Derechos Humanos
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La formación del Estado de Derecho 1. Las características fundamentales del Estado de Derecho8
En el Antiguo Régimen la soberanía correspondía al monarca, cuyo poder era tan amplio que sólo
se limitaba por el de Dios; al monarca correspondía hacer, ejecutar e interpretar las leyes. El
contenido y la aplicación del orden jurídico dependían, en buena medida, de la voluntad del
monarca y sus órganos delegados.9 Para conformar el Estado de Derecho era necesario dividir el
poder absoluto del monarca y limitar su acción hacia los ciudadanos, plasmando todo esto en una
Constitución. Las funciones que habían correspondido al rey serían distribuidas en órganos
independientes entre sí y ninguno de ellos tendría la supremacía de competencias. Hacer las leyes
sería tarea del Poder Legislativo; ejecutarlas, gobernar y administrar, del Ejecutivo, y, por último,
interpretarlas, del Judicial. La sociedad del Antiguo Régimen estaba organizada de una manera
estamental y corporativa que no reconocía los derechos del hombre. Frente a esta concepción, la
Declaración de Derechos de Virginia, de 1776, 10 afirmó que todos los hombres son por naturaleza
igualmente libres e independientes y tienen ciertos derechos innatos de los que no pueden ser
privados o desposeídos, a saber, el goce de la vida y la libertad, con los medios para adquirir la
propiedad, y buscar y conseguir la seguridad. Por su parte, la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano, de 1789,11 estableció que los hombres nacen libres e iguales y que el
objeto de toda sociedad política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles
del hombre, a saber, la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión. Si la
separación de los poderes no está determinada ni la garantía de los derechos asegurada, la
sociedad carece de Constitución, según el texto de la Declaración. A este reconocimiento se le
adicionaron los mecanismos para la defensa de la Constitución, lo que, entre nosotros, se hizo a
través del amparo.
en la Nueva España el 30 de septiembre del mismo año, como el Decreto Constitucional para la
Libertad de la América Mexicana, del 22 de octubre de 1814, mejor conocido como Constitución
de Apatzingán. Sin embargo, su implantación sólo era posible si uno de los proyectos para
constituir al país triunfaba sobre su contrario. Es bien sabido que la Constitución de Apatzingán
sólo estuvo vigente en el territorio dominado por los insurgentes, y la de Cádiz fue abrogada al
regreso de Fernando VII al trono de sus mayores en 1814, y puesta nuevamente en vigor en 1820.
Ambos textos constitucionales contenían algunos de los elementos fundamentales del Estado de
Derecho, el más importante es la sujeción del Estado a la ley. La vacancia del trono español en
1808 llevó a que tanto en la metrópoli como en el virreinato tuviera que definirse quién era el
titular de la soberanía, en ausencia del monarca. Se plantearon dos posibilidades, una que seguía
reconociendo al rey como titular, y otra que lo desconoce y, en consecuencia, tiene que
depositarla en uno nuevo.
evolución histórica de los derechos humanos