Ecografia de Vesicula Biliar y Vias Biliares
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ANATOMIA
El sistema biliar esta formado por la vesícula biliar, la vía biliar intrahepática representado por
el conducto hepático y la vía biliar extrahepática que comprende al cístico y al colédoco.
La vesícula se localiza en la fosa vesicular, en la cara inferior del hígado, entre los lóbulos
derecho y cuadrado; por lo general es extrahepática pero se presentan algunos casos de
vesículas empotradas y menos frecuentemente vesículas intraparenquimales.
La vesícula normal debe verse en todo paciente, fisiológicamente distendida tras 8 a 12 horas
de ayuno. En raras ocasiones, la obesidad masiva o las asas intestinales distendidas, impiden
un examen satisfactorio.
La posición anatómica del fundus vesicular puede variar drásticamente de un paciente a otro, e
incluso en el mismo paciente dependiendo de su posición; sin embargo el cuello de la vesícula
mantiene una relación anatómica con la cisura lobular principal y la vena porta derecha aún no
dividida.
En aproximadamente el 70% de los pacientes, se identifica un eco lineal que representa una
porción de la cisura lobular principal, que conecta la vesícula con la vena porta derecha o con la
principal. Esta consideración anatómica es importante para identificar de forma concluyente
la vesícula en pacientes con entidades patológicas como vesículas pequeñas contraídas o llenas
de cálculos.
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Como la forma y el tamaño de la vesícula normal varían ampliamente de unos pacientes a otros,
es difícil formular criterios precisos sobre el tamaño; en general, si el diámetro transverso es
mayor de 5 cm. y no tiene morfología ovalada sino redondeada, es probable que sea hidrópica
(llena de agua), por el contrario, si el diámetro es menor a 2 cm. a pesar del ayuno, es probable
que se trate de una vesícula anormalmente contraída.
Aunque la forma de una vesícula es típicamente oval o semejante a un calabacín, su
configuración varia frecuentemente debido a la formación de pliegues. En aproximadamente
un 4% de los pacientes se presenta una deformidad en gorro frigio, en la cual el fundus
vesicular aparece plegado sobre el cuerpo.
La pared vesicular normal se ve como una fina línea ecogénica de grosor inferior a 3mm. y en la
vesícula biliar contraída se observa una pared con tres capas, la externa hiperecogénica, la
interna hipoecogénica y la medial anecogénica.
INDICACIONES
PREPARACION
El paciente no debe ingerir nada en las ocho horas que preceden al estudio, si fuera
conveniente administrarle líquidos, solo se le dará agua; si los síntomas son agudos, se puede
proceder inmediatamente al examen. A los lactantes, si su estado clínico lo permite, no se les
dará nada por vía oral en las tres horas que preceden al estudio.
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Se debe iniciar el estudio con el paciente en decúbito supino; más tarde se le examinará en
decúbito lateral izquierdo y en bipedestación.
Aplíquese abundante gel en la parte superior derecha del abdomen, después debe recubrirse
también la parte superior izquierda puesto que, cualquiera que sean los síntomas, habrá que
examinar ambos lados del epigastrio.
A pesar de las mejoras recientes en otras modalidades de imagen, la ecografía continua siendo
el estudio de elección para evaluar la apariencia de la vesícula y de la vía biliar.
Para asegurar una distensión vesicular adecuada, el examen debe realizarse tras un ayuno de 8
a 12 horas, el ayuno es necesario para evitar errores diagnósticos, la contracción vesicular
fisiológica hace que ésta parezca pequeña y con pared engrosada pudiendo malinterpretarse
como una situación patológica.
El estudio se realiza desde un espacio intercostal bajo o preferiblemente por vía subcostal con
el paciente en supino o en posición oblicua posterior izquierda; sin embargo, ocasionalmente el
estudio se realizará con el paciente en posición sentada con el fin de demostrar la movilidad de
los cálculos.
La ecografía vesicular requiere una técnica ecográfica meticulosa para evitar pasar por alto
pequeños cálculos. Hay que poner especial atención a la región más inferior de la vesícula,
donde se sitúan muchos cálculos.
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A pesar del uso de equipos de alta resolución y de transductores de superficie pequeña para el
estudio de la vesícula, en ocasiones se producen problemas. El diagnóstico definitivo de
colelitiasis suele ser una fuente de confusión. Las sombras que asientan en el cuello de la
vesícula son origen común de confusión diagnóstica; dado que la refracción del borde vesicular
produce sombra, es obligatorio visualizar la piedra (no solamente la sombra) antes de
diagnosticar colelitiasis.
Los pliegues habitualmente presentes en la vesícula, pueden producir ecos que se asocian a
sombra acústica posterior. El pliegue de unión situado entre el cuerpo y el infundíbulo
vesicular y los pliegues de las válvulas de Heister, localizados en el cuello vesicular, son dos
puntos anatómicos que pueden generar ecos simulando litiasis.
Aunque la gran mayoría de las litiasis tienen una apariencia ecográfica típica, a veces
encontramos cálculos atípicos, en general, la superficie de las litiasis es redondeada o
ligeramente facetada, siendo inusualmente de morfología piramidal, por lo que se origina un
contorno diferente en la superficie de la piedra.
Los cálculos suelen localizarse en la porción más inferior de la vesícula, ya que su gravedad
excede la de la bilis pero en ocasiones la gravedad específica de la bilis excede la de los
cálculos haciendo que las litiasis floten en la bilis.
En la vesícula, tanto el pus como la sangre muestran una apariencia idéntica al barro biliar;
dado que cada vez se realizan más procedimientos intervencionistas biliares y biopsias
hepáticas, la incidencia de hemobilia puede estar aumentando; esto da lugar a sangre
intravesicular que en ocasiones recuerda al barro biliar espeso.
Una causa poco frecuente de ecos intravesiculares pero que puede conducir a error es la
infestación por parásitos, donde el parásito puede invadir el árbol biliar y migrar a la vesícula,
donde puede ser visible como una estructura oval o en forma de hoja.
Los artefactos pueden, ser responsables de los ecos de bajo nivel dependientes intraluminales;
más a menudo son producidos por artefactos de grosor de corte o artefactos por lóbulos
laterales.
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de la pared vesicular que aparece engrosada está en contacto con la superficie inferior del
hígado.
1. El paciente no ha estado en ayunas, debe repetirse el examen tras seis horas como
mínimo sin comer ni beber.
2. La vesícula se encuentra en una posición anómala.
Hay muy pocos estados patológicos, dejando aparte la ausencia congénita o la extirpación
quirúrgica, que impidan sistemáticamente visualizar la vesícula biliar por ultrasonografía.
IMÁGENES PATOLÓGICAS
COLELITIASIS
Los cálculos biliares se manifiestan como estructuras ecogénicas brillantes con sombra
acústica en la luz vesicular. Pueden ser únicos o múltiples, grandes o pequeños, calcificados o
no calcificados. Las paredes de la vesícula pueden ser normales o estar engrosadas.
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Ocasionalmente la pared engrosada puede tener una apariencia estriada o en capas, hallazgo
que inicialmente se consideró indicativo de colecistitis aguda. Estudios posteriores han
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Aproximadamente entre un 50% y un 75% de los pacientes con colecistitis aguda tiene
engrosamiento difuso de la pared, mientras que menos del 25% con colecistitis crónica
presentan este hallazgo.
1. Colecistitis aguda, puede asociarse con una zona anecogénica en la pared o una
acumulación localizada de líquido.
2. Colecistitis crónica, también puede haber cálculos.
3. Hipoalbuminemia por cirrosis, se debe investigar la presencia de ascitis, dilatación del
sistema porta y esplenomegalia.
4. Insuficiencia cardiaca congestiva, se debe investigar la presencia de ascitis, derrames
pleurales y dilatación de la vena cava inferior y de las venas hepáticas.
5. Insuficiencia renal crónica, se debe examinar los riñones.
6. Mieloma múltiple.
7. Colecistosis hiperplasica.
8. Hepatitis aguda.
9. Linfoma.
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Como el carcinoma vesicular puede simular otras patologías, tanto clínicamente como por
imagen, particularmente colecistitis complicada, pólipos y otras patologías biliares, el
diagnóstico ecográfico correcto se sugiere inicialmente en tan solo un 50% a un 61% de los
casos.
BARRO BILIAR
La bilis ecogénica o barro biliar es un término utilizado para describir la presencia de material
particulado (específicamente bilirrubinato cálcico y/o cristales de colesterol) en la bilis.
A diferencia de las litiasis, que generan ecos intensos, el barro produce ecos de nivel bajo o
medio. Nunca se acompaña de sombra acústica posterior, a menos que existan además piedras.
Dada su naturaleza viscosa, el barro se desplaza lentamente al cambiar de posición al paciente.
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ANATOMIA NORMAL
Dado que la ecografía puede utilizarse para identificar y definir las estructuras tubulares
llenas de liquido, es una técnica ideal para la evaluación de la vía biliar intrahepática.
En el interior del parénquima hepático las vías biliares siguen el mismo curso que las venas
portas y las ramas de la arteria hepática formando la Triada Portal.
En situaciones normales solo podremos ver el conducto hepático común, el cístico y el colédoco,
aunque generalmente es difícil de distinguir que parte de la vía estamos viendo, por lo que
generalmente denominaremos conducto hepático común a la porción de la vía biliar localizada
por encima de la vesícula biliar en un corte sagital y colédoco a la porción situada caudalmente.
Puede ser difícil visualizar los conductos biliares extrahepáticos, especialmente con un
transductor lineal. Se debe utilizar, si es posible un transductor sectorial. Se coloca al
paciente en diferentes posiciones, variando todo lo posible la técnica de examen cuando haya
que visualizar los conductos extrahepáticos.
Para ver los conductos intrahepáticos lo mejor es examinar el lado izquierdo del hígado con el
paciente con inspiración profunda. No es fácil ver con ultrasonidos los conductos
intrahepáticos normales, pues a menudo son demasiado finos y de paredes delgadas; en cambio,
cuando están dilatados pueden verse en forma de numerosas estructuras irregulares
ramificadas en toda la superficie hepática próxima al sistema porta.
PREPARACION
El paciente debe estar en decúbito supino, con el lado derecho ligeramente elevado. Se dice al
paciente que inspire profundamente y que retenga el aire mientras se practica el examen.
Se utiliza un transductor de 3,5 Mhz en los adultos y un transductor de 5 Mhz en los niños y
en los adultos delgados.
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Se inicia el estudio en sentido sagital o ligeramente oblicuo para identificar la vena cava
inferior y el tronco de la vena porta, situado por delante. De este modo será más fácil
localizar el conducto hepático y el colédoco, que deben visualizarse formando ángulo con la
vena porta en la parte anterior del hígado y descendiendo luego hacia le páncreas.
En un tercio de los pacientes, el colédoco se encuentra en posición más lateral con respecto a
la vena porta y se visualiza mejor mediante un examen longitudinal oblicuo.
IMÁGENES PATOLOGICAS
Existen cuatro criterios que nos capacitan para distinguir fácilmente los conductos biliares
intrahepáticos de las venas portales, en las imágenes en escala de grises. El rango
diferenciador más significativo es la detección de una alteración en la apariencia normal de la
triada portal.
Esta alteración de la anatomía que ocurre en prácticamente todos los pacientes con dilatación
generalizada de la vía biliar intrahepática, se observa mejor en los cortes transversales del
lóbulo hepático derecho, donde los conductos biliares intrahepáticos acompañan a la división
anterior y posterior de la vena porta derecha.
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