Salud

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Salud

Humberto Ramírez Gómez

En este capítulo se analiza el concepto de salud, como un derecho y como una meta.
Se analizan las relaciones de la salud con las demás metas de desarrollo humano
integral y diverso. Se hace énfasis en el proceso de construcción de la salud al igual
que de las demás metas, y se la propone finalmente como un proyecto de vida.

El ciclo de vida del ser humano incluye la concepción, la gestación, el nacimiento, la


niñez, la adultez, la vejez y la muerte; este es un ciclo que está permanentemente
amenazado de interrumpirse y que siempre está en proceso de construcción o de
destrucción, en un dinamismo constante de ir y venir, en una relación dialéctica de
vida versus muerte; a todo esto se ha llamado proceso vital humano. Incluido en él,
con una dinámica similar, está el proceso salud-enfermedad, ya que siempre el ser
humano estará construyendo o destruyendo su salud, con el acecho constante de la
enfermedad y de la muerte.

El ser humano ha luchado denodadamente en contra de la enfermedad, por


recuperar la salud cuando esta se ha perdido, pero apenas en los últimos siglos, con
el avance de la ciencia y la tecnología en las áreas biológica, psicológica y social del
conocimiento humano, aparece un interés creciente por conservar la salud y, en las
últimas décadas, por la promoción de la salud, en un esfuerzo consciente y planeado
por el bienestar humano.

El concepto de salud

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la salud es el completo bienestar


físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad; este es un
concepto aún vigente pero que se ha considerado impersonal, atemporal y
absolutista. Esto ha llevado a muchos estudiosos del tema a aventurarse a proponer
alternativas que permitan una aproximación conceptual más práctica y cercana a la
realidad. Es así como algunos han planteado la salud simplemente como una sensación
subjetiva de bienestar; otros, como un equilibrio físico, psicológico y social; otros,
como la capacidad de funcionalidad social; otros más, como la armonía del ser
humano consigo mismo, con los demás y con su entorno, como el resultado combinado
de varios factores que interactúan entre sí y se pueden agrupar en herencia
biológica, ambiente, comportamiento y servicios de salud.

La Asociación Latinoamericana de Pediatría (Alape) propuso en comunicación


enviada al director de la OMS una definición de salud que insiste especialmente en
el impulso al respeto por los derechos humanos, la justicia social y la armonía con el
ambiente como elementos fundamentales para poder gozar del bienestar
biopsicosocial, la salud.

Ya sea que se tome una u otra definición, la salud estará siempre en una relación
dinámica con la enfermedad, en una persona o comunidad específica y en un momento
histórico determinado. En la estructura causal, tanto de la salud como de la
enfermedad, intervienen factores protectores o de riesgo, que pasan a ser
determinantes y contribuyentes tanto de la salud como de la enfermedad, sin ser
excluyente la una de la otra.

El concepto de salud como sinónimo de bienestar, de equilibrio, armonía o


funcionalidad social, implica un proceso de construcción permanente por medio de la
promoción de la salud y la prevención de la enfermedad; ambas están orientadas a
mantener y mejorar la salud, en forma general e inespecífica la primera y en forma
particular y específica la segunda. Por ejemplo, la equidad y solidaridad social son
elementos fundamentales en la promoción de la salud, mientras que las
inmunizaciones y la ingestión de yodo sirven de prevención para enfermedades
específicas.

Promoción de la salud

En la Primera Conferencia Internacional sobre Promoción de la Salud , realizada en


Otawa, Canadá, en 1986, se dio el paso definitivo para consagrar la doctrina de la
estrategia de la promoción de la salud. Allí se definió la promoción de la salud como
la acción dirigida a proporcionar a los pueblos los medios necesarios para mejorar su
salud y ejercer un mayor control sobre la misma ,1 y se consideraron como requisitos
fundamentales la paz, la educación, la vivienda, la alimentación, el ingreso, un
ecosistema estable, la conservación de los recursos, la justicia social y la equidad .2

Resulta claro que con la promoción de la salud se busca un mayor compromiso de


todos para disminuir las inequidades sociales y aumentar el nivel de bienestar
colectivo, en un trabajo de construcción día a día por la salud de cada uno y de la
comunidad en su conjunto. Es bien sabido que las principales diferencias en salud se
deben más a factores socioeconómicos y ambientales que a factores biológicos; la
equidad, por tanto, es una condición esencial para la promoción de la salud, es su
principal objetivo y quizá su principal medio; según el doctor Carlyle Guerra de
Macedo, director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), es necesario
entonces, para el logro de la equidad, eliminar las diferencias innecesarias, evitables
e injustas que restringen el derecho al bienestar.
Además de lograr la equidad como elemento indispensable de la promoción de la
salud, acompañada de los otros requisitos fundamentales planteados por la Carta de
Otawa, es necesario elaborar políticas públicas saludables, reorientar los servicios
de salud, fortalecer la participación ciudadana, crear ambientes favorables e
impulsar el desarrollo de habilidades personales para mejorar la salud. Como
estrategias básicas estarían la utilización de la comunicación social para la
educación en salud, la democratización del conocimiento científico y la organización
comunitaria que conlleve al fortalecimiento del poder ciudadano y al fomento de
estilos de vida saludables.

La promoción de la salud en la niñez debe favorecer ambientes adecuados para el


crecimiento y el desarrollo del niño y el joven que estimulen la incorporación
progresiva de hábitos saludables en su vida cotidiana; la Puericultura adquiere
entonces una gran relevancia para influir en el proceso vital humano, en el proceso
salud-enfermedad; esta es una influencia que, sin dejar de lado la enfermedad y la
muerte como fenómenos significativos, debe orientarse a trabajar con mayor
intensidad y entusiasmo en la salud y la vida, y así favorecer el desarrollo de la
cultura de la salud, fundamentada en la equidad, la paz y la convivencia democrática.

En la década de los noventa se avanzó mucho en la conceptuación de la promoción


de la salud y en la aplicación de ella con programas y proyectos concretos. Se
presentan muy esquemáticamente, algunos de ellos analizados, estructurados,
difundidos y aplicados por equipos de profesionales de la Universidad de Antioquia
en Medellín (Colombia), como: crianza humanizada, acompañamiento a la familia
gestante, salud integral para la infancia, escuelas saludables y municipios
saludables, entre otros.

Crianza humanizada

Es la aplicación de la Puericultura, el acompañamiento ético, respetuoso de los


derechos y deberes del niño, inteligente y afectuoso en el proceso vital durante la
niñez y la adolescencia.

Acompañamiento a la Familia Gestante (AGESTAR)

Es un programa en el que un equipo de salud asesora, orienta y acompaña a la familia


en su proceso de gestación mediante el diálogo de saberes y la realización de
acciones de intervención favorecedoras del bienestar del niño, la madre y su familia.

Salud Integral para la Infancia (SIPI)


Este programa de promoción de la salud que tiene como propósito el impulso de las
metas del desarrollo humano integral y diverso propuestas en este libro y como
objetivo general acompañar al niño y su familia en su proceso de desarrollo integral
por medio de sesiones de diálogo de saberes, evaluación y estimulación adecuada del
desarrollo y aplicación de acciones puericultoras por el equipo de salud y la familia
del niño.

Estrategia Escuela Saludable (EES)

Es un proyecto de trabajo por el desarrollo humano que se plantea a las


comunidades educativas orientado a la formación integral de niños, jóvenes y demás
miembros de instituciones educativas y comunitarias.

Estrategia Municipio Saludable (EMS)

Es una opción de desarrollo humano, integral, sostenible y diverso; que se propone a


los líderes naturales e institucionales de las localidades para que, mediante un
trabajo de concienciación, participación comunitaria, educación, comunicación,
coordinación interinstitucional e intersectorial; se impulse el desarrollo integral en
las dimensiones o esferas ontológica, política, sociocultural, ambiental, tecnológica y
económica.

Prevención de la enfermedad

La Declaración de Medellín, emitida al final del Congreso Internacional sobre


Prevención en Salud, efectuado en Medellín (Colombia), en 1994, considera la
prevención como una construcción social que tiene como objetivo lograr poblaciones
saludables, en busca del fomento y la protección de la salud, y la define como el
conjunto de principios y acciones que se hacen antes de que aparezcan los
problemas de salud, con el fin de evitar que se presenten, bien en un individuo o en
la colectividad,3 considera además que la prevención para un ciudadano común es una
opción, para el trabajador de la salud es una obligación y para el Estado es un reto .4

El concepto de prevención está, sin duda, íntimamente ligado al concepto de


enfermedad y al de salud, los que cambiarán según el momento histórico y la
concepción de causalidad que se tenga. Los editores de este libro comparten la tesis
de que las enfermedades tienen su génesis en una estructura causal, en la cual
intervienen factores determinantes y contribuyentes, que se interrelacionan en
forma dinámica en los individuos y comunidades, para producir, en determinadas
condiciones de vida, la enfermedad. En consecuencia, para prevenir las
enfermedades, se deben intervenir oportunamente los factores de riesgo, que
pasarán a ser sus factores causales.

Con el avance de la ciencia y la tecnología, y muy especialmente con los estudios


epidemiológicos orientados a esclarecer la causalidad de las enfermedades, se ha
llegado a proponer acciones efectivas y eficaces para el control de muchas de ellas;
como ejemplos se pueden señalar las enfermedades perinatales, las infecciones
respiratorias agudas, la enfermedad diarreica aguda y las enfermedades
cardiovasculares.

Enfermedades perinatales

Son la primera causa de mortalidad de niños menores de un año en América latina.


Se ha demostrado que estas enfermedades pueden disminuirse drásticamente con
una atención adecuada del parto y con buenos programas de consulta prenatal en los
que se detecten los riesgos y se dé una orientación y un tratamiento oportuno a las
madres gestantes.

Infecciones respiratorias agudas

Son la primera causa de morbimortalidad de los niños de uno a cuatro años en


América latina. Resulta evidente que mejorando la calidad del aire, la alimentación
de los niños (especialmente con el fomento de la lactancia natural), la calidad de la
vivienda, la educación, las inmunizaciones (especialmente contra el sarampión y la tos
ferina), se reduce considerablemente la frecuencia y gravedad de estas
enfermedades.

Enfermedad diarreica aguda

Es una de las primeras causas de enfermedad y muerte en los niños menores de


cinco años en los países atrasados. La OMS propone siete intervenciones efectivas y
factibles en su prevención: la promoción de la lactancia natural; el mejoramiento de
las prácticas de crianza; las inmunizaciones contra el rotavirus, el cólera y el
sarampión; la promoción de la higiene personal y doméstica, y el mejoramiento de la
calidad del agua y de las condiciones sanitarias.

Enfermedades cardiovasculares

Están entre los principales problemas de salud que afectan a los adultos de todo el
mundo. Su prevención, que se debe hacer desde la niñez, se debe orientar a la
promoción de prácticas alimentarias sanas, al desestímulo del hábito de fumar, la
promoción del ejercicio físico regular, la evaluación periódica de la presión arterial y
el impulso de prácticas para el control del estrés.
Así como estas, muchas enfermedades se pueden prevenir. Es tarea del
puericultor el acompañamiento del niño en estos procesos preventivos orientados a
mantener la salud en la niñez y, de paso, prevenir muchos trastornos en la adultez.

La salud es un derecho del niño y el joven

Los derechos son facultades naturales, sociales y legales que tiene la persona para
hacer o exigir legítimamente determinadas acciones orientadas a su propio
beneficio. Además de los derechos como ser humano, el niño en su calidad de tal,
tiene otros derechos especiales.

El derecho a la salud del niño y el joven es un derecho natural, un derecho social y


un derecho legal.

La salud del niño y el joven como derecho natural

Para el cabal desarrollo de sus potencialidades genéticas, el ser humano requiere la


salud; para el niño, por estar en las primeras etapas del proceso vital humano, este
requerimiento es más imperioso.

La salud es un derecho natural inalienable del niño y el joven para su crecimiento


y desarrollo integral y diverso, tanto para el logro de su desarrollo biológico, como
para el de su desarrollo cognoscitivo, psicosexual y psicosocial.

El estado de salud favorece el crecimiento y maduración orgánica; en él, la


ingestión, absorción y utilización de los alimentos es óptima. También el desarrollo
integral del niño y el joven en sus relaciones consigo mismo, con los demás y con el
mundo que lo rodea, se ve facilitado y estimulado con la salud; durante la
enfermedad estas relaciones se distorsionan o bloquean, tanto para la generación y
captación de estímulos como de sentimientos, y, en general, para la capacidad de
respuesta del niño.

El niño y el joven son gestores de su propio desarrollo; para el cumplimiento


eficaz y eficiente de esta tarea que emprenden y consolidan, necesitan estar sanos.
Entonces, para el niño y el joven, la salud es un derecho natural, que debe ser
favorecido por el adulto como un deber moral.

La salud del niño como derecho social

En abril de 1994 se efectuó en Bogotá, Colombia, la Segunda Reunión Americana


sobre Infancia y Política Social . Como producto de este encuentro se publicó la
Agenda 2000: ahora los niños; en ella se adquiere un compromiso político que debe
ser apoyado por las naciones signatarias y que entiende al niño en tres dimensiones:
1) como sujeto de derecho, para lo cual se apoya en la Convención de los Derechos
del Niño; 2) como agente de desarrollo, pues la inversión en el niño es el eje de la
inversión en recursos humanos, debido a que se hace en el momento más adecuado y
ofrece las expectativas de retorno más prolongadas en el tiempo, y 3) como
constructor de la democracia, ya que la formación de valores individuales y
colectivos para la organización social se construye en los primeros años de la vida.

Los valores, actitudes y prácticas para la construcción de una cultura política y


una democracia participativa se crean en los primeros años de la vida, no en la edad
adulta. La inversión en el desarrollo de los niños y concretamente en su salud es
además de una inversión económica una inversión social, ya que con la construcción
de las metas planteadas para el desarrollo del niño se construyen y perfeccionan
simultáneamente las prácticas democráticas y se fortalecen las instituciones
dedicadas a la justicia, la equidad y la paz.

A manera de conclusión de la Segunda Reunión Americana sobre Infancia y


Política Social Compromiso de Nariño, se escribe: la inversión en la niñez es garantía
para el ascenso de la región al siglo XXI en un marco de paz, libertad, solidaridad y
progreso social; por todo lo expuesto es este el momento de afirmar: ahora la
infancia.5

La salud del niño como derecho legal

La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, reunida en 1989,
aprobó los Derechos del Niño, con el voto positivo de más de 150 países, entre ellos
Colombia. En esta convención, los derechos a la vida y la salud fueron prioritarios.

En el texto oficial de la convención aparecen, entre otros, los siguientes:

1. Derecho intrínseco a la vida (Artículo 6).


2. Derecho a disfrutar del más alto nivel posible de salud y a servicios médicos y
de rehabilitación (Artículo 24).
3. Derecho a beneficiarse de la seguridad social (Artículo 26).
4. Derecho a un nivel de vida adecuado para un desarrollo físico, mental,
espiritual, moral y social (Artículo 27).
5. Derecho a que prime el interés superior del niño en todas las medidas que,
concernientes a él, tomen las instituciones públicas o privadas, los tribunales, las
autoridades administrativas o los órganos legislativos (Artículo 3).
Estos derechos, aceptados por la gran mayoría de los países del mundo, se
convierten en una obligación estatal; para el caso de Colombia, quedaron consignados
en la Constitución Política, muy especialmente en el artículo 44, que dice
textualmente: son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física,
la salud y la seguridad social, la alimentación equilibrada [...] Gozarán también de los
demás derechos consagrados en la Constitución, en las leyes y en los tratados
internacionales ratificados por Colombia .6

Es entonces la salud un derecho legal que los niños pueden exigir al Estado, al
Gobierno, a las instituciones y a los adultos que tienen responsabilidades con ellos.

Por todo lo anterior se puede afirmar que la salud de los niños y jóvenes es un
derecho natural, social y legal.

La salud como meta del desarrollo humano integral y diverso

La salud, entendida como bienestar, equilibrio, armonía o funcionalidad social, se da


como resultado de la interacción dinámica de varios factores que intervienen
durante el proceso vital humano.

El estado de bienestar o de malestar, salud o enfermedad, que se da en un


momento del ciclo vital, es resultante del predominio de los factores estabilizadores
o desestabilizadores de ese equilibrio armónico llamado bienestar o salud. Es por
eso por lo que la salud debe construirse día a día, momento a momento, con el apoyo
a los factores favorecedores o de protección de la salud o con el desestímulo o
bloqueo a los factores de riesgo para ella.

La concepción, inicio del proceso vital, es un acontecimiento trascendental en la


génesis de la salud o la enfermedad en el ser humano, pues la herencia genética es la
base del comienzo de este proceso, que, de entrada, favorece o desfavorece la
salud, pero que según las características del ambiente y el comportamiento humano,
los resultados se darán en una u otra dirección. Al respecto, la Puericultura
(preconcepcional, concepcional, prenatal, natal y postnatal) hace propuestas
concretas para la conservación de la vida y la salud, en cada una de las etapas del
ciclo vital humano.

Es tarea del puericultor la promoción de la salud y la prevención de la


enfermedad, según las necesidades concretas del momento vital por el que
transcurren niños y jóvenes. El asesoramiento genético, los cuidados en la gestación,
la adecuada atención del parto y posteriormente, el acompañamiento inteligente y
afectuoso al niño y al joven en su proceso de crecimiento y desarrollo son aportes al
proceso de construcción de la salud. Pero los gestores de su propio desarrollo y de
su propia salud son los niños y jóvenes, en relación consigo mismos, con los demás y
con el mundo que los rodea, conformando progresivamente su estilo de vida y su
relación con el ambiente externo.

La salud o la enfermedad serán entonces el resultado de la relación dinámica


interactuante de factores de riesgo y factores protectores para la salud en un
individuo o comunidad determinados. El niño y el joven, con su código genético
propio, sus relaciones y su estilo de vida, va construyendo día a día, momento a
momento, su estado de salud; los puericultores, en forma progresiva, estimularán en
niños y jóvenes la incorporación del concepto y las prácticas cotidianas que llevan a
considerar la salud como una meta del desarrollo humano integral y diverso.

La salud y su relación con las demás metas del desarrollo humano integral y
diverso

El acompañamiento inteligente y afectuoso al niño y al joven en su proceso de


crecimiento y desarrollo, con base en las seis metas propuestas (autoestima,
autonomía, creatividad, felicidad, solidaridad y salud) y que deben estar
interrelacionadas entre sí, permite al puericultor disponer de una orientación clara
sobre su aporte al desarrollo de niños y jóvenes, en función de fomentar la
capacidad de tejer resiliencia.

La salud y la autoestima

En la medida en que el niño y el joven se quieran a sí mismos, es decir, tengan alta


autoestima, buscarán los medios para mantener y mejorar su salud, evitarán los
factores de riesgo y buscarán los factores de protección. La autoestima se
constituye entonces en una motivación permanente para la construcción de la salud.

La salud y la autonomía

Gobernarse a sí mismo, es decir, ser autónomo, es una meta libertaria que implica
una lucha permanente contra la dependencia, un avanzar por el camino de la
autorrealización, lo que conlleva una búsqueda simultánea del bien-estar. Con fines
de análisis académico, la relación de la salud con la autonomía se puede subdividir en:
biológica, cognoscitiva, afectiva y social.

Salud y autonomía biológica

La salud tiene íntima relación con el desarrollo de la autonomía biológica


manifestada por el crecimiento, la maduración y la funcionalidad orgánica. A manera
de ejemplos se podrían tomar las relaciones de la salud con el desarrollo de la
autonomía motriz gruesa y el de la autonomía inmunológica, entre otros.

La capacidad de desplazamiento individual no solo contribuye a una mejor relación


del niño con las personas y el mundo que lo rodea, sino que es un factor de
protección para la salud, pues estimula el sistema cardiorrespiratorio, el
metabolismo y la oxigenación corporal, y disminuye factores de riesgo para la salud
como el sedentarismo y la obesidad. Simultáneamente aumenta el riesgo de
presentar lesiones físicas no intencionales (mal llamadas accidentes). Además, está
comprobado que, por ejemplo, las actividades fisicodeportivas (en las que se
ejercita la capacidad de desplazamiento) bien orientadas disminuyen la violencia y
mejoran las relaciones entre las personas de una comunidad social.

A su vez, el desarrollo de la autonomía inmunológica disminuye drásticamente el


riesgo de padecer enfermedades infecciosas, aunque simultáneamente aumenta el de
padecer enfermedades alérgicas y autoinmunes.

Salud y autonomía cognoscitiva

El bienestar humano en general tiene una relación directa con el desarrollo


intelectual; al mejorar este, la salud también lo hace, lo cual se ha corroborado por
numerosos estudios internacionales. Pasar de la heteronomía a la autonomía
intelectual facilita una mirada más reflexiva al proceso salud enfermedad y, por
supuesto, una deducción y aplicación creativa de actividades orientadas a mejorar y
mantener la salud.

Salud y autonomía afectiva

El vínculo afectivo inicial, las identificaciones y en general el desarrollo de la


estructura del yo facilitan la construcción de una personalidad sana, independiente y
feliz. Buena parte de las enfermedades mentales ocurren en individuos con
personalidades heterónomas, es decir, que son incapaces de gobernarse a sí mismos.

Salud y autonomía social

El desarrollo de la autonomía es un elemento básico para la libertad, la equidad, la


justicia y el respeto por los demás, valores fundamentales en la promoción de la
salud. El desarrollo de la autodeterminación social propicia un ambiente saludable en
la relación con los demás, el cual no se daría en relaciones de dependencia o
heterónomas.

La salud y la creatividad
La creatividad, entendida como la búsqueda de alternativas a problemas planteados,
tiene su aplicabilidad práctica y efectiva a la problemática de la salud, ya sea en su
mantenimiento o en su recuperación. La recursividad o creatividad para aclarar la
estructura causal del fenómeno de la salud o enfermedad facilitará la selección de
actividades de promoción, prevención, curación y rehabilitación en salud.

El ser humano creativo y las comunidades creativas tienen un mayor acceso al


desarrollo, el cual da mejor calidad de vida, bienestar... salud. Por tanto, educar
para la creatividad es también educar para la salud.

La salud y la felicidad

Si la salud es bienestar, si es la plena realización del potencial humano, si es la


sensación subjetiva placentera del pleno ejercicio de la vida, la felicidad es tal vez
la meta que más se parece al concepto de salud, pero, al igual que esta, necesita una
construcción permanente y siempre está en alto riesgo de perderse.

No obstante lo anterior, la sensación subjetiva y romántica de la felicidad (que


también seguramente puede ser constatada por medios objetivos) no ha caído en la
trampa de la medicalización (ejercida en clínicas, hospitales y laboratorios) en que
ha caído la salud. Es necesario que la salud se analice en el disfrute del diario vivir
de la familia, el estudio y el trabajo, es decir, en el convivir armónico con los demás
seres humanos y la naturaleza. En resumen, es necesario rescatar la salud de la
medicalización y establecerla como un proyecto individual y colectivo para el pleno
ejercicio de la vida.

La salud y la solidaridad

El hombre es un ser social, y si (como lo dice el profesor Vladimir Zapata, en el


capítulo anterior Solidaridad de esta misma obra) la solidaridad es lo mejor de la
humanización y esto se expresa en la salud integral, entonces el concepto de
bienestar biopsicosocial (planteado en la conceptualización de la salud) adquiere
mayor solidez. Pero una de las mayores enfermedades que padece la sociedad actual
es la insolidaridad humana, el individualismo a ultranza, el pasar por encima de quien
sea (sin importar los daños que se ocasionen), el irrespeto por el otro en sus ideas y
aun en su integridad física, ese sumar la violencia y la lucha fratricida.

Esta falta de solidaridad humana, que en buena parte explica muchos de los males
de nuestro tiempo, es necesario extirparla urgente y radicalmente, igual que un
tumor canceroso que amenaza la vida del planeta. En su reemplazo se deben
construir y desarrollar la justicia, la seguridad, la armonía y la solidaridad humana;
la salud social incluye la solidaridad.

La salud como meta integral

Con base en todo lo anterior se puede concluir que en la construcción de la meta


salud es necesario incorporar la autoestima, la autonomía, la creatividad, la felicidad
y la solidaridad humana; si se quiere una salud integral se deben incluir todas estas
metas. En resumen: la construcción de la salud es un proyecto de vida que se
constituye en la mejor manera para tejer resiliencia.

Referencias bibliográficas

1. Organización Mundial de la Salud, Salud y Bienestar Social. Canadá. Carta de


Ottawa para la promoción de la salud. Ontario: OMS; 1986: 1.
2. Ibíd.
3. Congreso Internacional sobre Prevención en Salud. La prevención en salud. En:
Memorias del Congreso Internacional sobre Prevención en Salud. Medellín,
Instituto de Seguros Sociales, Universidad de Antioquia; 1994: 9.
4. Ibíd: 11.
5. Segunda Reunión Americana sobre Infancia y Política Social. Compromiso de
Nariño. En: Agenda 2000: Ahora los niños. Bogotá: Unicef, Presidencia de la
República de Colombia; 1994: 20.
6. Constitución Política República de Colombia. Medellín, Universidad de Antioquia;
1991: 16.

Bibliografía

Agudelo C, ed. Memorias de la Conferencia Internacional de Prevención en Salud.


Bogotá, Ministerio de Salud Pública de la República de Colombia, Organización
Mundial de la Salud, Organización Panamericana de la Salud; 1992.
Franco S. La salud al final del milenio. Conferencia Juan César García. Presentado
en: VI Congreso Latinoamericano y VI Mundial de Medicina Social. Guadalajara:
Jalisco, México, 20 a 23 de marzo de 1994.
Congreso Internacional sobre Prevención en Salud. La prevención en salud
[declaración del Congreso]. En: Memorias del Congreso Internacional sobre
Prevención en Salud. Medellín: Instituto de Seguros Sociales, Universidad de
Antioquia; 1994.
Ramírez H, Ochoa LC, Zapata N. Estrategia de Municipios Saludables. Material
impreso. Medellín. Universidad de Antioquia.; 2002.
Ramírez H et al. Estrategia de Escuela Saludable. Material impreso. Medellín:
Universidad de Antioquia; 2003.

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