Decálogo Del Criminólogo

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Decálogo Del Criminólogo

Es un básico recorrido por los distintos valores éticos y morales con inclinación a los profesionales en la Criminología y
Criminalística, sobre todo con el enfoque humanístico

1- La tríada de manifestaciones: Humanas, explicativas y culturales de las conductas


antisociales, es la función del criminólogo.
El o los desviados sociales son problemas reales que requieren de la atención del
criminólogo, en virtud de que deben ser para él semejantes que sufren, que se
encuentran en circunstancias adversas.

El profesional buscara la verdad de su actuar, y un objeto de trabajo para ganar el pan,


dado que la actividad criminológica no es un apostolado, o pura sabiduría, tampoco una
industria: Es función concurrente.

El bien es un deber; el saber una obligación; el honorario un derecho.

2- Los ideales combinados con la misión no son suficientes, la ejecución de los


mismos debe traducirse en una realidad.
Para ello, el criminólogo se infringirá como intelectual, se hará respetar como persona
de calidad e infundirá confianza por su conducta.

Será un profesional eficiente y diligente; económicamente sabrá el valor de la equidad;


en lo social, real y sin subjetivismos; en su vida honrado. En el saber basará el
conocimiento de la verdad.

3- El desviado Social es un ser que acude a él no por convicción, (como el enfermo


al médico). Sino por obligación o necesidad.
Por lo tanto, es un individuo en desventaja en circunstancias especiales, por lo que
deberá ganarse su confianza; ganada ésta, esa fe le compromete.
En el desempeño no hay categorías, todos los hombres somos iguales ante la ley.

4- En la práctica profesional privarán ante todo los conocimientos, no olvidando


que lo primero es no dañar.
El quehacer criminológico es dar cuenta al legislador de que es la criminalidad; cómo se
presenta y cuáles son las causas influyentes en la misma, es decir brindar un cuadro
completo de su origen y diagnóstico. Es el compromiso con la sociedad.

5- El criminólogo fundará su síntesis criminológica en los conocimientos científicos


imperantes, desechando toda idea de mercantilismo.
El dinero es secundario. Las ideas, los valores, y el modelo que de cada criminólogo son
únicos, fundaran su síntesis correspondiente a sus conocimientos y según ellos el dinero
es lo de menos.

6- El criminólogo, será atento y correcto con sus compañeros.


Callará siempre sus defectos y errores (a no ser que exista disposición judicial en
contrario), por decencia no atropellará sus derechos; por solidaridad cubrirá sus faltas;
si hay algo que corregir en ciencia y conciencia, lo hará sin que trascienda; ausente o en
público nunca calificará su trajo o juzgará su conducta; entre todos habrá reciprocidad.

Es punible criticar por malevolencia, antipatía, presunción o vanidad.

Una persona mesurada no llama la atención por su aspecto, sus actos o sus
declaraciones. Un individuo discreto callará con sus colegas y amigo sobre sus errores, y
nunca juzgará a su cliente.

7- No es honrado asegurar idoneidad en tratamientos preestablecidos en las


instituciones encargadas de la ejecución de las penas.
Ya que induce a trabajar con engaños y mentiras, en perjuicio de la clase más
desprotegida dada la importancia del control de la criminología, con las disciplinas
penitenciarias pues sin ella no se podrían informar de los resultados obtenidos por las
penas y las medidas de seguridad en sus aplicaciones, consecuencias y resultados.
Pues pocas veces las penas cumplidas en establecimientos impropios resultan ser un
factor criminógeno de primer orden.

Las penas en las instituciones encargadas no son siempre honradas, siempre hay
corrupción y mentiras, en dañar a los más desprotegidos las medidas de seguridad en
sus aplicaciones, consecuencias y resultados, pues no pocas veces muchas penas son
cumplidas.

8- Se acude, se llama y remunera al criminólogo para encomendarle la vida de los


desviados sociales, en circunstancias especiales (el delito).
Para diagnosticar tiene que trabajar, estudiar y pensar; llevará todo esto a su debido
efecto sin dar mayor preponderancia a cosas ajenas, extrañas a la criminología.

Su papel en el mundo es el diagnóstico criminológico, el cual tiene un aspecto social a


través del cual servirá a su país; se esforzará por hacer ciencia, en velar por el nombre y
prestigio de su gremio; sin egoísmo, con desprendimiento, honrará su profesión.

9- Para ser querido y respetado, el criminólogo será estudioso.


Porque de su saber dependen, los éxitos o fracasos de tal o cual sistema penitenciario, el
tratamiento o seguimiento de los desviados sociales en circunstancias especiales (el
delito), de su saber dependen la salud mental del criminal, la eficacia o ineptitud en la
capacitación del personal.

No olvidará los miramientos y atenciones que deba a sus compañeros, pero será severo
con el charlatán, porque es un peligro social.

10- Gobernarán al criminólogo los principios no las conveniencias; vive de su saber;


no venderá su pronóstico criminal.
Es decir, de peligrosidad criminal o probabilidad de que alguien que ya cometió una
infracción vuelva a cometer otra. Trabajará con cerebro y corazón, no con frialdad y
mecanismo.

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