Taller N°1 Regimen y Sistema Politico Colombiano 2

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ESCUELA DE ADMINISTRACION PUBLICA TERRITORIAL

TALLER N°1 REGIMEN Y SISTEMA POLITICO COLOMBIANO 2

PRESENTADO A:

DOC. DIEGO ARMANDO ZAMBRANO

PRESENTADO POR:

YURY YINET GARCIA MARTINEZ

LIBANO – TOLIMA

2022
TALLER N°1 REGIMEN Y SISTEMA POLITICO COLOMBIANO 2
“Si no estás dispuesto a aprender nadie te puede ayudar. Si estás dispuesto a aprender
nadie te puede parar”
Objetivo: identificar aspectos importantes del proceso de violencia bipartidista en
Colombia. Justificación: en el proceso pedagógico y de metodología de aprendizaje EpC
(enseñanza por comprensión) se hace necesario realizar un ejercicio de ampliación e
indagación de aspectos importantes y de contexto histórico relacionados con los
regímenes y sistemas políticos en Colombia y su aplicación en el estudio de estos.
Desarrollar el taller de manera individual, apoyándose en lecturas sugeridas y/o en
bibliografía consultada, tipo de elaboración libre.
• Impacto de las reformas liberales de la Revolución en Marcha y contexto previo a la
violencia bipartidista.
• Cartografía de la violencia política.
• Causas de la violencia bipartidista.
• Impacto de la violencia política.
• La salida: La Dictadura de Rojas Pinilla
• Concepto de gobierno consociacional.
• Aspectos políticos, económicos y sociales que identificaron el Frente Nacional.
• Inicios de la planeación del desarrollo.
• Consecuencias del pacto para la calidad de la democracia.
LA REVOLUCIÓN EN MARCHA
llega con el fin del gobierno de Olaya Herrera, caracterizado por ser el primer gobierno
liberal tras varios años de hegemonía conservadora, el periodo presidencial de Olaya
Herrera de alguna u otra manera allanó el camino para la Revolución en Marcha, pues
mientras que para algunos el gobierno de Herrera se caracterizó más por el continuismo
que por las reformas sustanciales que buscaba el liberalismo, también es cierto que se vio
enfrentado a situaciones como la recesión económica del 29, la caída de los precios del
café, las confrontaciones bipartidistas y la guerra contra el Perú, esta última sobre la cual
López Pumarejo tuvo especial participación como mediador del conflicto, circunstancias
que dado el carácter liberal tradicional de Olaya Herrera limitaron en cierta medida su
accionar. (Arias Trujillo 2011, págs. 57 - 61) Por el contrario, Pumarejo se caracterizaba por
ser un liberal revolucionario, un liberal de carácter transformista que buscaba modificar
las antiguas dinámicas del Estado para poder darle al país una cara más preparada para el
modernismo global del nuevo siglo. Razón por la cual denominó a su gobierno la
Revolución en Marcha, a la cual entendía como “el deber del hombre de Estado de
efectuar por medios pacíficos y constitucionales todo lo que haría una revolución por
medios violentos”Una vez finalizado el gobierno de Olaya Herrera y con la ilusión de un
Partido Liberal fortalecido y la fiel convicción de convertir al mismo en un Partido de
Gobierno, López Pumarejo gana las elecciones presidenciales para el periodo 1934 – 1938,
gobierno denominado por su mismo ejecutor como La Revolución en Marcha. Pero antes
de analizar los propósitos y reivindicaciones de la Revolución en Marcha, es necesario
tener en cuenta aquellos elementos que llevaron a constituirla, elementos que fueron
tomados como referencia por parte de López Pumarejo al usar como ejemplo las
experiencias de las diferentes reformas agrarias llevadas a cabo en los vecinos países
latinoamericanos.
Para finales del siglo XIX y comienzos del XX América Latina vive un proceso de
transformación en lo que respecta a las reformas agrarias, caracterizándose por buscar la
reivindicación campesina de la tierra bajo la premisa ideológica de igualdad social,
concentrando sus esfuerzos en la transformación del monopolio latifundista de la tierra en
países como México, Colombia, Perú y Venezuela. (García 1972, págs. 8-11) La
identificación ideológica entre los diferentes países latinoamericanos se debe al carácter
funcional y selectivo de la tierra pues conviven en una misma dinámica tanto minifundios
como latifundios, es decir que existen muchas personas que poseen poca tierra porque a
su vez existen pocos con mucha tierra. (García 1972, págs. 50-51) Hecho que ha generado
un monopolio en la posesión, trato y producción de la tierra, lo cual ha influenciado la
capacidad económica de producción y de ingreso de la mayoría de las personas dedicadas
al agro al depender de las condiciones impuestas por unos pocos, oponiendo a las
diferentes clases terratenientes. (García 1972, págs. 50-51) De esta manera las diferentes
corrientes latinoamericanas de reforma agraria giraban en torno a solucionar el mismo
problema estructural de los latifundios agrícolas. En donde los grandes latifundios que
acaparaban grandes porciones de tierra tienen una baja capacidad ocupacional y
participaban de manera casi ínfima en la producción agropecuaria nacional, mientras que
los minifundios funcionaban de manera inversamente proporcional, pues poseían
mínimos terrenos pero sobre ellos recaían el mayor porcentaje de capacidad ocupacional
y de producción agropecuaria nacional. (García 1972, págs. 58-59) Ejemplo de ello es
Colombia quien para el momento tenía el 2.6% del territorio nacional dedicado al ejercicio
agropecuario, de esa porción de tierra solo el 5% pertenecía a minifundios
La reforma agraria La Revolución en Marcha se tejió bajo un contexto tanto económico
como internacional bastante importante. La década de los 30 así como el inicio del
régimen liberal, llegan al país con el reto de afrontar las consecuencias de la crisis
económica de 1929, motivo por el 18 cual el papel del Banco de la República y del café fue
de carácter protagónico. Sin embargo la recuperación económica se daría con más fuerza
a partir de 1934 con el inicio del gobierno de López Pumarejo, cuando la Revolución en
Marcha decide dar paso a un nuevo modelo de desarrollo que buscaba el crecimiento
económico e industrialización basándose en la exportación de café y la sustitución de
importaciones. s para López la economía se caracterizaba por ser de carácter cíclico y por
lo tanto de no ser corregido el movimiento dentro del ciclo, este no cambiaría. (Tirado
Mejía 1981, pág. 14) La educación era el primer paso para lograr un campesinado
capacitado y preparado para enfrentar y entender las dinámicas y necesidades del
mercado, y así mismo un trabajador educado es un trabajador más ambicioso y a su vez
un consumidor más activo; fenómeno que los empleadores no habían podido identificar al
no ver que un campesino capacitado y mejor pago es un trabajador que abre las
posibilidades del mercado, pues no se convierte solo en productor sino también en
consumidor al ampliar su capacidad adquisitiva mediante el trabajo. Conscientes de sus
necesidades y desafíos, se redacta la Ley 200 de 1936 sobre el régimen de tierras, la cual
se destacaba por aspectos como la propiedad y adjudicación de tierras, principal problema
a atacar dentro de la ley:
El primero de los puntos giraba en torno al tema de la propiedad y su diferenciación entre
terreno privado y baldío, considerándose privado cuando su explotación era de carácter
económico y como baldíos todos aquellos terrenos incultos, siendo esta segunda opción
susceptible a discusión siempre y cuando se tuviese: el titulo original expedido por el
Estado, los títulos inscritos otorgados con anterioridad a la ley con constancia de tradición
de dominio no menor al tiempo necesario para la prescripción extraordinaria, la prueba de
asentamiento por parte de colonos con no menos de dos años de anterioridad a la
vigencia de la ley y bajo el reconocimiento único del dominio del Estado, caso en el cual se
podría conservar el terreno ante la demostración de la salida legitima del predio de manos
del Estado o la tenencia de un título traslaticio de dominio con fecha de recibimiento
posterior al 11 de octubre de 1821. (Zuleta Ángel 1986, pág. 114 ) Un segundo aspecto, en
donde quien fuere derrotado en juicio reivindicatorio podría recuperar su terreno
mediante el pago del precio justo del suelo, siempre y cuando después de trascurridos
más de noventa días el propietario no acuda al correspondiente juicio reivindicatorio, o en
el caso, en que una vez iniciado el juicio y transcurridos treinta días después de ejecutoria
la sentencia y establecidas las mejoras, el demandante vencedor no las haya pagado. Un
tercer punto que trataba sobre la prescripción adquisitiva del terreno en favor de
poseedores de buena fe tras la explotación económica de la tierra por cinco años o más de
manera consecutiva. Como cuarto aspecto la ley hablaba sobre la capacidad de dominio
por parte del Estado sobre aquellos predios rurales que no fueran explotados
económicamente por un periodo de tiempo de diez años consecutivos.
La Reforma debía acabar con los vicios legales que permitían y hacían legítimo el trato de
los campesinos bajo un régimen feudal, por lo que el gobierno no podía exigir a los
empresarios agrícolas un nivel mínimo de vida para los trabajadores y tampoco podía
evitar la violenta reacción de los campesinos y arrendatarios en contra de esta situación,
lo cual lo único que hacía era perjudicar a ambas partes implicadas al reducir los niveles de
producción. el enfoque de la economía colombiana había estado dirigido hacia el café de
manera errónea, pues si bien era un producto que le generaba ingresos al país, se había
generado una dependencia económica alrededor de su producción y se había dejado de
lado las inmensa variedad de productos con las que cuenta el país y sobre las cuales se
tenía un mercado asegurado desde el ámbito nacional la producción agrícola con el
objetivo de abaratar los productos de primera necesidad y ampliar la demanda de mano
de obra en la bolsa del trabajo. La potenciación de la 24 producción de productos como el
arroz, azúcar, cacao, frijoles, maíz, papa, entre otros, debería convertirse en el salvavidas
económico gracias a la reducción de la incertidumbre que generaba el monocultivo, en la
medida en que la diversificación se hacía más lucrativa al ser productos de gran demanda
dentro del mercado doméstico, teniendo de esta forma un público garantizado.
López Pumarejo pretendía traer al país una mayor igualdad, una mejor explotación de sus
tierras, una diversificación del mercado, un aumento en los ingresos, un crecimiento en la
oferta laboral y un mejoramiento en la relación trabajador empleador, las cuales llevarían
al país hacia una era de industrialización cada vez más alejada de las costumbres feudales
con las que se venía trabajando la tierra, construyendo un Estado con bases cada vez más
amplias y por ende, más democrático.
https://repository.urosario.edu.co/bitstream/handle/10336/12592/DuranRubiano-
MariaFernanda-2016.pdf?sequence=4
• Cartografía de la violencia política.
La violencia política en Colombia, entendida como “aquellos hechos que configuran
atentados contra la vida, la integridad y la libertad personal producidos por abuso de
autoridad de agentes del Estado, los originados en motivaciones políticas, los derivados de
la discriminación hacia personas socialmente marginadas, o los causados por el conflicto
armado interno” (Comisión Colombiana de Juristas, 2007), ha provocado innumerables
daños y pérdidas no sólo a proyectos de vida de hombres y mujeres que habitan los
territorios del país, sino al conjunto de la sociedad. Desde varios escenarios (académicos,
comunitarios, internacionales, judiciales) se ha planteado que la guerra librada en este
país se remonta a cinco décadas, en las que varias modalidades de violencia, como el
desplazamiento forzado, las masacres, los asesinatos selectivos, las desapariciones, las
ejecuciones extrajudiciales, las amenazas, los falsos positivos, han provocado más de 4
millones de víctimas. cronologías de las violencias en el país después de la segunda mitad
del siglo XX, sobre cuales se han generado disputas por ubicar los orígenes de la actual
violencia2 . Atendiendo a esa complejidad, en este artículo me propongo abordar, a modo
de contextualización, un panorama general sobre la violencia y el conflicto armado en
Colombia y algunos de los enfoques que se advierten entre sus estudiosos. Esto permitirá
comprender los marcos sociales y políticos de los procesos de reconstrucción de
memorias que se adelantan actualmente en el país, pues “en contextos de violencia
sociopolítica es necesario tener en cuenta la relación con la historia y las particularidades
de tiempo y espacio en las que se relatan los recuerdos -o los olvidos-”.
y discontinuidades que ofrece el contexto actual, y la acción de los diferentes actores que
intervienen en la esfera de los múltiples conflictos, pues es hoy un hecho que el tema de
la violencia supera la esfera del conflicto armado con su exclusividad en motivaciones
políticas. No obstante, habría que ser crítico frente al efecto creado en buena parte de los
círculos intelectuales colombianos sobre aquel destino manifiesto que nos muestra una
historia signada por la violencia y además la construcción de lo político en estrecha
relación con la guerra, hasta el punto de dar a entender, más que una asociación, una
concomitancia entre una y otra, muy al estilo del tratadista político alemán Carl Schmitt y
los clásicos del realismo político. Según el historiador Marco Palacios (2002), durante estos
años se partió en dos el siglo XX colombiano, entre otras cosas, porque durante estos años
empezó el mayor cambio demográfico que ha registrado el país en su historia, pues
habiendo sido un país principalmente rural, con el 70% de su población habitando el
campo, y el 30% restante habitando las ciudades, por obra de las migraciones agenciadas
en buena parte por los procesos de la(s) violencia(s), este patrón cambia de manera
radical invirtiendo la relación del peso poblacional entre el campo y la ciudad. En síntesis,
no es un reduccionismo llegar a afirmar que la violencia durante este período cumplió
ciertas funciones en el proceso de modernización que ya venía desarrollándose en el país,
lo cual daba lugar para aplicar en dicho escenario la hipótesis marxista de la acumulación
primitiva de capital. El estudio pionero realizado en 1962 tendrá de manera general un
enfoque muy sociológico, en el cual el llamado “pueblo” y los grupos sociales que
participaron en el proceso de la violencia no eran considerados –tal como lo hizo la élite
partidista– como una masa bárbara manipulada sino como un actor social activo en dicho
proceso.
El caso de la violencia en Colombia. Podría decirse que, en términos generales, este
trabajo es una síntesis que pone a interactuar la mirada sobre la violencia desde lo
regional con la visión de conjunto desde la nación, mostrando el fracaso del llamado
Frente Nacional3 y su intento por concluir la violencia, tarea que ya había sido delegada al
anterior régimen militar de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957). Será el fracaso del
experimento consocionalista, mejor conocido como el Frente Nacional, el parteaguas
entre la primera etapa -descrita de modo muy general en las líneas anteriores- y la tercera
etapa, que conduce a la violencia con fines revolucionarios. Antes de hablar sobre esa
etapa vale describir de modo general la segunda, tipificada por el historiador Marco
Palacios como la “violencia mafiosa” (1954-1964); esta violencia se condujo a través de
redes partidistas siendo su objetivo primordial interferir en los 3 Con el nombre de Frente
Nacional nos referimos al pacto establecido por las elites colombianas para darle
conclusión por vías institucionales al primer período de la violencia. Dicho pacto tuvo las
características de lo que en Ciencia Política se conoce como consocionalismo. El período
de duración fue de dieciséis años (1958- 1974). No pocos analistas señalan que fue
justamente el fracaso de este régimen el que preparó al país para la segunda etapa de la
violencia, que en términos esquemáticos se conoce como la violencia revolucionario o
guerrillera. mercados de café, en la estructura de la mano de obra en las fincas cafeteras y
en el mercado de tierras. Es importante anotar que en Colombia la tierra ha sido el factor
de poder más antiguo en su devenir histórico. Siendo un medio de ascenso económico y
social, ha determinado el curso de las violencias, sean estas con fines políticos o
económicos. Bien, la geografía de la “violencia mafiosa” se circunscribió claramente a la
región del norte del Valle del Cauca y el Viejo Caldas. No obstante, durante esta fase se
presentaron conflictos armados con tono agrarista y comunista, algunas de cuyas luchas
son consideradas un antecedente directo del período guerrillero. La fase de la violencia
revolucionaria o guerrillera se ubica desde principios de los años sesenta, a raíz del
impacto de la Revolución Cubana, hasta finales de la década de los ochentas cuando se
produjo el colapso del bloque soviético (1961-1989) y suele llamársela “del conflicto
armado”; con este término se hace alusión a la lucha insurreccional de organizaciones
guerrilleras por transformar revolucionariamente el orden social y el Estado que lo
salvaguarda. Aunque dicho período estuvo claramente marcado por la Guerra Fría, los
factores explicativos fundamentales son de carácter interno y “uno de los más
significativos tiene que ver con el dinamismo de las colonizaciones en nueve grandes
frentes” que coincidieron por mucho tiempo con el mapa guerrillero de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo—FARC-EP—. Esto es clave para
entender la inoperancia histórica del Estado colombiano, la cual puede ser ilustrada a
través de la caracterización de los múltiples conflictos por la tierra, bastante acentuados
en zonas de colonización. Entre 1962 y 1966 se fundaron el Ejército de Liberación
Nacional, ELN, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC –
posteriormente, en 1982, FARCEP-. Estas dos organizaciones guerrilleras siguen
combatiendo actualmente. Atendiendo a sus orígenes, representan dos modalidades
guerrilleras: la agrarista-comunista (FARC-EP) y la foquista (ELN). Los orígenes de las FARC-
EP se encuentran en las agitaciones campesinas dirigidas por el Partido Comunista
Colombiano, que se pueden ubicar históricamente sobre los años veinte. En esas luchas
agrarias prevaleció una forma de organización conocida como Autodefensas Campesinas,
resultado de una tradición de lucha por la tierra y colonización autónoma. En 1964 estas
autodefensas se transforman en guerrillas móviles, tras una amplia ofensiva militar
denominada “Plan LASO”. Este conjunto de operaciones ejecutadas sobre la población
campesina eran básicamente una aplicación de la doctrina de contrainsurgencia que
Estados Unidos empezaba a experimentar en Vietnam. Después de sobrevivir a tal
embestida, las autodefensas formaron el Bloque Sur y en 1966 se constituyeron
formalmente en las FARC.
Ahora bien, existen en la década de los ochentas dos eventos de trascendencia para el
campo del análisis social en torno a la violencia. En primer lugar hay que hacer referencia
al primer simposio internacional sobre la Violencia (1984), cuyo producto fue la
importante compilación titulada “Pasado y presente de la Violencia en Colombia” . Aquí
es visible la presentación de estudios más complejos y de mayor riqueza, los cuales
encuentran relaciones entre la violencia y otros problemas de la historia social y
económica, como las estructuras y los conflictos agrarios; La dinámica de la década de los
ochenta en las ciudades colombianas muestra un escenario de violencias realmente
diverso, el cual tendía a complejizarse aun más dado el impacto de la economía del
narcotráfico en las estructuras de la sociedad colombiana. Es justamente el desarrollo del
narcotráfico el que plantea nuevos retos a la investigación social, obligando a establecer
variadas hipótesis sobre los vínculos entre las violencias y el desempeño económico. En
Colombia los conflictos sociales por la tierra han sido sustituidos por luchas por el dominio
territorial (Reyes, 1989), una expresión que indica el momento en que se produce un
cambio significativo en el desarrollo de la guerra colombiana, una de cuyas consecuencias
ha sido en gran medida la destrucción de los procesos organizativos de diversos actores
sociales, entre los que se cuenta al campesinado colombiano, el cual se ha visto sometido
a un permanente proceso de despojo y expoliación. Desde mediados de la década de los
ochentas hasta la mitad de la siguiente, el mayor número de muertes en Colombia no era
producto de la llamada violencia política (Comisión 1987). Este patrón se modificará
sustancialmente desde 1997 aproximadamente, cuando organizaciones paramilitares
ejecutan la que será una etapa de terror, cuyo objetivo central sería la disputa por el
control territorial y la legitimidad de las regiones donde las guerrillas, especialmente las
FARC-EP tenían presencia o donde había recursos estratégicos. Con esto buscaban
también erigirse como un “tercer actor” del conflicto con posibilidades de negociación
frente al Estado. Esta oleada de violencia –entre muchas otras cosas– ha forzado por
ejemplo, el desplazamiento de millones de colombianos a otras regiones. Ahora De ello es
ejemplo el que quizás es el estudio más importante sobre la(s) violencia(s) en Colombia
realizado en la última década: Violencia política en Colombia: de la nación fragmentada a
la construcción del Estado. político. Con esa dinámica regional, la violencia ha estado
relacionada, en términos políticos, con la presencia diferenciada y desigual de las
instituciones y aparatos del Estado en cada parte. Esta diferenciación de la presencia del
conflicto es en parte producto de condiciones geográficas y demográficas previamente
dadas. En ese sentido, es posible diferenciar varias dinámicas geográficas del conflicto
armado: una ligada a los problemas de la expansión y el cierre de la frontera agraria; otra,
a la lucha por el control de los recursos de la región; y finalmente, las relacionadas con la
necesidad del acceso al comercio mundial de drogas y armas, aunque a menudo ellas
puedan entremezclarse y reforzarse mutuamente.

https://www.flacsoandes.edu.ec/sites/default/files/agora/files/
1341540062.memoria_y_violencia_politica_en_colombia_flacso_andres.pdf
causas de la violencia bipartidista
Se consideran como causas políticas económicas y sociales de la violencia bipartidista en
Colombia:
El problema histórico de las tierras: despojo y concentración en pocas manos, sumada a la
falta de una reforma agraria efectiva.
La estructura característica del latifundio en las tierras planas y la colonización campesina
de laderas y montañas, que ha marcado la distribución de la tierra en Colombia, tuvo un
origen temprano, según Marco Palacios (2011, página 75, citado en CNMH, 2016, página
47), pues ya se apreciaba entre 1590 y 1620, como resultado de la política de
composiciones de tierras al mejor postor, que la Corona española empleó para titular las
tierras llamadas realengas, o del rey de España, y que originó el régimen de las haciendas,
concebidas como un sistema social, económico y político integrado en torno a la
propiedad de grandes extensiones y la exclusión del campesinado, vinculado solo como
mano de obra sin derechos sobre la tierra. Durante el siglo XIX la república conservó el
régimen de propiedad de tierras y dispuso de los baldíos para pagar bonos de deuda
pública, compensaciones por servicios militares, colonización empresarial o pagos por
construcción de vías de penetración, además de la ocupación por colonos. Los dos rasgos
esenciales de la política de tierras, heredados de la Colonia, fueron la exigencia de
habitación y labranza para tener derecho a la tierra y la extensión ilimitada de la
apropiación, que solo tardíamente se reguló con tamaños máximos de adjudicación. 18
Tierras Balance de la contribución del CNMH al esclarecimiento histórico Contando con la
información sobre adjudicaciones durante más de un siglo, entre 1901 y 2012, recopilada
recientemente por el Incoder (CNMH, 2016, página 20), y con un examen sobre la
legislación de baldíos desde 1774, el informe Tierras y conflictos rurales (CNMH, 2016)
muestra que la política de tierras de mayor duración en la historia ha sido la ocupación y
adjudicación de las tierras baldías, sobre un total de más de 23 millones de hectáreas en el
siglo XX, que se suman al 1,9 millones de hectáreas adjudicadas y los 3,2 millones de
hectáreas en títulos de concesión durante el siglo XIX. En Tierras y conflictos rurales se
destaca el papel jugado por las Leyes 61 de 1874 y 48 de 1882 en la regulación de la
propiedad de los baldíos, pues estas le otorgaban derechos de propiedad a quienes
establecieran habitación y labranza de los baldíos en cualquier extensión, a condición de
que el ocupante hiciera el plano topográfico y el cerramiento con cercas que impidieran el
paso de ganados, lo cual creó un sesgo evidente a favor de quienes tuvieran la capacidad
económica para hacerlo. Desde mediados del siglo XIX comenzó la importación del
alambre de púas que permitía a grandes hacendados la apropiación de baldíos y la
legalización de títulos por adjudicación. El cercamiento que siguió ocurriendo en las
siguientes décadas englobó muchas ocupaciones de colonos, que entraron en conflicto
con quienes se pretendían propietarios. La extensión fue limitada por primera vez en
1882, con la Ley 48 de ese año, pues estableció el máximo en 5.000 hectáreas
adjudicables.
El factor decisivo de la economía agraria colonial y republicana del siglo XIX y buena parte
del XX fue el control de la mano de obra al servicio de las haciendas, con variados sistemas
de sujeción como la matrícula, el trabajo forzado de los indios y esclavos negros, el
arrendamiento y la aparcería. La titulación extensiva hasta configurar un cuasi monopolio
de la tierra y la consiguiente exclusión de la propiedad de los pequeños cultivadores los
obligaba a depender del trabajo en las haciendas, muchas veces a cambio del permiso
para los cultivos de subsistencia en tierra de los patrones. Así se configuró, por ejemplo, el
sistema de propiedad hacendaria de la costa Caribe. El control de la propiedad para tener
una oferta de mano de obra desposeída de la tierra fue la constante durante el régimen
colonial y buena parte del periodo republicano. El proceso de apropiación de carácter
rentista fue duramente criticado por uno de los más influyentes intelectuales liberales,
Alejandro López
La intolerancia política sectarista entre liberales y conservadores. Historia Los Partidos
Políticos Colombianos (Liberal y Conservador) En Colombia, el 16 de julio de 1848 se fundó
el Partido liberal y un año después el 4 de octubre de 1849, surgió el Partido Conservador;
cuya rivalidad suscitó guerras civiles y golpes de Estado. Una década más tarde, las
revueltas populares iniciadas en abril de 1948 en respuesta al asesinato de Jorge Eliécer
Gaitán, líder de izquierda del Partido Liberal, aceleraron el contacto entre los dos partidos,
los cuales adoptaron una enmienda constitucional en 1957 que prescribía la sucesión
alternada de ambas colectividades en la Presidencia hasta 1974; a ello se le llamó Frente
Nacional. Lo mismo ocurrió en Honduras, en donde el Partido Nacionalista (conservador),
fundado en 1891, rivalizaba con el Partido Liberal, surgido en el mismo año como
organización de la burguesía media y pequeña. (Pinilla, 2018, pág. 133) Partido Liberal
Colombiano El Partido Liberal Colombiano es el partido político más antiguo y uno de los
más tradicionales de Colombia, fundado el 16 de julio de 1848. Quede claro, de una vez,
que sentimiento Liberal ha habido siempre, pero Partido político como tal, en nuestra
nación, el Partido Liberal es el que fundó Ezequiel Rojas. Ezequiel Rojas fue el filósofo de
cabecera de los Radicales. Escribió: Asertos de economía política, Filosofía de la moral, El
Dr. Ezequiel Rojas ante el tribunal de la historia, Teoría del crédito público y privado,
Diferencia entre la teoría y la práctica del sistema representativo, Proyecto de
constitución política para el Estado de Cundinamarca e Informe sobre orden público.
Sobre la fe de Ezequiel Rojas en el Liberalismo, escribió: “Desde aquellos tiempos me
enrolé en el partido Liberal. Le he sido siempre fiel: jamás he desertado. He propagado su
doctrina, he defendido su causa con mis armas y he contribuido a sus triunfos siempre
que he tenido ocasión... Siempre he creído que únicamente a la sombra de la libertad es
que los hombres pueden ser felices y que las naciones pueden progresar y llegar a ser
civilizadas. Esta ha sido y es mi convicción; por eso he sido y soy Liberal...”. (Llano-Isaza,
2009, pág. 18) Varios líderes del Partido Liberal resaltan por su importancia en la historia
de la República, entre ellos Manuel Murillo Toro, Rafael Uribe Uribe, Alfonso López
Pumarejo, Alfonso López Michelsen, Eduardo Santos, Jorge Eliecer Gaitán y Luis Carlos
Galán Sarmiento. 3 A pesar de denominarse “liberal”, el partido siempre ha tenido un
enfoque mayormente social, muy influenciado por el pensamiento del general Rafael
Uribe Uribe o del propio Gaitán (quien era un declarado socialista). Y de manera más
profunda en la década de los 30s, donde impulsó la reforma constitucional de 1936 que
introdujo en el Estado las reformas concernientes a la función social de la propiedad, la
protección de los trabajadores, la creación de los sindicatos y la intervención del Estado en
la economía. En 1999 el Partido Liberal se unió a la Internacional Socialista, consolidando y
ratificando las tesis socialdemócratas que se venían promulgando desde la época de Uribe
Uribe; quien dijo en su momento que “el liberalismo debía beber de la fuente del
socialismo”; su color representativo es el rojo. Partido Conservador Colombiano Aun
cuando ya existía un movimiento político que los enemigos denominaban “los godos” no
se había escrito un documento que resumiera el pensamiento de esa agrupación.
Consecuentemente, Mariano Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro elaboraron un
documento que denominaron “Programa Conservador de 1849” y que apareció en el
periódico “La Civilización”. Más que un programa lo que ellos concibieron fue un
verdadero manifiesto que contenía el ideario fundamental del conservatismo, inspirado
principalmente en los filósofos clásicos, Platón y Aristóteles, y en los pensadores cristianos
como San Agustín, Santo Tomás y Suárez. También recibieron la influencia de los padres
de la emancipación de las colonias norteamericanas en 1776 y de la revolución francesa,
particularmente en lo referente a las libertades y los derechos humanos. (Partido
Conservador, 2019) El Partido Conservador Colombiano es un partido político tradicional
de Colombia. El partido fue instituido formalmente el 4 de octubre de 1849 por Mariano
Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro; su color representativo es el azul. Actualmente el
Partido Conservador es el segundo partido político con más representantes en el Congreso
de la República. Apoyó la candidatura en segunda vuelta de Juan Manuel Santos en 2010,
la de Óscar Iván Zuluaga en 2014 y la de Iván Duque Márquez en 2018. 4 Objetivos de los
Partidos (Conservador y Liberal) Partido Conservador Pensamiento Se denominan como
conservadurismo a todos los conjuntos de doctrinas corrientes, opiniones y posiciones
que son de centroderecha y derecha lo cual su objetivo es favorecer tradiciones y que son
adversas a los cambios políticos, sociales o económicos radicales, oponiéndose al
progresismo. Intereses Para el líder y jefe Conservador Álvaro Gómez Hurtado, la esencia
de ser Conservador y del Conservatismo, estaba en “el talante”. Decía, “Uno se aferra a un
partido, en la convicción de que es el órgano apropiado para realizar una concepción del
mundo”. (1996) “La concepción conservadora del hombre, la naturaleza, la sociedad, el
estado, la política, es una concepción ordenada, disciplinada y alegre, con esperanza
iluminada por la fe”, según el ideólogo e historiador Alberto Dangond Uribe. (1977) El
fundador del partido conservador Miguel Antonio Caro al preguntarse que defiende este
partido se refirió a lo siguiente, “Que conservamos los conservadores”, se respondió:
“conservamos al hombre, la república, el derecho; el derecho lo es todo para el Partido
Conservador, el derecho es su bandera, su principio, su fin, su regla”. El partido
conservador ha tenido una plena determinante en la política y así mismo una continua
vigencia, también va muy acorde a la evolución social de la doctrina de la iglesia, el Partido
Conservador Colombiano se mantiene como protagonista de primera línea en la vida
democrática colombiana. La ideología principal del partido conservador en su propósito
principal era crear un ambiente institucional que permitiera el surgimiento de un estado
unificado. El partido conservador reconoce el orden constitucional contra la dictadura, la
legalidad contra las vías de hecho, la moral del cristianismo y sus doctrinas civilizadoras
contra la inmoralidad y las doctrinas corruptoras del materialismo, la libertad racional
contra la opresión y el despotismo, la igualdad legal contra el privilegio aristocrático, la
tolerancia real y efectiva contra el exclusivismo y la persecución, la propiedad contra el
robo y la usurpación, la seguridad y la civilización, en fin, contra la barbarie. El que no
aceptara ninguno de esos principios no era conservador. 5 Otra propuesta ideológica del
partido conservador es pretender que parte del pueblo se vuelva en contra de sus
opositores liberales. Así fue como el partido conservador También utilizó en sus inicios
una estrategia bien desarrollada con el propósito de desprestigiar a sus enemigos
políticos, haciendo que el pueblo obtuviera un profundo temor hacia las ideas liberales del
momento. Condenan todo acto contra el orden constitucional, contra la legalidad, contra
la moral, la igualdad, tolerancia, la propiedad y contra la civilización sea cualquier persona
que lo haya cometido sería condenado. Principios 1. Dios es el centro del universo. 2.
Existe un orden natural y una Ley natural de la humanidad. 3. La persona humana tiene
dignidad y debe respetarse. 4. Existe una moral universal y unos valores éticos universales.
5. La razón humana no es absoluta, tiene límites. 6. El hombre es libre de hacer el bien o el
mal. 7. Los grandes maestros son la civilización, la cultura y la tradición. 8. El orden social
requiere legalidad y autoridad fuerte. 9. La propiedad privada es un derecho natural y
cumple una función social. 10. La equidad y la justicia social reflejan la solidaridad y el
amor cristiano. 11. La autonomía local y la desconcentración del poder son importantes
para preservar el orden y la tradición. Partido Liberal Pensamientos (más importantes) El
partido liberal colombiano es el partido del pueblo, tiene carácter pluralista y constituye el
ideal de “Izquierda democrático” sus objetivos consisten en Trabajar por resolver los
problemas estructurales económicos, sociales, culturales y políticos, nacionales y
regionales, mediante la intervención del estado. El partido liberal tiene en sus ideales la
defensa de los derechos fundamentales de las personas, uno de ellos es el derecho a la
vida, a la dignidad humana, a la libertad, a la educación, al trabajo, a la salud, al desarrollo
cultural, a la equidad, incluyendo a la de género, a la solidaridad, a la libre 6 asociación y
aun desarrollo social fundamentalmente en la educación y a la salud públicas. para el
partido liberal colombiano, el estado y la economía están al servicio del pueblo. Está
comprometido con la defensa y promoción de las comunidades regionales y locales, la
evolución de sus propias culturas en un ambiente de pluralidad étnica y un medio
ambiente sano, con servicios públicos a costos razonables que satisfagan las necesidades
básicas del pueblo, así como una vivienda digna y un desarrollo autónomo en armonía con
el desarrollo de la nación. El partido liberal colombiano se compromete a buscar la
solución de los conflictos existentes en el seno de la sociedad colombiana, incluyendo los
armados, por medio de la liberación, la concertación y la negociación política entendiendo
estos procesos como el desarrollo de una función de estado que debe de materializarse en
formas económicas, políticas y sociales que hagan posible la reconciliación. En la visión
liberal son los encargados de garantizar la seguridad económica y el acceso a todas las
necesidades básicas que hacen posible la equidad, todos los derechos fundamentales
como lo determina la constitución de 1991. El objetivo principal para el partido liberal es
tener seguro y garantizar el bienestar de la comunidad y este lo ven como un asunto de
justicia mas no de caridad ni asistencialismo, pero para que este modelo sea ejecutado
requiere políticas públicas que cambien el actual modelo económico el cual no beneficia a
las personas de los más bajos recursos, lo que quieren es que estas personas de bajos
recursos tengan un desarrollo que los privilegie. Así mismo que tengan una igualdad ante
las demás personas. El objetivo de esta política económica es que haya una equidad y que
todas las personas puedan contar con una vida más estable, donde puedan vivir acorde
con una calidad de vida. En términos de pensamientos liberales todo es más justicia que
riqueza. Es esencial luchar por el empleo para todos los ciudadanos, que todos puedan
contar con un empleo seguro garantizando así su bienestar económico y social, todos los
colombianos deben de tener derecho al trabajo con empleos de calidad y bien
remunerados que le generen los ingresos suficientes para tener una buena calidad de
vida. El partido liberal es uno de los que entiende la justicia como un núcleo del
iusnaturalismo, en este momento entonces la prudencia se retoma desde sus principios
desde velar por los derechos del pueblo hasta dar una igualdad a toda la comunidad con el
principio de la moral y el respeto hacia el país. (Castaño-Bedoya, 2016) 7 División del
Poder Frente Nacional (Colombia) Pacto Bipartidista El Frente Nacional fue un pacto o
acuerdo político entre liberales y conservadores vigente en Colombia entre 1958 a 1974.
Por extensión también se refiere al período histórico de dichos años. Las principales
características de este período fueron la sucesión de cuatro períodos (16 años) de
gobierno de coalición; la distribución de ministerios y burocracia en las tres ramas del
poder público (ejecutiva, legislativa y judicial); candidato presidencial elegido por acuerdo
bipartidista; y la distribución igualitaria de las curules parlamentarias hasta 1968. El
principal objetivo de este acuerdo político fue la reorganización del país luego del período
presidencial del general Gustavo Rojas Pinilla. El mandato del general Rojas Pinilla se
convirtió en un tercer partido capaz de desplazar a los dos tradicionales. Este hecho, unido
al deseo de terminar con el periodo conflictivo de La Violencia, generada por la
polarización bipartidista en Colombia, unió a los dirigentes de los dos partidos
tradicionales, liberal y conservador, para buscar una solución común a los problemas. El
liberal Alberto Lleras Camargo y el conservador Laureano Gómez firmaron el Pacto de
Benidorm, el 24 de julio de 1956, para dar inicio al Frente Nacional en el cual los partidos
se turnarían la presidencia y se repartirían la burocracia a los diferentes niveles de
gobierno en partes iguales hasta 1974, es decir cuatro períodos presidenciales: dos
liberales y dos conservadores. El primero en este mandato fue Alberto Lleras Camargo, de
1958 a 1962, y el último fue Misael Pastrana, de 1970 a 1974. El Frente Nacional marcó el
fin de la violencia bipartidista que aquejó a Colombia por más de un siglo y generó la
desmovilización de algunas guerrillas liberales. Sin embargo, continuaron los problemas
sociales, económicos y políticos. Surgieron nuevos grupos guerrilleros a causa del
inconformismo y de los nuevos rumbos ideológicos que se movían en América Latina. En
1964 nacieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El 7 de enero de
1965, el Ejército de Liberación Nacional (ELN). En julio de 1967, el Ejército Popular de
Liberación (EPL). El 19 de abril de 1970, el M-19. Posteriormente, en 1984, nació el
Movimiento Armado Quintín Lame (MAQL).
https://repository.ucatolica.edu.co/bitstream/10983/24328/1/La-guerra-por-el-
poder_conservadores-y-liberales.pdf

La pérdida de legitimidad del Estado entre la población y la utilización de altos grados de


represión.
Colombia se caracteriza por un Estado débil y una sociedad civil fragmentada, fenómeno
que se ha agudizado en virtud de la reestructuración política y económica que el país ha
experimentado entre 1990 y 1997. En primer lugar, el sistema político sufrió un proceso
de reforma constitucional con el fin de fortalecer el Estado e incrementar su legitimidad, y
de superar el carácter excluyente del régimen político. En segundo lugar, la economía
nacional hizo el tránsito de un modelo económico que ponía el énfasis en el desarrollo del
mercado interno, la industrialización por sustitución de importaciones, a un modelo de
apertura e internacionalización de la economía. El objetivo de dicho proceso fue no solo
insertar la economía colombina en el mercado mundial, sino también incrementar la
eficiencia de la economía mediante la reducción del "tamaño" del Estado y de su función
reguladora del proceso económico.
Esta doble reestructuración del Estado ha tenido una relación contradictoria: mientras la
'apertura política", generada por la Constitución de 1991, ha producido condiciones
favorables para un proceso de democratización e integración de la sociedad, la 'apertura
económica", generada por el nuevo modelo, ha contrarrestado o reducido dicha
posibilidad, puesto que ella ha implicado procesos sociales excluyentes debido, entre
otras cosas, a la privatización de empresas estatales, la quiebra de empresas privadas que
no pueden resistir la competencia, el desempleo y a la reducción del gasto público de
carácter social.Dicha reestructuración se entrelaza con una profunda crisis de legitimidad
y liderazgo, sufrida por el Estado y el régimen político en las últimas tres décadas. Esta se
ha traducido en altos niveles de violencia, falta de confianza de los ciudadanos en las
instituciones públicas, y la ausencia de una clase dirigente con un proyecto de sociedad lo
suficientemente claro y amplio como para orientar la sociedad y articular los diferentes
intereses sociales. Dicha situación surge de los siguientes factores: a) la amalgama de
premodernidad y modernidad que surgió del acuerdo frente nacionalista, b) la debilidad
del Estado, y c) fragmentación de las élites dirigentes del país.
https://journals.openedition.org/revestudsoc/31331

La persecución religiosa en Colombia.


Algunas de las anécdotas que los misioneros comparten en su correspondencia, muestran
como los actos de violencia se perpetuaron contra los creyentes y sus propiedades con
mayor fuerza durante el nuevo periodo presidencial, como muestra de intolerancia
religiosa antes que política. trabajaba embolando zapatos y era uno más de los muchos
campesinos analfabetas del país. Nos cuentan que en 1948 recibió noticias del evangelio a
través de un boletín que le entregaron en la calle y que le pidió a su hija que se lo leyera.
El texto le causó gran interés y viajó a Ocaña para buscar más información.
Posteriormente, al estar convencido de la doctrina evangélica, regresó a su pueblo original
donde compartió con familiares y amigos lo que había encontrado y, por supuesto, esta
situación le trajo grandes complicaciones. Como consecuencia de su conversión, don
Marcos Franco fue perseguido y amenazado, y obligado a dejar Aspasica, para finalmente
establecerse en Santa Inés, donde adquirió y cultivó un pequeño campo. Ahora bien, en su
nuevo hogar no dejó de manifestar su nueva creencia, influyendo entre los vecinos, e
iniciando reuniones en su casa. Para 1950 la asistencia a los servicios religiosos
congregaba hasta ochenta personas en la casa de don Marcos. Vicente Gómez, pastor y
misionero colombiano, realizaba viajes para asumir la dirección de la obra, teniendo una
respuesta muy positiva por parte de los residentes del municipio y sus alrededores. El
progreso que estaba teniendo la tarea, no fue visto con agrado por las autoridades del
pueblo y Anderson escribe sobre los acontecimientos que ocurrieron posteriormente. A
mediados de 1951, seis meses antes de escribir la carta donde describe los hechos, afirma
que los actos de instigación y amenazas 95 comenzaron a hacerse constantes hasta el
punto que algunos hombres y mujeres tuvieron que salir de Santa Inés, refugiándose en
Tutumal y Aguachica.
Impacto de la vilencia politica
El análisis del impacto de la violencia política en la gobernabilidad del municipiode Ocaña
permite reconocer la relación que existe entre los distintosagentes generadores de
violencia y su incidencia en los niveles de gobernabilidad,puesto que la violencia genera
una enorme incertidumbre acerca delfuturo, desestimula y frena la inversión y la
innovación, la iniciativa privadapierde motivación, a un costo muy alto para la sociedad. La
metodología sedesarrolló bajo el enfoque cuantitativo, con un nivel de investigación
explicativay un diseño documental; como mecanismo de análisis y de estudiose utilizó el
modelo de Evaluación de Impacto. Los resultados producto delanálisis de la matriz de
impacto cruzado evidenciaron los agentes generadoresde violencia: presencia de grupos
armados ilegales, ausencia del Estado,narcotráfico, cultivos ilícitos, el desplazamiento
poblacional víctima de laviolencia y la corrupción son los fenómenos que más afectan los
procesos dedesarrollo local.
En conclusión no habría duda que una parte de las víctimas de la violencia urbana lo son
como resultado del conflicto armado interno y su impacto o desarrollo en las áreas
urbanas. Una cantidad significativa de los ataques militares y atentados terroristas
suceden en la periferia o en el mismo corazón de las ciudades. Los barrios sub-normales
periféricos son el punto de entrada o asentamiento de los actores armados ilegales en la
ciudad. Los agentes del Estado, en su esfuerzo por recuperar o controlar esas zonas
volátiles cometen abusos contra la población civil. Por otra parte es bastante claro que
todos los grupos armados organizados están desplegando estrategias para la
incorporación de la población civil al conflicto, afectando el 'principio de distinción' que es
el pilar del DIH. Igualmente todos estos grupos cometen infracciones graves al Derecho
Internacional Humanitario, ya sea mediante actos contra la vida y la integridad personal
de actores armados por fuera del enfrentamiento militar o, en la gran mayoría de los
casos, atentando contra la población civil indefensa. El Estado Colombiano tiene un alto
índice de responsabilidad, por acción y por omisión, frente a las violaciones de derechos
humanos y las infracciones al Derecho Internacional Humanitario. El Estado Colombiano y
su Fuerza Pública, por ende, son los encargados de restablecer el orden público en caso de
disturbios interiores o eventos de participación ciudadana que sean englobados en esta
categoría. En el ejercicio del monopolio legítimo de la coacción y la violencia, el Estado
está obligado a respetar las garantías y límites previstos por la Constitución y las leyes.
https://www.redalyc.org/pdf/110/11010111.pdf
La salida: La Dictadura de Rojas Pinilla

el presente artículo busca dar cuenta del proceso de construcción del “enemigo interno”
bajo la dictadura militar del general Gustavo Rojas Pinilla (13 de junio 1953-10 de mayo de
1957) a partir de dos hechos que condensan esta política: por un lado, la masacre de
nueve estudiantes a manos de efectivos del Batallón Colombia el 9 de junio de 1954,
cuando protestaban en las calles de Bogotá por el asesinato de su condiscípulo Uriel
Gutiérrez Restrepo, estudiante de cuarto año de Medicina de la Universidad Nacional,
ultimado el día anterior en el campus universitario; y, por otro, las operaciones militares
entre los meses de marzo y junio de 1955 contra regiones del oriente del Tolima,
particularmente en el municipio de Villarrica, donde la fuerza aérea recurre a extremas
medidas punitivas, como el uso de bombas de napalm y el establecimiento de “campos de
concentración” para quebrar la resistencia campesina. En uno y otro caso encontramos
expresiones de una modalidad de terrorismo de estado que, desde entonces, se ha venido
aplicando sistemáticamente en Colombia, teniendo como fundamento entre otros hechos
la agresión militar por parte del Estado contra pacíficas regiones agrarias, como ya lo
había hecho en el sur del Tolima y lo haría de nuevo en Marquetalia (mayo de 1964); el
uso desproporcionado del aparato militar para acallar cualquier expresión de oposición
política y social; el discurso profundamente anticomunista de las élites bipartidistas y de la
jerarquía eclesiástica; la aplicación de tácticas contrainsurgentes contra la población; el
diseño de un sofisticado aparato de inteligencia que hace uso de prácticas ilegales y la
utilización del sistema jurídico como instrumento de guerra, la cual se expresa en la
apertura de procesos judiciales sin las más mínimas garantías, así como en la penalización
y persecución a integrantes del movimiento popular.

https://ruhm.es/index.php/RUHM/article/view/545

Concepto de gobierno consociacional.


Uno de los esquemas para explicar el funcionamiento de sociedades divididas y que podría
servir como base para la construcción nacional es el consociacionalismo. Arend Lipjhart
(Lipjhart, 1969) acuñó este término para describir a algunas sociedades culturalmente
fragmentadas pero políticamente estables ubicadas en Europa occidental. La experiencia
ha demostrado que por lo general, cuando prevalece tal diferencia social, el sistema
político se vuelve tenso y en el mejor de los casos, queda inmovilizado, sin embargo, en
algunos países como Países Bajos, Suiza y Bélgica, han ocurrido ciertos arreglos que
permiten la convivencia en sociedades heterogéneas. Posteriormente, este autor,
extendió su análisis hacia países del tercer mundo y encontró ejemplos comparables en
Líbano, Colombia y Sudáfrica entre otros (Lipjhart, 1999). Desde el punto de vista teórico,
el consociacionalismo surge como una modificación a la tipología de los sistemas políticos
introducida por Gabriel Almond en 1956. Según Almond, existen dos tipos de sociedades,
las culturalmente homogéneas asociadas con gobiernos eficientes y estables y las
sociedades donde prevalece la segmentación y las subculturas con gobiernos ineficientes
e inestables3 . Lijphart, agrega una tercera categoría para describir las sociedades donde a
pesar de la diversidad se mantiene un gobierno estable. En términos pragmáticos, se trata
de un modelo que busca de superar el pnnc1p10 democrático de gobernar en función de
la mayoría para dar lugar a un acuerdo entre elites y gobernar a partir de la repartición de
cuotas de poder de tal forma que todos los grupos de la sociedad queden representados
en el gobierno. De entre las condiciones que deben prevalecer para que funcione un
sistema consociacional la más importante es la capacidad de las elites para lograr un
acomodo de los distintos 3 Citado en Bany ( 1975), p. 480. 16 intereses y demandas. Pero
para conseguir esto deben prevalecer ciertas factores que promuevan la cooperación
entre las elites, uno de estos podría ser es la existencia de una amenaza externa. La
mayoría de los países que optaron por este modelo lo hicieron después de enfrentar algún
conflicto y la intención de evitar el repetir la situación de guerra pudo haber llevado a los
grupos a pensar en cooperar. Por otro lado, es necesario que exista entre los grupos un
balance "múltiple". Es decir, las elites se deben percibir como actores con igual peso
político y esto por lo general, se refleja en un sistema miltipartidista. En este sentido, en el
gobierno deben quedar representados todos los segmentos significativos que formen a la
sociedad plural. Un tercer factor que promovería los acuerdos entre las elites radica en el
menor peso que debería tener el gobierno (a government with a low projile). En virtud de
que las negociaciones serán muy complicadas, es necesario que la carga sobre el sistema
estatal sea relativamente leve, de otra manera, crecientes exigencias al gobierno agotaría
la capacidad de concesiones entre los grupos en el poder. En términos de la construcción
nacional, esta condición implica un problema debido a que se debe restringir el papel del
estado como proveedor pero al mismo tiempo es necesario conseguir la recuperación
material de la sociedad. En este sentido, es necesario aumentar el peso del sector privado
de la economía aún en la fase de reconstrucción. Otra de las características que distinguen
al modelo consociacional además del acuerdo entre las elites es que, aún cuando
reconocen la existencia de otros sectores, los diferentes grupos deben permanece
relativamente aislados, se promueve la autonomía de los grupos. En un sistema
consociacional, la asimilación cultural no es una necesidad para la construcción nacional,
de hecho, se propone mantener al mínimo los contactos entre los diversos sectores que
componen la sociedad, lo cual es mucho más factible cuando los grupos se pueden
localizar en regiones geográficas distintas. La tercera característica del consociacionalismo
es que debe existir cohesión al interior de los diversos grupos que conforman la sociedad.
Las personas se deben sentir 17 completamente representadas por las elites, las cuales a
su vez, deben tener claros los intereses de sus seguidores para poder defenderlos y que
queden respaldados por el gobierno. Este resulta ser un factor clave cuando se está
hablando de grupos divididos por el idioma o la religión; los dialectos y las sectas pueden
representar factores de tensión al interior de los grupos sociales. Finalmente, queda un
elemento que parecería obvio pero que debe resaltarse: es necesario que exista una
amplia aceptación de este tipo de gobierno dentro de la sociedad. En términos del marco
teórico, es preciso que los actores perciban las ventajas de la cooperación por encima de
la búsqueda de sus intereses particulares de grupo. En términos de la construcción
nacional, las redes de comunicación creadas entre los grupos y al interior de los mismos,
es lo que determina el éxito del sistema político. Las elites representan un elemento
determinante en la formación de la identidad nacional, pero no se puede perder de vista
el hecho de que por tratarse de identidades colectivas, los pilares del sistema son débiles,
se requiere que la población asuma una identidad social y esto sólo es posible con el paso
del tiempo (Lijphart, 1969, p. 217). Para la puesta en marcha de un modelo
consociacional, se requiere de un andamiaje político complicado que va más allá de la
organización de un gobierno unitario, se requiere de la formación política al interior de
cada uno de los grupos . de la sociedad, los cuales no necesariamente tienen la educación
cívica o siquiera la intención de participación política tras años de haber sido víctimas de la
opresión y/o la violencia. Un gobierno bajo los parámetros del consociacionalismo
requiere que se cumpla con dos condiciones básicas: compartir el poder y dar cierto nivel
de autonomía a los grupos (Lijphart, 2004, p. 96). El primer elemento requiere que se
adopte al interior de las elites que tienen alguna cuota de poder, la idea de compartir el
poder (power sharing), lo cual significa negociar. En este sentido, se espera que la mayoría
de las decisiones de gobierno sean consensuadas.
Este supuesto conlleva un gran esfuerzo ya que se requiere que la oposición se coloque
dentro y no fuera del gobierno, según Ehrlich, de esta manera las diferencias se pueden
resolver lejos del escrutinio público y se minimiza el conflicto ( Ehrlich, 2000, p. 453). Para
incorporar a la oposición dentro del gobierno son necesarias instituciones
gubernamentales ad hoc. Por lo general, los autores coinciden en que el presidencialismo
no es bueno para que funcione el consociacionalismo ya que en este caso, el poder está
fuertemente concentrado 4, en cambio se ha propuesto un gobierno parlamentario. Por
su naturaleza, en un gobierno parlamentario opera a partir de acuerdos y coaliciones,
implica mayor negociación para sacar adelante los proyectos de ley. Pero para el
consociacionalismo el parlamentarismo no basta, es necesario además, que la formación
del gobierno se dé bajo una representación proporcional. En el consociacionalismo se
debe fomentar la formación de grupos políticos a partir de las diversas facciones étnicas o
religiosas de tal manera, que en el gobierno quede claramente reflejada la diversidad de la
sociedad. Todos los grupos, por muy pequeños que estos sean, deben tener cabida en la
arena política. Con lo anterior se estaría asumiendo que los grupos deben desarrollar a su
vez, una capacidad organizativa interna y coherente con amplio apoyo de las bases. En los
términos de Lijphart, las elites deben tener la habilidad política para ser los
representantes de los grupos de los cuales surgieron. Una vez que todos los grupos de la
sociedad tienen su lugar dentro del gobierno, es necesario que su fuerza no disminuya
debido a su tamaño, es por ello que la introducción del veto es una característica
rescatada corno esencial por algunos autores (Ehrlich, 2000, p. 453). De esta manera, los
grupos más pequeños tiene un instrumento para proteger sus intereses, sin embargo, no
se debe abusar de este mecanismo ya que podría generar la parálisis del gobierno, en
cambio de posibilidad de poder emplear esta opción debería convertirse en estímulo para
buscar acuerdos y compromisos.
https://repositorio.tec.mx/bitstream/handle/11285/628277/33068000971366.pdf?
sequence=1&isAllowed=y

Aspectos políticos, económicos y sociales que identificaron el Frente Nacional


De acuerdo con la definición utilizada en las Cuentas Nacionales del Banco de la República,
que excluyen la mayor parte de los ingresos y gastos de las empresas públicas, los ingresos
corrientes del gobierno aumentaron más del 11% del PIB (Producto Interno Bruto) a
comienzos de los años cincuenta, a 16% en el primer lustro de la década del setenta. Por
otra parte, según la definición más amplia utilizada en las estadísticas del Dane, los
ingresos Corrientes del sector público se incrementaron del 20 al 21% en los años 70’s al
23% en la primera mitad de la década del 80; y al mismo tiempo, los gastos subieron del
22 al 28% (Departamento de Planeación Nacional, 1998). Si bien los ingresos fueron
mayores por mayores agentes contribuyentes al fisco, empresas y personas, los gastos
también se incrementaron significativamente, el déficit fiscal ha sido la constante, lo cual
ha incidido para aplicar reformas tributarias y acudir a mayor endeudamiento externo. Las
reformas tributarias también afectan al sector empresarial y por lo tanto, sus gremios son
quienes avalan o protestan sobre las bondades o perjuicios de políticas tributarias. La
expansión del sector público conllevó un cambio significativo en su estructura. El
elemento más destacado fue la creación de entidades públicas descentralizadas y
empresas comerciales e industriales que entraron a ejercer las múltiples funciones que se
le asignaron al Estado. En efecto, mientras que entre 1886 y 1939 fueron creados 35
establecimientos o empresas públicas del orden nacional, con un promedio de siete por
década, en los años cuarenta dicho promedio se elevó a 18, en la década del cincuenta a
32 y en los años sesenta a 43, para desacelerarse luego en la década del setenta, cuando
sólo fueron 74 creadas 17 nuevas entidades de este tipo (Departamento de Planeación
Nacional, 1998). El intervencionismo de Estado y la aplicación de políticas keynesianas
repercutían en un mayor tamaño del Estado, una clase burócrata en crecimiento y un
mayor gasto presupuestal de funcionamiento. El desarrollo masivo del sector
descentralizado condujo a la reforma administrativa en 1968, por medio de la cual se trató
de darle mayor coherencia, organización y control al inmenso aparato estatal que había
sido edificado en las décadas anteriores. Vale la pena anotar también que, ante el peso de
los crecientes recursos necesarios para financiar este complejo conjunto de actividades,
los gobiernos departamentales y municipales, con excepciones (Bogotá y Medellín),
acrecentaron enormemente su dependencia del gobierno nacional. Así, la centralización
de las funciones estatales en manos del gobierno nacional coincidió con una
descentralización administrativa cada vez mayor en este nivel del Estado. La Reforma
Constitucional de 1968 ratificó la vigencia de la libertad de empresa pero amplió las
facultades de intervención. Estableció, de una parte, que la dirección general de la
economía estaría a cargo del Estado, quien llevaría a cabo tal función orientadora por
intermedio de la planificación, con miras a lograr el pleno empleo de los recursos, el
mejoramiento social (especialmente de los grupos menos favorecidos) y el desarrollo
integral. La planeación como estrategia para encausar el desarrollo, fue un acierto dado
que el desaprovechamiento de los recursos, la ineficiencia burocrática, muchas veces
obedecía a la falta de un plan de desarrollo coherente con programas y proyectos
definidos. De otra parte, la Reforma concentró un mayor poder decisorio en manos del
poder ejecutivo, a fin de agilizar el manejo de los instrumentos de intervención, un efecto
del modelo keynesiano intervensionista en la economía. Ello se tradujo en una mayor
injerencia del Presidente de la República en el manejo monetario, en las políticas de
ahorro, en el crédito público, en la organización y reforma de los 75 aspectos relativos al
comercio exterior y en la administración de los institutos descentralizados. Así mismo,
centralizó en el poder ejecutivo la iniciativa legislativa en materia de gasto público y
restringió la iniciativa parlamentaria en lo relativo al régimen tributario. La capacidad de
intervención del poder ejecutivo fue reforzada además mediante la creación de la facultad
de decretar la emergencia económica. Antes de 1968, las contingencias excepcionales
fueron sorteadas mediante la aprobación de facultades extraordinarias al Presidente o
con la declaratoria del Estado de Sitio para hacer frente a un estado de excepción. Sin
embargo, desde mediados de los años cuarenta se entendió que las condiciones adversas
de la economía podrían desembocar en situaciones extremas, asimilables a las de
conmoción interna previstas en la Carta para la declaratoria del Estado de sitio. Este
pensamiento se reafirmó en las dos décadas siguientes y preparó el terreno para que en la
Reforma de 1968 se diera un tratamiento diferente a los problemas de orden policivo y a
los de orden público económico. Para enfrentar aquellas dificultades se conservó el
artículo 121, relativo al Estado de sitio, y se incorporó un nuevo artículo en la Carta, el
122, que facultaba al Presidente de la República para decretar la emergencia económica y
asumir, por un período máximo de 90 días, poderes legislativos, siempre que sus
decisiones se refirieran estrictamente al tratamiento de los motivos citados en la
declaratoria de anormalidad. Sin embargo, el Congreso conservó la facultad de modificar o
derogar los decretos legislativos expedidos bajo el régimen de excepción. La Constitución
estableció, además, que las providencias del Ejecutivo no podrían desmejorar los derechos
sociales garantizados por la legislación vigente.
https://repository.urosario.edu.co/bitstream/handle/10336/2595/CruzGongora-
Jason-2011.pdf
Inicios de la planeación del desarrollo.
la planificación en Colombia al aplicarse de manera ineficiente determino que en un inicio
el crecimiento para el país no era lo que se esperaba ya que las diversas regiones no
prosperaban y estaban sumidas en atraso debido a una lenta incorporación del ejercicio
de planificación, que potencializara las propuestas económicas orientadas a acelerar el
crecimiento urbano, reducir la población agrícola para alterar los bajos precios de sus
productos, expedir una reforma agraria estructural y acelerar la industrialización”.
Teniendo en cuenta estos criterios, para el desarrollo regional es imprescindible
contemplar aspectos en la planificación ya que según FRIEDMANN (2001) “ la dirección,
determina el control de los medios y los recursos; la administración de la institución y el
buen funcionamiento, y la operación y el diseño de reglamentos y métodos técnicos para
lograr los objetivos”, estas tres condiciones develan la operatividad de la planificación y de
cierta manera direcciona el desarrollo de la nación, incidiendo en las formas de
especialización y fomentando el crecimiento. Metodológicamente se procedió a realizar la
revisión de varios documentos que soporten la estructura teórica y conceptual así como
también la normativa que fundamenta el desarrollo de determinados elementos dentro
del contexto investigativo y que fundamentan la planificación en Colombia. Esta
información es base fundamental para el levantamiento de información secundaria a
través de la revisión y análisis de la temática más relevante en el contexto nacional e
internacional, para establecer un marco conceptual más propicio y que sirva de soporte
para determinar la evolución de la planificación, en esta fase se utilizaron fuentes
documentales en su mayor parte. Es así como se parte de unas generalidades que
permiten establecer la localización y algunos ámbitos geográficos de la nación, para luego
pasar a un contexto teórico conceptual donde se aborda el proceso de evolución de la
planificación a nivel de Latinoamérica y centrando el estudio a nivel nacional. Se
estudiaron distintos autores del orden internacional, regional y local permitiendo de esta
forma establece unos conceptos claros sobre la planificación y la evolución que se ha
tenido en estas áreas; luego se hace un análisis de la normatividad y la leyes existentes
que se involucran en el proceso de planificación y que aportan unos argumentos fiables
que permiten la aplicación y manejo de los distintos elementos formulados y los cuales
sirven para direccionar el modelo de planificación a nivel nacional, tomando como puntos
importantes lo urbano, lo rural y lo ambiental, para establecer finalmente en las
conclusiones un balance del estado del planificación en Colombia ya que es un estudio
que no termina ahí y el cual seguirá su curso para la consecución de otros elementos, esta
investigación constituye una primera etapa en el análisis. Se trata de un avance para dar a
conocer los principales hallazgos realizados en la fase de evaluación inicial de la evolución
de la Planificación Regional en Colombia determinando sus tendencias y perspectivas de
desarrollo.
http://www.ub.edu/geocrit/coloquio2012/actas/04-J-Rengifo.pdf

Consecuencias del pacto para la calidad de la democracia.

en consecuencia, que los derechos humanos no sólo incluyen disposiciones esenciales


para la existencia de la democracia y que la democracia es el régimen por excelencia en
que la vigencia de los derechos humanos puede darse, sino que la medida de la salud y
calidad de la democracia puede hallarse en el marco que ofrecen los derechos humanos,
integralmente considerados. Esta relación útil se expresa de manera clara cuando la
enfocamos precisamente al cuadro de la participación política, dado que en ella se
engloban una serie de actividades para cuyo ejercicio debe darse la vigencia de los
derechos humanos, sin la cual, el verdadero sentido de las actividades que la componen se
pierde para convertirse en una serie de ritos que podrían servir a cualquier causa, por
menos democrática que esta sea.
un enfoque de carácter histórico, cualitativo y cuantitativo, de los diferentes períodos de
violencia política y las instancias de construcción de paz en los que se han visto
involucrados procesos políticos de negociaciones tanto entre las facciones armadas del
bipartidismo como entre el Estado y la insurgencia en los diferentes períodos de
posconflictos en Colombia, y de la posibilidad que representa el actual acuerdo de paz de
La Habana, ya en su etapa compleja de implementación, de contener elementos
suficientes que nos permitan caracterizar si lo acordado conducirá a una etapa de
democratización (transición democrática) que se diferenciaría de la tradicional estrategia
de recurrir a los pactos desde arriba, que ha sido la costumbre histórica entre élites en
Colombia (pactos consociacionales) para contener; negociar o terminar periodos álgidos
de violencia política y social. Esta posibilidad de romper con los recurrentes ciclos de
periodos de violencia y posteriores periodos de posconflicto a través de pactos de élites,
está presente en la pugna actual entre quienes luchan por la implementación de lo
pactado y entre quienes temen un proceso de liberalización y profundización democrática
desde abajo.
https://www.corteidh.or.cr/tablas/R08068-2.pdf
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1900-
38032018000100166

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