La Leyenda Del Holandés Errante 1
La Leyenda Del Holandés Errante 1
La Leyenda Del Holandés Errante 1
(Versión de Olga Drennen) mucho tiempo. ella, la llaman “la historia de Jan”.
Algunos viejos marinos -Entonces, se trata de un
acostumbrados a navegar muchos inmortal…- murmuran los Son hechos extraños que llegaron
mares y a soportar tormentas y primeros con los ojos en blanco. a oídos de pocos. Según esta
ciclones dicen haber visto la Lo cierto es que, hombre inmortal narración, tal vez, el misterio del
sombra de un barco que recorre o barco fantasma, la historia del “Holandés Errante” se originó un
las aguas y no amarra en ningún Holandés Errante entró por día no determinado del siglo XVII
puerto. siempre en el mundo de las cuando el capitán van der Decken
Suelen decir que es el “Holandés leyendas y, al igual que toda zarpó en su bergantín desde
Errante”, un barco fantasma. leyenda, será narrada, Ámsterdam con el propósito de
-¡No! ¡El “Holandés Errante” es su transformada y repetida durante rodear el Cabo de Buena
capitán! - afirman otros no menos años y años. Esperanza y llegar a la isla de
expertos-. ¿Cómo va a ser un En especial, porque hay un relato Java. No muchos navegantes
fantasma?, ¡Si está más vivo que que alguien, que ya no se sabe habían podido hacerlo. El Cabo
nosotros! quién, echó a rodar y que en la era una zona de tormentas y más
Hay también quienes aseguran actualidad se comenta en muy de un barco había fracasado en el
que vivo, lo que se dice vivo, no se pocos puertos. Y en muy escasos intento de rodearlo.
lo puede llamar porque, al
Por ese motivo, van der Decken Estaba cambiando la voz y cuando Los oficiales comentaban que,
había prometido recompensar con hablaba, de a ratos, parecía un aparentemente, le había caído
generosidad a aquellos que se niño y, enseguida, un hombre. bien porque se parecía a su hijo
tripulación. Uno de los marineros, Jan con voz aflautada. Aunque, una fina llovizna los
Jan, el grumete, apenas había Al oírlo, los otros marinos acompañó desde la partida, la
cumplido los trece años. Alto soltaron la carcajada y van der brisa tibia de primavera producía
flexible, de piel blanca con pecas Decken disimuló una sonrisa. una sensación agradable en la
cara de haber sufrido viruela, sin nariz grande. La boca de labios Semanas más tarde, mientras
embargo, esas huellas no finos y duros daba a su cara u aire el capitán escribía el diario de
opacaban la cordialidad que toda de severidad. Sin embargo, viaje, los hombres disfrutaban de
chico nuevo, Jan, le arrancó una supone que, quizás debido al buen
sonrisa.
humor que reinaba entre ellos, sucedieron, ninguno de ellos en este barco y puedo asegurar
empezaron a bromear. presintiera lo que iba a ocurrir que es un hombre muy duro-
camarería, el cocinero, a quienes En el transcurso de los siguientes Y se fue sin agregar una palabra
“El viejo”, se burló de Luis armonía no dejaba de reinar en el Según la historia de Jan, justo
Meruele, un marinero español que navío. Abundaban las provisiones cuando estaban por doblar el
se quejaba de distintos dolores y van der Decken, que solía tener Cabo de Buena Esperanza, el
-Es bueno divertirse, en especial -En cualquier momento, saca las tener fiebre. Incidente que
cuando nos esperan algunos garras- comentaba El Viejo entre Luis Meruele aprovechó para
más que caras que las nuestras- -¿Cómo puede decir eso?- seguía enfermo.
Fue una suerte que, ni en ese -Porque conozco como a la palma atrevió a burlarse porque a
momento ni en las horas que se de mi mano. Hace tiempo que viajo unos más, a otros menos, un
inesperado malestar las Fue el principio. En muy corto medicinales, que el barco
comentó El Viejo con una y crujió en medio de una ola - ¡Recojan las velas!
sonrisa irónica cuando lo gigantesca que partió el mástil ¡Muchachos, recojan las velas!
escuchó-. Este lo único que en dos. Entonces empezó el - ordenó el primer oficial a
hable de su hazaña cuando truenos que se mezcló con el De un minuto a otro, todo fue
logremos rodear el Cabo. griterío de los marinos. Sin que caos, confusión y alaridos. El
Esa misma tarde, la brisa se nadie lo esperara ni pudiera agua que subía y bajaba
como si no tuviera peso alguno. a yodo mezclado con plantas - ¡Permiso para hablar, capitán!
ir a hablar con van der Decken. desaparecieron misteriosamente, y espuma se replegó y un silencio
-Hable- fue breve la y que la leyenda del Holandés espantoso cayó sobre el mar.
respuesta. Errante nació justo esa noche. Al rato, se oyó el grito de victoria
Entonces, el oficial, pálido de Sin embargo, los que repiten la de un tripulante. Después los
miedo, y en nombre de toda la llamada “historia de Jan” vivas del resto. Los hombres
contra la marea y, si Dios enfureció con el hombre que le hasta los huesos. Habían ganado
- De ninguna manera- dijo el cumpla con sus obligaciones y aplaudían, ignoraban que algo
capitán-; quiera Dios o no, olvídese de propuestas cobardes! mucho peor que un tifón estaba a
voy a rodear el Cabo. El oficial volvió a cubierta para punto de caer sobre ellos.
En este punto, muchos aseguran hacer lo que le habían ordenado: -¡Arreglen los estragos de
que van der Decken fue castigado cumplir con sus obligaciones. Y las inmediato!- vociferó van der
y condenado, por su soberbia, a cumplió. En realidad, cada hombre Decken, que parecía no tener
reparación a punto de Al ver que el chico tragaba saliva dio, van der Decken en persona
los apuraba con gritos que pregunta. puerto más cercano. Llegaron en
sonaban como latigazos. -Esto, ¿qué? - preguntó el medio de la bruma del amanecer.
Hasta que comenzaron a caer uno grumete a su vez. -Ningún puerto recibe barcos con
a uno como moscas. Sí, cayeron -La viruela. enfermos contagiosos- dijo el
como moscas ardiendo de fiebre. Jan bajó la cabeza. Sí, el capitán, pero usted es el único
Manos y pies brotados. Algunos capitán tenía razón. Todos tenían que está sano. ¡Si se queda con
El chico tembló al escuchar aquel sospechaba desde que Luis se demasiado joven para morir!
temblar, entró en el camarote de esperanzas de que no fuera Después tomó al chico del brazo y
van der Decken. Lo encontró cierto. El miedo lo paralizó, y lo obligó a subir al bote.
su litera.
-No mire para atrás mientras se océano en océano, un viaje sin
destino.