FASCÍCULO 3 - 2022 - PENAL I - Principio de Reserva
FASCÍCULO 3 - 2022 - PENAL I - Principio de Reserva
FASCÍCULO 3 - 2022 - PENAL I - Principio de Reserva
UNIVERSIDAD DE BELGRANO
FACULTAD DE DERECHO Y CS. SOCIALES
DERECHO PENAL PARTE GENERAL I
TURNO TARDE
FASCÍCULO 3
PRINCIPIO DE RESERVA
O DE LESIVIDAD
ARTÍCULO 19 DE LA CONSTITUCIÓN NACIONAL
2022
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Estimada/o Alumna/o:
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2°) Que, tras la realización del debate oral y público (fs. 997/1020), el
Tribunal Oral en lo Criminal Federal n° 2 de Rosario, Provincia de Santa Fe,
con fecha 30 de agosto de 2007, rechazó las nulidades interpuestas por las
defensas y el planteo de inconstitucionalidad del artículo 14, segundo párrafo,
de la ley 23.737, y condenó a: I) Sebastián Eduardo Arriola o Eduardo
Sebastián Arriola, como autor penalmente responsable del delito de tráfico de
estupefacientes en la modalidad de tenencia de estupefacientes con fines de
comercialización —dos hechos, en concurso real— (artículos 55 del Código
Penal y 5°, inc. c, de la ley 23.737), a la pena de seis años de prisión, multa de
seiscientos pesos ($ 600) e inhabilitación absoluta por igual tiempo al de la
condena, imponiéndole la medida de seguridad curativa prevista en el artículo
16 de la ley citada; II) Carlos Alberto Simonetti, como autor penalmente
responsable del delito de tráfico de estupefacientes en la modalidad de
tenencia de estupefacientes con fines de comercialización —dos hechos en
concurso real— (artículos 55 del Código Penal y 5°, inc. c, de la ley 23.737), a
la pena de cuatro años de prisión, multa de quinientos pesos ($ 500) e
inhabilitación absoluta por igual tiempo al de la condena (artículo 12 del Código
Penal); III) Mónica Beatriz Vázquez, como autora penalmente responsable del
delito de tráfico de estupefacientes en la modalidad de tenencia de
estupefacientes con fines de comercialización —dos hechos en concurso real—
, en carácter de partícipe secundaria (artículos 5°, inc. c, de la ley 23.737, y 46
y 55 del Código Penal), a la pena de dos años y seis meses de prisión y multa
de doscientos.pesos ($ 200); IV) Gustavo Alberto Fares, Marcelo Ezequiel
Acedo, Mario Alberto Villarreal, Gabriel Alejandro Medina y Leandro Andrés
Cortejarena, como autores del delito de tenencia de estupefacientes para
consumo personal (artículo 14, segundo párrafo, de la ley 23.737) a la pena de
un mes de prisión de ejecución condicional (artículo 26 del Código Penal),
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Para facilitar una mejor y adecuada comprensión del fallo que estamos
analizando, Ud. debe ir respondiendo ahora las preguntas que a continuación
se transcriben, siguiendo su orden, lo cual lo llevará a consultar de un modo
sistemático sólo las partes del fallo que Ud. no puede dejar de leer.
PREGUNTAS
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La redacción del citado artículo 6° de la ley 20.771 resulta muy similar al del
vigente artículo 14, inciso 2°, de la ley 23.737. Teniendo en cuenta todos los
votos que se le encomendaron leer en las preguntas anteriores y en especial lo
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13) Que toda persona adulta es soberana para tomar decisiones libres
sobre el estilo de vida que desea (artículo19 de la Constitución Nacional).
estos últimos siempre debe haber existido una situación de riesgo de lesión en
el mundo real que se deberá establecer en cada situación concreta siendo
inadmisible, en caso negativo, la tipicidad objetiva.
Este principio ha sido receptado por esta Corte (in re: ‘Gramajo’ Fallos:
329:3680) al señalar que ‘...En un Estado, que se proclama de derecho y tiene
como premisa el principio republicano de gobierno, la Constitución no puede
admitir que el propio Estado se arrogue la potestad —sobrehumana— de
juzgar la existencia misma de la persona, su proyecto de vida y la realización
del mismo, sin que importe a través de qué mecanismo pretenda hacerlo, sea
por la vía del reproche de culpabilidad o de la neutralización de la peligrosidad,
o si se prefiere mediante la pena o a través de una medida de seguridad...’.
15) Que así la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito
(ONUDD) indica en el informe correspondiente al 2007 que Argentina ha
cobrado importancia como país de tránsito, y que también hay indicios de
producción local de cocaína. Allí se agrega que nuestro país lidera el ranking
latinoamericano en ‘estudiantes secundarios’ que consumen pasta base de
cocaína conocida como ‘paco’. También el consumo de paco ubica a Argentina,
Chile y Bolivia como los países con más injerencia en la región y en el mundo
(2007 World Drug Report Naciones Unidas. Oficina de Drogas y Delito). En el
informe del año 2006 del mismo organismo se ha señalado que además de los
tres grandes productores sudamericanos, en nuestro país se ha detectado
cierta fabricación de productos derivados de la cocaína, y que se transformó en
un importante lugar de tránsito de estupefacientes de la región andina hacia
Europa (pág. 91); y que pese a la información oficial de cierto descenso del
consumo de cocaína, el organismo internacional consideró que tal información
obedecía a diferencias metodológicas para medir la estadística. Allí también se
incluyó a la Argentina entre los países donde ha proliferado el éxtasis (pág.
129). En cuanto a las elevadas incautaciones de marihuana, el informe señala
que no se compadecen con los niveles de consumo denunciados (pág. 164)
(2006 World Drug Report. Naciones Unidas. Oficina de Drogas y Delito). En el
mismo sentido se observa el informe correspondiente al año 2008, que da
cuenta de un aumento del consumo de opio en el país (pág. 60); mayor
importación de precursores (pág. 68); aumento de secuestro de cocaína han
sido reportados por Bolivia, Chile, Uruguay y en menor medida por Argentina y
Paraguay, lo que sugiere que el tráfico vía el cono sur ha aumentado (pág. 73);
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16) Que otra razón no menos importante que justifica un nuevo cambio
jurisprudencial en la cuestión aquí traída, es que el debate jurídico plasmado en
‘Bazterrica’ y ‘Montalvo’, se ha llevado a cabo con anterioridad a la reforma
constitucional de 1994. En efecto, ‘Bazterrica’ es un pronunciamiento del año
1986, y ‘Montalvo’ de 1990. Cabe tener presente que una de las pautas básicas
sobre la que se construyó todo el andamiaje institucional que impulsó a la
Convención Constituyente de 1994 fue el de incorporar a los tratados
internacionales sobre derechos humanos como un orden equiparado a la
Constitución Nacional misma (artículo 75, inc. 22). Así la reforma constitucional
de 1994 reconoció la importancia del sistema internacional de protección de los
derechos humanos y no se atuvo al principio de soberanía ilimitada de las
naciones (considerandos 18 y 19 in re "Mazzeo", Fallos: 330:3248). Este último
acontecimiento histórico ha modificado profundamente el panorama
constitucional en muchos aspectos, entre ellos, los vinculados a la política
criminal del Estado, que le impide sobrepasar determinados límites y además lo
obliga a acciones positivas para adecuarse a ese estándar internacional. Estos
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24) Que sin perjuicio de todo lo expuesto hasta aquí, no se puede pasar
por alto la creciente preocupación mundial sobre el flagelo de las drogas y
específicamente sobre el tráfico de estupefacientes. Esta preocupación, que
tampoco es nueva, se ha plasmado en varias convenciones internacionales.
Así en el ámbito de las Naciones Unidas tres convenciones acuerdan principios
y mecanismos internacionales en la lucha contra las actividades vinculadas al
narcotráfico. En términos generales, ellas prevén la colaboración judicial entre
los Estados; el deber de los Estados de diseñar políticas tendientes a la
erradicación de la producción, tráfico, oferta y demanda de estupefacientes
ilícitos. En lo referente a la contención de la demanda, además de la
persecución de la oferta, se obliga a los Estados a preparar su aparato de
salud pública, asistencia y educación, de modo que asegure que los adictos
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27) Que la decisión que hoy toma este Tribunal, en modo alguno implica
‘legalizar la droga’. No está demás aclarar ello expresamente, pues este
pronunciamiento, tendrá seguramente repercusión social, por ello debe
informar a través de un lenguaje democrático, que pueda ser entendido por
todos los habitantes y en el caso por los jóvenes, que son en muchos casos
protagonistas de los problemas vinculados con las drogas (Ordoñez-Solis
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28) Que, frente a la decisión que hoy toma este Tribunal se debe
subrayar el compromiso ineludible que deben asumir todas las instituciones
para combatir al narcotráfico. A nivel penal, los compromisos internacionales
obligan a la Argentina a limitar exclusivamente la producción, fabricación,
exportación, importación, distribución, y comercio de los estupefacientes, a
fines médicos y científicos. Asimismo a asegurar, en el plano nacional, una
coordinación de la acción preventiva y represiva contra el tráfico ilícito,
adoptando las medidas necesarias, para que el cultivo, la producción,
fabricación, extracción, preparación, oferta de venta, distribución, despacho,
expedición de tránsito, transporte, importación y exportación de
estupefacientes, sean consideradas como delitos que se cometen
intencionalmente, y que los delitos graves sean castigados en forma adecuada,
especialmente con penas de prisión y otras penas privativas de la libertad
(artículo 36 de la Convención). La circunstancia de que los precursores
químicos necesarios para la fabricación de drogas son productos en los que, de
alguna manera, nuestro país participa en su cadena de producción, hace
necesario que ello sea tenido en cuenta en la implementación de políticas
criminales para la lucha contra este flagelo internacional.
29) Que, sin perjuicio de todas las evaluaciones que debe hacer el
Estado para mejorar las técnicas complejas de investigación para este tipo de
delitos, tendientes a desbaratar las bandas criminales narcotraficantes que
azotan a todos los países; respecto de la tenencia para consumo personal,
nuestro país, en base a la interpretación que aquí hace de su derecho
constitucional, hace uso de la reserva convencional internacional respecto de
tal cuestión, descartando la criminalización del consumidor. Obviamente que la
conducta no punible solo es aquella que se da en específicas circunstancias
que no causan daños un tercero.
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36) Que, por todas las consideraciones expuestas, esta Corte con
sustento en ‘Bazterrica’ declara que el artículo 14, segundo párrafo, de la ley
23.737 debe ser invalidado, pues conculca el artículo 19 de la Constitución
Nacional, en la medida en que invade la esfera de la libertad personal excluida
de la autoridad de los órganos estatales. Por tal motivo se declara la
inconstitucionalidad de esa disposición legal en cuanto incrimina la tenencia de
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II) Exhortar a todos los poderes públicos a asegurar una política de Estado
contra el tráfico ilícito de estupefacientes y a adoptar medidas de salud
preventivas, con información y educación disuasiva del consumo,
enfocada sobre todo en los grupos más vulnerables, especialmente los
menores, a fin de dar adecuado cumplimiento con los tratados
internacionales de derechos humanos suscriptos por el país.
Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, por quien corresponda, se
dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo al presente. Agréguese la queja a
los autos principales. Hágase saber y devuélvase…….”..
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“,,,,,19) Que sumado a ello, debe recordarse que la norma que aquí se
cuestiona establece pena de prisión que sólo facultativamente —y siempre
que se trate de la primera vez— puede ser suspendida por una medida de
seguridad educativa o curativa. Precisamente, teniendo en cuenta que el poder
punitivo no se manifiesta sólo mediante la imposición de una pena, sino
también con la manera en que es ejecutada y la existencia de condiciones
carcelarias adecuadas (cfr. ‘Maldonado’, voto del juez Fayt, Fallos: 328:4343),
cabe advertir que quien padece una adicción e ingresa por tal motivo a una uni-
dad penitenciaria buscará el reemplazo del objeto adictivo de cualquier modo.
Dicha situación produce un empeoramiento en la adicción porque el condenado
consigue dicho objeto —o su reemplazo— con las anomalías propias que
implica acceder a ellos en un lugar de encierro. Por tanto, antes que mitigarse,
el proceso adictivo se agrava. Ejemplo de ello son los serios desórdenes en
otros aspectos de la salud que produce la sustitución de la sustancia, así como
las dosis elevadas que se consumen —si se accede al estupefaciente— y que
pueden ser letales ante la falta de periodicidad en la adquisición. Por lo demás,
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“20) Que sentado lo anterior, es claro que las respuestas definitivas para
estos planteos no pueden encontrarse en el marco de una causa penal, sin
perjuicio de la posibilidad de soluciones en otros ámbitos. Es indudablemente
inhumano criminalizar al individuo, sometiéndolo a un proceso criminal que
lo estigmatizará de por vida y aplicándole, en su caso, una pena de prisión.
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18) Que el tipo penal que describe el artículo 14, segundo párrafo, de la
ley 23.737 ha pasado a ser un instrumento de poder punitivo que casi nunca se
traduce en una pena efectiva, y muy pocas veces en una condena firme. Esta
Corte, para pronunciarse, ha debido escoger una causa entre una escasa
media docena que habían alcanzado la instancia extraordinaria sin encontrarse
prescriptas, toda vez que, en la práctica, prescribe la inmensa mayoría de las
causas que tuvieron origen en acciones penales asentadas sobre esta habi-
litación de poder punitivo.
19) Que no obstante los resultados descriptos, este tipo penal genera
innumerables molestias y limitaciones a la libertad individual de los habitantes
que llevan a cabo conductas que no lesionan ni ponen en peligro bienes
jurídicos ajenos, sin que los procesos originados lleguen a término en la forma
que se supone que deben hacerlo todos los procesos penales. Al mismo
tiempo, importa un enorme dispendio de esfuerzo, dinero y tiempo de las
fuerzas policiales, insumidos en procedimientos inútiles desde el punto de vista
político criminal, como lo demuestran los casi veinte años transcurridos desde
que esta Corte revirtiera la jurisprudencia sentada en el caso ‘Bazterrica’
(Fallos: 308:1392), con el dictado del fallo ‘Montalvo’ (Fallos: 313:1333).
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Respecto a ello digo que el 90% o más de tales rodados no cuenta con
parabrisas y los controles no exigen el uso de ‘anteojos’. Tampoco se verifica la
calidad del casco protector. Personalmente me ha tocado visualizar el uso de
elementos que lejos de configurar una protección implican un agravamiento del
peligro, en virtud de los materiales utilizados para su fabricación. Algunos son
juguetes que se ponen para “cumplir” ante los inspectores.
Por otra parte, cabe a preguntarse, por qué razón la ley obliga al uso de
casco y anteojos, omitiendo otros elementos de seguridad a los cuales los
usuarios de motos se apegan sin ser obligatorios, tales como guantes,
pecheras, coderas, rodilleras, botas?
PREGUNTAS
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Dirección de Emergencias Médicas de la Provincia de Córdoba
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