Emociones y Órganos

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1. La Alegría– está asociada al corazón.

La alegría excesiva está relacionada con


estados de euforia y puede afectar negativamente al corazón pudiendo llegar a
provocar algún tipo de trastorno mental.

2. La Tristeza– está asociada a los pulmones. Cuando la tristeza es duradera


afecta al pulmón, repercutiendo en el pecho con sensación de pesadez,
cansancio y depresión.

3. El Miedo, incertodumbre– está asociado a los riñones y la vejiga. A nivel


psicosomático, el miedo paraliza y bloquea la energía renal. Esta emoción es
negativa cuando se siente por situaciones de peligro imaginarias. De forma
prolongada afecta directamente a la boca del estómago. Se manifiesta con
deficiencias renales, ansiedad, insomnio, sudor espontáneo y sequedad bucal.

4. La Ira– está asociada al hígado. La rabia hace subir la bilis, la vesícula acumula y
excreta la bilis. Los síntomas más comunes son; sabor amargo en la boca, ojos
enrojecidos o amarillentos, cara y cuello sonrojados y dolores de cabeza.

5. La Preocupación/Reflexión– está asociada al bazo y páncreas. El desánimo,


opresión en el pecho y hombros y la falta de respiración son algunas de las
consecuencias cuando la preocupación se convierte en una constante en
nuestro día a día.

6. El bazo y el estómago están asociados a la obsesión, la nostalgia y la reflexión.


Mientras que el estómago procesa los alimentos, el bazo forma parte del
sistema linfático.Quienes sufren de enfermedades relacionadas con estos
órganos son personas tranquilas y calmadas, pero tienen dificultades para
tomar decisiones. El equilibrio de la energía entre ambos órganos potencia la
compasión y la empatía.

EFECTOS DE LA ANSIEDAD

Las pupilas: se dilatan para conseguir captar más luz, y, quizás así, ser capaces
de percibir algún objeto que sirva para defenderse o alejarse del peligro. Tener una
dilatación pupilar excesiva durante largos periodos de tiempo como consecuencia de
un estado de alerta mantenido, producirá una fotofobia o malestar intenso en los ojos
ante entornos iluminados. Además se pueden producir “lucecitas” y dificultades para
enfocar adecuadamente los objetos.

Las glándulas salivares: reducen la producción de saliva. No olvidemos que la


clave para el organismo es defenderse. En momentos de alerta máxima es
fundamental cuidar al músculo, es quien nos salvará con mayor probabilidad ya sea
atacando, corriendo… La salivación se detiene porque se guarda el líquido para sudar.
De este modo se refrigera el músculo y facilitará que haga su función de supervivencia.
Si las glándulas salivares dejan de funcionar notaremos sequedad en la boca.

Las glándulas gastrointestinales: se produce una vasoconstricción y una


disminución de la secreción de jugos gástricos. Digamos que si hemos comido algo no
es importante digerirlo, es prioritario sobrevivir. Se destinarán todos los recursos a
otros aspectos más necesarios.

Aumento de la sudoración: las glándulas sudoríparas aumentan la cantidad de


sudor, como dijimos antes, para refrigerar al músculo y para aportar a las manos
lubricación y protección a la hora de subirnos a un árbol o blandir algún objeto como
defensa. Por esta razón, y por la dilatación de los poros para dejar escapar el calor, se
producen los escalofríos asociados frecuentemente a la ansiedad. hiperhidrosis.
 

Venas y arterias: En general todas las venas y arterias de nuestro cuerpo con
contraen para hacer circular más rápidamente la sangre hacia los músculos. De hecho
sólo la circulación de esta zona del cuerpo se expande llevando alimento por si hace
falta para defenderse o atacar. Algunos de los dolores de cabeza que se producen por
ansiedad tienen su explicación en la vasoconstricción que puede llegar a producirse en
la cabeza. Nada grave, pero sí muy molesto. Lo mismo puede decirse de algunos tipos
de hipertensión arterial.

El corazón es el encargado del bombeo de alimento para el músculo, se activa


y late con mayor fuerza e intensidad para conseguirlo. Al tiempo las venas y arterias se
preparan para conducir el torrente de forma rápida, produciendo una constricción
intensa en la mayoría de las zonas del cuerpo menos, precisamente, en los músculos.
Debido a estas reacciones se producen taquicardias y extrasístoles.

Los pulmones han de aportar un elemento principal para el músculo, el oxígeno. Para


conseguirlo los bronquios se dilatan. Debido a este efecto, si cogemos mucho oxígeno
y no lo consumimos, al no estar realmente ante un peligro que demanda una
respuesta muscular, la persona empezará a hiperventilar. El exceso de oxígeno
produce mareo e inestabilidad, favoreciendo pensamientos sobre desmayos y pérdidas
de conocimiento. Hay que destacar que realmente no hace falta respirar muy rápido
para acabar hiperventilando, la dilatación del bronquio es suficiente para producirlo.
 
 
En los casos en los que el desajuste entre dióxido de carbono y oxígeno es muy grande,
pueden producirse desmayos por la secuenciación de un proceso químico: lo primero
el aumento de los niveles de Bicarbonato en plasma, que hace que se alcalinice la
sangre; Esto produce de manera añadida hiponatremia, hipocloremia e hipocalcemia,
con lo cual se desajusta el balance iónico. Finalmente, se genera una vasoconstricción
cerebral que provoca confusión, disnea y en ocasiones el temido desmayo. Por esta
razón se propone como solución respirar en una bolsa: al respirar el propio dióxido de
carbono durante unos minutos se reducen los niveles de oxígeno y desaparecen los
síntomas rápidamente. Además debido a estos cambios de los pulmones ante la
ansiedad se producen a menudo presiones en el pecho, fácilmente asociables a otras
causas como la de estar sufriendo un infarto.
 
Hay que añadir que el exceso de oxígeno también favorece la sensación de
desrealización y extrañeza con respecto a lo que ocurre alrededor. Le recomiendo que
eche un vistazo a este artículo si este síntoma le es familiar. Efectos de la ansiedad en
el cuerpo.
 

El hígado: comienza a liberar más glucosa, para aportar alimento al músculo.


Por lo tanto, sube la concentración de azúcar en la sangre.

El riñón: tiende a producir menos orina por la misma razón que las glándulas
salivares se ralentizan: economizar líquidos. Curiosamente a la vez la vejiga suele
recibir la orden de vaciarse y quitar peso innecesario. De hecho es frecuente ver que
ante situaciones de ansiedad como un examen, muchas personas visitan el baño con
frecuencia aunque no tengan gran cantidad de orina acumulada.

El intestino: en función de la predisposición individual tiende a paralizar la


digestión y eliminación de los alimentos. Pudiendo producir espasmos en la
musculatura intestinal acompañados de posibles retortijones.
 

Garganta: Aumenta en ocasiones la tensión muscular de la garganta y de las zonas


encargadas de masticar y tragar el alimento. Esto produce en ocasiones el miedo a no
poder tragar y atragantarse, también conocido como fagofobia, o disfagia.

 La respiración se vuelve rápida y superficial, y los bronquios se dilatan


aumentando la cantidad de oxígeno que entra en el organismo.
 El corazón comienza a bombear a mayor ritmo para distribuir la energía por todo
el cuerpo con rapidez.
 La sangre de la piel y de otros órganos se dirige a los órganos directamente
involucrados en la acción: músculos, pulmones y cerebro.
 El hígado libera glucosa en el torrente sanguíneo para alimentar a los músculos
 Venas y arterias se contraen para aumentar el flujo circulatorio hacia los
músculos.
 El cuerpo deja de producir líquidos innecesarios y libera aquellos que tiene
acumulados: orina, heces, etc., para ganar en ligereza y poder correr más rápido.
 El bazo libera glóbulos blancos para hacer frente a posibles heridas que se
produzcan “en la lucha” y glóbulos rojos para transportar más oxígeno.
 La sudoración aumenta para refrescar todo el sistema.
 El sistema digestivo se ralentiza: digerir no es prioritario
 Los efectos en nuestro cuerpo de una ansiedad prolongada
 A consecuencia de una liberación de cortisol y adrenalina continuada:
 Tu sistema inmunológico se debilita
 Ante la posibilidad de que organismos extraños entren en nuestro cuerpo a
través de heridas de “la lucha” para la que nos prepara la reacción ansiosa, el
bazo nos defiende liberando más glóbulos blancos. A la larga esto debilita
nuestro sistema inmunitario ralentizando las recuperaciones y haciéndonos más
susceptibles de contraer infecciones.
 Aparecen molestias digestivas
 Creo que no soy la única a la que la ansiedad le revuelve la tripa. La adrenalina
altera el sistema digestivo provocando diarreas, ardor, hinchazón…etc. Con el
tiempo, esto puede derivar en afecciones más serias y molestas como el
síndrome del intestino irritable o úlceras. El cortisol, por su parte, estimulará
nuestro apetito de dulces e hidratos con el fin de hacer acopio de energía, lo que
puede llevarnos a ganar peso.
 El sistema gastrointestinal ve disminuido su aporte de energía y produce menos
enzimas digestivas lo que reduce la absorción de nutrientes.
 Aumenta el nivel de azúcar en sangre
 Una de las principales funciones del cortisol es que el hígado libere
mayor cantidad de glucosa para alimentar a los músculos. Si este aumento es
prolongado puede dar lugar a una resistencia a la insulina y a la aparición de
diabetes tipo II
 Envejecimiento celular prematuro
 Tanto a nivel cutáneo como de los órganos. El exceso de trabajo que supone una
reacción ansiosa mantenida en el tiempo se traduce en oxidación y, por tanto,
envejecimiento. Es como si lleváramos el coche siempre revolucionado.
 Insomnio y agotamiento
 El cuerpo regula la producción de cortisol para que nuestros biorritmos se
ajusten al ciclo diario. En condiciones normales el organismo produce mayores
niveles de esta hormona por la mañana para ayudarnos a despertar y activarnos,
y menores niveles por la noche, cuando lo que necesitamos es descansar para
recuperar energía y que nuestros órganos se regeneren.
 La ansiedad y el estrés prolongados alteran la producción de cortisol,
dificultando que podamos conciliar el sueño y dar a nuestro cuerpo su dosis de
descanso necesaria.
 Contracturas y problemas osteomusculares
 Para ser efectivos ante esta supuesta amenaza nuestros músculos se cargan de
energía activándose y tensándose para un esfuerzo que no llega. Esta tensión no
liberada puede terminar causándonos contracturas y desgaste muscular. Es
frecuente que aparezcan dolores de espalda, bruxismo y otras molestias.
 Problemas de piel
 Si la piel -que también cede su ración de sangre y alimento en favor de otros
órganos clave en la reacción defensiva- deja de recibir su dosis necesaria de
hidratación pueden aparecer problemas dermatológicos como eccema,
alopecia, rosácea y envejecimiento prematuro, entre otros.
 Hipertensión y afecciones cardíacas
 Los aumentos repentinos de la presión sanguínea y la constricción de las
arterias, la alteración repetida del ritmo cardíaco, etc., pueden a la larga afectar
negativamente al sistema cardiovascular o complicar afecciones.
 Problemas de memoria
 Cuando la hormona del estrés permanece en el cuerpo por tiempo prolongado
afecta negativamente a ciertas áreas del cerebro como la corteza prefrontal
(involucrada en el procesamiento lógico de información) y el hipocampo
(íntimamente relacionado con la memoria)
 Los problemas de memoria o la dificultad para concentrarse e integrar
aprendizajes son frecuentes entre personas que han sufrido ansiedad por
tiempo prolongado.
 Disfunción sexual temporal y problemas de la fertilidad.
 Las preocupaciones reducen el deseo sexual y tanto la ansiedad como el estrés
se relacionan con problemas de fertilidad .

Efectos duraderos de la ansiedad:

PIEL: La tensión causada por este trastorno hace que el cuerpo reaccione con una
respuesta inflamatoria que en la piel provoca la obstrucción en los poros. El
taponamiento hace que la piel se enrojezca y da pie a la aparición de acné causado por
el estrés, y en algunos casos, se puede acumular sebo o pus.

Pulmones: Los pulmones se ven afectados al debilitarse su función y disminuir su


respuesta inmunológica ante agentes externos. Un estudio revelado por la Universidad
de Sao Paulo reveló que podría existir una relación entre el asma y el estrés, ya que se
rompe el equilibrio.

Corazón: Al provocar una tensión permanente, los niveles elevados de estrés influyen
en el incremento del colesterol, la presión arterial y los triglicéridos del torrente
sanguíneo. En un artículo de la Biblioteca nacional de Medicina de Estados Unidos se
reveló que las personas que sufren de estrés crónico tienen problemas con su ritmo
cardíaco.

Ojos: Un estudio de la Clínica Baviera – Instituto Oftalmológico Europeosugiere que el


exceso de estrés físico y emocional puede provocar temblor en los ojos debido a que
logra excitar un pequeño músculo que cumple la función de elevar los párpados.
Además, también se relacionó el estrés con la inflamación y la visión borrosa.

Hígado

La acumulación de hormonas del estrés provoca alteración de unas células que están
en el hígado llamadas linfocitos citolíticos, que son las responsables de destruir los
hepatocitos, provocando que se reagudicen las enfermedades propias del hígado.
Cerebro

Tener demasiado estrés aumenta la producción de una hormona llamada cortisol.El


exceso de cortisol puede afectar de forma negativa el córtex frontal que es el
responsable de la toma de decisiones y de la memoria.

Riñones

Al incrementar los niveles de cortisol por culpa del estrés, algunos órganos se pueden
ver afectados por la excreción renal de fosfato que, a su vez, puede ocasionar
debilidad muscular, alteraciones óseas como raquitismo, entre otros.

Intestinos

La salud intestinal tiene una gran influencia sobre la salud en general y por esto es muy
importante cuidar del colon y de todo el aparato digestivo. Cuando el estrés aumenta,
empiezan a surgir problemas en el colon y esto puede provocar síntomas como gases,
dolor abdominal o inflamación.

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