1 Control
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El modelo de Milán es un modelo terapéutico fundado sobre las teorías de Gregory Bateson.
Originalmente aplicado solamente a la terapia familiar, el modelo de Milán es utilizado además en
el trabajo individual, de pareja, con grupos y con organizaciones.
El trabajo del grupo de Milán se inserta en sus inicios en la línea de las terapias estratégicas para
emerger más tarde, después de una década, como uno de los principales ejemplos de terapia
sistémica, fundada sobre los principios de la cibernética batesoniana, desembarcando en el
constructivismo, el construccionismo social, el posmodernismo y la narrativa.
En los primeros años de la década de los 70, el grupo de Milán, después de un período de terapia
de la familia bajo una orientación psicoanalítica (1967-1971), adoptó el modelo sistémico
estratégico del Mental Research Institute (MRI) de Palo Alto, influenciado por las ideas de Gregory
Bateson, Jay Haley, Don Jackson, Milton Erikson.
En este primer período de actividad de grupo, que duraría hasta 1975, la terapia estaba siempre
como un ofrecimiento a toda la familia a la que se le presentaba un problema, incluso cuando éste
estaba relacionado con sólo uno de sus miembros (el paciente índice o chivo expiratorio).
La sesión podía ser interrumpida ya sea por los terapeutas como también por los miembros del
equipo de supervisión; en ambos casos, terapeutas y equipo se reunían brevemente en la sala de
observación para un intercambio de ideas. Al final de la sesión, terapeutas y equipo se
encontraban nuevamente, esta vez por un tiempo más largo, a veces más de una hora: la discusión
conducía hacia una serie de hipótesis que confluían en una hipótesis sistémica, capaz de dar un
sentido a los comportamientos observados en relación al síntoma. A partir de la hipótesis
sistémica, después, se construía una “intervención final”, que podía consistir en una
reformulación, una prescripción con una tarea para seguir en casa, o bien con un ritual. El
terapeuta o la pareja de terapeutas eran quienes debían sugerir a la familia esta intervención final.
El equipo buscaba crear una hipótesis sistémica respecto a la modalidad con la cual la familia se
había organizado en relación al síntoma o los síntomas presentados; las hipótesis, por lo tanto
debían corresponder a aquello que era definido como el “juego familiar”. Para ser eficaces, las
hipótesis debían corresponder, en cierto sentido, al juego familiar, así como una llave corresponde
a su cerradura.
Era muy difícil llegar a hipótesis que tuvieran un sentido para cada uno de los miembros del
equipo, lo que provocaba un cierto sentido de confusión y frustración.
La teoría del doble vínculo fue vital en la comprensión del síntoma psicótico, basándose en las
paradojas emergentes de la confusión de niveles lógicos. Uno de los objetivos de la terapia era
eliminar las configuraciones rígidas de comportamientos disfuncionales, dejando espacio al posible
surgimiento de configuraciones más funcionales y más flexibles.
Tal objetivo era alcanzado a través de la connotación positiva de todos los comportamientos,
sintomáticos o no (reformulación paradojal) y por medio de los rituales familiares.
Respecto a las posiciones del Mental Research Institute, los escritos originales de Bateson se
acercaban a un pensamiento sistémico puro y complejo. La distinción entre mapa y territorio, las
categorías lógicas del aprendizaje, el concepto de mente como sistema y sistema como mente, la
noción de epistemología cibernética, y la introducción de la semántica asumieron una posición
central.
Es entonces que fueron enunciados tres principios para la conducción de las sesiones:
hipotetización, circularidad y neutralidad, que se transformaron en la marca distintiva del modelo.