La Salud y Desarrollo Humano

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LA SALUD Y DESARROLLO HUMANO.

El desarrollo humano es el propósito fundamental de todos cuantos nos dedicamos a mejorar


cualquier aspecto de la vida humana. Desarrollo humano significa que la gente tiene más
opciones y puede vislumbrar un porvenir más halagüeño.

El desarrollo desde el punto de vista de los recursos materiales es tan antiguo como la propia
humanidad, e igualmente inmemorial es el concepto de que el acrecentamiento del progreso
material es objeto de una disciplina y susceptible de expresarse en teorías.

De manera muy sutil, pero definitiva, el término crecimiento económico acabó significando
casi lo mismo que desarrollo.

El éxito de los países que dejaban atrás el subdesarrollo parecía basarse principalmente en
una alta tasa de inversión del ahorro interno y en apoyar la creación de una fuerza laboral
calificada. El concepto de capital humano surgió en relación con la necesidad de contar con
esa fuerza de trabajo capacitada y competente.

El desarrollo humano es el proceso de aumentar las opciones de la gente. La más decisiva de


esas opciones de amplio alcance es llevar una vida larga y sana, recibir educación y tener
acceso a los recursos necesarios para lograr un nivel de vida con mayor calidad. Otras
opciones son la libertad política, la protección de los derechos humanos y el respeto por uno
mismo.

Simplificando estos conceptos para aplicarlos de la manera más apropiada a la OPS,


propongo que el desarrollo humano tiene cinco componentes inextricablemente unidos: salud,
educación, crecimiento económico, un ambiente inocuo y sano, y toda una gama de libertades
para las personas, entre ellas la democracia y los derechos humanos.

Algunos aspectos del desarrollo humano se miden con bastante facilidad, pero otros no son
susceptibles de cuantificación.

Hay muy pocos indicios de que la función de la salud en relación con la economía se analizara
seriamente antes de la alianza para el progreso; sin embargo, el lugar asignado en este
movimiento al sector de la salud y las funciones de la salud y de la OPS se destacó
principalmente en el marco de la relación entre salud y desarrollo, entendida sobre todo en el
sentido económico.

El concepto más tradicional y ampliamente abordado es la relación entre la salud y el nivel


económico, esta relación es aceptada tanto en el plano nacional como en “el individual; como
demuestran numerosos estudios, los ricos tienden a gozar de una vida más larga y a ser más
sanos que los pobres.
Tal vez la explicación más sensata sea que la situación económica es otro de los
determinantes o expresiones de la clase social, y hoy en día es evidente que el estado de
salud está firmemente vinculado con la clase social, esta relación es importante para la OPS
en cuanto se refiere a las políticas sobre la asignación de los recursos y la energía necesaria
para mejorar la salud.

Los autores señalan que los gradientes en los resultados de salud permanecen constantes
con el tiempo aunque cambien las causas de defunción e incluso mejore la situación general
de salud de la población.

Uno de los aspectos más importantes de este trabajo es la expansión del concepto de campos
de salud de Lalonde y un examen minucioso de la relación entre los servicios de atención y el
estado de salud. La conclusión general es que jamás habrá país alguno que pueda satisfacer
las demandas de atención de salud de toda la población.

Para los que trabajamos en el campo de la salud es importante observar que las relaciones
dentro de una población son plásticas, en el sentido de que no existen características
esenciales genéticas fijas inherentes a la pobreza que determinan el estado de salud.

Se acepta que la situación económica es un factor que incide en los resultados de salud, pero
es menos sabido que la salud por su parte ejerce un fuerte impacto en la situación económica
de la población. Siempre se ha considerado casi como artículo de fe que una población sana
produce más y que la eliminación de enfermedades acrecienta las posibilidades de
crecimiento económico.

Lo que está menos documentado, pero tiene importancia desde el punto de vista de las
políticas, es que la inversión nacional en salud aumenta las posibilidades de crecimiento
económico.

Como ya se ha mencionado, los resultados de salud se ven influidos no solo por el grado de
pobreza sino por la desigualdad del ingreso, que tiene igual o mayor importancia, no es motivo
de orgullo que en América Latina haya tanta desigualdad en el ingreso, y se postula que la
persistencia o el empeoramiento de este fenómeno no es intrínsecamente estructural, sino
que deriva de la evolución y el desarrollo inapropiado del capital humano.

A veces nos olvidamos de que el gasto en salud en todos los países consume una fracción
considerable de la riqueza nacional, y que por ello debemos siempre ser conscientes de los
costos de oportunidad de ese gasto.

Siempre se ha dado por sentado que hay una relación entre la salud y la educación, y existen
datos confiables acerca del efecto de la salud sobre el estado de nutrición, actual y pasado, y
sobre la capacidad de aprendizaje de los niños; podría argumentarse también que el
mejoramiento del estado de salud que conduce a prolongar la vida productiva disminuiría la
tasa de depreciación de la inversión en educación.

En cuanto a la salud y un ambiente sin riesgos, la relación es tan patente que no requiere
discusión, basta mencionar que el comportamiento del microambiente tiene las relaciones
más directas con la salud humana, lo que más “fluye en nosotros es la inocuidad del aire, el
agua y la tierra, así como la calidad de la vivienda.

Tal vez el concepto más difícil de comprender sea que existen vínculos entre la salud y las
formas de organización societaria o los diversos aspectos de los derechos y libertades de la
gente.

La posibilidad más intrigante es que el prestar atención a la salud en el plano individual y


colectivo pueda favorecer el desarrollo humano mediante la participación y el progreso de la
gente. La percepción del subdesarrollo proviene generalmente del observador y los cambios
necesarios para lograr cualquier aspecto del desarrollo humano son con frecuencia penosos.
Aun así, el primer paso hacia el cambio consiste en que la gente se percate no solo de que la
situación actual es aberrante y susceptible de modificación, sino también de que ellos mismos
pueden cambiarla.

La salud representa muchas ventajas, como se ha dicho muchas veces, es una de las áreas
“nobles” en torno a las cuales es relativamente fácil entablar el diálogo, la experiencia
adquirida en América Central durante la época en que fue flagelada por la guerra y los
fructíferos esfuerzos recientes del ex presidente Carter en el Sudán para negociar la paz con
miras a proporcionar servicios de salud, constituyen ejemplos de la poderosa influencia de la
salud.

Los organismos que se ocupan de la salud y los que se encargan de la educación son
también, por definición, instituciones de desarrollo, y es a la luz de esta idea que ahora quiero
referirme a la función que compete a la OPS y a sus gerentes dentro de un organismo de
desarrollo cuyo foco de interés principal es la salud.

Nuestra primera responsabilidad como funcionarios de la OPS es reconocer la importancia de


la salud y el desarrollo humano como una orientación estratégica y programática, todos
tenemos que ser capaces de enunciar claramente por qué un organismo de salud tiene que
interesarse en el desarrollo humano y de defender, en el ámbito nacional e internacional, la
causa de la salud desde esa perspectiva.

La División de Salud y Desarrollo Humano de la OPS tiene a su cargo esa orientación


estratégica, es la división en la cual se ha ubicado el programa que se ocupa de la mujer,
cuya salud es tan importante en función del desarrollo. A excepción del aspecto relacionado
con el ambiente, dentro de esa división se consideran también las relaciones entre la salud y
las otras facetas del desarrollo humano.
Podría pensarse que el sector sanitario no debería tener que justificarla atención que merece,
pues atender la salud de las personas es un imperativo moral.

Esta es la razón principal de haber ubicado el Programa de Análisis de la Situación de Salud


dentro de la División de Salud y Desarrollo Humano. Seguir defendiendo la necesidad de
mejorar la situación de los seres humanos sin promover la cuantificación de los aspectos que
son de nuestra competencia significa renunciar a una importante responsabilidad.

No podemos dejar de concentrar la atención en la salud de la población y en la reducción de z


las desigualdades y la inequidad que se observan en materia de salud.

Nuestra responsabilidad es señalar los segmentos de la población que quedan marginados y


ayudar a trazar estrategias para, por lo menos, abordar las deficiencias en materia de salud
que se producen en ellos.

Tenemos que entender la importancia de la salud y el desarrollo humano porque serán parte
integral de nuestra cooperación técnica.

La OPS tiene una posición singular porque puede facilitar el mejoramiento de la capacidad sin
preocuparse por las relaciones s de poder, e incluso cuando promueve la cooperación entre
países lo hace sobre la base de fi la igualdad. Debe aprovecharse al máximo e esta posición,
que no entraña ninguna amenaza, a fin de impulsar la comprensión del desarrollo humano y el
mejoramiento de la i salud como uno de sus componentes.

El precepto mayor de salud para todos es que debe haber equidad social; y esa equidad
podría expresarse en el campo de la salud si la estrategia de atención primaria se llevara a
cabo y si hubiera igualdad de acceso a los bienes que son importantes para dar atención e
incluso curar.

El apoyo público necesario para la transformación de los sistemas de salud, la participación


comunitaria y el trabajo intersectorial no se materializarán a menos que sea clara la relación
de la salud con otras áreas. La búsqueda de salud para todos será más practicable cuando
nos pongamos de acuerdo en que el desarrollo humano debe seguir el proceso continuo que
he descrito.

Tal vez por la propia historia de la medicina y porque el personal de salud se inclina
instintivamente hacia la atención de salud, o quizá porque se considera a la atención como
determinante de la situación de salud, a menudo se da prioridad a la situación del ser humano
en forma individual.

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