José Antonio Molina Del Peral - Conferncia 2009
José Antonio Molina Del Peral - Conferncia 2009
José Antonio Molina Del Peral - Conferncia 2009
hace, tal y como nos refieren los pacientes, que mantener relaciones se
convierta en una obligación y no en una conducta satisfactoria.
Podríamos detallar otros síntomas, pero estos nos parecen los más
relevantes.
Una vez revisados hemos de tener en cuenta que sentir en ciertos
momentos síntomas de este tipo no es un indicador de tener una depresión
clínica. Hay días que nos sentimos más tristes, nos cuesta quedarnos
dormidos, no tenemos hambre… y eso no quiere decir que suframos un
cuadro de este tipo. Incluso hay situaciones cotidianas por las que pasamos
en la vida, ante las cuales es fácil sentir síntomas como los anteriormente
mencionados; por ejemplo, enfermedades propias o de algún ser querido,
desencuentros de pareja, suspender el examen de conducir…
Algunos de estos síntomas pueden constituir un problema en sí mismo
que requerirá una atención clínica específica si es mantenido en el tiempo,
por ejemplo falta de apetito, desinterés sexual, problemas de sueño, etc.
De cualquier forma, dado que existen criterios diagnósticos utilizados por
los profesionales de la salud mental, ante la duda lo mejor será consultar
con un especialista, dado que muchos de estos síntomas también son
compartidos con otros cuadros psicopatológicos, lo cual requerirá un buen
diagnóstico diferencial para conocer qué tipo de trastorno presenta, en el
caso que así sea.
Aunque la depresión no entiende de razas, clases sociales, edades, ya que
cualquiera puede verse inmerso en este tipo de trastorno, destacar que por
distintos estudios se ha visto que existen una serie de factores de riesgo:
Ser mujer. Hay periodos que aumenta el riesgo como el premenstrual o el
de postparto.
Estar separado o divorciado está ligado a mayor predisposición a sufrir
sintomatología depresiva.
Es más frecuente en clases sociales bajas, ya que además de la presencia
de factores comunes al resto de clases, cuentan con la exposición a eventos
más negativos propios de su clase social, dificultades económicas,
problemas de vivienda, etc.