El Interrogatorio Directo
El Interrogatorio Directo
El Interrogatorio Directo
¿QUÉ ES?
1. Cronológico.
2. Descriptivo.
3. Ritmo
¿CÓMO SE ORALIZA?
Escucha activa
PREPARAR AL TESTIGO
Uniformizar declaraciones
Adelantar debilidades
De esta manera a través del interrogatorio vamos a poder establecer nuestro “caso”. Por ello
es importante establecer no sólo los elementos sustanciales que permitan resolver el caso,
sino que debemos ir más allá, debemos convencer al Juez que nuestra prueba es creíble.
Existen Técnicas para lograr un interrogatorio directo que sea eficaz y útil a nuestro caso:
ACREDITAR AL TESTIGO
Todo interrogatorio directo debe empezar con una breve acreditación del Testigo.
¿En qué consiste la acreditación?
La acreditación es mostrar al Juez quién es la persona que va a declarar, para que lo
conozca y sepa de quien se trata.
Las preguntas y las interrogaciones deben ser sencillas, claras y directas. El abogado
deberá hacer destacar lo indispensable e importante de una manera sencilla y clara.
DEBE UTILIZARSE PREGUNTAS DE ORIENTACIÓN Y TRANSICIÓN
El testigo muchas veces debe reconstruir hechos complejos que, además en la mayoría
de ocasiones se encuentran plagados de fechas y, que si no se relata adecuadamente
el Juez NO lo entenderá y se perderá este testimonio. Lo peor en este supuesto es que
el testigo tampoco recordará las fechas.
Los hechos de cualquier caso acontecen en lugares imprevistos, muchas de las veces
desconocidos para el juzgador. Esto implica que, el abogado deberá ubicarlos en el
lugar de los hechos de manera que se entienda mejor lo acontecido.
DEBE CONTROLARSE EL RITMO DEL DIRECTO
Las preguntas sugestivas revelan una mala e inadecuada preparación del abogado, un
testigo a quién se debe sugerir como hablar y, se invierte el papel protagónico al
abogado, dejando de lado al verdadero protagonista (El testigo).
En este sentido es necesario recordar que, cada testigo tiene durante el juicio
establecer un propósito determinado.
Hay que estar atentos al tono de voz del testigo, puede ser que nosotros lo
escuchemos, pero el juzgador NO.
El hecho de que el testigo sea el principal actor le otorga mayor credibilidad, ya que los jueces
quieren saber qué ocurrió y, si el testigo lo sabe, que lo narre él mismo con la mayor amplitud.
Por ello, además, las técnicas del interrogatorio directo pueden ser temáticas o en la mayoría
de los casos cronológicas como las más aconsejables.
Y ya han declarado en el interrogatorio directo. Será un testigo hostil, pues se aferrará a lo que
ha narrado, y si le preguntamos sobre la posibilidad de que los hechos hayan acontecido de
otro modo, responderá negando y añadiendo para ello explicaciones, justificaciones,
argumentos y demás conclusiones con las cuales intentará siempre corroborar su relato.
El único medio para confrontar al testigo de la contraparte con la posibilidad de que los hechos
hayan acontecido de otro modo:
La única forma de confrontarlo con la posibilidad de que los hechos hayan acontecido de otro
modo es mediante la técnica de las preguntas sugestivas, las que le darán la alternativa de
negar o aceptar las circunstancias que se afirman en el contenido de la pregunta, pero sin
dejarle margen para añadir explicaciones. De este modo es el abogado que contrainterroga
el que pasa a tener un principal protagonismo y el declarante se ubica en un segundo plano.
Si bien semejante al anterior, éste es un supuesto en que la parte contraria. omite preguntar al
declarante sobre un hecho o circunstancia que en alguna medida lo perjudica. La omisión
puede referirse a una circunstancia real, en cuyo caso, obviamente estando en conocimiento
de ella y pudiendo acreditarlo fácilmente, en oportunidad del contraexamen introduciremos
al declarante en forma desgranada hasta llegar al tema omitido, y una vez obtenida esta
información adoptaremos la técnica de la detención, esto es, no continuar discutiendo con el
testigo sobre las razones de su omisión previa, ni formulando la pregunta de más, no sólo
porque la estrategia así lo indica, sino porque tratándose generalmente de circunstancias que
por su propia naturaleza y características son por sí solas desacreditantes para el testigo o el
planteo del caso contrario, el tribunal o jurado advertirá fácilmente los motivos de la
intencional omisión que se había hecho de ella. Ello sin perjuicio, claro está, de la utilización
que haremos al argumentar en los alegatos finales, poniendo de manifiesto expresamente esta
actitud con el énfasis que merece.