Efectos Jurídicos Del Concubinato

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE DERECHO

SEMINARIO DE DERECHO CIVIL

EFECTOS JURÍDICOS DEL CONCUBINATO

TESIS

QUE PARA OPTAR AL TÍTULO DE

LICENCIADA EN DERECHO

PRESENTA

MARÍA DE JESÚS ALHELÍ CHI LOZANO

ASESOR LIC. MARÍA ELENA ORTA GARCÍA

CIUDAD UNIVERSITARIA, 2006


UNAM – Dirección General de Bibliotecas
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respectivo titular de los Derechos de Autor.
A MI ALMA MATER.

La Universidad Nacional Autónoma de México,


Por darme la oportunidad de ser parte de ella y
formarme profesionalmente en sus aulas.

A MI PAIS

México, por ser mi patria, y la nación más


hermosa, por la que he de seguir adelante.

A MIS PADRES

Halian Chi Rosales y Ma. del Pilar Lozano Cruz.


Por ser la fuerza que me impulsa cada día, los
brazos que no me han dejado caer nunca;
porque simplemente son mi todo y los AMO.

A MI HERMANO

Por ser a la persona que más admiro, por


mostrarme el camino quitando obstáculos para
que yo pasara, por enseñarme que el único
obstáculo que tenemos en la vida somos
nosotros mismos y que nada es imposible;
porque no pude tener mejor hermano que tú
gracias, te AMO.
A MIS PROFESORES

Por compartir su conocimiento para mi


formación profesional y por darme las bases
para seguir adelante. Gracias.

A MI FAMILIA

Mi familia materna, por ser quienes me han


inculcado la importancia de la unión y me han
mostrado que nada es fácil, pero que siempre
vale la pena seguir adelante y que a pesar de
todo seguimos juntos, los Quiero Mucho. Y a mi
Abuelita Lucha, que en paz descanse, por ser la
mujer más fuerte que hasta hoy he conocido.

A MIS AMIGOS Y AMIGAS

A todos ellos por compartir su tiempo para


formar parte de alguna etapa de mi vida y
abrirme las más de las veces las puertas de sus
casas; por soportar mis arranques, mis lágrimas
y mi felicidad. Por ser las personas correctas en
el tiempo y lugar. Y porque aun siguen junto a
mí enseñándome el valor de la amistad.
Gracias.
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN............................................................................................IV
CAPITULO 1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL CONCUBINATO.........7
1.1 Europa.......................................................................................................7
1.1.1 Italia………………………………………………………………………7
1.1.1.1 El Concubinato en el Derecho Romano.............................8
1.1.1.2 Situación Actual del Concubinato en el Derecho
Italiano...............................................................................15
1.1.2 España............................................................................................18
1.1.2.1 Relaciones no matrimoniales (antecedentes).............19
1.1.2.2 Uniones no matrimoniales en el derecho actual...........23
1.1.3 Francia............................................................................................42
1.1.3.1 El Concubinato en Francia (antecedentes)......................43
1.1.3.2 El Pacto Civil de Solidaridad y el concubinato..............45
1.2 América Latina.......................................................................................50
1.2.1 Argentina........................................................................................51
1.2.1.1 Evolución histórica del concubinato................................51
1.2.1.2 Régimen actual del concubinato ............................63
1.2.2 México............................................................................................65
1.2.2.1 El Concubinato en el México Prehispánico y Colonial..65
1.2.2.2 Esbozo del Concubinato en el Derecho Positivo............71
CAPITULO 2. EL CONCUBINATO EN EL DERECHO MEXICANO............77
2.1 Definición y Análisis.............................................................................77
2.2 Naturaleza Jurídica................................................................................84
2.3 Elementos y Requisitos del Concubinato...........................................87
2.4 Causas de Extinción.............................................................................96
CAPITULO 3. EFECTOS DEL CONCUBINATO...........................................99
3.1 En la Personalidad de los Concubinos...............................................99
3.1.1 Igualdad…………...…………………………………………………...99
3.1.1 Parentesco...................................................................................100
3.1.3 Estado Civil..................................................................................101
3.1.4 Nombre. .......................................................................................102
3.2 Paterno-Materno-Filial. .......................................................................102
3.2.1 Filiación. .....................................................................................102
3.2.1.1 Reconocimiento..............................................................106
3.2.1.2 Investigación...................................................................107
3.2.1.3 Pruebas...........................................................................108
3.2.2 Parentesco por Consanguinidad..............................................109
3.2.3 Adopción.....................................................................................110
3.2.3.1 Parentesco Civil...............................................................111
3.2.4 Patria Potestad...........................................................................111
3.2.5 Alimentos....................................................................................112
3.2.6 Sucesión Legítima de los Descendientes................................114
3.3 Patrimoniales.......................................................................................115
3.3.1 Donaciones Entre los Concubinos..........................................116
3.3.2 Alimentos....................................................................................117
3.3.3 Régimen Patrimonial..................................................................120
3.3.4 Patrimonio Familiar.....................................................................122
3.3.5 Indemnización Civil....................................................................123
3.4 Frente a Terceros................................................................................125
3.4.1 Indemnización Conforme a la Ley Federal del Trabajo..........126
3.4.2 De la Seguridad Social..............................................................127
3.4.2.1 Ley del Instituto de Servicios Sociales de los
Trabajadores del Estado.................................................127
3.4.2.2 Ley del Seguro Social...................................................129
3.4.2.3 Ley del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas
Armadas Mexicanas....................................................134
3.4.3 Que Surgen en el Derecho Penal.............................................138
3.4.3.1 Código Penal Federal.....................................................139
3.4.3.2 Código Penal para el Distrito Federal...........................139
CAPITULO 4. FORMAS DE SUCEDER EN EL CONCUBINATO.............142
4.1 Nociones Generales............................................................................142
4.2 Sucesión Legítima...............................................................................142
4.2.1. Entre Concubinarios…………………………………………………....144
4.3 Problemática en la Practica................................................................146
4.3.1 Medios de Prueba........................................................................146
CONCLUSIONES Y PROPUESTAS...........................................................155
BIBLIOGRAFÍA GENERAL.........................................................................158
IV

Introducción

Este trabajo versa sobre las uniones de hecho, que han constituido a lo largo
de los siglos una realidad social, frente a la cual los legisladores de diversos
países y de épocas distintas a través de los ordenamientos jurídicos han
seguido distintos criterios para tratar este fenómeno y sus consecuencias
jurídicas, por lo cual se aportan diversos elementos que tienen como objetivo
llegar a una regulación justa y clara de la figura, hoy jurídica, conocida como
concubinato, considerada como una forma de constituir una familia.

Al considerar que la sociedad mexicana tiene un enfoque conservador hasta


hoy en día, y recordando que se constituye principalmente a través de las
bases del matrimonio, se ha dejado fuera al concubinato, y la legislación
tiene una tendencia a igualar dichas figuras jurídicas, siguiendo un criterio en
el que se asemejan los efectos jurídicos de quienes forman este tipo de
relaciones, pero olvidándose principalmente del momento en el que se es
necesario intentar hacer valer dichas atribuciones, frente a la autoridad
competente, dejando en un claro estado de indefensión a los concubinos, por
lo que resulta claro que el concubinato debe ser tratado como una figura
distinta al matrimonio, con una clara definición que no permita el asemejarle
con algún otra situación de hecho, con sus propios efectos jurídicos y medios
de prueba, teniendo presente que “no debemos tratar igual a los desiguales”.

En un primer capítulo, al considerar que no es un fenómeno reciente, y su


comprensión exige no olvidar el largo proceso histórico que ha sufrido esta
unión de hecho, fue necesario el retomar al matrimonio romano en la época
clásica y su consideración como hecho social, que produce efectos jurídicos
si se ajusta al derecho (matrimonio justo) o a la ley (matrimonio legítimo);
hasta llegar al estudio del derecho positivo en aquellos países que, al igual
que el nuestro, han recibido una influencia directa de este derecho Romano
en su Legislación Civil, principalmente en la parte correspondiente a la
V

Familia; teniendo un esbozo general en cuanto a la figura jurídica en


cuestión, su tratamiento y aceptación fuera de nuestra sociedad, así como
aportaciones al derecho positivo mexicano.

El segundo capítulo tiene como fin alentar a un reconocimiento jurídico


especial, de un hecho que en la actualidad produce una complicada
problemática, que exige un acuerdo en cuanto al tratamiento jurídico que se
viene haciendo en México por vía autonómica de uniones de hecho no
matrimoniales (concubinato), que pretenden su equiparación a la institución
del matrimonio, a través del estudio profundo y concreto de éste, reiterando
el error de la palabra “Concubinato” como unión de hecho o no matrimonial,
junto a la mera cohabitación tendiente a la estabilidad pero no destinada a
concluir en matrimonio, existiendo una gama de convivencias similares y con
las características de concubinato a tiempo parcial, como la convivencia
prenupcial, y otras programadas en convivencia transitoria.

Dentro del tercer capítulo se analiza la regulación que han hecho los
legisladores sobre este tipo de uniones que pone de relieve la variabilidad de
las formas y el cúmulo de problemas jurídicos que plantea su regulación, los
efectos ex lege o inter partes, los derechos sociales (pensiones,
indemnizaciones a terceros, etc.) y por último respecto al momento extintivo
de la unión legalizada o no; así como del reconocimiento indiscriminado de
derechos sociales a las parejas que cohabitan, la identificación sobre el
principio de igualdad entre matrimonio y unión extramatrimonial (aun
conceptuado como “matrimonio de segunda clase”, o “concubinato”).

Al hablar de las causales de terminación del concubinato, tenemos que a la


muerte de uno de los concubinarios como tal, la cual produce efectos
jurídicos dando como resultado la necesidad de dedicarle un cuarto capítulo;
en el cual se establecen aquellas formas de suceder en el concubinato, entre
las personas que forman este tipo de uniones, sin olvidar las problemáticas
VI

que se han desarrollado en la practica en los órganos jurisdiccionales, al


resolver y ejercer sus decisiones dentro de su esfera de jurisdicción, respecto
de este tema tan delicado, se hace ineludible dar un orden a esa confusión
creada en México por la regulación de estas uniones.

Para llegar a una conclusión objetiva ha sido inexcusable el análisis de la


figura del concubinato en el derecho comparado nacional e internacional, con
el fin de ser considerada la posibilidad de adaptar los efectos jurídicos a la
legislación civil en el apartado dedicado al derecho de familia, aplicable en el
Distrito Federal

Pretendiendo que el lector, tenga en sus manos la información necesaria que


le permita enfocar a la figura jurídica llamada por el Derecho Mexicano
“concubinato”, como un hecho concreto, que necesita una regulación
especial en la legislación aplicable en el Distrito Federal.
7

CAPITULO 1

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL CONCUBINATO.

1.1 Europa.

En este capítulo se realizó un estudio profundo sobre las legislaciones de


países europeos que han servido como base al derecho mexicano, de una
forma muy directa, en lo referente a la figura jurídica conocida en México con
el nombre de concubinato.

Considerando aquellos que manejan un derecho romanista, facilitando el


estudio de una figura que ha tenido un largo proceso histórico y que ha sido
causa de muchos debates para su aceptación en países que como México,
forman parte de una estructura familiar conservadora, por lo que se han visto
en la necesidad de ubicar una unión de hecho no matrimonial, en su Derecho
Civil y Familiar, de una manera concreta y que aun no ha sido posible
especializarla y darle un tratamiento no análogo al matrimonio, siendo que
este ultimo cuenta con una estructura de elementos específicos, que
podemos decir, son especiales por el elemento solemnidad que requiere, lo
que hace difícil la equiparación por analogía de la aplicación y validez en el
mundo jurídico del concubinato.

1.1.1 Italia.

Al hablar de éste país es preciso estudiar lo referente a la época del Imperio


Romano, en el que encontramos dentro de sus Instituciones a la familia en
Roma; la cual se organizaba sobre la base del patriarcado, al igual que en
otros pueblos de la antigüedad como el hebreo, persa y galo; lo que significa
8

que el paterfamilias era el jefe máximo de la domus, quien tenia el poder de


decisión sobre todos los integrantes de la misma.

1.1.1.1 El Concubinato en el Derecho Romano.

Para entender el origen de la figura jurídica en análisis, es preciso retomar lo


que para el derecho romano era considerado matrimonio, sin olvidar que a la
par de éste, podemos encontrar la unión de hecho llamada concubinato,
permitida y reconocida en la época clásica del Imperio Romano.

El matrimonio, sólo podía ser contraído a través de dos actos o


celebraciones formales (la coemptio o la conferratio) o por un
comportamiento jurídico-social (usus).

La coemptio fue una forma primitiva para contraer matrimonio, que consistía
en la venta de la novia, como un contrato y solo como un acto ficticio
posterior; celebrado ante el libripens, entre el futuro marido o la persona que
ejercía la patria potestad sobre él (padre o abuelo) y el paterfamilias de la
domus a la cual pertenecía la futura esposa; con el tiempo se autorizó la
intervención personal y directa de la mujer misma. Permitió a los plebeyos no
facultados para celebrar la conferratio en la época clásica, establecer la
manus sobre su esposa, al momento mismo de contraer matrimonio.

El derecho a celebrar la conferreatio estaba reservado a los patricios;


consistía en una ceremonia religiosa celebrada ante el sumo sacerdote de
Júpiter (pontifex maximus), el Flamen Dialis y Diez testigos. Durante la
celebración de este se mencionaban las palabras solemnes (certa verba) y
9

se ofrecía un pan de trigo (panis farreus) a Júpiter Farreus. Teniendo como


finalidad consagrar formalmente, ante la sociedad, comunidad de vida y ritos
religiosos que se daban entre los cónyuges. La mujer salía de la familia
agnaticia de su padre, para ingresar a la familia agnaticia de su esposo,
adquiriendo similar calidad jurídica a la que tenían sus hijos, como si fuera
hermana de ellos y no su madre.

Para atenuar el rigor formalista de la coemptio y de la conferreatio se aceptó


la práctica del usus, como medio opcional para contraer el iustum
matrimonium, sin necesidad de cumplir estrictamente las reglas formales; se
daba mediante la real vida matrimonial entre hombre y mujer, con una
duración mínima de un año continuo, sin interrupción alguna, medio idóneo
para que el esposo fuese considerado señor de su mujer, por adquirir la
manus mariti sobre ella, considerándose como matrimonio justo o legítimo,
válido en el Derecho Civil.

El Concubinato comenzó a ser regulado en el Derecho Romano durante el


imperio de Octavio Augusto, a principios de la era cristiana, con las leyes
Iulia de Maritandis, Papia Poppeae, y luego, en el año 9 D.C. con la ley Iulia
de Adulteris, definido de la siguiente manera: “se dice concubinato a la unión
entre personas de diferente sexo, sin las intenciones de considerarse marido
y mujer” 1 , dicho monarca trató de estructurar la figura buscando poner orden
en el medio social donde esta unión era un hecho frecuente; distinguiendo
mediante requisitos y efectos, el concubinato de las restantes uniones
extramatrimoniales; adquiriendo así la condición de estado legal; Repitiendo
sustancialmente, la definición común, considerada tanto por el derecho

1
ARANGIO-RUIZ, Vicenzo.- Instituziones di Diritto Romano.- Casa Editorial Dott. Eugenio Jovene.- 12ª
Edición.-Italia 1956, p. 462.
10

Justiniano, como por el último derecho clásico, pero quien lea atentamente el
título del Digesto de concubinis (25,7), se percatara que la larga accesión
del nombre concubinato ésta sustituida por una estrechísima nota en la ley
matrimonial de Augusto, en la cual la concubina era solo la liberta que
convivía con el patrón 2 .

Para el derecho en estudio la relación de concubinato surge por la


convivencia de una pareja, heterosexual, monogámica, que viven como
esposos, distinto a cualquier tipo de relación de carácter pasajero; que por
alguna razón política, o faltando el ius connubii a uno o a ambos, no podían
contraer justae nuptiae; recordando que el matrimonio civil, justo y legítimo
(iustum matrimonium o iustae nuptiae), era un derecho exclusivo de las
clases privilegiadas, celebrado inicialmente por los patricios, quienes
contaban con el connubium; beneficio que se hizo extenso para todos los
considerados ciudadanos romanos, hasta el 445 a.C. por disposición de la
Lex Canuleia, y posteriormente para todos los habitantes libres del Imperio
Romano, convertidos en ciudadanos romanos por la Constitución
Antoniniana de 212 d.C. expedida por ordenes del emperador Caracalla 3 .

El concubinato, fue una unión socialmente aceptada, sin constituir deshonra


alguna, admitido paralelamente con el matrimonio; teniendo como
desventaja, frente a la iustae nuptiae, el no producir efectos jurídicos. En el
matrimonio, se daba la affectio maritalis, que implicaba el ánimo de contraer
matrimonio, faltando éste en la unión concubinaria, ya sea por voluntad de la
pareja o por impedimentos legales. Permitiendo sólo tener una concubina,

2
FERNÁNDEZ DE LARA, Ma. Del Pilar.- Derecho romano I.- Ediciones UNAM.- México 1998, P.p. 56-
57. quien menciona que esta ley fue la primera en reglamentar este tipo de relación.
3
GALVÁN RIVERA, Flavio.- El Concubinato en el vigente Derecho Mexicano.- Editorial Porrúa S.A.-
México 2003, p. 10.
11

asimilándolo al matrimonio. Los requisitos que debían reunir quienes


deseaban formar este tipo de relaciones, son los siguientes:

1. Que los interesados no estuviesen casados previamente con una


tercera persona, es decir, que no hubiesen celebrado justae
nuptiae.

2. Prohibición entre los grados de parentesco no permitidos en el


matrimonio

3. Darse por el libre consentimiento de ambos concubinarios.

4. No se podía tener más de una concubina.

La parentela natural derivada del contubernio 4 , seguía la condición de la


madre, no reconociéndose ningún parentesco de carácter agnaticio, sino
únicamente un parentesco natural llamado cognatio servilis, el cual estuvo
considerado como impedimento matrimonial asimilado, al menos del lado
materno, la parentela es verdadera y propia; y en el derecho Justiniano, la
parentela natural deriva también como si los padres y el hijo adquirieran la
libertad, un derecho de sucesión de éste a aquel.

Caso contrario, si la unión era entre parientes o personas casadas, o como


resultado de corrupción o violencia sobre personas honestas, tratándose de
incestum, adulterium, o stuprum, respectivamente: “Puto solas eas in
concubinato habere posse sine met criminis, in quas stuprum non
committitur” 5 .

4
Se llamaba así a aquella unión de carácter marital existente entre esclavos o entre un libre y un
esclavo, sin consecuencias jurídicas de ninguna especie.
5
Digesto, Libro 25, Título 7, Ley 1, párr. 1°, fragmento de Ulpiano.
12

Pudiéndose tomar como concubina, solamente, a una mujer de bajo rango:


actrices, mujeres manumitidas o libertas, prostitutas, mujeres sorprendidas
en adulterio; así como en las provincias, el gobernador enviado por Roma,
sólo podía tomar a una mujer del lugar como concubina y no como esposa.

Si una mujer honrada o ingenua consentía en ser tomada por concubina,


debía acreditarlo por un medio formal (bajo riesgo, para el hombre, de ser
considerada la unión con ella stuprum); una vez aceptando la mujer, y
constituyéndose el concubinato, ésta perdía su posición en el medio social y
el título de mater familiae, que implicaba distinción y honra a la mujer
romana.

En el preclásico del Derecho Romano, el concubinato fue tratado en un nivel


muy inferior, por lo que la concubina, no ingresaba a la familia del
concubinario.

En la época clásica, la figura del contubernium 6 , fue una unión tolerada y


practicada frecuentemente, por los patrones. Dándose en materia de
obligaciones, por el régimen de los deudores y acreedores entre libres, los
cuales disponían de las vidas y las familias de los esclavos a su servicio,
para aquellas relaciones que se reproducían entre los esclavos, llamadas
obligaciones naturales (naturales obligationes); que igualmente se formaban,
sobre las propiedades del patrón, el patrón, o sobre la familia de los
esclavos, en especial sobre los hijos de esté, conocidos por el derecho
clásico, como liberi naturales. Con Constantino, la legislación tendió a evitar,
la aleación y la división, de herencias, por lo cual las familias de siervos eran
separadas.

6
Contubernium: entiéndase, como una relación permanente (duradera), que en principio fue
practicada entre esclavos; y no sólo tolerada por los patrones, sino la favorita de estos, que deseaban
vivir con esclavas.
13

Hasta la época posclásica, la legislación interviene en esta materia, tanto


para regular en cualquier parte la posición reciproca de los concubinarios,
como para evitar consecuencias dañinas. Hasta antes de la República, el
concubinato, sólo fue considerado como una simple relación de hecho; con
Augusto se denominó este tipo de relaciones, como inferior al matrimonio,
protegiendo dicha Institución. El elemento que diferenciaba al concubinato
frente al matrimonio, fue que no mediaba para el surgimiento del vínculo, el
cumplimiento de formalidad alguna; pero en ambos sucedía después una
cohabitación singular y notoria. “La concubina, sólo se distinguía de la
esposa, por la intención de las partes, por el solo efecto del hombre, por la
sola dignidad de la mujer” 7 , intención denominada affectus maritaris. Por otra
parte consentía a la mujer honesta, para que abandone, es decir, una mujer
liberta, tenia la libertad de abandonar al patrono, por dejar de estimarle.

El concubinato en el mundo romano tuvo una gran difusión, debido a que el


ordenamiento jurídico prohibía ciertos matrimonios. Sobre todo los de los
senadores con las libertinas, el de cualquier ciudadano con mujeres de mal
vivir, el de gobernadores de otra provincia con mujeres de la misma
provincia, y el de militares, cuando sus disposiciones lo prohibían;
fundándose en una gran exigencia moral, la jurisprudencia no consideraba a
ésta unión en palabras que la reprobara, pero sin producir los efectos
derivados del matrimonio. Es así, como el hijo nacido del concubinato,
quedaba como vulgo conceptus, y la liberta unida en concubinato con su
patrono, conservaba la facultad de abandonarlo, facultad que no se tenía en
caso del matrimonio 8 . Por ello la legislación augustea, considero como un
crimen (stuprum - estupro), al concubinato, con mujer de elevada condición
social.

7
ORTOLAN, JOSEPH L..- Explicación Histórica de las instituciones del emperador Justiniano, T. I.-
Madrid, 1924, p. 126.
8
ARANGIO-RUIZ, Vicenzo.- Institución di Diritto Romano.- Op. Cit. P. 463.
14

De lo anterior, se deriva que la única sanción impuesta por el derecho


romano, fue la pública, bien sea como adulterio o como el stuprum. Con la
Lex Julia Adilteriis 9 , el concubinato dejó de recibir este tipo de sanción, al
considerar que representaba una unión estable, con carácter no matrimonial,
que se constituía con una sola mujer.

Surgiendo el concubinato, como una forma de convivencia basada en el


consentimiento de los interesados, como consecuencia de la libre voluntad
privada romana.

Tuvo el concubinato, gran importancia como determinante de la filiación. Los


hijos nacidos de una relación concubinaria, no creaban ningún parentesco
con el padre, naciendo sui iuris, de esta manera recibían la condición y
nombre de la madre, sin reconocerles lazo natural padre e hijo, por esta
unión; por lo que el padre, no podía ejercer la patria potestad sobre hijo
engendrado por la relación de concubinato.

En los tiempos de Justiniano, la situación mejoró notablemente; puesto que


el hijo de la concubina (liberi naturales), se le diferenció del vulgo concepti,
por la capacidad de legitimación, y por la limitación del derecho de suceder y
de recibir alimentos. Los nacidos de esa unión, fueron considerados hijos
naturales, en tanto que los habidos de otras uniones extramatrimoniales,
eran spurii; éstos últimos no tenían jurídicamente padre, por lo que resultaba
imposible su reconocimiento, cosa que no ocurría con los hijos naturales.
Regulándose así legalmente.

9
Ley establecida por Augusto, que castigaba cualquier tipo de unión sexual fuera del matrimonio,
como adultterium o stuprum, que permitía a las mujeres de clase social inferior, mantenerlas sin
incurrir en las sanciones previstas para los delitos mencionados, como lo eran: las esclavas, libertas,
meretrices y actrices, condenadas en juicios públicos y adulteras.
15

Incluso en las Novelas, se agregó con carácter excepcional -para el caso de


no existir hijos, el casamiento de los concubinarios, resultara imposible- la
forma de legitimación per rescriptum principis. Otorgando un limitado
derecho a la concubina, para ser partícipe en la sucesión del concubinario.
En este derecho se prohibió la adrogatio 10 , al padre natural, respecto de sus
hijos habidos con concubina.

1.1.1.2 Situación Actual del Concubinato en el Derecho


Italiano.

A pesar de la existencia de diversos proyectos 11 , no existe en Italia, una


regulación que discipline de modo unitario las relaciones de la pareja de
hecho, no significa que la convivencia de hecho sea un fenómeno
jurídicamente ignorado. Tras la Segunda Guerra Mundial han existido
intervenciones legislativas puntuales en diversos ámbitos, y de los problemas
que ella plantea, se ha ocupado a menudo la jurisprudencia.

Sobre el tema en estudio, se aprecian, dos grandes divisiones dentro del


Derecho Italiano: El Derecho público y el Derecho Privado.

Dentro del Derecho Público, hay dos grandes vertientes que son: Derecho
Social y Fiscal. En el Derecho Social durante la época de los 60’s y a

10
La Adrogatio, fue la forma más importante de adopción, ya que el sujeto pasivo era un sui iuris, y no
un alieni iuris, como en la simple adoptio. Rodeada de requisitos legales que armonizaban con la
trascendencia de un acto del cual podía resultar la absorción de una familia en el seno de otra, su
situación política y social, su culto religioso a los dioses, etc. BOSSERT, Gustavo A.- Régimen jurídico
del Concubinato..- Edit. Artea.- 4ª Edición.- Buenos Aires, Argentina, 1999. p.12.
11
Uno de los proyectos fue el “Capiello”, presentado a la Cámara de Diputados el 12 de febrero de
1988. Proyecto que no excluía del ámbito de aplicación, la convivencia homosexual y hacia depender
el reconocimiento de derechos previstos no sólo de la convivencia- mantenida durante tres años, o la
mera convivencia en el supuesto de la existencia de un hijo- sino también del requisito formal de su
inscripción en un registro o su constancia en un documento público. Sobre su valoración, puede
consultarse, M. BERNARDINI.- La convivenza fuori del matrimonio tra contratto e relazione
sentimentale.- Ed. Padova. CEDAM, 1992.
16

principios de los 70’s se produjo una serie de intervenciones, en el campo de


prestaciones económicas y sanitarias, con el fin de equiparar en algunos
aspectos las parejas de hecho, a las matrimoniales. A finales de los 70’s, la
Ley no. 194/1978, sobre la regulación de la interrupción voluntaria del
embarazo, se prevé la participación “de la persona indicada como padre del
concebido”, con independencia de la existencia del vínculo conyugal. Por su
parte, la Ley no. 45/1981, institucionalizó la figura del consultor familiar, sin
distinguir a la pareja de hecho, de la fundada a través del matrimonio.

Al analizar el Derecho Fiscal italiano, se observa que se ignoran a los


convivientes de hecho, haciéndolos tributar como extraños. Sólo en materia
de declaración de renta –conjunta o separada-, la pareja matrimonial, y la de
hecho han sido objeto de un trato distinto, beneficiando a la última.

Sin embargo, se puede resaltar la sentencia del Tribunal Constitucional


Italiano, de 12 de enero de 1976, la cual entendió que existía una
discriminación injustificada en perjuicio de la familia legítima, declarando
inconstitucional la regulación hasta entonces vigente, a través de la adopción
de un sistema individual de declaración de renta.

En el Derecho privado, acerca de las Relaciones con Terceros, y la patria


potestad de los convivientes de hecho, sobre el hijo nacido de la unión;
existe una declaración, de que en principio pertenecen a ambos, siempre
que los convivientes hayan reconocido al hijo. A la par, existe la regulación
de una serie de supuestos, en los que juega un papel fundamental la
continuación de la convivencia, en relación con los convivientes, y lo
relacionado al hijo, del que se desprende, que existe sólo un ejercicio
conjunto de la patria potestad cuando exista convivencia.
17

Respecto a la subrogación del arrendamiento de vivienda; durante varios


años, la jurisprudencia ordinaria se debatió entre la inclusión y la exclusión
del conviviente de hecho en el grupo de legitimados, para la sucesión en el
contrato de arrendamiento. Siendo relevante que a raíz de una sentencia del
Tribunal Constitucional, el Tribunal de Casación declaró, que en caso de
ruptura de la convivencia de hecho por parte del arrendatario, sea cual sea el
motivo, el conviviente more uxorio, que permanece en el mismo inmueble,
con la prole natural habida de esa unión, tiene derecho a suceder en el
contrato.

Al hablar de las indemnizaciones por muerte del concubinario; con gran


intransigencia y duramente criticada por la doctrina, la jurisprudencia excluye
al conviviente supérstite, de toda indemnización. Sobre las relaciones de
concubinato, la doctrina y la jurisprudencia italianas han de recurrir a figuras
generales del Derecho Civil.

De las primeras cuestiones, que se plantean acerca de las uniones, es la


calificación de las atribuciones patrimoniales, hechas entre convivientes y
dirigidas a sostener los gastos, que esa vida en común genera; atribuciones
que han sido consideradas donaciones. La admisión de la validez entre
convivientes, dio lugar a la intervención del Tribunal Constitucional, para
solucionar la discriminación, que se producía en contra de los cónyuges,
declarando la inconstitucionalidad de la prohibición de donaciones entre
cónyuges, porque les ubicaba en una peor situación, frente a los
concubinarios. Difundiéndose la calificación de esas atribuciones
patrimoniales, como obligaciones naturales, afirmándose la relevancia de
“deberes morales y sociales”, que derivaban de la convivencia de hecho, y
destinados a proteger al conviviente más débil.
18

Sobre la propuesta, que pretende extraer a los convivientes de hecho, los


derechos que tiene el cónyuge supérstite en la sucesión intestada, el
Tribunal Constitucional, se ha pronunciado a favor de la constitucionalidad,
de la normativa que únicamente reconoce derechos sucesorios al cónyuge
supérstite. Sin embargo, en el ámbito de lo familiar, el legislador italiano, ha
considerado, el derecho al concubinario de sustituir al socio difunto, de la
cooperativa de propiedad indivisa, “en efecto de cónyuge y de hijos
menores”.

En conclusión, la jurisprudencia, ha resaltado progresivamente la importancia


de la familia de hecho, distinguiendo conforme a los preceptos pretendidos,
sean o no a favor de los compañeros, y según se trate de una relación entre
compañeros y respecto a los hijos. En los casos, en que el Tribunal
Constitucional Italiano, ha tenido ocasión de pronunciarse, no ha proclamado
igualdad entre matrimonio y concubinato o unión de hecho 12 .

1.1.2 España.

Las uniones de hecho, a lo largo de los siglos han constituido una realidad
social, por lo cual, los ordenamientos jurídicos han dado soluciones, que van
desde la aplicación de criterios comunes, establecidos para los conflictos de
justicia, hasta la aplicación de criterios, que las legislaciones han establecido
para el matrimonio institucional.

12
Ni la sentencia del 14 de abril de 1980, ni la de 1988, establecen la equiparación entre uniones
matrimoniales y no matrimoniales. La última sentencia mencionada, declara la inconstitucionalidad de
un artículo de la Ley de arrendamientos urbanos italiana, en cuanto no prevé entre los sucesores en la
titularidad del contrato de arrendamiento, en caso de cese de la convivencia la sucesión, a favor del
compañero cuando existía prole. El fundamento de la decisión de inconstitucionalidad, no se encuentra
en la existencia de un trato discriminatorio contra la pareja de hecho o en un atentado contra la
espontaneidad de las formaciones sociales, en ejercicio del libre desarrollo de la personalidad, sino en
la concepción actual del derecho a la vivienda. CAMERO SUÁREZ, Victoria.- Las uniones No
matrimoniales en el Derecho Español y comparado.- Editorial Tirant Lo Blanch.- Valencia, España
2005, p. 161 y ss.
19

Por lo analizado en el punto anterior, es claro enfatizar en que no se trata de


un fenómeno reciente, ello se puede observar en el Derecho español, al
encontrar figuras como la Barraganería, referida en el Derecho de Partidas,
especialmente en la Partida IV, dándole un trato como matrimonio de
segunda.

El contrato de barraganería, fue una institución singular, en la que se


mezclan características propias de las uniones de hecho –con carácter
temporal-, y otras propias del matrimonio, tales como la monogamia, la
fidelidad, los efectos económicos y de filiación.

Por lo que a continuación, se analizará el proceso que ésta figura jurídica ha


tenido en el Derecho español, considerando que el Concilio Trento (siglo
XVI), estableció lo que conocemos en forma ordinaria, como la celebración
del matrimonio.

1.1.2.1 Relaciones no Matrimoniales (Antecedentes).

Durante el Medioevo, el concubinato, se denomino “Barraganería” por


Alfonso X “El Sabio” en las Siete Partidas 13 , calificando así, a aquellas
uniones fuera del matrimonio, constituidas entre hombres y mujeres de
condiciones sociales distintas. Imponiendo límites a esta práctica de uniones
de hecho, como:

1. La relación debe ser únicamente entre una barragana y un hombre.

13
La partida cuarta, dedica este tipo de uniones el título XIV, “De las otras mujeres que tienen los
hombres que no son de Bendiciones”. Autorizando a los hombres solteros a tener barragana, siempre
que no hubiera impedimento alguno para contraer matrimonio.
20

2. Ambos deben de estar libres de matrimonio y no tener impedimento


alguno para contraerle 14 .
3. Dicha unión debe ser permanente.
4. Deben tratarse como marido y mujer.
5. Deben ser considerados por su comunidad con carácter de esposos.

De acuerdo al tiempo de duración de esta unión, la barragana adquiría


algunos derechos privilegiados, como el de conservar sus vestiduras al
separarse y algunos derechos sucesorios.

Las partidas regularon detalladamente éste hecho, que era un tipo de


relación muy común en la sociedad española, la cual surgió por diversos
factores, como la cuestión de no ser un vínculo indisoluble (contrario al caso
de la unión matrimonial), y el permitir relacionarse con mujeres de condición
social inferior. Surgiendo por influencia musulmán, durante la dominación de
siete siglos, en la Península Ibérica.

En cuanto a la relación filial, las Siete Partidas distinguían entre hijos


legítimos e ilegítimos; los primeros, eran aquellos nacidos dentro del
matrimonio; mientras que los segundos, eran los nacidos fuera del
matrimonio, sobre estos últimos profundizaba aun más, ya que consideraba
dos clases de ellos:

a) Hijos Naturales: cuyos padres, podían haber contraído nupcias en el


momento de la concepción, viviendo antes en concubinato o
barraganería.
b) Hijos de Dañado Ayuntamiento: llamados así, los nacidos de adúlteras,
incestuosos, del segundo ayuntamiento de mujer, de cristiana con
moro o judío, de la barragana, nodriza o esclava con los siervos o
esclavos de su señor; y los nacidos de mujer ilustre prostituida.

14
Prohibida dentro de los grados de parentesco, no permitidos para contraer matrimonio.
21

Recayendo la patria potestad de los hijos legítimos, únicamente sobre la


madre.

La legislación Foral, contenía disposiciones relativas a la barraganería. El


Fuero de Plasencia, establecía que la barragana, que probara haber sido fiel
y buena para con su señor, tenía derecho a heredar la mitad de los
gananciales.

El Fuero de Cuenca, concedió a la barragana en estado de preñez, el


derecho de solicitar la prestación de los alimentos a la muerte de su señor,
elevándosele a la categoría de una viuda embarazada. El mismo fuero,
prohibió a los casados legítimamente, tener públicamente barraganas, bajo
pena de ser ambos hostigados.

El Fuero de Soria, autorizaba al padre, dar a los hijos de barragana, hasta la


cuarta parte de los bienes en vida, y los que deseare por testamento,
siempre y cuando hubieren sido concebidos antes que los legítimos.

Los Fueros de Burgos y Logroño, concedieron a los hijos de barragana, el


derecho de heredar conjuntamente, con los legítimos por cabeza, excepto
cuando el padre les hubiere adjudicado una parte de sus bienes. Heredaban
a falta de descendientes legítimos, siempre que el padre los hubiera
reconocido.

En los siglos X y XI en Cataluña, se celebraron contratos de mancebía, y en


el año 1361 la Carta de Ávila, reguló con el Título de “Carta de Mancebía o
Compañería”, la constitución de un convenio, celebrado entre el señor y la
barragana; el cual concedía a éstas mujeres, los derechos de percibir rentas
de su señor y de compartir con él la mesa, el cuchillo y el pan. Como
resultado de una estipulación conjunta, en la que los sujetos que intervienen
en ella, convienen en convertir su convivencia en una unión duradera.
22

También existían los contratos de barraganería sujetos a términos, una vez


trascurrido el tiempo pactado, la relación finalizaba, si es que no era
prorrogado.

En el siglo XII, hubo restricciones a los derechos de los hijos ilegítimos, por
influencia de las modas escolásticas, exaltándosele importancia al
matrimonio y a la familia, constituida sobre las bases del mismo.

Durante la Edad Media, fueron reconocidos dos medios para determinar la


filiación natural:

a) El concubinato o barraganería.
b) El reconocimiento, como instrumento formal de atribución de la
paternidad 15 .

Con Felipe II puede considerarse, legalmente extinguida la barraganería.


Razón por la cual, en el primer texto del Código Civil Español, únicamente se
regula para determinar la filiación natural y el reconocimiento, sin legalizar el
concubinato o barraganería, como forma de establecer la condición de hijo
natural. Una razón para ignorar ésta unión, fue el formalismo requerido para
lograr la publicidad del Registro Civil.

La atribución de filiación natural, basada en la voluntad del padre, fue el


resultado de la influencia en España, del Código Napoleónico.

La Constitución Española de 1931, otorgó igualdad jurídica para los hijos


matrimoniales y extramatrimoniales, sin distinción entre hijos legítimos e
ilegítimos en las inscripciones de nacimiento. Otro derecho a favor de los
hijos ilegítimos, fue el de la investigación de paternidad (en contraposición
con el Código Civil antes mencionado, ya que éste no contemplaba dicho
derecho a los hijos naturales).

15
Reconocimiento, como acto libre, voluntario y omnímodo del padre.
23

Representando un avance importante, en cuanto a la protección e igualdad


de los menores, sin ser eficaz porque únicamente legislaron los derechos de
los hijos ilegítimos en vida del padre, dejándoles sin protección, en caso de
fallecimiento del progenitor. Y no se les reconoció a los hijos naturales, el
derecho a exigir la protección hereditaria, igual a la de los hijos nacidos de
matrimonio, quedando totalmente desprotegidos, al morir el progenitor.

Con las reformas del 13 de mayo de 1981, al Código Civil Español, se buscó
la igualdad de los hijos, tratando de eliminar la discriminación de éstos, por
razón de la unión matrimonial o extramatrimonial de los padres,
permaneciendo la distinción entre los hijos matrimoniales y
extramatrimoniales.

1.1.2.2 Uniones No Matrimoniales en el Derecho


Actual.

En el Derecho Histórico Español, se encuentran convivencias alternativas al


matrimonio, debido a la evolución que ha sufrido la familia española, como
consecuencia de los acontecimientos que se han presentado afectando
profundamente la estructura social, política y económica. A la par con la
modificación en la estructura de la familia, se ha incrementando la aceptación
social, de la ruptura matrimonial, permitiendo formas alternativas al
matrimonio. Por lo que el fenómeno de las uniones de hecho se abre camino,
como un hecho socialmente reconocido y protegido por el derecho.

A principios de la década de los ochenta, aparecieron diversos estudios


sociológicos, sobre la evolución de los valores en esta sociedad, que hacen
constar un rápido proceso de cambio, en distintas capas sociales,
produciéndose una ruptura de principios tradicionalistas, principalmente de la
24

unidad de comportamientos morales, de las costumbres en materia de


afectividad y sexualidad, así como de la estabilidad matrimonial.

Con la llegada de ésta transición, la sociedad ya vivía de espaldas a la


legislación familiar del franquismo y a sus valores subyacentes, por ello se
dio la modificación de la legislación familiar, ajustando la ley a los hechos
congruentes, contrario a lo sucedido durante la Segunda República, cuya
legislación, supuso un cambio radical y prematuro, de las concepciones y
vivencias predominantes en las familias españolas, lo que originó, un
reducido efecto real en el comportamiento colectivo 16 .

La familia española ya no se entiende, como en épocas precedentes, como


grupo uniforme, idéntico en su modelo, configuración y pautas de
comportamiento. El modelo de la familia moderna de las nuevas
generaciones, estriba en que éstas propician una familia con mayor laxitud,
con menos obligaciones morales, al mismo tiempo que ofrecen una mayor
tolerancia, hacia otros modelos familiares poco convencionales. Permitiendo
la aparición de otras formas de convivencia alternativas al matrimonio, no a
la familia, llamadas familias de hecho.

Dándose clandestinidad al llegar a la democracia, con tolerancia y


aceptación, a los cambios sociales y jurídicos, como la legislación del
divorcio y la igualdad legal de los hijos matrimoniales.

Entre la variedad de familias de hecho, se pueden distinguir dos grandes


grupos; las familias monoparentales y las uniones de hecho. Las primeras
conformadas por un padre o una madre, con sus hijos menores; en los
últimos tiempos se ha presentado un aumento progresivo de este tipo de
hogares. La segunda forma de familia de hecho, es aquella que incluye
parejas unidas consensualmente. Tratándose de una situación de hecho, por

16
IGLESIAS DE USSEL. J- La familia en la Transición política.- Tecnos.- Madrid, 1991. pp. 20-25
25

el comportamiento de la propia pareja; el elemento que distingue este tipo de


relaciones frente al matrimonio, es la ausencia de toda formalidad,
solemnidad oficial o celebración. Su introducción no significa la
desaparición del matrimonio, sino que responde a una sociedad compleja
con pluralidad de opciones.

La terminología usada en la legislación, se basa en la analogía –relación de


semejanza entre cosas distintas- entre matrimonio y pareja de hecho,
utilizándose términos, como análogo, asimilable o equivalente. La
jurisprudencia de este país, se ha mantenido renuente; el Tribunal
Constitucional, habla de relación extramatrimonial (auto 788/87), convivencia
extramatrimonial (sentencia 156/87 y 184/90), aunque utiliza
preferentemente los términos unión de hecho “more uxorio” , unión estable
de hecho, o familia no matrimonial. Por su parte, el Tribunal Supremo,
además de tener presente estas expresiones, hace referencia a uniones
libres (sentencia de 18 de mayo de 1992).

Se entienden discutibles, pero no acertadas las expresiones, como uniones


matrimoniales de hecho, por la simple razón de que en el ánimo de la pareja
conviviente, se trata de evitar la realidad natural del matrimonio.

La expresión, uniones no matrimoniales, resulta coherente con la libertad e


identidad de los convivientes, que pretenden la interioridad de sus relaciones
afectivas, sexuales o no, queden sin reconocimiento jurídico, por pertenecer
a su esfera más personal o privada.

Los rasgos definidores o probatorios, de una unión no matrimonial, han


destacado la necesidad de que se trate de una unión more uxorio, dotadas
de características que la asimilan al matrimonio, y por ello reclaman efectos
jurídicos parecidos a éste. Teniendo como elemento exigido por la legislación
española a estas uniones, la permanencia en convivencia, sustituido por la
26

estabilidad, como sinónimo de constancia y firmeza. De lo anterior se deriva


que un rasgo definidor de estas uniones se concreta en la voluntad de
convivir –affectio-, en un contexto de estabilidad, implicando una cierta
extensión temporal, llevando consigo, el cumplimiento voluntario de una serie
de deberes, como la mutua ayuda y el sostenimiento de las necesidades, de
los miembros de la unión.

La crisis del concepto jurídico de matrimonio, aunque no la realidad


matrimonial, encubre en el mundo occidental la superación sociológica, del
matrimonio romano-canónico, que sustancialmente fue secularizado, por el
matrimonio civil; también podrá calificarse como secularización, la formal y la
de contenido o sustancial. La primera, orientada a mantener los matrimonios
confesionales extramuros de los ordenamientos civiles; la segunda, implica
el progresivo vaciamiento del matrimonio civil, de notas o características que
mantenían conexión con el mundo de valores objetivos, las más de las veces
propias de la tradición judeo-cristiana.

En España se consideran actualmente muchas uniones no matrimoniales,


tales como:

a) Uniones en los que uno o ambos de los integrantes de este tipo de


relación semejante al matrimonio, no estén libres de un vínculo
matrimonial anterior, por que la ruptura de este no sea posible, por
causas ajenas a su voluntad. En la cual será necesario, que aquel que
se encuentre en este supuesto, compruebe dicha situación.

b) Relaciones homosexuales: estas apoyadas por diversos países


integrantes de la Unión europea 17 ; y recientemente reconocidas por

17
Exponentes de esta afirmación lo constituye Holanda, que regula desde 1998, un “contrato de
convivencia registrada”, con independencia de la orientación sexual de las personas, con un
determinado reconocimiento legal y consecuencia frente a terceros, para posteriormente en el 2000,
aprobar en diciembre, un proyecto que autoriza este tipo de matrimonio, Alemania instauró en el 2001,
27

este país, en el mundo jurídico. En este sentido la doctrina


especializada, sostiene que “en general las leyes sobre uniones
registradas, otorgan a las parejas del mismo sexo casi todos los
beneficios, que las parejas heterosexuales pueden obtener a través
del matrimonio”.

c) Uniones de hecho heterosexuales: formadas entre quines no tienen


ningún impedimento para contraer matrimonio, y cumplen con los
requisitos del concubinato.

d) Situaciones de convivencia de ayuda mutua. En ésta relación, no es


necesaria la convivencia asemejada al matrimonio, ni la necesidad de
cumplir con requisitos similares al mismo, solo basta con la intención
de ayuda entre los convivientes; por lo que se pueden ubicar a
aquellas relaciones entre parientes, con dependencia, posiblemente
económica de uno de ellos, para con el otro. Un ejemplo claro de ésta,
es el supuesto del padre o madre solteros, con relación al hijo.

Debido a la diversidad de ideologías, el parlamento español, ha desarrollado


iniciativas, que postulan la necesidad de regulación de los efectos jurídicos
de las uniones de hecho, haciendo hincapié a corrientes ideológicas sobre el
tema; enfocándose en crear una Ley Orgánica del contrato de unión civil.

Pretendiendo crear diversas legislaciones sectoriales, en los supuestos que


serían extensivos, los efectos de las uniones matrimoniales, a las de hecho,
y elaborar una ley modificativa, que de una redacción que corresponda a los
efectos de aquéllas; estableciendo requisitos, que se han de cumplir en las
uniones de hecho y la forma de acreditar las mismas.

un contrato de vida común, con total equiparación al matrimonio salvo la adopción, España en el 2005
aprobó la ley referente a éste tipo de uniones, etc.
28

El Grupo Socialista del Congreso, presentó una proposición de Ley 18 , “por la


que se le reconocen determinados efectos jurídicos, a las uniones de hecho”.
La exposición de motivos, parte de que no puede haber identidad de efectos,
entre matrimonio y la unión de hecho, por tratarse de instituciones diferentes,
que obedecen a opciones y planteamientos distintos, siendo necesario
respetar esta diferencia, tanto en el plano social, como jurídico, eliminando
las discriminaciones de que puedan ser objeto dichas uniones, en particular
sus miembros. Dicha Ley será aplicable, a quienes convivan en pareja de
forma libre, publica y notoria, en una relación de afectividad, similar a la
conyugal, independientemente de su orientación sexual, mayores de edad
o menores emancipados, sin vínculos de parentesco en primer o
segundo grado de consaguinidad, ligados de forma estable, al menos
durante dos años, salvo que tuvieran descendencia en común, en cuyo
caso bastará la mera convivencia. Ninguno de los convivientes, podrá
estar unido por un vínculo matrimonial en vigor, a otra persona, salvo
en los supuestos en que la ruptura de dicho vínculo sea imposible, por
causas ajenas a su voluntad 19 .

Las relaciones de convivencia previstas en el artículo anterior, se acreditarán


a través de la inscripción en los registros específicos, existentes en las
comunidades autónomas o ayuntamientos del lugar de residencia, o
mediante documento público. Al momento de extinguirse, cualquiera de los
convivientes, deberá instar la cancelación de la inscripción, en los Registros
correspondientes, y/o la anulación de los documentos públicos. No pudiendo
proceder una nueva inscripción sin previa cancelación.

18
La primera proposición de ley por el grupo socialista, fue registrada con el no. 162/0000122,
admitido a trámite el 19 de julio de 1994, aprobado por el pleno el 29 de noviembre del mismo año; no
imponiendo al gobierno a presentar el proyecto oportuno, omisión suplida por una nueva proposición
de Ley, entrada en el Congreso de Diputados el 29 de octubre de 1996, bajo el título “por la que se
reconocen determinados efectos jurídicos a las uniones de hecho”. CAMERO Suárez, Victoria.- Las
Uniones No matrimoniales en el derecho Español y comparado.- op. Cit.. p. 98.
19
Ibidem, p. 100
29

La proposición de Izquierda, Unida-Iniciativa per Catalunya, “Igualdad


jurídica para las parejas de hecho” 20 ; exigía los siguientes requisitos para
que exista la pareja de hecho: convivencia en pareja, libre, pública,
notoria y estable (la proposición socialista, exige al menos dos años y la de
Izquierda Unida, un año), o, mera convivencia en caso de descendencia
común, una relación de afectividad similar a la conyugal, que sean
mayores de edad o menores emancipados, sin vínculos de parentesco
en primer grado o segundo grado de consaguinidad, e inexistencia de
vínculo matrimonial anterior, salvo los supuestos en que la ruptura de
dicho vínculo sea imposible, por causas ajenas a su voluntad (siendo muy
difícil dicha posibilidad), con independencia de orientación sexual de la
pareja. En esta propuesta encontramos, excepciones que tienen las uniones
de hecho a favor, frente a las limitaciones para contraer matrimonio; ab initio
no pueden contraer matrimonio, los colaterales por consanguinidad de tercer
grado y los condenados como autores o cómplices de la muerte dolosa del
cónyuge de cualquiera de ellos, sin embargo, en las uniones de hecho, no
estaríamos en presencia de algún impedimento para su constitución.

La acreditación de la convivencia, exige la prueba mediante escritura pública


o inscripción en el Registro de Parejas de hecho, siendo indudable que
ambos convivientes acudan a la Autoridad Municipal o ante Notario, para
hacer constar el hecho de la convivencia.

A éste tipo de proposiciones se hace el siguiente señalamiento: si la unión de


voluntades es un contrato, su eficacia no puede quedar a la libre disposición
de una de las partes, por lo que las lagunas y deficiencias a simple vista en
los dos textos, serán motivo de numerosos problemas; uno de ellos sería el
20
Proposición presentada con no. 122/000069, (BOCG 10 de abril 1996), Ibidem, p. 98.
30

no existir un registro público, que resultaría prácticamente imposible detectar


el mantenimiento de una inscripción anterior, por lo que se podrán presentar
numerosos casos de “bigamia de hecho”.

Ambas posiciones, introducen modificaciones a la legislación, como lo es el


caso del Código Civil, del Estatuto de los Trabajadores, la Ley General de
Seguridad Social, la Ley de Medidas para la Reforma Pública, la Ley de
Clases Pasivas del Estado y de la Ley de Impuestos sobre Sucesiones y
Donaciones. Dichas Leyes se refieren al cónyuge, la propuesta es que
incluyan la frase: “o personas que convivan de forma permanente en análoga
relación de afectividad...”.

La proposición de Ley, presentada por el Grupo Parlamentario de


Conciliación Canaria, sobre “Reconocimientos de efectos jurídicos a las
parejas estables y de modificación de determinados aspectos del Código
Civil, Estatuto de los Trabajadores, Ley General de la Seguridad Social,
Mediadas para la Reforma de la Fundación Pública, Clases Pasivas del
Estado y de Ley del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones” (No.
122/000071, BOCG 14 de abril 1997) 21 . Con el apoyo del PSOE, llegan a
determinar que: son parejas de hecho estables, las uniones de los
mayores de edad o menores de edad emancipados, sin vínculos de
parentesco en primer grado de consanguinidad, que convivan en pareja
con independencia de su sexualidad, al menos durante un año, libre,
pública y notoriamente. Bastando la convivencia, cuando la pareja tuviese
descendencia en común. Igual que sus antecesoras, ninguno de los
convivientes podrá estar unido por vínculo matrimonial, salvo cuando la
ruptura de éste fuese imposible, por causas ajenas a su voluntad.

21
Idem.
31

Las proposiciones reseñadas vienen a regular una especie de matrimonio sin


forma, que origina un nuevo status entre los convivientes, el cual podría
llamarse: matrimonio de segundo grado o clase. Requiriendo una medida o
prudencia en regulaciones futuras, para evitar que el conviviente de hecho se
encuentre inmerso dentro de las relaciones, propias de una relación jurídica
matrimonial por la que no ha optado.

El Grupo Parlamentario Popular, con términos y ámbito diferente, presento la


“Proposición de Ley Orgánica del contrato de unión civil” No.162/0000122
(BOCG 29/septiembre/1997) 22 . Según la exposición de motivos, esta Ley
reguladora del contrato de unión civil, se inspira en el valor superior del
ordenamiento jurídico español, la libertad, en la garantía del Estado de
Derecho, que es la seguridad jurídica, y en el Derecho fundamental de los
ciudadanos a la intimidad; constituyéndose así como respuesta a una
realidad social, que debe ser reconocida por el Derecho. Teniendo por objeto
a quienes deseen, formalizar una unión civil, por medio de un contrato,
registrándolo, para garantizar la certeza exigida por el principio de seguridad
jurídica, sin menoscabo del derecho a la intimidad 23 . Dicho contrato, no
producirá efectos antes de que transcurra el primer año de vigencia. Esta
proposición de Ley Orgánica, modifica once textos legislativos, tres de ellos
de naturaleza orgánica.

Entre las enmiendas presentadas por los distintos Grupos Parlamentarios,


las ofrecidas por el Grupo Popular, realizaron una gran aportación con once,

22
La proposición de Ley Orgánica del contrato de unión civil con Núm. 122/1997 se presentó en el
Congreso de los Diputados el 18 de septiembre de 1997 (BOCG 29 de sep. De 1997, Serie B, núm.
177-1), Ibidem, pp.108 y ss.
23
Dejando de ser un hecho jurídico, para convertirse en acto jurídico a través de un contrato de unión.
El artículo 1º de esta Ley se ocupa de regular el contrato de unión civil, como un acuerdo entre dos
personas físicas, mayores de edad, que deciden convivir y prestarse ayuda mutua, atribuyendo a esa
convivencia determinadas consecuencias jurídicas, tratándose así de un sistema abierto, en el que las
partes dispongan (régimen económico, efectos sucesorios...), incompatible con el matrimonio.
32

de un total de 35 modificaciones a la exposición de Motivos, y a los distintos


artículos de la Proposición, bien de adición o modificación. 24

El estudio de la competencia, por parte de la Comunidades Autónomas en la


regulación de las uniones de hecho 25 , justificaron su intervención
protegiendo a la familia, obligándoles a distinguir y comprobar la
constitucionalidad de las medidas adoptadas por las Comunidades
Autónomas.

En julio de 1998, se publicó en Cataluña la primera Ley de uniones


estables de pareja (Ley 10/98, de 15 de julio). Haciendo distinción entre la
relación more uxorio y la relación matrimonial, siguiendo la doctrina del
Tribunal Constitucional, precisando que las uniones matrimoniales, son
objeto de regulación del Código de Familia, y las demás relaciones de
convivencia, diferentes del matrimonio, que constituyen el elemento básico
de la distinción constitucional, lo son en ésta ley en capítulos separados,
respetado la especificidad de cada modalidad. Articulándole en dos
Capítulos: el primero, dedicado a las uniones estables heterosexuales, y el
segundo, a las uniones estables homosexuales; el retrato legislativo de éstas
uniones de convivencia exige excluir las cuestiones propias del Derecho
penal, laboral y seguridad social. La Ley termina con una disposición
adicional, una transitoria, y tres finales; resaltando la disposición adicional, la
cual dispone que: “en tanto el Estado no legisle sobre las materias reguladas
por la presente Ley y sobre la competencia judicial correspondiente,

24
El Grupo Vasco presenta dos enmiendas, una de modificación y otra de adición. La motivación es la
adecuación de la descripción del objeto de a Ley a la realidad social, que se debe regular manteniendo
la expresión, referida a una relación análoga a la conyugal. El Grupo mixto, presenta 10 enmiendas, de
modificación o adición de distintos artículos, que componen la Proposición de Ley Orgánica del
contrato de unión civil. De contenido idéntico a la presentada por el Grupo Parlamentario Federal de
Izquierda-Unida per Catalunya. El grupo Socialista presenta 13 enmiendas de adición y modificación.
El grupo parlamentario Catalán (CiU), presenta 16 enmiendas. Ibidem. pp. 120 y 121.
25
El estado tiene la competencia exclusiva para legislar en materia civil. Al igual como sucede en
México.
33

corresponde a la jurisdicción ordinaria su conocimiento mediante los


procedimientos establecidos”.

De acuerdo con esta Ley, los miembros de la pareja estable, pueden regular
de forma verbal, en escrito privado o documento público, las relaciones
personales y patrimoniales derivadas de la convivencia, así como los
respectivos derechos y obligaciones. Con posibilidad de estipular las
compensaciones económicas, que les convengan, en caso de cese de la
convivencia, con un mínimo de derechos otorgados por ésta, los cuales son
irrenunciables. Sin pacto, los miembros de la pareja contribuirán al
mantenimiento de la casa, a los gastos comunes y al trabajo doméstico.

Derivándose los siguientes derechos a la pareja heterosexual:


- Posibilidad de adoptar conjuntamente.
- Beneficios respecto a la función pública de la Administración de la
Generalitat 26 .
- Tutela. Esto en el caso de que alguno de los miembros de la pareja
sea declarado incapaz, el conviviente ocupará el primer lugar en el
orden de preferencia de la delación dativa.
- Compensación económica. Se dará al cese de la vida de los dos
convivientes. También en caso de enriquecimiento injusto.
- Pensión periódica. En caso de cese de la relación, podrá
cualquiera de ellos gozar de una pensión alimenticia periódica,
dentro de los supuestos en la Ley.
- Guarda y Régimen de visitas, de los hijos y de las hijas 27 .
- Derechos en caso de extinción por defunción. El supérstite tendrá
derecho a residir en la vivienda común, ser alimentado con el
26
En cuestiones que versan sobre la excedencia voluntaria, con una duración mínima de 2 años y
máxima de quince; permiso por muerte o la enfermedad grave del conviviente del funcionario o
funcionaria; y la reducción de un tercio a la mitad de la jornada de trabajo, por incapacidad física del
conviviente. Ibidem. P.130.
27
Al cese de la relación se pretende que los miembros de la pareja, puedan pactar cual de los dos tiene
la guarda y custodia, así como el régimen de visitas.
34

patrimonio del premuerto y subrogarse en el arriendo de la


vivienda.
- Derechos del supérstite en la sucesión intestada y testada 28 .

La Comunidad Autónoma de Aragón a través de la Ley 6/99, de 26 de


marzo, relativa a parejas estables no casadas; reconoce los tipos de
convivencia heterosexual y homosexual, en convivencia marital estable,
aunque de naturaleza y consecuencias diferentes. En dieciocho artículos,
aplicada a personas mayores de edad, que formen parte de una pareja
estable, no casada, en la que exista relación de afectividad análoga a la
conyugal, siendo necesario que la pareja se inscriba en un registro
específico de la propia Comunidad. Requiriendo dos años
ininterrumpidos como mínimo, para considerar la pareja estable, ausencia
del vínculo matrimonial, la capacidad de las partes, los derechos y
obligaciones correspondientes, que podrán regularse en sus aspectos
personales y patrimoniales mediante convenio recogido en escritura
pública, conforme al principio de libertad de pactos.

Derivándose los siguientes derechos:

- Posibilidad de adopción reservada a la pareja heterosexual.


- Representación del ausente y tutela.
- Derechos patrimoniales, compensación económica, en caso de
originarse un enriquecimiento injusto.
- Guarda de la prole común. (Convenido por las partes).
- Derechos, en caso de fallecimiento de uno de los convivientes.
- Derecho de alimentos recíproco.
- Derechos sucesorios 29 .

28
Arts. 34 y 35 de la Ley de Uniones Estables de pareja (Ley 10/98 de 15 de julio).
29
Ley 6/99, de 26 de marzo, relativa aparejas estables no casadas. Art. 15, testar de manera común;
Art. 17, otorgamiento de pactos y ordenar la sucesión del otro, de acuerdo con lo regulado en la
legislación foral Aragonesa.
35

La Ley Foral Navarra 6/2000, de 3 de julio, para la igualdad jurídica de las


parejas estables. Compuesta por tres capítulos; el primero, referente al
principio de no-discriminación, similar a la Ley Catalana, en la definición de
este tipo de relaciones, sólo que la Navarra reduce a un año el tiempo
necesario para considerar estabilidad en la unión. Acreditándose por
cualquier medio admitido en Derecho. Añadiendo la posibilidad de crear
registros de parejas estables, buscando facilitar a través de su
inscripción voluntaria, la prueba de su constitución. Y sobre la disolución
de la pareja, El Capítulo II hace referencia al contenido de la relación de
pareja, quien podrá regular validamente sus relaciones personales y
patrimoniales, así como sus respectivos derechos y obligaciones. Por falta
de pacto, la pareja contribuirá proporcionalmente con sus posibilidades a los
gastos comunes; la viable reclamación de una pensión periódica y
compensación económica. La posibilidad para adoptar conjuntamente,
guarda y régimen de visitas estará a lo que establezcan las partes, el Juez
podrá moderar equitativamente lo pactado. Los Estados en la adopción,
siempre deben estar guiados por el interés del niño, por encima de los
deseos de los candidatos a adoptar 30 .

En su Capítulo III, se refiere al régimen sucesorio, al fiscal, y al de la función pública. Y en una disposición
adicional establece que la legislación del Estado deberá prever la inscripción en el Registro Civil, de las uniones
reguladas por la Ley Foral.

La Comunidad Valenciana, ha legalizado las uniones de hecho, a través de


la Ley 1/2001, del 6 de abril, por la que se regulan las uniones de hecho,
centrando su ámbito de aplicación en su artículo 1º “ a las personas que
convivan en pareja, de forma libre, pública y notoria, vinculadas de
forma estable, al menos durante un periodo ininterrumpido de doce
meses, existiendo una relación de afectividad, siempre que

30
Ley Foral Navarra 6/2000, de 3 de julio, para la guarda jurídica de las parejas estables, capítulo II.
36

voluntariamente decidan someterse a la misma, mediante la inscripción


de la unión en el Registro Administrativo de Hecho de la Comunidad
Valenciana”. Al igual que la de Madrid y a diferencia de las restantes, no
equipara la relación de afectividad a la relación conyugal, por lo que implica
en sentido amplio un concepto de unión de hecho. A través de sus nueve
artículos, estructurados en cinco capítulos, pretende dar respuesta clara a
una demanda reconocida por amplios sectores sociales e institucionales,
evitando cualquier discriminación para la persona. El Pacto en el Registro de
Uniones de Hecho tiene el carácter meramente probatorio entre las partes,
por lo que no es oponible frente a terceros. A falta de pacto, presumirá iuris
tantum, a los miembros que contribuyan equitativamente al sostenimiento de
las cargas de ésta, en proporción económica. Esta Ley enumera las posibles
causas de extinción, semejante a las otras leyes, con la diferencia de reducir
a seis meses la separación de hecho.

En sus últimos artículos, establece normas administrativas, referidas a los


beneficios respecto a la función pública, en relación con el personal al
servicio de la Generalitat Valenciana, para extenderles los beneficios
reconocidos a las parejas matrimoniales.

Ley 11/2001, de 19 de diciembre, sobre las Uniones de Hecho de la


Comunidad de Madrid, hace una regulación similar a la Ley Valenciana; en
su preámbulo hace referencia al matrimonio y las uniones de hecho, como
uniones distintas, que requieren el respeto a la diferencia, tanto en lo social
como en el plano jurídico. Sin equiparar la relación de efectividad y en el
derecho de requisitos personales para constituir una unión de hecho,
excluyendo a las personas ligadas por vínculo de matrimonio no separadas
judicialmente.
37

La Comunidad Autónoma de las Islas Baleares, promulga una Ley de


Parejas Estables (Ley 18/2001, de 19 de diciembre). En su exposición de
motivos establece la regulación de los distintos aspectos, afectados por el
modelo de pareja ajustándose al marco competencial, razón que impide el
tratar cuestiones pertenecientes a la esfera del derecho penal, laboral y de
seguridad social.

Su Título I, señala el ámbito de aplicación de la Ley; definiendo a la pareja


estable como: “unión de dos personas, que convivan de forma libre,
pública y notoria, en una relación de afectividad análoga a la
conyugal” 31 . El Título II comprende la Exposición de Motivos, destacando la
potestad reconocida a los miembros de la pareja, para regular validamente
las relaciones personales y patrimoniales, derivadas de la convivencia, los
efectos de la extinción de la pareja, tanto en vida, como por causa de
muerte, incorporando el régimen sucesorio de aplicación.

En las disposiciones adicionales de la misma, se prevén equiparaciones de


derechos y obligaciones a los convivientes, dentro de la esfera de
competencia autonómica, también remite a una futura regulación y adecuada
normativa en materias fiscal y administrativa.

Ley del Principado de Asturias 4/2002, de 23 de mayo, de Parejas Estables;


éste instrumento favorece la no-discriminación de las personas unidas en
forma estable, dentro de una relación de convivencia y afectividad análoga a
la conyugal, con independencia de su sexo, así como la libertad e igualdad
del individuo y de protección de la familia.

Su Primer Capítulo, trata sobre el objeto de la misma, su ámbito de


aplicación, la consideración de pareja estable y a su disolución.
Considerando como pareja estable a: ”la unión libre y pública, en una
31
Art. 1 de la Ley 18/2001, de 19 de diciembre de la comunidad Autónoma de las Islas Baleares.
38

relación de afectividad análoga a la conyugal..., de dos personas


mayores de edad o menores emancipados, sin vínculo de parentesco
por consanguinidad o adopción en línea recta o colateral hasta el
segundo grado, siempre que ninguna de ellas este unida por un vínculo
matrimonial o forme pareja estable con otra persona” 32 .

Para los términos de ésta ley, se entenderá que la unión es estable cuando
los miembros de la pareja hayan convivido matrimonialmente, como mínimo
por un periodo ininterrumpido de un año, salvo en caso de descendencia
común, en el que bastará la mera convivencia.

En su Capítulo II comprende el contenido de la relación de pareja,


admitiendo la posibilidad de que los convivientes regulen válidamente sus
relaciones personales y patrimoniales, con indicación de sus respectivos
derechos y obligaciones. En su capítulo III, aborda lo referente a las
medidas de reacción afirmativa, equiparando la pareja estable, al matrimonio.

La Comunidad Autónoma de Andalucía promulgó la Ley 5/2002, de 16 de


diciembre, de Parejas de Hecho. Comprendiendo en su Capítulo I un
conjunto de disposiciones generales, dedicadas a definir el concepto de
pareja de hecho, dando primacía a la voluntad de las personas, de convivir
de forma estable en una relación de efectividad análoga a la conyugal; así
mismo establece una serie de principios que favorecen la libertad y la
igualdad de los convivientes, propiciando un mejor conocimiento de los
modelos familiares. Realizando la separación en capítulos distintos, de las
relaciones personales y las patrimoniales.

Destacando en la exposición de motivos, el régimen de acreditación y de


registro que establece la Ley, no empleado como instrumento limitativo de la
facultad de las personas para constituir parejas de hecho, sino para dotar de
32
Art. 3 de la Ley del Principado de Asturias 4/222, de 23 de mayo, de Parejas Estables.
39

efectos jurídicos a su unión y servir como elemento de prueba, para su


existencia frente a terceros.

Su Segundo Capítulo, versa sobre las relaciones personales, no encontrando


mayor limitación a su libertad de configuración, que los derechos
fundamentales y libertades públicas, que todo individuo posee y los derechos
prioritarios e indispensables de los menores que se hallen a su cargo.

En un Tercer Capítulo, aborda lo relativo a las relaciones patrimoniales,


advirtiendo el respeto que se contempla a las decisiones adoptadas por la
pareja, y a la función de colaboración y orientación que se presta a sus
integrantes, ayudándoles a configurar una esfera patrimonial, cuya
aceptación es totalmente voluntaria; estableciendo una posibilidad para
recabar la orientación necesaria, para realizar la fijación de reglas acerca de
la contribución a las cargas de bienes y ganancias, el derecho a alimentos o
las consecuencias económicas en la disolución 33 . Y el Capítulo IV reconoce
el derecho a las prestaciones sociales, a la convivencia en centros de
residencia para personas mayores, a una rehabilitación de
drogodependencia basada en la pareja y a la información e intervención en
materia sanitaria.

La Comunidad Autónoma de Canarias, hace su parte en el derecho común


con la Ley 5/2003, de 6 de marzo; como respuesta a una demanda social,
evitando cualquier tipo de discriminación para el ciudadano, basándose en
circunstancias personales. Extendiendo su aplicación a la situación creada
por convivencia, al menos por un año, libre, pública y notoria de dos
personas..., existiendo una relación de afectividad y combinando esta

33
Art. 10, 11 y 12 de la Ley de la Comunidad Autónoma de Andalucía 5/2002, de 16 de diciembre,
de Parejas de Hecho.
40

situación con la eventual inscripción de la unión, en un Registro


público que la propia norma crea y regula 34 .

Ésta Ley dedica su Capítulo II, al Registro administrativo de Parejas de


Hecho; regulando varias formulas alternativas, abiertas a la libre elección de
los convivientes. En su Capítulo IV, se conciben como instrumento regulador
de las relaciones personales y económicas, que se pueden derivar de la
convivencia, estableciendo como norma imperativa el respeto a la igualdad
entre los convivientes 35 . En el Capítulo V señala las causas que ponen fin a
su existencia y la inscripción registral, así como consecuencias jurídicas
similares a las obtenidas por las parejas que contraen matrimonio.
Permitiendo, computar el tiempo de convivencia transcurrido antes de la
entrada en vigor de la norma, y prevé una posible legislación estatal, que de
píe a la inscripción en el Registro Civil.

La Comunidad Autónoma de Extremadura, promulgo la Ley 5/2003, de 20 de


marzo, de parejas de hecho, excluyendo cuestiones relativas al derecho
penal, laboral y de la seguridad social. Siendo aplicable dicha Ley a la pareja
de hecho, en unión estable, libre, pública y notoria, en una relación de
afectividad análoga a la conyugal..., de dos personas mayores de edad
o menores emancipados, teniendo como condicional que
voluntariamente decidan someterse a la misma, mediante la inscripción
de su relación en el Registro de Pareja de Hecho de la Comunidad 36 .
Como convivencia estable considera la convivencia ininterrumpida por un
año. Estableciendo que no pueden constituir pareja de hecho las personas
ligadas por vínculo matrimonial, no separadas judicialmente; y en el supuesto
de que un miembro o ambos lo estén al tiempo de iniciar la relación, se

34
Art. 1 y 3 de la Ley 5/2003, de 6 de marzo, de la Comunidad Autónoma de Canarias.
35
Idem. Art. 7.
36
Art. 2 de la Ley 5/2003, de 20 de marzo, de parejas de hecho de la Comunidad Autónoma de
Extremadura.
41

comenzara a computar transcurrido el momento en que el último de ellos


obtenga la disolución o la nulidad.

Regulando en su segundo Capítulo, el régimen de convivencia, el


acogimiento familiar de menores y la reclamación de compensación
económica; respecto de este último punto cabe destacar la libertad de
pactos, entre la pareja para regir las cuestiones económicas. En su siguiente
capítulo hace referencia a la función pública, al régimen de prestaciones
sociales, a los derechos y obligaciones señalados en la normativa extremeña
y al régimen fiscal.

La Ley reguladora de las parejas de Hecho, del Parlamento Vasco, de 7


de mayo de 2003. Hace mención en su exposición de Motivos, a diferencia
que el resto, a usar su libertad para configurar el modelo de familia, que se
adecua al modelo de su personalidad, dentro de un marco de respeto, a
todas las opciones afectivo-sexual y a los principios de pluralidad, igualdad y
libertad.

Dentro de su Primer Capítulo, prohíbe la discriminación, por razón del grupo


familiar en el cual se integra, revistiendo una especial importancia por su
universalidad; define el ámbito de su aplicación, sin hacer distinción entre
nacionales y extranjeros; establece requisitos para ser considerada la pareja
de hecho y regula los principios básicos del Registro de Parejas de Hecho,
creado por la Ley, realizando una inscripción de carácter constitutiva,
evitando así, a aquellas parejas que no deseen acogerse a esta ley.
Regulando en su siguiente capítulo los derechos y obligaciones, para las
parejas inscritas. En un Tercer Capítulo, aborda lo referente al acogimiento
familiar de menores, la adopción y el régimen sucesorio, aplicable a las
parejas inscritas. Estableciendo previsiones que tienen por objeto poner fin a
la discriminación en el ámbito del Derecho Público, dentro de las
competencias autonómicas, a través de la equiparación de las parejas
42

casadas, a las no casadas en materia fiscal, de la función pública, sanitaria,


de mediación familiar, laboral, de seguridad social y en ciertas tramitaciones
administrativas, ello dentro de un Cuarto Capítulo.

De lo anterior, podemos deducir, que de las once Comunidades Autónomas


con legislación vigente, sólo la Ley catalana, valenciana, madrileña, vasca y
canaria no expresan, un ámbito de aplicación dirigido a una convivencia
análoga a la marital, por tanto, reducido a una more uxorio, a diferencia del
resto de las Comunidades Autonómicas, que globalizan múltiples y diversas
relaciones de convivencia afectivas, no matrimoniales, en congruencia con el
principio de libre desarrollo de la personalidad, en este país. Cabe señalar
que reducir el ámbito de aplicación de las normas, a una convivencia
análoga a la marital y dotarla de prerrogativas muy similares al matrimonio,
atenta contra el principio de igualdad y seguridad jurídica.

1.1.3 Francia.

En éste apartado se analizará el Derecho Francés, teniendo presente la gran


influencia que ha recibido del Derecho Canónico, y debido a la aportación
que ha dado a las codificaciones americanas y europeas del siglo XIX, en
una posición abstencionista, respecto a la regulación del concubinato; misma
que aun se mantiene.

Por lo cual resulta necesario estudiar la evolución del concubinato, dentro del
Derecho Francés, que ha sido de gran trascendencia para el derecho
mexicano, muy particularmente sobre el reconocimiento de derechos y
obligaciones, de los sujetos que integran estas relaciones, con su derecho
moderno, dando lugar a los llamados PACS.
43

1.1.3.1 El concubinato en Francia. (Antecedentes)

En 1604, el Código Michaud, disponía la invalidez de toda donación entre


concubinarios. Diversas medidas legislativas negaron toda trascendencia a
la unión concubinaria. Posteriormente con la declaración formulada por Luis
XIII, en 1639, se asimilaron a ciertos matrimonios, negándoseles validez,
como los mantenidos en secreto hasta el fallecimiento de los cónyuges, los
contraídos por condenados a muerte civil y los matrimonios in extremis.

Con la Revolución francesa de 1789, movimiento que se preocupo


principalmente por el individuo, sin enaltecer a la familia, al no considérala
como unidad orgánica; por lo que las personas, individualmente
consideradas, podían agruparse en una familia, a través de un contrato de
derecho común, mismo que podía ser rescindido por ambas partes o por la
voluntad de una de ellas, hecho reflejado en la Constitución francesa de
1791, que consideró al matrimonio como un mero contrato civil, dejando
atrás el concepto de sacramento, implantado por la Iglesia católica,
desapareciendo el carácter de unión indisoluble. Dando como consecuencia
el decretó a la Ley de Divorcio, del 20 de septiembre de 1792; Considerando
al matrimonio como un contrato civil, como cualquier otro, lo que implicó que
podía ser disuelto, por voluntad de las partes o por una de ellas.

La Ley 12 Brumario, otorgó a los hijos naturales un derecho hereditario, igual


al de los hijos legítimos. Sin aplicar el principio de “la no retroactividad de las
leyes” con lo que los hijos ilegítimos tuvieron la posibilidad de ejercer este
derecho, a partir del 14 de julio de 1789. Por lo que esta Ley contribuyo a
debilitar a la familia, constituida por el matrimonio, protegiendo a los hijos
nacidos de familias extramatrimoniales. Para que los hijos naturales pudieran
hacer valer sus derechos, tenían la carga de probar su filiación con el
fallecido, y así recurrir a la posesión de estado de hijo del de cujus. Debiendo
44

exhibir documentos públicos o privados, provenientes del padre o por


consecuencia de las atenciones dadas a título de paternidad como: la
educación o el mantenimiento sin interrupción 37 .

El Código de Napoleón, de 1804, ignoró totalmente el concubinato, al no


regular efectos producidos en determinados conflictos de intereses o
negocios jurídicos, línea “abstencionista” asumida en dicha materia, por la
mayor parte de las legislaciones occidentales. Ya que fue considerado como
un hecho material, que no producía ningún efecto o consecuencia de
derecho, lesionando los derechos tanto de la concubina como de los hijos.
Filosofía que aparece en el Código y en la frase pronunciada por Napoleón
Bonaparte en el Consejo de Estado: “les concubines se passent de la loi; la
lio se désinteresse d’eux...” (“los concubinarios se pasan sin la ley; la ley se
desentiende de ellos”) 38 .

Es así como este Código, les niega el título de herederos a los hijos
naturales, concediéndoles solamente el derecho a heredar en las mismas
proporciones de los hijos legítimos, cuando concurrieran con los últimos; y en
caso de concurrir con ascendientes y hermanos, únicamente podrían tener
derecho a la mitad; para tener derecho a tres cuartas partes, resultaba
necesario concurrir con los demás parientes. Sólo en el supuesto de no
existir parientes en grado hábil para heredar, podían los hijos naturales o
ilegítimos recibir la totalidad de la herencia. Prohibiendo tajantemente a éstos
investigar la paternidad.

Por lo que la jurisprudencia francesa tuvo que realizar durante el siglo XIX,
un lento y complejo estudio de elaboración de la misma, tendiente a ir
resolviendo el silencio de la ley. A partir de la Ley del 16 de noviembre de

37
HERRERIAS SORDO, María del Mar.- El Concubinato: análisis histórico jurídico y su problemática
en la practica.- 2ª edición.- Editorial Porrúa S.A.-México 2000, P.p. 8 y 9.
38
Cita y Traducción textual de HERRERIAS SORDO, María del Mar. Ibidem, p. 9
45

1912, que rigió el concubinato notorio como fuente de la paternidad natural,


comenzando el gran debate legislativo, en torno a la materia. Siendo
memorables las polémicas dentro de la Asamblea Nacional y en el Senado
Francés, respecto del significado y alcances del concepto de “concubinato
notorio”.

Las graves necesidades que impulsaron a la Primera Guerra Mundial (1914-


1918), dieron pie a la sanción de numerosas leyes, que trataban de
solucionar concretos y urgentes problemas que se planteaban a las
concubinas de los soldados 39 . Al finalizar la guerra se promulgaron
esporádicamente leyes vinculadas a la materia; pero la jurisprudencia
continuó realizando, al respecto, una vasta y valiosa labor.

1.1.3.2 El Pacto Civil de Solidaridad y el


concubinato.

Tradicionalmente las uniones entre convivientes de hecho, en Francia han


sido denominadas concubinage, siendo sustituida por unión libre, que recae
en una unión sin formalidades y sin vínculo, permitiendo ser rota libremente.

Siendo así hasta la Ley de 15 de noviembre de 1999, relativa al Pacto Civil


de Solidaridad (PACS), en la que los efectos jurídicos de la convivencia de
hecho, se han manifestado a través de referencias puntuales en distintos
ámbitos.

Dentro del derecho público francés, se aprecian dos grandes vertientes: a) el


derecho social y b) el derecho fiscal. Dentro del primero, se ubica el Derecho

39
Tales como las leyes completadas por resoluciones ministeriales, que establecían una asignación
económica, por cada día que el jefe de familia se encuentra incorporado a las armas, siendo
beneficiarios los miembros de la familia o del grupo que sin vínculo jurídico, viva como si constituyera
una familia; alcanzando así beneficio la concubina. Protegiéndole en contra de desalojos, al demostrar
que además de convivir en el inmueble, había estado a cargo de su compañero, que se encontraba en
campo de batalla.
46

del Trabajo y de la Seguridad Social; con una tendencia clara a favor del
reconocimiento de la situación de los convivientes de hecho, otorgando a la
pareja o a las personas a su cargo, derechos idénticos a los de los cónyuges.
Obteniendo de esta forma de la Seguridad Social, el derecho a subsidio por
salario único o a un capital por muerte, derechos a los beneficios del seguro
de enfermedad y baja por maternidad. No obstante se da con otras
prestaciones, como las pensiones por invalidez o las prestaciones por
accidente laboral. Con la limitante de que la jurisprudencia no se extienda a
la asimilación de supuestos que no han sido expresados por la Ley 40 .

En el derecho fiscal francés, se desconoce la convivencia de hecho, en


contraste con los casados, quienes constituyen una unidad de tributación;
por lo que los convivientes de hecho tienen la obligación de tributar por
separado 41 .

En el derecho privado francés, yacen las relaciones con terceros y la relación


entre los convivientes de hecho. Respecto a las relaciones con terceros; se
encuentran los relacionados con sus hijos, por reforma al Art. 372 del C.C.
Francés, sobre el ejercicio conjunto de la patria potestad de un hijo no
matrimonial, reforma criticada por obligar a los padres a convivir, si quieren
ejercer conjuntamente la potestad, atándolos de esta manera, a seguir con
una relación insoportable en la mayoría de los casos. Respecto a la
subrogación en el arrendamiento de vivienda, por convivencia de hecho, no
se permite extender el contrato de arrendamiento de vivienda, al otro
conviviente. Cabe señalar, que desde la extensión del derecho a continuar
en la vivienda después de la muerte del arrendatario a toda “persona a su
cargo”, bajo la condición de un mínimo de seis meses de vida en común (Ley

40
CAMERO SUÁREZ, Victoria.- Las Uniones no matrimoniales en el Derecho Español y comparado.-
Op. Cit. p. 174.
41
Idem.
47

de 1 de septiembre de 1948); leyes posteriores han previsto la continuación


del arriendo, en caso de muerte o abandono del domicilio del arrendatario,
dando beneficio del concubin notorire, que hubiera convivido como mínimo
durante un año, en la misma 42 .

Respecto a las indemnizaciones generadas por la muerte del conviviente de


hecho, se destaca una tendencia, para indemnizar por daño, atendiendo sólo
a su existencia e importancia, sin ser necesario un vínculo jurídico
preexistente, entre el difunto y aquella persona que solicita la indemnización,
bastando la sola convivencia de hecho, para justificar que se ha sufrido un
daño, moral y/o patrimonial.

Acerca de las relaciones, entre los convivientes de hecho, es de destacarse


la falta de un estatuto global previo. A pesar de la inexistencia de
obligaciones personales o patrimoniales entre los convivientes, como la
fidelidad, asistencia o mutuo socorro; la jurisprudencia ha destacado, que
entre ellos existe un cierto deber de lealtad y de actuar conforme a la buena
fe, tendiente a la obligación de indemnizar al conviviente abandonado, en
determinadas circunstancias.

La aplicación de la jurisprudencia, enfocada a establecer una obligación de


lealtad, buena fe, y una cierta comunidad de intereses entre los convivientes
de hecho; al momento de la ruptura o liquidación de convivencia, se ha
manifestado, mediante el recurso de instrumentos técnicos, de carácter
general, que responden a un triple criterio doctrinal y jurisprudencial: 1) Ser
instrumentos técnicos, que no pertenezcan a la regulación matrimonial; 2)
que no pretendan obtener resultados equivalentes; 3) y que no tengan por
objeto, la elaboración de un estatuto de la convivencia de hecho 43 .

42
Ibidem. P.p. 174 y 175.
43
Ibidem. p. 176
48

Destacando la aplicación de las reglas de los cuasi contratos, para efectos


de evitar el enriquecimiento, de uno en perjuicio del otro; se ha planteado la
aplicación de la figura de la sociedad de hecho, con la concurrencia de los
elementos esenciales de toda sociedad. Si se trata de evitar que uno de los
convivientes, pueda reclamar al otro las prestaciones hechas durante la
convivencia, se recurre a la figura de la obligación natural, entendiendo así,
el efecto de la irrepetibilidad de las prestaciones ya realizadas.

Algunos de los aspectos más tratados por la doctrina y jurisprudencia


francesa, son las donaciones entre convivientes, y la contratación que llevan
a cabo entre ellos, especialmente las adquisiciones con cláusulas tontiniere o
de acrecimiento 44 .

Las donaciones entre convivientes, no están sujetas a prohibición alguna,


contando con mayor firmeza, que las donaciones entre cónyuges, las cuales
siempre son revocables.

Sobre la contratación a título oneroso entre convivientes de hecho, no ha


existido ningún tipo de prohibición. La práctica ha consagrado las
adquisiciones por ambos convivientes, con el pacto de indivisión, o el
sistema de las llamadas “adquisiciones cruzadas”, en las cuales, cada uno
adquiere una mitad indivisa en nuda propiedad, y la otra en usufructo.

Las referencias que se han sintetizado en este trabajo, constituyeron la


antesala de la Ley de 15 de noviembre de 1999, relativa al Pacto Civil de
Solidaridad (PACS), y al Concubinato, que incorpora al Libro del Código
Civil francés, un Titulo XII, denominado: Del Pacto Civil de Solidaridad y

44
Es decir, una compra hecha en común, por ambos convivientes, con estipulación, de que tras la
muerte de uno de ellos, el bien pertenecerá en su totalidad al sobreviviente.
49

del Concubinato. Dicho régimen diferencia los efectos del PACS –


básicamente un contrato-, de los efectos del concubinato, considerado éste
último como una situación de hecho.

Un Pacto Civil de Solidaridad, es un contrato celebrado por dos personas


físicas, mayores de edad, de diferente o igual sexo, para organizar su vida
en común (Art. 515-1); mientras que el concubinato, es una unión de hecho,
caracterizada por una vida en común, que presenta una carácter de
estabilidad, y continuidad, entre dos personas de diferente o del mismo sexo,
que viven en pareja (Art. 515-8) 45 .

El Consejo Constitucional francés, señaló que la expresión “vida en común”,


no cubre solamente una comunidad de intereses, y no se limita la exigencia
de una simple cohabitación entre dos personas, suponiendo una residencia
en común, y una vida en pareja. Justificando de esta manera las limitaciones,
impuestas para celebrar el pacto, concretándolas en el artículo 515-2. Bajo
pena de nulidad y la no-existencia de PACS, en relaciones: 1º entre
ascendiente y descendiente en línea recta, entre afines en línea directa y
entre colaterales hasta el tercer grado; 2º entre dos personas, de las cuales,
al menos una, tiene vínculo matrimonial; 3º entre dos personas, de las
cuales, al menos una, está comprometida por un pacto civil de solidaridad 46 .

Quienes celebran un pacto civil de solidaridad, se obligan recíprocamente a


prestarse asistencia mutua y material. De acuerdo con el artículo 515-4, las
partes responden solidariamente con relación a terceros, por las deudas

45
Hasta 1999, la jurisprudencia francesa había reservado la figura del concubinato, para la unión de un
hombre y una mujer; en la nueva legislación, se extiende a las uniones homosexuales, otorgando
iguales derechos.
46
La capacidad para celebrar los PACS, fue materia de polémica, al considerarlas contrarias al
principio de igualdad; prohibiendo a ciertas personas, la posibilidad de celebración del pacto, cuando
en los debates parlamentarios se especificó, que el pacto no tiene necesariamente una connotación
sexual. El Consejo Constitucional entendió, que no se violentaba el principio de igualdad, ni el de la
libertad, porque las incapacidades estaban justificadas en el interés general de la prohibición, del
incesto o de la violación, del principio de la fidelidad que rige al matrimonio.
50

contraídas por uno de ellos en las necesidades de la vida ordinaria y para los
gastos relativos a la vivienda común 47 . Pero quienes viven en concubinato,
no asumen la misma obligación.

De lo anterior, se pueden observar, diferencias en las obligaciones de


quienes celebran un PACS y quienes viven simplemente en concubinato;
concediendo el legislador a los primeros, ventajas impositivas, no otorgadas
a los concubinarios, en materia de Seguridad Social, y en las leyes
migratorias.

El PACS termina (Art. 515-7), por decisión conjunta, por la unilateral, por
matrimonio o muerte de una de las partes. Siendo fuertemente criticado, al
prever la posibilidad de una ruptura unilateral semejante al repudio 48 .

1.2 América latina.

En este punto, usted podrá encontrar un esbozo, de la evolución que ha


sufrido la figura del concubinato, en dos de los países integrantes de la
América Latina; como lo es Argentina, por resultar conveniente estudiar su
derecho civil y familiar, que tiende a asemejarse al mexicano; para finalizar
éste capítulo con el análisis del derecho mexicano, que es la materia y el fin
de este estudio.

47
Disposición cuestionada, al no prever la naturaleza, ni la extensión de la ayuda mutua y material,
que las partes ligadas por un pacto civil y de solidaridad se deben prestar. El Consejo Constitucional
señaló, que de acuerdo al espíritu de la Ley, será nula toda cláusula que niegue el carácter obligatorio
de la ayuda mutua, y si el pacto fuere omiso, corresponderá al juez en caso de litigio, definir las
modalidades de esta ayuda, en función de la situación respectiva de los celebrantes.
48
El Consejo Constitucional, ha entendido que las formas previstas por la Ley no violentan el principio
fundamental de la dignidad de las personas, porque el PACS, es un contrato ajeno al matrimonio, en
consecuencia su ruptura unilateral no puede ser calificada de repudio. Al tratarse de un pacto de
duración indefinida, que puede ser resuelto por voluntad unilateral, sin perjuicio de indemnizar los
daños causados.
51

1.2.1 Argentina.

El buen orden social en este país, descansa principalmente, en una


estructura asentada sobre uniones conyugales, regularmente establecidas,
cuyos efectos aparecen contemplados en los estatutos matrimoniales,
respectivos de cada Estado.

Dentro del ordenamiento positivo Argentino, se hace sentir una clara y


saludable política legislativa, tendiente a la protección del matrimonio, y de la
familia que sobre su base se organiza. Pero ocurre, que junto a las uniones
matrimoniales regularmente contraídas, existen, y perduran uniones
extraconyugales, de diversas características; dentro de las cuales,
encontramos dos formas de unión: la accidental o momentánea, en la cual el
hombre y la mujer no llegan a constituir una pareja, registrándose algún
modo de convivencia; y la otra, que posee estabilidad, cuenta con mayor o
menor alcance, en la que el hombre y la mujer conviven y comparten a lo
largo del tiempo, situaciones y acontecimientos; éste segundo modo de
unión, no matrimonial es el que interesa analizar en éste trabajo; siendo que
presenta múltiples consecuencias que directa o indirectamente, se llegan a
producir en el plano jurídico.

1.2.1.1 Evolución Histórica del Concubinato.

No es posible llegar a precisar la cantidad de uniones de convivencia, en la


actualidad, justamente por presentar una falta de estructura formal, y de
registro, como también, por su duración. Cabe recordar la afirmación de
RÉBORA, quien hace varios decenios sostenía que: “en la Argentina de ese
momento, el 20% de los hijos son extramatrimoniales” 49 .

49
BOSSERT, Gustavo A.- Régimen Jurídico del Concubinato.- Op. Cit. p.2.
52

Autores que como BOSSERT 50 , buscan explicar las posibles causas, que
originan a las uniones extraconyugales, señalan principalmente, al factor
económico o cultural, del país centroamericano.

Al contemplar al concubinato, frente al aspecto económico argentino,


encontramos que en ciertas regiones de éste país incide el factor en
mención; principalmente en los sectores de menores ingresos, por lo que se
podría llegar a suponer que existe una mayor dificultad para establecerse,
por medio del matrimonio, un vínculo familiar regularmente organizado,
prefiriéndose la creación y mantenimiento de uniones no matrimoniales,
aunque sean estables, pero que no crean cargas, ni obligaciones de carácter
legal.

Junto al atraso y falta de seguridad económica, se señalan causas de índole


cultural, tales como, la falta de desarrollo educacional, que permita la
creación de conciencia, para comprender la esencia moral y jurídica del
matrimonio, dando soluciones que aseguren al hombre, la solidez económica
necesaria, para organizar una familia sin angustias ni temores. Como
remedio se propuso el acercamiento de las instituciones jurídicas, el
acortamiento de distancias entre el registro Civil y los individuos.

Con anterioridad a la ley 23.515, personas no divorciadas realizaban


diversos trámites de segundo matrimonio en el extranjero, a través de las
oficinas y al margen del ordenamiento legal argentino; hecho notorio y por
todos conocido, constituyéndose una práctica frecuente, no obstante la falta
de validez de esa segunda unión, ante el derecho argentino; debido a que
previo a la sanción del ordenamiento en cuestión, se decía, que la
indisolubilidad del matrimonio argentino durante la vida de los cónyuges, es

50
Ibinem. p.2 y ss.
53

una de las causas del aumento de concubinatos adulterinos, ya que,


Argentina era uno de los pocos países en el mundo, que no admitían en su
ordenamiento jurídico el divorcio vincular; dando como resultado en éste
país, la presencia de una gran cantidad de uniones de hecho, por la
imposibilidad para regularizar una nueva unión.

Las modificaciones a la conciencia social proveniente de hechos reales, que


se observan objetivamente, se valoran teniendo en cuenta el contexto social,
implicando para los sujetos que desean convivir de este modo, afrontar
consecuencias económicas de las que ahora el concubinato carece, siendo
por ello interesante el proyecto de ley, presentado a la Cámara de Diputados
de la Nación en 1973, por un grupo de legisladores radicales 51 , destinado
principalmente a encarar los problemas patrimoniales, como consecuencia
de la ruptura de una relación concubinaria, el cual, no alcanzó sanción
legislativa, al disponer:

Art. 1º. Quienes hayan vivido en concubinato con contenido matrimonial


tendrán acción recíproca para resarcirse de los gastos y trabajos
efectuados en beneficio del patrimonio formado o acrecentado
durante su unión. Este derecho se puede hacer valer también ante los
herederos del concubinario premuerto. Sin perjuicio de los demás
medios de prueba, la posesión de estado crea presunción de la
existencia del concubinato.

Art. 2º. Salvo prueba en contrario, transcurridos tres años de


concubinato regular y continuo, los bienes que cualquiera de ellos
adquiera se consideran integrados, en igualdad de condiciones para
las partes, al patrimonio de dicho concubinato, que se regirá por los
principios de las sociedades de hecho.

Como solución para los integrantes de la pareja, se había concretado un acto


formal determinado, con decisión de constituir una relación estable;
existiendo la intención formalmente expresa por las partes, de constituir un
hogar y compartir la vida, tal como ocurre al contraerse matrimonio legítimo.

51
Diario de Sesiones del 19 de junio de 1973; los firmantes del proyecto fueron: OSWALDO E.
BENEDETTI, ALBERTO R. DAY, RAÚL A. GALVÁN, HORACIO F. LÓPEZ, LEOPOLDO M. SUÁREZ Y
ANTONIO A. TRÓCCOLI.
54

Se advertía su aceptación en el medio social, pasando por alto que ése acto
formal carecía totalmente de relevancia ante su legislación; razón por la cual
se aceptaba la posibilidad del concubinato, sin realizar un acto formal
inválido, no porque quisieran sustraerse al estatuto matrimonial, con todo el
peso de obligaciones que ello implica, sin concertar acto formal válido, sino
porque dicha legislación, no admitía el divorcio vincular, y por tanto el
ligamen subsistía.

En la conciencia moral de la sociedad argentina, el matrimonio legítimo fue


perdiendo el carácter de única institución, capaz de incitar el respeto y la
aceptación general, como base de la convivencia de una pareja.

Desde la sanción, en 1987, a la ley 23.515, se estableció el divorcio vincular,


produciéndose numerosísimos trámites de conversión, de la anterior
sentencia de divorcio (mera separación de cuerpos), en divorcio vincular,
asimismo, el número de matrimonios celebrados desde entonces, ha sido
notablemente superior al de los años anteriores, lo que hace suponer que
una gran cantidad de parejas que vivían en concubinato, por la existencia de
un vinculo matrimonial anterior, que no podían disolver, han convertido su
unión de hecho en matrimonio, tras disolver ese vínculo. Lo que no implica,
que desaparecieran de la vida social argentina, las relaciones concubinas.

A continuación se estudiaran, determinados casos, en que la doctrina y


jurisprudencia argentinas han provocado una adecuada reglamentación y
unificación de criterios en torno al tema del concubinato.

En el Derecho Sucesorio argentino, el concubinario o la concubina, no era


sucesor legítimo, pero podía ser llamado a la herencia por voluntad del
causante en forma expresa.
55

Respecto a este tema, cabe señalar el caso del matrimonio “in Extremis”;
antes de la reforma introducida por la Ley 17.711; el Art. 3573 del Código
Civil Argentino, sólo disponía: “La sucesión referida al viudo o viuda,..., no
tendrá lugar cuando hallándose enfermo uno de los cónyuges al celebrarse
el matrimonio, muriese de esa enfermedad dentro de los treinta días
siguientes”. Esto debido a la presencia, en la sociedad argentina, de
matrimonios in extremis verdaderamente escandalosos, realizados con el
objeto de heredar inmediatamente al enfermo.

Antes de 1968, la doctrina de los jueces y autores, coincidía, al señalar que


la norma tenía que admitir, el caso en que el matrimonio se contraía para
regular una situación de hecho, manteniendo su vigencia, para la vocación
hereditaria del supérstite, haciendo valer hechos anteriores que dan sentido
a esa unión matrimonial. Excepción, que fue incorporada en el Proyecto de
reformas, al mencionado Código Civil de 1936, que en un sólo artículo,
aludió al concubinato, quedando de la siguiente manera:

Art. 1999.- La sucesión entre esposos no tendrá efecto cuando el


matrimonio se hubiera celebrado in extremis, y el cónyuge muriese de la
misma enfermedad dentro de los treinta días siguientes. Este precepto
no regirá en caso de probarse que el casamiento tuvo por fin regularizar
una convivencia anterior.

Finalmente dicha solución, se incorporo en el artículo 3573, agregando en la


parte final, que el matrimonio se hubiese celebrado para regularizar una
situación de hecho. Requisito que se desprenderá de los elementos
fácticos, valorados por el juez, cabe señalar que dentro de dichos elementos
valorativos, se considera la edad de los contrayentes, por señalarse, que no
es igual una vida llevada en común durante algunos meses por personas
jóvenes, que por personas mayores cuyas expectativas de vida se hayan
reducidas, para los cuales esos meses se valoraran como una considerable
porción de tiempo de vida, que razonablemente tienen por delante; elemento
56

empleado para evaluar la seriedad de la unión de hecho, en relación con el


tiempo en que se mantuvo.

Dentro del Derecho Procesal Argentino, es importante señalar el proceso en


que puede acreditarse la existencia del concubinato, misma que puede ser
discutida dentro de un proceso contradictorio, substanciado entre las partes,
con motivo de alguno de los efectos que dicha relación puede producir.
Siendo posible la acreditación de la existencia del concubinato, en un trámite
voluntario, sin perjuicio del derecho de terceros que no han intervenido en él,
y con un objeto determinado. El Art. 5º de la ley 23.570, admite que el
concubinato podrá probarse, para efectos provisionales, en la cede
administrativa o judicial, si se optase por el segundo implicará la
sustanciación de una información sumaria.

El concubinato es causa de recusación e inhibición del juez; extendiéndose a


otros funcionarios o auxiliares que pueden influir en la decisión judicial,
variando en cada provincia, conforme a su Código de Procedimientos Civiles.
Asimismo en el supuesto de ser concubinarios él y una parte o la testigo,
crea una presunción de imparcialidad, lo que el juez debe tener en
consideración, al valorarle.

En el Derecho Penal argentino, se encuentra a la relación de hecho, como


agravante o atenuante para la determinación y aplicación de la pena, en
ciertos delitos; sea por el concubinato con la víctima, con un pariente de
ésta, o con el victimario, en delitos como: la emoción violenta (Art. 81, inc. 1º,
a, del Código Penal Argentino) 52 , infanticidio (Art. 81, inc. 2º, CPA) 53 , Delitos
contra la honestidad de los hijos de la concubina o del concubinario (en estos

52
BOSSERT, Gustavo A.- Régimen Jurídico del Concubinato.- op. Cit. p. 207 y ss.
53
Cabe señalar que al respecto hubo una evolución, desde que se consideraba reclusión de hasta tres
años o prisión de seis meses a dos años, considerándole como madre que pretendía ocular su deshonra,
matare a su hijo durante el nacimiento; Pero al considerar que su relación es pública y notoria, no
puede alegar dicha atenuante; por lo cual, en la actualidad el Art. 81, inc. 2º, del CPA, respecto de la
concubina, se trata como homicidio calificado. Ibidem. p. 210 y ss.
57

encontraremos tales como el de violación, estupro, prostitución, corrupción, o


abuso deshonesto, considerándole como agravante) 54 , Delitos contra la
honestidad de la concubina (Art. 125 del CPA, como agravante) 55 , el
encubrimiento (Art. 279 del CPA, atenuante) 56 , en caso de que el
concubinario propietario del inmueble donde vive la pareja, expulse por la
fuerza, por amenazas o con engaños, a la concubina de dicho inmueble,
configurará el delito de usurpación, bajo la forma de despojo (Art. 181, inc.
1º, del CPA) 57 .

El Derecho Laboral argentino, regula que todo contrato puede ser estipulado
entre concubinarios; lo cual deja abierta la posibilidad de un contrato laboral
entre ellos. Advirtiendo que en un concubinato perfectamente constituido,
será poco probable que exista una relación de dependencia, pero, si los
sujetos conviven y comparten todo en un pie de igualdad, lo común será
fundar la reclamación, en la participación de la sociedad de hecho, o en el
enriquecimiento sin causa. Sin excluir la posibilidad de casos de excepción;
algunos autores y tribunales señalan, que la naturaleza de las relaciones
entre concubinarios, excluyen la posibilidad de que exista el contrato de
trabajo, sin embargo, la mayoría apoya el hecho de que no es excluyente
una de otra, por lo cual consideran necesaria la existencia de dicho contrato,
independiente de la unión intima. Resultando difícil señalar, cual de las
tareas realizadas por la concubina, se realizan en un ámbito intimo,
derivándose, que de acreditar, que las tareas son derivadas de una sociedad
de hecho y no de una relación laboral.

54
La Corte Suprema ha señalado: que no se requiere, que la guarda provenga de quien puede otorgarla
con derecho, bastando la situación de hecho creada por cualquier circunstancia. CSJN, 18/4/45, Fallos,
201:371.
55
Es considerada agravante, por la relación que se tiene con la victima, dirigida a quien promoviere o
facilitare la corrupción o prostitución, de ella.
56
Dejando exentos de pena por encubrimiento, a los amigos íntimos del delincuente; que entre los
concubinarios existe, no solo por el elemento puramente afectivo, sino también evaluando el sexual.
57
En contra posición, el Art. 181 inc. 1º, regula situaciones protegidas por éste, al señalar: “que no
comete delito de usurpación quien impide a otro ocupar el inmueble que todavía no estaba ocupado”;
BOSSERT, Gustavo A.- Régimen Jurídico del Concubinato.- op. Cit. P.p. 217 - 226.
58

En el supuesto de indemnización por accidente de trabajo que ocasiona la


muerte del trabajador, corresponde a sus “derechohabientes”; tal como lo
precisa el Art.8º de la ley 18.037, el cual remite dentro del mismo
ordenamiento al Art. 38, referente a los derechohabientes, en concordancia
con la sanción a la ley 23.226, en 1987, remplazada en 1988, por la ley
23.570, el concubinario y la concubina no quedan incluidos en la previsión
del Art.38 de la Ley 18.037, posición seguida por la jurisprudencia.

Actualmente la ley 24.557 de riesgos del trabajo establece dentro de su Art.


18, que son acreedores de la prestación creada por la muerte del trabajador,
las personas enumeradas en el Art. 53 de la ley 24.241, de creación del
Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones, el cual señala lo siguiente:

Art. 53 de la ley 24.241: En caso de muerte del jubilado, del beneficiario


de retiro por invalidez o del afiliado en actividad, gozarán de pensión los
siguientes parientes del causante: a) la viuda; b) el viudo; c) la
conviviente; d) el conviviente; ... En los supuestos de los incisos c y d
se requerirá que el o la causante se hallase separado de hecho o
legalmente, o que haya sido soltero, viudo o divorciado, y hubiera
convivido públicamente en aparente matrimonio durante por lo menos
cinco años. El plazo de convivencia se reducirá a dos años cuando
exista descendencia reconocida por ambos convivientes. El o la
conviviente excluirá al cónyuge supérstite cuando éste hubiere sido
declarado culpable de la separación personal o del divorcio. En caso
contrario, y cuando el o la causante hubiere estado contribuyendo al
pago de alimentos (del cónyuge supérstite)..., la prestación se le
otorgará al cónyuge y al conviviente por partes iguales.

De lo anterior se puede concluir, que el régimen actual de accidentes de


trabajo reconoce tanto al concubinario, como a la concubina, la
indemnización por accidentes de trabajo, en caso de muerte del trabajador,
al configurase las condiciones señaladas en la norma.

Acerca de la indemnización por muerte del trabajador, hasta 1974, la


legislación laboral argentina, no daba a la concubina el derecho a
indemnización por muerte de su compañero; creando graves consecuencias
para aquella que después de varios años de compartir su vida y depender
59

económicamente del concubino, era privada de dichos ingresos. Por esa


razón, se desarrollo el seguro de vida obligatorio, en el cual el trabajador
puede designar a su concubina beneficiaria de él, avalado por las leyes
16.600 de 1964 y 16.517 de 1965.

En 1974 se sanciona la ley 20.744, conocida como la ley del contrato de


trabajo (LCT), en cuyo artículo 269, ligeramente modificado por la ley 21.297
de 1976, ahora artículo 248, dispone el derecho de determinadas personas,
a percibir la indemnización establecida en su articulado, pudiendo señalar
como beneficiaria a la concubina, en ciertos casos, como son: para el caso
de ser soltero o viudo el trabajador fallecido, basta que el concubinato haya
durado dos años. En cambio, siendo casado el trabajador, y siempre que
hubiere mediado el divorcio o separación de hecho de los cónyuges, por
culpa de la esposa o por la culpa concurrente de ambos, el concubinato tiene
que haberse mantenido, por lo menos, cinco años 58 .

Art. 38 de la ley 18.037: A los efectos indicados, queda equiparada a la


viuda, para cuando el trabajador fallecido fuere soltero o viudo, la mujer
que hubiese vivido públicamente con el mismo, en aparente matrimonio,
durante un mínimo de dos años anteriores al fallecimiento. Tratándose
de un trabajador casado y presentándose la situación antes
contemplada, igual derecho tendrá la mujer del trabajador cuando la
esposa por su culpa o culpa de ambos estuviere divorciada o separada
de hecho, al momento de la muerte del causante, siempre que esta
situación se hubiere mantenido durante los cinco años anteriores al
fallecimiento.

De acuerdo al derecho vigente, poseen la indemnización por extinción del


contrato de trabajo, y por muerte del trabajador, tanto la concubina como el
concubinario.

Respecto a la situación del cónyuge y del concubino o concubina tras el


fallecimiento del trabajador; antes de la sanción a la ley 23.226, en 1985,
remplazada por la 23.570, la concubina no era considerada beneficiaria de la

58
BOSSER, GUSTAVO A.- Régimen jurídico del Concubinato.- Op. Cit. P.p. 232 y 233.
60

pensión, solo contando con la indemnización prevista por el Art. 248 de la


LCT; con la ley 23.570, tanto la concubina como el concubinario se

convirtieron en acreedores, de ambas indemnizaciones. Tanto por la


terminación de la relación de trabajo, derivada de la extinción del contrato de
trabajo, como por la muerte del trabajador (Art.248, LCT), y la conferida por la
ley especial de accidentes de trabajo en caso de muerte, conforme al actual
Art. 53 de la ley 24.241, se regulan ambas posibilidades indemnizatorias,
similar a la de los cónyuges.

En lo concerniente a la protección de la maternidad de la trabajadora, la ley


del contrato de trabajo, establece beneficios, destinados a proteger a la
trabajadora que habrá de dar a luz, no admitiendo distinción alguna sobre el
estado civil de la mujer.

En caso de licencias por fallecimiento, el concubinato se equipara al


matrimonio en la ley del contrato de trabajo, en el que se le otorgan tres días
corridos de licencia, por fallecimiento del cónyuge o de la persona con la
cual estuviese unido en aparente matrimonio.

Sobre la previsión social de este país, se observa la tendencia a la


protección del grupo familiar; por el ordenamiento argentino y de la
interpretación de sus jueces. En estos últimos veinte años, a sufrido
modificaciones, generando épocas de amparo y desamparo para la
concubina.

Dentro de la evolución en las últimas décadas, generalmente bajo gobiernos


civiles, se han sancionado disposiciones aisladas, reconociendo el derecho
de pensión a la concubina del trabajador fallecido, posiciones bajo el
gobierno militar, que fueron derogadas, mismas que establecían requisitos,
tales como la permanencia durante determinados años, la notoriedad y
61

extensibilidad del trato, similar al que se dan marido y mujer, y la convivencia


-la comunidad de habitación y de vida-.

En la Ciudad de Buenos Aires, en 1961, se promulgó la ordenanza 18.447,


que extendió a la concubina del trabajador comunal fallecido, los beneficios
correspondientes a la viuda, siempre y cuando hubiera vivido públicamente
con el afiliado fallecido durante un mínimo de cinco años anteriores al
deceso, y que hubieran tenido un hijo reconocido por ambos o presentarse
prueba instrumental, derogada por el Poder Ejecutivo Nacional, decreto
4270/63. Posteriormente, la ordenanza 18.990 de la ciudad en cuestión
respecto al régimen de jubilaciones, en su Art. 53, estableció una posición
similar a la ya señalada.

En 1969, se dispuso a través de la ley 18.259, aplicar a ese ámbito


municipal, la legislación nacional del régimen previsional, quedando
abrogada la mencionada ordenanza. El mismo ámbito municipal capitalino,
sancionó el 31 de julio de 1973, la ordenanza 27.944, derogada por decreto
1645/78, la cual otorgaba a la concubina, el mismo derecho a pensión
establecido para la viuda, cumpliendo ciertos requisitos, como la convivencia
mínima de cinco años inmediatos anteriores al fallecimiento. Dicho término
exigido por esta ordenanza, se reducía a un año en los casos que: a)
exigiere un hijo del causante con la solicitante, reconocido por ambos; b) la
demandante estuviere embarazada en el día que solicita el beneficio, no
excediendo de los sesenta días siguientes al fallecimiento del causante. Sin
exigir que tuvieran habilidad para contraer matrimonio 59 .

En cambio, ciudades y algunas provincias del interior exigieron la


inexistencia de impedimentos matrimoniales, para que la concubina tuviese
derecho a pensión. Disposición similar, contiene la ley 7837 de 1975, dictada
en la provincia de Santa Fe.

59
BOSSERT, Gustavo A.- Régimen Jurídico del Concubinato.- Op. Cit. P.p. 237 y 238.
62

Fue hasta 1976, que la concubina fundo su reclamación en norma expresa, a


través de la ley 3295, de 13 de marzo, modificada el 27 de diciembre del
mismo año por la ley 3328, la cual reserva dicho derecho, sólo para el caso
de que la pública convivencia hubiere durado diez años, sin existir
impedimentos matrimoniales, y que de la unión hubiere descendencia,
invocándose el interés de preservar la familia legítima, reconociendo derecho
a favor de la concubina cuando no se producía perjuicio al derecho del
cónyuge supérstite.

Recordando que en un principio, se realizaba fraude a la Ley con un


matrimonio en el extranjero, al mantener uno anterior celebrado en
Argentina, y que las autoridades de la República, sostuvieron que por no
tener la calidad de viuda, carecía del derecho a pensión, la persona que
contrajo matrimonio en país extranjero; posición reiterada en los
pronunciamientos de la Corte y por Autores argentinos que defendieron esa
actitud, considerándola una necesidad práctica e ineludible para evitar
aceptar como válidas las actas que presentaban, aun sin mediar sentencia
de nulidad al respecto. En 1974, la Corte retomó el criterio abandonado a
partir del caso “Rosas de Egea” 60 , negando a las cajas la facultad de
rechazar la pretensión de la mujer, que presente acta de matrimonio
extranjero. Señalándose que la anulación del matrimonio celebrado en el
extranjero y la prueba del fraude a la ley, debe promoverse y sustanciarse en
sede judicial mediante un proceso ordinario y con las garantías que el
contradictorio ofrezca.

60
Es el caso de una mujer, que se casa en el extranjero y subsiste una relación anterior similar en
Argentina; la Corte Suprema sentó el principio de que: “aun sin necesidad de obtener la nulidad del
matrimonio celebrado en el extranjero, subsistente uno anterior en el país, las autoridades nacionales
tienen la facultad para desconocer el valor del contraído en el extranjero, por un matrimonio contraído
in fraudem legis, dentro del territorio de la República.”
63

Criterio abandonado en 1976, que retoma la actitud anterior, al resolver que


el matrimonio celebrado en el extranjero no da derecho a pensión; señalando
que para que la caja pudiera considerar el matrimonio alegado, debía
probarse la disolución vincular del anterior o su nulidad, pues en el orden
jurídico argentino no cabe la posibilidad de coexistir varias “viudas” de un
mismo causante 61 .

No resultando comprensible en la doctrina jurisprudencial, otorgar pensión,


en caso de que las partes hubiesen celebrado matrimonio religioso,
olvidándose del Civil, por lo que se estaría en presencia de un matrimonio
inexistente frente a la ley civil por ignorancia; Sin embargo, se les amparaba
en atención a tales datos de la realidad, no así en caso omiso de la
celebración religiosa. Argumentando analogía entre ambas uniones. Criterio
interpretativo abandonado en 1976, respecto al derecho a pensión en esos
casos, aludiendo al Art. 269 de la ley 20.744 (hoy Art. 248), considerándole
como concubina, estableciendo que se le otorgara en caso de no existir
cónyuge con un mejor derecho.

1.2.1.2 Régimen Actual del Concubinato.

El criterio seguido por la ley 23.226 de 1985, modificó las leyes 18.037
(trabajadores en relación de dependencia), y 18.038 (trabajadores
autónomos), acordando en algunos supuestos derecho a pensión a favor de
la conviviente.

En 1988 la ley 23.570, derogó a la ley 23.226, estableciendo detalladamente el derecho a pensión en relaciones
concubinarias, reformando los incisos 1º y 3º del Art. 38 de la ley 18.037 y de modo similar los incisos 1º y 3º del
Art. 26 de la ley 18.038.

61
CSJN, 23/9/76, ED, 70-150, con nota aprobatoria de Goldschmidt, La entronización de la doctrina
establecida en el caso de “Manuela Rosas de Egea”; CSJN, 21/9/76, ED, 70-154.
64

Actualmente la ley 24.241, derogó las leyes 18.037, 18.038 y sus


complementarias, en lo referente al régimen de reparto en su Art. 53
respecto a la pensión por fallecimiento del jubilado y los derechohabientes
del afiliado. Regulando que gozarán de la pensión, los siguientes parientes:
a) la viuda; b) el viudo; c) la conviviente; d) el conviviente; e) los hijos
solteros, las hijas solteras y las hijas viudas... Cabe agregar que en los
supuestos de los incisos c y d, tendrán que cumplir con los elementos que el
código civil argentino requiere, para considerar dicha relación como
concubinato. Principalmente lo referente al requisito temporal anterior al
fallecimiento, de cinco años, el cual se reducirá a dos años cuando exista
descendencia reconocida por ambos convivientes 62 .

La reglamentación del Art. 53 (decreto 1290/94) establece: 1) la convivencia


pública en aparente matrimonio, durante los lapsos exigidos, la cual, podrá
probarse por cualquiera de los medios previstos en la legislación vigente. 2)
La prueba testimonial deberá ser corroborada por otras de carácter
documental, a excepción de las condiciones socioculturales y ambientales,
que los interesados justificaran. 3) Se presume la convivencia pública, salvo
prueba en contrario, si existe reconocimiento expreso de ese hecho, en
instrumento público. 4) Si el causante opto por el régimen de reparto, la
prueba podrá sustanciarse ante la Administración Nacional de la Seguridad
Social o a través de información sumaria judicial, éste ultimo punto señalado
en el Art. 5º de la ley 23.570 63 .

A partir de 1994, la Corte Suprema sostuvo el mismo criterio mayoritario,


respecto a la situación del o la conviviente en aparente matrimonio,
autorizando el goce de la pensión al cónyuge supérstite. Y en la actualidad
eso ha cambiado, por una posición minoritaria que representa el criterio
mayoritario de la Corte, favorable al reclamo del conviviente. Al respecto el

62
BOSSER, Gustavo A.- Régimen jurídico del Concubinato.- Op. Cit. p. 246.
63
Al disponer que “la prueba podrá sustanciarse administrativamente o en sede judicial”.
65

régimen de Buenos Aires Argentina señala, que él o la conviviente excluirá al


cónyuge supérstite en el goce de la pensión, excepto si el causante haya
estado contribuyendo al pago de alimentos y éstos los hubieran peticionado
en vida, o el supérstite se hallase separado por culpa del causante 64 .

1.2.2 México.

El concubinato como forma de vida en la sociedad mexicana, ha tenido una


evolución muy considerable, respecto a su licitud y aceptación. Sin olvidar
que la forma de definirle se ha debido a intereses, muchas de las veces
externas, por lo que éste apartado dedicado a la sociedad mexicana,
cimentada sobre las bases de la familia, resalta la importancia de la
evolución, que ha sufrido esta figura, hoy jurídica.

Las uniones en concubinato han aumentando al paso del tiempo, sin ser la forma ideal y moral de base para la
sociedad, constituida principalmente a través de la figura familiar, formada por el vínculo matrimonial. Haciendo
hincapié en que una forma actual, para constituir familia es el concubinato. Figura que aun en nuestros días no es
bien regulada.

1.2.2.1 El Concubinato en el México


Prehispánico y Colonial.

Durante los siglos XV y XVI, se acostumbraba la poligamia, no practicada de


forma general en todos los pueblos, lo que significa que había algunos que
practicaron la monogamia; dentro de la cultura Azteca, la poligamia era
practicada de una forma lícita, sólo existiendo una condición para poder
formar alguna unión, siendo esta que la mujer estuviera libre de matrimonio,
sin importar que el hombre fuese casado o soltero 65 .

64
BOSSERT, Gustavo A.- Régimen jurídico del concubinato.- Op. Cit. P.p. 249-252.
65
HERRERÍAS SORDO, María del Mar.- El Concubinato: análisis histórico jurídico y su problemática
en la práctica.- Op. Cit. p. 10.
66

Dándose el concubinato al momento de que la pareja se unía por voluntad


de ambos, es decir, mediando su consentimiento, sin necesidad de
formalidades. La mujer era llamada temecauh y el hombre tepuchtli. El
derecho equiparaba a éstas relaciones con el matrimonio, en el caso de que
los concubinarios tuviesen tiempo de vivir juntos y en presencia de fama
pública de casados, de darse tal situación la mujer era reconocida como
esposa, recibiendo el nombre de tlacarcavilli; considerando dentro de estas
uniones, la posibilidad de darse el adulterio, por la mujer que violara la
fidelidad de su compañero y el hombre que tuviese relaciones sexuales con
ésta.

Para formar concubinato, no se requería el pedimento de la mano a la familia


de la mujer, ni ninguna especie de rito. Debiéndose éste tipo de uniones, en
su mayoría, a la carencia de recursos económicos, evitando el gasto de las
fiestas ocasionadas por el matrimonio definitivo, es decir, la ceremonia
nupcial 66 .

En la mayoría de los pueblos prehispánicos que practicaban la poligamia 67 ,


el concubinato fue utilizado generalmente por los reyes, los señores
principales y los caciques, constituyendo una forma de vida como estructura
familiar; los últimos tenían de dos a cinco mujeres aproximadamente, debido
al poder que detentaban 68 .

Las familias formadas bajo dichas condiciones tenían una composición


interna complicada, debido a que dentro del núcleo familiar se encontraban
las esposas, los hijos producto de todas esas relaciones, los parientes de él
y de todas ellas, así como los esclavos. Situación similar vivía los grandes
señores que dirigían pueblos.

66
Ibidem p.11
67
Como ejemplo de un pueblo poligámico tenemos a los Otomíes, y en contra posición a los
Chichimecas quienes practicaron la monogamia.
68
Su poder era derivado de sus funciones, tales como la organización y la explotación de las tierras.
67

En reinos como Tacuba y Texcoco, solo los reyes y los nobles tenían varias
mujeres. Y culturas como la Tolteca permitían tener sólo a una mujer,
imponiendo una regla a la esposa de éste, ya que a la muerte de él, ella no
podría volver a contraer matrimonio. Todo lo anterior se presentaba antes de
la llegada de los españoles.

Con la conquista, los nuevos habitantes encontraron varios inconvenientes,


al tratar de aplicar su derecho en la Nueva España, debido a las relaciones
practicadas por las civilizaciones del nuevo continente, tal es el caso de la
poligamia. Posteriormente las leyes peninsulares se aplicaron, con
modificaciones a los pueblos conquistados, siendo necesario crear nuevas
disposiciones, que llenarán las lagunas existentes del pueblo conquistador.

Los misioneros, al procurar la cristianización de los pueblos conquistados,


comenzaron a convencerles de dejar la poligamia, conservando sólo a una
esposa y que ésta fuese la legítima. Encontrándose con una nueva
complicación, ya que muchos de los matrimonios de estos pueblos se habían
celebrado sin considerar impedimentos, contemplados por las leyes
españolas y la Iglesia católica (sea un matrimonio anterior, el parentesco
consanguíneo o por afinidad, etc.). Aunado a esto, algunos conquistadores,
al estar lejos de sus mujeres y de sus familias, se relacionaron
pasajeramente con mujeres indígenas, sin obligarles a contraer nupcias con
ellas, pero reconociendo el deber de alimentos a favor de éstas. A través de
una cédula dictada por el rey, se estipulo que las madres y sus niños
abandonados debían ser atendidos y educados por el gobierno colonial, de
ser posible averiguar quién era el padre de ellos y obligarle a mantenerlos y
educarlos. Pero en contraposición, se daba el abandono de esposas e hijos
en el Viejo Continente, siendo comunes el adulterio y bigamia con mujeres
indígenas o Españolas residentes en América, y la esposa radicada en éste
continente, se convirtió en la amante. Pero algunos optaban por la unión libre
68

con jóvenes indias, sin casarse nunca con ellas, aun teniendo descendencia
como resultado de estas relaciones.

Los hijos podrían llegar a mejorar su situación, en caso de que el padre le


procurara, los reconocidos social y jurídicamente, pertenecían al núcleo novo
hispano, dándoles a los hijos naturales un sitio de acuerdo a su dignidad de
persona 69 . Casos que fueron reglamentados por el nuevo derecho, el cual
decidía cuál de las esposas debía conservar el hombre, estableciendo reglas
para ello.

En 1537, la Junta Apostólica, decidió sobre los matrimonios plurales, dejando


al indígena escoger dentro de sus esposas, cual lo sería por el rito
cristiano. 70 Presentándose un gran conflicto de pensamientos, ocasionando
que cada caso fuese resuelto particularmente. Con la Bula Altitudo Divini
Consilii, en 1537 el Papa Paulo III resolvió esos casos, de la siguiente
manera: el matrimonio ante la iglesia debía ser con la primera esposa, si ello
no era posible, por no recordarlo, el hombre podría elegir a la que quisiera.
Antes de la ceremonia ambos debían ser bautizados. Los hijos procreados
con la elegida, se les reconocía la calidad de poseedores y herederos de sus
bienes. El resto de las mujeres pasaron a ser ex-concubinas, surgiendo así
las primeras concubinas abandonadas y desprotegidas, junto con sus hijos,
marginados de la comunidad, de la familia y de los medios de producción 71 .

En las familias monogámicas se les facilito a los misioneros su trabajo, sólo


requiriendo a los convivientes el bautizo a la fe de la iglesia católica, pero en
caso de que la mujer se negara a convertirse al catolicismo, el hombre podía

69
A falta de hijos legítimos, era posible que le hijo bastardo tuviese derecho a suceder al padre en la
encomienda, siempre que éste ultimo lo hubiese reconocido.
70
La iglesia fue apoyada por los reyes, quienes dictaron reales cédulas, tratando de combatir la
poligamia. Como las Reales Cédulas dictadas por Carlos I en 1530 y la de los reyes de Bohemia en
1551.
71
HERRERÍAS SORDO, María del Mar.- El Concubinato: análisis histórico jurídico y su problemática
en la práctica.- Op. Cit. p. 13-15.
69

abandonarla junto con sus hijos, quienes serían considerados ilegítimos. Sin
que por ello dejaran de aparecer relaciones ilegítimas, es decir, la practica
del concubinato; hasta la década de los treinta, se llego a una generalización
del matrimonio cristiano. Pero seguía la convivencia con las demás esposas
clandestinamente.

En 1870, el Código Civil para el Distrito Federal y Territorio de Baja


California, toco el tema relativo a los hijos naturales nacidos en uniones fuera
del matrimonio, sin regular el concubinato como tal. Es así como en su
artículo 370, establecía la prohibición absoluta de investigación de la
paternidad, a favor y en contra del hijo. Y en el artículo 371, establecía el
derecho del hijo natural para reclamar la paternidad, sólo cuando éste se
encontrara en posesión de su estado civil de hijo, acreditándolo por el
reconocimiento constante como hijo legítimo, al concurrir alguno de los
siguientes supuestos:

a) Que el hijo haya usado el apellido públicamente, del que pretende ser
su padre, con aprobación de éste constantemente.

b) Si el padre le trataba como a su hijo legítimo, proveyéndole


subsistencia, educación y establecimiento.

El numeral 372 del código en cuestión, establecía supuestos en que se podía investigar lo referente a la
maternidad; siendo el primer caso, cuando tenga a su favor el estado de hijo natural de aquélla, y el segundo
cuando, la mujer a quien se reclame la maternidad no esté ligada con vínculo conyugal, al tiempo que se le pida el
reconocimiento. Las acciones de investigación de maternidad y paternidad, sólo se podían intentar en vida de los
padres.

En el Código Civil para el Distrito Federal y Territorio de Baja California, del


31 de marzo de 1884, se ubica la palabra “concubinato” en el capítulo V,
denominado “Del Divorcio”, en su artículo 228, estableciéndolo como causal
de divorcio en su fracción II, equiparándolo con el adulterio cometido por la
70

mujer 72 . Rigiendo en este ordenamiento los mismos criterios que los


contenidos en la legislación de 1870, con una clara falta de equidad entre el
hombre y la mujer.

Art. 228. el adulterio de la mujer es siempre causa de divorcio; el marido


lo es solamente cuando con él concurre algunas de las circunstancias
siguientes:
I. (... );
II. Que haya habido concubinato entre los adúlteros, dentro o fuera de
la casa conyugal.
III.( ...).

En la ley de Matrimonio Civil, del 23 de julio de 1859, menciona al


concubinato, en su artículo 21, fracción II, dentro de las causas legítimas
para el divorcio, equiparándole con el delito de adulterio 73 .

La ley sobre Relaciones Familiares del 14 de abril de 1917, en su artículo 77,


fracción II, reiteradamente equipara al concubinato con el delito ya
mencionado, para el mismo fin de la ley del 59, al referirse a las relaciones
sexuales extramaritales, con persona o entre personas casadas.

Definiendo a los hijos naturales, dentro de su artículo 186, como todos


aquellos nacidos fuera del matrimonio; dentro de éste grupo encontramos a
los habidos en relaciones concubinas, los cuales podían ser reconocidos por
el padre o la madre, o ambos, mediante una acción voluntaria; la
investigación de la paternidad era prohibida tanto a favor como en contra del
hijo, a excepción del caso en que el hijo, estuviera en posesión de estado de
hijo natural, podía obtener el reconocimiento, siempre que la persona en
cuestión no se encontrara ligada por vinculo conyugal, en el momento de

72
El adulterio, es un delito cometido por una persona que se encuentra unida en matrimonio y sostiene
relaciones sexuales con persona distinta de su cónyuge.
73
Al mencionar el adulterio como causal, cuando el esposo prostituya a su esposa sin el
consentimiento de ella, la mujer podrá separarse por decisión judicial, sin que él sea castigado por la
ley. Y en caso, del concubinato público del marido, se le otorga a la mujer el derecho, para accionar
el divorcio, por causa de adulterio.
71

pedirse el reconocimiento 74 , y cuando los tribunales a instancia de parte


interesada tuviesen la facultad de declarar la paternidad, al presentarse el
delito de rapto o violación, siempre que coincidiera la época entre el delito y
la concepción.

Ésta ley también instauró cinco vías para hacer el reconocimiento: a) Ante el
Juez del Registro Civil, en la partida del nacimiento; b) Con una acta
especial, ante el mismo Juez; c) Por escritura pública; d) En el testamento; y
e) Con una confesión judicial directa y expresa. Dichas acciones debían
hacerse en vida de los padres, de lo contrario no había forma de lograr el
reconocimiento.

1.2.2.2. Esbozo del Concubinato en el Derecho


Positivo.

El legislador mexicano de 1928, actualmente en vigor, dio el reconocimiento


al concubinato dentro del Código Civil para el Distrito y Territorios Federales,
abundando sobre los efectos que pueden producirse por ésta unión a favor
de los concubinarios, en cuatro temas fundamentales 75 , resultando un gran
avance frente a las legislaciones anteriores a ésta, entrando en vigor el 1º de
octubre de 1932 76 . Enfatizando en la exposición de motivos para éste código,
lo siguiente:

“Hay entre nosotros, sobre todo en las clases populares, una manera
peculiar de formar la familia: el concubinato. Que hasta ahora se había
quedado al margen de la ley los que en tal estado vivían; pero el

74
Ya que para darse un reconocimiento de hijo natural por parte de una mujer casada, era necesaria la
autorización del marido, en contra posición en caso de que fuera el hombre quien pretendiera dar dicho
reconocimiento, ya que no sería necesaria la autorización de su cónyuge.
75
Éstos cuatro puntos son: 1) la presunción de paternidad de los hijos de la concubina; 2) La herencia
legítima, a favor de los hijos de la concubina, referente a la sucesión mortis causa de su concubinario;
3) La herencia legítima, en beneficio de la concubina; y 4) El derecho de alimentos, post mortem, a
favor de la concubina.
76
Y convertido en local del Distrito Federal el 25 de mayo de 2000, adicionando los artículos 291 BIS
al 291 QUINTUS, conformando un nuevo capítulo, titulado DEL CONCUBINATO.
72

legislador no debe cerrar los ojos para no darse cuenta de un modo de


ser muy generalizado en algunas clases sociales, y por eso en el
proyecto se reconoce que produce algunos efectos jurídicos el
concubinato, ya en bien de los hijos, ya a favor de la concubina, que al
mismo tiempo es madre, y que ha vivido mucho tiempo con el jefe de
familia. Éstos efectos se producen cuando ninguno de los que viven
en concubinato es casado, pues se quiso rendir homenaje al
matrimonio, que la Comisión considera como la forma legal y moral
de constituir la familia, si se trata del concubinato, es como se dijo
antes, por que se encuentra generalizado, hecho que el legislador no
debe ignorar.” 77

El concubinato como situación de hecho, no se encontraba regulado por las


leyes civiles, ya que sólo se ocupan de éste las leyes que regulaban las
consecuencias derivadas por la relación de convivencia, en protección de
quienes le integran. Sin implicar que se pretendieran cerrar los ojos y no ver
el problema, sino por el contrario, el problema esta en la falta de compromiso
aunado a este asunto, por la falta de equidad de esos derechos y
obligaciones frente a la responsabilidad que entre los convivientes existe,
incluyendo el compromiso ante el Derecho Mexicano.

La Comisión Redactora, señalo en forma expresa el derecho a favor de los


hijos nacidos del concubinato, con presunción de ser hijos naturales del
concubinario y de la concubina, quedando plasmado en el artículo 383 de
dicha legislación. Tratando de equiparar a los hijos de concubinato, con los
hijos de matrimonio, eliminando la diferencia entre hijos legítimos y aquellos
nacidos fuera del matrimonio. Lo cual fue un gran acierto de este grupo de
legisladores, ya que los hijos no deben ser responsables por los hechos de
los padres.

Presentándose un problema para los hijos habidos en concubinato, al


investigar la paternidad, a través de un juicio, ya que algunos tribunales les
negaban abiertamente el derecho y otros sólo se mostraban dubitativos; lo
cual se puede apreciar en las tesis aisladas dictadas por la Tercera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver por unanimidad de

77
GALINDO GARFIAS, Ignacio.- Derecho Civil-Primer Curso.- Ed. Porrúa.- México 1999, p.503.
73

cuatro votos, en sesiones de 12 de febrero del 1492, referente a “la prueba


de paternidad, para justificar los derechos hereditarios de la concubina” en
juicio de amparo directo 8352/41.

CONCUBINA, PRUEBA DE LA PATERNIDAD, PARA JUSTIFICAR


LOS DERECHOS HEREDITARIOS DE LA.- Con arreglo al artículo 1635
del Código Civil, vigente en el Distrito Federal y Territorios Federales, la
concubina tiene derecho a heredar cuando ha tenido hijos con el autor
de la herencia. Ahora bien, la información testimonial que la propia
concubina rinda para comprobar ese hecho, carece de toda eficacia, ya
que es de por sí insuficiente para justificar la paternidad, de acuerdo con
el artículo 360 del código citado, que establece que la filiación de los
hijos nacidos fuera de matrimonio, resulta, con relación a la madre, del
sólo hecho del nacimiento, y que respecto del padre, sólo se declare la
paternidad. Semanario Judicial de la Federación. Quinta Época. Tomo
LXXI. P. 2360. Instancia Tercera Sala.

En el mismo sentido encontramos la resolución de fecha 14 de enero de


1974, respecto de la “investigación de la paternidad, cuando se trata de la
posesión de estado de hijo del presunto padre” que recayó al juicio de
amparo directo 5777/72.

PATERNIDAD, ESTADO DE LA, CUANDO SE TRATA DE LA


POSESIÓN DE ESTADO DE HIJO DEL PRESUNTO PADRE.- En
materia de investigación de la paternidad, nuestra legislación anterior
restringía esa investigación a los casos de rapto o violación, cuando la
época de delito coincidía con la concepción; en cambio, el actual Código
Civil para el Distrito y Territorios Federales, enumera seis casos de
investigación de la paternidad, que son: rapto, estupro, violación,
posesión de estado de hijo del presunto padre, el concubinato cuando
el hijo haya sido concebido durante el tiempo en que la madre
habitaba bajo el mismo techo que el pretendido padre y, por ultimo,
cuando el hijo tenga a su favor un principio de prueba contra el
pretendido padre. Si la investigación de la paternidad se apoya en el
hecho de que le menor actor tenía a su favor la posesión del estado de
hijo del demandado, se da el caso en que el artículo 384 del Código Civil
dispone que para los efectos de la fracción II del artículo citado, la
posesión del estado de hijo del presunto padre se justificará
demostrando, por los medios ordinarios de prueba, que el hijo ha sido
tratado por el presunto padre o por su familia como hijo del primero, y
que el padre ha proveído a su subsistencia, educación y
establecimiento.
Semanario Judicial de la Federación. Séptima Época. Cuarta Parte
Volumen 61. P. 37. Instancia: Tercera Sala.

En contraposición a aquellas tesis aisladas, se encuentran las dictadas por


la Tercera Sala de la Suprema Corte de la Nación, en sesiones del 28 de
74

julio de 1961, en amparo directo 5071/59 y 26 de junio de 1969, en amparo


directo 4718/68, en ambos casos por unanimidad de cinco votos,
concluyendo, que para la presunción de la filiación natural del menor, al
haberse acreditado el concubinato, no era necesaria la investigación de la
paternidad, sin que medie reconocimiento voluntario del padre o por una
sentencia que declare dicha paternidad.

En resumen, podemos señalar que el Congreso Legislativo sólo ha anexado,


en muchas de las legislaciones, en donde hallaban la palabra cónyuge, la
connotación “o”, seguida la palabra concubina o concubinario; sin considerar
que “No se debe tratar igual a los desiguales”.

Para poder hablar de concubinato como forma de origen de la familia, es


necesario hablar un poco sobre la familia mexicana, la cual ha sido variable,
debido a las transformaciones económicas, demográficas y culturales, que se
dan en los niveles nacional, regional y local, dando como resultado la
inexistencia de una familia “tipo” 78 , lo anterior sustentado por el Grupo
Técnico sobre Familia del Comité Nacional, coordinador para la IV
Conferencia Mundial de la Mujer en 1995, en el que se hablo de relaciones
asimétricas, ya sea por la edad, sexo y parentesco de sus integrantes,
también se menciono la organización familiar de los procesos de
reproducción generacional y cotidiana, basada en lazos de afecto y
solidaridad, entre los miembros.

Si se hablará de las familias en las bastas zonas rurales, se puede observar


como las características de las familias han cambiado, sobre todo al ya no
existir una clara división de trabajo dentro del núcleo familiar, todo ello por
atender aquellas funciones que tradicionalmente han sido encargadas a la
familia, como la educación. Al tratar de ubicar a las familias mexicanas en

78
PÉREZ DUARTE, Alicia.- Derecho de Familia.- Editorial Fondo de cultura económica.- México 1994
p.22.
75

una familia tipo, ésta podría ser la nuclear, formada por el grupo: pareja e
hijos (as); quizá también como familia extensa que se compone por todas
aquellas personas ligadas a través de uno de los tipos de parentesco,
consanguíneo o el de afinidad.

Al analizar un poco el Código Familiar de Hidalgo, se percata que la familia


es una institución social, cuya característica principal es la permanencia:

Art. 1º. Un conjunto de personas unidas por el vínculo jurídico del


matrimonio o por el estado jurídico del concubinato; por el
parentesco de consaguinidad, adopción o afinidad, que habitan bajo el
mismo techo.

Proponiendo la participación del Estado, en la convivencia de sus miembros,


a través del Código Civil de Guerrero, en la que reconoce que la familia,
Estado y Comunidad son organizaciones que dependen entre sí, por lo que
cada una de ellas, simboliza la unidad y el total de esa sociedad, por lo cual,
todas ellas existen en función de la convivencia de sus ciudadanos,
reconociendo a la familia como el grupo primario y fundamental de la
sociedad, en su artículo 374 referente a la familia, encontrando en él a la
figura del concubinato.

Art. 374. El estado reconoce en la familia el grupo primario fundamental,


sustento de la sociedad, en el que la persona humana encuentra los
satisfactores afectivos y materiales para cubrir necesidades básicas.
Es el grupo social permanente y estable formado por un conjunto de
personas unidas entre sí ya sea por el matrimonio, el concubinato o el
parentesco, en cualquiera de sus formas, que habiten bajo el mismo
techo.

Al analizar los fines de la familia 79 , es fácil percatarse de que la sociedad


mexicana, esta sufriendo una deshumanización, de la cual el derecho no
debería ser participe.

En el 2000, la Asamblea Legislativa para el Distrito Federal adiciono, al Libro


Primero, Titulo IV del Código Civil para el Distrito Federal, el Capítulo XI “Del

79
Dichos fines son: formación de personas, educar con valores, participar en la comunidad.
76

concubinato”, el cual en nuestro derecho vigente consta de cuatro artículos


que resultan insuficientes para tratar y delimitar un tema tan amplio y
complicado; bastándoles con mencionar en su exposición de motivos que los
concubinarios debían ser tratados como cónyuges frente al derecho,
nuevamente haciendo igual a los desiguales.

Olvidando que un gran porcentaje de las personas que participan de la


practica del concubinato, carecen de la información legal necesaria;
considerando que el plazo para ejercitar sus derechos, conforme a lo
establecido por el artículo 291 QUINTUS del ordenamiento precitado, sólo
es durante el año siguiente a la cesación del concubinato, sin menoscabo de
las dificultades que se presentan en el ejercicio de esos efectos jurídicos.

Al indagar sobre la participación de los concubinarios en la comunidad, no se


les ha reconocido, estado civil alguno en el derecho positivo mexicano, al
considerar que sólo existen dos estados civiles (soltero (a) - casado (a)),
controlados por el Estado Mexicano y al no tener registros de las relaciones
formadas por concubinato, no se les reconoce.

Acorde con nuestro Código Civil para el Distrito Federal vigente Capítulo XI
(DEL CONCUBINATO), los derechos y obligaciones de los concubinarios,
son los inherentes a la familia, los alimentarios y sucesorios. Agregando a
estos, los que otras legislaciones de derecho público y social les reconocen.
77

CAPITULO 2

EL CONCUBINATO EN EL DERECHO MEXICANO.

2.1 Definición y Análisis.

Después de haber analizado la figura del concubinato a través de su


evolución histórica, dentro del derecho familiar, resulta oportuno proponer
una sistematización generalizada sobre este tema; por lo que es importante
para poder llegar a ello, iniciar con su definición, delimitando los elementos
que deben cumplir aquellas personas, a los que el derecho mexicano les
otorgará el carácter de concubinarios, para ser sujeto a derechos y
obligaciones específicos y reconocidos por el derecho positivo mexicano.

Siendo necesario el análisis de algunas definiciones formuladas por


tratadistas respecto al concubinato, sin olvidar que se le han dado diversas
con notaciones.

La denominación concubinato deriva del término latino concubinatus,


sustantivo verbal del infinitivo concumbere, que literalmente significa “dormir
juntos”, utilizado en el derecho romano 80 . En actualidad resulta insuficiente
esta definición, ya que la figura del concubinato como tal no sólo hace
referencia a una unión carnal, en vista de que se conforma de más
elementos que resultan indispensables para considerar concubinarios a los
sujetos que le integran.

Los profesores EDGARD BAQUEIRO ROJAS y ROSALÍA BUENROSTRO BÁEZ,


definen al concubinato como: “La unión libre y duradera entre un hombre y
una mujer que viven y cohabitan como si estuvieran casados, y que pueden

80
BIONDI, Biondo.- Il Diritto Romano-cristiano.- T.III.- Ed. Giuffré.- Milano, Italia, 1954. p.125.
78

o no producir efectos legales” 81 . Definición que resulta incompleta al no


señalar el elemento temporal o la posibilidad de haber engendrado a un hijo,
para ser considerada como tal; además de utilizar el término unión libre al
igual que el siguiente doctrinario.

Para el profesor emérito de la Facultad de Derecho de la máxima casa de


estudios IGANCIO GALINDO GARFIAS el concubinato o unión libre es: “ La
cohabitación entre hombre y mujer (si ambos son solteros) la vida en común
más o menos prolongada y permanente, es un hecho lícito, que produce
efectos jurídicos, pero requiere, para que el concubinato sea reconocido
como tal, que tanto el hombre como la mujer que llevan vida en común sin
estar casados entre sí, sean célibes. La unión sexual que exista entre
hombre y mujer, cuando alguno de ellos o ambos, son casados constituye el
delito de adulterio” 82 . Este autor no menciona el reconocimiento social, ni
mucho menos el jurídico, del que posteriormente se hablará como tal, sólo
utiliza la palabra reconocimiento sin referirse a alguna en específico o a
ambas. También señala de una forma muy vaga la temporalidad sea
prolongada o permanente, sin delimitarle, dando lugar a una interpretación
subjetiva para quien le consulte. Obteniendo de ésta definición lo referente a
la relación heterosexual y lo relativo a las célibes de los sujetos que la
integran. Al final de la misma se aprecia lo que no es el concubinato, es
decir, no es un matrimonio ya que no están casados entre sí (supuesto que
esta de más), en un estudio más profundo, posiblemente lo que éste autor
intentaba señalar es que tuviesen una vida como si estuvieran casados, lo
que sí es un elemento esencial para esta figura jurídica, agregando el hecho
de que no sea una relación adulterina.

81
BAQUEIRO ROJAS, Edgard y BUENROSTRO BÁEZ, Rosalía.-Derecho de Familia y Sucesiones.-
Editorial HARLA, S.A.- México D.F. 1990, p. 121.
82
GALINDO GARFIAS, Ignacio.- Derecho Civil-Primer Curso.- Op. Cit pp. 503 y 504.
79

Respecto a lo que no es el concubinato, siguiendo la misma línea del autor


anterior: no es una convivencia de parejas del mismo sexo, ni una relación
incestuosa, ni de amasiato, ni un matrimonio de hecho, ni un matrimonio
anómalo, matrimonio por comportamiento o matrimonio a prueba, ni mucho
menos un matrimonio civil afectado de nulidad; respecto a las situaciones
referentes al matrimonio, nunca podrá compararse al concubinato con la
institución del matrimonio por el compromiso aunado a la formalidad y
finalidad de éste ultimo, a través de la voluntad expresa de las personas que
deciden unir sus vidas a través de esta institución jurídica frente a la
sociedad.

Los anteriores autores entienden al concubinato como unión libre,


denominación que tiene un precedente doctrinario constituido por el derecho
Francés de mitad del siglo XIX, utilizado con frecuencia para aludir a una
unión contraída libremente y que podía ser también libremente disuelta; sin
aludir a la libertad de los sujetos para contraer eventualmente matrimonio,
sino a la libertad con que forman y deshacen, frente al derecho, la unión. Por
lo anterior es indispensable señalar que ambos vocablos no son sinónimos,
como se puede apreciar 83 . Sin olvidar que el matrimonio es una unión libre,
al tener como base la libertad de elección y como requisito de validez el no
estar viciada la voluntad de los sujetos que lo forman 84 .

JEAN CARBONNIER, señala que “el concubinato hace referencia a las


relaciones sexuales que se mantienen fuera del matrimonio y que se
caracterizan por su estabilidad y duración, haciendo el varón y la mujer vida
marital; estimando por ello que el concubinato puede tener diferentes
esquemas, ya que estas relaciones pueden tenerse sin domicilio común o de
manera secreta”. Creando de esta manera confusiones al hablar de las

83
BOSSERT, Gustavo A.- Régimen Jurídico del Concubinato.- op. Cit. p. 32.
84
La ley no determina requisitos de valides con relación al concubinato, por lo que la relación viciada
de este no tendrá consecuencia jurídica de validez, ello al no constituir un acto jurídico, y sin ser
reconocido como tal por el Código Civil.
80

relaciones sexuales mantenidas fuera del matrimonio, pudiendo hacerse


referencia a un amasiato o a las relaciones sexuales dentro de un noviazgo
sin ser por ello concubinato, por estas razones no se puede considerar como
una definición objetiva del hecho jurídico materia de estudio.

Para el argentino GUSTAVO A. BOSSERT “El Concubinato es: la unión


permanente de un hombre y una mujer que, sin estar unidos por matrimonio,
mantienen una comunidad de habitación y de vida, de modo similar a la que
existe entre los cónyuges” 85 . Definición que resulta extremadamente
generalizada, aunque cabe señalar que a comparación de la anterior, éste
estructura mejor lo referente al tipo de relación similar a la de los cónyuges,
en cuanto al factor tiempo resulta muy pretencioso el señalar que es
permanente; ignorando la posibilidad de considerársele así por el nacimiento
de un hijo en común.

Por su parte la Profesora titular de Derecho Eclesiástico del Estado de la


Universitat Jaume I de Castellón, en Valencia España, VICTORIA CAMERO
SUÁREZ, da una definición de las uniones no matrimoniales 86 . “La unión no
matrimonial: es aquella que tiene como rasgo definidor la voluntad de
convivir –affectio- en un contexto de convivencia estable, lo que implica una
cierta extensión temporal, llevando consigo el cumplimiento voluntario de una
serie de deberes, como la mutua ayuda y el sostenimiento en las
necesidades de los miembros de la unión” 87 . Dentro de la anterior definición
podemos encontrar el elemento de la voluntad a través de la affectio en la
convivencia, con característica principal de estabilidad, lo que resulta muy
acertado, aunado al elemento de temporalidad extensiva, sin que haya
especificado cuanto tiempo tenga que transcurrir para considerar que se está
bajo ésta figura, al atender a la voluntad de las partes dentro de la teoría de

85
Idem.
86
Nombre que se le da en España a la relación conocida en México como concubinato.
87
CAMERO SUÁREZ, Virginia.- Las uniones no matrimoniales en el derecho español y comparado.- op.
Cit. p. 27.
81

los contratos, se puede señalar que se está en lo correcto si se considera


que el cumplimiento de los deberes es voluntario; pero al apreciar dicha
figura como fuente de la familia, se deriva que de ella no sólo se crean los
deberes que considera la pareja, sino aquellos explícitamente señalados en
las legislaciones civiles, referente a la familia.

Al considerar al concubinato como una relación especifica dentro de las


uniones no matrimoniales, se estará en presencia de una situación de hecho
expresado por el comportamiento de la propia pareja. El elemento que le
distingue frente al matrimonio es la ausencia de toda formalidad, solemnidad
oficial o celebración, sin provocar la desaparición del matrimonio.

El profesor MANUEL F. CHÁVEZ ASENCIO, sostiene que el concubinato “...se


trata de la vida que el hombre y la mujer hacen como si fueran cónyuges sin
estar casados; de la cohabitación o acto carnal realizado por un hombre y
una mujer, cuya significación propia y concreta no se limita sólo a la unión
carnal no legalizada, sino también a la relación continua y de larga duración
existente entre un hombre y una mujer sin estar legalizada por el matrimonio.
Es una comunidad de lecho que sugiere una modalidad de las relaciones
sexuales mantenidas fuera del matrimonio” 88 . En este punto es preciso hacer
hincapié en que el concubinato no sólo se basa en el acto carnal, ya que
podría ser equiparado con el amasiato y hasta ser sancionado por la ley,
mientras que el primero no lo es. Éste autor al igual que los analizados con
anterioridad hace uso del término “larga duración”, el cual como ya se señalo
es una expresión subjetiva y libre de interpretación que no hace referencia a
la configuración del concubinato por la procreación de cuando menos un hijo
en común.

88
CHAVEZ ASENCIO, Manuel F.- La familia en el Derecho-Relaciones Jurídicas Conyugales.- Editorial
Porrúa S.A.- México D.F.- 2000, p. 279.
82

El Maestro RAFAEL DE PINA VARA, respecto al concubinato establece que “es


la unión de un hombre y una mujer; no ligados por vínculo matrimonial a
ninguna otra persona, realizada voluntariamente, sin formalización legal para
cumplir los fines atribuidos al matrimonio en la sociedad. Matrimonio de
hecho” 89 . Señalando muy acertadamente que los sujetos que la conforman
no deben tener ninguna atadura matrimonial, naciendo de la voluntad tanto
del hombre como de la mujer. En ésta definición, no se justifica porque debe
ser denominado “matrimonio de hecho”, quizá él hace la referencia por la
falta de formalidad exigida por la ley para formar el matrimonio; pero la
voluntad de los sujetos que forman una relación de hecho como el
concubinato, en ningún momento pretenden se equipare formalmente su
relación a través de la institución del matrimonio, por ello, debería delimitarse
el concubinato dejando de ser asimilada al matrimonio.

El Magistrado EDGAR ELÍAS AZAR en lo conducente, se refiere a que: “se


trata de relaciones similares a las del matrimonio, estables,
permanentes en el tiempo, con trascendencia jurídica que muchas veces
se identifican por su estabilidad y solidez con el matrimonio” 90 . Quien
acertadamente toca lo concerniente a la similitud de la figura del
concubinato, con la institución del matrimonio por los aspectos de estabilidad
y permanencia en el tiempo de ambas relaciones, que sólo es eso, ni más ni
menos una similitud; también hace conjetura a la trascendencia jurídica, sin
la cual la figura que se analiza carecería de relevancia.

Respecto de lo anterior, cabe señalar lo mencionado por el doctrinario


español EDUARDO ESTRADA ALONSO, quien considera que los requisitos de
duración y estabilidad son muy importantes para poder probar la relación
de concubinato, aun frente a la misma cohabitación. Posiblemente éste

89
DE PINA, Rafael y DE PINA VARA, Rafael.- Diccionario de Derecho.- trigésimo tercera edición.-
Editorial Porrúa S.A.- México D.F. 2004, p. 178.
90
ELIAS AZAR, Edgar.- Personas y bienes en el Derecho Civil Mexicano.- Editorial Porrúa S.A.-
México D.F. 1995, p.89.
83

doctrinario lo enfoca al considerar la posibilidad de la falta de cohabitación en


algún momento, por causas ajenas a los convivientes que integran la
situación de hecho, así por ejemplo, por cuestiones laborales de alguno o
ambos sujetos 91 .

El maestro FLAVIO GALVAN RIVERA, señala al concubinato, en el sistema


jurídico mexicano, como causa o fuente de la familia, que puede ser definido
como: “El acto jurídico unilateral, plurisubjetivo, de Derecho Familiar, por el
cual un solo hombre y una sola mujer, libres de matrimonio, sin impedimento
dirimente no dispensable y con plena capacidad jurídica para celebrarlo entre
sí, deciden hacer vida en común, de manera seria, no interrumpida, estable y
permanente, a fin de constituir una nueva familia o grupo social primario, sin
la necesidad de satisfacer determinadas formalidades, ni requisito alguno de
inscripción en el Registro Civil” 92 . Ésta definición considera como naturaleza
jurídica del concubinato al acto jurídico, lo que resulta contradictorio a lo
señalado por el profesor GALINDO GARFIAS, quien considera que se trata de
un hecho lícito. Ahora bien al calificar la relación de manera seria, emplea
un término subjetivo; y el resto de la definición resulta bastante acertada con
nuestra realidad jurídica, pero incompleta en cuanto al tiempo para
considerar existente a ésta figura jurídica, ya que en la legislación civil
vigente en el Distrito Federal existen dos supuestos, el primero es en el que
hay cuando menos un hijo en común, y a falta de éste la estabilidad y
permanencia de la unión cuando menos por dos años de vida en común, de
lo contrario no se considerará como concubinato.

91
Respecto de lo señalado por María del Mar Herrerías Sordo, cabe señalar que desatinadamente
basándose en la jurisprudencia referente al domicilio conyugal, llega a la conclusión de que es
necesaria la residencia común, para la estabilidad de la pareja que vive en concubinato y confunde los
términos domicilio de las personas físicas artículos 29 y 31 F. IV principalmente; residencia que es el
lugar en que una persona tiene su morada; con la cohabitación la cual es simplemente hacer vida
marital. HERRERIAS SORDO, María del Mar .- Op. Cit. pp. 27 y 28.
92
GALVAN RIVERA, Flavio.- Op. Cit. pp. 121 y 122.
84

Después de haber analizado las definiciones anteriores podemos aportar la


siguiente: El concubinato es un hecho lícito para formar una familia, en el
que un solo hombre y una sola mujer, libres de matrimonio y sin impedimento
legal alguno para contraer matrimonio entre ellos, deciden a través de su
libre voluntad cohabitar públicamente ante la sociedad, de manera seria y
constante, en una relación sólida y permanente en el tiempo, sin necesidad
de satisfacer solemnidad alguna, que produce efectos jurídicos recíprocos
entre los convivientes y frente a terceros, a partir del nacimiento de su primer
descendiente común o a falta de éste requisito al cumplir dos años de
convivencia estable. Con esta definición se pretende abarcar los elementos
necesarios, para darle individualidad a la figura jurídica en estudio.
Aportándole a manera de definición general.

Sin dejar de considerar lo difícil que resulta el regular al concubinato, debido


a que es un hecho social delicado principalmente por la línea tan delgada
que la separa de todas aquellas relaciones que pueden confundirse con ésta,
por lo que resulta muy pertinente delimitarle con algunos elementos mínimos
inmersos en la definición que antecede, para brindarle una protección
jurídica limitada a quienes a través de ésta figura deciden formar una familia,
sin extenderles los efectos jurídicos que se generan por matrimonio.

2.2 Naturaleza Jurídica.

En éste apartado a través del razonamiento lógico jurídico se llegara a la


naturaleza jurídica del concubinato, conforme a la doctrinaria francesa,
basada en la voluntad expresa del ser humano para hacerse sujeto de
derechos y obligaciones, a través de su consentimiento, considerando que el
Código Civil mexicano en su origen fue influenciado directamente por el
Código Napoleónico.
85

Derivándose de dicha doctrina, un hecho lato sensu es: un suceso temporal


y especialmente localizado, que provoca, al ocurrir, un cambio en lo
existente. Al respecto ENZO ENRIQUEZ señala que la palabra “hecho” implica
cualquier transformación de la realidad 93 . Definiendo simplemente a un
acontecimiento producido por el hombre o la naturaleza, pero sin relevancia
jurídica.

Un hecho sin relevancia jurídica, se diferencia de uno jurídico en el momento


de que la ley enlaza a un acontecer de la primera especie con
consecuencias normativas, como supuestos normativos que integran el
precepto de derecho como hipótesis, de cuya realización dependen las
consecuencias establecidas por la norma, transformándole en un hecho
jurídico, condicionando el nacimiento de deberes y obligaciones.

El supuesto o hecho jurídico, es todo acontecimiento sea un fenómeno de la


naturaleza o producido por el ser humano tomado en consideración por
algún ordenamiento jurídico que crea el nexo entre el hecho y la
realización de la hipótesis, para atribuirle consecuencias de derecho,
sin que medie la voluntad del ser humano para crear consecuencias
jurídicas derivadas del acontecimiento del que se trate. Considerando
que la norma perfecta tiene una composición de dos elementos, de una
hipótesis o supuesto y una disposición o consecuencia normativa.

Al realizar el ser humano la situación prevista como hipótesis de la norma, da


como resultado la aplicación del segundo elemento de ella, o sea, la parte
positiva, produciéndose efectos de derecho 94 , independientemente y a veces
en contra de la voluntad del o los sujetos que intervienen en la realización
del hecho o acontecimiento previsto de manera abstracta. Por lo que le

93
GARCIA MAYNES, Eduardo.- Introducción al estudio del Derecho.- Quincuagésima edición.-
Editorial Porrúa S.A.- México D.F. 2000, p. 170.
94
Las consecuencias a las que da origen, pueden consistir en el nacimiento, transmisión, modificación
o extinción de derechos u obligaciones.
86

podemos asimilar con una ley de la física, es decir, lo relativo a “la causa y
efecto”, ello si la conducta es la contenida en la norma, las personas que
intervienen en la realización de dicho supuesto, se harán sujetos a los
efectos jurídicos que la misma señale; sin olvidar que las consecuencias
jurídicas consisten en obligaciones o derechos que recaen en personas, y
no sólo en fenómenos puramente naturales como en el caso de las leyes
naturales. Lo anterior es lo que en derecho conocemos como Enlace
Causal 95 .

Cabe señalar que el acto jurídico 96 : es un acontecimiento que produce


efectos jurídicos en los que intervienen la voluntad del ser humano, dirigida
expresa y deliberadamente a producir efectos previstos en la norma jurídica.
Resaltando la voluntad de los sujetos para producir efectos jurídicos, dando
validez y existencia a ese acto; siendo necesario que concurran ciertos
requisitos estipulados por ley, en ausencia de ellos, aquél es inválido o
incluso inexistente.

De lo antes expuesto, se deriva que el concubinato, es un hecho jurídico al


considerar, que sí bien es cierto la pareja heterosexual decide vivir en el
mismo lecho, también lo es que desde que realizan dicha unión no saben si
duraran el tiempo que le solicita la ley para considerar esa relación como
concubinato, basándonos en los dos años continuos y permanentes que
señala la legislación vigente en el Distrito Federal, en caso de no tener
cuando menos un hijo en común, para ser sujetos de consecuencias de
derecho inherentes a la familia; por lo que de pretender crear consecuencias

95
Conocido como LEY DE LA CAUSALIDAD JURÍDICA. Tan pronto se produce el acontecimiento
previsto, tiene lugar la consecuencia normativa. GALINDO GARFIAS, Ignacio.- Derecho Civil-Primer
Curso.- Op. Cit. pp. 204 – 222.
96
El acto jurídico es: BONECASE. “Una manifestación exterior de la voluntad, bilateral o unilateral,
cuyo fin directo consiste en engendrar, con fundamento en una regla de derecho o en una institución
jurídica, a cargo o en provecho de una o varias personas, una situación jurídica permanente y general o
por el contrario, un efecto de derecho limitado, que conduce a la formación, modificación o extinción
de una relación jurídica”. GARCIA MAYNES, Eduardo.- Introducción al estudio del Derecho.- Op. Cit.
p. 184.
87

reciprocas de derecho desde un principio, no habría inconveniente en


exteriorizar su voluntad a través del matrimonio, al no tener ningún
impedimento legal para contraerle.

No se puede considerar al concubinato como acto jurídico, porque la ley no


estipula parámetros suficientes que permitan determinar cuando los
convivientes tienen como fin exteriorizar su voluntad para generar efectos
jurídicos y dar vida a una nueva familia, al no requerir algún tipo de
formalidad, solemnidad o exteriorización de la voluntad ante un órgano
dotado de fe pública.

Recordando los antecedentes de Francia, se puede señalar que, la única


manera de considerar ésta situación como un acto jurídico, será cuando la
legislación mexicana apruebe la posibilidad de crear una forma de control
sobre quienes han decidido vivir en concubinato; de esta manera aquellos
sujetos que cumplan con lo establecido por la ley para ser considerados
concubinarios, tendrán la posibilidad de hacerse sujetos recíprocamente de
los efectos jurídicos que se consideren pertinentes, ante la autoridad
competente para ello. Especificando los efectos jurídicos producidos por
ellos, en un capitulo relativo al concubinato sin seguir asimilándole con el
matrimonio. So pena de que dicha iniciativa se haga al órgano legislativo
mexicano en algún momento.

2.3 Elementos y Requisitos del Concubinato.

En este punto se analiza en principio lo que la legislación mexicana requiere


para considerar existente al concubinato en el mundo jurídico, para
finalmente agregar algunos puntos que deberían ser considerados, y que
han sido mencionados dentro de la definición aportada en el primer apartado
de éste Capítulo.
88

El Código Civil para el Distrito Federal, vigente en su artículo 291 Bis, al


tenor señala:

Artículo 291 Bis.-- La concubina y el concubinario tienen derechos y


obligaciones recíprocos, siempre que sin impedimentos legales para
contraer matrimonio, han vivido en común en forma constante y
permanente por un período mínimo de dos años que precedan
inmediatamente a la generación de derechos y obligaciones a los que
alude este capítulo.
No es necesario el transcurso del periodo mencionado cuando, reunidos
los demás requisitos, tengan un hijo en común.
Si con una misma persona se establecen varias uniones del tipo antes
descrito, en ninguna se reputará concubinato. Quien haya actuado de
buena fe podrá demandar del otro, una indemnización por daños y
perjuicios.

Del anterior se desprenden los siguientes elementos y requisitos que


se examinan:

a) SINGULARIDAD (Monogamia): Esto se induce del texto legislativo en


su primera parte y al concluir el mismo, al señalar que se puede formar
la relación de concubinaria por tan sólo un hombre y una mujer, y
dejando claro el hecho de que en caso de haber varias uniones
similares, ninguna prevalecerá. Basándose en que la totalidad de los
elementos que constituyen al concubinato, deben darse solamente
entre dos sujetos.

Si bien es cierto no señala sanción alguna a simple vista, pero de no


considerarle como concubinato, se pierden los efectos jurídicos que de
ella se derivan; siendo la sanción para ambas partes y no sólo para
aquel que mantuvo otra relación similar, dando píe a la inexistencia del
concubinato. Por lo que cabe señalar que no es una prohibición, pero sí
un requisito esencial para la existencia del concubinato.

Desde otro punto de vista, si existiese una infidelidad por una relación
fugaz (simples contactos pasajeros), sin consecuencias de otro orden;
si la pareja acuerda pasar en alto dicha infidelidad no destruirá el
89

concubinato ya que no ha vivido en las dos relaciones bajo las mismas


condiciones, por lo que la singularidad no se destruye. Ya que podría
resultar como arma en un hecho aislado para demostrar la inexistencia
del concubinato, que terceros a la relación podrían utilizar para evitar
los efectos que el derecho y la jurisprudencia establecen, por la
significación que los elementos reúnen 97 .

Aunado a que la fidelidad de la que muchos autores hacen referencia,


es aquella sancionada como adulterio y que en el concubinato no se
puede dar.

b) HETEROSEXUALIDAD: en la ley se determina la claridad en éste


aspecto, al mencionar: “el concubinario y la concubina”, considerando
por ende que se trata de un solo hombre y una sola mujer, lo que da
como consecuencia que las relaciones homosexuales quedan fuera de
la protección del derecho mexicano vigente y positivo.

Protegiendo a aquellas relaciones que dan vida a una familia, con


posibilidades de procreación natural, por la importancia que tienen en la
sociedad.

c) SIN IMPEDIMENTOS LEGALES PARA CONTRAER MATRIMONIO:


considerando lo regulado en el Libro primero, Título quinto “del
matrimonio”, Capítulo II (de los requisitos para contraer matrimonio) en
los artículos 148 y 156 principalmente 98 , aplicable a las relaciones
concubinarias:

97
BOSSERT, Gustavo A.- Régimen Jurídico del Concubinato.- Op. Cit. pp. 37 –39.
T98 Lo anterior se requiere, debido a la importancia que estas uniones tienen para poder procrear
sanamente, es decir, el concubinato se asimila al matrimonio como fuente de la familia, lo que implica
serías conductas naturales para procrear; en este caso el derecho sólo regula aquello que la naturaleza
le dicta como previsor de serios daños en el producto de la concepción que formarán parte de nuevas
familias mexicanas. Procurando cuidar el interés individual de los concubinarios y el interés e grupo,
evitando el nacimiento a individuos con taras o defectos físicos y tratando de preservar la institución
matrimonial.
90

Artículo 148.- Para contraer matrimonio es necesario que ambos


contrayentes sean mayores de edad.
Los menores de edad podrán contraer matrimonio, siempre que ambos
hayan cumplido dieciséis años. Para tal efecto, se requerirá del
consentimiento del padre o la madre o en su defecto el tutor; y a falta o
por negativa o imposibilidad de éstos, el Juez de lo Familiar suplirá dicho
consentimiento, el cual deberá ser otorgado atendiendo a las
circunstancias especiales del caso.
En caso de que la contrayente se encuentre en estado de gravidez, y así
lo acredite a través del certificado médico respectivo el Juez del Registro
Civil, a petición del padre o la madre podrá dispensar el requisito a que
se refiere el párrafo anterior, pero en ningún caso podrá ser otorgada
dicha dispensa a menores de 14 años.

Artículo 156.- Son impedimentos para celebrar el matrimonio:


I. La falta de edad requerida por la Ley;
II. La falta de consentimiento del que, o los que ejerzan la patria
potestad, el tutor o el Juez de lo Familiar en sus respectivos casos;
III. El parentesco de consanguinidad, sin limitación de grado en línea
recta ascendiente o descendiente. En la línea colateral igual, el
impedimento se extiende hasta los hermanos y medios hermanos. En la
colateral desigual, el impedimento se extiende solamente a los tíos y
sobrinos, siempre que estén en tercer grado y no hayan obtenido
dispensa;
IV. El parentesco de afinidad en línea recta, sin limitación alguna;
V. El adulterio habido entre las personas que pretendan contraer
matrimonio, cuando ese adulterio haya sido judicialmente comprobado;
VI. El atentado contra la vida de alguno de los casados para contraer
matrimonio con el que quede libre;
VII. La violencia física o moral para la celebración del matrimonio;
VIII. La impotencia incurable para la cópula;
IX. Padecer una enfermedad crónica e incurable, que sea, además,
contagiosa o hereditaria;
X. Padecer algunos de los estados de incapacidad a que se refiere la
fracción II del artículo 450;
XI. El matrimonio subsistente con persona distinta de aquella con quien
se pretenda contraer; y
XII. El parentesco civil extendido hasta los descendientes del adoptado,
en los términos señalados por el artículo 410-D.
Son dispensables los impedimentos a que se refieren las fracciones III,
VIII y IX.
En el caso de la fracción III sólo es dispensable el parentesco de
consanguinidad en línea colateral desigual.
La fracción VIII es dispensable cuando la impotencia a que se refiere, es
conocida y aceptada por el otro contrayente.
La fracción IX es dispensable cuando ambos contrayentes acrediten
fehacientemente haber obtenido de institución o médico especialista, el
conocimiento de los alcances, los efectos y la prevención de la
enfermedad que sea motivo del impedimento, y manifiesten su
consentimiento para contraer matrimonio.
91

A la sociedad debe interesarle no asentarse sobre uniones que


presenten algún tipo de impedimentos, persiguiendo que en cualquier
momento quienes viven en concubinato puedan formalizar su relación a
través del matrimonio. Pero es importante señalar que no se esta
analizando la base familiar legítima, que el derecho debe preservar,
sino por el contrario se tratan las situaciones que son solamente de
hecho, que son fuentes de consecuencias de derecho 99 . Por lo que
debe considerarse establecer ciertas excepciones exclusivas a la figura
del concubinato, expresas en un artículo especifico dentro del capítulo
IX correspondiente al concubinato, teniendo como fin el desligar al
concubinato del matrimonio.

d) VIDA EN COMÚN DE FORMA CONSTANTE Y PERMANENTE:


Engloba lo referente a la cohabitación, comunidad de vida y de lecho,
distinguiéndolo de una mera relación circunstancial; por lo que, si los
sujetos carecen de un domicilio común, no es posible sostener la
existencia de un concubinato para los diversos efectos que pueden
invocarse en el ámbito jurídico 100 . Lo anterior conforme al criterio
sostenido por la Suprema Corte de la Nación, a través de las siguientes
tesis aisladas:

CONCUBINATO. PARA SU INTEGRACIÓN NO BASTA QUE SE


TENGA UN HIJO EN COMÚN, SINO QUE ES NECESARIO, ADEMÁS,
QUE LAS PARTES NO TENGAN IMPEDIMENTO LEGAL PARA
CONTRAER MATRIMONIO Y QUE HAYAN VIVIDO EN COMÚN EN
FORMA CONSTANTE Y PERMANENTE (LEGISLACIÓN DEL
DISTRITO FEDERAL).- El artículo 291 Bis del Código Civil para el
Distrito Federal establece que el concubinato genera derechos y
obligaciones entre la concubina y el concubinario cuando se actualizan

99
Haciendo referencia al derecho comparado, en Argentina, las uniones en las que existen
impedimentos matrimoniales entre los miembros de la pareja, se producen los efectos jurídicos
provenientes o vinculados a la existencia del concubinato, haya o no impedimentos.
100
Por lo que ha de desaprobarse, a aquellos conceptos dados por WAHL y JEAN CARBONNIER, quienes
no consideraban necesaria la cohabitación, al afirmar que puede haber distinta residencia de los
sujetos, y existir una vida en común. Reiterando el criterio que se sigue en éste trabajo, faltando ésta
podríamos confundirle con a una relación de amasiato o relaciones sexuales entabladas dentro de un
noviazgo, por lo que resulta importante este punto como elemento constitutivo del concubinato.
92

los siguientes elementos: a) que no tengan impedimentos legales para


contraer matrimonio; y, b) que hayan vivido en común en forma
constante y permanente por un periodo mínimo de dos años que
precedan inmediatamente a la generación de derechos y
obligaciones. Asimismo, establece en su segundo párrafo una variante
de integración del concubinato, que se actualiza cuando las partes
tienen un hijo en común, aclarando dicho numeral, que en ese supuesto
es innecesario el transcurso de dos años. Sin embargo, ello no significa
que la sola procreación de un hijo genere el concubinato sino que
es necesario que, además, se den los elementos antes mencionados,
con excepción del relativo a los dos años.
DÉCIMO PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL
PRIMER CIRCUITO.
Amparo directo 74/2004. 12 de febrero de 2004. Unanimidad de votos.
Tesis aislada, Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo: XIX, Mayo de 2004, Pág. 1753.

DOMICILIO CONYUGAL. NO EXISTE CUANDO LOS ESPOSOS


VIVEN EN LA CASA DE LOS PADRES, DE OTROS PARIENTES O DE
TERCERAS PERSONAS.-Cuando los esposos viven en la casa de los
padres, de otros parientes o de terceras personas, en realidad no existe
domicilio conyugal, entendiéndose por éste, un lugar donde éstos
puedan vivir con autoridad propia, en iguales condiciones y en el
que la mujer debe tener a su cargo la dirección y administración del
hogar; derechos y prerrogativas que necesariamente se ven limitados
por la influencia de la autoridad de las personas a cuyo abrigo viven los
cónyuges y a quienes obviamente deben consideración, con perjuicio de
la obligación que los cónyuges tienen de contribuir a los fines del
matrimonio y a socorrerse mutuamente.
OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Amparo directo 48/97. Bulmaro Manjarrez Téllez. 28 de febrero de 1997.
Unanimidad de votos.
Tesis aislada, Novena Época, Tribunales Colegiados de Circuito,
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo: VI, Septiembre
de 1997, Pág. 675.

Implicando la cohabitación entre los concubinarios, una comunidad de vida,


posibilitando que la pareja en mayor o menor medida, comparta su vida en
todos esos aspectos que determinan situaciones, exigiendo consideración y
solución por parte del derecho.

Sin que por ello implique que deban compartir lo referente a sus actividades
individuales, por lo que sólo concierne al aspecto intimo que en el ámbito
matrimonial, es común a los cónyuges. La mencionada cohabitación debe
93

conllevar la comunidad de lecho 101 . Recordando que la figura del


concubinato en su normalidad, es de donde se obtiene su trascendencia
jurídica.

e) PERMANENCIA EN EL TIEMPO: Atendiendo a que la relación no


puede ser momentánea ni accidental, debe ser duradera, faltando esta
modalidad les serían inaplicables los efectos que se les otorgan a los
convivientes. Requiriendo el carácter de permanencia 102 , siendo
necesario tomar en cuenta el tiempo que exige la ley para considerar
existente al concubinato; que conforme al Código Civil para el Distrito
Federal vigente, es de mínimo de dos años. Siendo importante señalar
que se espera que dichas relaciones tengan una duración superior a los
dos años, por lo que el poder legislativo hizo un muy buen
señalamiento, al incluir la palabra mínimo.

Cabe señalar que éste elemento de temporalidad debería unificarse en


todas aquellas legislaciones que basan la efectividad de los derechos y
obligaciones, en éste. Evitando conflictos de aplicación, sin generalizar
a todas las situaciones por igual, es decir, señalar la temporalidad de
acuerdo a determinadas circunstancias, relacionándole con la causal de
extinción del concubinato.

f) PROCREACIÓN: En el segundo párrafo del artículo 291 bis


(anteriormente transcrito), se menciona como posibilidad para tener por
constituido el concubinato, además de la temporalidad, el que cuando

101
El significado de “comunidad de lecho” debe reducirse estrictamente a lo mencionado; es decir, la
cohabitación de los concubinarios implicara que ellos mantienen relaciones sexuales o aparentan
mantenerlas, sin perjuicio de que en los hechos éstas hayan cesado entre ellos.
102
Cabe señalar que algunos doctrinarios, principalmente cubanos como RAMIRO FERNÁNDEZ MORIS,
y EDUARDO NÚÑEZ NÚÑEZ señalan: “si se equipara el concubinato al matrimonio en otros aspectos no,
al hablar de la temporalidad no resultan equiparables”. Ello al tomar en cuenta que así como en el
matrimonio hay alejamientos momentáneos de los cónyuges, también en el concubinato puede haber
breves rupturas momentáneas, separaciones seguidas de prontas reconciliaciones, sin que afecte el
carácter de permanencia que la relación presente. BOSSERT, Gustavo A.- Régimen Jurídico del
Concubinato.- Op. Cit. pp. 39 – 41.
94

reunidos los demás requisitos tengan un hijo en común; insistiendo en


el hecho de que ambos vivan bajo el mismo techo, como si fueran
cónyuges. Al respecto la siguiente tesis dice:

CONCUBINATO, SUS ELEMENTOS EN LA HIPÓTESIS DE QUE


EXISTAN HIJOS, PARA QUE LOS CONCUBINARIOS PUEDAN
HEREDARSE.- Del artículo 1635 del Código Civil para el Distrito
Federal, se desprenden dos hipótesis para que una persona pueda
ser considerada concubina o concubinario y tenga derecho a
heredar; la primera se da cuando los concubinarios han vivido
juntos haciendo vida marital durante los cinco años que precedieron
inmediatamente a la muerte de uno de ellos; la segunda se refiere al
supuesto en que se hayan procreado uno o más hijos entre los
concubinarios. Esta última hipótesis no exime del primer elemento, o
sea la convivencia entre los padres, como si fueran cónyuges, ya
que el simple nacimiento de un hijo no da lugar a presumir la existencia
del concubinato, pues el hijo pudo ser producto de una relación
transitoria, lo que definitivamente no da lugar a que se produzcan las
consecuencias jurídicas que establece el citado artículo 1635; y lo único
que el numeral significa, al señalar la segunda hipótesis -cuando haya
habido hijos- es que entonces no es exigible que se cumpla cabalmente
el término de cinco años de convivencia marital, pues basta con un
lapso menor, con tal, siempre, que se demuestre objetivamente ese
propósito de formar una unión más o menos estable, permanente, y su
subsistencia inmediatamente anterior a la muerte del concubinario.
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Amparo en revisión 1644/98. Estela Pérez Pérez. 30 de abril de 1998.
Unanimidad de votos.
Tesis aislada, Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo: VIII, Noviembre de 1998, Pág. 513.

A los elementos ya expresados por el derecho vigente, se pueden agregar


los siguientes elementos, considerados importantes para hacer valer los
efectos jurídicos que les son atribuibles y que el legislador debería incluir
expresamente en el capítulo respectivo.

g) PUBLICIDAD: La unión de un hombre y una mujer consiste en una


comunidad de lecho, de habitación y de vida, la cual debe ser
susceptible de conocimiento público. Constituyéndose como un medio
para formar una familia.
Indispensable para hacer valer los efectos jurídicos atribuibles a los
concubinarios; por lo que la falta de este elemento incidirá en el plano
95

de los efectos que interesan a terceros y que al ser oculta la relación,


no los producirá.

h) INTENCIÓN DE FORMAR UNA FAMILIA: se deriva de la relevancia


que adquiere en las legislaciones, la intención que tengan aquellos que
se unen a través de éste tipo de relaciones para formar una familia, que
han decidido no realizarlo a través de la institución del matrimonio; el
legislador al no hacer caso omiso y en atención a la importancia de la
familia mexicana, decide proteger a las formadas por relaciones
concubinarias y en especial a los descendientes que forman parte de
las mismas.

Dicha intención debe estar presente en la voluntad del hombre y la


mujer que deciden cohabitar, demostrándolo a través de los elementos
que permitan considerar su relación como concubinato, de una manera
notoria para la sociedad a la que pertenecen, derivado de los tratos que
tengan públicamente, similares a los habidos entre cónyuges.

i) SIN VINCULO MATRIMONIAL EN VIGOR CON TERCERAS


PERSONAS: Lo que se desprende como rasgo especifico, coincidiendo
con un impedimento para contraer matrimonio, por lo que resulta
importante hacer hincapié en ello, debido a que ésta situación de hecho,
por mucho tiempo, se ha prestado a confusiones y no sólo por la gente
que desconoce el derecho, en muchos casos equiparándole a una
relación adultera.

Éste punto es lo que la mayoría de los doctrinarios señalan como


“libres de matrimonio” o “célibes”, éste ultimo termino resulta incorrecto,
debido a que se podría estar en presencia de sujetos que ya han estado
casados pero en la actualidad están divorciados y si bien es cierto que
no existe el estado civil de divorciado, se vuelve a adquirir el de soltero,
96

produciendo confusión al relacionarlo con la situación del celibato


religioso.

j) CONTANCIA, ESTABILIDAD Y SOLIDEZ: Con estos elementos los


legisladores protegen a la familia, dejando de otorgar derechos y
obligaciones recíprocos a sujetos que no pretendan hacer una vida en
común para formar una familia, debido a que lo mínimo que el derecho
puede exigir para protegerles, será el que se trate de relaciones
maduras, serias y meditadas. Dando pie a una estabilidad que permita
un sano desarrollo a los integrantes de la misma. Presumiéndose la
intención que los concubinarios tienen para lograr permanencia en el
tiempo.

2.4 Causas de Extinción.


La legislación civil actual que rige en el Distrito Federal, omite las causales
por las que se dará por extinguida una relación de concubinato, dejando a la
simple voluntad de los concubinarios, para disolverla; creando una laguna
respecto a la liquidación económica del concubinato, lo cual debería
concederse al acreditarse la existencia de la misma, es decir, que por causa
de extinción del concubinato se derivan efectos jurídicos, que la legislación
no especifica, al omitir las causas que generen la extinción del mismo y los
efectos específicos.

Por lo que debe considerarse que el concubinato puede ser disuelto, en


cualquier momento por la voluntad de cualquiera de los concubinarios, sin
que el derecho intervenga o deba intervenir para procurar el mantenimiento
de esa situación de hecho, cuya solidez y permanencia es jurídicamente
indiferente y queda abandonada a la sola voluntad de los concubinarios,
inclusive dando pie a una actuación arbitraria, por uno de ellos. Sin proteger
el funcionamiento y organización de la familia formada por concubinato.
97

La regulación mexicana actual, permite que al momento de la extinción de


éste y al cumplirse los elementos que la ley exige para tenerle como
existente, se imponga a favor de la concubina o del concubinario, que carece
de ingresos o bienes para mantenerse al disolverse esta unión, el derecho a
la pensión alimenticia por un tiempo igual al que haya durado el concubinato
–cabe señalar que hay limitaciones para ella (como se verá en el siguiente
capítulo)-.

Sin duda, alguna causal de extinción será el hecho natural con efectos
jurídicos, es decir, por la muerte de alguno de los concubinarios, produciendo
los efectos que la legislación civil otorga a los mismos, en el capítulo de
sucesiones, y que algunas otras legislaciones mexicanas como
consecuencia del deceso de alguno de los concubinarios, conceden al
supérstite, siempre que sea probada la relación que se presume, a cargo de
la concubina o el concubinario supérstite (como se analiza en el capítulo 4 de
éste trabajo).

Dentro del derecho comparado nacional, Estados como Hidalgo y Baja


California Sur, hace mención especial a las causales de terminación del
concubinato, dentro de su capítulo especial, tal como se muestra a
continuación:

C.C. PARA EL ESTADO LIBRE Y SOBRERANO DE


BAJACALIFORNIA SUR:

Artículo 339.- El concubinato termina por las siguientes causas:


I.- Por acuerdo mutuo entre las partes;
II.- Por abandono del domicilio común, por parte de uno de los
concubinos, si la separación se prolonga por más de seis meses sin
voluntad de reconciliación. Durante este plazo, el concubinato sigue
produciendo sus efectos; y
III.- Por muerte de alguno de los concubinos.
IV.- Porque se dé en forma unilateral por terminada la relación, mediante
aviso judicial en los términos de los dispuestos por el Código de
Procedimientos Civiles para la jurisdicción voluntaria.
98

C.C. PARA EL ESTADO DE HIDALGO:

Artículo 167.- El concubinato termina:


I.- Por mutuo consentimiento de las partes. En este caso deberán
presentar al Juez de lo familiar un convenio que comprenda los mismos
aspectos del divorcio voluntario.
II.- Por muerte
III.- Por abandono de un concubino a otro por el término de seis meses
consecutivos sin causa justificada, siempre que no tuvieren hijos.
IV.- Por matrimonio de alguno de los concubinos, previa disolución
judicial del concubinato.
La disolución del concubinato, faculta a los concubinos a reclamarse
mutuamente alimentos, en los términos establecidos en el capítulo
correspondiente de este Código. Atendiendo a las circunstancias del
caso, el Juez Familiar tendrá facultades para fijar el tiempo en que
deban otorgarse y el monto de los mismos, considerando que la
concubina o concubino no tenga bienes o no esté en aptitud de trabajar.
Esta acción deberá ejercerse dentro del año siguiente a la ruptura del
concubinato.

De lo anterior se desprende que algunas entidades federativas regulan la


terminación del concubinato, en sus respectivos códigos civiles, partiendo de
la regulación de la existencia del mismo, a través de la inscripción o registro
ante autoridad dotada de fe pública.

Controlando así las relaciones concubinarias, y facilitando el ejercicio de los


efectos jurídicos que por éstas se generan.
99

CAPITULO 3

EFECTOS DEL CONCUBINATO

3.1 En la personalidad de los Concubinos.


En éste apartado se analizaran los efectos producidos por el concubinato,
identificados como atributo de la personalidad. Que resultan ser de gran
importancia debido a la relevancia para el ejercicio y presunción de algunos
derechos a favor de los interesados.

3.1.1 Igualdad.

La igualdad que se puede derivar de una situación de facto, como lo es el


concubinato, no deriva de éste simple hecho, sino que tiene su origen en la
garantía constitucional, consagrada en el artículo cuarto primer párrafo de la
Carta Magna al señalar: “El varón y la mujer son iguales ante la ley. Esta
protegerá la organización y el desarrollo de la familia” 103 . Igualdad que se
concreta conforme al artículo 2º del CCDF al expresar: “la capacidad jurídica
es igual para el hombre y la mujer...” Lo que ha ocasionado que los
derechos y obligaciones, derivados de esta situación de hecho sean
recíprocos ante la ley para ambos convivientes, resultando un criterior
acertado. Pero sin llegar a la igualdad de efectos entre la Institución
Matrimonial y el concubinato, por lo analizado en el desarrollo de éste
trabajo.

103
En México, el principio de igualdad fue elevado al grado de garantía constitucional, en el Decreto
de reformas constitucionales de finales de 1974, vigente a partir del 1º de enero de 1975.
100

3.1.2 Parentesco.

Al considerar el parentesco como un estado jurídico, en una relación jurídica


general, permanente y abstracta, generadora de derechos y obligaciones
tanto entre los miembros de la relación como con terceros –parientes
consanguíneos y políticos- conocido como estado civil o familiar, reconocido
como atributo de la personalidad 104 . El derecho civil vigente aplicable en el
Distrito Federal, reconoce los parentescos de consanguinidad, afinidad y el
civil, en su artículo 292.

Ubicando al concubinato como generador del parentesco por afinidad entre


los concubinarios y sus respectivos parientes consanguíneos, conforme a lo
señalado por el artículo 294 del ordenamiento antes citado.

Artículo 294. El parentesco de afinidad, es el que se adquiere por


matrimonio o concubinato, entre el hombre y la mujer y sus respectivos
parientes consanguíneos.

Respecto al parentesco por consanguinidad independientemente del


concubinato, está presente entre los convivientes en relación con sus
ascendientes. Dicho parentesco con relación a los hijos producto de una
relación de hecho, queda sujeto a los supuestos del artículo 383 del Código
Civil para el Distrito Federal.

En la actualidad los efectos emanados del parentesco por consaguinidad se


hacen extensivos a los hijos adoptivos, partiendo de la posibilidad que tienen
los concubinarios para hacer uso de ésta figura jurídica a partir de la reforma
hecha en el 2000 dentro del Código Civil multicitado en su artículo 391 –
véase apartado efectos paterno materno filial-.

T104 BAQUEIRO ROJAS, Edgard y BUENROSTRO BÁEZ, Rosalía.- Op. Cit.- p. 17.
101

3.1.3 Estado Civil.

Es un atributo de la personalidad también llamado estado familiar o de


familia, lo cual implica una situación jurídica de la persona física, considerada
desde el punto de vista del derecho de familia con relación a la situación
jurídica que se guarda con su familia permanentemente y que hace
referencia a la calidad de padre, hijo, casado, soltero, etc 105 .

Partiendo de lo anterior en la situación permanente de una persona en


relación con su pareja (heterosexual), con la que ha formado una nueva
familia, basada en el vínculo matrimonial, es naturalizada con el estado civil
de casada (o), independientemente de la posibilidad de disolución de dicho
vínculo en un futuro. Surgiendo éste como uno de los primeros efectos entre
los contrayentes, dejando de ser solteros para convertirse en cónyuges con
todas las consecuencias 106 . Lo anterior no ha sido equiparable al
concubinato, debido a su falta de control estatal a través del registro en
archivos públicos; cabe señalar que de manera excepcional se considera a
ésta relación de facto como estado civil de las personas; resulta importante,
la necesidad que tienen los concubinarios de hacer referencia a ésta
situación y no sólo de manera social, sino en ocasiones de naturaleza
jurídica, principalmente para efectos administrativos, para considerar al
concubinato como un estado civil de las personas.

La tendencia del derecho mexicano, con relación al concubinato como


estado civil de las personas, va dirigida a la aceptación y reconocimiento del
mismo, de una manera similar al matrimonio, esto para hacer del
conocimiento a terceros la existencia de una relación de hecho, con el fin de
hacer valer efectos jurídicos que por la relación con estas terceras personas
se creen a favor del concubinario y/o concubina.

105
DE PINA, Rafael y DE PINA VARA, Rafael.- Op. Cit.- pp. 155-157.
106
CHAVEZ ASENCIO, Manuel F.- Op. Cit.- p. 279.
102

3.1.4 Nombre.

En la actualidad en el matrimonio no existe la obligación de que la mujer use


el apellido del consorte, siendo esto un hecho meramente consuetudinario,
tendiente a la desaparición. Por consecuencia, en el concubinato, es
inexistente obligación alguna al respecto para la concubina.

3.2 Paterno-materno-filial.
Toca analizar los efectos jurídicos que se crean entre los concubinarios y
su(s) hijos(as). Haciendo hincapié en las reformas realizadas por el poder
legislativo principalmente en el 2000, reconociendo legalmente derechos a
favor de los descendientes de los concubinarios. Situación importante,
debido a que la tendencia del legislativo es cada vez más protectora para
con los descendientes, quienes deben ser tratados de manera
independiente, de la relación que puedan tener sus progenitores. Criterio que
resulta muy optimo, al considerar que los hijos no deben de ser diferentes
por su origen.

Por lo que a continuación sólo se enfatizara principalmente la relación


paterno-materno-filial; en la situación de hecho jurídico materia de ésta
investigación.

3.2.1 Filiación.

Del concubinato se deriva la filiación de los hijos, independientemente de la


existencia de otros hijos por otras uniones. Razonando lo expuesto por
MARCEL PLANIOL, quien señala lo siguiente: “considerando el sentido natural
de la palabra, la filiación es la descendencia en línea recta, englobando a
toda la serie de intermediarios que unen a un apersona determinada, con un
103

ancestro sin importar lo alejado que sean el primero del último” 107 . En el
derecho mexicano la palabra tiene un sentido más estricto, comprendiendo
exclusivamente la relación inmediata del padre o la madre respecto al hijo,
tomando los nombres específicos de maternidad y paternidad. Por lo que la
filiación es la relación que existe entre dos personas, ya sea la madre o el
padre con su hijo. Tal como es señalado por artículo 338 de la legislación
civil.

Artículo 338.- La filiación es la relación que existe entre el padre o la


madre y su hijo, formando el núcleo social primario de la familia; por lo
tanto, no puede ser materia de convenio entre partes, ni de transacción,
o sujetarse a compromiso en árbitros.

Atendiendo el principio de igualdad y considerando que en el derecho civil


mexicano, “donde existe la misma razón legal debe existir igual disposición
del derecho”, es decir, el principio de analogía, la misma ley lo consagra de
la siguiente manera:

Artículo 338 Bis.- La ley no establece distinción alguna entre los


derechos derivados de la filiación, cualquiera que sea su origen.

De lo anterior se deriva que en cuanto al estado de hijo en una relación de


concubinato, le son atribuibles aquellos efectos jurídicos tales como la
investigación de la paternidad o maternidad de quien los engendro, así como
aquellos consagrados en los artículos 352 y 353 de Código sustantivo de la
materia.

Artículo 352.- La condición de hijo no puede perderse sino por


sentencia ejecutoriada.

Artículo 353.- Si el que esta en posesión de los derechos de padre o de


hijo fuere despojado de ellos o perturbado en su ejercicio sin que
preceda sentencia por la cual deba perderlos, podrá usar de las
acciones que establecen las leyes para que se le ampare o restituya en
la posesión.

Al respecto la tesis aislada de la tercera sala por amparo directo, expresa:

107
HERRERIAS SORDO, María del Mar.- Op. Cit.- pp. 78 y 79.
104

FILIACION NATURAL. MEDIOS RECONOCIDOS PARA SU


ESTABLECIMIENTO, CON RELACION AL PADRE.- De conformidad
con el artículo 360 del Código Civil vigente, la filiación de los hijos
nacidos fuera de matrimonio se establece, con relación al padre,
bien, primero, por el reconocimiento voluntario o bien, segundo, por
una sentencia que declare la paternidad, para lo cual el artículo 382
del mismo ordenamiento concede la acción de investigación en los
cuatro casos que limitativamente numera el propio precepto. Pero el
mismo código agrega un tercer medio -el legal- de establecimiento de
la filiación natural en su artículo 383, al estatuir que se presumen hijos
del concubinario y de la concubina: I, los nacidos después de ciento
ochenta días contados desde que comenzó el concubinato, II, los
nacidos dentro de los trescientos días siguientes al en que cesó la vida
común entre el concubinario y la concubina. Estas reglas son idénticas a
las que en materia de filiación legítima establece el artículo 324 del
propio ordenamiento, ya que conforme a éste, se presumen hijos de los
cónyuges: I, los hijos nacidos después de ciento ochenta días contados
desde la celebración del matrimonio y, II, los hijos nacidos dentro de los
trescientos días siguientes a la disolución del mismo. Entonces, pues,
cuando se está en el caso de un hijo nacido dentro de los
trescientos días siguientes al en que cesó la vida en común del
concubinario y de la concubina o bien después de los ciento
ochenta días de iniciado el concubinato, es evidente que ya no se
trata de un caso en que hay que investigar la paternidad para
establecer la filiación natural, sino que se está en presencia de una
auténtica filiación natural, legalmente establecida, y que, por lo
mismo, ya no hay necesidad de investigar, puesto que, como, acaba
de decirse, legalmente se encuentra ya establecida por expresa
presunción de la ley civil en su invocado artículo 383, del mismo modo
que en tratándose de los hijos legítimos lo hace, según también ya se
vio, el artículo 324. Y si ello es así, es claro que el hijo goza de una
posesión de estado que no puede arrebatársele sino por sentencia
ejecutoria dictada en juicio contradictorio en que se destruya dicha
presunción, siendo esta la razón por la que el artículo 352 establece al
respecto la protección del juicio plenario, y el 353 concede acción
interdictal al hijo a quien se pretendiera despojar o perturbar en dicha
posesión; en la inteligencia de que aunque estos dos últimos preceptos
se refieren expresamente a los hijos nacidos de matrimonio, debe sin
embargo establecerse que igualmente protegen a los hijos
naturales, por virtud del bien conocido principio de aplicación
analógica de que donde existe la misma razón legal, debe existir
igual disposición de derecho.
Amparo directo 4718/68.26 de junio de 1969. Cinco votos.
Sexta Epoca, Cuarta Parte: Volumen VII, página 208. Amparo directo
2848/56. Ignacio Flores Alvarez. 23 de enero de 1958. Mayoría de tres
votos. Disidente: José Castro Estrada.
Tesis aislada, Séptima Época, Instancia: Tercera Sala, Tomo: 6 Cuarta
Parte; Pág. 71.

Se presumen hijos de los concubinarios a aquellos que se encuentran en


alguno de los dos supuestos del artículo 383 de nuestro Código Civil vigente:
105

Artículo 383. Se presumen hijos del concubinario y de la concubina:


I. Los nacidos dentro del concubinato; y
II. Los nacidos dentro de los trescientos días siguientes en que cesó la
vida común entre el concubinario y la concubina.

Cabe señalar que uno de los supuestos para que se considere concubinato,
es la existencia de un hijo en común de los concubinarios, por lo que, el
primer supuesto del artículo antes trascrito se presta a confusión, al precisar
si el concubinato debe estar reconocido antes del nacimiento del producto o
considerar, que si ambos concubinarios reconocen a su hijo ante el registro
civil y cumplen con el resto de los elementos ya analizados para formar una
familia a través del concubinato originara que se tenga por existente el
concubinato. Tal situación aun no ha sido materia de alguna tesis aislada y
menos aun de la jurisprudencia, dejando así que esa sea una decisión de los
jueces familiares en su respectivo momento.

En el segundo supuesto de dicho artículo, menciona la inexistencia de la


necesidad de investigar la paternidad y/o maternidad, para establecer la
filiación natural, porque se está en presencia de una autentica filiación
natural, establecida por una expresa presunción de la Ley civil. En relación
con lo anterior la siguiente tesis aislada expone:

FILIACION NATURAL.-Concluyéndose la filiación natural del menor por


presunción legal de acuerdo con el artículo 383 del Código Civil
(siguiéndose el sistema alemán a que alude García Téllez en sus
motivos y concordancias), y que equiparándola a la presunción,
establecida por el artículo 324 para los hijos legítimos, por haberse
acreditado el concubinato de los contendientes, propiamente no es
necesaria ya la investigación de la paternidad.
Amparo directo 5071/59. Manuel Ruiz Rueda. 28 de julio de 1961. Cinco
votos.
Amparo directo 2848/56. Ignacio Flores Alvarez. 23 de enero de 1958.
Mayoría de tres votos. Disidente: José Castro Estrada.
Tesis aislada, semanario Judicial de la Federación, Sexta Época,
Instancia: Tercera Sala, Cuarta Parte, Tomo: XLIX; Página: 49.
106

3.2.1.1 Reconocimiento.

El reconocimiento de los descendientes de los concubinarios, puede


realizarse expresamente por el padre, la madre o ambos; o través de una
sentencia ejecutoriada que así la declare (Art. 360 CCDF), atendiendo al
principio de igualdad, dejando que la mujer pueda ejercitar este derecho y
teniendo presente que el reconocimiento realizado por uno de los padres,
solo producirá efectos respecto de él, no así del otro progenitor (Art. 366
CCDF). Quedando asentados sólo los apellidos de aquel que comparezca
conforme a lo regulado en el artículo 370 del ordenamiento Civil vigente.

Artículo 370.- Cuando el padre o la madre reconozca separadamente a


un hijo en un supuesto diferente al señalado en el artículo 324 de este
Código, únicamente se asentará el nombre del compareciente. No
obstante quedarán a salvo los derechos sobre la investigación de la
paternidad o maternidad.

El reconocimiento de un hijo debe ser realizado de manera voluntaria,


atendiendo a lo señalado dentro del artículo 369 del Código Civil para el
Distrito Federal, ya sea en la partida de nacimiento ante el Juez del Registro
Civil; Por acta especial ante el mismo juez; Por escritura pública; Por
testamento o por confesión judicial directa y expresa. El reconocimiento no es
revocable aun cuando dicho reconocimiento se realizase a través de un
testamento y éste fuere revocado (Art. 367 CCDF).

Como resultado del reconocimiento, se generan algunos derechos en


relación del hijo (a) y sus progenitores tales como los señalados en el
artículo 389 del Código Civil vigente en el Distrito Federal:

Artículo 389. El hijo reconocido por el padre, por la madre, o por ambos
tiene derecho:
I. A llevar el apellido paterno de sus progenitores, o ambos apellidos del
que lo reconozca;
II. A ser alimentado por las personas que lo reconozcan;
III. Percibir la porción hereditaria y los alimentos que fije la Ley;
IV. Los demás que se deriven de la filiación.
107

3.2.1.2 Investigación.

Los hijos habidos fuera de la institución del matrimonio cuentan con la


facultad para investigar sobre quienes son sus progenitores, dándose
situación similar a aquellos habidos en concubinato, siempre que se esté
dentro de los supuestos indicados por el artículo 388 del CCDF. En éste
punto se analiza un panorama general sobre la investigación de: A) la
maternidad y B) la paternidad.

Artículo 388. Las acciones de investigación de paternidad o maternidad,


sólo pueden intentarse en vida de los padres.
Si los padres hubieren fallecido durante la menor edad de los hijos,
tienen éstos derecho a intentar la acción antes de que se cumplan
cuatro años de su mayor edad.

Para demostrar la maternidad y paternidad, podrán realizarse pruebas por


cualquier medio ordinario, en caso de proponerse alguna biológica o
proveniente de los avances científicos y el presunto progenitor se negara a
proporcionar la muestra necesaria, se presumirá que es la madre o el padre,
salvo prueba en contrario, tal como lo señala el artículo 382 del Código Civil
para el Distrito Federal.

A) Maternidad:

Los sujetos facultados para la investigación de maternidad, serán en


principio el hijo y sus descendientes interesados (Art. 385 CCDF).

Artículo 385.- Está permitido al hijo y a sus descendientes investigar la


maternidad, la cual puede probarse por cualesquiera de los medios
ordinarios; pero la indagación no será permitida cuando tenga por objeto
atribuir el hijo a una mujer casada.

Conforme al numeral que antecede se desprende como excepción el


supuesto de que la mujer a la que se le pretende atribuir la maternidad sea
casada; para lo cual será necesario contar con una sentencia civil o criminal,
de la que se deduzca tal investigación (Art. 386 CCDF).
108

Artículo 386. No obstante lo dispuesto en la parte final del artículo


anterior, el hijo podrá investigar la maternidad si ésta se deduce de una
sentencia civil o criminal.

B) Paternidad:

Al aplicar el principio de analogía en este supuesto, la persona a la que


perjudique la filiación podrá promover las cuestiones relativas a la
paternidad, del hijo nacido después de trescientos días en que cesó la vida
en concubinato, existiendo una excepción en cuestiones de fecundación
asistida conforme al artículo 329 del CCDF, encausada a los hijos habidos
después de disuelto el matrimonio.

3.2.1.3 Pruebas.

En principio el acta de nacimiento es la prueba plena de la filiación (Art. 340


CCDF), a falta de ésta o en caso de ser defectuosa, incompleta o falsa,
bastara con la posesión del estado de hijo 108 ; a falta de ésta última, la
filiación se podrá probar a través de todos los medios permitidos por la ley,
pero no bastara con la testimonial sin la existencia de una prueba por escrito,
indicios o presunciones (Art. 341 CCDF) al respecto la jurisprudencia ha
señalado una prueba idónea en estos casos:

PERICIAL EN GENÉTICA. ES LA PRUEBA IDÓNEA PARA


DEMOSTRAR CIENTÍFICA Y BIOLÓGICAMENTE LA PATERNIDAD Y
FILIACIÓN.- Cuando se reclame el reconocimiento de la paternidad de
un menor, así como sus consecuencias inherentes, la pericial en materia
de genética es la prueba idónea para demostrarla, previo análisis de las
muestras de sangre correspondientes, con el propósito de esclarecer
jurídicamente el problema planteado, máxime si fue previa y
debidamente admitida. Consecuentemente, si la madre no compareció
con el menor al desahogo de dicha probanza, el juzgador debió ordenar
el correcto desahogo del medio probatorio ofrecido, dictándose las
medidas de apremio pertinentes para hacer cumplir sus
determinaciones, y al no haber actuado así, su comportamiento
constituye una violación al procedimiento que dejó en estado de

108
La posesión del estado de hijo, se presume cuando el hijo es reconocido constantemente como tal
por la familia del padre, de la madre y en la sociedad, además de concurrir alguno de los supuestos del
artículo 343 del CCDF.
109

indefensión al oferente de la prueba, pues una vez desahogada


debidamente permitirá al Juez decidir justamente, al contar con los
elementos esenciales y convincentes indispensables para dirimir la litis
planteada, ya que la pericial es la prueba científica y biológicamente
idónea para tener o no por cierta y corroborada la filiación, esto es, la
paternidad.
SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL
SEGUNDO CIRCUITO.
Amparo directo 1335/97. Carlos Alberto Ávila Gil. 27 de mayo de 1998.
Unanimidad de votos.
Tesis aislada, Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo: VIII, Julio de 1998, Pág. 381.

Si el reconocimiento fuere posterior a la fecha de nacimiento que consta en


el acta de nacimiento, el hijo adquiere todos sus derechos desde esa fecha
(Art. 353 Bis CCDF) y podrán gozar de los mismos los hijos no nacidos, si el
padre le reconoce como tal desde que la mujer esta embarazada (Art. 353
Quáter del CCDF).

3.2.2 Parentesco por consanguinidad.

Considerando que el parentesco es producto de la filiación y conforme al


artículo 293 del ordenamiento civil subjetivo aplicable en el Distrito Federal,
que a continuación se transcribe:

Artículo 293.- El parentesco por consanguinidad es el vínculo entre


personas que descienden de un tronco común.
También se da parentesco por consanguinidad, entre el hijo producto
de la reproducción asistida y los cónyuges o concubinos que hayan
procurado el nacimiento, para atribuirse el carácter de progenitor o
progenitores...

Teniendo presente que el parentesco por consanguinidad es el que se da


entre el ascendiente y descendiente de un tronco común. Al analizar el
artículo antes trascrito encontramos en su primer supuesto a los hijos
habidos dentro de las hipótesis contenidas en el artículo 383 del mismo
ordenamiento, y el segundo hace referencia a aquel que se genera por la
reproducción asistida en el concubinato.
110

3.2.3 Adopción.

A partir de la entrada en vigor de las reformas hechas al Código Civil para el


Distrito Federal en junio del año 2000, los concubinos adquieren la facultad
para adoptar de igual forma que los cónyuges; cumpliendo con los requisitos
solicitados por la Ley en el capítulo respectivo, con fundamento en el artículo
391 de la legislación civil, que a continuación se transcribe:

Artículo 391.- Los cónyuges o concubinos podrán adoptar, cuando


los dos estén conformes en considerar al adoptado como hijo y aunque
sólo uno de ellos cumpla el requisito de la edad a que se refiere el
artículo anterior, pero siempre y cuando la diferencia de edad entre
cualquiera de los adoptantes y el adoptado sea de diecisiete años de
edad cuando menos. Se deberán acreditar, además, los requisitos
previstos en las fracciones del artículo anterior.

Facultad que tiene una doble función, la primera atiende a la necesidad de


los concubinos para formar una familia, en caso que por cuestiones naturales
no lo puedan realizar; y la segunda atiende a una necesidad social, siendo
ésta la de los niños puestos en adopción, en la que la legislación civil
mexicana, para proteger a dichos niños equipara la adopción con el
parentesco por consanguinidad, en el tercer párrafo del artículo 293 del
CCDF.

Art.293...
En el caso de la adopción, se equiparará al parentesco por
consanguinidad aquél que existe entre el adoptado, el adoptante, los
parientes de éste y los descendientes de aquél, como si el adoptado
fuera hijo consanguíneo.

Relacionado con lo anterior, el artículo 410-A señala la equiparación de los


efectos legales, incluyendo los impedimentos del matrimonio; por lo que el
adoptado tiene los mismos derechos, deberes y obligaciones del hijo
consanguíneo.

En la adopción plena se extingue la filiación preexistente entre el adoptado y


sus progenitores, así como las de la familia de éstos, subsistiendo sólo como
111

impedimento de matrimonio; en el supuesto de que el adoptante este casado


o viva en concubinato con alguno de los progenitores del adoptado, sin
extinguirse los efectos jurídicos que resulten de la filiación consanguínea.

3.2.3.1 Parentesco Civil

La adopción simple es una modalidad especifica, resultando de ella el


Parentesco Civil 109 , que es el que nace de la adopción en términos del
artículo 410-D del Código Civil para el Distrito federal que a la letra dice:

Artículo 410-D.- Para el caso de las personas que tengan vínculo de


parentesco consanguíneo con el menor o incapaz que se adopte; los
derechos y obligaciones que nazcan de la misma, se limitarán al
adoptante y adoptado.

Siendo éste el único caso de adopción simple, aun siendo omisa la ley en
cuanto a un concepto de ésta; se entiende que se da cuando la adopción se
establece entre parientes consanguíneos, la cual sólo producirá efectos entre
adoptante y adoptado.

3.2.4 Patria Potestad.

Considerando que la patria potestad tiene su origen de la filiación, el maestro


Rafael de Pina Vara le define como el: “conjunto de las facultades –que
suponen también deberes- conferidas a quienes las ejercen (padres,
abuelos, adoptantes según los casos) destinados a la protección de los
menores no emancipados en cuanto se refiere a su persona y bienes” 110 .

En las relaciones de concubinato, principalmente como resultado del


reconocimiento de filiación a cargo de los concubinarios, surge la certeza
jurídica respecto de la persona que tiene el derecho y deber de ejercer la

109
El artículo del código civil para el Distrito Federal que versa sobre el parentesco civil es el 295,
el cual remite al 410-D del mismo ordenamiento.
110
DE PINA, Rafael y DE PINA VARA, Rafael.- Op. Cit.- p. 400.
112

patria potestad. Cabe señalar que en el derecho actual, tanto el matrimonio


como el concubinato no son por sí solos quienes dan origen a la figura de la
patria potestad, sino simplemente la situación bio-socio-jurídica de la
procreación, vinculando así al padre y a la madre con los hijos,
independiente de la relación que pueda existir entre los progenitores.
Determinando por la relación que el hijo tenga con aquellos, a quién
corresponda el ejercicio de la patria potestad. resultando por ello importante
el establecer claramente la presunción de paternidad en las relaciones de
concubinato.

Cabe señalar que el Juez de lo familiar, es quien en caso de ser necesario y


al tener conocimiento de tal circunstancia, determinara a quién
corresponderá el ejercicio de la misma, aplicado su lógica jurídica y
considerando el título octavo del libro primero del código civil vigente en el
Distrito Federal aunado a la jurisprudencia.

3.2.5 Alimentos.

Éste efecto jurídico, no se crea por la relación existente entre los


progenitores, sino por la presunción de necesidad, señalada en el artículo
311bis del CCDF, así también en su artículo 303 se encuentra la obligación
de los padres a proporcionar alimentos a sus hijos (as), sin distinción alguna,
extendiendo esta responsabilidad a los ascendientes por ambas líneas más
próximos en grados del niño (a).

Considerando que dicho efecto merece reciprocidad, por la simple gratitud, el


artículo 301 del Código Civil para el Distrito Federal, al respecto regula que
aquel que da los alimentos, tiene a su vez el derecho de pedirlos; en
concordancia con el artículo 304 del mismo ordenamiento, señala la
obligación de los hijos a proporcionar alimentos a los padres.
113

Los hijos producto de éste tipo de uniones, en principio cuentan con la


posibilidad de ejercitar el derecho a exigir alimentos de sus progenitores en
la medida que les sean posible a estos últimos 111 y a su vez se encuentran
obligados a proporcionarlos a los mismos, siempre que el vínculo de filiación
este reconocido por el Estado, a través de las formas ya mencionadas en el
punto 3.2.1, sin olvidar que el artículo 387 de nuestra legislación civil, señala
que el simple hecho de proporcionar alimentos no constituye prueba por sí
sola, ni presunción de paternidad o maternidad; ni puede ser utilizado para
dar pie a la investigación de éstas.

También éste derecho-obligación, recae en igualdad de circunstancias que


las anteriores dentro del concubinato en caso de adopción 112 , tal como lo
señala el artículo 307 de dicho ordenamiento, mismo que se transcribe a
continuación:

Artículo 307. El adoptante y el adoptado tienen la obligación de darse


alimentos en los casos en que la tienen los padres y los hijos.

Ésta obligación-derecho, debe sujetarse a las reglas del libro primero, título
sexto, capítulo II, del Código Civil para el Distrito Federal, que versa sobre
los alimentos, mismo que en su artículo 320 menciona las causas por las que
se suspende o cesa tal obligación. Y del siguiente artículo se desprende que
es un derecho irrenunciable e intransferible.

Artículo 321. El derecho de recibir alimentos no es renunciable, ni


puede ser objeto de transacción.

111
Éste principio es regulado en el artículo 311 del CCDF, por lo que su determinación puede ser por
convenio de los interesados o sentencia del órgano jurisdiccional, así también se señala un aumento
automático mínimo al año considerando el incremento al INPC, publicado por el Banco de México,
salvo que el deudor demuestre que sus ingresos no aumentaron.
112
Esto por la posibilidad que ha dado el poder legislativo a los concubinarios como se ha analizado en
el punto 3.2.3 de éste trabajo.
114

Dicho derecho comprende lo expuesto por el artículo 308 del mismo


ordenamiento 113 .

3.2.6 Sucesión Legítima de los Descendientes.

Recordando que la sucesión legítima se habré en los siguientes casos:


1. Cuando no exista testamento, cuando el que se otorgó es nulo, y
cuando el que se otorgó perdió su eficacia.
2. Cuando el testador no dispuso de la totalidad de sus bienes, la parte
que reste será materia de la sucesión intestada.
3. Cuando no se cumple la condición impuesta al heredero o a alguno de
ellos si son varios.
4. Cuando el heredero muera antes que el testador; repudie la herencia o
se vuelva incapaz de heredar 114 .

Conforme a lo establecido por la legislación civil en su artículo 1602, los


descendientes son quienes tienen derecho a heredar primero, excluyendo a
todos los demás por regla general, con excepción del cónyuge o
concubina(o) supérstite; quien podrá heredar simultáneamente con los
primeros, si carece de bienes o los que tiene al morir el autor de la sucesión
no igualan a la porción que a cada hijo debe corresponder.

Al concurrir ascendientes con descendientes del de cujus, los últimos serán


los herederos y los primeros sólo tendrán derecho a una pensión alimenticia,
que en ningún caso podrá exceder de la porción de uno de los hijos.

En el supuesto, en que al momento del fallecimiento del autor de la herencia,


le sobrevivan hijos con descendientes de ulterior grado, los hijos heredan por

113
Tal como el supuesto del artículo 314, referente a la ayuda que de manera voluntaria podrían
realizar los progenitores, a favor del descendiente, para que este último ejerza oficio, arte o profesión,
con el fin de su mantenimiento, sin ser esto una obligación.
114
BAQUEIRO ROJAS, Edgard y BUENROSTRO BÁEZ, Rosalía.- Op. Cit.- p.357.
115

cabeza y los de ulterior grado lo harán por estirpe o representación. Es de


señalarse que la estirpe de los descendientes no tiene límite; dando lugar a
que si un hijo repudiase la herencia, ésta pasara a sus descendientes por
estirpe. Lo anterior con fundamento en los artículos 1609 y 1610 del CCDF.

Tratándose de la sucesión en el supuesto de adopción, el adoptado será


considerado hijo del adoptante, equiparándole al hijo consanguíneo, en
cuanto a los efectos que por ésta relación se crean; en caso de la sucesión
del adoptado, los adoptantes se consideraran ascendientes del primero, por
ello en caso de concurrir los descendientes del adoptado con los adoptantes,
los últimos tendrán el derecho a una pensión alimenticia y los descendientes
el derecho a concurrir por la herencia (Art. 1613 del CCDF). Excepto en la
adopción simple, que conforme al artículo 1612, no hay derecho de sucesión
entre el adoptado y los parientes del adoptante.

3.3 Patrimoniales.

En éste apartado, se hace referencia a lo que recae sobre los bienes


muebles e inmuebles que los concubinos adquieren a lo largo de ésta
relación, los cuales se rigen por algunas reglas conforme a derecho;
recordando los referentes a la relación materno-paterno-filial, los cuales no
son afectados por los que se crean entre los concubinos, sin que por ello
sean menos importantes, sólo que el derecho se ha ocupado principalmente
de la protección de los hijos independientemente de la relación que
mantengan sus progenitores, criterio que resulta muy acertado.

Ubicando lo referente a los derechos y obligaciones de carácter patrimonial


dirigidos a la protección de la familia, que se crean en la relación de
concubinato, debido a que son atribuibles, por la importancia que el Estado
da a la familia formada a través de éste hecho.
116

Cabe señalar que los problemas patrimoniales, surgen principalmente al


término de las relaciones formadas a través de la figura que se analiza (no
sólo por causa de muerte) y en situaciones similares a las que se viven entre
los cónyuges, debido a que la forma en que los seres humanos afectamos a
aquel que nos lastimo sentimentalmente, es la patrimonial.

3.3.1 Donaciones entre los concubinos.

Los concubinos pueden hacerse donaciones, las cuales no operan de la


misma forma que en la institución jurídica del matrimonio, debido a que las
que se dan entre concubinos siguen las reglas que rigen a los contratos y
las donaciones en general, es decir, no se considera la relación existente
entre los que le celebran, protegiendo principalmente a los descendientes de
los concubinos.

Con lo anterior se justifica el que la donación hecha por un concubino al otro


podrá ser revocada por supervivencia de los hijos(as) de aquel donante, sin
importar que sus descendientes sean los que procrearon entre ellos o los
habidos con persona ajena al donatario; acción regulada por la legislación
civil aplicable en el Distrito Federal dentro de su artículo 2359, dicho artículo
también hace referencia a la irrevocabilidad de la misma.

Artículo 2359. Las donaciones legalmente hechas por una persona que
al tiempo de otorgarlas no tenía hijos, pueden ser revocadas por el
donante cuando le hayan sobrevenido hijos que han nacido con todas
las condiciones que sobre viabilidad exige el artículo 337.
Si transcurren cinco años desde que se hizo la donación y el donante no
ha tenido hijos o habiéndolos tenido no ha revocado la donación, ésta
se volverá irrevocable. Lo mismo sucede si el donante muere dentro
de ese plazo de cinco años sin haber revocado la donación.
Si dentro del mencionado plazo naciere un hijo póstumo del donante, la
donación se tendrá por revocada en su totalidad.

La donación podrá ser revocada por ingratitud del donatario hacia el donante,
en los casos regulados por el artículo 2370 de legislación civil vigente en el
Distrito Federal.
117

Artículo 2370. La donación puede ser revocada por ingratitud:


I. Si el donatario comete algún delito contra la persona, la honra o los
bienes del donante o de los ascendientes, descendientes o cónyuge de
éste;
II. Si el donatario rehusa socorrer, según el valor de la donación, al
donante que ha venido a pobreza.

Sin oportunidad de hacer valer las causas de revocación de las donaciones


hechas entre consortes, debido a que estas sólo rigen a la institución de
matrimonio.

3.3.2 Alimentos.

Uno de los derechos recíprocos que se crean por la existencia del


concubinato entre los que intervienen en esa situación, es el relativo a los
alimentos 115 , tal como es regulado en el capítulo XI del concubinato, del libro
primero, título quinto del Código Civil para el Distrito Federal, reconociendo
éste derecho a los concubinos al cubrir los requisitos del artículo 291 Bis,
que conforme a lo estipulado por el artículo 291 Ter, rige al concubinato por
ser inherente a la familia y aplicable a éste tipo de relaciones, así mismo en
el artículo 291 Quáter, del mismo ordenamiento, el cual se transcribe a
continuación:

Artículo 291 Quáter.- El concubinato genera entre los concubinos


derechos alimentarios y sucesorios, independientemente de los demás
derechos y obligaciones reconocidos en este código o en otras leyes.

La reforma hecha en 1983 al Código Civil para el Distrito Federal, beneficia a


los sujetos que han decidido vivir en una relación de concubinato;
encaminadas a reconocer el nexo afectivo entre un hombre y una mujer a
través de la obligación alimentaría, asemejándole con lo aplicable al
matrimonio, regulándolo en los artículos 302 en relación con el 301 del

115
Entendiendo como tal, la facultad jurídica que tiene una persona denominada acreedor alimentista,
para exigir a otra llamada deudor alimentario lo necesario para vivir, derivada de la relación que se
tenga con motivo del parentesco, en éste caso por el concubinato.
118

código civil vigente, comprendiendo los alimentos señalados dentro del


artículo 308 del CCDF.

Artículo 302.- Los cónyuges están obligados a proporcionarse


alimentos. La ley determinará cuándo queda subsistente esta obligación
en los casos de separación, divorcio, nulidad de matrimonio y otros que
la ley señale. Los concubinos están obligados en términos del
artículo anterior.

Pero al analizar el artículo anterior no se habla de la cesación de la relación


concubinato, para lo cual el órgano legislativo a cubierto este punto dentro
del capítulo especial para el concubinato en el artículo 291 Quintus, mismo
que se cita a continuación:

Artículo 291 Quintus.- Al cesar la convivencia, la concubina o el


concubinario que carezca de ingresos o bienes suficientes para su
sostenimiento, tiene derecho a una pensión alimenticia por un
tiempo igual al que haya durado el concubinato. No podrá reclamar
alimentos quien haya demostrado ingratitud, o viva en concubinato o
contraiga matrimonio.
El derecho que otorga este artículo podrá ejercitarse solo durante el año
siguiente a la cesación del concubinato.

Al analizar el artículo anterior se desprende que para hacer valer tal derecho
se cuenta con un año a partir de la cesación de la relación de concubinato,
tal como se señala en el último párrafo; por lo que resulta bastante probable
que las personas que han decidido vivir bajo este régimen, desconozcan la
ley, por lo tanto un porcentaje muy bajo será el que lo haga valer 116 . No
obstante lo anterior, se encuentran dos supuestos en los que no se podrá ser
acreedor del derecho alimentario: 1) en caso de ingratitud y 2) cuando el que
los pretende solicitar viva de nuevo en concubinato o que haya contraído
nupcias con persona diferente de la que se pretende ejercitar.

Otro de los supuestos en los que los concubinos podrían solicitar el


cumplimiento de la obligación alimentaria, es por causa de muerte. En la que

116
Aun cuando el artículo 315 Bis del CCDF, permita que personas ajenas a la relación puedan
aportar datos que permitan a las autoridades investigar y ejercer tal acción, pero también es necesario
tener conocimiento de la ley para hacerla valer.
119

el de cujus quien realizó y se le olvidó dejar alimentos a su concubina(o) un


testamento se debe tomar en cuenta lo estipulado en el artículo 1368 en su
fracción V del CCDF.

Artículo 1368. El testador debe dejar alimentos a las personas que se


mencionan en las fracciones siguientes:
(...)
V. A la persona con quien el testador vivió como si fuera su
cónyuge durante los dos años que precedieron inmediatamente a
su muerte o con quien tuvo hijos, siempre que ambos hayan
permanecido libres del matrimonio durante el concubinato y que el
superviviente esté impedido de trabajar y no tenga bienes
suficientes. Este derecho sólo subsistirá mientras la persona de
que se trate no contraiga nupcias y observe buena conducta. Si
fueren varias las personas con quien el testador vivió como si fueran su
cónyuge, ninguna de ellas tendrá derecho a alimentos;
(...)”

En el artículo que antecede se condiciona al superviviente para ser acreedor


alimentario, el que esté impedido para trabajar y no tenga bienes suficientes;
también se señala que para que éste derecho subsista, el sobreviviente no
debe contraer nupcias y debe observar buenas conductas (situación
subjetiva).

Pero en el supuesto de que la masa hereditaria no sea suficiente para


brindar alimentos a los sujetos enumerados en el artículo anterior el artículo
1373 del CCDF, indica el orden que hay que seguir:

Artículo 1373. Cuando el caudal hereditario no fuere suficiente para dar


alimentos a todas las personas enumeradas en el artículo 1368, se
observarán las reglas siguientes:
I. Se ministrarán a los descendientes y al cónyuge supérstite a prorrata;
II. Cubiertas las pensiones a que se refiere la fracción anterior, se
ministrarán a prorrata a los ascendientes;
III. Después se ministrarán también a prorrata a los hermanos y a la
concubina;
IV. Por último, se ministrarán igualmente a prorrata, a los demás
parientes colaterales dentro del cuarto grado.”

Dando un mejor derecho a los ascendentes, frente al de la concubina,


además de notar que no se ha igualado tal derecho al adquirido en el
matrimonio. Debiendo concurrir tanto el concubinario como la concubina en
120

un derecho similar al de los ascendientes o superior, por ser ellos con los
que el de cujus ha formado en los últimos años un patrimonio, y siendo
objetivos al repartirse éste con forme a lo regulado por el artículo en comento
difícilmente alcanzara a cubrir a los concubinarios.

Aunado a lo anterior de la simple lectura de la fracción tercera, el principio de


igualdad no ha llegado hasta ésta, ya que se entiende que el derecho en
éste supuesto sólo le es ejecutable a la concubina, no así al concubinario;
quizá el legislador haya considerado lo difícil del supuesto de la imposibilidad
de trabajar de la que se habla en el artículo 1368 para el hombre, pero
aunque haya sido esta la posible razón, ello no impide la posibilidad de ser
aplicada de manera análoga al varón.

El testamento que no cumpliese con lo anterior será declarado inoficioso


conforme al artículo 1374 del CCDF.

Artículo 1374. Es inoficioso el testamento en que no se deje la pensión


alimenticia, según lo establecido en este Capítulo.

Siendo aplicable a este supuesto lo estipulado dentro del capítulo de


alimentos del CCDF ( y de forma similar a lo escrito al final del apartado 3.2.5
de éste trabajo).

3.3.3 Régimen patrimonial.

Respecto a éste punto resulta de gran relevancia el señalar que la legislación


Civil para el Distrito Federal, no reconoce algún derecho jurídico-patrimonial
aplicable al concubinato, como sí lo hace para las personas que deciden
unirse a través de la institución jurídica de matrimonio, por lo que resulta
importante el que la ley determine algunas soluciones viables referentes al
patrimonio de los convivientes al disolverse tal relación, aún comprendiendo
121

que para darse ésta será necesario el contar primeramente con la existencia
del concubinato.

En lo concerniente a los bienes resulta importante seguir el punto de vista


dado por la jurista HERRERIAS SORDO 117 , quien aporta dos reglas que se
deberían seguir en los supuestos a lo largo de la vida en concubinato:

1) En lo referente a los bienes adquiridos por los concubinarios antes de


unirse en concubinato, los cuales son propiedad de cada uno, es decir, son
propietarios de aquellos bienes que han adquirido hasta ese momento; de
los que al finalizar la misma, seguirán siendo propiedad de aquel que los
adquirió.

2) Los bienes adquiridos durante el transcurso de la relación, serán


considerados en copropiedad de los concubinarios a partes iguales, es decir,
la ley suplirá la carencia de un pacto en contrario entre los concubinarios, al
momento de adquirirlos y éstos se sujetaran a las normas que rigen la
copropiedad, hablando de un patrimonio común entre los concubinos.

Dentro de este punto, se puede enfatizar lo referente a la administración de


los bienes de los hijos que procreen juntos los concubinarios, siendo estos
últimos los que la llevaran a cabo de forma conjunta, siempre que sean
adquiridos por sus descendientes a través de cualquier título, sobre los
cuales la mitad de ellos pertenecen en usufructo a los concubinarios; excepto
aquellos adquiridos por su trabajo, ya que al hijo pertenecerán en propiedad,
administración y usufructo.

117
Cabe señalar que es la única autora que toma este punto en la relación de concubinato. HERRERIAS
SORDO, María del Mar.- Op. Cit.- pp. 96 - 98.
122

3.3.4 Patrimonio familiar.

Este aspecto jurídico-patrimonial ha favorecido a los concubinos, debido a


las reformas hechas al Código Civil para el Distrito Federal el 25 de mayo del
año dos mil, las cuales entraron en vigor el primer día del mes de junio del
mismo año, recordando que en las mismas se consideró al concubinato
como fuente generadora de la familia, por lo que en su artículo 724 a
quedado plasmado este derecho en la norma, mismo que se transcribe a
continuación:

Artículo 724.- Pueden constituir el patrimonio familiar la madre, el


padre o ambos, la concubina, el concubino o ambos, la madre soltera
o el padre soltero, las abuelas, los abuelos, las hijas y los hijos o
cualquier persona que quiera constituirlo, para proteger jurídica y
económicamente a su familia.

Recordando que el patrimonio familiar es definido por la ley en el artículo 723


del CCDF como una institución de interés público, que tiene como objeto
afectar uno o más bienes para proteger económicamente a la familia y el
sostenimiento del hogar. El cual podrá conformarse por la casa-habitación, el
mobiliario de uso domestico; una parcela cultivable o giros industriales y
comerciales de los cuales la explotación se haga por los miembros de la
familia, también podrán formar parte de la misma, los utensilios propios de la
actividad que desarrollen, condicionados a no exceder el valor señalado en el
artículo 730 del mismo ordenamiento, cuando el valor de los bienes
afectados sea inferior éste podrá ser ampliado hasta llegar al máximo fijado
por el numeral antes mencionado. En contra posición a lo anterior se tiene la
posibilidad de disminuirle, por causas perfectamente establecidas en el
artículo 744 del CCDF dentro de sus dos fracciones.

Cabe señalar que aquellos miembros de la familia que desean constituir un


patrimonio familiar, lo deberán hacer a través de un representante común,
por escrito y ante un Juez de lo Familiar, el cual deberá contener un listado
123

de los bienes muebles e inmuebles que pretenden formen parte del mismo,
para que de los últimos se haga la respectiva inscripción en el Registro
Público de la Propiedad y del Comercio y cumpliendo con los requisitos
señalados por el artículo 731 del CCDF.

Los bienes muebles e inmuebles afectados dentro del patrimonio familiar


serán: inalienables, imprescriptibles, inembargables y no serán sujetos a
gravamen alguno 118 . Y en caso de extinción del mismo, los bienes se
liquidaran y lo que se obtenga será repartido en partes iguales a los
beneficiarios, tal extinción podrá llevarse a cabo a través de alguna de las
causas estipuladas por el artículo 741 del CCDF.

Dando la posibilidad a los concubinarios para constituir un patrimonio que


proteja a la familia que han decidido formar; y de ser así quedando sujetos a
lo dispuesto por el Titulo duodécimo, en su capítulo único del patrimonio
familiar del libro primero del Código Civil vigente.

3.3.5 Indemnización Civil.

Sobre la indemnización en materia civil en derecho comparado, durante la


tercera etapa de la jurisprudencia francesa, representada por AMEGLIO
ARZENO, quien sostenía: “que aquel que abandona esta obligado a
indemnizar, pues ha cometido un abuso de derecho, ya que el concubinato
fue creado por ambos, es decir, nació por la conjunción de voluntades; y
que termine por un acto unilateral (el abandono), produciendo un daño sobre
el abandonado sea material ( ya que se le presentarán dificultades para
rehacer su vida) o moral (pues ha sufrido una decepción, dadas las
esperanzas justificadas sobre esa unión de manera definitiva)”119 . Por lo que

118
Esto con fundamento en el artículo 727 del CCDF vigente.
119
En los fallos posteriores a éste se ha sostenido que en tal supuesto no hay culpa generadora de la
obligación civil. BOSSERT, Gustavo A.- Op Cit.- p. 137.
124

se entendería que el derecho a la indemnización residirá en la manera de


romper la relación.

Siguiendo con el derecho comparado, Argentina motivado por la doctrina


francesa de PLANIOL y RIPERT, y la española con CARBONNIER, en lo
referente a: Indemnización por ruptura concubinaria, probando que el
concubinato se dio como resultado de la promesa de matrimonio sin
intención de cumplirla, sólo con el objeto de obtener la cópula carnal.
Sosteniendo el criterio de la reparación de daños y perjuicios tras la ruptura
que se reclame, considerándole un acto doloso de seducción por parte del
demandado 120 .

Lo anterior resulta inaplicable dentro del derecho positivo mexicano, ello por
la desaparición de la figura de los esponsales dentro del mismo, que es
como al analizarlo rápidamente sería el móvil para solicitar dicha
indemnización. El Maestro ROJINA VILLEGAS, afirma que el derecho de la
concubina se podría desprender de una repudiación injustificada(Art. 1910
CCDF), para exigir el pago de daños y perjuicios por hecho ilícito o contra las
buenas costumbres, el cual se podrían alegar contra aquel que ha decidido
de manera individual terminar con la relación en concubinato.

Artículo 1910. El que obrando ilícitamente o contra las buenas


costumbres cause daño a otro, está obligado a repararlo, a menos que
demuestre que el daño se produjo como consecuencia de culpa o
negligencia inexcusable de la víctima.

Encontrando así en el Código Civil para el Distrito Federal vigente por las
reformas hechas en el 2000 al mismo, que en el apartado dedicado al

120
Cabe señalar que la doctrina argentina, en un principio sólo hacia referencia a esta indemnización
en los casos de que se trate de aprovecharse de una mujer menor de edad y por parte de un hombre que
use la promesa de matrimonio como medio de obtener la cópula carnal, en la actualidad esta permitido
que tanto la concubina como el concubinario la demanden, siempre que se pruebe dicha promesa, así
como, el daño moral y material sufrido ello a cargo del accionante. BOSSERT, Gustavo A.- Op Cit.- pp.
135- 136.
125

concubinato se estipula el derecho a la indemnización, en el último párrafo


del artículo 291bis.

Artículo 291 Bis.- La concubina y el concubinario tienen derechos y


obligaciones recíprocos, siempre que sin impedimentos legales para
contraer matrimonio, han vivido en común en forma constante y
permanente por un período mínimo de dos años que precedan
inmediatamente a la generación de derechos y obligaciones a los que
alude este capítulo.
No es necesario el transcurso del período mencionado cuando, reunidos
los demás requisitos, tengan un hijo en común.
Si con una misma persona se establecen varias uniones del tipo antes
descrito, en ninguna se reputará concubinato. Quien haya actuado de
buena fe podrá demandar del otro, una indemnización por daños y
perjuicios.

Cabe señalar que del artículo que antecede, se desprende, que para poder
demandar en el concubinato indemnización alguna, será necesario
demostrar la buena fe (elemento subjetivo) de aquel que pretende solicitarla
a su favor, ante un juzgador que no tiene un criterio en común para
considerarla. Además de que la norma no determina en que supuestos podrá
solicitarse dicha indemnización, por lo que, si se sigue una interpretación en
consideración al párrafo del que forma parte éste enunciado, se desprenderá
el que dicho derecho se podrá ejercer en caso de engaño, al creer que se
vivía en concubinato, a favor de la persona engañada, lo que no se podrá
solicitar al cese de la relación; pero entonces no sería un derecho específico
de la relación en concubinato, porque en caso de tener varias relaciones
similares ninguna será concubinato, entonces el legislador reguló en el
capítulo propio del concubinato, un derecho a favor de quien no vivió en
concubinato.

3.4 Frente a terceros.

Al considerar existente una relación de concubinato, es importante señalar


que se crean efectos jurídicos que los convivientes podrán hacer exigibles
frente a terceros o viceversa, es decir, efectos jurídicos que con respecto a
terceros ajenos a la relación de concubinato se generan por una acción u
126

omisión de alguno de los concubios. Por lo que en este punto se analizara al


concubinato fuera del derecho civil de una manera general que permita al
lector el tener un conocimiento básico de los derechos y obligaciones que
crean los sujetos que deciden vivir y formar una familia a través del
concubinato.

3.4.1 Indemnización Conforme a la Ley


Federal del Trabajo.

Esta ley en su artículo 501 se refiere al derecho de indemnización a favor del


concubinario (a), por la muerte del trabajador o trabajadora según sea el
caso, conforme a su fracción III el cual establece lo siguiente:

Artículo 501. Tendrán derecho a recibir indemnización en los casos de


muerte:
I. (...);
III. A falta de cónyuge supérstite, concurrirá con las personas
señaladas en las dos fracciones anteriores, la persona con quien el
trabajador vivió como si fuera su cónyuge durante los cinco años que
precedieron inmediatamente a su muerte, o con la que tuvo hijos,
siempre que ambos hubieran permanecido libres de matrimonio durante
el concubinato.
IV. (...).

Requiriendo que el tiempo de convivencia en concubinato sea de cinco años


precedentes a la muerte del trabajador, o con la que tuvo hijos a diferencia
de la legislación civil vigente en el Distrito Federal la cual solicita dos años de
convivencia.

La indemnización de la que se habla en esta legislación social, será por una


cantidad equivalente a setecientos treinta días de salario, sin la deducción de
la indemnización recibida por el trabajador durante el tiempo sometido al
régimen de incapacidad temporal (Art. 502 LFT).
127

3.4.2 De la Seguridad Social.

En este apartado se estudiara lo referente a aquellos efectos jurídicos de


seguridad social que se generan por una relación de concubinato,
considerando que los mismos se encuentran regulados en diversas
legislaciones; y serán aplicables dependiendo de la ley por la que se rija él o
la asegurada.

3.4.2.1 Ley del Instituto de Seguridad y


Servicios Sociales de los Trabajadores
del Estado.

Ley que es de orden público, interés social y aplicable en toda la República a


aquellos servidores públicos comprendidos dentro de su primer artículo,
otorgándoles seguridad social, la cual comprende el régimen obligatorio y el
voluntario (Art. 2 y 3). Es en su artículo 5°, fracción V, que encontramos la
relación de hechos, sobre la que versa éste trabajo, al ubicar a los
concubinarios como familiares derechohabientes, como se muestra a
continuación:

Artículo 5o.- Para los efectos de esta Ley, se entiende:


I.(...);

V. Por familiares derechohabientes a:


- La esposa, o a falta de ésta, la mujer con quien el trabajador o
pensionista ha vivido como si lo fuera durante los cinco años
anteriores o con la que tuviese hijos, siempre que ambos
permanezcan libres de matrimonio. Si el trabajador o pensionista tiene
varias concubinas, ninguna de ellas tendrá derecho a recibir la
prestación.
- Los hijos menores de dieciocho años; ...

- Los hijos solteros mayores de ...


- Los hijos mayores de ...
- El esposo o concubinario de la trabajadora o pensionista siempre
que fuese mayor de 55 años de edad; o esté incapacitado física o
psíquicamente y dependa económicamente de ella.
- Los ascendientes ...
- Los familiares que se mencionan en este artículo tendrán el derecho
que esta Ley establece si reúnen los requisitos siguientes:
128

A) Que el trabajador o el pensionista tenga derecho a las prestaciones


señaladas en el artículo 3o. de esta Ley.
B) Que dichos familiares no tengan por sí mismos derechos propios a

las prestaciones señaladas en el artículo antes mencionado.

Por lo que respecta al numeral que antecede, cabe señalar que el legislador
en materia de seguridad social ha otorgado derechos a favor de aquellos que
han decidido formar familias a través del concubinato; si bien es cierto da la
posibilidad tanto al hombre como a la mujer para ser acreedor de servicios
sociales, hace una clara diferencia para serlo, seguramente porque aunque
se han encaprichado a hacer igual ante la ley a los desiguales, la realidad
nos lo permite.

Algunos de los servicios a favor de los concubinarios, serán aquellos


comprendidos en la fracción I del artículo 23, 28 y 29 conforme a las
condiciones del artículo 24 de la misma ley, el primero versa sobre aquellos
derechos generados por causa de enfermedad, los dos siguientes otorgan
aquellos derivados de la maternidad, y el último hace referencia a algunos
efectos a favor de los derechohabientes, señalando en su primera fracción:
al varón o la mujer con quien el trabajador ha vivido como cónyuge cinco
años antes a la enfermedad o con quien tenga hijos, olvidándose de la
diferencia que encontramos en el artículo 5° y sin remitirnos al mismo. Por lo
que se podrá intentar el hacer valer unos, independientemente de los otros.

Artículo 24.- También tendrán derecho a los servicios que señala la


fracción I del Artículo anterior en caso de enfermedad, los familiares
derechohabientes del trabajador o del pensionista que enseguida se
enumeran:
(REFORMADA, D.O.F. 12 DE MAYO DE 2000)
I. El esposo o la esposa o a falta de éstos, el varón o la mujer con quien
ha vivido como si lo fuera durante los cinco años anteriores a la
enfermedad o con quien tuviesen hijos (as), siempre que ambos
permanezcan libres de matrimonio.
...
129

Si el trabajador o trabajadora, el o la pensionista tienen varias


concubinas o concubinos, ninguno de estos tendrá derecho a recibir
la prestación;
...

Encontrando también lo referente a la percepción y el disfrute de la pensión


por concubinato, equivalente a la producida por viudez; así como el disfrute
de una pensión por riesgos de trabajo del concubinario, lo anterior conforme
a los artículos 43, 51, 73 y 75; los últimos atañen lo referente a la pensión
por causa de muerte resultando de gran importancia mencionar que el
numeral 75, señala los requisitos necesarios que los concubinarios deberán
cubrir para gozar de esta pensión, siendo su redacción similar a la del
artículo 5°.

Como efecto negativo para los derechohabientes, el artículo 79 en su


fracción II regula la perdida del derecho a percibir pensión, porque la mujer o
el varón pensionado contraigan nuevas nupcias o llegasen a convivir en
concubinato.

3.4.2.2 Ley del Seguro Social.

Para poder hacer referencia a ésta Ley, se hace necesario señalar la


territorialidad de la misma contenido en sus primeros artículos, al mencionar
que es de observancia general en toda la República y que sus disposiciones
son de orden público e interés social. Disponiendo, que la seguridad social
tiene como fin el garantizar el derecho a la salud, asistencia médica, la
protección de los medios de subsistencia y de los servicios sociales
necesarios para lograr el bienestar individual y colectivo, así como el
otorgamiento de pensiones, garantizadas por el Estado de lo cual se
encargarán entidades o dependencias públicas, federales o locales y los
organismos descentralizados (Instituto Mexicano del Seguro Social)
conforme a la misma ley y demás ordenamientos que regulan ésta materia.
130

Sin olvidar que el seguro social, es el instrumento básico de la seguridad


social, como servicio público de carácter nacional.

Gracias a las reformas hechas a ésta Ley publicadas el 20 de diciembre de


2001 121 en el Diario Oficial de la Federación, favoreciendo a quienes han
decidido vivir en concubinato, adicionando en la fracción XII del artículo 5°,
dentro de los beneficiarios a los concubinarios, quedando tal como consta a
continuación:

Artículo 5 A. Para los efectos de esta Ley, se entiende por:


(...)
XII. Beneficiarios: el cónyuge del asegurado o pensionado y a falta de
éste, la concubina o el concubinario en su caso, así como los
ascendientes y descendientes del asegurado o pensionado señalados
en la Ley;
(...).

Referente a la muerte del asegurado como consecuencia de un riesgo de


trabajo, el artículo 64 de la Ley en cuestión fracción segunda de su apartado
b), regula la posibilidad de una pensión a favor del concubinario de la
asegurada, cuando él dependa económicamente de ella, por un equivalente
al 40% de lo que le hubiese correspondido a la misma como consecuencia
de una incapacidad permanente total, sin que tal prestación sea inferior a la
cuantía mínima correspondiente a la pensión de viudez del seguro de
invalidez y vida, además de otorgárseles un aguinaldo anual, equivalente a
quince días del importe de la pensión que reciban; es de señalarse que el
legislador omitió en el artículo que se ha analizado otorgar éste derecho a la
concubina al referirse solamente a la viuda del asegurado, como sí lo hizo al
respecto con el viudo y el concubinario de la asegurada.

Omisión que se corrige en el siguiente artículo (reformado el 2001), dando el


derecho a la pensión de la que ya se hablo a la mujer que vivió con el

121
Reformas que entraron en vigor al día siguiente de su publicación.
131

asegurado por cinco años anteriores inmediatos al fallecimiento de éste o


con la que tuvo hijos, es decir, a la concubina.

Artículo 65. Sólo a falta de esposa tendrá derecho a recibir la pensión


señalada en la fracción II del artículo anterior, la mujer con quien el
asegurado vivió como si fuera su marido durante los cinco años
que precedieron inmediatamente a su muerte o con la que tuvo
hijos, siempre que ambos hubieran permanecido libres de
matrimonio durante el concubinato. Si al morir el asegurado tenía
varias concubinas, ninguna de ellas gozará de pensión.

Pensión que conforme al artículo 66 de la misma Ley, no deberá exceder la


cuantía que le correspondería al asegurado por incapacidad permanente
total, de ser así se reducirá proporcionalmente; el último párrafo del mismo
condiciona el pago de la pensión a los concubinarios mientras no contraigan
nupcias o entablen un nuevo concubinato, ya que al contraer matrimonio él o
la beneficiaria recibirá una suma global equivalente a tres anualidades de la
pensión otorgada y el resto la aseguradora deberá devolverlo al fondo de la
reserva del IMSS para obligaciones futuras.

Respecto al seguro de enfermedades y maternidad, el artículo 84 de la Ley


en cuestión señala quienes son los amparados por éste derecho,
otorgándolo a la concubina del asegurado y al concubinario en el supuesto
de depender económicamente de la asegurada.

Artículo 84. Quedan amparados por este seguro:


I. El asegurado;
II. El pensionado por:
a) Incapacidad permanente total o parcial;
b) Invalidez;
c) Cesantía en edad avanzada y vejez, y
d) Viudez, orfandad o ascendencia;
III. La esposa del asegurado o, a falta de ésta, la mujer con quien ha
hecho vida marital durante los cinco años anteriores a la
enfermedad, o con la que haya procreado hijos, siempre que ambos
permanezcan libres de matrimonio. Si el asegurado tiene varias
concubinas ninguna de ellas tendrá derecho a la protección.
Del mismo derecho gozará el esposo de la asegurada o, a falta de
éste el concubinario, siempre que hubiera dependido económicamente
de la asegurada, y reúnan, en su caso, los requisitos del párrafo
anterior;
132

IV. La esposa del pensionado en los términos de los incisos a), b) y c)


de la fracción II, a falta de esposa, la concubina si se reúnen los
requisitos de la fracción III;
Del mismo derecho gozará el esposo de la pensionada o a falta de
éste el concubinario, si reúne los requisitos de la fracción III;
(...)

A la muerte del asegurado o pensionado por invalidez, se le otorgaran a los


beneficiarios las prestaciones reguladas en los artículos 127 y 130 de la Ley
en estudio, el último numeral referente al derecho a la pensión por viudez, a
la concubina o concubinario que dependa económicamente de la trabajadora
asegurada o pensionada por invalidez.

PENSIÓN DE VIUDEZ. INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 130 DE


LA VIGENTE LEY DEL SEGURO SOCIAL.- Del análisis del artículo 130
de la vigente Ley del Seguro Social, se desprende que para que una
mujer, como concubina del trabajador asegurado o pensionado por
invalidez, pueda tener derecho a recibir la pensión a que alude el
mismo, debe estar en alguno de los siguientes supuestos: a) Que
hubiere vivido con el finado como si fuese su marido durante los cinco
años que precedieron a su muerte, y b) Que hubiese tenido hijos de
aquél, siempre y cuando ambos hubieran permanecido libres de
matrimonio durante el concubinato. Hipótesis esta última que no exige,
para su actualización, la convivencia marital durante cinco años previos
al deceso del trabajador asegurado o pensionado, sino que puede ser
cualquier tiempo, y así, los requisitos exigidos en este supuesto son,
únicamente, que se hubiesen procreado hijos de esa unión,
advirtiéndose que no se señala en ninguno de los aludidos preceptos
que esos hijos deban nacer necesariamente durante el concubinato,
pues gramaticalmente la expresión "con la que hubiera tenido hijos", es
escueta y tajante, y se continúa puntualizando que ambos deben
permanecer libres de matrimonio durante el concubinato, lo cual
constituye un elemento existencial de éste. Por tanto, si en el juicio
laboral en el que se demanda la pensión de viudez quedó acreditado
que el asegurado o pensionado por invalidez y la pretendiente a que se
le otorgue dicha pensión, ambos libres de matrimonio, cohabitaron como
si fueran marido y mujer dos años antes del fallecimiento de aquél y,
además, procrearon hijos, independientemente de que éstos hubiesen
nacido antes del concubinato, ello no impide la actualización de la
segunda hipótesis a que se alude y, por ende, debe concluirse que esos
hechos colman los supuestos de la misma.
PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS ADMINISTRATIVA Y
DE TRABAJO DEL SÉPTIMO CIRCUITO.
Amparo directo 598/2001. Eustolia Sánchez de la Cruz. 18 de octubre
de 2001. Unanimidad de votos.
No. 187,739, Tesis aislada, Novena Época, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo: XV, Febrero de 2002, Tesis:
VII.1o.A.T.32 L, Pág. 896.
133

El goce de ésta pensión iniciará a partir del día del fallecimiento del
asegurado(a) o pensionado(a) y cesará a la muerte del beneficiario, o
cuando el beneficiario contraiga matrimonio o entre en concubinato y en éste
caso recibirá una suma global equivalente a tres anualidades de la cuantía
de la pensión que disfrutaban, pero el goce de la misma no se suspenderá
por el desempeño de un trabajo renumerado (Art. 133).

Del análisis de ésta sección, el artículo 137 regula el derecho preferente de


la pensión a favor de los concubinarios frente a los ascendientes que
dependían económicamente del asegurado.

También se regula ésta relación de hecho, en las asignaciones familiares y


ayuda asistencial, las cuales consisten en un apoyo por concepto de carga
familiar, la cual se concederá a los beneficiarios del pensionado por
invalidez, conforme a las reglas del artículo 138, dando preferencia a la
concubina equiparada al rango de esposa en la fracción primera del mismo,
otorgándole una cuantía del 15% de la pensión, la cual cesará a la muerte de
está. (Cabe señalar que no se habla de concubinario, sólo del derecho a
favor de la mujer). El total de las pensiones atribuidas a la concubina no
deberán exceder del monto de la pensión de invalidez que disfrutaba el
asegurado o de la que le hubiese correspondido por invalidez, de exceder
será reducida proporcionalmente, al extinguirse el derecho de algún
pensionado haciendo una nueva distribución conforme a lo regulado por el
artículo 144.

Respecto a los servicios de guardería, el artículo 205 de ésta Ley, señala el


cese de éstos, cuando los beneficiarios enumerados en el mismo contraigan
matrimonio o se unan en concubinato.
134

Y en sus transitorios se concede un derecho a las concubinas de los


jubilados de Ferrocarriles Nacionales México antes de 1982, en las reformas
publicadas en el Diario Oficial de la Federación el 5 de enero de 2004T 122 .

En algunos supuestos, el concubinato es limitante para que los beneficiarios


sigan disfrutando de algunos derechos que la Ley del Seguro Social les
otorga, ello al estipular que dejará de gozar con prestaciones específicas de
la seguridad social, el beneficiario que contraiga matrimonio o viva en
concubinato.

3.4.2.3 Ley del Instituto de Seguridad Social


para las Fuerzas Armadas Mexicanas.

El Instituto regulado por ésta ley tiene su domicilio en la Ciudad de México,


es un organismo público descentralizado federal, con personalidad jurídica y
patrimonio propio, ley que hace referencia a la relación de concubinato como
se muestra a continuación.

La fracción VI del artículo 4° de la ley en cuestión alude a los concubinarios


como derechohabientes de los benéficos otorgados por la misma.

Artículo 4°. Para los efectos de esta Ley, se entiende por:


I. (...)

122
Vigésimo Cuarto. A los jubilados antes de 1982 de Ferrocarriles Nacionales de México deberá
reconocerles su carácter de pensionados. Para este propósito el Gobierno Federal otorgará a cada
jubilado una pensión garantizada mensual, equivalente a un salario mínimo general en el Distrito
Federal, así como un pago anual por concepto de aguinaldo equivalente a un mes de pensión en los
términos señalados. La cuantía de esos montos se actualizará anualmente en el mes de febrero del año
que corresponda, conforme al incremento del salario mínimo general aplicable en el Distrito Federal,
correspondiente al año por el que se realice la actualización. Respecto de aquellos ferrocarrileros
jubilados antes de 1982 por las empresas ferroviarias Ferrocarril Chihuahua al Pacífico, Ferrocarril
Sonora Baja California y Ferrocarriles Unidos del Sureste, cuyas actuales y legítimas esposas o
concubinas les sobrevivan, a éstas les serán pagadas en forma vitalicia los pagos
correspondientes al jubilado.
El pago de las pensiones no podrá ser retenido sino por decisión judicial, y por lo tanto deberán
estar a disposición de los beneficiarios a más tardar el quinto día hábil del mes que corresponda. En el
caso de la anualidad por concepto de aguinaldo, ésta deberá ser pagada a más tardar el diez de
diciembre de cada año.
135

VI. Derechohabiente, familiares en línea directa (esposa, esposo,


concubina, concubinario, hijos, madre, padre y, en algunos casos
hermanos) que tienen derecho a los beneficios estipulados en la Ley;
VII. (...)

Como ejemplo de los beneficios se tiene a la pensión y/o compensación; los


concubinarios son considerados familiares de los militares, dando éste
beneficio de manera equitativa, en el sentido de que le otorga el mismo
derecho al varón y la mujer, tal como se muestra a continuación:

Artículo 38. Se consideran familiares de los militares, para los efectos


de pensión y/o compensación:
I. La viuda o el viudo solos o en concurrencia con los hijos o éstos solos,

si son menores de edad; o si son mayores y que no hayan contraído

matrimonio, si comprueban cada año, mediante la presentación del

certificado de estudios correspondiente que se encuentran estudiando

en instituciones oficiales o con reconocimiento de validez oficial de nivel

medio superior o superior, con límite hasta de 25 años, que no tengan

un trabajo remunerado; así como los mayores de edad incapacitados o

imposibilitados para trabajar en forma total y permanente;

II. La concubina o el concubinario solos o en concurrencia con los


hijos, o éstos solos que reúnan las condiciones a que se refiere la
fracción anterior, siempre que, por lo que hace a la concubina o
concubinario, existan las siguientes circunstancias:
a) Que tanto el militar como la persona que se ostente como concubina
o concubinario hayan permanecido libres de matrimonio durante su
unión, y
b) Que haya habido vida marital durante los cinco años
consecutivos anteriores a la muerte, o bien que durante su relación
de concubinato hayan procreado hijos;
III. (...)

Para que los concubinos puedan hacer valer los efectos jurídicos a su favor,
será necesario que cumplan con los requisitos de los incisos a y b; en el
supuesto de concurrir con hijos, deja abierta la posibilidad de que estos
últimos sean los concebidos por los primeros o en otras relaciones del militar.
136

En contra posición a los efectos jurídicos positivos anteriores, la fracción IV


del artículo 52, de la misma redacta supuestos por los que se pierden los
derechos de los que hablamos, en los que se ubica a la relación de
concubinato como fuente de un efecto jurídico negativo.

Artículo 52. Los derechos a percibir compensación o pensión se


pierden para los familiares por alguna de las siguientes causas:
I. (...);
IV. Contraer matrimonio o vivir en concubinato el cónyuge supérstite,
las hijas y hermanas solteras; o en nuevo concubinato la concubina y
el concubinario;
V. (...)

Como efectos jurídicos que ésta ley da a favor de los concubinarios, se


encuentran: el otorgamiento de veinte días de haber o haber de retiro, más
asignaciones en caso de estarlas percibiendo, por concepto de ayuda para
gastos de sepelio por la defunción de la concubina o concubinario, de los
generales, jefes, oficiales, o su equivalente en la armada. En el mismo
supuesto para el personal de la tropa y de marinería se otorgará un
equivalente a cuarenta días de haberes o haberes de retiro más las
asignaciones que estuviere percibiendo, para el mismo fin. Ello conforme al
artículo 57 de la Ley en cuestión.

Siguiendo con los derechos generados por fallecimiento, el artículo 77,


regula la prelación para el pago del seguro de vida militar, mismo que
dispone lo siguiente:

Artículo 77. Si al morir el militar no existiere designación de


beneficiarios conforme a esta Ley, el seguro se pagará a los familiares
de acuerdo con la prelación siguiente:
I. Al cónyuge o, si no lo hubiere, a la concubina o al concubinario, en
los términos de los artículos 38, fracción II, incisos a) y b), y 160 de
esta Ley, en concurrencia con los hijos del militar por partes iguales;
II. La madre;
III. El padre, y
IV. Los hermanos.
La existencia de alguno o algunos de los beneficiarios mencionados en
cada fracción excluye a los comprendidos en las fracciones siguientes.
137

De la simple lectura del numeral que antecede, se despende que los


concubinarios tienen derecho preferente frente a los ascendentes y
colaterales. El Instituto cubrirá el importe del seguro en este caso sin más
requisitos que la presentación de la credencial de afiliación correspondiente,
tal como lo solicita el artículo 79 de ésta legislación.

En caso de muerte del militar se hará entrega a sus beneficiarios o sus


causahabientes, en el orden mencionado por el numeral 112, del retiro del
activo y de licencia ilimitada, conforme a ley, así como del total de los
depósitos en el fondo de vivienda, a favor del difunto. Encontrando en la
fracción IV del mismo éste derecho a favor de los concubinarios,
condicionado a que el militar haya hecho designación del supérstite ante la
Secretaría de la Defensa Nacional o de Marina y que ambos hubieran
permanecido libres de matrimonio durante el concubinato.

Respecto del servicio medico integral, se puede hablar de la atención médica


quirúrgica conforme al capítulo sexto de ésta ley, la cual atiende lo referente
al bienestar físico y mental, de los militares con haber de retiro y a sus
familiares que perciban haberes, las cuales serán prestadas por el Instituto
en sus propias instalaciones o como servicio subrogado. Teniendo éste
beneficio los derechohabientes del militar sentenciado a cumplir una pena
militar, cuando no haya sido sustituido de su empleo; regulando éste derecho
a favor de los concubinarios en los artículos 142 fracción I y 143; siempre y
cuando el militar haya hecho la designación de dicha persona en los
términos del artículo 160 de la misma, el cual exige la acreditación del
concubinato por la asignación que realice el militar ante el Instituto o la
secretaría de la Defensa Nacional o de Marina, según sea el caso. Cabe
señalar que no se admitirá nueva designación antes de tres años, salvo que
se acredite el fallecimiento de la persona designada.
138

Artículo 160. La relación de concubinato será acreditada


necesariamente, y en todo caso, con la designación que el militar haya
hecho de la persona interesada, como concubina, ante el Instituto o la
Secretaría de la Defensa Nacional o de Marina, sin que sea admisible
otro medio de prueba. La designación posterior anula la anterior,
siempre que se haya formulado dentro del plazo establecido en el
artículo 143 de esta Ley y acreditado las circunstancias de los incisos a)
y b) de la fracción II del artículo 38 de esta Ley, se acreditarán con los
medios de prueba establecidos por el Código Federal de Procedimientos
Civiles.

El derecho materno infantil comprende: Consulta y tratamiento ginecológico,


obstétrico y prenatal; atención del parto; atención del infante y ayuda a la
lactancia será impartido a la concubina del militar (Art. 149). También tendrá
derecho a recibir una canastilla al nacimiento del descendiente del militar
(Art. 151).

Legislación que ha ampliado y otorgado en lo posible una igualdad jurídica


en cuanto a los efectos producidos por una relación de concubinato, para los
convivientes, particularmente sobre derechos de maternidad, considerando
que naturalmente sólo puede ser atribuible a la mujer, es decir, a la
concubina; encontrando en ésta ley que la forma de aplicabilidad es viable,
ya que para hacer valer los efectos positivos es necesario acreditarla a través
de los medios que la misma señala.

3.4.3 Que Surgen en Derecho Penal.

Esta vez se trataran aquellos efectos generados por el concubinato en


materia penal, de manera muy general, esto por el objetivo que persigue éste
trabajo. Por lo que el lector podrá tener una panorámica del tratamiento del
concubinato en el derecho penal Federal y para el Distrito Federal.
139

3.4.3.1 En el Código Penal Federal.

En su capítulo V referente a la sanción pecuniaria, sistematiza la reparación


del daño a favor del concubinario o concubina (Art. 30bis) en segundo orden
de preferencia, después del ofendido.

ARTICULO 30 bis.- Tienen derecho a la reparación del daño en el


siguiente orden: 1o. El ofendido; 2o. En caso de fallecimiento del
ofendido, el cónyuge supérstite o el concubinario o concubina, y los
hijos menores de edad; a falta de éstos los demás descendientes y
ascendientes que dependieran económicamente de él al momento del
fallecimiento.

Respecto de los delitos que agravan la pena o que se tipifican por la relación
de concubinato, se hace referencia a los siguientes: homicidio en razón del
parentesco o relación (Art. 323) y violencia familiar (Art. 343bis).

Se perseguirán por querella aquellos delitos en los que exista relación de


concubinato entre el activo y el pasivo como: violación (Art. 265 bis);
violencia familiar (último párrafo Art. 343bis); y Daño en propiedad ajena (Art.
399bis).

La pena se atenúa por la existencia de ésta relación en el delito de


encubrimiento (Art. 400 párrafo segundo inciso b) 123 .

3.4.3.2 En el Código Penal del Distrito


Federal.

En el código penal vigente aplicable en el Distrito Federal, se puede apreciar


al concubinato como agravante en delitos como: el homicidio en razón de
parentesco (Art. 125) 124 ; lesiones (Art. 131); abandono de cónyuge,

123
Ello respecto a los supuestos de las fracciones II y IV del mismo artículo.
124
Por el que podrán perderse aquellos derechos que el sujeto activo tuviese a su favor, derivado de la
relación que se tiene con la victima, incluyendo los sucesorios. No esta de más el señalar que la ley
penal permite el encuadramiento del tipo en uniones libres al hablar de una pareja permanente.
140

concubina o concubinario 125 (Art. 196); uso ilegal de facultades o


atribuciones (Art. 268);

El concubinato como atenuante de la pena en delitos: contra la vida y la


integridad corporal previstos (Art. 139) 126 ; evasión de presos (Art. 307); y
encubrimiento por favorecimiento (Art.321).

Atendiendo a la relación por parentesco entre el activo y el pasivo, se


persiguen por querella los delitos contra la vida y la integridad corporal (Art.
153); auto secuestro (Art. 167); violación (Art. 174); violencia familiar 127 (Art.
200); Amenazas (Art. 209 inciso b); y difamación o calumnia (Art. 219).

125
Delito que se da atendiendo a la relación que existe entre los sujetos, por la obligación que se
tienen mutuamente de suministrar alimentos y se persigue de oficio.
126
Siendo necesario el invocar culpa en los delitos de homicidio o lesiones según sea el caso.
127
Respecto de este delito el sujeto activo podrá perder los derechos que tenga respecto de la victima
inclusive los sucesorios.
141

CAPITULO 4.

FORMAS DE SUCEDER EN EL CONCUBINATO.

4.1 Nociones generales.


Las formas de suceder en el concubinato, son un efecto jurídico, derivado de
éste tipo de relaciones de hecho; señalando que lo optimo sería disponer de
los bienes y derechos para después de la muerte a través de un testamento.
Pero en algunos casos por desconocimiento o desidia, se dejan
desprotegidos a aquellos seres queridos, al fallecer, al no disponer de
manera voluntaria y libre de sus bienes por sucesión testamentaria;
recordando que ello no constituye una obligación, es decir, que si en la
ultima voluntad del de cujus no estuvo el dejar algún bien al supérstite, no
existe inconveniente para tal situación, ello en el supuesto de que exista un
testamento 128 . Y en el caso de que no se haya señalado al concubinario
supérstite como heredero, tendrá como única carga en la masa hereditaria a
su favor, el derecho a alimentos conforme al artículo 1368 del Código Civil
para el Distrito Federal vigente en su fracción V (véase punto 3.3.2).

En la practica resulta complicado hacer valer la sucesión legítima, a favor del


concubinario(a) supérstite, aplicando las reglas a favor del cónyuge, por lo
tanto ésta es la materia principal de análisis en éste capítulo.

4.2 Sucesión legítima.


La sucesión legítima se da cuando el autor de la herencia no dispone de
todos sus bienes, a través de un testamento, en éste caso el legislador
tendrá que interpretar de manera general la voluntad de aquellos que no la
expresaron antes de su fallecimiento.

128
Testamento: Es el acto jurídico, unilateral, personalísimo, libre, solemne y revocable, mediante el
cual una persona capaz dispone de sus bienes y derechos transmisibles, y declara o cumple deberes
para después de su muerte.
142

La sucesión legítima puede abrirse cuando de cujus no haya dispuesto de


todos sus bienes a través de un testamento, ya sea porque no testo o porque
sólo hizo referencia a algunos bienes, dejando a otros fuera del testamento,
así como también porque las disposiciones y condiciones que dispuso no
pueden cumplirse y no señalo substitutos o reglas para el supuesto de que la
primera no fuera hecha. Ya porque el testamento que realizo es nulo o
inválido; así como lo establece el artículo 1599 del Código Civil para el
Distrito Federal. Formando la sucesión legítima aquellos bienes que han
quedado vacantes.

Como reglas de ésta sucesión encontramos las siguientes:

- Tendrán derecho a heredar aquellas personas que se encuentren en


los supuestos del artículo 1602 del CCDF.
- Los parientes más próximos excluyen a los más lejanos (a excepción
de casos por situación legal o estirpe).
- Los descendentes, excluyen a los parientes en la misma línea
ascendente.
- Los parientes del mismo grado, heredan por partes iguales (a
excepción de que estén heredando por estirpe).
- En los caso de herencia por estirpe, cada grupo heredará, la porción
que le hubiere correspondido al sustituido.
- Los parentescos que dan derecho a heredar de forma in
testamentaria, son el consanguíneo y el civil.
- El parentesco por afinidad no da derecho a heredar (Art. 1603
CCDF).
- La línea recta excluye a la colateral.

En éste sentido se observa el derecho recíproco que se tienen los


concubinarios de heredarse, conforme al artículo 1635 del Código Civil para
el Distrito Federal, a través de la sucesión legitima, aplicando las normas
143

relativas a la sucesión del cónyuge, siempre teniendo presente que en caso


de existir esté ultimo excluirá el derecho de quien pretendía ser el
concubinario supérstite.

CONCUBINATO, DERECHO A HEREDAR POR RELACIÓN DE. SÓLO


TIENE LUGAR CUANDO NO HAY CÓNYUGE SUPÉRSTITE.- El
concubinato es un hecho social caracterizado por la unión, convivencia y
trato sexual entre un varón y una mujer, con capacidad legal para
contraer matrimonio. En los Códigos Civiles anteriores al vigente con
anterioridad a la reforma del 25 de mayo del año dos mil, no se
reconocía el derecho de la concubina o el concubinario para
heredar al causante, y tampoco tenía derecho a pedir alimentos en
los casos de transmisión de bienes por testamento. El Código Civil
para el Distrito Federal anterior al vigente ya establece ese derecho,
que se encuentra plasmado en el artículo 1635 y que regula el derecho
a heredar de la concubina y el concubinario con arreglo a las
disposiciones aplicables para el cónyuge, siempre y cuando la
concubina y el concubinario hayan vivido juntos como si fueran marido y
mujer durante los cinco años que precedieron inmediatamente a la
muerte del causante o cuando hayan tenido hijos en común, y hayan
permanecido libres de matrimonio. Conforme a ese precepto, se trata de
dos hipótesis para que una persona pueda ser considerada concubina o
concubinario y tenga derecho a heredar, la primera se da cuando los
concubinarios han vivido juntos haciendo vida marital durante los cinco
años que precedieron inmediatamente a la muerte de uno de ellos; la
segunda se refiere al supuesto en que se hayan procreado uno o más
hijos entre los concubinarios. Esta última hipótesis no exime del primer
elemento, o sea, la convivencia entre los padres, como si fueran
cónyuges, ya que el simple nacimiento de un hijo no da lugar a presumir
la existencia del concubinato, pues el hijo pudo ser producto de una
relación transitoria, lo que no da lugar a que se produzcan las
consecuencias jurídicas que establece el citado artículo 1635; y lo único
que este precepto implica, al señalar la segunda hipótesis, cuando haya
habido hijos, es que en ese caso no es exigible que se cumpla
cabalmente el término de cinco años de convivencia marital, pues basta
con un lapso menor, con la condición de que se demuestre
objetivamente ese propósito de formar una unión más o menos estable,
permanente, y su subsistencia inmediatamente anterior a la muerte del
concubinario. Esa disposición legal responde a una realidad social,
conforme a la cual se considera justo que la concubina o el concubinario
que hacía vida marital con el autor de la herencia al morir éste, y que
tiene hijos de él o vivió en su compañía los últimos cinco años que
precedieron a su muerte, tenga una participación en la herencia legítima,
pues en la mayoría de los casos, cuando se reúnen las expresadas
circunstancias, la concubina o concubinario es el verdadero compañero
de la vida y ha contribuido a la formación de los bienes. Sin embargo, el
derecho de la concubina o concubinario tiene lugar siempre que no haya
cónyuge supérstite. Luego, para que tenga derecho a heredar, la
concubina y el concubinario deben haber permanecido libres de
matrimonio porque el cónyuge los excluye.
144

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER


CIRCUITO.
Amparo en revisión 5323/2000. La Administración del Patrimonio de la
Beneficencia Pública. 6 de abril de 2001. Unanimidad de votos.

4.2.1 Entre concubinarios.


Respecto a las reformas hechas el 27 de diciembre de 1983 al artículo 1635
del CCDF, el legislador igualó al concubinario supérstite, el derecho a
heredarse recíprocamente en materia de sucesión legítima, con la del
cónyuge supérstite; con esta reforma los artículos que establecían los
requisitos para considerar a una pareja como concubinarios eran: la fracción
V del artículo 1368 y el 1635; con la reforma hecha en el 2000, en materia de
sucesiones aquello quedo regulado por el capítulo especial del concubinato,
requiriendo 2 años de vida en común continua antes del fallecimiento de uno
de los concubinarios para que el supérstite sea acreedor de éste derecho,
dejando atrás el elemento tiempo de 5 años que hasta entonces se requería
para gozar de los efectos jurídicos, en el supuesto de no tener un hijo en
común ya que éste último hecho elimina la necesidad del requisito temporal;
sin olvidar los elementos y requisitos analizados en el punto 2.3 de éste
trabajo. Quedando el artículo 1635 vigente de la siguiente manera:

Artículo 1635.- La concubina y el concubinario tienen derecho a


heredarse recíprocamente, aplicándose las disposiciones relativas a la
sucesión del cónyuge, siempre que reúnan los requisitos a que se refiere
el Capítulo XI del Título Quinto del Libro Primero de este Código.

En el entendido de que una vez existente el concubinato en el mundo


jurídico, el concubinario heredará con las mismas reglas que si fuese
cónyuge, de acuerdo a la legislación aplicable para el Distrito Federal:

1) Concurrencia del concubinario con descendientes del autor de la


herencia, artículos 1608, 1624 y 1625 del CCDF.
145

- Si el concubinario supérstite no tiene bienes propios, heredará en


igual proporción a un hijo; por lo que la masa hereditaria se dividirá
por partes iguales, como personas concurran.

- Si el concubinario supérstite tiene bienes equivalentes cuando


menos a un monto igual a la porción que le corresponde a cada uno
de los hijos del de cujus; no heredara.

- Si el concubinario supérstite cuenta con bienes con un monto menor


a la porción que le corresponde a cada hijo del de cujus; el primero
tendrá derecho a heredar lo suficiente para igualar sus bienes
propios más los heredados, con la porción correspondiente a cada
hijo.

2) De concurrir el concubinario supérstite con ascendientes del de cujus,


la masa hereditaria deberá repartirse en 2 porciones al 50%, una de
ellas será para el concubinario sin considerar sus bienes y la otra para
los ascendientes sin importar si aun viven los dos (Art. 1626 y 1628
CCDF).

3) Al concurrir el concubinario supérstite del adoptado con los


adoptantes, al primero le corresponderán dos terceras partes de la
herencia y el tercio restante a los adoptantes, (Art. 1621CCDF).

4) Cuando el concubinario supérstite concurre con hermanos del de


cujus, el primero recibirá dos terceras partes del caudal hereditario y
el restante corresponderá a los colaterales (Art. 1627 y 1628 CCDF).

5) En el caso de concurrir el concubinario supérstite con otro pariente del


de cujus, que no se encuentre en ninguno de los supuestos
anteriores, será para el primero toda la masa hereditaria ( Art. 1629
CCDF).
146

4.3 Problemática en la práctica.

En éste punto se analiza la dificultad de hacer valer los efectos jurídicos que
quedan a cargo de los conocedores del derecho a favor de las personas, que
han decidido convivir en concubinato, al llegar a su fin la relación y a pesar
de que el legislador les ha reconocido ciertos efectos jurídicos, no ha dado
un medio factible que les permita a las personas que han decidido formar
ésta clase de uniones hacer valer los efectos de los que se han analizado,
aunado a ello los juzgadores no mantienen un criterio general, sobre el tema.

4.3.1 Medios de prueba.


Atendiendo la primicia del momento en que existente el concubinato, para
poderle reconocer los efectos jurídicos inherentes; se tiene que la primer
dificultad radica en determinar el plazo en que se constituye la relación de
hecho denominada concubinato.

Resulta sencilla la prueba de existencia del concubinato y por ende de los


efectos jurídicos que ocasiona, por la procreación de uno o más hijos de los
convivientes, ya que solo bastara que los descendientes se encuentren
dentro de alguno de los supuestos del artículo 383 del Código Civil para el
Distrito Federal, para ser considerado hijo del concubinario y la concubina
(teniendo éste la acción de investigación de paternidad y maternidad); al ser
reconocido por ambos, el Registro Civil, expedirá el acta de nacimiento en la
que consten ambos apellidos; ésta ultima en un procedimiento servirá como
documental pública para la presunción de existencia del concubinato y sus
efectos jurídicos, sin olvidar que se requiere la cohabitación de los
progenitores en el mismo domicilio con un comportamiento similar al de los
cónyuges.
147

Atendiendo a la siguiente tesis aislada, emitida por la SCJN, la carga de la


prueba quedara a cargo de la concubina:

CARGA DE LA PRUEBA DEL CONCUBINATO Y LA PATERNIDAD.


CORRESPONDE A LA CONCUBINA SI MANIFIESTA QUE EL
DEMANDADO ABANDONÓ EL DOMICILIO CON POSTERIORIDAD AL
NACIMIENTO DEL MENOR (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE
MÉXICO). La carga de la prueba tendiente a demostrar la existencia del
concubinato, y por consecuencia, el nacimiento de un menor, dentro del
periodo que señala el numeral 365 del Código Civil para el Estado de
México, corresponde a la concubina y madre del menor, toda vez que si
afirma que el demandado abandonó el domicilio de la vida común con
posterioridad al nacimiento del menor, debe la concubina demostrar que
éste fue concebido durante el periodo en que convivió con el supuesto
padre, por ser justo además que quien quiera obtener de un hecho, que
afirma, soporte la carga de la prueba respectiva.
SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL
SEGUNDO CIRCUITO.
Amparo directo 806/98. Isaías Garduño Caña. 8 de diciembre de 1998.
Unanimidad de votos. Ponente: Jorge Mario Pardo Rebolledo. Secretario:
Everardo Shain Salgado.
Tesis aislada, No. 194,471, Novena Época, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo: IX, Marzo de 1999, Tesis: II.2o.C.149 C,
Pág. 1379.

No resulta igual de sencillo el determinar la existencia del concubinato en


ausencia de descendencia común, al respecto la legislación mexicana
aplicable en el Distrito Federal, estipula que para su existencia en el mundo
jurídico, los convivientes deben cumplir con el requisito temporal de por lo
menos dos años; presentándose el problema de determinar la fecha
correcta de inició del concubinato, teniendo presente, que sólo aquellos que
lo conforman pueden estar consientes de cuando realmente se inició tal
relación.

Recordando que en su mayoría, el concubinato comienza de manera


espontánea, y sin declaraciones externas de voluntad, aunado a un
desconocimiento real del tiempo en que durara dicha relación por parte de
sus integrantes; teniendo como principal fin el vivir bajo el mismo techo
entablando relaciones sexuales que no los comprometan formalmente, como
si lo implica el matrimonio, en muchas de las veces haciendo hincapié de
148

que el amor que se tienen no requiere del reconocimiento del Estado a


través de un papel. Por lo anterior resulta poco viable que por la simple
declaración de cohabitación hecha por la pareja, se les reconozcan los
efectos jurídicos del concubinato.

Atendiendo a lo anterior se deriva una solución eficaz, dentro de la


legislación mexicana, al considerar la posibilidad de probar la existencia del
concubinato con la exhibición de una constancia de declaración judicial que
acredite el cumplimiento de los requisitos por parte de la pareja en cuestión,
a solicitud de la misma, regulando la situación de hecho, de manera similar a
lo que sucede en el Código Familiar del Estado de Hidalgo el cual establece
en su artículo 168, fracción II, el derecho que los concubinarios, tienen para
poder solicitar separada o conjuntamente la inscripción del concubinato, en
el libro respectivo de esta materia y por separado del matrimonio, debiendo
llevarse en la Oficialía del Registro del Estado Familiar, siempre que llenen
los requisitos que la misma ley requiere en su artículo 164. Permitiendo de
ésta manera hacer valer los derechos inherentes a la familia y en los que ha
sido equiparada la figura del concubinato a la del matrimonio civil.

Artículo 164.- El concubinato es la unión de un hombre y una mujer


libres de matrimonio, que durante más de cinco años, de manera
pacífica, pública, continua y permanente, hacen vida en común como si
estuvieran casados, y con obligación de prestarse alimentos
mutuamente.

Hecha la solicitud mencionada, se proceda a la expedición y anotación del


acta respectiva en el Libro de concubinatos, surtiendo sus efectos
retroactivamente, al día cierto y determinado de iniciación del concubinato. Si
la petición se hace por uno de los concubinarios, los hijos o el Ministerio
Público, se concederá al otro o a ambos, según sea el caso, un plazo de 30
días hábiles para contradecirla. En caso de controversia, se remiten las
actuaciones al Juez Familiar, para que resuelva ello conforme a lo dispuesto
en el Código de Procedimientos Familiares para el Estado de Hidalgo.
149

Dando de ésta manera solución al problema de la aplicabilidad en el


procedimiento civil, en ésta entidad federativa. Sin que por ello se haya
extinguido el problema, por lo que existe la siguiente jurisprudencia:

CONCUBINATO, FALTA DE INSCRIPCIÓN DEL. NO IMPIDE EL


DERECHO DE LA CONCUBINA PARA HEREDAR (LEGISLACIÓN
DEL ESTADO DE HIDALGO).- La falta de inscripción del concubinato
en el Registro del Estado Familiar, en términos de lo dispuesto por el
artículo 168 del Código Familiar para el Estado de Hidalgo, no produce
necesariamente la falta de legitimación y derecho de la concubina para
heredar respecto de los bienes del concubinario; habida cuenta de que
ese derecho nace en relación con la vida en común que llevó con el
autor de la herencia como si fuera su marido, durante los cinco años que
precedieron inmediatamente a su muerte, o bien con el que procreó
hijos en el lapso del concubinato, en cuyo caso no será necesario
considerar el requisito anterior, tal como lo establece el artículo 1616 del
Código Civil para el Estado de Hidalgo. De ahí que no sea dable exigir
como requisito para que la concubina tenga derecho a la herencia del
concubinario, que el concubinato se encuentre inscrito en el Registro del
Estado Familiar, ya que en el Código Civil para el Estado de Hidalgo,
específicamente en el capítulo relativo a la sucesión de los concubinos
(artículo 1616), no se contempla tal exigencia; en razón de lo cual es de
considerarse que la prevención contenida en el artículo 168, fracción II,
del Código Familiar para el Estado de Hidalgo, debe entenderse
exclusivamente en relación con la acción tendiente a equiparar el
concubinato con los derechos y obligaciones que nacen del matrimonio
civil, mas no como una exigencia indispensable para que la concubina
tenga derecho a heredar los bienes del concubinario.
PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO SEGUNDO
CIRCUITO.
Amparo en revisión 96/97. Raquel Baltierra Espínola, María del Carmen
Bolio Baltierra y Rosa María Bolio Baltierra. 6 de junio de 1997.
Unanimidad de votos.

Al recordar lo analizado en el apartado referente a la Ley del Instituto de


Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas, en el que se señalo
como medio de prueba para hacer valer los derechos a favor del
concubinario, la designación de dicha persona realizada por el militar en los
términos de su artículo 160 ante el Instituto o la secretaría de la Defensa
Nacional o de Marina, según sea el caso; y no se admitirá nueva designación
antes de tres años, salvo que se acredite el fallecimiento de la persona
designada.
150

Lo anterior no significa que sea la única forma de reconocer su existencia, ya


que la vía del juicio para hacer valer los derechos que otorga el Código Civil
a quienes conviven en concubinato será a través del juicio ordinario civil, por
lo que atendiendo al ordenamiento jurídico adjetivo en materia Civil para el
D.F. en su Título sexto, Capítulo II de la prueba, en sus reglas generales,
dispone:

Art. 278. Para conocer la verdad sobre los puntos controvertidos puede el
juzgador valerse de cualquier persona, sea parte o tercero, y de cualquier
cosa o documento, ya sea que pertenezca a las partes o a un tercero, sin
más limitación que la de que las pruebas no estén prohibidas por la ley ni
sean contrarias a la moral.

Quedando la carga de la prueba en manos de las partes, tal como lo regula


el Ordenamiento jurídico procesal en mención al señalar lo siguiente:

Art. 281. Las partes asumirán la carga de la prueba de los hechos


constitutivos de sus pretensiones.

Al entender al concubinato como un hecho, se comprenderá que se debe de


probar, ello conforme al artículo 284 CPCDF.

Art. 284. Sólo los hechos estarán sujetos a prueba, así como los
usos y costumbres en que se funde el derecho.

Por lo que la prueba del concubinato se puede llevar acabo con todos los
elementos que sean susceptibles de propiciar la convicción del juzgador (Art.
289 CPCDF). Cabe mencionar que el mismo ordenamiento jurídico señala
como medios de prueba los siguientes: la confesional, pericial, documental
pública y privada, instrumental, reconocimiento o inspección judicial,
testimonial, las fotografías, copias fotostáticas y demás elementos aportados
por los descubrimientos de la ciencia.

De optar por ofrecer la prueba testimonial podría resultar eficaz, pero lo difícil
será el que los testigos sepan el día exacto en que inicio la cohabitación,
siendo lo más normal que tengan una idea aproximada. Otra prueba viable
sería la documental privada, consistente en recibos de teléfono, agua, luz,
151

predial, etc. Que correspondan al mismo domicilio, pero a nombre de ambos,


es decir, la luz a nombre del concubinario y el cable a nombre de la
concubina.

Respecto a los efectos jurídicos civiles, que genera la existencia del


concubinato, la SCJN en la tesis aislada, No.196,108, sólo señala el derecho
a alimentos y el hereditario, sin mencionar el derecho a indemnización
causado por daños y perjuicios mencionado en el artículo 291 Bis.
Sosteniendo la ideología de PLANIOL y RIPERT 129 , señalando que sólo se
producen si esa relación subsiste al momento del deceso de uno de ellos, o
al en que se solicitan los alimentos. Tesis que al tenor dice:

CONCUBINATO. LOS DERECHOS QUE PRODUCE ENTRE LOS


CONCUBINOS SÓLO DURAN MIENTRAS LA RELACIÓN SUBSISTA.
A diferencia de lo que ocurre con el matrimonio, relación civil en que los
cónyuges se unen con el propósito de constituir una familia, de forma
permanente, tanto así que para crearlo o disolverlo se requiere seguir
ciertas formas establecidas por el derecho, y sólo puede conseguirse si lo
sanciona una autoridad competente, el concubinato es la relación que
se crea entre un hombre y una mujer, por el hecho de vivir como
marido y esposa durante un término preestablecido por la ley, la que
no puede dejar de reconocer que también de esta forma se
constituyen lazos familiares de afecto y ayuda mutua, sobre todo si
se procrean hijos; pero esta clase de vínculo sólo es reconocida por
el derecho, mientras perdure la situación de hecho así creada. En
este sentido, Marcel Planiol y Georges Ripert sostienen en el libro
Derecho Civil, Editorial Harla, 3a. edición, Librería General del Derecho
Jurisprudencial, París, 1946, página 8, que: "Quien vive en estado de
concubinato, puede ponerle fin según su voluntad, sin que la otra persona
con quien viva en este estado pueda invocar esa ruptura como fuente de
daños y perjuicios.". Por tanto, los efectos que emanan del
concubinato, tales como el derecho a heredar o a recibir alimentos,
sólo se producen si esa relación subsiste al momento del deceso de
uno de ellos, o al en que se solicitan los alimentos.
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Amparo directo 9374/97. Pedro Antonio López Ríos. 12 de febrero de
1998. Unanimidad de votos. Ponente: Gilda Rincón Orta. Secretaria:
Georgina Vega de Jesús.
Tesis aislada, No. 196,108, Novena Época, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo: VII, Junio de 1998, Tesis: I.4o.C.20 C,
Pág. 626.
Véase: Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época, Volumen XXV,

129
Véase éste trabajo dentro del Capítulo 3, en el apartado 3.3.5 respecto a la indemnización civil.
152

Cuarta Parte, página 96, tesis de rubro: "CONCUBINA, ACCIÓN DE


PETICIÓN DE HERENCIA EJERCITADA POR LA.

De lo anterior se desprende el determinar cuando concluye el concubinato,


para ejercitar los derechos que por su terminación se generan conforme al
artículo 291 Quintus del CCDF; si bien es cierto dentro del punto 2.4 de éste
trabajo, se hizo mención de una forma muy general, pero resulta importante
lo señalado por la jurista HERRERIAS SORDO 130 :

a) Por voluntad unilateral de alguno de los concubinarios.

b) Al iniciar una relación similar con persona distinta de la concubina


o el concubinario, derivado del rompimiento de la monogamia
exigida por la ley en éste tipo de relaciones.

c) Al contraer matrimonio con persona distinta o entre los


concubinarios (ya que los integrantes de la pareja por esta causa
adquieren la calidad de cónyuges).

d) Por la muerte de alguno de los concubinarios.

Al respecto dentro de la legislación nacional encontramos que el Código Civil


del Estado libre y Soberano de Baja California Sur, estipula los supuestos en
que se tendrá por terminada la relación de concubinato, facultando a los
concubinarios para reclamarse mutuamente alimentos.

Artículo 340.- La disolución del concubinato faculta a los concubinos a


reclamarse mutuamente alimentos, en los términos establecidos en el
capítulo correspondiente de este Código. Atendiendo a las
circunstancias del caso, el Juez competente tendrá facultades para fijar
el tiempo en que deban otorgarse y el monto de los mismos,
considerando que la concubina o concubino, no tengan bienes o estén
imposibilitados para trabajar. Esta acción deberá ejercerse dentro de los
seis meses siguientes a la ruptura del concubinato.

130
HERRERIAS SORDO, Maria del Mar.- Op. Cit.- p.p. 108 – 110.
153

A través de la acción judicial dentro de los seis meses siguientes a la ruptura;


mima que se dará atendiendo al siguiente numeral:

Art. 339.- El concubinato termina por las siguientes causas:


I.- Por acuerdo mutuo entre las partes;
II.- Por abandono del domicilio común, por parte de uno de los
concubinos, si la separación se prolonga por más de seis meses sin
voluntad de reconciliación. Durante este plazo, el concubinato sigue
produciendo sus efectos; y
III.- Por muerte de alguno de los concubinos.
IV.- Porque se dé en forma unilateral por terminada la relación, mediante
aviso judicial en los términos de los dispuestos por el Código de
Procedimientos Civiles para la jurisdicción voluntaria.

Cabe señalar que el legislador de Baja California Sur no consideró el


supuesto del matrimonio, como si lo hizo el legislador del Estado de Hidalgo
en su Código Familiar fracción IV de su artículo 167, que al tenor dice:

Art. 167.- El concubinato termina:


I.- Por mutuo consentimiento de las partes. En este caso deberán
presentar al Juez de lo familiar un convenio que comprenda los mismos
aspectos del divorcio voluntario.
II.- Por muerte
III.- Por abandono de un concubino a otro por el término de seis meses
consecutivos sin causa justificada, siempre que no tuvieren hijos.
IV.- Por matrimonio de alguno de los concubinos, previa disolución
judicial del concubinato.
La disolución del concubinato, faculta a los concubinos a reclamarse
mutuamente alimentos, en los términos establecidos en el capítulo
correspondiente de este Código. Atendiendo a las circunstancias del
caso, el Juez Familiar tendrá facultades para fijar el tiempo en que deban
otorgarse y el monto de los mismos, considerando que la concubina o
concubino no tenga bienes o no esté en aptitud de trabajar. Esta acción
deberá ejercerse dentro del año siguiente a la ruptura del concubinato.

Criterios que deberían ser considerados por el legislador del Distrito Federal,
quien ha reconocido muchos efectos jurídicos a quienes forman éste tipo de
relaciones de convivencia, y no ha desarrollado una normatividad que
permita delimitar al concubinato para ser tratado como tal y dejar de ser
entendida de manera equivoca como análoga al matrimonio.

En Argentina el concubinato no crea el efecto jurídico de sucesión legítima


entre los integrantes de esta relación, sólo da derecho a alimentos de
154

manera recíproca; por lo que se presentan casos de matrimonios “in


extrimis” 131 en el Proyecto de Reformas a su Código Civil, en 1936; se
permitía esta situación, sólo para regularizar una convivencia anterior de
hecho (concubinato). Lo cual al momento de ejercer este derecho,
dependerá de los elementos fácticos, presentados al juez para su debida
valoración 132 .

Siendo posible se acredite la existencia del concubinato por un trámite


voluntario, sin perjuicio del derecho de terceros, el art. 5° de la ley 23.570
señala que el concubinato a efectos provisionales se podrá probar en sede
administrativa o judicial, creando presunción con la presencia de los
concubinarios y un testigo 133 .

131
Se presenta cuando se casan casi o en el lecho de muerte de alguno de los concubinarios, teniendo
como objeto, que el supérstite obtenga por este acto jurídico el derecho a heredar legítimamente.
132
BOSSERT, Gustavo A.- Op. Cit.- pp. 202 – 204.
133
Ibidem, pp. 205 – 207.
154

manera recíproca; por lo que se presentan casos de matrimonios “in


extrimis” 131 en el Proyecto de Reformas a su Código Civil, en 1936; se
permitía esta situación, sólo para regularizar una convivencia anterior de
hecho (concubinato). Lo cual al momento de ejercer este derecho,
dependerá de los elementos fácticos, presentados al juez para su debida
valoración 132 .

Siendo posible se acredite la existencia del concubinato por un trámite


voluntario, sin perjuicio del derecho de terceros, el art. 5° de la ley 23.570
señala que el concubinato a efectos provisionales se podrá probar en sede
administrativa o judicial, creando presunción con la presencia de los
concubinarios y un testigo 133 .

131
Se presenta cuando se casan casi o en el lecho de muerte de alguno de los concubinarios, teniendo
como objeto, que el supérstite obtenga por este acto jurídico el derecho a heredar legítimamente.
132
BOSSERT, Gustavo A.- Op. Cit.- pp. 202 – 204.
133
Ibidem, pp. 205 – 207.
155

CONCLUSIONES Y PROPUESTAS.

PRIMERA.- El concubinato no es una figura nueva en el derecho, la cual ha


variado atendiendo a circunstancias de apreciación en el momento y lugar en
que se regula, en un principio ésta figura surgió, por la falta de igualdad de
los seres humanos, recordando que en la antigüedad no todos tenían el
derecho a contraer matrimonio, y debían vivir en concubinato, sin generar
efectos jurídicos entre ellos.

SEGUNDA.- En cuanto a la evolución del concubinato en el derecho positivo


mexicano, en la época prehispánica fue muy común éste tipo de relaciones;
con la conquista se implanto la religión católica que promovió el matrimonio,
dejando a un lado las relaciones de hecho; el Código Civil de 1870, sólo
reconoció efectos jurídicos a favor de los hijos habidos de relaciones no
matrimoniales, sin reconocer al concubinato y el de 1884 lo equiparó con el
amasiato; el Código Civil de 1932, reconoce al concubinato, limitando sus
efectos jurídicos; y con las reformas hechas en el 2000 amplían los efectos
jurídicos generados por el concubinato, equiparándolo cada vez más con el
matrimonio.

TERCERA.- Se propone como definición la siguiente: El concubinato es un


hecho lícito para formar una familia, en el que un solo hombre y una sola
mujer, libres de matrimonio y sin impedimento legal alguno para contraer
matrimonio entre ellos, deciden a través de su libre voluntad cohabitar
públicamente ante la sociedad, de manera seria y constante, en una relación
sólida y permanente en el tiempo, sin necesidad de satisfacer solemnidad
alguna, que produce efectos jurídicos recíprocos entre los convivientes y
frente a terceros, a partir del nacimiento de su primer descendiente común o
a falta de éste, al cumplir dos años de convivencia estable.
156

CUARTA.- La naturaleza jurídica del concubinato es un hecho jurídico,


regulado por el derecho debido a la trascendencia social que tiene.

QUINTA.- Es necesario que se legisle de una manera particular al


concubinato, especificando cada requisito y efecto jurídico; partiendo desde
la existencia hasta las formas o causas de terminación.

SEXTA.- Se propone que el concubinato se inscriba, ante una autoridad


dotada de fe pública, como lo es el notario; o en el registro civil, con el fin de
que se pruebe el inicio del concubinato.

SÉPTIMA.- De la misma forma se sugiere regular las causas de terminación


del concubinato con un artículo 291sextus en el Código Civil para el Distrito
Federal, cuyo texto será el siguiente:
Art. 291sextus. El concubinato termina:
I. Por acuerdo de las partes;
II. Por muerte de uno de los concubinos;
III. Por voluntad unilateral de alguno de los concubinos;
entendiéndose, que es por el abandono del domicilio
común de uno de los concubinos sin causa justificada,
cuando la separación sea prolongada por más de seis
meses sin voluntad de reconciliación.
Durante el plazo señalado en el párrafo que antecede, el
concubinato sigue produciendo sus efectos;
De aceptarse la propuesta de inscripción del concubinato, será necesaria la
siguiente fracción:
IV. Por disolución judicial del concubinato, facultando a los
concubinos a reclamarse mutuamente alimentos, en
términos de lo establecido en éste Código. El Juez de lo
Familiar tendrá las facultades para fijar el tiempo y el
monto en que deban otorgarse;
157

V. Al contraer matrimonio alguno de los concubinos con


persona distinta o entre ellos.
158

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Código Civil para el Estado Libre y Soberano de Baja California Sur.
Código Civil del Estado de Chiapas.
Código Civil para el Distrito Federal.
Código Civil para el Estado de Guanajuato.
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Código Civil del Estado Libre y Soberano de Guerrero.


Código Civil del Estado de México.
Código Civil para el Estado de Oaxaca.
Código Civil del Estado de Querétaro.
Código Civil para el Estado de San Luis Potosí.
Código Civil para el Estado de Yucatán.
Código Civil Federal.
Código Familiar del Estado de Zacatecas.
Código Familiar para el Estado de Hidalgo.
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
Código Penal Federal.
Código Penal del Distrito Federal.
Ley del Seguro Social.
Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del
Estado.
Ley del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas.
Ley Federal del Trabajo.

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