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ISBN: 978-84-667-8481-8
Depósito legal: Na. 2.243/2009
Impreso en RODESA
(Rotativas de Estella S. A.)
Impreso en España - Printed in Spain
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Catriona
Traducción:
Luis Sánchez Bardón
Presentación y apéndice:
Vicente Muñoz Puelles
Ilustración:
Enrique Flores
PRESENTACIÓN
R. L. S.
Vailima Upulu, Samoa, 1892
PRIMERA PARTE
EL LORD ADVOCATE1
1
Es el principal representante jurídico de la Corona en Escocia y sus funciones
equivalen a las de Attorney General (Fiscal del Tribunal Supremo en Gran Bretaña).
I. Un mendigo a caballo
1
Banco creado en Escocia en 1746.
12 Robert Louis Stevenson
4
Pastor protestante, encargado de su educación. (Véase Secuestrado, primera par-
te de las aventuras de David Balfour, publicado en el n.º 41 de esta colección).
5
Tratamiento honorífico que se daba a los que no poseían títulos nobiliarios. Era
el primer peldaño, por así decirlo, de la nobleza británica.
6
Los jacobitas pertenecían al partido legitimista inglés y escocés, que sostuvo,
después de 1688, la causa de Jacobo II (1633-1701) contra Guillermo III de Orange
(1650-1702), rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda (1689-1702).
14 Robert Louis Stevenson
10
Según la superstición popular, a las hadas no había que llamarlas nunca por su
nombre.
18 Robert Louis Stevenson
11
Los soldados ingleses recibían esta denominación debido al color rojo de sus
uniformes.
Catriona 19
Franco: Sincero. riamente francos y que una dama más discreta se habría
Retraída: Poco mostrado más retraída. Creo que fue el ordenanza quien
comunicativa, me sacó de estos pensamientos tan poco galantes.
tímida.
—Creí que erais un joven con algo más de buen juicio
Galante: Cortés. —comenzó a decir enfurruñado—, pero parece que es-
táis a un buen trecho de llegar a eso. No andarán mucho
tiempo juntos el loco y su plata. ¡Vaya!, así que sois un
Calavera: Hombre galán picarón y además también sois un calavera. ¡Estar
juerguista e de cháchara con muñecas de un centavo!
irresponsable.
—Si os atrevéis a hablar de esa dama... —comencé a
decir.
—¡Una dama! —exclamó—. Dios bendito, ¿qué
dama? ¡Llamar a eso una dama, amigo! La ciudad está
llena de ellas: ¡Damas! Ya se nota que no conocéis toda-
vía Edimburgo.
Me invadió un sentimiento de cólera.
—Ya basta! —exclamé—. Conducidme a donde os he
dicho y mantened cerrada vuestra asquerosa boca.
Él me obedeció a medias, pues, sin dirigirse directa-
mente a mí, cantaba, aludiéndome descaradamente
Estentórea: Muy mientras caminábamos, con una voz estentórea y desafi-
fuerte, ruidosa y nada:
retumbante.