La Noche Oscura de La Depresión
La Noche Oscura de La Depresión
La Noche Oscura de La Depresión
Todo el mundo pasa por esto en un momento o en otro de su vida. Sin embargo,
no todo el mundo vive una depresión. Una depresión va mucho más allá del mero hecho
de sentirse deprimido y tiene un impacto de mucho más alcance en su vida.
«¿Puede un cristiano sentirse deprimido? ¿Es pecado la depresión? ¿Por qué esta
moderna plaga emocional afecta a tantas personas, incluidos creyentes consagrados y
maduros en la fe? ¿No es Cristo el mejor médico y la oración la mejor terapia?».
El místico español san Juan de la Cruz, reconocido como nada menos que Doctor de la
Iglesia, describe esa profunda especie de crisis espiritual (llamada noche oscura) en el
viaje hacia la unión con Dios en su célebre poema titulado, precisamente, «La noche
oscura del alma» (siglo XVI).
Vasijas de barro y no de oro
¿Qué nos enseña la Palabra de Dios al respecto? Un análisis detallado del texto bíblico
arroja mucha luz, y en especial mucho consuelo, a los que sufren una depresión. Para
empezar, es difícil encontrar en toda la Biblia un solo personaje que no haya atravesado la
angostura del valle o la oscuridad del túnel. Unas veces fue en forma de depresión (Elías
en 1 R19, 1-18; "El caminó por el desierto una jornada de camino, y fue a sentarse bajo
una retama. Se deseó la muerte y dijo: «¡Basta ya, Señor! ¡Toma mi vida, porque no soy
mejor que mis padres!» " Jeremías, ver Jer 20, 15-15). Otras veces en forma de duda
(Habacuc, Juan el Bautista); casi siempre con profundas experiencias de soledad y
frustración (David, Pablo).
Al descubrir esta larga lista de personas de fe pasando por duras pruebas
emocionales, nuestros ojos se abren a una conclusión realista: estos hombres y mujeres
fueron gigantes en la fe, sí, pero también hombres de carne y hueso «sujetos a pasiones
(sufrimientos) semejantes a las nuestras» (Stg. 5,17). Y ello es así porque Dios, en su
soberanía misteriosa, se vale de vasos de barro y no de oro, vasijas frágiles, por cuanto «el
poder de Dios se perfecciona en la debilidad... porque cuando soy débil, entonces soy
fuerte» (2 Co. 12, 9-10).. La depresión se presenta, por tanto, con mucha naturalidad en la
Biblia.
Vamos a analizar en detalle una de las crisis más destacadas de Moisés, el hombre
escogido por Dios para ser guía del pueblo de Israel. Este gran hombre de fe, un verdadero
modelo de quien se dice que "Por la fe, salió de Egipto sin temer la ira del rey; se mantuvo
firme como si viera al invisible. " (Hb 11, 27), experimentó la depresión con gran
intensidad hasta el punto de querer morir. Cansado de la desobediencia y las quejas
constantes del pueblo, abrumado por el peso de la responsabilidad, sintiéndose muy solo
y agotado, su espíritu desfallece:
Y le dijo Moisés al Señor: «¿Por qué tratas mal a tu siervo? ¿Por qué no he
hallado gracia a tus ojos, para que hayas echado sobre mí la carga de todo este
pueblo? 12.¿Acaso he sido yo el que ha concebido a todo este pueblo y lo ha dado a
luz, para que me digas: "Llévalo en tu regazo, como lleva la nodriza al niño de
pecho, hasta la tierra que prometí con juramento a sus padres?" 13.¿De dónde voy
a sacar carne para dársela a todo este pueblo, que me llora diciendo: Danos carne
para comer? 14.No puedo cargar yo solo con todo este pueblo: es demasiado
pesado para mí. 15.Si vas a tratarme así, mátame, por favor, si he hallado gracia a
tus ojos, para que no vea más mi desventura.» (Nm. 11, 11-15)
Síntomas de la depresión
1.En una etapa inicial Moisés interpela a Dios y parece que le pide cuentas por su forma
de actuar, incluso le reprocha que le llamara a esta tarea. Abundan los «por qué» que
reflejan la protesta y la confusión del gran líder. Hasta cinco preguntas le formula Moisés
a Dios, preguntas con un contenido netamente depresivo. Observemos cómo se siente
perjudicado y maltratado, sentimientos de un estado depresivo, cuando la mente
(cogniciones) distorsiona los hechos, tal como veremos después, y ve la realidad mucho
peor de lo que es.
Moisés necesita verse libre todo lo que hay en su corazón. Es una protesta
terapéutica porque la libre expresión de pensamientos y emociones tiene un notable
efecto liberador. Es como una descarga del peso que le oprime. Moisés no puede
contenerse. Necesita vaciar el enojo y la frustración contenidos en su corazón. Las
palabras de Moisés, y sobre todo su forma y tono, revelan irritabilidad, otro síntoma
habitual en la depresión. Es llamativo que Moisés, considerado «el hombre más humilde
de toda la tierra» (Nm. 12,3) llegue a este extremo de irritabilidad. El hastío y las palabras
duras, casi agresivas, contra el pueblo, nos revelan a un hombre cansado, decepcionado,
sin fuerzas para seguir adelante.
Observamos, por tanto, cómo Moisés tiene una gran necesidad de vaciar su
corazón, presentarle a Dios sus cargas. No podemos, sin embargo, omitir un hecho
importante: Moisés no se queja de o contra Dios, sino a Dios (es decir, presenta su queja
a Dios) . Aun en medio de su depresión, le habla a Dios desde una posición de sumisión y
lealtad. Es importante comprender que no es pecado decirle a Dios cómo nos sentimos,
aunque nuestra protesta sea tan enérgica como la de Moisés. El problema se agudiza más
bien en la amargura de corazón acumulada tras meses o años de silencio. Silenciar
nuestras cargas y dudas es un excelente caldo de cultivo, no solo para seguir en un estado
depresivo sino también para generar una profunda crisis de fe.
2. Otro síntoma típico de la depresión son los pensamientos distorsionados. La manera de
razonar, sentir y percibir la realidad se altera profundamente en el sentido de verlo todo
desde una óptica pesimista y sin esperanza. Estos pensamientos negativos son
característicos de la depresión y los vemos con gran claridad en este pasaje. Moisés,
confundido por su visión depresiva, erraba en su valoración de Dios y en la evaluación de
su trabajo. En cuanto a Dios, pensaba que le había abandonado e incluso que quería
perjudicarle. En cuanto a sí mismo, se sentía un fracasado.
Algunas personas con depresión grave (patológica) pueden tener una experiencia
similar a la de Moisés en cuanto al deseo de morirse. No olvidemos, en estos casos, que
las ideas de suicidio en la depresión son la consecuencia de una mente que, enferma, es
incapaz de pensar nada positivo. En este punto empezamos a entender que la depresión
es, muchas veces, una verdadera enfermedad que afecta a la mente, los sentimientos e
incluso la voluntad de la persona.
Ahí tenemos, deprimido y sin esperanza, al siervo a quien Dios había confiado una
misión muy especial: conducir al pueblo por el desierto, un desierto tan literal como
metafórico. La desobediencia del pueblo había agotado la paciencia y la capacidad de
resistencia de Moisés hasta llevarle a una depresión profunda.
La respuesta de Dios
Llegados a este punto debemos examinar un aspecto crucial del pasaje que es
también clave para un adecuado tratamiento del deprimido: ¿Cómo actúa Dios? Veamos
la respuesta que le da a Moisés:
" El Señor respondió a Moisés: «Reúneme setenta ancianos de Israel, de los que
sabes que son ancianos y escribas del pueblo. Llévalos a la Tienda del Encuentro y
que estén allí contigo. 17.Yo bajaré a hablar contigo; tomaré parte del espíritu que
hay en ti y lo pondré en ellos, para que lleven contigo la carga del pueblo y no la
tengas que llevar tú solo".(Nm. 11, 16-17)
El trato amoroso y delicado de Dios surtió efecto. Moisés pudo salir del
valle oscuro de la depresión. Los acontecimientos posteriores de su vida nos
muestran que esta crisis no fue estéril. Sin duda Moisés pudo aprender valiosas
lecciones de esta dolorosa experiencia. El autor de Hebreos (Heb. 11:26-27) nos
revela dos de los grandes secretos de la fe de Moisés: