Luisa y Las Brujitas Del Bosque Encantado
Luisa y Las Brujitas Del Bosque Encantado
Luisa y Las Brujitas Del Bosque Encantado
Título: Luisa y las brujitas del bosque encantado encantado el que nos está atrayendo, ! No lo veas
Luisa ¡que te va a atraer
Autor: Cesar de León E. Luisa: No amigo, ese no está en el bosque
encantado, voy por las moras que pueda y regreso
Personajes: Luisa, Miguelito (el ratón) Brujilda,
Miguelito: !No corras que es una trampa¡
Hermelinda
Narrador: Luisa que con trampas cayo en la
Categoría: Obras de teatro de 4 personajes tentación, al bosque encantado entro, de repente
el cielo que hasta ese entonces estaba claro y
Narrador: Como todas las historias de cuentos, azul, se empezó a nublar, con esos nubarrones
esta empieza en un bosque que se le conocía negros que empezaron a oscurecer el lugar.
como “encantado”, todo a consecuencia de dos
brujitas que deambulaban con sus escobas,
buscando ingredientes para sus pócimas. Ellas Acto 3
eran las hermanas Brujilda y Hermelinda, unas
Luisa: Miguelito en donde estas (decía casi
niñas muy inquietas que ya volaban sus propias
llorando).
escobas. A petición de sus mayores, buscaban
Miguelito: No te podía dejar sola, y aunque no me
arañas, sapos y yerbas alucinógenas, para
hiciste caso, este bosque es el culpable,
preparar sus brebajes encantados y esa era toda
Luisa: Que vamos a hacer, ya quiero ir a la casa
su vida.
de la abuela, que se va a preocupar
Por otro lado, Luisa una niña de la edad de las Narrador: Tan asustados estaban Luisa y
brujitas, siempre ayudaba a su abuela, a Miguelito, que nunca se percataron que arriba de
recolectar bayas, nueces y algunas frutas que ellos las dos brujitas atentas estaban escuchando,
daba el bosque que colindaba a la casa de su y como ellas no eran malas, se decidieron a bajar.
abuela, pero siempre prevenida de no pasar las Acto 4
fronteras y pasar del bosque al “bosque
Brujilda: Hola amigos, ¿los podemos ayudar? (a
encantado”, Luisa que solo la acompañaba su
Luisa y al ratón les pregunto)
ratón MIguel, con el que entablaba conversación
Hermelinda: De seguro el bosque encantado los
como con cualquier humano, era su gran amigo y engaño como a todos los que aquí se pierden
consejero. jajaja (a su hermana sonriendo comento)
Brujilda: No te rias de la desgracia de nuestra
Acto 1
amiga, brujilda, mejor preséntate y vamos a
Miguelito: Luisa acá son muchas las fresas que ayudarlos
Hermelinda: Tienes razón hermana, Hola amigos
podemos recolectar, ven rápido, que el sol las
soy Hermelinda la hermana menos de Brujilda, si
empieza a marchitar.
quieren los podemos ayudar, se suben con
Luisa: Ahí voy Miguelito, que no ves que también nosotras a nuestra escoba y en la frontera del
estoy recolectando las nueces que me pidió mi bosque las podemos llevar.
abuela Luisa: (aun con asombro, no podía dar crédito a lo
Miguelito: Ya sé, pero esto está más a fácil de que veía) Gracias, si nos pueden ayudar se los
recolectar y las nueces no se marchitan, como le agradecería.
pasa a las fresas, vamos floja corre y vamos a Miguelito: No Luisa, nos llevaran a su casa para
llenar ese cesto. comernos (grito el ratón)
Luisa: Aunque eres mandón, te considero mi Brujilda: No se de donde sacas tal historia, si
mejor amigo. quisiéramos comer un ratón, hace rato estarías en
Narrador: A lo lejos, al terminar el bosque, se nuestras pansas jajaja ( dijo con tono irónico)
veían varios árboles frutales que se notaba que confíen en nosotras, que no les haremos daño.
brillaban algo así como un haz de luz que emitían
Narrador: Y a la escoba de las brujitas subieron,
esos árboles, algo que el bosque encantado
para a la frontera del bosque llegar, así nos damos
hacía, para atraer a las personas.
cuenta que no todos los que pensamos que sean
Acto 2
malos, lo serán.
Luisa:! Mira Miguelito ese árbol de moras ¡que a lo
FIN
lejos se ve
Miguelito: Ese árbol está encantado, es difícil que
un árbol se vea así naturalmente, es el bosque
Niño “B”: Y que nos lleve al parque como lo hacia
nuestro padre, a jugar en los columpios que tanto
La niña de la escalera nos gustaban.
Titulo: La niña de la escalera Niña: Mucho gusto señor, de mi parte tendrá
Autor: Cesar de León E. respeto y ninguna queja.
Personajes: (5) Madre, Padrastro, Niño “A”, Niño Madre: Hija dale un beso, que al tiempo llegara a
“B”, Niña ser tu papa
Categoría: Obra de teatro de 5 personajes, Narrador: Y así pasaron todos los niños a besar
( adaptación de la leyenda: la niña en la escalera ) en la mejilla al padrastro, que la madre
Narrador: Madre de 3 hijos, viuda en inconsciente les había impuesto, sin pensar, en
circunstancias no muy claras, la carga para esta sus hijos, y solo en su bienestar, había cambiado
madre que había perdido a su esposo en un la vida de esos pequeños ángeles, que tenia en
accidente no muy claro, había dejado a la mujer casa.
con una carga muy difícil de llevar, no guardando Pasaron los días, el padrastro se acomodo en la
un luto ni de meses, fácilmente consiguió la casa, y los problemas empezaron a llegar, el tipo
compañía de un tipo, de aspecto agrio, pero que le de mal carácter, por cualquier motivo, les pegaba
prometió, ser padre de sus 3 hijos y lo mas a los niños, pero tenia especial coraje, por la niña
importante, no le faltaría nada, algo que había que en ningún momento se llego a quejar, con
padecido, con su difunto esposo. cinturón en mano, les daba hasta que se cansaba
de pegarles, y los niños, llorando y suplicando que
Acto 1 no les pegara mas, hacia por terminar el castigo,
Madre: Niños; he decidido reiniciar mi vida, su pero algo pasaba con la niña, ella todo el dolor lo
padre ya esta en la tumba y no puedo seguir con aguantaba, y solo una mirada retadora al
todos los gastos yo sola, el día de hoy por la padrastro le dejaba, algo que hacia hervir mas la
noche, llegara un amigo, que de aquí en adelante sangre, del mal ser humano que era el padrastro.
sera como su padre, así que no quiero que le den
motivos, para que se enoje y se portan bien. Acto 3
Niño “A”: Madre pero si mi padre no tiene ni unos Padrastro: !Llora maldita¡, pídeme que no te
meses que acaba de morir, como nos haces esto, castigue mas, !pide de rodillas que no te castigue
a quien vas a traer a nuestra casa? mas¡
Niño “B”: Mami, por que no nos quedamos Madre: Ya déjala, ella es así, ya no te molestes en
nosotros solos, nosotros podemos ayudar con las educar, a mis hijos que no tienen compostura y
tareas de la casa, mientras tu trabajas hacen lo que les da la gana.
Madre: Y mi vida que?, la voy a tener Narrador: Así pasaron meses, de castigo a los 3
desperdiciada por su culpa, vean el ejemplo de su niños, con el encubrimiento de la madre a favor
pequeña hermana que no reprocha nada de lo que del esposo, hasta que un día, por la noche, el tipo
esta pasando de ver que el castigo, no le hacia nada a la niña,
Narrador: La niña, temerosa de la forma de ser de por las escaleras de la casa la aventó, muriendo la
su madre, prefirió no emitir un comentario, de lo niña al instante, la familia completa huyo.
que estaba pasando, solo acepto lo que le llego a Pero se dice que días después de la muerte, la
su vida. niña al padrastro se le apareció, para anunciarle
que en unos años, la muerte le llegaría, y eso al
Acto 2 hombre muerto en vida dejo.
Niña: Madre, espero que este señor, te pueda dar
lo que nuestro padre en vida no pudo, y lo
respetaremos y honraremos si eso te hace feliz. Se dice que fantasma de la niña, aun en esa casa
Narrador: Llego la noche y llego el que al tiempo se aparece, para ayudar a los niños, que son
seria el padrastro, y la mirada nunca la quito de la victimas de los abusos de los padres, de la madre,
pequeña niña, el tipo era una persona amargada se supo que al morir el padrastro, los hijos la
que no había podido mantener una relación dejaron y sola quedo, viviendo en la miseria,
estable, por sus constantes cambios de forma de pidiendo limosna, y de sus hijos el perdón.
ser, una inestabilidad que le costaba las
relaciones de amor que tuvo en su vida.
FIN
Acto 3
Padrastro: Hola niños, no espero que me digan
papa, eso no puede ser, pero espero poder
ayudarlos y que en un tiempo me digan que soy
su amigo, espero llevarme bien con todos ustedes
y que haya armonía en el hogar.
Niño “A”: Si señor, esperamos que haga feliz a
nuestra madre
Podría revertir el deseo tuyo de estar solo Pedro,
El niño que quería estar dijo Trollingo, pero este solo se concede, cuando
es verdadero y ansiado, como tu deseo original.
Al principio, alegre por hacer lo que quería, todo le Y así el cambio de actitud de Pedro, fue
parecía un juego, hacia travesuras que sus padres notándose cada vez mas, y al anochecer y
no lo dejaban hacer, comía todo el dulce que acostarse para dormir, comento: no se si lo que
quería y sin algún cuidado, siguió por horas, hasta paso fue un sueño, pesadilla o algo real, pero a
que se canso. mis padres con mis acciones y amor, los voy a
honrar y a ayudar.
Al día siguiente, al despertar de su cama, y
pensando que todo había sido solo un sueño, se Del rincón oscuro, una voz se volvió a escuchar,
levanto, solo para confirmar su soledad, ya no era era la voz de Trollingo, que le dijo: No fue un
tan bonito estar solo, la aventura se convertía en sueño Pedro, fue real, y esta vez es la ultima que
pesadilla. me vas a escuchar.
Empezando a llorar, no sabia porque le pasaba Y Pedro su palabra cumplió, y a sus padres toda
eso a el, cuando en la esquina de su recamara, la vida ayudo.
unas palabras escucho: ” tu lo pediste”.
- Lo mismo que su merced; reírse a todo trapo. - Pues mira tú, gitano... -contestó Parrón muy
lentamente-. Vas a quedarte en mi poder... ¡Si en
- ¿Y tú? todo el mes que entra no me ahorcan, te ahorco
- Yo, señorico, me reía también; pero me corrían yo a ti, tan cierto como ahorcaron a mi padre! Si
por las patillas lagrimones como naranjas. muero para esa fecha, quedarás libre.
- Lo creo. ¡Bien sabe el demonio que es la primera - ¡Todo lo contrario, mi General! Parrón vive, y
vez que me he reído desde hace seis u ocho aquí entra lo más negro de la presente historia.
años! Verdad es que tampoco he llorado.
- Pero despachemos. ¡Eh, muchachos!
Decir Parrón estas palabras y rodearme una nube II
de trabucos, todo fue un abrir y cerrar de ojos.
- ¡Jesús me ampare! -empecé a gritar-. Pasaron ocho días sin que el capitán volviese a
- ¡Deteneos! -exclamó Parrón-. No se trata de eso verme. Según pude entender, no había parecido
todavía. Os llamo para preguntaros qué le habéis por allí desde la tarde que le hice la buenaventura;
tomado a este hombre. cosa que nada tenía de raro, a lo que me contó
uno de mis guardianes.
- Un burro en pelo.
- Sepa V. -me dijo- que el Jefe se va al infierno de
- ¿Y dinero? vez en cuando, y no vuelve hasta que se le antoja.
Ello es que nosotros no sabemos nada de lo que
- Tres duros y siete reales. hace durante sus largas ausencias.
- Pues dejadnos solos. A todo esto, a fuerza de ruegos, y como pago de
Todos se alejaron. haber dicho que no serían ahorcados y que
llevarían una vejez muy tranquila, había yo
- Ahora dime la buenaventura, -exclamó el ladrón, conseguido que por las tardes me sacasen de la
tendiéndome la mano. cueva y me atasen a un árbol, pues en mi encierro
me ahogaba de calor.
Pero excuso decir que nunca faltaban a mi lado un ellos! ¿Qué es para mí la vida? ¡Una cadena de
par de centinelas. trabajos y privaciones! ¡Pero debo vivir para mis
hijos! ¡Hijos míos! ¡Hijos de mi alma!
Una tarde, a eso de las seis, los ladrones que
habían salido de servicio aquel día a las órdenes Y el padre se arrastraba por el suelo, y levantaba
del segundo de Parrón, regresaron al hacia los ladrones una cara... ¡Qué cara! ¡Se
campamento, llevando consigo, maniatado como parecía a la de los santos que el rey Nerón
pintan a nuestro Padre Jesús Nazareno, a un echaba a los tigres, según dicen los padres
pobre segador de cuarenta a cincuenta años, predicadores.
cuyas lamentaciones partían el alma.
Los bandidos sintieron moverse algo dentro de su
- ¡Dadme mis veinte duros! -decía-. ¡Ah! ¡Si pecho, pues se miraron unos a otros...; y viendo
supierais con qué afanes los he ganado! ¡Todo un que todos estaban pensando la misma cosa, uno
verano segando bajo el fuego del sol!... ¡Todo un de ellos se atrevió a decirla...
verano lejos de mi pueblo, de mi mujer y de mis
hijos! ¡Así he reunido, con mil sudores y - ¿Qué dijo? -preguntó el Capitán general,
privaciones, esa suma, con que podríamos vivir profundamente afectado por aquel relato-.
este invierno!... ¡Y cuando ya voy de vuelta, - Dijo: «Caballeros, lo que vamos a hacer no lo
deseando abrazarlos y pagar las deudas que para sabrá nunca Parrón.»
comer hayan hecho aquellos infelices, ¿cómo he
de perder ese dinero, que es para mí un tesoro? - Nunca..., nunca... -tartamudearon los bandidos-.
¡Piedad, señores! ¡Dadme mis veinte duros! - Márchese V., buen hombre... -exclamó entonces
¡Dádmelos, por los dolores de María Santísima! uno que hasta lloraba-.
Una carcajada de burla contestó a las quejas del Yo hice también señas al segador de que se fuese
pobre padre. al instante.
Yo temblaba de horror en el árbol a que estaba El infeliz se levantó lentamente.
atado; porque los gitanos también tenemos
familia. - Pronto... ¡Márchese V.! -repitieron todos
volviéndole la espalda-.
- No seas loco... -exclamó al fin un bandido,
dirigiéndose al segador-. Haces mal en pensar en El segador alargó la mano maquinalmente.
tu dinero, cuando tienes cuidados mayores en que
- ¿Te parece poco? -gritó uno-. ¡Pues no quiere su
ocuparte.
dinero! Vaya..., vaya.... ¡No nos tiente V. la
- ¡Cómo! -dijo el segador, sin comprender que paciencia! El pobre padre se alejó llorando, y a
hubiese desgracia más grande que dejar sin pan a poco desapareció.
sus hijos-.
Media hora había transcurrido, empleada por los
- ¡Estás en poder de Parrón! ladrones en jurarse unos a otros no decir nunca a
su capitán que habían perdonado la vida a un
- Parrón... ¡No le conozco!... Nunca lo he oído hombre, cuando de pronto apareció Parrón,
nombrar... ¡Vengo de muy lejos! Yo soy de trayendo al segador en la grupa de su yegua.
Alicante, y he estado segando en Sevilla.
Los bandidos retrocedieron espantados.
- Pues, amigo mío, Parrón quiere decir la muerte.
Todo el que cae en nuestro poder es preciso que Parrón se apeó muy despacio, descolgó su
muera. Así, pues, haz testamento en dos minutos escopeta de dos cañones, y, apuntando a sus
y encomienda el alma en otros dos. ¡Preparen! camaradas, dijo:
¡Apunten! Tienes cuatro minutos.
- ¡Imbéciles! ¡Infames! ¡No sé cómo no os mato a
- Voy a aprovecharlos... ¡Oídme, por compasión!... todos! ¡Pronto! ¡Entregad a este hombre los duros
que le habéis robado!
- Habla.
Los ladrones sacaron los veinte duros y se los
- Tengo seis hijos... y una infeliz...diré viuda..., dieron al segador, el cual se arrojó a los pies de
pues veo que voy a morir. Leo en vuestros ojos aquel personaje que dominaba a los bandoleros y
que sois peores que fieras. ¡Sí, peores! Porque las que tan buen corazón tenía.
fieras de una misma especie no se devoran unas
a otras. ¡Ah! ¡Perdón!... No sé lo que me digo. Parrón le dijo:
¡Caballeros, alguno de ustedes será padre!... ¿No
- ¡A la paz de Dios! Sin las indicaciones de V.,
hay un padre entre vosotros? ¿Sabéis lo que son
nunca hubiera dado con ellos. ¡Ya ve V. que
seis niños pasando un invierno sin pan? ¿Sabéis
desconfiaba de mí sin motivo!... He cumplido mi
lo que es una madre que ve morir a los hijos de
promesa.Ahí tiene V. sus veinte duros. Conque...
sus entrañas, diciendo: «Tengo hambre..., tengo
¡en marcha!
frío»? Señores, ¡yo no quiero mi vida sino por
El segador lo abrazó repetidas veces y se alejó Montijo y al sujeto, allí presente, que nos ha
lleno de júbilo. Pero no habría andado cincuenta contado todos estos pormenores.
pasos, cuando su bienhechor lo llamó de nuevo.
Réstanos ahora saber si acertó o no acertó
El pobre hombre se apresuró a volver pies atrás. Heredia al decir la buenaventura a Parrón.
- ¿Qué manda V.?--le preguntó, deseando ser útil
al que había devuelto la felicidad a su familia.
III
- ¿Conoce V. a Parrón? -le preguntó él mismo-.
- No lo conozco. Quince días después de la escena que acabamos
de referir, y a eso de las nueve de la mañana,
- ¡Te equivocas! -replicó el bandolero-. Yo soy muchísima gente ociosa presenciaba, en la calle
Parrón. de San Juan de Dios y parte de la de San Felipe
El segador se quedó estupefacto. de aquella misma capital, la reunión de dos
compañías de migueletes que debían salir a las
Parrón se echó la escopeta a la cara y descargó nueve y media en busca de Parrón, cuyo
los dos tiros contra el segador, que cayó redondo paradero, así como sus señas personales y las de
al suelo. todos sus compañeros de fechorías, había al fin
- ¡Maldito seas! -fué lo único que pronunció-. averiguado el Conde del Montijo.
En medio del terror que me quitó la vista, observé El interés y emoción del público eran
que el árbol en que yo estaba atado se estremecía extraordinarios, y no menos la solemnidad con
ligeramente y que mis ligaduras se aflojaban. que los migueletes se despedían de sus familias y
amigos para marchar a tan importante empresa.
Una de las balas, después de herir al segador, ¡Tal espanto había llegado a infundir Parrón a todo
había dado en la cuerda que me ligaba al tronco y el antiguo reino granadino!
la había roto.
- Parece que ya vamos a formar... -dijo un
Yo disimulé que estaba libre, y esperé una miguelete a otro-, y no veo al cabo López...
ocasión para escaparme.
- ¡Extraño es, a fe mía, pues él llega siempre
Entretanto decía Parrón a los suyos, señalando al antes que nadie cuando se trata de salir en busca
segador: de Parrón, a quien odia con sus cinco sentidos!
- Ahora podéis robarlo. Sois unos imbéciles..., - Pues ¿no sabéis lo que pasa? -dijo un tercer
¡unos canallas! ¡Dejar a ese hombre, para que se miguelete, tomando parte en la conversación-.
fuera, como se fue, dando gritos por los caminos
reales!... Si conforme soy yo quien se lo encuentra - ¡Hola! Es nuestro nuevo camarada... ¿Cómo te
y se entera de lo que pasaba, hubieran sido los va en nuestro Cuerpo?
migueletes habría dado vuestras señas y las de - ¡Perfectamente! -respondió el interrogado-.
nuestra guarida, como me las ha dado a mí, y
estaríamos ya todos en la cárcel! ¡Ved las Era éste un hombre pálido y de porte distinguido,
consecuencias de robar sin matar! Conque basta del cual se despegaba mucho el traje de soldado.
ya de sermón y enterrad ese cadáver para que no - Conque ¿decías...? -replicó el primero-.
apeste.
- ¡Ah! ¡Sí! Que el cabo López ha fallecido... -
Mientras los ladrones hacían el hoyo y Parrón se respondió el miguelete pálido-.
sentaba a merendar dándome la espalda, me alejé
poco a poco del árbol y me descolgué al barranco - Manuel... ¿Qué dices? ¡Eso no puede ser!... Yo
próximo... mismo he visto a López esta mañana, como te veo
a ti...
Ya era de noche. Protegido por sus sombras salí a
todo escape, y, a la luz de las estrellas, divisé mi El llamado Manuel contestó fríamente:
borrico, que comía allí tranquilamente, atado a una
encina. Montéme en él, y no he parado hasta - Pues hace media hora que lo ha matado Parrón.
llegar aquí... - ¿Parrón? ¿Dónde?
Por consiguiente, señor, déme V. los mil reales, y - ¡Aquí mismo! ¡En Granada! En la Cuesta del
yo daré las señas de Parrón, el cual se ha Perro se ha encontrado el cadáver de López.
quedado con mis tres duros y medio.
Todos quedaron silenciosos y Manuel empezó a
Dictó el gitano la filiación del bandido; cobró desde silbar una canción patriótica.
luego la suma ofrecida, y salió de la Capitanía
General, dejando asombrados al Conde del - ¡Van once migueletes en seis días! -exclamó un
sargento-. ¡Parrón se ha propuesto exterminarnos!
Pero ¿cómo es que está en Granada? ¿No - Pues lo mismo me da... -respondió Heredia-.
íbamos a buscarlo a la Sierra de Loja? Pero tengan Vds. cuidado de que no me mate
Parrón.
Manuel dejó de silbar, y dijo con su acostumbrada
indiferencia: - ¿Cómo Parrón?...¿Qué dice este hombre?
- Una vieja que presenció el delito dice que, luego - Venid y veréis.
que mató a López, ofreció que, si íbamos á
buscarlo, tendríamos el gusto de verlo... Así diciendo, el gitano se hizo conducir delante del
jefe de los migueletes, y señalando a Manuel, dijo:
- ¡Camarada! ¡Disfrutas de una calma asombrosa!
¡Hablas de Parrón con un desprecio!... - Mi Comandante, ¡ése es Parrón, y yo soy el
gitano que dió hace quince días sus señas al
- Pues ¿qué es Parrón más que un hombre? - Conde del Montijo!
repuso Manuel con altanería.
- ¡Parrón! ¡Parrón está preso! ¡Un miguelete era
- ¡A la formación! -gritaron en este acto varias Parrón!... -gritaron muchas voces.
voces-.
- No me cabe duda... -decía entretanto el
Formaron las dos compañías, y comenzó la lista Comandante, leyendo las señas que le había dado
nominal. el Capitán general-. ¡A fe que hemos estado
torpes! Pero ¿a quién se le hubiera ocurrido
En tal momento acertó a pasar por allí el gitano buscar al capitán de ladrones entre los migueletes
Heredia, el cual se paró, como todos, a ver aquella que iban a prenderlo?
lucidísima tropa.
- ¡Necio de mí! -exclamaba al mismo tiempo
Notóse entonces que Manuel, el nuevo miguelete, Parrón, mirando al gitano con ojos de león herido-
dió un retemblido y retrocedió un poco, como para ¡es el único hombre a quien he perdonado la vida!
ocultarse detrás de sus compañeros. ¡Merezco lo que me pasa!
Al propio tiempo Heredia fijó en él sus ojos; y A la semana siguiente ahorcaron a Parrón.
dando un grito y un salto como si le hubiese
picado una víbora, arrancó a correr hacia la calle Cumplióse, pues, literalmente la buenaventura del
de San Jerónimo. gitano...
Manuel se echó la carabina a la cara y apuntó al
gitano.
Lo cual (dicho sea para concluir dignamente) no
Pero otro miguelete tuvo tiempo de mudar la significa que debáis creer en la infalibilidad de
dirección del arma, y el tiro se perdió en el aire. tales vaticinios, ni menos que fuera acertada regla
de conducta la de Parrón, de matar a todos los
- ¡Está loco! ¡Manuel se ha vuelto loco! ¡Un que llegaban a conocerle... Significa tan sólo que
miguelete ha perdido el juicio! -exclamaron los caminos de la Providencia son inescrutables
sucesivamente los mil espectadores de aquella para la razón humana; doctrina que, a mi juicio, no
escena-. puede ser más ortodoxa.
Y oficiales, y sargentos, y paisanos rodeaban a
aquel hombre, que pugnaba por escapar, y al que Guadix, 1853.
por lo mismo sujetaban con mayor fuerza,
abrumándolo a preguntas, reconvenciones y
dicterios que no le arrancaron contestación
alguna.
Entretanto Heredia había sido preso en la plaza de
la Universidad por algunos transeuntes, que,
viéndole correr después de haber sonado aquel
tiro, lo tomaron por un malhechor.
- ¡Llevadme a la Capitanía General! -decía el
gitano-. ¡Tengo que hablar con el Conde del
Montijo!
- ¡Qué Conde del Montijo ni qué niño muerto! -le
respondieron sus aprehensores-. ¡Ahí están los
migueletes, y ellos verán lo que hay que hacer con
tu persona!
La corneta de llaves
de Pedro Antonio de Alarcón
--Sí, sí..., D. Basilio: ¡toque V. la corneta de llaves! --Sí..., sí..., ¡fandango! ¡Baile nacional!
--¡Traedle a D. Basilio la corneta en que se está --Lo siento mucho, hijos míos; pero no me es
enseñando Joaquín! posible tocar la corneta.
Así amaneció el día siguiente. Quise contar las descargas para saber, un
momento antes de morir, que se acababa mi
Un Capellán entró en mi prisión. existencia en este mundo.
Todos mis compañeros dormían. Pero a la tercera o cuarta detonación perdí la
cuenta.
--¡La muerte!, -exclamé al ver al Sacerdote.
¡Oh! ¡Aquellos tiros tronarán eternamente en mi
--Sí, -respondió éste con dulzura. corazón y en mi cerebro, como tronaban aquel
--¡Ya! día!
--No: dentro de tres horas. Ya creía oírlos a mil leguas de distancia; ya los
sentía reventar dentro de mi cabeza.
Un minuto después habían despertado mis
compañeros. ¡Y las detonaciones seguían!
Mil gritos, mil sollozos, mil blasfemias llenaron los --¡Ahora!--pensaba yo.
ámbitos de la prisión. Y crujía la descarga, y yo estaba vivo.
--¡Esta es!... me dije por último.
Y sentí que me cogían por los hombros, y me
V sacudían, y me daban voces en los oídos....
Caí... No pensé más... Pero sentía algo como un
Todo hombre que va a morir suele aferrarse a una profundo sueño... Y soñé que había muerto
idea cualquiera y no abandonarla más. fusilado.
Un día que el célebre pintor flamenco Pedro Pablo deducía de los dos ascéticos dramas que
Rubens andaba recorriendo los templos de Madrid encerraba aquel lienzo.
acompañado de sus afamados discípulos, penetró
en la iglesia de un humilde convento, cuyo nombre Por lo demás, el color, el dibujo, la composición,
no designa la tradición. todo revelaba un genio de primer orden.
Poco o nada encontró que admirar el ilustre artista - Maestro, ¿de quién puede ser esta magnífica
en aquel pobre y desmantelado templo, y ya se obra? -preguntaron a Rubens sus discípulos, que
marchaba renegando, como solía, del mal gusto ya habían alcanzado el cuadro.
de los frailes de Castilla la Nueva, cuando reparó - En este ángulo ha habido un nombre escrito
en cierto cuadro medio oculto en las sombras de (respondió el maestro); pero hace muy pocos
feísima capilla; acercóse a él, y lanzó una meses que ha sido borrado. En cuanto a la
exclamación de asombro. pintura, no tiene arriba de treinta años, ni menos
Sus discípulos le rodearon al momento, de veinte.
preguntándole: - Pero el autor....
- ¿Qué habéis encontrado, maestro? - El autor, según el mérito del cuadro, pudiera ser
- ¡Mirad! -dijo Rubens señalando, por toda Velazquez, Zurbarán, Ribera, o el joven Murillo, de
contestación, al lienzo que tenía delante. quien tan prendado estoy.... Pero Velazquez no
siente de este modo. Tampoco es Zurbarán, si
Los jóvenes quedaron tan maravillados como el atiendo al color y a la manera de ver el asunto.
autor del "Descendimiento". Menos aún debe atribuirse a Murillo ni a Ribera:
aquél es más tierno, y éste es más sombrío; y,
Representaba aquel cuadro la "Muerte de un además, ese estilo no pertenece ni a la escuela
religioso". Era éste muy joven, y de una belleza del uno ni a la del otro. En resumen: yo no
que ni la penitencia ni la agonía habían podido conozco al autor de este cuadro, y hasta juraría
eclipsar, y hallábase tendido sobre los ladrillos de que no he visto jamás obras suyas. Voy más lejos:
su celda, velados ya los ojos por la muerte, con creo que el pintor desconocido, y acaso ya
una mano extendida sobre una calavera, y muerto, que ha legado al mundo tal maravilla, no
estrechando con la otra, a su corazón, un crucifijo perteneció a ninguna escuela, ni ha pintado más
de madera y cobre. cuadro que éste, ni hubiera podido pintar otro que
En el fondo del lienzo se veía pintado otro cuadro, se le acercara en mérito.... Ésta es una obra de
que figuraba estar colgado cerca del lecho de que pura inspiración, un asunto "propio", un reflejo del
se suponía haber salido el religioso para morir con alma, un pedazo de la vida.... Pero.... ¡Qué idea!
más humildad sobre la dura tierra. ¿Queréis saber quién ha pintado ese cuadro?
¡Pues lo ha pintado ese mismo muerto que veis en
Aquel segundo cuadro representaba a una difunta, él!
joven y hermosa, tendida en el ataúd entre
fúnebres cirios y negras y suntuosas colgaduras.... - ¡Eh! Maestro.... ¡Vos os burláis!
- ¡Vamos a ver, señores! (dijo entonces García de - Yo... mil -respondían los franceses.
Paredes, dirigiéndose a sus comensales). Se trata - ¡Ponlos todos a "diez", Celedonio!... (murmuró
de resumir nuestra fiesta en un solo brindis. irónicamente el boticario.) -Ahora, suma por
Empecemos por orden de colocación. separado las dos columnas.
- Vos,Capitán, decidme: ¿cuántos españoles El pobre joven, que había anotado las cantidades
habréis matado desde que pasasteis los Pirineos? con sudores de muerte, vióse obligado a hacer el
- ¡Bravo! ¡Magnífica idea! -exclamaron los resumen con los dedos, como las viejas. Tal era
franceses. su terror.
- Yo.... (dijo el interrogado, trepándose en la silla y Al cabo de un rato de horrible silencio, exclamó,
retorciéndose el bigote con petulancia.) Yo... dirigiéndose a su amo:
habré matado... personalmente... con mi espada... - "Deuda"..., 285. "Crédito"..., 200.
¡poned unos diez o doce!
- Es decir... (añadió _García de Paredes_),
- ¡Once a la derecha! -gritó el boticario, ¡doscientos ochenta y cinco muertos, y
dirigiéndose al mancebo. doscientos sentenciados! ¡Total, cuatrocientas
El mancebo repitió, después de escribir: ochenta y cinco víctimas!!!
¡Viva el papa!
de Pedro Antonio de Alarcón
—¡Cállese V. cuando hablan los mayores! ¡A ver... Más de quinientas personas había alrededor del
el deslenguado! carruaje, que examinaban con viva curiosidad, sin
que se opusiesen a ello los gendarmes, quienes,
—No haga V. caso, Capitán.... ¡Estos niños de en cambio, no permitían al público acercarse a la
ahora!... puerta de aquella casa, donde se había apeado
Pío VII mientras mudaban el tiro de caballos....
—Toma.... ¡Y si está parado!...—murmuró el
muchacho entre dientes. —Y ¿qué casa era aquélla, abuelito? ¿La del
Alcalde?
—Le Pape! Le Pape! ¿Qué significa esto? —nos
preguntamos todos los oficiales. —No, hijo mío. —Era el Parador de diligencias.
Y cogiendo a uno de los mozos del café, le dimos A nosotros, como a militares que éramos, nos
a entender nuestra curiosidad. tuvieron un poco más de consideración los
gendarmes, y nos permitieron arrimarnos a la
El mozo tomó dos llaves; trazó con las manos una
puerta.... Pero no así pasar el umbral.
especie de morrión sobre su cabeza; se sentó en
una silla, y dijo: De cualquier modo, pudimos ver perfectamente el
siguiente grupo, que ocupaba uno de los ángulos
—Le Pontife!
de aquel portal u oficina.
—¡Ah!... (dijo C....—que era el más avisado de
Dos ancianos..., ¿qué digo? dos viejos decrépitos,
nosotros.—¡Por eso fué luego diputado a Cortes!)
cubiertos de sudor y de polvo, rendidos de fatiga,
—¡El Pontífice! ¡El Papa!
ahogados de calor, respirando apenas, bebían
—Oui, monsieur. Le Pape! Pie sept. agua en un vaso de vidrio, que el uno pasó al otro
después de mediarlo. Estaban sentados en sillas
—¡Pío VII!... ¡El Papa!... (exclamamos nosotros, viejas de enea. Sus trajes talares, blanco el uno, y
sin atrevernos a creer lo que oíamos.) ¿Qué hace el otro de color de púrpura, hallábanse tan sucios
el Papa en Francia? Pues ¿no está el Papa en y ajados por resultas de aquella larga caminata,
Roma? ¿Viajan los Papas? ¿El Papa en que más parecían humildes ropones de
Montelimart? peregrinos, que ostentosos hábitos de príncipes
No extrañéis nuestro asombro, hijos míos.... En de la Iglesia....
aquel entonces todas las cosas tenían más Ningún distintivo podía revelarnos cuál era Pío VII
prestigio que hoy. —No se viajaba tan fácilmente, (pues nada entendíamos nosotros de trajes
ni se publicaban tantos periódicos. —Yo creo que cardenalicios ni pontificales), pero todos dijimos a
en toda España no había más que uno, tamaño un tiempo:
como un recibo de contribución. —El Papa era
-¡Es el más alto! ¡El de las blancas vestiduras!
Y ¿sabéis por qué lo dijimos? Porque su El día 17 de Mayo de ese mismo año de 1809 dió
compañero lloraba y él no; porque su tranquilidad Napoleón un decreto, por el que reunió al Imperio
revelaba que él era mártir; porque su humildad francés los Estados pontificios, declarando a
denotaba que él era el Rey. Roma ciudad imperial libre.
En cuanto a su figura, me parece estarla viendo El pueblo romano no se atrevió a protestar contra
todavía. Imaginaos un hombre de más de setenta esta medida; pero el Papa la resistió pasivamente
años, enjuto de carnes, de elevada talla y algo desde su palacio del Quirinal, donde aun contaba
encorvado por la edad. Su rostro, surcado de con algunas autoridades y su guardia de suizos.
pocas pero muy hondas arrugas, revelaba la más
austera energía, dulcificada por unos labios Sucedió entonces que unos pescadores del Tiber
bondadosos que parecían manar persuasión y cogieron un esturión y quisieron regalárselo al
consuelo. Su grave nariz, sus ojos de paz, Sucesor de San Pedro. Los franceses
marchitos por los años, y algunos cabellos tan aprovecharon esta ocasión para dar el último paso
blancos como la nieve, infundían juntamente contra la autoridad de Pío VII; gritaron: ¡al arma!;
reverencia y confianza. Sólo contemplando la cara el cañón de Sant-Angelo pregonó la extinción del
de mi buen padre y la de algunos santos de mi gobierno temporal de los Papas, y la bandera
devoción, había yo experimentado hasta entonces tricolor ondeó sobre el Vaticano.
una emoción por aquel estilo. El Secretario de Estado, cardenal Pacca (que sin
El sacerdote que acompañaba a Su Santidad era duda era el sacerdote que V. encontró con Pío
también muy viejo, y en su semblante, contraído VII), corrió al lado de Su Santidad; y, al verse los
por el dolor y la indignación, se descubría al dos ancianos, exclamaron: Consummatum est!
hombre de pensamientos profundos y de acción En efecto: mientras el Papa lanzaba su última
rápida y decidida. Más parecía un general que un excomunión contra los invasores, éstos
apóstol. penetraban en el Quirinal, derribando las puertas a
Pero ¿era cierto lo que veíamos? ¿El Pontífice hachazos.
preso, caminando en el rigor del estío, con todo el En la Sala de las Santificaciones encontraron a
ardor del sol, entre dos groseros gendarmes, sin cuarenta suizos, resto del poder del ex Rey de
más comitiva que un sacerdote, sin otro hospedaje Roma, quienes los dejaron pasar adelante por
que el portal de una casa de postas, sin otra haber recibido orden de no oponer resistencia
almohada que una silla de madera? alguna.
En tan extraordinario caso, en tan descomunal El general Radet, jefe de los demoledores,
atropello, en tan terrible drama, sólo podía mediar encontró al Papa en la Sala de las Audiencias
un hombre más extraordinario, más descomunal, ordinarias, rodeado de los cardenales Pacca y
más terrible que cuanto veíamos....—El nombre de Despuig y de algunos empleados de Secretaría.
NAPOLEÓN circuló por nuestros labios. Pío VII vestía roquete y muceta; había dejado su
¡Napoleón nos tenía también a nosotros en el lecho para recibir al enemigo, y daba muestras de
interior de Francia! ¡Napoleón había revuelto el una tranquilidad asombrosa.
Oriente, encendido en guerra nuestra patria,
derribado todos los tronos de Europa! —¡Él debía Era media noche. Radet, profundamente
de ser quien arrancaba al Papa de la Silla de San conmovido, no se atreve a hablar. Al fin intima al
Pedro y lo paseaba así por el Imperio francés, Sumo Pontífice que renuncie al gobierno temporal
como el pueblo judío paseó al Redentor por las de los Estados romanos. El Papa contesta que no
calles de la ciudad deicida! le es posible hacerlo, porque no son suyos, sino
de la Iglesia, cuyo administrador lo hizo la
Pero ¿cuál era la suerte del beatísimo prisionero? voluntad del Cielo.... Y el general Radet le replica
¿Qué había ocurrido en Roma? ¿Había una nueva mostrándole la orden de llevarlo prisionero a
religión en el Mediodía de Europa? ¿Era papa Francia.
Napoleón?
Al amanecer del siguiente día salía Pío VII de su
Nada sabíamos..., y, si he de deciros la verdad, palacio entre esbirros y gendarmes, saltando
por lo que a mí hace, todavía no he tenido tiempo sobre los escombros de las puertas, sin más
de averiguarlo.... comitiva que el cardenal Pacca, ni más restos de
—Yo se lo diré a V., por vía de paréntesis, en muy su grandeza mundanal que un papetto, moneda
pocas palabras, Capitán.—Esto completará la equivalente a cuatro reales de vellón, que llevaba
historia de V., y dará toda su importancia a ese en el bolsillo.
peregrino relato. En las afueras de la puerta del Popolo lo esperaba
una silla de posta, a la cual le hicieron subir, y
después de esto cerraron las portezuelas con una
III llave, que Radet entregó a un gendarme de
caballería.
Las persianas del lado derecho, en que se sentó España estaba dando muestras al mundo..., y que
el Papa, estaban clavadas, a fin de que no el más puro entusiasmo chispeó en sus
pudiese ser visto.... amantísimos ojos....—¡Parecía que aquellos ojos
nos besaban!
Nosotros, por nuestra parte, comprendiendo toda
IV la predilección que nos demostraba en aquel
—¡En esa silla lo encontré yo!...—¿Ven ustedes momento el Sumo Pontífice, procurábamos
cómo no miento? expresarle con la mirada, con el gesto, con la
actitud, nuestra veneración y piedad, así como el
—Hace V. bien en interrumpirme, Capitán; porque dolor y la indignación que sentíamos al verlo preso
yo he terminado, y el resto queremos oírlo de y ultrajado por sus malos hijos....—Casi
labios de V.... instintivamente nos quitamos los morriones (cosa
—Pues voy allá, señores míos. que chocó mucho a los franceses, los cuales
seguían con sus gorros encasquetados), y nos
Íbamos diciendo que Pío VII y el cardenal Pacca llevamos la mano derecha al corazón como quien
(¡mucho me alegro de haber llegado a saber su hace protestación de su fe.
nombre!) estaban sentados en el portal de la casa
de postas; que el pueblo se había agrupado en la El Papa levantó los ojos al cielo y se puso a rezar.
calle; que los gendarmes le impedían el paso, y —¡Sabía que una bendición de su mano podía
que nosotros los españoles conseguimos atraer sobre nosotros la cólera del pueblo impío
acercarnos tanto a la puerta, que veíamos que nos rodeaba, como nosotros sabíamos que un
perfectamente a los dos augustos sacerdotes. grito de ¡viva el Papa! podía empeorar la situación
del beatísimo prisionero!—¡Mostrábanse tan
Pío VII fijó casualmente la vista en nosotros, y sin orgullosos los franceses que nos rodeaban al ver
duda conoció, por nuestros raros y destrozados aquel supremo triunfo de la Revolución sobre la
uniformes, que también éramos extranjeros y autoridad!... ¡Creían tan grande a la Francia en
cautivos de Napoleón.... Ello fué que, después de aquel momento!
decir algunas palabras al Cardenal, clavó en
nosotros una larga y expresiva mirada. En esto se abrió paso por entre la muchedumbre,
y apareció en el cuadro que habían despejado los
En esto sonó allí cerca un fandango, divinamente gendarmes, una mujer del pueblo, mucho más
tocado y cantado por los tres compañeros anciana que el Pontífice: una viejecita centenaria,
nuestros, que volvían ya con las boletas para pulcra y pobremente vestida, coronada de
alojarnos.... cabellos como la nieve, trémula por la edad y el
entusiasmo, encorvada, llorosa, suplicante,
Creo haberos dicho que habíamos comprado dos
llevando en las manos un azafate de mimbres
guitarras antes de abandonar a Cataluña; y si se
secos lleno de melocotones, cuyos matices rojos y
me ha olvidado decíroslo, os lo digo ahora.
dorados se veían debajo de las verdes hojas con
Al oír aquel toque y la copla que le siguió, el Papa que estaban cubiertos....
levantó otra vez la cabeza, y nos miró con mayor
Los gendarmes quisieron detenerla.... Pero ella los
interés y ternura.
miró con tanta mansedumbre; era tan inofensiva
El italiano, el músico, había reconocido el canto. su actitud; era su presente tan tierno y cariñoso;
inspiraba su edad tanto respeto; había tal verdad
¡Ya sabía que éramos españoles! en aquel acto de devoción; significaba tanto, en
Ser español, significaba en aquel tiempo mucho fin, aquel siglo pasado, fiel a sus creencias, que
más que ahora. Significaba ser vencedor del venía a saludar al Vicario de Jesucristo en medio
Capitán del siglo; ser soldado de Bailén y de su calle de Amargura, que los soldados de la
Zaragoza; ser defensor de la historia, de la Revolución y del Imperio comprendieron o
tradición, de la fe antigua; mantenedor de la sintieron que aquel anacronismo, aquella caridad
independencia de las naciones; paladín de Cristo; de otra época, aquel corazón inerme y pacífico
cruzado de la libertad. —En esto último nos que había sobrevivido casualmente a la guillotina,
engañábamos.... Pero ¡cómo ha de ser!—¿Quién en nada aminoraba ni deslucía los triunfos del
había de adivinar entonces, al defender a D. conquistador de Europa, y dejaron a la pobre
Fernando VII contra los franceses, que él mismo mujer del pueblo entrar en aquel afortunado portal,
los llamaría al cabo de catorce años y los traería a que ya nos había traído a la memoria otro portal,
España en contra nuestra, como sucedió en no menos afortunado, donde unos sencillos
1823?... —En fin; no quiero hablar..., ¡pues hay pastores hicieron también ofrendas al Hijo de Dios
cosas que todavía me encienden la sangre! vivo....
El caso fué, volviendo a mi relato, que el rostro del Comenzó entonces una interesante escena entre
Papa se cubrió de santo rubor al considerar la cristiana y el Pontífice.
nuestra desventura y recordar el heroísmo de que
Púsose ella de rodillas, y, sin articular palabra, toda Francia obligó a Napoleón Bonaparte a poner
presentó el azafate de frutos al augusto prisionero. en libertad a Pío VII.
Pío VII enjugó con sus manos beatísimas las Volvió, pues, el Sumo Pontífice a recorrer el
lágrimas que inundaban el rostro de la viejecita; y mismo camino en que le habían encontrado los
cuando ésta se inclinaba para besar el pie del prisioneros españoles, y he aquí cómo describe
Santo Padre, él colocó una mano sobre aquellas Chateaubriand la despedida que hizo Francia al
canas humilladas, y levantó la otra al cielo con la sucesor de San Pedro:
inspirada actitud de un profeta.
«Pío VII caminaba en medio de los cánticos y de
—¡VIVA EL PAPA!—exclamamos entonces las lágrimas, del repique de las campanas y de los
nosotros en nuestro idioma español, sin poder gritos de ¡Viva el Papa! ¡Viva el Jefe de la
contenernos.... Iglesia!... En las ciudades sólo quedaban los que
no podían marchar, y los peregrinos pasaban la
Y penetramos en el portal resueltos a todo. noche en los campos, en espera de la llegada del
Pío VII se pone de pie al oír aquel grito, y, anciano sacerdote.
tendiendo hacia nosotros las manos, nos detiene,
cual si su majestuosa actitud nos hubiese
aniquilado.... Caemos, pues, de rodillas, y el Padre
Santo nos bendice una, otra y tercera vez.
Al propio tiempo álzase en la puerta y en toda la
Plaza como un huracán de gritos, y nosotros
volvemos la cabeza horrorizados, creyendo que
los franceses amenazan al Sumo Pontífice....—¡Lo
de menos era que nos amenazasen a nosotros!—
¡Decididos estábamos a morir!
Pero ¡cuál fué nuestro asombro al ver que los
gendarmes, los hombres del pueblo, las mujeres,
los niños..., ¡todo Montelimart! estaba arrodillado,
con la frente descubierta, con las lágrimas en los
ojos, exclamando:
—Vive le Pape!
Entonces se rompió la consigna: el pueblo invadió
el portal y pidió su bendición al Pontífice.
Éste cogió una hoja verde de las que cubrían el
azafate de melocotones que seguía ofreciéndole
la anciana, y la llevó a sus labios y la besó.
La multitud, por su parte, se apoderó de los frutos
como de reliquias; todos abrazaron a la pobre
mujer del pueblo; el Papa, trémulo de emoción,
atravesó por entre la muchedumbre, nos bendijo
otra vez al paso, y penetró en la silla de posta; y
los gendarmes, avergonzados de lo que acababa
de pasar, dieron la orden de partir.
En cuanto a nosotros, durante todo aquel día no
fuimos en Francia prisioneros de guerra, sino
huéspedes de paz.
Conque ... he dicho.
V
—¡Aun queda algo que decir!...—(exclamó el
mismo que contó poco antes lo acontecido en
Roma.) ¡Óiganme Vds. a mí un momento!
En 1814, cinco años después de la escena
referida por el Capitán, la fuerza de la opinión de
Nov
ela
Qué es una Novela:
Una novela es una obra literaria de carácter narrativo y de cierta extensión. Está escrita en prosa y narra hechos ficticios o basados en
hechos reales.
La novela es también un género literario que incluye este tipo de obras. También es el conjunto de obras novelescas de un autor, época,
lengua o estilo.
En ocasiones se usa esta palabra también para referirse a una invención, mentira,embuste o ficción.
Esta palabra procede del italiano novella,entendida como noticia, narración o relato novelesco.
Novela cortaUna novela corta es un tipo de obra literaria que se puede situar entre el cuento, el relato y la novela. La característica
principal es su menor extensión en comparación con el de una novela al uso.
Los temas, los personajes, los escenarios, el argumento y otros elementos de una novela corta no varían en relación con los de una novela,
aunque debido a su breve extensión, algunos de ellos se pueden ser simplificados.
Algunos ejemplos de novela corta son El coronel no tiene quien le escriba(1961) de Gabriel García Márquez y La metamorfosis (1915) de
Franz Kafka.
Novela picaresca
Una novela picaresca es un tipo de novela propia de los siglos XVI y XVII que narra las experiencias de un protagonista pícaro,
generalmente en primera persona. En este tipo de novelas se suele reflejar de una forma crítica la moral y la realidad social del momento.
El concepto de novela picaresca también se utiliza para referirse a un subgénero literario que agrupa este tipo de novelas.
Algunos ejemplos de novela picaresca son El Lazarillo de Tormes (1554) de autor desconocido y La vida del Buscón (1626) de Francisco de
Quevedo.
Novela de aventuras
Una novela de aventuras es un subgénero literario y también un tipo de novela que narra varios acontecimientos y situaciones en los que
destacan elementos como la acción, el peligro y la valentía.
Aunque pueda otros temas como la crítica social, las novelas de aventuras se basan en el entretenimiento.
Algunos ejemplos de novela de aventuras son La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson (1883), La vuelta al mundo en 80 días de Julio
Verne (1873) y El corsario negro de Emilio Salgari (1898).
Novela de terror
Una novela de terror es un tipo de novela y un subgénero literario que utiliza temas y elementos literarios relacionados con emociones
como el miedo y la angustia. La atmósfera que se recrea a través de la descripción de lugares, personajes y acontecimintos contribuye a
provocar en el lector este tipo de emociones.
Se utilizan recursos como el suspense y la intriga. En algunos casos aparecen elementos sobrenaturales, legendarios o aspectos
relacionados con la muerte, las fobias y el miedo a lo desconocido.
Algunos ejemplos de novela de terror son Drácula de Bram Stoker (1897), El exorcista de William Peter
Blatty (1971) y El resplandor de Stephen King (1977).
Que es la rima.
La rima es la repetición o semejanza
acústica, entre dos o más versos, de
cierto número de fonemas o sonidos a
partir de la última vocal acentuada. Es
considerada un elemento rítmico del
texto en verso.
Lo importante en la rima es la percepción
de igualdad de timbre, por ende es un
fenómeno acústico, no gráfico; si bien,
como las letras son la representación de
los fonemas, en una lectura no articulada
siempre existe la sensación de esa
equivalencia acústica.
El papel importante de la rima en la
estrofa y en los poemas que la utilizan,
es que señala las relaciones entre los
diferentes versos. Y no solo está
presente en poemas y canciones, sino
también en diversos juegos de diversión
como las adivinanzas, los acrósticos, los
trabalenguas y las retahílas.
Existen dos clases de rima; si a partir de
la última vocal acentuada se repiten los
fonemas vocálicos y los consonánticos,
se dice que la rima es consonante,
también conocida como rima total o
perfecta.
Rim
as