Caso Pastas
Caso Pastas
Caso Pastas
El presente caso del cual participé activamente en mí condición de consultor muestra con
total claridad las enormes ventajas que se logran en una pequeña o mediana empresa por
medio de la aplicación del Kaizen, resultados que cabe aclarar se consiguen en un corto
período de tiempo y a un bajo costo, sumado a lo cual está el hecho de que la inversión
realizada redundará en una mejora constante de la performance de la empresa en el
tiempo.
Ante su consulta se le ofreció la aplicación del Kaizen como una forma consistente de
controlar y reducir los costos de manera sistemática, a la par de no sólo conservar los
niveles existentes de calidad, sino mejorarlos, además de mejorar los servicios y atención
a clientes.
Al principio esta palabra Kaizen de la cual nunca había escuchado sumado al toque
oriental de la misma le había producido cierta desconfianza, máxime cuando su asesor
contable le insistía que la única forma de reducir realmente los costos era reduciendo la
cantidad de personal e incrementar los plazos de pagos a proveedores a los efectos de
conseguir alguna ventaja de tipo financiero.
Se le tuvo que demostrar que esos métodos no sólo eran incorrectos, sino que podían
generar resultados en el corto plazo para volver a su estado anterior luego de unos
meses. Era necesario demostrarle cómo las diversas falencias observadas luego de una
labor de diagnóstico impedían lograr mejores resultados, ofreciendo la forma de
solucionar las mismas con instrumentos y herramientas plausibles y, que además los
resultados conseguidos no sólo permitirían mejorar la rentabilidad de la empresa, sino que
con la suficiente disciplina la misma no sólo lograría mantenerse sino además mejorarse
en el tiempo.
Por otro lado, se estableció un convenio de largo plazo con los principales proveedores de
materias primas a los efectos de la recepción diaria de los insumos, con lo cual se lograba
menores costes de almacenamiento y financieros.
La aplicación de las 5 “S” sirvió para mejorar ostensiblemente las condiciones de trabajo,
aumentando la seguridad, los niveles de calidad y la motivación de los empleados, todo
ello contribuía en gran forma a incrementar la productividad.
En una etapa posterior se procedió a aplicar las técnicas de análisis e ingeniería de valor,
con lo cual se mejoraba tanto la distribución física de la planta productiva, como el
desarrollo de los procesos, la reducción de actividades y tareas innecesarias,
concentrando el esfuerzo en la mejora continua del valor agregado para el cliente final,
con lo cual se lograba una importante ventaja competitiva en un mercado de por sí muy
competitivo.
Para todos estos pasos fue imprescindible un cambio de actitud del empresario hacia los
empleados, mediante una política más participativa, una mayor confianza en ellos, y la
adopción de incentivos en función a los índices de productividad. Ya el obrero no sólo
aportaba sus manos sino también su capacidad intelectual con lo cual tenía un mayor
entusiasmo, generando ello menos ausencias a los puestos de trabajo y menor rotación,
esto último contribuía enormemente a desplazarse a través de la curva de aprendizaje,
con lo cual se logró importantes incrementos en materia de productividad y
consecuentemente en la reducción de los costes.
En el término de seis meses a partir de comenzar la implementación del sistema (el cual
llevó en éste caso un período de cuatro meses) se logró un disminución en los costos
totales, del orden del 30%, gracias ello a la búsqueda y posterior eliminación de los
distintos tipos de desperdicios y despilfarros, además de un incremento de las ventas del
orden del 80%.