productos creados por esas instituciones (la ley, el reglamento,
etc.) y también para denominar a la actividad típica que da vida a
las normas (legislación, jurisdicción, etc.). Se trata, como puede
verse, de tres facetas de una misma realidad, aunque, por lo
general, cuando se habla de fuentes del Derecho se quiere aludir al
tipo de norma, no a los órganos ni a la actividad.

II.- LAS FUENTES FORMALES DEL DERECHO DIRECTAS E INDIRECTAS.

En las fuentes formales directas vamos a incluir la legislación


(en un sentido amplio), la costumbre jurídica, la jurisprudencia, los
actos jurídicos y los actos corporativos.

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En las fuentes formales indirectas incluiremos a los principios


generales del derecho, a la equidad y la doctrina de los autores.

III.- ESTUDIO DE LAS FUENTES FORMALES DIRECTAS.: LA LEGISLACIÓN


COMO FUENTE FORMAL DEL DERECHO.

Cuando hablamos de legislación estamos utilizando esta


expresión en un sentido amplio, es decir no solamente nos vamos a
referir a las leyes propiamente tales, sino que vamos a incluir a
todo texto positivo emanado de autoridad estatal. De esta manera,
la legislación como fuente formal del derecho está compuesta por:
La Constitución, la Ley, los Decretos con Fuerza de Ley, los
Decretos Leyes, los tratados internacionales, las diversas
manifestaciones de la potestad reglamentaria y los autos
acordados.

1.-LA CONSTITUCIÓN COMO PRIMER ELEMENTO DE LA FUENTE FORMAL


DENOMINADA LEGISLACIÓN.

a.- El constitucionalismo.

La Constitución es el producto más significativo de un proceso


denominado constitucionalismo. El constitucionalismo “se reconoce
como un acervo de textos normativos, instituciones políticas,
principios y técnicas, aunque se implica también en un modo de
pensar, una filosofía y una aproximación ética acerca de las reglas
que rigen la convivencia en el seno de una comunidad política” 61.

b.- Sobre el concepto de Constitución.

En primer lugar la Constitución como herramienta de la clase


triunfadora en la Revolución Francesa es concebida como un límite
al poder, donde el respeto a las garantías de los ciudadanos y la
separación de los poderes se alzan como elementos esenciales en
su configuración.

61 ASENSI, José. La época constitucional. Valencia, Tirant lo Blanch, 1998, p. 14-


15.

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La Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano


expresamente lo señala:

Artículo 16.- Toda sociedad en la cual no esté establecida la


garantía de los derechos, ni determinada la separación de los
poderes, carece de Constitución62.

La Constitución también ha sido entendida como el conjunto


de normas jurídicas fundamentales de una comunidad. “Guastini
explica que aunque el carácter de fundamentalidad de las normas
constitucionales es algo opinable, habría tres clases generales de
normas que en cualquier ordenamiento se podrían considerar como
fundamentales: a) las que determinan la "forma de Estado"; b) las
que determinan la "forma de gobierno" (referidas al modo en que
se organizan las relaciones recíprocas entre los órganos
constitucionales: Parlamento, gobierno, jefe de Estado, poder
judicial), y c) las que regulan la producción jurídica” 63.

También la Constitución ha sido entendida como la norma


jurídica de más alta jerarquía dentro de un sistema jurídico. En este
caso la Constitución se alza como la norma suprema o fundamental.

Pues bien, un concepto más o menos adecuado de


Constitución debería incluir a lo menos los tres aspectos
precedentemente mencionados. De esta forma podríamos decir que
Constitución “es aquella norma que se alza como el principal límite
jurídico al poder del Estado, que regula la organización del mismo y
que está dotada de una jerarquía especial dentro del ordenamiento
jurídico”.

c.-La supremacía constitucional.

Se habla de supremacía constitucional como forma de alzar la


Constitución como la norma de mayor jerarquía dentro de un
ordenamiento jurídico. La pregunta que nos podemos hacer es la

62 Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, Francia, 1789.


http://www.fmmeducacion.com.ar/Historia/Documentoshist/1789derechos.htm.
63 CARBONELL, Miguel. Guastini y los temas constitucionales. En: GUASTINO,
Riccardo. Estudios de Teoría Constitucional. México D.F., Doctrina Jurídica
Contemporánea, 2003, p. 16.

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siguiente: ¿Qué hace que la Constitución sea una norma dotada de


supremacía?

Esta respuesta la podemos elaborar desde dos perspectivas,


por un lado desde un punto de vista formal y desde un punto de
vista material.

Desde un punto de vista formal, la Constitución es suprema


porque es una norma fundante. Esto es, detrás de la idea de
Constitución se encuentra la idea de fundamentalidad, pues ella fija
las normas, las reglas básicas de convivencia de una comunidad
política y la organización de los poderes públicos. Por lo tanto,
resulta lógico que el resto de la producción normativa de un Estado
deba sujetarse a ella.

Desde un punto de vista material, la Constitución es suprema


por su contenido. Es decir, por los valores que ella sustenta,
especialmente en relación con la dignidad humana y su protección.

2.-LA LEY COMO FUENTE FORMAL DEL DERECHO. CONCEPTO Y


CLASIFICACIÓN.

a.-Sobre el o los significados de la palabra ley.

La palabra ley tiene varios significados atribuibles. “En


sentido amplísimo, a veces se utiliza como equivalente a Derecho o
norma jurídica; en ocasiones, con un alcance más limitado, ley
equivale a Derecho escrito que tiene su origen en algún órgano
estatal; en una acepción aún más limitada, se denominan leyes
aquellas normas que ostentan un determinado rango en el sistema
de fuentes, concretamente, y dejando al margen a la Constitución,
que ostentan el rango supremo; y, en fin, en términos todavía más
estrictos, ley es el nombre que reciben las normas dictadas por
quien tiene atribuido el poder legislativo” 64. Pero también ley es
utilizada como el efecto de los acuerdos entre particulares, esto es,
ley en este caso se puede usar como sinónimo de obligatoriedad de
los compromisos asumidos. En este sentido el Código Civil dice en

64 PRIETO (1996) 19-20.

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su artículo 1545 que “todo contrato legalmente celebrado es una


ley para los contratantes”.

Sin embargo, cualquiera sea el sentido que se le dé a la


palabra ley, existe un amplio consenso de la importancia que esta
fuente formal tiene para el derecho. Si bien formalmente la
Constitución dentro del actual sistema de fuentes se alza como la
norma principal del ordenamiento jurídico, sustrayéndonos de ésta,
indudablemente la ley es la fuente formal más importante, tanto
por su extensión regulatoria como por su posición dentro del
sistema social y su apreciación por parte de los distintos actores
sociales. El dicho popular, recogido en la vieja canción de Pedro
Vargas que dice “con dinero y sin dinero, hago siempre lo que
quiero y mi palabra es la ley” (no se dice “mi palabra es la
Constitución”) da cuenta gráficamente lo que acabamos de
señalar.

b.-El concepto de ley.

No es de extrañar que la doctrina nos ofrezca muchas


definiciones de ley. Desde luego, y por razones obvias no nos
podemos hacer cargo de todas ellas. El profesor Williams 65
sistematiza algunas de las más conocidas definiciones doctrinarias,
así:

Para Aristóteles ley “es el común consentimiento de la


ciudad”.

Para Santo Tomás la ley “es una ordenación racional


encaminada al bien común, dada y promulgada por quien tiene a su
cargo el cuidado de la comunidad”.

Para Francisco de Suárez, la ley “es el precepto común, justo,


estable y suficientemente promulgado”.

Marcel Planiol, dice que la ley “es una regla social obligatoria
establecida con carácter permanente por la autoridad pública y
sancionada por la fuerza”.

65 WILLIAMS (2008) 144.

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Según Jorge del Vechhio la ley “es un pensamiento jurídico


deliberado y consciente expresado por órganos adecuados que
representan la voluntad preponderante en una multitud asociada”.

El Código Civil chileno en su artículo 1º dice que la ley “es una


declaración de la voluntad soberana, que, manifestada en la forma
prescrita por la Constitución manda, prohíbe o permite”.

Por lo general la doctrina ha sido muy crítica con esta


definición de ley contenida en el Código Civil, especialmente por su
exceso de formalismo. También se ha dicho que ella, en atención a
lo anterior, no destaca el carácter general, abstracto, permanente y
coercible de la ley. Por otro lado, este concepto de ley tampoco da
cuenta que las leyes no solo se limitan a mandar, prohibir o
permitir sino que también cumplen otras funciones importantes:
por ejemplo definen conceptos, interpretan otras normas, organizan
instituciones, etc.

El profesor Agustín Squella por su parte señala que la ley “es


una fuente formal del derecho por medio de la cual el órgano o
poder legislativo, en una tarea asociada con el órgano o poder
ejecutivo, produce normas jurídicas abstractas, generales y de
validez comúnmente indefinida, siguiendo para ello el
procedimiento que la Constitución fija para la formación de la ley y
ateniéndose igualmente a ciertos límites que en cuanto al contenido
de la ley establece también la propia Constitución”66.

Antes de explicar la definición del profesor Squella tenemos


que hacer una importante advertencia, pues esta definición es
válida para el ordenamiento jurídico chileno, donde el ejercicio del
poder legislativo lo ejerce preferentemente el Congreso Nacional
con una importante participación del Presidente de la República.

Entonces, de acuerdo a la definición del profesor Squella:

 La ley es una fuerte formal del derecho. Esta característica de


la ley ha quedado del todo clara, además ya hemos resaltado
su importancia dentro del sistema de fuentes del derecho.

66 SQUELLA (2008) 228-229.

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 El órgano productor de la ley, ya sabemos en Chile, no radica


exclusiva y excluyentemente en el Congreso Nacional, pues
en la elaboración de este tipo de normas participan
colaborativamente el Congreso Nacional y el Presidente de la
República, y es más, también podemos decir que participa en
él, y jugando un rol de suma relevancia el Tribunal
Constitucional, especialmente cuando dentro del
procedimiento legislativo la Constitución establece un control
de constitucionalidad preventivo de carácter obligatorio.
 Las leyes son normas jurídicas abstractas, generales y de
validez comúnmente indefinida. Frente a estas características
considero que es necesario agregar el calificativo
“preferentemente”. De esta manera, las leyes son
preferentemente, o si se quiere la gran mayoría de las veces,
o mejor casi siempre, normas jurídicas generales, puesto que
es posible distinguir leyes que no tienen esta característica,
como sucede por ejemplo con las leyes que conceden la
nacionalidad por gracia. Este mismo razonamiento puede ser
válido para las características de la abstracción y la
permanencia.
 Las leyes no son producidas de cualquier manera, ellas deben
ser creadas respetando el procedimiento establecido en la
Constitución. En este caso estamos frente a la llamada
supremacía formal de la Constitución frente a la ley.
 Por último la ley debe respetar ciertos límites de contenido
establecidos en la Carta Fundamental. De esta manera se
habla de la supremacía material de la Constitución respecto
de la ley.

Ahora bien, y sin perjuicio de todas las definiciones y


comentarios que hemos realizado precedentemente, para los
efectos de este curso diremos que la ley es “un enunciado,
principalmente normativo, producida por los órganos con
competencias legislativas, de carácter preferentemente general,
abstracto, innovador, permanente y coercible”.

c.- Algunos tipos de leyes.

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i.- De acuerdo a la definición legal del Código Civil, las leyes


pueden ser de tres tipos:

Las leyes imperativas son aquellas que ordenan al sujeto


obligado por las mismas a realizar algo, una determinada conducta.
Por ejemplo, las leyes que obligan pagar impuestos.

Las leyes prohibitivas son aquellas en que su mandato


consiste en impedir que se realicen ciertas conductas en ninguna
circunstancia. Pensemos por ejemplo, existe una norma legal en el
Código Civil que impide que el tutor pueda enajenar los bienes
raíces de su pupilo en ningún caso.

Las leyes permisivas son aquellas que autorizan la realización


de determinadas conductas imponiendo al mismo tiempo a los
demás el deber de tolerarlas. Por ejemplo, la ley que autoriza el
cambio de nombre.

Recuerda el profesor Williams que “algunos autores han


criticado esta clasificación señalando que, en estricto sentido, todas
las leyes son imperativas, porque siempre mandan, sólo que a
través de distintas modalidades”67.

ii.-Según la finalidad inmediata de la ley, el profesor


Williams Benavente distingue entre leyes innovativas, leyes
interpretativas, leyes modificatorias y leyes derogatorias 68.

Las leyes innovativas son aquellas que se hacen cargo de


regular materias que no han sido reguladas antes por ley alguna.

Las leyes interpretativas son las que fijan el sentido o alcance


de un precepto legal ya existente.

Leyes modificatorias son aquellas que alteran un precepto


legal que ya existe.

Las leyes derogatorias son las que dejan si efecto otra ley
anterior, ya sea total o parcialmente.

67 WILLIAMS (2008) 145.


68 WILLIAMS (2008) 146.

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iii.- Clasificación de las leyes según la Constitución de Chile.

Nuestra Constitución reconoce los siguientes tipos de leyes, a


saber: Las leyes de reforma constitucional, las leyes interpretativas
de la Constitución, las leyes orgánicas constitucionales, las leyes de
quórum calificado y las leyes ordinarias.

Las leyes de reforma constitucional, son el instrumento por el


que se materializa el ejercicio del poder constituyente derivado y
por medio de ellas se reforma total o parcialmente la Constitución.
Requieren para su aprobación de las 3/5 partes de los diputados y
senadores en ejercicio como regla general, pero para la reforma de
ciertos capítulos especiales su aprobación debe ser a lo menos de
las 2/3 partes de los diputados y senadores en ejercicio.

Según el artículo 127º, inciso segundo de la Constitución:

“El proyecto de reforma necesitará para ser aprobado en cada


Cámara el voto conforme de las tres quintas partes de los
diputados y senadores en ejercicio.

Si la reforma recayere sobre los capítulos I, III, VIII, XI, XII o XV,
necesitará, en cada Cámara, la aprobación de las dos terceras
partes de los diputados y senadores en ejercicio”.

Las leyes interpretativas de la Constitución. Son aquellas que


tiene por finalidad determinar el sentido y alcance de una norma
constitucional y que requieren para su aprobación, modificación o
derogación, de las 3/5 partes de los diputados y senadores en
ejercicio. Una de las características más importantes de estas leyes
es que ellas son objeto de un control de constitucionalidad
preventivo y obligatorio por parte del Tribunal Constitucional 69.

Las leyes orgánicas constitucionales son aquellas que regulan


materias expresamente señaladas por la propia Constitución y
requiere para su aprobación, modificación o derogación de las 4/7

69Si bien la Constitución habla de leyes de reforma constitucional y de leyes


interpretativas de la Constitución, en estricto rigor estas leyes no son el resultado
del trabajo de la función legislativa sino de la función constituyente, pues su
rango jerárquico no es de ley sino que de Constitución.

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partes de los diputados y senadores en ejercicio. Así lo dispone el


mismo artículo 66º de la Constitución.

Estas leyes también se encuentran sometidas a un control


preventivo y obligatorio de constitucionalidad y las materias que
deban ser reguladas por ellas no pueden ser nunca objeto de
delegación legislativa. Es decir, no pueden ser reguladas por medio
de Decretos con Fuerza de Ley.

Las leyes de quórum calificado son aquellas que regulan


materias especialmente indicadas en el texto constitucional y
requieren para su aprobación, modificación o derogación el voto
conforme de la mayoría absoluta de diputados y senadores en
ejercicio.

Las leyes ordinarias, son aquellas que requieren para su


aprobación, modificación y derogación la mayoría de los diputados
y senadores presentes. Estas leyes ordinarias constituyen la
generalidad de leyes y cada vez que la Constitución use el vocablo
“ley” se está refiriendo a este tipo de leyes.

Alcance. Si pensamos que la Democracia se define porque en


ellas las grandes decisiones sociales son adoptadas por la mayoría,
en estricto rigor debemos concluir que las únicas leyes
democráticas son las leyes ordinarias, porque con la existencia de
las leyes orgánicas constitucionales y con las leyes de quórum
calificado muchas veces termina primando la voluntad de la
minoría.

En todo caso, muchos sectores del mundo político y jurídico


son partidarios de esta legislación calificada pues consideran que a
través de ellas se dota a las instituciones de una mayor estabilidad.
En la medida que para legislar sobre ciertas materias esenciales del
espectro político, social, económico, etc., se requiere un quórum
mayor, se estaría evitando los cambios repentinos que muchas
veces no obedecen a una cuestión de fondo sino más bien
coyuntural.

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iv.-Según su disponibilidad por parte de los sujetos


normativos a los que se les aplica la ley se distingue entre
leyes de orden público y leyes de orden privado.

Las leyes de orden público son aquellas que regulan materias


especialmente sensibles e importantes para la vida social. Este tipo
de leyes no pueden ser renunciadas por las personas. Por ejemplo,
las leyes que conforman el llamado derecho de familia son
preferentemente de orden público, a pesar que regulan relaciones
entre particulares.

Así por ejemplo, la Corte Suprema de Justicia sostuvo que “la


institución de los bienes reservados de la mujer casada, que son los
que ella adquiere con el producto de su trabajo separado del
marido, constituye un régimen que opera de pleno derecho, esto
es, que tiene lugar por la sola circunstancia que marido y mujer se
casen bajo el régimen de sociedad conyugal y, por lo mismo, no
hay necesidad de acordar su procedencia ni pactar su regulación.
Se trata de una figura de orden público, de manera que no admite
modificación o derogación alguna, lo que corrobora el artículo 150
inciso 2º del Código Civil. Por consiguiente, no puede pactarse en
las capitulaciones matrimoniales una estipulación por la cual la
mujer no se mirare como separada de bienes respecto del producto
de su trabajo. Si la institución no tuviera este carácter, se frustraría
el objetivo de proteger los intereses de la mujer –no del marido– y
perdería toda su utilidad práctica”70.

Las leyes de orden privado son leyes que contienen


disposiciones que son disponibles por parte de los individuos. Se
trata por tanto de normas dispositivas. Por ejemplo las normas que
regulan el contrato de compraventa.

El problema de esta clasificación es doble, por un lado se hace


del todo imperioso distinguir entre ambos tipos de leyes por una
cuestión práctica, como se dijo unas son disponibles por los sujetos
y otras no, y por otro lado, el concepto de orden público resulta de
70 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. “Jorge Rosselot Mujica con Claudio Jadue
Sepúlveda y otro”, Rol No 7427-2006, de 1º de junio de 2011, en
legalpublishing, No Legal Publishing 49103.

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muy difícil conceptualización. Así, “en derecho privado, por


consiguiente, toda vez que el orden público se entiende como límite
al ejercicio de derechos, se presenta como una noción residual
difícilmente definible de manera precisa: en efecto, se trata de un
límite que actúa cuando no existen límites específicos y tiende a
coincidir con la remisión de manera integrativa al núcleo de los
principios que caracterizan la constitución del estado, pero a veces
también a un núcleo de valores y criterios extrajurídicos que eluden
una posible predeterminación objetiva”71.

3.-LA LEY COMO FUENTE FORMAL DEL DERECHO. LOS EFECTOS DE LA


LEY.

Para estudiar esta materia es preciso distinguir entre los


efectos de la ley en cuanto al tiempo, en cuanto al territorio y en
cuanto a las personas.

a.-Los efectos de la ley en relación al tiempo.

i.- Presentación del tema.

El tema de los efectos de la ley en cuanto al tiempo nos


permite contestar desde cuándo y hasta cuando rigen las leyes.

La regla general. Las leyes rigen desde la fecha de su


publicación en el Diario Oficial en forma indefinida hasta que son
derogadas por otra ley o por la Constitución.

ii.- Excepciones a la regla general.

Esta regla general reconoce dos excepciones: La vacancia


legal y la retroactividad.

La vacancia legal se define como el período que media entre


la publicación de la ley en el Diario Oficial y su efectiva entrada en
vigencia.

71 BOBBIO, Norberto; MATTEUCCI, Nicola y PASQUINO, Gianfranco. Diccionario


de Política. Madrid, Siglo Veintiuno Editores, 12º Edición (español), 2000, p.
1086.

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¿Qué hay detrás de la vacancia legal? Pueden ser muchas


razones, algunas veces se da un tiempo a los sujetos para que
puedan adecuar sus actividades a la nueva normativa, pensemos
por ejemplo si se dicta una ley que prescriba que los bares y cafés
deberán tener una zona exclusiva para fumadores, quizás sea
razonable dar un tiempo a los dueños de este tipo de negocios para
que adecuen sus locales y así cumplir la nueva normativa. Otras
veces, la ley puede regular una materia tan compleja o tan sensible
que se hace necesario dar un tiempo a la ciudadanía a fin de que la
internalice, por ejemplo la ley chilena que crea los Tribunales de
Familia, la que fue publicada en el Diario Oficial el 30 de agosto de
2004 y según su artículo 134, a propósito de la entrada en vigencia
señala que “esta ley empezará a regir el día 1 de octubre de
2005”.

La retroactividad de la ley. Dice el profesor Antonio-Enrique


Pérez Luño que “la seguridad constituye un deseo arraigado en la
vida anímica del hombre, que siente terror ante la inseguridad de
su existencia, ante la imprevisibilidad y la incertidumbre a que está
sometido”72. Por lo mismo en el orden de la convivencia social la
regla general es que las leyes rijan para el futuro y no tengan
efecto retroactivo, y justamente por eso el artículo 9º del Código
Civil expresa que “la ley puede sólo disponer para lo futuro, y no
tendrá jamás efecto retroactivo”. Tal como dice el profesor Squella
“un principio como éste favorece la seguridad jurídica en cuanto
permite que los sujetos cuyos comportamientos rige un
determinado ordenamiento jurídico puedan conocer, al momento de
ejecutar ciertos actos y no después de haberlos ejecutado, qué
espera de ellos el derecho y cuáles son los efectos que el
ordenamiento jurídico vincula a la ejecución de tales actos” 73.

Sin embargo, a veces el ordenamiento acepta que una ley se


pueda aplicar con efecto retroactivo, es decir, que las disposiciones
contenidas en esa ley puedan alcanzar con sus efectos a situaciones
acaecidas con anterioridad a su entrada en vigencia.

72 PÉREZ LUÑO, Antonio-Enrique. La seguridad jurídica. Barcelona, Ariel, 2ª


Edición, 1994, p. 24.
73 SQUELLA (2008) 234-235.

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Tal como dijimos la regla general en nuestro Derecho se


encuentra consagrada en el artículo 9º del Código Civil que
prescribe que “la ley sólo puede disponer para lo futuro y no tendrá
jamás efecto retroactivo”. Sin embargo, el inciso segundo de la
misma disposición señala que “las leyes que se limitan a declarar el
sentido de otras leyes se entenderán incorporadas en éstas; pero
no afectarán en manera alguna los efectos de las sentencias
judiciales ejecutoriadas en el tiempo intermedio”.

Veamos un ejemplo para aclarar esta disposición.


Imaginemos el siguiente caso. María y Juan deciden practicar
nudismo en la playa de Reñaca. Existe una norma legal que dispone
“todo aquel que atente en contra de la moral y las buenas
costumbres podrá ser multado con 1 a 5 UTM. Sobre este tipo de
asuntos conocerá el Juez de Policía Local en donde se hayan
verificado los actos”. Esta Ley es del 25 de enero de 1964.

María y Juan son abordados por Carabineros, quienes luego


de verificar su identidad y conminarlos a vestirse entregan los
antecedentes al JPL correspondiente.

Pues bien, llegado el asunto al JPL el Juez estima que


atendida la antigüedad de la ley y habiendo cambiado los criterios
sociales en orden a que debe entenderse por moral y buenas
costumbres, decide no cursar multa alguna a María y Juan.

Sin embargo, una semana después de la sentencia del juez el


Congreso Nacional dicta una ley interpretativa de la norma referida,
donde se indica que debe entenderse como acto contrario a la
moral y las buenas costumbres cualquier acto de desnudo o
exhibicionismo en lugares públicos como playas o parques.

Ahora, si aplicamos la norma contenida en el inciso segundo


del artículo 9º del Código Civil, tendremos que entender que esta
nueva ley interpretativa se incorpora a la norma interpretada
retroactivamente, pero esta nueva solución legal no podría afectar
a lo ya ganado por María y Juan, quienes no fueron multados por el
Juez.

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Una pregunta importante. ¿Existe una discordancia o


contradicción entre la disposición que dice que la ley jamás tendrá
efecto retroactivo y la que dice que las leyes interpretativas se
retrotraerán? “Sobre el particular, se entiende que esa norma
constituye un mandato para el juez, no para el legislador, de
manera que su alcance es que los jueces no pueden hacer
aplicación de una ley en forma retroactiva, salvo, claro está, cuando
el legislador hubiere dado ese carácter a una determinada ley”74.

Ahora, como la regla general es la irretroactividad y la


excepción es la retroactividad, la norma legal retroactiva debe
cumplir con dos requisitos copulativos: a) debe ser expresa y b) de
derecho estricto.

En virtud de la primera regla se concluye que la


retroactividad no puede ser tácita ni puede ser presumida. Ahora,
que sea de derecho estricto implica que esta ley retroactiva
solamente puede ser aplicada a los casos y situaciones previstos
por ella y no a otros casos, por más similares que sean.

En materia penal existe otra importante limitación a la


irretroactividad de la ley. En principio, y siguiendo la regla general
la ley penal como toda ley es irretroactiva, sin embargo, si se dicta
una nueva ley penal y ésta contiene disposiciones favorables para
la persona sujeta a un juicio penal, esta ley si que se puede aplicar
retroactivamente. La razón que hay detrás de esta solución
constitucional es que con esta medida no se está afectando la
seguridad jurídica de las personas en caso alguno, sino que al
contrario se le está ofreciendo una solución más benigna a sus
intereses.

Nuestra Corte Suprema de Justicia ha dicho que se entiende


que una ley penal se puede aplicar retroactivamente, es decir, que
es benigna cuando:

“La aplicación de la ley penal más benigna es un principio


admitido por la doctrina nacional e internacional, entendiéndose
que la nueva normativa resulta más favorable al procesado cuando:
74 SQUELLA (2008) 235.

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a) exime al hecho de toda pena; b) sin eximir al hecho de toda


pena, le aplica una penalidad que permite rebajar su calificación; c)
señala una pena menos extensa en su duración; d) consagra
eximentes de responsabilidad penal o atenuantes que lo benefician;
y e) altera las descripciones del tipo, adicionando exigencias que no
concurrían en la conducta por la cual se le reprocha, por lo que la
pena se excluye o reduce”75.

iii.- La derogación de la ley.

La derogación es la pérdida de la validez de una ley en virtud


de otra ley posterior.

De esta manera, se entiende que así como el legislador se


encuentra facultado para producir las leyes que regirán nuestra
convivencia social, del mismo modo lo está para quitarle su validez
y reemplazarlas por otras.

Ahora bien, la derogación siempre es un acto formal. En otras


palabras para que una ley se entienda derogada se requiere de otra
ley dictada en conformidad al procedimiento constitucional que lo
haga, y esta derogación, tal como veremos más adelante puede ser
expresa o tácita. Lo que acabamos de decir es sumamente
importante porque no debemos confundir nunca la derogación con
el desuso de la ley.

La derogación se relaciona con la validez de la ley, más bien


con la pérdida de esta, en cambio el desuso se relaciona con la
eficacia de la ley. De tal modo, una ley puede estar en completo
desuso, pensemos en la ley que penalizaba el adulterio, es decir,
puede ser totalmente ineficaz, pero ello no significa que haya
perdido validez.

Hemos dicho que la derogación es el acto por el cual se le


priva de validez a una ley. Esta derogación por regla general se
realiza por medio de otra ley, en virtud del acto del legislativo. Sin
embargo, en el caso específico chileno tenemos que considerar que
75 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. “Ministerio Público con Heraldo René Castro
López”, Rol No 4446-2007, de 28º de noviembre de 2007, en legalpublishing, No
Legal Publishing 37.860.

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una ley puede perder validez en virtud de una sentencia de


inconstitucionalidad dictada por el Tribunal Constitucional en virtud
del artículo 93 No 7 de la Constitución. De esta forma, en su parte
pertinente señala el artículo 94 de la Constitución: “No obstante, el
precepto declarado inconstitucional en conformidad a lo dispuesto
en los numerales 2, 4 ó 7 del artículo 93, se entenderá derogado
desde la publicación en el Diario Oficial de la sentencia que acoja el
reclamo, la que no producirá efecto retroactivo”.

De acuerdo al artículo 52º del Código Civil la derogación


puede ser:Expresa o tácita. Así, estamos en presencia de una
derogación expresa cuando la nueva ley lo señala en términos
explícitos y formales. En cambio, la derogación es tácita cuando la
nueva ley contiene disposiciones que no pueden conciliarse con las
de la ley anterior.Total o parcial. La derogación es total cuando la
nueva ley deja sin efecto todas las disposiciones de la ley anterior y
es parcial cuando la nueva ley deja sin efecto solamente algunas
disposiciones de la ley anterior.

Si bien el Código Civil no lo menciona expresamente, también


existe la llamada derogación orgánica que es aquella que tiene
lugar cuando una nueva ley regula todas las instituciones que eran
reguladas por otras leyes, aunque no exista incompatibilidad alguna
con las leyes anteriores.

b.-Los efectos de la ley en relación al espacio.

i.- Preliminares.

En relación con los efectos de la ley en el espacio o territorio,


la regla general es que las leyes rigen únicamente dentro del
territorio del Estado que las dicta. De esta manera, una ley dictada
en Chile no tiene vigencia en Argentina y viceversa.

En consecuencia, en relación con esta materia tenemos dos


grandes principios: el principio de territorialidad que es la regla
general y el principio de la extraterritorialidad de la ley que
constituye la excepción.

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A continuación analizaremos brevemente como operan estos


principios en el derecho chileno:

En derecho público prima claramente el principio de la


territorialidad. Las siguientes disposiciones contenidas en los
Códigos que se indican dan cuenta de lo anterior.

Así, en el Código Orgánico de Tribunales se señala:

Art. 5. A los tribunales mencionados en este artículo


corresponderá el conocimiento de todos los asuntos
judiciales que se promuevan dentro del territorio de
la República, cualquiera que sea su naturaleza o la
calidad de las personas que en ellos intervengan, sin
perjuicio de las excepciones que establezcan la
Constitución y las leyes.

Integran el Poder Judicial, como tribunales ordinarios


de justicia, la Corte Suprema, las Cortes de
Apelaciones, los Presidentes y Ministros de Corte, los
tribunales orales en lo penal, los juzgados de letras y
los juzgados de garantía.

Forman parte del Poder Judicial, como tribunales


especiales, los Juzgados de Letras de Menores, los
Juzgados de Letras del Trabajo y los Tribunales
Militares en tiempo de paz, los cuales se regirán en
su organización y atribuciones por las disposiciones
orgánicas constitucionales contenidas en la Ley Nº
16.618, en el Código del Trabajo, y en el Código de
Justicia Militar y sus leyes complementarias,
respectivamente, rigiendo para ellos las disposiciones
de este Código sólo cuando los cuerpos legales
citados se remitan en forma expresa a él.

Los demás tribunales especiales se regirán por las


leyes que los establecen y reglamentan, sin perjuicio
de quedar sujetos a las disposiciones generales de
este Código.

Los jueces árbitros se regirán por el Título IX de este


Código.

Por su parte el Código Penal dispone en su artículo 5º:

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“La ley penal chilena es obligatoria para todos los


habitantes de la República, incluso los extranjeros.
Los delitos cometidos dentro del mar territorial o
adyacente quedan sometidos a las prescripciones de
este Código”.

A su vez, el artículo 6º del mismo Código señala:

“Los crímenes o simples delitos perpetrados fuera del


territorio de la República por chilenos o por
extranjeros, no serán castigados en Chile sino en los
casos determinados por la ley”.

En el derecho privado, de acuerdo a la doctrina chilena, se


entiende que se ha recepcionado la Teoría de los Estatutos. De
acuerdo a esta teoría las leyes pueden ser consideradas como parte
de: a) un estatuto real; b) un estatuto personal y c) un estatuto
mixto.

Cuando hablamos del estatuto real nos estamos refiriendo al


conjunto de leyes que tiene por objeto directo e inmediato las cosas
y los bienes. Por ejemplo, son parte del estatuto real todas aquellas
leyes que regulan la forma de adquirir el dominio de las cosas.

Por su parte el estatuto personal es el conjunto de leyes cuyo


objeto principal son las personas, especialmente en lo que dice
relación con su capacidad para ejecutar actos jurídicos, estado civil
y relaciones de familia.

El estatuto mixto es aquel conjunto de leyes que tiene por


objeto regular los requisitos tanto formales como internos de los
actos jurídicos.

Pues bien, en derecho privado la regla general también es el


principio de la territorialidad de la ley. De esta forma el artículo 14º
Código Civil el cual señala que:

“La ley es obligatoria para todos los habitantes de la


República, inclusos los extranjeros”.

A continuación aterrizaremos nuestro estudio a cada uno de


los estatutos mencionados precedentemente.

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ii.- El estatuto real en Chile.

Para estudiar esta materia debemos tener en consideración el


artículo 16º del Código Civil:

Art. 16. Los bienes situados en Chile están sujetos a


las leyes chilenas, aunque sus dueños sean
extranjeros y no residan en Chile.

Esta disposición se entenderá sin perjuicio de las


estipulaciones contenidas en los contratos otorgados
válidamente en país extraño.

Pero los efectos de los contratos otorgados en país


extraño para cumplirse en Chile, se arreglarán a las
leyes chilenas.

De acuerdo a esta disposición del Código Civil se desprende


que cualquier bien, por ejemplo, una casa, un fundo, un auto, etc.,
que se encuentren situados en Chile se sujetarán a las leyes
chilenas. Y en principio al legislador no le interesa que sus dueños
sean extranjeros y no residan en Chile.

Amelie es ciudadana francesa y tiene su residencia en Paris.


Ella es dueña de un departamento en Valparaíso ubicado al lado de
la casa de Neruda. En Francia para transferir el dominio de una
inmueble basta con el contrato de compraventa. En el caso del
derecho chileno para que se transfiera el dominio de un inmueble
se requiere que concurra el título y el modo. De tal manera que, es
necesario celebrar el contrato de compraventa y hacerlo constar en
una escritura pública y luego inscribir ese título en el Registro de
Propiedades del Conservador de Bienes Raíces respectivo.

Si Amelie quisiera vender su departamento y transferir el


dominio del mismo a un amigo chileno, ¿a qué reglas debería
sujetarse, a las chilenas o a las francesas?

Esta regla general reconoce importantes excepciones, una de


ellas, se encuentra consagrada, a saber:

En el artículo 955 del Código Civil se prescribe que:

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“La sucesión en los bienes de una persona se abre al


momento de su muerte en su último domicilio, salvo
los casos expresamente exceptuados”.

En consecuencia, en principio si una persona fallece teniendo


su último domicilio en el extranjero y dejó bienes en Chile, para
saber a quienes pertenecen esos bienes se debe aplicar la ley
extranjera, salvo si el que fallece teniendo su último domicilio en el
extranjero es un chileno que tiene cónyuge y parientes chilenos,
porque en ese caso se van a aplicar las leyes chilenas tal como
tendremos oportunidad de ver.

Amelie no logra vender su departamento. Así pasan los años


y fallece en París. Ella deja como descendencia dos hijos. Según el
citado artículo 955 del Código Civil, ¿qué derecho deberíamos
aplicar para determinar quién hereda el departamento?

iii.- El estatuto personal en Chile.

La regla general también es la territorialidad, recordemos al


respecto lo dispuesto en el artículo 14º del Código Civil.

Sin embargo, en este punto también se reconoce una


excepción muy importante, cual es la contenida en el artículo 15º
de Código Civil:

Art. 15º. A las leyes patrias que reglan las


obligaciones y derechos civiles, permanecerán
sujetos los chilenos, no obstante, su residencia o
domicilio en país extranjero.

1º En lo relativo al estado de las personas y a su


capacidad para ejecutar ciertos actos que hayan de
tener efecto en Chile.

2º En las obligaciones y derechos que nacen de las


relaciones de familia; pero solo respecto de su
cónyuge y parientes chilenos.

En este caso, veremos cómo las leyes chilenas siguen a los


nacionales como la sombra sigue al cuerpo. Pero no todas las leyes
chilenas nos siguen, sino solamente aquellas que reglan las

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obligaciones y derechos civiles, en lo relativo al estado de las


personas y a su capacidad de ejecutar ciertos actos que hayan de
tener efecto en Chile y en relación con las obligaciones y derechos
que nacen de las relaciones de familia, pero solo respecto de su
cónyuge y parientes chilenos.

María Alejandra se va a realizar un intercambio por tres


meses a Viena, está cursando segundo medio y tiene 15 años de
edad. En Viena conoce a un estudiante Sueco y se enamora de él.
Después de conversarlo un par de días, decide casarse con su
novio, para lo cual viajan a Dinamarca donde la legislación permite
este tipo de matrimonios. Si analizamos el artículo 15º No 1 del
Código Civil, y si tomamos en cuenta que la edad para contraer
matrimonio en Chile válidamente son los 18 años de edad, ¿cree
Usted que este matrimonio sería válido en Chile?

Andrés, ciudadano chileno después de varios años de


matrimonio acuerda el divorcio con su cónyuge. Producto de ese
matrimonio nace su hija Alejandra. Andrés luego de un tiempo de
ejercer su profesión de médico decide trasladarse a realizar unos
cursos a Londres, donde conoce a una compañera española y
contrae matrimonio con ella, bajo las normas inglesas. Luego de
unos años Andrés al saberse enfermo gravemente decide redactar
un testamento de acuerdo a las leyes inglesas donde deja todos sus
bienes a su nueva mujer. Dentro de los bienes que forman la
herencia de Andrés se encuentran dos parcelas en Olmúe. ¿Cree
Usted que Alejandra, la hija chilena de Andrés puede ser
considerada heredera en la masa hereditaria conformada por las
parcelas situadas en Chile?

iv.- El estatuto mixto en Chile.

Para analizar este estatuto tenemos que distinguir entre los


requisitos externos de los actos y los requisitos internos de los
mismos.

Los requisitos externos. Ellos se refieren a las formalidades


que revisten al acto. Y por formalidad vamos a entender a los
requisitos extrínsecos de los que se reviste un acto y que tienen por

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finalidad su exteriorización. En este caso, las formalidades se rigen


por la ley del lugar donde se otorgó el instrumento.

El principio general en esta materia está establecido en el


artículo 17º del Código Civil:

Art. 17º. La forma de los instrumentos públicos se


determina por la ley del país en que hayan sido
otorgados. Su autenticidad se probará según las
reglas establecidas en el Código de Enjuiciamiento.

La forma se refiere a las solemnidades externas, y la


autenticidad al hecho de haber sido realmente otorgados y
autorizados por las personas y de la manera que en los tales
instrumentos se exprese.

Entonces, en relación con los requisitos externos o


formalidades se aplica el principio de la territorialidad, pues la
norma del Código Civil establece que la forma de los instrumentos
públicos se determina por la ley del país en que han sido otorgados.
“lex locus registactum”.

Si decido contraer matrimonio en España, para que ese


matrimonio produzca efecto en Chile debo preocuparme de cumplir
con los requisitos formales que exige la ley española. Así, si en
Chile se exige la concurrencia de dos testigos y en España de
cuatro testigos, tengo que respetar las formalidades de la ley
española, de lo contrario ese acto no tendría valor en nuestro país.

Ahora, el artículo 18º del Código Civil consagra una excepción


a la norma del artículo 17º:

Art. 18. En los casos en que las leyes chilenas exigieren


instrumentos públicos para pruebas que han de rendirse y
producir efecto en Chile, no valdrán las escrituras privadas,
cualquiera que sea la fuerza de éstas en el país en que
hubieren sido otorgadas.

Los requisitos internos. Ellos no se refieren a las formalidades


sino que a la capacidad, objeto y causa. En relación con ellos es
preciso distinguir si el acto jurídico producirá o no efectos en Chile.

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Así, si el acto jurídico no va a producir efectos en Chile, se


rige íntegramente por la ley extranjera.

Pero, si el acto jurídico va a producir efecto en Chile, en


principio se va a regir por la ley del lugar de su otorgamiento, pero
si una de las partes del acto es un chileno también se rigen por la
ley chilena haciendo aplicación del artículo 15 nº 1, además los
efectos de ese acto se van a regir por la ley chilena según el
artículo 16 inciso 3º. En todo caso, ese acto o contrato no debe
contener nada que contravenga el orden público.

Finalmente, cabe señalar que se habla de estatuto mixto


porque por una parte el acto se rige por la ley extranjera y por otra
por la ley chilena.

c.-Los efectos de la ley en relación a las personas.

Cuando se habla de igualdad en relación a las personas, en


estricto rigor nos estamos refiriendo a la igualdad en la ley.

Tradicionalmente se distingue entre la igualdad formal y la


igualdad material. La igualdad en la ley es sinónimo de igualdad
formal.

La igualdad formal se alza como un principio que “constituye


un postulado fundamental del Estado Liberal de Derecho y fue
enunciado por Leibhoz como el reconocimiento de la identidad del
estatuto jurídico de todos los ciudadanos, lo que implica la garantía
de la paridad de trato en la legislación y en la aplicación del
derecho”76. Efectivamente, a mediados del Siglo XVIII, los
representantes del llamado pensamiento ilustrado y la propia
filosofía política comienzan a sostener que las personas son iguales
ante la ley porque poseen ciertas características comunes como
pueden ser, entre otras, la razón.

En realidad, la concreción de la igualdad formal es un logro


fundamental en la lucha por los derechos y la dignidad del ser

76 CARMONA, Encarnación. El principio de igualdad material en la jurisprudencia


del Tribunal Constitucional. En Revista de Estudios Políticos, No 84, 1994, p.
265-286.

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humano. El concebir una ley general y abstracta, aplicable a todos


los ciudadanos, excluyendo privilegios y posiciones sociales, es algo
excepcional. No lo podemos negar.

Ahora bien, debemos insistir que la idea de igualdad formal


implica dos aspectos fundamentales, a saber: la igualdad ante la
ley y la igualdad en la ley. En otras palabras, no debemos confundir
el derecho a la igualdad en la ley, que implica en definitiva el
derecho que tenemos a que la ley nos trate en forma idéntica y
cuando así no sea, este trato diverso no sea discriminatorio, con el
derecho a la igualdad en el ejercicio de los derechos que el
ordenamiento jurídico nos reconoce, que implica una igualdad
procesal.

“Históricamente se entendió este principio como un mandato


de igualdad en la aplicación de la ley, esto es, que la norma se
aplicara a todo caso en que se cumpliera el supuesto de hecho
contenido en su estructura. Así por ejemplo, si la norma imponía
una sanción para quien matara a otro, no debía quedar homicida
sin castigo. Sin embargo, esta manera de entender el principio
señalado se relacionaba más con la pretensión de vigencia o validez
de la norma (que la norma se aplique en todos los casos previstos
por ella) que con el reconocimiento y respeto de un principio
elemental de todo ordenamiento jurídico moderno: la dignidad de
las personas y su consecuente igual valoración. Este significado
primario, que vinculaba más al juez que al creador de las normas,
se justificó probablemente por la fe ciega que el constitucionalismo
dieciochesco depositó en la ley como manifestación de la voluntad
general. Se pensó así que la ley –norma general, abstracta y
dictada por un parlamento lo suficientemente identificado con la
comunidad- era el instrumento idóneo para proteger a las personas.
Igualdad y legalidad eran conceptos que casi se identificaban.

Pero esta confianza absoluta en el legislador no podía durar


mucho. Con el paso del tiempo fue fácil darse cuenta que el
legislador podía desconocer los derechos de las personas en forma
tan abierta como pudieron hacerlo en sus mejores tiempos los
jueces parciales y dependientes del rey. Necesario era entonces

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extender la sujeción al principio de igualdad no sólo a quienes


aplicaban las leyes (igualdad ante la ley) sino también a quienes la
dictaban (igualdad en la ley). De este modo se llegó a entender el
principio de igualdad como una protección en la formulación del
derecho o igualdad en la ley, esto es, ante el legislador, aquel
órgano colegiado y representativo encargado de dictar aquellas
normas obligatorias conocidas como leyes. En el ejemplo que arriba
pusimos, igualdad en la formulación significa que esa ley debe
ordenar un castigo a todo el que mate a otro, sin marginar
injustificadamente a algunas personas de dicha sanción” 77.

El propio Tribunal Constitucional español ha reiterado esta


idea, es así como en la STC 83/84 sostuvo: “La igualdad ante la Ley
que consagra el artículo 14 de la Constitución puede ser entendida
también…como igualdad en la Ley, es decir, como obligación del
legislador de no establecer distinciones artificiosas o arbitrarias
entre situaciones de hecho cuyas diferencias reales, si existen,
carecen de relevancia desde el punto de vista de la razón de ser
discernible en la norma o de no anudar consecuencias jurídicas
arbitrarias o irrazonables a los supuestos de hecho legítimamente
diferenciados”78.

Por su parte, el principio de igualdad material será “entendido


como una reinterpretación de la igualdad formal en el Estado Social
de Derecho que, teniendo en cuenta la posición social real en que
se encuentran los ciudadanos, tiende a una equiparación real y
efectiva de los mismos”79.

La importancia de la concepción de la igualdad material es


evidente. En efecto, si no existiera esta idea la plena aplicación de
la igualdad formal nos conduciría en innumerables ocasiones a
injusticias y atentados en contra del valor de la igualdad humana.

77 NUÑEZ, Manuel. La Igualdad ante la Ley. En GARCÍA HUIDOBRO, Joaquín y


otros. Lecciones de Derechos Humanos. Valparaíso, EDEVAL, 1997, p. 95-116.
78 PASCUAL, Eulalia. Configuración jurídica de la dignidad humana en la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Barcelona, Bosch Editor, 2009, p. 146.
79 CARMONA (1994).

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Ahora bien, la aplicación de la igualdad material


necesariamente implica establecer diferencias. Sostiene
acertadamente la profesora Encarnación Carmona que, “para
lograr esta igualdad material, los poderes públicos deberán, en
ocasiones, dictar normas aparentemente desiguales o contrarias a
la igualdad formal, con el objetivo de elevar la posición social de los
colectivos que se encuentran en una situación continuada de
inferioridad social real “80. Nuevamente aparece acá la necesidad de
establecer tratos diferenciados en aras de la plena igualdad
material. La exigencia desde luego, para tolerar estas diferencias,
es que ellas no constituyan discriminaciones arbitrarias.

La misma idea es reiterada por Álvarez Conde 81 al sostener


que el principio de igualdad no implica necesariamente que toda
desigualdad deba constituir una discriminación, pues no se prohíbe
toda diferencia de trato en el ejercicio de los derechos y libertades,
sino que la igualdad es vulnerada cuando dichas diferenciaciones
están desprovistas de una justificación objetiva y razonable.

Por lo general hay ciertas diferenciaciones que


tradicionalmente no se consideran discriminatorias como aquellas
basadas en razón de la edad. En este sentido a nadie repugnaría las
medidas tendientes a la protección de los niños y niñas y de las
personas de la tercera edad. Por otro lado, en principio hay
diferencias que sí se consideran discriminatorias, como las que se
basan en la orientación sexual, la clase social, la raza, etc.

Sin embargo, advierte la profesora Carmona, “hoy se habla


más bien de ciertas diferencias humanas como razones
«relevantes» o «irrelevantes » para fundamentar una determinada
consecuencia normativa. El principio de igualdad afirma, entonces,
que cuando hay diferencias irrelevantes el tratamiento debe ser
igual y cuando hay diferencias relevantes el tratamiento debe ser

80 CARMONA, Encarnación. “El principio de igualdad material en la Constitución


Europea”. Foro Constitucional Iberoamericano, No 8, 2004, p. 1-21.
81 ÁLVAREZ, Enrique. Prohibición de discriminación. En ÁLVAREZ, Enrique,
FIGUERUELO, Ángela y NUÑO, Laura (dir.) Estudios Interdisciplinares sobre
Igualdad. Madrid, Iustel, 2009, p. 39-54.

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diferenciado. La clave, pues, de toda la maquinaria del principio no


es otra que la determinación de la «relevancia» de los rasgos”82.

Pues bien, si ello es así, surge el problema de determinar que


rasgos son o no relevantes para justificar un trato diferenciado.
Opino que esta es una cuestión que no puede ser entregada al
legislador, la razón es muy simple: la realidad de las relaciones
sociales siempre será mucho más fecunda que el más imaginativo
de los juristas. Es por ello que este es un tema que necesariamente
debe zanjarse en sede judicial. Es el juez el que caso a caso deberá
determinar si las diferencias de trato se ajustan o no a criterios
relevantes.

Pero, ¿qué determina en definitiva la relevancia?


Personalmente creo que la relevancia está determinada por la
arbitrariedad. La arbitrariedad implica capricho, falta de razón en el
actuar.

4.-LOS DECRETOS CON FUERZA DE LEY COMO FUENTE FORMAL DEL


DERECHO.

a.-Concepto e ideas introductorias.

Los Decretos con Fuerza de Ley (DFL) son normas que dicta
el Presidente de la República, sobre materias propias de ley, en
virtud de una delegación legislativa y que gozan la misma jerarquía
de la ley dentro del sistema de fuentes del ordenamiento jurídico.

Las razones que justifican la existencia de esta legislación


delegada pueden ser clasificadas en razones excepcionales y
razones ordinarias83. Dentro de las razones excepcionales “destacan
los motivos de suprema necesidad o urgencia, generalmente
enraizados en dificultades políticas o económicas muy graves” 84.

Dentro de las razones ordinarias se destacan: a) La


sobrecarga de los órganos legislativos; b) La mejor preparación,

82 CARMONA (1994).
83 HERNÍQUEZ, Miriam. Las fuentes formales del derecho. Santiago de Chile,
Legal-Publishing, 2009, p. 73.
84Ídem.

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desde el punto de vista de los recursos, del Gobierno para asumir la


regulación de cuestiones técnicas complejas; c) La dificultad que
implica que una materia técnica sea sometida a la deliberación
política; d) La exigencia de la fluidez en la toma de decisiones
importantes, las que en su mayoría deben regularse por ley; e) La
viabilidad de ejecutar por esta vía los programas de Gobierno 85.

b.-Los DFL en la Constitución chilena.

El artículo 64 de la Constitución chilena establece:

Artículo 64.- El Presidente de la República podrá solicitar


autorización al Congreso Nacional para dictar disposiciones
con fuerza de ley durante un plazo no superior a un año
sobre materias que correspondan al dominio de la ley.

Esta autorización no podrá extenderse a la nacionalidad, la


ciudadanía, las elecciones ni al plebiscito, como tampoco a
materias comprendidas en las garantías constitucionales o
que deban ser objeto de leyes orgánicas constitucionales o
de quórum calificado. La autorización no podrá
comprender facultades que afecten a la organización,
atribuciones y régimen de los funcionarios del Poder Judicial,
del Congreso Nacional, del Tribunal Constitucional ni de la
Contraloría General de la República.

La ley que otorgue la referida autorización señalará las


materias precisas sobre las que recaerá la delegación y
podrá establecer o determinar las limitaciones, restricciones
y formalidades que se estimen convenientes. Sin
perjuicio de lo dispuesto en los incisos anteriores, el
Presidente de la República queda autorizado para fijar el
texto refundido, coordinado y sistematizado de las leyes
cuando sea conveniente para su mejor ejecución. En
ejercicio de esta facultad, podrá introducirle los cambios de
forma que sean indispensables, sin alterar, en caso alguno,
su verdadero sentido y alcance.

A la Contraloría General de la República corresponderá


tomar razón de estos decretos con fuerza de ley, debiendo

85Ídem.

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rechazarlos cuando ellos excedan o contravengan la


autorización referida.

Los decretos con fuerza de ley estarán sometidos en cuanto


a su publicación, vigencia y efectos, a las mismas normas
que rigen para la ley.

De la norma recién transcrita podemos extraer las siguientes


conclusiones:

 Es una facultad del Presidente de la República para


solicitar autorización al Congreso Nacional para dictar
DFL.
 Por medio de los DFL se regulan materias propias de
dominio legal.
 La autorización debe ser previa, expresa y no puede
exceder un año. Además esta delegación sólo se hace al
Presidente de la República, a ningún otro órgano del
Estado.
 Hay ciertas materias en que jamás podrá existir
delegación. A saber: “Esta autorización no podrá
extenderse a la nacionalidad, la ciudadanía, las
elecciones ni al plebiscito, como tampoco a materias
comprendidas en las garantías constitucionales o que
deban ser objeto de leyes orgánicas constitucionales o
de quórum calificado.
 La autorización no podrá comprender facultades que
afecten a la organización, atribuciones y régimen de los
funcionarios del Poder Judicial, del Congreso Nacional,
del Tribunal Constitucional ni de la Contraloría General
de la República
 La ley delegatoria no puede dar la autorización en
forma genérica, ella debe contener las materias precisas
sobre las cuales recae la delegación.

TRASPASA A FUNCIONARIOS QUE INDICA DESDE EL SERVICIO


ADMINISTRATIVO DEL GOBIERNO REGIONAL DE TARAPACÁ AL SERVICIO
ADMINISTRATIVO DEL GOBIERNO REGIONAL DE ARICA Y PARINACOTA.

DFL Núm. 5.- Santiago, 7 de febrero de 2008.- Vistos: Lo dispuesto en el

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artículo 64 de la Constitución Política de la República de Chile y la facultad


que me confiere el inciso segundo del artículo 36 de la ley Nº 20.233, para
disponer el traspaso de cuatro funcionarios que se desempeñan en el Servicio
Administrativo del Gobierno Regional de Tarapacá al Servicio Administrativo
del Gobierno Regional de Arica y Parinacota.
Decreto con fuerza de ley.

Por su parte en el artículo 54º No 1 se establece que “en el


mismo acuerdo aprobatorio de un tratado podrá el Congreso
autorizar al Presidente de la República a fin de que, durante la
vigencia de aquél, dicte las disposiciones con fuerza de ley que
estime necesarias para su cabal cumplimiento, siendo en tal caso
aplicable lo dispuesto en los incisos segundo y siguientes del
artículo 64”.

FIJA EL TEXTO REFUNDIDO, COORDINADO, SISTEMATIZADO Y ACTUALIZADO


DE LA LEY N° 19.175, ORGANICA CONSTITUCIONAL SOBRE GOBIERNO Y
ADMINISTRACION REGIONAL
Santiago, 8 de agosto de 2005.- Hoy se decretó lo que sigue:
D.F.L. Núm. 1-19.175.- Visto: Lo dispuesto en el artículo 61 de la Constitución
Política de la República y la facultad que me ha conferido el artículo 4º
transitorio de la Ley Nº 20.035.
Decreto con fuerza de ley:
Fíjase el siguiente texto refundido, coordinado, sistematizado y actualizado de
la Ley Nº 19.175,

Orgánica Constitucional sobre Gobierno y Administración Regional:

Además, en el artículo 64º, pero en su inciso segundo se


señala que “sin perjuicio de lo dispuesto en los incisos anteriores, el
Presidente de la República queda autorizado para fijar el texto
refundido, coordinado y sistematizado de las leyes cuando sea
conveniente para su mejor ejecución. En ejercicio de esta facultad,
podrá introducirle los cambios de forma que sean indispensables,
sin alterar, en caso alguno, su verdadero sentido y alcance”.

Por su parte, el mismo artículo 64º inciso final expresa que “a


la Contraloría General de la República corresponderá tomar razón
de estos decretos con fuerza de ley, debiendo rechazarlos cuando
ellos excedan o contravengan la autorización referida”.

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Además, de acuerdo al artículo 93º de la Constitución, a


propósito de las atribuciones del Tribunal Constitucional, se indica
que una de las atribuciones de este órgano es justamente:

“Resolver las cuestiones que se susciten sobre la


constitucionalidad de un decreto con fuerza de ley”.

Ahora bien, esta norma se complementa con otra disposición


contenida al final del artículo 93º que señala:

“En el caso del número 4º, la cuestión podrá ser


planteada por el Presidente de la República dentro
del plazo de diez días cuando la Contraloría rechace
por inconstitucional un decreto con fuerza de ley.
También podrá ser promovida por cualquiera de las
Cámaras o por una cuarta parte de sus miembros en
ejercicio en caso de que la Contraloría hubiere
tomado razón de un decreto con fuerza de ley que se
impugne de inconstitucional. Este requerimiento
deberá efectuarse dentro del plazo de treinta días,
contado desde la publicación del respectivo decreto
con fuerza de ley”.

5.-LOS DECRETOS LEYES COMO FUENTE FORMAL DEL DERECHO.

Siguiendo al profesor Squella diremos que los “decretos leyes


con actos legislativos del Presidente de la República que regulan
materias propias de ley, aunque sin que medie para ello una
autorización de parte del órgano o del poder legislativo”86.

Los decretos leyes se dictan en los llamados gobiernos de


facto, que son aquellos que asumen el poder en períodos de ruptura
constitucional. En Chile en tres períodos de nuestra historia se ha
utilizado este mecanismo legislativo: a) Entre septiembre de 1924
hasta diciembre de 1925; b) Entre junio de 1932 hasta septiembre
de 1932, y c) entre septiembre de 1973 hasta el año 1980.

Por último cabe preguntarnos cuál es la suerte de los DL


cuando se recupera la normalidad constitucional. ¿Se les debe
reconocer valor? Personalmente considero que los DL no tienen
valor pues ellos no emanan del ejercicio de la soberanía popular,
86 SQUELLA (2008) 246.

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sin embargo, las relaciones y los derechos adquiridos durante su


vigencia no deben ser desconocidos a los particulares por razones
de seguridad jurídica.

6.-LOS TRATADOS INTERNACIONALES COMO FUERTE FORMAL DEL


DERECHO.

a.-Concepto.

De acuerdo al artículo 2º de la Convención de Viena sobre el


Derecho de los Tratados, es posible definir estos como:

“Se entiende por "tratado" un acuerdo internacional


celebrado por escrito entre Estados y regido por el
derecho internacional, ya conste en un instrumento
único o en dos o más instrumentos conexos y
cualquiera que sea su denominación particular”.

b.-Clasificación de los tratados internacionales87.

i.- La clasificación tradicional es aquella que distingue entre


tratados bilaterales y tratados multilaterales.

Los tratados bilaterales son aquellos celebrados entre dos


sujetos internacionales. Los tratados multilaterales son aquellos
celebrados entre varios sujetos de derecho internacional.

ii.- Otra clasificación importante es aquella que reconoce los


tratados contratos y los tratados leyes.

Los tratados contratos son aquellos que sólo importan


prestaciones y contraprestaciones entre las partes. Los tratados
leyes son aquellos que establecen normas de carácter general y
obligatorias. Por ejemplo, los tratados sobre derechos humanos son
de esta última categoría.

c.- Los tratados internacionales y la soberanía del Estado.

87 GAMBOA, Fernando y FERNÁNDEZ, Macarena. Tratado de derecho


internacional público y derecho de integración. Santiago de Chile, LexisNexis,
2006, p. 37.

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En la actualidad los tratados internacionales han adquirido


una particular importancia para el sistema de fuentes. En especial,
los tratados internacionales sobre derechos humanos han venido a
alterar de alguna medida la noción tradicional de soberanía del
Estado. Así, por ejemplo en Chile se ha entendido por gran parte de
la doctrina y a jurisprudencia constitucional que los tratados sobre
derechos humanos se incorporan a nuestro ordenamiento con rango
constitucional o al menos superior a la ley ordinaria.

7.-LA POTESTAD REGLAMENTARIA COMO FUENTE FORMAL DEL DERECHO.

a.- Concepto.

“La potestad reglamentaria es la facultad que tiene


principalmente el Presidente de la República y otras autoridades
administrativas para dictar normas, tales como decretos,
reglamentos e instrucciones, para el gobierno y administración del
Estado o para la ejecución de las leyes”88.

El profesor Squella la define como “la facultad que la


Constitución y las leyes otorgan al Presidente de la República, así
como a otras autoridades administrativas, para producir normas
jurídicas, tanto de carácter general como particular, destinadas a
regular materias de interés público que no sean de dominio legal, a
facilitar una adecuada aplicación de las leyes y al mejor y más
eficaz cumplimiento de las funciones de gobierno y administración
que corresponden a tales autoridades”89.

b.- Potestad reglamentaria de ejecución y autónoma.

Se acostumbra distinguir entre una potestad reglamentaria


clásica o de ejecución y otra moderna o autónoma.

i.- Potestad reglamentaria clásica.

Es aquélla reconocida al Jefe de Estado o Jefe de Gobierno,


para regular la aplicación concreta de las leyes. Se le llama también
potestad de ejecución, pues su objetivo es ejecutar la Constitución

88 HERNÍQUEZ (2009) 87.


89 SQUELLA (2008) 246.

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y las leyes en los asuntos en que sea necesario concretar las


disposiciones formuladas en las normas generales y abstractas.

ii.- Potestad reglamentaria autónoma o moderna

Es aquélla que se confiere al Jefe de Estado o de Gobierno


para la ejecución de la Constitución en todas aquellas materias que
ésta no ha reservado expresamente a la ley. Se denomina también
autónoma, pues se ejerce con independencia de la ley y en todos
los asuntos que la Constitución no encomienda expresamente a la
ley. En todo caso, incluye a la anterior. Es decir, de todos modos
debe el ejecutivo dar cumplimiento a leyes mediante reglamentos.

La norma de clausura. Esta es una materia que se ubica


dentro de la potestad reglamentaria, especialmente en relación con
la potestad reglamentaria autónoma. La potestad reglamentaria
autónoma importa un aumento en la capacidad normativa del
órgano ejecutivo. Dicho aumento es correlativo a la disminución de
facultades del legislador, pues éstas quedan recortadas a las que
establezca taxativamente la Constitución. Esto puede importar la
preeminencia política del ejecutivo sobre el parlamento.

Si se reconoce la potestad reglamentaria autónoma, es


necesario, a fin de evitar confusiones entre la potestad normativa
del Parlamento y del Ejecutivo, que la Constitución establezca, de
manera clara, qué materias son sólo propias de leyes, de tal
manera que todas las demás, no incluidas en esa numeración,
queden entregadas a la potestad reglamentaria autónoma.

La norma de clausura “es aquélla destinada a regular todas


las materias que no han sido entregadas de manera taxativa a
determinados órganos, y que quedan entregadas, por tanto, a
ciertos órganos de manera residual”.

Si existe potestad reglamentaria autónoma, la norma de


clausura queda radicada en dicha potestad reglamentaria; es decir,
el ejecutivo podrá regular, mediante reglamentos, todos aquellos
asuntos no entregados por la Constitución a la competencia
exclusiva del parlamento.

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Si sólo existe potestad reglamentaria clásica o de ejecución,


la norma de clausura se fijará en la ley; en este caso la ley podrá
regular todos los asuntos, excepto los entregados por la
Constitución a la competencia exclusiva de otros órganos.

La Constitución de 1925, en su artículo 44º, fijaba la norma


de clausura en la ley, es decir, se mencionaba con carácter
enunciativo (a modo de ejemplo) qué materias eran propias de ley.
Señalaba que “Sólo en virtud de una ley se puede...”. Esto
importaba que el parlamento estuviera facultado para regular por
medio de leyes cualquier materia, por particular que fuese, aun
cuando no estuviese mencionada en la enunciación.

La fijación de la norma de clausura en el parlamento


determina la existencia de un Dominio Legal Mínimo; es decir, la
Constitución establece con carácter meramente enunciativo el
dominio mínimo de la ley; más allá de esas materias, el legislador
puede regularlo todo.

Por su parte, la Constitución de 1980 fija, en el artículo 63º,


la norma de clausura en la potestad reglamentaria autónoma.
Menciona, de manera taxativa, las materias que la ley puede reglar,
excluyéndose las otras no mencionadas (a pesar que la enunciación
es bastante amplia). Señala: “Sólo son materias de ley...”. Las
demás materias quedan entregadas a la potestad reglamentaria
autónoma.

La fijación de la norma de clausura en la potestad


reglamentaria autónoma, es decir, en el ejecutivo (así como, en
general, en un órgano distinto del parlamento) determina la
existencia de un Dominio Legal Máximo. La Constitución establece
de modo taxativo el marco máximo de acción de la ley. Establece el
límite hasta donde la ley puede regular.

En la Constitución chilena, la Potestad Reglamentaria


reconoce como fuente el artículo 32º No 8 a propósito de las
atribuciones del Presidente de la República. De esta manera se
señala que son atribuciones especiales de éste:

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“No 8. Ejercer la potestad reglamentaria en todas aquellas


materias que no sean propias del dominio legal, sin perjuicio
de la facultad de dictar los demás reglamentos, decretos e
instrucciones que crea conveniente para la ejecución de las
leyes”.

Como se aprecia, en nuestro derecho existe la distinción entre


potestad reglamentaria autónoma y de ejecución.

Los reglamentos son, entonces, actos de autoridad dictados


principalmente por el Presidente de la República, que contienen
normas jurídicas generales y abstractas, por medio de las cuales se
regulan materias que no son propias del dominio legal o bien se
ejecutan las leyes.

Los decretos, son normas jurídicas emanadas del Presidente de la


República, para dar ejecución a las leyes, de carácter particular,
esto es, regulando por tanto a un número determinado de sujetos y
situaciones.

Las instrucciones son comunicaciones que dan los jefes superiores


de la administración a los funcionarios subordinados y que
persiguen una mejor aplicación por parte de estos de lo dispuesto
en la ley y el reglamento. Además, a través de ellas se busca
mejorar el funcionamiento de un determinado servicio público.

Las resoluciones son actos que contienen normas particulares que


emanan de autoridades administrativas dotadas de poder de
decisión, distintas que el Presidente de la República.

En cuanto al control de constitucionalidad de las manifestaciones

En cuanto al control de constitucionalidad de las


manifestaciones de la potestad reglamentaria, el artículo 93º No 16
de la Constitución prescribe:

“Resolver sobre la constitucionalidad de los decretos


supremos, cualquiera sea el vicio invocado, incluyendo
aquéllos que fueren dictados en el ejercicio de la potestad
reglamentaria autónoma del Presidente de la República
cuando se refieran a materias que pudieran estar
reservadas a la ley por mandato del artículo 63”.

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El Tribunal solamente puede entrar a ejercer esta atribución a


requerimiento de cualquiera de las Cámaras efectuado dentro de
los treinta días siguientes a la publicación o notificación del texto
impugnado.

En el caso de vicios que no se refieran a decretos que


excedan la potestad reglamentaria autónoma del Presidente de la
República también podrá una cuarta parte de los miembros en
ejercicio deducir dicho requerimiento.

Además, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 94, en el


caso del Nº 16º del artículo 93, el decreto supremo impugnado
quedará sin efecto de pleno derecho, con el solo mérito de la
sentencia del Tribunal que acoja el reclamo.

Además deberá publicarse en el Diario Oficial esta sentencia


dentro de los tres días siguientes a su dictación. Según lo dice
también el propio artículo 94.

8.-Los autos acordados.

“Son las instrucciones de carácter obligatorio que emiten los


tribunales superiores de justicia para complementar o interpretar, y
hasta crear la ley procesal”90.

“Los autos acordados emanan no de las autoridades políticas


ni administrativas, sino de los tribunales superiores de justicia, y
contienen normas jurídicas de carácter general relativas a la
manera como los tribunales deben proceder en el conocimiento de
determinadas acciones y recursos procesales”91.

En Chile el sustrato jurídico de los autos acordados se


encuentra en el artículo 79º de la Constitución y en el artículo 3º
del Código Orgánico de Tribunales.

En virtud de la primera norma se establece que la Corte


Suprema tiene la superintendencia directiva, correccional y

90LOPEZ PESCIO, Edgardo Nociones Generales de Derecho Procesal. Derecho


Procesal Orgánico. Primera parte. Tomo I. Valparaíso, EDEVAL, 1987, p. 31.
91 SQUELLA (2008) 251.

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económica de todos los tribunales de la república, con excepción del


Tribunal Constitucional, del Tribunal Calificador de Elecciones, los
tribunales electorales regionales y los tribunales militares en tiempo
de guerra.

La segunda disposición por su parte señala que los tribunales


además de la facultad de conocer las causas, de juzgarlas y de
hacer ejecutar lo juzgado, y de intervenir en todos aquellos
asuntos no contenciosos en que una ley requiere su intervención,
tienen las facultades conservadoras, disciplinarias y económicas
que a cada uno de ellos se les asigna en los respectivos títulos de
este mismo Código.

“Las facultades conservadoras se refieren a la labor que


compete a los tribunales en la protección de los derechos
fundamentales, mientras que las facultades disciplinarias guardan
relación con la vigilancia y castigo que los tribunales superiores
deben llevar a cabo respecto de jueces y funcionarios judiciales. En
cuanto a las facultades económicas, que son las que autorizarían a
los tribunales superiores para dictar autos acordados, son aquellas
que se ejercen para conseguir una mejor y más pronta
administración de justicia”92.

Los autos acordados de carácter y aplicación general, como el


que regula la tramitación y fallo del recurso de protección, deben
ser publicados en el Diario Oficial.

De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 93º No 2 de la


Constitución, son atribuciones del Tribunal Constitucional:

Resolver sobre las cuestiones de constitucionalidad de los


autos acordados dictados por la Corte Suprema, las Cortes de
Apelaciones y el Tribunal Calificador de Elecciones.

Ahora bien, de acuerdo a lo dispuesto en el mismo artículo


93º de la Carta Fundamental el Tribunal Constitucional puede
ejercer esta atribución: A requerimiento del Presidente de la
República, a requerimiento de cualquiera de las Cámaras o de diez

92 SQUELLA (2008) 252.

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de sus miembros y a requerimiento de toda persona que sea parte


en juicio o gestión pendiente ante un tribunal ordinario o especial, o
desde la primera actuación del procedimiento penal, cuando sea
afectada en el ejercicio de sus derechos fundamentales por lo
dispuesto en el respectivo auto acordado.

Como se puede apreciar de la sola lectura de la norma, el


constituyente extiende en forma importante la legitimación activa
para poner en movimiento el ejercicio de esta atribución por parte
del Tribunal Constitucional. Esta extensión aludida se deduce
claramente de la expresión “toda persona que sea parte en juicio o
gestión pendiente que se siga ante tribunal ordinario o especial, o
desde la primera actuación del procedimiento penal”. Este aspecto
no deja de ser importante, porque de una u otra manera esta
norma, junto con otras que contempla el artículo 93 de la
Constitución, significan un singular avance en el acceso a la justicia
constitucional por parte de los particulares.

Otro aspecto a considerar, dice relación, con el hecho de que


el ejercicio de este requerimiento procede cuando una persona se
vea afectada por este auto acordado en el ejercicio de sus derechos
fundamentales. En mi opinión esta redacción extiende el catálogo
de derechos protegidos, no sólo a los consagrados en los artículos
19º, y amparados por la acción de protección, sino que también a
los derechos fundamentales consagrados en los tratados
internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes,
según lo dispone el inciso segundo del artículo 5 de la Constitución.

Respecto de los efectos de la sentencia que declara la


inconstitucionalidad de un auto acordado y según lo dispuesto en el
artículo 94 de la misma Constitución, ella no puede ser objeto de
impugnación y además ella se entenderá derogada del
ordenamiento jurídico desde el momento en que la sentencia se
publique en el Diario Oficial.

IV.-LA COSTUMBRE JURÍDICA COMO FUENTE FORMAL DEL DERECHO.

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1.-EVOLUCIÓN DE LA COSTUMBRE.

El profesor Jaime Williams Benavente93 nos recuerda que en la


antigua Roma, el respeto por la costumbre de los antepasados
contribuye a dar fuerza obligatoria a las normas que de esas
costumbres emanaban, formando el llamado derecho
consuetudinario.

Durante la Edad Media también se reconoció a la costumbre


como fuente importante de derecho, fijándose por vez primera sus
requisitos y caracteres. La costumbre jurídica tenía principalmente
el valor de derecho en ausencia o fuera de ley. Es decir, ella
operaba a falta de derecho escrito.

En la Época Moderna, a consecuencia del racionalismo jurídico


del Siglo XVII, se otorga preeminencia al derecho escrito o al
derecho legislado por sobre la costumbre. La Escuela del
Racionalismo Jurídico alcanza su culminación a fines del Siglo XVIII
y principios del Siglo XIX, con la codificación.

En la actualidad la costumbre tiene un lugar secundario en los


ordenamientos jurídicos occidentales, lo que obedecería a tres
causas principales:

 Al espíritu racionalista que predomina hasta hoy.


 Al monopolio de la creación del Derecho por parte del Estado.
 Al dinamismo de las relaciones sociales y a la rapidez del
mundo actual, donde muchas veces se precisa contar con
marco regulatorios frente a nuevas situaciones y
circunstancias.

2.- CONCEPTO DE COSTUMBRE JURÍDICA.

Se suele decir que la costumbre jurídica “es la repetición


constante y uniforme de ciertos actos, por un tiempo determinado,
por lo general muy extenso, en una localidad determinada, por
generalidad o mayoría de los sujetos de un grupo social, con la

93 WILLIAMS (2008) 167-168.

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conciencia que al hacerlo, se encuentran respondiendo a un


imperativo jurídico”.

Para que la costumbre pueda ser calificada jurídicamente


como tal, es necesario que concurran los siguientes requisitos:

 Debe tratar de un uso social de carácter general.


 Que tenga un carácter uniforme y constante. Esto es deben
ser repetidos en forma frecuente y en forma análoga.
 Que esta repetición constante y uniforme tenga una cierta
duración en el tiempo.
 Que este comportamiento tenga sustrato jurídico, es decir,
que no carezca de opiniojuris. En otras, palabras lo que define
a la costumbre jurídica es la convicción por parte de los
sujetos, que al obrar de una determinada manera se
encuentran obedeciendo a un imperativo jurídico.

3.- ELEMENTOS DE LA COSTUMBRE JURÍDICA.

De esta forma es posible distinguir entre elementos


materiales u objetivos y un elemento interno o subjetivo:

Elemento Material u Objetivo Elementos internos o subjetivo

La repetición constante y La convicción por parte de los


uniforme de actos análogos, sujetos que al obrar de una
durante un determinado determinada manera, están
período de tiempo (por lo cumpliendo una norma de
general largo) en cierta derecho.
localidad, que puede ser la
totalidad del territorio de un
Estado o parte de él.

4.-CLASIFICACIÓN DE LA COSTUMBRE JURÍDICA.

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a.-Según el territorio donde rige la costumbre jurídica.

- Costumbre local.

- Costumbre nacional.

- Costumbre Internacional.

b.-Según la relación de la costumbre jurídica con la ley.

La costumbre según la ley, en este caso distinguiremos dos


situaciones

a) aquella a la que la propia ley reconoce y le otorga


fuerza obligatoria.
b) la costumbre según la ley sirve también para su
interpretación cuando la ley lo permite.

La costumbre fuera de la ley es aquella que rige a falta de la


ley, es decir, cuando existe un vacío legal. En este caso la
costumbre tiene el carácter de integradora.

La costumbre contra ley es aquella que tiene el mérito de


derogar la ley vigente.

5.-EL VALOR DE LA COSTUMBRE JURÍDICA EN NUESTRO ORDENAMIENTO.

En materia civil la primera norma que debemos tener en


cuenta es el artículo 2º del Código Civil:

“La costumbre no constituye derecho sino en los


casos en que la ley se remite a ella”.

Tal como se aprecia de la lectura de la disposición citada, en


material civil en Chile solamente rige la llamada costumbre según la
ley. Y, para ser francos, los casos en que la ley se remite
expresamente a la costumbre son mínimos. Por ejemplo, artículos
608, 1198 inciso final, 1938, 1940, 1944, 1951, 1954, 1986 y 2117
inciso segundo.

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Sin perjuicio de lo anterior, el profesor Ducci 94, señala quela


existencia del artículo 1546 del Código Civil, tiene el mérito de
ampliar mucho el ámbito de aplicación de la costumbre en material
civil. Esta norma dispone:

“Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por


consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos se
expresa, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación, o que
por la ley o la costumbre pertenecen a ella”.

“Por tanto, por expresa disposición de la ley, la costumbre


pasa a formar parte del contenido de los contratos y a constituir un
elemento de lo que se ha denominado la ley del contrato. En efecto,
el artículo 1545º del Código Civil dice que todo contrato legalmente
celebrado es una ley para los contratantes”95.

En materia comercial, se aplica lo dispuesto en el artículo 4º


del Código de Comercio que señala que “las costumbres mercantiles
suplen el silencio de la ley”.

Esta norma se complementa con el artículo 5º del mismo


Código que dispone:

“No constando a los juzgados de comercio que


conocen de una cuestión entre partes la autenticidad
de la costumbre que se invoque, sólo podrá ser
probada por alguno de estos medios:

1.- Por un testimonio fehaciente de dos sentencias


que, aseverando la existencia de la costumbre, hayan
sido pronunciadas conforme a ella;

2.- Por tres escrituras públicas anteriores a los


hechos que motivan el juicio en que debe obrar la
prueba”.

“Conviene destacar que esta prueba es necesaria solamente


cuando la costumbre no consta a los juzgados de comercio. Por
tanto, si el tribunal estima que la costumbre le consta por ser ésta

94 DUCCI, Carlos. Ob. Cit., p. 101.


95 DUCCI, Carlos. Ob. Cit., p. 101-102.

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por ejemplo, pública y notoria, podrá aplicarla sin necesidad de


prueba específica”96.

Finalmente, el artículo 6º del mismo cuerpo normativo


establece que “las costumbres mercantiles servirán de regla para
determinar el sentido de las palabras o frases técnicas del comercio
y para interpretar los actos o convenciones mercantiles”.

V.-LA JURISPRUDENCIA COMO FUENTE FORMAL DEL DERECHO.

1.- CONCEPTO.

Recuerda el profesor Squella que “la palabra jurisprudencia


tiene en la literatura jurídica dos acepciones principales, una ligada
a la idea de saber o conocimiento del derecho y otras vinculada a la
actividad de los órganos jurisdiccionales”97.

En esta parte del curso nos quedaremos con la última de las


acepciones mencionadas. Y en este sentido, la palabra
jurisprudencia tiene tres significados distintos98:

 Jurisprudencia indica el conjunto de fallos de cualquier


tribunal de justicia que hayan sido dictados sobre un asunto o
materia similar, sobre la base de aplicar un mismo criterio
acerca del derecho concerniente a esa materia y al modo
como debe interpretárselo.
 Jurisprudencia es el conjunto de fallos concordantes dictados
por los tribunales superiores de justicia en casos o asuntos
similares, los cuales permiten establecer el o los criterios que
esos tribunales observan uniformemente en presencia de
casos similares.
 El tercer significado que tiene la palabra jurisprudencia
cuando es utilizada en vinculación a la labor que cumplen los
órganos jurisdiccionales alude a las normas jurídicas
concretas y singulares que producen los jueces por medio de
las sentencias con las que ponen término a las controversias
y demás gestiones que ante ellos se promueven.
96Ídem.
97 SQUELLA (2008) 252.
98 SQUELLA (2008) 263-266.

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2.- EL VALOR DE LA SENTENCIA EN CHILE COMO FUENTE FORMAL DEL


DERECHO.

La norma esencial para aclarar esto se encuentra contenida


en el artículo 3º del Código Civil:

Las sentencias judiciales no tienen fuerza obligatoria


sino respecto de las causas en que actualmente se
pronunciaren.

En consecuencia, esta disposición consagra el llamado efecto


relativo de las sentencias judiciales. Esto significa que las
sentencias judiciales son vinculantes solamente en el proceso en
que ellas son dictadas y respecto de las partes que en él ha
intervenido.

De esta manera, “ningún tribunal chileno está vinculado a sus


fallos anteriores y tampoco lo está a los fallos dictados previamente
por los tribunales superiores de justicia”99.

VI.- LOS ACTOS JURÍDICOS Y LOS ACTOS CORPORATIVOS.

1.-LOS ACTOS JURÍDICOS.

a.- Introducción.

En términos generales, hecho es todo lo que sucede en el


mundo. Estos hechos pueden ser relevantes o irrelevantes
jurídicamente hablando. Cuando estos hechos tienen relevancia
jurídica se denominan “hechos jurídicos”.

A los hechos jurídicos provenientes del hombre se les puede


llamar hechos jurídicos propiamente tales. Por su parte estos
hechos pueden ser voluntarios o involuntarios.

Los hechos jurídicos involuntarios son aquellos que provienen


del hombre, aunque sin la intención de producir efectos jurídicos.
Los hechos jurídicos voluntarios son aquellos que el hombre
ejecuta conscientemente y que producen efectos jurídicos, sean o
no queridos por su autor.

99 SQUELLA (2008) 269.

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Estos hechos jurídicos voluntarios pueden ser lícitos o ilícitos.


Los hechos voluntarios ilícitos se llaman delitos. Ahora bien, un
hecho de esta naturaleza puede ser deliberado, en cuyo caso
estamos en presencia de un delito o ellos pueden ser el resultado
del actuar negligente del sujeto, en cuyo caso estaremos frente a
un cuasidelito.

Ahora, respecto de los hechos jurídicos voluntarios y lícitos,


ellos pueden ser realizados con la intención de producir
determinados y concretos efectos jurídicos y cuando ello es así se
denominan actos jurídicos; o bien realizados sin esta intención, y si
esto sucede estamos en presencia de los cuasicontratos.

b.- Concepto.

Acto jurídico es toda manifestación voluntaria y lícita del ser


humano, ejecutado con la intención precisa de producir
determinados efectos jurídicos, los cuales pueden consistir en la
adquisición, pérdida o modificación de derechos y deberes jurídicos.

c.- Principales clasificaciones.

Los actos jurídicos admiten variadas clasificaciones. La


principal es la que distingue entre actos jurídicos unilaterales y
actos jurídicos bilaterales.

Los actos jurídicos unilaterales son aquellos que para nacer a


la vida del derecho requieren del concurso de voluntad de una sola
parte. La parte puede ser una sola persona, en tal caso hablaremos
de actos unilaterales simples como es el testamento; o la parte
puede estar conformada por la manifestación de voluntad de varias
personas, pero que en conjunto expresan una misma voluntad, y
cuando esto sucede estamos en presencia de un acto jurídico
unilateral colectivo. Por ejemplo el acuerdo de una sociedad en
virtud del cual se aumenta el capital social.

Los actos jurídicos bilaterales que también se denominan


convenciones, son aquellos que para nacer a la vida del derecho
requieren del acuerdo de voluntad de dos o más partes.

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Es importante señalar que todo acto jurídico bilateral siempre


es una convención. Y, cuando esta convención tiene por objeto
exclusivo crear derechos y obligaciones se denominan contratos.

Por tanto el contrato puede ser definido como aquella


convención cuya finalidad es crear derechos y obligaciones.

Los contratos, a su vez admiten una clasificación que


distingue entre contratos unilaterales y contratos bilaterales.

Los contratos unilaterales son aquellos en que una sola de las


partes se obliga como consecuencia del contrato celebrado, no
contrayendo en principio la otra obligación alguna. Por ejemplo, la
donación o el comodato.

Los contratos bilaterales son aquellos en que ambas partes se


obligan recíprocamente. Es el caso de la compraventa o del
arrendamiento.

Desde luego que no podemos afirmar que los contratos


constituyen una fuente formal del derecho de carácter general, pero
no cabe duda que sí lo son, especialmente los contratos, fuentes del
derecho de carácter particular. El profesor Squella sostiene que
“tiene razón Kelsen, en consecuencia, cuando afirma que al
establecer el ordenamiento jurídico al negocio jurídico como un
hecho productor de derecho, lo que hace, a fin de cuentas, es
autorizar a los individuos sujetos al negocio a regular sus relaciones
recíprocas, en el marco de las normas generales producidas por vía
de legislación o costumbre, por las normas que son producidas
mediante el negocio jurídico”100.

2.-LOS ACTOS CORPORATIVOS.

En términos muy amplios se puede decir que estos actos son


aquellos que se llevan a cabo por personas jurídicas colectivas, por
medio de los que se producen normas jurídicas generales que
tienen validez solamente respecto de los miembros de esa
determinada institución y dentro de su ámbito.

100 SQUELLA (2008) 304.

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VII.- LAS FUENTES FORMALES INDIRECTAS.

1.- LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO.

a.- Introducción.

Joaquín Arce nos recuerda que “principio según el Diccionario


de la Real Academia Española, comporta, base, fundamento,
origen, razón fundamental sobre la cual se procede discurriendo en
cualquier materia”101.

Pues bien, en este sentido “los principios generales del


derecho han de ser las ideas cardinales que constituyen su origen o
fundamento; que están dotadas de un alto grado de generalidad;
que por ello gozan de una gran comprehensión en el ámbito de lo
jurídico (onmicomprehensión); que pertenecen a las más amplias
formulaciones del Derecho”102.

El profesor Squella enseña que “los principios generales del


derecho nacieron para auxiliar a los jueces en el ejercicio de la
función jurisdiccional, a la vez que para introducir un control que
evitara las decisiones discrecionales de aquellos, operando en los
casos de falta de ley que regule el caso a ser decidido; de
oscuridades o contradicciones en las leyes aplicables al caso y que
el juzgador no pudiere despejar valiéndose de los métodos o
elemento de interpretación de la ley; e, incluso, en presencia de
consecuencias notoriamente injustas o inconvenientes que pudieran
derivarse de la aplicación de una ley al caso que el juez debe
resolver”103.

Es justamente lo anterior lo que explica que los principios


generales del derecho sean considerados tradicionalmente como
fuentes supletorias del derecho. En este sentido, ellos operarían:

 Cuando no hay ley, es decir, en caso de lagunas legales.

101 ARCE Y FLORES-VALDÉS, Joaquín. Los principios generales del derecho y su


formulación constitucional. Madrid, Editorial Civitas, 1990, p. 63.
102 ARCE Y FLORES-VALDÉS (1990) 63-64.
103 SQUELLA (2008) 271.

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 Cuando el sentido y alcance de la ley no ha podido ser


desentrañado utilizando los elementos interpretativos de la
ley.

 Porque la aplicación estricta de la ley a un caso concreto


puede traer aparejadas consecuencias injustas o
inconvenientes.

Desde esta perspectiva se debe destacar que los principios


generales del derecho solamente deben ser aplicados por los jueces
en forma supletoria y en principio en los casos precedentemente
enunciados.

Según el propio Squella104, los principios generales del


derecho en estricto rigor no serían fuentes formales del derecho,
pues ellos no son métodos de creación de las mismas, sino que a lo
más, ellos estarían contenidos en las sentencias judiciales, que los
utilizan como fundamento en las hipótesis descritas arriba.

b.-¿Qué son los principios generales del Derecho?

No existe unanimidad al respecto, de esta manera podemos


encontrar una definición desde las posiciones iusnaturalistas, las
doctrinas positivistas, posiciones eclécticas y una postura
construida desde la Escuela Histórica-Romanista.

En el primer caso, los principios generales del derecho son


aquellos que derivan del derecho natural, que a su vez se
encuentra constituido por ciertas exigencias de justicia, anteriores y
superiores al Estado y al derecho creado por éste.

El profesor Squella ejemplifica lo anterior recordando lo


dispuesto en el artículo 7º del Código Civil Austriaco de 1811, que
rezaba: “Si no se puede decidir una cuestión jurídica ni conforme a
las palabras ni según el sentido natural de la ley, se tendrá en
cuenta lo que se decida por la ley en casos semejantes, y los
fundamentos de otras leyes análogas. Si resultase aun dudoso el
caso se decidirá de acuerdo con las circunstancias cuidadosamente

104 SQUELLA (2008) 272.

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recogidas y maduramente sopesadas, según los principios jurídicos


naturales”105.

Desde el positivismo, los principios generales del derecho se


encuentran dentro del ordenamiento jurídico positivo y se puede
acceder a ellos a través de un procedimiento inductivo.

“Esta concepción fue seguida por el Código Civil italiano de


1942 que estableció que en caso de duda la cuestión litigiosa se
resolvería según los principios generales del ordenamiento jurídico
del Estado”106.

También hay una postura que trata de compatibilizar las dos


posiciones anteriores. Es así como el Código Civil de Egipto de
1949, estableció que en defecto de disposiciones legales el juez
resolverá en conformidad con la costumbre, en defecto de
costumbre según los principios generales del derecho islámico, y a
falta de éstos, según los principios del derecho natural y la
equidad”107.

La doctrina histórico-romanista, por su parte postula que fue


tan grande la perfección alcanzada por el derecho romano, que sus
grandes principios jurídicos se mantienen vigentes hasta el día de
hoy y ellos son los que se alzan como principios generales del
derechos. Algunos de estos principios serían por ejemplo, el
argumento a fortiori, en virtud del cual quien puede lo más puede
lo menos; el principio nemo auditor o lo que lo mismo, nadie puede
aprovecharse de su propio dolo, o el principio lex locus registactum,
es decir, la ley del lugar rige el acto,

Las críticas a esta última doctrina son evidentes. En efecto,


nadie podría desconocer el grado de desarrollo y perfección
alcanzado por el derecho romano, pero ello no justifica que se
hayan fijado los principios generales del derecho de una vez y para
siempre.

105Ídem.
106 SQUELLA (2008) 274.
107Ídem.

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c.-La situación de los principios generales del derecho en


nuestro ordenamiento jurídico.

Tal como lo hemos adelantado a propósito de las normas de


interpretación de la ley y de la integración de la misma, los
principios generales del derecho cumplen claramente una función
interpretativa según lo dispuesto en el artículo 24º del Código Civil
y una función integrativa en materia procesal atendido el tenor del
artículo 170º No 5 del Código de Procedimiento Civil.

2.-LA EQUIDAD.

a.- Concepto.

La equidad se vincula a la idea de justicia. Para abordar este


tema necesariamente tenemos que recurrir a las ideas aristotélicas
relacionadas con lo justo legal y lo justo natural.

“En el capítulo 7 del libro V de la Ética a Nicómaco, Aristóteles


formula la célebre distinción entre cosas que son justas por
naturaleza y aquellas que lo son por convención. Esta doctrina tiene
algunos antecedentes en Platón, particularmente en la distinción
que hace Sócrates en el Eutifrón entre cosas que están prohibidas
porque son malas y cosas que son malas porque están prohibidas.
Estas últimas vienen a corresponder a la justicia convencional
aristotélica. Se trata, en efecto, de una distinción importante, que
está en la base de la Tradición Central de la ética occidental. Sin
embargo, una vez que se acepta esta doctrina se plantea de
inmediato el problema de cómo se compaginan ambas formas de
justicia. Este problema presenta dos facetas: una, la más conocida,
está representada por la posible colisión entre los dictados de la
justicia convencional, expresados en las leyes positivas, y las
exigencias de la justicia suprapositiva. Este conflicto ya fue descrito
por Sófocles en Antígona y recorre toda la historia de la filosofía,
por ejemplo, a propósito de la ley injusta. La otra faceta, en
cambio, tiene que ver con la forma en la que nosotros debemos
concretar las exigencias de la justicia natural. Dicho con otras

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palabras, por mucho que se admita la existencia de una justicia


natural, resulta imprescindible recurrir a ciertas mediaciones para
hacerlas efectivas. La vía por la que se produce este proceso de
determinación es de ordinario, la ley positiva.

Con todo, nada asegura que este proceso de mediación entre


las exigencias de la justicia natural y su concreción legislativa sea
siempre eficaz. En efecto, resulta evidente que la inteligencia de
quienes intervienen en esa convención no es capaz de prever todas
las situaciones posibles que pueden presentarse. Y, puesto que el
legislador dispone para los casos ordinarios, bien puede suceder
que la presencia de circunstancias excepcionales lleve a que una ley
que es perfectamente razonable en situaciones normales produzca
un resultado injusto en una situación de excepción. En estos casos,
enseña Aristóteles, hay que resolver el asunto de la manera en que
lo habría hecho el legislador y no apegarse en exceso a la letra. Allí
tiene lugar la epieikeia. Al apartarse de la letra de la ley, el juez "no
elimina aspectos de la justicia, sino que, al contrario, encuentra un
derecho mejor". Hasta ahí, resumida, la solución de Aristóteles al
problema de la tensión entre la generalidad de la ley y la
variabilidad de las circunstancias del caso concreto”108.

Según Aristóteles, el juez, frente al caso concreto, tiene que


determinar lo justo legal, es decir, que es lo justo según la ley que
regula el caso a resolver. Sin embargo, puede ocurrir que la ley no
regule ese caso o que la aplicación de la norma legal a ese caso
concreto se produzca un resultado perjudicial y no querido por el
legislador.

En consecuencia cuando la ley ha sido redactada en términos


muy generales y esta generalidad impida la aplicación de la ley al
caso concreto, el juzgador debe corregir la ley razonando y fallando
del modo que el legislador hubiera procedido probablemente. Tal
como sostiene el profesor García-Huidobro, el juez cuando actúa así

108 GARCÍA-HUIDOBRO, Joaquín. ¿Cabe aplicar la equidad a la ley natural? La


respuesta de Francisco de Suárez. En: Revista de Derecho Universidad Católica
del Norte, Año 17 No 2, 2010, p. 53-77.

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“no elimina aspectos de la justicia, sino que, al contrario, encuentra


un derecho mejor”.

De esta manera, “Aristóteles se planteó el problema de la


relación entre la equidad y la justicia, diciendo que la equidad es
una especie de justicia. Es la justicia para el caso particular; es
superior a la justicia legal”109.

b.-La equidad en nuestro derecho.

Tal como lo hemos adelantado a propósito de las normas de


interpretación de la ley y de la integración de la misma, la equidad
cumple una función interpretativa según lo dispuesto en el artículo
24º del Código Civil y una función integrativa en materia procesal
atendido el tenor del artículo 170º No 5 del Código de
Procedimiento Civil.

Por último, estamos de acuerdo con el profesor Squella


cuando indica que “equidad no es sinónimo de subjetividad ni
menos de arbitrariedad, y que para formar una decisión equitativa
bien puede recurrirse también, además de los elementos o factores
que ya indicamos, a criterios que se encuentren aprobados por la
doctrina”110.

3.-LA DOCTRINA DE LOS AUTORES.

La doctrina de los autores y de los tratadistas es fundamental


para la interpretación y la aplicación práctica del derecho. En
verdad no cabe duda de aquello, si uno analiza al azar un par de
sentencias del Tribunal Constitucional podrá apreciar lo que acaba
de indicar. Sin embargo, la doctrina de los autores, salvo
contadísimas excepciones no es una fuente formal del derecho en la
actualidad y ello obedece principalmente a la influencia racionalista
propia del Siglo XVIII.

“Cualesquiera sean los méritos de los autores o la


profundidad de sus razonamientos, sus conclusiones no obligan ni a
los particulares ni a los jueces. En este sentido la doctrina no es
109 WILLIAMS (2008) 187.
110 SQUELLA (2008) 299.

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fuente formal del derecho, pues su contenido no se traduce en


normas imperativas”111.

En la antigüedad existen ejemplos muy importantes en donde


a la doctrina de los autores se les reconoció pleno valor de fuente
formal del derecho.

Don Alejandro Guzmán nos recuerda que “en parte para


intentar poner remedio al problema de las falsificaciones, pero
también al de la escasez de libros jurídicos, vino una ley de
Valentiniano III de Occidente, promulgada el 426, y que conocemos
con el nombre de Ley de Citas…Esta norma fue recogida por
Teodosio II al promulgar su código el año 438, y con ello resultó
extendida también al Oriente”112.

Recordemos que este importante texto histórico rezaba de la


siguiente manera:

“Los emperadores Teodosio y Valentiniano augustos, al


senado de la ciudad de Roma. (Tras otras cosas). Damos fuerza a
todos los escritos de Papiniano, Paulo, Gayo, Ulpiano y Modestino,
de tal modo que la autoridad que tienen Paulo, Ulpiano y los
demás, la tenga también Gayo, y que se puedan citar pasajes de
toda su obra. Consideramos también ratificada la ciencia de
aquéllos cuyos tratados y opiniones utilizaron en sus obras todos
los antes citados, como es la de Escévola, Sabino, Juliano y Marcelo
y la de todos a quienes aquéllos tuvieron en alta consideración;
pero con tal de que, dada la incertidumbre proveniente de su
antigüedad, la autenticidad de sus libros quede confirmada por el
cotejo de códices. Cuando se aleguen diversas opiniones,
prevalezca la del mayor número de autores, o si el número fuera
igual, tenga preferencia la autoridad del grupo en el que brille el
varón de excelente talento Papiniano, el cual, así como prevalece
sobre cada uno, es superado por dos. Conforme a lo ya establecido,

111 RONCHETTI, Fernando. La doctrina como fuente real del derecho. En


Cartapacio de Derecho, Revista Electrónica de la Facultad de Derecho-Unicen,
Volumen 11, 2006.
112 GUZMÁN, Alejandro. Derecho Privado Romano, Tomo I. Santiago de Chile,
Editorial Jurídica de Chile, Primera Edición, 1996, p. 43.

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ordenamos invalidar las notas de Paulo y Ulpiano a las obras de


Papiniano. Pero cuando se aduzca un número igual de opiniones de
aquéllos cuya autoridad se reputa igual, decida la prudencia del
juez a quiénes debe seguir. Ordenamos que las Sentencias de Paula
valgan siempre. (Y otras cosas). Dado en Ravena el 7 de los idus de
Noviembre, siendo cónsules Nuestros Señores los Augustos
Teodosio por duodécima vez, y Valentiniano por segunda
(7.XI.426)”113.

La doctrina de los autores.

En cuanto al concepto y finalidades de esta fuente formal,


diremos que la doctrina jurídica es la ciencia del Derecho elaborada
por los jurisconsultos. Con más particularidad se da el nombre de
doctrina a los estudios de carácter científico que los juristas realizan
acerca del Derecho, ya sea con el propósito puramente teórico de
sistematización de sus preceptos, ya con la finalidad de interpretar
sus normas y señalar las reglas de su aplicación50.

Si bien la doctrina de los autores y de los tratadistas es


fundamental como señalamos para la interpretación y la aplicación
práctica del derecho, sin embargo, la doctrina de los autores, salvo
contadísimas excepciones no es una fuente formal del derecho en la
actualidad y ello obedece principalmente a la influencia racionalista
propia del Siglo XVIII.

“Cualesquiera sean los méritos de los autores o la


profundidad de sus razonamientos, sus conclusiones no obligan ni a
los particulares ni a los jueces. En este sentido la doctrina no es
fuente formal del derecho, pues su contenido no se traduce en
normas imperativas”51.

En la antigüedad existen ejemplos muy importantes en donde


a la doctrina de los autores se les reconoció pleno valor de fuente
formal del derecho.

113 DOMINGO, Rafael (coord.)Textos de Derecho Romano. Navarra, Aranzadi,


2002, p.260.

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Así en el Derecho Romano los juristas eminentes recibían del


emperador la autorización para emitir dictámenes, los cuales eran
obligatorios para los magistrados. En el año 426, por la célebre
Constitución de Valentiniano III, llamada vulgarmente “Ley de
Citas”, se impuso a los jueces la obligación de atenerse a la opinión
de los juristas, Papiniano, Gayo, Ulpiano, Paulo y Modestino, dando
preferencia, en caso de paridad de opiniones opuestas a las de
Papiniano. De esta manera la doctrina de los juristas autorizados
constituyó, en el Derecho Romano, fuente formal de normas
jurídicas52

TERCERA PARTE:

TEORÍA DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO.


INTEGRACIÓN E INTERPRETACIÓN DEL DERECHO.

I.- EL ORDENAMIENTO JURÍDICO.

1.- PRESENTACIÓN.

Iniciamos esta parte del curso adhiriendo a lo expresado por


Norberto Bobbio en su Teoría General del Derecho, a saber: “La
teoría de la norma jurídica y la teoría del ordenamiento jurídico
forman una completa teoría del derecho, principalmente desde el
punto de vista formal. Bajo el primer título se estudia la norma
jurídica, considerada de manera aislada; la materia del segundo
título es el conjunto, complejo o sistema de normas, que
constituyen un ordenamiento jurídico”.

2.- CONCEPTO DE ORDENAMIENTO JURÍDICO.

Según el profesor Williams Benavente, “el ordenamiento


jurídico puede ser definido como aquel conjunto unitario,
jerárquicamente estructurado, dinámico, coherente y pleno de

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normas jurídicas que rigen en un territorio determinado y durante


un tiempo dado”.

Por su parte, el profesor Squella entiende el ordenamiento


jurídico como “el conjunto unitario y coherente de normas que
rigen en un cierto momento dentro de un ámbito espacial
determinado”.

3.- PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO.

a.- El ordenamiento jurídico es un conjunto de normas.

Esto quiere decir que todo ordenamiento jurídico siempre se


encuentra compuesto por a lo menos, dos normas, nunca por una
sola.En este mismo sentido el profesor Bobbio, señala que “el
ordenamiento jurídico (como cualquier otro sistema normativo) es
un conjunto de normas. Esta definición general de ordenamiento
presupone una sola condición: que a la constitución de un
ordenamiento concurren varias normas (al menos dos), y que no
existe ningún ordenamiento compuesto por una sola norma”.

b.- La jerarquía.

i.- Primeras ideas.

Cuando hablamos de la jerarquía del ordenamiento jurídico


queremos señalar que éste es un sistema que se encuentra
conformado por diversas normas que se ubican en distintos
estratos. Es decir, el ordenamiento está compuesto por normas
inferiores y normas superiores.

Uno de los autores que más se preocupó de desarrollar esta


característica del ordenamiento jurídico es Hans Kelsen.

Así, nos dice Kelsen que “si se concibe al derecho como un


orden normativo, como un sistema de normas que regula la
conducta humana, surge la interrogante: ¿Qué funda la unidad de

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una multiplicidad de normas? ¿Por qué una norma determinada a


un orden determinado? Y esta pregunta está en estrecha relación
con ésta: ¿Por qué vale una norma? ¿Cuál es su fundamento de
validez?”.

Ahora bien, la pregunta anterior es sumamente importante,


pues según el mismo Kelsen, que una norma valga significa que
obliga, esto es, que ella es apta para determinar la conducta del
sujeto normativo.

De esta manera, Kelsen advierte, que del hecho que algo sea
no se puede deducir que algo deba ser, y del mismo modo, de que
algo sea debido no implica que algo sea. Por lo mismo, una norma
obliga a realizar la conducta X porque ella debe ser, “el fundamento
de validez de una norma sólo puede encontrarse en la validez de
otra norma”.

“Como se indicó, la norma que representa el fundamento de


validez de otra norma es, en su respecto, una norma superior; pero
la búsqueda del fundamento de validez de una norma no puede
proseguir hasta el infinito, como la búsqueda por la causa de un
efecto”. Es así, como Kelsen propone que el fundamento de validez
último es una norma suprema presupuesta. El autor austríaco
señala “como norma suprema tiene que ser presupuesta, dado que
no puede ser impuesta por una autoridad cuya competencia tendría
que basarse en una norma aún superior”.

A esta norma suprema Kelsen denomina norma fundante


básica . Y todas las normas cuya validez pueda remitirse a una
misma norma fundante básica constituyen un sistema de normas, o
si se quiere un orden normativo.

El propio Kelsen señala que “el sistema normativo que


aparece como un orden jurídico, tiene esencialmente un carácter
dinámico. Una norma jurídica no vale por tener un contenido
determinado; es decir, no vale porque su contenido pueda inferirse,
mediante un argumento deductivo lógico, de una norma fundante

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básica presupuesta, sino por haber sido producida de determinada


manera, y, en última instancia, por haber sido producida de la
manera determinada por una norma fundante básica presupuesta”.

Lo que acabamos de indicar es particularmente importante


para entender el discurso de Kelsen y del positivismo jurídico,
porque la validez de la norma, es decir, su aptitud para obligar
nuestro comportamiento, no emana del contenido (justo) de la
misma, sino del hecho que ella ha sido producida de una
determinada manera.

ii.- La estructura escalonada o jerarquizada del


ordenamiento jurídico.

Ya hemos sostenido que de acuerdo a la doctrina de Kelsen,


“la validez de cada norma depende de la circunstancia de haber
sido producida de acuerdo con la respectiva norma superior del
mismo ordenamiento. Así las cosas, el fundamento de validez de
una norma jurídica no depende de un juicio de valor ni de un juicio
de hecho, sino que depende de otra norma. ¿De cuál norma? De la
norma superior del mismo ordenamiento jurídico que regula su
creación”.

“Así las cosas, el fundamento de validez de una norma


jurídica no depende de un juicio de valor ni de un juicio de hecho,
sino que depende de otra norma. ¿De cuál norma? De la norma
superior del mismo ordenamiento que regula su creación”.

De esta manera, el ordenamiento jurídico se presenta como


una estructura jerárquica en donde existen normas superiores o
fundantes y normas inferiores o fundadas. Como dice Squella
“norma superior o fundante es aquella que regula la creación de
una norma inferior o fundada. Por su parte, norma inferior o
fundada es aquella que es regulada en su creación por una norma
superior o fundante”.

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Así, la norma fundante establece qué autoridad dictará la


norma fundada, que procedimiento utilizará para hacerlo y que
límites de contenido deberá respetar esta norma fundada o inferior.

“Si nos atenemos a una visión del ordenamiento jurídico como


la que hemos expuesto previamente, éste se nos presenta como
una estructura de gradas normativas fundantes y fundadas, como
una especie de pirámide invertida en cuya parte superior se ubican
las normas más generales y de mayor jerarquía –la Constitución–,
mientras que en su parte inferior lo hacen las normas particulares y
de menor jerarquía, como es el caso de la sentencia judicial,
situándose en la zona intermedia entre unas y otras las leyes, la
costumbre jurídica y los actos jurídicos y contratos que celebran los
particulares” .

c.- La unidad.

“La unidad del ordenamiento jurídico está determinada


porque cada una de las normas pertenecientes a él tiene como
fundamento último una misma norma, regla o principio”.

d.- El dinamismo.

El derecho es una realidad social, por lo mismo dinámica y no


estática. Por lo mismo una de la características principales del
ordenamiento es su dinamismo, esto quiere decir que a éste
constantemente se van incorporando y expulsando normas
jurídicas. En otras palabras, si el derecho regula las relaciones
sociales, que son por naturaleza dinámicas, el derecho debe ir
ajustándose a las mismas.

e.- La plenitud.

Cuando hablamos de plenitud del ordenamiento jurídico,


estamos diciendo que éste es un sistema que carece de lagunas. En

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otras palabras, cualquier problema jurídico tiene su solución dada


por el derecho.

Es decir, “por plenitud o integridad del Derecho se entiende


aquella propiedad en cuya virtud el sistema dispone siempre de una
cualificación normativa
para cualquier caso o supuesto de hecho. Dicho de otro modo, un
sistema es pleno si cualquier caso puede ser calificado como
prohibido, obligatorio o permitido según alguna norma del sistema.
Cuando falta esa norma decimos estar en presencia de una laguna:
un cierto caso representa una laguna de un determinado sistema
cuando éste no correlaciona dicho caso con alguna calificación
normativa, esto es, cuando no lo declara ni prohibido u ordenado,
ni permitido” .

Sin embargo, pareciera ser que la afirmación dada


precedentemente es algo pretensiosa, es por ello, que quizás sea
menos osado señalar que la plenitud del ordenamiento jurídico no
implica que éste carezca de vacíos o lagunas, sino que para el caso
que ellas existan se prevean los mecanismos para llenarlas. Y,
como bien sabemos el proceso de integración del derecho apunta a
ello.

f.- La coherencia.

i.- Ideas introductorias.

La coherencia es sinónimo de armonía. “El ordenamiento es


un todo armónico, de manera que si al interior de él existen
contradicciones entre sus normas, dicho ordenamiento debe
establecer el método o procedimiento para superar tales
contradicciones”.

ii.- Las antinomias.

Las distintas contradicciones que se detectan dentro del


ordenamiento jurídico se denominan antinomias.

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En resumen, y siguiendo a Prieto Sanchís, “la coherencia


puede definirse como aquella cualidad del sistema en cuya virtud
cada situación de hecho recibe un único tratamiento normativo
dentro del sistema en cuestión. Esa cualidad desaparece cuando
nos encontramos con una antinomia o contradicción normativa, es
decir, cuando el sistema imputa consecuencias jurídicas
incompatibles a las mismas condiciones fácticas: N1 considera
obligatorio hacer X, pero N2 permite no hacer X; NI atribuye a
cierto supuesto o caso la consecuencia P, pero N2 atribuye al
mismo supuesto o caso una consecuencia distinta e incompatible
con P. Por tanto, cabe decir que existe antinomia y desaparece la
coherencia siempre que un mismo comportamiento es cualificado
deónticamente de modo incompatible por dos normas del sistema
o, lo que viene a ser lo mismo, siempre que para un mismo
supuesto se imputan dos o más consecuencias incompatibles”.

Las antinomias pueden quedar subsumidas en los siguientes


supuestos:

 Contradicción entre mandato y prohibición: una norma


declara ordenado lo que otra establece como prohibido.
 Contradicción entre mandato y permiso negativo: una
norma declara ordenando lo que otra autoriza a no
hacer.
 Contradicción entre prohibición y permiso positivo: una
norma considera prohibido lo que otra permite hacer.

“Naturalmente, para que se produzca efectivamente una


antinomia en alguno de los casos señalados es preciso que las dos
normas resulten aplicables simultáneamente, para lo cual es
necesario que compartan su mismo ámbito de validez material,
esto es, que regulen la misma conducta o situación respecto de los
mismos sujetos (ámbito personal) y en el mismo ámbito espacio-
temporal” .

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Los autores suelen distinguir entre las antinomias aparentes y


reales. “Decimos que una antinomia es aparente cuando, en
realidad, encierra un problema de validez de alguna de las normas
en conflicto; sin duda para el aplicador del Derecho la antinomia se
presenta como real en el sentido de que ambas normas pretenden
regular el caso, pero es aparente porque una de ellas es inválida y
no debería existir; por ejemplo, porque es contradictoria con lo
establecido en otra de grado superior y viola por tanto la jerarquía,
o porque reguló aquello que no estaba autorizada a regular,
violando entonces la competencia. En cambio, decimos que es real
aquella antinomia que se entabla entre dos normas válidas del
sistema. Las primeras, las antinomias aparentes, se producen en el
nivel de la producción del Derecho; las reales, en el plano de la
aplicación” .

Un ejemplo de antinomia real en el derecho chileno: Un típico


caso de antinomia real en el derecho chileno lo encontramos en los
artículos 680 del Código Civil, a propósito de la tradición y el
artículo 1874 del mismo cuerpo legal a propósito de la
compraventa.

Artículo 680 CC.

La tradición puede transferir el dominio bajo


condición suspensiva o resolutoria, con tal que se
exprese.

Verificada la entrega por el vendedor, se transfiere el


dominio de la cosa vendida, aunque no se haya
pagado el precio, a menos que el vendedor se haya
reservado el dominio hasta el pago; salvo que
intervenga decreto judicial en contrario.

Artículo 1874 CC.

La cláusula de no transferirse el dominio sino en


virtud de la paga del precio, no producirá otro efecto
que el de la demanda alternativa enunciada en el

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artículo precedente; y pagando el comprador el


precio, subsistirán en todo caso las enajenaciones
que hubiere hecho de la cosa o los derechos que
hubiere constituido sobre ella en el tiempo
intermedio.

4.- DIVISIONES Y RAMAS DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO.

Tradicionalmente se suele enseñar que el derecho se divide


en dos grandes ramas, a saber: El Derecho Público y el Derecho
Privado. Sin embargo, no podemos dar esto como cierto en la
medida que ciertos autores importante niegan esta distinción.

Así, existen dos teorías frente a esta disyuntiva. Las teorías


dualistas que aceptan la división entre Derecho Público y Derecho
Privado y las teorías monistas que no la aceptan.

Según el profesor Hübner, es perfectamente entendible que


existan posturas que nieguen esta distinción. En efecto, entre
varias apreciaciones que ofrece, nos dice el citado autor que “las
objeciones actuales –A la distinción– no dejan de tener
fundamento. Desde luego, no es rigurosamente exacto que haya un
sector del Derecho que sólo mire a la utilidad de los particulares y
otro que sólo se ocupe del interés del Estado. Toda norma jurídica
tiene un doble carácter, ya que el Derecho, por naturaleza, interesa
a la comunidad entera (y en tal sentido sería siempre “público”) y al
mismo tiempo ampara, tutela y regula la conducta de los
particulares (y en este aspecto podría considerarse “privado”)”.

Pues bien, dentro de este marco, Hans Kelsen, según Hübner


y Williams Benavente, no encuentra ningún criterio que sea lo
suficientemente claro para llevar a cabo esta diferenciación entre el
Derecho Público y el Derecho Privado. Y si hay alguna distinción ella
estaría en la forma como se crea el Derecho. En este sentido, el
Derecho Público es creado por los órganos del Estado y el Derecho
Privado por los particulares.

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Según el profesor Hübner, la distinción entre Derecho Público


y Derecho Privado es válida, y la razón de esta afirmación se
encuentra, en la existencia, en toda sociedad humana, de dos
factores contrapuestos y en perpetúa tensión: El Estado-Autoridad
e Individuo-Libertad. Pues bien, en este sentido, el Derecho Público
es, al menos preferentemente, en palabras de Hübner, un sistema
legal de poder y el Derecho Privado, es el ordenamiento jurídico,
preferentemente, de la vida individual.
Aceptando la idea del profesor Hübner, esto es, asumiendo
como válida la distinción entre Derecho Público y Derecho Privado
vamos entender que:

“El Derecho Público es aquella parte del sistema jurídico que


rige la organización del Estado y su actividad destinada a regular
las bases fundamentales de la conservación y funcionamiento del
cuerpo social” y “el Derecho Privado es la parte del sistema jurídico
que regula y delimita las relaciones de los particulares, entre sí y
con los órganos del Estado, en el libre ejercicio de sus actividades
personales”.

II.- LA INTERPRETACIÓN DEL DERECHO Y DE LA LEY.

1.- LA INTERPRETACIÓN DEL DERECHO. COMENTARIOS


INTRODUCTORIOS.

«Intérprete», «interpretar», «interpretación» son términos


que se usan en los más variados contextos lingüísticos, a veces
bastante heterogéneos o separados entre sí: se interpreta una obra
de teatro, un texto literario, un hecho histórico, pero también, por
ejemplo, se interpretan los sueños, las cartas del tarot e incluso,
últimamente, se habla de cómo interpreta el fútbol este o aquel
jugador. Tal vez deberíamos preguntarnos qué tienen en común
estos diferentes usos o, más exactamente, si el empleo del término
«interpretar» hace de todas estas actividades especies del mismo
género. Sin embargo, es probable que, más allá de alguna idea
superficial y sumamente genérica, no fuéramos capaces de ofrecer
un concepto unitario de interpretación.

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Ahora bien, “la interpretación del derecho” implica una acción


humana que tiene por objeto determinar el sentido y alcance de un
precepto jurídico.

Cuando hablamos de la “interpretación del derecho”


incluiremos dentro de esta expresión la llamada “interpretación de
la ley” pero también debemos incluir obligadamente la
“interpretación de la Constitución”, pues en nuestros actuales
estados constitucionales, la Constitución y el principio de
supremacía constitucional irradian a todo el resto del derecho, y
justamente esta característica de supremacía formal y material de
la Constitución hace, para muchos autores, que su interpretación
obedezca a un método distinto que el que se utiliza para interpretar
el resto de los preceptos que conforman el ordenamiento jurídico.

En las páginas que siguen estudiaremos los principales


aspectos de la interpretación de la ley, tanto en términos
conceptuales de carácter general así como las reglas interpretativas
contenidas en el Código Civil chileno, para, posteriormente analizar
en términos muy breves la interpretación constitucional.

2.- LA INTERPRETACIÓN DE LA LEY.

a.- El Concepto de interpretación de la ley.

Por interpretación de la ley según el profesor Squella


debemos entender “la operación que consiste en establecer algún
significado de las normas jurídicas que forman el derecho legislado
o, si se prefiere, la operación destinada a establecer el o los
significados posibles que tienen los enunciados lingüísticos de que
se ha valido el autor de las leyes para establecer y comunicar su
mensaje normativo”.

b.- Clases de interpretación de la ley.

i.- Interpretación abstracta e interpretación concreta.

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La interpretación en abstracto consiste sencillamente en


establecer el significado de las disposiciones y, con ello, en
determinar en abstracto cuáles son las normas vigentes de un
sistema jurídico. Lógicamente, dado que en las disposiciones se
suele recoger un supuesto de hecho, en este género de
interpretación tampoco se puede prescindir de tales hechos,
siquiera de los que de un modo paradigmático han sido
contemplados. Lo que sucede es que no se formula en presencia de
un caso concreto respecto del cual hayamos de decidir si se está o
no incluido en el ámbito de aplicación de la norma.

La interpretación en concreto, en cambio, lo que pretende es


establecer si a un cierto caso le es aplicable una determinada
norma.

ii.- La interpretación científica y la interpretación operativa .

La interpretación científica (así la llamaba Kelsen) consiste en


catalogar los posibles significados de una disposición; posibles a la
vista de las reglas de la lengua en que se halla escrita, de los
métodos de interpretación aceptados, de la práctica observada por
los operadores jurídicos, de las propuestas doctrinales, etc. La
interpretación científica no decide nada, no pretende decir cuál es el
significado correcto, sino que se limita a dar cuenta de un modo
descriptivo de cómo se ha interpretado o (previsiblemente) de
cómo se puede interpretar una disposición. Lo que, por cierto, luego
no impide que los jueces atribuyan al enunciado en cuestión un
significado distinto o no previamente catalogado: la práctica no está
vinculada por la ciencia. Más bien al contrario, el intérprete
científico deberá incluir en su catálogo de «significados posibles» el
nuevamente incorporado.

Por su parte, la interpretación operativa es aquella que


atribuye un cierto significado como el más correcto o adecuado, o
que decide qué casos están incluidos o excluidos del ámbito de
aplicación de la norma.

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iii.- Según el agente que realiza la labor interpretativa


podemos hablar de una interpretación doctrinal, judicial,
oficial y auténtica.

La interpretación doctrinal es, como puede suponerse, la que


se hace en las Facultades de Derecho con un objetivo
primordialmente informativo o de explicación. Suele ser una
interpretación en abstracto, pero con mucha frecuencia es también
una interpretación en concreto; es decir, no sólo intenta dilucidar
los significados, sino también establecer los casos a que tales
normas se aplican, sobre todo cuando su objeto es el análisis de la
jurisprudencia. Suele ser asimismo una interpretación científica que
cataloga cómo se han interpretado las normas, pero con mucha
mayor frecuencia es también una interpretación operativa que
propone o propugna cómo debe interpretarse una cierta disposición
o a qué casos debe aplicarse una norma.

Ciertamente, la interpretación doctrinal no tiene carácter


vinculante; es sólo persuasiva y no tiene más consecuencias que
las que deriven de sus buenas razones.

La Interpretación judicial es la que realizan los jueces y


tribunales en el ejercicio de su función jurisdiccional para la
resolución de los casos o controversias de los que deban conocer.
Es siempre una interpretación en concreto, aunque lógicamente
deba ir precedida de una interpretación en abstracto; y es también
una interpretación operativa, aunque eventualmente pueda tomar
en consideración el resultado de alguna interpretación científica. La
singularidad más destacada de la interpretación judicial frente a la
doctrinal es que no versa a propósito del Derecho, sino que forma
parte del propio Derecho; el fallo pretende ser vinculante u
obligatorio, generalmente sólo para las partes que han intervenido
en el proceso, si bien —como ya se explicó— puede tener en
ocasiones efectos más generales.

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La interpretación oficial. Es aquella que realizan los órganos


del Estado y que se materializa no en la aplicación del Derecho para
la resolución de casos concretos, sino en enunciados expresamente
interpretativos a propósito de normas distintas a las que en su caso
corresponde dictar al órgano en cuestión (pues de otro modo sería
interpretación auténtica).

La interpretación auténtica es la que realiza el propio autor de


la norma; de forma típica, la que realiza el legislador con el objetivo
de aclarar el sentido de una ley precedente, bien con la finalidad de
propiciar una unidad de criterios cuando se ha producido una
jurisprudencia divergente, bien incluso con el propósito de imponer
una cierta interpretación o de cerrar el paso a alguna que pudiera
resultar posible. La interpretación auténtica es una forma de
interpretación en abstracto, en el sentido de que no viene a
resolver un caso concreto, sino a fijar con carácter general el
significado de una disposición; y es también, sin duda, una
interpretación operativa y no científica.

En nuestro derecho el artículo 3º del Código Civil señala:

“Sólo toca al legislador explicar o interpretar


la ley de un modo generalmente obligatorio.

Las sentencias judiciales no tienen fuerza


obligatoria sino respecto de las causas en que
actualmente se pronunciaren”.

Tal como se puede apreciar la disposición del Código Civil


reconoce la interpretación auténtica, que es la que realiza el
legislador con carácter general y también la interpretación judicial,
que es la que realiza el juez con carácter particular.

iv.- Interpretación declarativa o literal e interpretación


correctora.

En realidad, esta clasificación reposa sobre un presupuesto


que muchos no pueden aceptar, y es que las disposiciones tienen

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siempre un significado objetivo e independiente de la propia


interpretación, significado que unas veces sería respetado
(interpretación literal), pero que en otras podría ser «ampliado » o
«restringido». Aun cuando aceptemos que las cosas no son
exactamente así, la clasificación comentada puede orientarnos a la
hora de exponer los distintos argumentos o técnicas interpretativas.
Diremos entonces que una interpretación es declarativa cuando se
ajusta al significado central que en el lenguaje ordinario o jurídico
se atribuye a las palabras del legislador, y a ello contribuirá el uso
de ciertas técnicas. Y diremos que es correctora (restrictiva o
extensiva) cuando la interpretación se desvía de ese «significado
propio», utilizando para ello otras técnicas o argumentos.

v.- Interpretación originalista e interpretación no


originalista.

Finalmente, otra clasificación que reviste un cierto interés,


sobre todo cuando se trata de la interpretación de textos antiguos,
es la que cabe establecer entre originalismo y no originalismo o, si
se prefiere, entre una interpretación histórica o que mira al pasado
y otra evolutiva o que mira al presente. Se puede llamar originalista
aquella interpretación que busca el significado que las palabras
tenían en el momento de dictarse la norma; y no originalista o
evolutiva aquella que prefiere el significado actual de los términos.
La polémica entre originalistas y no originalistas ha tenido especial
relevancia entre los constitucionalistas norteamericanos, que —no
lo olvidemos— han de interpretar un texto bastante escueto que
cuenta con más de doscientos años. Por ejemplo, si la Constitución
prohíbe las penas o los tratamientos crueles, ¿hemos de atenernos
a lo que se consideraba crueldad en la cultura norteamericana de
finales del siglo XVIII o comienzos del XIX, a lo que entendían los
constituyentes por crueldad, o más bien a lo que hoy juzgamos de
esa manera? En el primer caso no podríamos calificar como
inconstitucional la pena de muerte u otros castigos violentos que
hoy nos parecen inhumanos.

c.- Doctrinas de interpretación de la Ley.

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Nos recuerda el profesor Williams Benavente, que según se


entienda el “sentido de la ley”, existen dos grandes tendencias
doctrinarias en relación con la interpretación de la ley.

Así, es posible identificar una tendencia subjetivista, para la


que el sentido de la ley es equivalente a la voluntad del legislador.
Por lo tanto, cada vez que se interpreta la ley se debe desentrañar
cual es la real voluntad del legislador.

Por su parte, la tendencia objetivista, el sentido de la ley es la


finalidad intrínseca o inherente a la ley con independencia de la
voluntad del legislador.

d.- Las principales Escuelas de Interpretación.

A partir de las dos grandes tendencias interpretativas


enunciadas en el apartado precedente se han ido creando las
llamadas Escuelas de Interpretación. A continuación pasaremos
revistas a las más importantes.

i.- La Escuela Exegética o Clásica.

En realidad el nombre de Escuela de la Exégesis se ha


acuñado para englobar a los juristas franceses que, a lo largo del
siglo XIX, en especial entre 1804 y 1890, analizaron el Código de
Napoleón.

En términos generales, según el profesor Williams Benavente,


los principales postulados de esta Escuela son los siguientes: En
primer lugar se parte de la base que el legislador es infalible y la
ley es omnipotente, es decir, es suprema fuente del derecho.

Ahora, para interpretar la ley solamente es válido el uso del


elemento gramatical y siempre se debe buscar la voluntad o
intención del legislador.

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Quizás uno de los grandes pecados de la Escuela de la


Exégesis es que parte de la base que la razón humana es infalible y
sabemos que ello no es así. El ser humano se equivoca y el
legislador está integrado por seres humanos. Pero además, la ley y
el derecho en general deben regir la vida social la que es
esencialmente dinámica, por lo mismo, si quisiéramos buscar
siempre la voluntad del legislador terminamos por estancar el
derecho.

ii.- La Escuela del Derecho Libre.

“Esta Escuela aparece como la antítesis absoluta de la Escuela


Exegética. De acuerdo a sus sostenedores, paralelamente al
derecho estatal se desenvuelve siempre un derecho independiente
del Estado, que es el derecho realmente vigente. A este derecho lo
denominan derecho libre. En la formación de este derecho juega un
rol creador decisivo el juez, quien, sostienen los miembros de esta
escuela, debe fallar libremente, aun en contra del texto de la ley.
Por lo mismo, en materia de interpretación el juez no está sujeto de
manera alguna al tenor literal y puede recurrir para interpretarla a
cualquier elemento ajeno a la ley, que estime pertinente”.

Desde luego que no es necesario hacer un examen muy


elaborado para darse cuenta que esta doctrina trae consigo un
importante grado de incerteza jurídica y puede fomentar un
importante grado de arbitrariedad en el juez.

iii.- La Escuela Histórica de Savigny.

Según esta corriente doctrinaria “las leyes deben


interpretarse a partir de su tenor literal, pero tomando en cuenta
otros elementos distintos al elemento gramatical.

De esta manera, para llevar a cabo la interpretación de la ley


también podría considerarse el elemento histórico, el más
importante, porque a partir de él es posible capturar el espíritu del

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pueblo, que es el verdadero origen del derecho. Pero además, es


posible hacer uso del elemento lógico y el elemento sistemático.

iv.- La Escuela Teleológica .

Para esta Escuela la interpretación consiste en determinar la


finalidad de la ley. Según Ihering es el fin lo que hace al derecho.
“También es llamada Jurisprudencia de intereses, pues para esta
doctrina la labor del intérprete consiste en desentrañar cuáles son
los intereses en conflicto, cuál es la naturaleza de estos intereses,
cuáles han sido los intereses que el legislador ha amparado o
protegido y por qué razones”.

3.- LA INTERPRETACIÓN EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO CHILENO.

a.- Introducción.

En primer lugar es necesario plantear dos aclaraciones de la


mayor trascendencia:

 Las reglas de interpretación que establece el Código


Civil están dirigidas al juez y no al legislador.

 El sistema de interpretación previsto en el Código Civil


es un sistema reglado, esto quiere decir, que el juez al
momento de llevar a cabo la interpretación de la ley
debe observar las reglas contenidas en los artículos 19º
al 24º del Código Civil.

Según el profesor Williams Benavente, “las normas de


interpretación establecidas en esos artículo son válidas para
interpretar tanto la ley como la Constitución y las fuentes formales

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que emanan de la potestad reglamentaria”. Personalmente no


comparto esta opinión pues la Constitución obedece a otros
criterios interpretativos que ya tendremos la oportunidad de
analizar, aun cuando nada obstaculiza que los elementos
contenidos en el Código Civil puedan ser utilizados para la
interpretación de la Constitución.

b.- Los elementos interpretativos.

Los elementos interpretativos consagrados en los artículos


19º al 24º del Código Civil se inspiran en la Escuela Clásica o de la
Exégesis y en la Escuela Histórica del Derecho. Así las cosas la
doctrina distingue los siguientes elementos interpretativos:

i.- El elemento gramatical.

“Es aquel que permite establecer el o los posibles sentidos y


alcances de la ley atendiendo para ello el tenor literal de las
palabras de la ley, es decir, al significado de los términos y frases
de que se valió el legislador para expresar y comunicar su
pensamiento normativo”.

ii.- El elemento histórico.

“Es aquel que permite establecer el o los sentidos y alcances


posibles de una ley atendiendo para ello a la historia del texto legal
que se trata de interpretar. Dicha historia se ve reflejada,
documentalmente, en cada una de las fases o etapas del proceso
de formación de la ley, en especial en el texto del correspondiente
mensaje o moción y en las actas en que se hubiere dejado
constancia de las discusiones habidas al interior del órgano
legislativo con ocasión de la tramitación del respectivo proyecto de
ley”.

Pero también nos recuerda el profesor Squella, que el


elemento histórico puede ser entendido de una manera mucho más
amplia, y de esta forma “alcanzaría también a la identificación y

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ponderación de las circunstancias políticas, económicas, sociales, o


de cualquier otro orden, que existían al momento de aprobarse la
ley y que puedan haber ejercido influencia en el contenido y
objetivos de ésta”.

iii.- El elemento lógico.

“Es aquel que para establecer el o los posibles sentidos y


alcances de una ley se vale del análisis intelectual de las conexiones
que las normas de una misma ley guardan entre sí, esto es,
entendidas en el contexto que ellas forman y no de manera aislada,
así como de las conexiones que las normas de la ley que se trata de
interpretar puedan reconocer con las de otras leyes que versen
sobre la misma materia”.

iv.- El elemento sistemático.

Según el profesor Squella, en estricto rigor el elemento


sistemático es un grado más avanzado del elemento lógico, “puesto
que consiste en establecer el o los posibles sentidos y alcances de
una ley atendiendo ahora a las conexiones que la ley que se trata
de interpretar pueda guardar con la totalidad del ordenamiento
jurídico del cual forma parte, incluidos los principios generales del
derecho, y no solamente con las normas de otras leyes que versan
sobre la misma materia de la ley interpretada” .

v.- El elemento teleológico.

“Es aquel que permite establecer el o los sentidos y alcances


posibles de una ley atendiendo al fin de ésta, o sea, a los
determinados objetivos que se buscó conseguir por medio de su
establecimiento”.

c.- Las reglas interpretativas del Código Civil son las


siguientes:

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Art. 19. Cuando el sentido de la ley es claro, no se


desatenderá su tenor literal, a pretexto de consultar
su espíritu.

Pero bien se puede, para interpretar una expresión


obscura de la ley, recurrir a su intención o espíritu,
claramente manifestados en ella misma, o en la
historia fidedigna de su establecimiento.

Art. 20. Las palabras de la ley se entenderán en su


sentido natural y obvio, según el uso general de las
mismas palabras; pero cuando el legislador las haya
definido expresamente para ciertas materias, se les
dará en éstas su significado legal.

Art. 21. Las palabras técnicas de toda ciencia o arte


se tomarán en el sentido que les den los que
profesan la misma ciencia o arte; a menos que
aparezca claramente que se han tomado en sentido
diverso.

Art. 22. El contexto de la ley servirá para ilustrar el


sentido de cada una de sus partes, de manera que
haya entre todas ellas la debida correspondencia y
armonía.

Los pasajes obscuros de una ley pueden ser


ilustrados por medio de otras leyes, particularmente
si versan sobre el mismo asunto.

Art. 23. Lo favorable u odioso de una disposición no


se tomará en cuenta para ampliar o restringir su
interpretación. La extensión que deba darse a toda
ley, se determinará por su genuino sentido y según
las reglas de interpretación precedentes.

Art. 24. En los casos a que no pudieren aplicarse las


reglas de interpretación precedentes, se
interpretarán los pasajes obscuros o contradictorios
del modo que más conforme parezca al espíritu
general de la legislación y a la equidad natural.

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Una vez leídas atentamente cada uno de los artículos


transcritos tenemos que ser capaces de reconocer el elemento
gramatical, histórico, lógico, sistemático y teleológico.

A continuación analizaremos más detenidamente algunos


aspectos relevantes a propósito del artículo 24 del Código Civil, acto
seguido abordaremos otros elementos interpretativos que contiene
este cuerpo legal.

El artículo 24 del Código Civil, nos dice el profesor Squella,


esta disposición “se trata de una norma restrictiva a lo menos en
tres sentidos, puesto que autoriza la entrada de los principios
generales y de la equidad sólo en los casos a que no pudieren
aplicarse las reglas de interpretación de los artículos 19 al 23,
únicamente con el fin de interpretar pasajes oscuros o
contradictorios, y adjudicando a estas fuentes supletorias del
derecho unas denominaciones que limitan la conceptualización que
pueda hacerse de ambas” . Pronto, al analizar las otras fuentes
formales del derecho, volveremos al estudio más detallado de los
principios generales del derecho y la equidad natural.

Otros elementos interpretativos que encontramos en el


Código Civil se encuentran contenidos en los artículos 4 y 13 que
reconocen el llamado principio de la especialidad. Estas
disposiciones rezan así:

Art. 4. Las disposiciones contenidas en los Códigos de


Comercio, Minería, del Ejército y Armada, y demás
especiales, se aplicarán con preferencia a las de este
Código”.

Art. 13. Las disposiciones de una ley, relativas a las


cosas o negocios particulares, prevalecerán sobre las
disposiciones generales de la misma ley, cuando
entre las unas y las otras hubiere oposición.

Como podemos apreciar en el artículo 4 se consagra la


especialidad de una ley sobre otra ley y en el artículo 13 la

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especialidad se consagra respecto de las disposiciones de una


misma ley.

d.- Algo sobre las reglas prácticas de interpretación.

Nos recuerda el profesor Williams que además de los


elementos interpretativos legales, la doctrina ha elaborado una
serie de reglas prácticas, que si bien tienen un valor relativo, son
bastante útiles para efectuar esta labor. Algunas de estas reglas
son:

i.- Argumento a contario sensu.

Esto implica decir “en sentido contrario”. Se suele utilizar


como argumento cuando se deduce una consecuencia opuesta a la
afirmada o a la negada por una determinada proposición. Por
ejemplo, decimos todos los alumnos tienen que rendir su examen
en forma oral, a contrario sensu, Pablo no puede ser eximido de
esta obligación.

ii.- Argumento a simile o por analogía.

Esta regla se traduce en la máxima, donde existe la misma


razón debe existir la misma disposición. Por ejemplo, Pablo es
autorizado para rendir en forma extraordinaria su examen de
derecho romano pues el día del examen se encontraba enfermo de
problemas de riñón, por lo que ante la solicitud de Josefina que se
excusa por haber estado enferma de amigdalitis se debería
proceder de igual forma.

iii.- Argumento a fortiori.

Se traduce en las siguientes máximas: Quien puede lo más


puede lo menos o al que le está prohibido lo menos con mayor
razón se le prohíbe lo más. Por ejemplo, a Pablo se le ha retirado

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su examen por estar mirando la prueba de su compañero de al


lado, por tanto con mayor razón se debe proceder de la misma
forma respecto de Josefina que tenía el cuaderno abierto bajo su
silla.

iv.- Argumento a generale sensu.

Acá se plantea la idea de que cuando el legislador no


distingue no le es lícito al intérprete hacerlo.

III.- LA INTEGRACIÓN DEL DERECHO.

1.- IDEAS PRELIMINARES.

Comenzamos esta parte con una primera advertencia, ya que


jamás debemos confundir la interpretación del derecho con la
integración del derecho. En la interpretación como ya sabemos, se
debe realizar una actividad intelectual que tiene por objeto
desentrañar el sentido y alcance de una norma jurídica existente,
en cambio en la integración no existe una norma de derecho
aplicable a una determinada situación.

Como dice el Profesor Squella “distinto es lo que pasa con la


integración de la ley, puesto que se trata de una actividad a la que
el intérprete de la ley, en especial los jueces, se ven compelidos a
falta de ley, es decir, cuando teniendo que conocer y resolver un
determinado asunto, se encuentran con que el derecho legislado ha
callado acerca de él y, por tanto, no provee solución jurídica alguna
para el mismo”.

Ahora, es necesario determinar qué rol le corresponde al


ejecutivo, al legislador y al juez frente a las existencias de lagunas
legales.

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El ejecutivo y el legislador en principio no están obligados a


llenar los vacíos que detecten en la regulación de determinadas
materias, aun cuando implícitamente esta labor es una exigencia
que emana directamente del ejercicio de sus funciones. Incluso, la
doctrina, especialmente la europea se ha preocupado mucho,
especialmente de la responsabilidad del Estado por omisión
regulativa.

En el caso del juez es distinto. “Frente a un caso específico el


Juez puede encontrarse en la situación de que no exista una norma
precisa del ordenamiento positivo que resuelva la materia de que
conoce” , pues él se encuentra sujeto al principio constitucional de
la inexcusabilidad. Nuestra Constitución en su artículo 76º inciso
segundo prescribe que “reclamada su intervención en forma legal y
en negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer su
autoridad, ni aun por falta de ley que resuelva la contienda o
asunto sometido a su decisión”. Este mismo principio se reproduce
en el inciso segundo del artículo 10º del Código Orgánico de
Tribunales.

En concordancia con el principio de inexcusabilidad el artículo


170º del Código de Procedimiento Civil, a propósito de los
requisitos de las sentencias prescribe:

Art. 170. Las sentencias definitivas de primera


o de única instancia y las de segunda que
modifiquen o revoquen en su parte dispositiva
las de otros tribunales, contendrán:

1. La designación precisa de las partes


litigantes, su domicilio y profesión u oficio;
2. La enunciación breve de las peticiones o
acciones deducidas por el demandante y de
sus fundamentos;
3. Igual enunciación de las excepciones o
defensas alegadas por el procesado;
4. Las consideraciones de hecho o de derecho
que sirven de fundamento a la sentencia;

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5. La enunciación de las leyes, y en su defecto


de los principios de equidad, con arreglo a los
cuales se pronuncia el fallo; y
6. La decisión del asunto controvertido. Esta
decisión deberá comprender todas las
acciones y excepciones que se hayan hecho
valer en el juicio; pero podrá omitirse la
resolución de aquellas que sean incompatibles
con las aceptadas.
En igual forma deberán dictarse las sentencias
definitivas de segunda instancia que
confirmen sin modificación las de primera
cuando éstas no reúnen todos o algunos de
los requisitos indicados en la enunciación
precedente.
Si la sentencia de primera instancia reúne
estos requisitos, la de segunda que modifique
o revoque no necesita consignar la exposición
de las circunstancias mencionadas en los
números 1, 2, 3 del presente artículo y
bastará referirse a ella.

Entonces, llegamos a la conclusión que un juez que es


requerido por un ciudadano en forma legal, para que se pronuncie
sobre un asunto que se encuadra dentro del marco de su
competencia, y el juez se percata que no existe una ley que
resuelva el asunto sometido a su decisión, en virtud del principio
constitucional de la inexcusabilidad está obligado a fallar, y si no
hay ley, de acuerdo al 170 No 5 del Código de Procedimiento Civil,
deberá invocar, en su defecto, los principios de equidad con arreglo
a los cuales se pronuncia el fallo.

Es posible que esta situación se torne cada vez más común


atendidas las facultades contenidas, especialmente en el artículo 93
No 6 de la Constitución, y que corresponden al Tribunal
Constitucional. ¿Por qué?

2.- DISTINCIÓN ENTRE LAGUNAS DE LA LEY Y LAS LAGUNAS DEL


DERECHO.

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El profesor Squella nos recuerda esta interesante discusión.


Así, las lagunas de la ley son los vacíos que respecto de un caso
jurídicamente relevante se perciben en la legislación en sentido
estricto. Por su parte las lagunas del derecho tienen lugar cuando
frente a un caso jurídicamente relevante se detectan lagunas en
todas las fuentes del derecho.

Sin embargo, al parecer en realidad solamente existirían las


lagunas de la ley, porque como bien sabemos el juez podrá fallar,
integrando el derecho por medio de los principios generales y de
equidad natural. “Con esto se quiere decir que una laguna legal no
puede expandirse a la totalidad del ordenamiento jurídico
respectivo”.

3.- EL DOGMA DE LA INTEGRIDAD.

El dogma de la integridad implica sostener que en todo


ordenamiento jurídico siempre existirá una disposición, sea esta
legal o supletoria que permita resolver cualquier caso de relevancia
jurídica que se presente.

Norberto Bobbio explica esto con particular maestría cuando


dice que “por integridad se entiende la propiedad por la cual un
ordenamiento jurídico tiene una norma para regular cada caso.
Dado que a la ausencia de una norma se le denomina generalmente
laguna (en uno de los sentidos del término laguna), integridad
significa ausencia de lagunas. En otras palabras, un ordenamiento
es completo cuando el juez puede encontrar en él una norma para
regular cada caso que se le presente, o mejor, no hay caso que no
pueda ser regulado con una norma del sistema. Si queremos dar
una definición más técnica de integridad, podemos decir que un
ordenamiento es completo cuando nunca se presenta el caso de
que no pueda demostrarse que a él pertenecen determinada norma
ni la norma contradictoria”.

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Ahora, tenemos que advertir en todo caso que el dogma de la


integridad en estricto rigor no es absoluto, y esto se concluye
principalmente a partir de la estructura del derecho penal, donde
reina sin lugar el principio de la legalidad. Una determinada
conducta por más aberrante que nos pueda parecer si no se
encuentra tipificada como delito en la ley no puede ser sancionada.
En este caso el juez no puede recurrir a las otras fuentes formales
del derecho para dar solución al caso y aplicar justicia.

4.- LAS LAGUNAS LEGALES, CONCEPTO Y TIPOS.

a.- Concepto.

Las lagunas legales entonces se definen como aquellos vacíos


normativos de la ley para regular y dar solución a una situación y
un caso de relevancia jurídica.

b.- Los distintos tipos de lagunas legales.

Las lagunas legales admiten diversas modalidades,


analicemos algunas de las más importantes:

i.- Lagunas Técnicas y Lagunas Axiológicas.

Las lagunas técnicas son aquellas que aparecen cuando el


legislador omite normar un determinado aspecto de la ley que
impide o dificulta la aplicación de ésta . Pero las lagunas técnicas
además se pueden presentar en razón de la omisión reglamentaria.
Es decir, para la aplicación de la ley es necesario que se dicte un
reglamento y el ejecutivo no lo ha hecho. Por ejemplo, la Ley No
20.500 que regula el derecho de asociación y participación
ciudadana en la gestión pública, establece un fondo concursable
para que las agrupaciones intermedias puedas desarrollar diversos
proyectos, esta ley es de febrero de 2011, pero aún no se ha
dictado el reglamento que permita hacer efectivo este derecho.

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Las lagunas axiológicas, son aquellas que se producen cuando


existe una norma jurídica aplicable al caso, pero ésta parece al juez
injusta o inconveniente desde un punto de vista jurídico-político, de
modo que el juzgador entiende que no debe hacer aplicación de esa
norma y que lo que debe hacer es fallar el caso de que se trate
como si esa norma no existiera.

ii.- Lagunas legales subjetivas y lagunas legales objetivas.

Respecto a los motivos que las originan, las lagunas se


distinguen en subjetivas y objetivas. Son subjetivas las que
dependen de cualquier motivo imputable al legislador; objetivas las
que dependen del desarrollo de las relaciones sociales, de las
nuevas invenciones, de todas aquellas causas que provocan el
envejecimiento de los textos legislativos, y que, por consiguiente,
son independientes de la voluntad del legislador.

iii.- Las lagunas legales subjetivas a su vez pueden ser


voluntarias e involuntarias.

Las subjetivas, a su vez, pueden distinguirse en voluntarias e


involuntarias. Involuntarias son las que dependen de cualquier
inadvertencia del legislador, que cree regular un caso que no lo
está, o descuida un caso que probablemente se considera poco
frecuente, etc.; voluntarias son las que el mismo legislador deja a
propósito porque la materia es muy compleja y no puede ser
regulada con reglas demasiado minuciosas, y es mejor confiarla a la
interpretación, caso por caso, del juez.

En algunas materias el legislador imparte normas más


generales que se pueden llamar directivas. Las directivas se
caracterizan por trazar sólo las líneas generales de las acciones a
cumplir, dejando a la determinación de los particulares la ejecución
o aplicación; por ejemplo, la directiva traza el fin que se debe
alcanzar, pero confía la determinación de los medios a la libre

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elección del ejecutor. Muchas normas constitucionales son, para el


legislador ordinario que las debe aplicar, puras y simples directivas;
por el contrario, algunas normas constitucionales de carácter
general no pueden ser aplicadas si no están integradas.

El legislador que las impuso no ignoraba que éstas eran


lagunas, pero su función era precisamente la de establecer una
directiva general que debía ser integrada o llenada sucesivamente
por órganos más adaptados para este fin. De acuerdo con el
concepto de laguna, las lagunas voluntarias no son verdaderas y
propias lagunas; aquí, en efecto, la integración del vacío, dejado
expresamente, se confía al poder creativo del órgano
jerárquicamente inferior. La laguna en sentido propio se presenta
cuando se presume que el intérprete (en este caso el órgano
inferior) debe decidir de acuerdo con una norma dada del sistema,
y esta norma no existe o, para ser más exactos, el sistema no
ofrece la debida solución. Cuando actúa el poder creativo de
quienes deben aplicar las normas del sistema, el sistema es
siempre, en sentido propio, completo, porque en toda circunstancia
se puede completar, y entonces el problema de la integridad o no
integridad ni siquiera se plantea.

iv.- Las lagunas legales praeterlegen y las lagunas legales


intralegem.

Las primeras, las legales praeterlegen, se presentan cuando


las reglas expresas, por ser demasiado particulares, no
comprenden todos los casos que pueden presentarse a nivel de la
particularidad; las segundas, esto es, las intralegem tienen lugar, al
contrario, cuando las normas son demasiado generales y revelan,
en el interior de las disposiciones dadas, vacíos o agujeros, que
luego deben ser colmados por el intérprete. Las lagunas voluntarias
son generalmente intralegem. En el primer caso la integración
consistirá en formular nuevas reglas al lado de las expresas; en el
segundo, las nuevas reglas deberán ser formuladas dentro de las
reglas expresas.

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c.- Los métodos de integración de la ley.

Para el caso que se presente una laguna legal, se


proponen como métodos de integración los siguientes:

 La analogía jurídica.
 Los principios generales del derecho.
 La equidad.

i.- La analogía jurídica.

Para estos efectos, debemos partir de la base que la palabra


analogía conlleva la idea de semejanza o similitud.

Según el profesor Squella , el razonamiento por analogía es


aquel que va de lo particular a lo particular. No lo debemos
confundir con el razonamiento inductivo, que va de lo particular a lo
general, y del razonamiento deductivo, que es aquél que va de lo
general a lo particular.

Pues bien, en este sentido vamos a decir que “el


razonamiento por analogía es aquel que va de lo particular a lo
particular, de modo que, puestos dos términos en relación de
semejanza entre sí, se extiende al uno el predicado del otro” .

A continuación veremos dos ejemplos, uno ficticio y uno


basado en nuestro Código Civil.

Así, un ejemplo de razonamiento analógico es el siguiente:


Copiar abriendo el cuaderno en un examen es malo, por tanto
causa de reprobación; Juan es descubierto copiando desde un
archivo de su BlackBerry, por tanto su conducta es reprochable y
por tanto debe ser reprobado.

Ahora, analizaremos un caso de laguna legal de nuestro


Código Civil. El artículo 1749 incluido dentro de la regulación
ordinaria de los bienes de la sociedad conyugal establece que el

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marido como administrador de la sociedad conyugal, “no podrá


enajenar o gravar voluntariamente ni prometer enajenar o gravar
los bienes raíces sociales ni los derechos hereditarios de la mujer,
sin autorización de ésta”.

Por su parte, el artículo 1754 del mismo Código, a propósito


de la administración de los bienes propios de la mujer casada en
sociedad conyugal, que son administrados por el marido, establece,
que “no se podrán enajenar ni gravar los bienes raíces de la mujer,
sino con su voluntad”.

Si comparamos las dos normas, nos damos cuenta que el


artículo 1754 no exige autorización de la mujer para que el marido
prometa enajenar o gravar los bienes raíces de la mujer. En este
caso, estamos en presencia de una falta de regulación legal la que
puede ser integrada analógicamente. Es decir, si el marido requiere
autorización para la promesa de enajenación de bienes raíces
sociales, como mecanismo de protección a la mujer, también
requerirá obtener la autorización de ésta, y con mayor razón, para
la promesa de enajenar y gravar sus bienes raíces propios.

En conclusión, la integración por analogía, “se trata de una


argumentación en uso de la cual la solución prevista por la ley para
un caso jurídicamente relevante se traslada a otro caso no previsto
por la ley, aunque similar o parecido al que sí se encuentra
previsto, por entender que existe una razón de justicia para ello, o,
cuando menos, algún motivo plausible que justifique que al caso no
regulado se le aplique la solución dada para el caso previsto” .

Ahora bien, para que opere la analogía jurídica es preciso que


concurran los siguientes presupuestos:

 Un caso jurídicamente relevante de la vida social que no


se encuentra previsto ni regulado por la ley.
 Un caso similar, si bien no idéntico al anterior, que sí se
encuentra previsto y regulado por la ley.

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 Existencia de una semejanza relevante entre ambos


casos.
 La posibilidad de ofrecer una razón de justicia, o
cualquier otro motivo plausible, que haga aconsejable
trasladar al caso no previsto ni regulado la solución
contemplada para el caso previsto y regulado.

Sin perjuicio de la utilidad de la analogía jurídica como


mecanismo de integración del derecho, existen una serie de casos
en que por razones, principalmente de certeza jurídica, ella no tiene
ni puede tener cabida. De esta manera, la analogía jurídica no
procede:

i.- El derecho penal jamás puede ser integrado por analogía.

En esta área del derecho el valor seguridad jurídica irradia a


todas instituciones y normas, en virtud del cual opera sin
excepciones el principio de legalidad. Solamente son delitos los que
sean considerados como tal por las leyes, del mismo modo la pena
también debe ser establecida expresamente por la ley.

ii.- El artículo 19 No 26 Constitución.

“La seguridad de que los preceptos legales que por


mandato de la Constitución regulen o complementen
las garantías que esta establece o que las limiten en
los casos en que ella lo autoriza, no podrán afectar
los derechos en su esencia, ni imponer condiciones,
tributos o requisitos que impidan su libre ejercicio”.

Como se puede apreciar, la Constitución establece una súper


garantía, de carácter general, que viene a complementar el resto de
los derechos consagrados en el artículo 19º. Estimamos que la
importancia de esta norma es decisoria, porque si el legislador
pudiese obstaculizar en forma importante el ejercicio de un derecho
fundamental, en la práctica sería lo mismo que no tenerlo.
Pensemos en un ejemplo. La Constitución nos asegura el derecho
de propiedad en sus diversas especies sobre todo tipo de bienes

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corporales e incorporales. Las personas tenemos derecho de


propiedad sobre nuestras remuneraciones. Imaginemos que se
dicta una ley que permite al juez de familia condenar al alimentante
a pagar hasta el 95% de sus ingresos por concepto de pensión de
alimentos, desde luego que el derecho de propiedad se haría
ilusorio.

Entonces, esta garantía implica: 1) Que los derechos


fundamentales pueden ser regulados, complementados e incluso
limitados cuando la Constitución lo autorice, 2) El único mecanismo
por medio del que un derecho fundamental puede ser regulado,
complementado o limitado es por medio de una ley. En este sentido
la expresión “precepto legal” debe entenderse como sinónimo de
ley ordinaria, ley orgánica constitucional y ley de quórum calificado.
Nunca por un DFL, pues por expreso mandato constitucional nunca
puede haber delegación legislativa para regular materias del
Capítulo III, 3) Estos preceptos legales no pueden “afectar los
derechos en su esencia, ni imponer condiciones, tributos o
requisitos que impidan su libre ejercicio”.
En relación con esta parte de la materia, concluimos entonces
que cualquier regulación, complemento o limitaciones de los
derechos fundamentales deben ser siempre realizada por ley y
jamás procederá a su respecto la analogía jurídica.

iii.- Las normas prohibitivas.

Las normas prohibitivas, que son de derecho estricto, no


pueden ser extendidas por analogía a otros casos, por similares que
ellos sean.

iv.- Las normas sancionatorias.

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Las normas que imponen sanciones, también son normas de


derecho estricto y no puede extenderse su aplicación por analogía.

v.- Las normas que contienen excepciones.

Las normas que contienen excepciones tampoco pueden ser


aplicadas por analogía.

LAS FUNCIONES Y LOS FINES DEL DERECHO.

I.- INTRODUCCIÓN.

En las clases anteriores hemos analizado el derecho desde la


perspectiva de las fuentes formales y desde la perspectiva del
ordenamiento jurídico, como un sistema. A continuación y ya para
comenzar a cerrar este curso corresponde que veamos
someramente cuales son las principales funciones y fines del
derecho.

Ahora, funciones y fines no son lo mismo, aunque se


encuentran estrechamente vinculados. Por función entenderemos
“tarea que corresponde realizar a una institución o entidad, o a sus
órganos o personas” y esta tarea se realiza con vistas a algún fin. Y
por fin entenderemos “objeto o motivo con que se ejecuta algo”.
Por lo tanto, el derecho tiene fines y para alcanzarlos es necesario
que se realicen las funciones.

II.- LAS FUNCIONES DEL DERECHO.

1.- PRESENTACIÓN.

2.- LAS PRINCIPALES FUNCIONES DEL DERECHO.

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Desde luego que en esta materia no puede haber dogmas, sin


embargo, los autores están más o menos contestes en señalar que
el derecho, para alcanzar sus fines debe realizar por lo menos las
siguientes funciones, a saber:

a.- Una función de orientación de comportamientos.

Como dice el profesor Squella “la primera y más visible de las


funciones del derecho es la que consiste en orientar
comportamientos, o sea, en dirigir la conducta de los miembros del
grupo social, valiéndose para ello de normas y otros estándares que
pueden ser vistos como mensajes que tratan de influir en el
comportamiento humano” .

En opinión de Squella, desde esta perspectiva el derecho se


nos presenta como un medio de control social. En otras palabras,
las normas de conducta, incluyendo por supuesto al derecho, tienen
la pretensión de controlar, de adecuar la conducta de las personas
que viven en sociedad a fin de poder amoldarlas a ciertas
directrices que se estiman correctas. Principalmente, considero que
el control social es un imperativo imprescindible de la defensa de la
libertad. En la película “La Carretera” aparece con meridiana
claridad reflejada como sería una sociedad en donde el control no
existiera, simplemente primaría la ley del más fuerte.

Es por ello, y concordando nuevamente con Agustín Squella,


esta primera función de control social del derecho se relaciona
directamente con el fin de la seguridad jurídica.

b.- El derecho cumple la función de ser un mecanismo de


resolución de conflictos.

Recordemos, tal como hemos tenido la oportunidad de


estudiar en el curso de Sociedad y Estado, que la vida en sociedad

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va generando vínculos entre las personas que la componen. El


sociólogo Robert Nisbet, enseña que los elementos esenciales del
llamado vínculo social son: La interacción social, los agregados
sociales, la autoridad social, los roles sociales, los status sociales,
las normas sociales, y la entropía social.

Ahora bien, en relación con la interacción social, se plantea


que los seres humanos interactúan entre sí pero no toda interacción
de los seres humanos es social. La interacción social es aquella que
se realiza por medio de símbolos. Ahora, “de este carácter
simbólico de la interacción social se derivan varias pautas clave de
interacción que se hallan en la sociedad humana, entre ellos, el
intercambio, la cooperación, la conformidad, la coerción y el
conflicto”.

El conflicto aparece cuando en nuestras relaciones con otras


personas desafiamos las normas y las conductas del grupo. El
conflicto siempre está presente en la vida social. No hay sociedad
en el mundo que no lo conozca. Las variaciones son en intensidad y
en los mecanismos utilizados para darle solución.

Las formas más habituales de solucionar conflictos a la luz del


derecho son la mediación, el arbitraje, la conciliación, el
avenimiento y la adjudicación.

La mediación es un mecanismo en que las partes concurren


voluntaria u obligatoriamente ante un tercero imparcial que las
instará a llegar a un acuerdo en su controversia. Este tercero que
se llama mediador no resuelve el conflicto, simplemente “media”,
insta a que las partes lleguen a su propia solución.

En el caso del arbitraje las partes llevan el conflicto, ya sea en


forma voluntaria o forzosa al conocimiento de un tercero imparcial
que se llama árbitro. Este árbitro es quien resuelve el conflicto y las
partes se obligan a acatar su decisión. AD HOC, la controversia se
resuelve de manera obligatoria a través de una sentencia llamada
Laudo

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Por su parte la conciliación tiene lugar dentro de un proceso


judicial, y la iniciativa para instar a las partes a llegar al acuerdo
proviene directamente del juez, quien además debe proponer a las
partes personalmente las bases de un arreglo. En nuestro derecho
es tan importante la conciliación que en algunos procesos este
trámite ha sido elevado por el legislador a la categoría de trámite
esencial, de tal manera que si no se cumple se puede anular el
proceso.

El avenimiento también tiene lugar dentro del marco de un


proceso judicial, pero son las partes las que llegan a un acuerdo y
lo presentan al juez para su aprobación.

Por último “la adjudicación tiene lugar cuando en presencia de


un conflicto interviene para su conocimiento y resolución un órgano
jurisdiccional previamente institucionalizado con ese fin, dándose
así lugar a un proceso en el que las actuaciones de las partes y del
propio tribunal, así como los criterios de decisión del asunto, se
encuentran previamente regulados por el ordenamiento jurídico” .

c.- Al derecho también le corresponde una función


distributiva.

La vida en sociedad genera cargas y beneficios. Al derecho le


corresponde contribuir a distribuir equitativamente estas cargas y
beneficios entre los distintos actores sociales. Desde luego que el
rol del derecho en este sentido va mutando en el tiempo, de esta
forma el derecho cumple esta función en la actualidad en forma
diversa a la manera como lo hacía dentro del Estado Liberal.

d.- El derecho organiza e institucionaliza y legitima el poder


del Estado.

Ya dijimos en Sociedad y Estado que el elemento poder, que


en definitiva es fuerza, debe ser controlado y limitado. El derecho
cumple un rol fundamental al respecto. En la medida que el poder

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se encuentre regulado en cuanto a su origen y a su ejercicio más


legítimo será.

De esta manera el derecho distribuye el poder entre diversas


autoridades, estableciendo procedimientos a los cuales estas
autoridades deben sujetarse cada vez que adopten decisiones en el
ámbito de sus respectivas competencias.

Desde luego que la lista que acabamos de presentar no es


taxativa, sino que meramente enunciativa, pero creo que es
suficiente para hacernos una idea de las principales funciones del
derecho en la vida social.

III.- LOS FINES DEL DERECHO.

En términos general se señala que los principales fines del


derecho son: La paz, la seguridad jurídica y la justicia.

1.- LA PAZ.

Seguramente que la labor de definir la paz sea una de las


más complicadas. Es un concepto que está estrechamente
vinculado a distintas concepciones morales, filosóficas, religiosas,
jurídicas, etc.

El profesor Hübner dice que la paz “es el estado de pública


armonía y tranquilidad, tanto en la esfera interna de una nación
como en el plano de las relaciones entre los Estados” .

Según Squella, “al monopolizar el uso de la fuerza, el derecho


provee de una paz relativa a la sociedad en que rige. Provee paz
porque, al monopolizar con éxito el uso de la fuerza, termina con la
guerra de todos contra todos e impide que las luchas y conflictos de
intereses entre individuos y grupos concluya simplemente con la
aplicación de la ley del más fuerte”.

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Ahora, tampoco podemos ser ingenuos, puesto que, si bien el


derecho hace un gran esfuerzo por erradicar la violencia, no lo hace
del todo, ni a nivel interno ni a nivel internacional.

La paz se logra con el correcto funcionamiento del derecho en


cuanto a las características previamente señaladas, la paz social es
cuando el derecho esta en perfecta armonía, aquí el estado
monopoliza el uso de la fuerza y administración de justicia.

2.- LA SEGURIDAD JURÍDICA.

Concuerdo con Pérez Luño quienpropone que el concepto de


seguridad jurídica puede ser entendido desde dos perspectivas.

En una primera acepción, es decir, seguridad jurídica en


sentido objetivo “ella se manifiesta como un a exigencia objetiva de
regularidad estructural y funcional del sistema jurídico a través de
sus normas e instituciones”. Ahora en una segunda acepción, la
seguridad jurídica la podemos concebir en una dimensión subjetiva
y en este caso ella se presenta “como certeza del derecho, es decir,
como proyección en las situaciones personales de la seguridad
objetiva”.

En otras palabras, por un lado la seguridad jurídica se nos


muestra como un conjunto estructurado de normas e instituciones,
del cual se desprende que cosas podemos hacer y no hacer en la
vida social y en segundo lugar, se nos presenta en una dimensión
subjetiva, en virtud de la cual podemos concretar las normas a
nuestras situaciones personales.

Por ejemplo, sabemos que el derecho civil regula los


contratos. Uno de los contratos de más usual ocurrencia es el
contrato de compraventa. Del contrato de compraventa nacen
obligaciones para el comprador y el vendedor. Una de las
obligaciones del vendedor es la entrega de la cosa comprada. Por lo
tanto cuando cuando se decide celebrar un contrato de

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compraventa se tiene absolutamente claro el estatuto de este


contrato.

Ahora, si Diego compra un auto a Juan. Le paga el precio a


Juan y éste se compromete a entregarlo en 10 días más una vez
que lo saque del taller. Transcurridos esos 10 días Juan no hace
entrega del auto, entonces nace el derecho de Diego a exigir el
cumplimiento de dicha obligación.

En el ejemplo que acabamos de ver, la primera dimensión de


la seguridad jurídica, es decir, la dimensión objetiva se refleja en la
primera parte del ejemplo, y la segunda dimensión subjetiva en la
última parte del mismo ejemplo.

En definitiva, y siguiendo a Gregorio Peces-Barba, diremos


que la seguridad jurídica “supone la creación de un ámbito de
certeza, de saber a qué atenerse, que pretende eliminar el miedo y
favorecer un clima de confianza en las relaciones sociales, entre los
seres humanos que intervienen y hacen posible esas relaciones. Es
el mínimo existencial que permite el desarrollo de la dignidad
humana y hace posible la vida, el mantenimiento de esa vida con
garantías y la posibilidad de una comunicación con los demás, sin
sobresaltos, sin temor y sin incertidumbre”.

3.- LA JUSTICIA.

a.- Notas preliminares.

Los grandes pensadores dicen que es la virtud de darle a cada cual


lo que le corresponde.

Quizás muchas de las personas que comienzan con el estudio


del derecho lo hacen con la noble convicción de que éste es un
mecanismo que permite a los seres humanos alcanzar la justicia.
Esta palabra suele estar muy presente en el discurso de la opinión
pública, de la prensa, de los distintos operadores jurídicos, etc., y
se suele utilizar en los más diversos sentidos.

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En esta parte del curso, desde luego que no agotaremos el


tema, sino que simplemente nos hemos de limitar a entregar
algunas pistas que nos ayuden a acercarnos a un concepto de
justicia más o menos aceptado.

b.- La justicia puede ser considerada tanto subjetiva como


objetivamente.

Desde un punto subjetivo los autores desde la antigüedad se


han encargado de desentrañar que debe entenderse por justicia. El
profesor HÜBNER , recuerda que Confucio alude en uno de sus
discursos “a la justicia que da a cada individuo lo que es debido, sin
favorecer a uno sobre otro”; Aristóteles también la concibe en
términos similares. Ulpiano por su parte dice que “la justicia es la
voluntad constante y perpetua de dar a cada uno lo suyo”.

En esta misma línea don Álvaro d'Ors dice que la justicia es


“la virtud cardinal que consiste en el hábito de dar a cada uno lo
suyo”. Ahora, respecto “a nuestros semejantes, la justicia consiste
en darles lo que les pertenece, sean en nuestras relaciones
particulares (Justicia retributiva), sea en nuestros juicios (Justicia
judicial), sea cuando organizamos la convivencia (Justicia
distributiva)”.

Además, señala el maestro español que “la justicia es una


virtud volitiva, que de poco nos serviría si no se complementara con
una virtud intelectiva que nos indique qué es ese suyo que
debemos dar a cada uno. Esa virtud intelectiva es la Prudencia” .
Ahora bien, la prudencia es una virtud intelectiva que nos indica lo
que debemos hacer y lo que no debemos hacer.

Desde un punto de vista objetivo y “como fin que el derecho


persigue realizar en la sociedad en general, la justicia representa la
existencia en la comunidad de un conjunto de condiciones que
aseguren que cada uno tenga, dé y reciba lo que le corresponde,
tanto considerando al individuo en sí mismo como en sus relaciones

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con los demás individuos, grupos o instituciones y con la comunidad


entera”.

c.- Distintas formas de entender la justicia.

Según Joaquín García-Huidobro “la justicia es el hábito de dar


a cada uno lo que le corresponde. Ese “cada uno” puede ser muy
variado: en el caso de los impuestos se lo damos a la comunidad
entera, representada por el Estado. En otros casos, le damos algo a
un particular, como el sueldo a un empleado. Si el destinatario de
nuestra deuda es la sociedad entera, hablamos de justicia general o
social. Son justos con esta clase de justicia los hombres que
cumplen cabalmente con las cargas que supone vivir en sociedad.
La más llamativa son los impuestos, pero hay otras, como asumir la
carga de ser vocal de mesa en un acto electoral, o, tratándose de
ciertas profesiones, cumplir tareas en beneficio de los más
necesitados, de acuerdo con los turnos que para tales efectos
establece la ley. Como estas cargas de la justicia general están
establecidas por la ley, la llamamos también justicia legal. Esta
justicia, por tanto, es el hábito que nos lleva a dar a la sociedad lo
que le corresponde”.

Ahora, si el destinatario de nuestros actos no es la sociedad


entera sino una persona o grupos de personas determinadas,
estaremos en presencia de la justicia particular.

Ahora, “la justicia particular puede revestir diversas formas


según las acciones en las que estemos involucrados. En efecto, a
veces damos a cada uno lo que le corresponde mediante una
operación de reparto. En otras oportunidades lo damos como
consecuencia de un intercambio. La primera de las formas de
justicia particular, entonces, es la justicia distributiva. La segunda,
la justicia conmutativa o correctiva”.

En consecuencia, “las justicia conmutativa es la que asegura


el respeto a la equivalencia de las prestaciones entre dos personas,
garantizando a cada una lo que le corresponde en un plano de

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igualdad aritmética. Su forma típica de aplicación se halla en las


relaciones contractuales”.

Para hacer justicia conmutativa no son relevantes las


características personales de las partes sino la prestación que cada
uno debe dar. Así por ejemplo, si yo compro un libro debo pagar su
equivalente en dinero.

En cambio, “la justicia distributiva determina la debida


proporción que debe observar la autoridad en el reparto de
beneficios y cargas entre los miembros de la sociedad, según los
méritos, necesidades o facultades de cada cual” . Por ejemplo, es
parte de la justicia distributiva dar subsidios de vivienda a las
personas de menos recursos.

d.- La justicia, el derecho y la fuerza.

En las sociedades de seres humanos el valor de justicia se


concreta a través del derecho. En otras palabras, es el
ordenamiento jurídico el que nos entrega las pistas para actuar
justamente tanto en nuestras relaciones con la sociedad en general
como respecto de nuestros pares. Pero ya sabemos que la libertad
humana no es perfecta, no siempre nos comportamos del modo que
se espera de nosotros.

Es por eso que la justicia y el derecho deben estar


acompañados por la fuerza, pero no con cualquier fuerza, por la
que esta socialmente organizada, si no existe fuerza no existe ni
orden social ni libertad.

Desde esta perspectiva, el jurista alemán Rudolf von Ihering,


tiene toda la razón cuando reflexiona con estas bellas palabras “el
derecho no es mero pensamiento, sino fuerza viviente. Por eso
lleva la justicia en una mano la balanza con la que pesa el derecho,
en la otra la espada, con la que lo mantiene. La espada sin balanza
es violencia bruta, la balanza sin la espada es la impotencia del
derecho. Ambas van juntas, y un estado jurídico perfecto impera

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sólo allí donde la fuerza con que la justicia mantiene la espada,


equivale a la pericia con que se maneja la balanza”.

Cuarta parte

Personas

El término persona significa precisamente en derecho la


posibilidad de ser sujeto de una relación jurídica

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