Marco Teórico
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2. Naturaleza del servicio y la calidad y las técnicas de cómo medir el valor del
cliente.
Para lograr una descripción completa, se hace primeramente necesaria una
conceptualización singularizada de los elementos claves que conforman cada ítem y así
mismo plantear su relacionamiento y función para dar respuesta a las mismas.
I. Conceptualización.
1. Cliente: Según la literatura consultada los Clientes son aquellos que consumen
los productos o reciben los servicios de alguna organización.
Para poder calcular el valor del cliente como activo a largo plazo se requiere la
información financiera, como los ingresos los costos y también las utilidades
como beneficios, y el periodo de relación que estimamos, que varía en función de
las características del negocio. El valor del cliente no es un dato que dependa de
las cifras del pasado, depende de nuestras acciones de la relación futura que
establezcamos con nuestros clientes.
Precio:
Precio optimo
Innovación en precios
Dirigir la decisión de compra a otros valores
Exclusividad:
Marca y diferenciación
Diseño
Seguridad
Servicio:
“Un cliente satisfecho, además de repetir sus compras en el futuro, será la mejor
publicidad que puedan tener los productos”.
Por ende los clientes son la razón de ser de las empresas y lograr su satisfacción se ha
convertido en el pilar fundamental, desde el cual se diseñan estrategias y procesos
que permita alcanzar un posicionamiento y sostenibilidad en el tiempo.
1. Las Estrategias.
a) Formulación de estrategias
b) Implantación
c) Evaluación control de resultados
¿Qué somos?
¿Dónde estamos? (Misión)
¿Dónde debemos estar en el futuro para garantizar nuestra permanencia? (Visión)
¿Qué planes debemos establecer para dirigirnos allá?
Las estrategias se deben definir a partir de lo que somos y del lugar donde estamos
para avanzar hacia donde queremos hallarnos. Las estrategias proporcionan
dirección, pero es necesario conocer el punto de referencia inicial. Todo este
análisis debe hacerse en el marco de referencia que proporciona el conocimiento
de las necesidades y expectativas de los consumidores, de esta forma, las
estrategias derivadas serán concordante con el concepto de valor al cliente:
El análisis de estos cinco factores sirve para conocer las fuerzas que actualmente o
en el futuro orientaran la competencia de cierta industria, con lo que se podrá
evaluar la posibilidad de entrar a competir en ella, analizar sus tendencias o
definir estrategias futuras. Respecto a las estrategias en sí, Porter asegura que solo
existen tres estrategias genéricas que se pueden seguir independientemente del
tipo de industria:
III. Naturaleza del servicio y la calidad y las técnicas de cómo medir el valor del
cliente.
Lograr lo anterior no es nada fácil, sobre todo si se toma en cuenta que la mayoría
de las veces la administración depende de un gran número de personal que
proporciona los servicios y tiene contacto directo con los clientes. Si recordamos
que un cliente satisfecho contara su experiencia por lo menos a 10 personas,
debemos asegurarnos de que el personal de servicio conozca la importancia de su
papel, que sepa como desempeñarlo de la mejor manera y que se sienta facultado
para resolver los problemas que se le presenten sin hacer esperar ni ocasionar
disgustos al cliente, incluso proporcionando algo extra si no se entregara lo que el
cliente hubiese solicitado o con la rapidez prometida.
Cortesía: se relaciona con el trato que brinda la persona que tiene el contacto
directo con el cliente, ya sea personal, por teléfono o por cualquier otro medio: el
saludo, la sonrisa, presentarse por su nombre, contestar pronto la llamada,
proporcionar información, etc.
Los servicios no son del todo intangibles, pues algunas de sus características de
calidad son cuantificables, entre las cuales están el número de errores cometidos,
el tiempo de retraso, el total de clientes perdidos, el total de clientes atendidos, el
tiempo de espera antes de ser atendido. Este último factor es uno de los más
importantes en la calidad del servicio, independientemente de que la espera sea en
una situación cómoda o no. Por otro lado, algunas de las características de calidad
del servicio son intangibles y no cuantificables, por lo que solo se pueden
observar, sentir o percibir; por ejemplo, la cortesía, la amabilidad, la cooperación,
la honestidad, la actitud, la apatía, etc.
Las siguientes son algunas sugerencias clave para causar una buena impresión al
cliente por medio del servicio que se otorga:
Atender siempre con una sonrisa, saludar, presentarse por su nombre y dar las
gracias por la visita (aun cuando no se realice la venta).
Atender con rapidez y cortesía una llamada telefónica. No se debe permitir que
el teléfono timbre más de tres veces, pues el cliente puede colgar y llamar a la
siguiente opción en la lista; además, se debe contestar siempre con un saludo,
presentarse y, sobre todo, no dejar al cliente mucho tiempo en espera
escuchando alguna música, por más agradable que esta sea. Es de utilidad
contar con bases de datos que hagan más rápido el servicio; por ejemplo,
preguntar el número telefónico y tener registrados los datos del cliente y sus
productos preferidos ayuda a no tener que pedir dicha información de nuevo y
a que el cliente observe que recibe un trato más personalizado.
Escuchar y hacer preguntas al cliente. Cuáles son sus necesidades, sus dudas, a
que le da mayor importancia, que opina del servicio y si hay algo que no haya
sido de su agrado. Esto debe realizarse de manera discreta y sin perturbar o
acosar a la persona. Hay clientes más reservados y otros más abiertos, así que
el personal deberá utilizar su criterio de acuerdo con el grado de interacción
que tenga con el cliente.
Las empresas que tienen reputación de contar con clientes satisfechos no solo se
fijan estándares muy altos para los parámetros operativos del negocio que crean
valor al cliente, sino también cuentan con métodos para medir en qué medida
cumplen las expectativas del consumidor. Los métodos de investigación del grado
de satisfacción de los clientes deben tener tres objetivos:
CLV (Customer Lifetime Value): Es una de las técnicas más usadas para medir el
valor de los clientes, la cual, cuantifica el dinero que la empresa espera recibir de
un cliente durante toda la relación futura con este. Para esto es necesario conocer
el monto esperado de compras en un período determinado (por ejemplo, un mes o
un año), los costos de servir a un cliente, y la probabilidad de que este siga
comprando en el período siguiente (es decir, la tasa de retención).
Esta información puede ser ingresada en la siguiente fórmula, que entrega el valor
de un cliente: LV= S(1+r)/(1+r-q), donde r representa el costo de capital de la
empresa, S es el margen por cliente (monto de las compras menos los costos de
servicio) en un período determinado, y q es la tasa de retención del cliente.
Cuánto vale un cliente promedio: Obtener estos valores para un cliente promedio
es bastante fácil. Por ejemplo, pensemos en el caso de una empresa telefónica. La
compañía puede fácilmente calcular el gasto promedio por cliente del año pasado
(asumamos que el cliente promedio pagó un total de $10.000 por mes, o $120.000
al año). La empresa también sabe que gastó $10.000 por cliente en servicio al
cliente. Además, la firma puede ver cuántos de los clientes que estaban con ella el
año siguen este año, lo que da una idea sobre la tasa de retención de clientes.
Asumamos que esta tasa es del 85%.
El ciclo de vida del cliente (CLTV) El ciclo de vida del cliente consiste en el
cálculo del valor de ese cliente para la empresa a lo largo de toda su relación con
la compañía. Es un concepto que va más allá del cortoplacismo habitual y que usa
una serie de conceptos para medir el valor que ese cliente puede proporcionar a la
empresa. Para conocer ese valor del cliente, lo fundamental es medir los
siguientes parámetros:
Costes a lo largo del ciclo de vida: frente a los ingresos, debemos valorar
también los costes que genera ese cliente a lo largo de su ciclo de vida. Debemos
saber si es un cliente que pide mucho descuento comercial, si usa muchas
promociones, si requiere de mucha visita comercial, si usa mucho las garantías o
el servicio postventa, etc. Y no debemos obviar que los costes de servir a los
clientes fieles suelen ser siempre decrecientes frente a los de la captación.
Cantú Delgado José Humberto (2011). Desarrollo de una Cultura de Calidad (4ª. Ed.)
México D.F.: McGRAW-HILL/INTERAMERICANA EDITORES, S.A. DE C.V.