Trabajo Investigativo

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TRABAJO INVESTIGATIVO

Tema: LA VERACIDAD DE LOS CONTENIDOS EN MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Objetivos
Objetivo General
 Indagar sobre la veracidad de la información que nos comparten a diario los medios
de comunicación.
Objetivo Especifico
 Determinar los indicadores de credibilidad de la opinión pública ecuatoriana sobre
los medios de comunicación.
 Determinar los indicadores de credibilidad de la opinión pública ecuatoriana sobre
los periodistas.
 Identificar los factores que intervienen en la credibilidad de la opinión pública sobre
los medios masivos de comunicación.

Introducción
En la actualidad vivimos en un mundo donde todo gira en torno a la tecnología, gran parte
de la comunicación y el perfeccionamiento de los individuos se desarrolla a diario.
Asimismo, la cantidad de información que se transmite a través de los medios de
comunicación, redes sociales entre otros ha aumentado exponencialmente en concordancia
al número de usuarios de esta. Por lo mismo, en el presente trabajo buscaremos establecer
los criterios con que se juzga la información entregada, es decir, cuál es la percepción de
los usuarios ante lo publicado, intentando determinar el grado de veracidad en las fuentes
de información que los usuarios manejan.
Todos cuando pensamos en los medios de comunicación, vemos o imaginamos la puerta a
la globalización, donde podemos saber lo que está ocurriendo en otro lado del mundo sin
tener que apretar más que un botón, pero... ¿En serio nos planteamos si la información que
recibimos y que damos muchas veces directamente por cierta, es de verdad tan verás y
fiable como pensamos? ¿Los periodistas y los presentadores que muchas veces nos cuentan
la información son de verdad tan fiables como pensamos?
En el estudio se tuvieron en cuenta medios y periodistas de radio, prensa, televisión e
Internet, de carácter nacional y local. Entre los hallazgos sobresale la alta dispersión de los
datos en la credibilidad de los medios y periodistas locales, al contrario de los datos
nacionales.
Justificación
Todos cuando pensamos en los medios de comunicación, vemos o imaginamos la puerta a
la globalización, donde podemos saber lo que está ocurriendo en otro lado del mundo sin
tener que apretar más que un botón, pero... ¿En serio nos planteamos si la información que
recibimos y que damos muchas veces directamente por cierta, es de verdad tan verás y
fiable como pensamos? ¿Los periodistas y los presentadores que muchas veces nos cuentan
la información son de verdad tan fiables como pensamos? Es por ello que a partir de esta
investigación trataremos de indagar, con el fin de resolver incógnitas que muchos tenemos
a diarios cuando recibimos información por parte de medios televisivos, redes sociales,
entre otros más.

Descripción
Los estudios sobre la credibilidad de los medios de comunicación son un eje importante para el
periodismo, por ello se analiza desde el impacto de los mensajes hasta la percepción de la
credibilidad de los medios. Autores como Habermas (1981) y Luhmann (2000) consideran que la
confianza juega un papel fundamental en las distintas relaciones sociales y debe mantenerse ante
la opinión pública y sus componentes. Del mismo modo, la credibilidad del medio de comunicación
mantiene la atención de quienes le creen. “La característica de
las fuentes emisoras de un mensaje hace que los mensajes asociados a fuentes con una elevada
credibilidad sean más verosímiles que aquellos mensajes similares atribuidos a fuentes
menos creíbles” (Oyedeji, 2010, p.86). Para Wathen & Burkell (2002, p.30), los medios son creíbles si
los contenidos son considerados de confianza y válidos. Nozato en Calvo
Porral et al. (2014) “define los factores que permiten evaluar la credibilidad de un medio y entre
ellos destacan la experiencia, objetividad, dinamismo, equidad, ausencia de sesgo,
integridad y exactitud, e igualmente fiabilidad y reputación” (p.301).

Mantener o ganar audiencia está directamente relacionada con la credibilidad y esta se


convierte en un trabajo de supervivencia para los medios de comunicación cuando
evidencian pérdida de rating. Otro elemento importante en función de la credibilidad es la
calidad y “cuando se habla de calidad de contenidos de la información, nos referimos
a la lectura que hacen las audiencias y lectores de lo producido como información, donde
estarían presentes una serie de valores inherentes a la estructura de la información noticiosa”
(Rodrigo-Mendizábal, 2016, p.663) y según el análisis puede ser valorada como verdadera,
falsa, amarillista o sensacionalista. 
En algunos paises de América Latina (Perú, Paraguay, Chile...) empiezan a poner en duda
la verácidad de la información que les llega y empiezan a plantear los medios de
comunicación como un poder (que aunque siempre ha estado considerado como un poder
de globalización y de comunicación más allá de las fronteras que había anteriormente (casi
siempre, por estos motivos considerado como algo bueno)y un poder de centralización de
información), de hacer que la gente haga lo que una fuerza o poder político pretende. Es
decir, como medio de manipulación de datos que al fin y al cabo trae una manipulación del
receptor que hace acopio de la información que ha recibido como suya, propia y no duda de
ella en ningún momento y que, por tanto, acopla las ideas y la posición que quería tener el
poder sobre ella, es decir, que acepta su influencia. La comunicación tal y como la vemos
ahora puede influir en las vidas de los demás, ya sea con mensajes subliminales o bien con
la información a medias, lo cual hace que pienses una cosa que verdaderamente no es
cierta.

Este problema viene gracias a que creen que la información que reciben esta ligada a una
intervención política y de diversos sectores políticos.
El mismo presidente paraguayo arremetió contra los diferentes medios de prensa
tachándolos de mentirosos y de manipular la información sin tener el debido respeto por los
principios de veracidad y responsabilidad. Cabe destacar que Duarte ejerció el periodismo
durante más de una década, lo cual le otorga una opinión aún más calificada que la de
presidente. En un acto público realizado en la Universidad Nacional de Asunción
respondió: "Mienten asquerosamente, manipulan medias verdades, los medios están
manejados por comandos administrativos, ni siquiera los periodistas que son mis colegas,
hoy ya no importa la veracidad o la responsabilidad, que eran los instrumentos y
parámetros para la construcción de la información, hoy la información es la mercancía que
se rige por las leyes del mercado".

Estas desalentadoras palabras y la situación que están pasando los sudamericanos hace que
nos planteemos si de verdad lo que llega a nuestras manos es verídico o no. La diferencia
entre la veracidad y la manipulación está en nuestro poder de análisis, somos nosotros, los
consumidores, quienes debemos saber discernir entre una información fidedigna y una
fraudulenta
El derecho humano más íntimamente relacionado con los medios es probablemente el
derecho a la libertad de opinión y de expresión.
La libertad de expresión, tal como la defienden los instrumentos de derechos humanos,
abarca el derecho a recibir y difundir información, el derecho al silencio, a la libertad de
opinión, por ejemplo, el derecho a elegir el vestido, el estilo, la música, la literatura y el
cine, incluye las expresiones artísticas, el discurso político, el lenguaje comercial, la
libertad académica y el derecho de los periodistas. Esto pone de manifiesto la importancia
de este derecho para los individuos que luchan por conseguir la autorrealización y la
dignidad, la búsqueda de la verdad y el sentido de la vida, y por el desarrollo de nuestra
individualidad. Esta libertad es también fundamental para las comunidades y sociedades en
su conjunto con el fin de avanzar, de lograr la igualdad, la democracia y la autonomía. La
libertad de expresión es importante en sí misma y un requisito indispensable para el disfrute
de toda una gama de otros derechos y libertades.
Los gobiernos siempre han tratado de ejercer algún control sobre los medios de
comunicación y/o el acceso a los medios de información con el objetivo de influir en las
masas y obtener su apoyo o para impedir que lo haga la oposición. Un alto nivel de control
de los medios, sin embargo, arrebata a las personas la conciencia social, el conocimiento de
los acontecimientos mundiales, el análisis fiable, así como la información sobre el estado
de la economía, la evolución política y social.
Como punto de partida de esta discusión se parte de la lectura de la comunicación, como
concepto fundamental de análisis, la comunicación social es una forma de mediación
humana, en la cual la persona y la sociedad tienen y ejercen el derecho a la comunicación,
porque comunicar, en el sentido social aquí tratado es algo más que informar, no es un puro
decir, sino un decir algo a alguien, un tener en común lo dicho. Comunicar es dialogar, dar
una información a alguien que recibe y la acepta como suya y que responde. Se trata de un
acto de relación interpersonal dialogada en el que se comparte algo (Yépez Storke, citado
por Gómez y otros, 1996: 385).
Hay que tener en cuenta que lo más importante en el proceso comunicativo es la
comunicación de la verdad y del bien (Gómez, otros, 2006: 160). Respecto a los medios de
comunicación periodísticos, se advierte que la finalidad comunicativa entre los diferentes
actores, periodistas, audiencias, anunciantes y fuentes, no puede ser otra que la búsqueda
del bien a través de la verdad, por supuesto que no es el pequeño comercio o la mediana
industria, los que al pagar la publicidad determinan el contenido de la programación
televisiva. Es el capital monopólico, comercial, económico y político, nacional o extranjero,
el que sigue marcando las pautas de una de las principales fuentes de dominación
(Christlieb, 1982: 97).
Asimismo, como referente de análisis es necesario considerar que la gran mayoría
de los grandes medios de comunicación pertenecen a grupos empresariales o industriales
dedicados ya sea a actividades sin relación directa con la producción de mensajes
comunicacionales o a una amplia gama de éstos; al menos eso es lo que se palpa en países
como Estados Unidos y el resto América Latina (Galvis, 2005: 847). Este asunto de la
concentración de los medios se expande en tres problemas básicos de la comunicación: la
insuficiencia cuantitativa, la tendenciosidad y la pobreza cualitativa (Sartori, 1994: 58).
Adicionalmente para el análisis, se debe considerar la credibilidad de los medios
periodísticos como un factor determinante en la esfera pública tal como lo advierte Castells,
el espacio público en la actualidad se encuentra capturado por los medios; hoy sólo hay
percepciones dominantes, tan efímeras como los intereses que las manipulan. En relación a
los medios, a la política y al gobierno, deben ser lo suficientemente neutrales y distantes
como para mantener su credibilidad, siendo de este modo los intermediarios entre
ciudadanos y partidos.
Según Gómez y otros del Observatorio de Medios, de la Universidad de La Sabana
en Colombia, advierten en sus investigaciones que el periodismo televisivo, que es el que
informa, desinforma o mal informa a la gran mayoría de la población, se ha convertido en
un periodismo de relación de hechos de orden público, fuertemente dramáticos y por ello
noticiables” (Ortiz y otros, 2002: 18). Ese mismo medio audiovisual se convirtió en el
centro de la multiplicidad simbólica y significativa de la imagen, los sonidos y las historias
en general que se narran a través de la pantalla, donde el espectador se comporta como un
ser pasivo físico, con altos niveles de actividad sensible y cognitiva (Gómez, otros, 2006:
155).
En las investigaciones del grupo de Gutiérrez y otros, sobre la credibilidad en los
medios periodísticos, en una de sus conclusiones y recomendaciones señalan que se
requiere una reestructuración de las rutinas periodísticas y de las políticas editoriales de las
empresas informativas. No es suficiente con pedir a los periodistas que realicen
investigaciones más profundas y consulten distintas fuentes, sino que los medios para los
cuales trabajan deben garantizar las condiciones para que puedan hacerlo y dictar unas
políticas claras acerca de la función que esperan cumplir ante la sociedad. Los lineamientos
editoriales establecidos por los medios, incidirán directamente en las rutinas periodísticas.
Ante esta presión o rutina, los periodistas acuden a los responsables de manejar las oficinas
de prensa, quienes a su vez no siempre cuentan con la información completa, pues pueden
tener datos aislados, incompletos o sin confirmar. En el desarrollo de este círculo vicioso se
suele caer en las imprecisiones que le restan credibilidad a las instituciones frente a los
periodistas y, a estos últimos, frente a la opinión pública.
La confiabilidad, si bien es el acto de ser de la confianza, “resulta de una actitud
permanente de transparencia y franqueza, tan clara y convincente que inspira el
reconocimiento del periodista como alguien a quien sí se lo puede creer. Partiendo de que
actualmente el espacio público se encuentra capturado por los medios de comunicación, las
audiencias se encuentran más vulnerables frente a los contenidos informativos, más aún si
“hoy sólo hay percepciones dominantes, tan efímeras como los intereses que las manipulan.
Los medios, la política y el gobierno, deben ser lo suficientemente neutrales y distantes
como para mantener su credibilidad, siendo de este modo los intermediarios entre
ciudadanos y partidos.
La veracidad, se refiere a la persona “que dice, usa o profesa siempre la verdad”, como
aclara el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, entendiendo así la
responsabilidad que tienen los comunicadores de difundir un contenido investigado y fiel a
la realidad, conscientes del papel que tienen como formadores de una sociedad
constructiva. A partir de esto, se crea un desprendimiento del concepto normativista, que
insiste en lo absurdo de la falacia sociológica que consiste en llamar Opinión Pública a
opiniones poco ilustradas de gentes influidas por los medios de comunicación, frente a las
auténticas opiniones que formarán la auténtica Opinión Pública en una sociedad bien
estructurada cuyos ciudadanos tengan realmente una opinión propia.
La claridad en el periodismo se guía por la calidad del mismo y es que a las “exigencias
objetivas de veracidad, rigor, precisión, credibilidad, completitud, y demás criterios
objetivos, se sumen las subjetivas: utilidad, cercanía, comodidad, contextualización,
selección, personalización, interactividad, que ya no dependen de la obtención de la
información, sino de cómo se edita y difunde para su uso por el público” (Varela, 2005: 1).
Siguiendo esta línea en contraste con el desarrollo de las tecnologías, Fernández explica el
pensamiento de Habermas al decir que la función crítica del periodismo pasa a segundo
plano ante el auge de la publicidad, del espectáculo y de las relaciones públicas. La opinión
pública ya no es el producto de un discurso racional, sino que se fabrica con la ayuda de la
publicidad y de la manipulación mediática (Fernández, 2003: 4).
Si imparcialidad consiste en no posicionarse a favor o en contra de la información
difundida, se puede decir que “es dar voz a todas las posturas implicadas en un tema para
que den su versión de los hechos, aunque personalmente no estemos de acuerdo con
algunas de ellas mientras los científicos sociales se han pasado la mayor parte del pasado
siglo mejorando sus instrumentos de detección y medida rigurosa de la realidad social, los
narradores para el gran público de esa misma realidad social han seguido discutiendo de
grandes principios voluntaristas como libertad, objetividad y responsabilidad social, sin
apenas revisar los métodos concretos de acercarse al conocimiento de la realidad en torno a
la que se debate.
De ahí que cada uno tenga su propia percepción de los medios de comunicación y de los
profesionales que ejercen esta profesión (su papel en la opinión pública y en la formación
de los ciudadanos, los valores por los que se deberían guiar, la razón por la que se han
convertido en un medio de manipulación, entre otros), llevarán a un análisis más profundo
de sus argumentos y de la credibilidad de los medios de comunicación en el Ecuador. En
contraste con la línea de Yépez Storke, al referirse a la comunicación como un decir algo a
alguien, un tener en común lo dicho, vemos que la contradicción de la información que
difunden los medios de comunicación, no es un factor relevante en la opinión pública; su
porcentaje es mínimo. Sin embargo, en concordancia con la línea de Gómez (que resalta la
importancia de la comunicación de la verdad y del bien) vemos que para los ciudadanos
encuestados la honestidad y la veracidad también son el factor más importante y más
influyente en la credibilidad de un contenido periodístico.
 Los medios de comunicación online  
Internet forma parte de la vida diaria, la web ha creado un nuevo espacio de comunicación  
y participación ciudadana en el que se fomenta la cooperación e intercambio masivo de  
información. Es posible que las redes sociales se conviertan en medios independientes donde
cada usuario puede ejercer el periodismo ciudadano.  
Los social media no solo son puntos de encuentro, son vías de expresión que permiten la
movilización de la opinión pública. En la era digital, los usuarios están más informados a la
vez se involucran en el proceso. Dejaron de ser
receptores para convertirse en “prosumidores”, es decir, con la capacidad de recibir, producir
y, aún más, reproducir mensajes.  
Los ‘reporteros’ ciudadanos inspiran su labor en la confianza que tiene por determinado
medio de comunicación de donde reciben el contenido informativo. Según el
aporte de Rodrigo - Mendizábal (2016, p.666) con base en el estudio del
Centro de Investigaciones en Comunicación y Opinión Pública (CICOP) de la Universidad
de los Hemisferios, los niveles de credibilidad de los medios de comunicación, especialmente
de televisión y prensa escrita, mejoraron entre el 2009 y el 2015. Un análisis comparativo
durante el periodo analizado muestra que el primer lugar en televisión
corresponde a Ecuavisa con un promedio de 31.4% y en prensa escrita a El Comercio con
30.7%. También lideran la tabla Radio Visión 36.5% y entre los sitios web destaca
nuevamente. El comercio 24.2% y el diario
online Ecuador inmediato con 16.1% de credibilidad en la opinión pública. Conscientes de
este escenario, los mass media aprovechan las potencialidades del mundo digital para
mantener y escalar sus posiciones en las mentes de los ciudadanos. Por ello, todos tienen
presencia en sitios web y redes sociales como Twitter, Facebook e Instagram para que sus
usuarios reciban información y, al mismo tiempo, informen a los demás mediante la
expansión de los contenidos. En la tecnología 2.0 los usuarios buscan
ser partícipes y lo evidencian a través de ‘likes’, etiquetas, comentarios y ‘repost’ en las
publicaciones que realizan los diferentes medios de comunicación.
 Fake news y posverdad  
Las fake news no son nuevas, la pérdida de centralidad de las fuentes de información y la
posibilidad de viralización disminuyen, en algunos casos, la veracidad de la noticia.
Así como lo hace con las capacidades críticas de lectura para identificar si son falsas o
no. “Las noticias falsas han alarmado a la comunidad científica, que empieza a cuestionar
hasta qué punto es posible reconocer la verdad en el universo informativo” (Blázquez, 2018,
p.2). Se identifica una desventaja de las redes sociales en las que cualquier contenido puede
ser replicado como cierto por millones de usuarios. Aunque muchos depositan la confianza
en el medio de comunicación ya sea por trayectoria, credibilidad o por los comunicadores
que laboran allí, no están exentos de recibir en algún momento una noticia falsa por
competencia de la inmediatez y la primicia informativa. Revisar más de una vez un rumor
o una información es y debe ser la regla de oro del periodismo. No obstante,
hoy, y con gran ayuda de la Red, se suelen filtrar noticias que no son verdaderas. Hoax,
mentira en inglés, es la denominación que se le da a la noticia falsa cuando es difundida, en
un primer momento, a través de las redes sociales (Estremadoyro, 2011, p.72). Durante la
tarea de informar, las redes sociales, además de ser aliadas, pueden ser peligrosas.
Siguiendo la idea de Estremadoyro (2011) “Siempre habrá quien intenta engañar, sea para
divertirse o para causar perjuicios. De todas formas, lo que está claro es que las redes
sociales son una plataforma de uso para difundir información mucho más rápidamente que
cualquier otro medio tradicional” (p.72). No es tarea fácil luchar contra
las fake  news cuando tienen el 70% de probabilidad de ser compartidas por unos usuarios y
creídas por otros, incluso más que las verdaderas (Vosoughi, Roy & Aral, 2018, p.1146).
De acuerdo con Cabrera (2005) y Moretzsohn (2006), la big data disponible en
Internet no categoriza el contenido de calidad con el que no lo es, ni
especifica cuando son de procedencia dudosa, sino que lo presenta como opciones al usuario;
en el caso del periodismo, se debe contrastar y tener presente los valores éticos profesionales.
Por su parte, posverdad o Post-truth se refiere al “momento en que los hechos objetivos
tienen menos influencia en la formación de la opinión pública que las invocaciones
a la emoción y a las creencias personales” (González, 2017, p.115), características con
las que sí cumplen las noticias falsas para llamar la atención de los usuarios. Suele
definirse como aquello que es aparentemente verdad, resulta más importante que la propia
verdad… Lo cual significa que las sociedades, deslumbradas por el discurso y la propaganda,
dejan de lado la verificación y el análisis de los hechos, para, cautamente, aceptar como
válido el mensaje… (Rosales, 2017, p.49). La época de la posverdad, en el caso de los
medios, se rige por el aspecto económico y productivo de las empresas
a través de la información, con primacía en la inmediatez más que en la veracidad. Los
usuarios, en cambio, motivados por el modismo de generar contenido para el resto de sus
seguidores o por ser parte de la tendencia, comparten publicaciones sin interesarse de conocer
su procedencia.

Conclusiones
 En este estudio se cumplió con los objetivos de determinar los indicadores de
credibilidad de la opinión pública en el Ecuador sobre los medios de comunicación.
Según los artículos científicos que se investigó, se comprobó que su credibilidad se
encuentra medianamente moderada. En promedio, los medios de comunicación a
nivel local tienen menores porcentajes de credibilidad. A nivel nacional, la
televisión, en especial Ecuavisa, recibe un porcentaje evidentemente alto frente a los
demás.
 Asimismo, se determinaron los indicadores de credibilidad de la opinión pública
ecuatoriana sobre los periodistas. Teniendo la mayor credibilidad Carlos Vera
dentro del área de televisión por cable, existen muchos comentarios por parte de la
audiencia de noticias abarcando todo tipo de medio comunicativo, por lo general
cada televidente se informa a través de su medio de confianza ya que en la
actualidad existen muchos tales como redes sociales, varios canales de televisión
por cable, en fin, la credibilidad es muy baja, tal es que la desinformación que vive
nuestro país ha llegado a que el televidente tache de mentiroso a quien en su
momento desinformo a todo un país.
 Frente a estos resultados, se concluye que todo periodista y todo medio de
comunicación tiene la responsabilidad de cumplir su trabajo con claridad, veracidad,
confiabilidad e imparcialidad en el momento de difundir un acontecimiento
noticioso. Sin cumplir con estos cuatro agentes, el comunicador perdería su razón de
ser frente a la ciudadanía, frente a la opinión pública, porque es para ellos y por
ellos que esta profesión existe.

Recomendación
La credibilidad, reputación y contrastación de fuentes son los elementos que consideran los
usuarios para elegir informase en un determinado medio de comunicación, asimismo constituyen
el reto para desmontar la pos verdad que se ha tomado la sociedad de la información, es por ello
que recomiendo que dicha información al momento de ser recopilada se fundamente en algo
específico, y creíble, es decir que sea verídica hasta tal punto sin agregar extras que quizás
suban los ranking de audiencia, y que luego hagan dudar del prestigio del informativo al no ser
veraz la información.

Bibliografía
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 Chartier, R. (2005). El presente del pasado. Escritura de la historia, historia de lo
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Alarcos. Eco, Umberto. (1984). Apocalípticos e integrados. España: Editorial
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 Habermas, Jürgen. (1962). Historia y crítica de la opinión pública. Barcelona:
Editorial Gustavo Gili, S. A.
 Martín-Barbero, Jesús. (1987). De los medios a las mediaciones. Barcelona:
Editorial Gustavo Gili, S. A.
 Alonso, P. (2017). ‘Fake news’ y posverdad en tiempos de populismo: lecciones para
periodistas. Cuadernos de Periodistas, 77-84. Obtenido de
www.cuadernosdeperiodistas.com/media/2017/07/Patricia_Alonso.pdf
 Blázquez, M. (2018). El problema de las noticias falsas: detección y contramedidas.
XV Seminario Hispano–Mexicano de Investigación en Biblioteconomía y
Documentación (págs. 01-18). Ciudad de México: e-LiS. Obtenido de
http://hdl.handle.net/10760/33171  
 Brey, A., Innerarity, D., & Mayos, G. (2009). La Sociedad de la Ignorancia
y otros ensayos. Barcelona: Libros infonomía. 

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