Luisa y Las Brujitas Del Bosque Encantado

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Luisa y Las brujitas del bosque encantado

Título: Luisa y las brujitas del bosque encantado encantado el que nos está atrayendo, ! No lo veas
Luisa ¡que te va a atraer
Autor: Cesar de León E. Luisa: No amigo, ese no está en el bosque
encantado, voy por las moras que pueda y regreso
Personajes: Luisa, Miguelito (el ratón) Brujilda,
Miguelito: !No corras que es una trampa¡
Hermelinda
Narrador: Luisa que con trampas cayo en la
Categoría: Obras de teatro de 4 personajes tentación, al bosque encantado entro, de repente
el cielo que hasta ese entonces estaba claro y
Narrador: Como todas las historias de cuentos, azul, se empezó a nublar, con esos nubarrones
esta empieza en un bosque que se le conocía negros que empezaron a oscurecer el lugar.
como “encantado”, todo a consecuencia de dos
brujitas que deambulaban con sus escobas,
buscando ingredientes para sus pócimas. Ellas Acto 3
eran las hermanas Brujilda y Hermelinda, unas
Luisa: Miguelito en donde estas (decía casi
niñas muy inquietas que ya volaban sus propias
llorando).
escobas. A petición de sus mayores, buscaban
Miguelito: No te podía dejar sola, y aunque no me
arañas, sapos y yerbas alucinógenas, para
hiciste caso, este bosque es el culpable,
preparar sus brebajes encantados y esa era toda
Luisa: Que vamos a hacer, ya quiero ir a la casa
su vida.
de la abuela, que se va a preocupar
Por otro lado, Luisa una niña de la edad de las Narrador: Tan asustados estaban Luisa y
brujitas, siempre ayudaba a su abuela, a Miguelito, que nunca se percataron que arriba de
recolectar bayas, nueces y algunas frutas que ellos las dos brujitas atentas estaban escuchando,
daba el bosque que colindaba a la casa de su y como ellas no eran malas, se decidieron a bajar.
abuela, pero siempre prevenida de no pasar las Acto 4
fronteras y pasar del bosque al “bosque
Brujilda: Hola amigos, ¿los podemos ayudar? (a
encantado”, Luisa que solo la acompañaba su
Luisa y al ratón les pregunto)
ratón MIguel, con el que entablaba conversación
Hermelinda: De seguro el bosque encantado los
como con cualquier humano, era su gran amigo y engaño como a todos los que aquí se pierden
consejero. jajaja (a su hermana sonriendo comento)
Brujilda: No te rias de la desgracia de nuestra
Acto 1
amiga, brujilda, mejor preséntate y vamos a
Miguelito: Luisa acá son muchas las fresas que ayudarlos
Hermelinda: Tienes razón hermana, Hola amigos
podemos recolectar, ven rápido, que el sol las
soy Hermelinda la hermana menos de Brujilda, si
empieza a marchitar.
quieren los podemos ayudar, se suben con
Luisa: Ahí voy Miguelito, que no ves que también nosotras a nuestra escoba y en la frontera del
estoy recolectando las nueces que me pidió mi bosque las podemos llevar.
abuela Luisa: (aun con asombro, no podía dar crédito a lo
Miguelito: Ya sé, pero esto está más a fácil de que veía) Gracias, si nos pueden ayudar se los
recolectar y las nueces no se marchitan, como le agradecería.
pasa a las fresas, vamos floja corre y vamos a Miguelito: No Luisa, nos llevaran a su casa para
llenar ese cesto. comernos (grito el ratón)
Luisa: Aunque eres mandón, te considero mi Brujilda: No se de donde sacas tal historia, si
mejor amigo. quisiéramos comer un ratón, hace rato estarías en
Narrador: A lo lejos, al terminar el bosque, se nuestras pansas jajaja ( dijo con tono irónico)
veían varios árboles frutales que se notaba que confíen en nosotras, que no les haremos daño.
brillaban algo así como un haz de luz que emitían
Narrador: Y a la escoba de las brujitas subieron,
esos árboles, algo que el bosque encantado
para a la frontera del bosque llegar, así nos damos
hacía, para atraer a las personas.
cuenta que no todos los que pensamos que sean
Acto 2
malos, lo serán.
Luisa:! Mira Miguelito ese árbol de moras ¡que a lo
FIN
lejos se ve
Miguelito: Ese árbol está encantado, es difícil que
un árbol se vea así naturalmente, es el bosque
Niño “B”: Y que nos lleve al parque como lo hacia
nuestro padre, a jugar en los columpios que tanto
La niña de la escalera nos gustaban.
Titulo: La niña de la escalera Niña: Mucho gusto señor, de mi parte tendrá
Autor: Cesar de León E. respeto y ninguna queja.
Personajes: (5) Madre, Padrastro, Niño “A”, Niño Madre: Hija dale un beso, que al tiempo llegara a
“B”, Niña ser tu papa
Categoría: Obra de teatro de 5 personajes, Narrador: Y así pasaron todos los niños a besar
( adaptación de la leyenda: la niña en la escalera ) en la mejilla al padrastro, que la madre
Narrador: Madre de 3 hijos, viuda en inconsciente les había impuesto, sin pensar, en
circunstancias no muy claras, la carga para esta sus hijos, y solo en su bienestar, había cambiado
madre que había perdido a su esposo en un la vida de esos pequeños ángeles, que tenia en
accidente no muy claro, había dejado a la mujer casa.
con una carga muy difícil de llevar, no guardando Pasaron los días, el padrastro se acomodo en la
un luto ni de meses, fácilmente consiguió la casa, y los problemas empezaron a llegar, el tipo
compañía de un tipo, de aspecto agrio, pero que le de mal carácter, por cualquier motivo, les pegaba
prometió, ser padre de sus 3 hijos y lo mas a los niños, pero tenia especial coraje, por la niña
importante, no le faltaría nada, algo que había que en ningún momento se llego a quejar, con
padecido, con su difunto esposo. cinturón en mano, les daba hasta que se cansaba
de pegarles, y los niños, llorando y suplicando que
Acto 1 no les pegara mas, hacia por terminar el castigo,
Madre: Niños; he decidido reiniciar mi vida, su pero algo pasaba con la niña, ella todo el dolor lo
padre ya esta en la tumba y no puedo seguir con aguantaba, y solo una mirada retadora al
todos los gastos yo sola, el día de hoy por la padrastro le dejaba, algo que hacia hervir mas la
noche, llegara un amigo, que de aquí en adelante sangre, del mal ser humano que era el padrastro.
sera como su padre, así que no quiero que le den
motivos, para que se enoje y se portan bien. Acto 3
Niño “A”: Madre pero si mi padre no tiene ni unos Padrastro: !Llora maldita¡, pídeme que no te
meses que acaba de morir, como nos haces esto, castigue mas, !pide de rodillas que no te castigue
a quien vas a traer a nuestra casa? mas¡
Niño “B”: Mami, por que no nos quedamos Madre: Ya déjala, ella es así, ya no te molestes en
nosotros solos, nosotros podemos ayudar con las educar, a mis hijos que no tienen compostura y
tareas de la casa, mientras tu trabajas hacen lo que les da la gana.
Madre: Y mi vida que?, la voy a tener Narrador: Así pasaron meses, de castigo a los 3
desperdiciada por su culpa, vean el ejemplo de su niños, con el encubrimiento de la madre a favor
pequeña hermana que no reprocha nada de lo que del esposo, hasta que un día, por la noche, el tipo
esta pasando de ver que el castigo, no le hacia nada a la niña,
Narrador: La niña, temerosa de la forma de ser de por las escaleras de la casa la aventó, muriendo la
su madre, prefirió no emitir un comentario, de lo niña al instante, la familia completa huyo.
que estaba pasando, solo acepto lo que le llego a Pero se dice que días después de la muerte, la
su vida. niña al padrastro se le apareció, para anunciarle
que en unos años, la muerte le llegaría, y eso al
Acto 2 hombre muerto en vida dejo.
Niña: Madre, espero que este señor, te pueda dar
lo que nuestro padre en vida no pudo, y lo
respetaremos y honraremos si eso te hace feliz. Se dice que fantasma de la niña, aun en esa casa
Narrador: Llego la noche y llego el que al tiempo se aparece, para ayudar a los niños, que son
seria el padrastro, y la mirada nunca la quito de la victimas de los abusos de los padres, de la madre,
pequeña niña, el tipo era una persona amargada se supo que al morir el padrastro, los hijos la
que no había podido mantener una relación dejaron y sola quedo, viviendo en la miseria,
estable, por sus constantes cambios de forma de pidiendo limosna, y de sus hijos el perdón.
ser, una inestabilidad que le costaba las
relaciones de amor que tuvo en su vida.
FIN
Acto 3
Padrastro: Hola niños, no espero que me digan
papa, eso no puede ser, pero espero poder
ayudarlos y que en un tiempo me digan que soy
su amigo, espero llevarme bien con todos ustedes
y que haya armonía en el hogar.
Niño “A”: Si señor, esperamos que haga feliz a
nuestra madre
Podría revertir el deseo tuyo de estar solo Pedro,
El niño que quería estar dijo Trollingo, pero este solo se concede, cuando
es verdadero y ansiado, como tu deseo original.

solo Claro, dijo Pedro, ya no quiero estar solo, y entre


Titulo: El niño que quería estar solo
sollozos, se volvió a dormir.
Autor: Cesar de León E.
Personajes: Pedro, Mama, Papa, Trollingo,
Categoría: Al día siguiente, se levanto pensando que aun
Pedro era un niño caprichoso, al que nada le estaba solo, bajando a la cocina de su casa, vio
faltaba y el cual por mucho tiempo había estado cocinar a mama, y corriendo se lanzo a abrazarla.
equivocadamente criado, niño que no tenia
respeto a sus padres, los cuales por mucho
tiempo hacían sacrificios, todo con el único fin de Hijo mio, que te sucede, ¿Quieres comer?
satisfacer todos los caprichos de su hijo.

Si madre mía, comento Pedro, te quiero mucho y


Un día en uno de sus tan seguidos desplantes, les quiero cambiar, ¿en que labor de la casa te puedo
grito a sus padres que no los soportaba y que ayudar?
deseaba estar solo, con todo su corazón, solo,
ya que no los soportaba.
Al día siguiente, al despertar, no vio por ningún Claro hijo mio, vete a la calle a la basura tirar, y
lado a nadie, curioso salio a la calle y vio que espera a tu padre que fue a traer las bolsas del
estaba solo, su deseo se había cumplido. mandado, para que le ayudes a bajar.

Al principio, alegre por hacer lo que quería, todo le Y así el cambio de actitud de Pedro, fue
parecía un juego, hacia travesuras que sus padres notándose cada vez mas, y al anochecer y
no lo dejaban hacer, comía todo el dulce que acostarse para dormir, comento: no se si lo que
quería y sin algún cuidado, siguió por horas, hasta paso fue un sueño, pesadilla o algo real, pero a
que se canso. mis padres con mis acciones y amor, los voy a
honrar y a ayudar.
Al día siguiente, al despertar de su cama, y
pensando que todo había sido solo un sueño, se Del rincón oscuro, una voz se volvió a escuchar,
levanto, solo para confirmar su soledad, ya no era era la voz de Trollingo, que le dijo: No fue un
tan bonito estar solo, la aventura se convertía en sueño Pedro, fue real, y esta vez es la ultima que
pesadilla. me vas a escuchar.

Empezando a llorar, no sabia porque le pasaba Y Pedro su palabra cumplió, y a sus padres toda
eso a el, cuando en la esquina de su recamara, la vida ayudo.
unas palabras escucho: ” tu lo pediste”.

Moraleja: No sabemos lo que tenemos, hasta


!Papa¡ grito Pedro con todas sus fuerzas, de la que lo perdemos, cuida y honra a tus padres,
oscuridad del rincón, salio un troll, solo para que no son eternos.
decirle que sus deseos se habían cumplido. FIN

Ya no quiero estar solo, gritaba Pedro, y entre


llantos en la alfombra que estaba en el suelo se
quedo dormido, algunas horas pasaron, y trollingo
que así se llamaba el troll, se le acerco y le dijo:
Sabes que cuando alguien desea algo con tanta
vehemencia, como cuando lo deseaste tu, en
algunas ocasiones se te puede llegar a conceder.

!Perdón¡ grito Pedro, no sabia lo valioso que son


mis padres hasta que ya no los tuve.
Narrador: Y así partieron, Amira, Emogi y locuaz el
camello loco, pero el primer día en el desierto, una
Amira la princesa sin tolvanera encontraron, lo que hizo que perdieran
la brújula y con esto el camino hacia el reino,
caminando y terminándose las provisiones, a lo
reino y el genio de la lejos vieron a un zorro que parecía bailar, era un
pequeño que se quemaba los pies, por el sol
incandescente, Amira, sin pensarlo dos veces, del
lámpara camello se bajó, dándole la orden a Locuaz de no
Título: Amira la princesa sin reino y el genio de la retirarse, al zorro salvo.
lámpara Acto 2
Autor: Cesar Antonio de León Escobedo Foxy: Muchas gracias por salvarme de morir
Personajes: Amira, El gato Emogi, El Genio, El quemado, vengo huyendo de varios cazadores,
camello locuaz, El Zorro foxy,  El rey Alemejec, y que de mi hogar me han separado, de hoy en
la malvada hechicera Mahira adelante Foxy está a tus pies, para ayudarte en lo
Categoría: Obra de teatro de 7 personajes que pueda, con gran placer.
Narrador: Amira la princesa sin reino, fue
separada a la hora de nacer, por la malvada
hechicera de nombre Mahira,  la reina murió a la Amira: Nada me tienes que agradecer, foxy, creo
hora de dar a luz a la pequeña princesa pero que tú en mi lugar, lo mismo habrías hecho.
antes de morir, le puso un dije que su esposo le Locuaz: Al fin nos vamos a ir, o se quedaran por
había regalado con el nombre de su hija. Amira siempre, platicando por ahí (Dijo locuaz, un poco
fue separada, con lo que el rey Alemejec, quedo enfadado).
destrozado, la curandera que había llevado el Amira: Vayámonos mi estimado camello locuaz,
parto había dado muerte a la reina, por órdenes que juntos los cuatro partiremos, al reino de
de la malvada bruja, también le ordenó matar a la Alemejec nos llevaras.
recién nacida, para poder engatusar al rey y poder Emogi: Y ahora si te encargo que nos lleves por
la reina ser. buen camino, camello flojo, que si noto que te
La mujer no pudo matar a la indefensa criatura, desvías, mis garras en tu lomo encajo.
pero la dejo a un lado del río, para que la Locuaz: Ahora mismo, me iré mas rápido, y no
naturaleza se encargara de ella, pero la niña con porque te tenga miedo, gato chiflado, sino porque
tan buena suerte que tuvo, fue encontrada y a lo lejos, vi algo que brillo, no sé si sea un oasis o
criada, por un anciano que cuidaba ovejas, la niña el reflejo, pero hacia haya llegaremos, antes de
al poco tiempo quedo sola y desamparada, por la que se ponga el sol.
muerte del que conocía como su padre, tan solo Amira: Vamos amigos, juntos todos mis amigos, a
su gato salvaje de nombre Emogi, le hacía descubrir el oasis perdido.
compañía y junto con él, emprendió el camino Narrador: Pero el espejismo, parecía no tener fin,
hacia el desierto. las fuerzas de todos los amigos, parecían llegar a
su fin, cuando de pronto el camello loco, se
tropezó, he hizo caer a Amira, junta a una
Acto 1 lámpara, que era lo que a lo lejos brillo.
Amira: Mira Emogi, el día de hoy viajaremos hacia  
el reino del rey Alemejec, una señora en sueños
me dijo que viajara hacia haya.
Emogi: Claro amira, pero deberías llevar Acto 3
suficientes provisiones, que el desierto tenemos Amira: ¿Esto era el oasis? –Le dijo al camello-.
que cruzar para llegar. Locuaz: Nunca me equivoco, creo que ya viejo
Amira: Lo se mi querida mascota y fiel amigo, llevo estoy y te ofrezco una disculpa amiga mía.
todo lo que necesitamos, conmigo. Amira: No te preocupes Locuaz, no era reproche,
Emogi: Espero no se te haya olvidado, esa rica tan solo te preguntaba por qué aun veo el
comida a base de pescado, que tan rico sabe. espejismo o el oasis que está en el camino.
Amira: Claro que no Emogi, yo te cuidare y Locuaz: (Levantándose de nuevo y viendo al
alimentare, durante el viaje. horizonte dijo) Tienes razón amiga, el olor a la
Emogi: Gracias mi querida Amira, tengo la mejor brisa de las gotas, la siento en mi nariz, pero mis
de las suertes, al tenerte como amiga. piernas no me responden, será hasta mañana,
Amira: Con la venta de las ultimas ovejas, he que ahora me tirare a dormir.
comprado un camello en el pueblo, y aunque me Foxy: A dormir, que el sol nos acaba, prendamos
dijo que estaba loco, tan solo espero me lleve por una fogata y comamos algo, para poder seguir por
el desierto a mi destino. la mañana.
Emogi: Así será amiga mía, y ese reino Emogi: Con que no me quieras comer a mi (Dijo
encontraras. en tono de broma).
Foxy: Ni aunque me muriera de hambre, me dije, que el rey Alemejec te reconocerá y princesa
alimentaria de un costal de huesos como lo estas al fin serás.
tu (Carcajeando). Narrador: Después de saber toda la verdad, los
Narrador: Y así comiendo y bromeando, se fueron amigos le pidieron que los guiara al reino, y a los
quedando dormidos todos, excepto Amira, la cual pocos días, así fue, pero el Genio les advirtió, de
no sabía qué hacer, de repente se recostó sobre lo malvada que era la Hechicera, de la cual se
su costado y la lámpara le estorbo, al tomarla con tenían que cuidar.
sus manos, una inscripción noto, en su lenguaje Acto 6
decía, frótame y te serviré durante 7 días, a lo que El Genio: Recuerden el nombre de Mahira, y no lo
ella empezó a limpiar, del fuego salió un genio al vayan a pronunciar, porque nadie en el reino lo
cual se arrodillo y le dijo: tiene permitido.
Amira: Yo no le tengo miedo y con la ayuda de mis
amigos, a mi padre veremos.
Locuaz: Yo te apoyo amiga mía, ahora
Acto 4 necesitamos pedir una audiencia al rey.
El Genio: A tus pies estoy, pídeme los deseos Foxy: Pero como nos la darán, si somos tan solo
durante estos 7 días y te los concedo, amiga mía. unos animales y Amira una niña de no más de 10.
Amira: Dime por mi nombre que es Amira, así me Emogi: Aquí es donde entrara, nuestro buen
dicen todos mis amigos, y si tú también quieres amigo el Genio, para la audiencia solicitar.
serlo, mi nombre me dirás. El Genio: Sabes que tus palabras son ordenes,
El Genio: Amira, tus deseos son órdenes para mí, pero te recuerdo que solo te quedan 3 días de
pero dime que te gusta, que deseas, que te lo voy deseos, si quieres te llevo a los aposentos del rey,
a conceder. directamente y con eso acabamos de una vez.
Amira: Quiero que mañana, guíes a Locuaz, al Amira: Claro que no, yo quiero que las cosas se
oasis que el ve, para poder beber, el agua de hagan bien.
dicho manantial. Narrador: Y así solicitaron la audiencia y al palacio
El Genio: (quedando estupefacto y anonadado, llegaron, cuando les tocaba el turno la malvada
por lo simple de su petición) No me queda más hechicera hizo su aparición, queriendo arrebatar el
que obedecerte, Amiga mía, tus palabras son dije, pero por el genio que se interpuso, no lo
órdenes para mi. logro.
Amira: Bueno que descanses Genio, yo ya me voy
a dormir, mañana nos despiertas para partir. Acto 7
Narrador: Y al despertar, lo que a lo lejos parecía Amira: Rey Alemejec, a tus pies me pongo.
un oasis, se empezó a acercar, era la magia del Rey Alemejec: Dime niña hermosa en que te
Genio, lo que guió a Locuaz, y al llegar, frutas y puedo ayudar.
agua brotaban de dicho lugar, se alimentaron y Amira: Estos son mis amigos y te los quiero
bañaron todos incluido el Genio, el cual nunca le presentar, mi nombre es Amira y creo que puedes
había tocado un amo como Amira, pero al ver el reconocer este dije.
dije que ella en su cuello traía, supo toda la Rey Alemejec: (Con lágrimas en los ojos dijo) Tu
verdad, y le dijo: madre desde sueños, hace días me lo ha avisado,
Acto 5 no sabes tu ausencia lo mucho que me ha
El Genio: Tú vas al reino de Alemejec, es tu afectado.
destino llegar ahí. Mahira: ¡¡Alemejec!! (Grito con autoridad) No te
Amira: (Amira y todos sus amigos, quedaron dejes engatusar, que solo tu riqueza buscara, ella
extrañados, como el Genio sabía todo) Como es no puede ser tu hija, ella murió hace mucho.
que sabes que me dirijo hacia haya, alguno de mis Amira: Mi padre me dijo que me había encontrado
amigos, seguro te lo dijo o hablara dormido. al lado de un rio y creo que la persona encargada
Locuaz: Yo hablo dormido, pero cuando ronco de mi muerte, no tuvo el valor y me dejo a mi
solo digo “Locuazz, Locuazz”, por eso mi apodo suerte.
amiga, pero nunca me han dicho que hablo mas, Mahira (Maldiciendo el nombre de la partera) La
cuando estoy dormido. voy a matar, mira que no terminar la encomienda
Emogi: Yo ni ronco, ni hablo, tan solo quedó de darte muerte como le ordene.
dormido como un tronco. Amira: Yo no te deseo nada, y si el rey me quiere
Foxy: Yo también tengo el sueño muy pesado, conocer aquí estoy, por el contrario yo no pido
amiga mía, pero nunca he hablado dormido. nada, el reino no me interesa.
Amira: Entonces seria yo, o el Genio tiene el poder Rey Alemejec: (Ya había pedido a sus guardias)
de adivinar la mente jajaja. llévense a la hechicera, que ya no cuenta con mi
El Genio: De todos es conocida, la leyenda de protección, desterrada de estas tierras quedas y si
Amira la princesa sin reino, la cual fue separada al mi hija solicita la muerte, en la hoguera morirás.
nacer, yo tengo el poder de hablar con los muertos Amira: No Rey, no busco dañar a nadie, tan solo
y tu madre me lo acaba de decir, ella en sueños te te busque porque una linda mujer, en sueños se
pidió que fueras y que no te desprendieras de tu
me aparecía, (Al voltear y ver una pintura de su
madre dijo) es ella la que me lo pedía.
Rey Alemejec: Nadie se acuerda de ella, y sería
difícil saber cuál de todas las pinturas es la que
pertenece a tu madre, desde el día de hoy serás
reconocida como mi hija, “Amira princesa del
reino”
Narrador: Al otro día, el Genio tuvo que partir, tan
solo le pidió a Amira, que lo dejara en el desierto,
para ayudar al desvalido, y que más que un amo,
ella se había hecho su amiga, para toda la vida,
desde ese entonces el Rey y la princesa se
hicieron los mejores amigos, junto con el gato, el
zorro y el camello, lograron una amistad, como
nunca se ha visto.
Pillín: A eso se le llama “Experiencia”, La
experiencia es más importante que cualquier
papel de cualquier institución educativa.
Narrador: Una vez que se fueron los ladrones de
 Asalto al Banco la institución con el motín del robo, el gerente del
Título: Asalto al Banco banco le dijo al supervisor que llamara de
Autor: D.A.R. adaptación: Cesar de León inmediato a la policía. (a lo que con voz autoritaria
Escobedo el Supervisor contesto)
Personajes: Pillín, Granuja, Gerente, Supervisor Acto 4
Categoría: Obras de teatro cortas cómicas Supervisor: “¡Alto, alto, esperen! antes vamos a
Narrador: Era un día ordinario en la sucursal del considerar los 5 millones que nos faltan del
banco Unión, había poco movimiento de clientes, desfalco del mes pasado y lo reportamos como si
de pronto llegaron dos ladrones a la entidad los ladrones también se los hubieran llevado”
bancaria gritándole a todo el mundo Gerente: Perfecto, (comento el gerente) esto se le
Acto 1 llama una “Gerencia estratégica”, sacando ventaja
Pillín: Que nadie se mueva, el dinero que vamos a de cualquier situación por mas mala que esta sea
robar, no es de ustedes, su vida en cambio, esta si Supervisor: Si, tomemos esta situación a nuestro
que les pertenece (en el banco, todo se detuvo, y favor, para salir bien librados
poco a poco empleados y clientes quedaron en el Gerente: Se acaba de ganar usted,  una
suelo) ves cómo te lo explique Granuja, a esta promoción en su área laboral, bien hecho mi
situación yo la llamo “Conceptos para cambiar estimado amigo supervisor
mentalidades Narrador: Al siguiente día, mediante las noticias
Granuja: Maestro, como aprendo de su sabiduría del televisor, se había reportado un robo mucho
Pillín: Si, tienes mucho que aprender, a este mayor, del que en realidad había sido, 100
concepto  que se le conoce como “Cambiar la millones había sido el monto del botín, de los
manera convencional de pensar en el mundo” cuales, tan solo 20 millones se habían llevado los
Granuja: Tomando nota señor y aprendiendo todo pillos, y muy enojados reflexionaron:
lo que pueda de usted, para algún día ser un gran Acto 5
ladrón Pillín “Arriesgamos el pellejo por míseros 20
Narrador: En ese momento, una dama muy sexy, millones, mientras el gerente del banco se robó 80
dejo ver de más en su provocativo cuerpo, millones en con la mano en la cintura” Por lo visto
recostándose de una manera poco convencional conviene más estudiar y conocer el sistema, que
sexy y provocativa, a lo que Pillín le grito: ser un vulgar ratero como lo somos nosotros. A
Acto 2 esta situación se le llama: “El conocimiento es tan
Pillín: Compórtese vieja indecente, eso es un robo, valioso como cualquier joya”
no una violación Granuja: Eso llamo yo ser astutos, creo que
Granuja: De veras que he quedado estupefacto aprendería a robar mejor con los trabajadores
con su actuar ante esta situación dentro del banco, en cuanto pueda, aplicare para
Pillín: A esto se le llama “ser Profesional” no se te un trabajo es esa institución y con ello
olvide nunca especializarme en robar.
Granuja: De verdad que cada día que pasa, se Narrador: El gerente del banco, feliz y sonriente,
aprende más de usted, estimado y querido se sintió satisfecho ya que sus pérdidas en el
“Sensei” mercado bancario fueron cubiertas por el robo. A
Pillín: Nunca debes de perder el enfoque, aplica esto se le llama: “Aprovechar las oportunidades”
tus conocimientos en lo que te desempeñas y Moraleja: Dale un arma a un hombre y podrá robar
sabes hacer y en nada más. un banco, dale un banco a un hombre y podrá
Narrador: Al momento de escapar, Granuja que robar al mundo entero.
era el aprendiz de ladrón (quien tenía estudios,
pero no encontraba trabajo y hasta una
especialidad en MBA tenia) y que estaba
aprendiendo el oficio de su amigo el “Pillín”, le
comento lo siguiente:
Acto 3
Granuja: Pillín, vamos a contar todo lo que nos
llevamos del botin
Pillín: No sea idiota, estimado aprendiz, es
demasiado el dinero para empezarlo a contar, nos
llevaría días llegar a un conteo exacto del dinero,
mejor esperemos a ver las noticias, para que
digan de cuanto fue el monto del robo
Granuja: Esta bien, esperemos a que nos digan en
la noticias (en tono enfadado)
La buenaventura
de Pedro Antonio de Alarcón

I - ¿Estás seguro de que lo has visto? -exclamó el


Capitán General con un interés que se sobrepuso
a sus dudas.
No sé que día de Agosto del año 1816 llegó a las
puertas de la Capitanía General de Granada cierto El gitano se echó a reír, y respondió:
haraposo y grotesco gitano, de sesenta años de
edad, de oficio esquilador y de apellido o - ¡Es claro! Su merced dirá: este gitano es como
sobrenombre "Heredia", caballero en flaquísimo y todos, y quiere engañarme. ¡No me perdone Dios
destartalado burro mohino, cuyos arneses se si miento!. Ayer ví a Parrón.
reducían a una soga atada al pescuezo; y, echado - Pero ¿sabes tú la importancia de lo que dices?
que hubo pie a tierra, dijo con la mayor frescura ¿Sabes que hace tres años que se persigue a ese
«que quería ver al Capitán General.» monstruo, a ese bandido sanguinario, que nadie
Excuso añadir que semejante pretensión excitó conoce ni ha podido nunca ver? ¿Sabes que todos
sucesivamente la resistencia del centinela, las los días roba, en distintos puntos de estas sierras,
risas de los ordenanzas y las dudas y vacilaciones a algunos pasajeros; y después los asesina, pues
de los edecanes antes de llegar a conocimiento dice que los muertos no hablan, y que ése es el
del Excelentísimo Sr. D. Eugenio Portocarrero, único medio de que nunca dé con él la Justicia?
conde del Montijo, a la sazón Capitán General del ¿Sabes, en fin, que ver a Parrón es encontrarse
antiguo reino de Granada... Pero como aquel con la muerte?
prócer era hombre de muy buen humor y tenía El gitano se volvió a reír, y dijo:
muchas noticias de Heredia, célebre por sus
chistes, por sus cambalaches y por su amor a lo - Y ¿no sabe su merced que lo que no puede
ajeno..., con permiso del engañado dueño, dió hacer un gitano no hay quien lo haga sobre la
orden de que dejasen pasar al gitano. tierra? ¿Conoce nadie cuándo es verdad nuestra
risa o nuestro llanto? ¿Tiene su merced noticia de
Penetró éste en el despacho de Su Excelencia, alguna zorra que sepa tantas picardías como
dando dos pasos adelante y uno atrás, que era nosotros? Repito, mi General, que, no sólo he
como andaba en las circunstancias graves, y visto a Parrón, sino que he hablado con el.
poniéndose de rodillas exclamó:
- ¿Dónde?
- ¡Viva María Santísima y viva su merced, que es
el amo de toitico el mundo! - En el camino de Tózar.

- Levántate; déjate de zalamerías, y dime qué se - Dame pruebas de ello.


te ofrece... -respondió el Conde con aparente - Escuche su merced. Ayer mañana hizo ocho
sequedad. días que caímos mi borrico y yo en poder de unos
Heredia se puso también serio, y dijo con mucho ladrones. Me maniataron muy bien, y me llevaron
desparpajo: por unos barrancos endemoniados hasta dar con
una plazoleta donde acampaban los bandidos.
- Pues, señor, vengo a que se me den los mil Una cruel sospecha me tenía desazonado. «¿Será
reales. esta gente de Parrón? (me decía a cada instante.)
- ¿Qué mil reales? ¡Entonces no hay remedio, me matan!..., pues ese
maldito se ha empeñado en que ningunos ojos
- Los ofrecidos hace días, en un bando, al que que vean su fisonomía vuelvan a ver cosa
presente las señas de Parrón. ninguna.»
- Pues ¡qué! ¿tú lo conocías? Estaba yo haciendo estas reflexiones, cuando se
me presentó un hombre vestido de macareno con
- No, señor. mucho lujo, y dándome un golpecito en el hombro
- Entonces.... y sonriéndose con suma gracia, me dijo:

- Pero ya lo conozco. - Compadre, ¡yo soy Parrón!

- ¡Cómo! Oír esto y caerme de espaldas, todo fue una


misma cosa.
- Es muy sencillo. Lo he buscado; lo he visto;
traigo las señas, y pido mi ganancia. El bandido se echó a reír.
Yo me levanté desencajado, me puse de rodillas, Yo se la cogí; medité un momento; conocí que
y exclamé en todos los tonos de voz que pude estaba en el caso de hablar formalmente, y le dije
inventar: con todas las veras de mi alma:
- ¡Bendita sea tu alma, rey de los hombres!... - Parrón, tarde que temprano, ya me quites la vida,
¿Quién no había de conocerte por ese porte de ya me la dejes..., ¡morirás ahorcado!
príncipe real que Dios te ha dado? ¡Y que haya
madre que para tales hijos! ¡Jesús! ¡Deja que te - Eso ya lo sabía yo... -respondió el bandido con
dé un abrazo, hijo mío! ¡Que en mal hora muera si entera tranquilidad-. Dime cuándo.
no tenía gana de encontrarte el gitanico para Me puse a cavilar.
decirte la buenaventura y darte un beso en esa
mano de emperador! ¡También yo soy de los Este hombre (pensé) me va a perdonar la vida;
tuyos! ¿Quieres que te enseñe a cambiar burros mañana llego a Granada y doy el cante; pasado
muertos por burros vivos? ¿Quieres vender como mañana lo cogen... Después empezará la
potros tus caballos viejos? ¿Quieres que le sumaria...
enseñe el francés a una mula? - ¿Dices que cuándo? -le respondí en alta voz-.
El Conde del Montijo no pudo contener la risa. Pues ¡mira! va a ser el mes que entra.
Luego preguntó: Parrón se estremeció, y yo también, conociendo
- Y ¿qué respondió Parrón a todo eso? ¿Qué que el amor propio de adivino me podía salir por la
hizo? tapa de los sesos.

- Lo mismo que su merced; reírse a todo trapo. - Pues mira tú, gitano... -contestó Parrón muy
lentamente-. Vas a quedarte en mi poder... ¡Si en
- ¿Y tú? todo el mes que entra no me ahorcan, te ahorco
- Yo, señorico, me reía también; pero me corrían yo a ti, tan cierto como ahorcaron a mi padre! Si
por las patillas lagrimones como naranjas. muero para esa fecha, quedarás libre.

- Continúa. - ¡Muchas gracias! -dije yo en mi interior-. ¡Me


perdona... después de muerto!
En seguida me alargó la mano y me dijo:
Y me arrepentí de haber echado tan corto el plazo.
- Compadre, es V. el único hombre de talento que
ha caído en mi poder. Todos los demás tienen la Quedamos en lo dicho: fui conducido a la cueva,
maldita costumbre de procurar entristecerme, de donde me encerraron, y Parrón montó en su
llorar, de quejarse y de hacer otras tonterías que yegua y tomó el tole por aquellos breñales....
me ponen de mal humor. Sólo V. me ha hecho - Vamos, ya comprendo... -exclamó el Conde del
reír: y si no fuera por esas lágrimas.... Montijo-. Parrón ha muerto; tú has quedado libre, y
- Qué, ¡señor, si son de alegría! por eso sabes sus señas...

- Lo creo. ¡Bien sabe el demonio que es la primera - ¡Todo lo contrario, mi General! Parrón vive, y
vez que me he reído desde hace seis u ocho aquí entra lo más negro de la presente historia.
años! Verdad es que tampoco he llorado.
- Pero despachemos. ¡Eh, muchachos!
Decir Parrón estas palabras y rodearme una nube II
de trabucos, todo fue un abrir y cerrar de ojos.
- ¡Jesús me ampare! -empecé a gritar-. Pasaron ocho días sin que el capitán volviese a
- ¡Deteneos! -exclamó Parrón-. No se trata de eso verme. Según pude entender, no había parecido
todavía. Os llamo para preguntaros qué le habéis por allí desde la tarde que le hice la buenaventura;
tomado a este hombre. cosa que nada tenía de raro, a lo que me contó
uno de mis guardianes.
- Un burro en pelo.
- Sepa V. -me dijo- que el Jefe se va al infierno de
- ¿Y dinero? vez en cuando, y no vuelve hasta que se le antoja.
Ello es que nosotros no sabemos nada de lo que
- Tres duros y siete reales. hace durante sus largas ausencias.
- Pues dejadnos solos. A todo esto, a fuerza de ruegos, y como pago de
Todos se alejaron. haber dicho que no serían ahorcados y que
llevarían una vejez muy tranquila, había yo
- Ahora dime la buenaventura, -exclamó el ladrón, conseguido que por las tardes me sacasen de la
tendiéndome la mano. cueva y me atasen a un árbol, pues en mi encierro
me ahogaba de calor.
Pero excuso decir que nunca faltaban a mi lado un ellos! ¿Qué es para mí la vida? ¡Una cadena de
par de centinelas. trabajos y privaciones! ¡Pero debo vivir para mis
hijos! ¡Hijos míos! ¡Hijos de mi alma!
Una tarde, a eso de las seis, los ladrones que
habían salido de servicio aquel día a las órdenes Y el padre se arrastraba por el suelo, y levantaba
del segundo de Parrón, regresaron al hacia los ladrones una cara... ¡Qué cara! ¡Se
campamento, llevando consigo, maniatado como parecía a la de los santos que el rey Nerón
pintan a nuestro Padre Jesús Nazareno, a un echaba a los tigres, según dicen los padres
pobre segador de cuarenta a cincuenta años, predicadores.
cuyas lamentaciones partían el alma.
Los bandidos sintieron moverse algo dentro de su
- ¡Dadme mis veinte duros! -decía-. ¡Ah! ¡Si pecho, pues se miraron unos a otros...; y viendo
supierais con qué afanes los he ganado! ¡Todo un que todos estaban pensando la misma cosa, uno
verano segando bajo el fuego del sol!... ¡Todo un de ellos se atrevió a decirla...
verano lejos de mi pueblo, de mi mujer y de mis
hijos! ¡Así he reunido, con mil sudores y - ¿Qué dijo? -preguntó el Capitán general,
privaciones, esa suma, con que podríamos vivir profundamente afectado por aquel relato-.
este invierno!... ¡Y cuando ya voy de vuelta, - Dijo: «Caballeros, lo que vamos a hacer no lo
deseando abrazarlos y pagar las deudas que para sabrá nunca Parrón.»
comer hayan hecho aquellos infelices, ¿cómo he
de perder ese dinero, que es para mí un tesoro? - Nunca..., nunca... -tartamudearon los bandidos-.
¡Piedad, señores! ¡Dadme mis veinte duros! - Márchese V., buen hombre... -exclamó entonces
¡Dádmelos, por los dolores de María Santísima! uno que hasta lloraba-.
Una carcajada de burla contestó a las quejas del Yo hice también señas al segador de que se fuese
pobre padre. al instante.
Yo temblaba de horror en el árbol a que estaba El infeliz se levantó lentamente.
atado; porque los gitanos también tenemos
familia. - Pronto... ¡Márchese V.! -repitieron todos
volviéndole la espalda-.
- No seas loco... -exclamó al fin un bandido,
dirigiéndose al segador-. Haces mal en pensar en El segador alargó la mano maquinalmente.
tu dinero, cuando tienes cuidados mayores en que
- ¿Te parece poco? -gritó uno-. ¡Pues no quiere su
ocuparte.
dinero! Vaya..., vaya.... ¡No nos tiente V. la
- ¡Cómo! -dijo el segador, sin comprender que paciencia! El pobre padre se alejó llorando, y a
hubiese desgracia más grande que dejar sin pan a poco desapareció.
sus hijos-.
Media hora había transcurrido, empleada por los
- ¡Estás en poder de Parrón! ladrones en jurarse unos a otros no decir nunca a
su capitán que habían perdonado la vida a un
- Parrón... ¡No le conozco!... Nunca lo he oído hombre, cuando de pronto apareció Parrón,
nombrar... ¡Vengo de muy lejos! Yo soy de trayendo al segador en la grupa de su yegua.
Alicante, y he estado segando en Sevilla.
Los bandidos retrocedieron espantados.
- Pues, amigo mío, Parrón quiere decir la muerte.
Todo el que cae en nuestro poder es preciso que Parrón se apeó muy despacio, descolgó su
muera. Así, pues, haz testamento en dos minutos escopeta de dos cañones, y, apuntando a sus
y encomienda el alma en otros dos. ¡Preparen! camaradas, dijo:
¡Apunten! Tienes cuatro minutos.
- ¡Imbéciles! ¡Infames! ¡No sé cómo no os mato a
- Voy a aprovecharlos... ¡Oídme, por compasión!... todos! ¡Pronto! ¡Entregad a este hombre los duros
que le habéis robado!
- Habla.
Los ladrones sacaron los veinte duros y se los
- Tengo seis hijos... y una infeliz...diré viuda..., dieron al segador, el cual se arrojó a los pies de
pues veo que voy a morir. Leo en vuestros ojos aquel personaje que dominaba a los bandoleros y
que sois peores que fieras. ¡Sí, peores! Porque las que tan buen corazón tenía.
fieras de una misma especie no se devoran unas
a otras. ¡Ah! ¡Perdón!... No sé lo que me digo. Parrón le dijo:
¡Caballeros, alguno de ustedes será padre!... ¿No
- ¡A la paz de Dios! Sin las indicaciones de V.,
hay un padre entre vosotros? ¿Sabéis lo que son
nunca hubiera dado con ellos. ¡Ya ve V. que
seis niños pasando un invierno sin pan? ¿Sabéis
desconfiaba de mí sin motivo!... He cumplido mi
lo que es una madre que ve morir a los hijos de
promesa.Ahí tiene V. sus veinte duros. Conque...
sus entrañas, diciendo: «Tengo hambre..., tengo
¡en marcha!
frío»? Señores, ¡yo no quiero mi vida sino por
El segador lo abrazó repetidas veces y se alejó Montijo y al sujeto, allí presente, que nos ha
lleno de júbilo. Pero no habría andado cincuenta contado todos estos pormenores.
pasos, cuando su bienhechor lo llamó de nuevo.
Réstanos ahora saber si acertó o no acertó
El pobre hombre se apresuró a volver pies atrás. Heredia al decir la buenaventura a Parrón.
- ¿Qué manda V.?--le preguntó, deseando ser útil
al que había devuelto la felicidad a su familia.
III
- ¿Conoce V. a Parrón? -le preguntó él mismo-.
- No lo conozco. Quince días después de la escena que acabamos
de referir, y a eso de las nueve de la mañana,
- ¡Te equivocas! -replicó el bandolero-. Yo soy muchísima gente ociosa presenciaba, en la calle
Parrón. de San Juan de Dios y parte de la de San Felipe
El segador se quedó estupefacto. de aquella misma capital, la reunión de dos
compañías de migueletes que debían salir a las
Parrón se echó la escopeta a la cara y descargó nueve y media en busca de Parrón, cuyo
los dos tiros contra el segador, que cayó redondo paradero, así como sus señas personales y las de
al suelo. todos sus compañeros de fechorías, había al fin
- ¡Maldito seas! -fué lo único que pronunció-. averiguado el Conde del Montijo.

En medio del terror que me quitó la vista, observé El interés y emoción del público eran
que el árbol en que yo estaba atado se estremecía extraordinarios, y no menos la solemnidad con
ligeramente y que mis ligaduras se aflojaban. que los migueletes se despedían de sus familias y
amigos para marchar a tan importante empresa.
Una de las balas, después de herir al segador, ¡Tal espanto había llegado a infundir Parrón a todo
había dado en la cuerda que me ligaba al tronco y el antiguo reino granadino!
la había roto.
- Parece que ya vamos a formar... -dijo un
Yo disimulé que estaba libre, y esperé una miguelete a otro-, y no veo al cabo López...
ocasión para escaparme.
- ¡Extraño es, a fe mía, pues él llega siempre
Entretanto decía Parrón a los suyos, señalando al antes que nadie cuando se trata de salir en busca
segador: de Parrón, a quien odia con sus cinco sentidos!
- Ahora podéis robarlo. Sois unos imbéciles..., - Pues ¿no sabéis lo que pasa? -dijo un tercer
¡unos canallas! ¡Dejar a ese hombre, para que se miguelete, tomando parte en la conversación-.
fuera, como se fue, dando gritos por los caminos
reales!... Si conforme soy yo quien se lo encuentra - ¡Hola! Es nuestro nuevo camarada... ¿Cómo te
y se entera de lo que pasaba, hubieran sido los va en nuestro Cuerpo?
migueletes habría dado vuestras señas y las de - ¡Perfectamente! -respondió el interrogado-.
nuestra guarida, como me las ha dado a mí, y
estaríamos ya todos en la cárcel! ¡Ved las Era éste un hombre pálido y de porte distinguido,
consecuencias de robar sin matar! Conque basta del cual se despegaba mucho el traje de soldado.
ya de sermón y enterrad ese cadáver para que no - Conque ¿decías...? -replicó el primero-.
apeste.
- ¡Ah! ¡Sí! Que el cabo López ha fallecido... -
Mientras los ladrones hacían el hoyo y Parrón se respondió el miguelete pálido-.
sentaba a merendar dándome la espalda, me alejé
poco a poco del árbol y me descolgué al barranco - Manuel... ¿Qué dices? ¡Eso no puede ser!... Yo
próximo... mismo he visto a López esta mañana, como te veo
a ti...
Ya era de noche. Protegido por sus sombras salí a
todo escape, y, a la luz de las estrellas, divisé mi El llamado Manuel contestó fríamente:
borrico, que comía allí tranquilamente, atado a una
encina. Montéme en él, y no he parado hasta - Pues hace media hora que lo ha matado Parrón.
llegar aquí... - ¿Parrón? ¿Dónde?
Por consiguiente, señor, déme V. los mil reales, y - ¡Aquí mismo! ¡En Granada! En la Cuesta del
yo daré las señas de Parrón, el cual se ha Perro se ha encontrado el cadáver de López.
quedado con mis tres duros y medio.
Todos quedaron silenciosos y Manuel empezó a
Dictó el gitano la filiación del bandido; cobró desde silbar una canción patriótica.
luego la suma ofrecida, y salió de la Capitanía
General, dejando asombrados al Conde del - ¡Van once migueletes en seis días! -exclamó un
sargento-. ¡Parrón se ha propuesto exterminarnos!
Pero ¿cómo es que está en Granada? ¿No - Pues lo mismo me da... -respondió Heredia-.
íbamos a buscarlo a la Sierra de Loja? Pero tengan Vds. cuidado de que no me mate
Parrón.
Manuel dejó de silbar, y dijo con su acostumbrada
indiferencia: - ¿Cómo Parrón?...¿Qué dice este hombre?
- Una vieja que presenció el delito dice que, luego - Venid y veréis.
que mató a López, ofreció que, si íbamos á
buscarlo, tendríamos el gusto de verlo... Así diciendo, el gitano se hizo conducir delante del
jefe de los migueletes, y señalando a Manuel, dijo:
- ¡Camarada! ¡Disfrutas de una calma asombrosa!
¡Hablas de Parrón con un desprecio!... - Mi Comandante, ¡ése es Parrón, y yo soy el
gitano que dió hace quince días sus señas al
- Pues ¿qué es Parrón más que un hombre? - Conde del Montijo!
repuso Manuel con altanería.
- ¡Parrón! ¡Parrón está preso! ¡Un miguelete era
- ¡A la formación! -gritaron en este acto varias Parrón!... -gritaron muchas voces.
voces-.
- No me cabe duda... -decía entretanto el
Formaron las dos compañías, y comenzó la lista Comandante, leyendo las señas que le había dado
nominal. el Capitán general-. ¡A fe que hemos estado
torpes! Pero ¿a quién se le hubiera ocurrido
En tal momento acertó a pasar por allí el gitano buscar al capitán de ladrones entre los migueletes
Heredia, el cual se paró, como todos, a ver aquella que iban a prenderlo?
lucidísima tropa.
- ¡Necio de mí! -exclamaba al mismo tiempo
Notóse entonces que Manuel, el nuevo miguelete, Parrón, mirando al gitano con ojos de león herido-
dió un retemblido y retrocedió un poco, como para ¡es el único hombre a quien he perdonado la vida!
ocultarse detrás de sus compañeros. ¡Merezco lo que me pasa!
Al propio tiempo Heredia fijó en él sus ojos; y A la semana siguiente ahorcaron a Parrón.
dando un grito y un salto como si le hubiese
picado una víbora, arrancó a correr hacia la calle Cumplióse, pues, literalmente la buenaventura del
de San Jerónimo. gitano...
Manuel se echó la carabina a la cara y apuntó al
gitano.
Lo cual (dicho sea para concluir dignamente) no
Pero otro miguelete tuvo tiempo de mudar la significa que debáis creer en la infalibilidad de
dirección del arma, y el tiro se perdió en el aire. tales vaticinios, ni menos que fuera acertada regla
de conducta la de Parrón, de matar a todos los
- ¡Está loco! ¡Manuel se ha vuelto loco! ¡Un que llegaban a conocerle... Significa tan sólo que
miguelete ha perdido el juicio! -exclamaron los caminos de la Providencia son inescrutables
sucesivamente los mil espectadores de aquella para la razón humana; doctrina que, a mi juicio, no
escena-. puede ser más ortodoxa.
Y oficiales, y sargentos, y paisanos rodeaban a
aquel hombre, que pugnaba por escapar, y al que Guadix, 1853.
por lo mismo sujetaban con mayor fuerza,
abrumándolo a preguntas, reconvenciones y
dicterios que no le arrancaron contestación
alguna.
Entretanto Heredia había sido preso en la plaza de
la Universidad por algunos transeuntes, que,
viéndole correr después de haber sonado aquel
tiro, lo tomaron por un malhechor.
- ¡Llevadme a la Capitanía General! -decía el
gitano-. ¡Tengo que hablar con el Conde del
Montijo!
- ¡Qué Conde del Montijo ni qué niño muerto! -le
respondieron sus aprehensores-. ¡Ahí están los
migueletes, y ellos verán lo que hay que hacer con
tu persona!
La corneta de llaves
de Pedro Antonio de Alarcón

Querer es poder. --Sí, ¡que toque!


I --Un vals....
--No..., ¡una polca!...
Don Basilio, ¡toque V. la corneta, y bailaremos!
Debajo de estos árboles no hace calor... --¡Polca!... ¡Quita allá! ¡Un fandango!

--Sí, sí..., D. Basilio: ¡toque V. la corneta de llaves! --Sí..., sí..., ¡fandango! ¡Baile nacional!

--¡Traedle a D. Basilio la corneta en que se está --Lo siento mucho, hijos míos; pero no me es
enseñando Joaquín! posible tocar la corneta.

--¡Poco vale!...--¿La tocará V., D. Basilio? --¡Usted, tan amable!...

--¡No! --Tan complaciente...

--¿Cómo que no? --¡Se lo suplica a V. su nietecito!...

--¡Que no! --Y su sobrina....

--¿Por qué? --¡Dejadme, por Dios!--He dicho que no toco.

--Porque no sé. --¿Por qué?

--¡Que no sabe!...--¡Habrá hipócrita igual! --Porque no me acuerdo; y porque, además, he


jurado no volver a aprender....
--Sin duda quiere que le regalemos el oído...
--¿A quién se lo ha jurado?
--¡Vamos! ¡Ya sabemos que ha sido V. músico
mayor de infantería!... --¡A mí mismo, a un muerto, y a tu pobre madre,
hija mía!
--Y que nadie ha tocado la corneta de llaves como
V... Todos los semblantes se entristecieron
súbitamente al escuchar estas palabras.
--Y que lo oyeron en Palacio..., en tiempos de
Espartero... --¡Oh!... ¡Si supierais a qué costa aprendí a tocar
la corneta!...--añadió el viejo.
--Y que tiene V. una pensión....
--¡La historia! ¡La historia! (exclamaron los
--¡Vaya,[14-9] D. Basilio! ¡Apiádese V.! jóvenes.) Contadnos esa historia.
--Pues, señor.... ¡Es verdad! He tocado la corneta --En efecto.... (dijo D. Basilio.)--Es toda una
de llaves; he sido una... una _especialidad_, como historia. Escuchadla, y vosotros juzgaréis si puedo
dicen ustedes ahora...; pero también es cierto que o no puedo tocar la corneta....
hace dos años regalé mi corneta a un pobre
músico licenciado, y que desde entonces no he Y sentándose bajo un árbol rodeado de unos
vuelto... ni a tararear. curiosos y afables adolescentes, contó la historia
de sus lecciones de música.
--¡Qué lástima!
No de otro modo, _Mazzepa_, el héroe de Byron,
--¡Otro Rossini! contó una noche a Carlos XII, debajo de otro
árbol, la terrible historia de sus lecciones de
--¡Oh! ¡Pues lo que es esta tarde, ha de tocar equitación.
usted!...
Oigamos a D. Basilio.
--Aquí, en el campo, todo es permitido....
--¡Recuerde V. que es mi día, papá abuelo!...
II
--¡Viva! ¡Viva! ¡Ya está aquí la corneta!
--Dices bien: hazte comandante... (exclamó
Hace diez y siete años que ardía en España la Ramón.) La paga no es humo..., sino después que
guerra civil. uno se la ha fumado.... ¡Ay! ¡Todo eso acabó para
mí!
Carlos e Isabel se disputaban la corona, y los
españoles, divididos en dos bandos, derramaban --¡Qué tristes ideas! (dije yo no sin susto.) Mañana
su sangre en lucha fratricida. sobreviviremos los dos a la batalla.
Tenía yo un amigo, llamado Ramón Gámez, --Pues emplacémonos para después de ella...
teniente de cazadores de mi mismo batallón, el
hombre más cabal que he conocido. Nos --¿Dónde?
habíamos educado juntos; juntos salimos del --En la ermita de San Nicolás, a la una de la
colegio; juntos peleamos mil veces, y juntos noche.--El que no asista, será porque haya
deseábamos morir por la libertad. ¡Oh! ¡Estoy por muerto.--¿Quedamos conformes?
decir que él era más liberal que yo y que todo el
ejército!... --Conformes.

Pero he aquí que cierta injusticia cometida por --Entonces.... ¡Adiós!...


nuestro Jefe en daño de Ramón; uno de esos --Adiós.
abusos de autoridad que disgustan de la más
honrosa carrera; una arbitrariedad, en fin, hizo Así dijimos; y después de abrazarnos tiernamente,
desear al Teniente de cazadores abandonar las Ramón desapareció en las sombras nocturnas.
filas de sus hermanos, al amigo dejar al amigo, al
liberal pasarse a la facción, al subordinado matar
a su Teniente Coronel.... ¡Buenos humos tenía
Ramón para aguantar insultos e injusticias ni al
lucero del alba! III

Ni mis amenazas, ni mis ruegos, bastaron a


disuadirle de su propósito. ¡Era cosa resuelta! Como esperábamos, los facciosos nos atacaron al
¡Cambiaría el morrión por la boina, odiando como siguiente día.
odiaba mortalmente a los facciosos! La acción fué muy sangrienta, y duró desde las
A la sazón nos hallábamos en el Principado, a tres tres de la tarde hasta el anochecer.
leguas del enemigo. A cosa de las cinco, mi batallón fué rudamente
Era la noche en que Ramón debía desertar, noche acometido por una fuerza de alaveses que
lluviosa y fría, melancólica y triste, víspera de una mandaba Ramón.
batalla. ¡Ramón llevaba ya las insignias de Comandante y
A eso de las doce entró Ramón en mi alojamiento. la boina blanca de carlista!...

Yo dormía. Yo mandé hacer fuego contra Ramón, y Ramón


contra mí: es decir, que su gente y mi batallón
--Basilio....--murmuró a mi oído. lucharon cuerpo a cuerpo.
--¿Quién es? Nosotros quedamos vencedores, y Ramón tuvo
que huir con los muy mermados restos de sus
--Soy yo.--¡Adiós!
alaveses; pero no sin que antes hubiera dado
--¿Te vas ya? muerte por sí mismo, de un pistoletazo, al que la
víspera era su Teniente Coronel; el cual en vano
--Sí; adiós. procuró defenderse de aquella furia.
Y me cogió una mano. A las seis la acción se nos volvió desfavorable, y
--Oye... (continuó); si mañana hay, como se cree, parte de mi pobre compañía y yo fuimos cortados
una batalla, y nos encontramos en ella.... y obligados a rendirnos....

--Ya lo sé: somos amigos. Condujéronme, pues, prisionero a la pequeña villa


de..., ocupada por los carlistas desde los
--Bien; nos damos un abrazo, y nos batimos en comienzos de aquella campaña, y donde era de
seguida. suponer que me fusilarían inmediatamente....
--¡Yo moriré mañana regularmente, pues pienso La guerra era entonces sin cuartel.
atropellar por todo hasta que mate al Teniente
Coronel! En cuanto a ti, Basilio, no te expongas...
La gloria es humo.
--¿Y la vida? IV
Así marché a la muerte con mis diez y nueve
Sonó la una de la noche de tan aciago día: ¡la compañeros de desventura....
hora de mi cita con Ramón!
Sólo uno había sido indultado, ¡por la
Yo estaba encerrado en un calabozo de la cárcel circunstancia de ser músico! Los carlistas
pública de dicho pueblo. perdonaban entonces la vida a los músicos, a
causa de tener gran falta de ellos en sus
Pregunté por mi amigo, y me contestaron: batallones.
--¡Es un valiente! Ha matado a un Teniente --Y ¿era V. músico, D. Basilio?--¿Se salvó V. por
Coronel. Pero habrá perecido en la última hora de eso?--preguntaron todos los jóvenes a una voz.
la acción....
--No, hijos míos.... (respondió el veterano.) ¡Yo no
--¡Cómo! ¿Por qué lo decís? era músico!
--Porque no ha vuelto del campo, ni la gente que Formóse el cuadro, y nos colocaron en medio de
ha estado hoy a sus órdenes da razón de él. él....
¡Ah! ¡Cuánto sufrí aquella noche! Yo hacía el número once, es decir, yo moriría el
Una esperanza me quedaba. Que Ramón me undécimo.
estuviese aguardando en la ermita de San Entonces pensé en mi mujer y en mi hija, ¡en ti y
Nicolás, y que por este motivo no hubiese vuelto al en tu madre, hija mía!
campamento faccioso.
Empezaron los tiros.
--¡Cuál será su pena al ver que no asisto a la cita!
(pensaba yo.) ¡Me creerá muerto! ¿Y, por ventura, ¡Aquellas detonaciones me enloquecían!
tan lejos estoy de mi última hora? ¡Los facciosos
fusilan ahora siempre a los prisioneros; ni más ni Como tenía vendados los ojos, no veía caer a mis
menos que nosotros! compañeros.

Así amaneció el día siguiente. Quise contar las descargas para saber, un
momento antes de morir, que se acababa mi
Un Capellán entró en mi prisión. existencia en este mundo.
Todos mis compañeros dormían. Pero a la tercera o cuarta detonación perdí la
cuenta.
--¡La muerte!, -exclamé al ver al Sacerdote.
¡Oh! ¡Aquellos tiros tronarán eternamente en mi
--Sí, -respondió éste con dulzura. corazón y en mi cerebro, como tronaban aquel
--¡Ya! día!

--No: dentro de tres horas. Ya creía oírlos a mil leguas de distancia; ya los
sentía reventar dentro de mi cabeza.
Un minuto después habían despertado mis
compañeros. ¡Y las detonaciones seguían!

Mil gritos, mil sollozos, mil blasfemias llenaron los --¡Ahora!--pensaba yo.
ámbitos de la prisión. Y crujía la descarga, y yo estaba vivo.
--¡Esta es!... me dije por último.
Y sentí que me cogían por los hombros, y me
V sacudían, y me daban voces en los oídos....
Caí... No pensé más... Pero sentía algo como un
Todo hombre que va a morir suele aferrarse a una profundo sueño... Y soñé que había muerto
idea cualquiera y no abandonarla más. fusilado.

Pesadilla, fiebre o locura, esto me sucedió a mí.


La idea de Ramón; de Ramón vivo, de Ramón
muerto, de Ramón en el cielo, de Ramón en la
ermita, se apoderó de mi cerebro de tal modo, que VI
no pensé en otra cosa durante aquellas horas de
agonía.
Luego soñé que estaba tendido en una camilla, en
Quitáronme el uniforme de Capitán, y me pusieron mi prisión.
una gorra y un capote viejo de soldado.
No veía.
Llevéme la mano a los ojos como para quitarme dos..., las tres..., las cuatro... ¡Qué noche de
una venda, y me toqué los ojos abiertos, angustia! Tú no aparecías. ¡Sin duda habías
dilatados.... ¿Me había quedado ciego? muerto!
No. Era que la prisión se hallaba llena de tinieblas. Amaneció.
Oí un doble de campanas..., y temblé. Entonces dejé la ermita, y me dirigí a este pueblo
en busca de los facciosos. Llegué al salir el sol.
Era el toque de _Animas_.
Todos creían que yo había perecido la tarde
--Son las nueve.... (pensé.) Pero ¿de qué día? antes.
Una sombra más obscura que el tenebroso aire de Así fué que, al verme, me abrazaron, y el General
la prisión se inclinó sobre mí. me colmó de distinciones.
Parecía un hombre... En seguida supe que iban a ser fusilados veintiún
¿Y los demás? ¿Y los otros diez y ocho? ¡Todos prisioneros. Un presentimiento se levantó en mi
habían muerto fusilados! ¿Y yo? Yo vivía, o alma. ¿Será Basilio uno de ellos?, me dije.
deliraba dentro del sepulcro. Corrí, pues, hacia el lugar de la ejecución. El
Mis labios murmuraron maquinalmente un cuadro estaba formado. Oí unos tiros. Habían
nombre, el nombre de siempre, mi pesadilla.... empezado a fusilar. Tendí la vista...; pero no
veía...
--¡«Ramón!»
Me cegaba el dolor; me desvanecía el miedo. Al
--¿Qué quieres?--me respondió la sombra que fin te distingo. ¡Ibas a morir fusilado! Faltaban dos
había a mi lado. víctimas para llegar a ti. ¿Qué hacer? Me volví
Me estremecí. loco; dí un grito; te cogí entre mis brazos, y, con
una voz ronca, desgarradora, tremebunda,
--¡Dios mío! (exclamé.)--¿Estoy en el otro mundo? exclamé:
--¡No!--dijo la misma voz. --¡Éste no! ¡Éste no, mi General!
--Ramón, ¿vives? El General, que mandaba el cuadro, y que tanto
me conocía por mi comportamiento de la víspera,
--Sí.
me preguntó:
--¿Y yo?
--Pues qué, ¿es músico?
--También.
Aquella palabra fué para mí lo que sería para un
--¿Dónde estoy? ¿Es ésta la ermita de San viejo ciego de nacimiento ver de pronto el sol en
Nicolás? ¿No me hallo prisionero? ¿Lo he soñado toda su refulgencia.
todo?
La luz de la esperanza brilló a mis ojos tan
--No, Basilio; no has soñado nada. Escucha. súbitamente, que los cegó.
--¡Músico (exclamé); sí..., sí..., mi General! ¡Es
músico! ¡Un gran músico!
Tú, entretanto, yacías sin conocimiento.
VII
--¿Qué instrumento toca?, -preguntó el General.
Como sabrás, ayer maté al Teniente Coronel en --El... la... el... el...; ¡si!... ¡justo!..., eso es..., ¡la
buena lid. ¡Estoy vengado! Después, loco de furor, corneta de llaves!
seguí matando..., y maté... hasta después de
--¿Hace falta un corneta de llaves?--preguntó el
anochecido..., hasta que no había un cristino en el
General, volviéndose a la banda de música.
campo de batalla.
Cinco segundos, cinco siglos, tardó la
Cuando salió la luna, me acordé de ti. Entonces
contestación.
enderecé mis pasos a la ermita de San Nicolás
con intención de esperarte. --Sí, mi General; hace falta, -respondió el Músico
mayor.
Serían las diez de la noche. La cita era a la una, y
la noche antes no había yo pegado los ojos. Me --Pues sacad a ese hombre de las filas, y que siga
dormí, pues, profundamente. la ejecución al momento, -exclamó el jefe carlista.
Al dar la una, lancé un grito y desperté. Soñaba Entonces te cogí en mis brazos y te conduje a
que habías muerto. Miré a mi alrededor, y me este calabozo.
encontré solo. ¿Qué había sido de ti? Dieron las
Ramón y yo nos salíamos al campo, y pasábamos
horas y horas con cierto músico que diariamente
VIII venía de un lugar próximo a darme lección.
_¡Escapar!_... Leo en vuestros ojos esta palabra.
No bien dejó de hablar Ramón, cuando me levanté ¡Ay! Nada más imposible! Yo era prisionero, y me
y le dije, con lágrimas, con risa, abrazándolo, vigilaban. Y Ramón no quería escapar sin mí.
trémulo, yo no sé cómo:
Y yo no hablaba, yo no pensaba, yo no comía.
--¡Te debo la vida!
Estaba loco, y mi monomanía era la música, la
--¡No tanto!--respondió Ramón. corneta, la endemoniada corneta de llaves.
--¿Cómo es eso?--exclamé. ¡Quería aprender, y aprendí!
--¿Sabes tocar la corneta? Y, si hubiera sido mudo, habría hablado.... Y,
--No. paralítico, hubiera andado.... Y, ciego, hubiera
visto. ¡Porque _quería_!
--Pues no me debes la vida, sino que he
comprometido la mía sin salvar la tuya. ¡Oh! ¡La voluntad suple por todo!--QUERER ES
PODER.
Quedéme frío como una piedra.
_Quería_: ¡he aquí la gran palabra!
--¿Y música? (preguntó Ramón.) ¿Sabes?
_Quería_..., y lo conseguí.--¡Niños, aprended esta
--Poca, muy poca....--Ya recordarás la que nos gran verdad!
enseñaron en el colegio.
Salvé, pues, mi vida y la de Ramón. Pero me volví
--¡Poco es, o, mejor dicho, nada! ¡Morirás sin loco. Y, loco, mi locura fué el arte. En tres años no
remedio! ¡Y yo también, por traidor..., por falsario! solté la corneta de la mano.
¡Figúrate tú que dentro de quince días estará
organizada la banda de música a que has de _Do-re-mi-fa-sol-la-si_; he aquí mi mundo durante
pertenecer! todo aquel tiempo.

--¡Quince días! Mi vida se reducía a soplar. Ramón no me


abandonaba. Emigré a Francia, y en Francia seguí
--¡Ni más ni menos!--Y como no tocarás la tocando la corneta. ¡La corneta era yo! ¡Yo
corneta, (porque Dios no hará un milagro), nos cantaba con la corneta en la boca!
fusilarán a los dos sin remedio.
Los hombres, los pueblos, las notabilidades del
--¡Fusilarte! (exclamé.) ¡A ti! ¡Por mí! ¡Por mí, que arte se agrupaban para oírme....
te debo la vida! ¡Ah, no, no querrá el cielo! Dentro
de quince días sabré música y tocaré la corneta Aquello era un pasmo, una maravilla....
de llaves. La corneta se doblegaba entre mis dedos; se
Ramón se echó a reír. hacía elástica, gemía, lloraba, gritaba, rugía;
imitaba al ave, a la fiera, al sollozo humano... Mi
pulmón era de hierro.
Así viví otros dos años más. Al cabo de ellos
IX falleció mi amigo. Mirando su cadáver, recobré la
razón. Y cuando, ya en mi juicio, cogí un día la
corneta... (¡qué asombro!), me encontré con que
--¿Qué más queréis que os diga, hijos míos? no sabía tocarla.
En quince días... ¡oh poder de la voluntad! En ¿Me pediréis ahora que os haga són para bailar?
quince días con sus quince noches (pues no dormí
ni reposé un momento en medio mes),
¡asombraos!... ¡En quince días aprendí a tocar la
corneta! Madrid, 1854.
¡Qué días aquellos!
Las dos glorias
de Pedro Antonio de Alarcón

Un día que el célebre pintor flamenco Pedro Pablo deducía de los dos ascéticos dramas que
Rubens andaba recorriendo los templos de Madrid encerraba aquel lienzo.
acompañado de sus afamados discípulos, penetró
en la iglesia de un humilde convento, cuyo nombre Por lo demás, el color, el dibujo, la composición,
no designa la tradición. todo revelaba un genio de primer orden.

Poco o nada encontró que admirar el ilustre artista - Maestro, ¿de quién puede ser esta magnífica
en aquel pobre y desmantelado templo, y ya se obra? -preguntaron a Rubens sus discípulos, que
marchaba renegando, como solía, del mal gusto ya habían alcanzado el cuadro.
de los frailes de Castilla la Nueva, cuando reparó - En este ángulo ha habido un nombre escrito
en cierto cuadro medio oculto en las sombras de (respondió el maestro); pero hace muy pocos
feísima capilla; acercóse a él, y lanzó una meses que ha sido borrado. En cuanto a la
exclamación de asombro. pintura, no tiene arriba de treinta años, ni menos
Sus discípulos le rodearon al momento, de veinte.
preguntándole: - Pero el autor....
- ¿Qué habéis encontrado, maestro? - El autor, según el mérito del cuadro, pudiera ser
- ¡Mirad! -dijo Rubens señalando, por toda Velazquez, Zurbarán, Ribera, o el joven Murillo, de
contestación, al lienzo que tenía delante. quien tan prendado estoy.... Pero Velazquez no
siente de este modo. Tampoco es Zurbarán, si
Los jóvenes quedaron tan maravillados como el atiendo al color y a la manera de ver el asunto.
autor del "Descendimiento". Menos aún debe atribuirse a Murillo ni a Ribera:
aquél es más tierno, y éste es más sombrío; y,
Representaba aquel cuadro la "Muerte de un además, ese estilo no pertenece ni a la escuela
religioso". Era éste muy joven, y de una belleza del uno ni a la del otro. En resumen: yo no
que ni la penitencia ni la agonía habían podido conozco al autor de este cuadro, y hasta juraría
eclipsar, y hallábase tendido sobre los ladrillos de que no he visto jamás obras suyas. Voy más lejos:
su celda, velados ya los ojos por la muerte, con creo que el pintor desconocido, y acaso ya
una mano extendida sobre una calavera, y muerto, que ha legado al mundo tal maravilla, no
estrechando con la otra, a su corazón, un crucifijo perteneció a ninguna escuela, ni ha pintado más
de madera y cobre. cuadro que éste, ni hubiera podido pintar otro que
En el fondo del lienzo se veía pintado otro cuadro, se le acercara en mérito.... Ésta es una obra de
que figuraba estar colgado cerca del lecho de que pura inspiración, un asunto "propio", un reflejo del
se suponía haber salido el religioso para morir con alma, un pedazo de la vida.... Pero.... ¡Qué idea!
más humildad sobre la dura tierra. ¿Queréis saber quién ha pintado ese cuadro?
¡Pues lo ha pintado ese mismo muerto que veis en
Aquel segundo cuadro representaba a una difunta, él!
joven y hermosa, tendida en el ataúd entre
fúnebres cirios y negras y suntuosas colgaduras.... - ¡Eh! Maestro.... ¡Vos os burláis!

Nadie hubiera podido mirar estas dos escenas, - No: yo me entiendo....


contenida la una en la otra, sin comprender que se - Pero ¿cómo concebís que un difunto haya
explicaban y completaban recíprocamente. Un podido pintar su agonía?
amor desgraciado, una esperanza muerta, un
desencanto de la vida, un olvido eterno del - ¡Concibiendo que un vivo pueda adivinar o
mundo: he aquí el poema misterioso que se representar su muerte! Además, vosotros sabéis
que profesar "de veras" en ciertas Órdenes - Todo eso es también irrealizable....Su autor no
religiosas es morir. está ya en el mundo.
- ¡Ah! ¿Creéis vos?... - ¡Ha muerto! -exclamó Rubens con
desesperación.
- Creo que aquella mujer que está de cuerpo
presente en el fondo del cuadro era el alma y la - ¡El maestro decía bien! (pronunció uno de los
vida de este fraile que agoniza contra el suelo; jóvenes.) Ese cuadro está pintado por un
creo que, cuando ella murió, él se creyó también difunto....
muerto, y murió efectivamente para el mundo;
creo, en fin, que esta obra, más que el último - ¡Ha muerto!... (repitió Rubens.) ¡Y nadie lo ha
instante de su héroe o de su autor (que conocido! ¡Y se ha olvidado su nombre! ¡Su
indudablemente son una misma persona), nombre, que debió ser inmortal! ¡Su nombre, que
representa la profesión de un joven desengañado hubiera eclipsado el mío! Sí; "el mío"..., padre....
de alegrías terrenales.... (añadió el artista con noble orgullo.) ¡Porque
habéis de saber que yo soy Pedro Pablo Rubens!
- ¿De modo que puede vivir todavía?...
A este nombre, glorioso en todo el universo, y que
- ¡Sí, señor, que puede vivir! Y como la cosa tiene ningún hombre consagrado a Dios desconocía ya,
fecha, tal vez su espíritu se habrá serenado y por ir unido a cien cuadros místicos, verdaderas
hasta regocijado, y el desconocido artista sea maravillas del arte, el rostro pálido del Prior se
ahora un viejo muy gordo y muy alegre.... Por todo enrojeció súbitamente, y sus abatidos ojos se
lo cual ¡hay que buscarlo! Y, sobre todo, clavaron en el semblante del extranjero con tanta
necesitamos averiguar si llegó a pintar más veneración como sorpresa.
obras.... Seguidme.
- ¡Ah! ¡Me conocíais! (exclamó Rubens con infantil
Y así diciendo, Rubens se dirigió a un fraile que satisfacción.) ¡Me alegro en el alma! ¡Así seréis
rezaba en otra capilla y le preguntó con su menos fraile conmigo! Conque... ¡vamos! ¿Me
desenfado habitual: vendéis el cuadro?
- ¿Queréis decirle al Padre Prior que deseo - ¡Pedís un imposible! -respondió el Prior.
hablarle de parte del Rey?
- Pues bien: ¿sabéis de alguna otra obra de ese
El fraile, que era hombre de alguna edad, se malogrado genio? ¿No podréis recordar su
levantó trabajosamente, y respondió con voz nombre? ¿Queréis decirme cuándo murió?
humilde y quebrantada:
- Me habéis comprendido mal.... (replicó el
- ¿Qué me queréis? Yo soy el Prior. fraile.)--Os he dicho que el autor de esa pintura no
pertenece al mundo; pero esto no significa
- Perdonad, padre mío, que interrumpa vuestras precisamente que haya muerto....
oraciones (replicó Rubens). ¿Pudierais decirme
quién es el autor de este cuadro? - ¡Oh! ¡Vive! ¡vive! (exclamaron todos los pintores.)
¡Haced que lo conozcamos!
- ¿De ese cuadro? (exclamó el religioso.) ¿Qué
pensaría V. de mí si le contestase que no me - ¿Para qué? ¡El infeliz ha renunciado a todo lo de
acuerdo? la tierra! ¡Nada tiene que ver con los hombres!...
¡nada!...--Os suplico, por tanto, que lo dejéis morir
- ¿Cómo? ¿Lo sabíais, y habéis podido olvidarlo? en paz.
- Sí, hijo mío, lo he olvidado completamente. - ¡Oh! (dijo Rubens con exaltación.) ¡Eso no puede
- Pues, padre... (dijo Rubens en són de burla ser, padre mío! Cuando Dios enciende en un alma
procaz), ¡tenéis muy mala memoria! el fuego sagrado del genio, no es para que esa
alma se consuma en la soledad, sino para que
El Prior volvió a arrodillarse sin hacerle caso. cumpla su misión sublime de iluminar el alma de
- ¡Vengo en nombre del Rey! -gritó el soberbio y los demás hombres. ¡Nombradme el monasterio
mimado flamenco. en que se oculta el grande artista, y yo iré a
buscarlo y lo devolveré al siglo! ¡Oh! ¡Cuánta
- ¿Qué más queréis, hermano mío? -murmuró el gloria le espera!
fraile, levantando lentamente la cabeza.
- Pero... ¿y si la rehusa? -preguntó el Prior
- ¡Compraros este cuadro! tímidamente.
- Ese cuadro no se vende. - Si la rehusa acudiré al Papa, con cuya amistad
me honro, y el Papa lo convencerá mejor que yo.
- Pues bien: decidme dónde encontraré a su
autor....Su Majestad deseará conocerlo, y yo - ¡El Papa! -exclamó el Prior.
necesito abrazarlo, felicitarlo..., demostrarle mi
admiración y mi cariño.... - ¡Sí, padre; el Papa! -repitió Rubens.
- ¡Ved por lo que no os diría el nombre de ese - ¡Maestro! (exclamó uno de los discípulos, que
pintor aunque lo recordase! ¡Ved por lo que no os durante la anterior conversación había estado
diré a qué convento se ha refugiado! mirando alternativamente al lienzo y al religioso.)
¿No creéis, como yo, que ese viejo frailuco se
- Pues bien, padre, ¡el Rey y el Papa os obligarán parece muchísimo al joven que se muere en este
á decirlo! (respondió Rubens exasperado.) -Yo me cuadro?
encargo de que así suceda.
- ¡Calla! ¡Pues es verdad! -exclamaron todos.
- ¡Oh! ¡No lo haréis! (exclamó el fraile.) ¡Haríais
muy mal, señor Rubens! Llevaos el cuadro si - Restad las arrugas y las barbas, y sumad los
queréis; pero dejad tranquilo al que descansa. ¡Os treinta años que manifiesta la pintura, y resultará
hablo en nombre de Dios! ¡Sí! Yo he conocido, yo que el maestro tenía razón cuando decía que ese
he amado, yo he consolado, yo he redimido, yo he religioso muerto era a un mismo tiempo retrato y
salvado de entre las olas de las pasiones y las obra de un religioso vivo. Ahora bien: ¡Dios me
desdichas, náufrago y agonizante, a ese grande confunda si ese religioso vivo no es el Padre Prior!
hombre, como vos decis, a ese infortunado y ciego
mortal, como yo le llamo; olvidado ayer de Dios y Entretanto Rubens, sombrío, avergonzado y
de sí mismo, hoy cercano a la suprema felicidad!... enternecido profundamente, veía alejarse al
¡La gloria!... ¿Conocéis alguna mayor que aquélla anciano, el cual lo saludó cruzando los brazos
a que él aspira? ¿Con qué derecho queréis sobre el pecho poco antes de desaparecer.
resucitar en su alma los fuegos fatuos de las - ¡Él era, sí!... (balbuceó el artista.) ¡Oh!...
vanidades de la tierra, cuando arde en su corazón Vamonos.... (añadió volviéndose a sus discípulos.)
la pira inextinguible de la caridad? ¿Creéis que ¡Ese hombre tenía razón! ¡Su gloria vale más que
ese hombre, antes de dejar el mundo, antes de la mía! ¡Dejémoslo morir en paz!
renunciar a las riquezas, a la fama, al poder, a la
juventud, al amor, a todo lo que desvanece a las Y dirigiendo una última mirada al lienzo que tanto
criaturas, no habrá sostenido ruda batalla con su le había sorprendido, salió del templo y se dirigió a
corazón? ¿No adivináis los desengaños y Palacio, donde lo honraban SS. MM. teniéndole a
amarguras que lo llevarían al conocimiento de la la mesa.
mentira de las cosas humanas? Y ¿queréis
volverlo a la pelea cuando ya ha triunfado? Tres días después volvió Rubens, enteramente
- Pero ¡eso es renunciar a la inmortalidad! -gritó solo, a aquella humilde capilla, deseoso de
Rubens. contemplar de nuevo la maravillosa pintura, y aun
de hablar otra vez con su presunto autor.
- ¡Eso es aspirar a ella!
Pero el cuadro no estaba ya en su sitio.
- Y ¿con qué derecho os interponéis vos entre ese
hombre y el mundo? ¡Dejad que le hable, y él En cambio se encontró con que en la nave
decidirá! principal del templo había un ataúd en el suelo,
rodeado de toda la comunidad, que salmodiaba el
- Lo hago con el derecho de un hermano mayor, Oficio de difuntos....
de un maestro, de un padre; que todo esto soy
para él.... ¡Lo hago en el nombre de Dios, os Acercóse a mirar el rostro del muerto, y vió que
vuelvo a decir! Respetadlo..., para bien de vuestra era el Padre Prior.
alma. - ¡Gran pintor fué!... (dijo Rubens, luego que la
Y, así diciendo, el religioso cubrió su cabeza con sorpresa y el dolor hubieron cedido lugar a otros
la capucha y se alejó a lo largo del templo. sentimientos.)¡Ahora es cuando más se parece a
su obra!
- Vámonos -dijo Rubens. Yo sé lo que me toca
hacer. Madrid, 1858.
El afrancesado
de Pedro Antonio de Alarcón

I - ¡Ah! Si fuera en mi casa! ¡Tres alojados llevo


echados al pozo!
En la pequeña villa del "Padrón", sita en territorio - ¡Mi mujer degolló ayer a uno!...
gallego, y allá por el año del 1808, vendía sapos y
culebras y agua llovediza, a fuer de legítimo - ¡Y yo... (dijo un fraile con voz de figle) he
boticario, un tal GARCÍA DE PAREDES, asfixiado a dos capitanes, dejando carbón
misántropo solterón, descendiente acaso, y sin encendido en su celda, que antes era mía!
acaso, de aquel varón ilustre que mataba un toro - ¡Y ese infame boticario los protege!
de una puñada.
- ¡Qué expresivo estuvo ayer en paseo con esos
Era una fría y triste noche de otoño. El cielo viles excomulgados!
estaba encapotado por densas nubes, y la total
carencia de alumbrado terrestre dejaba a las - ¡Quién lo había de esperar de García de
tinieblas campar por su respeto en todas las calles Paredes! ¡No hace un mes que era el más
y plazas de la población. valiente, el más patriota, el más realista del
pueblo!
A eso de las diez de aquella pavorosa noche, que
las lúgubres circunstancias de la patria hacían - ¡Toma! ¡Como que vendía en la botica retratos
mucho más siniestra, desembocó en la plaza que del príncipe Fernando!
hoy se llamará de la Constitución un silencioso - ¡Y ahora los vende de Napoleón!
grupo de sombras, aun más negras que la
obscuridad de cielo y tierra, las cuales avanzaron - Antes nos excitaba a la defensa contra los
hacia la botica de García de Paredes, situada en invasores....
un rincón próxima al Corregimiento, y cerrada
- Y desde que vinieron al Padrón se pasó a
completamente desde las Ánimas, o sea desde las
ellos....
ocho y media en punto.
- ¡Y esta noche da de cenar a todos los jefes!
- ¿Qué hacemos? -dijo una de las sombras en
correctísimo gallego. - ¡Oíd qué algazara traen! ¡Pues no gritan "¡viva el
Emperador!"
- Nadie nos ha visto... -observó otra.
- Paciencia.... (murmuró el fraile.) Todavía es muy
- ¡Derribar la puerta! -añadió una tercera.
temprano.
- ¡Y matarlos! -murmuraron hasta quince voces.
- Dejémosles emborracharse.... (expuso una
- ¡Yo me encargo del boticario! -exclamó un chico. vieja.) Después entramos... ¡y ni uno ha de quedar
vivo!
- ¡De ése nos encargamos todos!
- ¡Pido que se haga cuartos al boticario!
- ¡Por judío!
- ¡Se le hará ochavos, si queréis! Un afrancesado
- ¡Por "afrancesado"! es más odioso que un francés. El francés atropella
- Dicen que hoy cenan con él más de veinte a un pueblo extraño: el afrancesado vende y
franceses.... deshonra a su patria. El francés comete un
asesinato: el afrancesado ¡un parricidio!
- ¡Ya lo creo! ¡Como saben que ahí están seguros,
han acudido en montón!
II Pronto volvió a alzarla, tan firme y tan sereno
como antes.
Mientras ocurría la anterior escena en la puerta de Bebióse un vaso de vino, y continuó:
la botica, García de Paredes y sus convidados
corrían la francachela más alegre y desaforada - Un abuelo mío, un García de Paredes, un
que os podáis figurar. bárbaro, un Sansón, un Hércules, un Milón de
Crotona, mató doscientos franceses en un día....
Veinte eran, en efecto, los franceses que el Creo que fué en Italia. ¡Ya veis que no era tan
boticario tenía a la mesa, todos ellos jefes y "afrancesado" como yo! ¡Adiestróse en las lides
oficiales. contra los moros del reino de Granada; armóle
caballero el mismo Rey Católico, y montó más de
García de Paredes contaría cuarenta y cinco años; una vez la guardia en el Quirinal, siendo Papa
era alto y seco y más amarillo que una momia; "nuestro tío" Alejandro Borja! ¡Eh, eh! ¡No me
dijérase que su piel estaba muerta hacía mucho hacíais tan linajudo! -Pues este DIEGO GARCÍA
tiempo; llegaba la frente a la nuca, gracias a una DE PAREDES, este ascendiente mío..., que ha
calva limpia y reluciente, cuyo brillo tenía algo de tenido un descendiente boticario, tomó a Cosenza
fosfórico; sus ojos, negros y apagados, hundidos y Manfredonia; entró por asalto en Cerinola, y
en las descarnadas cuencas, se parecían a esas peleó como bueno en la batalla de Pavía! ¡Allí
lagunas encerradas entre montañas, que sólo hicimos prisionero a un rey de Francia, cuya
ofrecen obscuridad, vértigos y muerte al que las espada ha estado en Madrid cerca de tres siglos,
mira; lagunas que nada reflejan; que rugen hasta que nos la robó hace tres meses ese hijo de
sordamente alguna vez, pero sin alterarse; que un posadero que viene a vuestra cabeza, y a
devoran todo lo que cae en su superficie; que quien llaman Murat!
nada devuelven; que nadie ha podido sondear;
que no se alimentan de ningún río, y cuyo fondo Aquí hizo otra pausa el boticario. Algunos
busca la imaginación en los mares antípodas. franceses demostraron querer contestarle; pero él,
levantándose, e imponiendo a todos silencio con
La cena era abundante, el vino bueno, la su actitud, empuñó convulsivamente un vaso, y
conversación alegre y animada. exclamó con voz atronadora:
Los franceses reían, juraban, blasfemaban, - ¡Brindo, señores, porque maldito sea mi abuelo,
cantaban, fumaban, comían y bebían a un mismo que era un animal, y porque se halle ahora mismo
tiempo. en los profundos infiernos! ¡Vivan los franceses de
Quién había contado los amores secretos de Francisco I y de Napoleón Bonaparte!
Napoleón; quién la noche del 2 de Mayo en - ¡Vivan!... -respondieron los invasores, dándose
Madrid; cuál la batalla de las Pirámides; cuál otro por satisfechos.
la ejecución de Luis XVI.
Y todos apuraron su vaso.
García de Paredes bebía, reía y charlaba como
los demás, o quizás más que ninguno; y tan Oyóse en esto rumor en la calle, o, mejor dicho, a
elocuente había estado en favor de la causa la puerta de la botica.
imperial, que los soldados del César lo habían
abrazado, lo habían vitoreado, le habían - ¿Habéis oído? -preguntaron los franceses.
improvisado himnos. García de Paredes se sonrió.
- ¡Señores! (había dicho el boticario): la guerra - ¡Vendrán a matarme! -dijo.
que os hacemos los españoles es tan necia como
inmotivada. Vosotros, hijos de la Revolución, venís - ¿Quién?
a sacar a España de su tradicional abatimiento, a - Los vecinos del Padrón.
despreocuparla, a disipar las tinieblas religiosas, a
mejorar sus anticuadas costumbres, a enseñarnos - ¿Por qué?
esas utilísimas e inconcusas «verdades de que no
- ¡Por "afrancesado"! -Hace algunas noches que
hay Dios, de que no hay otra vida, de que la
rondan mi casa.... Pero ¿qué nos importa? -
penitencia, el ayuno, la castidad y demás virtudes
Continuemos nuestra fiesta.
católicas son quijotescas locuras, impropias de un
pueblo civilizado, y de que Napoleón es el - Sí... ¡continuemos! exclamaron los convidados.
verdadero Mesías, el redentor de los pueblos, el ¡Estamos aquí para defenderos!
amigo de la especie humana....» ¡Señores! ¡Viva
el Emperador cuanto yo deseo que viva! Y chocando ya botellas contra botellas, que no
vasos contra vasos.
- ¡Bravo, vítor! -exclamaron los hombres del 2 de
Mayo. - ¡Viva Napoleón! ¡Muera Fernando! ¡Muera
Galicia! -gritaron a una voz.
El boticario inclinó la frente con indecible angustia.
García de Paredes esperó a que se acallase el - ¡Yo no sé!...; he tirado a ciegas....--respondía
brindis, y murmuró con acento lúgubre: cada cual, según le llegaba su turno.
- ¡Celedonio! Y el mancebo seguía anotando cantidades a la
derecha.
El mancebo de la botica asomó por una puertecilla
su cabeza pálida y demudada, sin atreverse a - ¡Veamos ahora, Capitán! (continuó García de
penetrar en aquella caverna. Paredes). -Volvamos a empezar por vos.
¿Cuántos españoles esperáis matar en el resto de
- Celedonio, trae papel y tintero -dijo la guerra, suponiendo que dure todavía... tres
tranquilamente el boticario. años?
El mancebo volvió con recado de escribir. - ¡Eh!... (respondió el Capitán.) -¿Quién calcula
- ¡Siéntate! (continuó su amo.) -Ahora, escribe las eso?
cantidades que yo te vaya diciendo. Divídelas en - Calculadlo...; os lo suplico....
dos columnas. Encima de la columna de la
derecha, pon: "Deuda", y encima de la otra: - Poned otros once.
"Crédito".
- Once a la izquierda.... -dictó García de Paredes.
- Señor... (balbuceó el mancebo.) -En la puerta
hay una especie de motín.... Gritan "¡muera el Y Celedonio repitió:
boticario!"... Y ¡quieren entrar! - "Crédito", once.
- ¡Cállate y déjalos! -Escribe lo que te he dicho. - ¿Y vos? -interrogó el farmacéutico por el mismo
Los franceses se rieron de admiración al ver al orden seguido anteriormente.
farmacéutico ocupado en ajustar cuentas cuando - Yo... quince.
le rodeaban la muerte y la ruina.
- Yo... veinte.
Celedonio alzó la cabeza y enristró la pluma,
esperando cantidades que anotar. - Yo... ciento.

- ¡Vamos a ver, señores! (dijo entonces García de - Yo... mil -respondían los franceses.
Paredes, dirigiéndose a sus comensales). Se trata - ¡Ponlos todos a "diez", Celedonio!... (murmuró
de resumir nuestra fiesta en un solo brindis. irónicamente el boticario.) -Ahora, suma por
Empecemos por orden de colocación. separado las dos columnas.
- Vos,Capitán, decidme: ¿cuántos españoles El pobre joven, que había anotado las cantidades
habréis matado desde que pasasteis los Pirineos? con sudores de muerte, vióse obligado a hacer el
- ¡Bravo! ¡Magnífica idea! -exclamaron los resumen con los dedos, como las viejas. Tal era
franceses. su terror.

- Yo.... (dijo el interrogado, trepándose en la silla y Al cabo de un rato de horrible silencio, exclamó,
retorciéndose el bigote con petulancia.) Yo... dirigiéndose a su amo:
habré matado... personalmente... con mi espada... - "Deuda"..., 285. "Crédito"..., 200.
¡poned unos diez o doce!
- Es decir... (añadió _García de Paredes_),
- ¡Once a la derecha! -gritó el boticario, ¡doscientos ochenta y cinco muertos, y
dirigiéndose al mancebo. doscientos sentenciados! ¡Total, cuatrocientas
El mancebo repitió, después de escribir: ochenta y cinco víctimas!!!

- "Deuda"... once. Y pronunció estas palabras con voz tan honda y


sepulcral, que los franceses se miraron
- ¡Corriente! (prosiguió el anfitrión.) -¿Y vos?... - alarmados.
Con vos hablo, señor Julio....
En tanto, el boticario ajustaba una nueva cuenta.
- Yo... seis.
- ¡Somos unos héroes! -exclamó al terminarla. Nos
- ¿Y vos, mi Comandante? hemos bebido setenta botellas, o sean ciento
- Yo... veinte. cinco libras y media de vino, que, repartidas entre
veintiuno, pues todos hemos bebido con igual
- Yo... ocho. bizarría, dan cinco libras de líquido por cabeza.
¡Repito que somos unos héroes!
- Yo catorce.
Crujieron en esto las tablas de la puerta de la
- Yo... ninguno. botica, y el mancebo balbuceó tambaleándose:
- ¡Ya entran!...
- ¿Qué hora es? -preguntó el boticario con suma Los franceses, aterrados, estúpidos, clavados en
tranquilidad. sus sillas por insoportable letargo, creyendo que la
muerte de que hablaba el español iba a entrar en
- Las once. Pero ¿no oye usted que entran? aquel aposento en pos de los amotinados, hacían
- ¡Déjalos! Ya es hora. penosos esfuerzos por levantar los sables, que
yacían sobre la mesa; pero ni siquiera conseguían
- ¡Hora!... ¿de qué? -murmuraron los franceses, que sus flojos dedos asiesen las empuñaduras:
procurando levantarse. parecía que los hierros estaban adheridos a la
Pero estaban tan "ebrios", que no podían moverse tabla por insuperable fuerza de atracción.
de sus sillas. En esto inundaron la estancia más de cincuenta
- ¡Que entren! ¡Que entren!... (exclamaban, sin hombres y mujeres, armados con palos, puñales y
embargo, con voz vinosa, sacando los sables con pistolas, dando tremendos alaridos y lanzando
mucha dificultad y sin conseguir ponerse de pie.) fuego por los ojos.
¡Que entren esos canallas! ¡Nosotros los - ¡Mueran todos! -exclamaron algunas mujeres,
recibiremos! lanzándose las primeras.
En esto, sonaba ya abajo, en la botica, el estrépito - ¡Deteneos! -gritó García de Paredes con tal voz,
de los botes y redomas que los vecinos del con tal actitud, con tal fisonomía, que, unido este
Padrón hacían pedazos, y oíase resonar en la grito a la inmovilidad y silencio de los veinte
escalera este grito unánime y terrible: franceses, impuso frío terror a la muchedumbre, la
- ¡Muera el "afrancesado"! cual no se esperaba aquel tranquilo y lúgubre
recibimiento.
- No tenéis para qué blandir los puñales....
III (continuó el boticario con voz desfallecida.) -He
hecho más que todos vosotros por la
independencia de la Patria.... ¡Me he fingido
Levantóse García de Paredes, como impulsado
"afrancesado"!... Y ¡ya veis!... los veinte Jefes y
por un resorte, al oír semejante clamor dentro de
Oficiales invasores... ¡los veinte!no los toquéis... -
su casa, y apoyóse en la mesa para no caer de
¡están envenenados!...
nuevo sobre la silla. Tendió en torno suyo una
mirada de inexplicable regocijo, dejó ver en sus Un grito simultáneo de terror y admiración salió del
labios la inmortal sonrisa del triunfador, y así, pecho de los españoles. Dieron éstos un paso
transfigurado y hermoso, con el doble temblor de más hacia los convidados, y hallaron que la mayor
la muerte y del entusiasmo, pronunció las parte estaban ya muertos, con la cabeza caída
siguientes palabras, entrecortadas y solemnes hacia adelante, los brazos extendidos sobre la
como las campanadas del toque de agonía: mesa, y la mano crispada en la empuñadura de
los sables. Los demás agonizaban
- ¡Franceses!... Si cualquiera de vosotros, o todos
silenciosamente.
juntos, hallarais ocasión propicia de vengar la
muerte de doscientos ochenta y cinco - ¡Viva García de Paredes! -exclamaron entonces
compatriotas y de salvar la vida a otros doscientos los españoles, rodeando al héroe moribundo.
más; si sacrificando vuestra existencia pudieseis
desenojar la indignada sombra de vuestros - Celedonio.... (murmuró el farmacéutico.) El "opio"
antepasados, castigar a los verdugos de se ha concluido.... Manda por opio a la Coruña....
doscientos ochenta y cinco héroes, y librar de la Y cayó de rodillas.
muerte a doscientos compañeros, a doscientos
hermanos, aumentando así las huestes del Sólo entonces comprendieron los vecinos del
ejército patrio con doscientos campeones de la Padrón que el boticario estaba también
independencia nacional, ¿repararíais ni un envenenado.
momento en vuestra miserable vida? ¿Dudaríais Vierais entonces un cuadro tan sublime como
ni un punto en abrazaros, como Sansón, a la espantoso. Varias mujeres, sentadas en el suelo,
columna del templo, y morir, a precio de matar a sostenían en sus faldas y en sus brazos al
los enemigos de Dios? expirante patriota, siendo las primeras en colmarlo
- ¿Qué dice? -se preguntaron los franceses. de caricias y bendiciones, como antes fueron las
primeras en 15 pedir su muerte. Los hombres
- Señor..., ¡los asesinos están en la antesala! - habían cogido todas las luces de la mesa, y
exclamó Celedonio. alumbraban arrodillados aquel grupo de
- ¡Que entren!... (gritó García de Paredes). - patriotismo y caridad.... Quedaban, finalmente, en
Ábreles la puerta de la sala.... ¿Qué vengan la sombra veinte muertos o moribundos, de los
todos... a ver cómo muere el descendiente de un cuales algunos iban desplomándose contra el
soldado de Pavía! suelo con pavorosa pesantez.
Y a cada suspiro de muerte que se oía, a cada
francés que venía a tierra, una sonrisa gloriosa
iluminaba la faz de García de Paredes, el cual de
allí a poco devolvió su espíritu al cielo, bendecido
por un Ministro del Señor y llorado de sus
hermanos en la Patria.
Madrid, 1856.

¡Viva el papa!
de Pedro Antonio de Alarcón

I —¡Siga V...., Capitán! Los niños ... que aprendan


en la escuela....—Y tú, ¡a ver si te callas,
El tierno episodio que voy a referir es Eduardito!
rigurosamente histórico, como los anteriores y
como los siguientes; pero no ya sólo por la —Pues como digo, entrábamos en Montelimart,
materia, sino también por la forma. —Vivo está ahogados de calor y polvo, y rendidos de caminar
quien lo cuenta, como suele decirse..., y a pie durante tres semanas, veintisiete oficiales
entiéndase que quien le cuenta no soy yo; es un españoles que habíamos caído prisioneros en
Capitán retirado que dejó el servicio en 1814. Gerona.... Mas no creáis que en la capitulación de
la plaza, sino en una salida que hicimos pocos
Hoy no soy escritor; soy mero amanuense: no os días antes, a fin de estorbar unas obras en el
pido, pues, admiración ni indulgencia, sino que me campamento francés.... Pero esto no hace al caso.
creáis a puño cerrado. Ello es que nos atraparon y nos llevaron a
Para invención, el asunto es de poca monta; y Perpiñán, desde donde nos destinaron a Dijon....
luego pertenece a un género en que yo no me Y ahí tienen Vds. el por qué de lo que voy a referir.
tomaría el trabajo de inventar nada.... Pues, señor, como uno se acostumbra a todo, y el
Presumo de liberal, y un pobre Capitán retirado Emperador nos pasaba diez reales diarios durante
me ha conmovido profundamente contándome los el viaje —que íbamos haciendo a jornadas
sinsabores ... políticos de un Papa muy militares de tres o cuatro leguas,— y nadie nos
absolutista.... custodiaba, porque cada uno de nosotros había
respondido con su cabeza de que no desertarían
Mi objeto es conmoveros hoy a vosotros con su los demás, y veintisiete españoles juntos no se
misma relación, a fin de que el número de los han aburrido nunca, sucedía que, sin embargo del
derrotados cohoneste mi derrota. calor, de la fatiga y de no saber ni una palabra de
Habla mi Capitán. francés, pasábamos muchos ratos divertidos,
sobre todo desde las once de la mañana hasta las
siete de la tarde, horas que permanecíamos en las
poblaciones del tránsito; pues las jornadas las
II
hacíamos de noche con la fresca.... A ver,
Uno de los más calurosos días del mes de Julio de Antonio, enciéndeme esta pipa.
1809, y ¡cuidado que aquel dichoso año hizo calor!
Montelimart.... —¡Bonito pueblo!... —El café está
a eso de las diez de la mañana, entrábamos en
en una calle cerca de la Plaza, y en él entramos a
Montelimart, villa o ciudad del Delfinado, que lo
refrescarnos, es decir, a evitar el sol ... (pues los
que sea no lo sé, ni lo he sabido nunca, y maldita
bolsillos no se prestaban a gollerías), en tanto que
la falta que me hacía saber que existía tal Francia
tres de nuestros compañeros iban a ver al
en el mundo....
Prefecto para que nos diese las boletas de
—¡Ah! ¿Conque era en Francia?... alojamiento, que en Francia se llaman mandat....
—Pues ¡hombre! ¡Me gusta! ¿Dónde está el No sé si el café estará todavía como entonces
Delfinado sino en Francia?—Y no crean ustedes estaba. ¡Han pasado cuarenta y cuatro años!
que ahí, en la frontera..., sino muy tierra adentro, Recuerdo que a la izquierda de la puerta había
más cerca del Piamonte que de España.... una ventana de reja, con cristales, y delante una
mesa a la cual nos sentamos algunos de los para nosotros un sér sobrenatural..., no un hombre
oficiales, entre ellos C...., que ha sido diputado a de carne y hueso.... —¡En toda la tierra no había
Cortes por Almería y murió el año pasado.... —Ya más que un Papa!... Y en aquel tiempo era la
veis que esto es cosa que puede preguntarse. tierra mucho más grande que hoy.... ¡La tierra era
el mundo..., y un mundo lleno de misterios, de
—Pues ¿no dice V. que ha muerto? regiones desconocidas, de continentes ignorados!
—¡Hombre! Supongo que C. ... se lo habrá —Además, aun sonaban en nuestros oídos
contado a su familia -respondió el Capitán, aquellas palabras de nuestra madre y de nuestros
escarbando la pipa con la uña. maestros: «El Papa es el Vicario de Jesucristo; su
representante en la tierra; una autoridad infalible, y
—¡Tiene V. razón, Capitán! —Siga V....; el que no lo que desatare o atare aquí, remanecerá atado o
lo crea, que lo busque. desatado en el cielo....»
—¡Bien hablado, hijo mío!—Pues, como íbamos Creo haberme explicado.—Creo que habréis
diciendo, sentados estábamos a la mesa del café, comprendido todo el respeto, toda la veneración,
cuando vimos correr mucha gente por la calle, y todo el susto que experimentaríamos aquellos
oímos una gritería espantosa.... Pero como la pobres españoles del siglo pasado, al oír decir que
gritería era en francés, no la entendimos. el Sumo Pontífice estaba en un villorrio de Francia
—Le Pape! Le Pape! Le Pape!...—decían los y que íbamos a verle!
muchachos y las mujeres, levantando las manos Efectivamente: no bien salimos del café,
al cielo, en tanto que todos los balcones se abrían percibimos allá, en la Plaza (que como os he dicho
y llenaban de gente, y los mozos del café y estaba cerca), una empolvada silla de posta,
algunos gabachos que jugaban al billar se parada delante de una casa de vulgar apariencia y
lanzaban a la calle con un palmo de boca abierta, custodiada por dos gendarmes de caballería,
como si oyeran decir que el sol se había parado. cuyos desnudos sables brillaban que era un
—¡Pues parado está, papá abuelo! contento....

—¡Cállese V. cuando hablan los mayores! ¡A ver... Más de quinientas personas había alrededor del
el deslenguado! carruaje, que examinaban con viva curiosidad, sin
que se opusiesen a ello los gendarmes, quienes,
—No haga V. caso, Capitán.... ¡Estos niños de en cambio, no permitían al público acercarse a la
ahora!... puerta de aquella casa, donde se había apeado
Pío VII mientras mudaban el tiro de caballos....
—Toma.... ¡Y si está parado!...—murmuró el
muchacho entre dientes. —Y ¿qué casa era aquélla, abuelito? ¿La del
Alcalde?
—Le Pape! Le Pape! ¿Qué significa esto? —nos
preguntamos todos los oficiales. —No, hijo mío. —Era el Parador de diligencias.
Y cogiendo a uno de los mozos del café, le dimos A nosotros, como a militares que éramos, nos
a entender nuestra curiosidad. tuvieron un poco más de consideración los
gendarmes, y nos permitieron arrimarnos a la
El mozo tomó dos llaves; trazó con las manos una
puerta.... Pero no así pasar el umbral.
especie de morrión sobre su cabeza; se sentó en
una silla, y dijo: De cualquier modo, pudimos ver perfectamente el
siguiente grupo, que ocupaba uno de los ángulos
—Le Pontife!
de aquel portal u oficina.
—¡Ah!... (dijo C....—que era el más avisado de
Dos ancianos..., ¿qué digo? dos viejos decrépitos,
nosotros.—¡Por eso fué luego diputado a Cortes!)
cubiertos de sudor y de polvo, rendidos de fatiga,
—¡El Pontífice! ¡El Papa!
ahogados de calor, respirando apenas, bebían
—Oui, monsieur. Le Pape! Pie sept. agua en un vaso de vidrio, que el uno pasó al otro
después de mediarlo. Estaban sentados en sillas
—¡Pío VII!... ¡El Papa!... (exclamamos nosotros, viejas de enea. Sus trajes talares, blanco el uno, y
sin atrevernos a creer lo que oíamos.) ¿Qué hace el otro de color de púrpura, hallábanse tan sucios
el Papa en Francia? Pues ¿no está el Papa en y ajados por resultas de aquella larga caminata,
Roma? ¿Viajan los Papas? ¿El Papa en que más parecían humildes ropones de
Montelimart? peregrinos, que ostentosos hábitos de príncipes
No extrañéis nuestro asombro, hijos míos.... En de la Iglesia....
aquel entonces todas las cosas tenían más Ningún distintivo podía revelarnos cuál era Pío VII
prestigio que hoy. —No se viajaba tan fácilmente, (pues nada entendíamos nosotros de trajes
ni se publicaban tantos periódicos. —Yo creo que cardenalicios ni pontificales), pero todos dijimos a
en toda España no había más que uno, tamaño un tiempo:
como un recibo de contribución. —El Papa era
-¡Es el más alto! ¡El de las blancas vestiduras!
Y ¿sabéis por qué lo dijimos? Porque su El día 17 de Mayo de ese mismo año de 1809 dió
compañero lloraba y él no; porque su tranquilidad Napoleón un decreto, por el que reunió al Imperio
revelaba que él era mártir; porque su humildad francés los Estados pontificios, declarando a
denotaba que él era el Rey. Roma ciudad imperial libre.
En cuanto a su figura, me parece estarla viendo El pueblo romano no se atrevió a protestar contra
todavía. Imaginaos un hombre de más de setenta esta medida; pero el Papa la resistió pasivamente
años, enjuto de carnes, de elevada talla y algo desde su palacio del Quirinal, donde aun contaba
encorvado por la edad. Su rostro, surcado de con algunas autoridades y su guardia de suizos.
pocas pero muy hondas arrugas, revelaba la más
austera energía, dulcificada por unos labios Sucedió entonces que unos pescadores del Tiber
bondadosos que parecían manar persuasión y cogieron un esturión y quisieron regalárselo al
consuelo. Su grave nariz, sus ojos de paz, Sucesor de San Pedro. Los franceses
marchitos por los años, y algunos cabellos tan aprovecharon esta ocasión para dar el último paso
blancos como la nieve, infundían juntamente contra la autoridad de Pío VII; gritaron: ¡al arma!;
reverencia y confianza. Sólo contemplando la cara el cañón de Sant-Angelo pregonó la extinción del
de mi buen padre y la de algunos santos de mi gobierno temporal de los Papas, y la bandera
devoción, había yo experimentado hasta entonces tricolor ondeó sobre el Vaticano.
una emoción por aquel estilo. El Secretario de Estado, cardenal Pacca (que sin
El sacerdote que acompañaba a Su Santidad era duda era el sacerdote que V. encontró con Pío
también muy viejo, y en su semblante, contraído VII), corrió al lado de Su Santidad; y, al verse los
por el dolor y la indignación, se descubría al dos ancianos, exclamaron: Consummatum est!
hombre de pensamientos profundos y de acción En efecto: mientras el Papa lanzaba su última
rápida y decidida. Más parecía un general que un excomunión contra los invasores, éstos
apóstol. penetraban en el Quirinal, derribando las puertas a
Pero ¿era cierto lo que veíamos? ¿El Pontífice hachazos.
preso, caminando en el rigor del estío, con todo el En la Sala de las Santificaciones encontraron a
ardor del sol, entre dos groseros gendarmes, sin cuarenta suizos, resto del poder del ex Rey de
más comitiva que un sacerdote, sin otro hospedaje Roma, quienes los dejaron pasar adelante por
que el portal de una casa de postas, sin otra haber recibido orden de no oponer resistencia
almohada que una silla de madera? alguna.
En tan extraordinario caso, en tan descomunal El general Radet, jefe de los demoledores,
atropello, en tan terrible drama, sólo podía mediar encontró al Papa en la Sala de las Audiencias
un hombre más extraordinario, más descomunal, ordinarias, rodeado de los cardenales Pacca y
más terrible que cuanto veíamos....—El nombre de Despuig y de algunos empleados de Secretaría.
NAPOLEÓN circuló por nuestros labios. Pío VII vestía roquete y muceta; había dejado su
¡Napoleón nos tenía también a nosotros en el lecho para recibir al enemigo, y daba muestras de
interior de Francia! ¡Napoleón había revuelto el una tranquilidad asombrosa.
Oriente, encendido en guerra nuestra patria,
derribado todos los tronos de Europa! —¡Él debía Era media noche. Radet, profundamente
de ser quien arrancaba al Papa de la Silla de San conmovido, no se atreve a hablar. Al fin intima al
Pedro y lo paseaba así por el Imperio francés, Sumo Pontífice que renuncie al gobierno temporal
como el pueblo judío paseó al Redentor por las de los Estados romanos. El Papa contesta que no
calles de la ciudad deicida! le es posible hacerlo, porque no son suyos, sino
de la Iglesia, cuyo administrador lo hizo la
Pero ¿cuál era la suerte del beatísimo prisionero? voluntad del Cielo.... Y el general Radet le replica
¿Qué había ocurrido en Roma? ¿Había una nueva mostrándole la orden de llevarlo prisionero a
religión en el Mediodía de Europa? ¿Era papa Francia.
Napoleón?
Al amanecer del siguiente día salía Pío VII de su
Nada sabíamos..., y, si he de deciros la verdad, palacio entre esbirros y gendarmes, saltando
por lo que a mí hace, todavía no he tenido tiempo sobre los escombros de las puertas, sin más
de averiguarlo.... comitiva que el cardenal Pacca, ni más restos de
—Yo se lo diré a V., por vía de paréntesis, en muy su grandeza mundanal que un papetto, moneda
pocas palabras, Capitán.—Esto completará la equivalente a cuatro reales de vellón, que llevaba
historia de V., y dará toda su importancia a ese en el bolsillo.
peregrino relato. En las afueras de la puerta del Popolo lo esperaba
una silla de posta, a la cual le hicieron subir, y
después de esto cerraron las portezuelas con una
III llave, que Radet entregó a un gendarme de
caballería.
Las persianas del lado derecho, en que se sentó España estaba dando muestras al mundo..., y que
el Papa, estaban clavadas, a fin de que no el más puro entusiasmo chispeó en sus
pudiese ser visto.... amantísimos ojos....—¡Parecía que aquellos ojos
nos besaban!
Nosotros, por nuestra parte, comprendiendo toda
IV la predilección que nos demostraba en aquel
—¡En esa silla lo encontré yo!...—¿Ven ustedes momento el Sumo Pontífice, procurábamos
cómo no miento? expresarle con la mirada, con el gesto, con la
actitud, nuestra veneración y piedad, así como el
—Hace V. bien en interrumpirme, Capitán; porque dolor y la indignación que sentíamos al verlo preso
yo he terminado, y el resto queremos oírlo de y ultrajado por sus malos hijos....—Casi
labios de V.... instintivamente nos quitamos los morriones (cosa
—Pues voy allá, señores míos. que chocó mucho a los franceses, los cuales
seguían con sus gorros encasquetados), y nos
Íbamos diciendo que Pío VII y el cardenal Pacca llevamos la mano derecha al corazón como quien
(¡mucho me alegro de haber llegado a saber su hace protestación de su fe.
nombre!) estaban sentados en el portal de la casa
de postas; que el pueblo se había agrupado en la El Papa levantó los ojos al cielo y se puso a rezar.
calle; que los gendarmes le impedían el paso, y —¡Sabía que una bendición de su mano podía
que nosotros los españoles conseguimos atraer sobre nosotros la cólera del pueblo impío
acercarnos tanto a la puerta, que veíamos que nos rodeaba, como nosotros sabíamos que un
perfectamente a los dos augustos sacerdotes. grito de ¡viva el Papa! podía empeorar la situación
del beatísimo prisionero!—¡Mostrábanse tan
Pío VII fijó casualmente la vista en nosotros, y sin orgullosos los franceses que nos rodeaban al ver
duda conoció, por nuestros raros y destrozados aquel supremo triunfo de la Revolución sobre la
uniformes, que también éramos extranjeros y autoridad!... ¡Creían tan grande a la Francia en
cautivos de Napoleón.... Ello fué que, después de aquel momento!
decir algunas palabras al Cardenal, clavó en
nosotros una larga y expresiva mirada. En esto se abrió paso por entre la muchedumbre,
y apareció en el cuadro que habían despejado los
En esto sonó allí cerca un fandango, divinamente gendarmes, una mujer del pueblo, mucho más
tocado y cantado por los tres compañeros anciana que el Pontífice: una viejecita centenaria,
nuestros, que volvían ya con las boletas para pulcra y pobremente vestida, coronada de
alojarnos.... cabellos como la nieve, trémula por la edad y el
entusiasmo, encorvada, llorosa, suplicante,
Creo haberos dicho que habíamos comprado dos
llevando en las manos un azafate de mimbres
guitarras antes de abandonar a Cataluña; y si se
secos lleno de melocotones, cuyos matices rojos y
me ha olvidado decíroslo, os lo digo ahora.
dorados se veían debajo de las verdes hojas con
Al oír aquel toque y la copla que le siguió, el Papa que estaban cubiertos....
levantó otra vez la cabeza, y nos miró con mayor
Los gendarmes quisieron detenerla.... Pero ella los
interés y ternura.
miró con tanta mansedumbre; era tan inofensiva
El italiano, el músico, había reconocido el canto. su actitud; era su presente tan tierno y cariñoso;
inspiraba su edad tanto respeto; había tal verdad
¡Ya sabía que éramos españoles! en aquel acto de devoción; significaba tanto, en
Ser español, significaba en aquel tiempo mucho fin, aquel siglo pasado, fiel a sus creencias, que
más que ahora. Significaba ser vencedor del venía a saludar al Vicario de Jesucristo en medio
Capitán del siglo; ser soldado de Bailén y de su calle de Amargura, que los soldados de la
Zaragoza; ser defensor de la historia, de la Revolución y del Imperio comprendieron o
tradición, de la fe antigua; mantenedor de la sintieron que aquel anacronismo, aquella caridad
independencia de las naciones; paladín de Cristo; de otra época, aquel corazón inerme y pacífico
cruzado de la libertad. —En esto último nos que había sobrevivido casualmente a la guillotina,
engañábamos.... Pero ¡cómo ha de ser!—¿Quién en nada aminoraba ni deslucía los triunfos del
había de adivinar entonces, al defender a D. conquistador de Europa, y dejaron a la pobre
Fernando VII contra los franceses, que él mismo mujer del pueblo entrar en aquel afortunado portal,
los llamaría al cabo de catorce años y los traería a que ya nos había traído a la memoria otro portal,
España en contra nuestra, como sucedió en no menos afortunado, donde unos sencillos
1823?... —En fin; no quiero hablar..., ¡pues hay pastores hicieron también ofrendas al Hijo de Dios
cosas que todavía me encienden la sangre! vivo....

El caso fué, volviendo a mi relato, que el rostro del Comenzó entonces una interesante escena entre
Papa se cubrió de santo rubor al considerar la cristiana y el Pontífice.
nuestra desventura y recordar el heroísmo de que
Púsose ella de rodillas, y, sin articular palabra, toda Francia obligó a Napoleón Bonaparte a poner
presentó el azafate de frutos al augusto prisionero. en libertad a Pío VII.
Pío VII enjugó con sus manos beatísimas las Volvió, pues, el Sumo Pontífice a recorrer el
lágrimas que inundaban el rostro de la viejecita; y mismo camino en que le habían encontrado los
cuando ésta se inclinaba para besar el pie del prisioneros españoles, y he aquí cómo describe
Santo Padre, él colocó una mano sobre aquellas Chateaubriand la despedida que hizo Francia al
canas humilladas, y levantó la otra al cielo con la sucesor de San Pedro:
inspirada actitud de un profeta.
«Pío VII caminaba en medio de los cánticos y de
—¡VIVA EL PAPA!—exclamamos entonces las lágrimas, del repique de las campanas y de los
nosotros en nuestro idioma español, sin poder gritos de ¡Viva el Papa! ¡Viva el Jefe de la
contenernos.... Iglesia!... En las ciudades sólo quedaban los que
no podían marchar, y los peregrinos pasaban la
Y penetramos en el portal resueltos a todo. noche en los campos, en espera de la llegada del
Pío VII se pone de pie al oír aquel grito, y, anciano sacerdote.
tendiendo hacia nosotros las manos, nos detiene,
cual si su majestuosa actitud nos hubiese
aniquilado.... Caemos, pues, de rodillas, y el Padre
Santo nos bendice una, otra y tercera vez.
Al propio tiempo álzase en la puerta y en toda la
Plaza como un huracán de gritos, y nosotros
volvemos la cabeza horrorizados, creyendo que
los franceses amenazan al Sumo Pontífice....—¡Lo
de menos era que nos amenazasen a nosotros!—
¡Decididos estábamos a morir!
Pero ¡cuál fué nuestro asombro al ver que los
gendarmes, los hombres del pueblo, las mujeres,
los niños..., ¡todo Montelimart! estaba arrodillado,
con la frente descubierta, con las lágrimas en los
ojos, exclamando:
—Vive le Pape!
Entonces se rompió la consigna: el pueblo invadió
el portal y pidió su bendición al Pontífice.
Éste cogió una hoja verde de las que cubrían el
azafate de melocotones que seguía ofreciéndole
la anciana, y la llevó a sus labios y la besó.
La multitud, por su parte, se apoderó de los frutos
como de reliquias; todos abrazaron a la pobre
mujer del pueblo; el Papa, trémulo de emoción,
atravesó por entre la muchedumbre, nos bendijo
otra vez al paso, y penetró en la silla de posta; y
los gendarmes, avergonzados de lo que acababa
de pasar, dieron la orden de partir.
En cuanto a nosotros, durante todo aquel día no
fuimos en Francia prisioneros de guerra, sino
huéspedes de paz.
Conque ... he dicho.

V
—¡Aun queda algo que decir!...—(exclamó el
mismo que contó poco antes lo acontecido en
Roma.) ¡Óiganme Vds. a mí un momento!
En 1814, cinco años después de la escena
referida por el Capitán, la fuerza de la opinión de
Nov
ela
Qué es una Novela:
Una novela es una obra literaria de carácter narrativo y de cierta extensión. Está escrita en prosa y narra hechos ficticios o basados en
hechos reales.
La novela es también un género literario que incluye este tipo de obras. También es el conjunto de obras novelescas de un autor, época,
lengua o estilo.
En ocasiones se usa esta palabra también para referirse a una invención, mentira,embuste o ficción.
Esta palabra procede del italiano  novella,entendida como noticia, narración o relato novelesco.
Novela cortaUna novela corta es un tipo de obra literaria que se puede situar entre el cuento, el relato y la novela. La característica
principal es su menor extensión en comparación con el de una novela al uso.
Los temas, los personajes, los escenarios, el argumento y otros elementos de una novela corta no varían en relación con los de una novela,
aunque debido a su breve extensión, algunos de ellos se pueden ser simplificados.
Algunos ejemplos de novela corta son  El coronel no tiene quien le escriba(1961) de Gabriel García Márquez y La metamorfosis (1915) de
Franz Kafka.
Novela picaresca
Una novela picaresca es un tipo de novela propia de los siglos XVI y XVII que narra las experiencias de un protagonista pícaro,
generalmente en primera persona. En este tipo de novelas se suele reflejar de una forma crítica la moral y la realidad social del momento.
El concepto de novela picaresca también se utiliza para referirse a un subgénero literario que agrupa este tipo de novelas.
Algunos ejemplos de novela picaresca son El Lazarillo de Tormes  (1554) de autor desconocido y La vida del Buscón  (1626) de Francisco de
Quevedo.
Novela de aventuras
Una novela de aventuras es un subgénero literario y también un tipo de novela que narra varios acontecimientos y situaciones en los que
destacan elementos como la acción, el peligro y la valentía.
Aunque pueda otros temas como la crítica social, las novelas de aventuras se basan en el entretenimiento.
Algunos ejemplos de novela de aventuras son La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson (1883), La vuelta al mundo en 80 días de Julio
Verne (1873) y El corsario negro  de Emilio Salgari (1898).
Novela de terror
Una novela de terror es un tipo de novela y un subgénero literario que utiliza temas y elementos literarios relacionados con emociones
como el miedo y la angustia. La atmósfera que se recrea a través de la descripción de lugares, personajes y acontecimintos contribuye a
provocar en el lector este tipo de emociones.
Se utilizan recursos como el suspense y la intriga. En algunos casos aparecen elementos sobrenaturales, legendarios o aspectos
relacionados con la muerte, las fobias y el miedo a lo desconocido.
Algunos ejemplos de novela de terror son Drácula de Bram Stoker (1897), El exorcista de William Peter
Blatty (1971) y El resplandor  de Stephen King (1977).
Que es la rima.
La rima es la repetición o semejanza
acústica, entre dos o más versos, de
cierto número de fonemas o sonidos a
partir de la última vocal acentuada. Es
considerada un elemento rítmico del
texto en verso.
Lo importante en la rima es la percepción
de igualdad de timbre, por ende es un
fenómeno acústico, no gráfico; si bien,
como las letras son la representación de
los fonemas, en una lectura no articulada
siempre existe la sensación de esa
equivalencia acústica.
El papel importante de la rima en la
estrofa y en los poemas que la utilizan,
es que señala las relaciones entre los
diferentes versos. Y no solo está
presente en poemas y canciones, sino
también en diversos juegos de diversión
como las adivinanzas, los acrósticos, los
trabalenguas y las retahílas.
Existen dos clases de rima; si a partir de
la última vocal acentuada se repiten los
fonemas vocálicos y los consonánticos,
se dice que la rima es consonante,
también conocida como rima total o
perfecta.
Rim
as

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