Tortura Word Nuevo

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La 

Historia de la tortura en Occidente comienza en la Antigua Grecia . En la segunda mitad del siglo 18 y


principios del siglo 19 fue abolida en todos los sistemas judiciales europeos, pero reapareció en el siglo 20, al ser
utilizada por los regímenes fascistas y comunistas y también por estados democráticos, como Francia durante la
Guerra de Argelia. Este hecho dio nacimiento a un movimiento internacional de lucha contra la tortura, en el que
tuvo un protagonismo especial Amnistía Internacional, y que culminó con la aprobación por la ONU en 1984 de
la Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.

Los Derechos Humanos son, por lo tanto, la base del reconocimiento de la dignidad y de los derechos iguales e
inalienables de todos los seres humanos. Estos derechos son la raíz de la propia civilización y son inherente a la
existencia humana racional. Pero, a pesar de esta inherencia de los derechos al ser humano, ha sido necesaria su
regulación para dotarlos de protección y establecer la responsabilidad por la vulneración de estos.

La tortura una de las más graves violaciones a los Derechos Humanos que puede sufrir una persona

Desde la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, se reconoce universalmente la prohibición absoluta de la
tortura como una norma de ius cogens, dicho señalamiento sería detalladamente abordado en la Convención contra la
Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, así como la necesidad de prevenirla en el Protocolo
Facultativo de la referida Convención.

Este Protocolo además, insta a los Estados partes a cumplir con dicha obligación mediante el establecimiento de un
sistema de visitas periódicas a los lugares de detención, surgiendo así los Mecanismos Nacionales de Prevención de la
Tortura.

México firmó el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y otros Tratos Crueles, Inhumanos o
Degradantes el 23 de septiembre de 2003, y ratificó el instrumento el 11 de abril de 2005, entrando en vigor el 22 de
junio de 2006.

Desde el 25 de junio de 2007, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos es reconocida como la instancia en México
en donde se llevan a cabo las funciones asignadas en los artículos 17 y 18.4 del Protocolo Facultativo para los
Mecanismos Nacionales de Prevención de la Tortura, tras una previa regulación de su funcionamiento prevista en el
convenio de colaboración entre la CNDH y diversas dependencias del Ejecutivo Federal, signado el 22 de junio del mismo
año.

El Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, se ha consolidado como el órgano encargado de verificar las
condiciones de estancia de las personas privadas de la libertad en el país, además de tener el compromiso de promover
acciones diversas para prevenir la tortura.

Hoy en día la situación por la que pasa México ante el flagelo de la tortura y el maltrato, exige un pleno conocimiento de
la fenomenología que propicia dichas prácticas, en este sentido, convenir su prevención resulta fundamental en el
establecimiento de las estrategias necesarias para inhibir estas conductas e impedir su impunidad.

Dentro de las primeras acciones que llevó a cabo el MNPT fue la elaboración de diez guías de supervisión basadas en
estándares nacionales e internacionales, estructuradas por un conjunto de procedimientos operativos y analíticos, con el
fin de evaluar, desde un enfoque preventivo, las condiciones que imperan en los distintos lugares de detención, e
identificar situaciones que pudieran derivar en la incidencia de casos de tortura o cualquier tipo de maltrato, mismas
que se han aplicado en los diversos lugares de detención que ha visitado el MNPT, tales como: Agencias del Ministerio
Público y Fiscalías, Centros de Arraigo, Centros de Reinserción Social, Centros de Reinserción Social Femeniles, Centros
de Internamiento para Adolescentes, Instituciones Psiquiátricas, Estaciones Migratorias y Estancias Provisionales, Áreas
de Aseguramiento municipales, Centros de Internamiento para Adicciones y Albergues.

A través de dichos instrumentos se revisa la observancia de cinco aspectos:

• Recibir un trato humano y digno.

• Legalidad y seguridad jurídica.


• Protección de la salud.

• Integridad personal.

• Derechos humanos de grupos en situación de vulnerabilidad.

A los efectos del presente Manual se define la tortura con las mismas palabras empleadas en la Convención de las
Naciones Unidas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, de 1984:

“Se entenderá por el término “tortura” todo acto por el cual se inflijan intencionalmente a una persona dolores o
sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una
confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a
esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o
sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación
suya, o con su consentimiento o aquiescencia. No se considerarán torturas los dolores o sufrimientos que sean
consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o que sean inherentes o incidentales a éstas”.

Es algo que concierne a todos los miembros de la familia humana porque ataca a la misma base de nuestra existencia y
de nuestras esperanzas de un futuro mejor

Aunque la normativa internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario prohíben
sistemáticamente la tortura en cualquier circunstancia (véase cap. I), la tortura y los malos tratos se practican en más de
la mitad de los países del mundo

4 La notable discordancia que existe entre la prohibición absoluta de la tortura y su prevalencia en el mundo de hoy
demuestra la necesidad de que los Estados identifiquen y pongan en práctica medidas eficaces para proteger a las
personas contra la tortura y los malos tratos.

NORMAS JURÍDICAS INTERNACIONALES APLICABLES

1. El derecho a no ser sometido a tortura está firmemente establecido en el derecho internacional. La Declaración
Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención contra la Tortura
y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes prohíben expresamente la tortura. Del mismo modo, varios
instrumentos regionales establecen el derecho a no ser sometido a tortura. La Convención Americana de Derechos
Humanos, la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos y el Convenio para la Protección de los Derechos
Humanos y de las Libertades Fundamentales contienen prohibiciones expresas de la tortura.
El derecho internacional humanitario

2. Los tratados internacionales que rigen los conflictos armados establecen un derecho internacional humanitario o las
leyes de la guerra. La prohibición de la tortura en el derecho internacional humanitario no es más que una pequeña,
aunque importante, parte de la protección más amplia que brindan esos tratados a todas las víctimas de la guerra. Los
cuatro Convenios de Ginebra de 1949 han sido ratificados por 188 Estados. Fijan normas para el desarrollo de los
conflictos armados internacionales y, en particular, sobre el trato a las personas que no toman parte o que han dejado
de tomar parte en las hostilidades, incluidos los heridos, los capturados y los civiles. Los cuatro Convenios prohíben la
práctica de la tortura y de otros malos tratos. Dos Protocolos de 1977, adicionales a los Convenios de Ginebra, amplían
la protección y el ámbito de esos Convenios. El Protocolo I (ratificado hasta la fecha por 153 Estados) se refiere a los
conflictos internacionales. El Protocolo II (ratificado hasta la fecha por 145 Estados) se refiere a los conflictos que no son
de índole internacional.
En general se infiere de ello que sea cual fuere la naturaleza de una guerra o conflicto existen ciertas normas básicas que
no pueden soslayarse. La prohibición de la tortura es una de ellas y representa un elemento común al derecho
internacional humanitario y a la normativa internacional de los derechos humanos.

Para asegurar la adecuada protección de todas las personas contra la tortura o tratos crueles, inhumanos o degradantes,
durante muchos años las Naciones Unidas han procurado elaborar normas universalmente aplicables. Los convenios,
declaraciones y resoluciones adoptados por los Estados Miembros de las Naciones Unidas afirman claramente que no
puede haber excepciones a la prohibición de la tortura y establecen distintas obligaciones para garantizar la protección
contra tales abusos. Entre los más importantes de esos instrumentos figuran la Declaración Universal de Derechos
Humanos,8 el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,9 las Reglas mínimas para el tratamiento de los
reclusos,10 la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Protección de Todas las Personas contra la Tortura y Otros
Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (Declaración sobre la Protección contra la Tortura),11 el Código de
conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley,12 los Principios de ética médica aplicables a la función
del personal de salud, especialmente los médicos, en la protección de personas presas y detenidas contra la tortura y
otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes (Principios de ética médica),13 la Convención contra la Tortura y
Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos y Degradantes (Convención contra la Tortura),14 el Conjunto de Principios
para la Protección de Todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detención o Prisión (Conjunto de Principios
sobre la Detención)15 y los Principios básicos para el tratamiento de los reclusos.

La Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura no incluye las penas o sufrimientos que sean consecuencia
únicamente de sanciones legítimas, o que sean inherentes o incidentales a éstas.

Otros órganos y mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas han adoptado medidas con el fin de elaborar
normas para la prevención de la tortura y normas que obliguen a los Estados a investigar toda denuncia de tortura. Entre
estos órganos y mecanismos figuran el Comité contra la Tortura, el Comité de Derechos Humanos, la Comisión de
Derechos Humanos, el Relator Especial sobre la tortura, el Relator Especial sobre violencia contra la mujer y los relatores
especiales para los países nombrados por la Comisión de Derechos Humanos

Obligaciones legales de prevenir la tortura

Los instrumentos internacionales citados establecen ciertas obligaciones que los Estados deben respetar para asegurar
la protección contra la tortura. Entre ellas figuran las siguientes:

a) Tomar medidas legislativas, administrativas, judiciales o de otra índole eficaces para impedir los actos de tortura. En
ningún caso podrán invocarse circunstancias excepcionales tales como el estado de guerra como justificación de la
tortura (artículo 2 de la Convención contra la Tortura y artículo 3 de la Declaración sobre la Protección contra la
Tortura).

b) No se procederá a la expulsión, devolución o extradición de una persona a otro Estado cuando haya razones fundadas
para creer que estaría en peligro de ser sometida a tortura (artículo 3 de la Convención contra la Tortura).

c) Penalizar los actos de tortura, incluida la complicidad o la participación en ellos (artículo 4 de la Convención contra la
Tortura, Principio 7 del Conjunto de Principios sobre la Detención, artículo 7 de la Declaración de Protección contra la
Tortura y párrafos 31 a 33 de las Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos).

d) Hacer de la tortura un delito que dé lugar a extradición y ayudar a otros Estados Partes en lo que respecta a los
procedimientos penales incoados en casos de tortura (artículos 8 y 9 de la Convención contra la Tortura).

e) Limitar el uso de la detención en régimen de incomunicación; asegurar que los detenidos se mantienen en lugares
oficialmente reconocidos como lugares de detención; asegurar que los nombres de las personas responsables de su
detención figuran en registros fácilmente disponibles y accesibles a los interesados, incluidos familiares y amigos;
registrar la hora y el lugar de todos los interrogatorios, junto con los nombres de las personas presentes; y garantizar
que médicos, abogados y familiares tienen acceso a los detenidos (artículo 11 de la Convención contra la Tortura;
Principios 11 a 13, 15 a 19 y 23 del Conjunto de Principios sobre la Detención; párrafos 7, 22 y 37 de las Normas mínimas
para el tratamiento de los reclusos).

f) Asegurar una educación y una información sobre la prohibición de la tortura en la formación profesional de los
agentes del orden (civiles y militares), del personal médico, de los funcionarios públicos y otras personas indicadas
(artículo 1O de la Convención contra la Tortura, artículo 5 de la Declaración sobre la Protección contra la Tortura,
párrafo 54 de las Normas mínimas para el tratamiento de los reclusos).

g) Asegurar que ninguna declaración que se demuestre que ha sido hecha como resultado de torturas pueda ser
invocada como prueba en ningún procedimiento, salvo en contra de una persona acusada de tortura como prueba de
que se formuló dicha declaración (artículo 15 de la Convención contra la Tortura, artículo 12 de la Declaración sobre la
Protección contra la Tortura).

h) Asegurar que las autoridades competentes procedan a una investigación pronta e imparcial siempre que haya
motivos razonables para creer que se ha cometido un acto de tortura (artículo 12 de la Convención contra la Tortura,
Principios 33 y 34 del Conjunto de Principios sobre la Detención, artículo 9 de la Declaración sobre la Protección contra
la Tortura).

i) Asegurar que toda víctima de tortura obtenga reparación e indemnización adecuadas (artículos 13 y 14 de la
Convención contra la Tortura, artículo 11 de la Declaración sobre la Protección contra la Tortura, párrafos 35 y 36 de las
Normas mínimas para el tratamiento de los reclusos).

j) Asegurar que el o los presuntos culpables sean sometidos a un procedimiento penal si una investigación demuestra
que parece haberse cometido un acto de tortura. Si se considera que una denuncia de trato o pena cruel, inhumano o
degradante está bien fundada, el o los presuntos autores serán sometidos a los procedimientos penales, disciplinarios o
de otro tipo que correspondan (artículo 7 de la Convención contra la Tortura, artículo 10 de la Declaración sobre la
Protección contra la Tortura).

Órganos y mecanismos de las Naciones Unidas

a) El Comité contra la Tortura

El Comité contra la Tortura supervisa el cumplimiento de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes. Está compuesto de diez expertos elegidos por su “gran integridad moral y reconocida
competencia en materia de derechos humanos”. De conformidad con el artículo 19 de la Convención contra la Tortura,
los Estados Partes deben presentar al Comité, por conducto del Secretario General, informes sobre las medidas que
hayan adoptado para dar efectividad a los compromisos contraídos en virtud de la Convención. El Comité examina en
qué medida las disposiciones de la Convención se han incorporado a la legislación nacional y cómo esto funciona en la
práctica. El Comité examina cada informe y puede formular comentarios y recomendaciones generales, e incluir esta
información en su informe anual a los Estados Partes y a la Asamblea General. Estos procedimientos se desarrollan en
reuniones públicas.

b) El Comité de Derechos Humanos

El Comité de Derechos Humanos fue establecido de conformidad con el artículo 28 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos con la función de vigilar la aplicación del Pacto por los Estados Partes. El Comité se compone de 18
expertos independientes que han de ser personas de gran integridad moral y reconocida competencia en materia de
derechos humanos. 16. Los Estados Partes en el Pacto deben presentar cada cinco años informes sobre las disposiciones
que hayan adoptado para dar efecto a los derechos reconocidos en el Pacto y sobre los progresos realizados en cuanto
al goce de esos derechos.

El Comité de Derechos Humanos estudia los informes dialogando con representantes del Estado Parte cuyo informe se
examina. A continuación, el Comité adopta sus observaciones finales resumiendo sus principales motivos de
preocupación y formulando al Estado Parte sugerencias y recomendaciones apropiadas. El Comité prepara además unas
observaciones generales en las que interpreta artículos concretos del Pacto para orientar a los Estados Partes en sus
informes, así como en la aplicación de las disposiciones del Pacto. En una de esas observaciones generales, el Comité se
propuso aclarar el artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que afirma que nadie deberá ser
sometido a tortura o a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. En la observación general sobre el artículo 7
del Pacto que figura en el informe del Comité se advierte concretamente que para la aplicación del artículo 7 no basta
con prohibir la tortura o con declararla delito.21 El Comité afirma que “[...] los Estados deben garantizar una
protección eficaz mediante algún mecanismo de control. Las denuncias de malos tratos deben ser investigadas
eficazmente por las autoridades competentes”.

“las denuncias deberán ser investigadas con celeridad e imparcialidad por las autoridades competentes a fin de que el
recurso sea eficaz”. Cuando un Estado haya ratificado el primer Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, cualquier persona puede presentar al Comité una comunicación en la que sostenga que se
han violado los derechos que le confiere el Pacto. Si se considera admisible la comunicación, el Comité adopta una
decisión sobre el fondo de la cuestión y la hace pública en su informe anual.

En el caso de los 4 civiles, el Estado Mexicano es responsable por la violación del derecho a las debidas garantías
judiciales y al debido proceso (artículo 8), a la integridad personal (artículo 5), a la libertad y seguridad personales
(artículo 7), y a la protección judicial (artículo 25), derechos que figuran en la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, ratificada por México el 2 de marzo de 1981.

Asimismo, se vulneraron los artículos 1, 6, 8 y 10 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura,
ratificada por México el 11 de febrero de 1987.

Durante el arraigo, los cuatro civiles fueron sometidos a actos de tortura, por parte de los agentes militares en el
conjunto habitacional Oceana de Playas de Rosarito, Baja California, con el objetivo de que se inculparan, tras haber sido
detenidos sin orden de aprehensión infringiendo así el principio de presunción de inocencia, fundamento de las
garantías judiciales. Estos actos carecieron de una debida investigación en la cual se demostraron una serie de
irregularidades, entre ellas la falta de una defensa adecuada, vulnerando así los derechos a la protección judicial y a un
debido proceso. Aunado a esto, las autoridades encargadas de ejercer la justicia no actuaron con las diligencias
pertinentes, lo que tuvo como consecuencia la impunidad de los agentes aprehensores.

El Estado mexicano falló de esta forma a su obligación de garantizar estos derechos de los cuatro civiles, quienes siguen
actualmente recluidos y cuyas secuelas permanentes de la tortura no han sido atendidas hasta ahora.

Artículo 5.  Derecho a la Integridad Personal

1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral.

2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.  Toda persona privada de
libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano.

3. La pena no puede trascender de la persona del delincuente.

4. Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en circunstancias

excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su condición de personas no condenadas.

5. Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los adultos y llevados ante tribunales
especializados, con la mayor celeridad posible, para su tratamiento.

6. Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y la readaptación social de los
condenados.
Artículo 7.  Derecho a la Libertad Personal

1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.

2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones fijadas de antemano por las
Constituciones Políticas de los Estados Partes o por las leyes dictadas conforme a ellas.

3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.

4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención y notificada, sin demora, del
cargo o cargos formulados contra ella.

5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley
para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad,
sin perjuicio de que continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su
comparecencia en el juicio.

6. Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de que éste
decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran
ilegales.  En los Estados Partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera amenazada de ser privada de su
libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a fin de que éste decida sobre la legalidad de tal
amenaza, dicho recurso no puede ser restringido ni abolido.  Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona.

7. Nadie será detenido por deudas.  Este principio no limita los mandatos de autoridad judicial competente dictados por
incumplimientos de deberes alimentarios.

Artículo 8.  Garantías Judiciales

1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o
tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier
acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral,
fiscal o de cualquier otro carácter.

2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente
su culpabilidad.  Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:

a) Derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traductor o intérprete, si no comprende o no habla el
idioma del juzgado o tribunal;

b) Comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada;

c) Concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa;

d) Derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor de su elección y de
comunicarse libre y privadamente con su defensor;

e) Derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o no según la
legislación interna, si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por
la ley;

f) Derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de obtener la comparecencia, como
testigos o peritos, de otras personas que puedan arrojar luz sobre los hechos;

g) Derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable, y

h) Derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior.

3. La confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna naturaleza.
4. El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo juicio por los mismos hechos.

5. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los intereses de la justicia.

Artículo 25.  Protección Judicial

1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o
tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en
ejercicio de sus funciones oficiales.

2. Los Estados Partes se comprometen:

a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado decidirá sobre los derechos de toda
persona que interponga tal recurso;

b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y

c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya estimado procedente
el recurso.

Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura

Artículo 1

Los Estados partes se obligan a prevenir y a sancionar la tortura en los términos de la presente Convención.

Artículo 6

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 1, los Estados partes tomarán medidas efectivas para prevenir y
sancionar la tortura en el ámbito de su jurisdicción.

Los Estados partes se asegurarán de que todos los actos de tortura y los intentos de cometer tales actos constituyan
delitos conforme a su derecho penal, estableciendo para castigarlos sanciones severas que tengan en cuenta su
gravedad.

Igualmente, los Estados partes tomarán medidas efectivas para prevenir y sancionar, además, otros tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes en el ámbito de su jurisdicción.

Artículo 8

Los Estados partes garantizarán a toda persona que denuncie haber sido sometida a tortura en el ámbito de su
jurisdicción el derecho a que el caso sea examinado imparcialmente.

Asimismo, cuando exista denuncia o razón fundada para creer que se ha cometido un acto de tortura en el ámbito de su
jurisdicción, los Estados partes garantizarán que sus respectivas autoridades procederán de oficio y de inmediato a
realizar una investigación sobre el caso y a iniciar, cuando corresponda, el respectivo proceso penal.

Una vez agotado el ordenamiento jurídico interno del respectivo Estado y los recursos que éste prevé, el caso podrá ser
sometido a instancias internacionales cuya competencia haya sido aceptada por ese Estado.

Artículo 10

Ninguna declaración que se compruebe haber sido obtenida mediante tortura podrá ser admitida como medio de
prueba en un proceso, salvo en el que se siga contra la persona o personas acusadas de haberla obtenido mediante
actos de tortura y únicamente como prueba de que por ese medio el acusado obtuvo tal declaración.
El médico siempre debe hacer lo que sea mejor para los pacientes, incluidos los reclusos y presuntos delincuentes.
Este deber se expresa con frecuencia a través de la noción de la independencia profesional, que exige que los médicos
hagan uso de las prácticas médicas óptimas sean cuales fueren las presiones a las que puedan estar sometidos. El Código
Internacional de Ética Médica de la Asociación Médica Mundial pone de relieve el deber que tiene el médico de prestar
sus servicios “con plena independencia técnica y moral, con compasión y respeto por la dignidad humana”. También
pone de relieve el deber de actuar sólo en interés del paciente y señala que el médico debe a sus pacientes toda su
lealtad

Toda persona tiene derecho a una atención de salud apropiada, independientemente de factores como origen étnico,
ideas políticas, nacionalidad, género, religión o méritos individuales. Las personas acusadas o condenadas por delitos
tienen el mismo derecho moral a una atención médica y de enfermería adecuada. La Declaración de Lisboa de la
Asociación Médica Mundial pone de relieve que el único criterio aceptable para discriminar entre los pacientes es el de
la urgencia relativa de sus necesidades médicas.

Las declaraciones de testigos y supervivientes son componentes necesarios de la documentación de la tortura. Las
pruebas físicas, en la medida en que existan, son importantes informaciones que confirman que la persona ha sido
torturada. De todas formas, en ningún caso se considerará que la ausencia de señales físicas indica que no se ha
producido tortura, ya que es frecuente que estos actos de violencia contra las personas no dejen marcas ni cicatrices
permanentes.

a) Traumatismos causados por golpes, como puñetazos, patadas, tortazos, latigazos, golpes con alambres o porras o
caídas;

b) Tortura por posición, como suspensión, estiramientode los miembros, limitación prolongada de movimientos,
posturas forzadas;

c) Quemaduras con cigarrillos, instrumentos calientes, líquidos hirviendo o sustancias cáusticas;

d) Choques eléctricos;

e) Asfixia, con métodos húmedos y secos, ahogamiento,sofocación, estrangulamiento o uso de sustancias químicas;

f) Lesiones por aplastamiento, como aplastamiento de losdedos o utilización de un rodillo pesado para lesionar
losmuslos o la espalda;

g) Lesiones penetrantes, como puñaladas o heridas de bala,introducción de alambres bajo las uñas;

h) Exposiciones químicas a la sal, pimienta picante, gasolina,etcétera (en heridas o en cavidades orgánicas);

i) Violencia sexual sobre los genitales, vejaciones, introducciónde instrumentos, violación;

j) Lesiones por aplastamiento o amputación traumática dededos y miembros;

k) Amputación médica de dedos o miembros, extracciónquirúrgica de órganos;

l) Tortura farmacológica con dosis tóxicas de sedantes,neurolépticos, paralizantes, etcétera;

m) Condiciones de detención, como celdas pequeñas o atestadas,confinamiento en solitario, condiciones antihigiénicas,


faltade instalaciones sanitarias, administración irregular dealimentos y agua o de alimentos y agua contaminados,
exposición a temperaturas extremas, negación de todaintimidad y desnudez forzada;

n) Privación de la estimulación sensorial normal, comosonidos, luz, sentido del tiempo, aislamiento, manipulaciónde la
luz de la celda, desatención de necesidades fisiológicas,restricción del sueño, alimentos, agua, instalaciones
sanitarias,baño, actividades motrices, atención médica, contactossociales, aislamiento en la prisión, pérdida de contacto
conel mundo exterior (con frecuencia se mantiene a las víctimasen aislamiento para evitar toda formación de vínculos
oidentificación mutua, y fomentar una vinculación traumáticacon el torturador);
o) Humillaciones, como abuso verbal, realización de actoshumillantes;

p) Amenazas de muerte, daños a la familia, nuevas torturas,prisión, ejecuciones simuladas;

q) Amenazas de ataques por animales, como perros, gatos,ratas o escorpiones;

r) Técnicas psicológicas para quebrar al individuo, incluidastraiciones forzadas, agudización de la sensación


dedesvalimiento, exposición a situaciones ambiguas o mensajescontradictorios;

s) Violación de tabúes;

t) Forzamiento de la conducta, como realización forzada deprácticas contra la propia religión (por ejemplo, forzar a
losmusulmanes a comer cerdo), inducción forzada a dañar aotras personas mediante tortura o cualquier otro
maltrato,inducción forzada a destruir propiedades, inducción forzada a traicionar a otra persona exponiéndola a riesgos;

u) Inducción forzada de la víctima a presenciar torturas uotras atrocidades que se están cometiendo con otros.

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