Materia Derecho de Competencia

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 6

COLEGIO MEXICO CENTRO

UNIVERSITARIO

MATERIA:
Derecho de la competencia libre y mercado

TEMA:
TAREA

MAESTRO:
Mtro. Josué Méndez Chablé

ALUMNA:
Edna Viridiana Pérez Pérez
1.1 Concepto y naturaleza del derecho de competencia

El Derecho de la Competencia es una rama del derecho económico que se


encarga de promover la libre y leal competencia entre los agentes económicos
en el mercado, prohibiendo conductas restrictivas, el abuso de la posición de
dominio y la competencia desleal.

De este modo tenemos, por un lado la libre competencia económica que


supone una situación del mercado en la que cualquier persona tiene libertad
de entrar y de salir, y de ofertar o demandar un bien o servicio, sin que exista
la posibilidad de que quienes están dentro, individualmente o en conjunto,
interfieran en las condiciones del mismo para restringir el acceso o eliminar a
sus potenciales o reales competidores mediante prácticas restrictivas de la
competencia o el abuso de su posición de dominio.

Dante Rojas agrega al concepto de libre competencia el papel activo del


consumidor, estableciendo que se trata de “la concurrencia libre en el
mercado de ofertantes que producen bienes o servicios similares y, a su vez,
consumidores que toman decisiones libres sobre sus compras en el mercado
con información suficiente sobre las características de precio y calidad de los
productos, sin que en estas decisiones intervengan fuerzas distintas a las del
mercado mismo.”

De acuerdo a la definición anterior el fundamento de la libre competencia es


la libertad de elección del consumidor y del proveedor, el primero para decidir
qué y dónde comprar, y el segundo para resolver qué y dónde vender. El
Estado por su parte asume su rol de: i) defensa del consumidor (normas de
defensa del consumidor) para proteger el estado de indefensión de los
demandantes; y, ii) protección de la libre competencia (normas contra las
prácticas restrictivas de la competencia, el abuso de la posición dominante, y
el control de las integraciones).

La libre competencia permite (en teoría) el equilibrio del mercado, o lo que


conocemos como un mercado perfectamente competitivo, sin embargo, es
necesario contar con normas que la garanticen y regulen cuando el mercado
de manera natural no lo pueda hacer, sin necesidad de aplicar un
intervencionismo que pueda perjudicar el bienestar social.

Y, por otro lado, tenemos a la competencia desleal. La lealtad o buena fe


comercial es quebrantada cuando uno o varios agentes económicos realizan
prácticas en contra de las sanas costumbres mercantiles. Este
comportamiento anticompetitivo tiene la finalidad de aumentar la cuota de
mercado y disminuir, limitar o hasta eliminar a la competencia. Para que se
configure una práctica desleal en el mercado debe comprobarse la existencia
de una competencia real entre comerciantes, proveedores, fabricantes, etc.,
ya que por lo general estas conductas son dirigidas contra un competidor en
específico, perjudicando en primera instancia a éste (sin dejar a un lado las
posibles consecuencias negativas que sufra el mercado en su totalidad y la
afectación al consumidor).

La competencia leal es objeto de protección desde 1883 con la firma del


Convenio de París, en el que se establece que cada estado contratante estará
obligado a proveer una protección eficaz contra la competencia desleal. El
mismo convenio ofrece una primera definición de la competencia desleal que
consiste en un “acto contrario a los usos honestos en materia industrial o
comercial”. El convenio además especifica las siguientes conductas
prohibidas: i) la confusión respecto a los productos, establecimiento o
actividad comercial o industrial del competidor; ii) las aseveraciones falsas
que pudieran desacreditar al competidor; iii) las aseveraciones que pudieran
inducir al público a un error sobre los productos del competidor.

Otras legislaciones de a poco han incorporado otras conductas como los actos
de desviación de clientela, actos de desorganización interna de la empresa,
los actos de comparación, actos de imitación, explotación de la reputación
ajena, violación de secretos, inducción a la ruptura contractual, pactos de
exclusividad, entre otros.

En cuanto a las finalidades de la regulación de la competencia, éstas van más


allá del equilibrio del mercado y pueden variar en cada territorio según los
intereses y las políticas gubernamentales que inspiraron la creación de sus
normas, bien sean de carácter económico, social, y hasta político. Estas
finalidades plasmadas en las diferentes legislaciones comprenden la eficiencia
del aparato productivo nacional, la libertad de acceso y permanencia en el
mercado, variedad de calidad en los productos, beneficios para los
consumidores, bienestar social, etc.

1.2 Antecedentes históricos del derecho de competencia

Según Almonacid Sierra-García Lozada, los fundamentos de la libre


competencia provienen de las premisas del modelo revolucionario francés,
que más tarde se consolidaron en los supuestos básicos de la economía de
mercado capitalista, conformados por derechos que no pueden ser limitados,
restringidos ni desconocidos por el Estado. Estos derechos son: el derecho a
la propiedad privada, la libertad de empresa, la libertad de competencia
económica.

Ya en el plano económico es imposible descartar los orígenes de la


competencia en el contraste de los postulados de la escuela clásica que
defendía el “laissez faire, laissez passer” , y las teorías keynesianas que
promulgaban la necesidad de una política fiscal y el intervencionismo estatal,
asociado al empuje normativo que trajo consigo la competencia económica a
partir de la revolución industrial en todo el mundo; pero no es menos cierto
que existe evidencia, que data de dos milenios atrás, de normas jurídicas
relacionadas a la regulación de precios, a las prácticas comerciales honestas,
medidas antimonopólicas y duras sanciones para quienes las transgredían.

En Roma los emperadores utilizaban los aranceles para proteger la producción


nacional. Ejemplos normativos que podemos mencionar son la “Lex Julia de
Annona” en los años 50 A.C, destinada a proteger el comercio del maíz; el
“Edicto sobre Precios Máximos” en el año 301 D.C que imponía la pena de
muerte para quien provocara la escasez de productos de uso diario mediante
el ocultamiento u otra clase de artificios; la “Constitución de Zenón” en el año
483 D.C. que contenía las sanciones para las combinaciones de comercio y
los monopolios.

En Inglaterra, en la edad media el Rey Henry III aprobó una ley para fijar los
precios del pan y la cerveza; y en 1623 el Parlamento aprobó una Ley de
Monopolios o “Estatute of Monopolies”, aunque los mismos continuaron
existiendo y en ciertas épocas se los permitía ya sea para satisfacer intereses
individuales apadrinados por los altos niveles de gobierno, o bien para facilitar
la recaudación de tributos. Esta normativa estuvo acompañada de importante
jurisprudencia como el caso Darcy vs. Allin, fundamental para definir las
características de un monopolio; y el caso Nordenfelt vs. Maxim, Nordenfelt
Gun Co. por el cual se emiten criterios para establecer cuándo una práctica
es restrictiva del comercio.

La doctrina inglesa del “restraint of trade” o “restricción al comercio” es el


antecedente directo de la ley antitrust de Estados Unidos y las normas de
competencia modernas, y consistía en la sanción de ciertos acuerdos entre
comerciantes que dieran como resultado la restricción al comercio de otro (al
menos que fuera comprobada la razonabilidad de dicho acuerdo).

Podríamos decir entonces que el derecho de la competencia moderno nace


en los Estados Unidos, cuna del capitalismo, bajo la figura del derecho
“antitrust”. Debe su nombre a los trusts o acuerdos comerciales que los
grandes conglomerados industriales realizaban, lo que daba como resultado
a empresas que, a pesar de ser competidoras, actuaban en conjunto para
fijar los precios a su antojo. En pleno siglo XIX, ésta fue la causa por la que
pequeños empresarios que se veían perjudicados por los precios predatorios
en el mercado, y consumidores afectados por la influencia arbitraria de los
precios, reclamaron al gobierno medidas para regular el abuso de ciertas
industrias. Este fue el impulso para que otras legislaciones a nivel mundial
empezaran a expedir leyes de competencia o antimonopolios.
En cuanto al ordenamiento jurídico, la Sherman Act de 1890 es considerada
formalmente como la primera ley de defensa de la competencia en Estados
Unidos, y una de las pioneras en el mundo.

Luego de un tiempo las reglas de la Ley Sherman se tornaron demasiado


generales, lo que daba como resultado una amplia interpretación por parte
de los jueces y problemas en su aplicación, motivo por el que se expide la
Clayton Act de 1914 que contiene categorías más específicas de conductas
comerciales restrictivas como la discriminación de precios, acuerdos de
exclusividad, y fusiones jurídico-económicas. Luego la Ley Robinson-Patman
promulgada en 1936 también incluye entre otras cosas, la discriminación de
precios. No obstante, la ley Sherman sigue siendo fundamental en el derecho
antitrust estadounidense, estando vigente aún en nuestros tiempos.

En Europa el nuevo derecho de la competencia surge a mediados del siglo


XX, luego de la segunda guerra mundial. Es a partir del Tratado de Roma en
1958, cuando se da inicio a la integración económica del continente y por lo
tanto despierta el interés por tener una legislación de protección de la
competencia como una poderosa herramienta para mantener sólidos lazos de
unión comercial entre los estados miembros de la entonces comunidad
europea.

En América Latina países como México, Argentina, Colombia, Chile y Brasil


expidieron leyes antimonopolistas desde la primera mitad del siglo XX, que se
convirtieron prácticamente en letra muerta hasta la década de los 90, época
de la apertura económica de la región. Desde ese momento se vuelve
necesario garantizar las condiciones de comercialización y la libertad de
ofertar bienes y servicios, de mantener una sana competencia, participar en
igualdad de condiciones, tener oportunidades para desarrollar una empresa
en un mundo competitivo, ganar clientela, etc. Despierta al mismo tiempo el
interés de los gobiernos en promulgar leyes de competencia y en darles
aplicabilidad. El impulso que se le ha dado a esta materia la ha convertido en
norma supranacional en organismos de integración regionales como la
Comunidad Andina de Naciones y el Mercado Común del Sur.

1.3 .1 Mercado, oferta, demanda y competencia

La ley de la oferta y la demanda es el principio básico sobre el que se basa


una economía de mercado. Este principio refleja la relación que existe
entre la demanda de un producto y la cantidad ofrecida de ese producto
teniendo en cuenta el precio al que se vende el producto. ¿Cómo se
relacionan la demanda oferta y mercado? En el mercado la interacción de
la oferta y la demanda determina el equilibrio de mercado, esto la cantidad
y el precio. El precio es una señal que guía tanto a las empresas como a
los consumidores, pues indica cuánto pueden y quieren pagar las personas
y ofrecer las empresas. ¿Qué es la competencia en el mercadeo? La
competencia hace referencia a aquella situación en la que, dentro de un
mercado, están presentes ciertos compradores (que buscan satisfacer sus
necesidades) y vendedores (que intentan maximizar sus beneficios).

 EL DERECHO DE LA COMPETENCIA. Dra. María Vanesa Guillem Briones


https://www.revistajuridicaonline.com/wp-content/uploads/2010/10/167a206_el_derecho.pdf

 LA OFERTA, LA DEMANDA Y EL MERCADO


https://www.mheducation.es/bcv/guide/capitulo/8448181042.pdf

También podría gustarte